Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}

por **Shanelle Regine** Lun 12 Ago 2013, 4:51 pm

Vanellope escribió:Me encantaron los dos caps. A ver a ver:
Vaaal:
Wanda es tan segura de si mismay me gusto todo, desdejames y septimus hastaa la pelea digoo todoooo y quiero seguir leyendo.
Ivette;
Me gusta mucho la timidez con shanelle y sus sentimientos por al la verdad me encantan.
Noa:
Amo la dulzura de azzu y su forma de desceibir todo loamooooo
Pd: odio escribir por cell

Yo quiero saber más sobre Kaia cofcofyAlekseicofcof xD gracias por comentar. Tu sabes que siempre me suben el ánimo..:amor: :aah: :corre:

por **Vanellope** Dom 25 Ago 2013, 3:23 pm

Heartlines
Keep following the heartlines in your hand

$This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación} - Página 5 Tumblr_lv4oryBk1a1qbm4md$

Kaia Potter

Me quede mirando un momento los pequeños rasponcitos color rosados de mis manos, ardían un poco, pero ya parecían estar sanando.

— Ya se ven mejor que antes. –Había dicho Azzura en un pequeño susurro, dedicándome una sonrisa tímida.

— Si, un poco… Slughorn nos ha mandado una pomada que le pidió a la enfermera. –Suspiré- creo que se sintió un poco mal.

— ¿Mal? –Wanda saltó sonriendo- ¡Claro que se sentía mal! ¿Te imaginas ver a tu alumna estrella descarapelarse de las manos? No dudo que haya salido corriendo a buscar la solución.

La miré con cara de pocos amigos.- No soy su alumna estrella, y claro… Limpiar calderos y de pronto ver que tus manos comienzan a agrietarse y a doler, alarmaría a cualquiera.

Scorpius y yo habíamos ido a cumplir nuestra detención, y al limpiar calderos, una poción en mal estado comenzó a agrietar la piel de nuestras manos. Slughorn quien estaba allí conversando sobre el club de las eminencias salió corriendo a buscar una solución para que dejara de dolernos. El almuerzo fue algo normal, las mesas estaban llenas de platos con emparedados de pavo, bizcochos con mermelada, tortas de chocolate y mucho zumo de calabaza.

— Además… -miré a Wanda aún lastimada- tu no me tienes nada contenta. –Fruncí el ceño- ¿Crees que es divertido salir y golpear a unos cuantos idiotas?

— No me digas, ¿Es divertido salir a media noche a caminar por todo el colegio?

— Es diferente, no vine marginada a la sala común. –Me crucé de brazos.- No quiero que ese idiota de Malfoy se quiera pasar de bruces contigo.

Continuamos comiendo, cuando se escucharon ululares de lejos. De pronto, del techo comenzaban a surgir las lechuzas con muchos paquetes en sus patas, era hora del correo vespertino. Todos los alumnos comenzaban a recibir su correspondencia.

— ¡Ah, Horosho! –Erikka había sonreído al ver que su lechuza negra le había traído una caja envuelta en papel café.- ¡Mirrra, Alekséi! Mamá nos ha mandado vartrushkas. –Pronunció más su sonrisa. Abrió la caja, donde había un montón de empanadas rellenas de requesón.

— También un sobrrre lleno de hierrrbas de té. –Su cabello lacio le había caído sobre los ojos platinados. Los gemelos podrían ser un desastre, pero jamás… jamás debías interrumpir la hora del té para ellos. Alekséi había fruncido su pequeña nariz respingada y llena de algunos lindos lunares.

Peaches había traído unos cuantos sobres hacía donde yo estaba, y una caja mediana con envoltura de papel rojo.

— Esta es para mí. –Sujete la carta donde la letra de molde decía mi nombre. Decidí guardarla para leerla después, abrí la cajita que traía muchos dulces de la abuela Molly para todos nosotros.

— ¡Chitss! –Wanda había abierto los ojos de par en par mirando el brazalete de joyas que incluía. Seguro era de su amigo aquel, el tal Cook, no sé… realmente no le conocía muy bien, pero si a ella le agradaba, bien por mí.

— Cielos… es muy… hermoso. –Había dicho Azzura mirando con aquellos ojos verdes claros el brazalete.

— Vaya que sales carrra. –Había dicho Erikka riéndose por lo bajo.

— Net. –Había ladeado la cabeza desaprobando, mientras se metía una empanada a la boca- ¿Esto porrr un faje? –Alekséi había enarcado sus cejas rubias cenizas y pobladas, Erikka le había golpeado en el hombro, guardándose la risa.- ¿Chto s toboi, Erikka?! –Se sobo el golpe, mientras guardaba su risa entre los dientes.

Wanda había fruncido el ceño, y había guardado el brazalete nuevamente en la caja, ignorando el hecho de que era un regalo, no le gustaba mucho ese tipo de obsequios.

— Oh, no te molestes en guardarlo –James había pasado por allí, y al parecer había visto todo.- Que no te de vergüenza enseñar las cosas que te regalan por ser tan solicitada. –Dijo malvadamente.

— Hey James ¿Y si mejor cierras la boca? –Fruncí el ceño y le entregue su carta.- La abuela ha mandado postres.

Pero cuando menos me lo esperaba, mi hermano me había jalado del brazo y comenzó a arrastrarme hasta la salida del gran comedor.

— ¡Gracias por tu sutileza! –Exclame sarcásticamente.

— Oh no seas una llorona. –Puso sus manos sobre sus caderas en forma pensativa- Escucha, sabes bien que no voy a soportar que tu amiga haga las pruebas para ser golpeadora.

— ¿Tienes algún problema con eso? –Enarque una ceja- además, ni siquiera habrá quidditch este año. –Sopese lastimeramente.

— Oh no estaría tan seguro… -Había pronunciado su sonrisa- Escucha, ayer estaba hablando con Ted… -Lo interrumpí.

— Dime algo que sea novedad, por favor. –Y un pequeño dolor en la punta de la nariz me había golpeado, James me había dado un golpecito en la nariz con los dedos.- ¡Oye, carajo!

— Esa boca, coño. ¡Y termina de escucharme! –Y ambos habíamos reído, esta era la forma en que nos llevábamos.- Mira, ya que vienen las demás escuelas, quizás deberíamos realizar unos pequeños juegos amistosos…

— Define amistosos, James. ¿Esperas a que los profesores hagan el doble de trabajo con el torneo y el quidditch?

— ¡Escucha, Livana! –había dicho irritado, desarreglándose el cabello- mira, algunos prefectos están de acuerdo en que deberíamos crear un pequeño torneo, ya sabes… para “entretener” por así decirlo a los visitantes, mejor pretexto, ¿entiendes? Y llamarlo la Q.I

— ¿Q.I? –pregunté.

— Sí: Quidditch Independiente. –Sonrió- es más o menos igual a la copa de las casas, pero sin copa realmente…

— ¿Y esperas a que Mcgonagall escuche y apruebe esta idea? ¿Mas viniendo de nosotros dos James?

— No espero a que nos escuche a nosotros… pero sí que escuche a alguien más –Había sonreído frívolamente- ¿Entiendes?

— ¿A quién… -Mi rostro se ilumino- Ohhhhhhh… ¿Y qué?

— Pues, ya que tu eres alguien así carismática (Y no lo digo solo porque eres mi hermana) Quiero que tu vayas y le comentes la idea. Papá ha dicho que es una persona muy emotiva.

— ¿Y que gano yo con esto? –Dije despectivamente.

— Serás la segunda al mando del equipo, ya sabes.

— Bueno, lo haré… Mi hora libre es a las 6, a esa hora esta en clases, seguro lo encontrare en el patio.

Entonces James me había estrujado en un abrazo y me había plantado varios besos en la mejilla.

— Eres mi hermana favorita ¿Lo sabes?

— Y tú un idiota… -Lo empuje- ¡Qué asco, Baba de trol! –Me había limpiado la mejilla donde me había besado, mientras reía.

— ¡Tengo que irme! ¡Adiós! –Y se había dado la vuelta, dando zancadas hasta desaparecer por el pasillo. Yo me quede allí un rato y después regrese al comedor, a continuar comiendo.

— ¡Pozhalusta! –Sus ojos platinados me habían mirado en una forma suplicante.

— ¡Niet! –Dije inmediatamente, mientras me encaminaba hacía el aula de Aritmancia. Alekséi me había sujetado de la muñeca, su piel era tan tersa y suave.

— ¡Kaia! –Se había puesto en frente de mí, caminando hacia atrás.

— ¿Qué parte de no, no has entendido?

— ¡Te voy a rrregalarrr mis vartrushkas! –Ofreció.

— ¿Para qué quiero comer empanadas con queso? –Entonces se me puso en frente nuevamente, y con sus manos me sujeto del rostro, mirándome fijamente con sus ojos platinados. Cualquiera de verdad se hubiese derretido al ver sus ojos, yo solo enarque una ceja.

— Sino paso al menos con un Superrra las Expectativas este trrrimestrrre. ¡No podrrre jugarrr quidditch! ¡Mamá y Papá han dicho que necesito subirrr mis notas en esa materrria y sabes perrrfectamente que no soy muy bueno!

— ¿No muy bueno? Eres un asco. –Curve mis labios en una media sonrisa. El había mostrado sus dientes aperlados divertidamente.

— ¿Me ayudarrras? –Había hecho un puchero con la boca.

— ¡Bien! ¡Bien! –Dije finalmente- te voy a ayudar, pero de alguna u otra forma te voy a cobrar este favor ¿Okey? Por ahora no sé me ocurre que pedirte.

— ¡Spasibo! –Había plantado sus labios en mi mejilla dándome un beso, y después me había abrazado. ¿Por qué tantas muestras de afecto hoy?- Nos vemos en la biblioteca antes de la cena, allí discutirrremos los horrarrios. ¡Spasibo, spasibo, spasibo! –y se fue corriendo ya que llegaba tarde a la clase de Adivinación.

— Ahora entregare sus pergaminos –El profesor Sewyl con un movimiento de varita hizo que todos los pergaminos se posaran sobre el escritorio correspondiente. Sonreí satisfecha al ver una E en mi trabajo, volví a enrollar el pergamino y lo guarde en mi mochila.- Pueden salir.

Todos habían comenzado a levantarse, todos iban a su próxima clase, entonces Wanda me sujeto del brazo.

— ¡Oh no te alejes de mi! –Dijo dramáticamente, entonces reí.

— Lo lamento, pero ahora es cuando tenemos que separarnos –me mordí la lengua. Sus ojos habían cambiado de color, y yo me despedí para ir en el camino contrario, ya que ella tenía ahora Estudios Muggles. Albus y Lily eran los únicos que habían escogido esa materia, mi hermana creyó que el profesor era alguien “bueno” según sus palabras, mientras que yo me encamino hasta el segundo piso, me adentro al aula de Runas Antiguas, un lugar un poco oscuro pero a la vez iluminado, una luz tenue e intermedia. La mayoría en la clase está esperando ansiosamente al profesor quien aún no aparece, me siento a lado de Erikka quién me dedica una frívola sonrisa, esas que siempre llaman la atención.

— Perrro si es la tutorrra de mi herrrmanito. –Extendió su sonrisa.

— Oh si, y espero mi notación de vartrushkas ¿Entendido? –Ella soltó una carcajada.

— Oh quisierrras –Hizo su largo cabello hacia atrás con un elegante movimiento de mano. Las puertas se habían abierto en ese momento, y las suelas de las pesadas botas resonaron como ecos en los salones.

— ¿Quién dice que el salón tiene que estar oscuro? –Se volvió hacía nosotros- ¡La oscuridad hace que la mente no tenga oxigenación! –Y con un movimiento de varita, las cortinas comenzaron a abrirse de poco en poco reflejando la perfecta cantidad de luz. Él tenía un porte elegante, siempre vestía de largos sacos oscuros, y lo más llamativo de su ropa eran sus botas negras. — Pero si son las mismas caras de siempre… Esperaba más interesados que ustedes, al parecer veo que no se aburren de estar aquí. –Todos reímos.- Bueno, bueno… suficiente que no ganan puntos por reírse. –Respiro hondo- Bienvenidos a su nueva clase de Runas Antiguas, ustedes ya saben quién soy, y para los que no sepan… Bueno en realidad todos saben, solo quiero decirles mi nombre porque me parece sumamente apropiado y para reducir el tiempo de tener que darles clase… -Unas letras comenzaron a aparecer en la pizarra del salón.- Soy el profesor Samuel Szmidth. Experto en Runas Antiguas, solicitado y popular rompemaleficios retirado de gringotts empedernista vanidoso y sobre todo… -Se puso el índice en la sien y palpó suavemente dando unos golpecitos- Genio incomprendido. –Con sus ojos azules profundos nos miró a todos, y mis labios se curvaron en una sonrisa.- Repaso rápido… ¡Mcmahon! ¡Significado de eyhzah!

Las mejillas de Ekaterina se habían tornado rojas- ¿Asociación? –balbuceó.

— ¡Mñeh! –Hizo una negativa con la boca.- Dos puntos menos para Slytherin… ¡Escorpión! –Scorpius había fulminado al maestro con la mirada.- ¡Liahnz! ¡Rápido!

— Condescendiente. –Dijo él.

— Buena traducción, recuperas los dos puntos que perdió Slytherin. –Iba señalando con el dedo índice al azar, de uno en uno.- ¡Malfoy hembra! Traduce yhwz.

— Consideración. –dijo ella con toda la seguridad del mundo.

— Correcto, tres puntos para Slytherin. –Y luego su dedo me apunto a mí, el profesor curvo sus labios en una sonrisa.- Veamos rubia Potter, tradúceme Eihwaz.

— Defensa, señor.

— Perfecta traducción, tres puntos para gryffindor y un punto extra porque finalmente Erikka no está haciendo de las suyas.

— ¡Spasibo! –Había sonreído ella alegre y burlonamente.

— ¡Ya nye govoryu po russki, Erikka! –Respondió él, y ella solo se sonrojo.

— Lo siento, prrrofesorr.

— Bueno, ahora que hemos tenido una recopilación algo considerada de estudios anteriores, es hora de abrir el libro en la nueva lección… -Todos soltaron un quejido- ¡Cierren la boca brutos barbajanes!

La clase transcurrió divertida para mí como era siempre, el profesor era bastante brillante, era la mezcla perfecta de un vanidoso y sarcástico que tanto me agradaba.

— Bueno, ya ahora es tiempo de que se larguen. Su tarea será traducir el texto del capítulo 2. ¡Adiós y tengan un buen fin de semana! –Todos comenzaron a ponerse de pie y a salir del aula, guarde mis libros dentro de mi mochila, cuando el profesor había carraspeado su garganta.- Espero este año estés entre una de las mejores, Potter.

— No lo dude, profesor.

— Más le vale, tengo el ojo puesto en usted –Rió.- Buen fin de semana.

— Gracias señor, hasta luego. –Y salí del aula.

Comencé a caminar por los pasillos para ir hasta el patio trasero, era la primera hora libre, había ido a dejar mis cosas en mi habitación, eran las seis de la tarde y si no me apresuraba no podía realizar lo que tenía planeado. Escuche las risas y las farfulladas de algunos niños de primero saliendo al patio, entonces me acerque, mirando como todos iban detrás de un hombre alto y delgado.

— ¡Todos pónganse en frente de una escoba! –Los niños habían obedecido y se encontraban buscando donde acomodarse.

— Profesor Wood… -Había murmurado, pero él no me había escuchado.

— Extiendan su mano y…

— Profesor. –Dije en voz más alta, el se volvió hacia mí y expandió su sonrisa.

— ¡Aquí tenemos a alguien que nos puede mostrar cómo se hace! ¡Ven aquí Kaia Potter, vamos! –Me hizo un ademán de acercamiento, yo me cohibí cuando los niños comenzaban a murmurar y a susurrarse cosas, alardidos de sorpresa y también miradas de asombro.- Enseñales, Kaia.

— Eh… b-bien. –Extendí mi mano- El secreto está en no demostrar que es imposible, ahora escuchen… ¡Arriba! –y la escoba se había levantado y sujete el palo con mi mano.- ¿Bien? Así de sencillo. –Todos exclamaron emocionados.

— Esta niña ha sacado el talento de su padre, sin duda alguna… -Sentí un horrible retorcijón en el estomago, quería vomitar pero me recompuse.- ¡Vamos ustedes!

Los niños comenzaban a exclamar “¡Arriba!” y entonces me volví hacia el profesor.

— Eh, profesor Wood… Necesitaba hablar con usted sobre algo…

— Dime, ¿Es interesante?

— Eso no lo sé, pero seguramente a usted le puede llamar la atención.

— Te escucho –dijo positivamente.

— Bueno, el equipo de Gryffindor y algunos prefectos hemos estado planeando no perder la condición de los equipos de quidditch, al verse suspendidos por causa del torneo de los tres magos, y pues… Hemos creado la “Q.I” que significa Quidditch independiente.

— Hmmmm… Continua.

— Bueno, entonces nosotros queremos que sea como el entretenimiento de los huéspedes de los otros colegios, y sería como una copa, pero sin copa. ¿Comprende?

El había asentido con la cabeza, llevándose los dedos a la boca, golpeándose los labios con la yema. — Suena interesante… ¿Y me lo dices a mi por… -Enarco una ceja.

— Pues, porque creo que es uno de los profesores que está abierto a nuevas ideas y también puede hacer algo… -Me mordí la lengua.

— Bueno, lo pensaré. Pero es una buena idea, como una pequeña copa para recibir a los huéspedes y relajar a los campeones de las pruebas. –Sonrió- Te daré aviso de mi respuesta, y si es conveniente, lo hablaré con los demás profesores ¿De acuerdo?

— ¡Sí! –Salte emocionada, sabía que eso era un sí definitivo de su parte.- Gracias profesor, hasta luego.

Iba por los pasillos tratando de encontrar a James, seguramente iba a estar fuera del salón de transformaciones haciendo cualquier tontería.

— Tu hermano está en la biblioteca, si lo buscas. –Mi piel se había erizado.

— ¿James en la biblioteca? –Bufé.- No puedo creerlo.

El había pronunciado su sonrisa divertido.- Buscaba el libro de Quidditch de todos los tiempos, creo que se quiere poner al margen de ser capitán, hacer la finta.

— No porque sea mi hermano, pero a veces me pregunto si él era la primera o la última opción para ser capitán. –Puse mis manos en jarras sobre mi cintura.

Aarén soltó una profunda exhalación por sus narices, y se paso la mano rascándose la melena rubia brillante, entonces dirigió su mirada hacia mí, y me quede observándolo un momento.

— Creo que debe de aprender una lección siendo capitán.

— ¿Así? –Pregunte sarcásticamente- ¿James aprendiendo una lección por sí mismo? ¡Lo dudo!

— Créelo o no, va a tener que empezar a tomar sus propias decisiones y también, aprender a pensar en los demás en lugar de sí mismo.

Iba a abrir la boca, pero las palabras no surgieron, se quedaron atascadas en mi garganta, y entonces suspire.- Odio cuando tienes razón. –Baje la mirada con las mejillas sonrojadas. Entonces al levantarla ambos nos quedamos mirando, sus ojos reflejaban ternura, reflejaban dulzura y eso capturo mi atención, su expresión era lo que más me encantaba de él, la forma en que acomodaba sus cejas, la forma en que miraba hacia otro lado, lo que reflejaba era… perfecto en muchas formas.

— Me gustan tus pecas –Sonrió él y le dio un suave golpecito con el dedo a mi nariz.

— Gracias, eh… ¿Dijiste que estaba en la biblioteca, no? –Dije sonrojándome- debo irme… Hablamos luego.

— Hasta pronto, Kaia. –Apretó sus labios en una sonrisa. Me di la vuelta, y con las piernas temblándome. Me escabullí por un pasillo, y de pronto me quede allí recuperando el aliento.

— Creo que deberías de dejar de ponerte roja, niña tonta. –Esa voz me había causado coraje. Lo miré fijamente, y sus ojos verdes reflejaban burla.

— Cierra la boca, maldito metamorfago.

— Si solo te estoy diciendo la verdad, pareces tonta. O mira, te estás poniendo roja de nuevo ¿Es que a caso te gusto? –Rió burlonamente.

— Me das pena –Dije malvadamente.- Eres la última persona en el mundo en quien pensaría para que me gustara.

— ¿Sabes? –Y nuevamente se había acercado, pero esta vez lo que mi estomago reflejaba eran unas inmensas ganas de golpearlo.- El sentimiento es mutuo.

— ¡Gracias! Es lo mejor que has dicho en todo lo que nos conocemos.

— Y estamos de acuerdo en ello. –Sus dientes eran llamativos, tenía una dentadura atractiva, y entonces, note que su aroma era una mezcla de hierbas y dentífrico.

— ¿Te importa? –Lo empuje y pase a un lado de él.

— Livana… -Había murmurado.

— ¿Qué quieres?

Al volverme hacía el, noté su mirada profunda sobre mi, no reflejaba sarcasmo, no reflejaba vanidad. Me acorde la noche anterior, aquel escalofrío que me causo su voz y su aliento tan cerca, y entonces se quedo callado.

— Cinco puntos menos por agredir a un prefecto.

— ¿Qué?! –Exclame atónita.- ¡Idiota! ¿Le estas bajando puntos a tu propia casa?

— No, tú lo hiciste.

— ¡Yo no hice nada!

— Oh sí, sí que lo hiciste. –Sonrió sarcásticamente, y sus ojos verdes brillaron de diversión. Sentí la presión de la sangre burbujear en mis mejillas y en la punta de mi nariz.

— ¡Te odio!

— Y yo a ti. –Frunció la nariz. Y así me di la vuelta completamente molesta y echando maldiciones.

— ¡Que pendejo! ¡Ese tío es un pendejo! –Alekséi había exclamado en la biblioteca, ganándose que la señorita Prince le llamara la atención.- ¿Bajarrrle puntos a su prrropia casa? –Susurró- Coño.

— ¡Chist! Lo sé –saque unos libros de mi mochila- tenía ganas de golpearlo en ese instante.

— ¿Y porrr qué no lo hiciste?! –Comentó entre dientes- Quierrro ahorrrcarrrlo –Sus cabellos platinados cayeron sobre sus ojos.

— Olvídalo, recuerda que tenemos que ponernos de acuerdo que días nos vamos a ver aquí.

— Horosho. –Dejo escapar un suspiro. – Podrrria… -Lo interrumpí.

— Que quede claro Alekséi Ivánner Alekzandrovna que te las voy a cobrar caro.

— ¡Da, da! –Sonrió divertido- Ya sé, Kaia Livana Potterrr. Porr ahorrra rrecurres al placerr de tenerrrme aquí contigo a solas. –Rió divertido.

— Oh mira que suerte la mía. –Enarque ambas cejas, me levante y le di un golpe en la cabeza.- ¡Concéntrate!

Comenzamos a ponernos de acuerdo, Alekséi era uno de mis mejores amigos, junto con Scorpius, solo que Scorp y yo eramos mucho más cercanos, estuvimos un rato estudiando y después descansamos y conversábamos.

— ¿Entendiste entonces por qué debes de respetar los tiempos para agregar nuevos ingredientes al caldero?

— ¡da! –Asintió.- perrrfectamente.

— Bien, porque en la próxima clase quiero verte haciendo menos desastres con tu poción.

— ¿Qué te ha dicho el prrrofesorrr Wood?

— Lo va a pensar, pero en la manera en que me lo dijo fue un Si en definitiva.

— ¡Marrravilloso!

— ¡Chitss! –Exclamo la bibliotecaria.

— ¡Lo siento! –Dijo él bajando el tono de voz.- Odio las bibliotecas.

— Me imagino, es la primera vez que te veo metido en una.

— La verrrdad, es la segunda. La prrrimerrra fue… crrreo que en terrrcerrr año, me equivoque… crrreí que errran los baños.

— Idiota, jajaja. –me cubrí la boca para aguantarme la carcajada.

— Sea como sea, crrreo que ya fue suficiente… Salgamos de este lugarrr de mierrrda.

Todos comenzaban a entrar al gran comedor, cuando sentí un gran abrazo a mis espaldas.

— ¡Te extrañe, coño! –exclamo Wanda, yo solo reí.

— Lo sé, yo sé que sí. –Dije divertida.- Vamos a alcanzar a Azzura.

La cena no fue nada diferente, salimos a la sala común, cuando de pronto vi que Wanda se había quedado callada, pude ver a mi hermano hablando con la Hembra Malfoy, diría el profesor Samuel. Entonces sonreí malvadamente, porque sé que Wanda se había enojado.

— ¿A dónde vas tan rápido, Wanda? –pregunté divertida.

— A la sala común, es obvio.

— ¿Así de enojada?

— No estoy enojada, maldición.

— ¿Ah no?

— Cállate, Kaia.

Era como si el silencio hubiese gobernado, tic tac tic tac el reloj de la sala común resonaba como eco en aquel silencio. El fuego comienza a consumirse, me pierdo un momento y suspiro. Comienzo a jugar con las palmas de mis manos, siguiendo las líneas. Entonces la puerta de la sala común se había abierto, y consigo entrando una persona, la que más odiaba.

— ¿Sigues aquí? –Enarco una ceja.

— Es también mi sala común, puedo estar aquí –Lo ignore y continúe leyendo mi libro. Cuando siento que me lo arrebatan y me pongo de pie.- ¡Devuélveme mi libro, Lupin!

— ¿Por qué estas tan engatusada con este tipo de libros, eh? –Comenzó a hojearlo.

— ¡No te incumbe y devuélvemelo, idiota! –Lo jale de la túnica para sujetar el libro, el lo alzaba más estirando el brazo.

— No seas tan llorona, Livana. –Rió, y me enfurecí más.

— ¡Eres un fastidioso, Ted! ¡Te odio demasiado! ¡Me enfermas! –Y el siguió riendo.

— Y tú me enfermas más a mí. –Mostro sus dientes. Gruñí y finalmente me rendí, el silenció volvió a reinar, y sus risas cesaron, traté de no mirarlo a los ojos, pero fue imposible porque me encontré mirándolo… y él mirándome a mí. Estaba demasiado molesta con él, ganas de golpearlo no me faltaban.

— Es gracioso… -Murmuró.

— ¿Qué es gracioso? –pregunté enfadada.

— Lo que estuve a punto de hacer. –Me devolvió el libro.- Muy divertido eh, buenas noches.

Y subió a los cuartos de chicos, dejándome perpleja y preguntándome que quiso decir.

Lo odiaba, eso sin duda, me enfermaba y a veces, no lo hacía.

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