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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 8 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Oh Por Dios!!!! wow wow fue magnifico que digo magnifico lindisimo preciosisisisimo especial tierno wow!!!!! Me enamore de este capitulo tanto que lo he leído mas de una vez ahora si me quede en Shock"!!!!!! Oh muy gosh sigue la muy pronto nena. Besos!!
Att. LuZz
Att. LuZz
Luz Wantson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
me encantooooo siguelaaaaa!!! q bonito q ya se besaran!!!
Sonya Henderson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Luz Wantson escribió:Oh Por Dios!!!! wow wow fue magnifico que digo magnifico lindisimo preciosisisisimo especial tierno wow!!!!! Me enamore de este capitulo tanto que lo he leído mas de una vez ahora si me quede en Shock"!!!!!! Oh muy gosh sigue la muy pronto nena. Besos!!
Att. LuZz
Aww que bella que lo hayas leido muchas veces, me alegro que te haya gustado, un beso y la seguire <3 :(L): :amor: :bye: :enamorado: :omg:
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Sonya Henderson escribió:me encantooooo siguelaaaaa!!! q bonito q ya se besaran!!!
Hay si :oops: , me alegro que te haya gustado, la seguire bye <3<3
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
manzana16 escribió:ahahahahahahahahah¡¡¡¡¡¡¡ siguela esta super¡¡
La seguire princesa!!
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 1/10
Capítulo 24
Mi mano tembló cuando la coloqué en el bloque duro de músculo en su estómago.
—Eso es bueno —dijo con voz ronca—. Me gusta cuando me tocas.
Y a mí me gustaba tocarlo. Explorando las depresiones y elevaciones de sus músculos, me maravilló lo suave y firme que era su piel.
Correr le hizo un buen cuerpo.
Pasé mis manos por su pecho y por sus anchos hombros. Sus músculos se flexionaron bajo mi toque. Su peso bajó hacia mí, centímetro a tortuoso centímetro, hasta que mis piernas se enredaron con las suyas. El material de sus pantalones contra mi piel desnuda produjo una dulce oleada. Mis caderas se inclinaron hacia arriba, y el gruñó de una manera que me hizo querer más. La parte baja de cuerpo se presionó contra el mío, y pude sentirlo.
Los labios de Logan dejaron los míos y antes de que pudiera lamentar su pérdida estaban en mi garganta, trazando un ardiente camino hacia mi pecho. Se tomó su tiempo allí, sus manos y boca dejándome sin aliento.
Me moví contra él, mis dedos clavándose en su espalda. Y entonces él fue más hacia el sur, sus labios haciendo su camino por mi estómago, alrededor de mi ombligo, y luego hacia mi vientre.
—¿Comienzas a entender? —preguntó, sonriendo mientras deslizaba una mano bajo mi cadera, levantándome ligeramente.
—Eso… eso creo —dije, observando las sombras danzando en su rostro. Un escalofrío se esparció por mi cuerpo cuando sus pestañas bajaron. Con una mano, gentilmente separó mis piernas. Peleé contra la urgencia de cerrarlas cuando hizo el sonido más sexy jamás conocido por el hombre.
—Tengo que hacer esto —dijo, y supe a qué se refería. Sus ojos se movieron hacia arriba, buscando permiso—. Realmente tengo que hacer esto, nena.
Placer se disparó a través de mí, pero también lo hizo el miedo. —No he… quiero decir, nadie me ha hecho eso antes.
—Lo sé. —Él sonaba orgulloso y posesivo—. Será increíble. Lo prometo.
Asentí y dejé caer mi cabeza contra las mantas. Sabía qué esperar.
No era tan ingenua o tonta, pero cuando sentí su dedo rozar sobre mí, casi me vengo en ese momento por el ligero toque. Sólo el roce de un dedo y mi cuerpo entero comenzó a temblar y mis caderas se levantaron para encontrar su toque.
—Tan sensible —murmuró, deslizando un dedo dentro, causando que mi espalda se arqueara mientras un suave gemido era arrancado de mi garganta.
Luego hundió su cabeza y mi espalda salió claramente de las mantas. La incipiente barba en su mandíbula estaba provocando mis muslos. Todo mi cuerpo se puso rígido y mis sentidos se sobrecargaron en el momento que su boca me tocó allí, con el beso más dulce posible.
—¿Lo entiendes? —preguntó de nuevo.
Mis dedos se hundieron en las mantas mientras él hacía algo verdaderamente malvado con su dedo. —Logan…
—No mereces ser follada como una aventura de una noche. —Besó el interior de mi muslo, y me derretí—. Te mereces placer. Debería tratarse todo sobre ti, siempre sobre ti.
Y luego su boca estaba sobre mí de nuevo, su lengua y sus dedos.
Placer creció en una apretada espiral, y el primer pulso fue dulce y picante. Mis caderas se mecieron descaradamente contra lo que él estaba haciendo y su gruñido de aprobación me envió sobre el borde. Mi cuerpo se rompió, se partió en miles de pequeños pedazos mientras gritaba su nombre una y otra vez de una manera en la que en realidad podría avergonzarme después. Fue la cosa más increíble y más completa que jamás había sentido. Era como volar y caer al mismo tiempo.
Él aguantó la tormenta, sin detenerse hasta que el último estremecimiento rodó a través de mí y mi respiración empezó a volver a la normalidad. Besó mi muslo de nuevo, y luego se levantó por encima de mí, plantando sus manos a cada lado de mi cabeza. Abrí mis ojos, aturdida.
Su sonrisa era en parte de suficiencia. —Te dije que sería increíble.
—Fue… completamente increíble. —Extendí mi mano, pasando mis dedos por su mandíbula y luego por su garganta, su pecho. Mi mirada bajó, y pude ver el bulto en sus pantalones. Deslicé mi mano por su estómago, pero cogió mi muñeca antes de que pudiera alcanzar lo que quería, y rodó sobre su costado. Giré mi cabeza hacia él, confundida—.
¿No quieres…?
Levantó sus cejas.
Calor inundó mi rostro, lo cual era ridículo considerando lo que él acababa de hacer. —¿No quieres ir más lejos? Quiero decir, no te corriste y… —Y sólo quería dejar de decir todo junto. Esto era tan vergonzoso.
Logan rió entre dientes mientras me tomaba en sus brazos, acomodando mi espalda contra su frente, y pude sentirlo, todavía brotaba una furiosa erección. —Estoy bien. Esto fue sobre ti.
—No te sientes “bien”. —Moví mi trasero, y él gimió. Una sonrisa t iróde mis labios—. ¿Lo ves?
—Seh, lo veo y lo siento.
Incliné mi cabeza hacia atrás así podía verlo y mordí mi labio, esperando que mi próxima pregunta no sonara increíblemente tonta. —
¿No quieres?
—¿Que si no quiero? —Incredulidad coloreó su voz. Una mano cayó a mi cintura mientras empujaba sus caderas hacia adelante, moviéndose contra mi t rasero de una manera que me tenía adolorida de nuevo—. No quiero nada más que estar dentro de ti y quedarme allí.
Un estremecimiento se abrió camino por mi espina dorsal. —¿Entonces por qué no lo haces?
Quitó mi cabello de mi mejilla, metiéndolo detrás de mi oreja. — Quería hacer eso por ti y yo… bueno, no suelo hacerlo con otras chicas.
Mi estómago se agrió ante la mención de ot ras chicas, pero lo ignoré. —¿Estás sonrojándote?
—No. —Resopló—. Yo no me sonrojo.
—A-já, deben haber sido las sombras, entonces. —Crucé los brazos sobre mi pecho—. ¿Así que no haces eso? Porque se sintió como si realmente tuvieras muchas experiencias.
Él rió de nuevo y se sentó, alcanzando una manta. Tiró de ella sobre nosotros, metiéndola a mi alrededor. —No dije que nunca lo había hecho.
Consideré eso. Hubo algunas chicas a través de los años con las que había salido por un tiempo. Podía imaginar que debió haber hecho eso por ellas, pero todavía no respondía por qué no había ido más lejos conmigo. Deseé que mi cerebro se callara porque reamente estaba comenzando a ponerme de los nervios.
La mano de Logan se deslizó alrededor de mi cintura. —Quiero, _______.
Realmente lo hago. Así que no empieces a llenarte la cabeza con tonterías. Yo sólo quería hacer eso por t i. —Él pausó, presionando sus labios contra mi mejillas—. Y está el hecho de que los condones están arriba y caminar va a ser difícil para mí en este momento.
Reí, sin poder evitarlo. —Estoy tomando la píldora.
Él gruñó. —No estás ayudando para nada.
—Siempre usas condones, ¿verdad? Por favor dime que has usado condones.
—Nunca no he usado un condón.
Alivio se apoderó de mí. —Así que…
—_______, nena, estás matándome.
Sonreí mientras rodaba sobre mi espalda. —Hay otras cosas que puedo hacer, sabes. He hecho otras cosas.
Su pecho se levantó bruscamente y se quedó inmóvil. —No me lo debes, _______. No es por eso que lo hice.
Pensé en las pocas veces que había dado sexo oral o manuales.
Todos ellos habían sido con Nate a lo largo de esos años en la secundaria y otras cosas. Lo había hecho porque sentí que tenía que hacerlo, si no Nate hubiera seguido adelante. Una cosa tan estúpida de la que preocuparse, y honestamente hubiera estado mejor si él lo hubiera hecho, pero todo eso estaba más allá del punto. No estaba segura si lo haría tan bien como las demás, pero no era porque se lo debiera a Logan.
Moviéndome sobre mi costado, incliné mi cabeza hacia at rás y encont ré su mirada. La manta se deslizó de mis hombros, pero apenas me di cuenta. —Quiero hacerlo. No porque sienta que necesito, sino porque quiero.
Un músculo palpitó en su mandíbula mientras se levantaba apoyándose sobre un brazo, y pensé que podría huir. Tomando una profunda respiración y reuniendo todo mi coraje antes de que lo perdiera, puse mi mano entre sus piernas y lo sostuve. Todo su cuerpo se sacudió como si hubiera sido sorprendido. Forcé mis ojos hacia arriba, encontrando los suyos. —¿Vas a decirme que no?
Sus ojos se veían casi negros, y lo que se sintió como una eternidad, pasó antes de que se estirara, poniendo su mano sobre la mía. No dijo nada, pero empujó sus caderas hacia adelante, presionándose contra mi mano.
Esa fue respuesta suficiente para mí.
Capítulo 24
Mi mano tembló cuando la coloqué en el bloque duro de músculo en su estómago.
—Eso es bueno —dijo con voz ronca—. Me gusta cuando me tocas.
Y a mí me gustaba tocarlo. Explorando las depresiones y elevaciones de sus músculos, me maravilló lo suave y firme que era su piel.
Correr le hizo un buen cuerpo.
Pasé mis manos por su pecho y por sus anchos hombros. Sus músculos se flexionaron bajo mi toque. Su peso bajó hacia mí, centímetro a tortuoso centímetro, hasta que mis piernas se enredaron con las suyas. El material de sus pantalones contra mi piel desnuda produjo una dulce oleada. Mis caderas se inclinaron hacia arriba, y el gruñó de una manera que me hizo querer más. La parte baja de cuerpo se presionó contra el mío, y pude sentirlo.
Los labios de Logan dejaron los míos y antes de que pudiera lamentar su pérdida estaban en mi garganta, trazando un ardiente camino hacia mi pecho. Se tomó su tiempo allí, sus manos y boca dejándome sin aliento.
Me moví contra él, mis dedos clavándose en su espalda. Y entonces él fue más hacia el sur, sus labios haciendo su camino por mi estómago, alrededor de mi ombligo, y luego hacia mi vientre.
—¿Comienzas a entender? —preguntó, sonriendo mientras deslizaba una mano bajo mi cadera, levantándome ligeramente.
—Eso… eso creo —dije, observando las sombras danzando en su rostro. Un escalofrío se esparció por mi cuerpo cuando sus pestañas bajaron. Con una mano, gentilmente separó mis piernas. Peleé contra la urgencia de cerrarlas cuando hizo el sonido más sexy jamás conocido por el hombre.
—Tengo que hacer esto —dijo, y supe a qué se refería. Sus ojos se movieron hacia arriba, buscando permiso—. Realmente tengo que hacer esto, nena.
Placer se disparó a través de mí, pero también lo hizo el miedo. —No he… quiero decir, nadie me ha hecho eso antes.
—Lo sé. —Él sonaba orgulloso y posesivo—. Será increíble. Lo prometo.
Asentí y dejé caer mi cabeza contra las mantas. Sabía qué esperar.
No era tan ingenua o tonta, pero cuando sentí su dedo rozar sobre mí, casi me vengo en ese momento por el ligero toque. Sólo el roce de un dedo y mi cuerpo entero comenzó a temblar y mis caderas se levantaron para encontrar su toque.
—Tan sensible —murmuró, deslizando un dedo dentro, causando que mi espalda se arqueara mientras un suave gemido era arrancado de mi garganta.
Luego hundió su cabeza y mi espalda salió claramente de las mantas. La incipiente barba en su mandíbula estaba provocando mis muslos. Todo mi cuerpo se puso rígido y mis sentidos se sobrecargaron en el momento que su boca me tocó allí, con el beso más dulce posible.
—¿Lo entiendes? —preguntó de nuevo.
Mis dedos se hundieron en las mantas mientras él hacía algo verdaderamente malvado con su dedo. —Logan…
—No mereces ser follada como una aventura de una noche. —Besó el interior de mi muslo, y me derretí—. Te mereces placer. Debería tratarse todo sobre ti, siempre sobre ti.
Y luego su boca estaba sobre mí de nuevo, su lengua y sus dedos.
Placer creció en una apretada espiral, y el primer pulso fue dulce y picante. Mis caderas se mecieron descaradamente contra lo que él estaba haciendo y su gruñido de aprobación me envió sobre el borde. Mi cuerpo se rompió, se partió en miles de pequeños pedazos mientras gritaba su nombre una y otra vez de una manera en la que en realidad podría avergonzarme después. Fue la cosa más increíble y más completa que jamás había sentido. Era como volar y caer al mismo tiempo.
Él aguantó la tormenta, sin detenerse hasta que el último estremecimiento rodó a través de mí y mi respiración empezó a volver a la normalidad. Besó mi muslo de nuevo, y luego se levantó por encima de mí, plantando sus manos a cada lado de mi cabeza. Abrí mis ojos, aturdida.
Su sonrisa era en parte de suficiencia. —Te dije que sería increíble.
—Fue… completamente increíble. —Extendí mi mano, pasando mis dedos por su mandíbula y luego por su garganta, su pecho. Mi mirada bajó, y pude ver el bulto en sus pantalones. Deslicé mi mano por su estómago, pero cogió mi muñeca antes de que pudiera alcanzar lo que quería, y rodó sobre su costado. Giré mi cabeza hacia él, confundida—.
¿No quieres…?
Levantó sus cejas.
Calor inundó mi rostro, lo cual era ridículo considerando lo que él acababa de hacer. —¿No quieres ir más lejos? Quiero decir, no te corriste y… —Y sólo quería dejar de decir todo junto. Esto era tan vergonzoso.
Logan rió entre dientes mientras me tomaba en sus brazos, acomodando mi espalda contra su frente, y pude sentirlo, todavía brotaba una furiosa erección. —Estoy bien. Esto fue sobre ti.
—No te sientes “bien”. —Moví mi trasero, y él gimió. Una sonrisa t iróde mis labios—. ¿Lo ves?
—Seh, lo veo y lo siento.
Incliné mi cabeza hacia atrás así podía verlo y mordí mi labio, esperando que mi próxima pregunta no sonara increíblemente tonta. —
¿No quieres?
—¿Que si no quiero? —Incredulidad coloreó su voz. Una mano cayó a mi cintura mientras empujaba sus caderas hacia adelante, moviéndose contra mi t rasero de una manera que me tenía adolorida de nuevo—. No quiero nada más que estar dentro de ti y quedarme allí.
Un estremecimiento se abrió camino por mi espina dorsal. —¿Entonces por qué no lo haces?
Quitó mi cabello de mi mejilla, metiéndolo detrás de mi oreja. — Quería hacer eso por ti y yo… bueno, no suelo hacerlo con otras chicas.
Mi estómago se agrió ante la mención de ot ras chicas, pero lo ignoré. —¿Estás sonrojándote?
—No. —Resopló—. Yo no me sonrojo.
—A-já, deben haber sido las sombras, entonces. —Crucé los brazos sobre mi pecho—. ¿Así que no haces eso? Porque se sintió como si realmente tuvieras muchas experiencias.
Él rió de nuevo y se sentó, alcanzando una manta. Tiró de ella sobre nosotros, metiéndola a mi alrededor. —No dije que nunca lo había hecho.
Consideré eso. Hubo algunas chicas a través de los años con las que había salido por un tiempo. Podía imaginar que debió haber hecho eso por ellas, pero todavía no respondía por qué no había ido más lejos conmigo. Deseé que mi cerebro se callara porque reamente estaba comenzando a ponerme de los nervios.
La mano de Logan se deslizó alrededor de mi cintura. —Quiero, _______.
Realmente lo hago. Así que no empieces a llenarte la cabeza con tonterías. Yo sólo quería hacer eso por t i. —Él pausó, presionando sus labios contra mi mejillas—. Y está el hecho de que los condones están arriba y caminar va a ser difícil para mí en este momento.
Reí, sin poder evitarlo. —Estoy tomando la píldora.
Él gruñó. —No estás ayudando para nada.
—Siempre usas condones, ¿verdad? Por favor dime que has usado condones.
—Nunca no he usado un condón.
Alivio se apoderó de mí. —Así que…
—_______, nena, estás matándome.
Sonreí mientras rodaba sobre mi espalda. —Hay otras cosas que puedo hacer, sabes. He hecho otras cosas.
Su pecho se levantó bruscamente y se quedó inmóvil. —No me lo debes, _______. No es por eso que lo hice.
Pensé en las pocas veces que había dado sexo oral o manuales.
Todos ellos habían sido con Nate a lo largo de esos años en la secundaria y otras cosas. Lo había hecho porque sentí que tenía que hacerlo, si no Nate hubiera seguido adelante. Una cosa tan estúpida de la que preocuparse, y honestamente hubiera estado mejor si él lo hubiera hecho, pero todo eso estaba más allá del punto. No estaba segura si lo haría tan bien como las demás, pero no era porque se lo debiera a Logan.
Moviéndome sobre mi costado, incliné mi cabeza hacia at rás y encont ré su mirada. La manta se deslizó de mis hombros, pero apenas me di cuenta. —Quiero hacerlo. No porque sienta que necesito, sino porque quiero.
Un músculo palpitó en su mandíbula mientras se levantaba apoyándose sobre un brazo, y pensé que podría huir. Tomando una profunda respiración y reuniendo todo mi coraje antes de que lo perdiera, puse mi mano entre sus piernas y lo sostuve. Todo su cuerpo se sacudió como si hubiera sido sorprendido. Forcé mis ojos hacia arriba, encontrando los suyos. —¿Vas a decirme que no?
Sus ojos se veían casi negros, y lo que se sintió como una eternidad, pasó antes de que se estirara, poniendo su mano sobre la mía. No dijo nada, pero empujó sus caderas hacia adelante, presionándose contra mi mano.
Esa fue respuesta suficiente para mí.
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 2/10
Capítulo 25
Narra Logan
Oh Dios, esta no era mi intención al empezar esto. Caray, no me encontraba seguro de que supiera lo que comenzaba cuando la besé, sólo que lo quería y deseaba que dejara de llorar, cuando noté que se merecía mucho más de lo que pedía.
¿Y ahora?
Sí, todos los pensamientos de complacerla, y luego ir a dormir — aunque incómodo— saltaron por la ventana al segundo que se apoderó de mí con su pequeña mano. Incluso con mi mano sobre la suya, sabía que no debía dejar que hiciera eso. Perdí la cuenta de las veces que conseguí un trabajo de mano y parecía ir en contra de la naturaleza rechazarlo, pero, ¿_______...?
Era mis más salvajes fantasías haciéndose realidad una vez más, y con su sabor aún persiste en mi boca, nunca había sido más difícil en mi vida. Nadie, ninguna chica que he conocido, se comparaba con lo que ella se sentía alrededor de mi dedo y en mi boca.
Pero esta era _______, hermosa —como— el infierno, _______.
Me miró a través de aquellas oscuras pestañas y, oh infierno, siempre he sido un fanático de esos grandes ojos azules. Una pequeña sonrisa vacilante apareció en sus labios hinchados. —¿Tomaré eso como un sí?
El entusiasmo en su mirada fue mi perdición, y mi autocontrol se rompió más rápido que un huevo cayendo al suelo.
Probablemente me hizo el idiota más grande del país, pero a la mierda con toda la caballerosidad. Estoy a segundos de venir y todavía tenía mi sudadera. ¿Cuán incómodo sería eso?
Quité mi mano de la suya. —Toma lo que quieras, nena.
Su sonrisa se extendió en una tan brillante que era muy difícil de ver.
La presión se cerró sobre mi pecho, inesperado e intenso. Me moví para detenerla, pero luego su mano se deslizó a lo largo de mí... y sí, ella me tenía. Era todo suyo.
En realidad, a pesar de haber estado con todas las demás, siempre fui de _______.
Poniendo mi peso sobre mis hombros, me levanté para que pudiera tirar de mi sudadera. Me imaginé que dudó con los bóxers, y no me sorprendí cuando se detuvo, sus dedos cerrándose alrededor de la banda.
Levantó la vista con sus cejas levantadas. —¿Duendes de Navidad?
Me encogí de hombros. —Estoy pegado con el tema.
—Puedo verlo. —Se mordió ese maldito labio, y eso hizo querer besarla de nuevo, pero entonces sacó mis bóxers con cuidado, liberándome, y el aire golpeó fuera de mis pulmones. No se detuvo hasta que se unieron a mi sudadera, y luego se sentó con la manta puesta alrededor de su cintura.
Maldición.
Mirándola, todo mi cuerpo se crispó. Maldita sea, era sexy como el infierno, su pelo oscuro caía en sus hombros, ocultando parcialmente sus pechos. Quien dijo que los hombres eran criaturas visuales era totalmente cierto.
Alcanzándola, aparté las cerraduras pesadas sobre su hombro, dejando al descubierto uno de sus pechos. Se quedó inmóvil, luciendo muy adorable como se retorcía. Podía mirarla para siempre y un día.
Agachó la cabeza y su pelo cayó detrás de su hombro mientras envolvía sus dedos alrededor de mi base y santa mierda. Mi espalda se inclinó al deslizar su mano lentamente hacia arriba y abajo. Apreté mis ojos, sabiendo que si seguía viéndola me perdería en cuestión de segundos.
No es que estuviera a punto de hacerlo de todos modos.
Su mano se movió, en determinados movimientos lentos, siendo un poco torpes, pero había algo más sexy en eso. No se sentía segura de sí misma, pero eso no la interrumpió. Nada detiene a _______, y apuesto a que si abría los ojos, esa pequeña mandíbula se encontraría concentrada,
Tenía que ver, y maldita sea si no estaba en lo correcto. Todo mi cuerpo se tensó cuando su agarre se hizo más seguro y más rápido. —Uh, cariño, no estoy…
Levantó la vista, con los labios entreabiertos y las mejillas sonrojadas.
Su pecho se movía con rapidez, y el placer construido en la parte superior de mi espalda, estaba a punto de apagarse. —¿Soy yo…?
—Eres jodidamente perfecta, demasiado perfecta.
Sonrió nuevamente, y tuve que cerrar los malditos ojos, porque si caía en sus ojos, nunca resurgiría. Su mano se ralentizó en la parte superior, el pulgar coronó la cabeza, y gemí cuando mis piernas se tensaron. —Yo no…
¡Santo infierno!
El calor, el calor húmedo de su boca cerrándose alrededor de mí y enviándome derecho al borde. Mi espalda se dobló. Intenté apartarla, pero se mantenía aferrada a mí y no iría a ninguna parte. Eché mi cabeza hacia atrás, mis dedos apretados en su pelo. La explosión rodó por mi espalda y no existía forma de detenerla. La liberación me sacudió por dentro, y ella se quedó allí, con la boca y la mano trabajando hasta que deje de latir. Fui destruido por completo como nunca había estado antes y fue increíble, perfecto.
Respirando entrecortadamente, la agarré por los brazos. La t iré a mi pecho. Nuestras piernas se enredaron, y su peso no era nada en mí, pero la sentía en cada hueso.
Un temblor inesperado me tomó mientras apoyó la mejilla justo sobre mi corazón. Envolví mis brazos alrededor, abrazándola. Sabía que se enfriaría pronto, pero soy un bastardo egoísta que la dejé ir el tiempo suficiente para encontrar la maldita manta.
Sintiendo su suavidad, la sostuve hasta que mi corazón se desaceleró, y pude abrir los ojos de nuevo, y esto se sentía como siempre.
Una paz lánguida invadió mi cuerpo, pero no me dormí fácilmente.
Una parte de mí no quería dormir, porque no quería perder ni un segundo de sus respiraciones suaves. Se desmayó encima de mí y, con una sonrisa en mis labios, la puse en su lugar y la acurruqué contra mi pecho con las mantas ajustadas sobre nosotros. El fuego duraría hasta mañana, pero el frío ya se colaba en la habitación.
Nunca había dormido con una chica antes, como, compartiendo la misma cama o incluso la misma manta después del sexo. Las demás chicas por lo general se iban, y si se dormían, me acostaba donde sea que no estén. _______ siempre había sido la única chica con quien pasaba una noche entera, por lo tanto no me sorprendió que no se sintiera raro ahora, y a pesar de todo era diferente.
Empezando por el hecho de que se acurrucó completamente en mí, hermosamente desnuda. Su espalda desnuda se apoyó en mi pecho y la curva fantástica de su culo estaba apretada contra mí. No me había puesto la ropa de nuevo, así que era difícil. En realidad, no creo que haya perdido la erección.
Me apoyé en mi codo, mejilla contra mi puño. Estuve así durante al menos una hora, observándola. Tenía las más gruesas pestañas que jamás haya visto. No del tipo cosméticamente mejoradas que son grumosas y duras. Abanicaban la parte superior de sus mejillas, mejillas ligeramente espolvoreadas con pecas pálidas. Sus labios entreabiertos y rellenos.
Hinchados por mis besos. Una oleada de orgullo masculino se apoderó de mí, y me incliné hacia abajo, depositándole un beso en la sien.
_______ murmuró algo y se movió. Mi mano se quedó inmóvil en su estómago. Me encontraba trazando círculos alrededor de su ombligo, pero cada vez que movía ese culo dulce, obstaculizaba con lo que colgaba entre mis piernas.
Se acomodó muy rápidamente, no despierta del todo.
Mi mirada recorrió su rostro. No había necesidad de mirar cada delicada línea, porque ya lo había hecho hace años.
La manta se deslizó de su hombro, y la recoloqué. En su sueño, una sonrisa apareció en sus labios, y mi pecho se tensó.
Suspirando, me tumbé a su lado y apreté mi agarre, reposicionando a _______ para que su cabeza se ajustara debajo de la mía. No tomó mucho tiempo para quedarme dormido. Podría haber sólo dormido un par de horas antes de que un ruido me despertara, pero fue el mejor maldito sueño que he tenido.
Mis ojos se abrieron de golpe. Luz gris pálida se coló por el hueco de las cortinas, y el fuego casi fuera. Inmediatamente en guardia, contuve la respiración mientras escuchaba. El ruido venía de nuevo, un profundo aullido del viento. Solté el aliento lentamente. Odiaba como la mierda estar nervioso, pero después de todo lo que pasó, prefería ser paranoico.
Inclinando la cabeza hacia abajo, revisé a _______. Volvió a su sueño, acurrucándose más cerca. Una pierna se lanzó sobre la mía, y su cabeza estaba apoyada en mi pecho. Su mano acurrucada encima de mi corazón. Y yo aún estaba tan condenadamente duro que empezaba a preguntarme si iba a convertirse en un elemento permanente.
Maldición.
Mi mano tembló al subir, rozando el pelo en su mejilla. Detestaba levantarme, pero no deseaba que despertara en una cámara frigorífica. Tan suavemente como pude, me salí. La chica debía estar desgastada ya que apenas se movió al levantarme y puse otra manta sobre ella.
Tiré de mi sudadera, haciendo caso omiso a la necesidad de volver bajo aquellas mantas y despertarla de una manera que dudaba que Nate haya hecho. Colocándome la capucha, salí silenciosamente de la habitación. Inmediatamente me estremecí.
Las campanas del infierno, hacía bastante frío en el resto de la casa.
Me asomé alrededor del árbol de Navidad y vi que la nieve seguía cayendo, pero más ligera. Todo se hallaba cubierto al punto que pareciera que fuera la Antártida. Hombre, no tenía ni idea de cuánto tiempo iba a llevarles despejar las carreteras aquí, o incluso si los quitanieves lograrían salir.
Moviéndome por la casa, comprobé las puertas y ventanas como si padeciera TOC. Todo estaba bien: cerrado y asegurado. Mientras me dirigía al garaje para buscar leña, mi cerebro repitió todo como si se hubiera quedado atascado en el canal de _______.
En las primeras horas de la mañana y con la casa en silencio, no podía creer lo que sucedió lo noche anterior. Maldiciendo al momento que mis pies tocaron el cemento helado del garaje, corrí alrededor de la camioneta y las motos de nieve y reuní algunos troncos resecos. Ponerme los zapatos habría sido lo correcto, idiota. Eso fue lo mal que mi cerebro se mantenía por ella. Joder, cuando dijo la parte “amor”, me sent í completamente perdido.
He estado perdido en ella por un tiempo.
Capítulo 25
Narra Logan
Oh Dios, esta no era mi intención al empezar esto. Caray, no me encontraba seguro de que supiera lo que comenzaba cuando la besé, sólo que lo quería y deseaba que dejara de llorar, cuando noté que se merecía mucho más de lo que pedía.
¿Y ahora?
Sí, todos los pensamientos de complacerla, y luego ir a dormir — aunque incómodo— saltaron por la ventana al segundo que se apoderó de mí con su pequeña mano. Incluso con mi mano sobre la suya, sabía que no debía dejar que hiciera eso. Perdí la cuenta de las veces que conseguí un trabajo de mano y parecía ir en contra de la naturaleza rechazarlo, pero, ¿_______...?
Era mis más salvajes fantasías haciéndose realidad una vez más, y con su sabor aún persiste en mi boca, nunca había sido más difícil en mi vida. Nadie, ninguna chica que he conocido, se comparaba con lo que ella se sentía alrededor de mi dedo y en mi boca.
Pero esta era _______, hermosa —como— el infierno, _______.
Me miró a través de aquellas oscuras pestañas y, oh infierno, siempre he sido un fanático de esos grandes ojos azules. Una pequeña sonrisa vacilante apareció en sus labios hinchados. —¿Tomaré eso como un sí?
El entusiasmo en su mirada fue mi perdición, y mi autocontrol se rompió más rápido que un huevo cayendo al suelo.
Probablemente me hizo el idiota más grande del país, pero a la mierda con toda la caballerosidad. Estoy a segundos de venir y todavía tenía mi sudadera. ¿Cuán incómodo sería eso?
Quité mi mano de la suya. —Toma lo que quieras, nena.
Su sonrisa se extendió en una tan brillante que era muy difícil de ver.
La presión se cerró sobre mi pecho, inesperado e intenso. Me moví para detenerla, pero luego su mano se deslizó a lo largo de mí... y sí, ella me tenía. Era todo suyo.
En realidad, a pesar de haber estado con todas las demás, siempre fui de _______.
Poniendo mi peso sobre mis hombros, me levanté para que pudiera tirar de mi sudadera. Me imaginé que dudó con los bóxers, y no me sorprendí cuando se detuvo, sus dedos cerrándose alrededor de la banda.
Levantó la vista con sus cejas levantadas. —¿Duendes de Navidad?
Me encogí de hombros. —Estoy pegado con el tema.
—Puedo verlo. —Se mordió ese maldito labio, y eso hizo querer besarla de nuevo, pero entonces sacó mis bóxers con cuidado, liberándome, y el aire golpeó fuera de mis pulmones. No se detuvo hasta que se unieron a mi sudadera, y luego se sentó con la manta puesta alrededor de su cintura.
Maldición.
Mirándola, todo mi cuerpo se crispó. Maldita sea, era sexy como el infierno, su pelo oscuro caía en sus hombros, ocultando parcialmente sus pechos. Quien dijo que los hombres eran criaturas visuales era totalmente cierto.
Alcanzándola, aparté las cerraduras pesadas sobre su hombro, dejando al descubierto uno de sus pechos. Se quedó inmóvil, luciendo muy adorable como se retorcía. Podía mirarla para siempre y un día.
Agachó la cabeza y su pelo cayó detrás de su hombro mientras envolvía sus dedos alrededor de mi base y santa mierda. Mi espalda se inclinó al deslizar su mano lentamente hacia arriba y abajo. Apreté mis ojos, sabiendo que si seguía viéndola me perdería en cuestión de segundos.
No es que estuviera a punto de hacerlo de todos modos.
Su mano se movió, en determinados movimientos lentos, siendo un poco torpes, pero había algo más sexy en eso. No se sentía segura de sí misma, pero eso no la interrumpió. Nada detiene a _______, y apuesto a que si abría los ojos, esa pequeña mandíbula se encontraría concentrada,
Tenía que ver, y maldita sea si no estaba en lo correcto. Todo mi cuerpo se tensó cuando su agarre se hizo más seguro y más rápido. —Uh, cariño, no estoy…
Levantó la vista, con los labios entreabiertos y las mejillas sonrojadas.
Su pecho se movía con rapidez, y el placer construido en la parte superior de mi espalda, estaba a punto de apagarse. —¿Soy yo…?
—Eres jodidamente perfecta, demasiado perfecta.
Sonrió nuevamente, y tuve que cerrar los malditos ojos, porque si caía en sus ojos, nunca resurgiría. Su mano se ralentizó en la parte superior, el pulgar coronó la cabeza, y gemí cuando mis piernas se tensaron. —Yo no…
¡Santo infierno!
El calor, el calor húmedo de su boca cerrándose alrededor de mí y enviándome derecho al borde. Mi espalda se dobló. Intenté apartarla, pero se mantenía aferrada a mí y no iría a ninguna parte. Eché mi cabeza hacia atrás, mis dedos apretados en su pelo. La explosión rodó por mi espalda y no existía forma de detenerla. La liberación me sacudió por dentro, y ella se quedó allí, con la boca y la mano trabajando hasta que deje de latir. Fui destruido por completo como nunca había estado antes y fue increíble, perfecto.
Respirando entrecortadamente, la agarré por los brazos. La t iré a mi pecho. Nuestras piernas se enredaron, y su peso no era nada en mí, pero la sentía en cada hueso.
Un temblor inesperado me tomó mientras apoyó la mejilla justo sobre mi corazón. Envolví mis brazos alrededor, abrazándola. Sabía que se enfriaría pronto, pero soy un bastardo egoísta que la dejé ir el tiempo suficiente para encontrar la maldita manta.
Sintiendo su suavidad, la sostuve hasta que mi corazón se desaceleró, y pude abrir los ojos de nuevo, y esto se sentía como siempre.
Una paz lánguida invadió mi cuerpo, pero no me dormí fácilmente.
Una parte de mí no quería dormir, porque no quería perder ni un segundo de sus respiraciones suaves. Se desmayó encima de mí y, con una sonrisa en mis labios, la puse en su lugar y la acurruqué contra mi pecho con las mantas ajustadas sobre nosotros. El fuego duraría hasta mañana, pero el frío ya se colaba en la habitación.
Nunca había dormido con una chica antes, como, compartiendo la misma cama o incluso la misma manta después del sexo. Las demás chicas por lo general se iban, y si se dormían, me acostaba donde sea que no estén. _______ siempre había sido la única chica con quien pasaba una noche entera, por lo tanto no me sorprendió que no se sintiera raro ahora, y a pesar de todo era diferente.
Empezando por el hecho de que se acurrucó completamente en mí, hermosamente desnuda. Su espalda desnuda se apoyó en mi pecho y la curva fantástica de su culo estaba apretada contra mí. No me había puesto la ropa de nuevo, así que era difícil. En realidad, no creo que haya perdido la erección.
Me apoyé en mi codo, mejilla contra mi puño. Estuve así durante al menos una hora, observándola. Tenía las más gruesas pestañas que jamás haya visto. No del tipo cosméticamente mejoradas que son grumosas y duras. Abanicaban la parte superior de sus mejillas, mejillas ligeramente espolvoreadas con pecas pálidas. Sus labios entreabiertos y rellenos.
Hinchados por mis besos. Una oleada de orgullo masculino se apoderó de mí, y me incliné hacia abajo, depositándole un beso en la sien.
_______ murmuró algo y se movió. Mi mano se quedó inmóvil en su estómago. Me encontraba trazando círculos alrededor de su ombligo, pero cada vez que movía ese culo dulce, obstaculizaba con lo que colgaba entre mis piernas.
Se acomodó muy rápidamente, no despierta del todo.
Mi mirada recorrió su rostro. No había necesidad de mirar cada delicada línea, porque ya lo había hecho hace años.
La manta se deslizó de su hombro, y la recoloqué. En su sueño, una sonrisa apareció en sus labios, y mi pecho se tensó.
Suspirando, me tumbé a su lado y apreté mi agarre, reposicionando a _______ para que su cabeza se ajustara debajo de la mía. No tomó mucho tiempo para quedarme dormido. Podría haber sólo dormido un par de horas antes de que un ruido me despertara, pero fue el mejor maldito sueño que he tenido.
Mis ojos se abrieron de golpe. Luz gris pálida se coló por el hueco de las cortinas, y el fuego casi fuera. Inmediatamente en guardia, contuve la respiración mientras escuchaba. El ruido venía de nuevo, un profundo aullido del viento. Solté el aliento lentamente. Odiaba como la mierda estar nervioso, pero después de todo lo que pasó, prefería ser paranoico.
Inclinando la cabeza hacia abajo, revisé a _______. Volvió a su sueño, acurrucándose más cerca. Una pierna se lanzó sobre la mía, y su cabeza estaba apoyada en mi pecho. Su mano acurrucada encima de mi corazón. Y yo aún estaba tan condenadamente duro que empezaba a preguntarme si iba a convertirse en un elemento permanente.
Maldición.
Mi mano tembló al subir, rozando el pelo en su mejilla. Detestaba levantarme, pero no deseaba que despertara en una cámara frigorífica. Tan suavemente como pude, me salí. La chica debía estar desgastada ya que apenas se movió al levantarme y puse otra manta sobre ella.
Tiré de mi sudadera, haciendo caso omiso a la necesidad de volver bajo aquellas mantas y despertarla de una manera que dudaba que Nate haya hecho. Colocándome la capucha, salí silenciosamente de la habitación. Inmediatamente me estremecí.
Las campanas del infierno, hacía bastante frío en el resto de la casa.
Me asomé alrededor del árbol de Navidad y vi que la nieve seguía cayendo, pero más ligera. Todo se hallaba cubierto al punto que pareciera que fuera la Antártida. Hombre, no tenía ni idea de cuánto tiempo iba a llevarles despejar las carreteras aquí, o incluso si los quitanieves lograrían salir.
Moviéndome por la casa, comprobé las puertas y ventanas como si padeciera TOC. Todo estaba bien: cerrado y asegurado. Mientras me dirigía al garaje para buscar leña, mi cerebro repitió todo como si se hubiera quedado atascado en el canal de _______.
En las primeras horas de la mañana y con la casa en silencio, no podía creer lo que sucedió lo noche anterior. Maldiciendo al momento que mis pies tocaron el cemento helado del garaje, corrí alrededor de la camioneta y las motos de nieve y reuní algunos troncos resecos. Ponerme los zapatos habría sido lo correcto, idiota. Eso fue lo mal que mi cerebro se mantenía por ella. Joder, cuando dijo la parte “amor”, me sent í completamente perdido.
He estado perdido en ella por un tiempo.
Invitado
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 3/10
Capítulo 26
No es como si mis sentimientos por ella fueran nuevos, o que los descubriera al tener mi boca sobre la suya o cuando soltó esa frase a medio terminar. Una mierda que eso nunca pasó. Tal vez algunas personas se despertaron un día y se enamoraron. Yo no. Esto había crecido a lo largo de un período de tiempo, dando inicio al salir de su primera cita con Nate. Hasta el día de hoy, recuerdo el amargo bocado de celos que tuve al decirme que salía con él. Antes de eso, realmente entendía lo que sentía por _______. Vete a la mierda. Todavía habíamos sido niños en muchas maneras, y estaba descubriendo los momentos felices, felices que se tenía con el sexo opuesto.
No fue incluso después de que _______ me dijo que Nate terminó las cosas, me di cuenta de la magnitud de lo que sentía por ella. Porque no me puse triste o enojado, me puse contento. Me sentí aliviado. Solo eso me hizo tan indigno de _______, pero era cierto. Era un hijo de puta. Lo sigue siendo.
Sabía que ese momento, mientras estábamos fuera del edificio de ciencias en la escuela, que la amaba. No de la forma de un mejor amigo.
No de la forma de casi-hermana-pequeña. La amaba de una manera que trasciende esas cosas. Y estaba enamorado de ella.
Nada de eso cambió algo. Mis sentimientos por ella eran algo que yo no reconocía. Me negué a dejarlo crecer en algo más que un anhelo que no podía ser apagado. La gente hacía eso todo el tiempo. Yo era uno de muchos.
_______ siempre era demasiado buena para mí. Ni una sola vez se me ocurriría que podría haber sentido posiblemente algo más que una amistad al tratarse de mí, y no estando cien por ciento seguro, porque no conseguía creer cómo podía estar enamorada de mí luego de escuchar sus palabras exactas: “folla todo lo que camina” por años.
¿Cómo podría?
No lo entendía.
Y tampoco quería cuestionarlo, por lo menos no en este momento.
Tuve, ¿qué? Un día o dos para vivir lo que siempre he querido antes de que la puta realidad golpee mi cara, porque una cosa si es cierta. Existe una muy buena posibilidad de que, cuando salga de este lugar, esté de vuelta en el mundo real, ella se de cuenta de que puede buscar a alguien mejor que yo. Encontrar a un tipo que no esté dispuesto a rechazar una carrera garantizada para hacer dinero y que no haya estado los últimos siete años detrás de todas las chicas, excepto ella.
*****
Narra _______
Me desperté con el olor del café recién hecho, lo cual no tenía sentido, porque sabia con seguridad de que habíamos perdido la energía.
Tal vez soñé eso.
Dándome la vuelta, no sentí a Logan o su calidez. Tal vez había soñado todo lo de anoche. Mis ojos se abrieron cuando mi estómago se retorció. Las llamas crecían en la chimenea y bajo las sábanas, me sentía bastante calentita.
Pero también muy sola en la cama improvisada.
Mi corazón se hundió más rápido que el Titanic. Cerré mis ojos con fuerza. La probabilidad de que anoche fuera un sueño era muy poco probable, porque yacía desnuda bajo las sábanas, lo que significaba que
Logan probablemente se despertó esta mañana y había estado cerca de masticarse el brazo para escapar.
Se arrepentía.
Lo sabía.
Se arrepentía de lo que habíamos hecho, y ni siquiera habíamos tenido sexo.
—Puedes dejar de pretender que estás dormida. —Escuché la profunda voz de Logan. La diversión coloreaba su tono—. Sé que estás despierta.
Miré con un ojo abierto. —No estoy pretendiendo.
—Uh huh.
Luchando contra el impulso de tirar de la sábana sobre mi cabeza y fingir que no estaba aquí, di una respiración profunda y rodé sobre mi espalda. Logan se encontraba sentado a los pies del sillón reclinable, sosteniendo un termo en sus manos.
Un lado de sus labios se levantó. Colocó el termo en el suelo y se agachó hacia el otro lado, tomando una taza. —Sé cuanto necesitas tu cafeína, así que encontré café instantáneo y herví agua sobre el fuego.
También conseguí algo de azúcar.
Me senté, sosteniendo la sábana sobre mi pecho. Nuestros ojos se encontraron y sentí mi respiración detenerse. Eran tan oscuros, casi negros.
No podía pensar en nada con esa expresión. Busqué en mi cerebro algo que decir. —¿Herviste el agua sobre el fuego?
Su sonrisa se extendió, revelando esos hoyuelos que siempre me conquistaban, mientras desenroscaba la tapa con un giro de su muñeca y servía café. —Suenas muy sorprendida.
Es sólo que no podía imaginarlo haciéndolo. Bajando mi mirada, no sabía qué hacer o cómo actuar. Lo que hice anoche sólo había exist ido en mis fantasías y nunca en mi realidad. No podía conciliar las dos. Sólo el hecho de que me hizo café sobre el fuego no significaba que estaría a punto de declarar su amor eterno por mí o saltar sobre mí.
—¿_______?
Forzándome a levantar la mirada, el calor se extendió sobre mis mejillas. Me deslicé sobre la cama de sábanas y tomé la taza. —Gracias.
Sus cejas se levantaron mientras alejaba la taza. —No. Aún no.
Inclinando mi cabeza a un lado, fruncí el ceño. —¿Por qué?
—Ya verás. —Bajando el café, se levantó y se acercó al borde de la cama improvisada. Se arrodilló frente a mí. Lentamente, como si tuviera miedo de asustarme, tomó mi mejilla con su palma—. Buenos días.
Perdida en el simple toque de su mano en mi mejilla, me quedé mirándolo por un momento. —¿Buenos días?
Cayó sobre sus rodillas y se inclinó, presionando su frente contra la mía. —Creo que podemos hacerlo mejor que eso.
Mi corazón tropezó. Su proximidad era una buena señal, ¿no? Traté de no preguntarme si tenía mal aliento mientras tragaba. —¿Podemos?
Asintió y su nariz rozó la mía. Mi control sobre la sábana se apretó mientras mi estómago se hundía. —Muy fácil —dijo—. ¿Quieres ver?
—Sí. —Esa palabra salió como un susurro.
Ladeando su cabeza, besó una esquina de mis labios, y luego la otra. Un temblor me recorrió mientras su pulgar acariciaba mi mejilla, y luego profundizó la presión en mis labios, besándome de verdad.
—¿Qué tal eso? —preguntó, dándome otro beso en mis labios, uno rápido—. ¿Fue eso un mejor buenos días?
Incapaz de hablar, asentí.
Logan se rió entre dientes mientras se inclinaba y levantaba la taza.
Dándomela, la colocó a mi lado donde me había convertido en papilla en una fracción de segundo.
El primer trago de café pasó por un largo camino hasta encontrar la habilidad de hablar. —¿Cuánto tiempo has estado despierto?
Encogió un hombro. —Un par de horas. El fuego se apagaba, así que tuve que poner más troncos.
Tomé otro trago. El café instantáneo no sabía tan mal. —¿Dormí durante todo eso?
—Síp. Bueno, y hablabas dormida.
Mi boca se abrió. —Oh no. ¿Lo hice? ¿Qué dije? Oh Dios.
—Estoy bromeando. —Riendo, me miró de reojo—. No hablaste dormida, pero por tu reacción, desearía que lo hubieras hecho.
Entrecerré mis ojos. —Eso fue malvado.
Sonrió. —¿Dormiste bien?
—Creo que esa fue mi mejor noche desde la última vez que tomé Nyquil. —Me sonrojé, dándome cuenta de cómo sonaba, y apresurándome a bajar mi cabeza, dejando que mi cabello escondiera mi cara ardiente.
Logan se quedó callado por un momento. —Igualmente. La mejor noche que he tenido en años.
—¿En serio? —Me at reví a darle un vistazo rápido. No sé por qué parecía tan importante, pero lo era.
Miraba hacia el frente. —Nunca he dormido con una chica antes.
Mis cejas se levantaron. —¿Disculpa?
Sus labios se torcieron en una sonrisa irónica. —Nunca dormía con una chica después de hacer algo con ella. En realidad eres la única chica con la que he compartido una cama toda la noche.
Una oleada de vértigo se extendió a través de mí, y escondí mi sonrisa tomando otro trago. Recordé lo que comentó sobre Mindy, y casi salté e hice el baile feliz desnuda. —¿Ni una vez?
Sacudió la cabeza mientras giraba hacia mí. —Nunca quise hacerlo.
Nuestros ojos se encontraron de nuevo, y no habría sido capaz de apartar mi mirada si Santa hubiera corrido a través de la habitación con un rifle. —¿Nunca?
Inclinándose hacia atrás, colocó una mano detrás de mí. —Nunca — dijo, su voz baja. Echando su cabeza atrás, me dio un beso en mi hombro desnudo, y luego apoyó su barbilla allí.
Tenía miedo de derramar el café por todas partes. No se arrepentía de anoche. Eso era evidente. El alivio era como una dulce droga subiendo a través de mí, pero aún no sabía cómo actuar, y un poco petrificada de decir algo equivocado.
Por suerte, Logan tenía mucha experiencia que yo con todo esto. —La nieve ya no está cayendo tan fuerte. Los arados deberían ser capaces de llegar aquí en algún momento.
Una punzada de decepción me golpeó y la escondí con una sonrisa.
Gracioso cómo, hace un día, todo lo que pretendía era ir a casa. —¿Crees que lleguen aquí hoy?
—Estaría realmente sorprendido. Probablemente mañana. — respondió—. Parece el Polo Norte allí afuera.
—Suena bien para Santa.
Sus ojos brillaban. —Creo que incluso él se perdería en ese desastre.
Me terminé el café, y Logan tomó mi taza. Recogiendo la sábana alrededor de mí, murmuré algo sobre el baño, y me dijo que usara el de abajo. Salí de la habitación, tomando la sábana cerca cuando la fría temperatura me golpeó en el resto de la casa. Probablemente habría sido inteligente tomar mi ropa —donde fuera que estuviera— así podría cambiarme, pero corrí al baño, mis pies descalzos golpeando la fría madera del suelo.
Capítulo 26
No es como si mis sentimientos por ella fueran nuevos, o que los descubriera al tener mi boca sobre la suya o cuando soltó esa frase a medio terminar. Una mierda que eso nunca pasó. Tal vez algunas personas se despertaron un día y se enamoraron. Yo no. Esto había crecido a lo largo de un período de tiempo, dando inicio al salir de su primera cita con Nate. Hasta el día de hoy, recuerdo el amargo bocado de celos que tuve al decirme que salía con él. Antes de eso, realmente entendía lo que sentía por _______. Vete a la mierda. Todavía habíamos sido niños en muchas maneras, y estaba descubriendo los momentos felices, felices que se tenía con el sexo opuesto.
No fue incluso después de que _______ me dijo que Nate terminó las cosas, me di cuenta de la magnitud de lo que sentía por ella. Porque no me puse triste o enojado, me puse contento. Me sentí aliviado. Solo eso me hizo tan indigno de _______, pero era cierto. Era un hijo de puta. Lo sigue siendo.
Sabía que ese momento, mientras estábamos fuera del edificio de ciencias en la escuela, que la amaba. No de la forma de un mejor amigo.
No de la forma de casi-hermana-pequeña. La amaba de una manera que trasciende esas cosas. Y estaba enamorado de ella.
Nada de eso cambió algo. Mis sentimientos por ella eran algo que yo no reconocía. Me negué a dejarlo crecer en algo más que un anhelo que no podía ser apagado. La gente hacía eso todo el tiempo. Yo era uno de muchos.
_______ siempre era demasiado buena para mí. Ni una sola vez se me ocurriría que podría haber sentido posiblemente algo más que una amistad al tratarse de mí, y no estando cien por ciento seguro, porque no conseguía creer cómo podía estar enamorada de mí luego de escuchar sus palabras exactas: “folla todo lo que camina” por años.
¿Cómo podría?
No lo entendía.
Y tampoco quería cuestionarlo, por lo menos no en este momento.
Tuve, ¿qué? Un día o dos para vivir lo que siempre he querido antes de que la puta realidad golpee mi cara, porque una cosa si es cierta. Existe una muy buena posibilidad de que, cuando salga de este lugar, esté de vuelta en el mundo real, ella se de cuenta de que puede buscar a alguien mejor que yo. Encontrar a un tipo que no esté dispuesto a rechazar una carrera garantizada para hacer dinero y que no haya estado los últimos siete años detrás de todas las chicas, excepto ella.
*****
Narra _______
Me desperté con el olor del café recién hecho, lo cual no tenía sentido, porque sabia con seguridad de que habíamos perdido la energía.
Tal vez soñé eso.
Dándome la vuelta, no sentí a Logan o su calidez. Tal vez había soñado todo lo de anoche. Mis ojos se abrieron cuando mi estómago se retorció. Las llamas crecían en la chimenea y bajo las sábanas, me sentía bastante calentita.
Pero también muy sola en la cama improvisada.
Mi corazón se hundió más rápido que el Titanic. Cerré mis ojos con fuerza. La probabilidad de que anoche fuera un sueño era muy poco probable, porque yacía desnuda bajo las sábanas, lo que significaba que
Logan probablemente se despertó esta mañana y había estado cerca de masticarse el brazo para escapar.
Se arrepentía.
Lo sabía.
Se arrepentía de lo que habíamos hecho, y ni siquiera habíamos tenido sexo.
—Puedes dejar de pretender que estás dormida. —Escuché la profunda voz de Logan. La diversión coloreaba su tono—. Sé que estás despierta.
Miré con un ojo abierto. —No estoy pretendiendo.
—Uh huh.
Luchando contra el impulso de tirar de la sábana sobre mi cabeza y fingir que no estaba aquí, di una respiración profunda y rodé sobre mi espalda. Logan se encontraba sentado a los pies del sillón reclinable, sosteniendo un termo en sus manos.
Un lado de sus labios se levantó. Colocó el termo en el suelo y se agachó hacia el otro lado, tomando una taza. —Sé cuanto necesitas tu cafeína, así que encontré café instantáneo y herví agua sobre el fuego.
También conseguí algo de azúcar.
Me senté, sosteniendo la sábana sobre mi pecho. Nuestros ojos se encontraron y sentí mi respiración detenerse. Eran tan oscuros, casi negros.
No podía pensar en nada con esa expresión. Busqué en mi cerebro algo que decir. —¿Herviste el agua sobre el fuego?
Su sonrisa se extendió, revelando esos hoyuelos que siempre me conquistaban, mientras desenroscaba la tapa con un giro de su muñeca y servía café. —Suenas muy sorprendida.
Es sólo que no podía imaginarlo haciéndolo. Bajando mi mirada, no sabía qué hacer o cómo actuar. Lo que hice anoche sólo había exist ido en mis fantasías y nunca en mi realidad. No podía conciliar las dos. Sólo el hecho de que me hizo café sobre el fuego no significaba que estaría a punto de declarar su amor eterno por mí o saltar sobre mí.
—¿_______?
Forzándome a levantar la mirada, el calor se extendió sobre mis mejillas. Me deslicé sobre la cama de sábanas y tomé la taza. —Gracias.
Sus cejas se levantaron mientras alejaba la taza. —No. Aún no.
Inclinando mi cabeza a un lado, fruncí el ceño. —¿Por qué?
—Ya verás. —Bajando el café, se levantó y se acercó al borde de la cama improvisada. Se arrodilló frente a mí. Lentamente, como si tuviera miedo de asustarme, tomó mi mejilla con su palma—. Buenos días.
Perdida en el simple toque de su mano en mi mejilla, me quedé mirándolo por un momento. —¿Buenos días?
Cayó sobre sus rodillas y se inclinó, presionando su frente contra la mía. —Creo que podemos hacerlo mejor que eso.
Mi corazón tropezó. Su proximidad era una buena señal, ¿no? Traté de no preguntarme si tenía mal aliento mientras tragaba. —¿Podemos?
Asintió y su nariz rozó la mía. Mi control sobre la sábana se apretó mientras mi estómago se hundía. —Muy fácil —dijo—. ¿Quieres ver?
—Sí. —Esa palabra salió como un susurro.
Ladeando su cabeza, besó una esquina de mis labios, y luego la otra. Un temblor me recorrió mientras su pulgar acariciaba mi mejilla, y luego profundizó la presión en mis labios, besándome de verdad.
—¿Qué tal eso? —preguntó, dándome otro beso en mis labios, uno rápido—. ¿Fue eso un mejor buenos días?
Incapaz de hablar, asentí.
Logan se rió entre dientes mientras se inclinaba y levantaba la taza.
Dándomela, la colocó a mi lado donde me había convertido en papilla en una fracción de segundo.
El primer trago de café pasó por un largo camino hasta encontrar la habilidad de hablar. —¿Cuánto tiempo has estado despierto?
Encogió un hombro. —Un par de horas. El fuego se apagaba, así que tuve que poner más troncos.
Tomé otro trago. El café instantáneo no sabía tan mal. —¿Dormí durante todo eso?
—Síp. Bueno, y hablabas dormida.
Mi boca se abrió. —Oh no. ¿Lo hice? ¿Qué dije? Oh Dios.
—Estoy bromeando. —Riendo, me miró de reojo—. No hablaste dormida, pero por tu reacción, desearía que lo hubieras hecho.
Entrecerré mis ojos. —Eso fue malvado.
Sonrió. —¿Dormiste bien?
—Creo que esa fue mi mejor noche desde la última vez que tomé Nyquil. —Me sonrojé, dándome cuenta de cómo sonaba, y apresurándome a bajar mi cabeza, dejando que mi cabello escondiera mi cara ardiente.
Logan se quedó callado por un momento. —Igualmente. La mejor noche que he tenido en años.
—¿En serio? —Me at reví a darle un vistazo rápido. No sé por qué parecía tan importante, pero lo era.
Miraba hacia el frente. —Nunca he dormido con una chica antes.
Mis cejas se levantaron. —¿Disculpa?
Sus labios se torcieron en una sonrisa irónica. —Nunca dormía con una chica después de hacer algo con ella. En realidad eres la única chica con la que he compartido una cama toda la noche.
Una oleada de vértigo se extendió a través de mí, y escondí mi sonrisa tomando otro trago. Recordé lo que comentó sobre Mindy, y casi salté e hice el baile feliz desnuda. —¿Ni una vez?
Sacudió la cabeza mientras giraba hacia mí. —Nunca quise hacerlo.
Nuestros ojos se encontraron de nuevo, y no habría sido capaz de apartar mi mirada si Santa hubiera corrido a través de la habitación con un rifle. —¿Nunca?
Inclinándose hacia atrás, colocó una mano detrás de mí. —Nunca — dijo, su voz baja. Echando su cabeza atrás, me dio un beso en mi hombro desnudo, y luego apoyó su barbilla allí.
Tenía miedo de derramar el café por todas partes. No se arrepentía de anoche. Eso era evidente. El alivio era como una dulce droga subiendo a través de mí, pero aún no sabía cómo actuar, y un poco petrificada de decir algo equivocado.
Por suerte, Logan tenía mucha experiencia que yo con todo esto. —La nieve ya no está cayendo tan fuerte. Los arados deberían ser capaces de llegar aquí en algún momento.
Una punzada de decepción me golpeó y la escondí con una sonrisa.
Gracioso cómo, hace un día, todo lo que pretendía era ir a casa. —¿Crees que lleguen aquí hoy?
—Estaría realmente sorprendido. Probablemente mañana. — respondió—. Parece el Polo Norte allí afuera.
—Suena bien para Santa.
Sus ojos brillaban. —Creo que incluso él se perdería en ese desastre.
Me terminé el café, y Logan tomó mi taza. Recogiendo la sábana alrededor de mí, murmuré algo sobre el baño, y me dijo que usara el de abajo. Salí de la habitación, tomando la sábana cerca cuando la fría temperatura me golpeó en el resto de la casa. Probablemente habría sido inteligente tomar mi ropa —donde fuera que estuviera— así podría cambiarme, pero corrí al baño, mis pies descalzos golpeando la fría madera del suelo.
Invitado
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 4/10
Capítulo 27
Descubrí que Logan reunió algunos objetos personales y los puso en el baño así no necesitaría ir arriba. Debido al gesto considerado, sonreí mientras realizaba mi rutina mañanera. Mariposas se anidaban en mi estómago y a punto de emprender el vuelo. Usando lo que tenía, me lavé lo mejor que pude sin matarme con el agua helada.
Esas malditas mariposas seguían revoloteando, rebotando en mi interior aún cuando salí del baño. Mis mejillas estaban cálidas a pesar del frío. Me detuve al lado del árbol de navidad, sólo por unos segundos, a causa de las ventanas y el peligro que presentan. Mi mirada bajó a los dos regalos bajo el árbol, los que tenían nuestros nombres. Una sonrisa se posó en mis labios cuando miré la brillante estrella en lo alto del árbol. Ni siquiera habíamos pensado en encender las luces.
Si tenía bien contados mis días, la navidad sería en una semana y unos días. Sabía lo que quería para navidad, y parecía que lo había conseguido. Tenía la esperanza de que las fiestas hubieran llegado antes para mí, y esto no era una casualidad salvaje.
Al regresar a la sala de estar, Logan había extendido un buffet de desayuno sobre la mesa de roble oscuro. De la clase que no se cocina: bananas, barras de cereal seco y otras cosas.
Me detuve justo dentro de la habitación, mi corazón en la garganta, o tal vez a este punto en mi boca.
Levantó la vista y sonrió. —Esto es lo mejor que puedo hacer para desayunar.
—Es perfecto. —Mis palabras sonaban quebradas y me di cuenta que me hallaba a punto de llorar. Del buen tipo, berrear como un bebé no sería atractivo. Agachando la cabeza, fui hacia un lado y me senté en una almohada desocupada, manteniendo la sábana cerca.
—Parece que habrán papas tostadas y vegetales para el almuerzo y la cena —dijo, deslizando otra taza de café fresco en mi dirección—. Vamos a comer comida saludable hoy.
Me reí. —Como si comiera diferente todos los días.
Se burló. —Eres una chica del tipo de carne roja. No mientas.
Esa parte era verdad. —Gracias por arreglar esto.
—Con gusto. —Me codeó amablemente—. Come. Tengo un gran día planeado para ti.
Mis cejas se levantaron. —¿Ah sí? ¿Estás planeando sacarme para quitar la nieve de la entrada?
—No. —Tomando una manzana, se inclinó hacia atrás en una postura arrogante—. No incluye salir, pero se centra en algo de actividad física.
El calor silbó a través de mi sangre. —¿En serio?
Me miró con un brillo travieso. —Mira alrededor de la habitación, _______.
Hay algo que no estás viendo.
Escaneando la habitación, me tomó un par de momentos para notarlo. —¿Mi ropa? ¿Dónde está mi ropa?
Su sonrisa de respuesta fue de pecado puro. —No vas a necesitar nada de ropa hoy, nena.
Oh Dios mío.
Mis ojos se abrieron como platos ante lo que probablemente era seriamente poco atractivo. Debajo de la manta mi cuerpo se calentó deliciosamente. —¿Así que todo lo que tengo es esta manta?
—La mayoría del tiempo.
Me recorrió un estremecimiento. —De acuerdo. ¿Y tú puedes llevar ropa?
Logan me guiñó mientras le daba un mordisco a su manzana. —La mayoría del tiempo.
—No parece justo, ¿no crees?
Calor hirvió en su mirada. —Oh, será igualmente justo.
¿Era posible transformarse en baba? Yo lo creía. Su risita profunda me hizo sonrojar y me giró de vuelta a nuestro pequeño buffet , manteniéndome ocupada comiendo. Muchas preguntas se elevaron hasta la punta de mi lengua. Quería —no, necesitaba— algún tipo de confirmación de qué era lo que estaba sucediendo entre nosotros, pero para ser honesta, tenía demasiado miedo de decir algo que haría que todo esto se derrumbara sobre mí, quebrándose como un frágil copo de nieve.
Era débil, e incluso probablemente una mala idea, pero cerré mi boca.
Luego de unos minutos comenzamos a hablar… a hablar como en una conversación normal. Sobre el próximo semestre y las clases que nos quedaban. Cómo planeaba hablar con su mamá sobre la universidad de veterinaria durante el receso, y realmente esperaba que fuera mejor de lo que él había temido. Logan necesitaba hacer lo que lo hiciera feliz, no lo que su madre esperaba.
Las horas pasaron. De vez en cuando, chequeaba la ventana y volvía a mi lado. Hablamos sobre Andrea y Tanner, sobre cómo me imaginaba lo decepcionado que debía estar por no poder hacer snowboard.
Simplemente hablamos como siempre lo hacíamos, pero había algo más en ello. Logan me tocaba en los momentos más casuales, y me encontré anticipando esos segundos. Él acariciaba mis mejillas con sus dedos mientras hablaba sobre el intento de su mamá de cocinar pavo este año. Yo había sido una participante reticente en las aventuras culinarias de su mamá, así que no lo envidiaba. Cuando admití que todavía mordisqueaba el relleno crudo, colocó mi cabello detrás de mí oreja. Y mientras hablaba sobre hacer pan de jengibre cuando llegáramos a casa y cuando dijo nosotros, deslizó sus dedos sobre mi hombro desnudo, provocándome una serie de escalofríos.
Logan se puso de pie extendiendo su mano. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado cuando lo hizo. —Es tiempo de algo de esa actividad física que prometí.
Por un rato, había olvidado completamente que estaba desnuda debajo de la manta. No lo hacía ahora. Tragué con fuerza. Tenía una clara idea de lo que esa act ividad física implicaba. De repente los nervios se desencadenaron y se exaltaron al extremo, y no podía encontrar aire suficiente para respirar. Me bloqueé. Lo deseaba con tantas ganas, pero no tenía idea de qué debía hacer. ¿Que si hacía algo mal? ¿Que si él se sentiría de la misma forma que lo hizo Nate?
Pero yo confiaba en Logan, y eso hacía una gran diferencia.
Sosteniendo la manta sobre mi pecho, le ofrecí mi mano desocupada. Sus dedos se enredaron en los míos y tiró de mí hasta ponerme de pie con sorprenderte facilidad. Colocó un brazo alrededor de mi cintura. Con una suave sonrisa, se inclinó hacia adelante y presionó su frente en la mía.
—¿Recuerdas nuestro baile de graduación? —preguntó. Su mano se apretó sobre la mía pero no me jaló más cerca de él.
Pestañeé ante la inesperada pregunta. —Sí.
—Te prometí un baile. —Sus ojos se cerraron y su mano se extendió en mi espalda—. No cumplí esa promesa.
Apenas sacudiendo mi cabeza levanté mi rostro para mirarlo. — Logan…
Sus ojos se abrieron. —Nunca bailamos. Fui un idiota.
Mi corazón comenzó a latir ruidosamente gracias al recuerdo. Había ido a la graduación con Nate, pero Logan me había prometido un baile. Por malo que haya sido, me pasé la mayoría de la graduación esperando ese baile en vez de prestarle atención a Nate, pero Logan se había marchado con Betty Holland. Tenían una habitación de hotel. La había escuchado hablar con sus amigas en el baño.
Sacudí mi cabeza de nuevo ya que me quedé sin palabras. No podía creer que siquiera recordara eso.
—Así que te lo voy a compensar ahora mismo. —Se irguió y me honró con una de sus sonrisas completas—. No tenemos la música pero creo que podemos hacer que funcione.
Unas ganas de llorar quemaron en mi garganta y bajé mi cabeza.
Respirando profundamente, asentí. —Podemos hacer que funcione.
—Bien —contestó, su voz más ronca de lo normal.
Logan me alzó y colocó mis pies descalzos sobre los suyos, y yo reí ante el acto. Sus hoyuelos se profundizaron en respuesta, acercándonos. Mis manos estaban at rapadas entre nosotros sosteniendo la manta, pero nuestras piernas se presionaban entre ellas. Tarareando en voz baja, nos meció lentamente, moviéndonos en un pequeño círculo. No reconocía la canción, pero el melodioso sonido y las profundas vibraciones mimaron mis ojos hasta cerrarlos.
Colocando mi rostro sobre su pecho, sonreí mientras bailábamos. En cuestión de momentos, olvidé que llevaba nada más que una manta, que la única música además de su tarareo era el viento, y que no nos encontrábamos en un elegante salón de baile exageradamente decorado. Esto —estar en los brazos de Logan— era tan increíblemente perfecto que me dejaba sin aliento. No había otra manera de describirlo.
Mi corazón se hinchó hasta el punto en que pensé que explotaría en un desastre de baba. Él me estaba convirtiendo en un gigante malvavisco derretido, transformándome en nada más que baba por dentro.
Este baile era mejor de lo que cualquier baile de graduación pudiera ser.
Alzando mi cabeza, abrí los ojos, y mi mirada inmediatamente se aferró a la suya. Sus ojos lucían casi negros, y se convirtieron en mi mundo entero.
Logan inclinó su mandíbula y el más ligero toque de sus labios en los míos envió escalofríos a través de mis venas. Susurró mi nombre, retumbando dentro de mí. Una mano se deslizó por mi espada y tomó mi cabello. Tomó el control, mordisqueando mis labios hasta que los abrí para él, y el besó se profundizó, causando que el aire se atascara en mi garganta. Me besó hasta que me sentí como si hubiese bebido demasiado, hasta que el calor flotó a través de mí, nadando en crudas sensaciones.
—Te deseo —dijo bruscamente, sus labios rozando los míos—. Te deseo tanto que puedo saborearlo. Dime que deseas lo mismo.
Un temblor me sacudió. Estaba at rapada en su ardiente mirada.
Estaba segura que había dejado en claro lo que quería, pero sólo una palabra salió de mi boca. —Sí.
—Dilo. —Sus labios rozaron los míos otra vez y me besó de nuevo, retorciendo mis entrañas en deliciosos nudos—. Dímelo, nena.
—Te deseo —dije, mareada—. Te deseo Logan. Sólo a t i.
Con un profundo sonido que me hizo temblar, me alzó de sus pies y luego aflojó la manta de mis dedos. Se deslizó, cayendo en el piso con un suave susurro. Fuego líquido se vertió dentro de mí mientras su mirada viajaba sobre mi cuerpo.
—Maldición —gruñó mientras se quitaba su suéter y lo lanzaba en alguna parte. Con suerte, fuera de la estufa, pero a ese punto no creo que alguno de nosotros dos lo notase.
Mi mirada quedó enganchada en su estómago. Él tomó esos seis abdominales y los convirtió en ocho. Dios. Quería contener el aliento y meter la panza, porque estar de pie desnuda frente a alguien que era el epítome de estar en forma era un poco inquietante, pero entonces me tomó de la parte superior de mis brazos. Me tiró hacia él con fuerza, nuestros pechos estaban nivelados. El contacto quemó mis sentidos.
Capturando mis labios de nuevo, me besó mientras comenzaba a moverse.
Capítulo 27
Descubrí que Logan reunió algunos objetos personales y los puso en el baño así no necesitaría ir arriba. Debido al gesto considerado, sonreí mientras realizaba mi rutina mañanera. Mariposas se anidaban en mi estómago y a punto de emprender el vuelo. Usando lo que tenía, me lavé lo mejor que pude sin matarme con el agua helada.
Esas malditas mariposas seguían revoloteando, rebotando en mi interior aún cuando salí del baño. Mis mejillas estaban cálidas a pesar del frío. Me detuve al lado del árbol de navidad, sólo por unos segundos, a causa de las ventanas y el peligro que presentan. Mi mirada bajó a los dos regalos bajo el árbol, los que tenían nuestros nombres. Una sonrisa se posó en mis labios cuando miré la brillante estrella en lo alto del árbol. Ni siquiera habíamos pensado en encender las luces.
Si tenía bien contados mis días, la navidad sería en una semana y unos días. Sabía lo que quería para navidad, y parecía que lo había conseguido. Tenía la esperanza de que las fiestas hubieran llegado antes para mí, y esto no era una casualidad salvaje.
Al regresar a la sala de estar, Logan había extendido un buffet de desayuno sobre la mesa de roble oscuro. De la clase que no se cocina: bananas, barras de cereal seco y otras cosas.
Me detuve justo dentro de la habitación, mi corazón en la garganta, o tal vez a este punto en mi boca.
Levantó la vista y sonrió. —Esto es lo mejor que puedo hacer para desayunar.
—Es perfecto. —Mis palabras sonaban quebradas y me di cuenta que me hallaba a punto de llorar. Del buen tipo, berrear como un bebé no sería atractivo. Agachando la cabeza, fui hacia un lado y me senté en una almohada desocupada, manteniendo la sábana cerca.
—Parece que habrán papas tostadas y vegetales para el almuerzo y la cena —dijo, deslizando otra taza de café fresco en mi dirección—. Vamos a comer comida saludable hoy.
Me reí. —Como si comiera diferente todos los días.
Se burló. —Eres una chica del tipo de carne roja. No mientas.
Esa parte era verdad. —Gracias por arreglar esto.
—Con gusto. —Me codeó amablemente—. Come. Tengo un gran día planeado para ti.
Mis cejas se levantaron. —¿Ah sí? ¿Estás planeando sacarme para quitar la nieve de la entrada?
—No. —Tomando una manzana, se inclinó hacia atrás en una postura arrogante—. No incluye salir, pero se centra en algo de actividad física.
El calor silbó a través de mi sangre. —¿En serio?
Me miró con un brillo travieso. —Mira alrededor de la habitación, _______.
Hay algo que no estás viendo.
Escaneando la habitación, me tomó un par de momentos para notarlo. —¿Mi ropa? ¿Dónde está mi ropa?
Su sonrisa de respuesta fue de pecado puro. —No vas a necesitar nada de ropa hoy, nena.
Oh Dios mío.
Mis ojos se abrieron como platos ante lo que probablemente era seriamente poco atractivo. Debajo de la manta mi cuerpo se calentó deliciosamente. —¿Así que todo lo que tengo es esta manta?
—La mayoría del tiempo.
Me recorrió un estremecimiento. —De acuerdo. ¿Y tú puedes llevar ropa?
Logan me guiñó mientras le daba un mordisco a su manzana. —La mayoría del tiempo.
—No parece justo, ¿no crees?
Calor hirvió en su mirada. —Oh, será igualmente justo.
¿Era posible transformarse en baba? Yo lo creía. Su risita profunda me hizo sonrojar y me giró de vuelta a nuestro pequeño buffet , manteniéndome ocupada comiendo. Muchas preguntas se elevaron hasta la punta de mi lengua. Quería —no, necesitaba— algún tipo de confirmación de qué era lo que estaba sucediendo entre nosotros, pero para ser honesta, tenía demasiado miedo de decir algo que haría que todo esto se derrumbara sobre mí, quebrándose como un frágil copo de nieve.
Era débil, e incluso probablemente una mala idea, pero cerré mi boca.
Luego de unos minutos comenzamos a hablar… a hablar como en una conversación normal. Sobre el próximo semestre y las clases que nos quedaban. Cómo planeaba hablar con su mamá sobre la universidad de veterinaria durante el receso, y realmente esperaba que fuera mejor de lo que él había temido. Logan necesitaba hacer lo que lo hiciera feliz, no lo que su madre esperaba.
Las horas pasaron. De vez en cuando, chequeaba la ventana y volvía a mi lado. Hablamos sobre Andrea y Tanner, sobre cómo me imaginaba lo decepcionado que debía estar por no poder hacer snowboard.
Simplemente hablamos como siempre lo hacíamos, pero había algo más en ello. Logan me tocaba en los momentos más casuales, y me encontré anticipando esos segundos. Él acariciaba mis mejillas con sus dedos mientras hablaba sobre el intento de su mamá de cocinar pavo este año. Yo había sido una participante reticente en las aventuras culinarias de su mamá, así que no lo envidiaba. Cuando admití que todavía mordisqueaba el relleno crudo, colocó mi cabello detrás de mí oreja. Y mientras hablaba sobre hacer pan de jengibre cuando llegáramos a casa y cuando dijo nosotros, deslizó sus dedos sobre mi hombro desnudo, provocándome una serie de escalofríos.
Logan se puso de pie extendiendo su mano. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado cuando lo hizo. —Es tiempo de algo de esa actividad física que prometí.
Por un rato, había olvidado completamente que estaba desnuda debajo de la manta. No lo hacía ahora. Tragué con fuerza. Tenía una clara idea de lo que esa act ividad física implicaba. De repente los nervios se desencadenaron y se exaltaron al extremo, y no podía encontrar aire suficiente para respirar. Me bloqueé. Lo deseaba con tantas ganas, pero no tenía idea de qué debía hacer. ¿Que si hacía algo mal? ¿Que si él se sentiría de la misma forma que lo hizo Nate?
Pero yo confiaba en Logan, y eso hacía una gran diferencia.
Sosteniendo la manta sobre mi pecho, le ofrecí mi mano desocupada. Sus dedos se enredaron en los míos y tiró de mí hasta ponerme de pie con sorprenderte facilidad. Colocó un brazo alrededor de mi cintura. Con una suave sonrisa, se inclinó hacia adelante y presionó su frente en la mía.
—¿Recuerdas nuestro baile de graduación? —preguntó. Su mano se apretó sobre la mía pero no me jaló más cerca de él.
Pestañeé ante la inesperada pregunta. —Sí.
—Te prometí un baile. —Sus ojos se cerraron y su mano se extendió en mi espalda—. No cumplí esa promesa.
Apenas sacudiendo mi cabeza levanté mi rostro para mirarlo. — Logan…
Sus ojos se abrieron. —Nunca bailamos. Fui un idiota.
Mi corazón comenzó a latir ruidosamente gracias al recuerdo. Había ido a la graduación con Nate, pero Logan me había prometido un baile. Por malo que haya sido, me pasé la mayoría de la graduación esperando ese baile en vez de prestarle atención a Nate, pero Logan se había marchado con Betty Holland. Tenían una habitación de hotel. La había escuchado hablar con sus amigas en el baño.
Sacudí mi cabeza de nuevo ya que me quedé sin palabras. No podía creer que siquiera recordara eso.
—Así que te lo voy a compensar ahora mismo. —Se irguió y me honró con una de sus sonrisas completas—. No tenemos la música pero creo que podemos hacer que funcione.
Unas ganas de llorar quemaron en mi garganta y bajé mi cabeza.
Respirando profundamente, asentí. —Podemos hacer que funcione.
—Bien —contestó, su voz más ronca de lo normal.
Logan me alzó y colocó mis pies descalzos sobre los suyos, y yo reí ante el acto. Sus hoyuelos se profundizaron en respuesta, acercándonos. Mis manos estaban at rapadas entre nosotros sosteniendo la manta, pero nuestras piernas se presionaban entre ellas. Tarareando en voz baja, nos meció lentamente, moviéndonos en un pequeño círculo. No reconocía la canción, pero el melodioso sonido y las profundas vibraciones mimaron mis ojos hasta cerrarlos.
Colocando mi rostro sobre su pecho, sonreí mientras bailábamos. En cuestión de momentos, olvidé que llevaba nada más que una manta, que la única música además de su tarareo era el viento, y que no nos encontrábamos en un elegante salón de baile exageradamente decorado. Esto —estar en los brazos de Logan— era tan increíblemente perfecto que me dejaba sin aliento. No había otra manera de describirlo.
Mi corazón se hinchó hasta el punto en que pensé que explotaría en un desastre de baba. Él me estaba convirtiendo en un gigante malvavisco derretido, transformándome en nada más que baba por dentro.
Este baile era mejor de lo que cualquier baile de graduación pudiera ser.
Alzando mi cabeza, abrí los ojos, y mi mirada inmediatamente se aferró a la suya. Sus ojos lucían casi negros, y se convirtieron en mi mundo entero.
Logan inclinó su mandíbula y el más ligero toque de sus labios en los míos envió escalofríos a través de mis venas. Susurró mi nombre, retumbando dentro de mí. Una mano se deslizó por mi espada y tomó mi cabello. Tomó el control, mordisqueando mis labios hasta que los abrí para él, y el besó se profundizó, causando que el aire se atascara en mi garganta. Me besó hasta que me sentí como si hubiese bebido demasiado, hasta que el calor flotó a través de mí, nadando en crudas sensaciones.
—Te deseo —dijo bruscamente, sus labios rozando los míos—. Te deseo tanto que puedo saborearlo. Dime que deseas lo mismo.
Un temblor me sacudió. Estaba at rapada en su ardiente mirada.
Estaba segura que había dejado en claro lo que quería, pero sólo una palabra salió de mi boca. —Sí.
—Dilo. —Sus labios rozaron los míos otra vez y me besó de nuevo, retorciendo mis entrañas en deliciosos nudos—. Dímelo, nena.
—Te deseo —dije, mareada—. Te deseo Logan. Sólo a t i.
Con un profundo sonido que me hizo temblar, me alzó de sus pies y luego aflojó la manta de mis dedos. Se deslizó, cayendo en el piso con un suave susurro. Fuego líquido se vertió dentro de mí mientras su mirada viajaba sobre mi cuerpo.
—Maldición —gruñó mientras se quitaba su suéter y lo lanzaba en alguna parte. Con suerte, fuera de la estufa, pero a ese punto no creo que alguno de nosotros dos lo notase.
Mi mirada quedó enganchada en su estómago. Él tomó esos seis abdominales y los convirtió en ocho. Dios. Quería contener el aliento y meter la panza, porque estar de pie desnuda frente a alguien que era el epítome de estar en forma era un poco inquietante, pero entonces me tomó de la parte superior de mis brazos. Me tiró hacia él con fuerza, nuestros pechos estaban nivelados. El contacto quemó mis sentidos.
Capturando mis labios de nuevo, me besó mientras comenzaba a moverse.
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 5/10
Capítulo 28
Estábamos bailando de nuevo. Una mano en mi nuca, y la otra en mi espalda baja, continuó besándome mientras nos mecíamos al sonido de nuestros latentes corazones y el viento. Su mano se deslizó hacia abajo, sobre la curva de mi parte t rasera, y jadeé en sus labios.
Sentí sus labios curvarse en una sonrisa mientras se movían hacia mi mandíbula. Él guió mi cabeza hacia atrás, exponiendo mi garganta. Los besos que trazó a lo largo de mi cuello me llenaban con tanta anticipación que gemí. No había notado que incluso me había girado hasta que mis pies rozaron las sábanas.
Mis dedos se clavaron en la tensa piel de sus lados mientras me colocaba sobre las mantas, su cuerpo casi, pero no todavía, cubriéndome.
Tomé aire chillando mientras deslizaba mis manos a través de las duras crestas de su estómago. Mis dedos hormiguearon, y mi cuerpo entero se sint ió encadenado de una manera deliciosa. Viejas inseguridades se colaron, amenazando la felicidad embriagadora que él había creado cuando se dirigió al bolsillo t rasero de sus pantalones y tomó varios paquetes cerrados.
Me tensé debajo de él.
Su sonrisa era avergonzada. —Estoy preparado esta vez.
—Puedo verlo —dije con voz ronca, mi estómago retorciéndose y soltándose al mismo tiempo. ¿Cómo podía sentirme tan bien y nerviosa a la misma vez? Parecía imposible sentir tanto.
Logan me observó, su pecho llenándose, rozando el mío. —No tenemos que hacer esto, _______.
—No. —Apreté sus brazos—. Quiero esto, te deseo.
—Es un alivio escuchar eso, porque yo… —Su voz se desvaneció con una pequeña sacudida de su cabeza y colocó un beso sobre el hoyo en mi garganta—. Necesitas relajarte. Déjame ayudarte.
Antes de que pudiera responder, barrió todo con un beso tan suave, tan tierno, que las lágrimas llenaron mis ojos. No sabía que podía ser besada de esa manera. Que los besos podían ser tan desgarradoramente perfectos que podían hacerte pedazos para siempre. Mis músculos se relajaron y coloqué mi mano en los cordones de sus pantalones.
Logan gimió, y sus manos… bueno, sus manos estaban en t odas partes, rindiéndole homenaje a cada curva y áreas sensibles.
Se tomó su tiempo, al parecer para comprometer cada parte de mi cuerpo en su memoria. No sabía que podía ir tan lentamente. Estaba ardiendo de necesidad. Estaba tan preparada que, cuando sus dedos acariciaron entre mis piernas, mi cuerpo entero se movió con su tacto, arqueándose dolorido.
—Maldición, nena, hacer que sea difícil mantener el control. —Su cuerpo se sacudió mientras deslizaba mis dedos dentro de sus pantalones—. Tan malditamente difícil.
No quería que mantuviera el control.
Su respiración se aceleró mientras bajaba sus pantalones. Estaba completamente desnudo debajo de sus pantalones, y por alguna razón lo encontré malditamente sexy. Se sentó, quitándose sus pantalones por completo, y luego su boca viajó hacia abajo, siguiendo el camino de sus manos. Cada caricia de sus labios, toque de su lengua, o pequeña mordida se sentía como si estuviera dejando su marca en mí.
Mis dedos agarraron su cabello cuando su lengua acarició mi ombligo. Un sonido estrangulado escapó de mí, entonces se deslizó aún más abajo, besando mi parte más sensible. No pasó mucho tiempo antes que estuviera agitándome bajo él, gritando mientras me acariciaba, mordisqueaba, y lamía. Me sacó cada aliento, cada gemido y jadeo. Me hice añicos, mi cuerpo retorciéndose y mi corazón latiendo con fuerza.
Las secuelas me sacudieron mientras se sentaba, y tomaba un paquete cerrado. No había notado que se había colocado un condón hasta que su cuerpo cubrió el mío, pecho a pecho, caderas con caderas.
Esperaba que me cambiara de posición sobre él, la forma que dijo que le gusta, pero no lo hizo. Se acomodó entre mis piernas, y podía sentirlo firme y preparado.
—¿Estás segura, nena? —preguntó, su voz profunda y ronca, tan malditamente sexy—. Podemos detenernos aquí mismo.
—Estoy segura. —Deslicé una mano hacia su cadera y enganché una pierna alrededor de la suya, acercándolo—. Por favor, Logan. Quiero esto. Por favor.
*****
Narra Logan
Esa palabra me quebró.
Por favor.
Como si tuviera que rogarme para hacer esto cuando había sido yo el que había estado muriendo por estar dentro de ella. Yo debería ser quien rogara.
Alcancé y tomé la temblorosa mano que había estado descansando sobre mi corazón y presioné un beso en el cent ro de su palma. La forma en que su cuerpo temblaba debajo del mío casi me hizo acabar allí mismo. Levanté la mirada, encontrando la suya. Presión se apoderó de mi pecho. Sus ojos eran tan azules que casi lucían irreales.
Lujuria, abundante y poderosa, golpeó en mí. Del tipo que nunca había sentido. Mi cuerpo me exigió penetrarla, caer completamente dentro de ella. Necesitaba dolorosamente hacerlo, perderme en la adrenalina del placer que sabía que se aproximaba, pero me forcé a mí mismo a retrasar mi liberación. Ella solamente lo había hecho una vez antes, y no quería herirla. No quería que hubiese un momento que no fuera sublimemente perfecto para ella.
Deslizando una mano bajo su delgada cadera, la levanté hasta que estuve listo en su entrada. Mi corazón repitió un latido, y luego se aceleró.
Liberó su mano y acarició mi mejilla.
Estaba malditamente perdido.
Capturando su boca, deslicé mi lengua dentro de su cálida cavidad mientras empujaba dentro de ella lentamente, y santo Dios, sentí cada centímetro en cada terminación nerviosa. Increíble. Deslizarse en ella se sentía como la primera vez. Y de una forma, lo era. Nunca lo había hecho de esta manera antes, cara a cara. Era como un maldito virgen de nuevo.
No creí que fuera posible sentirme de esa forma, pero lo hacía. Mi cuerpo se sacudió con el esfuerzo que tomaba abstenerme de sumergirme dentro de ella y del sentimiento, de la emoción detrás de ello. Alejando mi boca de la suya, empujé más adentro. Era increíblemente estrecha. Cada centímetro ganado era un maldito hermoso milagro. Una eternidad pasó, y estaba completamente dentro y completamente rodeado por ella.
Impresionado. Completo. Mis caderas giraron, y gemí mientras agudas sensaciones martilleaban a través de mí.
_______ gimió, y me puse rígido, mi corazón dando un tropezón. —¿Te estoy lastimando?
—No —susurró, sus ojos tan brillantes y abiertos—. Es sólo que eres… —Un dulce sonrojo cubrió sus mejillas, y maldito Dios, las sensaciones—. Eres grande y yo no he…
Contuve una sonrisa y una oleada de estúpido orgullo. —Lo sé. —
Acaricié su mandíbula con mi pulgar—. Te tomará un par de minutos acostumbrarte.
Asintió y sonrió, pero el tono en sus ojos era demasiado claro, demasiado intenso. Estaba lista y cálida, pero su cuerpo estaba rígido.
Mierda. No estaba disfrutando de esto. No tanto como yo.
Determinado en arreglarlo, mantuve mi cadera sellada a la de ella mientras inclinaba mi cabeza y la besaba suavemente. _______ devolvió el beso, pero la podía sentir temblar debajo de mí. Contuve una maldición, sabiendo que debería haberlo tomado aún más lento.
Deslicé una mano entre nosotros, moviéndola por la frágil línea de su clavícula, y luego hacia abajo, sobre sus pechos. Acaricié uno, rozando mi pulgar por la punta. Su pezón se quedó como una piedra, y esa era una buena señal. Su reacción envió una vibración inmediata a través de mi cuerpo.
Profundizando el beso, me mantuve rígido dentro de ella, permitiéndole tomar el siguiente paso. Y lo hizo. Sus caderas se movieron nerviosamente, solo con un pequeño momento al principio, pero lo sentí como una ola de choque. Moviendo mi cabeza hacia abajo, capturé una punta rosa y succioné. Sus caderas se movieron de nuevo, y levanté mi cabeza, rechinando los dientes. Sus dedos se enredaron en mi cabello mientras sus ojos se desenfocaban y enredaba su pierna alrededor de la mía, en una urgencia silenciosa. Sus caderas se levantaron de nuevo, y dejé salir un chillante jadeo. Gimió y mi sangre hirvió.
Ahora, esa era una buena señal, pero necesitaba asegurarme.
—¿Te encuentras bien? —pregunté, apenas reconociendo mi propia voz.
Enredó sus brazos alrededor de mi cuello. —Sí. Se sintió… se sintió mejor.
—¿Mejor? —Mis labios se deslizaron en media sonrisa—. Podemos hacerlo más que “mejor”.
—¿Podemos? —Sonaba sin aliento.
—Ajá —murmuré, deslizando una mano por su cadera, guiando su otra pierna alrededor de mi cadera. Su jadeo de placer era lo que necesitaba—. ¿Qué tal esto? —La besé mientras me deslicé fuera y luego dentro de nuevo. Ella se sacudió mientras me deslicé fuera a medio camino—. ¿Y esto? —pregunté.
Sus ojos estaban apenas entreabiertos. —Eso estuvo… eso estuvo bien. Eso estuvo… oh… —Luego sus ojos se cerraron por completo y movió su cadera hacia arriba, reclamando los centímet ros—. Oh, guau.
—Sí —gruñí—. Guau.
_______ lo hizo de nuevo y coloqué mi mano en la almohada junto a su cabeza. Le permití marcar el ritmo y santo Dios, una vez que se acostumbró, enredó sus piernas detrás de mis caderas y mi resistencia se quebró. Me deslicé dentro de ella profundamente, una y otra vez. Sus suaves gemidos se alzaron mientras la intensidad y el ritmo se volvieron fervientes. Me moví más rápido, aferrando mis caderas en las suyas y levantando, tomando ventaja y yendo profundamente. Sus movimientos se volvieron desenfrenados, me sentía inconsciente. Me moví en círculos mientras ella gritaba mi nombre y su cuerpo tenía espasmos alrededor del mío en estrechas y sensuales ondas. No podía contenerme. Ya no. Con dos movimientos más, enterré mi rostro en su hombro y seguí en ella hasta que acabé.
Mientras me sacudía dentro de ella, finalmente lo entendí. Maldición.
Entendí en ese momento lo que había sido tan elusivo para mí todo este tiempo. El sexo importaba —oh santa mierda, cómo importaba— cuando lo hacía con una persona que significaba algo.
Y me importaba con _______.
*****
Narra _______
Mi cuerpo dolía en todos los sitios correctos de una realmente, realmente buena y desconocida. Dios, ahora entendía por qué todos perdían la compostura por el sexo. Lo que habíamos hecho había sido increíble. Pero no era tan ingenua para no saber que no siempre era así de sensacional, pero nunca me había sentido así antes, nunca llegué así o me sentí así —Dios, no podía creer que estuviera pensando esto— de llena y completa.
No sabía que el sexo podía realmente sentirse así.
Me tomó demasiado calmar mi ritmo cardíaco, y sabía que a Logan también, porque cuando se retiró, rodó sobre su espalda y me tiró junto a él. Tenía la mitad del cuerpo encima de él. Un brazo y una pierna estaban recostados sobre su cuerpo, y mi mejilla descansaba sobre su corazón.
Permanecimos así, su mano moviéndose en un lento círculo sobre la parte baja de mi espalda. Estaba acurrucada tan cerca cómo podía, más satisfecha de lo que podía recordar.
Todo parecía irreal. Estar acostada junto al fuego después de hacer algo tan maravilloso en un día nevoso. ¿Cuántas novelas de romance presentaban apasionado sexo junto a una chimenea? Más de las que podía contar. Casi me reí, pero…
Pero Logan aún no había hablado.
Abriendo mis ojos, observé las llamas envolver la leña y me dije a mí misma que no perdiera la compostura y arruinara esto, lo que sea que fuera. Por supuesto, mi cerebro no me escuchó en absoluto y comenzó a escupir preguntas como un molesto crío. ¿Por qué no había dicho nada?
¿Estaba arrepentido? ¿Había disfrutado? ¿Fui frígida y no podía esperar a salir jodidamente de aquí? Sin parar, mis pensamientos llegaron hasta que estaba lista para golpearme en el rostro, pero la verdad era que Logan no había dicho nada, ¿y no debería haber dicho algo? Incluso Nate había hablado al poco rato, diciéndome que lo había disfrutado, lo que había resultado ser una mentira, pero aún así había abierto su boca.
Oh Dios, ¿qué si esto había sido un error?.
Capítulo 28
Estábamos bailando de nuevo. Una mano en mi nuca, y la otra en mi espalda baja, continuó besándome mientras nos mecíamos al sonido de nuestros latentes corazones y el viento. Su mano se deslizó hacia abajo, sobre la curva de mi parte t rasera, y jadeé en sus labios.
Sentí sus labios curvarse en una sonrisa mientras se movían hacia mi mandíbula. Él guió mi cabeza hacia atrás, exponiendo mi garganta. Los besos que trazó a lo largo de mi cuello me llenaban con tanta anticipación que gemí. No había notado que incluso me había girado hasta que mis pies rozaron las sábanas.
Mis dedos se clavaron en la tensa piel de sus lados mientras me colocaba sobre las mantas, su cuerpo casi, pero no todavía, cubriéndome.
Tomé aire chillando mientras deslizaba mis manos a través de las duras crestas de su estómago. Mis dedos hormiguearon, y mi cuerpo entero se sint ió encadenado de una manera deliciosa. Viejas inseguridades se colaron, amenazando la felicidad embriagadora que él había creado cuando se dirigió al bolsillo t rasero de sus pantalones y tomó varios paquetes cerrados.
Me tensé debajo de él.
Su sonrisa era avergonzada. —Estoy preparado esta vez.
—Puedo verlo —dije con voz ronca, mi estómago retorciéndose y soltándose al mismo tiempo. ¿Cómo podía sentirme tan bien y nerviosa a la misma vez? Parecía imposible sentir tanto.
Logan me observó, su pecho llenándose, rozando el mío. —No tenemos que hacer esto, _______.
—No. —Apreté sus brazos—. Quiero esto, te deseo.
—Es un alivio escuchar eso, porque yo… —Su voz se desvaneció con una pequeña sacudida de su cabeza y colocó un beso sobre el hoyo en mi garganta—. Necesitas relajarte. Déjame ayudarte.
Antes de que pudiera responder, barrió todo con un beso tan suave, tan tierno, que las lágrimas llenaron mis ojos. No sabía que podía ser besada de esa manera. Que los besos podían ser tan desgarradoramente perfectos que podían hacerte pedazos para siempre. Mis músculos se relajaron y coloqué mi mano en los cordones de sus pantalones.
Logan gimió, y sus manos… bueno, sus manos estaban en t odas partes, rindiéndole homenaje a cada curva y áreas sensibles.
Se tomó su tiempo, al parecer para comprometer cada parte de mi cuerpo en su memoria. No sabía que podía ir tan lentamente. Estaba ardiendo de necesidad. Estaba tan preparada que, cuando sus dedos acariciaron entre mis piernas, mi cuerpo entero se movió con su tacto, arqueándose dolorido.
—Maldición, nena, hacer que sea difícil mantener el control. —Su cuerpo se sacudió mientras deslizaba mis dedos dentro de sus pantalones—. Tan malditamente difícil.
No quería que mantuviera el control.
Su respiración se aceleró mientras bajaba sus pantalones. Estaba completamente desnudo debajo de sus pantalones, y por alguna razón lo encontré malditamente sexy. Se sentó, quitándose sus pantalones por completo, y luego su boca viajó hacia abajo, siguiendo el camino de sus manos. Cada caricia de sus labios, toque de su lengua, o pequeña mordida se sentía como si estuviera dejando su marca en mí.
Mis dedos agarraron su cabello cuando su lengua acarició mi ombligo. Un sonido estrangulado escapó de mí, entonces se deslizó aún más abajo, besando mi parte más sensible. No pasó mucho tiempo antes que estuviera agitándome bajo él, gritando mientras me acariciaba, mordisqueaba, y lamía. Me sacó cada aliento, cada gemido y jadeo. Me hice añicos, mi cuerpo retorciéndose y mi corazón latiendo con fuerza.
Las secuelas me sacudieron mientras se sentaba, y tomaba un paquete cerrado. No había notado que se había colocado un condón hasta que su cuerpo cubrió el mío, pecho a pecho, caderas con caderas.
Esperaba que me cambiara de posición sobre él, la forma que dijo que le gusta, pero no lo hizo. Se acomodó entre mis piernas, y podía sentirlo firme y preparado.
—¿Estás segura, nena? —preguntó, su voz profunda y ronca, tan malditamente sexy—. Podemos detenernos aquí mismo.
—Estoy segura. —Deslicé una mano hacia su cadera y enganché una pierna alrededor de la suya, acercándolo—. Por favor, Logan. Quiero esto. Por favor.
*****
Narra Logan
Esa palabra me quebró.
Por favor.
Como si tuviera que rogarme para hacer esto cuando había sido yo el que había estado muriendo por estar dentro de ella. Yo debería ser quien rogara.
Alcancé y tomé la temblorosa mano que había estado descansando sobre mi corazón y presioné un beso en el cent ro de su palma. La forma en que su cuerpo temblaba debajo del mío casi me hizo acabar allí mismo. Levanté la mirada, encontrando la suya. Presión se apoderó de mi pecho. Sus ojos eran tan azules que casi lucían irreales.
Lujuria, abundante y poderosa, golpeó en mí. Del tipo que nunca había sentido. Mi cuerpo me exigió penetrarla, caer completamente dentro de ella. Necesitaba dolorosamente hacerlo, perderme en la adrenalina del placer que sabía que se aproximaba, pero me forcé a mí mismo a retrasar mi liberación. Ella solamente lo había hecho una vez antes, y no quería herirla. No quería que hubiese un momento que no fuera sublimemente perfecto para ella.
Deslizando una mano bajo su delgada cadera, la levanté hasta que estuve listo en su entrada. Mi corazón repitió un latido, y luego se aceleró.
Liberó su mano y acarició mi mejilla.
Estaba malditamente perdido.
Capturando su boca, deslicé mi lengua dentro de su cálida cavidad mientras empujaba dentro de ella lentamente, y santo Dios, sentí cada centímetro en cada terminación nerviosa. Increíble. Deslizarse en ella se sentía como la primera vez. Y de una forma, lo era. Nunca lo había hecho de esta manera antes, cara a cara. Era como un maldito virgen de nuevo.
No creí que fuera posible sentirme de esa forma, pero lo hacía. Mi cuerpo se sacudió con el esfuerzo que tomaba abstenerme de sumergirme dentro de ella y del sentimiento, de la emoción detrás de ello. Alejando mi boca de la suya, empujé más adentro. Era increíblemente estrecha. Cada centímetro ganado era un maldito hermoso milagro. Una eternidad pasó, y estaba completamente dentro y completamente rodeado por ella.
Impresionado. Completo. Mis caderas giraron, y gemí mientras agudas sensaciones martilleaban a través de mí.
_______ gimió, y me puse rígido, mi corazón dando un tropezón. —¿Te estoy lastimando?
—No —susurró, sus ojos tan brillantes y abiertos—. Es sólo que eres… —Un dulce sonrojo cubrió sus mejillas, y maldito Dios, las sensaciones—. Eres grande y yo no he…
Contuve una sonrisa y una oleada de estúpido orgullo. —Lo sé. —
Acaricié su mandíbula con mi pulgar—. Te tomará un par de minutos acostumbrarte.
Asintió y sonrió, pero el tono en sus ojos era demasiado claro, demasiado intenso. Estaba lista y cálida, pero su cuerpo estaba rígido.
Mierda. No estaba disfrutando de esto. No tanto como yo.
Determinado en arreglarlo, mantuve mi cadera sellada a la de ella mientras inclinaba mi cabeza y la besaba suavemente. _______ devolvió el beso, pero la podía sentir temblar debajo de mí. Contuve una maldición, sabiendo que debería haberlo tomado aún más lento.
Deslicé una mano entre nosotros, moviéndola por la frágil línea de su clavícula, y luego hacia abajo, sobre sus pechos. Acaricié uno, rozando mi pulgar por la punta. Su pezón se quedó como una piedra, y esa era una buena señal. Su reacción envió una vibración inmediata a través de mi cuerpo.
Profundizando el beso, me mantuve rígido dentro de ella, permitiéndole tomar el siguiente paso. Y lo hizo. Sus caderas se movieron nerviosamente, solo con un pequeño momento al principio, pero lo sentí como una ola de choque. Moviendo mi cabeza hacia abajo, capturé una punta rosa y succioné. Sus caderas se movieron de nuevo, y levanté mi cabeza, rechinando los dientes. Sus dedos se enredaron en mi cabello mientras sus ojos se desenfocaban y enredaba su pierna alrededor de la mía, en una urgencia silenciosa. Sus caderas se levantaron de nuevo, y dejé salir un chillante jadeo. Gimió y mi sangre hirvió.
Ahora, esa era una buena señal, pero necesitaba asegurarme.
—¿Te encuentras bien? —pregunté, apenas reconociendo mi propia voz.
Enredó sus brazos alrededor de mi cuello. —Sí. Se sintió… se sintió mejor.
—¿Mejor? —Mis labios se deslizaron en media sonrisa—. Podemos hacerlo más que “mejor”.
—¿Podemos? —Sonaba sin aliento.
—Ajá —murmuré, deslizando una mano por su cadera, guiando su otra pierna alrededor de mi cadera. Su jadeo de placer era lo que necesitaba—. ¿Qué tal esto? —La besé mientras me deslicé fuera y luego dentro de nuevo. Ella se sacudió mientras me deslicé fuera a medio camino—. ¿Y esto? —pregunté.
Sus ojos estaban apenas entreabiertos. —Eso estuvo… eso estuvo bien. Eso estuvo… oh… —Luego sus ojos se cerraron por completo y movió su cadera hacia arriba, reclamando los centímet ros—. Oh, guau.
—Sí —gruñí—. Guau.
_______ lo hizo de nuevo y coloqué mi mano en la almohada junto a su cabeza. Le permití marcar el ritmo y santo Dios, una vez que se acostumbró, enredó sus piernas detrás de mis caderas y mi resistencia se quebró. Me deslicé dentro de ella profundamente, una y otra vez. Sus suaves gemidos se alzaron mientras la intensidad y el ritmo se volvieron fervientes. Me moví más rápido, aferrando mis caderas en las suyas y levantando, tomando ventaja y yendo profundamente. Sus movimientos se volvieron desenfrenados, me sentía inconsciente. Me moví en círculos mientras ella gritaba mi nombre y su cuerpo tenía espasmos alrededor del mío en estrechas y sensuales ondas. No podía contenerme. Ya no. Con dos movimientos más, enterré mi rostro en su hombro y seguí en ella hasta que acabé.
Mientras me sacudía dentro de ella, finalmente lo entendí. Maldición.
Entendí en ese momento lo que había sido tan elusivo para mí todo este tiempo. El sexo importaba —oh santa mierda, cómo importaba— cuando lo hacía con una persona que significaba algo.
Y me importaba con _______.
*****
Narra _______
Mi cuerpo dolía en todos los sitios correctos de una realmente, realmente buena y desconocida. Dios, ahora entendía por qué todos perdían la compostura por el sexo. Lo que habíamos hecho había sido increíble. Pero no era tan ingenua para no saber que no siempre era así de sensacional, pero nunca me había sentido así antes, nunca llegué así o me sentí así —Dios, no podía creer que estuviera pensando esto— de llena y completa.
No sabía que el sexo podía realmente sentirse así.
Me tomó demasiado calmar mi ritmo cardíaco, y sabía que a Logan también, porque cuando se retiró, rodó sobre su espalda y me tiró junto a él. Tenía la mitad del cuerpo encima de él. Un brazo y una pierna estaban recostados sobre su cuerpo, y mi mejilla descansaba sobre su corazón.
Permanecimos así, su mano moviéndose en un lento círculo sobre la parte baja de mi espalda. Estaba acurrucada tan cerca cómo podía, más satisfecha de lo que podía recordar.
Todo parecía irreal. Estar acostada junto al fuego después de hacer algo tan maravilloso en un día nevoso. ¿Cuántas novelas de romance presentaban apasionado sexo junto a una chimenea? Más de las que podía contar. Casi me reí, pero…
Pero Logan aún no había hablado.
Abriendo mis ojos, observé las llamas envolver la leña y me dije a mí misma que no perdiera la compostura y arruinara esto, lo que sea que fuera. Por supuesto, mi cerebro no me escuchó en absoluto y comenzó a escupir preguntas como un molesto crío. ¿Por qué no había dicho nada?
¿Estaba arrepentido? ¿Había disfrutado? ¿Fui frígida y no podía esperar a salir jodidamente de aquí? Sin parar, mis pensamientos llegaron hasta que estaba lista para golpearme en el rostro, pero la verdad era que Logan no había dicho nada, ¿y no debería haber dicho algo? Incluso Nate había hablado al poco rato, diciéndome que lo había disfrutado, lo que había resultado ser una mentira, pero aún así había abierto su boca.
Oh Dios, ¿qué si esto había sido un error?.
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 6/10
Capítulo 29
Cerré mis ojos. Nunca habría visto lo que hicimos como un error. De ninguna manera, pero Logan… Su mano aún estaba en mi espalda, y me di cuenta de que estaba totalmente rígida.
—¿_______?
Parte de mí quería esconder la cabeza, pero las mantas estaban enredadas a lo largo de nuestras caderas, y sería realmente incómodo empujar mi cabeza allí. Me forcé a levantar la cabeza y mirarlo. Sus ojos eran perezosas hendiduras, pero sabía que estaba mirándome, mirando todo.
—¿En qué estás pensando? —preguntó.
Calor inundó mis mejillas y comencé a reacomodarme. —Nada. Quiero decir, solo estoy pensando en todo. ¿Lo que hicimos? Fue impresionante. En serio. Y espero que te sientas…
—Detente. —Su brazo se apretó alrededor de mi cintura, manteniéndome en mi lugar, y sus ojos estaban abiertos ahora—.¿Tú esperas que piense que fue impresionante?
Sintiéndome de alguna manera demasiado expuesta, crucé mis brazos sobre mi pecho y asentí.
—¿Estás loca?
Mis cejas se dispararon. —¿Disculpa?
—¿Creíste que eso fue impresionante? No. Eso no fue impresionante. Esa es la mejor jodida cosa que nunca he sentido, nena.
Lo miré boquiabierta.
—Y esa es la verdad. Así que no llenes tu cabeza con mentiras. ¿Estar contigo? Sí, nada nunca se ha comparado con eso. —Con un fluido movimiento, se reacomodó y me puso en su regazo—. ¿Me sientes?
Agarrando sus hombros, jadeé. Oh, lo sentía. Una bola de lava se formó en mi vientre. —Y o… yo te siento.
—Bien, porque es la verdad. —Sus manos se deslizaron en mis caderas, y mi corazón revoloteó en respuesta. Había un destello en sus profundos ojos marrones y travesura en sus sensuales labios.
No podía estar…
Logan se movió ligeramente y se presionó contra mi caliente y listo centro. Santa mierda, él era inhumano. Se rió cuando vio mi expresión.
—¿Qué? Pareces sorprendida, nena.
—¿Estás listo para, uhm… hacerlo de nuevo?
Sus labios se alzaron en una media sonrisa. —Siempre estoy listo cuando se trata de ti, pero no…
—¿No qué? —Me había atascado en toda la cosa de: siempre estoy listo cuando se trata de ti—. ¿No quieres hacerlo de nuevo?
Inclinó su cabeza hacia atrás, sus ojos buscando en mi rostro. —No hay nada más que quiera hacerlo de nuevo, pero no tenemos que hacerlo. —Ahuecó mi mejilla, deslizando su pulgar a lo largo de mi labio inferior—. Podemos relajarnos.
No creía que fuera capaz de solo relajarme, no cuando podía sentirlo y estaba un poco sorprendida de que estuviera demasiado lista para hacerlo de nuevo. Y estaba lista. Estaba empapada y él tenía que saberlo.
Mi corazón estaba golpeando rápido una vez más mientras bajaba mis pestañas.
—Quiero hacerlo.
Su polla saltó. —_______…
Volviendo mi cabeza, sentí su pulgar deslizarse sobre mi labio inferior de nuevo y, en un atrevido movimiento que no sabía que fuera capaz de hacer, chupé la punta en mi boca.
Todo el cuerpo de Logan se sacudió e hizo el sonido más sexy alguna vez hecho.
—Maldición, nena…
Avivada por su respuesta, llevé su pulgar más profundo en mi boca mientras me inclinaba hacia él. Su pecho era suave contra mi sensible piel y gemí alrededor de su dedo, mis ojos cerrándose mientras mi cuerpo temblaba.
—Joder —gruñó, apretando mis caderas mientras se empujaba hacia arriba—. Dios, no puedo conseguir suficiente de ti.
—Me tienes. —Bajé su mano hacia mi pecho, gimiendo en el momento en sus dedos lo cubrieron—. Todo de mí.
Se levantó, besándome. Lento. Profundo. Un dolor pulsó entre mis muslos, entonado con mis rápidos latidos. Deslizando sus manos a lo largo de mis costados, moviendo mis piernas así estaba de horcajadas encima de él, y empujó en mi entrada. Podía haber comenzado esto, pero él llevaba todo el control. Tomó mis pechos con la palma de su mano y mi cabeza cayó hacia atrás, mi cuerpo dolía.
Su boca se cerró sobre una sonrosada punta, y perdí la habilidad para respirar. Lo que hacía con sus labios, su lengua y sus dientes enviaban pinchazos de placer a través de mí, y en ese instante, sabía que Logan podía ser mucho más bruto de lo que era. Y eso me excitó incluso más.
Coloqué mi mano entre nosotros, agarrando su palpitante polla. Su gemido en respuesta envió una ola de temblores a través de mí.
Acariciándolo lentamente, presioné mi frente contra él. —Por favor —susurré con mis ojos cerrados.
—Nena, no tienes que suplicarme. —Atrapó mi labio inferior y lo mordió—. Solo dime lo que quieres y lo tendrás.
Apreté mi agarre y forcé las palabras a salir—: Te quiero. Quiero que me hagas el amor. —Mis ojos se abrieron ante las últimas cuatro palabras.
Quería devolver esas palabras. Oh Dios, no debería haber…
Logan se movió tan rápido que se sintió como si el mundo estuviera girando. Envolvió un brazo alrededor de mi cintura, levantándome y luego recostándome sobre mi espalda. En el momento en que mi cabeza golpeó el almohadón, estaba sobre mí.
Me sacudí mientras me separaba y se zambullía como un hombre hambriento. Una de mis manos escarbó en las mantas y la otra se abrió paso a través de su sedoso cabello, sujetándolo mientras su lengua se enterraba en mi centro. Pensé que podría desmoronarme en ese momento. Estaba cerca, pero sus caricias eran demasiado suaves.
—Sabes tan bien —dijo, metiendo un dedo—. Y estás tan jodidamente apretada. Eres perfecta, ¿sabes? —Sus pestañas cepillaban sus ojos—. Y amo cuando me miras así cuando estoy haciendo esto. —Para puntualizarlo, curveó su dedo, encontrando un lugar que ni siquiera sabía que existía, y grité—. Y realmente amo ese jodido sonido.
Más allá de las palabras, mi cabeza se movía de un lado al otro mientras él lamía, giraba y empujaba. Luego sus labios tocaron un manojo de nervios, sacándome un gemido. Logan gimió contra mí mientras mi cuerpo comenzaba a temblar. Metió otro dedo en mi interior, y exploté, rompiéndome en el olvido.
Logan tenía un condón puesto para cuando el último grito dejó mis hinchados labios. Las cosas parecían empañadas alrededor de los bordes mientras nuestros ojos se trababan. Su ardiente mirada me encendió de nuevo. Una variedad de emociones parpadeó sobre su sorprendente rostro mientras agarraba mis caderas y me ponía de rodillas. Satisfecha, puse mis manos en su pecho. Estas se movieron con cada irregular respiración.
Sosteniéndome contra él, se recostó y me puso encima de su regazo, sus piernas extendiéndose detrás de mí. —Cabálgame —dijo, su mirada ardía.
Moví mis manos hacia sus hombros mientras extendía mis muslos. —¿Otra primera vez?
—Oh, sí —dijo, esperando, listo—. Es otra primera vez.
Eso me hizo insanamente feliz, y mientras nuestros ojos chocaban de nuevo, no estaba preparada para la salvaje y posesiva mirada en ellos.
Agarrando mis caderas con su mano libre, me guió hacia abajo. La inicial mordida de dolor mientras se deslizaba dentro de mí desapareció rápidamente en un asombroso sentimiento de placer.
Me tomó un par de veces conseguir un ritmo, pero pronto él estaba empujando hacia arriba mientras me deslizaba hacia abajo, nuestros cuerpos moviéndose juntos en perfecta sincronía. Atrapó mi boca, envolviendo un brazo alrededor de mi cintura, alineándome contra su pecho mientras su lengua emparejaba las estocadas de nuestras caderas.
—_______ —gruñó, su gran cuerpo temblando.
Me retorcí encima de él, pero no era suficiente. Se me escapó un quejido, y en un único y fluido movimiento, Logan me tenía sobre mi espalda y con sus caderas golpeando en mí. Agarró mis caderas, levantándome mientras iba más y más profundo. Tenía un brazo bajo mis caderas y puso una mano en mi bajo vientre, sosteniéndome en mi lugar. No podía
moverme.
Eso era lo que quería. —Maldición. No quiero que esto termine. Quiero sentir esto… esto ahora. —Movió sus caderas en mí, y todo mi coño tembló—. Quiero sentir esto por siempre.
—Sí. Oh, Dios mío… —La tensión se construyó tan rápido que no podía respirar. Lancé mi cabeza hacia atrás, mis ojos abiertos y ciegos. Las palabras salieron at ropelladamente de mi boca—: Más rápido. Por favor. Logan, por favor. Te a…
Golpeó dentro de mí, cortando mis palabras, y exploté, estallando tan profundamente que él gritó y se vino inmediatamente, su cuerpo convulsionándose. Las cosas que salieron de su boca casi me llevaron al borde de nuevo. Eran oraciones. Maldiciones. Palabras incoherentes que de alguna manera tuvieron sentido para mí. Cuando colapsó encima de mí, enterró su rostro en mi cabello y se las arregló para mantener la mayor parte de su peso en sus brazos. No me habría molestado si se hubiera dejado caer en mí.
Me di cuenta, en ese punto, de que mis piernas aún estaban firmemente envueltas alrededor de sus caderas. Las dejé caer, gimiendo mientras desencadenaba un segundo temblor.
Murmuró algo, y luego dijo—: No quiero moverme.
Sonreí contra la sudorosa y suave piel de su pecho. —No lo hagas.
Su profunda risa retumbó a través de mí. —¿Cómo te sientes?
—Mmh.
—Yo también, nena, yo también.
*****
Narra Logan
Pasamos de las papas fritas, y vegetales crudos, y nos decidimos por queso y galletas saladas para un almuerzo tardío/cena temprana.
—Estamos en el gran momento, nena. —Puse el surtido entre nosotros.
Se rió, ordenando sus galletas en una fila de cinco. —¿No somos sofisticados?
Amando el sonido de su risa, alejé mi mirada de sus galletas hacia ella y casi empujé la comida a un lado y me abalancé sobre ella como un animal. Había colocado mi sudadera con capucha sobre la cabeza de _______ y lucía tan malditamente comestible sentada con sus piernas metidas bajo ella con los bordes de mi sudadera de la Universidad de
Minnesota rozando la suave piel de sus muslos, sin llevar nada más.
La verdad sea dicha. Solo la quería en mi ropa… y media desnuda.
Fácil acceso y todo, acceso que estaría utilizando dentro de poco.
Y también amaba la forma en que su mirada seguía bajando hacia donde mis pantalones de chándal colgaban de mis caderas. Cada vez que sus ojos se cerraban en el área en el medio de ellas, se sonrojaba, mordía su labio o presionaba sus muslos.
No podía creer lo que Nate había dicho sobre ella. Quería romper su mandíbula de nuevo, y tal vez algunas costillas. ¿Frígida? Esta chica era lo opuesto a frígida, una pequeña e imprudente chica caliente que enviaba a volar mi mente.
Capítulo 29
Cerré mis ojos. Nunca habría visto lo que hicimos como un error. De ninguna manera, pero Logan… Su mano aún estaba en mi espalda, y me di cuenta de que estaba totalmente rígida.
—¿_______?
Parte de mí quería esconder la cabeza, pero las mantas estaban enredadas a lo largo de nuestras caderas, y sería realmente incómodo empujar mi cabeza allí. Me forcé a levantar la cabeza y mirarlo. Sus ojos eran perezosas hendiduras, pero sabía que estaba mirándome, mirando todo.
—¿En qué estás pensando? —preguntó.
Calor inundó mis mejillas y comencé a reacomodarme. —Nada. Quiero decir, solo estoy pensando en todo. ¿Lo que hicimos? Fue impresionante. En serio. Y espero que te sientas…
—Detente. —Su brazo se apretó alrededor de mi cintura, manteniéndome en mi lugar, y sus ojos estaban abiertos ahora—.¿Tú esperas que piense que fue impresionante?
Sintiéndome de alguna manera demasiado expuesta, crucé mis brazos sobre mi pecho y asentí.
—¿Estás loca?
Mis cejas se dispararon. —¿Disculpa?
—¿Creíste que eso fue impresionante? No. Eso no fue impresionante. Esa es la mejor jodida cosa que nunca he sentido, nena.
Lo miré boquiabierta.
—Y esa es la verdad. Así que no llenes tu cabeza con mentiras. ¿Estar contigo? Sí, nada nunca se ha comparado con eso. —Con un fluido movimiento, se reacomodó y me puso en su regazo—. ¿Me sientes?
Agarrando sus hombros, jadeé. Oh, lo sentía. Una bola de lava se formó en mi vientre. —Y o… yo te siento.
—Bien, porque es la verdad. —Sus manos se deslizaron en mis caderas, y mi corazón revoloteó en respuesta. Había un destello en sus profundos ojos marrones y travesura en sus sensuales labios.
No podía estar…
Logan se movió ligeramente y se presionó contra mi caliente y listo centro. Santa mierda, él era inhumano. Se rió cuando vio mi expresión.
—¿Qué? Pareces sorprendida, nena.
—¿Estás listo para, uhm… hacerlo de nuevo?
Sus labios se alzaron en una media sonrisa. —Siempre estoy listo cuando se trata de ti, pero no…
—¿No qué? —Me había atascado en toda la cosa de: siempre estoy listo cuando se trata de ti—. ¿No quieres hacerlo de nuevo?
Inclinó su cabeza hacia atrás, sus ojos buscando en mi rostro. —No hay nada más que quiera hacerlo de nuevo, pero no tenemos que hacerlo. —Ahuecó mi mejilla, deslizando su pulgar a lo largo de mi labio inferior—. Podemos relajarnos.
No creía que fuera capaz de solo relajarme, no cuando podía sentirlo y estaba un poco sorprendida de que estuviera demasiado lista para hacerlo de nuevo. Y estaba lista. Estaba empapada y él tenía que saberlo.
Mi corazón estaba golpeando rápido una vez más mientras bajaba mis pestañas.
—Quiero hacerlo.
Su polla saltó. —_______…
Volviendo mi cabeza, sentí su pulgar deslizarse sobre mi labio inferior de nuevo y, en un atrevido movimiento que no sabía que fuera capaz de hacer, chupé la punta en mi boca.
Todo el cuerpo de Logan se sacudió e hizo el sonido más sexy alguna vez hecho.
—Maldición, nena…
Avivada por su respuesta, llevé su pulgar más profundo en mi boca mientras me inclinaba hacia él. Su pecho era suave contra mi sensible piel y gemí alrededor de su dedo, mis ojos cerrándose mientras mi cuerpo temblaba.
—Joder —gruñó, apretando mis caderas mientras se empujaba hacia arriba—. Dios, no puedo conseguir suficiente de ti.
—Me tienes. —Bajé su mano hacia mi pecho, gimiendo en el momento en sus dedos lo cubrieron—. Todo de mí.
Se levantó, besándome. Lento. Profundo. Un dolor pulsó entre mis muslos, entonado con mis rápidos latidos. Deslizando sus manos a lo largo de mis costados, moviendo mis piernas así estaba de horcajadas encima de él, y empujó en mi entrada. Podía haber comenzado esto, pero él llevaba todo el control. Tomó mis pechos con la palma de su mano y mi cabeza cayó hacia atrás, mi cuerpo dolía.
Su boca se cerró sobre una sonrosada punta, y perdí la habilidad para respirar. Lo que hacía con sus labios, su lengua y sus dientes enviaban pinchazos de placer a través de mí, y en ese instante, sabía que Logan podía ser mucho más bruto de lo que era. Y eso me excitó incluso más.
Coloqué mi mano entre nosotros, agarrando su palpitante polla. Su gemido en respuesta envió una ola de temblores a través de mí.
Acariciándolo lentamente, presioné mi frente contra él. —Por favor —susurré con mis ojos cerrados.
—Nena, no tienes que suplicarme. —Atrapó mi labio inferior y lo mordió—. Solo dime lo que quieres y lo tendrás.
Apreté mi agarre y forcé las palabras a salir—: Te quiero. Quiero que me hagas el amor. —Mis ojos se abrieron ante las últimas cuatro palabras.
Quería devolver esas palabras. Oh Dios, no debería haber…
Logan se movió tan rápido que se sintió como si el mundo estuviera girando. Envolvió un brazo alrededor de mi cintura, levantándome y luego recostándome sobre mi espalda. En el momento en que mi cabeza golpeó el almohadón, estaba sobre mí.
Me sacudí mientras me separaba y se zambullía como un hombre hambriento. Una de mis manos escarbó en las mantas y la otra se abrió paso a través de su sedoso cabello, sujetándolo mientras su lengua se enterraba en mi centro. Pensé que podría desmoronarme en ese momento. Estaba cerca, pero sus caricias eran demasiado suaves.
—Sabes tan bien —dijo, metiendo un dedo—. Y estás tan jodidamente apretada. Eres perfecta, ¿sabes? —Sus pestañas cepillaban sus ojos—. Y amo cuando me miras así cuando estoy haciendo esto. —Para puntualizarlo, curveó su dedo, encontrando un lugar que ni siquiera sabía que existía, y grité—. Y realmente amo ese jodido sonido.
Más allá de las palabras, mi cabeza se movía de un lado al otro mientras él lamía, giraba y empujaba. Luego sus labios tocaron un manojo de nervios, sacándome un gemido. Logan gimió contra mí mientras mi cuerpo comenzaba a temblar. Metió otro dedo en mi interior, y exploté, rompiéndome en el olvido.
Logan tenía un condón puesto para cuando el último grito dejó mis hinchados labios. Las cosas parecían empañadas alrededor de los bordes mientras nuestros ojos se trababan. Su ardiente mirada me encendió de nuevo. Una variedad de emociones parpadeó sobre su sorprendente rostro mientras agarraba mis caderas y me ponía de rodillas. Satisfecha, puse mis manos en su pecho. Estas se movieron con cada irregular respiración.
Sosteniéndome contra él, se recostó y me puso encima de su regazo, sus piernas extendiéndose detrás de mí. —Cabálgame —dijo, su mirada ardía.
Moví mis manos hacia sus hombros mientras extendía mis muslos. —¿Otra primera vez?
—Oh, sí —dijo, esperando, listo—. Es otra primera vez.
Eso me hizo insanamente feliz, y mientras nuestros ojos chocaban de nuevo, no estaba preparada para la salvaje y posesiva mirada en ellos.
Agarrando mis caderas con su mano libre, me guió hacia abajo. La inicial mordida de dolor mientras se deslizaba dentro de mí desapareció rápidamente en un asombroso sentimiento de placer.
Me tomó un par de veces conseguir un ritmo, pero pronto él estaba empujando hacia arriba mientras me deslizaba hacia abajo, nuestros cuerpos moviéndose juntos en perfecta sincronía. Atrapó mi boca, envolviendo un brazo alrededor de mi cintura, alineándome contra su pecho mientras su lengua emparejaba las estocadas de nuestras caderas.
—_______ —gruñó, su gran cuerpo temblando.
Me retorcí encima de él, pero no era suficiente. Se me escapó un quejido, y en un único y fluido movimiento, Logan me tenía sobre mi espalda y con sus caderas golpeando en mí. Agarró mis caderas, levantándome mientras iba más y más profundo. Tenía un brazo bajo mis caderas y puso una mano en mi bajo vientre, sosteniéndome en mi lugar. No podía
moverme.
Eso era lo que quería. —Maldición. No quiero que esto termine. Quiero sentir esto… esto ahora. —Movió sus caderas en mí, y todo mi coño tembló—. Quiero sentir esto por siempre.
—Sí. Oh, Dios mío… —La tensión se construyó tan rápido que no podía respirar. Lancé mi cabeza hacia atrás, mis ojos abiertos y ciegos. Las palabras salieron at ropelladamente de mi boca—: Más rápido. Por favor. Logan, por favor. Te a…
Golpeó dentro de mí, cortando mis palabras, y exploté, estallando tan profundamente que él gritó y se vino inmediatamente, su cuerpo convulsionándose. Las cosas que salieron de su boca casi me llevaron al borde de nuevo. Eran oraciones. Maldiciones. Palabras incoherentes que de alguna manera tuvieron sentido para mí. Cuando colapsó encima de mí, enterró su rostro en mi cabello y se las arregló para mantener la mayor parte de su peso en sus brazos. No me habría molestado si se hubiera dejado caer en mí.
Me di cuenta, en ese punto, de que mis piernas aún estaban firmemente envueltas alrededor de sus caderas. Las dejé caer, gimiendo mientras desencadenaba un segundo temblor.
Murmuró algo, y luego dijo—: No quiero moverme.
Sonreí contra la sudorosa y suave piel de su pecho. —No lo hagas.
Su profunda risa retumbó a través de mí. —¿Cómo te sientes?
—Mmh.
—Yo también, nena, yo también.
*****
Narra Logan
Pasamos de las papas fritas, y vegetales crudos, y nos decidimos por queso y galletas saladas para un almuerzo tardío/cena temprana.
—Estamos en el gran momento, nena. —Puse el surtido entre nosotros.
Se rió, ordenando sus galletas en una fila de cinco. —¿No somos sofisticados?
Amando el sonido de su risa, alejé mi mirada de sus galletas hacia ella y casi empujé la comida a un lado y me abalancé sobre ella como un animal. Había colocado mi sudadera con capucha sobre la cabeza de _______ y lucía tan malditamente comestible sentada con sus piernas metidas bajo ella con los bordes de mi sudadera de la Universidad de
Minnesota rozando la suave piel de sus muslos, sin llevar nada más.
La verdad sea dicha. Solo la quería en mi ropa… y media desnuda.
Fácil acceso y todo, acceso que estaría utilizando dentro de poco.
Y también amaba la forma en que su mirada seguía bajando hacia donde mis pantalones de chándal colgaban de mis caderas. Cada vez que sus ojos se cerraban en el área en el medio de ellas, se sonrojaba, mordía su labio o presionaba sus muslos.
No podía creer lo que Nate había dicho sobre ella. Quería romper su mandíbula de nuevo, y tal vez algunas costillas. ¿Frígida? Esta chica era lo opuesto a frígida, una pequeña e imprudente chica caliente que enviaba a volar mi mente.
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 7/10
Capítulo 30
Tomó el cuchillo que había utilizado para cortar el queso y esculpió orejas de ratón. Riéndose, las dejó caer despreocupadamente en una galleta y me alimentó.
Sí, podría acostumbrarme a esto.
Después de alimentarnos el uno al otro, me entregó mi guitarra. Se extendió junto a mí, con sus desnudas piernas cerca del fuego, me escuchó tocar y toqué por horas, deteniéndome cada cierto tiempo para tocarla, besarla, acariciarla.
No podía conseguir suficiente de ella.
Era como una droga que quería seguir retomando. Era adicto a la manera en la que ella se sentía y los sonidos que hacía. Pensé que tal vez, sólo por unos pocos segundos, las cosas serían incómodas entre nosotros después de haber tenido fantástico sexo, y hubieron uno o dos momentos cuando ninguno sabía que decir. O tal vez ambos queríamos decir algo pero no podíamos. De cualquier manera, eso había pasado rápidamente.
Todo era como normalmente era, excepto que parecía más brillante y mejor. Sí, eso sonaba absolutamente pobre, pero era la verdad.
Cada mirada, cada caricia, y cada palabra significaban algo más profundo ahora.
_______ se durmió mientras tocaba guitarra y aunque estaba renuente a dejarla, verifiqué las ventanas y puertas de nuevo. Nada estaba de forma inapropiada. Nadie estaba mirando en nuestras ventanas o tratando de romper las puertas. Si no fuera por los cables cortados en el generador, no habría sido tan malditamente paranoico. Las buenas noticias eran que la nieve casi se había disipado. Mañana desenterraría la moto-nieve y me
dirigiría a la cabaña principal para averiguar en las condiciones que las carreteras estaban.
Principales por ahora, y realmente necesitaba revisar mi móvil para ver si tenía cobertura, ¿pero ahora? Sólo no quería hacerlo.
Regresé a la habitación y sentí mi corazón hacer alguna clase de maldito aleteo cuando mi mirada aterrizó en _______. Recostada sobre su espalda, con el edredón extendido a lo largo de sus piernas y sus sonrosados labios separados, era la criatura más jodidamente hermosa y seductora que alguna vez había visto.
Sí, no quería pensar más allá de _______.
Porque no tenía idea de cómo las cosas serían para nosotros una vez que regresáramos al mundo real y estuviéramos rodeados de amigos y familiares. ¿Era este el comienzo de nuestra relación o alguna aventura?
Sinceramente, no lo sabía. Había escuchado lo que había estado tan cerca de decir cuando se vino, pero yo he sido conocido por arrojar algo de jodida mierda en el calor del momento. Susurrar dulces nadas durante el sexo nunca jamás podría ser tomado en serio. Amabas más o menos a todos, incluyendo a tu profesor de biología, cuando estabas teniendo un orgasmo. Y _______ la inocente y agradable _______ no tenía demasiada
experiencia cuando se trataba de sexo. Un hecho que me jodió, pero en realidad, era siempre duro descifrar los sentimientos una vez que el sexo ha sido añadido a la ecuación.
Sabía que se preocupaba profundamente por mí. Obviamente.
Pero, ¿en realidad me amaba? ¿La clase de amor que mis padres compartían antes de mi padre falleciera? ¿El tipo de amor que sentía…?
Joder.
Arrodillándome junto a ella, cerré mis ojos. Era divertido cómo crees que no terminar una oración en tus pensamientos de alguna manera no lo hace verdadero. Jodidamente estúpido, porque el cerebro podía irse de vacaciones a su propio mundo, pero no cambiaba una maldita cosa.
Estaba enamorado de _______.
Como total, loca e irrevocablemente enamorado de ella, como lo había estado por años. Pensé en el tatuaje que me hice después de la secundaria, el único en mi espalda, y sacudí la cabeza. Tal vez no había querido admitirlo antes, y tal vez era un completo mentiroso por estar con esas otras chicas, pero no podía ignorar como me sentía por ella por más tiempo.
Extendiendo mi mano, cepillé un hilo de cabello de su mejilla y mi mano se detuvo mient ras mi mirada viajaba en su rostro. ¿Habríamos llegado a este punto si no hubiera sido porque la nieve nos había aislado?
No lo creía. Yo habría seguido metiéndome con chicas y ella encontraría alguien que no desfilara con otras mujeres delante de ella. El chico que habría sido bueno para ella. Que habría tenido su mierda organizada. Que la habría tratado como si fuera la cosa más preciada en este mundo. Y habría sido el hijo de puta más suertudo.
Quería ser ese hombre.
Podría ser ese hombre, si ella me quería.
Me tomó jodidamente demasiado no extenderme junto a ella y no despertarla, especialmente cuando se giró sobre su costado, empujando su trasero contra mí. Jooooder.
Pero como anoche, me dormí tan malditamente rápido y desperté junto a ella, extrañamente refrescado por haber dormido en un maldito colchón en el suelo y meciendo la más grande erección de todas las erecciones.
La desperté con mi boca entre sus muslos.
_______ se levantó sobre sus codos, su cabello cayendo sobre sus hombros y su pecho subiendo con respiraciones irregulares. —Logan, ¿qué estás…? —Su voz era ronca a causa del sueño y la excitación. Amaba el sonido—. Oh, Dios.
Sonriendo contra ella, deslicé un dedo dentro de su mojada calidez mientras hacía círculos en su clítoris con mi lengua. Amaba su sabor, su olor y cómo se sentía. Podría pasar una eternidad entre sus piernas. La observé mientras añadía otro dedo y chupaba profundamente. Su peso estaba sobre sus codos y su cabeza cayó hacia atrás. Los bajos y susurrantes gemidos casi me tuvieron en el borde. _______ levantó sus caderas e hizo un
pequeño movimiento contra mi mano y mi boca. Esa era la cosa más jodidamente caliente que alguna vez había visto.
—Oh… —jadeó—. Logan, voy a…
—¿Vas a correrte? —Moví mi lengua rápidamente y sus movimientos se incrementaron—. ¿Sí? Eso es lo que quiero, nena. Córrete.
Y lo hizo.
_______ cayó sobre su espalda, su cuerpo arqueándose, haciendo que la sudadera se deslizara por su estómago. Un torrente de palabras salieron de ella mientras sus músculos internos apretaban mis dedos. Su ceño estaba fruncido y su garganta trabajaba duramente. La observé como un sucio bastardo, pero amaba eso.
Jodidamente hermosa.
Ni siquiera recuerdo moverme, pero de alguna manera le saqué la sudadera y mis pantalones estaban al otro lado de la habitación. El deseo me recorrió duramente, clavándose profundamente. Agarrando sus delgados brazos, los estiré por encima de su cabeza, juntando sus muñecas.
Estaba dentro de ella con un profundo y poderoso movimiento de mis caderas, enterrado totalmente. Su cuerpo estalló a mí alrededor de nuevo y capturé su grito con mis labios. Bombeé una y otra vez, perdiéndome en ella una vez más. Algo se sentía diferente esta vez. Crudo. Bestial. Su ceñido y resbaladizo coño me apretó como un suave guante mientras zambullía mi lengua en su boca. Ella estaba en cada poro, calándose a través de mis músculos y huesos, tomando un profundo lugar dentro de mi pecho.
Mi propia liberación se impulsó a través de mí, encendiéndome hasta que mis caderas golpeaban las suyas y estaba vagamente consciente de sus músculos apretándome y relajándose de nuevo. Nunca había sentido esto antes, tan malditamente conectado y… Santa mierda, lo imposible había ocurrido, algo que nunca antes me había sucedido. Había olvidado usar condón.
Capítulo 30
Tomó el cuchillo que había utilizado para cortar el queso y esculpió orejas de ratón. Riéndose, las dejó caer despreocupadamente en una galleta y me alimentó.
Sí, podría acostumbrarme a esto.
Después de alimentarnos el uno al otro, me entregó mi guitarra. Se extendió junto a mí, con sus desnudas piernas cerca del fuego, me escuchó tocar y toqué por horas, deteniéndome cada cierto tiempo para tocarla, besarla, acariciarla.
No podía conseguir suficiente de ella.
Era como una droga que quería seguir retomando. Era adicto a la manera en la que ella se sentía y los sonidos que hacía. Pensé que tal vez, sólo por unos pocos segundos, las cosas serían incómodas entre nosotros después de haber tenido fantástico sexo, y hubieron uno o dos momentos cuando ninguno sabía que decir. O tal vez ambos queríamos decir algo pero no podíamos. De cualquier manera, eso había pasado rápidamente.
Todo era como normalmente era, excepto que parecía más brillante y mejor. Sí, eso sonaba absolutamente pobre, pero era la verdad.
Cada mirada, cada caricia, y cada palabra significaban algo más profundo ahora.
_______ se durmió mientras tocaba guitarra y aunque estaba renuente a dejarla, verifiqué las ventanas y puertas de nuevo. Nada estaba de forma inapropiada. Nadie estaba mirando en nuestras ventanas o tratando de romper las puertas. Si no fuera por los cables cortados en el generador, no habría sido tan malditamente paranoico. Las buenas noticias eran que la nieve casi se había disipado. Mañana desenterraría la moto-nieve y me
dirigiría a la cabaña principal para averiguar en las condiciones que las carreteras estaban.
Principales por ahora, y realmente necesitaba revisar mi móvil para ver si tenía cobertura, ¿pero ahora? Sólo no quería hacerlo.
Regresé a la habitación y sentí mi corazón hacer alguna clase de maldito aleteo cuando mi mirada aterrizó en _______. Recostada sobre su espalda, con el edredón extendido a lo largo de sus piernas y sus sonrosados labios separados, era la criatura más jodidamente hermosa y seductora que alguna vez había visto.
Sí, no quería pensar más allá de _______.
Porque no tenía idea de cómo las cosas serían para nosotros una vez que regresáramos al mundo real y estuviéramos rodeados de amigos y familiares. ¿Era este el comienzo de nuestra relación o alguna aventura?
Sinceramente, no lo sabía. Había escuchado lo que había estado tan cerca de decir cuando se vino, pero yo he sido conocido por arrojar algo de jodida mierda en el calor del momento. Susurrar dulces nadas durante el sexo nunca jamás podría ser tomado en serio. Amabas más o menos a todos, incluyendo a tu profesor de biología, cuando estabas teniendo un orgasmo. Y _______ la inocente y agradable _______ no tenía demasiada
experiencia cuando se trataba de sexo. Un hecho que me jodió, pero en realidad, era siempre duro descifrar los sentimientos una vez que el sexo ha sido añadido a la ecuación.
Sabía que se preocupaba profundamente por mí. Obviamente.
Pero, ¿en realidad me amaba? ¿La clase de amor que mis padres compartían antes de mi padre falleciera? ¿El tipo de amor que sentía…?
Joder.
Arrodillándome junto a ella, cerré mis ojos. Era divertido cómo crees que no terminar una oración en tus pensamientos de alguna manera no lo hace verdadero. Jodidamente estúpido, porque el cerebro podía irse de vacaciones a su propio mundo, pero no cambiaba una maldita cosa.
Estaba enamorado de _______.
Como total, loca e irrevocablemente enamorado de ella, como lo había estado por años. Pensé en el tatuaje que me hice después de la secundaria, el único en mi espalda, y sacudí la cabeza. Tal vez no había querido admitirlo antes, y tal vez era un completo mentiroso por estar con esas otras chicas, pero no podía ignorar como me sentía por ella por más tiempo.
Extendiendo mi mano, cepillé un hilo de cabello de su mejilla y mi mano se detuvo mient ras mi mirada viajaba en su rostro. ¿Habríamos llegado a este punto si no hubiera sido porque la nieve nos había aislado?
No lo creía. Yo habría seguido metiéndome con chicas y ella encontraría alguien que no desfilara con otras mujeres delante de ella. El chico que habría sido bueno para ella. Que habría tenido su mierda organizada. Que la habría tratado como si fuera la cosa más preciada en este mundo. Y habría sido el hijo de puta más suertudo.
Quería ser ese hombre.
Podría ser ese hombre, si ella me quería.
Me tomó jodidamente demasiado no extenderme junto a ella y no despertarla, especialmente cuando se giró sobre su costado, empujando su trasero contra mí. Jooooder.
Pero como anoche, me dormí tan malditamente rápido y desperté junto a ella, extrañamente refrescado por haber dormido en un maldito colchón en el suelo y meciendo la más grande erección de todas las erecciones.
La desperté con mi boca entre sus muslos.
_______ se levantó sobre sus codos, su cabello cayendo sobre sus hombros y su pecho subiendo con respiraciones irregulares. —Logan, ¿qué estás…? —Su voz era ronca a causa del sueño y la excitación. Amaba el sonido—. Oh, Dios.
Sonriendo contra ella, deslicé un dedo dentro de su mojada calidez mientras hacía círculos en su clítoris con mi lengua. Amaba su sabor, su olor y cómo se sentía. Podría pasar una eternidad entre sus piernas. La observé mientras añadía otro dedo y chupaba profundamente. Su peso estaba sobre sus codos y su cabeza cayó hacia atrás. Los bajos y susurrantes gemidos casi me tuvieron en el borde. _______ levantó sus caderas e hizo un
pequeño movimiento contra mi mano y mi boca. Esa era la cosa más jodidamente caliente que alguna vez había visto.
—Oh… —jadeó—. Logan, voy a…
—¿Vas a correrte? —Moví mi lengua rápidamente y sus movimientos se incrementaron—. ¿Sí? Eso es lo que quiero, nena. Córrete.
Y lo hizo.
_______ cayó sobre su espalda, su cuerpo arqueándose, haciendo que la sudadera se deslizara por su estómago. Un torrente de palabras salieron de ella mientras sus músculos internos apretaban mis dedos. Su ceño estaba fruncido y su garganta trabajaba duramente. La observé como un sucio bastardo, pero amaba eso.
Jodidamente hermosa.
Ni siquiera recuerdo moverme, pero de alguna manera le saqué la sudadera y mis pantalones estaban al otro lado de la habitación. El deseo me recorrió duramente, clavándose profundamente. Agarrando sus delgados brazos, los estiré por encima de su cabeza, juntando sus muñecas.
Estaba dentro de ella con un profundo y poderoso movimiento de mis caderas, enterrado totalmente. Su cuerpo estalló a mí alrededor de nuevo y capturé su grito con mis labios. Bombeé una y otra vez, perdiéndome en ella una vez más. Algo se sentía diferente esta vez. Crudo. Bestial. Su ceñido y resbaladizo coño me apretó como un suave guante mientras zambullía mi lengua en su boca. Ella estaba en cada poro, calándose a través de mis músculos y huesos, tomando un profundo lugar dentro de mi pecho.
Mi propia liberación se impulsó a través de mí, encendiéndome hasta que mis caderas golpeaban las suyas y estaba vagamente consciente de sus músculos apretándome y relajándose de nuevo. Nunca había sentido esto antes, tan malditamente conectado y… Santa mierda, lo imposible había ocurrido, algo que nunca antes me había sucedido. Había olvidado usar condón.
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 8/10
Capítulo 31
Narra _______
Me tomó un momento darme cuenta de por qué Logan se sentía increíblemente bien dentro de mí, caliente y palpitante, y la intensa sensación me quitaba el aliento.
Cada pulgada de él era un delicioso tormento y cada empuje era embriagador.
Él no se había puesto un condón.
Oh por Dios…
La sorpresa me recorrió rápidamente. Le creí cuando dijo que siempre usaba condón. Logan no era estúpido, pero no lo hizo esta vez, ni siquiera se detuvo a considerarlo. El pánico se levantó por un breve momento, pero luego dio paso a una abrumadora ola de placer. Saber que ésta era otra primera vez para él, combinada con la forma que me mantenía apretada, la manera que se sentía sin nada entre nosotros… bueno, me arrastró de cabeza a otro poderoso orgasmo.
—_______ —gruñó, y salió de mí en el último segundo. Su boca estaba sobre la mía mientras presionaba contra mi estómago, su cuerpo invadido por espasmos. Solo entonces dejó ir mis muñecas.
Envolví mis brazos alrededor de sus hombros, lo abracé fuerte mientras réplicas lo sacudieron. No se movió hasta que su respiración desaceleró y su latido volvió a ser normal. Luego bajó la mayor parte de su peso sobre un costado.
Miró hacia abajo, entre nosotros.
—Mierda. Lamento esto. —Sonreí cuando giraba, dejando un beso en su pecho.
—Está bien.
—Siempre uso condón. Es solo… —Soltó una suave risa—. Demonios…
—Todo está bien. —Pasé mis dedos por el pelo que se encrespaba contra su nuca—. Estoy tomando la píldora —le recordé—. Tú podrías… ya sabes.
Sus labios rozaron un costado de mi rostro.
—Lo recordé, pero estoy ciertamente acostumbrado a utilizarlos. Un hábito un poco difícil de romper. —Se echó hacia atrás, aclarándose la garganta—. No es que esté tratando de romper ese hábito o algo así.
Mis labios se separaron, y repentinamente tenía la boca seca. ¿Qué quiso decir con eso? ¿No estaba planeando romper ese hábito porque planeaba seguir con esto?
Cerré los ojos, uniendo mentalmente malas palabras propias de un campesino. Él no quiso decir otra cosa aparte de que no se acostumbraba a no usar un condón. Eso era todo.
O eso esperaba yo.
¿Y qué si cambia una vez que nos vayamos de aquí?
Dios, no podría…
Intenté alejar la inquietante idea, pero se instaló en mi estómago como comida de una semana. Teníamos que hablar, pero cada vez que abría mi boca, nada salía. No sabía qué decir o cómo empezar la conversación. Disculpa, ¿Todavía planeas ser un prostituto?
Sí… eso no terminaría bien. Aún cuando Logan me había dicho que merecía más que alguien para un polvo, yo no pedí algo más, y él no lo ofreció.
Realmente necesitábamos hablar.
Abriendo mis ojos, incliné la cabeza hacia atrás. Logan me observaba con una leve sonrisa en su rostro. Se veía… tan relajado. Más de lo que observé con anterioridad, y ahora sería el momento perfecto para decir algo.
—Necesito una ducha. —Fue lo que salió de mi boca.
La mirada de Logan bajó a mi estómago.
—Sí… lamento eso. Hice un desastre de ti.
Eso no era lo que pretendía decir. Mis mejillas ardieron, especialmente cuando su sonrisa se agrandó.
—Está bien. Digo, el sexo puede ser desastroso a veces y estas cosas pasan y… francamente necesito callarme —Logan rió profundamente, luego besó la punta de mi nariz.
—¿Te he dicho cuán adorable eres? —¿Adorable? Había estado pensando en algo como sexy o caliente. Me encogí de hombros—. Eres jodidamente adorable. —bajando la cabeza un poco más, me besó. Fue un beso rápido y suave, haciéndome curvar los dedos del pie—. Creo que ambos necesitamos una ducha. Será una fría, sin embargo.
Recordando lo helada que fue cuando el generador se apagó, me estremecí.
—Rayos.
—Supongo que depende de cuánto desees esa ducha.
Lo consideré y decidí que efectivamente deseaba esa ducha.
Suspirando, me levanté. Tomando la sábana, la sostuve contra mi pecho.
Las llamas ya bajas en la chimenea, casi apagadas. Presté atención y me di cuenta de que ya no se escuchaba el viento. Mi mirada se dirigió a la ranura delgada en las cortinas y no sabía si debía estar feliz o triste por el hecho de que la tormenta terminaba.
Los labios de Logan rozaron mi hombro desnudo, y giré mi cabeza hacia él.
Su cabello caía sobre su frente, hecho un lío. Mi corazón dio un salto cuando me ofreció su sonrisa torcida.
—¿Ducha?
—Sí…
—¿Juntos?
Calor aumentando en lo bajo de mi vientre.
—¿Sí…?
Esa sonrisa infantil volviéndose traviesa.
—Tal vez ni siquiera notemos que el agua está fría.
Un minuto más tarde, nos dimos cuenta que el agua se hallaba congelada. Ninguna cantidad de Logan desnudo cambiaría ese hecho.
—Santa mierda —dijo, mojando su cabeza bajo el chorro de agua—. Santa jodida mierda.
Sonreí mientras saltaba de un pie a otro delante de él, sus brazos envueltos alrededor de mí.
Le tocó la peor parte de la avalancha de hielo mientras yo solo era rociada por la misma cantidad cada pocos segundos. Pequeñas gotas cubrieron cada centímetro de mi carne, y tan loco como suena, estaba congelada, pero también caliente.
Logan se había enjabonado y la espuma del jabón viajaba por ese implacable estómago suyo, siguiendo sus fuertes músculos y desapareciendo ente sus piernas. No podía dejar de mirar. Era embarazoso. Apasionante. Se volteó en algún momento, y yo me quedé observando el tatuaje en lo bajo de su espalda. ¿Qué idioma era ese?
Luego me enfrentó de nuevo.
—De acuerdo —dijo en un suspiro, negando con la cabeza—. ¿Estás lista para esto?
Levanté mi mirada hacia él y asentí.
—No realmente.
—Trataré de hacerlo lo más rápido y menos doloroso posible. — envolvió sus brazos mi alrededor y me atrajo contra la parte delantera de su cuerpo. Su piel se sentía cálida en algunas áreas, fría en otras, y sabía que podía sentir cuán duros estaban mis pezones contra su pecho. No estaba segura de sí tenía que ver con el frío o con Logan.
Era más que nada por Logan.
—Prepárate. —murmuró, volteándose despacio.
Salté cuando el agua golpeó mi espalda, casi trepando sobre él.
Manteniendo un brazo sobre mí, tomó el jabón. Mis dientes castañeaban mientras él me ayudaba a lavarme. No conseguía quedarme quieta, y cada movimiento fue captado por Logan. Podía sentirlo endurecerse contra mi vientre. Su pecho subía y bajaba rápidamente, y aunque mi piel se sentía como un cubo de hielo, el fuego comenzó a incrementarse en mis venas. Cuando sus manos se colaron entre mis muslos, mordí mi labio. Él realmente se tomó su tiempo ahí.
Era la ducha más fría y ardiente que tuve alguna vez.
Después, me envolvió en una toalla suave y esponjosa y me depositó frente al fuego moribundo. Se cambió velozmente y fue hasta el garaje para volver con madera. Una vez que tuvo el fuego crepitando de nuevo, se volteó hacia mí. La tensión se había apoderado de él después de la ducha. No había dicho mucho, y cuando me miró, sus ojos eran oscuros como fragmentos de obsidiana.
Me retorcí inquieta.
—Voy a bajar a la pensión y ver si saben algo acerca de las carreteras principales. —Se puso en cuclillas delante de mí, con el pelo húmedo encrespado alrededor de sus oídos—. No debería tardar mucho, ¿de acuerdo? —Asentí comenzando a levantarme.
—Puedo ir contigo. Sólo déjame…
—Tú quédate aquí. —Puso sus manos en mis hombros, empujándome gentilmente hacia abajo—. Y mantente caliente. Ya no nieva, pero está más que congelando ahí fuera. Estaré de regreso antes de que notes que me he ido.
Sentía que ya se había ido.
Pero no dije nada mientras lo veía abrigarse como si fuera a esquiar.
No me besó antes de irse, y a pesar de estar sentada frente al fuego, me sentía inexplicablemente fría.
Logan se detuvo en la puerta que daba al sótano, deslizando su celular en el bolsillo de su chaqueta.
—No salgas mientras no estoy, ¿de acuerdo? Sé que no ha ocurrido nada desde lo del generador, pero no quiero correr el riesgo.
—Está bien. —Me volví hacia él, queriendo decir algo, cualquier cosa, pero la capacidad para formar oraciones desapareció por completo.
Se volteó y se detuvo una vez más. Devolviéndome la mirada, abrió la boca, pero entonces sacudió la cabeza y desapareció escaleras abajo.
No sé cuánto tiempo me quedé ahí sentada observando el lugar en donde estuvo parado, diciéndome a mí misma que no debía reaccionar de forma exagerada, pero yo era algo así como la reina del drama.
Debería tener una corona por ello. En el corto período de tiempo desde que se fue y yo escuché la moto nieve encenderse afuera, ya había querido golpearme varias veces por no decirle todo lo que quería decirle.
Me di cuenta entonces de que no tenía nada claro como había pensado antes. Tenía veintiún años y no podía tener una conversación seria de corazón a corazón con Logan y hablar con la verdad. Si ese era el caso, entonces probablemente no debería estar acostándome con él.
Necesitaba crecer.
Diciéndome a mí misma que esa sería la primera cosa que haría cuando volviera, me puse de pie y me apresuré a ir arriba para ponerme ropa limpia. Una vez cambiada, me puse mis botas sobre mis jeans y me senté en el sofá, tamborileando los dedos contra mis rodillas.
Está bien. Quizá la primera cosa que haría cuando regresara no sería atosigarlo acerca de nuestra cuestionable relación. Lo dejaría decirme acerca de las carreteras primero, y más tarde hablaríamos.
Incapaz de quedarme sentada, fui en busca de mi celular. Todavía seguía en el plato de arroz en la cocina. Sacándolo, le quité el arroz y lo armé con esperanzas. Se encendió, pero la pantalla no era más que ondas verdes y azules.
—Mierda —mascullé, luchando con la urgencia de lanzarlo contra la cocina como una pelota de fútbol.
Observé el reloj en la pared. Media hora había pasado desde que Logan se fue y ya me encontraba a punto de volverme loca. Quería salir de esta casa. Sin él aquí, estaba desarrollando un serio caso de claustrofobia.
Deteniéndome frente al árbol de navidad, me acurruqué en mi suéter y miré por la gran ventana. Me sentía… diferente. Era extraño que unos pocos días hubieran transcurridos desde que llegué a Snowshoe, pero parecía muchísimo más tiempo.
Una pequeña sonrisa apareció en mis labios y cerré mis ojos mientras recordaba decirle a Logan que lo deseaba. Dejé de lado la vergüenza que sentí en ese momento y al instante me reí, porque, seriamente… nunca en mi vida había pensado que tenía el coraje para ponerme en ese lugar de esa forma, y en ese momento no me di cuenta de lo asustada que había estado. Eso no era ninguna manera de vivir, me di cuenta sin decir palabra alguna.
Capítulo 31
Narra _______
Me tomó un momento darme cuenta de por qué Logan se sentía increíblemente bien dentro de mí, caliente y palpitante, y la intensa sensación me quitaba el aliento.
Cada pulgada de él era un delicioso tormento y cada empuje era embriagador.
Él no se había puesto un condón.
Oh por Dios…
La sorpresa me recorrió rápidamente. Le creí cuando dijo que siempre usaba condón. Logan no era estúpido, pero no lo hizo esta vez, ni siquiera se detuvo a considerarlo. El pánico se levantó por un breve momento, pero luego dio paso a una abrumadora ola de placer. Saber que ésta era otra primera vez para él, combinada con la forma que me mantenía apretada, la manera que se sentía sin nada entre nosotros… bueno, me arrastró de cabeza a otro poderoso orgasmo.
—_______ —gruñó, y salió de mí en el último segundo. Su boca estaba sobre la mía mientras presionaba contra mi estómago, su cuerpo invadido por espasmos. Solo entonces dejó ir mis muñecas.
Envolví mis brazos alrededor de sus hombros, lo abracé fuerte mientras réplicas lo sacudieron. No se movió hasta que su respiración desaceleró y su latido volvió a ser normal. Luego bajó la mayor parte de su peso sobre un costado.
Miró hacia abajo, entre nosotros.
—Mierda. Lamento esto. —Sonreí cuando giraba, dejando un beso en su pecho.
—Está bien.
—Siempre uso condón. Es solo… —Soltó una suave risa—. Demonios…
—Todo está bien. —Pasé mis dedos por el pelo que se encrespaba contra su nuca—. Estoy tomando la píldora —le recordé—. Tú podrías… ya sabes.
Sus labios rozaron un costado de mi rostro.
—Lo recordé, pero estoy ciertamente acostumbrado a utilizarlos. Un hábito un poco difícil de romper. —Se echó hacia atrás, aclarándose la garganta—. No es que esté tratando de romper ese hábito o algo así.
Mis labios se separaron, y repentinamente tenía la boca seca. ¿Qué quiso decir con eso? ¿No estaba planeando romper ese hábito porque planeaba seguir con esto?
Cerré los ojos, uniendo mentalmente malas palabras propias de un campesino. Él no quiso decir otra cosa aparte de que no se acostumbraba a no usar un condón. Eso era todo.
O eso esperaba yo.
¿Y qué si cambia una vez que nos vayamos de aquí?
Dios, no podría…
Intenté alejar la inquietante idea, pero se instaló en mi estómago como comida de una semana. Teníamos que hablar, pero cada vez que abría mi boca, nada salía. No sabía qué decir o cómo empezar la conversación. Disculpa, ¿Todavía planeas ser un prostituto?
Sí… eso no terminaría bien. Aún cuando Logan me había dicho que merecía más que alguien para un polvo, yo no pedí algo más, y él no lo ofreció.
Realmente necesitábamos hablar.
Abriendo mis ojos, incliné la cabeza hacia atrás. Logan me observaba con una leve sonrisa en su rostro. Se veía… tan relajado. Más de lo que observé con anterioridad, y ahora sería el momento perfecto para decir algo.
—Necesito una ducha. —Fue lo que salió de mi boca.
La mirada de Logan bajó a mi estómago.
—Sí… lamento eso. Hice un desastre de ti.
Eso no era lo que pretendía decir. Mis mejillas ardieron, especialmente cuando su sonrisa se agrandó.
—Está bien. Digo, el sexo puede ser desastroso a veces y estas cosas pasan y… francamente necesito callarme —Logan rió profundamente, luego besó la punta de mi nariz.
—¿Te he dicho cuán adorable eres? —¿Adorable? Había estado pensando en algo como sexy o caliente. Me encogí de hombros—. Eres jodidamente adorable. —bajando la cabeza un poco más, me besó. Fue un beso rápido y suave, haciéndome curvar los dedos del pie—. Creo que ambos necesitamos una ducha. Será una fría, sin embargo.
Recordando lo helada que fue cuando el generador se apagó, me estremecí.
—Rayos.
—Supongo que depende de cuánto desees esa ducha.
Lo consideré y decidí que efectivamente deseaba esa ducha.
Suspirando, me levanté. Tomando la sábana, la sostuve contra mi pecho.
Las llamas ya bajas en la chimenea, casi apagadas. Presté atención y me di cuenta de que ya no se escuchaba el viento. Mi mirada se dirigió a la ranura delgada en las cortinas y no sabía si debía estar feliz o triste por el hecho de que la tormenta terminaba.
Los labios de Logan rozaron mi hombro desnudo, y giré mi cabeza hacia él.
Su cabello caía sobre su frente, hecho un lío. Mi corazón dio un salto cuando me ofreció su sonrisa torcida.
—¿Ducha?
—Sí…
—¿Juntos?
Calor aumentando en lo bajo de mi vientre.
—¿Sí…?
Esa sonrisa infantil volviéndose traviesa.
—Tal vez ni siquiera notemos que el agua está fría.
Un minuto más tarde, nos dimos cuenta que el agua se hallaba congelada. Ninguna cantidad de Logan desnudo cambiaría ese hecho.
—Santa mierda —dijo, mojando su cabeza bajo el chorro de agua—. Santa jodida mierda.
Sonreí mientras saltaba de un pie a otro delante de él, sus brazos envueltos alrededor de mí.
Le tocó la peor parte de la avalancha de hielo mientras yo solo era rociada por la misma cantidad cada pocos segundos. Pequeñas gotas cubrieron cada centímetro de mi carne, y tan loco como suena, estaba congelada, pero también caliente.
Logan se había enjabonado y la espuma del jabón viajaba por ese implacable estómago suyo, siguiendo sus fuertes músculos y desapareciendo ente sus piernas. No podía dejar de mirar. Era embarazoso. Apasionante. Se volteó en algún momento, y yo me quedé observando el tatuaje en lo bajo de su espalda. ¿Qué idioma era ese?
Luego me enfrentó de nuevo.
—De acuerdo —dijo en un suspiro, negando con la cabeza—. ¿Estás lista para esto?
Levanté mi mirada hacia él y asentí.
—No realmente.
—Trataré de hacerlo lo más rápido y menos doloroso posible. — envolvió sus brazos mi alrededor y me atrajo contra la parte delantera de su cuerpo. Su piel se sentía cálida en algunas áreas, fría en otras, y sabía que podía sentir cuán duros estaban mis pezones contra su pecho. No estaba segura de sí tenía que ver con el frío o con Logan.
Era más que nada por Logan.
—Prepárate. —murmuró, volteándose despacio.
Salté cuando el agua golpeó mi espalda, casi trepando sobre él.
Manteniendo un brazo sobre mí, tomó el jabón. Mis dientes castañeaban mientras él me ayudaba a lavarme. No conseguía quedarme quieta, y cada movimiento fue captado por Logan. Podía sentirlo endurecerse contra mi vientre. Su pecho subía y bajaba rápidamente, y aunque mi piel se sentía como un cubo de hielo, el fuego comenzó a incrementarse en mis venas. Cuando sus manos se colaron entre mis muslos, mordí mi labio. Él realmente se tomó su tiempo ahí.
Era la ducha más fría y ardiente que tuve alguna vez.
Después, me envolvió en una toalla suave y esponjosa y me depositó frente al fuego moribundo. Se cambió velozmente y fue hasta el garaje para volver con madera. Una vez que tuvo el fuego crepitando de nuevo, se volteó hacia mí. La tensión se había apoderado de él después de la ducha. No había dicho mucho, y cuando me miró, sus ojos eran oscuros como fragmentos de obsidiana.
Me retorcí inquieta.
—Voy a bajar a la pensión y ver si saben algo acerca de las carreteras principales. —Se puso en cuclillas delante de mí, con el pelo húmedo encrespado alrededor de sus oídos—. No debería tardar mucho, ¿de acuerdo? —Asentí comenzando a levantarme.
—Puedo ir contigo. Sólo déjame…
—Tú quédate aquí. —Puso sus manos en mis hombros, empujándome gentilmente hacia abajo—. Y mantente caliente. Ya no nieva, pero está más que congelando ahí fuera. Estaré de regreso antes de que notes que me he ido.
Sentía que ya se había ido.
Pero no dije nada mientras lo veía abrigarse como si fuera a esquiar.
No me besó antes de irse, y a pesar de estar sentada frente al fuego, me sentía inexplicablemente fría.
Logan se detuvo en la puerta que daba al sótano, deslizando su celular en el bolsillo de su chaqueta.
—No salgas mientras no estoy, ¿de acuerdo? Sé que no ha ocurrido nada desde lo del generador, pero no quiero correr el riesgo.
—Está bien. —Me volví hacia él, queriendo decir algo, cualquier cosa, pero la capacidad para formar oraciones desapareció por completo.
Se volteó y se detuvo una vez más. Devolviéndome la mirada, abrió la boca, pero entonces sacudió la cabeza y desapareció escaleras abajo.
No sé cuánto tiempo me quedé ahí sentada observando el lugar en donde estuvo parado, diciéndome a mí misma que no debía reaccionar de forma exagerada, pero yo era algo así como la reina del drama.
Debería tener una corona por ello. En el corto período de tiempo desde que se fue y yo escuché la moto nieve encenderse afuera, ya había querido golpearme varias veces por no decirle todo lo que quería decirle.
Me di cuenta entonces de que no tenía nada claro como había pensado antes. Tenía veintiún años y no podía tener una conversación seria de corazón a corazón con Logan y hablar con la verdad. Si ese era el caso, entonces probablemente no debería estar acostándome con él.
Necesitaba crecer.
Diciéndome a mí misma que esa sería la primera cosa que haría cuando volviera, me puse de pie y me apresuré a ir arriba para ponerme ropa limpia. Una vez cambiada, me puse mis botas sobre mis jeans y me senté en el sofá, tamborileando los dedos contra mis rodillas.
Está bien. Quizá la primera cosa que haría cuando regresara no sería atosigarlo acerca de nuestra cuestionable relación. Lo dejaría decirme acerca de las carreteras primero, y más tarde hablaríamos.
Incapaz de quedarme sentada, fui en busca de mi celular. Todavía seguía en el plato de arroz en la cocina. Sacándolo, le quité el arroz y lo armé con esperanzas. Se encendió, pero la pantalla no era más que ondas verdes y azules.
—Mierda —mascullé, luchando con la urgencia de lanzarlo contra la cocina como una pelota de fútbol.
Observé el reloj en la pared. Media hora había pasado desde que Logan se fue y ya me encontraba a punto de volverme loca. Quería salir de esta casa. Sin él aquí, estaba desarrollando un serio caso de claustrofobia.
Deteniéndome frente al árbol de navidad, me acurruqué en mi suéter y miré por la gran ventana. Me sentía… diferente. Era extraño que unos pocos días hubieran transcurridos desde que llegué a Snowshoe, pero parecía muchísimo más tiempo.
Una pequeña sonrisa apareció en mis labios y cerré mis ojos mientras recordaba decirle a Logan que lo deseaba. Dejé de lado la vergüenza que sentí en ese momento y al instante me reí, porque, seriamente… nunca en mi vida había pensado que tenía el coraje para ponerme en ese lugar de esa forma, y en ese momento no me di cuenta de lo asustada que había estado. Eso no era ninguna manera de vivir, me di cuenta sin decir palabra alguna.
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 9/10
Capítulo 32
No tenía nada que ver con el sexo, la manera en que me sentía.
Bueno, si me dolía de una manera totalmente placentera en áreas que no pensé que dolería, pero era más que eso. Nunca fui t ras aquello que quería. Siempre he sido muy cuidadosa, y desde la forma en que terminaron las cosas con Nate, he estado incluso más asustada de soltarme, de no estar en control y hacer cosas que podrían terminar en un mundo de dolor.
De cierto modo, era como una infantil manta de seguridad que había envuelto a mí alrededor. Decirle a Logan que lo deseaba fue como arrojar esa manta. Ahora sólo tenía que seguir adelante y expresarle todo.
Necesitaba confesarle a Logan que lo amaba.
Mi corazón dio un vuelco al pensar en eso. Iba a tener miedo. Iba a ser dolorosamente incómodo, y preferiría patearme a mí misma que hacer esto, pero lo haría.
Tras estar a solas con esos pensamientos más de una hora, no soportaba más la espera. Aclaré mi mente sin siquiera pensar en ello. Me puse mi abrigo, al igual que un par de guantes y un sombrero, y me dirigí al garaje.
Arrastrar la otra moto de nieve afuera fue un enorme dolor en el culo. Ya que no existía electricidad, me tomó unos momentos abrir la puerta del garaje a mano; no la cerré por completo, para así lograr abrirla nuevamente cuando volviera. Me subí a la moto roja y blanca y dejé escapar un suspiro de felicidad cuando la hice arrancar sin problemas. La temperatura era brutalmente fría, así que me apresuré mientras me colocaba el casco.
No era una profesional conduciendo una moto nieve, pero había tanta nieve ahora que ésta se deslizaba suavemente levantando una fina capa. Incluso con guantes, mis dedos se sentían como palitos de pescado congelados para el momento en que me detuve frente a la casa principal.
Había gente parada adelante de sus negocios a lo largo de la calle, palas en mano, comenzando el proceso de excavación masivo. En algunas zonas la nieve cubría coches, y sólo finas partes del metal se asomaba bajo ella. Era increíble y loco ver lo que la Madre Naturaleza era capaz de hacer cuando está molesta o aburrida.
Varias motos de nieve yacían estacionadas en la acera ya limpia, y no distinguía cuál de ellas era la de Logan. Todas se veían igual para mí.
Mientras caminaba a la acera conseguí escuchar maquinaria en la distancia, lo que supuse serían máquinas de arado.
El albergue era todo agradable y cálido, iluminado con luces y televisores. Me quité el casco y miré todo a mí alrededor, era como el paraíso. Obviamente ellos no habían perdido la energía aquí. Bastardos con suerte.
Pero honestamente, no podría estar molesta acerca del corte de energía. Acurrucarme con Logan compensó el hecho de comer horrible comida congelada y bañarme con agua fría.
Había un cuarto de juegos y una sala de estar a un costado, y el aroma de café fresco y tocino… demonios, apostaba a que Logan estaba ahí, metiendo comida en su boca. No es que pudiera culparlo. Yo haría cosas malas por un poco de huevos revueltos justo ahora.
Una gran cantidad de personas estaban agrupadas en torno a los juegos y sofás. Algunos de ellos hablaban acerca de cuánto tiempo habían estado sin electricidad o cuándo planeaban irse. Recorrí la multitud con la mirada, pero no vi a Logan. Reconocí, sin embargo, al barman de la primera noche que estuve aquí.
Se volteó y sonrió al verme.
—Hola, es bueno saber que sobreviviste a la ventisca del siglo. —Sosteniendo el casco contra mi cadera me aproximé a él.
—Sí, sobrevivimos sin electricidad.
—Eso oí. —Bebió de su café y mis papilas gustativas comenzaron a babear—. Tu amigo me dijo que un árbol arrastró los cables de alta tensión. —Mis cejas se levantaron.
—¿Logan? —Asintió.
—Sí, estuvo aquí hace un momento. Me comentaba que pensaba que alguien había estado jugando con la casa durante la tormenta, algo sobre un disparo por la ventana que cortó los cables que conectan al generador.
—Sí, esperaba que… —Mi voz se apagó, repitiendo sus palabras en mi cabeza—. Espera. ¿Dijiste que Logan estuvo aquí?
Rascando su mandíbula, asintió con la cabeza.
—Sí, preguntó acerca de las carreteras, también. Parecía ansioso por salir de la ciudad. No es que pueda culparlo. La nieve es divertida cuando puedes salir y hacer cosas, pero cuando cae de esta forma, no es muy divertida.
—Oh. —Cambié el casco de lugar—. Debo haberlo perdido entonces. —Sin embargo, tan pronto dije aquello, sabía que no tenía sentido. Sólo conocía una manera de llegar desde el albergue a la casa y lo habría visto. Miedo congeló la sangre en mis venas. ¿Y si había quedado varado en algún lugar y estuviera herido? —. ¿Cuándo se fue? —pregunté.
Su ceño se frunció en concentración.
—Ah, hace media hora, tal vez. —Mi corazón se paralizó. Juro que perdí el ritmo cardíaco—. Sí, hace media hora. Él y Sasha se marcharon alrededor de las 9:30.
—¿Cómo? —Yo no… Y o no debía de haberlo oído bien. No había posibilidad. Mis orejas estaban jodidas y confundieron las palabras. De ninguna manera él quiso decir Sexy Sasha, la escultural morena bomba sexy que Logan conocía del pasado—. ¿Se marchó con Sasha?
—Sí. —Sonrió, y no me gustó esa sonrisa. Era una sonrisa compasiva—. Se veía ciertamente contento de verla, y ambos siempre salen juntos cuando él viene aquí.
Me quedé observándolo. Logan venía mucho aquí durante la temporada, a veces solo y en otras ocasiones con Tanner. Yo solo hice el viaje de Navidad, así que no imaginé que el barman estuviera familiarizado con Logan.
Con Logan y con Sasha juntos, aparentemente.
Él sacudió su cabeza, sonriendo.
—Creo que se dirigían a lo de Sasha. Igualmente ha estado sin electricidad, pero dudo que él vaya a chequear eso.
Sí, lo dudaba también porque, oh Dios, porque Logan no sabía una mierda sobre electricidad. Él estaba con Sasha.
Se encontraba con la maldita de Sasha.
Di un paso atrás, mi boca abierta, pero no sabía qué decir. Mi estómago se revolvió cuando un profundo dolor explotó en mi pecho. Me sentía enferma.
—Oye —dijo el barman, poniendo sus manos en mis hombros mientras yo me inclinaba—. ¿Estás bien?
—Sí. —Mi voz sonaba chillona y lejana—. Estoy bien.
Pero no era verdad. Estaba lejos de estar bien. Ese dolor en mi pecho se arrastraba por mis venas hasta mi garganta. Mis ojos ardían y mi cuerpo se sentía entumecido.
—Oh, mierda. —Soltó mis hombros y se encogió como si me acabara de decir que tenía alguna enfermedad incurable—. Oh, mierda, mierda, mierda. Estás con Logan, ¿no? Como, con él. —No me dio tiempo de responder—. Mira, solo estoy hablando estupideces. Estoy seguro de que fue allí para ver lo del corte de luz y eso es todo.
Verdaderamente no escuché más de su marcha atrás. Mi corazón sonaba fuerte en mis oídos. El suelo parecía haberse movido bajo mis pies, y aún de pie, sentía como si fuera a caerme. Parte de mí quería patear al informante. Saltar sobre él y golpear mis puños contra su estómago y hacerlo retractarse de lo que dijo, pero no era su culpa. Tenía que continuar diciéndome eso.
—No estoy con él —solté de golpe. Frunció el ceño.
—¿Cómo?
—No estoy con él —repetí, y eso dolió. Dolía físicamente.
Como si alguien me apuñalara con un cuchillo oxidado en el pecho y lo hubiera retorcido, porque era la verdad. No tenía nada con Logan. Tuve sexo con él, pero no una relación.
No existía etiqueta entre nosotros, ni promesas. Él me dijo que yo merecía algo más que un polvo, pero eso es lo que era. Nada más que un polvo cuando fue mencionado y hecho.
Y esto, esto era típico de Logan, ir de una chica a la siguiente. No sería la primera vez que estuviera con dos chicas en un solo día… o al mismo tiempo. Había estado tan callado después de la ducha, tan tenso. ¿Había decidido que tuvo suficiente?
Lo conocía mejor que cualquier otra persona en el planeta. El sexo no significaba nada para él. Una y otra vez había dicho que solo se trataba de dos personas pasando el rato. ¿Por qué creí que haría una diferencia conmigo? ¿Sólo porque me folló cara a cara y se olvidó de usar un condón una vez? Santa mierda, ¿realmente pensé que eso significó algo?
Sí, lo hice. Dios, efectivamente pensé que yo significaba más.
—Linda —dijo el barman—. Lo siento.
Sin decir más, me di la vuelta y salí de la enorme sala. Me dirigí a la puerta, pero me detuve y retrocedí a la casa principal.
—¿Puedo usar el teléfono, por favor? —No reconocí mi propia voz mientras dejaba el casco sobre la encimera.
La mujer detrás del escritorio asintió y me extendió el auricular. Casi llamé a Andrea, pero no podía hablar con ella. Lo sabría al momento que oyera mi voz. Sonó dos veces antes de que la llamada fuera tomada.
—¿Mamá? —Hubo una pausa llena de estática.
—¿_______? ¿Eres tú?
A no ser que hubiera otro hijo del que yo no supiera…
—Sí, soy yo.
—Oh, gracias a Dios. He estado preocupada con esta tormenta y todo eso y no contestabas tu teléfono. La madre de Logan dijo que le hiciste algo y que ustedes dos estaban bien, y que tú sabías que yo estaría bien con él ahí, pero…
Me estremecí al oír su nombre y casi perdí el hilo de la conversación en ese instante.
—Mamá, ¿Cómo están las carreteras para regresar a casa?
—Las carreteras principales están bastante claras. Tu padre dijo que las autopistas están bien.
—Bueno. —Cerré los ojos y los apreté contra el ardor que empezaba a sentir—. ¿Tú… t ú crees que puedan venir a recogerme?
—Obvio. Por supuesto, ¿Pero qué hay de Logan? ¿Él se quedará más tiempo? ¿O hay algo malo con su auto?
Mi madre, la reina de las preguntas. Ni siquiera pude comenzar a responderlas.
—Su auto no tiene nada. Y o solo… yo solo quiero ir a casa. Por favor.
Hubo otra pausa y estoy segura de que escuché la brusca respiración de Mamá.
—¿Te encuentras bien, cariño?
—Sí —solté agudamente, forzando a mis ojos a abrirse. La mujer detrás del escritorio me observaba como si yo fuera una desquiciada enferma mental—. Creo que me estoy viniendo abajo con algo.
Mamá habló sobre estar enferma para Navidad, y luego cortó la llamada para ir a buscar a papá. Me sentía horrible por pedirles que condujeran más de una hora para venir a buscarme, pero no podía estar en la casa con Logan después de esto. No creía que pudiera estar cerca de él de nuevo.
Agradeciéndole a la mujer, le devolví el teléfono y me dirigí a la moto de nieve. No recuerdo el viaje de vuelta a la casa. Sólo que cuando me bajé de la moto de nieve me di cuenta que me había dejado mi casco en el albergue. Ni siquiera percibí el azotador viento en el viaje hasta aquí. Estaba entumecida mientras tropezaba a través de la nieve.
Vi las huellas primero. No huellas de una moto de nieve, sino dos pares de barras que provenían del el costado de la casa, del tipo que dejan los esquís al arrastrarlos por la nieve.
Mi estómago se contrajo.
¿Logan volvió mientras yo había estado en el albergue? ¿Y traía a Sasha con él?
Me quedé observando las marcas en la nieve. No. De ninguna manera sería así de descarado. A no ser que no le importara. Oh Dios, ni siquiera podía pensar en eso. Apreté mi mano cubierta por el guante contra la parte delantera de mi chaqueta. Si estaba ahí dentro con Sasha, le patearía el trasero.
Capítulo 32
No tenía nada que ver con el sexo, la manera en que me sentía.
Bueno, si me dolía de una manera totalmente placentera en áreas que no pensé que dolería, pero era más que eso. Nunca fui t ras aquello que quería. Siempre he sido muy cuidadosa, y desde la forma en que terminaron las cosas con Nate, he estado incluso más asustada de soltarme, de no estar en control y hacer cosas que podrían terminar en un mundo de dolor.
De cierto modo, era como una infantil manta de seguridad que había envuelto a mí alrededor. Decirle a Logan que lo deseaba fue como arrojar esa manta. Ahora sólo tenía que seguir adelante y expresarle todo.
Necesitaba confesarle a Logan que lo amaba.
Mi corazón dio un vuelco al pensar en eso. Iba a tener miedo. Iba a ser dolorosamente incómodo, y preferiría patearme a mí misma que hacer esto, pero lo haría.
Tras estar a solas con esos pensamientos más de una hora, no soportaba más la espera. Aclaré mi mente sin siquiera pensar en ello. Me puse mi abrigo, al igual que un par de guantes y un sombrero, y me dirigí al garaje.
Arrastrar la otra moto de nieve afuera fue un enorme dolor en el culo. Ya que no existía electricidad, me tomó unos momentos abrir la puerta del garaje a mano; no la cerré por completo, para así lograr abrirla nuevamente cuando volviera. Me subí a la moto roja y blanca y dejé escapar un suspiro de felicidad cuando la hice arrancar sin problemas. La temperatura era brutalmente fría, así que me apresuré mientras me colocaba el casco.
No era una profesional conduciendo una moto nieve, pero había tanta nieve ahora que ésta se deslizaba suavemente levantando una fina capa. Incluso con guantes, mis dedos se sentían como palitos de pescado congelados para el momento en que me detuve frente a la casa principal.
Había gente parada adelante de sus negocios a lo largo de la calle, palas en mano, comenzando el proceso de excavación masivo. En algunas zonas la nieve cubría coches, y sólo finas partes del metal se asomaba bajo ella. Era increíble y loco ver lo que la Madre Naturaleza era capaz de hacer cuando está molesta o aburrida.
Varias motos de nieve yacían estacionadas en la acera ya limpia, y no distinguía cuál de ellas era la de Logan. Todas se veían igual para mí.
Mientras caminaba a la acera conseguí escuchar maquinaria en la distancia, lo que supuse serían máquinas de arado.
El albergue era todo agradable y cálido, iluminado con luces y televisores. Me quité el casco y miré todo a mí alrededor, era como el paraíso. Obviamente ellos no habían perdido la energía aquí. Bastardos con suerte.
Pero honestamente, no podría estar molesta acerca del corte de energía. Acurrucarme con Logan compensó el hecho de comer horrible comida congelada y bañarme con agua fría.
Había un cuarto de juegos y una sala de estar a un costado, y el aroma de café fresco y tocino… demonios, apostaba a que Logan estaba ahí, metiendo comida en su boca. No es que pudiera culparlo. Yo haría cosas malas por un poco de huevos revueltos justo ahora.
Una gran cantidad de personas estaban agrupadas en torno a los juegos y sofás. Algunos de ellos hablaban acerca de cuánto tiempo habían estado sin electricidad o cuándo planeaban irse. Recorrí la multitud con la mirada, pero no vi a Logan. Reconocí, sin embargo, al barman de la primera noche que estuve aquí.
Se volteó y sonrió al verme.
—Hola, es bueno saber que sobreviviste a la ventisca del siglo. —Sosteniendo el casco contra mi cadera me aproximé a él.
—Sí, sobrevivimos sin electricidad.
—Eso oí. —Bebió de su café y mis papilas gustativas comenzaron a babear—. Tu amigo me dijo que un árbol arrastró los cables de alta tensión. —Mis cejas se levantaron.
—¿Logan? —Asintió.
—Sí, estuvo aquí hace un momento. Me comentaba que pensaba que alguien había estado jugando con la casa durante la tormenta, algo sobre un disparo por la ventana que cortó los cables que conectan al generador.
—Sí, esperaba que… —Mi voz se apagó, repitiendo sus palabras en mi cabeza—. Espera. ¿Dijiste que Logan estuvo aquí?
Rascando su mandíbula, asintió con la cabeza.
—Sí, preguntó acerca de las carreteras, también. Parecía ansioso por salir de la ciudad. No es que pueda culparlo. La nieve es divertida cuando puedes salir y hacer cosas, pero cuando cae de esta forma, no es muy divertida.
—Oh. —Cambié el casco de lugar—. Debo haberlo perdido entonces. —Sin embargo, tan pronto dije aquello, sabía que no tenía sentido. Sólo conocía una manera de llegar desde el albergue a la casa y lo habría visto. Miedo congeló la sangre en mis venas. ¿Y si había quedado varado en algún lugar y estuviera herido? —. ¿Cuándo se fue? —pregunté.
Su ceño se frunció en concentración.
—Ah, hace media hora, tal vez. —Mi corazón se paralizó. Juro que perdí el ritmo cardíaco—. Sí, hace media hora. Él y Sasha se marcharon alrededor de las 9:30.
—¿Cómo? —Yo no… Y o no debía de haberlo oído bien. No había posibilidad. Mis orejas estaban jodidas y confundieron las palabras. De ninguna manera él quiso decir Sexy Sasha, la escultural morena bomba sexy que Logan conocía del pasado—. ¿Se marchó con Sasha?
—Sí. —Sonrió, y no me gustó esa sonrisa. Era una sonrisa compasiva—. Se veía ciertamente contento de verla, y ambos siempre salen juntos cuando él viene aquí.
Me quedé observándolo. Logan venía mucho aquí durante la temporada, a veces solo y en otras ocasiones con Tanner. Yo solo hice el viaje de Navidad, así que no imaginé que el barman estuviera familiarizado con Logan.
Con Logan y con Sasha juntos, aparentemente.
Él sacudió su cabeza, sonriendo.
—Creo que se dirigían a lo de Sasha. Igualmente ha estado sin electricidad, pero dudo que él vaya a chequear eso.
Sí, lo dudaba también porque, oh Dios, porque Logan no sabía una mierda sobre electricidad. Él estaba con Sasha.
Se encontraba con la maldita de Sasha.
Di un paso atrás, mi boca abierta, pero no sabía qué decir. Mi estómago se revolvió cuando un profundo dolor explotó en mi pecho. Me sentía enferma.
—Oye —dijo el barman, poniendo sus manos en mis hombros mientras yo me inclinaba—. ¿Estás bien?
—Sí. —Mi voz sonaba chillona y lejana—. Estoy bien.
Pero no era verdad. Estaba lejos de estar bien. Ese dolor en mi pecho se arrastraba por mis venas hasta mi garganta. Mis ojos ardían y mi cuerpo se sentía entumecido.
—Oh, mierda. —Soltó mis hombros y se encogió como si me acabara de decir que tenía alguna enfermedad incurable—. Oh, mierda, mierda, mierda. Estás con Logan, ¿no? Como, con él. —No me dio tiempo de responder—. Mira, solo estoy hablando estupideces. Estoy seguro de que fue allí para ver lo del corte de luz y eso es todo.
Verdaderamente no escuché más de su marcha atrás. Mi corazón sonaba fuerte en mis oídos. El suelo parecía haberse movido bajo mis pies, y aún de pie, sentía como si fuera a caerme. Parte de mí quería patear al informante. Saltar sobre él y golpear mis puños contra su estómago y hacerlo retractarse de lo que dijo, pero no era su culpa. Tenía que continuar diciéndome eso.
—No estoy con él —solté de golpe. Frunció el ceño.
—¿Cómo?
—No estoy con él —repetí, y eso dolió. Dolía físicamente.
Como si alguien me apuñalara con un cuchillo oxidado en el pecho y lo hubiera retorcido, porque era la verdad. No tenía nada con Logan. Tuve sexo con él, pero no una relación.
No existía etiqueta entre nosotros, ni promesas. Él me dijo que yo merecía algo más que un polvo, pero eso es lo que era. Nada más que un polvo cuando fue mencionado y hecho.
Y esto, esto era típico de Logan, ir de una chica a la siguiente. No sería la primera vez que estuviera con dos chicas en un solo día… o al mismo tiempo. Había estado tan callado después de la ducha, tan tenso. ¿Había decidido que tuvo suficiente?
Lo conocía mejor que cualquier otra persona en el planeta. El sexo no significaba nada para él. Una y otra vez había dicho que solo se trataba de dos personas pasando el rato. ¿Por qué creí que haría una diferencia conmigo? ¿Sólo porque me folló cara a cara y se olvidó de usar un condón una vez? Santa mierda, ¿realmente pensé que eso significó algo?
Sí, lo hice. Dios, efectivamente pensé que yo significaba más.
—Linda —dijo el barman—. Lo siento.
Sin decir más, me di la vuelta y salí de la enorme sala. Me dirigí a la puerta, pero me detuve y retrocedí a la casa principal.
—¿Puedo usar el teléfono, por favor? —No reconocí mi propia voz mientras dejaba el casco sobre la encimera.
La mujer detrás del escritorio asintió y me extendió el auricular. Casi llamé a Andrea, pero no podía hablar con ella. Lo sabría al momento que oyera mi voz. Sonó dos veces antes de que la llamada fuera tomada.
—¿Mamá? —Hubo una pausa llena de estática.
—¿_______? ¿Eres tú?
A no ser que hubiera otro hijo del que yo no supiera…
—Sí, soy yo.
—Oh, gracias a Dios. He estado preocupada con esta tormenta y todo eso y no contestabas tu teléfono. La madre de Logan dijo que le hiciste algo y que ustedes dos estaban bien, y que tú sabías que yo estaría bien con él ahí, pero…
Me estremecí al oír su nombre y casi perdí el hilo de la conversación en ese instante.
—Mamá, ¿Cómo están las carreteras para regresar a casa?
—Las carreteras principales están bastante claras. Tu padre dijo que las autopistas están bien.
—Bueno. —Cerré los ojos y los apreté contra el ardor que empezaba a sentir—. ¿Tú… t ú crees que puedan venir a recogerme?
—Obvio. Por supuesto, ¿Pero qué hay de Logan? ¿Él se quedará más tiempo? ¿O hay algo malo con su auto?
Mi madre, la reina de las preguntas. Ni siquiera pude comenzar a responderlas.
—Su auto no tiene nada. Y o solo… yo solo quiero ir a casa. Por favor.
Hubo otra pausa y estoy segura de que escuché la brusca respiración de Mamá.
—¿Te encuentras bien, cariño?
—Sí —solté agudamente, forzando a mis ojos a abrirse. La mujer detrás del escritorio me observaba como si yo fuera una desquiciada enferma mental—. Creo que me estoy viniendo abajo con algo.
Mamá habló sobre estar enferma para Navidad, y luego cortó la llamada para ir a buscar a papá. Me sentía horrible por pedirles que condujeran más de una hora para venir a buscarme, pero no podía estar en la casa con Logan después de esto. No creía que pudiera estar cerca de él de nuevo.
Agradeciéndole a la mujer, le devolví el teléfono y me dirigí a la moto de nieve. No recuerdo el viaje de vuelta a la casa. Sólo que cuando me bajé de la moto de nieve me di cuenta que me había dejado mi casco en el albergue. Ni siquiera percibí el azotador viento en el viaje hasta aquí. Estaba entumecida mientras tropezaba a través de la nieve.
Vi las huellas primero. No huellas de una moto de nieve, sino dos pares de barras que provenían del el costado de la casa, del tipo que dejan los esquís al arrastrarlos por la nieve.
Mi estómago se contrajo.
¿Logan volvió mientras yo había estado en el albergue? ¿Y traía a Sasha con él?
Me quedé observando las marcas en la nieve. No. De ninguna manera sería así de descarado. A no ser que no le importara. Oh Dios, ni siquiera podía pensar en eso. Apreté mi mano cubierta por el guante contra la parte delantera de mi chaqueta. Si estaba ahí dentro con Sasha, le patearía el trasero.
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