HANGOVER IN LAS VEGAS N.C

              Cuando estoy borracha, suelo tener pensamientos extraños. Algunos tienen sentido. Por ejemplo ¿Cuántos shots nos tomamos? Ese parece un pensamiento lógico, y no estoy segura de la repuesta exacta, pero al menos. Lo que probablemente hayan sido tres o más, pero con lo tensa e incómoda que me sentí después de terminar el juego, era lo adecuado. Las personas que están a mi lado no las reconozco, pero como me han estado pagando lo shots no me importa.


                 Además, ¿Qué paso hace un rato? Debería estar preocupada por eso. Pero estoy borracha, así que seducir a mi prometido me pareció una grandiosa idea. Aunque solo un poco. El único pensamiento que mas me importa y al que sigo volviendo, es si Jack puede ver como mis manos tiemblan.
Estoy segura que el color de mis mejillas es obvio. Y las mariposas en mi estómago, no se quedan atrás, vuelan y se vuelven a meter al corazón. Aleteando salvajemente y con una ansiedad.


                Quizás lo que estoy haciendo no es normal. Pero cuando se quiere besar a alguien que obviamente se a comportado como un idiota, tiene un sentido, además mi cuerpo se siente ansioso, es como si debería correr. Sin embargo, estoy segura que todavía los dos tenemos muchas cosas que aclarar y negociar.
Y luego esta el hecho de que me acosté con su hermano. Un hermano que fue excepcional en muchos sentidos. Debería sentirme peor de lo que me siento. Esto se siente como un juego de poder. Solo que esta vez, estoy dejando a Jack tener el poder.


                 Hay una parte de mi mente, que no deja de pensar en los hechos del día anterior. Una parte de mi se pregunta ¿Si Jack se acostó con Jana? Si es así no debería estar angustiada, ya que hice lo mismo con Noah.
Jack me tiene en sus brazos, sus pasos se rentabilizan al llegar a un lado de su habitación. Me baja, dejándome en medio de su habitación. Lo escucho echar cerrojo a la puerta, pero no se me acerca, sé que está detrás mío, pero aún muy lejos.


—¿Qué tan borracha estas?  —Jack me cuestiona con tono serio.
—Ahora, no tan borracha —Le respondo, mientras avanzo un poco hacia la puerta del baño.


             Mi respiración se vuelve jadeante, cuando Jack deja su mano baje por mi espalda y al instante me caliento por todas partes. Mi corazón late con fuerza y mi presión arterial se eleva.
Mas tarde ya me arrepentiré de esto. Quizás pueda echarle la culpa, o por la repentina avalancha de pensamientos y recuerdos. La falta de sueño también seria una buena excusa.


—¿Qué estas pensando? —Jack me pregunta, e instintivamente lo miro, trago saliva y lamiendo mis labios.


        Me encanta como sus ojos me miran y parpadean con lujuria, vacilante ya que antes no había tomado la iniciativa, alzo mi mano, clavando los dedos en su cabello.  Y me deja. Bajo mis labios y suavemente los rozo contra los suyos, aunque todavía no me besa. Los aromas de whisky y vodka, se mezclan con mi lujuria y mi amor por las malas decisiones, dándome una sensación embriagadora.  


—Siempre supe que eras una bruja, ahora me tienes atado a ti. —Susurro contra mis labios, mientras se inclina para besarme. Para ahora si realmente besarme. Su lengua se exige entrada, lamiendo mi comisura de mis labios, le concedo su deseo. El beso acalorado es de corta duración, y me quedo sin aliento.
—Jack. Jadeo su nombre, mientras el me levanta con un brazo, forzándome llevar mis piernas a envolver sus caderas. Mientras aprieto mis labios contra los suyos.


       Me lanza sobre la cama, lo miro quitarse la camisa por los hombros. Estoy intentando de recuperar el equilibrio, mientras el patea sus pantalones, gatea en la cama para llegar a mí. Su respiración se vuelve corta y frenética. La mía esta en el mismo estado, estoy ansiosa y no hay nada en este mundo que pueda desear mas que mi prometido me haga el amor, volver a conectarnos. Saber que, a pesar de todo, vamos a estar bien.  
De lo única que estoy segura es que Jack es el amor de mi vida, que nuestra manera de solucionar los problemas es poco convencional, lo sé. Pero el me hace explosiva, querer más. Se que aún me guarda secretos, que tal vez no esté preparada para descubrirlo.


       Siento si polla que ya está increíblemente dura, y se me escapa un gemido, siento que la seda de mis bragas está calientes y húmedas. Me saca el vestido lo más rápido que puede. No se molesta en sacarme las bragas suevamente, me las arranca e inmediatamente, su boca baja a mi coño. Clavo los dedos en su cabello mientras gimo de placer y repito una y otra vez su nombre. Me tiene en el precipicio, no me deja venirme. Se aleja ahora sus dedos toman el mando, mientras con el otro masajea mis pechos. Lo escucho jadear, cuando me muevo contra sus dedos.


—Estas tan apretada, cariño.
—Jack por favor. Suplico
—Sabes como son las cosas, Mer. —Jack retira sus dedos, yo sollozo. Lo escucho reír. Maldito imbécil.
—¿Me quieres dentro? Pregunta, yo asiento. —Palabras Mer, necesito palabras.
—Si Jack, quiero que me folles, para recordar que solo soy tuya. —Las palabras salen de mi boca, quiero arrepentirme, pero no puedo es el deseo que este dentro que me obligan a decirlo. Tal vez una parte de mi quiere que el tomo el control de mi cuerpo.


      Segundos después, el entra de golpe, grito de placer. No importa quien este escuchando. —Quiero que me mires, recuerda quien esta dentro de ti. Recuerda Mer que eres mía.
Le clavo las uñas un su brazo, él se sigue moviendo, me hace el amor con locura, una pasión descontrolada, dejándome marcas, en mi pecho, cuello, un recordatorio que soy de Jack. Levanto mis labios para respirar, grito su nombre, Jack grita el mío. Sus dedos están clavados en mis caderas, mientras sigue manteniendo el ritmo despiadado, cada golpe me lleva mas y mas alto, a un placer que casi me hace correr, se que le falta poco, pero yo no aguanto, entierro mi cabeza en el hueco de su cuello.


—Mírame —Me ordena, levanto mi cabeza, mientras empuja profundamente su polla, dentro mío. Mis ojos se encuentran con los suyos, dilatados con un desenfreno que antes no había visto. —Jack, gimo su nombre mientras muevo mi cabeza de un lado al otro, corriéndome. El se queda quieto. —Joder lo escucho murmurar. Me embiste dos veces mas y se corre dentro de mí.
 
        No debemos comparar los amantes.
        Ciertamente no, si ellos son hermanos.   
Fue una fantasía que cobro vida, al sentir la piel de Noah contra la mía. Pero una fantasía que estoy prolongando, dejando que los días se mezclen en un torbellino de alcohol y sexo. Me envía mensaje sobre dónde encontrarnos y voy. Bebemos, follamos. No hay mas conversaciones incomodas sobre el pasado o futuro, pero el recordatorio permanece en lo profundo de mi estómago.


       El sonido que emite la cuchara al golpear contra la taza de cerámica, me recuerda que no estoy sola. Levanto mi vista, ahí están Jana y Kya observándome con detenimiento.  Me levanto ignorándolas, necesito más cafeína urgentemente, repongo mi taza con más cafeína. Tres días han pasado dos de los cuales he dormido en la cama de Noah.


—Creo que debemos dejar este juego. —Dice Kya, su tono está mezclado con dulzura e ira. Estoy molesta, pero no debería.
—Dame una razón, Kya —Le digo, mientras vuelvo a mi asiento
—Se suponía que en tu despedida éramos solo nosotras. Solo hemos estado juntas un par de horas.
—Culpa de quien es.
—Mer, que te sucede. Replica mi hermana
—A mi no me sucede nada, creo que a Kya le molesta que pase con Noah.
—¡Te estas acostando con él y te vas a casar! grita
—Como sabes que nos estamos acostando, hasta donde se Noah no te habla desde que se enteró que te casaste. Y lo que haga con Noah en las horas de juego no te incumbe.
—Se están divorciando Mer, lo que paso solo fue parte del juego. Te desconozco tu no eres así.


         Capaz me estaba pasando. Hoy era uno de esos días que no estaba de humor. Ciertamente ya había llegado a la conclusión de terminar con el juego. Cuando nos reuníamos para jugar todo se descontrolaba, cada vez que iba por unas llaves me detenían, pensaban que hacia trampa. Lamentablemente se dieron por vencidos al ver que siempre me tocaba con Noah. En mi interior quería que me tocara otra persona.


       Jana al segundo día le toco con Collin, al tercer día le toco con Kya. En cambio, a Kya le toco a Jack en su segundo día. Collin y Jack les toco en su tercer día. No era estúpida, sabia perfectamente que Jack estuvo con Jana y Kya. Ese era el problema, follar con Noah era más que una excusa para aliviar mi rabia del hecho que mi prometido se acostó con las dos personas que mas quiero. Rabia que no tuviera oportunidad de estar con alguien más.


       Soplo a través de la parte superior de la taza, inhalando el olor calmante que me da la cafeína. Con los ojos cerrados, siento que podría volver a la cama. Mi momento es interrumpido por el sonido de la puerta que da a la piscina. Es un ruido distinto, y se exactamente quien es por su risa. Lo que significa Collin no viene solo.
La taza golpea un poco mas agresivamente de lo que me gustaría, derramando un poco del café sobre la mesa, mientras intento escabullirme a mi habitación.


—Mierda— murmuro en voz baja, pero no me molesto por eso. Necesito estar sola.
—¿Cómo esta la futura señora Cooper? —El mejor amigo de Jack, llega en momentos incomodos, queriendo armonizar. Sus ojos brillaron al verme. Trago saliva.  
—Está comportándose como una bruja. Responde Kya por mí.
—¡Oh! Que podre hacer para transformarla en una bella princesa —Lo que se me cruza por mi mente es estrangularlo, por allanar nuestro espacio. Luego rio como loca, Kya y Jana me siguen.
—¿Cuál es el chiste? Jack esta entrado por la puerta normal. Me mira. Mi cuerpo reacciona como un imán cada vez que aparece.  
—Esta noche necesito volver a la tienda de disfraces, para comprar el traje de hada madrina.
—Deja de decir tanta estupidez. —Dejo de sonreír. Me doy vuelta para salir. Jack es más rápido me toma por la cintura, reteniéndome. —Sabes que me encanta cuando te molestas—Me susurra Jack. Sin previo aviso me besa, una de sus manos me toma por mi trasero. Respondo inmediatamente, paso mis manos por el cuello.
—Al menos esperen que nos hayamos ido. La voz de Noah, me estremece, separo mis labios de los de Jack, no me alejo, ya que si lo hiciera Jack empezaría una pelea que no terminaríamos nunca. Sin embargo, el ambiente se estaba cargando de tensión.
—A donde nos llevaras Noah. Solo espero que sea algo interesante —Al menos mi hermana es sensata e interviene.
—Iremos hacer paracaidismo.
Todos nos quedamos en silencio. Segundos después Kya grita, corre, abraza a Noah. Mi cuñado la deja, besa su frente. Jana, también corre hacia Noah, empuja a Kya, tomando su lugar. Me tenso, sonrió forzadamente, Jack me sujeta mas fuerte. Me relajo se que estere bien si estoy a su lado.
—Excelente, pero hagamos esto más interesante —Maldito Collin —Nos lanzaremos de dos, para eso nos sortearemos a las chicas.
—No estamos jugando—Jack se enoja, me suelta. Creo que va a golpear a su amigo
—Tranquilo hermano no es el juego. Lo otro se lo hace en la noche. Es solo para hacer entretenida la salida. Ellas no escogen nosotros sí.


      Al instante Collin nos pide que pongamos nuestros nombres en unos papelitos. Los dobla, toma el bold donde solemos poner las llaves, pone los papelitos, remueve el bold. Pide que se acerquen Noah y Jack.  Mentalmente rezo que sea Jack quien tome mi nombre, el sabe como ayudar a superar ese miedo. Noah toma un papel es Jana, es el turno de Jack mi rezo no sirvió es Kya la elegida. Collin me mira, sonríe como un niño pequeño que esta por disfrutar su paleta.


      Antes de darnos cuenta el mejor amigo de mi prometido anuncia que así se quedaran las parejas para el juego de la noche. Me derrumbo mentalmente. 

— Esto es tu cuuuulpa. — Dice Jack caminando sin su camisa, con los bolsillos del pantalón hacia afuera y con gotas de sudor resbalándole por el ejercitado cuerpo. No soy buena calculando el tiempo pero debemos llevar horas caminando bajo la luz del sol de Las Vegas.

— ¿Disculpa? ¿Cómo esto puede ser mi culpa? — Me quejo yo, vestida apenas con su camisa negra old style, la minifalda y mis converse negros. — ¡Yo no sabía que nos iban a dormir para luego robarnos y tirarnos en medio de la nada! ¡Ni que estuviera tan loca como para querer una experiencia de esas!

Habíamos descubierto que en Las Vegas un lugar ofrecía una experiencia de secuestro aunque al final si tú decías una palabra de seguridad, el show terminaba. Había reído al leerlo pero jamás imaginé que terminaríamos en una situación similar. 

— ¡Si me hubieras hecho caso nada de esto habría pasado! — Me grita cuando pasa por mi lado con paso apresurado, levantando la tierra que inunda Las Vegas, haciéndome toser.— ¡Habríamos despertado en un maldito hotel todo incluido, incluso te habría invitado una Margarita!

—¡Sólo quería divertirme! — Le gritó de vuelta. —¿Y sabes qué? ¡Al carajo tus Margaritas! ¡Nadie te obligó a seguirme!

— ¡Te seguí porque siempre terminas metida en problemas! ¡Problema, tras problema, tras problema! — Puedo ver como se le tensan los músculos, su piel ya se está bronceando con el calor del sol, tenemos la boca reseca y estamos cubiertos de polvo. Creo que incluso puedo ver pequeñas olas de calor a lo lejos. — No has cambiado en lo absoluto. Dime: ¿Por eso te gusta Noah? ¿Por qué es del tipo de hombre que se cree un príncipe azul y haría todo sin que se lo pidieras? ¿Por qué estás tan segura de que correría a salvarte?

— ¡Oh, no me vengas con pendejadas! ¡Tú sabes por qué lo dejamos! — Le señalo con la mano en su hombro en en cuanto lo alcanzo a zancadas porque un paso mío son como tres de él. — ¡Problema, tras problema, tras problema! — Le arremedo. — ¡Jamás te divertiste conmigo! ¡Lo único bueno que teníamos era el sexo! ¡Y las malditas Bahamas! ¡Para ti todo siempre tiene que ser CONDENADAMENTE PERFECTO! ¡Y nada de eso me importaba! 

Pongo mis manos en su pecho en un intento por empujarlo, pero la verdad es que no lo muevo ni un milímetro. — ¡Por supuesto que yo sí me divertía contigo! — Me reclama, toma de mi mano deteniéndome a medio andar. Sus manos son mucho más grandes que las de Noah, sus dedos más gruesos y aunque no me lastima, su agarre es mucho más fuerte. — ¡Mírame cuando te hablo!

— ¡No soy Meredith! Así que suéltame.  —  Me suelta sin más y continuo caminando sin rumbo. 

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Al menos sabemos que estamos en Las Vegas; hay arena por donde quiera que mire.

Estoy sentada sobre una maldita roca bajo la sombra de otra maldita gran roca que da sombra a la primera. Jack camina en circulos, mordiendo una paja que encontró en el camino a Ningún Lugar. De pronto se detiene. Duele admitirlo, pero por la forma en la que le da la luz del sol a su rostro y a sus pectorales, un pie cruzado por encima del otro, la pajita y el cabello despeinado, lo hace ver tremendamente sexy. 

— Deja de mirarme. Me molestas. ― Dice mirando el horizonte, esperando que alguien o algo pase por cualquier lugar y nos encuentre.

— Tú me molestas más. — Me quejo desde donde estoy, acostada en la sombra, donde el aire seco calma el calor que tengo. 

No puede ser que vaya a morir con sed. No puede ser que vaya a morir con hambre. No puede ser que haya terminado en el desierto de Mojave despojada de mis cosas. No puede ser que vaya a morir sin haberme despedido de mis amigas. No puede ser que vaya a morir casada con Collin. No puede ser que vaya a morir sin haber hecho las paces con Noah. No puede ser que vaya a morir empolvada junto a Jack Cooper. 

— ¿Sabes qué no vamos a morir, verdad? — Me pregunta Jack rompiendo mi inestabilidad en cuanto me ve llevarme ambas manos al rostro. Hago un esfuerzo por no soltarme a llorar, rendida de estar en el desierto.

— ¿Compartimos una neurona o qué? — Le pregunto irritada. — Además, ¿No se supone que deben de pasar 24 horas para que nos reporten como desaparecidos?

— Sí, pero tienes al Cooper "Controlador, obsesivo, malhumorado" contigo. — Dice citando todo aquello que le dije ayer en la avioneta justo antes de saltar. — Noah seguramente ya se dio cuenta de que algo no anda bien. Y Meredith también. 

— Si, bueno a Noah no le agrado mucho desde que le dijiste que estaba casada con Collin. — Replico yo. — Así que no creo que esté buscándome en lo absoluto.—Me limpio el sudor con la palma de la mano.— Y a todo esto, ¿Por qué lo hiciste? ¿Querías una playera con nuestra foto o qué? 

Noah y yo no nos habíamos hablado desde hacía un par de días, y la culpa la tenía Jack, quién sacó nuestro pequeño secreto a la mesa en cuanto tuvo oportunidad. No sé que esperaba, tal vez que el juego terminara de una vez por todas, pero eso no sucedió. 

Ni Noah ni yo daríamos nuestros brazos a torcer. Jamás. Nuestro orgullo no nos lo permitía. En especial ahora que sabía que me había casado con Collin. 

Jana se mantenía a raya, no decía que sí pero tampoco decía que no. 

Mientras que Collin y Mer parecían estar disfrutándolo por completo; al primero le parecía divertido, interesante y  estimulante. Meredith por el otro lado... no sabía qué le sucedía. 

Desde que le tocó estar con Noah ha estado actuando raro. Una parte de mí piensa que tal vez es porque se siente culpable por acostarse con el hermano de su futuro esposo. Nadie es ciego, es obvio que eso pasó. La reacción de Noah al día siguiente y sobre todo, esas miradas fugaces que le lanza Mer cuando todos eligen una llave.

Sé que le gustó demasiado y por eso comenzó a evitar hablar de Noah cerca de mí, aunque poco servía, considerando que El Rey de Roma aparecía sin cuidado por ahí.

Levanto la cabeza un poco para alcanzar a mirar a Jack, se pasa una mano por la nuca y evade mi mirada girando a otro lado. 

¿Por qué se siente como si ya hubiera vivido algo como esto antes? ¿Acaso reconozco este lado de Jack? — ¿Te estabas vengando?

— ¿Puedes dejar tu paranoia para otro? No me estaba vengando. — Miente y lo sé porque sobreactúa.

—¡Oh, mierda! ¡Claro que sí! ¡Te estabas vengando! ¡Y es injusto! ¿Por qué sólo yo y Noah somos los afectados? Seguro estás molesto con él porque no sabes si se tiró a Mer. ¿Verdad? Y estás molesto conmigo porque yo solté lo del juego. Y estás molesto con ambos porque el juego no nos estaba afectando tanto como a ti que no podías aguantarte y tenías que interferir en nuestro "nada".

— Tú misma acabas de decir que lo suyo es "nada". Y si es "nada", entonces no veo por qué te afecta.

— ¡Porque heriste los sentimientos de Noah! — Le gritó yo. — Y lo hiciste apropósito.

— ¡No tanto como tú! ¿Él sabe que le llamas a lo suyo "nada"? No sé si eres ciega, pero en estos años él literalmente se ha desvivido por ti y tú ni enterada hasta... ¿Qué? ¿Hace unos días? — Me pregunta. — ¿Qué te hizo cambiar de opinión? 

— ¿Por qué tendría que decírselo a la persona que me tiraba? Porque eso fue lo que paso en las Bahamas: sexo y playa. — Me quito su camisa en un arrebato y se la lanzo directo al rostro, aunque logra esquivarla. — Ah, y problemas. Tú lo dijiste.

— ¡Kya, le rompiste la nariz a ese hombre! 

—¿Qué se suponía que hiciera? ¡Estaba jugando billar y él movió apropósito las malditas bolas!

—¡Creo que no entiendes lo peligroso que fue! ¡Te habría deshecho sino hubiera sido por mi!

— ¡Te recuerdo que fui yo quién lo mando al hospital con su tabique desviado! — Le aclaro mientras me vuelvo a recostar en la gran roca. — Y sólo para aclarar, estabas actuando demasiado raro con respecto a mí. Como si de pronto tuvieras las Bahamas en la cabeza, creí que lo habíamos dejado por la paz. — Suelto mucho más tranquila. 

— Lo dejamos. Eso es todo. 

— ¿No me digas que ahora me vas a decir que te rompí el corazón? — No puedo evitar que el sarcasmo salga de mi. — ¿Quieres un abrazo? 

—¡Agh, eres como un grano en el culo!

— ¿Sabes qué? Nada de esto hubiera sucedido si no hubieras tenido todo el día de ayer tu humor de perros. Yo tampoco estaba entusiasmada con la idea de tener que pasar el día entero contigo PERO — me encargo de enfatizar mi "pero"— mínimo no estaba a punto de delatarnos CON COLLIN a quién seguramente se le escaparía. Meredith nos mataría por ocultárselo tanto tiempo. ¡Ya llevan un par de años! ¡Por Dios se van a casar!

— ¿Y por eso dejas que se acueste con Noah? ¿Para no sentirte tan culpable por no decirle que nosotros ya nos conocíamos?

— ¡Vete a la mierda! — Le gritó enojada, mientras me pongo de pie. Si me quedo cerca de él lo más probable es que termine queriéndolo lastimar. 

— ¿A donde vas? ¡Kya!

—¡Déjame en paz!

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— Ni siquiera recuerdo lo que sucedió ayer. — Digo cuando vuelvo de mi pequeño paseo, me deslizo a la tierra abrazándome las piernas. — Recuerdo pensar que tal vez tanto sexo está dejando a Noah estúpido. — Jack se sienta a mi lado riéndose débilmente. 

Este era nuestro absurdo intento de disculparnos. En las Bahamas lo hubiéramos arreglado como cualquier pareja destinada al fracaso, con puro sexo. 

— Pensé lo mismo. ¡Le tiene fobia a las alturas! ¿Cómo se le pudo ocurrir hacer paracaidismo? — Está vez soy yo la que ríe por lo bajo. — Aunque me sorprende que lo hayas lanzado al matadero. Jamás voy a olvidar su cara cuándo dijiste que él y Jana debían ser los primeros. — Me da un codazo juguetón. 


Sí, recuerdo eso. Levanté la mano para saludarlo por primera vez en todo el día y moví los labios con un "Buenas tardes, imbécil".

— Me encantó que Jana sólo pusiera los ojos en blanco y que levantará su brazo para presumir su fuerza. — Esta vez estallo en carcajadas, poco a poco lo que pasó vuelve a mi memoria. — Noah quería cagarse en los pantalones. 

— Sí después de esto no supera su miedo, no sé que más podría ayudarle a hacerlo. — Termina Jack. 

—Te apuesto a que se desmayó. — Comento por último. 

Recuerdo salir del hangar. Recuerdo haber vuelto al hotel con Jack. Recuerdo haberle dicho que deberíamos relajarnos y le propuse ir a un tour que incluía el Burlesque Show. Si Jana pudo con él, ¿Por qué yo no podría? Luego la limo blanca, una copa de champaña y ...

— Deja de pensar en eso. — Me ordena. — Estamos bien, eso es lo que importa. — Algo en su voz suena diferente, como si intentara consolarme. Cuando menos me lo espero Jack pasa un mechón de pelo tras de mi oreja y deja que su pulgar recorra mi barbilla.

Me quedo completamente quieta. — ¿Qué está haciendo? — Pregunto en voz baja a pesar de que estamos completamente solos. — ¿Por qué ahora y no ayer en la noche? 

— Porque hablas demasiado. —Susurra. Traga saliva en cuanto ve mis labios. — Me estresas. ¿Te lo dije, no?

Entreabre los labios como si le urgiera pegarlos a los míos, siento el aliento cálido que me obliga a cerrar los ojos por instinto. ¿En verdad estoy cediendo a esto? 

Pasa un segundo. 

Luego otro.

Y otro. 

— ¿Soy yo o esperabas a que te besara? — Comenta divertido golpeándome la frente con un dedo, haciéndome abrir los ojos. 

— ¿Sabes qué? Muérete. — Digo avergonzada. — No puede ser que intentes jugar conmigo ahora cuando ayer estabas de santurrón. 

— Si quieres te puedo besar. — Comienza a reírse con ganas, divertido con el asunto. No tardo en unirme a él de sólo pensar en como debí verme con los ojos cerrados esperando un beso, como si fuera el mejor momento. Le doy una palmadita en su pecho sin pensarlo demasiado en un gesto inocente pero Jack toma de mi mano y me jala a él hasta tenerme entre sus brazos. 

Es como si hubiera tocado un botón rojo que obviamente no debí haber tocado.

Jack no me mira con confusión ni con recelo, sino deseoso. 

Antes de que siquiera pueda pensarme un poco las consecuencias siento su lengua dentro de mí boca. Me relame el labio inferior antes de enterrar levemente sus dientes, gimo en su boca con las manos detrás de su cuello. 

A Jack le toma un segundo tomarme de la cintura y acomodarme a horcajadas de él, sus manos se deshacen del top y procede a acariciarme los pechos. Mis caderas se mueven sobre entrepierna con todo y ropa, haciendo que mi vientre choque con el suyo. 

Lo escucho gemir sobre mi mejilla. — Jack. — Se me escapa su nombre pero eso sólo provoca que me tome del cabello para jalarlo levemente hacia atrás antes de sentir como su lengua pasa por mi cuello. — No debemos. 

Se aleja de mi piel con la respiración entrecortada igual que la mía. — Tienes razón... es sólo el calor que nos está afectando...

— Exacto. No es como si yo te pusiera... 

— Y ya no... no estamos jugando... — Termina por ambos, aunque sé muy bien que se me antoja tenerlo entre mis piernas sólo por la emoción del momento. 

Antes de que pueda decir algo, el ruido de varias sirenas y una ambulancia se alcanzan a escuchar. Ambos compartimos una mirada cómplice: nos hemos quedado sin tiempo, Cooper. 

Se acerca a mi boca una vez más hasta dejarme sin aliento, su lengua tocando la mía, sus labios sedosos obligando a los míos a moverse, sé que lo que siento dentro de mi no es más que pura lujuria. La mayor parte del tiempo Jack no me agradaba con su personalidad recta, llena de horarios y su vida en orden. 

Cuando se separa me da un beso; uno rápido, de piquito, que cuesta creer que Jack Cooper sea algo como esto. 

— Nunca más. — Me dice recuperando la compostura. 

— Nunca más. 

Me quito de encima de él cubriendo mis pechos con una mano antes de colocarme el top mientras él se pone de pie y se sacude un poco. Finalmente me tiende una mano para ayudarme a levantar. — Te lo dije. 

A lo lejos puedo ver no sólo a la policía y a una ambulancia, sino también a mis amigos en uno de los convertibles que habíamos rentado. El atardecer sólo termina por completar la escena. Jamás me había sentido tan aliviada en mi vida como ahora. 

— ¡Hey! ¡Estamos aquí!