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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Capítulo 20
Agarré el borde del mostrador al punto de dolerme los nudillos. Mi pulso latía con fuerza mientras él se movía para estar de pie entre mis piernas. Su mano tembló al pasar suavemente el paño sobre mi seno derecho y luego el izquierdo. Cerré los ojos con fuerza y traté de pensar en algo asqueroso, pero lo único que me vino a la mente fue él tocándome y cómo se habían sentido sus dedos.
Así que no era bueno.
Estoy segura de que estaba más que limpia para cuando tiró la toalla a un lado y la quemadura de peróxido vino después. Puede que me hiciera ser un monstruo total y absoluto, pero las pequeñas picaduras de algún modo aumentaron mi excitación.
—Perfecto —murmuró Logan.
Lo miré y una anticipación febril se hinchó como si fuera mi propia mañana de Navidad personal. —¿Perfecto?
Lo aprecié mirando mi pecho, y luego arrastró su mirada hacia arriba. —Todo perfecto.
Dejó la botella a un lado y luego me puso la toalla por los hombros, cubriéndome. —Vas a estar bien.
La burbuja de anhelo estalló en una lluvia de fracaso épico.
Logan empezó a retroceder, con movimientos espasmódicos. —Voy a... buscar en el garaje una de esas radios del clima. Creo que mamá tenía una aquí. Y necesito una lona. Sí, una lona para la ventana.
Me quedé mirándolo.
Llegó a la puerta, se detuvo y se frotó la palma de la mano a lo largo de la mandíbula. —Puedes ponerte un suéter ahora. Por favor, ponte uno.
No sé lo que hizo que las siguientes palabras salieran de mi boca. Tal vez fue la adrenalina sobrante de la explosión de la ventana, mezclado con hormonas alborotadas que habían tenido una probada de lo que sería estar con Logan. Sinceramente, no lo sé, pero me sentía enojada y confundida.
Y Dios sabe que esa es una combinación terrible, pero mis agallas femeninose estaban de vuelta.
—¿Por qué quieres que me ponga mi suéter de nuevo cuando tú eres el que me lo quitó?
Logan bajó el brazo lentamente, con la mano formando un puño suelto. —_______, yo... ciertamente no sé qué decir.
Estar sentada en el mostrador como una niña me tenía en desventaja. Salté para bajarme, manteniendo la toalla agarrada y cerrada. —¿A qué te refieres con que no sabes qué decir? Creo que más o menos cubrimos las bases antes.
Dio un paso medido hacia delante, con los hombros tensándosele.
—Mira. Este no es el momento para esto. Necesito conseguir la lona.
Necesito saber si alguien realmente disparó a la maldita…
—¿Cómo vas a averiguar eso? ¿Has estado especializándote en ISC sin que lo sepa?
Arqueó una ceja. —No hay necesidad de ser una listilla.
—Y no hay ninguna razón por la que no podamos hablar de esto ahora. Quiero…
—Ya sé lo que quieres, _______. —Ira cruzó por su cara de impacto una vez más—. Confía en mí, lo entiendo completamente. Quieres que te folle como un rollo de una noche de borrachera.
Me estremecí. Eso no era lo que realmente quería.
—¿Qué? ¿No te gusta la forma en que suena? Bueno, a mí menos. —
Sí, realmente estaba enojado. Un músculo palpitaba en su mandíbula y sus ojos eran de un negro peligroso—. No debí dejar que las cosas llegaran tan lejos, porque eso no va a suceder. Eso no es lo que somos. Y jamás vamos a serlo.
Las agallas de las mujeres estaban tan malditamente sobrevaloradas.
También lo estaba la nieve.
Solía amar la nieve, pero justo ahora la odiaba, porque me había atrapado aquí. Y este era oficialmente el último lugar del planeta en el que quería estar.
La temperatura bajó incluso más una vez que la noche se deslizó sobre nosotros. Anduve por la sala de estar, con los brazos cruzados sobre el pecho, a pesar del calor del fuego. Tres días más con Logan. No lo lograría.
Oí sus pasos viniendo de las escaleras del sótano, y me congelé frente a la chimenea. Mi corazón latía tan ruidosamente como el viento afuera. Apareció, llevando un bulto de lona azul. Nuestros ojos se encontraron brevemente por un segundo, y luego se dirigió a la puerta en el extremo opuesto de la habitación, hacia la terraza acristalada.
—¿Puedo ayudar? —pregunté, haciendo una mueca de dolor cuando mi voz se rompió a la mitad.
Sorpresa cruzó por su rostro de piedra, y yo no supe por qué. Claro, estaba avergonzada y enojada, y “confundida” debería ser mi segundo nombre en este punto, pero ¿qué había hecho en realidad Logan? Me le había lanzado, más de una vez. Le pedí que me follara como una cita barata, y él era un chico —un chico que probablemente estaba acostumbrado a tener sexo casi todos los días. Por supuesto que iba a actuar con el calor del momento. Él no había hecho nada malo. En todo caso, era el único en esta situación tratando de hacer lo correcto.
Aparentemente valoraba nuestra amistad más de lo que yo lo hacía.
Y era mi culpa.
Logan miró hacia otro lado, sacudiendo su cabeza. —Ya lo tengo.
Sólo quédate aquí y mantente caliente.
Lo observé cerrar la puerta detrás de él, mi pecho apretando. Tan pronto como escuché el cerrojo, me di un golpe a mí misma en la frente.
—Dios, apesto.
Alejándome de la puerta, empujé mis manos por mi cabello e hice una mueca por la tersura. Había una buena chance de que su cabeza se hubiera aclarado una vez que se dio cuenta que no me había duchado esta mañana. Toda la cosa de conservar el agua caliente apestaba. Él tomó una fría esta mañana, y me di cuenta que podría tomar una rápida que ayudara a quitar la suciedad.
Y también serviría como una perfecta distracción.
Apurándome escaleras arriba, ignoré el frío en el aire y me quité la ropa en la habitación. Antes de ir al baño, me puse un chándal y el jersey de color crema del que me había enamorado. Había querido usarlos aquí, con vaqueros apretados y botas. En la tienda, tuve la esperanza de que cuando me lo pusiera, de alguna manera podría desencadenar algo en Logan que cambiara el interruptor de amistad a "pasemos a lo siguiente".
¿Qué me había dicho siempre mi madre? Si los deseos fueran peces…
Suspirando, entré al baño, ignorando la forma en la que mi garganta quemaba. Quería retroceder el último par de días, comenzar de nuevo. No podía cambiar la forma en la que me sentía por Logan. Eso era una causa perdida, pero podría haber permanecido alejada del licor en la cabaña, y podría haber mantenido la boca cerrada después de entonces.
Una lástima que no hubiera un botón de retroceso en la vida. Lo hubiera presionado al extremo.
Ajustando el agua así estaba tibia, entré en la ducha, estremeciéndome por el frío bajo mis pies. Pensé que manteniendo la temperatura del agua baja ayudaría. Sin perder tiempo, tomé mi champú y lo agité. Los pequeños cortes en mi pecho y estómago escocían, sirviendo como un recordatorio de lo que había sucedido.
¿Alguien realmente disparó por la ventana? ¿Alguien ha estado apuntando hacia nosotros? Me estremecí mientras tomaba el acondicionador.
Lo unté por mi cabello y de inmediato comencé a lavarlo mientras tomaba el gel de baño y la esponja vegetal. La espuma estaba por todas partes, deslizándose por mi estómago y mis muslos, acumulándose en la cuenca de la bañera.
Quería irme a casa.
Lágrimas llenaron mis ojos y los cerré. Quería con tantas ganas irme a casa y olvidar estos días, pero sabía cuán inútil era eso. Nunca olvidaría esos momentos con Logan.
Follarte como un rollo de una noche.
Eso no era lo que quería, pero lo habría aceptado. No estaba segura de qué decía eso de mí —que podía amar tanto a alguien que aceptaría cualquier sobra que pusieran en mi camino. No estaba bien. Era la personificación de débil. Lo sabía, pero no cambiaba el hecho de que, si Logan entrara en la ducha justo ahora, le dejaría hacerme lo que quisiera.
Mi pecho dolió de una forma a la que me estaba acostumbrando.
Agua helada se roció sobre mí de repente, forzando un grito de sorpresa cuando salté varios centímetros en el aire. Me apresuré a la parte posterior de la bañera, mis pies deslizándose debajo de mí.
Oh no…
Perdí el equilibrio. Agitando los brazos, me agarré de lo primero que mis dedos encontraron. La cortina de la ducha atrapó mi peso y por un segundo el alivio me embargó, y entonces los pequeños ganchos se quebraron. La cortina se rompió y mis piernas fallaron debajo de mí.
Golpeé la resbaladiza bañera llena de jabón con mi culo. El dolor se extendió por mi cuerpo mientras tomaba aliento. La cortina revoloteó a mi alrededor, creando un débil escudo contra el agua fría.
La pequeña ventilación en la pared del baño dejó de traquetear y el poco calor que había estado saliendo, manteniendo los tubos sin congelar, desapareció.
La puerta del baño de abrió de repente, golpeando contra la pared y tuve un gran sentido de déjà vu mientras Logan irrumpía en la habitación.
—_______, ¿qué…?
Le di un golpe a los grifos, cerrándolos mientras intentaba mantener la cortina plástica a mi alrededor. Por supuesto, era prácticamente transparente, ya que ¿por qué esperaría otra cosa? Me iba bien con la humillación.
El agua goteó hasta detenerse mientras levantaba mi cabeza, mirando a través de mi mojado y frío cabello hacia Logan. Estaba agachado junto a la bañera, con los ojos muy abiertos. —¿Estás bien?
Apreté la cortina contra mi pecho. —Creo… que me rompí el trasero.
Sus labios se juntaron mientras miraba a un lado, agarrando una toalla de la pila al otro lado del inodoro. —Toma —dijo él—. Déjame ayudarte.
Pequeños golpeteos se extendieron a través de mi piel mientras alejaba su brazo. —Estoy bien.
—¿Qué ocurrió?
Le disparé una mirada fulminante. —Me caí.
—Entendí esa parte. —Sostuvo en alto la gran toalla seca.
—El agua se volvió fría como el hielo, y ni siquiera estuve en la ducha tanto tiempo. Ni siquiera un minuto —murmuré, tratando de encontrar la manera de tomar la toalla sin exponer todo.
Con el ceño fruncido, él se acercó a la ventilación y puso su mano en frente de ella. Tomé ese momento para arrebatar la toalla y salir de debajo de la cortina. Envolviéndola alrededor de mi pecho, me puse de pie con las piernas temblando. Mi trasero realmente dolía.
—Mierda —dijo Logan, de pie—. Creo que el generador de repuesto está dañado. Malditamente genial.
No necesitaba preguntar a qué se refería. Las cañerías se congelarían.
La comida se podría estropear, pero con las temperaturas bajo cero arrastrándose dentro, esa parte era dudosa. Al menos las cosas en el refrigerador se mantendrían bien. El único calor vendría de la chimenea.
Logan agarró mi brazo y me ayudó, como si esperara que me volviera a caer y rompiera mi cuello. En ese punto, cualquier cosa era posible. El poco calor que había estado corriendo en la parte de arriba había desaparecido por completo tan rápidamente. Piel de gallina se extendió sobre mí mientras entrábamos en la habitación.
Él pasó sus manos por su cabello. —Tengo que salir y comprobarlo.
Quédate aquí, ¿bien?
—Espera. —Empecé a seguirlo alrededor de la cama—. ¿Eso es inteligente? ¿Qué si alguien realmente disparó por esa ventana, Logan? No quiero que salgas.
—Estaré bien. —Se dirigió hacia la puerta.
—Logan…
—Alguien tiene que revisarlo, _______. Estaré bien. Sólo espérame abajo donde está… algo así como cálido. —Se detuvo, y su expresión perdió la mayor parte del borde duro—. En serio. Estaré bien.
No me gustaba esto para nada, pero él estaba saliendo por la puerta. Si había alguien ahí afuera que iba todo psicótico, no lo quería a él allí.
Y me estaba congelando mis innombrables.
Rápidamente cambiándome al pantalón de chándal y el suéter, corrí escaleras abajo y me puse las botas de nieve. Si Logan estaba allí mientras pasaban cosas potencialmente malas, también podía estar allí, al menos manteniendo un ojo en él mientras ponía algo de gas en el generador.
Tomé mi chaqueta del respaldo de la silla de la cocina. Cerrándola hasta arriba, abrí la puerta principal y mi cara dio de lleno en la nieve que volaba. —¡Santas bolas de nieve del infierno!
Las pisadas de Logan apenas habían dejado marcas en la nieve que cubría las escaleras que conducían fuera del porche. Renuente a caerme de nuevo, me sostuve del pasamanos mientras cuidadosamente arrastraba los pies por la nieve compacta. Ni una vez mis botas se hundieron y golpearon los escalones de madera. Jesús. Ésta era nieve pesada.
En la penumbra de la tarde y a través de la nieve girando, pude ver el pino caído a mi izquierda y las líneas eléctricas rotas batiendo por el viento. Había un débil camino en la nieve, que tenía que haber sido alterado por Logan.
Agarré el borde del mostrador al punto de dolerme los nudillos. Mi pulso latía con fuerza mientras él se movía para estar de pie entre mis piernas. Su mano tembló al pasar suavemente el paño sobre mi seno derecho y luego el izquierdo. Cerré los ojos con fuerza y traté de pensar en algo asqueroso, pero lo único que me vino a la mente fue él tocándome y cómo se habían sentido sus dedos.
Así que no era bueno.
Estoy segura de que estaba más que limpia para cuando tiró la toalla a un lado y la quemadura de peróxido vino después. Puede que me hiciera ser un monstruo total y absoluto, pero las pequeñas picaduras de algún modo aumentaron mi excitación.
—Perfecto —murmuró Logan.
Lo miré y una anticipación febril se hinchó como si fuera mi propia mañana de Navidad personal. —¿Perfecto?
Lo aprecié mirando mi pecho, y luego arrastró su mirada hacia arriba. —Todo perfecto.
Dejó la botella a un lado y luego me puso la toalla por los hombros, cubriéndome. —Vas a estar bien.
La burbuja de anhelo estalló en una lluvia de fracaso épico.
Logan empezó a retroceder, con movimientos espasmódicos. —Voy a... buscar en el garaje una de esas radios del clima. Creo que mamá tenía una aquí. Y necesito una lona. Sí, una lona para la ventana.
Me quedé mirándolo.
Llegó a la puerta, se detuvo y se frotó la palma de la mano a lo largo de la mandíbula. —Puedes ponerte un suéter ahora. Por favor, ponte uno.
No sé lo que hizo que las siguientes palabras salieran de mi boca. Tal vez fue la adrenalina sobrante de la explosión de la ventana, mezclado con hormonas alborotadas que habían tenido una probada de lo que sería estar con Logan. Sinceramente, no lo sé, pero me sentía enojada y confundida.
Y Dios sabe que esa es una combinación terrible, pero mis agallas femeninose estaban de vuelta.
—¿Por qué quieres que me ponga mi suéter de nuevo cuando tú eres el que me lo quitó?
Logan bajó el brazo lentamente, con la mano formando un puño suelto. —_______, yo... ciertamente no sé qué decir.
Estar sentada en el mostrador como una niña me tenía en desventaja. Salté para bajarme, manteniendo la toalla agarrada y cerrada. —¿A qué te refieres con que no sabes qué decir? Creo que más o menos cubrimos las bases antes.
Dio un paso medido hacia delante, con los hombros tensándosele.
—Mira. Este no es el momento para esto. Necesito conseguir la lona.
Necesito saber si alguien realmente disparó a la maldita…
—¿Cómo vas a averiguar eso? ¿Has estado especializándote en ISC sin que lo sepa?
Arqueó una ceja. —No hay necesidad de ser una listilla.
—Y no hay ninguna razón por la que no podamos hablar de esto ahora. Quiero…
—Ya sé lo que quieres, _______. —Ira cruzó por su cara de impacto una vez más—. Confía en mí, lo entiendo completamente. Quieres que te folle como un rollo de una noche de borrachera.
Me estremecí. Eso no era lo que realmente quería.
—¿Qué? ¿No te gusta la forma en que suena? Bueno, a mí menos. —
Sí, realmente estaba enojado. Un músculo palpitaba en su mandíbula y sus ojos eran de un negro peligroso—. No debí dejar que las cosas llegaran tan lejos, porque eso no va a suceder. Eso no es lo que somos. Y jamás vamos a serlo.
Las agallas de las mujeres estaban tan malditamente sobrevaloradas.
También lo estaba la nieve.
Solía amar la nieve, pero justo ahora la odiaba, porque me había atrapado aquí. Y este era oficialmente el último lugar del planeta en el que quería estar.
La temperatura bajó incluso más una vez que la noche se deslizó sobre nosotros. Anduve por la sala de estar, con los brazos cruzados sobre el pecho, a pesar del calor del fuego. Tres días más con Logan. No lo lograría.
Oí sus pasos viniendo de las escaleras del sótano, y me congelé frente a la chimenea. Mi corazón latía tan ruidosamente como el viento afuera. Apareció, llevando un bulto de lona azul. Nuestros ojos se encontraron brevemente por un segundo, y luego se dirigió a la puerta en el extremo opuesto de la habitación, hacia la terraza acristalada.
—¿Puedo ayudar? —pregunté, haciendo una mueca de dolor cuando mi voz se rompió a la mitad.
Sorpresa cruzó por su rostro de piedra, y yo no supe por qué. Claro, estaba avergonzada y enojada, y “confundida” debería ser mi segundo nombre en este punto, pero ¿qué había hecho en realidad Logan? Me le había lanzado, más de una vez. Le pedí que me follara como una cita barata, y él era un chico —un chico que probablemente estaba acostumbrado a tener sexo casi todos los días. Por supuesto que iba a actuar con el calor del momento. Él no había hecho nada malo. En todo caso, era el único en esta situación tratando de hacer lo correcto.
Aparentemente valoraba nuestra amistad más de lo que yo lo hacía.
Y era mi culpa.
Logan miró hacia otro lado, sacudiendo su cabeza. —Ya lo tengo.
Sólo quédate aquí y mantente caliente.
Lo observé cerrar la puerta detrás de él, mi pecho apretando. Tan pronto como escuché el cerrojo, me di un golpe a mí misma en la frente.
—Dios, apesto.
Alejándome de la puerta, empujé mis manos por mi cabello e hice una mueca por la tersura. Había una buena chance de que su cabeza se hubiera aclarado una vez que se dio cuenta que no me había duchado esta mañana. Toda la cosa de conservar el agua caliente apestaba. Él tomó una fría esta mañana, y me di cuenta que podría tomar una rápida que ayudara a quitar la suciedad.
Y también serviría como una perfecta distracción.
Apurándome escaleras arriba, ignoré el frío en el aire y me quité la ropa en la habitación. Antes de ir al baño, me puse un chándal y el jersey de color crema del que me había enamorado. Había querido usarlos aquí, con vaqueros apretados y botas. En la tienda, tuve la esperanza de que cuando me lo pusiera, de alguna manera podría desencadenar algo en Logan que cambiara el interruptor de amistad a "pasemos a lo siguiente".
¿Qué me había dicho siempre mi madre? Si los deseos fueran peces…
Suspirando, entré al baño, ignorando la forma en la que mi garganta quemaba. Quería retroceder el último par de días, comenzar de nuevo. No podía cambiar la forma en la que me sentía por Logan. Eso era una causa perdida, pero podría haber permanecido alejada del licor en la cabaña, y podría haber mantenido la boca cerrada después de entonces.
Una lástima que no hubiera un botón de retroceso en la vida. Lo hubiera presionado al extremo.
Ajustando el agua así estaba tibia, entré en la ducha, estremeciéndome por el frío bajo mis pies. Pensé que manteniendo la temperatura del agua baja ayudaría. Sin perder tiempo, tomé mi champú y lo agité. Los pequeños cortes en mi pecho y estómago escocían, sirviendo como un recordatorio de lo que había sucedido.
¿Alguien realmente disparó por la ventana? ¿Alguien ha estado apuntando hacia nosotros? Me estremecí mientras tomaba el acondicionador.
Lo unté por mi cabello y de inmediato comencé a lavarlo mientras tomaba el gel de baño y la esponja vegetal. La espuma estaba por todas partes, deslizándose por mi estómago y mis muslos, acumulándose en la cuenca de la bañera.
Quería irme a casa.
Lágrimas llenaron mis ojos y los cerré. Quería con tantas ganas irme a casa y olvidar estos días, pero sabía cuán inútil era eso. Nunca olvidaría esos momentos con Logan.
Follarte como un rollo de una noche.
Eso no era lo que quería, pero lo habría aceptado. No estaba segura de qué decía eso de mí —que podía amar tanto a alguien que aceptaría cualquier sobra que pusieran en mi camino. No estaba bien. Era la personificación de débil. Lo sabía, pero no cambiaba el hecho de que, si Logan entrara en la ducha justo ahora, le dejaría hacerme lo que quisiera.
Mi pecho dolió de una forma a la que me estaba acostumbrando.
Agua helada se roció sobre mí de repente, forzando un grito de sorpresa cuando salté varios centímetros en el aire. Me apresuré a la parte posterior de la bañera, mis pies deslizándose debajo de mí.
Oh no…
Perdí el equilibrio. Agitando los brazos, me agarré de lo primero que mis dedos encontraron. La cortina de la ducha atrapó mi peso y por un segundo el alivio me embargó, y entonces los pequeños ganchos se quebraron. La cortina se rompió y mis piernas fallaron debajo de mí.
Golpeé la resbaladiza bañera llena de jabón con mi culo. El dolor se extendió por mi cuerpo mientras tomaba aliento. La cortina revoloteó a mi alrededor, creando un débil escudo contra el agua fría.
La pequeña ventilación en la pared del baño dejó de traquetear y el poco calor que había estado saliendo, manteniendo los tubos sin congelar, desapareció.
La puerta del baño de abrió de repente, golpeando contra la pared y tuve un gran sentido de déjà vu mientras Logan irrumpía en la habitación.
—_______, ¿qué…?
Le di un golpe a los grifos, cerrándolos mientras intentaba mantener la cortina plástica a mi alrededor. Por supuesto, era prácticamente transparente, ya que ¿por qué esperaría otra cosa? Me iba bien con la humillación.
El agua goteó hasta detenerse mientras levantaba mi cabeza, mirando a través de mi mojado y frío cabello hacia Logan. Estaba agachado junto a la bañera, con los ojos muy abiertos. —¿Estás bien?
Apreté la cortina contra mi pecho. —Creo… que me rompí el trasero.
Sus labios se juntaron mientras miraba a un lado, agarrando una toalla de la pila al otro lado del inodoro. —Toma —dijo él—. Déjame ayudarte.
Pequeños golpeteos se extendieron a través de mi piel mientras alejaba su brazo. —Estoy bien.
—¿Qué ocurrió?
Le disparé una mirada fulminante. —Me caí.
—Entendí esa parte. —Sostuvo en alto la gran toalla seca.
—El agua se volvió fría como el hielo, y ni siquiera estuve en la ducha tanto tiempo. Ni siquiera un minuto —murmuré, tratando de encontrar la manera de tomar la toalla sin exponer todo.
Con el ceño fruncido, él se acercó a la ventilación y puso su mano en frente de ella. Tomé ese momento para arrebatar la toalla y salir de debajo de la cortina. Envolviéndola alrededor de mi pecho, me puse de pie con las piernas temblando. Mi trasero realmente dolía.
—Mierda —dijo Logan, de pie—. Creo que el generador de repuesto está dañado. Malditamente genial.
No necesitaba preguntar a qué se refería. Las cañerías se congelarían.
La comida se podría estropear, pero con las temperaturas bajo cero arrastrándose dentro, esa parte era dudosa. Al menos las cosas en el refrigerador se mantendrían bien. El único calor vendría de la chimenea.
Logan agarró mi brazo y me ayudó, como si esperara que me volviera a caer y rompiera mi cuello. En ese punto, cualquier cosa era posible. El poco calor que había estado corriendo en la parte de arriba había desaparecido por completo tan rápidamente. Piel de gallina se extendió sobre mí mientras entrábamos en la habitación.
Él pasó sus manos por su cabello. —Tengo que salir y comprobarlo.
Quédate aquí, ¿bien?
—Espera. —Empecé a seguirlo alrededor de la cama—. ¿Eso es inteligente? ¿Qué si alguien realmente disparó por esa ventana, Logan? No quiero que salgas.
—Estaré bien. —Se dirigió hacia la puerta.
—Logan…
—Alguien tiene que revisarlo, _______. Estaré bien. Sólo espérame abajo donde está… algo así como cálido. —Se detuvo, y su expresión perdió la mayor parte del borde duro—. En serio. Estaré bien.
No me gustaba esto para nada, pero él estaba saliendo por la puerta. Si había alguien ahí afuera que iba todo psicótico, no lo quería a él allí.
Y me estaba congelando mis innombrables.
Rápidamente cambiándome al pantalón de chándal y el suéter, corrí escaleras abajo y me puse las botas de nieve. Si Logan estaba allí mientras pasaban cosas potencialmente malas, también podía estar allí, al menos manteniendo un ojo en él mientras ponía algo de gas en el generador.
Tomé mi chaqueta del respaldo de la silla de la cocina. Cerrándola hasta arriba, abrí la puerta principal y mi cara dio de lleno en la nieve que volaba. —¡Santas bolas de nieve del infierno!
Las pisadas de Logan apenas habían dejado marcas en la nieve que cubría las escaleras que conducían fuera del porche. Renuente a caerme de nuevo, me sostuve del pasamanos mientras cuidadosamente arrastraba los pies por la nieve compacta. Ni una vez mis botas se hundieron y golpearon los escalones de madera. Jesús. Ésta era nieve pesada.
En la penumbra de la tarde y a través de la nieve girando, pude ver el pino caído a mi izquierda y las líneas eléctricas rotas batiendo por el viento. Había un débil camino en la nieve, que tenía que haber sido alterado por Logan.
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Oooooo wwoww!! Espero y la sigas muy pronto!"
Esta padrisima!! Siguela nena besos
Att. LuZz
Esta padrisima!! Siguela nena besos
Att. LuZz
Luz Wantson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Luz Wantson escribió:Oooooo wwoww!! Espero y la sigas muy pronto!"
Esta padrisima!! Siguela nena besos
Att. LuZz
La seguire hermosa<3
Invitado
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Sonya Henderson escribió:me encanta!! siguelaa!!!
La seguire <3 :bye:
Invitado
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
manzana16 escribió:tu nove esta genial espero y la sigas pronto
La seguire hermosa<3 :bye:
Invitado
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Alison*Henderson_Ruiz escribió:espero la sigas pronto <3 :corre:
La seguire!! :bye:
Invitado
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Capítulo 21
Lo seguí alrededor de la casa, vadeando más que caminando. Mis manos estaban metidas profundo en mis bolsillos, pero ya sentía el frío mordiendo en ellas. No podía sentir mi nariz o mis mejillas mientras rodeaba el lado de la cabaña.
Él estaba agachado al lado de una pila de nieve, una pala apretada con fuerza entre sus manos mientras miraba el generador de respaldo.
—¿Logan? —El viento llevó mi voz hacia él.
Su cabeza se giró en mi dirección y se levantó rápidamente. —¿_______? ¿Qué diablos estás hacienda aquí fuera? Te dije…
—Lo sé. —Me acerqué a él, mis dientes castañeando—. Pero no deberías estar aquí solo. —Saqué mi mano, tirando mi mojado y ahora helado cabello fuera de mi rostro—. Puedo vigilar.
—¡Jesús, vas a agarrarte una pulmonía! —Manchas rojas colorearon sus mejillas.
—Eso n…no es verdad. No puedes resfriarte por tener la cabeza mojada.—Sollozando, volví mi atención al generador, mis ojos estrechádose contra el viento punzante—. ¿Se le a…acabó el gas?
Me miró por un momento, con expresión tormentosa cuando se volvió al generador. —No. Tiene gas, pero alguien cortó los cables que van a la casa.
Mi mente se rebeló contra lo que acababa de decir, pero vi un gran corte en la nieve, alejándose del generador hacia los bosque de alrededor; un camino que parecía haber sido hecho por esquís.
—No. No p…puede ser.
Logan se movió a través de la nieve que flotaba, con más facilidad que yo, y llegó detrás del generador, sacando cables sueltos.
—Completamente cortados.
Los miré fijamente, mi corazón hundiéndose. El miedo hizo su camino a través de mi sistema. —Esto no es b…bueno.
—No. —Dejó caer los cables y se volvió hacia mí—. Necesitamos volver a entrar. Ahora.
No iba a discutir eso o cuando dejó caer su brazo alrededor de mis hombros hundidos, acercándome mientras me conducía de nuevo al interior. No tenía idea de cómo no se estaba congelando o cómo sus dedos no estaban insensibles. Quizás tenía algo que ver con el tiempo que pasó esquiando y haciendo snowboard.
Quizá yo era una debilucha con lo referido al frío.
Logan rápidamente desabrochó mi chaqueta y la deslizó fuera de mis hombros.
—Realmente no deberías haber salido, _______. Te dije que estaría bien.
—Pero alguien cortó los cables. Podrían todavía estar afuera. —
Temblando, lo dejé llevarme hacia la sala de estar—. Te podrían haber atacado o… o haber sido cubierto por la nieve.
Me arrastró a la gruesa alfombra delante de la chimenea. Me encogí de vuelta por el calor; era casi demasiado sobre mi piel hecha cubitos de hielo.
—Puedo arreglármelas yo mismo —dijo él, agachándose a mi lado—. Eres tú allá afuera quien me preocupa.
—No debería. —Llevé mis ojos al brillo anaranjado y rojo de las llamas.
—¿Por qué no debería? —Pasó su mano por mi mojado cabello, cepillando los copos de nieve. Mis ojos se cerraron cuando hizo otra barrida y quise presionarme contra el toque, como un gato buscando más caricias—. Cuando te oí decir mi nombre afuera, mi maldito corazón prácticamente se detuvo.
—Dramático —murmuré. Sus manos se detuvieron en mi cabello, y en esos momentos me olvidé del desorden en que nos habíamos convertido.
—Es cierto. La idea de que estés allá afuera con algún maldito idiota corriendo por ahí me asusta de muerte.
—¿Crees que estamos seguros aquí?
Él no respondió inmediatamente. —Se va a poner frío. Vamos a tener que dormir aquí abajo, pero hay suficiente leña en la parte trasera del garaje para que nos dure. Sé que eso no es a lo que te referías, pero no creo que nadie pueda entrar, y además, si lo hacen, no van a poder salir.
Abrí mis ojos. Logan hizo un gesto con la cabeza hacia la pared cercana a la chimenea. Varios rifles estaban en exhibición.
—¿Realmente funcionan?
Él asintió mientras se levantaba y desenganchaba una de las armas.
Se apoyó contra la pared. —También están cargados. No son seguros. Así que no juegues con ellos.
—No lo estaba planeando —dije, mi mirada moviéndose hacia donde cortinas se abrían por encima de la ventana. La noche estaría aquí pronto, una noche muy fría, pero él tenía razón. Esa no era mi gran preocupación.
—No dejaré que nada te ocurra —dijo él, sus dedos moviéndose por mi mejilla—. Lo prometo.
Mi pecho se hinchó. —Lo sé, es sólo que la idea de alguien haciendo estas cosas a propósito, es muy...
—Aterrador —dijo él dejando caer su mano—. Sé cómo usar un rifle.
Como dije, si alguien entra aquí, no van a salir caminando.
Me estremecí ante eso, pero también me sentí aliviada al saber que no estábamos totalmente desprotegidos.
—Probablemente sea sólo un idiota jugando con nosotros. Nada de lo que realmente preocuparse. —Se levantó de nuevo, pasándose la mano por la mandíbula—. Debería tratar de conseguir que esta habitación esté sellada antes de perder la poca luz que tenemos.
Poniéndome de pie, ignoré su ceño. —Te voy a ayudar.
—_______...
—No discutas conmigo. Puedo ayudar. ¿Qué necesitamos hacer?
¿Reunir unas mantas? ¿Hacer una fortaleza como cama?
Él esbozó una sonrisa. —Vamos, entonces.
Utilizamos una sábana de arriba para atar a la puerta que conducía al invernadero, ya que un poco de aire frío pasaba a los costados de la lona azul.
Luego reunimos todas las mantas y, junto con un grupo de sacos de dormir y un colchón extra grande arrastrado desde arriba, creamos un infierno de cama cerca de la chimenea.
Una cama improvisada que tendríamos que compartir —una cama improvisada con una escopeta escondida muy cerca.
Uffff.
Mientras poníamos todo junto, la tensión entre nosotros se evaporaba por momentos, y luego volvía con más fuerza cada vez que nuestras manos o cuerpos rozaban. Cuando lo miraba, lo encontraba observándome, pero él siempre alejaba los ojos hacia otro lado rápidamente. No sabía qué hacer con eso. Bromeamos y conversamos ociosamente para llenar el silencio. Él evitó hablar de cualquier cosa que pudiera llevar de vuelta a lo que había sucedido entre nosotros, o lo que podría estar pasando afuera. Para cuando cenamos (embutidos de nuevo), yo ya estaba bastante tensa.
Me acerqué el armario de las bebidas como alguien que sale de rehabilitación forzosa. Saqué la botella de Jack Daniels, me serví un trago y lo bebí. El whisky me quemó como una brasa, haciéndome toser.
—¿Estás bebiendo otra vez? —preguntó Logan, dejando su estuche de guitarra en la sala de estar.
Bajé el vasito del trago y lo volví a llenar. —Sí.
Estiró la mano alrededor de mi cuerpo, sacándome la botella antes de que pudiera servirme otro. —No creo que sea una buena idea.
Le fruncí el ceño. —Creo que es una idea perfecta.
—¿Y si nos mantenemos alejados del licor fuerte esta noche… —Se inclinó y sacó dos cervezas de la pequeña nevera bar. Las abrió— y bebemos esto?
—Odio el sabor de la cerveza —le dije, agarrándola.
Él sonrió mientras se dirigía de nuevo al estuche de la guitarra y ponía la botella en la mesa baja. —Y yo odio verte borracha.
No sabía qué responder a eso. —¿Por qué?
Sus hombros se levantaron en un gesto vago. —No eres tú, y no te ofendas por eso. Me gusta que no te gusten esas cosas. No eres una chica fiestera, y eso está bien.
Abrí la boca, pero no salió nada. ¿Le gustaba que no fuera una fiestera? Pero todas las chicas con las que salía —y la palabra "salir" siendo utilizada sólo por decir— eran totalmente así. Mi cerebro empezó a quebrar obsesivamente sus palabras. ¿A qué se podría referir con eso? No tenía sentido.
Ya estaba molesta conmigo misma al minuto de que él dijera eso.
Sosteniendo la botella cerca de mi pecho, lo vi sacar la guitarra.
Habíamos encendido varias velas por toda la habitación, formando sombras suaves, tan pronto como había caído la noche. Sacándome de la cara el pelo seco por el aire, desvié mi mirada cuando sus ojos se encontraron con los míos, sus dedos jugando con las cuerdas. Me acerqué a la cama y tomé asiento, deseando haber tenido la precaución de llevar conmigo algunos buenos libros de bolsillo.
Pero unos instantes después de que Logan comenzara a tocar la guitarra, ya no estaba pensando más en los libros. Girando hacia él, me dejé llevar por el silencio fijado. No era una canción que reconociera, posiblemente era algo único y original.
Sus largos dedos se deslizaban sobre las cuerdas con una facilidad experta que envidiaba. La forma en que tocaba era cautivadora, la melodía en ascenso, apasionante. Mientras tocaba, un mechón de su cabello castaño le cayó sobre la frente, y las pestañas imposiblemente gruesas y largas abanicaban la cima de sus pómulos.
Cuando se detuvo, levantó la barbilla y sus ojos se encontraron con los míos. Mi garganta se sentía demasiado gruesa para hablar, pero no pude apartar la mirada. Tantas cosas se extendieron entre nosotros durante ese silencio —palabras que era mejor no decir, y verdades que nunca debieron ser pronunciadas.
Logan puso la guitarra a un lado y se inclinó, recogiendo la botella que había colocado a su lado. Sólo entonces apartó la mirada, mientras tomaba un trago. Inhalé profundamente, y dejé escapar el aire lentamente. No tenía sueño. En realidad, todo lo contrario, pero me hubiera gustado tenerlo. Tomé un sorbo de la cerveza, con la esperanza de que me fuera a noquear. Y fue lo más jodidamente extraño. Por mucho que me quería ir a dormir para evitar decir o hacer algo estúpido, no quería perder nada de tiempo con él.
Y luego Logan habló—: No debí haber sucumbido.
Espero les guste
Lo seguí alrededor de la casa, vadeando más que caminando. Mis manos estaban metidas profundo en mis bolsillos, pero ya sentía el frío mordiendo en ellas. No podía sentir mi nariz o mis mejillas mientras rodeaba el lado de la cabaña.
Él estaba agachado al lado de una pila de nieve, una pala apretada con fuerza entre sus manos mientras miraba el generador de respaldo.
—¿Logan? —El viento llevó mi voz hacia él.
Su cabeza se giró en mi dirección y se levantó rápidamente. —¿_______? ¿Qué diablos estás hacienda aquí fuera? Te dije…
—Lo sé. —Me acerqué a él, mis dientes castañeando—. Pero no deberías estar aquí solo. —Saqué mi mano, tirando mi mojado y ahora helado cabello fuera de mi rostro—. Puedo vigilar.
—¡Jesús, vas a agarrarte una pulmonía! —Manchas rojas colorearon sus mejillas.
—Eso n…no es verdad. No puedes resfriarte por tener la cabeza mojada.—Sollozando, volví mi atención al generador, mis ojos estrechádose contra el viento punzante—. ¿Se le a…acabó el gas?
Me miró por un momento, con expresión tormentosa cuando se volvió al generador. —No. Tiene gas, pero alguien cortó los cables que van a la casa.
Mi mente se rebeló contra lo que acababa de decir, pero vi un gran corte en la nieve, alejándose del generador hacia los bosque de alrededor; un camino que parecía haber sido hecho por esquís.
—No. No p…puede ser.
Logan se movió a través de la nieve que flotaba, con más facilidad que yo, y llegó detrás del generador, sacando cables sueltos.
—Completamente cortados.
Los miré fijamente, mi corazón hundiéndose. El miedo hizo su camino a través de mi sistema. —Esto no es b…bueno.
—No. —Dejó caer los cables y se volvió hacia mí—. Necesitamos volver a entrar. Ahora.
No iba a discutir eso o cuando dejó caer su brazo alrededor de mis hombros hundidos, acercándome mientras me conducía de nuevo al interior. No tenía idea de cómo no se estaba congelando o cómo sus dedos no estaban insensibles. Quizás tenía algo que ver con el tiempo que pasó esquiando y haciendo snowboard.
Quizá yo era una debilucha con lo referido al frío.
Logan rápidamente desabrochó mi chaqueta y la deslizó fuera de mis hombros.
—Realmente no deberías haber salido, _______. Te dije que estaría bien.
—Pero alguien cortó los cables. Podrían todavía estar afuera. —
Temblando, lo dejé llevarme hacia la sala de estar—. Te podrían haber atacado o… o haber sido cubierto por la nieve.
Me arrastró a la gruesa alfombra delante de la chimenea. Me encogí de vuelta por el calor; era casi demasiado sobre mi piel hecha cubitos de hielo.
—Puedo arreglármelas yo mismo —dijo él, agachándose a mi lado—. Eres tú allá afuera quien me preocupa.
—No debería. —Llevé mis ojos al brillo anaranjado y rojo de las llamas.
—¿Por qué no debería? —Pasó su mano por mi mojado cabello, cepillando los copos de nieve. Mis ojos se cerraron cuando hizo otra barrida y quise presionarme contra el toque, como un gato buscando más caricias—. Cuando te oí decir mi nombre afuera, mi maldito corazón prácticamente se detuvo.
—Dramático —murmuré. Sus manos se detuvieron en mi cabello, y en esos momentos me olvidé del desorden en que nos habíamos convertido.
—Es cierto. La idea de que estés allá afuera con algún maldito idiota corriendo por ahí me asusta de muerte.
—¿Crees que estamos seguros aquí?
Él no respondió inmediatamente. —Se va a poner frío. Vamos a tener que dormir aquí abajo, pero hay suficiente leña en la parte trasera del garaje para que nos dure. Sé que eso no es a lo que te referías, pero no creo que nadie pueda entrar, y además, si lo hacen, no van a poder salir.
Abrí mis ojos. Logan hizo un gesto con la cabeza hacia la pared cercana a la chimenea. Varios rifles estaban en exhibición.
—¿Realmente funcionan?
Él asintió mientras se levantaba y desenganchaba una de las armas.
Se apoyó contra la pared. —También están cargados. No son seguros. Así que no juegues con ellos.
—No lo estaba planeando —dije, mi mirada moviéndose hacia donde cortinas se abrían por encima de la ventana. La noche estaría aquí pronto, una noche muy fría, pero él tenía razón. Esa no era mi gran preocupación.
—No dejaré que nada te ocurra —dijo él, sus dedos moviéndose por mi mejilla—. Lo prometo.
Mi pecho se hinchó. —Lo sé, es sólo que la idea de alguien haciendo estas cosas a propósito, es muy...
—Aterrador —dijo él dejando caer su mano—. Sé cómo usar un rifle.
Como dije, si alguien entra aquí, no van a salir caminando.
Me estremecí ante eso, pero también me sentí aliviada al saber que no estábamos totalmente desprotegidos.
—Probablemente sea sólo un idiota jugando con nosotros. Nada de lo que realmente preocuparse. —Se levantó de nuevo, pasándose la mano por la mandíbula—. Debería tratar de conseguir que esta habitación esté sellada antes de perder la poca luz que tenemos.
Poniéndome de pie, ignoré su ceño. —Te voy a ayudar.
—_______...
—No discutas conmigo. Puedo ayudar. ¿Qué necesitamos hacer?
¿Reunir unas mantas? ¿Hacer una fortaleza como cama?
Él esbozó una sonrisa. —Vamos, entonces.
Utilizamos una sábana de arriba para atar a la puerta que conducía al invernadero, ya que un poco de aire frío pasaba a los costados de la lona azul.
Luego reunimos todas las mantas y, junto con un grupo de sacos de dormir y un colchón extra grande arrastrado desde arriba, creamos un infierno de cama cerca de la chimenea.
Una cama improvisada que tendríamos que compartir —una cama improvisada con una escopeta escondida muy cerca.
Uffff.
Mientras poníamos todo junto, la tensión entre nosotros se evaporaba por momentos, y luego volvía con más fuerza cada vez que nuestras manos o cuerpos rozaban. Cuando lo miraba, lo encontraba observándome, pero él siempre alejaba los ojos hacia otro lado rápidamente. No sabía qué hacer con eso. Bromeamos y conversamos ociosamente para llenar el silencio. Él evitó hablar de cualquier cosa que pudiera llevar de vuelta a lo que había sucedido entre nosotros, o lo que podría estar pasando afuera. Para cuando cenamos (embutidos de nuevo), yo ya estaba bastante tensa.
Me acerqué el armario de las bebidas como alguien que sale de rehabilitación forzosa. Saqué la botella de Jack Daniels, me serví un trago y lo bebí. El whisky me quemó como una brasa, haciéndome toser.
—¿Estás bebiendo otra vez? —preguntó Logan, dejando su estuche de guitarra en la sala de estar.
Bajé el vasito del trago y lo volví a llenar. —Sí.
Estiró la mano alrededor de mi cuerpo, sacándome la botella antes de que pudiera servirme otro. —No creo que sea una buena idea.
Le fruncí el ceño. —Creo que es una idea perfecta.
—¿Y si nos mantenemos alejados del licor fuerte esta noche… —Se inclinó y sacó dos cervezas de la pequeña nevera bar. Las abrió— y bebemos esto?
—Odio el sabor de la cerveza —le dije, agarrándola.
Él sonrió mientras se dirigía de nuevo al estuche de la guitarra y ponía la botella en la mesa baja. —Y yo odio verte borracha.
No sabía qué responder a eso. —¿Por qué?
Sus hombros se levantaron en un gesto vago. —No eres tú, y no te ofendas por eso. Me gusta que no te gusten esas cosas. No eres una chica fiestera, y eso está bien.
Abrí la boca, pero no salió nada. ¿Le gustaba que no fuera una fiestera? Pero todas las chicas con las que salía —y la palabra "salir" siendo utilizada sólo por decir— eran totalmente así. Mi cerebro empezó a quebrar obsesivamente sus palabras. ¿A qué se podría referir con eso? No tenía sentido.
Ya estaba molesta conmigo misma al minuto de que él dijera eso.
Sosteniendo la botella cerca de mi pecho, lo vi sacar la guitarra.
Habíamos encendido varias velas por toda la habitación, formando sombras suaves, tan pronto como había caído la noche. Sacándome de la cara el pelo seco por el aire, desvié mi mirada cuando sus ojos se encontraron con los míos, sus dedos jugando con las cuerdas. Me acerqué a la cama y tomé asiento, deseando haber tenido la precaución de llevar conmigo algunos buenos libros de bolsillo.
Pero unos instantes después de que Logan comenzara a tocar la guitarra, ya no estaba pensando más en los libros. Girando hacia él, me dejé llevar por el silencio fijado. No era una canción que reconociera, posiblemente era algo único y original.
Sus largos dedos se deslizaban sobre las cuerdas con una facilidad experta que envidiaba. La forma en que tocaba era cautivadora, la melodía en ascenso, apasionante. Mientras tocaba, un mechón de su cabello castaño le cayó sobre la frente, y las pestañas imposiblemente gruesas y largas abanicaban la cima de sus pómulos.
Cuando se detuvo, levantó la barbilla y sus ojos se encontraron con los míos. Mi garganta se sentía demasiado gruesa para hablar, pero no pude apartar la mirada. Tantas cosas se extendieron entre nosotros durante ese silencio —palabras que era mejor no decir, y verdades que nunca debieron ser pronunciadas.
Logan puso la guitarra a un lado y se inclinó, recogiendo la botella que había colocado a su lado. Sólo entonces apartó la mirada, mientras tomaba un trago. Inhalé profundamente, y dejé escapar el aire lentamente. No tenía sueño. En realidad, todo lo contrario, pero me hubiera gustado tenerlo. Tomé un sorbo de la cerveza, con la esperanza de que me fuera a noquear. Y fue lo más jodidamente extraño. Por mucho que me quería ir a dormir para evitar decir o hacer algo estúpido, no quería perder nada de tiempo con él.
Y luego Logan habló—: No debí haber sucumbido.
Espero les guste
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
O wow!! Que tierno y hermoso cap
Sigue la muy pronto nena!! Saludos
Att. LuZz
Sigue la muy pronto nena!! Saludos
Att. LuZz
Luz Wantson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Luz Wantson escribió:O wow!! Que tierno y hermoso cap
Sigue la muy pronto nena!! Saludos
Att. LuZz
La seguire princesa <3
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Sonya Henderson escribió:siguelaaaa me encanta.....
Me alegro que les haya gustado <3 :bye:
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Capítulo 22
Narra Logan
Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
No me arrepentía de ello, sin embargo, porque necesitaba decirlo. No debería haber hecho lo que hice en la terraza, tratándola no mejor que a alguna chica al azar, echándome un polvo rápido contra la pared.
_______ era mejor que eso y se merecía más. Y a pesar de que rápidos rollos eran todo lo que siempre había sido capaz de hacer, le habría dado más si ella lo hubiera querido.
Le hubiera dado todo, si lo hubiera pedido.
Probablemente nunca sería suficiente, y yo sabía que no podía deshacer todo lo que había hecho en mi pasado. No podía volver atrás y cambiar el hecho de que yo había estado con todas esas chicas, que _______ me había visto llevar a casa una tras otra; pero maldita sea, si me hubiera preguntado, habría dicho que mis sentimientos por ella eran profundos.
Pero no podía cambiar nada de eso y ahora _______ me miraba de la misma manera que cada una de las chicas en mis clases y aquellas que conocía en los bares. Ella esperaba lo mismo: una noche de sexo y nada más. Y me sentía como una mierda total por eso.
_______ tosió en su cerveza y parpadeó rápidamente. —¿Perdón?
Me pasé la mano por el cabello. —Antes, en el invernadero, no debí haber sucumbido ante lo que estabas pidiendo.
Sus manos se cerraron en puños diminutos, y tenía la experiencia suficiente como para estar agradecido de que ya no estuviera sosteniendo en sus manos la botella de cerveza, porque había una buena probabilidad de que me la hubiera tirado a la cabeza.
—Estaba tratando de evitar hablar de esto, ya que lo has dejado dolorosamente claro antes.
—Tenemos que hablar de esto —le dije—. Tenemos que aclarar las cosas entre nosotros. Tú...
—No quiero, Logan. —Se puso de pie con rapidez—. No veo el punto.
Creo que me he avergonzado lo suficiente por el resto de mi vida en el último par de días.
Negué con la cabeza. —No estoy tratando de avergonzarte. Eso es lo último que quiero.
—Entonces no necesitamos hablar de ello. Tú no me deseas. Lo entiendo. —Me miró un momento, su labio inferior temblaba de una manera que fue un golpe bajo directamente a mi pecho, y luego se volvió hacia la ventana con cortinas—. No hay nada más que decir.
—Hay un infierno de mucho más que decir, _______. —Mi voz se endureció, y juró por Dios que si se acercaba aún más a la ventana después de lo ocurrido antes, iba a taclearla—. ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿O simplemente te despertaste hace unos días y decidiste que querías eso de mí?
Ella dejó escapar una risa ahogada. —Sí, así es como funciona. Me desperté una mañana y fue como: “cielos, quiero follar con Logan” . En serio, no tienes ni idea.
—Entonces dime. —Me puse de pie y crucé la habitación. Ella retrocedió, poniendo el sillón entre nosotros—. Necesito saber por qué querías que hiciera eso. Por qué pensabas que estaría bien.
Se agarró de la parte posterior del sillón reclinable. Su garganta se movió.
—Lo haces sonar como si fuera toda una lata para ti.
Mis ojos se estrecharon. ¿Qué demonios?
—Eso no es lo que dije, ni lo que estoy diciendo.
—Está bien. Quieres hablar sobre esto. ¿Por qué estás tan en contra de que pase? —Las palabras parecían brotar de ella como una presa rebosante—. He sido tu mejor amiga desde que tengo memoria. Te observé cuando empezaste a prestarle atención a las chicas y te observé cuando comenzaste a salir con ellas y no creo que nunca antes hayas rechazado una oferta de ninguna mujer.
Me incliné hacia atrás. —No soy un jodido prostituto, _______.
Sus ojos se abrieron. —¡Pero sí te follas a todo lo que camina y te sonríe, excepto a mí!
—¡Sí! Eso es lo que estoy diciendo. —Di un paso hacia adelante. Sus ojos eran tan oscuros como las olas tumultuosas bajo el suave resplandor de la luz de las velas—. No quiero follarte, _______. Eso no es lo que somos tú y yo.
Dio un suspiro tembloroso. —Tú me deseabas. Pude sentir que lo hacías.
Aparté la vista, rechinando los dientes con tanta fuerza que me sorprendió que mis muelas no se rompieran.
—No lo entiendes.
Envolviendo sus brazos alrededor de ella, se apartó del sillón y se dirigió hacia la puerta que daba al resto de la casa. Oh, infiernos que no, ¿a dónde creía que iba? Definitivamente no habíamos terminado con esta conversación.
—Sí lo entiendo —continuó, sus ojos con un brillo que hizo que todo mi cuerpo se bloqueara—. No soy lo suficientemente buena… para ti. No importa que haya estado enamorada de ti… —La sangre abandonó su rostro—. Oh, Dios mío...
El maldito mundo se detuvo. La gente dice que esa mierda sucede cuando escuchas algo completamente inesperado y sorprendente, y me pareció que eran unos melodramáticos, pero mierda si no era cierto. El puto mundo realmente se detuvo para mí en ese momento.
¿_______ estaba enamorada de mí? ¿Había estado enamorada de mí?
—Oh, Dios mío —susurró de nuevo.
Estuve frente a ella tan rápido que no recordaba haberme movido.
Sujetando sus mejillas, le eché la cabeza hacia atrás, obligándola a mirarme a los ojos. —¿Qué acabas de decir?
Parecía que estaba a punto de vomitar. —Nada, no dije nada.
—Y una mierda. —Mis ojos estaban muy abiertos—. ¿Estás enamorada de mí?
—Por supuesto que sí. —Ella se echó a reír, pero sonó como si hubiera sido forzada—. Hemos sido amigos desde siempre y estaría loc...
—No te referías a eso. —Mi voz se hizo baja y el corazón me retumbaba en el pecho. Eso no podía ser lo que quería decir—. Vamos,
_______. No es eso.
Ella negó con la cabeza. —No importa. Tú no...
—No. Lo. En. Tien. Des. —Quería sacudirla. ¿Que no era lo suficientemente buena? ¿Estaba loca? Ya comenzaba a pensar que sí, porque era exactamente al revés—. Eres mejor que una aventura de una noche, _______. No puedo hacerte eso. No eres como las otras chicas. Te mereces más que eso.
Sus ojos se ensancharon de nuevo. Tan cerca como estaba, vi las pequeñas lágrimas que se derramaron por su mejilla. Ser golpeado en las pelotas se habría sentido mejor que verla llorar y saber que yo era el motivo.
Y me di cuenta entonces que ésta no era la primera vez que la había hecho llorar. Hubo otros momentos. Pequeños puntos en nuestro mapa que entonces no habían parecido grandes cosas, pero mirando hacia atrás ahora, habían significado todo para ella. Cada recuerdo parecía cortarme con un cuchillo de mantequilla oxidado.
Era un idiota más grande de lo que podía haber imaginado.
En el noveno grado, cuando me deshice de una noche de cine con _______ por la animadora del equipo de fútbol universitario que había tenido una boca de gran talento. Los ojos de _______ habían estado rojos e hinchados al día siguiente en clase, y me había dicho que era alergia, excepto que... _______ no tenía alergias. Luego, durante el verano de nuestro segundo año, constantemente había cancelado planes con ella para pasar tiempo con chicas. En nuestro último año, le prometí un baile en la fiesta de graduación, pero me fui temprano. Tenía reservada una habitación de hotel con una chica cuyo apellido ni siquiera podía recordar. _______ siempre sonreía y decía que estaba bien, pero después... después tenía algo en los ojos — simplemente leía un libro triste, o veía una película deprimente. Lo mismo en la universidad, incluso cuando ella estuvo con alguien. Incluso recientemente —recordaba la expresión de su cara cuando había visto a Mindy saliendo del cuarto de baño la mañana que nos habíamos ido para Snowshoe. Me había equivocado y había estado en lo correcto. No había sido asco, sino aplastante decepción. Todas esas veces le había roto el corazón, y ella todavía estaba aquí.
Ella todavía estaba aquí.
Un sonido salió de la parte posterior de su garganta.
—No llores, nena. Eso no es lo que quería. —Me incliné, alcanzando la lágrima con mis labios—. No tienes idea de lo mucho que significas para mí.
Otra lágrima escapó y la quité sin problemas con el pulgar.
—No dormí con ella —solté, como un jodido idiota total.
_______ parpadeó. —¿Qué?
Mis mejillas se calentaron. —No me acosté con Mindy, la chica que estaba en mi apartamento. No dormí con ella, _______. Sé que eso no cambia casi nada, pero no lo hice.
Sólo la hizo llorar más fuerte, y no sabía muy bien qué hacer. La había jodido más de lo que me había dado cuenta, y más de lo que me temía. Ella trató de voltear la cabeza, pero mantuve su rostro en un agarre suave y firme. Un dolor se formó en mi pecho.
El mismo dolor que había sentido cuando comenzó a salir con Nate en la escuela secundaria.
Así que hice lo único que podía pensar, lo único que quería.
La besé.
*****
Narra ______
Al principio no sabía si me estaba besando para que dejara de llorar o si había otro motivo detrás. Una manera muy extraña de hacerlo, pero funcionó. Dejé de llorar, porque dejé de pensar. Él me estaba besando. Había pasado años preguntándome cómo sería y anhelando este momento, y ahora sus labios estaban sobre los míos.
Y fue un beso tan suave y tierno que llegó a lo más profundo de mí, y me robó el aliento y luego mi corazón. Pero Logan siempre había tenido mi corazón.
Sus labios rozaron los míos una, y luego dos veces. Aspiré una bocanada de aire y mis manos cayeron a su cintura. Un profundo sonido emanó de él, y retumbó a través de cada parte de mí, provocando una serie de temblores que corrieron sobre mi piel. La presión sobre mis labios incrementó y sus manos se deslizaron de mis mejillas a mi cabello, enterrándose en él. Inclinó su boca mientras echaba mi cabeza hacia atrás, sus dientes tirando de mi labio inferior, persuadiendo a mi boca para que se abriera.
Mi corazón se aceleró tanto que pensé que saldría de mi pecho. Mis dedos se apretaron alrededor de la suave tela de su sudadera, y un pequeño gemido escapó de mí mientras su lengua se movía sobre la mía.
El beso se profundizó, nunca había sido besada de esta forma —como si él estuviera sediento de mi propio sabor. Me dejó dando vueltas. Un dolor floreció en lo profundo de mi ser, comenzando en mi corazón y extendiéndose como el fuego más dulce.
Logan se hizo hacia atrás mientras sus manos se deslizaban hacia los costados de mi rostro de nuevo, sosteniendo mis mejillas. Sus labios rozaron los míos mientras hablaba—: ¿Lo entiendes ahora?
Apenas podía respirar mientras mis ojos se abrieron. —¿Entender qué?
Inclinó su cabeza, alineando nuestras bocas una vez más. —Tú.
—¿Yo? —Me estremecí cuando nuestros labios rozaron de nuevo.
—Esto es lo que mereces. —Presionó un beso sobre mi labio inferior, y supe en ese momento que debí haberme golpeado la cabeza con algo y estaba soñando, porque esto no podía ser real—. Y esto —añadió, sus manos viajando a mis hombros. Me atrajo hacia él, hasta que estuve apretada tan fuerte contra su cuerpo que podía sentir cada centímetro de él—. No mereces lo que querías en esa terraza, nena.
Su lengua se deslizó entre mis labios entreabiertos, y le respondí el beso como había soñado hacer por años. Él gruñó mientras sus manos se escabullían a mis caderas. Cuando levantó su cabeza de nuevo, yo estaba jadeando. —¿Qué más merezco?
Una de las comisuras de sus labios se levantó. —Todo, nena, te mereces todo.
Mi corazón se hinchó tanto que pensé que iba a flotar hasta el techo, pero la confusión se escurrió, amenazando la burbuja de felicidad construyéndose en mí. —Logan, no… no comprendo.
Un hoyuelo apareció en su mejilla derecha mientras una sonrisa se extendía, y mi corazón cayó pesadamente. —Entonces realmente no lo entiendes todavía. Creo que voy a tener que enseñarte.
Narra Logan
Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
No me arrepentía de ello, sin embargo, porque necesitaba decirlo. No debería haber hecho lo que hice en la terraza, tratándola no mejor que a alguna chica al azar, echándome un polvo rápido contra la pared.
_______ era mejor que eso y se merecía más. Y a pesar de que rápidos rollos eran todo lo que siempre había sido capaz de hacer, le habría dado más si ella lo hubiera querido.
Le hubiera dado todo, si lo hubiera pedido.
Probablemente nunca sería suficiente, y yo sabía que no podía deshacer todo lo que había hecho en mi pasado. No podía volver atrás y cambiar el hecho de que yo había estado con todas esas chicas, que _______ me había visto llevar a casa una tras otra; pero maldita sea, si me hubiera preguntado, habría dicho que mis sentimientos por ella eran profundos.
Pero no podía cambiar nada de eso y ahora _______ me miraba de la misma manera que cada una de las chicas en mis clases y aquellas que conocía en los bares. Ella esperaba lo mismo: una noche de sexo y nada más. Y me sentía como una mierda total por eso.
_______ tosió en su cerveza y parpadeó rápidamente. —¿Perdón?
Me pasé la mano por el cabello. —Antes, en el invernadero, no debí haber sucumbido ante lo que estabas pidiendo.
Sus manos se cerraron en puños diminutos, y tenía la experiencia suficiente como para estar agradecido de que ya no estuviera sosteniendo en sus manos la botella de cerveza, porque había una buena probabilidad de que me la hubiera tirado a la cabeza.
—Estaba tratando de evitar hablar de esto, ya que lo has dejado dolorosamente claro antes.
—Tenemos que hablar de esto —le dije—. Tenemos que aclarar las cosas entre nosotros. Tú...
—No quiero, Logan. —Se puso de pie con rapidez—. No veo el punto.
Creo que me he avergonzado lo suficiente por el resto de mi vida en el último par de días.
Negué con la cabeza. —No estoy tratando de avergonzarte. Eso es lo último que quiero.
—Entonces no necesitamos hablar de ello. Tú no me deseas. Lo entiendo. —Me miró un momento, su labio inferior temblaba de una manera que fue un golpe bajo directamente a mi pecho, y luego se volvió hacia la ventana con cortinas—. No hay nada más que decir.
—Hay un infierno de mucho más que decir, _______. —Mi voz se endureció, y juró por Dios que si se acercaba aún más a la ventana después de lo ocurrido antes, iba a taclearla—. ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿O simplemente te despertaste hace unos días y decidiste que querías eso de mí?
Ella dejó escapar una risa ahogada. —Sí, así es como funciona. Me desperté una mañana y fue como: “cielos, quiero follar con Logan” . En serio, no tienes ni idea.
—Entonces dime. —Me puse de pie y crucé la habitación. Ella retrocedió, poniendo el sillón entre nosotros—. Necesito saber por qué querías que hiciera eso. Por qué pensabas que estaría bien.
Se agarró de la parte posterior del sillón reclinable. Su garganta se movió.
—Lo haces sonar como si fuera toda una lata para ti.
Mis ojos se estrecharon. ¿Qué demonios?
—Eso no es lo que dije, ni lo que estoy diciendo.
—Está bien. Quieres hablar sobre esto. ¿Por qué estás tan en contra de que pase? —Las palabras parecían brotar de ella como una presa rebosante—. He sido tu mejor amiga desde que tengo memoria. Te observé cuando empezaste a prestarle atención a las chicas y te observé cuando comenzaste a salir con ellas y no creo que nunca antes hayas rechazado una oferta de ninguna mujer.
Me incliné hacia atrás. —No soy un jodido prostituto, _______.
Sus ojos se abrieron. —¡Pero sí te follas a todo lo que camina y te sonríe, excepto a mí!
—¡Sí! Eso es lo que estoy diciendo. —Di un paso hacia adelante. Sus ojos eran tan oscuros como las olas tumultuosas bajo el suave resplandor de la luz de las velas—. No quiero follarte, _______. Eso no es lo que somos tú y yo.
Dio un suspiro tembloroso. —Tú me deseabas. Pude sentir que lo hacías.
Aparté la vista, rechinando los dientes con tanta fuerza que me sorprendió que mis muelas no se rompieran.
—No lo entiendes.
Envolviendo sus brazos alrededor de ella, se apartó del sillón y se dirigió hacia la puerta que daba al resto de la casa. Oh, infiernos que no, ¿a dónde creía que iba? Definitivamente no habíamos terminado con esta conversación.
—Sí lo entiendo —continuó, sus ojos con un brillo que hizo que todo mi cuerpo se bloqueara—. No soy lo suficientemente buena… para ti. No importa que haya estado enamorada de ti… —La sangre abandonó su rostro—. Oh, Dios mío...
El maldito mundo se detuvo. La gente dice que esa mierda sucede cuando escuchas algo completamente inesperado y sorprendente, y me pareció que eran unos melodramáticos, pero mierda si no era cierto. El puto mundo realmente se detuvo para mí en ese momento.
¿_______ estaba enamorada de mí? ¿Había estado enamorada de mí?
—Oh, Dios mío —susurró de nuevo.
Estuve frente a ella tan rápido que no recordaba haberme movido.
Sujetando sus mejillas, le eché la cabeza hacia atrás, obligándola a mirarme a los ojos. —¿Qué acabas de decir?
Parecía que estaba a punto de vomitar. —Nada, no dije nada.
—Y una mierda. —Mis ojos estaban muy abiertos—. ¿Estás enamorada de mí?
—Por supuesto que sí. —Ella se echó a reír, pero sonó como si hubiera sido forzada—. Hemos sido amigos desde siempre y estaría loc...
—No te referías a eso. —Mi voz se hizo baja y el corazón me retumbaba en el pecho. Eso no podía ser lo que quería decir—. Vamos,
_______. No es eso.
Ella negó con la cabeza. —No importa. Tú no...
—No. Lo. En. Tien. Des. —Quería sacudirla. ¿Que no era lo suficientemente buena? ¿Estaba loca? Ya comenzaba a pensar que sí, porque era exactamente al revés—. Eres mejor que una aventura de una noche, _______. No puedo hacerte eso. No eres como las otras chicas. Te mereces más que eso.
Sus ojos se ensancharon de nuevo. Tan cerca como estaba, vi las pequeñas lágrimas que se derramaron por su mejilla. Ser golpeado en las pelotas se habría sentido mejor que verla llorar y saber que yo era el motivo.
Y me di cuenta entonces que ésta no era la primera vez que la había hecho llorar. Hubo otros momentos. Pequeños puntos en nuestro mapa que entonces no habían parecido grandes cosas, pero mirando hacia atrás ahora, habían significado todo para ella. Cada recuerdo parecía cortarme con un cuchillo de mantequilla oxidado.
Era un idiota más grande de lo que podía haber imaginado.
En el noveno grado, cuando me deshice de una noche de cine con _______ por la animadora del equipo de fútbol universitario que había tenido una boca de gran talento. Los ojos de _______ habían estado rojos e hinchados al día siguiente en clase, y me había dicho que era alergia, excepto que... _______ no tenía alergias. Luego, durante el verano de nuestro segundo año, constantemente había cancelado planes con ella para pasar tiempo con chicas. En nuestro último año, le prometí un baile en la fiesta de graduación, pero me fui temprano. Tenía reservada una habitación de hotel con una chica cuyo apellido ni siquiera podía recordar. _______ siempre sonreía y decía que estaba bien, pero después... después tenía algo en los ojos — simplemente leía un libro triste, o veía una película deprimente. Lo mismo en la universidad, incluso cuando ella estuvo con alguien. Incluso recientemente —recordaba la expresión de su cara cuando había visto a Mindy saliendo del cuarto de baño la mañana que nos habíamos ido para Snowshoe. Me había equivocado y había estado en lo correcto. No había sido asco, sino aplastante decepción. Todas esas veces le había roto el corazón, y ella todavía estaba aquí.
Ella todavía estaba aquí.
Un sonido salió de la parte posterior de su garganta.
—No llores, nena. Eso no es lo que quería. —Me incliné, alcanzando la lágrima con mis labios—. No tienes idea de lo mucho que significas para mí.
Otra lágrima escapó y la quité sin problemas con el pulgar.
—No dormí con ella —solté, como un jodido idiota total.
_______ parpadeó. —¿Qué?
Mis mejillas se calentaron. —No me acosté con Mindy, la chica que estaba en mi apartamento. No dormí con ella, _______. Sé que eso no cambia casi nada, pero no lo hice.
Sólo la hizo llorar más fuerte, y no sabía muy bien qué hacer. La había jodido más de lo que me había dado cuenta, y más de lo que me temía. Ella trató de voltear la cabeza, pero mantuve su rostro en un agarre suave y firme. Un dolor se formó en mi pecho.
El mismo dolor que había sentido cuando comenzó a salir con Nate en la escuela secundaria.
Así que hice lo único que podía pensar, lo único que quería.
La besé.
*****
Narra ______
Al principio no sabía si me estaba besando para que dejara de llorar o si había otro motivo detrás. Una manera muy extraña de hacerlo, pero funcionó. Dejé de llorar, porque dejé de pensar. Él me estaba besando. Había pasado años preguntándome cómo sería y anhelando este momento, y ahora sus labios estaban sobre los míos.
Y fue un beso tan suave y tierno que llegó a lo más profundo de mí, y me robó el aliento y luego mi corazón. Pero Logan siempre había tenido mi corazón.
Sus labios rozaron los míos una, y luego dos veces. Aspiré una bocanada de aire y mis manos cayeron a su cintura. Un profundo sonido emanó de él, y retumbó a través de cada parte de mí, provocando una serie de temblores que corrieron sobre mi piel. La presión sobre mis labios incrementó y sus manos se deslizaron de mis mejillas a mi cabello, enterrándose en él. Inclinó su boca mientras echaba mi cabeza hacia atrás, sus dientes tirando de mi labio inferior, persuadiendo a mi boca para que se abriera.
Mi corazón se aceleró tanto que pensé que saldría de mi pecho. Mis dedos se apretaron alrededor de la suave tela de su sudadera, y un pequeño gemido escapó de mí mientras su lengua se movía sobre la mía.
El beso se profundizó, nunca había sido besada de esta forma —como si él estuviera sediento de mi propio sabor. Me dejó dando vueltas. Un dolor floreció en lo profundo de mi ser, comenzando en mi corazón y extendiéndose como el fuego más dulce.
Logan se hizo hacia atrás mientras sus manos se deslizaban hacia los costados de mi rostro de nuevo, sosteniendo mis mejillas. Sus labios rozaron los míos mientras hablaba—: ¿Lo entiendes ahora?
Apenas podía respirar mientras mis ojos se abrieron. —¿Entender qué?
Inclinó su cabeza, alineando nuestras bocas una vez más. —Tú.
—¿Yo? —Me estremecí cuando nuestros labios rozaron de nuevo.
—Esto es lo que mereces. —Presionó un beso sobre mi labio inferior, y supe en ese momento que debí haberme golpeado la cabeza con algo y estaba soñando, porque esto no podía ser real—. Y esto —añadió, sus manos viajando a mis hombros. Me atrajo hacia él, hasta que estuve apretada tan fuerte contra su cuerpo que podía sentir cada centímetro de él—. No mereces lo que querías en esa terraza, nena.
Su lengua se deslizó entre mis labios entreabiertos, y le respondí el beso como había soñado hacer por años. Él gruñó mientras sus manos se escabullían a mis caderas. Cuando levantó su cabeza de nuevo, yo estaba jadeando. —¿Qué más merezco?
Una de las comisuras de sus labios se levantó. —Todo, nena, te mereces todo.
Mi corazón se hinchó tanto que pensé que iba a flotar hasta el techo, pero la confusión se escurrió, amenazando la burbuja de felicidad construyéndose en mí. —Logan, no… no comprendo.
Un hoyuelo apareció en su mejilla derecha mientras una sonrisa se extendía, y mi corazón cayó pesadamente. —Entonces realmente no lo entiendes todavía. Creo que voy a tener que enseñarte.
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