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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
WOW!! Una vez mas me paraluzaste con este hermoso cap SUIGUELA muy pronto ya q como me dijiste q esto cada vez se pone mas interesante!!
Besos!!
Att. LuZz
Besos!!
Att. LuZz
Luz Wantson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Luz Wantson escribió:WOW!! Una vez mas me paraluzaste con este hermoso cap SUIGUELA muy pronto ya q como me dijiste q esto cada vez se pone mas interesante!!
Besos!!
Att. LuZz
Ahh si, la seguire, hermosa!! besos :bye: :amor:
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Sonya Henderson escribió:me encantoooo!!!!
Me alegro princesa!!
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Nooooo ::lloro:: como la dejas así mujer!!!! Me matas de la intriga ::muerta:: y luego Logan sin camisa ::enamorada:: y y me va a dar un ataque cardíaco si no la sigues!!!
Ximenars Henderson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Ximenars Henderson escribió:Nooooo ::lloro:: como la dejas así mujer!!!! Me matas de la intriga ::muerta:: y luego Logan sin camisa ::enamorada:: y y me va a dar un ataque cardíaco si no la sigues!!!
Jajaja si <3 la seguire antes de que te de un ataque cardiaco :amor: :bye:
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 1/3
Capítulo 16
Comencé a sentarme, pero no podía moverme. Cuando se me ocurrió qué era lo que me mantenía presionada, mis ojos se abrieron de par en par y el aire abandonó de golpe mis pulmones.
El brazo de Logan se encontraba enredado alrededor de mi cintura, pero más importante que eso, su cuerpo se encontraba completamente pegado al mío. Cada respiro profundo y continuo que tomaba movía mi cuerpo. Su cálido aliento bailaba junto a mi nuca, enviando escalofríos hacia mi espina dorsal. No había manera de que pudiera dormir con él cuando se encontraba de cuchara junto a mí… esta vez de cuchara de verdad. Dudaba que incluso una monja tuviese ese tipo de fuerza de voluntad. Me removí hacia adelante, logrando poner un poco de distancia entre nosotros, justo antes de que el brazo alrededor de mi cintura me sujetara con más fuerza.
Sostuve el aliento.
Logan me arrastró hacia él, ajustando mi espalda contra su frente… jodidos conejitos… estaba excitado. Podía sentirlo a través de nuestros pijamas, largo y grueso, presionándose contra mi trasero.
Mi cuerpo respondió inmediatamente, pasando de dormido a, bueno, “hola tú” en cuestión de segundos. No importaba que le dijese a mi cuerpo que no, o que en verdad no tuviese idea de qué hacer con todo eso. Mis venas se llenaron de calor y, sin poder evitarlo, una molestia golpeó mi centro.
Esto no era para nada parecido a las pijamadas que teníamos cuando niños.
—¿Logan?
Murmuró algo y se las arregló para acercarse aún más, con su barbilla moviéndose hacia la sensible área entre mi cuello y mi hombro. Mi cuerpo se llenó de escalofríos. Puede que hasta haya dejado de respirar. El brazo alrededor de mi cintura se movió, y su mano comenzó a descender hacia mi estómago bajo. El movimiento causó que mi blusa subiera, exponiendo un poco de mi piel. Con el corazón latiendo a mil contra mis costillas, mordí mi labio hasta saborear la sangre.
Los dedos de Logan acariciaron mi piel desnuda, causando que brincara hacia atrás. Un profundo y sexy sonido salió de él y rodó sus caderas hacia adelante, presionándose contra mí mientras sus dedos se expandían, deslizándose dentro de las elástica de mis pantalones. Ya que nunca fui fanática de llevar ropa interior al dormir, me encontraba completamente desnuda debajo de mi pijama, y sus dedos se encontraban muy, muy cerca.
Tenía que estar soñando, porque esto no podía estar sucediendo, pero no quería despertar nunca más.
Sus cálidos labios frotaron mi cuello. Al principio pensé que había sido por accidente, pero luego su boca encontró mi pulso, dejando un ardiente beso allí. Luego comenzó a darme pequeños besitos, moviéndose hasta mi garganta. Me moví inconsciente, exponiendo más mi cuello al arquearme contra él, luego sus caderas se comenzaron a mover en lentas y sensuales arremetidas que dejaron mi cabeza dando vueltas.
Probablemente alguien me había cambiado, y ahora era otra mujer.
Y entonces, su mano se deslizó mucho más abajo, frotando mi centro y el nudo de nervios que se encontraba allí. Intensas y exquisitas sensaciones pulsaron, robándome toda habilidad de formar pensamientos coherentes o reconocer lo que en verdad sucedía. Mi cuerpo pasó a trabajar en piloto automático, sacando a mi cerebro de la ecuación. Me incliné hacia atrás, separando las piernas mientras él acariciaba el área más sensible de mi cuerpo. Parecía tan fácil para él saber qué hacer. Un dedo dividió la humedad entre mis piernas, moviéndose lento y profundo.
Dentro. Fuera. Oh Dios. Cada espacio de mi cuerpo palpitaba. Mis ojos se encontraban abiertos, pero no podía ver nada. Intenté mantenerme en silencio, pero un gemido ronco se me escapó.
La maravillosa mano se detuvo y el pecho contra mi espalda se levantó de golpe. —¿_______?
—¿Sí? —No me moví.
Logan se echó hacia atrás, y la cama se hundió cuando saltó fuera de ella.
Mierda, nunca antes había visto alguien moverse tan rápido. Rodé hacia un lado y comencé a levantarme, pero la mirada en su rostro me detuvo.
—Mierda. Lo siento tanto. —Su voz era rasposa… profunda y gruesa—. Estaba dormido. Pensé que estaba soñando. ¡Mierda!
La decepción se propagó tanto que rápidamente aplastó el deseo.
Había estado dormido… completamente dormido. No medio dormido, como si eso fuese mucho mejor, pero al menos así hubiese estado medio consciente de lo que había estado haciendo.
¿En qué estaba pensando? ¿Que se había levantado en medio de la noche y decidió que ya no podía resistirse más a mí y a mi ardiente cuerpo? Probablemente había estado soñando con Sasha la Sexy de la casa de alojo principal.
—Di algo, _______, por favor.
Ante la ansiedad que se podía escuchar en su voz, me di cuenta lo estúpida que había sido, lo estúpida que continuaba siendo. Cerré los ojos con fuerza. —Está bien. No pasa nada. Todo está bien.
No hubo respuesta, y luego de varios minutos, abrí los ojos, escaneando la habitación en busca de Logan. Estaba vacía. Me encont raba sola junto al implacable viento.
*****
Narra Logan
Jodida mierda, no había palabras para lo que acababa de hacer.
No podía creerlo.
Mi corazón se encontraba lanzándose a sí mismo contra mis costillas al cerrar la puerta de mi habitación y alejarme de ella. Me senté en la cama, pero fue más como que caí sobre ella, porque mis piernas se sentían débiles.
Eso no estaba bien. Era un gran problema. Y nada estaba bien.
Me encontraba duro y pulsante, y al mismo tiempo me sentía enfermo. ¿Cómo pude haber hecho eso dormido? Había una respuesta muy simple, pero aún así. Había estado soñando con ella, con _______.
Luego de verla ayer en sostén y bragas, y luego de lo de anoche, no era sorpresa que se encentrara protagonizando mis sueños porno. Mierda. No era la primera vez que tenía esa clase de sueños con ella, pero, ¿ponerme en acción?
Tuve mis manos sobre ella y mis dedos dentro de ella… dentro de
_______.
—Oh, mierda.
¿Qué hubiese pasado si no me despertaba? ¿Cuán lejos hubiese llegado? Ella era intocable para los tipos como yo.
Comencé a levantarme de nuevo, para ir hasta ella y disculparme de nuevo, pero me forcé a mí mismo a quedarme sentado, porque mientras el shock iba desapareciendo, recordé lo que me había despertado de uno de los mejores sueños que había tenido en una largo tiempo, que resultó no ser un sueño.
_______ había hecho un sonido.
Y el sonido no era nada parecido a miedo o disgusto. Cada célula de mi cuerpo reconoció ese entrecortado gemido bajo. Lo disfrutó. Mejor aún, _______ parecía como si hubiese estado despierta desde hacía mucho.
Tuvo que haber sabido lo que estaba haciendo, y no me detuvo.
Mierda, no me detuvo.
No sólo no me había detenido, también había estado muy mojada.
Y cielos, sabía muy bien lo que eso significaba. Por primera vez en mi vida, no tenía idea qué hacer con eso. Mi cerebro no podía digerirlo, aún cuando mi cuerpo sabía exactamente qué hacer.
Cayendo sobre mi espalda, gruñí y el sonido hizo eco en la habitación. Miré hacia el techo fijamente, sabiendo que era más probable que me salieran alas y comenzara a volar antes que lograra volver a quedarme dormido esta noche tan jodida. Especialmente, cuando cada parte de mí quería volver a su cama y retomar donde lo dejamos.
*****
Narra _______
Me evitó al día siguiente como si fuera una chica fea que llevó a casa mientras se tambaleaba desde un bar y no pudo quitársela de encima. Toda la cosa estaba cerca de los diez niveles de incomodidad y de un sótano lleno de alguien-máteme-ahora.
Mientras nos hacía unos sándwiches fríos por segundo día consecutivo, se detuvo al borde de la cocina, y cuando le entregué su plato y nuestros dedos se rozaron, arrebató la mano, golpeando el plato fuera de mi mano. Jamón con miel y queso suizo volaron. La mayonesa se salpicó a lo largo del bonito embaldosado.
—Mierda —dijo, y había estado diciendo eso mucho últimamente. Se arrodilló y comenzó a levantar el desastre—. Perdón por eso.
Me quedé ahí parada, con las manos temblando. Quería llorar.
Como un gordo y enojado bebé quien quería ser alimentado del llanto.
Murmurando algo que ni siquiera entendí, fui hacia la encimera y agarré algunas servilletas de papel. Con toda la intención de ayudar —y de alguna manera limpiar el desastre más importante— regresé a donde él estaba y me agaché.
En ese preciso segundo, Logan se puso de pie, y la cima de su cabeza se golpeó contra mi barbilla, chasqueando mi cabeza y haciéndola retroceder. Dolor agudo estalló a través de mi mandíbula mientras me caía de espaldas, soltando las servilletas de papel mientras Logan maldecía con la palabra joder saliéndose del estilo. Poniéndose de pie, trató de agarrarme, pero las leyes de la gravedad se hallaban totalmente en mi contra. Choqué con la mesa de la cocina de roble cayendo con mi pesado culo, sacudiéndola. Ubicado en el centro estaba un florero que su mamá le había encargado desde hace más de cinco años, el cual comenzó a tambalearse de un lado a otro.
Me di la vuelta, tratando de agarrar el estúpido trabajo de arte de color morado y rosa. Era como una de esas películas realmente malas donde una serie de accidentes se dirigen a que algo invaluable sea destruido. Prácticamente bombardeé la mesa, at rapando el florero un segundo antes de que haya cometido suicidio.
—Oh mi Dios —susurré, sin aliento.
Logan apareció a mi lado, ayudándome a enderezarme sin hacer más daños corporales. —¿Estás bien?
No podía sentir mi barbilla. —Estoy bien.
Tomó el florero de mi mano y esperó hasta que me alejara de la mesa antes de ponerlo otra vez en su sitio. —Lo siento. Pude haber sacado tus dientes del golpe.
No había nada que pudiera decir, así que me quedé ahí, tratando de no hacer contacto con nada.
—¿Estás bien?
—Tengo una cabeza dura.
Entonces la incomodidad de la década regresó. Ambos nos miramos el uno al otro.
El calor trepó a mis mejillas, lo cual era asombroso porque estaba tan malditamente helado en la casa.
Logan fue de regreso hacia el desastre y agarró las servilletas de papel. Comencé a hacerle otro sándwich. —No lo hagas —dijo, mirando sobre su hombro—. Me haré uno yo mismo.
No sé por qué eso me picó como una avispa gigante de caoba que hubiera aterrizado en mi nariz, pero lo hizo. Dolió, cortó directamente atravesándome. El apetito se murió, dejé la cocina y caminé sin rumbo fijo, terminando en el invernadero al otro lado de la sala.
Estaba helando en esta habitación, con las ventanas de cristal del suelo al techo. Acurrucándome en mi pesado suéter, me senté en una de las sillas de mimbre, me quedé mirando fuera, al patio cubierto de nieve.
Capítulo 16
Comencé a sentarme, pero no podía moverme. Cuando se me ocurrió qué era lo que me mantenía presionada, mis ojos se abrieron de par en par y el aire abandonó de golpe mis pulmones.
El brazo de Logan se encontraba enredado alrededor de mi cintura, pero más importante que eso, su cuerpo se encontraba completamente pegado al mío. Cada respiro profundo y continuo que tomaba movía mi cuerpo. Su cálido aliento bailaba junto a mi nuca, enviando escalofríos hacia mi espina dorsal. No había manera de que pudiera dormir con él cuando se encontraba de cuchara junto a mí… esta vez de cuchara de verdad. Dudaba que incluso una monja tuviese ese tipo de fuerza de voluntad. Me removí hacia adelante, logrando poner un poco de distancia entre nosotros, justo antes de que el brazo alrededor de mi cintura me sujetara con más fuerza.
Sostuve el aliento.
Logan me arrastró hacia él, ajustando mi espalda contra su frente… jodidos conejitos… estaba excitado. Podía sentirlo a través de nuestros pijamas, largo y grueso, presionándose contra mi trasero.
Mi cuerpo respondió inmediatamente, pasando de dormido a, bueno, “hola tú” en cuestión de segundos. No importaba que le dijese a mi cuerpo que no, o que en verdad no tuviese idea de qué hacer con todo eso. Mis venas se llenaron de calor y, sin poder evitarlo, una molestia golpeó mi centro.
Esto no era para nada parecido a las pijamadas que teníamos cuando niños.
—¿Logan?
Murmuró algo y se las arregló para acercarse aún más, con su barbilla moviéndose hacia la sensible área entre mi cuello y mi hombro. Mi cuerpo se llenó de escalofríos. Puede que hasta haya dejado de respirar. El brazo alrededor de mi cintura se movió, y su mano comenzó a descender hacia mi estómago bajo. El movimiento causó que mi blusa subiera, exponiendo un poco de mi piel. Con el corazón latiendo a mil contra mis costillas, mordí mi labio hasta saborear la sangre.
Los dedos de Logan acariciaron mi piel desnuda, causando que brincara hacia atrás. Un profundo y sexy sonido salió de él y rodó sus caderas hacia adelante, presionándose contra mí mientras sus dedos se expandían, deslizándose dentro de las elástica de mis pantalones. Ya que nunca fui fanática de llevar ropa interior al dormir, me encontraba completamente desnuda debajo de mi pijama, y sus dedos se encontraban muy, muy cerca.
Tenía que estar soñando, porque esto no podía estar sucediendo, pero no quería despertar nunca más.
Sus cálidos labios frotaron mi cuello. Al principio pensé que había sido por accidente, pero luego su boca encontró mi pulso, dejando un ardiente beso allí. Luego comenzó a darme pequeños besitos, moviéndose hasta mi garganta. Me moví inconsciente, exponiendo más mi cuello al arquearme contra él, luego sus caderas se comenzaron a mover en lentas y sensuales arremetidas que dejaron mi cabeza dando vueltas.
Probablemente alguien me había cambiado, y ahora era otra mujer.
Y entonces, su mano se deslizó mucho más abajo, frotando mi centro y el nudo de nervios que se encontraba allí. Intensas y exquisitas sensaciones pulsaron, robándome toda habilidad de formar pensamientos coherentes o reconocer lo que en verdad sucedía. Mi cuerpo pasó a trabajar en piloto automático, sacando a mi cerebro de la ecuación. Me incliné hacia atrás, separando las piernas mientras él acariciaba el área más sensible de mi cuerpo. Parecía tan fácil para él saber qué hacer. Un dedo dividió la humedad entre mis piernas, moviéndose lento y profundo.
Dentro. Fuera. Oh Dios. Cada espacio de mi cuerpo palpitaba. Mis ojos se encontraban abiertos, pero no podía ver nada. Intenté mantenerme en silencio, pero un gemido ronco se me escapó.
La maravillosa mano se detuvo y el pecho contra mi espalda se levantó de golpe. —¿_______?
—¿Sí? —No me moví.
Logan se echó hacia atrás, y la cama se hundió cuando saltó fuera de ella.
Mierda, nunca antes había visto alguien moverse tan rápido. Rodé hacia un lado y comencé a levantarme, pero la mirada en su rostro me detuvo.
—Mierda. Lo siento tanto. —Su voz era rasposa… profunda y gruesa—. Estaba dormido. Pensé que estaba soñando. ¡Mierda!
La decepción se propagó tanto que rápidamente aplastó el deseo.
Había estado dormido… completamente dormido. No medio dormido, como si eso fuese mucho mejor, pero al menos así hubiese estado medio consciente de lo que había estado haciendo.
¿En qué estaba pensando? ¿Que se había levantado en medio de la noche y decidió que ya no podía resistirse más a mí y a mi ardiente cuerpo? Probablemente había estado soñando con Sasha la Sexy de la casa de alojo principal.
—Di algo, _______, por favor.
Ante la ansiedad que se podía escuchar en su voz, me di cuenta lo estúpida que había sido, lo estúpida que continuaba siendo. Cerré los ojos con fuerza. —Está bien. No pasa nada. Todo está bien.
No hubo respuesta, y luego de varios minutos, abrí los ojos, escaneando la habitación en busca de Logan. Estaba vacía. Me encont raba sola junto al implacable viento.
*****
Narra Logan
Jodida mierda, no había palabras para lo que acababa de hacer.
No podía creerlo.
Mi corazón se encontraba lanzándose a sí mismo contra mis costillas al cerrar la puerta de mi habitación y alejarme de ella. Me senté en la cama, pero fue más como que caí sobre ella, porque mis piernas se sentían débiles.
Eso no estaba bien. Era un gran problema. Y nada estaba bien.
Me encontraba duro y pulsante, y al mismo tiempo me sentía enfermo. ¿Cómo pude haber hecho eso dormido? Había una respuesta muy simple, pero aún así. Había estado soñando con ella, con _______.
Luego de verla ayer en sostén y bragas, y luego de lo de anoche, no era sorpresa que se encentrara protagonizando mis sueños porno. Mierda. No era la primera vez que tenía esa clase de sueños con ella, pero, ¿ponerme en acción?
Tuve mis manos sobre ella y mis dedos dentro de ella… dentro de
_______.
—Oh, mierda.
¿Qué hubiese pasado si no me despertaba? ¿Cuán lejos hubiese llegado? Ella era intocable para los tipos como yo.
Comencé a levantarme de nuevo, para ir hasta ella y disculparme de nuevo, pero me forcé a mí mismo a quedarme sentado, porque mientras el shock iba desapareciendo, recordé lo que me había despertado de uno de los mejores sueños que había tenido en una largo tiempo, que resultó no ser un sueño.
_______ había hecho un sonido.
Y el sonido no era nada parecido a miedo o disgusto. Cada célula de mi cuerpo reconoció ese entrecortado gemido bajo. Lo disfrutó. Mejor aún, _______ parecía como si hubiese estado despierta desde hacía mucho.
Tuvo que haber sabido lo que estaba haciendo, y no me detuvo.
Mierda, no me detuvo.
No sólo no me había detenido, también había estado muy mojada.
Y cielos, sabía muy bien lo que eso significaba. Por primera vez en mi vida, no tenía idea qué hacer con eso. Mi cerebro no podía digerirlo, aún cuando mi cuerpo sabía exactamente qué hacer.
Cayendo sobre mi espalda, gruñí y el sonido hizo eco en la habitación. Miré hacia el techo fijamente, sabiendo que era más probable que me salieran alas y comenzara a volar antes que lograra volver a quedarme dormido esta noche tan jodida. Especialmente, cuando cada parte de mí quería volver a su cama y retomar donde lo dejamos.
*****
Narra _______
Me evitó al día siguiente como si fuera una chica fea que llevó a casa mientras se tambaleaba desde un bar y no pudo quitársela de encima. Toda la cosa estaba cerca de los diez niveles de incomodidad y de un sótano lleno de alguien-máteme-ahora.
Mientras nos hacía unos sándwiches fríos por segundo día consecutivo, se detuvo al borde de la cocina, y cuando le entregué su plato y nuestros dedos se rozaron, arrebató la mano, golpeando el plato fuera de mi mano. Jamón con miel y queso suizo volaron. La mayonesa se salpicó a lo largo del bonito embaldosado.
—Mierda —dijo, y había estado diciendo eso mucho últimamente. Se arrodilló y comenzó a levantar el desastre—. Perdón por eso.
Me quedé ahí parada, con las manos temblando. Quería llorar.
Como un gordo y enojado bebé quien quería ser alimentado del llanto.
Murmurando algo que ni siquiera entendí, fui hacia la encimera y agarré algunas servilletas de papel. Con toda la intención de ayudar —y de alguna manera limpiar el desastre más importante— regresé a donde él estaba y me agaché.
En ese preciso segundo, Logan se puso de pie, y la cima de su cabeza se golpeó contra mi barbilla, chasqueando mi cabeza y haciéndola retroceder. Dolor agudo estalló a través de mi mandíbula mientras me caía de espaldas, soltando las servilletas de papel mientras Logan maldecía con la palabra joder saliéndose del estilo. Poniéndose de pie, trató de agarrarme, pero las leyes de la gravedad se hallaban totalmente en mi contra. Choqué con la mesa de la cocina de roble cayendo con mi pesado culo, sacudiéndola. Ubicado en el centro estaba un florero que su mamá le había encargado desde hace más de cinco años, el cual comenzó a tambalearse de un lado a otro.
Me di la vuelta, tratando de agarrar el estúpido trabajo de arte de color morado y rosa. Era como una de esas películas realmente malas donde una serie de accidentes se dirigen a que algo invaluable sea destruido. Prácticamente bombardeé la mesa, at rapando el florero un segundo antes de que haya cometido suicidio.
—Oh mi Dios —susurré, sin aliento.
Logan apareció a mi lado, ayudándome a enderezarme sin hacer más daños corporales. —¿Estás bien?
No podía sentir mi barbilla. —Estoy bien.
Tomó el florero de mi mano y esperó hasta que me alejara de la mesa antes de ponerlo otra vez en su sitio. —Lo siento. Pude haber sacado tus dientes del golpe.
No había nada que pudiera decir, así que me quedé ahí, tratando de no hacer contacto con nada.
—¿Estás bien?
—Tengo una cabeza dura.
Entonces la incomodidad de la década regresó. Ambos nos miramos el uno al otro.
El calor trepó a mis mejillas, lo cual era asombroso porque estaba tan malditamente helado en la casa.
Logan fue de regreso hacia el desastre y agarró las servilletas de papel. Comencé a hacerle otro sándwich. —No lo hagas —dijo, mirando sobre su hombro—. Me haré uno yo mismo.
No sé por qué eso me picó como una avispa gigante de caoba que hubiera aterrizado en mi nariz, pero lo hizo. Dolió, cortó directamente atravesándome. El apetito se murió, dejé la cocina y caminé sin rumbo fijo, terminando en el invernadero al otro lado de la sala.
Estaba helando en esta habitación, con las ventanas de cristal del suelo al techo. Acurrucándome en mi pesado suéter, me senté en una de las sillas de mimbre, me quedé mirando fuera, al patio cubierto de nieve.
Invitado
Invitado
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 2/3
Capítulo 17
El viento azotaba la nieve, creando montones de al menos un metro ochenta de alto contra el cobertizo en la parte de atrás. Más allá de eso, el bosque trepaba. Podía ver las colinas en la distancia, balanceándose una y otra vez mientras el viento las azotaba.
Tomé una profunda respiración y la dejé salir lentamente. No pude evitar pensar en cómo iba a ser cuando finalmente saliéramos de aquí.
¿Nuestra amistad alguna vez sería la misma? No pude ver cómo sería.
—¿_______?
Levanté mi cabeza con el sonido de la voz de Logan. Se encontraba parado justo en la entrada del invernadero. —Oye.
Recorrió su mano a través de su cabello. Algo que ha estado haciendo todo el día, porque su cabello estaba adorablemente despeinado.
—Lo siento sobre lo que pasó en la cocina.
Todo mi cuerpo se sintió como si se hubiera resbalado en un exprimidor de frutas. —Puedes parar de disculparte. Fue un accidente.
Estoy bien. Tú también. Nada está roto.
—Dejaste tu sándwich en la cocina.
—No tengo hambre. Iré por él después.
Me miró por un largo momento, entonces apartó su mirada hacia las ventanas. —Está loco allá fuera, ¿verdad?
Seguí su mirada, sintiendo cerca las lágrimas. —Sí lo está.
Un par de segundos pasaron, entonces se sentó junto a mí. Se inclinó hacia delante, dejando caer sus manos en sus rodillas dobladas. —_______, sobre anoche…
—Por favor no te disculpes otra vez. ¿De acuerdo? —No creía que pudiera soportar si lo hiciera.
Logan se tensó. —¿Cómo puedes estar bien con eso? Te manoseé en mi sueño. Espera, no sólo te manoseé. Te estaba tocando.
La forma en que lo dijo me hizo pensar en esas muñecas de los servicios sociales que les muestran a los niños cómo entrar en sus oficinas.
Agh. Mi mirada viajó hacia su perfil. Por centésima vez me encontré a mí misma deseando que las cosas fueran más simples entre nosotros.
Me echó un vistazo. —Eso no era lo que intentaba cuando fui a la cama contigo anoche. Sólo quiero que sepas eso.
Respiré bruscamente. Bueno, si pensaba que mi corazón no podía soportar algo más de esto, había estado tan, tan equivocada.
—¿Fue tan malo?
—¿Qué?
Apartando la vista, me puse de pie y caminé hacia la ventana. Tal vez sólo necesitaba hacer crecer algunos ovarios y confrontar esto de frente. Obviamente, ya estábamos dañando nuestra amistad. La única forma de repararla era si pasábamos esta mierda. Psicología 101. La evitación era la parte divertida y fácil, seguida de la negación, pero ninguna jamás funcionaba. Necesitaba decir que estaba at raída hacia él, que lo deseaba. Tal vez una vez que aclaráramos el aire, yo podría seguir adelante. La honestidad siempre era la mejor ruta a tomar, pero no estaba segura de que pudiera hacer crecer unos ovarios así de grandes.
Pero si no lo hacía, entonces seguiríamos de esta manera. Teniendo conversaciones forzadas.
Lo oí tomar una respiración. —Estás pensando algo —dijo—. Estás pensando en algo realmente importante. Si estás cabreada conmigo por lo de anoche, puedes decirme en vez de tratar de proteger mis sentimientos. Lo entenderé. No…
—No estoy enojada contigo. —Lo enfrenté, doblando mis brazos.
Apartó la vista—. ¿Cómo podría estarlo cuando traté de besarte cuando estaba borracha? Eso me haría un hipócrita.
—Eran dos situaciones totalmente diferentes, _______. No intentaste agarrar mi polla.
Lo habría hecho si hubiera tenido mejores reflejos mientras estaba intoxicada. Esa era la verdad—no es algo que admitiría, pero tenía que sacarlo.
—¿Por qué paraste anoche?
Me miró como si estuviera loca. —¡Estaba durmiendo, _______! Infiernos, ¿pensaste que me incomodaste mientras estabas borracha? Yo sí lo hice.
—No me importó. —Mi voz salió débil, apenas un susurro.
Logan retrocedió.
Sacudí mi cabeza. —No estaba dormida, Logan. Sabía lo que hacías.
—Ahora realmente me miraba, y me quedé sin aliento. Era ahora o nunca.
Todos esos momentos habían dirigido a esto. Podría decirle que estaba contenta de que se había detenido, decir algo estúpido y cambiar el tema. O le podía decir lo que quería, lo que he estado deseando por tanto tiempo. Si lo hacía, no había vuelta atrás.
—_______. —Su voz llevaba una advertencia.
Tomé una profunda respiración. —Quiero lo que las otras chicas han tenido.
—¿Qué? —Sus ojos se ampliaron, oscureciéndose.
Mis mejillas ardían como si me estuviera dando baños de sol en el infierno. —Quiero eso, te quiero a ti. Quiero estar contigo. —Lo observé levantarse y pensé por un segundo que iba a dejar la habitación. Nudos se formaron en mi estómago, tan apretados que pensé que vomitaría, pero sólo se quedó ahí—. No te estoy pidiendo que seas mi novio o que te cases conmigo. Sé que no tienes relaciones. Sé que no estás en ese tipo de cosas.
—¿Y tú tampoco? —La burla fluía en esas palabras.
Ahora todo mi cuerpo flameaba. Lo dijo como si yo fuera la Srita.
Conservadora de EEUU. Me hizo ir a la defensiva, y la necesidad de probar que no era una frígida buenilla me golpeó duro.
—No contigo. Sólo te quiero. Por una noche. Eso es todo.
Logan se quedó muy quieto. No creía siquiera que respirara. Entonces sus ojos se entrecerraron en mi dirección.
—¿Eso es lo que quieres?
Mis manos se torcieron enfrente de mí y susurré—. Sí.
—¿Y eso es todo? —Rondó un paso hacia adelante, y mi corazón tropezó mientras yo retrocedía un paso—. Dilo un poco más fuerte, _______.
Con la garganta seca, tragué y fui con un mínimo más fuerte. —Sí.
Dio otro paso, y me encontré a mí misma retrocediendo hasta que golpeé la ventana de cristal. Una lenta sonrisa depredadora adornó sus labios, y el calor inundó mis venas en una carrera irritante.
—¿Desde cuándo?
Las palabras eran tan difíciles de formar.
—Por… por un tiempo.
—¿Cuánto tiempo?
—Un largo tiempo.
Sacudió su cabeza. —Eso no me dice mucho.
—El tiempo suficiente —dije.
—¿Y qué es lo que quieres, otra vez?
No estaba segura si podía hablar, no cuando me miraba así. —Tú.
—Vas a tener que ser un poco más minuciosa que eso, nena. —Se paró enfrente de mí, y tuve que estirar mi cuello para ver su expresión—.Esperando…
¿De verdad iba a hacerme entrar en una tesis minuciosa? Empecé a apartar la vista, pero sus dedos cayeron en mi barbilla, sosteniendo mi mirada hacia él. Su ceja se arqueó.
—Te… quiero.
Su mirada cayó, y aunque yo usaba un pesado suéter me sentí desnuda y vulnerable. Me estremecí y mis pezones se endurecieron. Todo en mi estaba endurecido.
—Ya dijiste eso. También dijiste que quieres lo que las otras chicas han conseguido. ¿Sabes lo que es?
Asentí lo mejor que pude.
Logan bajó su cabeza así que sus labios se encontraban a pocos centímetros de los míos. —Follé a esas chicas. Eso es todo. Sin ataduras. Sin compromisos. Nada. ¿Y eso es lo que quieres? ¿Quieres que te folle?
No. Yo quería más, mucho más. —Sí.
Respiró bruscamente mientras dejaba caer su mano. Ira parpadeó a través de su sorprendente cara—ira real, brillando en sus mejillas. Supe que lo había jodido.
Decepción chocó contra mí con la fuerza de una bola de demolición. Eso era todo. Me rechazaba otra vez. La parte posterior de mi garganta ardía con la rotundidad de eso, porque eso era todo, no podía ser más claro que el aire. Me quería patear a mí misma en la cabeza. Yo misma había buscado esto y lo más probable es que arruinaría nuestra amistad, esta vez de verdad. Al diablo con la psicología. Debería haber continuado con toda la cosa de evitar.
—Date la vuelta —ordenó.
Parpadeé. —¿Qué?
—Date. La vuelta. —La autoridad en su voz hizo que un temblor me atravesará, pero estaba congelada allí, levanté la vista hacia él. Sus ojos eran más amplios ahora, y destellaban como un ónix pulido. Estaba atrapada en su mirada—. No voy a volver a decírtelo.
Parte de mí quería preguntarle que pensaba hacer si yo no escuchaba, pero me di la vuelta, porque había visto el calor en sus ojos. Tal vez estaba alucinando todo esto. Tal vez había intentado correr de la habitación y había caído y golpeado mi cabeza. Todo era posible. O tal vez había conseguido una contusión en la motonieve de la muerte y el golpe anterior que me había dado la cabeza dura-como-el-infierno de
Logan.
—Así como lo hago. —Su pesada y profunda voz me hizo saltar.
Riendo entre dientes, cepilló la mata de cabello de mi cuello—. Algunas veces de pie, algunas veces contra la pared así, o algunas veces en nuestras rodillas, conmigo detrás de ellas.
Oh. Mi. Dios. Me había convertido en la reina de las pervertidas, pero siempre me había preguntado como lo hacía. Miré fijamente hacia afuera a la nieve, pero realmente no veía nada. El calor floreció abajo en mi estómago, corriendo a través de mis venas. Lamí mis labios y entonces me mordí el labio inferior mientras una mano acariciaba mi cadera antes de instalarla en la curva de mi cintura.
—No lo hago de ninguna otra manera, no con las chicas con las que sólo follo. —Otra mano llegó al otro lado, sus dedos juntando el material—. ¿Y eso es lo que quieres, _______? ¿Quieres que te folle desde atrás?
Mi aliento subió y un profundo dolor comenzó entre mis muslos. —Yo…
—¿De qué forma? —preguntó, y se movió más cerca. Sus labios rozando mi mejilla, y lo pude sentir en mi espalda aunque no se presionaba contra mí—. ¿Quieres hacerlo así? O podemos hacerlo sobre nuestras rodillas. Estoy bien de esa forma también.
Oh Dios Oh Dios Oh Dios… No tenía idea que decir. La única vez que había tenido sexo, fue la postura del misionero, y honestamente no sabía cómo funcionaría esto con la diferencia de estatura o…
—Estás pensando, _______. ¿Cambiaste de opinión?
¿Era eso lo que él quería? O sólo esperaba eso de mí, ¿Por qué había escuchado lo que dijo Nate? Yo era frígida, y las chicas frígidas seguro como el infierno no hacían esto. Cerré mis ojos con fuerza. —Así.
Una maldición murmurada salió de él, y mis ojos se abrieron de golpe. ¿Era eso la cosa equivocada de decir? Pero entonces sus manos empuñaron mi suéter y antes de que pudiera decir “orgasmo”, me había quitado el suéter justo sobre mi cabeza.
Y entonces estaba parada ahí en mis vaqueros y sostén. No el sostén con relleno amplio —gracias a Dios— pero un sostén. Mierda, íbamos a hacer esto—lo iba a hacer conmigo. Íbamos a follar. Se contoneó un poco hacia mí. No había nada romántico sobre eso, nada dulce y cariñoso.
Follar sólo eso—follar. Y él no parecía particularmente feliz sobre nada de esto.
Todo esto estaba mal.
Las manos grandes de Logan cayeron en la piel desnuda de mis costados, y me sacudí con el contacto. —Pon las manos en el cristal, _______.
Todos los pensamientos huyeron de mi mente mientras el calor se expandía profundo dentro de mí. Mi cuerpo respondió desvergonzadamente a su orden y al timbre profundo de su voz. El cristal estaba frío debajo de mis palmas.
—Bien. —Una mano vagó sobre mi piel, moviéndose justo debajo de mi ombligo y sobre la banda de mis vaqueros. Sus manos se aplanaron—. Mantén tus manos en la ventana.
Capítulo 17
El viento azotaba la nieve, creando montones de al menos un metro ochenta de alto contra el cobertizo en la parte de atrás. Más allá de eso, el bosque trepaba. Podía ver las colinas en la distancia, balanceándose una y otra vez mientras el viento las azotaba.
Tomé una profunda respiración y la dejé salir lentamente. No pude evitar pensar en cómo iba a ser cuando finalmente saliéramos de aquí.
¿Nuestra amistad alguna vez sería la misma? No pude ver cómo sería.
—¿_______?
Levanté mi cabeza con el sonido de la voz de Logan. Se encontraba parado justo en la entrada del invernadero. —Oye.
Recorrió su mano a través de su cabello. Algo que ha estado haciendo todo el día, porque su cabello estaba adorablemente despeinado.
—Lo siento sobre lo que pasó en la cocina.
Todo mi cuerpo se sintió como si se hubiera resbalado en un exprimidor de frutas. —Puedes parar de disculparte. Fue un accidente.
Estoy bien. Tú también. Nada está roto.
—Dejaste tu sándwich en la cocina.
—No tengo hambre. Iré por él después.
Me miró por un largo momento, entonces apartó su mirada hacia las ventanas. —Está loco allá fuera, ¿verdad?
Seguí su mirada, sintiendo cerca las lágrimas. —Sí lo está.
Un par de segundos pasaron, entonces se sentó junto a mí. Se inclinó hacia delante, dejando caer sus manos en sus rodillas dobladas. —_______, sobre anoche…
—Por favor no te disculpes otra vez. ¿De acuerdo? —No creía que pudiera soportar si lo hiciera.
Logan se tensó. —¿Cómo puedes estar bien con eso? Te manoseé en mi sueño. Espera, no sólo te manoseé. Te estaba tocando.
La forma en que lo dijo me hizo pensar en esas muñecas de los servicios sociales que les muestran a los niños cómo entrar en sus oficinas.
Agh. Mi mirada viajó hacia su perfil. Por centésima vez me encontré a mí misma deseando que las cosas fueran más simples entre nosotros.
Me echó un vistazo. —Eso no era lo que intentaba cuando fui a la cama contigo anoche. Sólo quiero que sepas eso.
Respiré bruscamente. Bueno, si pensaba que mi corazón no podía soportar algo más de esto, había estado tan, tan equivocada.
—¿Fue tan malo?
—¿Qué?
Apartando la vista, me puse de pie y caminé hacia la ventana. Tal vez sólo necesitaba hacer crecer algunos ovarios y confrontar esto de frente. Obviamente, ya estábamos dañando nuestra amistad. La única forma de repararla era si pasábamos esta mierda. Psicología 101. La evitación era la parte divertida y fácil, seguida de la negación, pero ninguna jamás funcionaba. Necesitaba decir que estaba at raída hacia él, que lo deseaba. Tal vez una vez que aclaráramos el aire, yo podría seguir adelante. La honestidad siempre era la mejor ruta a tomar, pero no estaba segura de que pudiera hacer crecer unos ovarios así de grandes.
Pero si no lo hacía, entonces seguiríamos de esta manera. Teniendo conversaciones forzadas.
Lo oí tomar una respiración. —Estás pensando algo —dijo—. Estás pensando en algo realmente importante. Si estás cabreada conmigo por lo de anoche, puedes decirme en vez de tratar de proteger mis sentimientos. Lo entenderé. No…
—No estoy enojada contigo. —Lo enfrenté, doblando mis brazos.
Apartó la vista—. ¿Cómo podría estarlo cuando traté de besarte cuando estaba borracha? Eso me haría un hipócrita.
—Eran dos situaciones totalmente diferentes, _______. No intentaste agarrar mi polla.
Lo habría hecho si hubiera tenido mejores reflejos mientras estaba intoxicada. Esa era la verdad—no es algo que admitiría, pero tenía que sacarlo.
—¿Por qué paraste anoche?
Me miró como si estuviera loca. —¡Estaba durmiendo, _______! Infiernos, ¿pensaste que me incomodaste mientras estabas borracha? Yo sí lo hice.
—No me importó. —Mi voz salió débil, apenas un susurro.
Logan retrocedió.
Sacudí mi cabeza. —No estaba dormida, Logan. Sabía lo que hacías.
—Ahora realmente me miraba, y me quedé sin aliento. Era ahora o nunca.
Todos esos momentos habían dirigido a esto. Podría decirle que estaba contenta de que se había detenido, decir algo estúpido y cambiar el tema. O le podía decir lo que quería, lo que he estado deseando por tanto tiempo. Si lo hacía, no había vuelta atrás.
—_______. —Su voz llevaba una advertencia.
Tomé una profunda respiración. —Quiero lo que las otras chicas han tenido.
—¿Qué? —Sus ojos se ampliaron, oscureciéndose.
Mis mejillas ardían como si me estuviera dando baños de sol en el infierno. —Quiero eso, te quiero a ti. Quiero estar contigo. —Lo observé levantarse y pensé por un segundo que iba a dejar la habitación. Nudos se formaron en mi estómago, tan apretados que pensé que vomitaría, pero sólo se quedó ahí—. No te estoy pidiendo que seas mi novio o que te cases conmigo. Sé que no tienes relaciones. Sé que no estás en ese tipo de cosas.
—¿Y tú tampoco? —La burla fluía en esas palabras.
Ahora todo mi cuerpo flameaba. Lo dijo como si yo fuera la Srita.
Conservadora de EEUU. Me hizo ir a la defensiva, y la necesidad de probar que no era una frígida buenilla me golpeó duro.
—No contigo. Sólo te quiero. Por una noche. Eso es todo.
Logan se quedó muy quieto. No creía siquiera que respirara. Entonces sus ojos se entrecerraron en mi dirección.
—¿Eso es lo que quieres?
Mis manos se torcieron enfrente de mí y susurré—. Sí.
—¿Y eso es todo? —Rondó un paso hacia adelante, y mi corazón tropezó mientras yo retrocedía un paso—. Dilo un poco más fuerte, _______.
Con la garganta seca, tragué y fui con un mínimo más fuerte. —Sí.
Dio otro paso, y me encontré a mí misma retrocediendo hasta que golpeé la ventana de cristal. Una lenta sonrisa depredadora adornó sus labios, y el calor inundó mis venas en una carrera irritante.
—¿Desde cuándo?
Las palabras eran tan difíciles de formar.
—Por… por un tiempo.
—¿Cuánto tiempo?
—Un largo tiempo.
Sacudió su cabeza. —Eso no me dice mucho.
—El tiempo suficiente —dije.
—¿Y qué es lo que quieres, otra vez?
No estaba segura si podía hablar, no cuando me miraba así. —Tú.
—Vas a tener que ser un poco más minuciosa que eso, nena. —Se paró enfrente de mí, y tuve que estirar mi cuello para ver su expresión—.Esperando…
¿De verdad iba a hacerme entrar en una tesis minuciosa? Empecé a apartar la vista, pero sus dedos cayeron en mi barbilla, sosteniendo mi mirada hacia él. Su ceja se arqueó.
—Te… quiero.
Su mirada cayó, y aunque yo usaba un pesado suéter me sentí desnuda y vulnerable. Me estremecí y mis pezones se endurecieron. Todo en mi estaba endurecido.
—Ya dijiste eso. También dijiste que quieres lo que las otras chicas han conseguido. ¿Sabes lo que es?
Asentí lo mejor que pude.
Logan bajó su cabeza así que sus labios se encontraban a pocos centímetros de los míos. —Follé a esas chicas. Eso es todo. Sin ataduras. Sin compromisos. Nada. ¿Y eso es lo que quieres? ¿Quieres que te folle?
No. Yo quería más, mucho más. —Sí.
Respiró bruscamente mientras dejaba caer su mano. Ira parpadeó a través de su sorprendente cara—ira real, brillando en sus mejillas. Supe que lo había jodido.
Decepción chocó contra mí con la fuerza de una bola de demolición. Eso era todo. Me rechazaba otra vez. La parte posterior de mi garganta ardía con la rotundidad de eso, porque eso era todo, no podía ser más claro que el aire. Me quería patear a mí misma en la cabeza. Yo misma había buscado esto y lo más probable es que arruinaría nuestra amistad, esta vez de verdad. Al diablo con la psicología. Debería haber continuado con toda la cosa de evitar.
—Date la vuelta —ordenó.
Parpadeé. —¿Qué?
—Date. La vuelta. —La autoridad en su voz hizo que un temblor me atravesará, pero estaba congelada allí, levanté la vista hacia él. Sus ojos eran más amplios ahora, y destellaban como un ónix pulido. Estaba atrapada en su mirada—. No voy a volver a decírtelo.
Parte de mí quería preguntarle que pensaba hacer si yo no escuchaba, pero me di la vuelta, porque había visto el calor en sus ojos. Tal vez estaba alucinando todo esto. Tal vez había intentado correr de la habitación y había caído y golpeado mi cabeza. Todo era posible. O tal vez había conseguido una contusión en la motonieve de la muerte y el golpe anterior que me había dado la cabeza dura-como-el-infierno de
Logan.
—Así como lo hago. —Su pesada y profunda voz me hizo saltar.
Riendo entre dientes, cepilló la mata de cabello de mi cuello—. Algunas veces de pie, algunas veces contra la pared así, o algunas veces en nuestras rodillas, conmigo detrás de ellas.
Oh. Mi. Dios. Me había convertido en la reina de las pervertidas, pero siempre me había preguntado como lo hacía. Miré fijamente hacia afuera a la nieve, pero realmente no veía nada. El calor floreció abajo en mi estómago, corriendo a través de mis venas. Lamí mis labios y entonces me mordí el labio inferior mientras una mano acariciaba mi cadera antes de instalarla en la curva de mi cintura.
—No lo hago de ninguna otra manera, no con las chicas con las que sólo follo. —Otra mano llegó al otro lado, sus dedos juntando el material—. ¿Y eso es lo que quieres, _______? ¿Quieres que te folle desde atrás?
Mi aliento subió y un profundo dolor comenzó entre mis muslos. —Yo…
—¿De qué forma? —preguntó, y se movió más cerca. Sus labios rozando mi mejilla, y lo pude sentir en mi espalda aunque no se presionaba contra mí—. ¿Quieres hacerlo así? O podemos hacerlo sobre nuestras rodillas. Estoy bien de esa forma también.
Oh Dios Oh Dios Oh Dios… No tenía idea que decir. La única vez que había tenido sexo, fue la postura del misionero, y honestamente no sabía cómo funcionaría esto con la diferencia de estatura o…
—Estás pensando, _______. ¿Cambiaste de opinión?
¿Era eso lo que él quería? O sólo esperaba eso de mí, ¿Por qué había escuchado lo que dijo Nate? Yo era frígida, y las chicas frígidas seguro como el infierno no hacían esto. Cerré mis ojos con fuerza. —Así.
Una maldición murmurada salió de él, y mis ojos se abrieron de golpe. ¿Era eso la cosa equivocada de decir? Pero entonces sus manos empuñaron mi suéter y antes de que pudiera decir “orgasmo”, me había quitado el suéter justo sobre mi cabeza.
Y entonces estaba parada ahí en mis vaqueros y sostén. No el sostén con relleno amplio —gracias a Dios— pero un sostén. Mierda, íbamos a hacer esto—lo iba a hacer conmigo. Íbamos a follar. Se contoneó un poco hacia mí. No había nada romántico sobre eso, nada dulce y cariñoso.
Follar sólo eso—follar. Y él no parecía particularmente feliz sobre nada de esto.
Todo esto estaba mal.
Las manos grandes de Logan cayeron en la piel desnuda de mis costados, y me sacudí con el contacto. —Pon las manos en el cristal, _______.
Todos los pensamientos huyeron de mi mente mientras el calor se expandía profundo dentro de mí. Mi cuerpo respondió desvergonzadamente a su orden y al timbre profundo de su voz. El cristal estaba frío debajo de mis palmas.
—Bien. —Una mano vagó sobre mi piel, moviéndose justo debajo de mi ombligo y sobre la banda de mis vaqueros. Sus manos se aplanaron—. Mantén tus manos en la ventana.
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
MARATON 3/3
Capítulo 18
Me jaló hacia él mientras parecía inclinarse sobre mí, así que estaba ligeramente inclinada y apretada contra él, pero todavía tocando la ventana. Pude sentirlo caliente y duro presionando en mi espalda, y la sensación vibró a través de mis venas.
—Deberías haber dicho algo antes, que eso era todo lo que querías.
Había tensión en sus palabras, un duro filo que no entendía.
Definitivamente estaba cabreado, pero hacía esto.
Confusión y lujuria se arremolinaron dentro de mí, y no sabía cuál camino tomar.
Su otra mano comenzó a moverse, tocando por encima y a lo largo de mis costillas, enviando escalofríos a través de mí. —Te habría… ayudado hace un largo tiempo —dijo.
No podía pensar, no cuando su mano vagó sobre la parte de arriba de mi estómago y entonces sobre la copa de mi sostén. Un gemido se escapó de mí mientras mi espalda se arqueaba. —Logan…
—Mierda. —Su mano se quedó ahí mientras sus caderas se presionaban hacia adelante. Con su otra mano todavía sujetándome en el lugar, no había escape al lento y tortuoso bombeo o lo que significaba. No es que quisiera. Me empujé retrocediendo contra él y gimió profundo en su garganta.
Su mano se alejó de mi sostén, y lloriqueé. Pero entonces alcanzó entre nosotros, con dedos increíblemente diestros, deshizo el sostén más rápido de lo que me tomó abrocharlo.
El material se deslizó de mis brazos y me solté de la ventana el tiempo suficiente para que el sostén golpeara el piso. El frío aire golpeó mi pecho, abatiéndose con el calor martillándome desde adentro.
No estaba frente a mí, pero sabía que me miraba. No le tomaba mucho ya que era muy alto. Había un ligero reflejo de nosotros en la ventana, y pude sentir la intensidad de su mirada. Las puntas de mis pechos se endurecieron aún más, volviéndose casi doloroso.
Entonces sus manos estaban en mí, y todo mi cuerpo soltó chispas.
Sus dedos se movieron sobre mí, suavemente explorando la hinchazón de mis pechos, burlándose de las puntas. Bajó sus labios hasta el lugar debajo de mi oreja, presionando allí un pequeño y caliente beso.
—Maldición, _______.
Sus dedos atraparon mi pezón y grité, moviendo mis caderas hacia atrás contra las de él en una silenciosa súplica. Dejando un sendero de besos por mi cuello, sobre la cuesta de mi hombro, y a todo lo largo, siguió tocándome hasta que mis pechos se sintieron pesados e hinchados. No había sido así con Nate.
Logan mordisqueó un lado de mi cuello. —Tú… mereces algo mejor que esto, nena. Maldición, mereces algo mejor que esto.
Estaba bastante segura que tenía exactamente lo que merecía—y felizmente, también. Una de sus manos dejó mis pechos y viajó hacia abajo por mi estómago. Con un movimiento rápido de sus dedos, deshizo el botón de arriba y deslizó su mano en mis vaqueros.
—Dime que pare —dijo, besando mi mandíbula—. Dime.
—No —exhalé—. No quiero que pares.
Murmuró algo más allá de mi entendimiento, y entonces besó donde mi pulso latía. Su mano se deslizó debajo de mis bragas, entonces me acunaba con sus dedos largos. —Estás tan lista para mí, ¿verdad?
Me sonrojé, un poco avergonzada porque estaba muy lista, pero entonces movió su pulgar contra mi centro, y grité su nombre, temblando mientras el placer dulcemente intenso se alzaba tan rápido que estaba mareada.
—Dios —gimió, sus caderas apretándose contra mí, mientras trabajaba su dedo dentro de mí lentamente—. Sigue diciendo mi nombre así y esto se va a terminar antes de que comience.
—Logan —supliqué, porque en serio, estaba en el punto de comienzo.
Su dedo se enganchó, y ya estaba tan cerca. Comenzó un ritmo lento que era tan suave que bordeaba a la locura. —Estás tan apretada — dijo, y nunca había oído su voz así. Cruda. Primaria—. Demonios, nena, ¿no lo has hecho desde…?
Sacudí mi cabeza. —No. No desde él.
—Eso es lo que pensé, pero… —Se estremeció, pero su mano… su dedo no rompió el ritmo. El lento y constante empuje construyó un fuego dentro de mí que rápidamente se extendió. Mis caderas se movieron contra su mano, y pude escuchar sus suaves respiraciones en mi oído, y cada vez que sus caderas se presionaban contra las mías, me llevaba un paso más cerca a la liberación. Cada músculo se apretó, y yo iba a explotar, iba a…
Un ruidoso chasquido se sonó a través de la habitación como un rayo, y la venta enfrente de nosotros explotó.
Vidrio y nieve volaron por el aire mientras dejaba escapar un grito de sorpresa. Esa no era la clase de explosión que había estado buscando.
Logan se volteó, utilizando su cuerpo para cubrir el mío, pero no antes de que pequeñas chispas de dolor estallaran en mi pecho y estómago. Di un grito ahogado cuando aire frío rugió en la habitación y el viento nos envolvió. Una lámpara de pie se vino abajo. Las pinturas en la pared se sacudieron.
—¡Mierda! —gritó, llevándonos hacia abajo de manera que se inclinaba sobre mí—. ¿Estás bien?
—Sí. —Cuidadosamente me apoyé en el suelo húmedo y frío—. ¿Tú?
—Estoy bien. —Sus manos se deslizaron a mi espalda desnuda, y entonces colocó mi suéter sobre mí, envolviéndolo alrededor de mis hombros—. Quédate aquí. ¿De acuerdo?
Asentí mientras tiraba del suéter. Poniéndome rápidamente de rodillas junto al sofá de mimbre, miré sobre mi hombro. Logan se puso de pie lentamente, con las manos en puños a sus costados. —¿Qué sucedió? — pregunté, temblando.
Se acercó a la parte rota del vidrio. Una sección entera había desaparecido. Bordes dentados salían desde el panel de madera. —No veo nada ni nadie allí fuera.
—¿Nadie?
—No hay árboles tan cerca como para hacer daño a la parte trasera de la casa.
—Pero el viento…
—El viento es lo suficientemente fuerte para volar una rama caída, y no hay ramas ahí abajo. —Se dio la vuelta, cepillando el cabello de su cara. Al verme acurrucada contra el sofá, su mandíbula se endureció—.
¿Segura que estás bien?
Acerqué mi suéter, ignorando el fuerte escozor mientras rozaba ciertas áreas. Había asuntos más importantes. Como, por ejemplo, por qué acababa de estallar una ventana. —Estoy bien, de verdad. ¿Qué piensas que sucedió?
Logan negó con la cabeza mientras se arrodillaba frente a mí. —No lo sé. ¿Quizás la ventana se encontraba tan fría qué cuando... —¿Se estaba sonrojando?— cuando presionaste contra ella, se destrozó? No lo… ¿Qué demonios?
Mi corazón dio un vuelco. —¿Qué?
Se inclinó hacia la derecha y recogió algo que yacía en el piso. En su palma abierta, vi un pequeño perdigón redondo. —Hijo de puta. —dijo, poniéndose de pie y girando en un ágil movimiento que le había visto hacer al bajarse de una tabla de snowboard—. No soy un ávido cazador ni nada, pero esto es igual a un maldito perdigón.
—¿Qué? —Mi grito tuvo que haber estallado sus tímpanos—. ¿En serio?
Asintió. —Cómo joder a un pato, así luce.
No lograba creerlo. —¿Pero las escopetas no hacen que las balas se extiendan? ¿No nos habría golpeado?
—No lo sé. —Inclinó la cabeza hacia atrás, y los bordes de su cabello castaño rozaron el cuello de su sudadera—. Si alguien apuntó a la parte superior de la ventana, es posible que el tiro no nos hubiera dado.
Temblé nuevamente, y esta vez no era por el frío.
—¿Realmente piensas que nos apuntaban?
Logan no dijo nada.
—Es una locura. —susurré, y después añadí, más alto—: ¿Crees que es buena idea estar parado frente a la ventada, de ser el caso?
—Nadie está ahí fuera, y ninguno de los dos estaba prestando atención antes…. Cualquiera pudo estar parado directamente en la entrada, por lo que sabemos.
—¿Mirándonos? —Me hallaba caliente y fría a la vez. Nuestros ojos se encontraron, y luego desvié la mirada, tragando ante las repentina náuseas. Había estado con los pechos descubiertos y su mano se encontraba en mi...
¿Alguien pudo haber estado viendo eso? ¿Alguien con muy mala puntería?
—¿Pudo haber sido un tipo cazando? —pregunté, esperanzada.
Sus cejas formaron una profunda V. —¿Con este tipo de clima? Hay una tormenta de nieve allí fuera.
—Es West Virginia. La gente caza aquí en toda clase de condiciones.
Logan se volvió hacia el panel roto de la ventana. —Si ese fuera el caso, un oso estaría congelándose en nuestro techo.
Habría creído más eso antes de que alguien en realidad nos había disparado; pero después del tipo en la moto de nieve, no me encontraba tan segura de poder considerar que esas dos situaciones fueran coincidencias. Pero no tenía sentido. No podía imaginar a nadie tan enojado con nosotros. El miedo me recorría, sin embargo, tan helado como el viento.
¿Y si ese disparo había sido en verdad a propósito?
*****
Narra Logan
Una jodida rabia hervía en mi sangre, donde, momentos previos, una clase diferente de ira me había estado encendiendo desde dentro. Lujuria alimentada por una incrédula indignación y furia. ¿_______ me deseaba para follarla como algo de una sola noche? ¿Como si fuera sólo bueno para eso, y eso fuera lo suficientemente bueno para ella?
Qué. Demonios.
Pero en realidad, eso no era lo de mayor urgencia por el momento.
Tendría que lidiar con ello más tarde.
Mi mirada recorrió la ventana destrozada, parando en la esquina superior izquierda. Había un pequeño hoyo y el cristal fisurado desde ese punto, formando una tela de araña que se expandía por el borde del fragmento irregular.
Apostaría mi glúteo tatuado en rojo que había más pequeños hoyos en la parte exterior, cercana a la fascia y las cunetas. Alguien había apuntado con una jodida escopeta a la casa. Si habían estado intentar darnos a alguno de los dos, era incierto. No había manera de controlar un perdigón, pero la mayoría de la gente conseguía dirigirlo en la dirección general que querían.
Hijo de puta.
Quienquiera que fuese responsable de esto ha estado afuera, mirándonos durante Dios sabe cuánto tiempo. Lo habrían visto todo. _______ había estado parcialmente expuesta.
Mis manos se curvaron en puños mientras el calor viajaba por mi columna. Iba a matar a alguien.
—¿Está bien si me paro? —preguntó _______.
Asentí, y luego miré sobre mi hombro mientras se ponía de pie. Lucía increíblemente pequeña estando allí, sosteniendo el pesado suéter contra su pecho con los hombros encorvados. La rabia me dio un puñetazo en el estómago, seguido rápidamente por el profundo sabor del miedo, la clase de temor que jamás había experimentado anteriormente. _______ pudo haber salido lastimada, o peor. Era la segunda vez en cuestión de dos días. Horror y furia mezclaban en mi interior, formando una bola tangible que se asentó en mí estómago. Pude haberla perdido, y honestamente no sabía lo que sería la vida sin _______. Ni siquiera quería pensar sobre eso.
—¿Segura que estás bien? —pregunté nuevamente—. No estás herida ni nada, ¿cierto?
Negó con la cabeza lentamente. —De verdad estoy bien. Sólo un tanto asustada.
Pasé los dedos a través de mi cabello. —Quiero que te quedes fuera de esta habitación, _______. Demonios, permanece jodidamente lejos de todas las ventanas.
—De acuerdo. —Avanzó hacia la puerta, deteniéndose.
Nuestros ojos se encontraron, y un dulce rubor se expandió por sus mejillas y bajó por su garganta, al borde del suéter que aún sostenía.
Quería ir a ella y tomarla en mis brazos y decirle que todo iba a estar bien, pero no me moví.
Apartó la mirada primero, mordiendo su labio inferior. Me volví hacia la ventana con rigidez, sabiendo que debía decir algo —algo acerca de lo que había sucedido entre nosotros. Debajo de la rabia y el miedo por _______, la lujuria todavía hervía, pero no había nada que decir en este momento o nada que estuviera dispuesto a decir, al menos.
Sentí —más que oír— que _______ abandonaba la habitación, y eso me puso más tenso. Posiblemente ser disparado te asesinaba la libido.
Necesitaba llamar a alguien —la policía estatal— y ver qué debíamos hacer. Las probabilidades de que alguien hiciera una investigación eran pocas, pero necesitaba reportar esto.
Mi mirada se estrechó en el suelo cubierto de nieve. No quería pensar en ello, pero era realista. Ya no estaba seguro de que estuviéramos a salvo aquí, y también sabía que todo había cambiado entre _______ y yo.
Y ese cambio era irreversible.
Espero les guste
Capítulo 18
Me jaló hacia él mientras parecía inclinarse sobre mí, así que estaba ligeramente inclinada y apretada contra él, pero todavía tocando la ventana. Pude sentirlo caliente y duro presionando en mi espalda, y la sensación vibró a través de mis venas.
—Deberías haber dicho algo antes, que eso era todo lo que querías.
Había tensión en sus palabras, un duro filo que no entendía.
Definitivamente estaba cabreado, pero hacía esto.
Confusión y lujuria se arremolinaron dentro de mí, y no sabía cuál camino tomar.
Su otra mano comenzó a moverse, tocando por encima y a lo largo de mis costillas, enviando escalofríos a través de mí. —Te habría… ayudado hace un largo tiempo —dijo.
No podía pensar, no cuando su mano vagó sobre la parte de arriba de mi estómago y entonces sobre la copa de mi sostén. Un gemido se escapó de mí mientras mi espalda se arqueaba. —Logan…
—Mierda. —Su mano se quedó ahí mientras sus caderas se presionaban hacia adelante. Con su otra mano todavía sujetándome en el lugar, no había escape al lento y tortuoso bombeo o lo que significaba. No es que quisiera. Me empujé retrocediendo contra él y gimió profundo en su garganta.
Su mano se alejó de mi sostén, y lloriqueé. Pero entonces alcanzó entre nosotros, con dedos increíblemente diestros, deshizo el sostén más rápido de lo que me tomó abrocharlo.
El material se deslizó de mis brazos y me solté de la ventana el tiempo suficiente para que el sostén golpeara el piso. El frío aire golpeó mi pecho, abatiéndose con el calor martillándome desde adentro.
No estaba frente a mí, pero sabía que me miraba. No le tomaba mucho ya que era muy alto. Había un ligero reflejo de nosotros en la ventana, y pude sentir la intensidad de su mirada. Las puntas de mis pechos se endurecieron aún más, volviéndose casi doloroso.
Entonces sus manos estaban en mí, y todo mi cuerpo soltó chispas.
Sus dedos se movieron sobre mí, suavemente explorando la hinchazón de mis pechos, burlándose de las puntas. Bajó sus labios hasta el lugar debajo de mi oreja, presionando allí un pequeño y caliente beso.
—Maldición, _______.
Sus dedos atraparon mi pezón y grité, moviendo mis caderas hacia atrás contra las de él en una silenciosa súplica. Dejando un sendero de besos por mi cuello, sobre la cuesta de mi hombro, y a todo lo largo, siguió tocándome hasta que mis pechos se sintieron pesados e hinchados. No había sido así con Nate.
Logan mordisqueó un lado de mi cuello. —Tú… mereces algo mejor que esto, nena. Maldición, mereces algo mejor que esto.
Estaba bastante segura que tenía exactamente lo que merecía—y felizmente, también. Una de sus manos dejó mis pechos y viajó hacia abajo por mi estómago. Con un movimiento rápido de sus dedos, deshizo el botón de arriba y deslizó su mano en mis vaqueros.
—Dime que pare —dijo, besando mi mandíbula—. Dime.
—No —exhalé—. No quiero que pares.
Murmuró algo más allá de mi entendimiento, y entonces besó donde mi pulso latía. Su mano se deslizó debajo de mis bragas, entonces me acunaba con sus dedos largos. —Estás tan lista para mí, ¿verdad?
Me sonrojé, un poco avergonzada porque estaba muy lista, pero entonces movió su pulgar contra mi centro, y grité su nombre, temblando mientras el placer dulcemente intenso se alzaba tan rápido que estaba mareada.
—Dios —gimió, sus caderas apretándose contra mí, mientras trabajaba su dedo dentro de mí lentamente—. Sigue diciendo mi nombre así y esto se va a terminar antes de que comience.
—Logan —supliqué, porque en serio, estaba en el punto de comienzo.
Su dedo se enganchó, y ya estaba tan cerca. Comenzó un ritmo lento que era tan suave que bordeaba a la locura. —Estás tan apretada — dijo, y nunca había oído su voz así. Cruda. Primaria—. Demonios, nena, ¿no lo has hecho desde…?
Sacudí mi cabeza. —No. No desde él.
—Eso es lo que pensé, pero… —Se estremeció, pero su mano… su dedo no rompió el ritmo. El lento y constante empuje construyó un fuego dentro de mí que rápidamente se extendió. Mis caderas se movieron contra su mano, y pude escuchar sus suaves respiraciones en mi oído, y cada vez que sus caderas se presionaban contra las mías, me llevaba un paso más cerca a la liberación. Cada músculo se apretó, y yo iba a explotar, iba a…
Un ruidoso chasquido se sonó a través de la habitación como un rayo, y la venta enfrente de nosotros explotó.
Vidrio y nieve volaron por el aire mientras dejaba escapar un grito de sorpresa. Esa no era la clase de explosión que había estado buscando.
Logan se volteó, utilizando su cuerpo para cubrir el mío, pero no antes de que pequeñas chispas de dolor estallaran en mi pecho y estómago. Di un grito ahogado cuando aire frío rugió en la habitación y el viento nos envolvió. Una lámpara de pie se vino abajo. Las pinturas en la pared se sacudieron.
—¡Mierda! —gritó, llevándonos hacia abajo de manera que se inclinaba sobre mí—. ¿Estás bien?
—Sí. —Cuidadosamente me apoyé en el suelo húmedo y frío—. ¿Tú?
—Estoy bien. —Sus manos se deslizaron a mi espalda desnuda, y entonces colocó mi suéter sobre mí, envolviéndolo alrededor de mis hombros—. Quédate aquí. ¿De acuerdo?
Asentí mientras tiraba del suéter. Poniéndome rápidamente de rodillas junto al sofá de mimbre, miré sobre mi hombro. Logan se puso de pie lentamente, con las manos en puños a sus costados. —¿Qué sucedió? — pregunté, temblando.
Se acercó a la parte rota del vidrio. Una sección entera había desaparecido. Bordes dentados salían desde el panel de madera. —No veo nada ni nadie allí fuera.
—¿Nadie?
—No hay árboles tan cerca como para hacer daño a la parte trasera de la casa.
—Pero el viento…
—El viento es lo suficientemente fuerte para volar una rama caída, y no hay ramas ahí abajo. —Se dio la vuelta, cepillando el cabello de su cara. Al verme acurrucada contra el sofá, su mandíbula se endureció—.
¿Segura que estás bien?
Acerqué mi suéter, ignorando el fuerte escozor mientras rozaba ciertas áreas. Había asuntos más importantes. Como, por ejemplo, por qué acababa de estallar una ventana. —Estoy bien, de verdad. ¿Qué piensas que sucedió?
Logan negó con la cabeza mientras se arrodillaba frente a mí. —No lo sé. ¿Quizás la ventana se encontraba tan fría qué cuando... —¿Se estaba sonrojando?— cuando presionaste contra ella, se destrozó? No lo… ¿Qué demonios?
Mi corazón dio un vuelco. —¿Qué?
Se inclinó hacia la derecha y recogió algo que yacía en el piso. En su palma abierta, vi un pequeño perdigón redondo. —Hijo de puta. —dijo, poniéndose de pie y girando en un ágil movimiento que le había visto hacer al bajarse de una tabla de snowboard—. No soy un ávido cazador ni nada, pero esto es igual a un maldito perdigón.
—¿Qué? —Mi grito tuvo que haber estallado sus tímpanos—. ¿En serio?
Asintió. —Cómo joder a un pato, así luce.
No lograba creerlo. —¿Pero las escopetas no hacen que las balas se extiendan? ¿No nos habría golpeado?
—No lo sé. —Inclinó la cabeza hacia atrás, y los bordes de su cabello castaño rozaron el cuello de su sudadera—. Si alguien apuntó a la parte superior de la ventana, es posible que el tiro no nos hubiera dado.
Temblé nuevamente, y esta vez no era por el frío.
—¿Realmente piensas que nos apuntaban?
Logan no dijo nada.
—Es una locura. —susurré, y después añadí, más alto—: ¿Crees que es buena idea estar parado frente a la ventada, de ser el caso?
—Nadie está ahí fuera, y ninguno de los dos estaba prestando atención antes…. Cualquiera pudo estar parado directamente en la entrada, por lo que sabemos.
—¿Mirándonos? —Me hallaba caliente y fría a la vez. Nuestros ojos se encontraron, y luego desvié la mirada, tragando ante las repentina náuseas. Había estado con los pechos descubiertos y su mano se encontraba en mi...
¿Alguien pudo haber estado viendo eso? ¿Alguien con muy mala puntería?
—¿Pudo haber sido un tipo cazando? —pregunté, esperanzada.
Sus cejas formaron una profunda V. —¿Con este tipo de clima? Hay una tormenta de nieve allí fuera.
—Es West Virginia. La gente caza aquí en toda clase de condiciones.
Logan se volvió hacia el panel roto de la ventana. —Si ese fuera el caso, un oso estaría congelándose en nuestro techo.
Habría creído más eso antes de que alguien en realidad nos había disparado; pero después del tipo en la moto de nieve, no me encontraba tan segura de poder considerar que esas dos situaciones fueran coincidencias. Pero no tenía sentido. No podía imaginar a nadie tan enojado con nosotros. El miedo me recorría, sin embargo, tan helado como el viento.
¿Y si ese disparo había sido en verdad a propósito?
*****
Narra Logan
Una jodida rabia hervía en mi sangre, donde, momentos previos, una clase diferente de ira me había estado encendiendo desde dentro. Lujuria alimentada por una incrédula indignación y furia. ¿_______ me deseaba para follarla como algo de una sola noche? ¿Como si fuera sólo bueno para eso, y eso fuera lo suficientemente bueno para ella?
Qué. Demonios.
Pero en realidad, eso no era lo de mayor urgencia por el momento.
Tendría que lidiar con ello más tarde.
Mi mirada recorrió la ventana destrozada, parando en la esquina superior izquierda. Había un pequeño hoyo y el cristal fisurado desde ese punto, formando una tela de araña que se expandía por el borde del fragmento irregular.
Apostaría mi glúteo tatuado en rojo que había más pequeños hoyos en la parte exterior, cercana a la fascia y las cunetas. Alguien había apuntado con una jodida escopeta a la casa. Si habían estado intentar darnos a alguno de los dos, era incierto. No había manera de controlar un perdigón, pero la mayoría de la gente conseguía dirigirlo en la dirección general que querían.
Hijo de puta.
Quienquiera que fuese responsable de esto ha estado afuera, mirándonos durante Dios sabe cuánto tiempo. Lo habrían visto todo. _______ había estado parcialmente expuesta.
Mis manos se curvaron en puños mientras el calor viajaba por mi columna. Iba a matar a alguien.
—¿Está bien si me paro? —preguntó _______.
Asentí, y luego miré sobre mi hombro mientras se ponía de pie. Lucía increíblemente pequeña estando allí, sosteniendo el pesado suéter contra su pecho con los hombros encorvados. La rabia me dio un puñetazo en el estómago, seguido rápidamente por el profundo sabor del miedo, la clase de temor que jamás había experimentado anteriormente. _______ pudo haber salido lastimada, o peor. Era la segunda vez en cuestión de dos días. Horror y furia mezclaban en mi interior, formando una bola tangible que se asentó en mí estómago. Pude haberla perdido, y honestamente no sabía lo que sería la vida sin _______. Ni siquiera quería pensar sobre eso.
—¿Segura que estás bien? —pregunté nuevamente—. No estás herida ni nada, ¿cierto?
Negó con la cabeza lentamente. —De verdad estoy bien. Sólo un tanto asustada.
Pasé los dedos a través de mi cabello. —Quiero que te quedes fuera de esta habitación, _______. Demonios, permanece jodidamente lejos de todas las ventanas.
—De acuerdo. —Avanzó hacia la puerta, deteniéndose.
Nuestros ojos se encontraron, y un dulce rubor se expandió por sus mejillas y bajó por su garganta, al borde del suéter que aún sostenía.
Quería ir a ella y tomarla en mis brazos y decirle que todo iba a estar bien, pero no me moví.
Apartó la mirada primero, mordiendo su labio inferior. Me volví hacia la ventana con rigidez, sabiendo que debía decir algo —algo acerca de lo que había sucedido entre nosotros. Debajo de la rabia y el miedo por _______, la lujuria todavía hervía, pero no había nada que decir en este momento o nada que estuviera dispuesto a decir, al menos.
Sentí —más que oír— que _______ abandonaba la habitación, y eso me puso más tenso. Posiblemente ser disparado te asesinaba la libido.
Necesitaba llamar a alguien —la policía estatal— y ver qué debíamos hacer. Las probabilidades de que alguien hiciera una investigación eran pocas, pero necesitaba reportar esto.
Mi mirada se estrechó en el suelo cubierto de nieve. No quería pensar en ello, pero era realista. Ya no estaba seguro de que estuviéramos a salvo aquí, y también sabía que todo había cambiado entre _______ y yo.
Y ese cambio era irreversible.
Espero les guste
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Este a mm este. M quede en shok!!!
Pero esta genial me has dejado con.n la intriga de saber quien es quien les quiere hacer daño sinceramente yo pienso q le quieren hacer daño a la rayis!! Pero bueno no dejes de seguir ok un besote grandisimo!!!
Att. LuZz
Pero esta genial me has dejado con.n la intriga de saber quien es quien les quiere hacer daño sinceramente yo pienso q le quieren hacer daño a la rayis!! Pero bueno no dejes de seguir ok un besote grandisimo!!!
Att. LuZz
Luz Wantson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Luz Wantson escribió:Este a mm este. M quede en shok!!!
Pero esta genial me has dejado con.n la intriga de saber quien es quien les quiere hacer daño sinceramente yo pienso q le quieren hacer daño a la rayis!! Pero bueno no dejes de seguir ok un besote grandisimo!!!
Att. LuZz
La seguire princesa <3 :bye:
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Capítulo 19
Narra _______
Apresurándome fuera del invernadero, subí las escaleras. Se sentía más frio allí en el pasillo y en mi dormitorio. La oscuridad se estaba asentando, aunque apenas era la tarde. Fui hacia el baño, cerrando la puerta detrás de mí. Suficiente luz venía de la ventana sobre la ducha como para ver qué pasaba.
De pie frente al espejo, lentamente quité mi suéter e hice una mueca de dolor al tener una buena mirada de mi misma.
¡Mis pobres pechos!
Pequeños cortes rojos inflamados se ubicaban peligrosamente cerca de mis pezones —como si esto pudiera haber sido un infierno más doloroso de lo que era. Había manchas de sangre en mis pechos y en la parte superior de mi estómago. Pasé la mano sobre él e hice una mueca de dolor. Justo por encima de mi ombligo, había un trozo de cristal incrustado en mi piel. No requería cirugía mayor ni puntos, pero era muy sensible a la sangre. El dolor era aún peor. No tenía tolerancia, nunca habiéndome roto un hueso o experimentado nada importante en mi vida.
Me balanceé de un pie a otro, mis pezones se congelaron cuando mis dedos se cernieron sobre el trozo de cristal. Podía lograrlo. Todo lo que tenía que hacer era quitarlo. Eso es. Nada importante. Pero ni siquiera conseguía sacarme una espina sin pedirle a Andrea o a mi mamá que lo hicieran.
Llegué a la lastimadura, y después hice una mueca alejando la mano. Hice esto una y otra vez por al menos cinco minutos, hasta que incliné mi cabeza hacia atrás y dejé escapar un sonoro gemido de frustración.
—¿_______? ¿Estás allí?
Saltando por el sonido de la voz de Logan, me golpeé la cadera con el borde del lavabo.
—¡Mierda!
La puerta se abrió de golpe, evitando por poco que chocara conmigo. Grité cruzando los brazos sobre mi pecho —no segura de cuál era el punto en eso, considerando que él los había tenido bajo sus manos hacía diez minutos— mientras irrumpía en el baño, luciendo como si estuviera listo para enfrentarse a un oso pardo rabioso.
Sus ojos castaños oscuros buscaron cada pulgada expuesta mía.
Entonces se colocó justo en frente mío, agarrando mis hombros.
—Estás sangrando.
Sonaba enojado.
Los ojos de Logan se estrecharon mientras un músculo saltaba en su mandíbula. —Me dijiste que te estabas bien.
—Lo estoy —dije con voz pequeña.
—Cuando alguien sangra, usualmente significa que no está, de hecho, bien. —Sacudió la cabeza mientras dejaba ir mis hombros—. Jesús.
Siéntate y deja que me ocupe de ti.
—No puedo sentarme. —Hice una mueca.
Bajó la cabeza para estar casi al nivel de mis ojos. De cerca, no podía notar la diferencia entre sus pupilas y su iris.
—¿Por qué no puedes sentarte?
Vacilé entre un pie y el otro, sintiéndome increíblemente vulnerable ya que no tenía camiseta ni nada. —Hay una pieza de vidrio atascada en mi piel, y pienso que sentarme va a empeorarlo.
—¡¿Qué?! —gritó, y yo salté—. ¿Por qué demonios no dijiste nada abajo?
—Porque no sabía que estaba atascado en mi piel, y realmente no es un gran problema, pero…
—Pero ni siquiera te gustan las astillas. Jesús, _______… ¿dónde está?
Señalé donde se encontraba la pequeña mancha de cristal.
Logan se puso de rodillas, y mis ojos se abrieron. Toda clase de pensamientos sucios explotaron en mi cabeza, totalmente inapropiados para ese momento, pero el botón de mis jeans aún estaba desabrochado y, bueno…
—No puedo verlo —dijo—. Vas a tener que ir abajo donde haya más luz.
—Estoy….
—No estás bien y no me lo vas a discutir. —Cerró la mandíbula con fuerza, llegó a mí y cogió una toalla del estante. Me la puso sobre los hombros, doblándola sobre mis manos—. Vamos.
Al darme cuenta de que existía una buena probabilidad de que me arrastrara a la planta baja, lo seguí fuera de la habitación y en el pasillo.
Me dijo que esperara allí mientras él desaparecía en el baño del corredor, y regresó con peróxido y un pequeño botiquín de primeros auxilios en la mano.
Suspiré. Esto iba a apestar. Podría ser peor, ya lo sabía. Él podría estar por sacarme perdigones.
Terminamos en la cocina, muy a mi pesar. Había un montón de ventanas allí, pero sinceramente no teníamos muchas opciones.
Logan me colocó de modo que me hallaba justo debajo de la ventana, pero lo suficientemente cerca para que me pudiese ver.
Poniéndose de rodillas una vez más, separó los bordes de la toalla con el ceño fruncido. —Maldita sea, es un pedazo de vidrio.
—Te lo dije.
Tenía la cabeza inclinada y varios mechones de pelo le caían sobre la frente mientras hurgaba en la pequeña caja con una cruz roja.
—No puedes dejártelo en la piel, _______. Se va a infectar.
—No estaba sugiriendo eso. Simplemente tenía una especie de esperanza de que mi piel lo expulsara de forma rápida y natural.
Se rió mientras sacaba un par de pinzas, haciéndome tragar duro.
Me asaltaron imágenes de mí corriendo y gritando para alejarme de mi
madre cuando era una niña siempre que ella manejaba esos pequeños
instrumentos de dolor. Él los tenía en sus elegantes dedos mientras miraba hacia arriba. —Te estás poniendo un poco verde, _______.
—No me gustan las pinzas. —me quejé.
Apareció una pequeña sonrisa. —No va a doler.
—Eso es lo que dice todo el mundo, pero sé que no es cierto. Me va a doler, porque vas a empezar a cavar por ahí y…
—No voy a cavar. Voy a meterla y sacarla antes de que sepas lo que estoy haciendo. Lo prometo.
Quería salir corriendo de la habitación, pero me obligué a quedarme de pie allí como un adulto. —Está bien.
—Suenas deplorable —comentó mientras metía los bordes de la toalla en la parte trasera de mis jeans, exponiendo mi estómago. Puso sus dedos a cada lado de la astilla de vidrio y jaló de la piel tensándola.
Las pinzas se cernieron sobre mi piel, y me encogí alejándome.
—Bebé grande, deja de moverte.
—Cállate.
Se rió entre dientes. —Esto no va a funcionar si sigues retorciéndote para alejarte de mí cada vez que me acerco a un centímetro del cristal. Lo estás empeorando al retrasarlo.
Sonaba lógico, pero no era una fanática de los pensamientos lógicos en esos momentos. Luego de lograr mover un pie completo antes de que Logan me arrinconara entre él y el mostrador, me distrajo.
—Traté de usar mi teléfono para ver si lograba ponerme en contacto con la casa principal. Ya sabes, para preguntar si alguien más ha tenido problemas con las ventanas siendo disparadas o psicópatas en motos de nieve.
—Bueno. —Me quedé observando obsesivamente la parte superior de su cabeza inclinada.
—No pude hacer una llamada. Parece que la tormenta también está estropeando el servicio telefónico. No pude ni siquiera conectarme al maldito Internet , pero por lo que recordaba de la alerta meteorológica, tenemos cerca de un día de nieve fuerte y luego debería disminuir.
—¿Cuánto tiempo crees que les llevará limp…? —Una sensación de pellizco me hizo gritar.
La cabeza de Logan subió de golpe. —Lo siento, pero la buena noticia, nena, es que lo saqué. —Ondeó las pinzas cerca de mí —. ¿Ves? No fue tan malo.
—No lo fue. —Sonreí cuando volvió a examinar el corte más leve. Sus largas pestañas se abanicaron hacia abajo—. Gracias.
—Es un placer. —Cogió la botella de peróxido y mojó un algodón—.
Posiblemente les tomará un día despejar las carreteras y otro para limpiar los caminos de aquí a los lugares cercanos.
Sentí un pequeño ardor cuando limpió la herida.
—¿Tres días más?
—Probablemente. —Se puso de pie con elegancia y dejó la botella sobre la mesa, junto con un par de bolas de algodón—. Déjame echar un vistazo al resto.
Palidecí. —No tengo más vidrios clavados.
—Perdóname por pensar que podrías estar mintiendo para evitar las pinzas. —Ladeó la cabeza hacia un lado, y sentí mi corazón acelerarse—.Quiero ver el resto.
Pero eso significaría exponer mis pechos, y aunque había sido muy amistoso con ellos antes, esto era diferente. Habíamos estado atrapados en el momento. Las cosas se habían puesto calientes, y esto era casi tan caliente como una tormenta de hielo. Por no hablar de que no había dicho nada de lo que pasó entre nosotros. Yo menos, pero había perdido mis agallas de dama luego de que la ventana explotara.
Logan suspiró.
—Tienes que hacer todo tan jodidamente difícil.
—No, no es cierto.
Me lanzó una mirada suave y luego me agarró de las caderas. Sin darme otra opción, me puso sobre el mostrador. —Eso es.
—Bastardo —me quejé.
Hizo caso omiso. —Déjame ver tu pecho.
Me sonrojé de mil tonos de rojo.
—¿Tengo que destacar el hecho de que acabo de ver tu…?
—¡No! —grité, horrorizada—. No lo hagas. No vas a hacer que esto sea más fácil.
Sus labios se movieron como si luchara contra una sonrisa. —Te juro que voy a ser totalmente clínico sobre esto.
Bueno, eso no me hizo sentir mejor, tampoco.
Levantó las manos. —¿Qué tal esto? Te trataré como si fueras un gato o un perro que necesita ser examinado.
—¿Qué? —Fruncí el ceño—. Vaya. Gracias.
Logan se echó a reír. —Vamos, _______, deja de ser tan mujer.
—¡Soy mujer!
—Confía en mí, lo sé. —Antes de que pudiera descifrar el tono ronco de su voz, su manos salieron disparado, agarrando los bordes de la toalla mullida—. Quítate la toalla.
—No. —Me agarré más fuerte.
—_______ —gruñó—. Déjala. Ir.
Al ver que no lo haría, porque estaba en completo modo de aspirante a cuidador, me centré en sus anchos hombros mientras soltaba la toalla. El material se abrió en la parte delantera.
En lugar de quitarme la toalla, examinó los pequeños rasguños que tenía por debajo de los pechos y en el leve valle entre ellos. Maldiciendo entre dientes, sacó una toalla limpia de un cajón y la puso bajo el agua.
Volviendo a donde estaba sentada, negó con la cabeza. —Podrías haber perdido un ojo.
O un pezón, pero no creía que añadir eso fuera a ser útil.
—Va a estar un poco fría. No quiero usar el agua caliente. —Cuando asentí, suavemente limpió la sangre antes de llevar la bola de algodón empapada a los cortes.
Trabajó en silencio y laboriosamente, lanzando las bolas de algodón usadas a la basura al terminar. Luego regresó a su lugar en frente de mí.
Sus ojos se encontraron con los míos por un breve instante antes de deslizar sus dedos por debajo de la toalla, cepillando la piel de mis hombros. Me estremecí y rápidamente miró a otro lado, mordiéndose el labio.
Esto... esto iba a ponerse interesante.
Logan no dijo nada ni pareció haberse movido una vez que la toalla se hubo reunido alrededor de mis caderas. Mantuve mi mirada pegada al tapete frente a la pileta de la cocina, mientras sentía sus ojos moverse por mi cara y cuello, seguido del rubor que se extendió rápidamente a través de mis pechos. La necesidad de taparme era difícil de suprimir, pero quería que mirase.
Quería que le gustara lo que veía.
Aunque sabía que se suponía que esto era clínico, las puntas de mis senos se fruncieron bajo su escrutinio, y el dolor insatisfecho en mi centro vibró a la vida con venganza. Me quedé sin aliento mientras él recogía la toalla y se inclinaba.
—¿Tienes frío? —preguntó.
Creo que lo odiaba.
Su risa fue baja y profunda, lo que me irritó más. —Voy a hacer esto rápido.
—Sí, hazlo. —Me retorcí, desgarrada entre estar muy excitada, enojada e incómoda al máximo.
Logan movió la tela en pequeños círculos entre mis pechos, cada pasada más cerca de sus extremidades doloridas. Mi respiración era más agitándose y ahora no me sentía segura de si quería que supiera que estaba confundida por lo que había pasado entre nosotros. Me había deseado —obviamente— pero no se hablado nada de ello desde que nos habíamos alejado de la terraza acristalada. ¿Cambió de opinión una vez que se hubo enfriado?
Con el siguiente círculo, la manga de su camisa rozó mi pezón mientras yo aspiraba fuertemente. Sucedió una vez más, en el otro lado, y no tenía ni idea de si era a propósito.
Espero les guste
Narra _______
Apresurándome fuera del invernadero, subí las escaleras. Se sentía más frio allí en el pasillo y en mi dormitorio. La oscuridad se estaba asentando, aunque apenas era la tarde. Fui hacia el baño, cerrando la puerta detrás de mí. Suficiente luz venía de la ventana sobre la ducha como para ver qué pasaba.
De pie frente al espejo, lentamente quité mi suéter e hice una mueca de dolor al tener una buena mirada de mi misma.
¡Mis pobres pechos!
Pequeños cortes rojos inflamados se ubicaban peligrosamente cerca de mis pezones —como si esto pudiera haber sido un infierno más doloroso de lo que era. Había manchas de sangre en mis pechos y en la parte superior de mi estómago. Pasé la mano sobre él e hice una mueca de dolor. Justo por encima de mi ombligo, había un trozo de cristal incrustado en mi piel. No requería cirugía mayor ni puntos, pero era muy sensible a la sangre. El dolor era aún peor. No tenía tolerancia, nunca habiéndome roto un hueso o experimentado nada importante en mi vida.
Me balanceé de un pie a otro, mis pezones se congelaron cuando mis dedos se cernieron sobre el trozo de cristal. Podía lograrlo. Todo lo que tenía que hacer era quitarlo. Eso es. Nada importante. Pero ni siquiera conseguía sacarme una espina sin pedirle a Andrea o a mi mamá que lo hicieran.
Llegué a la lastimadura, y después hice una mueca alejando la mano. Hice esto una y otra vez por al menos cinco minutos, hasta que incliné mi cabeza hacia atrás y dejé escapar un sonoro gemido de frustración.
—¿_______? ¿Estás allí?
Saltando por el sonido de la voz de Logan, me golpeé la cadera con el borde del lavabo.
—¡Mierda!
La puerta se abrió de golpe, evitando por poco que chocara conmigo. Grité cruzando los brazos sobre mi pecho —no segura de cuál era el punto en eso, considerando que él los había tenido bajo sus manos hacía diez minutos— mientras irrumpía en el baño, luciendo como si estuviera listo para enfrentarse a un oso pardo rabioso.
Sus ojos castaños oscuros buscaron cada pulgada expuesta mía.
Entonces se colocó justo en frente mío, agarrando mis hombros.
—Estás sangrando.
Sonaba enojado.
Los ojos de Logan se estrecharon mientras un músculo saltaba en su mandíbula. —Me dijiste que te estabas bien.
—Lo estoy —dije con voz pequeña.
—Cuando alguien sangra, usualmente significa que no está, de hecho, bien. —Sacudió la cabeza mientras dejaba ir mis hombros—. Jesús.
Siéntate y deja que me ocupe de ti.
—No puedo sentarme. —Hice una mueca.
Bajó la cabeza para estar casi al nivel de mis ojos. De cerca, no podía notar la diferencia entre sus pupilas y su iris.
—¿Por qué no puedes sentarte?
Vacilé entre un pie y el otro, sintiéndome increíblemente vulnerable ya que no tenía camiseta ni nada. —Hay una pieza de vidrio atascada en mi piel, y pienso que sentarme va a empeorarlo.
—¡¿Qué?! —gritó, y yo salté—. ¿Por qué demonios no dijiste nada abajo?
—Porque no sabía que estaba atascado en mi piel, y realmente no es un gran problema, pero…
—Pero ni siquiera te gustan las astillas. Jesús, _______… ¿dónde está?
Señalé donde se encontraba la pequeña mancha de cristal.
Logan se puso de rodillas, y mis ojos se abrieron. Toda clase de pensamientos sucios explotaron en mi cabeza, totalmente inapropiados para ese momento, pero el botón de mis jeans aún estaba desabrochado y, bueno…
—No puedo verlo —dijo—. Vas a tener que ir abajo donde haya más luz.
—Estoy….
—No estás bien y no me lo vas a discutir. —Cerró la mandíbula con fuerza, llegó a mí y cogió una toalla del estante. Me la puso sobre los hombros, doblándola sobre mis manos—. Vamos.
Al darme cuenta de que existía una buena probabilidad de que me arrastrara a la planta baja, lo seguí fuera de la habitación y en el pasillo.
Me dijo que esperara allí mientras él desaparecía en el baño del corredor, y regresó con peróxido y un pequeño botiquín de primeros auxilios en la mano.
Suspiré. Esto iba a apestar. Podría ser peor, ya lo sabía. Él podría estar por sacarme perdigones.
Terminamos en la cocina, muy a mi pesar. Había un montón de ventanas allí, pero sinceramente no teníamos muchas opciones.
Logan me colocó de modo que me hallaba justo debajo de la ventana, pero lo suficientemente cerca para que me pudiese ver.
Poniéndose de rodillas una vez más, separó los bordes de la toalla con el ceño fruncido. —Maldita sea, es un pedazo de vidrio.
—Te lo dije.
Tenía la cabeza inclinada y varios mechones de pelo le caían sobre la frente mientras hurgaba en la pequeña caja con una cruz roja.
—No puedes dejártelo en la piel, _______. Se va a infectar.
—No estaba sugiriendo eso. Simplemente tenía una especie de esperanza de que mi piel lo expulsara de forma rápida y natural.
Se rió mientras sacaba un par de pinzas, haciéndome tragar duro.
Me asaltaron imágenes de mí corriendo y gritando para alejarme de mi
madre cuando era una niña siempre que ella manejaba esos pequeños
instrumentos de dolor. Él los tenía en sus elegantes dedos mientras miraba hacia arriba. —Te estás poniendo un poco verde, _______.
—No me gustan las pinzas. —me quejé.
Apareció una pequeña sonrisa. —No va a doler.
—Eso es lo que dice todo el mundo, pero sé que no es cierto. Me va a doler, porque vas a empezar a cavar por ahí y…
—No voy a cavar. Voy a meterla y sacarla antes de que sepas lo que estoy haciendo. Lo prometo.
Quería salir corriendo de la habitación, pero me obligué a quedarme de pie allí como un adulto. —Está bien.
—Suenas deplorable —comentó mientras metía los bordes de la toalla en la parte trasera de mis jeans, exponiendo mi estómago. Puso sus dedos a cada lado de la astilla de vidrio y jaló de la piel tensándola.
Las pinzas se cernieron sobre mi piel, y me encogí alejándome.
—Bebé grande, deja de moverte.
—Cállate.
Se rió entre dientes. —Esto no va a funcionar si sigues retorciéndote para alejarte de mí cada vez que me acerco a un centímetro del cristal. Lo estás empeorando al retrasarlo.
Sonaba lógico, pero no era una fanática de los pensamientos lógicos en esos momentos. Luego de lograr mover un pie completo antes de que Logan me arrinconara entre él y el mostrador, me distrajo.
—Traté de usar mi teléfono para ver si lograba ponerme en contacto con la casa principal. Ya sabes, para preguntar si alguien más ha tenido problemas con las ventanas siendo disparadas o psicópatas en motos de nieve.
—Bueno. —Me quedé observando obsesivamente la parte superior de su cabeza inclinada.
—No pude hacer una llamada. Parece que la tormenta también está estropeando el servicio telefónico. No pude ni siquiera conectarme al maldito Internet , pero por lo que recordaba de la alerta meteorológica, tenemos cerca de un día de nieve fuerte y luego debería disminuir.
—¿Cuánto tiempo crees que les llevará limp…? —Una sensación de pellizco me hizo gritar.
La cabeza de Logan subió de golpe. —Lo siento, pero la buena noticia, nena, es que lo saqué. —Ondeó las pinzas cerca de mí —. ¿Ves? No fue tan malo.
—No lo fue. —Sonreí cuando volvió a examinar el corte más leve. Sus largas pestañas se abanicaron hacia abajo—. Gracias.
—Es un placer. —Cogió la botella de peróxido y mojó un algodón—.
Posiblemente les tomará un día despejar las carreteras y otro para limpiar los caminos de aquí a los lugares cercanos.
Sentí un pequeño ardor cuando limpió la herida.
—¿Tres días más?
—Probablemente. —Se puso de pie con elegancia y dejó la botella sobre la mesa, junto con un par de bolas de algodón—. Déjame echar un vistazo al resto.
Palidecí. —No tengo más vidrios clavados.
—Perdóname por pensar que podrías estar mintiendo para evitar las pinzas. —Ladeó la cabeza hacia un lado, y sentí mi corazón acelerarse—.Quiero ver el resto.
Pero eso significaría exponer mis pechos, y aunque había sido muy amistoso con ellos antes, esto era diferente. Habíamos estado atrapados en el momento. Las cosas se habían puesto calientes, y esto era casi tan caliente como una tormenta de hielo. Por no hablar de que no había dicho nada de lo que pasó entre nosotros. Yo menos, pero había perdido mis agallas de dama luego de que la ventana explotara.
Logan suspiró.
—Tienes que hacer todo tan jodidamente difícil.
—No, no es cierto.
Me lanzó una mirada suave y luego me agarró de las caderas. Sin darme otra opción, me puso sobre el mostrador. —Eso es.
—Bastardo —me quejé.
Hizo caso omiso. —Déjame ver tu pecho.
Me sonrojé de mil tonos de rojo.
—¿Tengo que destacar el hecho de que acabo de ver tu…?
—¡No! —grité, horrorizada—. No lo hagas. No vas a hacer que esto sea más fácil.
Sus labios se movieron como si luchara contra una sonrisa. —Te juro que voy a ser totalmente clínico sobre esto.
Bueno, eso no me hizo sentir mejor, tampoco.
Levantó las manos. —¿Qué tal esto? Te trataré como si fueras un gato o un perro que necesita ser examinado.
—¿Qué? —Fruncí el ceño—. Vaya. Gracias.
Logan se echó a reír. —Vamos, _______, deja de ser tan mujer.
—¡Soy mujer!
—Confía en mí, lo sé. —Antes de que pudiera descifrar el tono ronco de su voz, su manos salieron disparado, agarrando los bordes de la toalla mullida—. Quítate la toalla.
—No. —Me agarré más fuerte.
—_______ —gruñó—. Déjala. Ir.
Al ver que no lo haría, porque estaba en completo modo de aspirante a cuidador, me centré en sus anchos hombros mientras soltaba la toalla. El material se abrió en la parte delantera.
En lugar de quitarme la toalla, examinó los pequeños rasguños que tenía por debajo de los pechos y en el leve valle entre ellos. Maldiciendo entre dientes, sacó una toalla limpia de un cajón y la puso bajo el agua.
Volviendo a donde estaba sentada, negó con la cabeza. —Podrías haber perdido un ojo.
O un pezón, pero no creía que añadir eso fuera a ser útil.
—Va a estar un poco fría. No quiero usar el agua caliente. —Cuando asentí, suavemente limpió la sangre antes de llevar la bola de algodón empapada a los cortes.
Trabajó en silencio y laboriosamente, lanzando las bolas de algodón usadas a la basura al terminar. Luego regresó a su lugar en frente de mí.
Sus ojos se encontraron con los míos por un breve instante antes de deslizar sus dedos por debajo de la toalla, cepillando la piel de mis hombros. Me estremecí y rápidamente miró a otro lado, mordiéndose el labio.
Esto... esto iba a ponerse interesante.
Logan no dijo nada ni pareció haberse movido una vez que la toalla se hubo reunido alrededor de mis caderas. Mantuve mi mirada pegada al tapete frente a la pileta de la cocina, mientras sentía sus ojos moverse por mi cara y cuello, seguido del rubor que se extendió rápidamente a través de mis pechos. La necesidad de taparme era difícil de suprimir, pero quería que mirase.
Quería que le gustara lo que veía.
Aunque sabía que se suponía que esto era clínico, las puntas de mis senos se fruncieron bajo su escrutinio, y el dolor insatisfecho en mi centro vibró a la vida con venganza. Me quedé sin aliento mientras él recogía la toalla y se inclinaba.
—¿Tienes frío? —preguntó.
Creo que lo odiaba.
Su risa fue baja y profunda, lo que me irritó más. —Voy a hacer esto rápido.
—Sí, hazlo. —Me retorcí, desgarrada entre estar muy excitada, enojada e incómoda al máximo.
Logan movió la tela en pequeños círculos entre mis pechos, cada pasada más cerca de sus extremidades doloridas. Mi respiración era más agitándose y ahora no me sentía segura de si quería que supiera que estaba confundida por lo que había pasado entre nosotros. Me había deseado —obviamente— pero no se hablado nada de ello desde que nos habíamos alejado de la terraza acristalada. ¿Cambió de opinión una vez que se hubo enfriado?
Con el siguiente círculo, la manga de su camisa rozó mi pezón mientras yo aspiraba fuertemente. Sucedió una vez más, en el otro lado, y no tenía ni idea de si era a propósito.
Espero les guste
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Oooh ohh oooh ooo!!! Oh muy gosh Se esta poniendo interesante quien les qedra hacer daño quien???
Siguela amiga xfa recibirse el siguiente cap muy Feliz
Att. LuZz
Siguela amiga xfa recibirse el siguiente cap muy Feliz
Att. LuZz
Luz Wantson
Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Luz Wantson escribió:Oooh ohh oooh ooo!!! Oh muy gosh Se esta poniendo interesante quien les qedra hacer daño quien???
Siguela amiga xfa recibirse el siguiente cap muy Feliz
Att. LuZz
AWW que bella<3 la seguire
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Re: Frigid-[Logan Henderson y tu] TERMINADA
Sonya Henderson escribió:me encantoooo!! siguelaaaa!!!
Me alegro que te haya gustado, ya la segui!!
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