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This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
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Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
it always starts with a dance
The Yule ball
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Para cuando los pasillos comenzaron a vaciarse ya yo iba corriendo tarde y maldecía a Travis por haberme convencido de ir al estupido baile, mi hermana me había advertido que llegase temprano o no le iba a dar el tiro de ayudarme y yo me sentía demasiado floja como para arreglarme sola, así que ahí me tenían, dando carreras por los pasillos cuando de repente algo había llamado mi malditamente caprichosa antención.
—Adrien , vous ne pouvez pas simplement renflouer sur moi comme ça!—(¡Adrien, no puedes solo pasar de mi así!). El conocido azabache estaba en mi camino ahora, de espaldas a mi y frente a el se hallaba una alta rubia platinada, de facciones finas y delicadas pero severas, labios de un color durazno y ojos azules tintuosos, iguales a los de Aid. Iba vestida con una elegante blusa color gris, ligeramente avuelada al final, y un chaquetó por encima de esta acompañada con una falda larga un poco más arriba de las rodillas, y un par de tacones ejecutivos color crema que se veían infinitamente dolorosos.
—pourriez -vous Arrêter d'être si dramatique Candy— (¿Podrías dejar de ser tan dramática)—Je ne sais même pas pourquoi ils viennent—(No se ni siquiera para que vienen). La voz de Adrien era dura y afilada, parecía bastante irritado, muy pocas veces le había visto así en el tiempo que tenía conociendolo pero las cosas tenian que ser o graves o recurrentes para sacarle de sus casillas, considerando de que la rutina no le gustaba. Aquella rubia, habia dado unos leves zapatados inpacientes con la punta del tacón, luego había colocado un mechón platinado que se salía de la perfecta rosca en su cabello tras la oreja.
—et au cas où vous ne avez pas remarqué que nous ne sommes pas dans Beauxbatons plus , donc nous ne sommes pas en France , et leur pardonner se ils se inquiètent de nous— (En caso de que no te hayas dado cuenta, ya no estamos en Beauxbatons, asi que no estamos en Francia, y perdonalos si se preocupan por nosotros). Vi como el azabache levantaba la mano para pasarsela por el rostro y luego suspiraba cansadamente.
—Je pense que je suis dix-huit ans Dakaria est seize ans, et vous êtes vingt pour l'amour de Christ, d'ailleurs, nous ne savons même pas cette hogsmade— (yo pienso, que tengo dieciocho años, Dakaria tiene dieciséis y tu tienes veinte por el amor a cristo, además ni siquiera conocemos este Hogsmade). Aquella rubia ¿Candy se llamaba? Se cruzó de brazos y dio un suspiro menos exasperado, luego se encogió de hombros.
—que voulez-vous que je fasse, Adrien?— (¿Que quieres que yo haga, Adrien?). El entonces había echado la cabeza hacia atrás, como lo había visto hacer muchas veces en un manerismo cansado.
—Et si je ne peux pas aller?— (¿y si yo no puedo ir?). aquella rubia alta había enarcado una ceja con prudencia, llevando las manos para posarlas apenas en su cintura.
—Bien, alors vous ne avez pas à venir avec une très bonne excuse Adrien , parce que je avais fortement soupçonne que vous avez fait le haut— (Entonces, tendrías que venirme con una muy buena excusa Adrien, porque sospecharía fuertemente que te lo has inventado). Adrien se cruzó de brazos y la rubia comenzó a zapatear una vez más expectante.
—ne soyez pas si insistante , vous êtes pire que la grand-mère quand vous arrivez comme ça, je ne peux pas aller, bien?— (no seas tan insistente, eres peor que la abuela cuando te pones así, no puedo ir ¿Bien?). Muy claramente no le gusto aquello, pues su expresión se transformó en una que aparentaba condescendencia, de esas que normalmente le das a una persona cuando vas a pretender que estas sorda y darles tiempo de cambiar lo que no te gustó escuchar. Más o menos por ahí fue que me di cuenta que de verdad esta conversación no me incumbia en lo absoluto, y contemple pasarles de largo, el problema es que el calvario de llevar botas, es que aunque son muy comodas, no son capaces de pasar desapercibidas.
—Voyons , ce est cette chose mortelle importante?—(veamos, que es esa cosa mortalmente importante). Y solo pude haberme quedado callada, siendo la intrometida que pasa inadvertida, hasta que Adrien se tardó en responder, y supe que no tenía cuartada…Allí vino la parte donde mi nariz tomó vida propia como lo hacía normalmente y se metió en aquel asunto que no era suyo.
—Aid, ne avez-vous lui dire encore?—(Aid ¿No le has dicho todavía?). Salté torpemente dentro de la conversación con mi acento frances de novata por alguna razón, el azabache a mi lado se mostro sorprendido de verme, teniamos mucho tiempo sin hablar, sin embargo lo disimulo muy bien, y cuando sus ojos azules encontraron los mios, comenzó a seguirme el juego.
—ce est ce que je essaie de faire—(Es lo que trato de hacer) dijo de manera convincente apesar de no tener idea de que estaba hablando, como si me hubiera visto ayer.
—qui êtes-vous ?—(¿Quién eres tu?) preguntó la rubia, mirandome de arriba hacía abajo, fue entonces cuando la pude identificar como Audrey Cook, y comprobar que era cierto lo que decían de ella, de verdad podía sentir su discernimiento recorreme completa, y era uno de esos que te dejaba sintiendo que acababan de enlistar todos tus defectos.
—Je suis…—había comenzado a hablar, pero Adrien me había cortado, mirando a su hermana mayor con una expresión represiva.
—Elle est mon ami, Wanda , celui que je avais parlé de—(Ella es mi amiga Wanda, de la que te hablé) la expresión de Audrey se había torcido moderadamente en disgusto y desaprobación, sus manos habían reposado en su cintura, y su cuello se estiró.
—La inglesa…—dijo pensativamente, y a diferencia de sus hermanos no había rastro exacto del acento americano, este parecía mezclarse con el ligero francés, y para ser ella tan odiosa debo admitir que su acento era extremadamente agradable de escuchar.
—Así es—dije, levantando el rostro igual que ella, a mi nadie se me iba a venir a tirar de imponente, di unos pasos hacía adelante cruzandome de brazos—Y el caso es que yo lo invite conmigo a Hogsmade a una reunión familiar—solté de repente sin ninguna razón en particular, antes de poder preguntarme porque había sentido sus manos en mis hombros.
—Exactamente—dijo seguro de si mismo, siempre había admirado eso de el, le era muy fácil controlar sus emociones, sus expresiones, el solo te mostraba lo que quería que vieras y le salía bien.
—Muy bien..—comenzó a hablar la rubia, cruzandose de brazos igual —Viendo que ya tienes compromisos previos y solo por responsabilidad, Adrien cuadraremos horarios después—declaró antes de posar su mirada sentenciosa en mi una vez más—Un placer conocerte, Wounda— yo había arrugado la nariz con antipatía.
—Wan-da—pero aquella chica ya estaba lejos de nosotros, y entonces había escuchado la voz de aquel azabache.
—Bueno Beatrice, tu seguramente que sabes hacer una entrada—su tono socarrón me había hecho rodar los ojos, y cuando me volteé a el, lo hice con una ceja enarcada.
—Bueno Adrien, parecía que a ti te hacía falta una buena salvada de pellejo— dije con un tono que igualaba el suyo, y el me había regalado una sonrisa pequeña y una cabezada.
—Es bueno verte Beatrice…Y si—rió—Gracias por eso, te debo una, ahora solo tengo que ver donde esconderme ese dia por un par de horas…Aunque veo que todavía tienes el mal habito de husmear en conversaciones ajenas—yo le había mirado mal y su expresión se había vuelto divertida.
—Tu conversación estaba en mi camino, voy tarde a un sitio— suspiré—No tienes porque esconderte, si puedes venir si quieres, yo se que no tengo campana que me salve, pero honestamente no te pondría por la tortura de soportar a mi familia— el enarcó ambas cejas.
—Bueno, me gusta un reto, pero de hecho yo ya he lideado con tu familia ¿se te olvida?— yo había mirado hacia otro lado, mordiendo mi labio inferior.
—No, no se me olvida, conoces a mis hermanos y a mis padres, pero honestamente mis tios son el próximo nivel, Aglaya sólo la vista previa— el había echado la cabeza a un lado.
—Bueno, si me lo preguntas, solo hay una manera de averiguar que tal me va—dijo y la sonrisa en su rostro prevaleció un momento antes de que se hiciera para atras con ambas manos al aire—Digo, eso si no te incomoda, claro está— me quede pensativa un momento, dando unos pasos sin rumbo en lugar sobre las botas y por un momento lo unico que me permití escuchar fue el taconeo.
—No debería de ser incomodo ¿Verdad?—pregunté y le miré hacía arriba, la distancia entre nosotros era ambas considerable y prudente, y quería mantenerla de esa manera.
—Bueno…Tu y yo somos amigos ¿O no? Tecnicamente Beatrice, es lo que siempre hemos sido— dijo con una cierta dulzura, y me di cuenta de que si extrañaba mi amistad con el, cuando las cosas eran simples, antes de que se me fueran de las manos.
—Si…Yo creo que amigos esta bien, amigos esta muy bien—dije conforme una leve sonrisa aparecía en mis labios, la ultima cosa que lo vi hacer fue guiñarme el ojo, sin intención, sólo simpatía.
—Que bueno, porque a mi también.
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La risa de mi hermana mayor había llenado la habitación mientras que yo le di un golpe en la mano para que alejara el princel.
—Vas a sacarme un ojo Millena, Merlin—dije, ella había hecho una mueca en mi dirección através del espejo.
—Si te quedaras quieta, Wanda Alice Beatrice, yo podría terminar, ya vas muy tarde, deberías de esforzarte por llegar temprano alguna vez en tu vida niña—gruñó, yo rodé los ojos.
—Hazel, solo estas molesta porque no quiero ponerme el vestido azúl—mi hermana había zapateado y su nariz se arrugo mientras que empuñaba las manos.
—¡Solo ponte el vestido azul! ¿Que te cuesta? No es como si te sintieras incomoda mostrando piel ¿Que no viste lo que tenías puesto esta mañana?—me di la vuelta sobre los tacones tinto y le miré con seriedad conforme cruzaba las piernas.
—Mostrar piel es una cosa, mostrar piel en un vestido es otra, Hazel, sabes que nunca me han gustado, soy demasiado gruesa para eso—la castaña había bufado, llevando las manos a su cintura.
—Tienes musculo en vez de hueso ¿Quien dice que eso malo? Perdoname pero también es mi tipo de cuerpo y yo soy muy sensual—yo había ahogado una risa pequeña cuando Hazel había echado su cabello dramáticamente hacía atrás—Si me queda bien a mi, a ti te va a quedar mejor— yo había enarcado ambas cejas.
—A ti no te queda, Dora—dije con sorna, y ella levanto un amenazante dedo indice dando un paso hacía adelante, ambas manos empuñadas a su cintura.
—Me queda justo—corrigió—Merlin, Wanda por favooooor pontelo, hace mucho que yo no puedo hacerlo y no quiero deshacerme de el, te prometo que te va a encantar como te queda—yo suspiré levantandome de el banco y tomando de un lado el regalo que tenía modestamente envuelto para Regine.
—Ya no me da tiempo—di de excusa aquello con una pequeña sonrisa compungida, a mi hermana seguro el vestido le iba muy bien en su época, pero yo no tengo eso de ella que le permitía que todo le quedara bien—Gracias por la ayuda, te quiero— le escuché suspirar resignadamente.
—Yo también, buena suerte—fue lo ultimo que la escuché decir antes de salir de la habitación, con una pequeña sonrisa en el rostro, en el marco de aquella puerta me dije a mi misma que quizá esta no sería tan mala noche.
Pero Merlin, no pude estar más equivocada.
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That really hurt me Like a fist to the face
I wasn't ready To be knocked out of place
Comenzó de manera pasiva, caminaba por los pasillos en camino a el gran comedor, donde se suponía que iba a darse el dichoso baile, entonces había escuchado un par de voces un poco más adelante de mi, y no pude hacer nada cuando su conversación captó la atención de mis oidos. I wasn't ready To be knocked out of place
—¿Estás segura Lizard?— una voz femenina que se mostraba sedienta de información había hablado, con esa emoción de cuando vas a recibir noticias innovadoras.
—Positiva Anna, el mismo me dijo que iría con Shanelle Malfoy—yo había enarcado una ceja, y una sonrisita divertida se había adaptado en mi rostro, Reg no me había contado que tenía una cita, me pregunté entonces si se trataría del fulano “Alguien más”.
—¿James Potter y Shanelle Malfoy?—chilló aquella voz con emoción, mi ceño se había fruncido ligeramente en confusión, la voz misteriosa había soltado un suspiro soñador —Vaya ese si que es un romance prometedor, se dice que sus padres no se llevaban nada bien en las escuela ¡Parece una novela!—la expresión de mi rostro se había vuelto burlona, y tuve que esforzarme para no reirme, la gente ya no tenía que inventar, merlin. Continué escuchando por entretención y entonces la familiar risa de Elizabeth Knave.
—Pues el dice que es solo una amiga, pero que va yo no le creo, digo ¿Quien no se enamoraría de Shanelle Malfoy? Además todo el mundo sabe que los Potter solo tienen lo mejor, sin duda ella es lo mejor—hubo una pausa—Eso es lo que le gusta a James, por lo menos eso es lo que yo he recogído del tiempo que lo conozco— yo seguía enormemente entretenida por la conversación, Reg era sin duda fantastica y James no era idiota, pero ¿Ellos dos juntos? Por favor…—Excepto esa vez que salió con la hermana de Tyler…Esa de verdad que es un error en el historial de cualquiera—Continuó Knave, yo rodé los ojos.
—Su hermano es tu mejor amigo Liz…—surgió la otra voz, y hubo un silencio ligero por un momento.
—Si, lo se y yo adoro a Tyler, pero te juro que no se de donde salió ella, todo el mundo en esa familia es tan decente y luego esta esa, de verdad, no tiene decencia, su caracter es descaradisimo y la elegancia la dejo a donde sea que la mandaron el año pasado y bueno, por no hablar de su hermana…
—Tu no eres la decencia en pasta Liz, baja del caballo—dijo la otra voz de manera pasiva e imediatamente tuvo respuesta.
—Por lo menos yo se cuando controlarme— la voz de Knave era autosuficiente y pretenciosa.
—A la cara no se lo dirias—esperé anciosamente lo que diría a ello.
—Ni loca, me golpearía—Pfft, como si ella valiera la pena.
Al rato perdí ambas voces que se hicieron poco a poco cada vez más pequeñas hasta que no escuché nada y continué mi camino hacía el Gran Comedor, seguro allí habría mejor que hacer que escuchar a Knave hablar de lo que no sabía, aunque sus asumciones ridiculas me habían hecho reir bastante, eso si.
Suddenly everything I was sure of
Is sinking below the depths of the surface
Y como en los libros, en el momento en el que te dices que nada podría salir mal, porque ya te relajaste y te hiciste la idea de que vas a bailar, y no todo tiene porque ser una tragedia en tu vida…Los elementos sátiricos comienzan a aparecer en escena. Is sinking below the depths of the surface
Aquel espacio estaba lleno de colores en mi cabeza, conforme comencé a acercarme a la entrada del comedor logré divisar diversas personas, varios grupos de estudiantes ya esperaban la abertura del gran comedor, lo primero que vi fue como Kaia bajaba las escaleras, viendose despanpanante, vestida de un color esmeralda..Así es como debe quedar un vestido. Luego estaba Ted, que parecía desubicado de lugar y iba del brazo de una atractiva chica de piel trigueña, que tenía un aire tan frio sobre si misma que me caía pesada y ni siquiera sabía su nombre…Pero entonces mi vista se había fijado en otras figuras familiares, allí estaba el, con su cabello castaño, peinado como se puede, vestido en un chaquetón negro que le favorecía mucho, viendose como el caballero que podía ser cuando no se le subía a la cabeza, cierta tristeza me invadió entonces…Me hubiera gustado que me invitara, yo esperaba que lo hiciera, ahora que es tarde, me admito eso a mi misma.
En ese momento el se dobla, y sus labios se acercan a los de la segunda figura, aunque el estomago me hace sentir un poco incomoda lo ignoro, despues de todo es Regine, que irradia aquella belleza propía suya, luciendo un vestido clásico, que en su espalda descubierta luce una bonita serpiente de oro, tiene un aire naturalmente mistico y elegante, seriamente me pregunto como es que Albus no ha puesto los ojos en esta chica, cuando de repente Mcgonagall aparece, urgiendo la entrada de todos al Gran Comedor, y entonces es cuando el apoyaba una mano en su espalda, entonces me golpea…Ellos estan aquí juntos. Y este se convierte en el momento en el cual yo dejo de reirme, y mi humor negro a lo que yo pensaba eran chismes de Elizabeth Knave vuelve para morderme el cuello con un doloroso golpe a la traquea, y lo que era melancolía, comienza a arder.
Suddenly everything's thrown in a spin
No time to grow a thicker skin
No time to grow a thicker skin
What kind of situation am I in now?
Mi mandibula cae en incredulidad, me falta el aire y es como estar en la interperie con una herida abierta, una herida en un punto bajo, una sensanción enfermiza me invade y de repente tengo nauceas, estoy entre gagear y vomitar, no puedo hablar. “Esa persona, se convirtió en una gran parte de mi vida…Y una gran parte de mi también así que muchas cosas pasaron en este lugar, empezando con mi primer beso y luego…”
En ese momento solo supe una cosa, tenía que salir de allí, sentía que iba a vomitar todo el suelo, algo se me torcía en las agallas y no estuve segura de si estaba sufriendo de malestar, sangramiento interno o un híbrido entre esos dos, algo dentro de mi se sentía vacío y al igual que en el bosque, mi lugar lleno de colores, donde había pasado la mañana con Regine y tantas tardes y noches con James…Todo se volvió blanco y negro.
“Desde pequeña me habían advertido que no jugara con fuego, y aquello era lo que todo esto parecía conforme sentía el contacto de su cuerpo debajo del mio, cuando nos habiamos dejado de reir y aquella pregunta había salido de su boca —¿Que estamos haciendo, Wendy?— mi corazón saltó y todo se removió fuera de lugar y mis ojos se humedecieron, ahi es cuando comienzas a pensar de manera insensata y cosas como “la segunda estrella a la derecha y directo al amanecer” vuelven a tener sentido.”
Hice un leve esfuerzo por calmarme, decirme a mi misma que estaba exagerando, que ¿que importaba que estuvieran aqui juntos? Estaba siendo dramática otra vez y no importaba, no era nada…Me lo repetí y me lo repetí, pero era una mentira, porque no parecía poder sacudir de mi ser ese sentimiento de tración, callado y frio o aquella impotencia y tristeza que sentía, para alguien que no se sorprende fácilmente aquello me tomó por sorpresa, y concordé con Shanelle, las sorpresas no eran buenas…Pero de repente tengo un sabor amargo en la boca, y pienso que tal vez Knave tenía razón en una cosa, Shanelle Malfoy es todo lo que yo no podría llegar a ser, pero en este momento lo que más me duele, es haber pensado que entre todo lo que ella es, por fin había encontrado una amiga en quien podía confiar.
My mechanisms of defense are down
And my resistance is out on the town
And my resistance is out on the town
then all I want is a little stability
Some time without any bruises
Un aire frio me había invadido y las nauceas regresaron, me di la vuelta sobre mis tacones torpemente, rogando a Merlin que no me comenzaran a temblar las rodillas ahora, tuve que recoger la falda del vestido para evitarme un trastabille, y cuando me apresuraba a salir de allí, mi cuerpo había dado de golpe contra el de alguien más y ambos caimos al piso con un estruendo, escuché unos cuantos sonidos de dolor provenientes de una voz femenina. Some time without any bruises
—Oh, lo siento, lo siento, soy muy distraida, perdona ¿te he dado muy duro?—había abierto los ojos al escuchar aquella voz hablar, me encontre con un par de bonachones ojos azules pertenecientes a una pelirroja.
—N-n-n- No—maldecí mentalmente, odiaba tartamudear, pero algo en la garganta me impedía hablar, se sentía como si me temblaran las cuerdas vocales—No has sido tu, he sido yo—me apresuré a levantarme, dejando de aplastar el cuerpo de aquella pelirroja y jalandola de los brazos para ayudarla a levantarse, ambas manos habían ido a su cabeza.
—Wooh—dijo un momento con un suspiro conforme se tambaleaba en lugar con una sonrisita dulce en los labios—Vaya, esa fue una caida, tu estas…—se había detenido a la mitad de la oración y sus ojos azules se habían llenado de preocupación , sus manos habían tomado las mias de repente. —¡Oh Merlin! Estas triste ¿Porque estas triste, no ha sido el golpe verdad, te ha pasado algo?—yo negué freneticamente, pude ver por su expresión que el pánico comenzaba a crecer en mis ojos.
—D-d-de verdad no ha sido nada—logré gagear a medias—S-s-solo por favor no le di-di-gas a nadie que me viste, Por favor —y había salido corriendo de ahí, agradeciendole a Merlin que solo habiamos sido yo y aquella desconocida en ese momento, escuché su voz optimista de nuevo en un “¡Pero, pero, pero espera!” pero no me di la vuelta, nadie podía verme así, en el momento, no podía costearme aquello.
“pero la razón por la que vine aqui contigo es porque…Bueno, desde que esa persona ya no es del todo parte de “mi vida” no tengo tampoco recuerdos bonitos de este lugar ya más…Y pensé que tu podrías ayudarme con eso”
Me obligué a calmarme una vez más, si había aprendido algo en estos años había sido una cosa: La clave para salirte con la tuya cuando estas huyendo de algo es una, no corras, camina…Correr es demasiado obvio.
Así que de esa manera lo hice, pasando desapercibida entre la gente y tratando de mantenerme en una pieza, incluso si mi cuerpo se sentía como si fuera a ceder a la pesadez de mi pecho en cualquier momento.
Putting your fists into my ears
Filling me up with dread and fear
They like to threaten the life that I know
They say, get over here and get into the ring
They say, get over here and get into the ring
“Quiero saber que es lo que tu quieres, porque francamente no te entiendo, James…Tu y yo solemos entendernos, pero esta vez no lo hago, y quiero…No quiero que me decepciones… Quiero que me pruebes que me equivoco por una vez…—“
Las nauceas regresan cuando por fin diviso la puerta de mi hermana, y dado el hecho de que que el espacio estaba vacio me permití a mi misma correr a la seguridad de detrás de la puerta cerrandola a mis espaldas con un estruendo, acuné la cabeza entre las manos, me palpitaba dolorosamente, y tomó toda la fuerza que tenía para evitarme que las lagrimas salieran de mi rostro, y mi manos comenzaron a temblar, la calma que había necesitado en los pasillos se había desvanecido una vez más, dejando a su paso aquella sombría tristeza y impotencia, rabia. Intenté avanzar por el cuarto y en ese momento se escuchó el desgarre de una fabrica y cuando me volví a mirar, un pedazo del vestido negro estaba completamente destruido y yo terminé por dejarme caer resignada al suelo, contra la puerta enterré el rostro en las rodillas.
“Claro que eso es ridículo, peeero ahora pues, tengo una mejor amiga en slytherin y seguro tu estas acostumbrada a cosas mucho más extravagantes pero me pareció que…— en ese momento un par de brazos con fuerza a mi alrededor me habían cortado, tomandome por sorpresa, yo no estaba acostumbrada a que la gente hiciera eso”
Escuché un ruido provenir del baño, pasos de tacón, aquello me hizo levantar el rostro de golpe, y la figura de mi hermana había salido, al instante su rostro se había acogido en una expresión horrorizada.
—Cariño ¿Que pasó?—preguntó, acercandose y poniendose en cuclillas a mi altura como se lo permitían sus tacones altos.
—Me entere de quien es la cita de James —dije tratando de reflejar seriedad en mi voz, pero fue bastante inútil, aunque no lloraba si temblaba.
—¿Quien es?—preguntó apresuradamente —No me digas que volvió con Katrina—hice una mueca amarga, aquello me lo hubiera esperado, de hecho, creo que lo prefería mil veces.
—No…Invitó a Shanelle—la expresión de mi hermana hubiese sido la cosa más comica que he visto si no estuviera tan triste.
—¿Tu amiga?—hice una mueca de tristeza, pero terminé por asentir, la castaña frunció el ceño.
—¿Y porque ella no te lo diría?—aquella pregunta era la que estaba era lo que me dolía, despues de que yo le había confiado con respecto a James ¿Porque no me lo diría? Seguramente ella sabía que siempre y cuando me lo hubiera comentado a mi no iba a importarme, yo confiaba en Regine, pero aparentemente ella ni siquiera consideraba mi criterio lo suficientemente importante.
—No lo se…
I was alarmed by your attack, this isn't a boxing match
But I'll be damned if I ever let you win
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
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Bajo las escaleras de la sala común antes de darle a mi inseguridad una ultima oportunidad de hacerme mirarme en el espejo y dudar el vestido una vez más. Es una combinación de sedas y tela traslucida, que resulta en un vestido de colores verde oscuro con diversos patrones de diseño, las mangas son largas y van cocidas en una tela que permite ver la piel de los brazos, un modesto escote en el pecho y un estilo de falta que, al ser abierta permite lucir las piernas, voy encaramada en un par de tacones altos y mi cabello rubio va recogído en una cola de caballo.
—Pensé que no ibas a bajar— aquella voz pasiva y sugiriente de tonalidad gallarda llamó mi atención, y levanté el rostro de donde miraba a mis zapatos para encontrarme con el, el color subió a mis mejillas y me mordí la lengua para que no saliera ningún chillido agudo de mi boca, pasaba mucho cuando estaba nerviosa, y cuando estas bajando escaleras encamada en tacones de 14 centimietros definitivamente no es el momento de estarlo, entonces el había enarcado una ceja con un aire de coquetería.
—¿Que pasa Têpes, te comió la lengua el gato?— yo me estaba atonita mirandole, si pudiera pensar derecho, concordaría que esto era bastante embaroso, pero me encontraba embelisada: el llevaba unos pantalones de etiqueta y un chaquetón oscuro, los que le daban un aire de elegancia y gracia, aquella sonrisa gallarda hacía que le brillara el rostro y su desarreglado cabello largo de mechón plateado se veía de alguna manera en lugar esta noche.
—Perdoname, pero es que te ves…—las palabras quedaron colgadas en mi lengua, y el color subió de mis mejillas al resto de mi rostro cuando miré a aquellos ojos, uno cristalino y brillante como el sol y el otro oscuro y encantador como la noche y tuve que sacudir aquellos pensamientos de mi cabeza…Porque ¿sentimientos romanticos por mi mejor amigo, que tan cliché podía ser? No, yo ya superé eso hace mucho tiempo.
—¿Increiblemente guapo?—preguntó divertido, manteniendo aquella ceja enarcada, para cualquiera aquello sería fácil de creer pero yo le conocía desde que era pequeña y sabía que por dentro de su pasivo y gallardo exterior se sentía muy inseguro con respecto a esto, siempre había sido así, dada su apariencia peculiar o “condición” como la llamaba el, apesar de que pusiera el acto de cabeza en alto, me constaba que no tenía idea de lo fantastico y atractivo que era…Y….Y yo digo esto como su mejor amiga de la infancia —Lo se Reneé, lo se—yo había enarcado ambas cejas.
—Arreglado, Maddox, yo iba a decir arreglado, ya sabemos que eso no pasa todos los dias—el había hecho un pequeño movimiento de cabeza en agradecimiento.
—Pues, se supone que el punto del baile es que tengo que impresionar a la chica ¿No?—el guiñó el ojo y yo tuve que apartar la mirada, un pequeño chillido salió de mi boca y tuve la suerte de poder cubrirlo antes de que el lo escuchara, Ezra nunca me había hablado así antes y el corazón me dió un salto loco en el pecho.
—Supongo que si…—susurré timidamente, teniendo que esforzarme para poder verlo a los ojos sin volverme una cereza, aquel azabache de mechón plateado me ofreció entonces su brazo.
—¿Nos vamos entonces?—sugirió, yo mordí mi labio inferior con fuerza tratando de ocultar mi emoción, no era la gran cosa, eramos amigos…¿O no?—algo comenzó a saltarme y revolverse en mi estomago, y caí torpemente hacía el frente, donde sus brazos fuertes me detuvieron una caida embarasosa—De verdad tienes que aprender a caminar en tacones Têpes, en los años que te conozco cada vez lo llevas peor—artisticamente me ayudo a ponerme derecha y enganchó entonces su brazo al mio.
—Bueno—comencé—En los años que yo te conozco tu todavia tienes que aprender a invitar a salir a una chica en algún momento que no sea después de tus episodios de pataleta—juntos salimos de la sala común y el me mira severamente.
—Estaba molesto esta mañana, sabes que el asunto de Terry es más que complicado y Travis suele poner los puntos en todas partes menos en las ies— suspiró y me miró entonces con una ceja enarcada—Además, tu viste como invité a salir por primera vez a mi ex novia el año pasado, eso estuvo bastante bien—se me hizo un nudo en el estomago, siempre pude ver aquel brillo de nostalgia justo detrás de sus ojos cuando hablaba de ella.
—Si, pero terminó como terminó, Ezra— el mordáz comentario se escapó de mi boca antes de que yo pudiera detenerlo.
—Solo era una referencia, no tienes que recordarmelo Sylvana—dijo con calma pero cierta tristeza, de esas que son más con respecto a resentimentos pasados que asuntos presentes, yo le había acariciado el brazo.
—Ezra, no seas así—reprendí frunciendo el ceño—Ese no es el punto, trataba de meter en la conversación el hecho de que deberías pedirle perdón a Travis—el azabache bufó con malhumor.
—Yo no tengo nada porque disculparme—gruñó, y yo le miré con severidad.
—Ambos, tienen que disculparse Ezra, lo que dijiste de tu madre no estuvo nada bien— la verdad era que en su tiempo de vida le llegué a tener mucho cariño a Ingrid Maddox y aunque sabía que a Ezra le dolía muchisimo la muerte de su madre al igual que al resto de sus hemanos la menera en la cual había estado lideando con ello los ultimos años no le hacía nada bien.
—¿Estas defendiendo a Ingrid ahora?—preguntó con un tono de incredulidad que me enfureció.
—Si, la estoy defendiendo porque era una gran mujer Ez, y murió siendo eso mismo, entiendo que no te agradaba la idea de un padrastro cuando estaba viva, pero Ezra, mira como ese hombre cuida de ustedes—el suspiró.
—Supongo que tienes razón—masculló por lo bajo, y aunque supe que solo lo decía para hacerme contenta, o bien lograr que me callara, lo deje ser.
—El punto, es que Travis logró que Terry viniera al baile, Teresa me lo dijo, y creo que debeías de darle las gracias por eso, esta es su oportunidad, su oportunidad de de verdad mejorar —el me miró con una ceja enarcada.
—Terry no va a mejorar asi Sylvi—yo me encogí de hombros dandole un apretón a su brazo y regalandole una sonrisa esperanzada.
—¿Porque no? Si Wanda lo logró Terry también puede— dije poniendome de puntas, por instinto, era incomodo que fuera más alto que yo, pero como la mayoría de mis amigos lo eran aquella era una manía mia.
—Terry no es tan fuerte como Wanda, ella tiene diez mil bolas más que el…El nunca ha sido fuerte Sylvi—yo fruncí el ceño conforme nos quedabamos parados en la puerta del comedor a punto de entrar.
—¿Por qué dices eso?—pregunté mientras que me le paraba en frente, vi como su mirada se perdía un momento.
—Porque el es mi hermanito…—dijo en un tono de voz tristón—Es solo mi hermanito menor— le miré entristecida y arrojé mis brazos a su alrededor a lo que el procedió levantandome ligeramente del suelo.
—Vamos a entrar—le susurré—Así puedes saludarle— a paso inseguro lleve a Ezra através de la puerta, nos recibió un salón danzante, lleno de gente y musica, con un aire muy navideño, sonreí a mi acompañante—¿Esto es bonito, no te parece?—el se encogió de hombros aparentando su relaje de siempre.
—Es decente—dijo con simpleza, yo rodé los ojos y sonreí.
—Bien, vamos señor “es decente” animate un poco, te prometo que no es muy caro—el me miró con una de sus muecas que aparentaban estar cansadas de mi, pero le hice sonreir y asi avanzamos por el salón hasta encontrarnos con una familiar figura alta y castaña.
—Hola…—comenzó Ezra aclarandose la garganta, Travis que había estado mirando la pista de baile atentamente la pista de baile hasta ese momento, se volvió a nosotros, yo simplemente saludé en silencio con la mano, el y yo simplemente no nos llevabamos bien, fin de la historia, aquel castaño dió una cabezada hacía mi y enarcó una ceja hacía su hermano.
—¿Sintiendote menos cabrón ahora?—habló con seriedad, yo le lancé una mirada que pedía condescendencia y el suspiró cruzandose de brazos, sus ojos se apasiguaron un poco.
—Lamento lo que pasó—dijo Ezra con calma, sin mirar a su hermano completamente, más con el enfoque en otra parte, el era bueno con ese truco, la gente no lo notaba normalmente, Travis dió una cabezada de nuevo haciendole saber que estaba bien, y yo le lancé una mirada comprensiva—Terry…¿El está aquí?—preguntó el azabache en voz baja, como si de verdad no quisiera que lo escucharan.
—La ultima vez que yo lo vi estaba con Teresa— dijo entonces el castaño, Ezra frunció el ceño y comenzó a recorrer el salón con los ojos.
—De acuerdo…¿Y donde está Teresa?— Travis gruñó y enarcó ambas cejas con un ademán de la cabeza hacía la pista de baile.
—Ese es el problema— dijo con un tono serio—Tal parece que tu hermana ha encontrado algo mejor que hacer—su cabeza apunto entonces hacía adelante…Me tomó un rato encontrar la figura de Teresa, pero al final la divisé, vestida en un hermoso vestido de un color rosado rojizo, reía con la conversación de su compañero, una figura construida y alta, tuve que estirar en cuello para poder verle bien entre la gente, y mi mandibula cayó abierta en entretención cuando de repente escuché a Ezra fanfarronear.
—¿¡El campeón de Beauxbatons!?—gritó—¿¡Esta saliendo con el campeón de Beauxbatons!? ¿¡Tu sabias de esto!?—Travis arrojó las manos al aire con expresión exasperada.
—¡Obviamente no por Merlin!— yo había tenido que meterme entre los dos hermanos, como solía hacerlo cuando era pequeña…Ahora que lo pensaba, así precisamente los conocí.
—¡A ver, calmense mamitas!—grité yo, y ambos hermanos se volvieron a verme con cierto asombro—Teresa esta grandecita y puede hacer lo que quiera—ambos chicos me dieron una mueca.
—No es el punto—gruñó Travis.
—¡Claro que no es el punto!—secundo Ezra, yo me crucé de brazos, poniendo un pie adelante del otro y dandole una mirada severa a los dos.
—A ver ¿y cual es?—los dos se quedaron pensativos y luego se miraron, parecieron concordar en algo y hablaron al unisono.
—El punto es que haya dejado a Terry por ahí, sabemos que no está estable— yo suspiré con cansancio, no tenía tiempo para lidear con estos dos y terminé por dirigirme al castaño.
—¿Donde está Wanda?—entonces me miró hacía abajo, la preocupación abordó su rostro y suspiró.
—No lo se, ha pasado un rato y nada de ella— dijo, yo le miré extrañada—Me dijo que su hermana la iba a ayudar a arreglarse para el baile, pensaba en ir a buscarla, me preocupa que no esté bien—me quedé pensativa un momento y apreté los labios.
—Pues la verdad es que si es bastante raro…Digo ha pasado mucho rato—me encogí de hombros—Pero capaz no es nada, ya conoces a Wanda, la puntualidad no es su fuerte—Travis asintió.
—Si, también lo pensé, pero viendo eso—su cabeza apunto discretamente a una dirección a mis costados, yo seguí su ademán de manera discreta y mis ojos cayeron en el mayor de los Potter, que tengo entendido es el ex novio de Wanda y la hija de los Malfoy, a quien llegué a conocer hace un tiempo en la sala común—me preocupa que tenga algo que ver, y creo que lo tiene—hice una mueca, pensando de repente en mi pobre amiga.
—Denle tiempo, Wanda va a aparecer, siempre aparece—la voz de Ezra me había hecho volverme hacía el— Cuando aparezca diganle que lamento haberle gritado hoy, les alcanzaré luego, hay algo que quiero intentar…—le miré con confusión.
—¿Quieres ir a bailar?—pregunté confundida, el había sonreido con confidencia.
—Pues, ojala y si todo va bien pueda sacarla a bailar—yo había reido, vaya que era un bufón, y me sentía honrrada de ser de las pocas personas que conocía este lado de el.
—Yo creo que te irá perfecto—dije juguetona, mirandole timidamente y siendo de nuevo victima de el color de mis mejillas.
—¿Tu crees?—preguntó y sus ojos brillaron en emoción, como las estrellas, aquello me había hecho soltar una risita y tuve que cubrir mi boca con una mano.
—Lo creo…—entonces el tomó mi mano, y yo me deje guíar risueña.
—¡Ezra!—exclamé sin ocultar mi emoción—¿A donde vamos? La pista de baile está por allá—el me jaló entonces de la mano y nos apretujamos entre la gente.
—Mira—apuntó discretamente entonces a un punto del salón y mis ojos se posaron en una preciosa rubia con cara de muñeca, que se encontraba timidamente parada en el otro extremo del salón—Ella es la chica de la que te he estado hablando toda la noche—mi sonrisa se desvanecio al instante y mi mandibula cayó abierta, mis facciones se acogieron en una expresión triste, pero el no lo notó.
—E-ella es la chica a la que quieres impresionar entonces, quieres llamarle la atención—traté de que mi voz sonara entusiasta, pero sonó más aguda de lo normal—Ya me preguntaba quien era…—mi amigo me miró radiante y yo traté de corresponderle, pero estirar los labios en esa sonrisa me dolió tanto que no me duro más de un segundo.
—¿Debería invitarla a salir?—y pude haber dicho que no, quería decir que no, quería volverme esa persona que a veces se apoderaba de mi y hacía comentarios amargos, pero no pude y terminé por apretar los labios.
—Ah-ha—dije en un susurro ahogado y le di un empujoncito con una sonrisa de apoyo—Anda, buena suerte Maddox—entonces Ezra plantó un beso en mi mejilla.
—Eres la mejor Sylvi, te veré luego— cuando el me besó en la mejilla, me golpeó el hecho de que estaría pasando la noche del baile de Navidad sola, me di la vuelta, Ezra se había ido, tuve que levantar el rostro, mirando hacía arriba y obligar a mis lagrimas a no salir de mis ojos y caminé de vuelta a donde estaba Travis, para encontrarme con un ring de gritos.
—¡Sabes que no deberías dejar a Terry solo Teresa Adelina Violeta, mucho menos por andar con ese noviecito campeón tuyo— la rubia Teresa se había removido con fastidio.
—No seas dramático—dijo entonces con seriedad—Terry me dijo que quería ver los alrededores, yo lo deje, tu deberías de aprender eso, si lo atosigas menos vas a lograr Travis—yo me acerqué a ambos hermanos con cautela.
—¿Todo bien?—pregunté por lo bajo, Teresa había saltado a mi lado con una expresión exasperada que se parecía mucho a la de su mellizo.
—¡Sylvana, gracias a Merlin que estas aquí!—exclamó— Mi hermano aqui presente me esta dando un discurso de celos y camuflandolo a costa de Terry ¡Dice que estoy saliendo con el campeón! ¿puedes creer eso?—enarqué ambas cejas, permitiendome olvidarme de la situación con Ezra y dejandome sonreir hacía mi amiga.
—Bueno…¿Lo estás?— ella negó con la cabeza.
—Ni siquiera, somos amigos, aparentemente queria venir con alguien que le dijo que no, entonces quedamos en venir juntos—Travis había bufado.
—Si aja, muy seguramente—Teresa miró hacía arriba con un zapatazo y se volvió a su hermano mayor.
—¿Podrías parar?—se quejó—Si conocieras a Cee sabrías que es una persona muy simpática, además, no soy completamente estupida ¿sabes? Deje a Terry con Angel—terminó su argumento.
—Bueno pero…—yo volteé a aquella rubia en mi dirección tomandola de los hombros sin dejar a Travis terminar.
—Te ves fantastica, Ignora a este gruñon, encontraremos a Terry, tu ve a bailar— la rubia me sonrió con labios fucsia.
—Gracias—me susurró y la vi desaparecer de nuevo entre la gente, llegue a ver como Travis me miraba mal con el rabillo del ojo.
—Tienes que dejar de meterte en lo que no te incumbe Reneé—fanfarroneó, yo suspiré apoyando una mano en la cintura, estaba muy cansada como para lidear con Travis ahora.
—Y tu tienes que dejar de ser un idiota, pero en los seis años que llevo de conocerte no lo has logrado— y antes de que el pudiera responder, yo caminé lejos de allí, buscando el rincón más silencioso del comedor, cuando alguien me tomo de la cintura en un abrazo y estaba preparada para comenzar a dar arañasos cuando aquella cabeza se apoyó en la parte de atrás de mis hombros, y una pequeña voz entusiasta me hizo sonreir.
—Holaaa—me volví enseguida, arrojando mis brazos alrededor de esa pelirroja, que iba vestida en un color que combinaba con su cabello, entrensado en un moño.
—¡Bianca!—exclamé, de repente contenta, meciendo a aquella pelirroja en mi abrazo de un lado a otro—¡Merlin siento que no te he visto en siglos! ¿donde has estado?— Bianca se balanceaba en lugar, siempre le había costado quedarse quieta, eso era algo que solían compartir los optimistas ciegos.
—Oh, ya sabes por ahí, seguro te vi en los pasillos o algo pero la verdad es que con los tipos ando un poco acelerada, eso es raro porque yo nunca me acelero, pero me tiene un poco preocupada, aunque seguro y me va bien ¿tu como has estado, como vas con eso del cambio de cuarto?—Bianca tenía esa particularidad de hablar muy rapido, realmente no se daba cuenta de que si era acelerada, y a veces parecía que hablaba más sola que con uno, pero nunca me molestó eso, es muy buena gente. Apoyó entonces las manos en mis hombros—Te he extrañado—sonreí.
—También yo—le dije y luego suspiré—Pues, no muy bien la verdad, lo del cambio de cuarto es complicado, no hay habitaciones disponibles ni nadie que quiera un compañero, pero ya resolveré…—Bianca echó la cabeza hacía un lado un poco.
—Vaya eso es una lastima—dijo todavia danzando ligermanete en lugar—Aunque bueno, yo debería meterme, y eso pero…—entrelazó ambas sus manos y se balanceo sobre sus tacones apartando la mirada inocentemente.
—¿Que Bianca?—pregunté, dandole permiso de hablar, ella exhaló con alivio, como si le hubiera costado quedarse callada.
—Bueno, yo creo que tu y la prima pudieran intentar arreglarlo, digo no veo porque no puedan intentarlo, ustedes eran muy buenas amigas antes ¿Verdad?— hablaba jalando ligeramente su vestido rojo.
—Es complicado Bianca, me he dado cuenta de quien es Katrina, y para ser honesta, no creo que realmente fueramos amigas nunca—dije aquello con sinceridad, si iba a estar orgullosa de algo este año era de haberme dado cuenta de eso.
—Oh, pero todo el mundo se puede llevar bien la verdad, digo si te pones a pensar…—a Bianca la cortó una tercera figura que apareció entre notrosos, una rubia alta que vestia de dorado.
—Veo que mis sobras te dejaron—aquella voz me dejo un mal sabor de boca y cuando me di la vuelta me encontre con un rostro—Yo me sentiría bastate mal si fuera tu Sylvi, querida—gruñí por lo bajo, siendo incapaz de esconder el disgusto en mi rostro.
—¡Eso es algo horrible para decir Katy!—la voz de Bianca sonó sorprendida, pero dócil como ella siempre era.
—¿No te lo dije Bianca? Hablando de la reina de roma por la puerta se asoma —dije rodando los ojos, la mera prescencia de Katrina me cansaba.
—Miren yo se que ustedes no se llevan bien—comenzó Bianca con un ademán de las manos hacía ambas—Pero Katy si no tienes nada bueno que decir, no deberías decir nada—la rubia hizo una mueca burlesca y desdeñosa, de esas que no se merecía alguien como la pelirroja.
—Bianca, Bianca—suspiró dramaticamente—Siempre fuiste tan…Vainilla— yo gruñí de nuevo con disgusto, mirando a Katrina con una mirada asqueada, ella de verdad no era algo bueno para la vida de nadie.
—No puedo creer que ustedes dos sean familia, sinceramente— dije parandome en frente de Bianca—Dejala tranquila Katrina—la pelirroja me apartó a su lado con cuidado.
—No te preocupes, no hay que tomarla enserio, ella se hace la odiosa—dijo mirando significativamente a Katrina—Pero no es asi, mira, hasta me comparó con la vainilla ¡eso es amable! Ella no podría hacerle daño a nadie—antes de que yo pudiera decir algo la rubia le dió a su prima otra mirada desdeñosa, torciendo su rostro.
—Odio—escupió con desdén—La vainilla, es insipida, y pegajosa— la expresión de Bianca se mostró incomoda y junto sus plamas.
—O-keey, a nadie más que a mi, con tus palabras— Katrina rodó los ojos otra vez.
—Voy a irme—dijo en un tono aburrido—No tengo negocios aqui, adios Sylvi querida, fue muy lindo ver que no has cambiado nada, sola como siempre—su voz socarrona y descarada me puso la sangre a hervir.
—Bueno, tu si has cambiado, porque por lo que yo veo también estas sola—escupí con odio hacía ella, su rostro era ofendido y le tomo un rato poder seguir fingiendo su porte de dama.
—Bueeeno, no te molestes conmigo—inquirió entre pestañeos—Te dije que te deshicieras de la cara y conservaras la nariz, que no me hayas hecho caso es tu problema, y para tu información, elegí venir sola— declaró, pero pude ver el miedo en su rostro y aquello me hizo sonreir.
—No, no es así—una risa se escapó de mi boca—Estas finalmente de esa manera por la cual te burlas de la gente— sentí la mano implorante de Bianca jalarme.
—Por favor no peleen, no es necesario, podemos resolver esto— pero yo ya no tenía pare, se merecía cada cosa, se merece cada cosa, por todos los años que me debe, por lo que le debe a Ezra, por lo que le debe a Wanda.
—Katrina Stone está sola, sola en un baile escolar, que caida para ti, Katy—se pusó roja entonces, completamente roja en rabia y estaba esperando que explotara cuando una tercera voz nos interrumpió.
—Sylvana dejala tranquila—me volví entonces hacía Ezra que me miraba represivo—De verdad no creia que podias ser asi, la pobre Katrina no te ha hecho nada, no es nada malo estar solo en un baile, y yo pensé que tu eras mejor que esto—mi ceño se frunció y me puse de puntas.
—¿Que?—pregunté confundida—Ezra ¿estabas aqui hace un segundo? Bianca dile—la pelirroja nos miró a todos consternada, entrelazando ambas sus manos.
—Ez, esta es su pelea, no te metas en esto, todos ustedes deberian dejar de pelear—pude ver en su rostro que estaba incomoda pero no iba a dejar esto a la mitad
—¡Tu comenzaste a insultarme, y yo que todo lo que hice fue venir a saludar!—chilló Katrina, su rostro era una obra maestra, lagrimas le brillaban en los ojos, y miro a Ezra con dulzura y arrojo los brazos a su alrededor—Menos mal que llegaste— ¡juro a merlin que no la soporto! Enarqué una ceja.
—¿De verdad vas a poner este acto ahora?—Ezra me tomó de la muñeca jalandome lejos de Bianca y Katrina.
—¿¡Que demonios pasa contigo!?—me gritó, nunca me había gritado antes, hice una mueca.
—¿¡Que demonios pasa contigo, ni siquiera sabias lo que estaba pasando, y vas a defenderla ahora porque todavia te provoca una erección, despues de todo lo que ella te hizo!?—Ezra apretó la mandibula.
—Solo porque ella me dejo, Sylvana, no quiere decir que no la voy a defender si veo que la maltratas, haría lo mismo por ti —aquella fue la ultima torcedura y mis ojos se humedecieron.
—Entonces debiste hacerlo…—negué con la cabeza—¿Que haces aquí siquiera?—mi amigo me miró.
—Te prometí por lo menos un baile, asi que vine a buscarte…—no le miré entonces y negué de nuevo.
—Prefiero no bailar a bailar contigo, Gracias—miré por encima de mi hombro, donde se encontraba Bianca y le hice una seña para que me acompañara, ella había pasado por un lado de Ezra despidiendose y ambas nos fuimos de allí, cuando de repente yo choqué con alguien.
—¡Travis!—dijimos Bianca y yo al unisono , el puso las manos en mis hombros para evitarme una caida.
—Hola Bianca—saludó apresuradamente—Sylvana, necesito un favor ¿Crees que podrías buscar a Terry?— di pestañazos un poco fuera de lugar.
—¡Oh! ¿Terry esta aquí?—saltó Bianca con emoción.
—De acuerdo…Supongo que no tengo más nada que hacer asi que…—dije con un suspiro—¿Hay señales de Wanda?—el castaño negó con la cabeza.
—Por eso mismo voy a ir a buscarla, por lo menos a ver si está bien— yo asentí y no dude.
—Claro ¿Bianca, crees poder venir conmigo?— la pelirroja apretó los labios y asintió imediatamente, pero en un momento su mirada se perdió, y su dedo indice se levanto dudoso.
—Solo…Una pregunta—Ambos Maddox y yo nos volvimos hacía ella.
—¿Qué?—preguntamos al unisono, Bianca apuntó a la entrada, tirando la cabeza ligeramente a un lado.
—La tal Wanda…¿No es esa?, digo solo un pensamiento, no veo porque nadie más vendría tarde y suena como que ella tenía sus razones, Travis y yo nos dimos la vuelta, y vimos a una figura vestida de azul al tope de la escaleras, sonreí, su cabello negro iba recogído en un moño desaliñado y sus labios pintados con un leve rojo, solté un suspiro de alivio, se veía muy bien, y aunque sus ojos grises delataban que Maddox y yo no nos equivocabamos, por lo menos se veía entera.
—Será mejor que me vaya—dijo entonces Travis y luego nos dio una cabezada de despedida a las dos—Gracias por el favor— y así lo vimos irse.
—Será mejor que nos apresuremos a buscarle—le dije a Bianca, que enganchó su brazo al mio.
—No crees que se haya metido en algun problema ¿Verdad?— preguntó y yo suspiré.
—Espero que no, Anca…
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
And just like that, I lost the third
Snowing like a bitch
{soundtrack}
Al final utilicé el vestido que mi hermana tanto quería que me pusiera, el mio estaba completamente destruido de todas maneras, así que como con respecto a muchas cosas, me resigné. Se trataba de un vestido azul rey, de terciopelo, largo hasta los pies, se estiraba hasta llegar a el area de las piernas donde había un escote designado, que las dejaba ver con cada paso que daba, el vestido realmente no tiene mangas, pero es sostenido por una cuerda fina de dos extremos que da la ilusión de mangas de tiras, una pequeña insición en “v” en el area de pecho, que realmente no cuenta como un escote. El centro del vestido es un nudo en el medio, que da espacio a dos aberturas a los costados que dejan ver la piel de un poco más abajo de la cadera y luego la tela azul continua, el ultimo escote del vestido es el de la espalda, que se extiende hasta un punto semi controversial, y deja ver el león de tinta que yo tengo tatuado en la parte baja de la espalda, para luego deterse justamente unos centimetros más arriba de donde la imaginación no debería ir, lo acompaño con un par de tacones color crema cerrados, y la vieja brujula, que por alguna razón es el unico accesorio que me ha provocado llevar. honestamente no me siento del todo comoda en esto, pero tampoco me siento ridicula exactamente, además ver la sonrisa de Hazel me había vuelto la noche un poco más liviana.
De cualquier manera, cuando me encontré a mi misma al pie de aquella puerta, un tipo de tristeza diferente a la que había sentido hasta ahora por la noche me invadio: El salón era todo lo que se esperaba de un baile de navidad, hay nieve que baja del techo cual cielo, un inconfundible olor a pino que parece acompañar a los adornos navideños a donde quiera que van, muerdagos cuelgan en cada esquina, estrategicamente cazando victimas desprevenidas, musica suena y varias personas se mueven en la pista, algunos con gracia y otros sin tanta, de cualquier manera es precioso, es lo que lees en los libros, y al final del dia, tengo quince y alguna vez he soñado con esto, alguna vez cuando era niña me pregunte si me iba a encontrar en un baile como el que leía en los libros…En ese momento en el que la protagonista se encuentra en el momento tope de su vida, y finalmente se puede dejar ir con la musica…Y yo tenía el escenario, pero en este momento no podría estar hundida más hondo porque ya he tocado el fondo, de cualquier manera una sonrisa pequeña apareció en mis labios, porque era demasiado bonito como para no darle aquel credito, pero los ojos con los cuales observó el comedor, son grises.
—Hola…—aquella voz me sacó de mis pensamientos, y sonreí entonces a mi amigo y pareja para la noche, que hizo una reverencia elegante, a cual yo respondí.
—Hola—le digo dandole la mejor sonrisa que puedo y enganchando mis brazos a su alrededor—¿No vengo muy tarde o si?—el negó con la cabeza, sentí aquel movimiento gracias a su barbilla apoyada en mi hombro.
—No, el primer baile acaba de terminar—dijo y entonces me abrazó más fuerte un momento—Asumo yo que viste la cosa—hice una mueca y asentí, parandome de puntas para poder hablarle mejor al oido.
—Oh, definitivamente vi la cosa— digo con cierta amargura, y ahí es cuando deja de abrazarme, me toma de los hombros.
—¿Como te sientes?—me encogí de hombros, eso no importaba realmente, muy ciertamente no les había importado a James y a Shanelle para empezar.
—He estado mejor—dije llanamente, tratando de mantener mi expresión lo más neutra posible, Travis había acariciado mis hombros con los pulgares.
—Si no quieres quedarte esta bien—dijo por lo bajo, yo rodé los ojos ligeramente y le di una sonrisa de agradecimiento, parte de mi si quería escapar, pero eso no era muy justo para el.
—Hey—le dije tomandole entonces de ambas manos y enarcando ambas cejas, manteniendo la sonrisa en lugar—Te prometí ser tu pareja para el baile, aqui me quedo—la preocupación de su rostro se alivió un poco, y me sonrió entonces.
—Gracias— dijo y yo entonces le había jalado hacía donde estaba la gente, entre los susurros de los demas es facil no pensar, y eso era sin duda lo que yo quería.
—¡Gracias a Merlin que estas bien!—Sylvana había chocado contra mi enseguida, tomandome desprevenida, lo que hizo que me tambaleara un poco sobre los tacones.
—Wow, eh, a mi también me alegra verte…Pero solo me he tardado una canción, esta bien, solo vengo tarde, no pasó nada que importe—dije con una cabezada dandole una mirada tranquilizadora, ella intento escrutar en mis ojos y yo tuve que mantenerme lo más firme posible, cuando nos interrumpió una voz
—¿Ese fue solo el primer baile? Merlin, fue bastante eterno, ¿no les parece?—me volví entonces a la dulce voz desconocida, y abrí los ojos como platos congelandome en lugar.
—Oh dios, tu eres la chica triste—dijo de repente, ojala lo suficientemente rápido como para que los demás no pudieran entenderla, ambos Sylvana y Travis habían mostrado confusión entonces.
—¿Mmmh?— le lanzé a aquella pelirroja una mirada suplicante de que no me vendiera, ajustando el chal que llevaba alrededor de cuerpo cuando de repente me recorrió un escalofrío.
—Meee refieero—dijo con un ademá de levantar la mano derecha ligeramente hacía arriba—Te ves un poco triste ¿Nos hemos visto antes?—me aclaré la garganta negando con la cabeza, y rogando que el nerviosismo en los ojos de aquella pelirroja no nos fuera a delatar.
—No lo creo—dije entonces, poniendo tras la oreja un mechón que se salía del arreglo sencillo en mi cabello.
—Soy Bianca McClay—dijo con una sonrisa, luego estrechó mi mano muy rapidamente y terminó por jalar a la rubia que estaba a su lado—Deberíamos de ir a buscar a Terry, adios, un placer conocerte!—y se había ido, me volví confundida hacía Travis, que simplemente había reido.
—Ella es así, no te lo tomes personal— yo quedé con el ceño fruncido, algo con respecto a su nombre me sonaba las campanas, pero no estaba segura de porque.
—¿Quién es? —pregunté con curiosidad, Travis y yo comenzamos a caminar sin rumbo en particular, el baile seguía en la etapa de las canciones lentas y creo que el había captado que no era mi momento para eso.
—Oh, es una amiga de la infancia, hija de una amiga muy cercana de mis padres, ella creció con nosotros y Sylvana— entonces me entrega una copa que contiene un liquido semi dorado, no se lo que es, pero es definitivamente alcohol, así que esta bien para mi.
—Pregunta—dije tomando un sorbó de la copa, Travis sonrió dando una cabezada.
—Procede—yo había relamido mis labios saboreando el rastro del burbujeo que quedo atrás.
—¿Como es que nunca había escuchado de Sylvana? Bueno, antes de todo el asunto de…—entonces ambos habiamos reido por lo bajo, porque eso es lo que suele pasar con ese tipo de recuerdos, miras de vuelta y cuando todo está bien puedes reirte …Aquello me hacía preguntarme si alguna vez iba a poder mirar de vuelta a esta noche y reirme, pero viendo a Potter y Malfoy conversar con el rabillo del ojo, sólo dolía más.
—Bueno—comenzó el echando la cabeza ligeramente hacía un lado —Ella siempre fue mucho más cercana a Ezra, no se si lo has notado—una sonrisa divertida apareció en su rostro—No se si te has dado cuenta, pero no nos llevamos muy bien—y yo tuve que sonreir también.
—Si, eso lo he deducido—entonces la musica cambio, una tonada más movida lleno la habitación y una traviesa malicia se encendió en los oscuros ojos azules de Travis—Trav, no—el me había hecho dejar la copa a un lado y tomado mis manos de nuevo.
—¡Oh vamos! Tengo que ver a la gran Longbottom en acción—yo había alzado las manos negando con la cabeza, sabía que si le había prometido venir con el deberíamos bailar por lo menos una canción, pero el pensar que la unica persona con la que yo quería bailar estaba en alguna parte riendose con alguien que yo consideraba una tan querida amiga volvia todos los colores de la noche grises y me enfermaba.
—No es la gran cosa realmente, los rumores van más allá de mis habilidades, de verdad no me gustaría decepcionarte—trate de agregarle un poco de humor a mi comentario, pero mi voz era debil.
—Dicen que eres fantastica bailando—dijo con una mirada insinuosa, designada a molestar, yo rodé los ojos.
—Lo soy pero…
—Oh—comenzó en un tono de voz que fingía sorpresa, pero escurría sorna—Y yo que pensé que tu eras modesta— yo le había lanzado una mirada de advertencia y el había reido—Vaamos Longbottom, estoy bromeando—me dió un apretón en ambas manos—Enseñame a ver—tomé una bocanada profunda de aire y alcancé la copa para tomarme lo que quedaba a fondo blanco.
—Vamos— había dejado caer el chal y le había jalado entonces hasta la pista de baile, y el me había dado una artistica vuelta, mandandome para atras y de nuevo arriba.
—¿Sabes? Para ser tu, te ves bien—bromeó—Muy pocas veces te veo con maquillaje suave, es…Diferente, bonito—realmente no solía utilizar mucho maquillaje en general, pero cuando lo hacía generalmente me iba por delineadores oscuros, esta vez solo llevaba una sombra de ojos blanca, el delineador de ojos era plateado y los labios eran lo unico que iba de rojo, aprecié el comentario, realmente no quería decirle que el punto de este maquillaje era que si se llegase a correr con lagrimas iba a ser menos obvio.
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A single rose can be my garden…A single friend, my world
—Leonardo Buscaglia
Travis y yo bailamos un buen rato, la musica era algo en lo que siempre me había permitido perderme, Travis me obliga a concentrarme en el momento y no ponerme triste, pero eventualmente los dos estamos bastante cansados asi que nos quedamos hablando hasta que me dice que ira a ver si Bianca y Sylvana han logrado ubicar a Terry, que al parecer estaba en el baile, yo le dejo que vaya y solo espero que aquel extraño del que tanto me habían hablado estuviera bien. Yo por mi parte me dedique a vagar un rato, apreciando la elegancia del lugar, los vestuarios de la gente…Me hubiera vuelto loca de emoción aquí hace unos años, pero esta noche me faltaba mucho, esta noche me faltaban pedazos de corazón como para poder sentir lo que aquella niñita hubiera sentido al ver sus libros cobrar vida.
—Hola..—susurré, dando un toquecito ligero en el hombro de cierta pecosa familiar, ella había vuelto a mirarme con sus ojos verdes esmeralda, que ultimamente eran inquilinos de una triste sombra.
—Wen, escuché que llegaste tarde—me dijo entonces, yo asentí encogiendome de hombros.
—Por desgracia, una pequeña malfunción del vestuario—suspiré—Ya había pasado el primer baile, aunque supongo que está bien, no debería bailar mucho encaramada en estos zapatos de todas maneras, me ganaré una buena fractura—dije con el poco de sorna que me permitía la cadena de tristeza que había estado arrastrando aquella noche.
—¿Estás bien?— preguntó ella y mi mandibula se descolgó un poco y le regalé una pequeña sonrisa apesar de mi misma, porque ella se había dado cuenta, por primera vez desde mi regreso se había tomado el trabajo de mirarme a los ojos, y había visto que algo no estaba bien conmigo…Apesar de que no le dije nada me aferré a eso más que a nada esa noche, porque si yo quería algo para las navidades era a dos de mis mejores amigos de vuelta.
—Yo voy a estarlo—dije por lo bajo, pero me encargué de que ella no me escuchara, pude ver en aquellos ojos esmeralda que ella lo ultimo que necesitaba era mi dolor, no había suficiente luz en ellos para soportarlo—La pregunta es si tu lo estas…— sus labios se apretarón, como tratando de sellar un secreto.
—No lo se…Ahora todo es confuso para mi—y aprecié su respuesta sincera, aprecié que me confiara por lo menos con aquello, pero hace poco pensé que por fin alguien me quería lo suficiente de nuevo como para confiar en mi,pero los eventos recientes de la noche me habían demostrado que no.
—Solo quiero que sepas…Que quiero que me cuentes cuando estes lista…Si es que quieres claro—planté entonces un beso en la mejilla de mi amiga—Cuidate Kai-kai—decido dejar de torturarme despues de un rato, no quiero más luz ni ruido, y simplemente me dirijo a los jardines, me remuevo un poco en lugar por el cambio de temperatura, aunque la noche se demuestra fria me da la impresión de que hace menos dentro que fuera, aunque quizá solo soy yo. Abrazo el chal más cerca a mi cuerpo y miro hacía arriba, pero no veo ningún tipo de estrellas en el cielo, es extraño porque no hay nubes tampoco…Pero por un momento solo me quedo, viendo el infinito y monotono color negro del cielo, quizá esperando poder desaparecer en el, Entonces es cuando me tropiezo con alguien.
—Lo siento, lo siento mucho, estaba distraida, perdona—comienzo a balbucear levantando ambas manos para alcanzar a la persona con la que he chocado y asegurarme de no haberle hecho ningún daño, pero cuando veo quien es me alejo de golpe—Lo siento—digo de manera seca—No te vi—cuando me dispongo a irme ella esta en frente de mi con una expresión preocupada.
—Hey ¿Pasa algo? —mis labios se habían curvado en una cinica mueca y le había dado la espalda un momento, una risa amarga y baja escapandose de mi boca.
—¿Despues de el acto sorpresa de esta noche todavía lo preguntas?—me di a vuelta cuando había tomado una bocanada de aire—Vaya, eso si que es un detalle, ovación sobresaliente para ti, Shanelle—enarqué una ceja—¿Que pasó, James te aburrió ya?—ella me había mirado con cierta confusión en su mirada, la mia había oscurecido con mi rabia.
—¿De que estas hablando Wen--Wanda? Tu eres la que esta haciendo de esto un drama, no entiendo que te molesta, si tienes asuntos con James, resuelvelos con el.— otra risa amarga prosiguió y me crucé de brazos, el nombre de James también me dolía, pero el no era el punto principal.
—Esta no es una escena de celos por favor Shanelle—gruñí por lo bajo, esperaba que ella me conociera más que eso—Pero dime algo—me había acercado entonces, la Información que ella me confió de alguna u otra manera con respecto a sus sentimientos y Albus era confidencial y no me sentiría comoda irrespetando aquello—¿Como te sentirías tu si yo me apareciera aquí con Albus sin decirte nada?—la rubia Malfoy permaneció callada entonces un rato para luego hablar de nuevo.
—Entendería que tendrías tus razones…—susurró—A mi James me invitó en un momento incomodo, yo solo estaba…—le corté entonces.
—No estoy diciendo que no tengas las tuyas Shanelle, francamente no podría importarme menos que estes aqui con James, ese no es tu lado de la historia, eso es entre el y yo— claro que ella no sabía, ella no sabía con respecto a como James me besó en la sala común, no sabía como yo había admitido que lo amaba mucho antes, pero si sabía como me sentía con respecto a el, me conocía muy bien, yo le había confiado mucho—¿Pero por qué no me lo dijiste, Shanelle?— aunque nunca había estado gritando mi voz se volvió más suave ahora, fria, pero más calmada—Sabiendo como te sientes con respecto a Albus yo nunca hubiera hecho eso sin consultarlo contigo, Merlin no es como si tuvieras que pedirme permiso, pero…Ni siquiera, ni siquiera lo dijiste, y hemos estado pasando todo este tiempo juntas….—estaba molesta, pero más que molesta estaba triste.
—James me invitó en un momento incomodo por si no lo sabías, no veo porque es tan importante que te lo dijera, yo no he hecho nada malo Wanda, solo estaba ayudando a un amigo—aquello me había caido como una daga en el pecho, y mis ojos se habían llenado de lagrimas, pero ella no-iba –a-verme –llorar.
—Oh—mi voz había sido un amargo y resignado susurro y me mordí el labio un mometo—Ya veo como es, vaya, bueno pues toda la vida yo he tenido un concepto de la amistad particular, cuando eres amiga de dos personas entrelazadas no tomas lados—una risa triste salió de mi garganta—Creo que me equivocaba, whoops—mi expresión se tornó seria—Tienes razón Shanelle, ha sido mi error—dije llevandome una mano señalativa al pecho y luego me hice la pensativa un momento—De seguro que…¿Como es que lo dices tu? Confundí las cosas, sabes no se porque yo tenía en mi cabeza esta idea, súper loca la verdad…—tuve que apretar los labios y apartar la mirada, todo esto me estaba doliendo como golpes en un ring, y volví a mirar a Regine con los derrotados ojos grisaseos que rondaban siempre mis dias ultimamente—Yo tenía esta idea, muy muy estúpida de que tu y yo también eramos amigas—me encogí de hombros, supongo que lo entendía, James había estado con ella desde principios de año, supongo que era prioridad por orden de llegada…Pero yo sólo creí, que ella iba a confiar en mi lo suficiente como para contarme algo así y saber que yo lo hubiera entendido…Yo ni siquiera lo hubiera cuestionado—Lamento no haber visto las cosas claras—tomé una bocanada de aire entonces, y desamarré el chal azul de mi cuerpo posicionandolo en el suelo, y sacando la varita y susurrando unas palabras, la camara se vió envuelta segura en esa aquella suave tela azúl —Quería darte algo simple de cumpleaños, nada pretencioso, y bueno, supongo que ahora tiene menos valor todavía, realmente es una tonteria…Sabes como soy yo, siempre pensando tonterias—hice un ademán hacía mi cabeza—De todos modos es tu regalo, asi que….—posicioné entonces el regalo con cuidado en el suelo, considerando que era frágil y aunque quizá ya no tendría valor para ella, lo tenía para mi y me daba dolor que se rompiera—Felices quince, Shanelle— entonces le di la espalda, teniendo que cubirme la boca para que no me oyera sollozar y mientras que me alejaba, cuando mis ojos se posaron de nuevo en el negro cielo…Perdí a la tercera.
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Start by pulling him out of another fire,
and putting him back together with the pieces
you find on the floor.
There is so much to forgive, but you do not
know how to forget.
El lugar de paz y tranquilidad que es la bilblioteca, puede llegar a convertirse en un sitio realmente deprimente en la noche de un baile de navidad, seguramente también es el lugar donde los introvertidos vienen a pasar una noche tranquila, pero mayormente es habitada por los pocos solitarios, que, no necesariamente por elección se encuentran a si mismas en esta situación, el espiritu de la noche en este lugar se encuentra en las esquinas oscuras y remotas pero el aspecto torcidamente “mágico” de esta situación es que todo el mundo está callado, nadie va a preguntarte lo que no quieres oir, te dejaran con tus lagrimas, con tu libro, con tus apuntes, con el que sea que sea tu asunto, tuyo y de nadie más.
He will lose so much, and you will watch it all happen
because you had him first, and you would let the world
break its own neck if it means keeping him.
because you had him first, and you would let the world
break its own neck if it means keeping him.
En una de esas esquinas estoy yo, incluso si me juré a mi misma que no iba a volver a encontrarme aquí, rodillas apretadas al pecho, brazos cruzados sobre ellas, y rostro enterrado allí como el de una patética niña que alguna vez tuvo muchas y de repente se encuentra sin esperanzas, y le golpea, me golpea porque así de estúpida soy, la ingenua Wendy, siempre esperando en la ventana, incluso si ella sabe que no se le permite tener cosas buenas en su vida, porque nunca ha sido así. Lagrimas silenciosas y solitarias ruedan por mis mejillas, no me permito sollozar, me sigo deciendo que debí de haber esperado, ha sido mi culpa, todo mi culpa, me había sentido tan traicionada por Reg, pero quizá yo exijo demasiado, quizá nunca debí decirle nada, quizá si yo pasara de las cosas y realmente no estuviera tan defectuosa la gente se quedaría conmigo.
Start by wiping the blood off of his chin and
Repeat to yourself
“I won’t leave you, I won’t leave you”
until you fall asleep and dream of the place
Repeat to yourself
“I won’t leave you, I won’t leave you”
until you fall asleep and dream of the place
Where nothing is red.
Afirmo todavía más la espalda contra el librero, hasta que me hace daño, y doblo un poco más las piernas, hasta que estoy practicamente errollada en mi misma, estas se tambalean un poco ya que el piso de la biblioteca es bastante resbaloso y me cuesta mantenerme estable sobre la punta del tacón en esta posición. Cierro los ojos con fuerza y más lagrimas de dolor brotan de ellos, quiero a mi amiga, quiero a todos mis amigos, quiero a mi hermano, quiero a James quiero una vida que no este rota en pedazos, quiero poder sonreir. Apoyé la cabeza contra el librero, tratando de forzarme a dejar de llorar, pero no abrí los ojos, no quería ver nada, quería desaparecer en la oscuridad…Recordé entonces aquel cuento que le gustaba a Kaia, el mago de Oz, y pensé que quizá si chocaba los tacones juntos podrían hacerme desaparecer, llevarme a Nunca Jamás donde el tiempo no pasaba y por fin regalarme algo que dure, era una idea muy bonita pero mi realidad era algo diferente.
When is a monster not a monster?
Entonces un estruendo me había hecho pegar un respingo y abrir los ojos, me di la vuelta rápidamente, pensando que quizá había sido yo quien tumbo algo, pero todo estaba perfectamente en lugar…Y mi curiosidad tomó lo mejor de mi una vez más, decidí levantarme torpemente del suelo, lagrimas secandose en mis mejillas cuando le di la vuelta al librero con cautela.
—¿Que…?—susurré para mi misma, tratando de hacer el menor ruido con los tacones posible, miré a mi alrededor, habían muy pocas figuras por la biblioteca, pero casó nadie por esta sección, quizá me lo había imaginado, pero de todas maneras seguí caminando por el pasillo y conformé me fuí acercando un poco más pude ver claramente: Una figura se encontraba encogída entre la pared y el estante a mi derecha, llevaba una chaqueta invierno de esas que no eran abombadas, de un color oscuro y con una capucha que iba bordada con algún tipo de textura de piel, pantalones negros y zapatos de un mismo color, su cabello era desarreglado y de un color rubio ceniza que era bastante más oscuro que como mi cabello natural se vería, iba apunto de caerle sobre los ojos por lo que podía ver de perfíl, Sus manos estaban una a cada lado de su cabeza, apretadas con firmeza, como si tratara de bloquear un sonido de entrar a sus oidos. Me acerqué con cuidado y el no pareció notar mi prescencia cuando me acuclillé donde el estaba hasta que puse mi mano sobre su hombro, se había removido rapidamente poniendose de pie soltando un gruñido y casi mandandome hacía atrás.
—¿¡Quien eres tu!? ¡Alejate!—su voz estaba llena de alarma, se alejó unos pasos levantando un dedo amenazante, me miraban de vuelta un par de ojos del color propio del chocolate negro, bordeados por profundas oscuras ojeras que se hundían en su piel ligeramente dorada, resaltando la sombra dentro de ellos aún más, me congele mirando aquello, pude verlo claramente reflejado en sus ojos, la soledad, la amargura, la desconfianza.
—Tranquilo, tranquilo—dije levantando ambas manos inofensivamente, manteniendo el contacto visual, mi madre suele decir que es la mejor manera para calmar a la gente—No quise asustarte, solo escuché algo y…—un sonido de raspe le brotó de la garganta y pasó el dedo que había tenido arriba hace un momento por debajo de uno de sus ojos, y me fijé en lo inchados que estaban.
—Pues yo estoy perfectamente bien y ya ves que no se esta quemando nada, así que puedes largárte—sentía aquella molestía armandose en alguna parte susurrante mis adentros, yo normalmente no me aguantaba a alguién así de grosero, pero algo con respecto a el me tenía congelada, algo en la agalla me decía que era una buena persona. Entonces me miró con dos cejas enarcadas—¿Que más o menos esperas flaca? Anda, regresa a tu lloriqueo—tuve que apartar la mirada y maldije por lo bajo, me había escuchado.
—Yo no estaba llorando—dije con seriedad, todavía sin poder mirarle, mis ojos fijados en algun punto del techo de la biblioteca, entonces sentí algo rozarme el rostro, de un movimiento rápido reacioné tomandole de la muñeca y levantando a verle en advertencia, con una ceja enarcada.
—¿Que crees que estas haciendo?—gruñí por lo bajo, la expresión de el se mantuvo seria, pero vi una pizca de humor en sus ojos, amarga, cinica pero por sobre todo familiar.
—Eres rápida—dijo, aquella alerta seguía arriba en sus ojos, estaba en guardia y aquello parecía quemar en sus sombrios ojos—Por suerte yo también—me mostró entonces la yema de uno de sus dedos, mojada con lo que había quedado de mis lagrimas—Dejame decirte flaca, que si esperas que me crea tu excusa, para el poco tiempo que nos conocemos es muy insultante que me creas tan estúpido—yo me había cruzado de brazos y hecho un ademán con la cabeza.
—Y tu que ¿huh?—pregunté filosamente—Porque yo dudo que estuvieras verificando a ver si podías escuchar através de la pared—su mandibula se tensó y luego se relajó.
—Estoy escondiendome—dijo con simpleza, y su mirada se apartó de la mia con dureza y le vi pestañar con rapidéz, sus ojos se vieron aguados y el se aclaro la garganta, limpiandose con la manga de la chaqueta discretamente, pero yo conocía aquel movimiento bastante bien, demasiado bien.
—¿Por qué?—pregunté frunciendo el ceño con confusión—Aqui nadie te va a comer—le escuché gruñir y entonces me dió la espalda.
—Devuelvete a tus asuntos flaca, no tienes negocio aqui—yo había avanzado, llegandole al hombro de nuevo.
—No—dije con firmeza—tu no estas bien, puedo verlo y no me gusta dejar a la gente sola—de un movimiento brusco se dió la vuelta, apartando mi mano de su hombro al instante, sus labios se curvaron en una sonrisa cinica.
—Ah, ya veo lo que pasa, mis hermanos te enviaron ¿verdad? ¡Tengamosle lastima al pobre Terry!—una risa amarga y lamentable salió de su garganta con el escupitajo que fueron aquellas palabras—Claro que no estoy bien, estoy loco—sus ojos chocolate eran consumidos cada vez más por aquella sombra mientras que me miraban con un ademán burlesco—Eso es lo que todos ellos dicen ¿Verdad? Terry, Terry, no puede manejar nada—mis ojos se habían abierto como platos y mi mandibula cayó, de repente me sentía estupida.
—Eres Terry Maddox…—susurré, de nuevo volviendome a congelar en lugar, de repente entendía que era lo que había estado viendo, de repente sabía porque todo esto me era tan familiar, el era el hermano que faltaba.
Oh, when you used to sing it to sleep.
Here are your upturned hands.
Give them to him and watch how he prays
—La leyenda en carne y hueso—sus ojos brillaron con aquel torcido humor que me era tan familiar e hizo una reverencia, llevando ambas manos a los lados con gracia—Ya veo que no te enviaron, bueno, por lo menos te han hablado de mi, seguramente para reirse un poco de la desgracia de la familia, el caso perdido—yo había vuelto a colgar la mandibula, mi ceño se frunció y de repente comencé a fijarme en los detalle, los labios finos de Travis, la mandibula fuerte de Ezra y el cabello rubio de Teresa, estaban todos en el. Here are your upturned hands.
Give them to him and watch how he prays
—Ellos te adoran, te han estado buscando toda la noche—Terry apretó los labios y dió una cabezada y se cruzó de brazos entonces, por instinto yo descrucé los mios.
—Lo se—dijo con sequedad y luego me señalo con un dedo subjetivo—Tu, tu estabas con Travis—su boca se torció con amargura—¿Me vieron ellos?—preguntó, yo negué con la cabeza, y me sentí un poco escalofriada la verdad, pero si este chico había pasado por debajo de la nariz de sus hermanos toda la noche hasta el punto de enterarse de sus parejas de baile y ellos no se habían percatado, entonces tenía que aplaudirle.
—No significa que no deberías ir a verles tu, han estado preocupados por ti toda la noche—le dije llevandome una mano a la frente y cerrando los ojos un momento—Mira Terry, ellos te quieren, puedo prometerte que eso me consta pero también se que no lo manejaron de la mejor manera y se como eso puede hacerte sentir pero…—un sonido de irritación salió de la garganta del rubio y levanto ambas manos.
—No lo hagas, no vayas ahí porque ya estoy enfermo de ello, estoy enfermo de la gente diciendome que me entiende cuando no entienden nada—aquella rabia regresó, esparciendose por mi garganta, levanté la cabeza.
—Me creas o no yo te entiendo, y si puedo decirte algo es que aislarte de ellos solo lo volverá peor, es un error—uno que yo ya cometí hace tiempo.
—Sin ofensas, pero dudo que sepas lo que siente—dijo de manera calmada, y vi sus ojos chocolate oscurecerse más, si es que era posible—Pasé todo un año solo porque mis hermanos pensaron que era lo mejor para mi, tu flaca—me recorrió de arriba a abajo en una rapida mirada—no pareces de las que pasa cinco minutos sola—no se que se me vino encima, le tomé del cuello de la camisa amenazadoramente.
—Escuchame bien—dije entre dientes —si tu crees que no se lo que se siente dejame decirte que no me conoces, y te va a ir mejor si te amarras la lengua—su mirada había permanecido severa y firme sobre la mia.
—¿Y como podrías saberlo, huh? —preguntó por lo bajo, ese fue el momento en el que mi agarre se suavizo y solté a aquel rubio, arrojandolo suavemente hacía atrás, mi ceño se frunció y cerre los ojos.
—Porque yo también perdí a mi Ingrid—no abrí los ojos, me sentía débil, los ojos son las ventanas del alma, eso decía siempre mi madre, y yo odiaba que la gente viera mi debilidad, porque en el momento en el que alguien te ve siendo debil, se niegan a reconocer tus momentos de fuerza.
Start by pulling her out of the fire and
hoping that he will forget the smell.
she was supposed to be an angel but they took her
from that light and turned her into what her hands are for when they
aren’t shaking.
hoping that he will forget the smell.
she was supposed to be an angel but they took her
from that light and turned her into what her hands are for when they
aren’t shaking.
—¿Que sabes tu de mi madre?—pude escuchar la tensión en su voz, pero su cinismo se había ido, se rompió un poco.
—Se suficiente, por lo que Travis me ha dicho—abrí los ojos con un suspiro—Se que ustedes dos tenían una muy buena relación y que ella no se quedo tanto tiempo como a ti te hubiera gustado, y se lo que siente, porque me sucedió a mi, nosotros no teniamos una buena relación, mi nana y yo, para nada, pero ella era esta persona que era enormente influyente en mi vida, un dia estaba aquí y al otro ya no y todo el mundo esperaba que yo simplemente lo superara, porque si no lo hacía significaba que era débil, pero ellos no entendían, yo había perdido a mi Ingrid, su nombre era Augusta, y….Ella no era la persona más cariñosa, pero yo la quería y un dia no estaba ya más y hay muchas cosas que nunca le dije, y luego, luego de perderla a ella perdí todo lo demás… Y si tu crees que yo no se lo que se siente que te manden lejos porque piensan que eres inestable y diferente piensa otra vez—tuve que destensar la mandibula un segundo y le vi congelado en lugar y me di cuenta de que el había visto mis expresiones en el mismo lugar donde yo vi las suyas, el espejo.
—Lo siento…—dijo por lo bajo, yo negué con la cabeza y le miré con seriedad.
—He pasado por tu camino antes, Terry, y ahora mismo, tus hermanos te estan ofreciendo una mano, y se que perdonar no es fácil, pero si yo puedo asegurarte algo, es que es un camino solitario…No lo hagas más solitario de lo que tiene que ser, pero yo me levanto todo los dias, aterrada de terminar sola…No dejes que eso te pase a ti.
When is a monster not a monster?
Oh, when you love it.
Oh, when you love it.
Última edición por Hakuna Matata Bitch el Miér 24 Dic 2014, 10:22 am, editado 1 vez
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
I wanted to be chosen
Happy endings
{Soundtrack}
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Maybe we’ll meet again, when we are slightly older and our minds less hectic, and I’ll be right for you and you’ll be right for me. But right now, I am chaos to your thoughts and you are poison to my heart.”
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Maybe we’ll meet again, when we are slightly older and our minds less hectic, and I’ll be right for you and you’ll be right for me. But right now, I am chaos to your thoughts and you are poison to my heart.”
El orgullo es una cosa caprichosa, realmente no tiene ningún tipo de dirección, la derecha y la izquierda no existen, el jalado por el instinto, por la sangre, que de una manera muy seguida no se dirige exactamente en la dirección de la cabeza, eso fue lo que le paso a el aquella noche, la había mirado entre dientes apretados y manos empuñadas, con Reg siendo algo entre la voz de la razón y de la represión, pero en todo este tiempo no se levanto, no camino hacía Maddox y lo golpeo en la cara (que no era que las ganas le faltaran) pero cuando ella se desvanecio y no pude verla más, por alguna razón fue allí cuando decidió ir a buscarle y así fue como se encontraron cuando divisó un vestido azúl, alborotado por el viento del clima.
—¿Evitandome ahora, Longbottom?— todo el cuerpo de ella se congeló en lugar, reccorió la mano por su rostro, rezando que sus lagrimas se hubiesen secado ya, tomó un hondo respiro y se forzó a mantener una expresión fria, una ceja enarcada cuando se dió la vuelta.
—¿Como voy a estar evitandote si no te he visto en toda la noche?—el tenía que recordar que estaba molesto con ella, pero maldita sea, tenian ambos la mala costumbre de no respetar el espacio personal de otro, y de repente pudo ver con detalle las esquinas ligeramente rojas de sus ojos, y la piel todavía ligeramente brillante debajo de ellos, su ceño se frunció y algo se apretó en su garganta, por instinto una de sus manos fue hacía arriba.
—Estabas llorando…—dijo por el por lo bajo, aquella preocupación se había dejado mostrar en su voz, y el maldijo por lo bajo, ella dió un paso atrás en el momento en el que la punta de la yema de sus dedos hizo el minimo contacto con su piel.
—Ah, ya veo, estas aquí para regodearte, si, eso suena como tu Potter — escupió ella con una rabia pasiva, de esas que cortaba como un cuchillo de porcelana fácilmente, un sonido amargo salió de la garganta del castaño y miro hacía arriba un momento.
—¿Así que ahora soy Potter otra vez? —preguntó volviendo a mirarla, refiriendose a su conversación en la biblioteca, incluso si ultimamente parecía odiarla, extrañaba tantas cosas de ella, y ese hecho se burlaba de el todos los dias, porque ultimamente ni siquiera podía escuchar su nombre venir de ella, y por alguna razón aquel detalle tan estúpido hacía eco en su cabeza.
—A menos que hayas cambiado de apellido en las ultimas 24 horas, has sido Potter toda la vida—dijo ella con el cinismo propio de su lengua afilada, le dolía mirarle a los ojos, y en estos momentos desearía poder ser de esas que baja la mirada, porque ella no quería ver esto, ella quería verlo sonreir, ella quería ver ese brillo que creyó tal vez ver en sus ojos cuando la miraba a ella...Ella quería su esperanza de vuelta.
—¿Y dices que yo soy el que se está burlando de ti?—dijo, de repente molesto de nuevo, su ceño se frunció y su mandibula se tensó, sus ojos se llenaron de resentimento que buscó perforar aquellos ojos grises, porque maldecia toda su influencia, maldecia todo lo que ella podía hacerlo sentir—Por favor, estas aquí con Travis Maddox, y mira lo que tienes en el cuello — una risa irónica se escapó debilmente de los labios rojos de la azabache, se llevo una mano a la frente, dando pasos de la derecha a la izquierda.
—Tienes - que -esta - bromeando —escupió ella entre dientes apretados y volvió a mirarlo, el resentimiento de sus ojos oscuros poco a poco le era como una daga en el pecho, pero dió un paso adelante, de nuevo la distancia entre ellos era subjetiva, alguna parte de sus cerebros anhelaba esa cercanía, pero habían ambos puesto tantos muros alrededor de sus adentros que quizá esta era la unica manera—Tu estas aquí con Regine Malfoy—sus ojos grises eran como el vidrio, podía ver todo el resentimiento, todo el odio que ella le tenía, pero no podía pasar más allá de ahí para arreglarlo, y la heladez de su mirada poco a poco le fue congelado los huesos, ahora más que nunca anhelaba el caluroso azúl oscuro que se había resignado a no volver a ver.
—¿Y que tiene de malo que yo esté aquí con una amiga?—preguntó el seriamente, ella apretó la mandibula un momento en una mueca, ella no podía creer que pudiera ser así ¿tenía amnesia de repente?
—Pues si no tiene nada de malo que tu estes aqui con tu amiga, entonces no veo que hay de malo con que yo este aqui con mi amigo—gruñó ella y el bufó, sabía que ella era más inteligente que eso, Maddox siempre había buscado otra cosa, de ser diferente el bastardo hubiera aprendido a mantener las manos para si mismo hace tres advertencias, que a ella le gustara restregarle el maldito empalague que se traían siempre en la cara era otra cosa.
—Tu amigo—escupió—Si, seguro, bueno entonces si no es asunto mio que tu estes aquí con tu “amigo”entonces que yo este aqui con Regine no es asunto tuyo tampoco, Longbottom—ella había rodado los ojos y hablado entre dientes apretados.
—¿Que tan cínico puedes ser?—dijo y sus ojos grises oscurecieron, pero aquella heladez no subsidió—¡Me besaste bastardo por Merlin, me besaste y tuviste el nervio de aparecerte aqui con ella!—gruñó con impotencia, sus puños apretados a los costados de su cuerpo y la garganta tensa por la fuerza de su voz apesar de mantener un tono mediano.
—¡Pues que yo recuerdo que te hayas quejado, de hecho te fuiste!—gritó el, y el pecho de ella se torció, ambas sus respiraciones se entre cortaban por la fuerza que estaban aplicando, a su propia manera ambos sintieron la fuerza de voluntad que cada uno tenía drenarse poco a poco, pero ninguno iba a ceder, ninguno iba a ser el primero en caer—¡Y luego te apareciste aqui con Maddox!— era una paradoxa aquella escena realmente, porque con cada palabra hiriente daban un paso más cerca el uno del otro.
—¿¡Y es que tu dijiste algo!?—rugió ella, estirando el cuello levemente—¿¡Es que alguna vez dices algo, honestamente, que te importa!?—James apretó la mandibula con impotencia, sus dientes crugieron ligeramente, importaba demasiado y no debería y ahí estaba ella, acusandolo de que no le importaba, y era tan cruel la burla de todo aquello porque le gustaría que fuera verdad, si el pudiera deshacerse de ella todo sería más fácil.
—¿¡Sabes que!?—gritó—¡Tienes razón no me importa, no me importa para nada!—trató de convencerse a si mismo de que decía aquellas palabras para herirla, eso era lo que ella quería escuchar despues de todo ¿no? pero realmente, trataba de convencerse a si mismo.
—Bien—dijo ella entre dientes, en un tono bajo pero afilado, sus ojos aclarecieron una vez más tornandose grises—Porque a mi tampoco me importa —y ella también.
—¡YA BASTA!—una tercera voz había venido entre los dos, en realidad no se podía estar seguro de como esa voz sonó realmete, sin embargo en sus cabezas había sonado como un el grito más exasperado que habían escuchado nunca—¡Lo que dicen no tiene sentido!—ambos habían volteado al instante, encontrandose con una rubia platinada, que avanzó unos pasos hasta estar frente a ambos—Agh, es que ustedes pueden llegar a ser más tontos que la hija de la tia Milly—No entiendo porque ambos evitais algo que es tan obvio como que Noah siente algo por Kaia. Ambos os quereis con tanta fuerza que parece tonto que estéis peleando a cada momento cuando lo que ambos quieren es empezar de nuevo—James y Wanda quedaron congelados en lugar ¿Acaso los estaban sermoneando? La rubia Malfoy inhaló y luego dirigió una mirada severa al Potter mayor, que dió un ligero paso hacía atrás—Tu sin ser el gilipollas de siempre, dejando tu orgullo a un lado y siendo sincero con Wanda. Diciendole como te sientes sobre todo. Sobre como detestas que siempre este rodeada de Maddox o su hermano, de como detestas al maldito francés con acento afeminado o como simplemente detestas que otros la vean—el color se apoderó de las mejillas del Potter mayor y ¿¡Que coño el no se sonrrojaba!? Tenía que decir algo, rápido
—Yo…yo..— pero el sonido no salía de su garganta, permaneció boqueando sin saber que decir, y su cerebro dirigiendose a una sola pregunta: ¿Y yo le dije todo eso? Porque estaba bastante seguro de que no, quedo tan fixiado en aquello que no tuvo tiempo de molestarse con la rubia por decir toda esas cosas, cosas que Wanda Longbottom no podía saber cosas que estaba seguro no le había dicho a nadie, la rubia Malfoy inhalo, mirando ahora a la azabache de ojos grises, su voz sonó un poco más dócil.
—Y tu, dejando tu orgullo a un lado. Siendo más comprensiva, pues sabes que James siempre va a arruinarlo de alguna forma—de repente habían cortado el hilo de Regine.
—Wow, gracias por la confianza—murmuró el Potter mayor por lo bajo, la rubia Malfoy levantó una mano en gesto de silencio.
—No estoy hablando contigo—su mirada se poso de nuevo en la chica Longbottom—El siempre va a arruinarlo de una manera, pero sintiendote segura de algo Wanda…Y eso es que James te ama— Oh…Wow…¿le habría…Le habría dicho eso el? El color se apoderó esta vez de las mejillas de Longbottom ¿¡y que carajos!? ¡Ella no se sonrrojaba, NUNCA, NUNCA, NUNCA! a su lado James había dejado de respirar, sus ojos estaban abiertos como platos en alarma y su piel palideció por completo, tragó saliva sonoramente —Por sobre todas sus tonterias y discusiones te ama.—El corazón de la chica Longbottom se aceleraba con cada palabra, quería creerlo y pero sabía que no podía si no había salido de el nunca, de cualquier manera la idea hacía que algo en su pecho saltara. Mientras que el Potter mayor tenía un nudo de nervios en el estomago que daba vueltas y se retorcía con cada cosa que la rubia revelaba y todo lo que su mente podía pensar era “Cállate Reg, cállate”
—Tienes que saberlo y hacerlo tuyo, porque nadie más tiene ese derecho Wanda, nadie—un escalofrio reccorió la espalda de Potter algo en el pecho se sintió incomodo, el pensamiento de pertenecer con alguien con 16 años debería de asustar, pero el hecho de que fuera con ella hacía que no lo fuera. La chica Longbottom había apretado los labios, ella lo hacía sonar tan bonito que pudieras tener a alguien que era tuyo de esa manera, alguien que no iba a dejar tu lado….Pero no podía ser posible ¿O si? porque el nunca había sido de ella, no ahora, y lo que sea que pasó en el pasado parecía tan lejos ahora…—Eso es tan sencillo…Solo acepta al idiota Gryffindor, porque es lo que realmente desean—la rubia soltó un suspiro—Ustedes tienen mucho que hablar—y la vieron alejarse. Quedaron en silencio un minuto, el Potter mayor con el ceño fruncido y la chica Longbottom mordiendose la mejilla interna.
—Nos acaba de…¿Nos acaba de sermonear?—habló el castaño por lo bajo, su voz sonaba tan desubicada como el se sentía en ese momento, Wanda separó los labios de manera audible.
—Eso…Eso parece— dijo ella, igual de atonita, ambos pensaron por un momento, esta era Regine Malfoy, la chica que ambos veían como la hermanita pequeña a la que ambos le daban palmaditas en la cabeza, la hermanita pequeña a la que ambos le daban palmaditas en la cabeza les acababa de dar un sermón. Ambos se miraron con los ojos como platos y dijeron una cosa.
—Mierda—El Potter mayor metió las manos en los bolsillos y miró hacia el arriba pensativo, ella comenzó a soltar el moño en su cabello, ambos iban de aqui para allá dando pasos cortos ¿Que coño decía uno despues de eso? —De verdad que estamos jodidos —dijo James por lo bajo, con un suspiro de cansancio, ella se cruzó de brazos y tomó un respiro hondo por la nariz, las miradas de los dos Gryffindor se perdieron en el mismo cielo.
—Eso creo…—dijo ella, tirando ligeramente de la punta de sus labios repetitivamente—Pero ella…Ella lo hace sonar tan fácil que es surreal—el viento le alborotaba el cabello y sus rulos azabache se mezclaron con el cielo de la noche el había mirado con el rabillo del ojo…Ella no era nada como la chica de hacía unos años, el no lo era tampoco, habían sido bastante jovenes entonces, la verdad habían estado en una relación que había sido más grande que ellos mismos en ese entonces, que dejó algo incluso más inmeso roto, algo que no se reparaba o se barría debajo de la alfrombra tan fácilmente, habían pasado tantas cosas, tantos pasos de los que deberían de arrepentirse, algunos hechos de los que si se terminaron arrepintiendo, otros de los que no se arrepentían nunca ¿Y porque? No sabían exactamente pero miraban atrás y el otro siempre había estado allí, incluso si sus orgullos querían alejarlos parecían malditos a volver a chocar—Pero, aceptemoslo ¿Tu y yo? todo esta demasiado roto—el había soltado un gruñido entonces, y la había volteado a ver, ella había hecho lo mismo con el ceño fruncido.
—¿Porque siempre tienes que ser asi?— preguntó con una ligera irritación que se traspasó a su voz , ella había enarcado una ceja a su tono acusivo y llevado las manos a su cintura.
—¿Ahora soy la mala?— preguntó con incredulidad, Merlin, siempre culpa de Wanda —¿Y como es eso?—James bufó.
—Tu declaras a todo un caso perdido ¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser así?— preguntó, porque de repente se sentía tan desesperado por esperanza…No sabía porque, simplemente era así, una risa amarga había escapado de la garganta de la azabache y sus ojos habían comenzado a aguarse.
—Porque somos un caso perdido James—apretó los labios y trago saliva con dificultad—quizá eso es lo que hemos sido siempre—el enarcó ambas cejas, le sustuvo la mirada hasta el ultimo minuto.
—Yo no lo creo Wendy— dijo por lo bajo el, encogiendose de hombros y apretando los labios la nostalgia le apretaba el corazón , ella apartó la mirada cubriendose la boca, no iba a a llorar.
—Es así, y aquí no hay nada que hablar — susurró debilmente ella, tomando un respiro y poniendose derecha—Esto no puede terminar bien, nunca lo hace James así que por favor — el Potter mayor había entonces apretado la mandibula y soltado un gruñido, alborotandose el cabello de manera molesta.
—¿¡Ves!? ¡Lo estas haciendo otra vez, dices cosas como que “me amas” y luego me das la espalda como siempre!—La rabia invadió entonces a la chica Longbottom, apretó los puños y se dio la vuelta, para encarar de nuevo al Potter mayo.
—¿¡Podrías-dejar de-burlarte de mi de esa manera!?—gritó ella—¡Sigues utilizando eso a tu defensa y en mi contra como si fuera algo que puedes lazar por ahí! ¿¡Tu crees que me fue fácil admitir eso!? James el hecho de que tu lo tengas por delante de la cabeza no significa que tu seas el unico con un orgullo, te quejas de mi dandote la espalda ¿pero has hecho alguna vez algo al respecto?— el miró sus ojos grises, rodeados por tristeza en confusión y de alguna manera suplicante.
—¿Y que se supone que haga?—preguntó con un ademán de las manos, el no sabía, ellos dos se entendían pero había pasado tanto tiempo desde que habían podido estar lo suficientemente cerca para ver en el otro, que ahora estaba perdido y quería encontrar su camino de vuelta.
—Yo…—Wanda Longbottom tragó saliva, sus labios temblaban y su respiración también—Y..y-..yo no lo se James, pero si tu me hubieras pedido que me quedara…Si tu me hubieras pedido que me quedara solo una vez, yo lo hubiera hecho de una vez por todas—el observaba su expresión sufrida, labios separados, tensión y leves lineas en la frente…Y aquella triste, triste mirada—Y cuando me besaste en la sala común, pensé que significaba…—ella apartó la mirada con un jadeo—¿Sabes? No creo que una persona puede ser todo para otra, pero…Yo quería ser…Solo, algo para ti, yo quería una segunda oportunidad para ti y para mi— le miraba con los ojos abiertos, su corazón acelerandose con cada palabra que ella decía y estas le daban apretones dolorosos que hacían que pareciera que le dejaba de fluir la sangre, quería decirle cuando significaba, ella significaba tanto, ella significaba más de lo que el mismo sabía.
—Si querias una segunda oportunindad primera noche —dijo por lo bajo jadeante — ¿Entonces porque cuando yo intenté arreglar las cosas me diste un tortazo en la cara?—los ojos de la azabache estaban aguados pero ninguna lagrima rodaba por sus mejillas, dejo salir un tembloroso respiro una vez más y sorbió.
—No debí de haberlo hecho, lo se ahora, pero no estaba en el mejor lugar, y estaba tan molesta contigo James— les chasqueban los dientes y se le removía la mandibula, ahí es cuando se dió cuenta de que ella tenía frio, se quitó entonces el chaquetón — por lo que tu hiciste, yo te necesitaba y tu no estabas allí, así que cuando volví estaba molesta, estaba fúrica, porque yo no tenía que quererte, pero te quería—el dió un paso hacía adelante entonces, tomandola de los hombros y aprovechando para colocarle la chaqueta.
—¡Hice lo que hice porque me sentía solo!— dijo entre dientes, y ella pudo ver el dolor en sus ojos—¡tu te alejaste, te alejaste y no te diste cuenta!— ella sintió su calor, el que le proporcionaba la chaqueta que llevaba su perfume y el de sus brazos en sus hombros.
—¡Mi abuela estaba muerta, y yo estaba pasando por tantas cosas!—las lagrimas de ella cada vez nublaban más su visión, pero se negaban a derramarse—¿¡tu crees que yo quería que me vieras así!?— el no la soltó, no quería apesar de todo, el pecho le daba torceduras a diestra y a siniestra.
—Yo hubiera querido que lo hicieras—dijo—Tu y yo..Se supone que nos entendemos…—Wanda tomó una bocanada de aire y su expresión suavizo, aunque la tristeza no subsidió en aquellos ojos grises.
—Era mucho más grande que tu James, y yo—suspiró—Además a mi me parece que a ti te fue muy bien sin mi—el apretó la mandibula, una especie de rabia lo invadió, ella literalmente no tenía idea, ella no tenía idea de lo que había sido que se fuera, cuando la había extrañado…
—No fue así—gruñó, no podía decirle todo aquello no sabía porque, estaba atorado entre su miedo a la debilidad y su inhabilidad de formular aquellas palabras, su orgullo las atoraba en la garganta…porque ella le había dado la espalda sin siquiera una advertencia, y parte de el no la había perdonado.
—¿En serio?—preguntó ella, había un doloroso nudo de lagrimas que quería soltarse haciendole daño—porque que yo recuerde al mes de que volví o menos estabas metiendo la lengua en Katrina—susurró entre dientes, James tenía suerte de que ella tuviera frio, sino ya le hubiese lanzado la chaqueta de vuelta.
—¡Cuando yo intenté arreglar las cosas tu me golpeaste en la cara!—gritó con impotencia, revolviendose el cabello—así que si Wanda, me molesté y quise cobrartelas— ella soltó un sonido exasperado.
—¡Lo hice porque no podía creer que tu pensaste que una disculpa iba a a arreglarlo todo! ¿!De verdad te crees que soy así de…Barata!? —los dientes de el crugieron y sostuvo un dedo arriba.
—¡Pude haber estado molesto, pero no te atrevas a repetir eso, tu sabes que yo nunca…!—ella lo había cortado con otro gruñido, el apretaba los puños con impotencia.
—¿Y que hay de hoy huh?— preguntó ella, relamiemdose los labios un momento, estaban frios y secos hacían dificil hablar—¿¡Querías cobrarme algo también apareciendote en el baile con Regine!?—James se pasó las manos por el rostro.
—¿¡Porque. Es. Eso.importante!?—gruñó exasperado
—¡Porque ella también es mi amiga James!—gritó a todo pulmón—¡Y porque me besaste la otra noche!— el castaño se alborotó el pelo una vez más con un bufido, dió unos pasos, porque necesitaba moverse, habían tantas cosas recorriendole el cuerpo y la cabeza que si no se movía se iba a volver loco.
—¡Como si tu me hubieras dicho que si, si yo te hubiera invitado al baile, te hubieras reido en mi cara!—ella lazó las manos a sus costados ¿como podía creer eso?.
—¡Lo hubiera hecho James—y aquellas palabras hicieron eco en su cabeza, su mandibula cayó ligeramente—¡Yo estaba esperando que me invitaras, por eso le dije que no a Cyllian!—de repente se sintió molesto, se apresuró por su sangre una corriente hirviente, ahora, si su rabia era hacía ella o a el mismo le era desconocido.
—De verdad—gruñó en un tono bajo y cortante —Porque a mi me parecía que lo que querías era restregarme a Maddox y tu baile con el campeón después de todo en la cara—sus cejas se enarcaron un poco y su frente volvió a fruncirse.
—Yo nunca quise restregarte nada en la cara James…—susurró—Yo solo te quería ti…—su voz fue aguda y baja, aquel dolor goteaba de ella y se le clavó en el corazón a el—Quería al niño que una vez casi incendia el comedor con fuegos artificiales de la tienda de sus tios, mezclando los colores de Gryffindor y Ravenclaw por mi, quería al niño que se rehusaba a dejarme pasar las tardes sola, quería al niño que me animó a ir a las pruebas de Qudditch en primer lugar, no al muchacho que me negó la entrada sin base, que me llamo nada más que una cara bonita, yo..Yo queria al que me dió mi primer beso, el que alguna vez me hizo sentir especial…Quería que me escogieras, quería que decidieras que yo era importante en tu vida, pero James, yo soy la unica persona en tu vida a la que no te da miedo perder— el se encontraba jadeante, todo su ser en blanco, sus ojos abiertos de par en par, no sabía que decir, el frio de la noche había entrado en sus venas, observó sus labios, apretados en una linea y sus ojos desicivos, luego dió una zancada hacía adelante, tomandola de los hombros y estrellando sus labios contra los de ella.
No la dejó tener un momento de reaccionar, y su boca chocó contra la de ella de impacto, sus manos fueron a su cintura y la presionaron a el. Su lengua le invadia la boca y un sonido bajo de sorpresa le vino de la garganta, sus dedos aferrandose a su camisa, su corazón latía con fuerza al igual que el de el, se había sentido ahogado, no había sabido que decir, nunca había sido un hombre de palabras, pensó que quizá de esta manera ella iba a poder entender, ella iba a poder entender cuanto significaba todo esto. Pero sus dientes se hundieron en los labios de el al rato y le empujo atrás, tenia que ser sensata, esto le quitaba respiración, el invitante calor entre la noche fria podía ser demasiado pensuasivo, y ella no podía seguir así.
—Me mordiste—dijo incredulo llevandose el dedo a los labios, ella le miraba severamente.
—¡No hagas eso! Eso es lo que siempre haces, solo piensas que puedes besarme y salirte con la tuya asi de fácil—el castanño pasó la lengua por su herida, aquella mirada rota en los ojos de ella le hizo imposible molestarse.
—Sabes que no soy bueno con las palabras, tu sabes eso—le dijo con suavidad, apesar de que su ceño estaba fruncido—Nunca fue algo en lo que te fijaste antes, tu y yo, tu y yo nos entendemos más allá de ahí ¿o no?—sus ojos estaban tristes, no estaba ella segura de si el se había dado cuenta, sus labios separados en una mueca de angustia, le dolía mirarlo, intentó acercarse para rozar su mejilla y un rugido salió de la parte de atrás de su garganta hasta el frente.
—NO, no me toques—su voz temblaba y su respiración se entrecortaba—Todo lo que te he pedido, es que salgas de tu zona de comodidad por mi, solo por un minuto, dime que todo lo que dice Regine es verdad, y te juro que yo lo olvido todo—aquello le cayó de golpe en los adentros, lo intentó, intentó decirle ¿pero como, como se suponía que le dijera cuanto la extrañaba, cuanto la había extrañado por el más largo tiempo sin parecer tan patéticamente…Debil.
—Yo….Yo no … quiero perderte—fue lo que pudo balbucear, cuando eres una persona tan orgullosa como James Potter, era dificil admitir a sentimientos tan fuertes por una persona, especialmente con 16 años, sentimientos que no entendía completamente, el solo sabía una cosa, ella tenía tanto poder sobre el, y aquello, aquel sentimiento en el pecho lo aterraba. Ella echó la cabeza a un lado ligeramente, su rostro torciendose en una mueca de sufrimiento las lagrimas comenzaron finalmente a rodar desenfrenadas por sus mejillas y su voz temblaba entre sollozos rotos cuando habló.
—Ya me perdiste—sollozó, y el se congeló por un momento, un panico comenzo a llenarle el pecho, frio y despiadado, la obsevo un momento, su expresión dolida, sus mejillas mojadas, su boca torcida en una mueca, su nariz ligeramente fruncida con el llanto y lo odió, porque algo le golpeo como nunca lo había hecho antes…El solía hacerla reir, solía poner este brillo en sus ojos, que era tan hermoso…Y ahora se había ido, su orgullo era parte de el pero en ese momento le hubiese gustado poder ser diferente, se hubiese gustado poder decirle como odiaba lo que las lagrimas le hacían al color de sus ojos, porque parecía que estuviese lloviendo, nublando aquel azul cielo natural que ella llevaba siempre y que ahora era gris, quería poder decirle que en cierta manera estaba asustado —pero, no los Potter no tienen miedo— porque quería no quererla para nada, pero no era así, nunca lo había sido, ella siempre había sido tan importante…—Tu y yo ya nos perdimos el uno al otro y nosotros mismos, se acabó—el castaño había negado con la cabeza freneticamente, todas estas emociones eran nuevas para el.
—Por favor…Wendy, lo hicimos funcionar una vez ¿verdad?—le dió una sonrisa rota—Podemos hacerlo de nuevo— ella cerró los ojos, y más lagrimas vinieron, negó con la cabeza.
—Es demasiado tarde—susurró—James, alguna vez vi al niño perdido detrás del muchacho orgulloso, el que sabía que yo también estaba perdida…Y el me hacía compañía en mi camino…Pero ahora no veo nada, te he visto doblar tu orgullo por tu hermana, por Ted, y incluso por Regine, pero nunca por mi tu no lo arriesgarias por mi, no arriesgarias dejar en mis manos todo lo que yo he puesto en las tuyas, James yo soy tu sabana de seguridad y estoy cansada de ello…Yo quería que me escogieras, yo quería ser importante por una vez y eso me hubiera hecho quedarme pero James Potter eres un cobarde, y yo—lanzó las manos al aire con otro sollzo fuerte—yo me rindo, porque quizá no es a mi a quien necesitas, quizá de verdad puedes hacerlo solo.
—No hagas esto…—había dicho entonces el castaño mientras que aquel frio comenzaba a apoderarse de el completamente, ella le había mirado con tristeza y entonces había jalado la vieja brujula de su cuello, la cadena se rompió.
—No hay nada más que pueda hacer James, tu ganas, porque tienes razón yo no puedo manejar esto y al final tu nunca pierdes—permaneció ahí, congelado y sin aire..Había estado tan seguro de eso hacía unos meses pero ahora la veía alejandose, y no estaba tan seguro, la tomó de la muñeca y su agarre temblaba, tenía miedo, no quería admitirlo, pero era imposible de ignorar, estaba gritando en su pecho, aquel miedo a la soledad, tenía miedo de que ella se fuera, y ahora sabía que la unica razón por la cual había querido una despedida hacía unos años eran las esperanzas de persuadirla a que se quedara.
—Por favor—dijo entre su tembloroso agarre en ella—Quedate—ella apretó los ojos y unas pocas lagrimas más se derramaron.
—No puedo…—ella tomó una bocanada de aire y poco a poco dejo su mano resbalar del agarre de la muñeca del castaño sus manos se rozaron y ella dejó atrás la brujula—No puedo arriesgarme a equivocarme sobre ti otra vez—el cerró los ojos, no quería ver, se quedó así por el tiempo más largo que pudo y cuando volvió a abrirlos, estaba completamente solo.
Se tambaleó un momento en lugar por falta de equilibrio, su respiración jadeante mientras que se preguntaba una cosa:
¿Cuando había dejado que la niña de los rizos naranja se volviera tan importante, porque de repente se sentía tan vacío?
Última edición por Hakuna Matata Bitch el Miér 24 Dic 2014, 8:30 am, editado 2 veces
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Different.Misunderstood.Alone
Cuando pude dejar de llorar me limité a vagar sin rumbo alguno, no tenía ningún lado donde ir, no iba a volver a la sala común para arriesgarme a encontrarme con nadie, no quería, no quería que nadie me viera así de destruida, por mucho tiempo lo unico que escuche fueron mis tacones enrredandose en el pasto y el rastre del vestido, mi respiración que todavía temblaba en contra de mi voluntad, pero de repente sustuve mi respiración y me di cuenta de que había otro sonido, empuñé la varita y me di la vuelta de golpe.
—¿¡Quien está ahí!?—entonces me había encontrado con un par de familiares ojos verdes, su cabello rubio alborotado por el viento como el mio, su boca se torció en una maldita mueca burlona.
—Calmate sauce boxeador—el tono irritante de Katrina me hizo apretar el puño de la mano libre, ella se acercó tambaleando las caderas de una manera ridicula pero de alguna manera agraciada.
—¿Que es lo que quieres Stone?—gruñí levantando la mirada con orgullo, incluso si estaba destrozada no iba a ser ella la que me viniera a tumbar—Si estas buscando a James, puedo asegurarte que no tengo ni idea de donde esta, y si estas aquí para atacarme otra vez, entonces deja que te advierta que no quieres ir contra mi en un duelo cuando estoy preparada— declaré todavía sosteniendo firmemente la varita en su dirección, ella había hecho una mueca y levantado las manos.
—Ay pero que brutal—dijo, todavía con aquel irritante tono cantarín, luego sus gruesos labios se curvaron en una sonrisa—Así te vas a quedar sola toda la vida, querida, además, no te preocupes por mi, yo solo disfrutaba el show—yo había gruñido con exasperación, Katrina Stone no había sido alguien a quien le tuviera paciencia nunca.
—¿De que demonios hablas Stone?—pregunté con un ademán de la cabeza manteniendo mi expresión firme, ella había reido arrojando su cabello hacía en un manerismo de la mano.
—Oh querida, deja de tratar de poner el acto de la valiente ¿va? Tienes los ojos inchados y rojos, se que has estado llorando, pareces muerta viviente—chasqueo los labios—aunque debo admitir que son un placer culpable la gente como tu…Tienen tanta esperanza los defectuosos de fábrica piensan que pueden cambiar el mundo en un pestañeo, que son importantes—apretó los labios, dandome una expresión de lastima que me lleno de impotencia que hizo dificil contenerme para no lanzarle un hechizo—Pero al final siempre te dejan sola…¿O no?...Wendy—aquel sobrenombre me fue amargo viniendo de su boca, la rabia me invadió lo unico que quería era golpearla en la cara, pero me forcé a respirar.
Ella no vale la pena, soy mejor que eso. Me repetí aquello, pero no deje de apuntar mi varita en su dirección, me había quedado aquella cicatriz permanentemente en el labio para recordar que no era sabio.
—¿Que quieres, Hacerme daño? Por favor, tu no me conoces Stone, no podría importarme menos lo que tu digas—le dije, mis ojos la seguian atentamente con la mirada, andaba en algo, tenía un mal presentimiento.
—No tengo que conocerte Longbottom—su expresión condescendiente me dió ganas de vomitar— me han contado de ti, se que tus padres te mandaron al mundo muggle porque tenian miedo de que te volvieras loca como tu abuelita Alice, la pobre inestable Wanda, diferente, incomprendida, y eternamente sola—su labios gruesos se formaron en un puchero burlón, yo apreté los dientes, empuñando la varita con más fuerza, mis ojos oscurecieron.
—¿¡Quien te dijo eso!?—dije entre dientes en un tono mediano y cauteloso—¿¡Quien sabe eso!?— se llevó una de las manos a los labios, apoyandola ahí ligeramente en fingída sorpresa.
—Oh ¿Ezra no te lo dijo?—siseo, su expresión condescendiente poco a poco se volvió socarrona—Nosotros soliamos salir…Así que puede que lo hayas persuadido a contarme algunas cosillas—dijo con una risa—Sigue siendo algo asi como mi cachorro para ser sincera, sabes lo dificil que es para un hombre superar a una chica que realmente quiere—suspiró—Y solo me movió toda la historia, digo me imagino lo dificil que habrá sido para tus padres, digo teniendo cuatro hijos más, me imagino que le rezaban a sus estrellas de la suerte todas las noches las gracias por cuatro hijos que nacieron normales—mi mandibula cayó y me forcé a cerrarla al instante, aquello me había clavado una daga al corazón, no exactamente hasta el fondo, no todavía, mis dientes se apretaron con más fuerza.
—No conoces a mis padres—mascullé casí inaudiblemente, mi agarre en la varita se volvía cada vez más firme en mi mano.
—Linda, ya veo, entiendo que quieras mentirte a ti misma—dijo de nuevo con su manipulativa condescendencia y su asquerosa y repulsiva lastima—Digo, todo aquello más la situación con tus amigos, la rubiecita Potter que ya ni siquiera te habla, porque claro digo, quien la culpa por no confiar en alguien inestable, Azzura, tu amiguita la sangre sucia ¿cuando fue la ultima vez que escuchaste algo de ella? ¡y Ted! —una sonrisa de autosuficiencia y burla traicionó su acto de condescendencia—escuché que ni siquiera te dijo que había metido su nombre en el caliz ¿si quiera te saluda estos dias? Y la cosa con Shanelle Malfoy ¿no pensaste que iba a durar o si? cariño tu eres demasiado poca cosa para la gente de mi clase, eres demasiado poca cosa para todo el mundo la verdad porque quien querría una loca en sus vidas, querida yo se que duele—dijo mirando mi mano ligeramente temblorosa—Pero, si yo no te digo la verdad ¿quien va a hacerlo? Porque no tienes a nadie, digo, no eras importante para James tampoco, mira que bien le va sin ti y Travis quiere acostarse contigo, todos saben eso—le miré con incredulidad, ella peor de lo que yo pensaba, la vi, la manipulación en sus ojos disfrazada de condescendencia pero no pude evitarme molestarme, mis dientes crugieron.
—Ellos. Me quieren— declaré con firmeza sin ni siquiera gritar, Katrina dio dos pestañadas y suspiró como con cansacio.
—Longbottom, Longbottom, ingenua Longbottom— canturreó—No puedes querer a alguien a quien no entiendes ¿y sabes que pasa cuando la gente no entiende algo? Lo tiran a la basura ¿Tu crees que esta gente se va a quedar contigo mucho tiempo, crees que se darían cuenta si no amaneces mañana? Despierta linda, te largaste por un año y a nadie le importo, estas completamente sola y vas a morir así— entonces corrió através de mi, como fuego ardiente, aquella rabia, y la daga se enterró hasta lo más profundo.
—¡CÁLLATE!—rugí con todas mis fuerzas y entonces fue como si mi varita se moviera sola—¡Dipulso!—la rubia había salido volada a unos metros de mi, me quedé congelada un momento antes de correr hacía ella ¿que había hecho? Me continuaba repitiendo que yo era mejor persona que ella y acababa de hacer lo mismo que ella a mi. Llegué hacía donde estaba la rubia en panico.
—Ugh, las cosas que hago para probar un punto—le escuché mascullar con dificultad mientras que se levantaba, sacudiendo tierra de su vestido, la esquina de la boca le sangabra solo un poco, pero me di cuenta de que estaba sonriendo, fruncí el ceño y mi mandibula se descolgó este era su plan desde un principio …¿Pero por qué?
—¿Que fue lo que me hiciste?—susurré, todavía con las manos temblorosas—Tu pleneaste esto, querias provocame—ella había comenzado a aplaudir y había sonreido.
—Todo lo que hice es mostrarte quien eres—suspiró—creo que en el mejor interés para todos es mejor que te alejes de James y quizá de todos —digo, eso si no deshechan primero— Porque de verdad linda, no puedes traer nada bueno a la vida de nadie, estas demasiado defectuosa, rompes todo lo que tocas…¿Y quién podría querer a alguien así…Hm?—una parte de mi me dice que bloqueé sus palabras ella esta mintiendo, tiene que estarlo,tiene que estarlo, pero mi corazón se acelera y me siento enferma, las manos me tiemblan más cada segundo, y tengo que guardar la varita para no soltarla, Katrina me guiña un ojo y se da la vuelta
—Buenas noches— se fue, me forcé a tomar un respiro, pero una vez Katrina estuvo fuera de vista el temblor se extendió por todo mi cuerpo, hasta que sedió, obligandome a caer de rodillas…Tiene que estar mintiendo, tiene que estar mintiendo…
¿Pero y si no?
Underneath a fake smile,
words will not explain
the fear, anger and pain
lying inside, decaying,
After light comes the dark,
building inside that empty heart,
A lost girl broken apart,
that turned her from light to dark
words will not explain
the fear, anger and pain
lying inside, decaying,
After light comes the dark,
building inside that empty heart,
A lost girl broken apart,
that turned her from light to dark
Última edición por Hakuna Matata Bitch el Miér 24 Dic 2014, 8:41 am, editado 4 veces
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
The run and go
Abracé mi cuerpo con más fuerza a mis rodillas, mis ojos cerrados con fuerza, era el chiste de la noche que cuando pensaba que habían parado volvían, y allí estaba, con quince años, escondida en el closet de mi hermana como cuando tenía seis y me daban miedo los truenos pero ahora lo que no podía silenciar era lo que ocurría a mi alrededor, y lo odiaba tanto, odiaba que tan roto se sentía, todo lo que conocía estaba en pedazos…Incluso yo. Estampé la cabeza contra la puerta mientras que seguía temblando con lagrimas silenciosas, su chaqueta envuelta a mi alrededor me aferraba a ella con fuerza, pero todavía sentía frio, así le di una respuesta a mi teoría de aquella mañana, no es lo mismo conservar algo de alguien que tener a la persona para abrazarte, pienso en Reg, en su fulano “alguien más” y en como me había hablado del sentido de sus brazos a su alrededor…Yo definitivamente pensaba en aquello en este momento, así que supongo que eso significaba que estaba jodida, porque ahora todo se había acabado, todo estaba destruido, solté un sollozo.
—¿Wen?—me había congelado en lugar cuando escuché una voz en la distancia, acompañada de pasos, luego vinieron dos golpecitos en la puerta contra la que yo estaba apoyada—Se que estas allí adentro—me cubrí la boca para evitarme un sollozo, y tuve que forzarme a respirar.
—Hola, Al—susurré contra la puerta con el tono más animado que pude—¿Que tal tu noche?—pregunté y le escuché soltar un bufido leve.
—Bueno…—se quedo en silencio y le tomó un rato responder—He tenido mejores, pero no soy el que esta encerrado en el closet, asi que podemos llegar a eso luego ¿quieres dejarme pasar?—dijo dócilmente, yo negué con la cabeza apesar de que no me vió, llevandome las manos a mis lagrimas, nunca me había gustado que mis amigos me vieran triste, mi dolor no era algo con lo que ellos tuviesen que cargar ni ahora ni nunca.
—No—susurré con una voz diminuta—no quiero, no pasa nada, los closets son comodos, es todo—le escuché suspirar, y supe con ese solo gesto que no creía ni una palabra, no podía mentirle a Al, nunca había podido hacerlo.
—¿Estas bien?—apreté los labios y enterré el rostro entre mis manos, no podía ver mi reflección, pero me había deshecho de mi maquillaje hace horas y ahora en mi rostro era solo decorado por mis lagrimas, Katrina había de tener razón, de seguro que me veía como muerta viviente.
—Yo…No lo se Al—susurré con sinceridad y resignación—se que normalmente tengo una respuesta más poética…Pero esta noche literalmente no tengo nada—susurré derrotada, aferrandome con más fuerza a aquella chaqueta, envolviendola en mi cuerpo, es mucho más grande que yo, pero me dejo desaparecer en ella, y su perfume invade mis sentidos.
—¿Estarás bien en la mañana?—pude escuchar la pequeña sonrisa en su voz, sabía que trataba de hacerme sentir mejor, usaba tanto esa respuesta que me olvidé de que había comenzado como un juego entre nosotros dos cuando eramos niños, pero esta vez no pude prometerle nada, mi mano volvió a mis labios para tratar de amortiguar el siguiente sonido
—No se cuando voy a volver a estar bien Al…—mis palabras salieron mezcladas con un profundo sollozo que me hizo dar un respigo en lugar.
—Dejame entrar Wen…—le escuché decir de nuevo, yo estaba demasiado envuelta en mi llanto como para lograr formar una respuesta coherente, recuerdo solo haber respondido con un “mmh-mmh” ahogado entre lagrimas—se que estas contra la puerta, voy a utilizar un Alohomora y te golpearé en la cabeza—aquello sacó una sonrisa muy, muy pequeña y de corta duración, Albus sabía que eso era algo que yo diría, estiré la mano a la manilla de la puerta y la deje girar, simplemente echandome un poco a un lado para dejarle espacio a Albus, el entró y yo le miré hacía arriba con una mirada llorosa, el ya me había escuchado llorar, no había punto en esconderlo supongo.
—Hola Slytherin…—le había dicho dandole una sonrisa como pude, logré ver por su expresión que de verdad el tampocó había tenido la mejor noche, se sentó con calma, chocando la cabeza afectivamente con la mia.
—Hola Gryffindor— yo suspiré, tratando de dejar de llorar, pero las lagrimas seguían viniendo, de cualquier manera Albus no dijo nada, solo me miró, silenciosamente haciendome la pregunta del millón: ¿Que pasó? Pero no sabía como responderle, ¿como se suponía que le dijera que estaba aterrada, que no quería ser quien era, que no quería morir sola, que me daba miedo mi manera de querer y de odiar, que me aterraba desaparecer y que nadie me extrañara?
—Estoy…Estoy asustada Albus—dije sin poder hacer nada, y le vi enarcar ambas cejas y fruncir los labios un momento.
—Bueno, ahí esta algo que pensé que nunca iba a ver— me hizo sonreir otra vez, una sonrisa que seguro fue una espantosa mueca, pero me había visto ser débil y no me calificaba de ello, eso no era algo que la gente en mi vida solía hacer.
—¿Y que te pasó?—pregunté por lo bajo, Albus se quedó pensativo y luego suspiró.
—Te lo diré otro dia, pero solo digamos que estoy lideando con ciertas cosas que se escapan de mis manos—hizo una pausa y me miro—pero ahora no es el momento, ahora la que tiene lagrimas en los ojos eres tu—y eso hizo que vinieran más, observé aquellos ojos verdes y sollozé.
—No tengo nada Albus…¿De verdad soy…De verdad soy tan desagradable?—me miró sorprendido y comenzó a intentar limpiar mis lagrimas.
—¿Por qué dirías eso?—preguntó de nuevo con su dócil tono, yo seguía llorando apesar de los esfuerzos de Albus.
—Nadie se queda conmigo Albus, y es mi culpa—sollozé más fuerte y en ese momento sentí como el tomaba mi mano con fuerza.
—Hey, hey mirame—miré en dirección de Albus una vez más, peleando con la urgencia que tenía de enterrar el rostro en las rodillas—Tu cuidas mi espalda y yo cuido la tuya, así es como siempre ha sido con nosotros y así va a quedarse— arrojé entonces mis brazos alrededor enterrando mi rostro en su hombro, el me abrazó de vuelta.
—No te vayas Al..—le dije llorando un poco más por inercia, no podía detenerlo apesar de todo.
—No me voy a ninguna parte Wen—dijo con un tono de voz que me hizo pensar en Trenton.
—Gracias Al.
Conforme el invierno se apodera del cielo, se vuelve imposible divisar la segunda estrella a la derecha, aquella que lleva directo al amanecer, y sin nada que les guíe a casa las cosas comienzan a cambiar, aquella noche:
Peter Pan dió el primer paso para crecer, cuando por primera vez no pudo evitar un corazón roto
Y Wendy...Wendy dejó de esperar en la ventana de una vez por todas
Parece ironico como a veces la unica persona que puede arreglarnos el corazón es quien lo rompió, pero al final ellos tienen las piezas.
—Anónimo
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
*Se acerca lentamente con una Regine llorosa*
Hola. Tengo mucho feelings dentro de mí como para pensar coherentemente, pero Shanelle y yo, trataremos de hacer un esfuerzo.
Bueno, primero, Felicidades, Val. Ha sido un gran capitulo, me sorprendo mucho que hayas logrado todo esto en tan sólo pocos días, además de la presión de nosotras tres sobre ti. Así que estoy muy orgullosa de ti, preciosa.
Hubo muchas escenas, así que casi no las recuerdo todas, pero la que hiciste al principio, con James, me dio bastante risa; donde ella se cae y luego se levanta como si nada, y se da cuenta que Potter la mira. Su reaccion: ¿Tu qué coños ves?, me mató de risa xDD Por cierto, me da penita ver tan mal como está Jamie, con sus desvelos y toda la weá. Y Liz me caga, la odio, no la soporto. Ush, y aparentemente algunos no saben que James se habla con Reg. MENTIRA. Todo el mundo habla de eso, es sólo que Liz se hace la idiota e.e Ush, no, no. JAMES, NO PUEDES IR CON ELLA SOLA A HOGSMADE! NO *Ylein se revuelca en la nieve*
¡PERO BOOM! Salvaje Dialogo aparece.
— ¿Malfoy? No sabía que hablabas con Malfoy
—Es algo así como mi mejor amiga, de hecho.
And my reaction was:
¡TOMA ESA, PERRA! D:< ¡JAMES ES EL MEJOR AMIGO DE REG, Y VICEVERSA! ¡ASÍ QUE AL COÑO!. Es que enserio, tías zorras y esa tipa .-. NO, NO, NO, I can't.
Pasando de eso, quiero concentrarme un minuto en la pelea de los Maddox. *Abraza protectoramente a Sylvana* ¿Qué weá? No, no y no. Oye, ¿qué mierdas tienes en el cerebro, Ezra? Respetala, cabrón. No entiendo como acepto ir contigo al puto baile e.e D:< ¡GO DIE! Okay, ya. Perdona si no voy en ordne con las escenas, es como me voy acordando a que comento algo xDDD.
Asd la escena en las oficinas cuando rompen el florero —James y Wanda— fue tan cute e incómodo xD Jajaja. ¿James reprobando? No me sorprende~ Y tampoco me sorprenderia si el tutor, fuese quién yo creo que va a ser *Cjaz*
La siguiente escena me dio bastante risa, y aparte, me gustó bastante la caracterización del personaje y su personalidad, pues es a como yo me lo había imaginado. Angel McClay es lo que debe ser un Slytherin; serio pero educado, burlón pero no mezquino, inteligente y persuasivo. No se dejó llevar por que Wanda estuviera alli ni por que fuese quién fuese. ¿a qué me refiero? Pues, mira. La mayoria de los psj que se acercaron en un principio a Longbottom fue por que era novedad, y siempre iban detrás de algo. En cambio, para Angel fue tan natural, que no se asombro para nada de que siquiera le hablase, como haria otros tipos del colegio tal fans de quinta categoria. Eso me gusto bastante.
La escena de Regine y Wanda me llego muchisímo. Aquel momento de intimidad, donde se liberaron, tal vez, por primera vez de sentimientos que tenían mucho tiempo retenidos dentro de sí mismas. Fue como si alrededor de ellas, un halo de confianza se hiciese más grande y grueso. Como si la amistad creciese, y se convirtiese en algo fuerte. Disfrute bastante leyendo. Aun faltan cosas que Wen wen debe ir notando en el cambio de Shanelle, como que en realidad tienen personalidades parecidas, que dicen palabrerías, que juegan al doble sentido y que son cínicas, aunque Wanda lo sea de forma más abiera. Pero han dado un gran paso. Por que a pesar de que Shanelle sea una Malfoy, igual es Hija de Draco, y todos sabemos que el blanca palomita nunca fue. Sus hijos siempre van a ser tan cabrones como él lo fue en el pasado, pero con la diferencia de que tienen una mayor inteligencia y madurez heredada por su madre. En fin, al menos Wanda ya le deja decir groserías y confia en ella lo suficiente por haberle dicho su pasado e inquietudes.
Lo que pasó después es un poco más difícil de expresar. Sabia que es lo que venia, pero jamás pensé que me dolería tanto, pero tampoco llegué a pensar en que evitar unas simples palabras fuera a herir tanto a Wanda. La pelea fue un tanto injusta pero lo comprendo. Wanda tenía muchas cosas atoradas dentro de ella y junto con el sentimiento de traición, sé que fue el detonante para decir las cosas que dijo, qué como autora de Shanelle, tengo que aclarar que dolieron tal cual dagas encajandose dentro de su pecho. Shanelle no pudo expresarse bien, pero espero que pueda hacerlo más adelante; decirle a Wanda que no vea todo desde un sólo punto de vista, y que tiene que escuchar a los demas, por que sino, pasara lo que tanto ella teme y se quedará sola. Pero al menos, sabemos que está en buenas manos con Albus. Él se encargara de hacerle sentir mejor :)
Por cierto, Sylvana, yo que tu, mandaba al coño a Ezra, sólo como consejo C: <3
*Toma a Reg en brazos* Pues eso, Val. Fue un capitulo muy emotivo. Te adoro, y esperemos las cosas mejoren para todos más adelante.
La siguiente escena me dio bastante risa, y aparte, me gustó bastante la caracterización del personaje y su personalidad, pues es a como yo me lo había imaginado. Angel McClay es lo que debe ser un Slytherin; serio pero educado, burlón pero no mezquino, inteligente y persuasivo. No se dejó llevar por que Wanda estuviera alli ni por que fuese quién fuese. ¿a qué me refiero? Pues, mira. La mayoria de los psj que se acercaron en un principio a Longbottom fue por que era novedad, y siempre iban detrás de algo. En cambio, para Angel fue tan natural, que no se asombro para nada de que siquiera le hablase, como haria otros tipos del colegio tal fans de quinta categoria. Eso me gusto bastante.
La escena de Regine y Wanda me llego muchisímo. Aquel momento de intimidad, donde se liberaron, tal vez, por primera vez de sentimientos que tenían mucho tiempo retenidos dentro de sí mismas. Fue como si alrededor de ellas, un halo de confianza se hiciese más grande y grueso. Como si la amistad creciese, y se convirtiese en algo fuerte. Disfrute bastante leyendo. Aun faltan cosas que Wen wen debe ir notando en el cambio de Shanelle, como que en realidad tienen personalidades parecidas, que dicen palabrerías, que juegan al doble sentido y que son cínicas, aunque Wanda lo sea de forma más abiera. Pero han dado un gran paso. Por que a pesar de que Shanelle sea una Malfoy, igual es Hija de Draco, y todos sabemos que el blanca palomita nunca fue. Sus hijos siempre van a ser tan cabrones como él lo fue en el pasado, pero con la diferencia de que tienen una mayor inteligencia y madurez heredada por su madre. En fin, al menos Wanda ya le deja decir groserías y confia en ella lo suficiente por haberle dicho su pasado e inquietudes.
Lo que pasó después es un poco más difícil de expresar. Sabia que es lo que venia, pero jamás pensé que me dolería tanto, pero tampoco llegué a pensar en que evitar unas simples palabras fuera a herir tanto a Wanda. La pelea fue un tanto injusta pero lo comprendo. Wanda tenía muchas cosas atoradas dentro de ella y junto con el sentimiento de traición, sé que fue el detonante para decir las cosas que dijo, qué como autora de Shanelle, tengo que aclarar que dolieron tal cual dagas encajandose dentro de su pecho. Shanelle no pudo expresarse bien, pero espero que pueda hacerlo más adelante; decirle a Wanda que no vea todo desde un sólo punto de vista, y que tiene que escuchar a los demas, por que sino, pasara lo que tanto ella teme y se quedará sola. Pero al menos, sabemos que está en buenas manos con Albus. Él se encargara de hacerle sentir mejor :)
Por cierto, Sylvana, yo que tu, mandaba al coño a Ezra, sólo como consejo C: <3
*Toma a Reg en brazos* Pues eso, Val. Fue un capitulo muy emotivo. Te adoro, y esperemos las cosas mejoren para todos más adelante.
Shanelle Regine
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Oww, a James no le gustaba que le jalaran de las mejillas askmalksmjkaehjnhs cosito. Bueno, realmente me gusto este POV, el recuerdo de James y Wanda de cuando eran pequeños... No me imagino a Wanda con pelo naranja, no sé jajaja. Bueno, ambos eran una monada así que .
Me gusta el hecho de que James realmente haya sido caprichoso y arrogante desde niño, lo cuál me hace pensar... ¿CÓMO RAYOS TED Y ÉL SE VOLVIERON AMIGOS? Digo, Ted debía aborrecer a James, sabiendo que era astuto pero no muy inteligente, entonces es lo que me viene la duda ahorita... aunque Harry hubiese sido su padrino, digo... no quita el hecho de que James tenía una actitud precoz desde niño.
Y esas preguntas que se hacen jaja ¿Y por qué? Porque está roto. DUUUUUUUUUUUUUUUUH.
Ella tonta, y él pedante. Mejor momento no pudieron haber escogido para decirse de insultos, bah, bah, bah, bah. ¿Naranjita? No supero eso jajaja DaraWA (Alusión a mi sexy sensei aslaslkmañkjmkajnehlefnje *historia aparte*)
Realmente el POV del recuerdo es muy largo, así que solo resumire: me gusto mucho, aunque me confundí un tantito porque me perdía, a veces volvía a leer la misma línea tres veces, pero en general el sentimiento de nostalgia y calidez que quisiste reflejar fue realmente bien captado, porque la niñez siempre refleja eso, más un amor que se concibe desde ese entonces, da un buen sabor y agudiza el corazón, da paz. Bueno sin más, pasaré a lo otro.
Poner la frase de Peter Pan fue monisimo aamsalksacmjknjce digo, da el mismo sentimiento que un flashback de peques, le da como que esencia a lo que resta del capítulo, le da el inicio de una pizca de peculiaridad. *Realmente escribir comentarios no es mi fuerte, me da flojera jajaja lo siento todaaaaaaas* Pero quiero que este sea largo, así como quiero intentarlo con las demás.
Me imagine la cara de James cuando molestaba a Wen con un palo.
*juajuajua corre bitch, corre* Yo poniendo gifs de coreanos desde que me enamoré de Lee Jong-Suk forevah and evah aslkaklsmajsmajndjcnaoieanviejavnaijdvnavkne.
Y eso de James se me hizo tierno, sin tampoco pasar a cursi, me refiero... sin dejar de ser él, vaya. Es algo que él seguramente haría y la forma en que lo hace con Wanda es lindo, ese es el tipo de James que has estado trabajando bien y me gusta.
¿Qué dijimos del drama? No estoy siendo dramático.
James y sus modales de divo desde que nació en el año del caldo. Abuelo Potter reencarnando en su nieto, buah buah.
Con respecto a Wanda en este capítulo, has puesto al cenit sus sentimientos y a veces me siento mal porque se palpa el sufrimiento que siente. Puedo sentir la profundidad que le das, que piensa con mucha más firmeza y no divaga tanto. Me gusta la relación que lleva con sus hermanos, cada una es distinta y le das un aire diferente. Por ejemplo, la relación con Hazel es más complice, como sisters in crime ¿Sabes? jaja, mientras que los demás es más diferente, ya que Hazel es la mayor y con ese aire protector que las hermanas de ese ende tienen.
Y yo así nuevamente:::::
Y mencionan a Robin juajuajuajuajua, ya quiero ver la forma en que desenvuelves a ese personaje y tengo altas expectativas de que lo vas a hacer bien, mientras tanto yo sigo escribiendo mi cap de estos suculentos asesinos juajuajuajua.
No sé porque este gif me recordo a Angel y a Wanda... supongo que porque cuando se conocieron Wanda casi lo asfixia, jaja modo Peeta y Katniss... solo que al revés (?) me gusta mucho el personaje de Angel *Lo siento si no suelo fangirlear, creo que no es lo mio* Solo digo cuando me gustan y no me gustan y listo. Pero Angel, bueno, él y su actitud me gustan realmente, es así de que a pesar de parecer tranquilo, le gusta dar vuelta al momento y su sarcasmo es suave, pero eso le da un toque especial, y además de que siendo Slytherin no se deja tampoco intimidar jaja.
Y los hermanos Maddox, todos son realmente increibles, y cuando mencionaron a Terry para mi fue de upaaaaaaaa, que ya viene el loco. i love assholes.
Y pasemos al POV de James, aunque sigo insistiendo en que algo en Liz no me agrada en lo absoluto. la descripción del beso fue aslkmalksmaknfje*yo con mia asmaokicmkamef porque aslmadklmaldkasaseo*
Creo que ya sabes darle percepción a James, es un personaje ciertamente complicado, no tanto como Ted porque hasta yo me sorprendo en nivel de complejidad que le puse, pero su forma de pensar es tan directa que al final no te das una idea de lo que va a hacer, es que james mi hermano idiota es idiota. Y me agrado la pequeña escena de James y Ted, ambos ahora tan rotos y que no se dicen nada por el hecho de sentirse débiles frente al otro. La escena de Hazel maquillando a Wanda y obligandola a ponerse el vestido jajaja fue divertida.
“Desde pequeña me habían advertido que no jugara con fuego, y aquello era lo que todo esto parecía conforme sentía el contacto de su cuerpo debajo del mio, cuando nos habiamos dejado de reir y aquella pregunta había salido de su boca —¿Que estamos haciendo, Wendy?— mi corazón saltó y todo se removió fuera de lugar y mis ojos se humedecieron, ahi es cuando comienzas a pensar de manera insensata y cosas como “la segunda estrella a la derecha y directo al amanecer” vuelven a tener sentido.”
Buena frase, btw. Desde allí se siente la intensidad del momento. Continuando, creo que me dolió un poco que una amistad se rompiera así porque así, aunque me hubiese gustado ver también de Shanelle, digo... que ella también hubiese escupido lo que sentía ¿no? porque así, el momento hubiese sido ya matacorazones, no rompecorazones lo cual ya fue *llora*
Sigue llorando, y llora, y llora más y más.
Y viene Terry, y lloro más porque seguramente es un idiota por muchas cosas y lloro más, porque supiste adaptarlo bien. me gusto la escena en la biblioteca... D:
Y todavía viene lo de James y llora más, porque no es justo, no es justo que cuando ambos se dan cuenta de lo que sienten sin rodeos y sin orgullo, venga nuevamente esto, no es para nada justo. No se me hace justo el hecho de tener que sufrir y no saber si más adelante se pueda enmendar. Y ya no hay niña fosforito de los rizos naranjas, no moreeeeee.
Y lloro porque Katrina es una perra hija de p*ta, hija de Umbridge, hija de Valentine, cerda esqueletica. buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh, y viene James, no, Más James insistó en que esa escena me partió el corazón, supiste como adaptarla y desbordar los sentimientos.
Así que muchas felicidades, porque es un capítulo en el cual desbordaste cualquier sentimiento, los tomaste y los supiste adaptar, así que muchos aplausos, abrazos y ovaciones. Ya quiero ver que sucede de está trágica historia.
Te quieroooooooooooooooooo.
Vanellope
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Who's playing hide and seek?
Who wants to come and find us...? {Parte I}
Luxemburgo, hace 11 años.
― Who’s playing hide and seek?
Aquella dulce voz se aferraba tal cual terciopelo a las paredes seniles de aquel callejón oscuro, aquella sombra se iba adhiriendo a los ladrillos, dejando un rastro frío en el ambiente.
― Who wants to come and find me?
El bastón repiqueteaba contra el material de piedra del que estaban hechas las calles luxemburgueses. Sus pasos eran suaves y elegantes al mismo tiempo que silenciosos. La piel blanca era iluminada cada vez que pasaba bajo los faroles encendidos. La figura de aquel extraño es esbelta, el saco de piel le llega hasta las rodillas y utiliza unas finas botas de cuero. Su caminar es exquisito y hasta cierta manera, mítico.
― Who’s plying hide and seek? Who wants to play with me?
La luna brilla en aquel velo oscuro que se encuentra sobre el cielo, las calles estaban completamente silenciosas, el sombrero cubría sus ojos con una sombra. Entonces curvó sus labios en una sonrisa al cantar, eran de un color rubí, la sangre sobre la nieve de su piel.
Finalmente se detuvo, quito el sombrero de su cabeza y levantó la mirada cerca de la luz del farol. Su cabello era color azabache y brillaba con destellos azules oscuros por causa de la noche. Sus ojos eran color negro, un color tan oscuro que causaba demasiado escalofrío. Un aroma a alcohol mezclado con cenizas llegó a sus narices y entonces dejo escapar una pequeña risa.
― Alcohol después del trabajo y puros cubanos que le obsequian sus clientes. –Se dijo a sí mismo, mientras volvía a colocar el sombrero sobre su cabeza. Sus labios rojos abrieron paso a la punta de su lengua que relamía las comisuras.- Pero con eso bastara.
El cuerpo cayó contra el suelo, abriendo los ojos con sombras corridas llenos de terror. La sangre se deslizaba a través de su pálida piel y con delicadeza limpiaba con un pañuelo su boca roja. La poca ropa que llevaba estaba completamente rasgada y manchada de sangre, su piel ahora pálida tenía marcas de rasguños. Frey entonces dejo escapar una melódica risa.
― Esto debe de bastar… solo por ahora. –Dijo para sí mismo, desechando aquel pañuelo de tela blanco ahora cubierto por rastros de sangre. Volviéndose a colocar el sombrero, se ajustó bien el saco que llevaba puesto y con el bastón, se apoyó.
La silueta iba desapareciendo en la oscuridad, lentamente, deshaciéndose como si fuese polvo.
― Come out, come out… let’s play again.
.
Cuando aquella silueta levanto la mirada hacía aquella magnifica mansión, chasqueo la lengua arrogantemente y musitó algo por lo bajo. Subió los peldaños de las escaleras de la entrada, y sujeto el aro de la puerta, golpeándolo fuertemente. Un hombre abrió aquella magnifica puerta, al hombre sombra le recordaban esas exquisitas casas del siglo XIX. El mayordomo entonces hizo una inclinación ante el hombre y este penetró en la mansión.
― Señor, permítame su saco, por favor.
Sujetando las hombreras del saco, el mayordomo saco con éxito el abrigo del hombre y esté dejo su sombrero colgado en el perchero. Ante la luz del umbral, su rostro ahora se veía hermoso vagamente iluminado, esa cicatriz era la única marca de rareza en la perfección que se extendía en la palabra de su semblante. Cuando el hombre siguió al mayordomo a través del pasillo, su caminar era elegante y agraciado como el de un felino, salvaje y atrayente.
Aquel lugar era enorme, ciertamente. El tapiz de las paredes era exquisito y de un color crema y vino que le recordaba a las antiguas casas en las que él alguna vez había vivido durante sus antiguos años. Él hombre empujo con gracia las puertas que daban a un pequeño salón, iluminado por la chimenea que desprendía fuego y crujía con finura, iluminando el tapiz rojo de las paredes y los libros de los estantes.
― El amo Beisse se encontrara con usted en unos momentos. –Y dándole una inclinación educada, el mayordomo cerró las puertas y se fue.
Era sumamente cierto que Frey Blackfire se sentía sumamente sorprendido, nunca había ocurrido eso, no en él pero sí. Pensar que la mente de las personas podía llegar a ser tan sucia, tan mezquina y le causaba gracia. Las ocurrencias que una mente tan retorcida y dañada, ahora la mentalidad tan absurda de esas personas le daban curiosidad y unas ansias de conocer más a fondo a lo que se estaba enfrentando. El fuego creo sombras que se aferraron a sus facciones y fue cuando dejó escapar una pequeña risa.
― ¿Seguirás espiándome? –Preguntó Frey, moviendo su mano ante las luces del fuego arder en la habitación. Se escuchó un pequeño jadeo escapar de detrás del sofá rojizo y entonces una pequeña silueta se acercó hacía la luz, mostrando a un niño que se cruzaba de brazos.- ¿Tengo semblante de ser alguien malo?
― Te espiaba porque pensé que eras un anciano decrepito al ver tu saco. –Musitó el niño con cierta arrogancia en su voz.
― ¿Así que juzgas antes de conocer a las personas?
― ¿Quién eres tú? –Atajo el niño sin rodeos. Frey había escrutado al pequeño crío, no tendría más de 4 años y su vocabulario era ciertamente vulgar para alguien proveniente de dicha cuna de monárquicos. Pero eso no le restaba la belleza de este, su cabello era una melena ondulada de color dorado, estos parecían realmente bañados en oro cuando eran rosados por la luz del fuego. Su piel era blanca tal cual porcelana y de mejillas sonrosadas, además de labios rojos como la sangre que Frey olía, era caliente y ardía como el fuego, y un sabor del vino blanco le llegó a las papilas gustativas, ciertamente era amargo pero cuando el sabor llegaba a su fin, daba al paladar una sensación dulce. Cuando el niño levantó la mirada hacía Frey, sonrió… una sonrisa presumida y traviesa, fue cuando el hombre sombra vislumbro con atención sus ojos. Un ojo para Dios y un ojo para el diablo, eso solía decir tata antes de morir. Adornado de unas largas y espesas pestañas oscuras, Frey admiró aquella heterocroma de los ojos del niño, un ojo azul jade para el cielo y uno color dorado ámbar para el fuego del infierno.
― Ioan, padre te ha dicho que no entres a su salón. –Una voz completamente diferente a la del pequeño rubio había hecho que el niño se volviese hacía la entrada del salón.- Menos cuando hay un invitado.
― Padre tiene que entretener mejor a sus hijos cuando estos están aburridos y así no tengan la necesidad de entrar a su salón. –Respondió Ioan, cruzándose de brazos y reflejando una expresión irónica. Realmente era un niño precoz, pensó Frey.
El otro niño solo dejo escapar un suspiro agotador y avanzó hacía el rubio. Era más grande, eso era evidente, un año quizás. Pero era demasiado diferente y contrastaba con aquellos colores dorados, blancos y azules del desaliñado niño. Desprendía elegancia a su corta edad y también educación, su cabello era negro y lo peinaba hacía atrás con ese estilo aristócrata. Llevaba su ropa completamente ordenada y limpia, a diferencia del rubio que la llevaba hecha jirones.
Eran dos polos opuestos, pero ambos compartían ese subjetivo de belleza. Sus ojos eran de un color cajeta ocultos detrás de unos lentes y contrastaba igual con su piel blanca. Frey entonces esbozo una sonrisa, porque al poder oler la sangre de ese niño, saboreo la dulzura en su paladar. Un vino joven que ciertamente era contrastante.
― Ioan, se obediente.
― Siempre arruinas la diversión, Sebastian. –Gruñó el rubio. Las puertas se abrieron, y un hombre entró a la habitación, detrás de él, se escondía una niña aferrándose a la pernera de su pantalón. Era un hombre de ojos azul jade, y que estaba en lo mejor de sus treinta años, su cabello era rubio como el oro y su sonrisa brillaba ardientemente como el satín color perla.
― Disculpe a mis hijos, señor Blackfire… realmente el pequeño Ioan suele ser muy curioso.
Frey esbozo una sonrisa aparentemente amable y palmeo la cabeza del niño rubio quién pareció aborrecer ese tipo de gesto.
― Creo que es ciertamente adorable, así que no hay problema.
― Papá… ¿Quién es él? –Musitó una diminuta voz, se asimilaba al cantar de los ruiseñores. El amo Beisse levantó a su hija entre sus brazos y realmente era pequeña, con el temple de una muñeca. Sus cabellos eran ondulados y con ese brillante color rubio dorado, sus ojos eran dos enormes ventanales color azul jade y usaba cintos de encaje en el cabello. Parecía tener peculiares gustos en sus vestidos, ya que eran exquisitos y con los colores más hermosos. Era idéntica a Ioan, ciertamente… y su sangre desprendía un sabor un tanto empalagoso, pero con un aroma delicioso.
― Él es un viejo amigo, así que trátenlo bien. –Se volvió hacía Frey.- He pedido que trajeran el mejor vino para usted, espero tenga el placer de disfrutarlo.
― Estaré encantado, Eidan.
Eidan Beisse bajo a la pequeña al suelo y está parecía realmente una diminuta muñeca labrada con tanta finura.
― Sebastian, lleva a Ioan y a Nikiya al comedor.
― Sí, padre. –Respondió el azabache y volvió la mirada hacía el rubio quién solo refunfuñaba por lo bajo y se dirigía hacia la puerta. Nikiya sujeto con ternura la mano de Sebastian y los tres salieron del salón. Ambos se sentaron frente a frente, Eidan con su característica elegancia de cruzar las piernas y con los dedos entrecruzados.
El mayordomo había dejado las copas en la mesa entre ellos y una jarra hecha de plata fina. Frey pudo saborear aquella fragancia y el amargo sabor que ahora tenía pareció desaparecer por completo. Eidan sujeto la jarra y cuando el líquido comenzó a caer dentro de la copa, aquel espeso y brillante líquido se asentó.
― Siempre me has de sorprender, Eidan. –Dijo Frey, sujetando la copa entre sus manos y moviéndola con suavidad para mirar como aquel brillante color rojo se movía de un lado hacía otro. Puso la boca de la copa sobre sus labios y cuando el líquido toco su lengua, una excitación le hizo explotar sus papilas gustativas. Un sabor dulce y picante, que ardía y explotaba en su lengua. Mejor que la sangre de aquella prostituta.
― Solo lo mejor para ti, amigo mío. –Eidan poso su mentón sobre sus nudillos y esbozo una sonrisa.
― Sé que no me has llamado hasta aquí para probar esto… -Frey dejo la copa sobre la mesa y levantó la pierna con gracia, cruzándola sobre su rodilla. Apoyo su mejilla contra su nudillo, que se apoyaba en el reposadero del sofá.- ¿Realmente has pensado bien en tu propuesta, Eidan? Sabes que no es sencillo.
― ¡Por supuesto que la he pensado! La he pensado durante muchos años. –Exclamo Eidan.
― ¿Qué tal si no funciona? No es lo mismo intentar sobre alguien inmortal a alguien que puede morir si esto falla.
― No me importa, si no funciona… buscaré a más para intentar de nuevo.
Frey dejo escapar una risa, una risa realmente filosa y lamio su labio inferior con la punta de su lengua.
― ¿Te has escuchado realmente? ¡Vaya que ustedes humanos son asombrosos! –Volvió a reír.- No te importa desperdiciar vidas, mientras puedas cumplir con tu cometido.
― ¡Te lo ruego, Frey! Tienes que… tienes que hacerlo, solo así podríamos cumplir con el sueño de todos nosotros.
― Sabes a la perfección que la meta que te has planteado, deliberadamente para mi me es indiferente. –Frey se había levantado, mirando con cierto asco a Eidan.- Ustedes humanos que buscan el poder mediante el filo de las espadas y se regodean sobre la sangre de aquellos quienes alguna vez pidieron piedad.
― ¡No somos simples humanos, Frey! –Dijo Eidan completamente exaltado. Inmediatamente se escuchó el rasgar de algo contra el silencio, el rubio cayó contra el sofá y un hilillo de sangre se deslizaba sobre su piel a través de un rasguño de su pómulo. Frey llevó el dedo hacía su boca y deslizo su lengua sobre la sangre, saboreándolo mientras fruncía el ceño.
― Ciertamente, mientras tengas la capacidad de sangrar y tu sangre se vuelva vieja… para mi seguirás siendo un simple humano que está hecho para morir.
La puerta se abrió, el pequeño rubio se asomó y se detuvo al instante al sentir tensión en aquella escena.
― Eh… la cena está lista… ¿Por qué sangras, padre?
Y era realmente suspicaz, Eidan miro a su hijo sin saber que responder pero al instante llevó un pañuelo a su mejilla para presionar la herida.
― Eres un niño muy observador, Ioan. –Dijo Frey.- Creo que podríamos llevarnos muy bien.
Io frunció el ceño, poniendo los ojos en blanco bramo algo por lo bajo y nuevamente poso la mirada sobre el hombre sombra.
― Mis amigos tienen que obedecer lo que digo.
― ¿Es una de las condiciones que pones? –Frey dejo escapar una risa, ese chico era sumamente interesante.
― Por supuesto, no cualquiera puede llevarse conmigo.
― Ioan. –Su padre había intervenido.- ¿Por qué no te adelantas con tus hermanos? Los acompañaremos en un momento.
Ioan enarco una ceja, pero no se negó. Cerró la puerta y el silencio volvió al salón, Frey entonces esbozo una sonrisa sombría.
― Tu hijo es sumamente interesante.
― Ioan puede ser muy precoz y extrovertido. –Respondió Eidan como si nada.- puede llegar a ser bastante borde.
― Chicos como él son los de mente más abierta. –Frey había acomodado el cuello de su camisa.- Más vale ir, o tu pequeño hijo va a volver y esta vez no se va a quedar callado.
― De acuerdo.
.
El comedor había sido puesto con tanto refinamiento y era de cierto que tenía un aire victoriano. Frey solo había optado por beber un vaso de vino, vino real. Una mujer se sentaba a lado de Eidan y la niña rubia se subía a su regazo. De un cabello tan negro como el de su hijo, sujetado en una coleta y sus ojos eran cajeta, ahora Frey comprendía la razón por la cual el primogénito de Eidan era tan diferente a él y a sus otros hijos, porque él era la planilla de su madre.
― Ella es Amira, mi esposa.
La mujer miro con tanta amenidad a Frey y esbozo una sonrisa con su boca pintada en carmesí.
― Es un placer, señor Blackfire.
― El placer es mío, señora Beisse.
Había resonado algo en el comedor, la sirvienta comenzaba a recoger los restos del plato hecho añicos del suelo, la ternera con verduras había salpicado toda la baldosa blanca. Cuando Frey levantó la mirada, pudo ver una mirada de repugnancia en aquel niño.
― ¡Ioan! –Exclamo Amira.- ¿No te he dicho que dejes de tirar los platos?
― Me da asco esto. –Respondió el niño con cierta arrogancia en su voz, lo cual lo hacía de una belleza sombría.- Odio la ternera, que me traigan otra cosa.
― No se va a hacer lo que tú digas, así que ahora no vas a cenar. –Grito Eidan. Ioan había esbozado una sonrisa y la inocencia pareció regresar a su persona.
― ¿Por qué no me obligan?
― Ioan. –La voz de su hermano había resonado después de haber permanecido silencioso en la cena.- Lo que has hecho está mal, discúlpate y sube a tu habitación.
Ioan miro a Sebastian con cierto capricho, frunciendo el ceño y haciendo un berrinche, miro con altivez a la sirvienta y chasqueo la lengua.
― Lo siento. –Dijo casi entre dientes, después el pequeño rubio se puso de pie y se fue del comedor. Frey había admirado la autoridad que tenía el pequeño azabache, más que sus propios padres, hacía su hermano. Realmente estos niños eran interesantes, un pequeño rubio que sabía más de lo que su edad aparentaba y un moreno capaz de usar sus palabras tan sabiamente y con esa seguridad que lo hacían alguien tan respetable a su corta edad.
― Lamento esto, señor Blackfire. –Dijo Amira, completamente apenada.- Mi hijo es alguien que tiene un temperamento caprichoso, así que cuando algo no le gusta… realmente puede ser muy explosivo al expresarlo.
― Oh, solo es un niño haciendo un berrinche, señora Beisse. –Explico Frey, sonriendo.- por ahora ellos desconocen las consecuencias de algo que está mal, me equivoco si tendrá 5 años.
― Está usted en lo cierto.
― Creo que esa es la edad sustancial para que un niño empiece a conocer tanto su identidad como su actitud.
― Concuerdo, concuerdo…
― Y su hijo, Sebastian…
Los ojos de Amira parecieron brillar en orgullo hacía su hijo mayor y esbozo una sonrisa en su fino rostro.
― Él es muy tranquilo, es un niño amable y de buen corazón… siempre cuida de sus hermanos y también adora leer mucho.
Sebastian pareció no prestar atención al alarde de su madre, continuo comiendo con esa gracia que tenía la alta cuna. La pequeña niña dormía en el regazo de su madre y Frey entonces fue testigo de lo que Eidan buscaba hacer, así que río internamente.
Los humanos son… sumamente interesantes.
.
Terminó de beber la sangre de la copa, mientras miraba con atención el crujir de la madera debido al fuego que la consumía. Pareció completamente divertido, y fue cuando se volvió hacía el sofá donde Eidan parecía completamente nervioso, mirando el suelo. Frey dejo la copa vacía sobre la mesa, y escruto al rubio con diversión.
― Eidan, al final… lo he pensado.
Eidan levantó rápidamente la mirada azul jade hacia Frey, esperando con ansiedad lo que él tendría que decir. Frey esbozo una media sonrisa y se hizo el cabello hacía atrás.
― Quizás al principio fallé y no tenga resultados, pero tengo la corazonada de que tu proyecto podría funcionar.
― ¿D-de verdad lo crees posible?
― Por supuesto.
― ¡Admirable! –Exclamo al tiempo en que se levantaba del sofá.- Tendré todo listo… tendrás que quedarte un tiempo aquí… Y también…
― Eidan… -Lo había interrumpido con sutileza. El rubio se detuvo en seco, y miro a Frey quién ahora, parecía sonreír… retorcidamente.- Dijiste que… harías lo que sea para que esto funcionara, no importa cuántas veces fallaras ¿cierto?
― S-sí, estas en lo correcto.
― Bien… entonces, esto es lo que quiero.
Cuando esa palabra salió de la boca carmesí de Frey, los ojos de Eidan se abrieron de par en par completamente aterrorizados. Choco contra la mesa cuando retrocedió, y la copa cayó contra el suelo, haciéndose añicos. La mirada azabache de Frey pareció brillar lúgubremente debajo de las sombras de la habitación, y aquella sonrisa temible apareció en su bello rostro.
Sí, los humanos definitivamente son… demasiado interesantes.
Vanellope
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
La verdad, no sé ni que poner o comentar. Estuve impactada por medio segundo antes de salir corriendo a tú casa, y no me arrepiento de haber ido. Me encantó este pequeño regalo, esta de más agradecerte, pero aún así lo haré.
Frey me gustaba, es cierto pero no a tal punto como me encanta ahora. Su elegancia al moverse, su manera de ver a los humanos y su sensualidad hasta para sonreír; me fascinaron.
Ahora, en un principio, no entendí muy bien el concepto de la idea en general sobre todo el comienzo, pero cuando el precioso Io hizo acto de presencia, todo tomó un sentido. Siendo sincera, por un instante creí que era Hide, por su cabello pero antes de que me regañes por tremenda estupidez, me di cuenta que no podía ser. Para empezar, Hide no es tan hermoso y educado como Io(?) Y eso que educado entre comillas... Por que lo que hizo en la cena...¡OYE! Ya quisiera yo cenar algo como eso.
Me intriga mucho la personalidad voluble de Io, pues un momento para ser suspizacia, en otro un niño caprichoso -Aunque, yo veo más que sólo capricho dentro de él. Pienso que tiene maldad de la buena dentro de él- y por ultimo, un niño sumiso. Pero nooo, no con sus padres; con su hermano. Eso es un poco desconcertante, por qué... No le hace caso a sus progenitores, pero ¿Sí a su hermano? Yo creo que eso dice mucho si lo examinas bien. Me encanta Io, pero aunque no es un personaje con un gran secreto, más que un enorme ego y orgullo, creo que hay o existen algo que oculta, y lo lleva a ser como lo vimos hoy. Por cierto, me gusto mucho la metáfora que utilizaste para describir los ojos de Io *-* <3 Diez punto a Slytherin por eso. (¿Qué? No creerías que se los daría a Gryffindor, ¿cierto? )
Okay, luego de que este hermoso heterocronomico niño se fuese con todo y mal humor a su cuarto, nos quedamos con Bastian. Ese hermoso pequeño de cabello negro y ojos color cajeta. ¿sabes? Me gusto mucho la comparación de la tonalidad de sus ojos con algo como la cajeta, que es espesa y dulce, que se derrite dentro de la boca y al final, es la perfecta combinación para no empalagarte. En algún punto, creo que eso es perfecto para Sebastian; es serio, no tiene un orgullo -Ya vez como la alabo Amira, y él ni se inmutó- y eso es agradable. Pero es extraño verlo tan cerrado, y prudente ante todo. Es algo de lo qué me di cuenta cuando domina a Io por sus tonterias, digo, es solo un año mayor que el otro, ¿No deberia entonces hacer las mismas tonteras que su hermano? Más sin embargo, veo que no es así, que se encierra y mantiene ajeno a lo que lo rodeo, como si solo reaccionase cuando uno de sus hermanos lo necesitase.
Te voy a comentar algo. La manera en que describiste todas las escenas, fijandote en hasta el mínimo detalle de el color de las paredes o la comida, me dio la facilidad de imaginarme el ambiente, y le dio mayor credibilidad al asunto, te doy puntos por ello. PERO A TI, no a tu casa. ¿Ok?
Frey aceptó, sea a lo que sea que Eidan quería hacer, aceptó; y eso me sacó un poco de onda, si contamos que al principio, hasta parecía un poco asqueado con la idea de colaborar con un mago en algo que el consideraba degradante. Aunque... el precio es demasiado alto, ¿no?... Aunque eso relativamente no importa, por qué Eidan dijo que haría de todo para conseguir un final exitoso. Ja.... If he knew it.... Cof cof. Okay ya. Bueno, tu viste como estaba, fui muy explícita en decirte todo lo que me había shockeado y hecho orgasmearme en este capitulo <3 *-* Espero te guste el cap. Te voy dejando un regalito yo igual.
Frey me gustaba, es cierto pero no a tal punto como me encanta ahora. Su elegancia al moverse, su manera de ver a los humanos y su sensualidad hasta para sonreír; me fascinaron.
Ahora, en un principio, no entendí muy bien el concepto de la idea en general sobre todo el comienzo, pero cuando el precioso Io hizo acto de presencia, todo tomó un sentido. Siendo sincera, por un instante creí que era Hide, por su cabello pero antes de que me regañes por tremenda estupidez, me di cuenta que no podía ser. Para empezar, Hide no es tan hermoso y educado como Io(?) Y eso que educado entre comillas... Por que lo que hizo en la cena...¡OYE! Ya quisiera yo cenar algo como eso.
Me intriga mucho la personalidad voluble de Io, pues un momento para ser suspizacia, en otro un niño caprichoso -Aunque, yo veo más que sólo capricho dentro de él. Pienso que tiene maldad de la buena dentro de él- y por ultimo, un niño sumiso. Pero nooo, no con sus padres; con su hermano. Eso es un poco desconcertante, por qué... No le hace caso a sus progenitores, pero ¿Sí a su hermano? Yo creo que eso dice mucho si lo examinas bien. Me encanta Io, pero aunque no es un personaje con un gran secreto, más que un enorme ego y orgullo, creo que hay o existen algo que oculta, y lo lleva a ser como lo vimos hoy. Por cierto, me gusto mucho la metáfora que utilizaste para describir los ojos de Io *-* <3 Diez punto a Slytherin por eso. (¿Qué? No creerías que se los daría a Gryffindor, ¿cierto? )
Okay, luego de que este hermoso heterocronomico niño se fuese con todo y mal humor a su cuarto, nos quedamos con Bastian. Ese hermoso pequeño de cabello negro y ojos color cajeta. ¿sabes? Me gusto mucho la comparación de la tonalidad de sus ojos con algo como la cajeta, que es espesa y dulce, que se derrite dentro de la boca y al final, es la perfecta combinación para no empalagarte. En algún punto, creo que eso es perfecto para Sebastian; es serio, no tiene un orgullo -Ya vez como la alabo Amira, y él ni se inmutó- y eso es agradable. Pero es extraño verlo tan cerrado, y prudente ante todo. Es algo de lo qué me di cuenta cuando domina a Io por sus tonterias, digo, es solo un año mayor que el otro, ¿No deberia entonces hacer las mismas tonteras que su hermano? Más sin embargo, veo que no es así, que se encierra y mantiene ajeno a lo que lo rodeo, como si solo reaccionase cuando uno de sus hermanos lo necesitase.
Te voy a comentar algo. La manera en que describiste todas las escenas, fijandote en hasta el mínimo detalle de el color de las paredes o la comida, me dio la facilidad de imaginarme el ambiente, y le dio mayor credibilidad al asunto, te doy puntos por ello. PERO A TI, no a tu casa. ¿Ok?
Frey aceptó, sea a lo que sea que Eidan quería hacer, aceptó; y eso me sacó un poco de onda, si contamos que al principio, hasta parecía un poco asqueado con la idea de colaborar con un mago en algo que el consideraba degradante. Aunque... el precio es demasiado alto, ¿no?... Aunque eso relativamente no importa, por qué Eidan dijo que haría de todo para conseguir un final exitoso. Ja.... If he knew it.... Cof cof. Okay ya. Bueno, tu viste como estaba, fui muy explícita en decirte todo lo que me había shockeado y hecho orgasmearme en este capitulo <3 *-* Espero te guste el cap. Te voy dejando un regalito yo igual.
Ioan:
James:
Bastian & Alekséi:
Esta Escena me la imagine con Ame:
Ted:
Me faltaron alguno >.< ¡Pero seguiré buscando! Me dices si te gustaron. Asdasd. Cuando te comenten todas, me toca a mi subir ¿vale? Besos :*
Bastian & Alekséi:
Esta Escena me la imagine con Ame:
Ted:
Me faltaron alguno >.< ¡Pero seguiré buscando! Me dices si te gustaron. Asdasd. Cuando te comenten todas, me toca a mi subir ¿vale? Besos :*
Shanelle Regine
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Forgive the misfortune of being here so late, my health has been a fucker recently, anyway:
let's begin shall we:
Ok, so I first gotta speak of your narration like it always happens in this chapters, because it changes in this breath taking way, like I can tell we're not in 2025, you go all Anne Rice all of a sudden and it's bloody wicked, because dude the whole atmosphere changes and you have a exquisite way of narrating the surroundings like unf, So that's my first bravo to you, seriously you made me go down and get a fucking glass of wine because of the sudden fancy era mood, feel bad.
Puedo sentir la frialdad y la indiferencia en la cabeza de Frey, let me tell you missy you don't go down smooth, you made this incredible switch between hassan and Frey, this two characters are NOTHING ALIKE and i can feel it in the narration, we went from one opossite to the other and it's amazing, because the murders minds as different as those two can pull off? Hell, I can see why Maximoff would want them working together.
next off, okay but the motherfucking kids, if my memory isn't fooling me (i'm 22 bear with me, my memory isn't the best) WAS THAT A CAMEO, HOLY SHIT THIS MOTHERFUCKER IS EVERYWHERE, anywaaay, i love the characterisation of the kids, i can tell that they are from a high rank and monarchy tended to be neglect actual discipline for their young ones sometimes, either way not the point, encuentro al personaje de Ioan muy interesante, parece que era el mas incapaz de quedarse quieto y a juzgar de eso it kinda leaves alot to wonder, me interesa mucho saber cual es el fin de cualquier tipo de negocio que lleva Frey con esta familia, i reaaaally hope you dig into that soon, the chapter was very very brilliant a most of all i am intrigued by Backfire (some back story please, work the fanservice *heart eyes*) Frey es encantador, pero de una manera tan diferente a Hassan *and i'm sorry about all the references from Hassan, it was merely the last insight point of veiw we got and i'm impressed by the way you jumped ropes that smooth* Hassan es como el Frat boy arrogante con sus pircings y su sensualidad fucking stop Valentina, es asi jugueton y del tipo de asesino que te seduce y te guiña el ojo y hasta te coge antes de matarte, pero Frey, Frey es un caballero, he carries this cynical air with him (because let's face it, all of the members of this team are cynical) pero es el tipo que se sienta a tomar una copa contigo and he'S SUCH A SMOOTH MOTHERFUCKER AND OMg
i'm very sorry I have no idea how to behave
I loved it, I loved it, I loved it, you handled two different characters and two different subconscious narrations AMAZINGLY I know you get nervous when it comes to this chapters, but kid keep it up because you nail it everytime and it's impressive, i'm very proud of you because due to Kaia's character arc and self you don't get to dig into the darkness of a mind much but you do it so brilliantly in these chapters that what you fucking deserve is a standing ovation because you kicked it kid, HANDS DOWN, ONCE OF THE BEST THINGS I'VE READ ALL WEEK and i've been digging three books recently, so yes, that IS a compliment, i love you and your psycho murderers and please more chapters like this and PLEASE MORE FREY BACKFIRE BECAUSE DAMN I GOT A NEW CRUSH.
everything for you kiddo, all the awards, YOU KILLED IT OK
LOVE YOUUUUUUUU X
much proud of you my pretty yours ever and farther
— T.W.W.O.W
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
SURPRISE
No quería ver. No quería sentir. Pero tampoco quería perderla.
Contra la luz candente de las llamas que provenían de la chimenea, los ojos del muchacho parecían flamear con furia poco controlada. La seriedad bailaba por todo su rostro, desde sus oscuras cejas levemente fruncidas, hasta pasar por sus labios apretados y tensos, como por la tensión que se acumulaba en la parte baja de su nuca, cuello y espalda. Albus dejó salir el aire de sus pulmones por la nariz de manera pesada, y siguió taladrando al fuego con sus preciosos ojos esmeraldas, sin siquiera aflojar por unos instantes su pose rígida y a la defensiva. Aún seguía furioso, pero no sabía si con Shanelle o consigo mismo. Jamás en sus 15 años de vida se había sentido tan avergonzado como ahora, cuando se quedaba ahí mirando el calor del fuego abrasar la leña mientras recordaba el rostro compungido de la rubia Malfoy cuando hablaba con Katie sobre los turnos nuevos. Casi había salido detrás de la pared en la que se ocultaba pero se obligó a sí mismo a detenerse, dar media vuelta e irse, repitiéndose mentalmente de que aquello era lo mejor por ahora.
Pero tampoco quería engañarse así mismo. Al, a pesar de todo y sus regaños mentales, se sentía impotente y desahuciado. Se levantó con cansancio y salió de la sala común aun metido en sus pensamientos, enterrando la mirada en el suelo apedreado del castillo. Sus reacciones últimamente le extrañaban más a él que lo que el resto del mundo creía. No sabía porque le importaba tanto saber que era lo que sucedía entre Alekséi y Shanelle, pero definitivamente quería saberlo. Tampoco entendía por que perdía el control de sus emociones cuando Shanelle tenía que ver en el asunto, más sin embargo, presentía que si quería llegar a las respuestas de esas preguntas, probablemente encontraría algo que no le gustara. Todo se estaba complicando de unos días para acá, y el control se le resbalaba de la seguridad de las manos con parsimonia. No sabía qué hacer.
Se detuvo cuando por fin termino de subir las escaleras, inhalando el gélido aire que se movía por entre las paredes del castillo. El viento le golpeo la cara, causando una molesta sensación de resequedad en su rostro. Con sus dos manos, Albus jaló del cuello de su chaqueta de algodón grueso y lo subió hasta que tapo sus labios con la tela. Todavía podía sentir la frialdad de su alrededor pero a menor nivel, y continuo la marcha a la parte trasera del castillo. Era media tarde de aquel día, pero la nieve opacaba cualquier intento del sol por brillar, y el lugar continuaba teniendo cierto tinte de sobriedad nostálgica a su alrededor. Albus caminaba aun sin tranquilizarse, con la mirada pérdida y la mente muy lejos de allí, y hubiese seguido así, de no ser por esos estridentes golpes secos de pies contra el suelo de piedra y voces ahogadas que conforme se acercaban, lograba distinguir.
— Lo digo enserio, ¿acaso quieres que pesquemos una pulmonía allá afuera? — Albus detuvo sus pies robóticamente, sin atreverse a por fin doblar la esquina que lo dejaría salir del castillo. Porque al parecer no podía moverse. No cuando sabia de quién era esa voz con ese inusual arrastre de palabra que sólo utilizaban ella y sus hermanos.
— Ahí vas de nuevo a llorar — Distinguió Albus con disgusto, que no se había equivocado cuando vio a ese platinado cabello volar por la carrera de hace un segundo, ni con la complexión más alta que él de la chica. Era Alekséi —. Te digo que no va a pasar nada.
— ¿Pero qué dices? — Shanelle río con esfuerzo, jadeante y con la diversión tiñendo su voz —. No estoy llorando, pero te digo que hace frío.
Hace tiempo, cuando niño, su madre le había dicho que escuchar conversaciones ajenas no era de caballeros ni de gente con buenos modales, y que él no debería hacerlo bajo ninguna excepción. Su tío Ron sin embargo, le había dicho que escuchando ese tipo de conversaciones, Harry, Hermione y él habían podido salvar al Mundo Mágico y que no debía hacerle caso a su madre. Justo ahora, tuvo que pedir una disculpa mentalmente y mandar al diablo el consejo de Ginny, mientras se aplastaba contra una columna e inclinaba el cuerpo lo suficiente para poder observar a ambos rubios sin que estos repararan en su presencia.
— Deberías confiar un poco en mí cuando te digo que no sufrirás de frío — Dijo Alekséi con su marcado acento ruso bailando por cada palabra.
El ruso vestía abrigadoramente, con un elegante saco negro, sombrero de lana en tono oscuro y guantes del mismo color sobre sus manos. El cabello que salía por debajo del gorro se acomodaba agraciadamente por las laterales de su rostro, definiendo con mayor ahínco sus altos pómulos y su fina barbilla, además de relucir mejor el tono claro y cremoso de la piel que dejaba ver. Shanelle iba igual, con colores oscuros por sobre toda su ropa, menos la bufanda platinada que cubría cuello y parte de su boca.
Albus entornó los ojos para ver con mayor claridad como Alekséi tomaba con un ágil movimiento la mano más cercana de Shanelle, antes de empezar a arrastrarla con facilidad hacia el exterior. Por un instante, el de cabellos oscuros se vio tentado por salir de aquel cilindro que ocultaba su presencia, pero la risa ahogada de Regine y su rostro relajado lo detuvieron. Observó fijamente como Shanelle intentaba retroceder de nuevo al castillo, fallando lastimosamente en el intento pero sin parecer que sufría por ello. La mano derecha de Albus se cerró en un puño en completa tensión y unos segundos después, suspiró con rabia y golpeo el muro que tenía a su lado.
Casi sentía el regusto amargo de la bilis subiéndole por la garganta, aunque se negaba a aceptar que estaba enfureciéndose sólo por eso. Sólo porque Alekséi sostenía firmemente la mano enguantada de Shanelle, sólo porque ella parecía estar encantada con la presencia del otro, al igual que a su contacto. Sólo por qué se veían tan… correctos en mutua compañía. Todo eso…
— Me enferma — Espetó Albus en un quejido bajo.
Ambos rubios se perdieron de su vista más allá de los jardines, entre una que otra risa y bastante palabrería de por medio. Albus pensó que no podía sentirse peor aún después de la discusión con Malfoy hace unas noches pero obviamente estaba equivocado. Algo importante se le estaba perdiendo, podía sentirlo como una arrolladora sensación oprimiendo su pecho, y lo peor era que no tenía idea de que era lo que perdía.
Cansado, y hastiado de su pequeña caminata poco satisfactoria, Albus dio media vuelta, dando por terminado ese asunto y volvió sobre sus pasos en camino al comedor. A medida que se acercaba, comenzaba a distinguir las voces ahogadas de los alumnos que empezaban el día con susurros extasiados abandonando sus bocazas, y eso no hacía más que incomodarle más. Esquivó a algunos chicos que se arrebolaban por los pasillos y entro al gran comedor con la mirada clavada al suelo y perdido en sus pensamientos.
Albus se dejó caer pesadamente en el banco junto a Scorpius y atacó un pastel de carne que quedaba a su derecha sin mirar a su rubio amigo hasta que este le pellizco el brazo. El Slytherin gruñó, terminó de masticar y le regalo un poco de su atención a Scorp. Quiso arrepentirse cuando los ojos plateados del otro le recordaron a unos que intentaba olvidar.
— No tienes buena pinta — Dijo Scorpius, apuntándole con el tenedor que sostenía entre su mano derecha.
— Algo así — Albus desvío la mirada, encogiendo sus hombros en un gesto muy vago. Scorpius estrechó sus ojos con sospecha, inspeccionando con mejor vista a su amigo. — No ha sido una buena semana.
— Puedo verlo — Bromeó el rubio.
— Oh, cierra la boca — Al empujó a Scorp levemente y ambos rieron. Después se callaron casi al instante. Se miraron fijamente por unos segundos antes de suspirar pesadamente, y mandar a la comida al olvido para sentarse uno frente a otro.
— Tienes problemas.
— Y tú igual, Scorp.
— Cosas — Contestó, apoyando uno de sus codos sobre la superficie de madera que era la mesa y colocar el mentón en la palma de su mano. Sus labios se fruncieron en una mueca que Albus reconoció como frustración.
Potter asintió, sabiendo ya de ante mano a que se refería con cosas. O más bien a quién, y enserio lo comprendía pero sabía que igual era un idiota. Albus se preguntó si estaría siendo igual de imbécil que su mejor amigo en esos momentos. La respuesta afirmativa le llego de su molesta consciencia y gruñó de nuevo. Esa mañana no pintaba a ser tan buena como siempre.
Ambos Slytherin se enfrascaron en una conversación basada a murmullos con muy mala hostia pero sin ofenderse el uno al otro. En ocasiones, Scorpius le daba demasiadas vueltas a las cosas y en el caso de Al, las evitaba y fingía que los problemas no estaban. El comedor comenzó a llenarse más y más de gente a medida que pasaba el tiempo y el ruido se hizo por un instante demasiado ensordecedor para ambos chicos, que habían tenido que susurrarse al oído del otro para entenderse.
— Juro que no lo entiendo.
Los chicos callaron abruptamente por inconsciencia cuando una voz femenina pero gruesa sobre pasó las suyas, y miraron a la chica no muy lejos de ellos con expresiones entre irritadas y curiosas. La fémina sin embargo ni se inmuto o pareció no darse cuenta de que era observada y continúo alardeando con sus amigas.
— Pero sí lo has visto, Jane — Siseó una muchacha bajita, con cabellos cobrizos cayéndole agraciadamente sobre su rostro alargado de mentón fino. Iba una clase más abajo que ellos —. No sé qué es lo que no entiendes.
— ¡Pero sí es obvio, Nina! ¡A ellos! ¡No los entiendo a ellos!
— ¿Qué tienes que entender? — Le gruñó Pucey, machacando la comida con los cubiertos como Albus lo había hecho cuando recién entró al comedor — Joder, las tías como ustedes tocan demasiado los huevos intentando buscarle una respuesta a todo.
Nina le lanzó una mirada mal intencionada al moreno de cabellos pulcros, lacios y ligeramente alborotados.
— Ignóralo, Nina — Dijo Jane con voz divertida, sonriendo e inclinándose hacia adelante para picar la frente de Pucey. Albus hizo una mueca parecida a la incomodidad y mentalmente se preguntó que desde cuándo se había convertido en un cotilla — Está amargado por haberlos visto juntos.
— Cállate, Jane. Sabes que no es por eso.
— Venga, ¿piensas negarlo? Has visto al ruso y Malfoy jugando con la nieve y has salido pitando de los jardines.
— Que te calles — Masculló el moreno con los dientes apretados. El mismo Al sintió como sus maxilares y quijada se tensaba inconscientemente. Por su lado, Scorpius continuó hurgando en el plato de comida con una ceja enarcada en curiosidad.
— Deja de ser tan testarudo, Cailan
— No lo soy, tú eres quién está escupiendo sandeces, Jane.
— Dejen de pelear — Se entrometió Nina, bufando a la par que blanqueaba los ojos — Acéptalo, Cailan. Estás celoso o por lo menos irritado de verlos juntos.
Jane soltó una risita, que fue acallada por un exagero gruñido de Pucey.
Scorpius descompuso su perfecta máscara de indiferencia y miró disimuladamente al indiscreto grupo con expresión confundida y claramente desconfiada. En otro momento, tal vez Albus hubiera roto en risas por su cara, pero ahora… Ahora solo evitaba levantarse y salir corriendo hacia los jardines. El calor estaba abrasando sus mejillas y el pelo ya se le pagaba a la frente por unas minúsculas partículas de sudor que bailaban por su piel. En realidad, no sabía por qué estaba tan irritado y tampoco sabía si era por Pucey o por el maldito Albino pero en verdad estaba molesto.
— Y tú, Jane — Continuo la chica bajita — Concuerdo con Cailan. ¿Qué es lo que necesitas entender? Es que igual tú eres muy insistente.
— Pero es qué no entiendo.
— Te vas a volver grabadora o qué — Masculló con mala intención el moreno.
— Que calles y déjame terminar.
El muchacho chistó la lengua, se acomodó en el asiento aun refunfuñando y tragó su postre sin poner mucha atención a las chicas, o al menos, eso fingía.
— Bueno… — Nina tomó la punta de su pelo y lo jugueteó entre sus dedos- Continua, Jane.
La chica soltó una sonrisa fugaz con algo parecido a la chulería y se inclinó hacia Nina, como si lo que fuese a decir fuera secreto de estado.
— No entiendo nada de ellos dos. Mira, que no es como si yo conociese mucho al león ruso — Jane blanqueó sus ojos como gesto de obviedad —. Pero a quién si conozco es a Malfoy.
— Has hablado con ella alrededor de dos veces — Refutó Pucey, arqueando una de sus cejas con burla—. Eso no es conocerla.
Un bollo relleno voló muy cerca de su rostro, pero aun así su sonrisa sarcástica no abandonó sus labios sonrojados y mojados por el jugo.
— Decía… La conozco lo suficiente. Mira, ¿recuerdan que a inicio del curso no hablaba ni con sus hermanos? Y eso es normal entre ellos al parecer, pero de semanas para acá, habla con la mitad de los Gryffindors, más con esa metamórfica junto con él mayor de los Potter, y ahora la vemos por allá, parloteando con nada más y nada menos que ese sensual y arisco hombre que es Alekséi.¡No lo entiendo! ¡Ella era casi muda, y él otro se le conoce por no llevarse bien con cualquier persona!
— Eso no le quita lo popular, y que esté muy bueno.
— Eso ya lo sé, querida. A lo que me refiero es que está pasando algo raro.
— Sólo estaban jugando en la nieve — Masculló Nina. Hizo un gesto muy vago con su mano, intentando restarle importancia al asunto.
Si la conversación continuó, ni Albus ni Scorpius se dieron cuenta de ello. Cada uno experimentaba distintos sentimientos y los pensamientos borboteaban dentro de su cabeza como un caldero hirviendo. Los alumnos comenzaron a desaparecer por la puerta del comedor para irse a clases, pero ellos no se movieron.
Albus sentía algo extraño. Un vacío instalado en la boca de su estómago que no le permitía soltar ni el más mínimo monosílabo y sus labios secos le dolían cuando su lengua los lamía para humedecerlos. Algo raro estaba pasando con él. Y tenía ya una leve idea del porqué, aunque eso no significase que ya lo aceptará; de hecho, era todo lo contrario, se aferraba a la idea de que era el parecido entre ambas chicas lo que le impulsaba a mostrar un renovado y distinto interés en Regine. Tal vez porque ambas tenían el pelo rubio.
Pero Shanelle lo tiene dos tonos más claro y cuando la luz del sol ilumina las hebras de cabello, parece que desplegasen luces que te ciegan y te atraen tontamente.
Potter chasqueó la lengua y barrió el resto del desayuno que tenía cerca con una de sus manos. Acomodó los codos en la mesa y sostuvo la cabeza entre sus palmas. ¿Sería por el parecido entre sus ojos?
No, los de ella son azules y los de Shanelle son una fusión que puede intercalar de color dependiendo de la luz o lo que siente. Normalmente, la plata líquida es lo que mayormente cubre el iris de sus ojos, dándole el aspecto de Luna llena.
Al gruñó, y Scorp por fin lo miró, solo un segundo antes de volver a perder la vista al frente. Albus cerró sus ojos, el fastidio estaba convirtiéndose en un taladrante dolor de sien y el mal humor le inundó. Si no era el pelo, ni los ojos, ¿Qué era? ¿La altura? ¿La personalidad? ¿Los gestos?
No, claro que no. No seas imbécil, Albus. Estás siendo un tonto que no quiere enfrentar lo obvio.
Albus Potter dejó caer su cabeza sobre la mesa, provocando un sonido sordo que irrumpió el desayuno de los más cercanos a su asiento. Scorp, aun sin tener una idea de nada en su cabeza, palmeo la espalda de su compañero a la par que le regalaba una sonrisa consoladora. Los ojos esmeraldas lo miraron por un segundo, antes de que las irises fuesen cubiertas por los párpados.
Estoy perdido. Jodidamente perdido.
Shanelle Regine
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Playing in the snow
I found the love
— ¡Maldita sea, Alekséi!
—Pero mira que acabo de descubrir. Una Malfoy con boca de carroñero
—Pero mira que acabo de descubrir. Una Malfoy con boca de carroñero
Más nieve densa y congelada cayó sobre mi pelo y gorro, mojándolo y erizándome la piel por el repentino cambio de temperatura. Mire fijamente al ruso frente a mí, el que reía estruendosamente mientras se inclinaba hacia adelante, apoyando las palmas cubiertas por guantes oscuros de lana sobre sus rodillas, y muy a mi pesar, mis labios se estiraron. La sonrisa apareció casi sin quererlo. Estaba luchando por no seguirle la corriente a Alekséi — Algo que no estaba logrando obviamente—, que desde muy temprano me había arrastrado fuera del castillo para una infantil guerra de nieve. Aunque no creo que pudiese llamarse como tal cuando en realidad, para que existiese una guerra, ambas partes debían atacar, y tomando en cuenta que en realidad yo me ocultaba detrás de los árboles para evitar sus proyectiles helados, más bien parecía una cacería que un juego de guerrilla.
La nieve crujió cuando Alekséi dio un paso para acercarse. Sus labios estirados en una sonrisa hicieron que la mía, que aun luchaba por escapar de mi boca, desapareciera por completo. Di un paso hacia atrás, mirando de reojo la arboleda en busca de un posible escudo.
—No soy carroñera. Es solo que tendré que tomar una ducha por segunda vez en la mañana por culpa tuya, y eso es un fastidio.
Dio otro paso más, y yo salté en mi sitio, sintiendo como el corazón se me aceleraba. No sabía si por miedo a otro impacto o por qué seguía acercándose.
—Es sólo agua, rubiales — Su acento ruso combinado con la risa vibrante y profunda erizó mi piel.
— ¿Qué es tan divertido de molestar a la gente, eh?
—No a la gente… — Alekséi tomo nieve del suelo y con ambas palmas, le dio una forma circular. Apreté un poco los labios, caminando hacia mi lateral derecha —. Sólo a ti.
Rodé los ojos. Una corriente de aire frío rozo mi mejilla, y seguidamente la nieve choco en el tronco detrás de mí. Escuché una maldición en ruso del otro chico y por el momento, el alivio me embargó. Camine hasta uno de los árboles más frondosos y lo rodeé para utilizarlo como escudo.
— ¿Es qué quieres que me enferme más o qué? — Grité detrás del tronco, inclinándome para mirarlo.
—Si te enfermas, ¿irías al baile?
Él tenía otra bola de nieve nueva entre sus manos enguantadas, una de sus rubias cejas enarcadas y los labios quebrados por el frío.
—Eh… — Mi entrecejo se frunció hacia el centro de mi frente, no muy segura de que responder —. Lo más probable es que no.
La sonrisa de Alekséi se hizo más depredadora y yo maldije por lo bajo. El brillo de diversión cuando descubres algo maravilloso apareció en su mirada, y ahí supe que el maldito árbol de nada iba a servirme.
—Perfecto para mí entonces.
El corrió con una rapidez extraña y asombrosa, sin dejarme oportunidad a reaccionar. Lo bola de nieve se estrelló en mi frente, explotando sobre mi rostro. Pude sentir como diminutas partículas de hielo congelado al extremo se metían entre mis ojos, y un gemido salió de mi boca cuando, en un intento de alejar la molestia de mi cara, di un traspié, cayendo al suelo.
—Mierda…
Jadeé. La vista se me nublaba gracias al agua y el pantalón estaba húmedo por la nieve que había sobre el césped marchito; gruñí miserablemente, escuchando la risa de Alekséi como fondo sonoro a nuestro alrededor aparte del sonido que ocasionaba el aire al revolotear con fuerza.
—Venga, Reg. Levántate ya.
—No veo nada, idiota — Dije intentando abrir los ojos, pero fallé. Me molestaba algo dentro de mis párpados y la nieve ya se había vuelto agua, difuminando todo cuando intentaba tener los ojos abiertos por más de cinco segundos—. Ugh, maldita sea.
El aire arremetió contra mi cara, dándome la sensación helada de mis mejillas y orejas a mayor claridad, restregué mis ojos con los guantes y la sensación áspera de la tela me irritó los ojos, miserablemente gemí frustrada, y mordí mi labio con fuerza ante la ceguera momentánea. Escuché los pasos de Alekséi acercándose a paso lento, aun con el vestigio de la risa presente en su voz.
—Te dije que no llorarás… — El susurro me llego cercano, su aliento mentolado y fresco fue percibido por mí como un aroma conocido y sus dedos cálidos acariciaron mis párpados con lentitud —. Pero como siempre, no me haces caso.
—No veo, Alekséi — Gruñí, levantando el rostro a ciegas para intentar verle. No vi más que la silueta de su cuerpo alto y su cabello rubio tras una cortina de agua que nadaba entre mis ojos entrecerrados— Y esto es tu culpa. Me has tirado al suelo y dejado ciega.
—Ah, no. Tú, torpe que eres, te has tropezado sola, Moya Devoshka.
—Debido a tu proyectil helado es que he caído.
— ¿Quieres callarte y cerrar los ojos por un momento? No me estás dejando limpiarte bien.
Fruncí los labios y asentí a regaña dientes. Las yemas de Alekséi se movieron sutilmente sobre mis pestañas húmedas y las acarició con suavidad, deshaciéndose de la nieve a medio derretir que había allí, incómodamente por el frío y estar quieta sobre la húmeda superficie, arrugué la nariz y una risa baja abandonó la garganta del ruso. Sonreí un poco y suspiré cuando el agua helada que cubría mis ojos desapareció con la barrida del pulgar de Alekséi y parpadeé muchas veces, para aclarar mi vista. En un principio, todo era nubloso y acuoso pero a medida que el aire hacía su trabajo en secar mis párpados, la vista iba aclarándose… Y después sentí claramente como el calor subía desde mi cuello hasta mis orejas.
—Muy cerca — Mascullé suavemente, y me empuje con los talones para retroceder unos centímetros de Alekséi —. Gracias… creo.
— ¿Crees?
El rubio tomó mi brazo, y me ayudo a levantarme de la nieve. Le agradecí con una suave sonrisa — Gesto que últimamente se estaba haciendo común en mí—, y sacudí el hielo de mis pantalones y chaqueta. Mientras tanto, los ojos de Alekséi me taladraban, podía sentirlo claramente aplastar su mirada sobre mí.
—Ha sido tu culpa en un principio — Levanté mi cara del suelo, y enfrente su mirada plateada—. Así qué… no sé si sea correcto agradecerte por algo que tú provocaste.
Chasqueó su lengua, y gruñó. Yo desvíe el rostro hacia aún lado para ocultar una sonrisa, enterrando la quijada dentro de mi bufanda plateada.
—Te estás riendo aparte, empiezo a creer que en realidad estás burlándote de mí, enana inglesa.
Fruncí el ceño y lo miré de reojo.
—No soy enana por enésima vez, ruso idiota.
Alekséi se estiró tan cual largo era, alzando sus brazos al cielo mientras un gemido agradecido salía de su boca en volutas de aire condensando. Un golpe sordo arremetió contra mi torso y el calor subió desde mi cuello hasta la nuca al mismo tiempo que una de mis manos volaba contra mí pecho, tratando inútilmente de detener en latir violento de mi corazón.
“Comienzo a creer que sufro de problemas cardíacos”.
Tallé mi pecho con una mueca de dolor en la boca. Aleksei por fin dejo de estirarse y camino hasta donde yo estaba; apoyó una de sus manos en mi cabeza, moviéndola hacia los lados para alborotarme el cabello, después se inclinó un poco y agacho su rostro para mirarme una vez más con diversión.
— ¿Has notado que siempre que hablo contigo tengo que agacharme un poco para hacerlo? No vengas diciendo mentiras entonces, Reg.
—Eres muy molesto a veces — Murmuré a duras penas, cruzándome de brazos.
—No lo sería tanto si ese idiota arreglará sus problemas con cierta niña esquizofrénica y dejará de usarte como tapadera. Me dan más ganas de molestarte.
Sea lo que haya dicho… No he entendido ni una palabra. Arqueé una de mis cejas en busca de respuesta, y una fugaz sonrisa fue lo que obtuve; además de que Alekséi bajará mi gorro de lana bruscamente, cubriéndome los ojos. Sentí una de sus manos sobre mí hombro, incitándome a retroceder un poco, hasta que alguna dureza chocó contra mi espalda, y al palparla, aun sobre los guantes, me di cuenta que era corteza de un árbol. Un tronco.
— ¿Qué dijiste hace un momento?
A pesar de que el gorro me bloqueaba la vista, aún era capaz de ver por entre la tela del tejido, aunque sólo distinguía algunos mechones rubios de Alekséi que bailaban graciosamente contra su cara por el viento. La mano que aún tenía libre se colocó sobre mi cabeza de nuevo y la empujo hasta que está toco la madera del tronco al igual que mi espalda; Alejó su mano y la bajó para sacudir lo que parecía ser nieve de mis hombros, riendo sin contestarme. Yo solté un suspiro, inclinando el rostro un poco hacia arriba en un intento pobre de poder ver el cielo. Deje caer mi peso completamente sobre el árbol, y permití que mis músculos se relajaran contra el tronco, subiendo el pie derecho para plantar la suela contra la frondosa corteza de madera. No puse mucho caso en la limpieza de nieve que Alekséi estaba haciendo sobre mí, pero si rodé los ojos para mirarlo, sólo a él. A sus ojos centrados en mi ropa, a sus labios suaves y sin estirar, fruncidos en una leve mueca de concentración al igual que sus finas rubias cejas que enmarcaban de manera perfecta sus ojos mercurio, aquellos que brillaban casi siempre con la diversión bailándole por las pupilas; Las manos grandes de Alekséi se detuvieron a mitad de mi escrutinio, y sus ojos se alzaron cuando se sintió observado, y su rostro, relajado, fino y bien detallado, me miró expectante, intentando descifrar si es que en verdad yo estaba viéndolo en ese momento. Miserablemente, sonreí un poco, y él me devolvió el gesto, con ese toque gallardo tan propio de él, y noté como sus manos ascendían hasta que llegaron a mis hombros, y al llegar ahí, apoyó las palmas sobre el tronco. Por un tonto segundo, llegué a pensar que sí el árbol no caería debido a nuestro peso pero, obviamente, eso no pasó.
— ¿Por qué siempre eres tan entrometida? — Siseó, y sentí su perfume atacarme las narices con rapidez, eso quería decir que estaba cerca y el pensamiento, a pesar de ponerme nerviosa, no me incomodaba.
Con una de mis manos, subí el gorro que me tapaba la vista, y pestañeé un par de veces para enfocar su rostro; estaba a centímetros de mí, y eso me hizo sonreír por extraño que parezca.
—Porqué tú jamás me respondes nada, Alekséi.
—Tal vez ese deba ser un indicio de que le sumes un idioma más a tu gran colección de lenguas extranjeras, pequeña.
Fruncí la nariz ante la idea de aprender ruso, y el ceño de Alekséi se crispó en respuesta a mi reacción.
—Hablar ruso es como aprender a escupir para los que la aprenden como lengua secundaria —Mascullé, desviando el rostro por un momento. La luz del sol golpeaba la espalda del rubio, y le daba un aspecto casi angelical. Ironías—. ¿Quieres que te escupa?
Él soltó una carcajada, erizándome la piel del cuello cuando su aliento sopló en esa zona.
— ¿Acaso yo te escupo cuando hablamos, Moya Devoschka?
Fingí meditarlo, y la seriedad se plasmó en su rostro.
—No—Confirme, riendo—. De hecho, me gustan ambos acentos.
— ¿Ambos? —Preguntó Alekséi, arqueando una de sus finas cejas. Alzó una de sus manos para acomodarse el gorro mientras tanto.
—Sí, el de tu idioma y el de cuando hablas en español. Remarcas mucho la R, pero de una manera que suena bonita.
Me sentí tonta, pero con Alekséi siempre era sincera, sin notarlo siquiera. Las verdades me salían de la boca como vómito verbal, y cuando quería corregirlo, ya era tarde.
Una sonrisa felina se asomó por los labios rosados de Alekséi, y yo me pateé mentalmente por ser idiota en ocasiones que menos lo ameritan.
—Así que lo definirías como bonita.
—Ow, cállate. Me sacas de quicio — Bufé, agachándome para pasar entre sus brazos y alejarme del dichoso tronco, escuchando el crujir de la nieve debajo de mis pies. El calor me había sofocado por un momento a pesar de la frialdad del viento—. ¿Qué si lo dije?
Alekséi atrapó una de mis muñecas, y sentí el jalón sobre mi brazo, antes de verme envuelta en un calor que sólo había probado una vez. Era un abrazo un tanto tosco, pero acogedor, sus brazos me rodeaban la espalda, y su mano derecha hundía mi rostro sobre su pecho, llenándome de su aroma a bosque y almizcle. Era una esencia fuerte, sin llegar a picarte la nariz, algo más parecido a lo dulce o fresco e involuntariamente mis brazos rodearon su torso, y mis manos se aferraron a su chaqueta, estrujando la tela entre mis dedos.
—Eres muy tonta.
—Sigues sacándome de quicio —Gruñí pero realmente sin molestia. Después de unos segundos, volví a hablar en un susurro —. No pareces de los que abracen mucho, si te soy honesta.
La mano de Alekséi comenzó a moverse, como si jugase con las puntas de mi pelo distraídamente. Alce el rostro un poco, mirándole, observándole discretamente y suspiré en silencio. No estaba bien, pero estando así, era como sentirse protegida o segura.
— Prefiero derribar gente si te soy honesto — Yo sonreí un poco, dándole la razón— pero tienes razón, no me gusta abrazar a la gente.
A pesar de eso, sus brazos se aferraron un poco más, y yo no supe que decir, pero sentí que no era necesario; así que sólo apreté mis brazos un poco más, y sonreí agradecidamente. Tal vez era cierto que a él no le gustase, o que no estuviese acostumbrado, yo misma no era muy cercana al contacto ajeno; aun recordaba el sentimiento de pánico que tuve cuando Pucey insistía en arrastrarme junto a él a las gradas, pero Aleskéi estaba haciendo el esfuerzo, estaba abrazándome, y si me permitía reconocerlo, era necesario para mí. El dolor se calmaba cuando este idiota estaba acompañándome.
—A mí tampoco me gusta abrazarte.
Él río, y soltó sus brazos, desperezándose y volviendo a ponerse los guantes que se había quitado hace un rato para limpiar la nieve de mi cara.
—Es una lástima entonces que a mí me guste llevarte la contraria.
Y una vez más, su mano alboroto mi cabello, con todo y gorro. Chisté la lengua, y él se echó a correr al castillo, riendo sin siquiera voltear atrás. Un suspiro broto de lo más profundo de mis pulmones, y rumiando mil y un cosas de su actitud tan infantil, lo seguí… sin darme cuenta de la sonrisa que atravesaba mi rostro con algo parecido a algo que, más tarde, sabría que era cariño.
25 de Diciembre de 2020. Mazmorras de Slytherin.
Las hebras del cabello se escurrían de entre mis dedos, fastidiándome la mañana por enésima vez desde que desperté. Mi propio ceño era muestra clara, ya que se fruncía hasta que ambas cejas se juntaban en el centro, tensando el resto de mi cara. Cuando un nuevo mechón lacio y rubio atravesó mi frente, gruñí y azote ambas manos sobre el tocador, haciendo brincar pasadores y el peine sobre la superficie de madera.
Julián ronroneó, restregando su lomo contra mis piernas en un llamado de atención que ignoré. En vez de eso, continué utilizando mis manos para terminar de una vez por todas de atar mi pelo en un peinado que debía verse casual pero que no era lo mismo a la hora de hacerlo. Tomé el pasador que sostenía entre mis dientes, y lo clave sobre el mechón de cabello que se movía como quería, dejándole inmóvil. Con la punta de mis dedos, acomode el flequillo y afloje un poco la coleta alta antes de suspirar y alzar los brazos al cielo en plan de victoria. Había terminado.
—Voy, Julián. Eres demasiado impaciente —Murmuré, esbozando una pequeña sonrisa mientras me agachaba un poco para acariciar el hocico del gato—. Ven, te daré de comer antes de empezar con los regalos.
El gato maulló. Yo sólo blanqueé los ojos y lo deje devorar su comida mientras iba y me dejaba caer en la cama mirando la pila de regalos al pie del colchón.
Papá envió un vestido, y yo me reí un poco intentando imaginarlo de compras con mamá.
—Espero te hayas divertido, Padre — Dije a la nada.
Alcé el vestido, que era de un color negro oscuro, muy parecido a su cabello. Una punzada atacó mi pecho, aflojando la sonrisa de mi cara. Mis ojos se cerraron por un momento, mordí mi labio para calmarme y no pensar él. No en él, y no hoy.
En vez de eso, continué mirando el vestido y los detalles; la sonrisa volvió a mí cuando me di cuenta del diseño para la espalda y los pequeños decorados que lo hacían una elección solo de mí padre. Volví a dejarlo en su lugar. Abrí el de Astoria, y eran tacones y accesorios a juego para el vestido. Me limite a negar con la cabeza, y dejarlos a lado del vestido para esta noche, y tomé el paquete envuelto de mi abuela, desgarrando el papel para descubrir 3 tomos de libros con encuadernado de piel de apariencia desgastada. Las páginas estaban amarillas y la caligrafía impregnada en el pergamino era en cursiva, así que debían tener, según por el estado, alrededor de unos 150 años o más de existencia. Cuando mis ojos repasaron el título del primer tomo, di un grito y me entorpecí a niveles alarmantes, tanto, que el libro se escurrió entre mis manos y cayó en dirección al suelo, aunque terminó dándole a un pobre Julián que se paseaba por allí.
—Lo siento.
Julián maulló, y cuando me inclinaba para recoger el libro, rasguñó el dorso de mi mano, y huyó debajo de la cama cuando intenté atraparlo. Como era normal que él fuese un gato de mal carácter, fruncí la nariz y volví a la cama con el libro en los brazos sin reñirle.
Mis dedos se deslizaron por sobre el título, y sonreí un poco, estirando la comisura izquierda de mi boca. Terminé revisando apresuradamente los demás libros antes de que dos golpes secos se escucharan por la habitación. Arrugué el papel de regalo con mis manos cuando me levantaba, y lo dejé caer en la papelera al mismo tiempo en qué abría la puerta.
—Buenos días —Murmuró, y entró con su descaro habitual apenas termino de hablar.
—Buenas… —Di una hojeada al reloj, y arrugue la cejas, para seguidamente volver a la cama, y continuar abriendo regalos al azar—. Es muy temprano aún, ¿Qué buscas aquí, Sép?
Caminó por el cuarto con la mirada perdida, y fingía tener un sincero interés en la decoración ausente en las paredes. Arranqué el papel de otro regalo, sin dejar de verle; tenía ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón y parecía jugar con algo dentro del derecho, aunque no tenía idea de que podía ser.
—Ten.
Me incliné hacia adelante, sin ganas de levantarme de la cama y le arrebaté el sobre arrugado de entre los dedos.
—Se tardó mucho en responder ahora — Bufé y reí, acomodándome aún más entre las sábanas. Séptimus asintió, pero en realidad parecía tener la mente en otro lado—. ¿Te ha respondido a ti?
No contestó. Se quedó parado cual estatua a mitad del cuarto, con la mirada pérdida en los libros sobre la cama. Los regalos de la abuela.
— ¿Te los ha dad-
La puerta sufrió un ataque de golpes ensordecedores, cortando la frase de Séptimus a la mitad. Su mirada pasó de los libros a mí, preguntándome en silencio quién era; encogí los hombro a modo de respuesta, por qué la verdad es que no tenía idea de quién podía ser. Su lengua emitió un gesto de fastidio, y regresó sobre sus pasos para abrir la puerta, mientras yo me permitía una sonrisa suave por su mal humor mañanero. La mano derecha de Sép se cerró sobre el pomo de la puerta, y de un jalón, la abrió. La mano de Ekaterina se congeló de inmediato en el aire, y en sus mejillas se comenzaba a colorear un bonito rojo borgoña. Reí por lo bajo, cubriendo mi boca con la palma de mi mano por la escena. Iba en pijama aún, una de esas que normalmente solo usas a la edad de 7 años, con estampados infantiles y colores chillones; su cabello, castaño, risado y largo, le caía por los hombros de manera desordenada y aún tenía el efecto almohada que indicaba que acababa de levantarse.
— Hola…—Susurró con voz ahogada.
Me levanté de la cama, riendo aún por la situación. La ceja enarcada de Sep, y su mirada penetrante hacían que cualquiera se sintiese diminuta.
—Hola, Kitty —Empuje un poco a Séptimus para verla, ella suspiro nerviosamente y me miro con ojos agradecidos — Feliz navidad.
—Feliz navidad y… Feliz cumpleaños.
Le sonreí brevemente, y su rostro mostró algo parecido al asombro. El carraspeo de Séptimus llamó mi atención, y enarqué una ceja al mirarlo, sin comprender que era lo que quería. ¿Qué corriera a Ekaterina o qué?
—Eh… Gracias, Kitty —Apoyé mi cuerpo en el marco de la puerta—. Pero tu regalo no viene hasta dentro de una semana, disculpa.
“La verdad es que olvide encargarlo, le compraré algo en Hogsmade”.
—No importa, sólo venía a felicitarte —Murmuró, mirando a mi hermano de vez en cuando, sus manos, delicadas a pesar de jugar Quidditch, se retorcían y podía apreciar que sus hombros estaban tensos—. Hablamos luego, ¿vale? Cuando estés menos ocupada.
Séptimus gruñó, se dio media vuelta y caminó hasta dejarse caer en mi cama, fingiendo que miraba los regalos que aún quedaban por abrir. No muy segura, despegué la vista de él y volví a mirar a Kitty, quién se veía arrepentida de haber abierto la boca.
—Creo que se ha molestado un poco —Dije, suspirando.
—Perdona, es que… no sé, me puse nerviosa. Desde hace unos días anda muy raro…
— Lo sé, pero eso no es algo de lo que tú debas preocuparte — Contesté suavemente, y cerré un poco la puerta, para que ella no siguiese viéndolo —. ¿Querías decirme algo más?
—En realidad, quería darte algo — Ekaterina frunció un tanto su boca cuando le interrumpí la vista, pero aun así, de su bolsillo sacó un paquete que termino por agrandar con su varita; era rectangular, cubierto por un triste papel grisáceo y de tamaño medio —. Son chocolates… te los manda Halden.
Casi me lanzó la caja, acompañado de unos ojos heridos. No supe que decir, así que sólo arqueé una de mis cejas, mirando el paquete con duda.
— ¿y cómo por qué?
—Tú cumpleaños, dice.
— ¿y cómo por qué? —Repetí una vez más, medio girándome para dejar la caja en la mesita de noche.
— ¿Ah?
—Es la primera vez que me regala algo desde que estamos en Hogwarts.
— ¿enserio? —Un brillo esperanzado abordó sus preciosos ojos canela, y fruncí mi boca al momento en que asentía, dándole la razón —. Pues ni idea.
Su buen humor estaba de vuelta, y el brillo de la felicidad en sus irises lo dejaba muy claro. El amor hace que la gente tenga pensamientos tan estúpidos, murmuré mientras se despedía de mí e iba dando brincos a su habitación.
—Esa niña me irrita —Siseó Séptimus con saña una vez que terminé de cerrar la puerta.
—Es un poco… empalagosa.
Me senté enfrente de él, empujando los presentes hacia aún lado.
—Cómo sea…—Dijo con voz suave —. Los libros, ¿quién te los ha dado?
—La abuela, ¿quién más?
Los hombros de Séptimus se relajaron visiblemente, y por primera vez en días, vi una sonrisa asomándose en su boca, al igual que una risa suave que escapaba de su garganta.
—Bien, ¿y para qué quieres saber de pociones drenadoras? ¿Sabes qué es un delito dejar a alguien sin magia, enana?
— ¿Estás interrogándome en mi cumpleaños?
Una almohada se estrelló contra mi cara, y yo bufe cuando sentí como la coleta se aflojaba y dejaba mechones sueltos. ¿Qué tenían todos con la manía de lanzarme cosas a la cara?
—Responde
— No sé por qué te hago caso —Suspire, entrecerrando los ojos—. Sólo me llamó la atención, pero en la biblioteca de la escuela la información es muy pobre, así que hace unos días le pedí a la abuela algo de información —Apunté con el dedo índice a los tres libros apilados uno sobre otro que aun reposaban en la cama—. Y he aquí su hermosa respuesta.
—Que regalo más aburrido.
Sep tomó el último libro, dónde, por lo que había ojeado, se describía como hacer la poción y su consecuentes efectos y su manera de trabajo. Mi hermano deslizo sus pupilas por sobre las letras con calma, la expresión de su rostro era seria pero sin la tensión con la que había llegado en un principio; la curiosidad me estaba llamando, pues Ekaterina no estaba tan errada en las observaciones sobre él chico que justo ahora pasaba las hojas del libro con aburrimiento. Desde hacía ya unos días, su característico humor agridulce e insípido había tenido una pausa, se le veía pensativo y rumiando en Francés por los pasillos, para que no todo el mundo le entendiese, deduzco yo, y además, casi no aparecía por el comedor o en el jardín. Ni siquiera sabía si tenía ya una pareja para el baile, y eso era de preocuparse si era Séptimus de quien hablábamos.
—A mí me gusta —Le arrebaté el libro y volví a bufar, acomodándome el fleco detrás de las orejas—. No respondiste ¿te contestó el abuelo?
—Es obvio que lo hizo —Susurró, blanqueando los ojos. — Respondió a los tres. Aun me falta entregarle su carta a Scorpius, pero me da flojera buscarlo.
— ¿Y por qué viniste por mí?
—Tienes habitación sola, así que era menos molesto que entrar al cuarto de Scorpius y ver tanto mocoso junto.
—Bueno… Gracias.
Él me miró por un momento, y al otro, estaba negando con la cabeza mientras se ponía de pie. Sacudió los pantalones pegados y oscuros que vestía, y acomodo el cuello de su camiseta gris, comenzando a andar hacia la puerta.
—Nos vemos más tarde.
Y se fue.
10 minutos después
Voces, risas y gritos. Últimamente siempre era así. Rodeé a un par de Hufflepuf que no veían ni por donde caminaban, y no pude reprimir una mirada irritada a las chicas que mascullaban emocionadas por una nueva amortentia de Sortilegios Weasley. Continué sorteando a la gente que se arremolinaba cerca del comedor, sin detenerme siquiera a ver quiénes eran.
Hasta que un jalón en el brazo me detuvo bruscamente, causándome un dolor punzante en el hombro.
— ¿Quién…?
—Llevo siguiéndote desde la sala común.
Por un instante, Scorpius se permitió jadear, pero después, acomodo su cabello con su mano libre y suspiró para calmar su respiración.
—Hola —Murmuré apenas — ¿Ahora?
El estiro la comisura de sus labios e inspiró hondo.
—1…—susurró mi hermano, jalándome por el codo a una parte solitaria del castillo, muy cercana a la salida de los jardines.
—2…
— 3.
Scorpius envolvió mis hombros para abrazarme con delicadeza, y yo aferre mis manos a su cintura.
— Feliz cumpleaños —Dijimos al unísono.
Cada año era lo mismo. Y no me quejaba de ello, porque eso era lo único que realmente necesitábamos para que fuese un cumpleaños completo, Scorpius y yo habíamos empezado ese pequeño juego de felicitarnos al mismo tiempo cuando apenas éramos unos niños, y aunque a día de hoy podía parecer un poco infantil, entre nosotros no era interpretado así. Con un leve apretón más, nos dejamos ir.
Tenía unas pequeñas marcas de sueño, quizás causadas por insomnio pero a pesar de eso, continuaba viéndose con la misma frescura y elegancia que siempre. Alcé las manos para acomodar su cuello, el cual se había arrugado un poco al correr para alcanzarme y escuche un bufido por su parte, pero no me apartó; y a pesar de que me causaba gracia verlo refunfuñar y cosas parecidas, la sonrisa no llego a mi boca. El sentimiento de felicidad comenzó a derretirse por mi pecho para ser suplantado por la más fría sensación que había experimentado. Detrás de Scorpius, apoyado en un cilindro y cruzado de brazos, estaba Albus; Albus con ojos helados y labios apretados, cabello desordenado cayéndole por la frente y tensó como un resorte a pesar de intentar pasar relajado. Retrocedí instantáneamente y fruncí el ceño, desconcertada.
— ¿Qué hace Potter aquí? —Dije con la voz más baja que pude, temiendo que pudiese escucharnos.
—Me acompaño, íbamos a desayunar cuando te hemos visto cruzar la sala común como un rayo.
Los labios se me crisparon, y me obligue a mí misma a apartar la mirada de Albus.
—Bueno, parece apurado, deberían irse ya.
Scorpius entrecerró sus ojos al mismo tiempo en que una de sus cejas se enarcaba. Imite su gesto, para que no se diera cuenta que era yo quién quería salir corriendo. Quería hacer tantas cosas, disculparme con Albus pero igual gritarle y llorar, todo junto en un remolino de emociones que poco a poco empezaba a dejarme sin aire.
—Bien… Nos vemos más tarde entonces.
Asentí, recordando las mismas palabras que Sép había dicho hace un rato… sintiendo un tipo de deja vu, pero con algo más parecido a la amargura como sensación.
Él caminó hacia Albus, diciéndole algo que no alcancé a escuchar pero que le saco un fugaz sonrisa al moreno. Sentí una pequeña y leve punzada en mi pecho cuando ellos se fueron, porque ni una sola vez, Albus volvió a dirigir su mirada hacía mí; pero solo fue un minuto. Un minuto en el que me permití sentirme devastada antes de que el orgullo hiciese acto de presencia. Apretando los labios y dándome vuelta, aun con los trozos de mi cariño en plena recuperación, caminé a la salida del castillo, dónde el aire matutino me refresco las ideas y calmo mi irritación, donde sólo el viento secó mis ojos húmedos y dónde dos pequeñas lágrimas resbalaron por mis mejillas.
Gracias a Merlín Wanda apareció de la nada, y me arrastró a los jardines en una carrera imprevista que no me dejó pensar en esa molestia dentro de mi pecho por al menos un rato.
Mucho rato después
La luz del sol se filtraba un poco por entre las nubes de color peltre, dándole un leve descanso a las hierbas de la nieve que cubría gran parte de los terrenos en Hogwarts, y daba la sensación de calidez en el ambiente a pesar del hielo que se esparcía alrededor del castillo. Sonreí de nuevo al tocar con la yema de mis dedos el frío dije que colgaba del collar que me había dado Wanda hace poco, y cuando lo hice, el recuerdo de hace un momento se hizo presente en mi mente; A pesar de que cuando corrimos hacia su casa de campaña, me sentía molesta y al mismo tiempo triste, estar en compañía de Wanda me había alegrado el rato, y había calmado las dudas que tenía en mi mente.
Cuando ella fue tan honesta sobre sus sentimientos, miedos y decepciones, logró tocar una fibra en mí que ni yo misma sabía que tenía. Algo muy extraño pasó a medida que recordaba la mirada de Wen-wen y sus palabras susurradas, por qué sentí como un algo cálido abordaba todo mi pecho por un momento, dándome la oportunidad de mirar a Wanda de otra manera. Sentí que era la primera vez que la veía completamente al descubierto. Y luego… Ese resumido encuentro con esa particular niña de cabellos rubios a tonos rosas que adquiría cuando pequeñas luces de sol tocaban su pelo. Su mirada opaca y la penumbra cubriendo sus facciones fue lo que me llevo a hacer un inútil intento por animarla, y aunque sé que no lo logré, que ella hubiese recordado igual aquella vez en la mansión, el conflicto de aquel dulce, me alegro un poco, aumentando mi buen humor. Realmente, muy dentro de mí, admiraba la capacidad de reír aun con el corazón destrozado de Kaia Potter.
Llegué al castillo, dónde aun había demasiado alumnado corriendo por los pasillos. Alcancé a ver como Breeja corría con Pucey pisándole los talones, mientras se gritaban mutuamente cosas que en realidad, no me interesé en escuchar. Me fije más en la decoración navideña que empezaba a atacar el castillo, pues se podían ver muérdagos aparecer y desaparecer a su propio gusto, como si tuviesen vida propia, sorprendiendo a las personas que tenían que darse besos a mitad de toda la gente y la nieve que desaparecía antes de tocar el suelo cayendo desde un cielo completamente bañado en blanco le daba un toque encantador.
— ¿Es que piensas quedarte ahí parada todo el tiempo?
Desvíe la mirada un poco, mirándole de arriba hacia abajo, tratando de reconocerle. El brillo de sus anteojos fue lo que me dio la pista que necesitaba. McClay.
—Ojala pudiera —Contesté, encogiéndome de hombros—. ¿Te molesto acaso?
—No exactamente, pero tienes la mirada de pérdida y estás plantada a mitad del pasillo. Eso no es muy normal que digamos.
Su tono de voz era suave, y su rostro era serio, sin ninguna expresión más que una ceja que se arqueaba delicadamente sobre su cara. Bufé, blanqueando los ojos a la par que me hacía aún lado, pegando la espalda a la pared de ladrillos más cercana.
— ¿Mejor?
—Mejor.
Por un instante, sus labios mostraron algo parecido a una sonrisa, lo que me sorprendió un poco. Se quedó allí, a mi lado sin decir nada más, y la incomodidad comenzaba a embargarme como bochorno en pleno verano.
—Eh… —Carraspeé.
— ¿Conoces algo para los golpes? —Preguntó de repente, dejándome con la lengua atorada dentro de la boca.
— ¿Golpes? —Repetí, mientras él se masajeaba suavemente el cuello y hacía una mueca de dolor.
—Dicen que juegas Quidditch, lo escuché por el torneo que están haciendo Potter y los demás, y tú debes golpearte a menudo, ¿no?
Negué con la cabeza, desviando la mirada hacia otro parte.
—Tengo algo en mi cuarto, pero es solo para desaparecer el dolor, no moretones o hematomas —Mire su cuello, la zona donde se masajeaba sin darse cuenta— Si eso te es suficiente.
Pareció pensarlo un poco, y soltó un bufido, alzando su mano para acomodarse los lentes.
—Bien, vamos.
Me permití un momento de estupefacción, antes de arquear mi ceja derecha y estrechar los ojos en desconfianza. El tono de su voz seguía siendo susurrante, y no sonaba en lo absoluto grosero, de hecho, hasta parecía cortes, pero eso no quitaba que lo que estaba pasando no fuera lo más normal.
— ¿Normalmente vas pidiéndole favor a la gente desconocida? —Comenté, despegando mi espalda de la pared, para comenzar a caminar hacia las mazmorras.
—No, sólo a las amigas de quienes causan mi dolor.
— ¿Ah?
—Tú amiga es un poco violenta.
“¿Wanda?”
Sólo se me ocurría ella, por varias razones. Primero, Ekaterina es debilucha, por algo es guardián; segunda, últimamente solo hablo con Wen-wen, y tercero, sólo ella podía dominar a un chico y todavía, dejarle una marca como evidencia. Sólo había que ver a Maddox para comprobarlo.
—Algo —murmuré, desciendo las escaleras.
Ángel siseó la contraseña cuando llegamos a la puerta de Slytherin. Al entrar a la sala común, me detuve abruptamente y lo encaré por medio segundo.
— ¿Qué?
—Ya te traigo el remedio para tu golpe —Bufé a la mitad de una sonrisa— Pero no siempre voy a ayudarte cada que te encuentres a Wen-wen en una mala situación.
—Eso no suena muy justo…
Mis hombros se encogieron, me di la vuelta y a medida que subía las escaleras, me permití una leve sonrisa. Wen-wen siempre me daba sorpresas aunque ella no lo supiera.
Una vez que estuve en mi habitación, me recordé a mí misma mientras me inclinaba en el suelo para buscar debajo de la cama el ungüento, que aún me tenía que arreglarme para ir a un baile con él estúpido más grande de Gryffindor.
— Mi mejor amigo —Gruñí, estirando la mano para tomar el remedio. Exhalé un suspiro cuando el bote de cristal con la crema amarilla estuvo entre mis manos.
A medida que me levantaba, reí un poco por la ironía de las cosas. Porque era necesario hasta para mí intentar verle el lado positivo a las cosas, y quién sabe, tal vez ir al baile con James fuese divertido.
No fue así.
Shanelle Regine
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Dancing
With your best friend it's possible forget all the pain inside of you
La tela se deslizó por su cuerpo como si fuese seda, lenta y suavemente a medida que se acoplaba a las curvas y formas de su cuerpo. La rubia arregló las delgadas mangas, enderezándolas grácilmente sobre sus hombros pálidos y acomodó su escote una vez más, aunque no estaba realmente motivada a mostrar más de lo que el mismo vestido ya hacía. Dio media vuelta, mirando de reojo al espejo que le regala una perfecta vista que ella necesitaba para revisar si la serpiente platinada que colgaba de ligeros hilos grises a los extremos del vestido estaba en su lugar; esta, representaba lo que cualquiera imaginaría que debe ser un perfecto Slytherin. Limpia, altiva, brillante, elegante y con la confianza destacándose en los diamantes verdes que hacían de ojos para el reptil. Shanelle se permitió una bella sonrisa, cálida y suave, de la cuál ni ella misma se dio cuenta.
Sabía por qué el vestido había sido escogido por su padre, y se lo recordó a medida que tomaba asiento en el tocador para empezar con la difícil tarea de maquillarse y peinarse; Draco siempre acostumbraba a liberarse de las responsabilidades difíciles como vestir a sus hijos. Ese siempre había sido un trabajo de Astoria, y eso que lo hacía a la mitad, ya que ella sólo escogía los atuendos, y ordenaba a los elfos que fueran con sus hijos a vestirlos. Pero ahora, su padre había cambiado su costumbre, y había ido a comprarle el hermoso vestido que ahora su cuerpo vestía, y en el cuál la tela se acoplaba perfectamente a su cintura, caderas y piernas, desde donde a la altura pantorrilla comenzaba a caer libremente por sus pies tal cascada de agua a medianoche. La representación del atuendo era todo lo que pensaba que Shanelle, su hija y orgullo, era. Delicada pero fuerte, inocente pero con malicia y amabilidad sin dejar su coraje y el orgullo que cualquier Malfoy lleva como persona.
Regine suspiro, limpiando con su dedo pulgar la esquina de sus labios, donde un poco de labial se había embarrado sin querer en parte de la mejilla derecha al sonreír sin querer. La chica se miró un instante en el espejo frente a ella, y soltó un bufido despectivo, y alzó sus brazos para comenzar a manejar su delgado pero abundante cabello rubio platinado. Gastó 20 minutos, y media botella de pociones variadas hasta decidir que el cabello había quedado a la manera que ella consideraba adecuada. Dio un saltó antes de caminar por su habitación hasta llegar a la cama, y sentarse. La rubia se inclinó hasta alcanzar los regalos de su madre, y deslizó variadas pulseras en su brazo y un collar a juego con el vestido, aun sin deshacerse de los de Wanda o su padre, aquellos que valían mil veces más del que su madre le había dado; Shanelle se paró, y camino nerviosa por su habitación, sin decidirse a salir aún.
—Debí decirle que no cuando pude —Suspirando, la chica abandonó su habitación a paso lento.
Los Slytherin en general siempre eran muy callados, por lo que la sala común solía estar en silencio a esas horas de la tarde, pero las expectativas cambian cuando un baile como el del Torneo se lleva a cabo en el colegio. Los susurros acostumbrados que solían soltar los estudiantes de la casa de las serpientes, no eran nada comparado a lo de ahora. No es como si gritarán, pero hablaban unos entre otros a un nivel de voz normal al cual Shanelle no estaba acostumbrada. Vio como Séptimus hablaba con un chico de la misma edad que él, con gestos vagos, mirada relajada y palabras arrastradas, mientras tanto vio igual a Titus ayudando a niños de primero y segundo año con sus corbatas, los cuales ya formaban una fila para recibir el auxilio del mayor, ante eso, Regine bufó en una risa y se tomó un segundo, para calmar sus nervios y apretar los labios para dejar de sonreír. Necesitaba dar un anunció, y nadie la iba a tomar enserio si comenzaba a reírse de la nada cual loca.
Shanelle se quedó a mitad de la escalera, aferrando su mano derecha al barandal y adoptó una careta imperturbable antes de dar un carraspeó. El sonido, que a pesar de toda la exaltación de los alumnos, se escuchó por sobre las voces y poco a poco el habla de las personas comenzó a menguar.
—Buenas noches —Comenzó, apenas susurrando sin ningún tono autoritario pero tampoco flojo, más bien era como si hablase una madre a su niño, para que entendiese con mayor facilidad una explicación—. Am… El profesor Slughorn me ha dado un recado para todos nosotros.
— ¿Podemos beber el Whisky de fuego que escondió Pucey? —Gritó un niño de 4to de la nada, causando que los más grandes riesen con burla. Cailan se acercó al chico y golpeo suavemente su nuca con la palma de su mano.
—Eso era secreto, Cygnus. S-E-C-R-E-T-O —Bufó Pucey, mirando a su compañero de casa más con resignación que molestia.
Nuevas risitas se escucharon por la sala. El ceño de Shanelle se frunció, aunque en realidad quisiese reírse también; tomó una bocanada de aire antes de continuar hablando.
—No he escuchado eso —Pucey la miró de reojo, estrechando sus ojos sin creerle. Séptimus sin embargo, le regaló una sonrisa provocativa a su hermana. Ella le ignoró—. Bien, sólo unas breves recomendaciones por parte del profesor, ya saben. Nada del bosque prohibido ni la torre de Astronomía. Es obligación quedarnos un mínimo de tres horas antes de que quieran irse a otro lado para continuar la fiesta de manera más PRIVADA. Y bueno… —Malfoy echó una mirada crítica a sus compañeros antes de bufar y dejar su fase de perfecta mandona, permitiéndose una sonrisa un tanto sarcástica— Por favor, lleguén a las mazmorras aunque sea arrastrándose. No queremos ver estudiantes amaneciendo en los jardines o algo parecido.
Varias afirmaciones se escucharon por lo alto, uno que otro nombre igual, como si con eso se diese las indirectas para los más alocados de aquella casa.
—Pueden irse.
Entre grupos, comenzaron a desaparecer de la sala común. Sep, hizo un gesto vago despidiéndose de su hermana antes de desaparecer en dirección al Gran salón.
Ella imitó a sus compañeros, caminando lentamente para no doblarse los pies con aquellos enormes tacones que llevaba encima al subir las escaleras. Los demás alumnos se juntaban ante el vestíbulo, esperando que las puertas se abriesen para tener acceso al salón. Había demasiada gente para el gusto de Shanelle, provocándole una leve sensación de asfixia y que su boca se frunciese con incomodidad a medida que se acercaba al mar de gente que se movía inquietamente frente al comedor. Un mechón pálido atravesó su visión, y recordándose que el peinado que traía encima no era una simple coleta de caballo, Shanelle volvió a acomodarlo dentro de su moño apretado, bajando la mirada para ver por dónde iba aun sin dejar de caminar.
Cuando termino, su vista lo encontró apenas sus ojos se despegaron de la piedra gris del suelo. Sus rizos chocolates iguales que siempre pero con una diferencia notable, y es que ahora, a pesar de todo, se veían más acomodados y definidos. Se acercó a James, soltando un bufido cuando lo tuvo demasiado cerca.
—Buenas noches, bella dama —Dijo el muchacho, estirando sus labios en una sonrisa gallarda y coqueta.
Ella blanqueo los ojos por un momento.
—Eso deberías dejárselo al Barón Sanguinario, James.
— ¿Estás diciendo que yo no puedo ser igual de caballeroso que él? —Respondió James, tomándose el pecho dramáticamente.
—No dij-
— ¿Tarde demasiado?
—Para nada —Contestó Ted Lupin.
“Qué voz tan chillona” Pensó la rubia con desagrado, mirando a la desconocida intrusa.
Dejó caer sus ojos plateados sobre la chica que llevaba un vestido verde esmeralda y pintalabios carmesí sobre sus labios semi gruesos. Después, en los brazos delgados que se aferraban al del chico que no se había tomado la molestia de saludar aun, y por primera vez sintió el peso de la decepción en su estómago.
Hasta hace poco había visto a Kaia saliendo del castillo, huyendo de algo que estaba matándola, y no se necesitaba ser un genio para darse cuenta de las ojeras debajo de sus ojos brillosos o la falta de sueño que reflejaba su cuerpo y rostro, ni del sufrimiento plasmado en aquella risa borde que dejó escapar cuando le preguntó si estaba bien. La chica de carácter flamante de la cuál Scorpius hablaba, se veía como si solo quedasen las cenizas de aquella llama que resaltaba en sus grandes ojos… parecía estar desmoronándose poco a poco, por aquel sujeto que justo ahora había desviado sus ojos de los de ella para no enfrentarla, cobardemente. Shanelle no podía saber que era peor. Sí que Kaia lo viese o que Ted no se diese cuenta de su gran error, pero ninguna era una opción era aún mejor que la otra.
Los murmullos se alzaron por un segundo, y James chifló cual imbécil y soltó una maldición. Shanelle lo miro de reojo sin entenderlo, pues sonreía con orgullo y en sus ojos, aquellos irises castaños brillaban con felicidad. Siguió su mirada, más que nada por curiosidad, pero al chocar con aquella pequeña chica que bajaba de las escaleras centrales del castillo con cuidado, cualquier pensamiento decente es esfumó de su rubia cabeza. Se veía, y aunque ella misma era mujer y normalmente no se daba cuenta de esas cosas, hermosa. Su vestido lavanda caía suavemente en su cuerpo, dándole un vistazo femenino y delicado, aquellos ojos brillaba con el reflejo de la luz, las pestañas negras, largas y tupidas, junto con el rubor y los labios frambuesa, daban el aire de algo más parecido a un hada. Un hada porque Kaia no era una princesa o una reina que se quedase mirando a los demás mientras ella no hacía nada. La pequeña Malfoy sonrió mirando su manera cuidadosa al caminar y sus dedos arrastrándose por el barandal para tener un soporte y no caer.
—Ven, Malfoy. Han abierto las puertas —Comentó James, susurrándole las palabras en su oído. En su voz, se notaba contento a pesar de todo.
—Vale —Contestó la rubia, despegando sus ojos por fin de Kaia para entrar al salón.
Ambos caminaron para entrar, devorando con la mirada los decorados que se repartían por lo que normalmente era solo un comedor.
—Shanelle…
— ¿Mande?
—Gracias
La rubia lo miró por un momento, analizando sus facciones. No se veía decaído ni triste pero si ligeramente perturbado y sin dormir, suspirando, ella se acercó lo suficiente para que los brazos de ambos se rozaran y repartió una caricia en uno de ellos con su mano, intentando consolarlo.
—Si vamos a la mesa de dulces… te perdonó por hacerme venir
Y James sonrió. Sonrió con ganas, arrastrándola por el codo a la fuente de golosinas mientras escupía frases de las cuales Shanelle no llegó a entender ni media palabra, pero en realidad no le importó.
El primer baile comenzó con el suave sonido de un violín. Los campeones bailaron para la apertura, deslizándose por el brilloso piso perlado del salón, danzando con gracia y sutileza. Ella negó con la cabeza cuando notó la sonrisa de comercial sobre la chica llamada Juliette —Se lo dijo James cuando miraban los dulces apenas hace 10 minutos—, mientras Ted la hacía girar sobre la pista, su cabello largo y su vestido dando vueltas como volantines elegantes; volvió a fruncir su boca y a suspirar. Estaba mal, pero a ella no le quedaba más que ver todo, y callar como la espectadora que era.
—Vamos a bailar
Reg miró a James, quien bebía hidro miel de una copa transparente como si nada.
— ¿Sabes bailar? —Cuestionó ella sin embargo, arqueando su ceja derecha suavemente. Era más curiosidad que sarcasmo.
La garganta de James emitió una risa ronca, divertida y grave que le contagio la gracia a Shanelle.
—Empiezo a creer que me consideras algo así como un inútil o algo.
—No es eso —Se defendió ella, robándole la copa de la mano para darle un trago — Pero una vez mi padre comentó que el tuyo lo hacía muy mal.
Potter frunció sus cejas castañas casi por un minuto, y terminó dando un suspiro derrotado. Le quitó la copa de las manos a Shanelle, y la dejo sobre una mesa.
— Pero mi madre sí sabe bailar, así que anda.
Él tomó su mano con la suya y apoyo la otra en su espalda de Shanelle para empujarla a la parte donde todos los demás bailaban, y como se hacía costumbre últimamente, ella se dejó llevar. Una vez allí se acomodó frente a él, y dejó caer su mano derecha en el hombro de James. Él sin embargo sujeto su cintura con firmeza, casi rodeándola con todo un brazo; ambos se tomaron de la mano con la que les quedaba libre y comenzaron a moverse entre la gente.
—Bueno, eres aceptable —Comentó después de la primera canción, aun sin detenerse.
—Claro que lo soy —James esbozó una sonrisa, teniendo que bajar un poco el rostro para verla
—Dije aceptable, Potter
—Como digas, Malfoy
La chica frunció la nariz, y sacó su lengua hacia James, fingiendo estar enfadada. Ambos rieron, muy cómodos de estar uno con el otro. El chico por estar en una velada donde podía ignorar sus problemas de afuera sin tener que estar huyendo de Stone, y la chica por olvidarse de todas sus dudas que le arrebataban el sueño.
James soltó su cintura para hacerla girar tres veces, mareando a la chica que seguía sonriéndole con ironía y un poco de burla que él respondió con la misma saña que ella. Todo parecía salir bien, sin contratiempos o malos entendidos.
—Te voy a vomitar como sigas dándome vueltas
James, como caballero que fingía ser, la sostuvo de los codos cuando ella tropezó, debido a un jalón muy fuerte en su brazo gracias a él.
—No eres muy tolerante al alcohol… y yo que pensaba invitarte un trago de Whisky —Se lamentó Potter, sosteniéndola mientras salían de entre la gente que aun bailaba para ir a descansar.
—Tu sentido del humor me perturba, James. ¿Por qué querrías tu alcoholizarme?
No contestó, James solo encogió sus hombros, ocultando una sonrisa detrás de una copa de Hidromiel mientras le pasaba la suya propia a Shanelle. Ella bufó pero no negó la bebida. Bailar, aun en diciembre y con nieve, siempre la dejaba tan sedienta como si hubiese corrido debajo de un desierto en pleno verano.
Un carraspeó los asustó a ambos, sacándoles un respingón y que, en el caso de la rubia, se voltease apresuradamente para ver al dueño de dicho sonido. De la sorpresa, retrocedió hasta que espalda casi descubierta chocó contra el pecho de James.
—Perdón…Eh…—Susurró, aunque en verdad lo hizo más por inercia que por que enserio lo sintiera — James, sí, James.
Pero él no contestó. Los ojos de Potter se clavaban en el hombre frente a ellos. Alto, delgado y con porte aristocrático, facciones finas, ojos platas, cejas rubias y nariz afilada, pómulos altos y definidos, acompañados de labios delgados pintados en rosa suave a juego con ese cabello ligeramente largo. James bajó sus ojos, analizando la tonalidad del pelo de Shanelle con el recién llegado. Mordiendo su labio, y juntado par con par, no tardó mucho en llegar a una respuesta de quién era ese hombre con rostro imperturbable.
—Hola, padre.
Si James hubiese podido, habría salido corriendo en ese mismo instante, yéndose a molestar a Ted o a Albus... Pero eso no era posible. No era ningún cobarde. No iba a sentirse intimidado solo porque el pomposo padre de la chica con la que había asistido al baile, apareciese mágicamente por el salón. No, claro que no. Al menos, no mucho.
—Shanelle —Siseó Draco tranquilamente.
Regine suspiró cuando sintió los brazos de su mejor amigo sobre sus hombros, instándole un poco de apoyo. Ella sabía que no lo necesitaba, no estaba asustada de que Draco la viese ahí con un Potter o algo parecido, simplemente se había sorprendido al verle tan de repente. Dio unos pasos para acercarse a su padre, apoyo una de sus manos sobre su brazo y beso su mejilla delicadamente, tratando de no dejarle la mejilla manchada de labial. Fracasó. Sus labios marcados de pintalabios quedaron marcados sobre la piel de Draco, pero el otro no pareció molestarse. Sólo estiro brevemente sus labios en una sonrisa ladeada.
—Papá, ven —Pidió ella, tomándole de una mano. Él la siguió y ambos rubios se acercaron al castaño, que cuando notó que venían hacia él, tenso su cuerpo, enderezándose cual resorte. — Padre, quiero presentarte a alguien. James Potter… Mi mejor amigo.
Una ceja, muy fina y amenazante, se alzó con curiosidad ante esas palabras. Entre tanto, James consiguió calmarse, y alzar una mano en dirección a Malfoy padre.
—Buenas noches, Sr. Malfoy. Un placer conocerle —Recitó Sirius, con una elegancia que parecía innata y que sorprendió a Reg.
El mayor estrechó su mano firmemente, sin ser agresivo.
Draco iba vestido de gala, enfundado en una túnica blanca a detalles con tonalidades doradas y esmeraldas incrustadas hasta en los puños del chaleco. James se preguntó mentalmente si el señor Malfoy disfrutaba de tener piedras de esas características, ya que en el vestido de la rubia igual tenía algunas decoraciones con dichas gemas. Una sonrisa afloró en su boca cuando la chica volvió a su lado.
—No sabía que te llevarás bien con el hijo mayor de Potter.
Ella se limitó a encoger sus hombros descubiertos, sin disimular una sonrisa.
—Es un poco idiota pero es divertido la mayor parte del tiempo
— ¡Oye, eso es ofensivo!
El resto de la réplica murió en sus labios cuando Draco soltó una risa que más parecía un bufido. Graciosamente, James concordó en que en esa manera, Shanelle compartía muchos aspectos con su padre.
—Ya veo —Siguió Malfoy — Entonces… ¿tus hermanos?
— A Scorpius lo he visto hace poco e igual a Séptimus pero ahora mismo no lo sé.
—Vaya, tu madre quería verlos.
— ¿Ella está aquí?
—Claro, deberías ir a verla —Los ojos grises de Draco cayeron sobre Jamie por un momento— Acompañada si así gustas, yo aún tengo algo que hacer.
Shanelle se cruzó de brazos, meditando si quería o no ver a su madre justo ahora. Al final, termino asintiendo con la sonrisa bailándole en el rostro.
— ¿Vienes, James?
Ella se había girado hacía él, arqueando chistosamente una de sus cejas. James tomo su copa y la de ella, y se las tendió a Creevey, quien pasaba corriendo justo a su lado.
— Un favor, Creevey. Rellena esto —Pidió el castaño amablemente. Reg pudo ver como su padre negaba lentamente, murmurando algo que definió como francés —. Y pues, mi querida Shanelle, yo debo ir a molestar un rato a mi otro novio, Lupin. Sería mejor si tú conversarás a solas con tu madre.
— Al menos es más discreto que su padre.
— Papá —Gruño Reg, negando con la cabeza. Si James se sintió fuera de lugar cuando ambos cambiaron del tradicional español al complicado francés, no lo hizo notar—. De acuerdo, James. Comprendo, saluda a Lupin de mi parte.
—Eh… —James boqueó un momento, antes de fruncir el ceño y gruñir algo avergonzado: — Oye, yo no sé francés, rubia.
Confundida, ella le miró unos segundos hasta que la iluminación llego a su cabeza, y ahora fue ella quien se avergonzó por su error. Draco, a pesar de todo lo irreal que se veía la escena, emitió lo más parecido a una risa gracias a los errores de su hija. En esos momentos, era cuando le recordaba tanto a Astoria.
— Igual, iré a ver a mi madre, ¿vale? Nos vemos más tarde.
Beso su mejilla, y luego se acercó a Draco; él le tomó la mano y se perdieron entre la gente del baile apenas dieron dos pasos lejos de James. Él mientras tanto, decidió tomar un descanso. De todo y de todos.
Casi cerca de la puerta, donde estaba casi vacío, Draco frenó a su hija de su caminar. La volteó amablemente y se inclinó un poco para verla.
—Te dije que tenía algo que hacer.
—Cierto —Confirmó ella a modo de disculpa — Iré a ver a madre entonces, papá.
Él, fijándose en que nadie los viera demasiado, termino por besar la frente y parte de los cabellos de Shanelle con cariño.
—Cuídate.
Ella, algo confundida por el tono de necesidad en esa petición, asintió y salió lentamente del salón para buscar a su madre. Mientras tanto, Draco emitió un suspiro suave y silencioso, y solo cuando 10 minutos pasaron, él igual salió de aquel baile y comenzó a subir los escalones hasta la oficina del director Dumbledore; porque sí, muy a su pesar, Draco creía que era oficina no le pertenecería a nadie más que a ese viejo chalado, aunque esté ya no estuviese vivo.
Las paredes y el resto del castillo se sentía diferente para él, de eso se dio cuenta mientras caminaba hasta llegar a la gárgola frente a la oficina. Malfoy siseó la contraseña, y la piedra comenzó a moverse para darle paso. El subió, y cuando estuvo frente a las grandes puertas de madera oscura, se sintió como si volviese a ser un estudiante en Hogwarts. No tenía miedo, no era su sexto año ni tenía que asesinar a nadie pero cierto sentimiento de nostalgia albergaba su pecho. La magia aún podía sentirse por los alrededores, una magia que te hacía sentir seguro y lejos de cualquier daño.
Las puertas se abrieron de repente, alarmando al rubio por un momento.
—Malfoy.
—Potter.
Y se hizo silencio. Incómodo y pesado silencio, dónde Harry se preguntó qué era lo que Malfoy quería decirle. Dónde Draco se preguntó cómo decirle lo que sabía. Ninguno obtuvo una respuesta.
— ¿Pasas?
Asintiendo, ambos entraron al salón. Draco tomó asiento en uno de los sillones, mientras Harry hacía lo mismo en uno frente.
—De acuerdo —Comenzó Draco — Seamos lo más breves posibles con esto
—Bien — Harry apartó el pelo negro que le caía por la frente y se recostó sobre el sofá con expresión interesada— Habla, te escucho.
Draco inhaló un bocado aire antes de comenzar:
—Hace unos días, se presentó Pucey en casa. Eso sería natural, el hecho de recibir visitas, si no fuera porque en un principio, vienen en anonimato debajo de una capucha en la cual no les deja ver ni la punta de la nariz.
— ¿Y por qué él…?
—Déjame terminar, Potter —Pidió Draco con algo parecido a la amabilidad, esto sorprendió a Harry pero dio una cabezada, instándole a continuar —. El caso es que, venía con una proposición, que según él, yo aceptaría de buenas a primeras —El rubio imitó la misma pose que Harry, pero a diferencia de él, tuvo la educación de cruzar una pierna sobre otra —. Pero no, no es así. No fue muy explícito, pero tiene que ver con los asesinatos de los últimos días.
Los verdes ojos de Harry brillaron tras las gafas, y la expresión de calma abandonó su rostro, siendo reemplazada por una boca crispada y el entrecejo fruncido. En su fuero interno, Draco se permitió una sonrisilla arrogante, de esas que no usaba desde sus años de estudiante, cuando aún no era Mortifago.
>> Pucey me dijo que necesitaban mi ayuda, para algo que no quiso decir. Algo aún más grande que los asesinatos que vemos hoy en día. Al parecer son sólo para despistar.
— ¿Despistar? — Exhaló Harry, enojado.
Las paredes vibraron un poco, y Draco recordó que el hombre frente a él era el asesino de Voldemort. Dejo su pose arrogante, asintiendo suavemente antes de continuar:
— Citaré textualmente lo que dijo él: “Un cambio se acerca, Malfoy. Aceptar significaría volver a tener el orgullo de aquel entonces. Significaría salvación para ti y tu prole. Ayúdanos, y serás mejor beneficiado que cualquier otra cosa.”
—Esas palabras no me calman demasiado.
—Tengo poco menos de 3 días para dar una respuesta.
— ¿Piensas ayudar? —Casi gruñó Potter, mirándole con una rabia que Draco sabía no merecer.
—Yo… estaba esperando tu ayuda en esto —Dijo con los dientes apretados.
El enojo de Harry se esfumó de plumazo, y su cara confundida fue digna de un niño de 6 años intentándole explicar cómo hacer veritaserum.
— ¿Cómo?
Draco quiso golpearse contra la pared de fastidio.
—Potter, eres el Héroe del Mundo mágico, sin ofender claro —Aclaró el rubio cuando el otro amenazó con abrir la boca—. Y te estoy diciendo esto porque es obvio, que tú necesitas ayuda y yo igual. Un trato sería lo más normal, ¿no crees?
Harry asintió, y por primera vez desde que se vieron, Draco lo vio pensar seriamente la situación.
— ¿Qué si no aceptas?
Potter ni lo miró, seguía con la mirada pérdida en la alfombra y los brazos cruzados sobre su pecho. Era mejor así, porque gracias a eso no notó la tensión y la ira que atravesaron por el rostro de Draco.
—Adrián dijo algo de unos experimentos. Tal vez eso sea lo que realmente quieren… Experimentar —Escupió Malfoy, entrecerrando sus orbes de plomo con irritación—. Si no acepto, piensan entrar aquí —Abrió los brazos, abordando toda la oficina con sus palabras—. Y se llevaran a mis hijos... Aunque tampoco es cómo si fuese a dejarlos.
—Eso es un golpe muy bajo, Malfoy.
El rubio, muy a su pesar, le dio la razón. Si fuese totalmente honesto y menos orgulloso, admitiría estar aterrado ante la sola idea de que alguno de sus hijos no llegara a casa para el próximo verano.
— ¿Y tú respuesta es?
—No lo sé, Malfoy —Contestó Harry con semblante abatido—. Suena a que voy a tener muchos problemas con esos tipos.
Draco se permitió una sonrisa irónica mientras asentía.
—Ni que lo digas.
—Pero lo tuyo es aún más difícil. Podría darte seguridad si es lo que quieres, pero…
—Si los tres estuvieran en casa no correrían ningún peligro, Potter—Cortó el hombre sangre pura—. Pero eso será como volver al inicio… a cuando no salían a ningún lado por temor a que cualquiera pudiera atacarlos, secuestrarlos e incluso matarlos. No creo que sea justo volver a eso.
— ¿Inicio? —Cuestionó Potter, un tanto confundido.
Un poco incómodo, Draco se aclaró la garganta al hablar.
—Hacer cosas malas tienen sus merecidas consecuencias, Potter. Pero cuando la gente no queda satisfecha, la gente que fue afectada por esas cosas malas, hace cosas aún peores, que las denigran tanto a ellas como a los que se suponen deben castigar.
—Quieres decir…
— Potter, hubo demasiada gente enfurecida que creyó que nuestro castigo no fue suficiente. Casi pierdo a Astoria en una caminata en la playa —Murmuró el rubio con la ira saliendo en cada palabra arrastrada, sus ojos, justo ahora, era como mirar dos témpanos de hielo congelado e impenetrable—. Estando embarazada.
— Perdón, yo no sabía…
Draco emitió un suspiro, y cerró sus ojos.
—Ellos no merecen ser encerrados así como cuando eran niños ni tener que temer hasta si van por un Helado. Debe haber otra solución.
—Tal vez… deberías aceptar —Susurró el Chico-Que-Vivió-Y-Dice-Estupideces, según a criterio de Draco, mientras miraba el retrato de Snape, el cuál le regresaba una mirada osca de entendimiento.
— ¿Te estás escuchando?
—Espérame, escúchame tu a mí —Malfoy asintió— Si aceptas, ellos no vendrán a ti, podrás saber más información, y el Ministerio puede ayudar a custodiar a tu familia mientras estén fuera de Hogwarts o tu Mansión. Harías lo mismo que Snape hace unos años…
Draco no estaba seguro de si eso fuese seguro, pero miró el retrato de su padrino. El hombre, aun con su pesada mirada y su mal genio, terminó asintiendo a regañadientes, como si estuviese dándole la bendición a Draco para que aceptara. Los nervios del blondo se hicieron presente por un leve instante, y hasta pánico se dejó ver en sus ojos color peltre. Sabía que sería peligroso, que arriesgaría más de lo que él estaba dispuesto a perder, pero que sí se negaba, ya sea a Potter o a Pucey, estaría solo y con probabilidad de tener un mal resultado.
Suspirando, asintió.
— Pero tú vas a ayudarme en esto.
Harry lo sabía, y aunque no fuese su obligación, sentía compasión por Draco. Los hijos de Harry eran su todo, así que, por lo que veía, debía ser lo mismo para Malfoy. Estiro su mano, esperando que Draco estrechará la suya.
La escena se parecía a aquella ocasión en el tren hace años atrás.
—Dalo por hecho, Malfoy.
Los ojos plateados miraron a los esmeralda con desconfianza, y recelo. Aun así, su mano chocó con la áspera de Harry, y entre las dos, se estrecharon con firmeza. Se quedaron aún más tiempo ahí, en la oficina, planeando como manejaría Draco ahora el ser algo así como un espía doble. El rubio solo esperara que el problema no fuese tan grande como se imaginaba.
El trato estaba hecho.
Shanelle Regine
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
She
will
be
loved
will
be
loved
I just want you to listen to me
Afuera el cielo estaba teñido en oscuridad, siendo apenas salpicado de iluminación por las traviesas y rebeldes estrellas que bailaban divertidas por aquella extensión del firmamento. Shanelle, casi hipnotizada por el esplendor que causaba el ver la nieve caer desde tanta oscuridad, había olvidado casi al instante que debía regresar al salón para preguntarle a su padre dónde es que se suponía que estaba Astoria. Aunque en ese mismo momento, su madre era lo último de los pensamientos para la rubia. De forma mental se preguntaba, ahí parada a mitad del pasillo en el tercer piso, a lado de un gran ventanal que daba vista al Bosque prohibido, cómo es que aquella oscuridad que reinaba en las alturas, podía dejar caer algo tan puro o blanco como la nieve. Si lo analizabas un poco, daba la idea de que a pesar de que la noche fuese macabra en algunos aspectos, podía dar algo bueno y frágil como la nevada que reinaba en ese momento.
—Como si todo lo malo tuviese algo bueno —Dijo la chica para sí.
Despegó su mirada platinada del cielo, para seguir en la inútil búsqueda de su madre en la oscuridad perpetra del castillo. Los tacones de aguja repiqueteaban contra el suelo de piedra, y la noche parecía haber devorado gran parte de los pasillos que ella tenía la des fortuna de encontrarse. Casi creía estar pérdida, de no ser por qué no muy lejos de donde estaba, podía aun escuchar susurros de personas ajenas a ella que se encontraban merodeando igual por los pasillos.
El frío azotó su espalda, erizándole la piel casi al instante en que el aire congelado rozó su espalda como si la estuviese acariciando. Siseando y acariciándose los brazos con sus propias manos para entrar en calor, la rubia dio media vuelta en la esquina de un pasillo.
Sus pies, mecánicamente, comenzaron a detenerse cuando vieron a Albus Potter apoyado en una pared no muy lejana a ella, con la mirada verdosa pérdida en el cielo, y una expresión imperturbable en el rostro. Regine frunció sus labios, indecisa en si retroceder —Ya que el parecía no haber reparado en su presencia—, o si pasar de largo, tomando en cuenta en que tal vez sólo fingía que ella no estaba allí por estar enojado aún gracias a lo de unos días. En cualquier situación, Malfoy no sabía exactamente qué hacer cuando Albus era el involucrado.
—Puedes pasar… tampoco voy a prohibirte el que camines a tus anchas por el castillo—Murmuró el chico de cabello azabache, con una voz aterciopelada que sorprendió a Shanelle por la suavidad de su tono.
—Claro…—fue su breve respuesta susurrada, volviendo a caminar lentamente hacia él. O más bien, a dónde él no estuviera.
No es como si estuviese huyendo de la presencia del otro, pero su corazón latía dolorosamente cuando los ojos de Albus la miraban con una indiferencia tan parecida a la de Scorpius cuando miraba a los Hufflepuf o más bien, en como evitaba siquiera acercarse a ella como si estuviese cubierta por viruela de Dragón o cualquier cosa parecida. Dolía, y Shanelle jamás había sido de esas personas que se sacrificaban por un bien mayor si es que ella no obtenía algo a cambio, y en esta situación, recibía un tipo de sufrimiento que no le estaba dejando más que largas horas de llanto e insomnio.
Sorpresivamente, cuando ya estaba por desaparecer de ese silencioso e incómodo lugar, los pasos apresurados y un jalón muy suave sobre su muñeca hicieron que la rubia detuviera sus pasos mecánicamente. Algo confundida, dio la vuelta para mirar su brazo derecho siendo sujetado por un moreno con expresión compungida; sin saber qué hacer exactamente ante ese tipo de acción, Shanelle aclaró su garganta con un carraspeó muy suave, exigiendo, sin ser grosera, una simple respuesta a su abrupta detención.
A pesar de eso, Albus no tenía ni una puñetera idea de qué contestarle. Había visto ese brillo de dolor en los ojos de la chica antes de que ella siquiera pudiera disimularlo, y muy a contra de él, no había podido dejar que se fuese con esa expresión de herida en el rostro como si nada. Llevaba analizándolo toda la tarde, y aunque aún seguía negándose a aceptarlo completamente, había decidido que Shanelle le importaba lo suficiente como para sacarle de sus casillas con cada cosa que hacía, y justo ahora no era lo contrario. Haberla visto tan feliz dando vueltas con su hermano alrededor de la pista mientras reía le ocasionaba un sentimiento parecido a una patada en el estómago y no era necesariamente por que ella estuviese bailando con James. Por qué definitivamente eso le daba completamente igual, conocía a su hermano, y en sus orbes chocolates no veía más que un cariño por Shanelle como el que tenía por Ted o Kaia, más rozando a lo fraternal; Lo que causaba el desasosiego de Albus era precisamente verla reír con tanta libertad como si nada, como si por las mañana no amaneciese con ojos rojos llenos de rastros de lágrimas o de insomnio, como si no le importase él en especial, y odiaba escucharse así de egoísta, pero es qué hasta hace poco el mismo pensaba que había logrado una amistad verdadera con la rubia. Se supone que cuando pierdes un amigo duele, ¿no es así? Pero ella… ella hasta hace un rato sonreía y danzaba tal princesa acompañada por su hermano, y ahora, su rostro sereno pero herido, lo observaba sin entenderle. Sus bonitos ojos perlados y pestañas largas resaltaban aquella noche, al igual que ese peinado que comenzaba a desbaratarse por las actividades del anochecer, lo cual le daba un aire tierno y hasta gracioso pero aun así… Regine no hacía más que mirarle con el dolor más puro tras sus ojos grises, y eso lograba desesperarlo.
—Realmente no te entiendo, ¿sabes? —Murmuró él con aspecto derrotado.
Soltó la muñeca de la chica, y se encontró con que ella le miraba con una preciosa ceja rubia enarcada y una mirada adusta, sin entenderle.
—Esa debería ser mi línea, Potter.
Albus hizo una mueca cuando escuchó el apellido salir de la boca sonrosada de Shanelle como si fuese algo doloroso que se atraviese en la garganta y no te permite el habla.
—Mira…—Comenzó el moreno, desviando sus esmeraldas al suelo por un momento—. Realmente… yo no quería ser tan grosero el otro día.
Shanelle suspiró. Dentro de sí, esa pequeña disculpa estaba embalsamando una herida que tenía días abierta y que no lograba cerrarse, sin embargo, ella no lo externo, y dio una suave cabezada en respuesta.
—Entiendo, está bien, Potter.
—Albus —Fue su turno de suspirar—. Es Albus y no, no está bien. Sólo que cuando estoy preocupado me exalto demasiado.
—Te digo que en verdad está bien… Albus —Masculló ella, cruzando sus brazos sobre su pecho escotado.
—Que no —Insistió él, un poco más calmado cuando su nombre fue arrastrado con suavidad por la boca de la rubia—. Realmente te estoy pidiendo disculpa, tampoco debí haber cambiado los turnos en un principio.
Shanelle comenzaba a ponerse incómoda, y así lo notó Potter cuando ella desvió sus ojos a la pared mientras su boca se fruncía sin saber que contestar. Albus se sintió casi como un Gryffindor y estaba a punto de irse, cuando Regine volvió a mirarle.
Era una mirada resignada, aliviada y contenta. El corazón de Albus dio un tumbo, y sus cejas negras se fruncieron. ¿Qué había sido eso?
—Supongo que te lo puedo perdonar si me ayudas con Historia de la magia para los TIMOS
Una sonrisa involuntaria ocupo los labios de Albus.
—Estoy libre por las mañanas, Reg.
El ambiente, antes tenso, por alguna razón parecía ir calmándose. Shanelle lo sintió como un peso fuera de sus hombros, y estaba por decir que sí, antes de que su gesto se crispara ante el evidente recuerdo de Alekséi. Era ya casi una costumbre el que ellos saliesen a esa hora a pasar tiempo juntos, algo así como perder el tiempo, y siendo sincera consigo misma, Regine no quería estar leyendo libros tan temprano aunque fuese con Albus si podía estar riéndose del rubio un rato. Tal vez sí…
—Ah, espera. No, a esa hora no puedo.
— ¿Por qué no?
Sin sospecharlo, las siguientes palabras de la rubia provocaron un desastre.
—Estoy con Alekséi a esa hora —Repuso ella con naturaleza, sin parecer especialmente emocionada o enojada respecto a eso.
En el caso de Albus las palabras fueron peor que una patada al estómago. La hiel le subió por la garganta, y el sarcasmo le bailo por la lengua deseando soltar comentarios que, un chico calmado como él, normalmente no soltaría solo porque una amiga estuviese compartiendo tiempo con Alekséi.
—Vas detrás de él una vez más, ¿eh?
Shanelle, confundida por el tono seco de Potter, frunció sus cejas. De repente, el ambiente volvía a ser frío, y los ojos de Albus la penetraban cual dagas. Un estirón en el estómago fue el previo aviso de que algo no iba a salir bien de todo aquello; aun así, ella susurró:
— ¿Y eso qué?
Albus rodó los ojos irónicamente, y bufó, moviendo un mechón de espeso cabello oscuro que le caía sobre los párpados.
—Me sorprende que después de todo lo que te ha hecho sigas yendo detrás de él.
Ahora sí, Shanelle perdió el hilo de la conversación y apretó los labios sin darse cuenta cuando las palabras de Albus la golpearon con fuerza en el pecho.
— ¿A qué te refieres?
—Por favor —Escupió— ¿No es acaso él la causa de tu llanto constante?
El estupor se formó en el rostro de la rubia, y por un instante, la lengua se le pegó al paladar sin tener una idea de que contestar a esas incoherencias.
—Creo que tienes las ideas un poco revueltas
—Yo creo que simplemente no deberías seguir buscándole
—Albus… —Rogó ella, intentando mantener sus emociones dentro—. Creo que te estás equivocando.
—Esto no pasaría si tú me contarás las cosas —Acusó el chico.
—Pero… es que no hay nada que contar, Al.
El suave susurro de Regine salió tembloroso y ella volvió a chasquear su lengua cuando se dio cuenta de ello. Odiaba, ante todo, ser débil o llorar enfrente de otros. Las palabras, teñidas de desconfianza y acusación, le dolían a la rubia en el pecho. Casi podía sentir su corazón siendo estrujado por dos manos imaginarias hasta convertir el órgano en nada más que un tipo de masa sin forma. Cada silaba que abandonaba los labios de Albus le partían el alma pedazo a pedazo, sin importar cuando doloroso fuera. Aun así, ella pudo aparentar que más que dolida, estaba a la defensiva.
— Es por esto que no logro entenderte —Masculló Albus con los dientes apretados—. Parece que Alekséi te trae de cabeza.
—Él no tiene nada que ver esto, maldición. NADA.
—Siempre estás con él.
—Eso no es un argumento válido para sacar tus estúpidas conclusiones.
— ¿Estúpidas? Ja, perdone usted, Malfoy. ¿Sería tan amable de sacarme de la ignorancia?
La arrogancia le estaba hiriendo. Shanelle sentía sus ojos escocer, y sus labios apretados interrumpieron un sollozo atorado en su garganta. Realmente no podía creer que Albus estuviese hablándole así.
—No creo que tenga porqué decirte algo así o darte alguna explicación
Ella negó con la cabeza, cerrando sus ojos por un momento. Albus sabía que estaba siendo infantil, tosco, e impulsivo, pero no podía detenerse, no hasta escuchar lo que aquella rubia tenía qué decirle.
—Estoy preocupado por ti, ¿Es que acaso no lo ves?
—Y yo…— Su voz se quebró y tuvo que inspirar fuerte para reponerse— Te lo agradezco de todo corazón, pero te estoy diciendo Albus, no hay nada que decir.
— ¡Es que no puedo creerte, maldita sea! —Terminó por explotar Albus, alzando la voz sin llegar a gritar del todo.
A pesar de eso, Shanelle dio un respingón en su sitio, y sus ojos grises se abrieron ante el susto.
—Baja la voz, Potter. Te tengo justo enfrente, no hay necesidad de gritar.
—Nadie está gritando.
—Estás gritando, y repito, no hay una necesidad de hacerlo.
Albus paseó una de sus manos por su pelo, revolviéndolo y gruñendo por la paciencia que se drenaba de su ser a pasos a agigantados. No era él quien estaba hablando… eran esos celos que se negaba en aceptar.
—Shanelle, con un demonio…
—Veo que estás muy exaltado—Dijo ella, con una voz inusualmente fría—. Hablaremos cuando estés algo más calmado.
Dándole una suave cabezada por despedida, ella dio la vuelta lista para irse, cuando…
— ¿Por qué no puedes tenerme la confianza que yo te tuve con respecto a ELLA?
Ese fue el golpe final que ella necesito antes de tomar una respiración y explotar. Casi a punto de caer, Shanelle dio vuelta y se enfrentó a Albus con una mirada iracunda, herida y al mismo tiempo hastiada. Sus ojos eran víctima ya de sendas lágrimas que se negaban a caen y seguían bailando entre sus pupilas platinadas.
—Alekséi no es el maldito problema aquí —Enfatizó cada palabra con un ligero empuje al pecho de Albus con su dedo índice—. No es el por quién lloro en las noches, Albus. No es por él que no puedo dormir, no es por él que mi corazón late desesperadamente o deja de latir, y no, maldita sea, Albus Potter, no es a él a quién le dedico todos mis pensamientos al día ni quién me provoca este dolor que jamás en toda mi breve vida había tenido la des fortuna de experimentar. No es por Alekséi que yo, Shanelle Malfoy, me encierro en mi habitación a llorar cada noche miserablemente mientras mi gato, el cuál por cierto se parece mucho a ti, me mira desde su cama y se acerca en un pobre intento de consolarme. Estoy harta de que digas que es ese rubio idiota es la causa de mi sufrimiento —El peinado antes pulcro de Shanelle, ahora había dejado varios mechones fueras y le caían por la frente, dándole el aspecto de una niña haciendo un berrinche—. Alekséi me molesta, me hace reír, me hace olvidarme de esto —Ella colocó más peso a sus palabras dándose un suave golpe al pecho ligeramente descubierto— de este sentimiento que me provoca sufrimiento, uno que me deja sin respirar, que me destroza poco a poco, Albus. Alekséi está salvándome de algo tan absurdo como es el maldito desamor, este sentimiento de cariño que no va a ser correspondido…
Sin haberse dado cuenta, el llanto se había desatado. Hipeaba y sus ojos dejaban salir las lágrimas como si fuese algún tipo de llave rota. Albus, paralizado por el repentino ataque, la miro algo sorprendido. Casi quería abrazarla o tan siquiera limpiar ese llanto desesperado que caía a grandes gotas de sus ojos. Sus hombros vibraban a medida que el llorar se volvía más pesado para ella, sus ojos. Por Merlín, sus preciosos ojos brillaban inundados en agua, destrozando el valor de Albus, aquel que había tenido para intentar sonsacarle algo a la cerrada Rubia. No podía sentirse bien, y aunque en su mente viajaban mil y un maneras de disculparse, algo más llamó su atención antes que eso.
—Creo que no estoy captando del todo… —El sonido del chasquear de una lengua se escuchó, y Regine volvió a empujarlo.
— ¿Eres idiota? —Gruñó en un suave siseó quebradizo— Te lloro cada noche, te pienso cada maldito segundo del día, te protejo de estos sentimientos, que por más que intente, sé que jamás vas a aceptar. ¿Sabes cuán doloroso fue estar entre tus brazos, sintiendo latir mi pecho con tanta calidez y emoción, para qué me dijeses cuan enamorado estás de ELLA?
Albus hizo una mueca mientras retrocedía un paso, y sentía que había hecho el mayor error de su vida en sus 15 miserables años de existencia.
—Quieres decir que… —Titubeó, frunciendo sus cejas en duda.
—Te quiero. Probablemente más de lo que tú quieres a AZZURA —Ella suspiro, cansada ya de todo.
Las mejillas de Albus se llenaron de un rojo muy suave. No quería que nadie supiese de sus sentimientos por ella. Por Azzura. Por la chica que su mejor amigo tenía interés, de hecho, prefería mil veces ver esa foto que guardaba con tanto recelo a simplemente mencionar su nombre. Albus se sentía confundido. No sabía que era lo que le provocaba más shock. Sí que Shanelle lo quisiera o que mencionará el nombre de aquella chica que observa discretamente todos los días, y de la cuál ni siquiera Wanda sabía. En tanto, Shanelle sentía que la mirada desconcertada era ese rechazo que ella tanto había temido. Un puñal largo, filoso y delgado se enterró en su corazón, provocándole más lágrimas anegadas en los ojos grises, y un gran nudo en la garganta. El silencio reinaba en ese instante sobre ellos, y lo único que se podía oír de ambos era el incesante jadeo de la rubia por los sentimientos que la desbordaban. Pero aquel silencio, aquel mutismo era tan asfixiante, y la chica no podía. No quería seguir aguantando más ese momento. Shanelle Regine Malfoy dio la vuelta y se fue con los restos de orgullo y corazón hechos trizas. Albus Potter no dijo nada, ni siquiera cuando esos hombros, y delicada espalda se desaparecieron junto con el sonido de un sollozo ahogado.
Jamás en su vida había tirado lágrimas tan espesas. Tan obstinadas en salir a pesar de sus dedos que intentaban ahuyentar el agua que quería desbordarse por la comisura de sus ojos. Shanelle apuró el paso, escuchando atentamente a su alrededor para detectar pasos ajenos a los de ella mientras intentaba despejarse la vista con las manos, las palmas, los dedos; lo que fuera con tal de dejar de llorar.
Su mente era un lío, llena de pensamientos funestos y deprimentes al igual que los sentimientos que revoloteaban violentamente dentro su pecho, golpeando aún más, sí es que se podía, su herido corazón. Por un minuto, solo un leve minuto, se detuvo en el vestíbulo del castillo; no se había fijado cuan deprisa había caminado pero tampoco se puso a pensarlo mucho, sólo se quedó allí quieta, sollozando y moqueando cual niña pequeña que se encuentra pérdida. Sólo unos segundos después, terminó de llorar. Sus ojos pararon abruptamente de tirar lágrimas y su pecho empezó a respirar con constancia, sin los gemidos que hasta hace unos segundos había hecho; sus manos, frías y entumidas, continuaron limpiando el rastro de llanto que manchaba sus mejillas y con un último suspiro, Shanelle se recompuso. Recompuso esa careta de indiferencia que usaba con solo gente desconocida y continuó caminando hacia el exterior.
Un poco de aire podía facilitarle las cosas, evitar pensar en aquel punzante dolor que le había fastidiado la noche, y tal vez, los siguientes días.
Cuando sus pies, calzados aun por zapatillas de tacón en punta, tocaron la nieve helada, su piel se erizó y una maldición abandonó su boca. Desesperadamente, Shanelle hurgó en el bolsillo interno de aquel estrecho vestido y tomo su varita. Apuntó a sus pies, y transformó la altitud de los zapatos en unos bajos y anti derrapantes, para evitar caer al suelo mientras caminaba. Probó dando unos cuantos pasos al frente, y continuó su marcha hacia fuera al darse cuenta de que no iba a caerse. Aun podía sentir el aire azotándole los brazos descubiertos y parte del cuello y torso. Se reprimió un escalofrío, y se obligó a sí misma a pensar en ello. Era mejor tratar de mantener su mente ocupada en el frío que le golpeaba, que en lo que había sucedido poco antes. Nuevamente, la chica se froto la comisura de los ojos, para verificar si aún había lágrimas ahí. Satisfecha con su orgullo propio, se dio cuenta de que no era así y agradeció que la calma de la noche y la naturaleza la estuviese ayudando a sentirse más relajada. Por qué, por Merlín y toda su descendencia, sólo ella sabía que eso necesitaba. Estar relajada y pensar las cosas claramente.
Shanelle continuó su camino con la mirada enterrada en el pasto de los jardines. Levantó las manos, y comenzó a arreglar su cabello rubio que con la luz de la luna despedía reflejos platinados y brillosos. Estando en eso, y aun con la mente pérdida en el rostro estupefacta de Albus, sintió el choque de otro cuerpo cálido y menudo contra el suyo, desestabilizándola y haciéndola tropezar.
—Lo siento, lo siento mucho, estaba distraída —Dijo con premura la suave voz de Wanda. Al verla, Shanelle quiso tirarse a sus brazos, o tal vez sólo abrazarla, y aferrarse a ella cual salvavidas. El tono de las palabras que siguieron evitaron que lo hiciera: —Lo siento, no te vi.
La rubia frunció sus cejas, y cuando la chica metamórfica estuvo a punto de irse, la detuvo, colocándose en frente. De repente, aquel tono tosco le había dado un enorme disgusto. No quería malinterpretar la forma de hablar de Wanda, pero la sequedad de sus palabras y aquel gesto de disgusto le habían sorprendido más de lo que estaba dispuesta a aceptar. Tal vez…. Tal vez ella solo estaba de mal humor, ¿no?
—Hey, ¿pasa algo?
Longbottom frunció la boca en un gesto sarcástico, retrocedió unos pasos, y dio media vuelta, dándole la espalda a Malfoy.
—Después del acto de sorpresa esta noche, ¿todavía lo preguntas?
Un gesto de confusión se apoderó de las facciones finas de Shanelle, y cuando Wanda se giró y volvió a enfrentarla, lo que menos esperaba eran palabras con el mismo tono irónico que había usado Albus hace un rato.
>> Vaya, eso sí es un detalle. Ovación sobresaliente para ti, Shanelle —Continuó hablando Wanda, enarcando una de sus delgadas cejas —. ¿Qué paso? ¿James te aburrió ya?
Malfoy no era tonta. Por Merlín, que al final es Malfoy. Pero lo que si le desconcertaba, y no terminaba de cuadrarle, era que aparentemente Wanda estuviese enojada. Y menos con ella. Por James.
— ¿De qué estás hablando, Wen- —Shanelle se mordió la lengua para corregirse y continuar—. Wanda. Eres tú la que está haciendo de esto un drama. Sí tienes asuntos con James, resuélvelos con él —Terminó de decir con la voz más suave encontrar.
Pero eso no pareció funcionar. La chica soltó una carcajada limpia. Amargada y herida, que comparada con el ambiente helado del clima, no tenía nada que envidiar.
—Esta no es una escena de celos, por favor, Shanelle. Pero dime algo —Susurró Wanda, dando unos pasos para acercarse a la otra rubia—. ¿Cómo te sentirías tú si yo me apareciese aquí con Albus sin decirte nada?
¿Era eso?, se preguntó mentalmente Regine, razonando su respuesta. ¿Qué sentiría? Bueno, nada. Si ella hubiese visto a ambos juntos, se hubiese acercado a saludar y a felicitar a Wanda por lo guapa que se veía esa noche, con el cabello claro cayéndole graciosamente por la cara o por el bonito maquillaje que se estampaba en su rostro, o la manera en que el vestido le daba una silueta detallada. Eso haría yo, se respondió así misma… aunque el nudo en su garganta y la sensación de que eso no era lo que Wanda quería escuchar, la detuvo para dar esa respuesta. Aun algo contrariada, Shanelle abrió los labios y murmuró muy suavemente:
—Entendería que tendrías tus razones…—Respondió, y con un suave carraspeo, decidió justificarse—. A mi James me invitó en un momento incómodo, yo sólo estaba…
—No estoy diciendo que tú no tengas las tuyas, Shanelle —Interrumpió Wanda—. Francamente no podría importarme menos que estés aquí con James, ese no es tu lado de la historia. Eso es entre él y yo. —Regine apretó los labios y sus ojos se estrecharon pero no dijo más—. Pero… ¿Por qué no me lo dijiste, Shanelle? Sabiendo cómo te sientes respecto a Albus —Wanda no lo notó, pero los ojos grises de Malfoy brillaron con dolor. Dolor profundo y puro— Yo nunca hubiera hecho eso sin consultarlo contigo, Merlín, no es cómo si tuvieras que pedirme permiso… pero… Ni siquiera… Ni siquiera lo dijiste y hemos estado pasando todo este tiempo juntas…
Lo siguiente que Shanelle dijo, provocaron sendos lagrimones en los ojos de Wanda, pero ni la misma rubia se pensó que sus palabras tendrían ese efecto.
—James me invitó en un momento incómodo por sí no lo sabías, no veo por qué es tan importante que te lo dijera, yo no he hecho nada malo, Wanda. Solo estaba ayudando a un amigo.
Y se desató el infierno por segunda vez en la noche.
Regine no quería hacerlo notar, pero en verdad se sentía atacada sin ninguna justificación. Y Dolía. Mezclado con la mirada desconcertada de Potter, y la herida de Wanda, todo junto, sus palabras… Dolía.
— Oh… Ya veo como es, vaya. Bueno, pues toda la vida yo he tenido el concepto de la amistad particular. Cuando eres amiga de dos personas entrelazadas, no tomas lados —Una risa falsa brotó de los labios resecos por el frío — Creo que me equivocaba — E hizo un extraño ruidito de sorpresa. Shanelle sentía sus tripas retorcerse a cada palabra. Se sentía culpable, y molesta. Molesta y dolida. ¿Por qué ahora Wanda la miraba como si en verdad ella tuviera la culpa? —. Tienes razón, Shanelle. Ha sido mi error.
Wanda uso la ironía y fingió meditar algo.
>>De seguro qué… ¿Cómo lo dices tú? Confundí las cosas, ¿Sabes? No sé porque yo tenía en mi cabeza esta idea, súper loca la verdad… Yo tenía esta idea, muy muy estúpida de que tú y yo éramos amigas —Y Fue allí, con esas breves palabras que Shanelle lo vio negro por un segundo. Un instante, donde a pesar de que se podía ver reflejada en los opacos ojos de Wanda, no se miraba realmente. Su pecho latía furiosamente y tenía tantas ganas de mandar todo al carajo y tirarse a llorar. Era el peor cumpleaños de todo, y estaba comenzando a odiar ese día—. Lamento no haber visto las cosas claras.
Malfoy no dijo nada. Continúo mirando a Wanda con los labios apretados y una fingida indiferencia. Pero en realidad quería que se callara. No se suponía que estuviese enojada con ella, no, para nada. Se suponía que Shanelle abriría su corazón a Wanda, se suponía que lloraría cual niña de 4 años que se ha perdido, se suponía que debería haberse enterrado en los brazos de la chica frente a ella para estar mejor, para enfrentar Albus después. Se suponía que Wanda sería su apoyo, el cilindro que evitaría que ella se derrumbase sin más. Pero no. Ahora mismo, Shanelle retrocedía mentalmente, y aunque era doloroso, ya no confiaba tanto en Wanda para dejarse ver como realmente era.
Wanda se deshizo de su chal para envolver la cámara que había estado aquella tarde en mano de ambas.
>>Quería darte algo simple de cumpleaños, nada pretencioso, y bueno, supongo que ahora tiene menor valor, realmente es una tontería… Sabes como soy yo, siempre pensando en tonterías… De todos modos es tú regalo, así que… —El objeto fue depositado con tal ternura en el suelo, que era como si con lentitud, Shanelle se estuviese destrozando al mismo tiempo en el que la cámara aun no tocaba el piso—. Felices quince, Shanelle —Murmuró Wanda con voz extremadamente. Seguidamente, se fue y no volvió a mirar atrás ni cuando entro al castillo.
— ¿Qué demonios está pasando hoy? —Sollozó la chica de cabellos rubios, acuclillándose frente a la cámara.
Pequeñas gotas de agua cayeron sobre el chal directamente de las preciosas perlas de Shanelle. La chica se veía tan pequeña, y de alguna leve manera, pérdida entre la oscuridad y frialdad del ambiente; Su nariz perfilada estaba roja por la fuerza con que el aire azotaba contra su rostro, y el llanto comenzaba a escocerle en los ojos. Regine terminó arrodillarse, y miró el objeto con varios sentimientos reflejados en sus pupilas llorosas. Anhelo, cariño, dolor, tristeza, enojo. Jadeó cuando su corazón se aceleró, golpeándole brutalmente el pecho, y sin darse cuenta, las lágrimas se desbordaron y comenzaron a resbalar, unas tras otras por sus mejillas y boca. Frunció los labios para retener los sollozos pero no podía. Pequeños gemidos comenzaron a abandonar su boca, y cuando se dio cuenta, estaba llorando cual niña pequeña ante una cámara muggle, y la moral por los suelos.
No quería sentirse así. Quería que Wanda regresara, le dejara hablar, aclarar las cosas y que la abrazase. Quería decirle que era una tonta. Una tonta que necesitaba.
—Tonta… tonta…tonta… —Gimoteaba Reg, mirando al cielo nocturno.
Quería dejar de llorar, de sentir que su alma se rompía poco a poco. Wanda era la chica con la que había aprendido a relajarse, a reír, a confiar, y por una tontería de la cual no sabía que estaba cometiendo, la perdió. Shanelle azotó las manos en la nieve y comenzó a decirse que tenía que parar. Sabía que no había hecho nada malo, y le enfurecía saber que Wanda se lo había tomado tan mal. Regine se decía así misma que era un error. Ella no sabía que tenía que andar pregonando por todo Hogwarts quién era su pareja, no era algo que hacía. No estaba acostumbrada, ella no había tenido amigos para charlar ni decir secretos, ella no sabía que era contarle a un amigo que había recibido de regalo, y tampoco sabía que por ayudar a James iba terminar llorando a mitad de los jardines con un regalo sobre su regazo y que de seguro moriría por hipotermia.
Quería darse por vencida. El cabello se le pegó a las partes húmedas del rostro, y sus dedos, tiesos y helados, sostuvieron el regalo con cariño infinito. Un nuevo gemido abandonó su garganta, y más lágrimas rebeldes abandonaron sus ojos cuando un recuerdo de lo que había pasado apenas esa mañana abordó su mente. Las pestañas mojadas acariciaban la parte más regordeta de su cara cuando sus ojos se cerraban, y por primera vez en aquel día, Shanelle supo que estaba destrozada.
— “Vale la pena” —Imitó las palabras de Wanda—. Idiota… idiota… primero Potter, y ahora tú —Gruñó, presionando las palmas de sus manos sobre sus párpados para detenerse. Necesitaba dejar de llorar pero por más que lo intentaba, las lágrimas seguían su cauce natural y no se detenían.
"Close your eyes and feel it"
Reg’s Povs
"Close your eyes and feel it"
—Vaya…
Shanelle dio un saltito en su lugar pero no hizo más. Lentamente, casi con miedo, despegó las manos de sus ojos, y los cerró con frustración, maldiciendo mentalmente a todo ser vivo que acudiera a su mente por tener que encontrarse con él. Justamente con él, después de recordar las palabras dichas por Wanda aquella mañana. ¿Arriesgarse? Ahora mismo le sonaba muy mal. No parecía que valiese la pena querer a alguien. En su caso, en una sola noche, había perdido a las personas de las cuales tenía un cariño muy sincero. ¿Y si eso terminaba pasando con Alekséi? Si sucedía, huiría de Hogwarts y viviría de la fortuna Malfoy para envejecer sin conocer a nadie, para no querer a nadie y no tener que sufrir por nadie.
— ¿Se te ha perdido algo aquí, ruso? —Musitó Regine casi sin voz y sin moverse.
La nieve crujió, y la rubia pidió a los dioses que no le diera por querer hablar frente a frente. Se levantó lentamente, sacudiendo el vestido con las manos. Si hubiese estado de frente, habría visto como Alekséi repasa su espalda escotada con interés y como su ceño se había fruncido al escuchar lo ronca que había sonado su voz.
— ¿Y a ti sí? —Atacó Alekséi en respuesta.
Si supiera…
Reg’s Povs
Comencé a limpiarme los ojos con las manos al mismo tiempo en que inspiraba fuerte. Necesitaba calmarme. No podía permitir que me viese así, de mal y decaída. Suspiré frustrada, por qué no podía detenerme, no tenía control de mi misma y un chasquido molesto abandonó mi boca.
No tenía idea de que contestarle, hasta que mis ojos vieron la cámara que aún continuaba suavemente colocada en el piso.
—Sí, perdí algo…—Murmuré y una punzada atacó mi corazón. Había perdido tanto en menos de una hora.
Escuché como se acercaba, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, desvíe la mirada. No quería verle ni hablarle. Joder, no había terminado bien lo de hace un rato, y en verdad no quería terminar igual de mal con Alekséi. Con él no. Llevé mis manos a mi cara y cubrí parte de mis labios y nariz antes de suspirar y cerrar los ojos un momento. Me decía a mí misma, aun sintiendo la mirada perlada del otro chico taladrarme, que tenía que respirar y calmarme.
—Oye…
Salté un poco cuando sentí el cuerpo de Alekséi detrás de mí. Sus manos jugaron con mi pelo un minuto, minuto en el que permanecí quieta, mirando el árbol frente a mí con obcecación, y poco a poco, me di cuenta que él estaba arreglando los mechones de pelo revueltos que habían escapado del moño. Sorpresivamente, sonreí. Un segundo después, dejó caer algo cálido en mi espalda. Algo que supuse era su chaqueta. Aun siendo un ruso golpeador y con un humor negro, era educado en ocasiones.
—Gracias
—Reg…
Su acento como siempre erizo mi piel. Tome la chaqueta de las solapas y me arrebuje más dentro de la tela sin responderle. En verdad no podía enfrentarlo y tampoco quería hacerlo, aunque se me hacía un poco injusto. Intenté tranquilizarlo, y me permití un suspiro para asegurarme de que mi voz no saldría quebradiza.
—Estaré bien por la mañana.
Crack.
Volví a llorar, apretando parte de la chaqueta contra mi cara. Merlín, ni siquiera podía disimular frente a él. ¿Cómo se suponía que tenía que hacerlo frente a Séptimus y Scorpius?
Las grandes manos de Alekséi cayeron sobre mis hombros, sobresaltándome y de repente me giró para enfrentarlo. Él estaba muy sereno, y yo apreté los labios para no sollozar, aunque para mirarlo tenía que alzar un tanto la cara, y al hacerlo, las malditas lagrimas resbalaron por la comisura de mis ojos. Gruñí y bufé porque estaba frustrada. No se suponía que esta noche debiera ser así.
—A mí no me convences mucho. ¿Qué pasó, rubiales?
Negué un poco con la cabeza.
—Es demasiado tonto y sin importancia.
Una rubia ceja se arqueó con algo que interprete como ironía y las manos de Alekséi me fueron empujando poco a poco hasta que mi espalda chocó contra el tronco del árbol. La escena se parecía un poco como a la de esta mañana y por algún motivo, yo seguí retrocediendo sin chistar
—Claro, se me olvidaba que las chicas inglesas lloran a cada momento por cosas tontas y sin importancias —Contestó, y pude identificar un poco del sarcasmo bailando por su boca.
—Eres molesto
Él sonrió con chulería, y antes de que pudiera replicar, sus dedos se deshacían torpemente del resto de mi llanto.
—Basta, no importa…—Gruñí, apartando sus manos de mi rostro. Escuché claramente un bufido hastiado y temí haberlo enojado.
—También se me olvidaba que ustedes son tan tercas. Te pareces a Kaia siendo así de insistente.
—Como si me importase…
—Estás muy de malas, ¿eh?
Lo mire culpablemente, por qué era así pero no tenía por qué desquitarme con él.
—Disculpa, es que… —Siseé y luego hice una mueca. Con la punta de mis dedos, arreglé el cerquillo en mi frente para que cubriese parte de mi rostro—. Es que…
Recordarlo era doloroso. Mi voz se quebró y yo me mordí los labios. Tal vez si el dolor era físico, superaría al emocional y yo podría parar de llorar.
—No tenemos toda la noche, rubia. Venga, suéltalo ya.
—Mierda… —Suspiré por enésima vez, y lo mire fijamente, enfrentando sus ojos— Es tonto —Gemí— Muy tonto, ¿para qué quieres saberlo?
—Claro, Regine. Por qué es muy normal llorar así de esta manera por algo tonto, ¿no?
—Puede ser… —Mentí, sin dejar de mirarlo.
Automáticamente Alekséi frunció su ceño y chito su lengua, fastidiado.
—No sé ni por qué insisto…—Murmuró por lo bajo, y yo sentí que estaba arruinándolo de nuevo.
— Disculpa, disculpa…—Tomé aire. Tenía que decirle, eso me haría sentir mejor, ¿no? — Pero voy a seguir llorando y tú vas a molestarme con eso…
— Es posible —Admitió el ruso con una suave sonrisa.
—… —Algo muy pesado se estableció en la boca de mi estómago y dude en continuar hablando—. Es… Albus… y Wanda.
— ¿Qué con el marica y la loca?
Yo le mande una mirada de advertencia, y en cambio, el gruño antes de rodar los ojos sin retractarse o disculparse.
Me acaricié las manos y terminé por apoyar todo mi cuerpo en la madera del tronco.
—No sé qué rayos pasó, Alekséi. Te juro que no sé qué hice — Y Ahí iba la voz rota y los sollozos de nuevo— Albus está equivocado, lo sé. Cree que eres tú quién me hace llorar y me convierte en alguien miserable, y cuando le he dicho que lo quería, que era por él… me ha mirado como bicho raro o qué sé yo… No me ha dicho nada, más que quedarse como idiota y sonrojarse cuando le he dicho que le quiero… Eso… eso dolió. Joder, estaba evitando eso… no quería…
—Siempre pensé que era retrasado —Masculló el rubio, mirando aprehensivamente mi cara.
—Luego, Wanda se ha enojado conmigo. Por James…
—Sabía que venir con ese drugo no iba a traerte nada bueno —Me interrumpió de nuevo.
— Pero yo no le hice nada. ¿Me entiendes? Ella me reclamó que no le conté nada, pero no sabía que tenía que contarle algo, Alekséi. Y no me dejo explicarle nada, se fue y no volteo ni una vez… ni una maldita vez. Mierda, es por culpa de ellos que estoy así y no sé qué hacer.
En algún momento las lágrimas cayeron y cuando el aire azotó mi cara, secó el llanto volviéndolo pegajoso.
>> Wanda fue quién me dijo que olvidará a Al. E iba hacerlo, necesito hacerlo. Esto duele demasiado, no me gusta sentir esto de tal manera. Y Wanda dijo que si había alguien que lo intentará, que valía la pena…
—Respira un poco, estás jadeando, Moya Devoshka.
—No quiero sentir esto. No puedo pararlo tampoco. ¿Qué estoy haciendo mal? —Continué sin escucharlo—. Alekséi, yo no quiero sentir ya nada por nadie. No quiero.
—Mira…—Susurró Alekséi con aire incómodo— Deberías calmarte, y dejar de llorar.
— Es que no puedo dejar de hacerlo. Una vez que comienzo, no puedo parar. Y Duele mucho para que me detenga. ¿Tendré que pasar lo mismo por quererte a ti? ¿Valdrá la pena si te quiero a ti en vez de a Albus? ¿No dolerá? No sé ni que tonterías estoy diciendo —Dije abatidamente, apoyando la frente en el hombro de Alekséi.
Todo eso lo dije sin saber que iba a pasar. Ya me había dado cuenta que sentía un ligero cosquilleo cuando Alekséi estaba a mí lado, pero nada comparado con Albus. Pero sí le hacía caso a Wanda, ¿Valdría la pena? Si tenía que sufrir justo como ahora, que no me paraba ni el sol, preferiría que no. La idea de abandonar Hogwarts y vivir cómodamente del dinero de mi familia se hacía más halagadora a cada instante.
El brazo izquierdo de Alekséi rodeo mis hombros y me estrecho contra su pecho suavemente. El gesto me sorprendió un tanto, ya que esperaba una reacción similar a la de Albus, pero no me separé. De hecho, abrazarlo era de las cosas de las cuales se apuntaban como gustos en mi lista de preferencias. Sentí su colonia contra mi nariz y la textura suave de sus prendas entre mis dedos, y aunque seguí llorando, me sentía mejor. Tenerlo cerca era mucho mejor que solo llorar sola con un gato sobre tu regazo.
Un segundo después sentí un dedo colocarse lentamente sobre mi mentón, y empujar mi barbilla para alzar la mirada y al hacerlo choqué contra la de Alekséi. Se veía pulcro, y muy guapo. La luna se reflejaba en su cabello, y le daba un aire celestino, lo cual era gracioso si tomamos en cuenta que el ruso era de todo menos alguien santo. Su cabello ondeaba graciosamente por el viento y a esta distancia podía ver mejor los lunares que se esparcían grácilmente por su cuello y clavículas.
—Deberías dejar de llorar de una vez.
Hice una mueca cuando mis ojos volvieron a enfrentarse a los suyos.
—No puedo…—Murmuré a penas.
Él soltó una risita que hizo fruncir mi ceño. Menudo idiota.
Lo que pasó después ni yo misma lo esperaba.
La mano que había alzado mi rostro, se había desplazado hasta ocupar parte de mis mejillas y cabello. Después, Alekséi me besó.
Se inclinó hasta rozar sus labios rosados con los míos suavemente, como una caricia que terminó por robarme el aliento. Su brazo bajo de mis hombros hasta mi cintura y me pegó aún más a su cuerpo, de la misma manera en que el dio un par de pasos para encerrarme entre su torso y el tronco del árbol. Tenía sus ojos cerrados, y yo los tenía abiertos por la impresión, pero cuando Alekséi mordió mi labio inferior, instintivamente estos terminaron por hacer lo mismo que el ruso, y los cerré. La boca de Alekséi era cálida, dulce y aunque estaba sorprendida, no me alejé. Estar atrapada entre su cuerpo, ser rodeada por sus brazos y se besada por él, era una sensación nueva, y que estaba aprendiendo a querer. Por qué eso pasó. Lo quise. Quise a Alekséi, y quise que continuara. Cuando su lengua delineó mis labios, aun con algo de nervios y sin saber que hacer exactamente, le di paso para que buscara la mía. El beso se tornó más acalorado, pude sentirlo cuando su lengua acarició la mía antes de morderla suavemente y gruñir alguna incoherencia en ruso que no entendí.
Podía sentir los tumbos en mi pecho, y como en ese beso todo lo de hace un rato dejaba de importar. Antes de alejarse, Alekséi volvió a morder mi labio suavemente en un principio, y luego con un poco de fuerza, hasta que gemí por el dolor y terminé por empujarlo cuando la sangre brotó y apareció en mi boca. Estaba sorprendida, pero n poco feliz, por eso no le mire mal, pero si toque mis labios y los relamí para sentirlo. Para ver si era verdad lo que había pasado hace poco.
—Haz dejado de llorar —Susurró Alekséi. Yo asentí, aunque aún estaba con miles de pensamientos enredados en la cabeza. Él soltó una carcajada que vibro en cada centímetro de mi piel.
— ¿Por qué me mordiste?
Quise golpearme. ¿Me acababa de besar y yo solo podía pensar en eso?
—Es una respuesta de las tantas preguntas que hiciste.
— ¿Cómo? —Pregunté, confundida.
—Conmigo…—Suspiró contra mis labios, y un extraño movimiento apareció en la boca de mi estómago—. Este será el único que experimentes, Moya Devoschka.
Mi corazón paro abruptamente, y fui consciente de que estaba sonrojándome. Alekséi volvió a cerrar sus ojos, a apoyar una de sus manos sobre el tronco mientras la otra tomaba mi nuca, y volvía a besarme salvajemente, dominándome y de algún modo, haciéndome sentir protegida entre su posesividad. Mis manos se enrollaron en su cintura y al corresponderle el beso una vez más, una sonrisa afloró a mitad de este a la par que yo cerraba por fin los ojos y me dejaba ir. Sólo para sentir sus labios sobre los míos, su lengua húmeda y cálida jugando con la mía y su mano jalar de mis cabellos por momentos cuando la intensidad del beso parecía ir en aumento antes de volver a tomar un ritmo más casual. Estaba feliz. Cualquier dolor se esfumó.
Quería ir a ver a James y contarle.
Mucho rato después.
Alekséi estuvo molestándome por mucho más rato, hasta que regresamos al castillo y dijo que tenía que ver a su hermana. Cuando se fue, volvió a susurrarme algo en ruso y a pesar de que le gruñí para que dejara de hacerlo, él continuó hasta que desapareció en el interior del cuadro de la Dama Gorda. Yo bufé en una risa antes de comenzar a bajar a las mazmorras.
Antes de eso, habíamos subido a la torre de Astronomía pero al oír las voces de James y Wanda, nos detuvimos y regresamos… Bueno, el regresó. Yo entre a gritar no sé cuántas cosas antes de volver a irme para alcanzar al ruso. Me dolió ver a Wanda pero más me dolía verlos pelear como niños.
—No deberías meterte en esas cosas, rubia —Me riñó Alekséi cuando lo alcancé. Estaba aparentemente serio pero sus cejas estaban un poquito fruncidas.
—Ya sé… — Me encogí de hombros.
— Eres tan terca…— Gruñó él, revolviéndome el pelo con una de sus manos.
Fruncí la nariz porque estaba despeinándome, pero agradecí de manera mental que a pesar de eso, él estuviera allí. A mí lado.
De eso ya tenía una hora y poco.
En los pasillos aun había gente, y la mayoría era de sexto y séptimo año. Regresé sobre mis pasos, y aun con cansancio, volví a subir las escaleras hasta la torre de nuevo. Dentro de mí, quería saber que había pasado entre esos dos, y viendo como estaban las cosas entre Wanda y yo, sabía que por parte de ella no iba a enterarme de nada. Ese pensamiento me irrito, chasqueé la lengua y fruncí el ceño cuando termine l última escalera. Caminé por el pasillo, y lo que menos espere verme al dar una vuelta, fue ver a James acurrucado en una esquina de las paredes, con las piernas encogidas hasta tocar el pecho y el rostro oculto entre el hueco que había hecho con sus brazos. Estaba tan quieto, y callado que parecía estar dormido. Cuando me acerqué, me acuclille frente a él, y toqué su hombro con una de mis manos.
—Hey, ¿Qué haces aquí tú solo?
Sus miembros se tensaron bajo mi mano, pude sentir el encogimiento de sus músculos bajo mis manos, y supe que algo andaba mal.
—Déjame solo un minuto —Me pidió con voz ronca y pastosa.
Decidí no hacerle caso.
— ¿Qué sucedió, Jamie? —Volví a preguntarle con suavidad.
Incluso incline un poco mi cabeza para intentar verle. Acaricie su cabello, y con la mano libre, insté a que subiera su rostro. El movió la cara para no hacerlo y yo chasqueé la lengua, y tomé firmemente su mentón entre los dedos y alcé su cara.
Oh, no.
— Hey, Reg…— Su sonrisa fue rota, y sus ojos estaban coloreados en rojo por las comisuras. El llanto aún era visible en sus mejillas encharcadas y rojas de tanto tallarlas y sus ojos se veían opacos— Hazme un favor y vete a dormir. Necesito estar solo.
—Claro, me iré a dormir justo ahora dejándote cómo estás —Gruñí, limpiando su rostro con las mangas de la chaqueta de Alekséi. — A veces eres tonto.
—Venga ya —Apartó mis manos y desvió su mirada dolida.
—James, ¿qué paso?...
Lo vi tensar los maxilares, apretar los labios y estrechar los ojos al mismo tiempo en que sus cejas castañas se fruncían por el centro de su frente.
—No sé qué pasó, pero sí sé que ya no hay vuelta atrás, Reg. Ya no…
No sonaba como James. No parecía él. Me levante para sentarme a su lado, y mirarlo mejor. Aparté un mechón rizado que caía por su frente, y lo puse detrás de su oreja. Sus ojos apagados miraron el movimiento con cautela y con un suspiro, soltó sus piernas hasta estirarlas, y mirar el techo fijamente. Apreté su hombro para darle ánimos y seguidamente el recostó su cabeza en el mío. Aproveche para pasar el brazo por ambos hombros y comenzar a acariciar su cabello con mayor facilidad.
— James, perdona por gritarle. Creo que sólo empeoré las cosas…
Él se río con sorna antes de contestar.
—No, Reg. Las cosas estaban así desde antes, tú no tienes la culpa.
—Pero…
—De hecho, me he enterado que pelearon u algo. De eso sí soy culpable, perdona.
Bufé y negué con la cabeza sin detener el movimiento de mi mano. La voz de James se estaba quebrando. No parecía el mismo de siempre. Estaba decaído, derrotado… rendido. No supe que hacer cuando en mi hombro comenzaron a caer gotas de agua calientes. Apoyé la cabeza en el muro que hacía de pared en el castillo y consolé con un siseo suave a James, entonando una nana que solía cantarme la Abuela Cissy cuando pequeña. Lloraba con calma, y en silencio, sin exaltarse o interrumpir su respiración acompasada. Y verlo así dejaba un regusto amargo en la boca y el pecho.
—Te quiero, James. ¿Sabías eso? Además, sé que vas a estar bien…
— Claro…—Farfulló a medias, negando con la cabeza y un suspiro abandonó su boca. —Igual te quiero, Malfoy.
— Va a regresar, Jamie…
—Lo veo muy difícil —Murmuró James, terminando por acostarse en suelo de piedra, usando mis piernas como almohada—.
—Descansa, idiota. Hablaremos de esto por la mañana.
Cuando James cerro sus ojos y se quedó dormido, tuve la necesidad de correr y buscar a Wanda. Ella… Ella estaría sufriendo justo ahora. Y eso me partía el alma a pesar de estar molesta con ella.
Mire a Potter una vez más. Parecía tener un sueño turbio. Acaricie su ceño con la yema de mis dedos, y eso relajó sus facciones. Después comencé a desenredar sus rizos con mis dedos calmadamente, cosa que lo relajo más. 10 minutos después, James suspiraba entre sueños. Y yo, yo me debatía mentalmente pensando en Alekséi, y Wanda. Cuando quise pensar en Al, el beso del ruso me alejaba de ese idea, y me alegraba de que así fuera. James me necesitaba, yo necesitaba a Alekséi y así era mejor. Menos hiriente y más divertido. Era mejor. No dolía.
Una última lágrima resbaló del durmiente de James, antes de comenzar a profundizar sus sueños y así desaparecer su dolor.
Shanelle Regine
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