Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Página 20 de 24. • Comparte
Página 20 de 24. • 1 ... 11 ... 19, 20, 21, 22, 23, 24
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Bueno, podría hablar por ejemplo del momento entre Ted y Kaia, dónde pude sentir el frío que ella sentía, no solo el físico sino el sentimental. La decepción, lo trágico del momento, era tan tangible y tan real que simplemente me robó el aliento. Estuvo absolutamente perfecto, y aunque yo quería que por fin lo arreglaran eso sería demasiado fácil y terminaría con la emoción enseguida ¿no? Entonces sólo queda esperar para ver como evolucionan. Y Noah, por favor ¿se puede ser más adorable? Porque a pesar de que él sabe que ella no lo ama como él lo hace, sigue ahí, siempre, para y por ella, esperando a que ella sienta lo mismo por él. Kaia tiene la suerte de que jamás se podrá sentir sola y eso e algo muy importante y que todo el mundo desea.
Creo que la parte que más me gusto de tu capítulo fue el momento del recuerdo de la niñez. Se me antojan tan dulces y tiernos (aunque eran ambos un poco pedantes :roll: ) porque no sé, eran criaturas, y a mi todos los POV's del pasado siempre me remontan a un tiempo como mejor. Puede ser algo utópico, pero la verdad es que me gusta mucho imaginarme a los dos de niños con las mejillas sonrojadas por la dulce inocencia y aw, me encantó el sentimiento de regresar a un tiempo que era mejor para su relación, cuando no era nada complicada y reflejaba tranquilidad.
Lez sufrirá un lento y agónico final, está escrito en las estrellas, puedo asegurarlo. La odio. Es horrible, es una niña realmente terrible, y eso que yo me considero bastante
¿Cómo se puede concentrar tanta idiotez y torpeza en un único ser? Odié tanto a Albus en esta ronda, enserio. Hizo tanto daño a Shanelle que sigo sin poder creerme que ella lo quiera tanto. El amor es tan injusto, y estos dos son un clarísimo ejemplo. Me encantó el trozo de cap en los que interactuaron los dos
Awesome author escribió:—Es una respuesta de las tantas preguntas que hiciste.
— ¿Cómo? —Pregunté, confundida.
—Conmigo…—Suspiró contra mis labios, y un extraño movimiento apareció en la boca de mi estómago—. Este será el único que experimentes, Moya Devoschka.
Tenía que. Tenia que citar esa frase. Me ha encantado. Me declaro fiel fan de Aleksei ¡OLVIDA DE UNA VEZ A ALBUS! Por favor, Alek es muchísimo mejor, plis, enserio. Me enamoré. Es tan perfecto, básicamente lo que ella necesita. Se nota que él está ahí por y para ella, y que pase lo que pase seguirá haciéndolo ¿no es precioso? Ya sé que voy a recibir muuchas piedras por esto, pero tengo que decirlo... Shallek forevah.
PD. chicas, siento mucho haber estado tan ausente, sin comentar ni nada, no era mi intención, pero a lot of shit is still going on at home, y la verdad, no tenía ganas. Sé que es una mierda escusa, que podría inventarme algo que quede mucho más bonito, pero es la verdad, porque os merecéis que no os mienta.
No tenía ganas de comentar, ni de leer ni de escribir, de vez en cuando iba leyendo algún trocito y terminé el capítulo en una tarde porque me vino la inspiración -tengo que ampliarlo y revisarlo, aún tardaré en subir unos días- pero eso es todo. No tiene nada que ver con ninguna de vosotras, enserio, sólo creo que la he tomado un poco con vosotras y ya no estoy tan implicada. Siento que no me implico en la novela para nada, que me dedico a escribir mis capítulos al margen de vosotras, excluyéndolas de ellos, y sé que es mi culpa y que no está bien. Así que les pido disculpas y espero poder estar más atenta, aunque no quiero prometer nada porque ni me tengo respeto a mi misma en estos momentos. Lo siento, de verdad, chicas.
Thalassa Deméter.
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
But it was not your fault but mine.
Azzura Weenhollen
En el castillo se volvía respirar ese ambiente festivo que ya empezaba a ser casi habitual con la presencia del Torneo en Hogwarts. Aquel día, sin embargo, a lo mejor era el día que más habían estado esperando todos los alumnos de las distintas escuelas; el Baile. Podía ser algo típico, pero muchos se habían creado altas expectativas acerca de lo que podría suceder esa noche.
La luz del sol temprana entraba por las cortinas abiertas de la cama de Azzura, que había madrugado, y esta vez no para patrullar, sino para aprender el protocolo en caso de emergencia en el baile. La directora McGonagall les había repartido un pergamino con las medidas de seguridad que tendrían que seguir en caso de que hubiera un accidente. Los prefectos tenían la obligación de ir al baile, sin embargo no era obligatorio llevar pareja. Para Azzura era tranquilizante, ya que no había obtenido una sola proposición.
No era algo que le preocupara, pero en cierto modo se sentía decepcionada. No esperaba que él se lo pidiera, porque estaba claro que no iba a suceder dado el momento en el que se encontraban. Pero sí creía que iba a haber algún amigo suyo, de los pocos, que se lo pediría. En el fondo era una ilusa, sabía que asistiría sola. Y bien pensado, tampoco le horrorizaba tanto la idea.
La rubia se volvió a dormir, sin darse cuenta que ni siquiera había abierto sus regalos. Pero poco después escuchó algunas voces distantes y abrió los ojos, viendo a las chicas abriendo sus regalos. Se frotó la cara con las manos para desperezarse un poco.
-Feliz Navidad. -Dijo, antes de ponerse a abrir sus paquetes. Sus padres le habían mandado unos libros, además del vestido para el Baile, su hermana -es decir, sus padres de nuevo- un perfume, sus abuelos paternos y sus abuelos maternos dinero muggle.
Su abuela no sabía nada sobre la condición mágica de su nieta, a pesar de que se lo habían explicado la mujer no lo entendía y por tanto no se daba por aludida, para ella Azzhura asistía a un reputado colegio para señoritas. Su abuelo sin embargo sí que comprendía que su nieta no era normal, sea lo que sea ser normal, y no le disgustaba pero aún así era reticente a saber nada más. Sus otros abuelos, los paternos, demostraban el mismo entusiasmo que su hijo.
-Hola, Azzura. -Reconoció a la primera su voz y se giró, enseñándole una gran sonrisa.
-Hola, Brent. ¿Qué tal estás?
-Bien, ¿y tú? Ya hacía días que no te veía, eres una mujer muy solicitada. -Eso hizo reír a Azzura, en realidad poca cosa había echo en esos días, y mucho menos había disfrutado de compañía.
-No me hagas reír, Brent. -Ladeó la cabeza, mirándolo con curiosidad. A pesar de que intentaba mostrarse relajado, podía sentir sus nervios y casi era capaz de oír su corazón latiendo a demasiada velocidad. -¿Ocurre algo?
-Pues... No sé como pedirte esto, la verdad... Sé que no hay tanta confianza entre nosotros, pero eres la chica más adecuada para pedirte esto. Si no quieres no hay compromiso alguno, quiero que lo sepas.
Ella asintió lentamente con la cabeza, por un momento Azzu creyó que había llegado el amigo que no iba a dejar que fuera sola al evento nocturno, pero enseguida él se encargó de aclararle lo que necesitaba de ella.
-¿Podrías ayudarme a pedirle a Rose para ir al baile? -La joven Gryffindor enarcó una ceja, muy sorprendida, y en el fondo algo decepcionada.
-¿A Rose? No sabía que se conocieran...
-Ese es el problema; que no la conozco de nada. -Hizo una mueca de disgusto que le resultó tan tierna que olvidó la decepción.
-Creo que no tiene pareja todavía, así que no tengo inconveniente alguno en presentaros.
-Oh, eso sería genial... ¿Y como rayos se lo pido sin parecer un acosador o algo por el estilo? -Eso arrancó una risa de la garganta de Azzu, la cara de compungido de Brent era sumamente cómica.
-Simplemente dile que te encantaría tener la oportunidad de conocerla.
-¿Crees que aceptará?
-Eso solo lo sabrás si le preguntas. -Azzu le regaló una sonrisa cálida y dulce que tranquilizó al muchacho. Entonces ambos empezaron a descender por las escaleras retorcidas de la Lechucería. Cada uno metido en sus propios pensamientos; él sentía la emoción embriagar su cuerpo con la decisión que había tomado y en cambio ella sabía que iba a ir sola al final, y aunque resultara frío debido a su corta edad, no le dio la más mínima importancia.
Narrador Omnisciente
La luz de la lamparilla de noche en la mesilla de Maya Weenhollen alumbraba casi por completo su silueta echada sobre la cama. Llevaba un elegante vestido negro de fiesta e iba pertinentemente maquillada como para asistir a un evento. Sin embargo, su cara de asco y las lágrimas a punto de salir de sus ojos azules indicaban todo lo contrario a lo que se supone que debería ser un rostro de alguien que está apunto de salir de fiesta. La rubia estaba muy disgustada porque previamente había tenido una gran discusión con sus progenitores ya que estos le habían dicho que debía asistir al colegio de su hermana. Discutieron durante más de media hora, primero calmados, finalmente la joven llegó a gritar de frustración y rabia. Ella ya tenía su propio baile de Navidad e iba a llegar tarde. Quizás lo que más le disgustaba es que a pesar de que muchísimos chicos se habían ofrecido a llevarla el único que a ella le interesaba ni se le había acercado, la ignoraba, la esquivaba. Y le dolía.
-¡Maya! No voy a repetirte que bajes ahora mismo. -Rugió su padre desde la planta baja.
La rubia bufó, deslizando las piernas desnudas por el edredón de color malva hasta posar las plantas de los pies delicadamente en el suelo. Todavía se tomó su tiempo para ponerse los zapatos de tacón y retocarse el maquillaje frente el espejo que tenía sobre su tocador.
-Vamos a llegar tarde y por consiguiente vas a llegar todavía más tarde al tuyo.
-Yo no voy.
-Ya lo hemos discutido, entra en el coche.
La rubia entró en el coche sin dirigirles la mirada a ninguno de los dos, realmente enfadada. Sentía que era una gran injusticia ¿porque era más importante la rarita de su hermana pequeña que ella? Sentía que la querían más que a ella, y le molestaba. Sin embargo sus padres no preferían a una más que a la otra, simplemente deseaban que se vieran al menos una vez en Navidad ¿era tanto pedir que sus dos únicas hijas se quisieran como hermanas que eran? Les destrozaba el corazón a ambos y ya no sabían que podían hacer para ponerle remedio.
Habían habilitado un traslador en El Caldero Chorreante que llevaría a los padres de los alumnos nacidos de muggle a Hogwarts durante poco menos de media hora. El baile de Maya comenzaba a la misma hora que el de Azzura, de modo que le habían prometido que no llegaría más de tres cuartos de hora tarde. Aún así, a ella le seguía pareciendo una abominación.
Debajo de la máscara de maquillaje que mostraba una chica preciosa, segura de si misma, se escondía una chica que tenía miedo. Aquel lugar le asustaba e infundía respeto a partes iguales. Muchas veces se había imaginado como era, pero sobretodo como sería ser una estudiante de magia. Desde que supo que existía la magia quiso ser parte de ello ella también, era algo maravilloso ¿cómo iba a no querer ser una más? Envidiaba muchísimo a su hermana.
Cuando llegaron al centro de Londres aparcaron el coche dónde pudieron y fueron casi corriendo a la taberna, porque no quedaba demasiado antes de que el traslador se pusiera en marcha. Sus padres entraron casi corriendo, mientras que Maya se quedó rezagada, medio protegiéndose de lo que le vendría encima. Podía sentir el viento helado removiendo su falda negra antes de entrar al local.
Solo había estado una vez más en aquel lugar y no lo recordaba tan silencioso. Había dos parejas de mediana edad que perfectamente podrían ser muggles debido a la incomodidad que reflejaban. Maya se sentía como cualquiera de ellos, pero sin embargo sus padres parecían estar en su ambiente. Saludaron a los taberneros que al parecer eran los padres de una amiga de Azzura. Ya volvía a girar todo a su alrededor. Maya rodó los ojos y se cruzó de brazos. No mucho después se colocaron para tocar una tetera de lo más ordinaria. Sin duda la chica esperaba algo mucho más fastuoso, aquella tetera roída era de todo menos majestuosa o mágica. De pronto, empezó a brillar con una luz intensa y blanca, que obligaba a cerrar los ojos.
Sintió miedo. Aquel objeto empezó a dar vueltas sobre si mismo, haciendo que todos los que tocaban una porción de su superficie rodaran a su vez. Nunca pensó que fuera a ser algo tan físico ¿los magos no eran capaces de crear algo mucho más sofisticado?
La nieve y el dolor vinieron justo después. Notó como el frío suelo se materializaba de golpe debajo de su trasero, haciendo que soltara un grito de dolor y los ojos se le llenaran brevemente de lágrimas por el impacto.
-Deja que te ayude... -Su padre le tendió la mano, pero ella lo rechazó y se levantó por su propio pie, sin dignarse a mirarlo.
Se limpió la nieve del vestido, refunfuñando entre dientes porque se había golpeado con fuerza y le dolía. Cuando levantaron la mirada esperaba encontrar un edificio acorde a lo que se esperaba que fuera un colegio de magia para jóvenes estudiantes de élite, o como ella los consideraba. Pero ahí solo había un destartalado y ruinoso castillo mal rodeado por una valla roída. Un hombre desgarbado y poco agraciado apareció de la nada y tras mirarlos de arriba a abajo sin decir media palabra, murmuró algo entre dientes y después les pidió que le siguieran.
Pasaron las barreras y entonces fue capaz de verlo; el castillo más majestuoso que jamás había visto. Se quedó petrificada, esta vez sí sentía impresionada: por fin algo a la altura de la magia. Hogwarts era de todo, menos muggle. Y enseguida entendió porque aquel lugar nunca tendría nada que ver con ella: era simplemente, asombroso.
Azzura Weenhollen
-No os amontonéis en la entrada, venga. -Azzura hizo un gesto delicado con la mano para que se apartaran la multitud de alumnos de primero y segundo que se abocaban a la salida para ver a los alumnos mayores acicalados debidamente para ir al Gran Comedor, dónde iba a suceder el Baile.
Siguió caminando por los pasillos, viendo a los demás alumnos de su casa caminando solos o en pequeños grupos, esparcidos aquí y allá, como si les hubieran dejado salir con un cuentagotas. Detrás de una esquina que dejaba a la vista el Hall desde las alturas pudo divisar a un grupo de niñas de primer curso, a juzgar por su altura y porque ya conocía a una.
-¿Qué haces aquí, Clarisse? No deberías estar a estas horas por los pasillos. -La niña se sonrojó por haber sido descubierto haciendo una fechoría y miró a la rubia con miedo de una reprimenda.
-Es que... Yo quería ver los vestidos y todo eso. ¿Verdad, chicas? No hacemos nada malo... -Intentó justificarse, mirando de reojo a sus amigas, que parecían todavía más asustadas y miraban con susto la insignia de prefecta que llevaba Azzu colgando de una pulsera. No había querido perforar la tela de su vestido y había sido sencillo transformar el abalorio. Era realmente ingeniosa cuando quería.
-Bueno... Pero que no os vea McGonagall.
-¿Con quién irás, Azzura? -Preguntó Clarisse con los ojos brillando emocionados, como si esperara que su pareja fuera el chico más atractivo en todos los alrededores.
-Pues... No tengo pareja, pero no pasa nada. -Todas la miraron con profunda lástima, como si les acabara de decir que se le había muerto el gato o algo por el estilo.
-Oh... Bueno, eso es porque eres demasiado maravillosa y no se atreven a pedírtelo. -Intentó consolarla la niña, arrancando una sonrisa dulce de sus labios pintados de rosa palo.
-Si se está mejor sin ellos, ¿no? Venga, portaos bien. -Les guiñó un ojo y se fue hacia el Gran Comedor.
Bajó las escaleras, incómoda porque mucha gente estaba atenta a ese sitio, mirando descender a parejas de leones o bien a solitarios asistentes que pronto se reunían con su pareja en el barullo de personas que atestaba el Hall.
Azzu pasó casi como una exhalación, esquivando a unos y a otros para no tener que volver a tener la incómoda conversación que había mantenido con Clarisse y sus amigas. No le avergonzaba no tener pareja, le avergonzaba tener que reconocerlo y soportar esas miradas lastimosas, como si fuera el fin del mundo.
Se posicionó cerca de Agripina y los demás profesores, simplemente para que la gente no reparara en ella. Esperaba a que se abrieran las puertas para poder escabullirse dentro y no sentirse tan violenta. No estaba segura de si debía esperar que sus padres aparecieran por allí, lo cual le provocaba sentimientos opuestos.
No tuvo tiempo de pensar en nada más porque enseguida abrieron las puertas y los estudiantes entraron dentro del Gran Comedor. La mayoría se sorprendían por la decoración, la cual era particularmente bonita, pero como había ayudado con ella a Azzura no le maravilló del mismo modo.
Entraron los campeones con sus respectivas parejas, y empezó el baile. Azzura no sabía qué hacer ni a dónde dirigirse, le parecía muy incómoda la situación en general. Decidió ir a buscar algo de beber para ocuparse en algo, cuando alguien le llamó la atención poderosamente.
Acababa de entrar una rubia espectacular con una cara de asco todavía mayor que su belleza. A su lado iba una pareja de adultos de mediana edad. Azzura ya creía que no iban a aparecer, pero menos se imaginaba que fuera a aparecer por allí Maya.
-¿Mamá? ¿Papá? -Murmuró, cuando estuvo suficientemente cerca. La reacción de asco de su hermana mayor fue inmediata y ni se molestó en saludarla.
-¡Azzura! Que lugar más bonito, al principio creía que nos habíamos equivocado porque solo veíamos unas ruinas muy poco agradables, y nos asustamos porque si eso era el colegio algo malo había sucedido. Pero no, encontramos a un señor algo espeluznante que nos hizo magia con una varita, y aunque no me fiaba, luego vimos que...
-Por favor, Patrick, pareces un demente. Vas a asustar a nuestra propia hija... -Murmuró su madre, mirando de manera reprobatoria a su marido, que enseguida adoptó un tono escarlata en las mejillas.
-Está bien, mamá. -La mujer ignoró a su marido para centrarse en su hija, sonriendo de oreja a oreja.
-Estás preciosa, cielo.
Azzura se permitió sonreír, incluso sonrojándose levemente. Después reparó en su hermana mayor y le sonrió, cohibida. Recibió lo que esperaba: una mirada entremezclada entre asco profundo y superioridad antes de girarse a otro lado.
-Estás muy guapa esta noche, Maya. -Dijo, en un intento de buscar su atención, pero ella estaba más ocupada mirando a otros lados. De modo que lo intentó de nuevo. -¿Vas a ir a tu baile? Tenía entendido que era hoy.
La chica se giró, para fulminarla con la mirada, muy enfadada por el comentario, pero antes de que abriera la boca para decirle de todo a su hermana menor su madre intervino.
-Es un lugar precioso, ¿he visto un lago helado?
-Sí, tenemos un lago, dentro hay un calamar gigante, en verano asoma alguna pata. -Sonrió, con dulzura. -Y hay un bosque al otro lado, seguramente también lo habréis visto, pero está prohibido entrar debido a las criaturas mágicas que habitan ahí dentro. Puede resultar peligroso si te alejas mucho del castillo. -Al ver la cara de susto de su padre añadió. -Pero está muy controlado, nunca ha pasado nada. -Era una gran mentira, pero no quería que la sacaran de ahí.
Su padre iba a volver a hablar cuando se alzó la voz de Maya por encima de la de cualquiera otra persona de su familia, haciendo que todos se giraran hacia la escena que estaba protagonizando.
-Ah no, ni te atrevas a mirarme, raro. -Los tres se giraron hacia Maya, que estaba fulminando con la mirada a dos chicos de cuarto curso que se habían quedado sencillamente maravillados con su belleza.
-Maya, habías prometido que te comportarías.
-Y vosotros que no íbamos a estar más de media hora. -Tomó el móvil para consultar la hora, pero no se le encendió. -Mierda de lugar. -Miró a su alrededor buscando un reloj.
-No empecemos... -Murmuró su padre, transformando la expresión. -¿Has saludado a tu hermana?
La joven se cruzó de brazos y se giró a mirar a su hermana, con aburrimiento en la mirada, hasta que se dio cuenta de algo que hizo que sonriera lentamente.
-Hola... ¿Estás sola, Azzurita? -Chasqueó la lengua, sonriendo de oreja a oreja con maldad. -Ni los raritos estos te quieren, ya ves, me prefieren a mi.
-Yo...
-Hola, Azzura, lamento haberte echo esperar. -La chica se giró, mirando de soslayo al chico. Ni siquiera sabía como se llamaba, solo recordaba haberlo visto hablando alguna que otra vez con Wanda. Pero viendo la naturalidad con la que él se desenvolvía supo que tenía que seguirle la corriente.
-No pasa nada, está bien. -Sonrió levemente, sonrojándose con violencia.
-Vaya ¿y este quién es? -Preguntó su padre intentando disimular la mueca que había aparecido en su cara nada más verle aparecer.
-Ezra, Ezra Maddox. -Se presentó el chico sonriendo con tal tranquilidad que incluso hacía que la rubia se calmara. Maya se lo miraba con recelo y rodó los ojos, aunque como no buscó el lado que podía ser beneficioso para ella.
-Bueno, ¿no tenemos que irnos? No creo que tengamos nada más que hacer aquí. Y yo ya llego tarde a mi baile. -Enarcó una ceja mirando a sus padres, le habían prometido un ordenador nuevo si iba a ver a su hermana pero no planeaba tener que aguantarla mucho tiempo.
-Pero si hace un cuarto que hemos llegado y... Esto es muy bonito.
-Vamos, Patrick, déjalos tranquilos.
Su padre profirió una gran expresión de decepción, parecía un niño al que le habían quitado un caramelo de la boca pero enseguida tomó a su hija de la muñeca y le acercó a él para darle un beso en la mejilla y acomodarle el cabello. La miró con nostalgia y luego se despidieron todos, incluida Maya aunque por absoluta obligación.
Azzura temía el momento de girarse y mirar a Ezra, ahora tendría que aguantar las preguntas de sus padres sobre su relación con aquel chico que había visto alguna que otra vez hablando con Wanda pero nada más. Se giró lentamente y alzó la cabeza para ver como le sonreía con simpleza.
-¿Me concedes este baile? -Preguntó el chico con alegría, y ella no pudo hacer otra cosa que asentir para después seguirle.
Se colocaron en la pista de baile, todavía sonaba música tranquila fácil de bailar para alguien que como Azzura, no sabía bailar. La chica se sentía en deuda con él y aunque no sabía porque lo había echo se lo agradecía. Sabía que no debía tener en cuenta a su hermana aquellas muestras de rencor hacia ella peroa veces la superaba y darle una pequeña lección siempre ayudaba.
-Gracias, Ezra. -Murmuró con voz suave lo suficientemente alto como para que él la oyera, le dedicó una sonrisa y se encogió de hombros.
-Ha sido un placer, Azzura. -La chica lo miró con curiosidad y no pudo evitar tener que preguntar.
-¿Porqué lo has echo?
-Porque tu ¿hermana? -Azzura asintió con la cabeza. -estaba siendo una bruja contigo, y no en el buen sentido. -El chico la miró con tanta intensidad a los ojos que ella se sonrojó y bajó la cabeza, sin saber que más decirle. Había sido todo un caballero con ella
La rubia se encogió de hombros para no darle más importancia al tema y continuaron bailando, aunque no pasó mucho tiempo hasta que vio como un zapato de tacón chocaba sin querer con el zapato de Ezra haciendo que el chico la soltara y se apartara rápidamente, sorprendido porque no sabía exactamente que había sucedido.
-Perdón. -Murmuró la pelirroja adoptando el mismo tono de cabello en sus mejillas.
A Azzura le dio un vuelco el corazón al ver a Crystal intentando arreglar el estropicio que habían echo sus zapatos. Estaba realmente preciosa, el color verde grisáceo de su vestido realzaba el color de su piel y del cabello. Justo a su lado se encontraba el rubio que procuraba mirar fijamente el vestido de Crystal mientras esta se disculpaba con Ezra. Él si que estaba guapo. Llevaba un sencillo traje oscuro pero tenía un porte tan elegante que le hacía parecer bastante mayor de lo que realmente era.
-No te preocupes mujer. -Resolvió Ezra sonriéndole para que se calmara. La chica asintió y sin más desaparecieron.
Por un momento la mirada de Azzura se cruzó con la Scorpius, pero a pesar de eso él siguió actuando como si no la hubiera visto. Eso le terminó de romper el corazón a la Gryffindor. Estaba muy agradecida porque Ezra la había salvado del destino de quedarse sola toda la noche y de soportar las burlas de su hermana mayor porque nadie la quería, pero aquel baile de repente se le asemejó horrible.
-No me encuentro muy bien... -Murmuró.
-¿Quieres que salgamos fuera a tomar el aire? -Propuso el chico mirándola con preocupación. Ella asintió y ambos se dirigieron a la salida.
Fuera corría un viento helado que hizo que se le erizara toda la piel a la chica y que por su espina le recorriera un escalofrío. Aún así se sentía mucho más a gusto ahí fuera que dentro. La luz de las estrellas y de la luna iluminaba tenuamente el lugar y hacia brillar la blanca nieve que cubría por completo hasta dónde alcanzaba la vista. Era un paisaje claramente inhóspito, en el que no podría crecer vida, pero aún así la pequeña Gryffindor se sentía segura. Tal vez el echo de que poca gente viera la real belleza de aquello era lo que le gustaba, le sucedía con tantas cosas dentro de ese castillo que ya era como un hobby.
-¿Tienes frío?
-Me siento mucho mejor aquí fuera. -Contestó, evadiendo la pregunta y empezando a caminar por el jardín que habían decorado con motivos navideños. Ezra la siguió algo desconcertado pero aún así no hizo preguntas.
Con el frío era como si su cabeza se calmara, dejó de pensar, no quería pensar en la decepción, en lo dolida que se sentía, en lo triste que le parecía la situación con el que fue su mejor amigo. No podía comprender ese cambio de opinión ¿desde cuando era importante su condición?
-Gracias, por todo. -Se giró, deteniéndose para mirar al Slytherin. Él sonrió y se encogió de hombros.
-Es siempre un placer ayudar a una damisela en apuros.
Aquel comentario hizo que ella riera y sin más se giró, caminando hasta el final del camino que daba en el embarcadero del Lago, que en esos momentos estaba helado. Entonces empezó a sentir el frío, y con él venía la tristeza, y sin quererlo se puso a llorar en silencio. Sus lágrimas mojaban las mejillas enrojecidas por el frío, y aunque quería parar no podía. Ezra se acercó a ella y le pasó su chaqueta por los hombros, sin saber que hacer para consolarla. Y es que él no podía hacer nada por calmarla, el único que podría ayudarla no estaba dispuesto ni a mirarla, y eso era lo que realmente le rompía el corazón: la indiferencia.
And it was your heart on the line
Thalassa Deméter.
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
I really fucked it up this time.
Scorpius Malfoy
Los corredores del castillo estaban bastante vacíos para la hora que era, la gente estaba muy ocupada ese día en preparaciones para el baile de navidad. Se oían los pasos huecos de unos zapatos de marca, caros, que llevaba un chico esbelto y con una expresión indescifrable en la cara.
Fuera el paisaje amanecía nevado, por tanto con solo mirar a fuera se podía sentir el frío que reinaba en aquel lugar. Sin embargo los pensamientos de Scorpius iban mucho más allá, concretamente en algo que le había sucedido varias semanas atrás y que desde ese momento había echo cambiar muchas cosas.
“Vio como la cabellera rubia de la chica desaparecía entre las estanterías de la Biblioteca y se la quedó mirando mientras se alejaba. Sentía cosas por ella, era imposible negárselo a si mismo pero creía que nadie más se había dado cuenta. Pero no era así y quedó claro cuando Séptimus se sentó en la silla que acababa de dejar vacía la leona.
-¿Te crees que no sé lo que estás haciendo con esa Sangre Sucia? -Atacó el mayor nada más sentarse haciendo que Scorpius se sintiera un poco desconcertado unos momentos.
-No la llames así... -Murmuró, poco convencido.
-¡Es lo que es! Y tu un maldito traidor. -Escupió las palabras con rabia, era evidente que estaba enfadado, pero procuraba no levantar la voz.
-Yo... No he echo nada, es solo una amiga.
-¿Enserio crees que soy tan estúpido o es que lo eres tu? Por favor, Scorpius, te creía más inteligente.
El rubio se quedó mirando a su hermano fijamente sin saber que decir durante un tiempo. Su mente trabajaba a marchas forzadas para intentar encontrar algo con lo que rebatir aquel argumento, pero era imposible. Séptimus tenía razón y ambos lo sabían.
-¿Tu sabes como le romperías el corazón a madre si se entera de que persigues a una asquerosa sangre sucia? ¿No te das cuenta de que padre nunca lo permitiría? Han sido buenos contigo ¿porque les haces esto? Eres un maldito traidor y un egoísta.
Y dicho esto el castaño se levantó echo una exhalación y se perdió rápidamente del campo de visión del menor. Scorpius se quedó mirando como un par de motas de polvo jugaban sobre la superficie de la mesa dónde incidía directamente un rayo de luz solar. No sabía que pensar, hasta el momento no se había dado cuenta de lo peligrosa que era su relación con Azzura y sabía que debía terminar, pero no podía hacerlo. Era demasiado importante para él.”
Pero posteriormente deshacerse de Azzura había sido más sencillo de lo que se habría podido imaginar. Un par de palabras mal dichas y todavía peor interpretadas y la rubia no le dirigía la palabra a la espera de una disculpa. Pero Scorpius decidió que así era más sencillo y no volvió a hablarle.
Los ojos fríos y grises de Scor estaban fijos en la silueta femenina de una chica agraciada y bastante reticente a hablar con él. Pero esos detalles solo conseguían que el chico tuviera más interés en sonsacarle las palabras. Cuando ella lo vió no pudo evitar rodar los ojos y bufar, de vez en cuando había cedido y habían tenido alguna que otra conversación agradable, como si fueran amigos. Pero poco después siempre aparecía alguna de las amigas de Scorpius, celosas de su relación con Crystal. Entonces la pelirroja creía que el rubio se burlaba de ella y simplemente le ignoraba.
-¿Vas a asistir conmigo al baile? -Preguntó con toda la desfachatez del mundo cuando la muchacha se encontró lo suficientemente cerca como para que le oyera. Ella profirió un bufido de fastidio y siguió caminando.
-No, gracias. -Contestó con tono condescendiente, era educada pero no tenía ninguna intención de tener nada que ver con él. No quería que le hiciera daño y tenía la impresión de que se lo haría.
-Oh vamos ¿porqué no? -Repuso el joven caminando a la par de ella.
-Paso de ser una de ellas. -Murmuró entre dientes intentando no sonar tan herida como se sentía.
-¿Ellas? Pero bueno, ¿qué reputación tengo? -Exclamó, haciéndose el ofendido, en realidad él no había echo nada para que esas locas estuvieran tan celosas de cualquiera que respirara el mismo oxigeno que él.
-No te hagas el tonto y déjame tranquila ¿quieres?
-No hasta que aceptes. -Sonrió lentamente enseñando brevemente sus perlados y perfectos dientes haciendo que la pelirroja prácticamente se derritiera cuando se giró para mirarlo un momento.
-¿Seguirás molestando si voy contigo? -Se detuvo en seco y buscó sus ojos, intentando distinguir si le mentía pero sus ojos eran tan poco expresivos que era difícil adivinar si mentía o no.
-Si no te interesa volver a hablarme yo no te insistiré más, te lo prometo.
-Entonces acepto.
Y sin decir nada más la chica partió en dirección a la torre de Ravenclaw dejando a Scorpius con una media sonrisa triunfal en la boca. Se había atrevido a pedírselo el último día porque estaba convencido de que ella en el fondo quería ir con él, se había informado y no había aceptado a ninguno que se lo había propuesto, que no habían sido pocos. De modo que el rubio ya se había atribuido el mérito de haberla conquistado por mucho que ella estuviera empecinada en no admitirlo.
Era una chica perfecta para él, era inteligente y preciosa, además de que no era una estúpida cualquiera que se derritiera a la mínima que él le dirigiera la palabra, le oponía resistencia y le aportaba algo de interés. ¿Lo mejor de todo? Que no traicionaba a nadie saliendo con ella.
El cuerpo alargado y ligeramente musculado de Scorpius Malfoy yacía sobre su cama de sábanas de seda escarlata con decorados plateados. A su alrededor oía el ruido de los zapatos de sus compañeros yendo de arriba a abajo, ajetreados en prepararse para el baile. Él sin embargo solo se había puesto el traje pero todavía no tenía ni la corbata anudada.
-Joder, Malfoy, me vas a hacer llegar tarde. -El rubio alzó la cabeza un poco para mirar a su mejor amigo arreglándose la corbata con la varita.
-¿A qué tanta prisa? ¿Tienes miedo de que tu pareja se vaya? -Profirió una breve risa y enseguida recibió una almohada en la cara como respuesta.
-Idiota. Pues aquí te quedas, ya nos veremos. -Se miró una última vez en el espejo antes de clavar sus ojos esmeraldas en el otro chico y recibir un gesto de despedida por parte de su amigo de cabellos platinados.
El rubio todavía esperó un poco a que los demás desaparecieran antes de levantarse de la cama y ponerse los zapatos. Después se revolvió el cabello y sin mirarse más salió de la habitación, sin darse cuenta de que no se había acomodado la corbata.
Salió a la sala común donde vio a su hermana menor, quién por cierto estaba espectacular. Frunció el ceño al verla y todavía más al ver a la multitud de chicos que se la quedaban mirando. Se acercó a la chica y la miró de arriba a abajo.
-¿A dónde rayos vas así? -Dijo, sin poder contenerse. No solía ser tan celoso con ella, pero en ese momento no podía evitarlo.
-No tengo que pedirte permiso, Scorpius. -Contestó la chica, fríamente.
-Sí, sí... Perdona, es que estás muy guapa... Demasiado. -Murmuró, mirándola con humildad. Ella hizo una mueca y se acercó para arreglarle la corbata.
-Eres un impresentable, ¿a qué pobre chica has engañado para que vaya contigo?
-A Crystal, me ha costado pero yo suelo conseguir lo que quiero. -Contestó con gallardía haciendo que ella rodara los ojos de manera muy parecida a como lo hacía Crystal.
-Pobre chica, dile que me compadezco de ella.
-¿Y tu con qué tonto vas?
-James Potter. -La mueca de sorpresa y un poco mezclada con el disgusto fue inmediata en los labios de él.
-Estás de broma.
-No. -Atajó ella mirándolo fijamente para que no se atreviera a decir nada más. -Pásalo bien, nos vemos mañana.
Sin darle tiempo a que él pudiera rebatir aquellas palabras la chica salió por el hueco que comunicaba con el exterior. Scor la siguió poco después para ir hasta el hall dónde en teoría debería reunirse con Crystal. No le sorprendió encontrársela con sus amigas que al verle inmediatamente empezaron a cuchichear entre ellas, la pelirroja se alejó lo más rápido que pudo de ellas para que no la avergonzaran y se acercó al Slytherin.
Lo primero que cruzó la mente del joven fue lo guapa que estaba y después se percató de que no lo miraba con la mirada de recelo que siempre le dirigía. Sonrió, agradecido dando unos últimos pasos para ponerse a su altura y le tendió el brazo.
-Ya sé que me vas a mandar a la mierda, pero quiero que sepas que estás preciosa.
-Cállate, Malfoy. -Contestó ella, pero sin poder evitar sonreír, contenta. Él fingió que no lo había visto y entraron al comedor de los últimos.
Habían decorado el Gran Comedor con mucha elegancia, la mayoría de los alumnos se quedaban admirando los adornos y demás ornamentos que embellecían el espacio mientras los vencedores y sus parejas bailaban al son de la música. El Slytherin y la Ravenclaw se colocaron a una distancia prudencial de la pista de baile y cuando pudieron entrar a bailar él la dirigió al centro sin preguntarle siquiera. Colocó una mano en su espalda y la otra tomó la que ella dejó libre.
El rubio tenía mucha gracia al bailar, era elegante y rítmico, su padre también había sido un buen bailarín por lo que contaba su madre y al parecer el mediano de los Malfoy lo había heredado. Bailaron al compás que les marcaban y estaba bastante concentrado hasta que pudo divisar una escena que no le gustó demasiado.
Una chica que se parecía enormemente a Azzura, tal vez era más guapa pero no desprendía la misma aura de dulzura que la Gryffindor. A su lado estaban dos adultos, la mujer era bastante agraciada para su edad y lo mismo sucedía con el hombre, él tenía la misma mirada que su hija. Al lado de Azzura acababa de aparecer uno de los hermanos Maddox y enseguida se sintió celoso, pero después miró a sus padres y recordó que no eran como él. Eran personas, era evidente, y parecían bastante sensatas y agradables, pero no eran magos. Se preguntaba como rayos habían encontrado el castillo si en teoría era invisible para los... de su raza.
Volvió a concentrarse en el baile y esperaba que Crystal no se hubiera percatado de su momento de reflexión, que no habían intervenido para nada en la forma de moverse sobre la pista de baile. Olvidó por completo a la Gryffindor y a lo que había visto y se fijó en Crystal.
-¿Va todo bien? -Preguntó la chica buscando su mirada.
-Sí, sí, solo me he despistado.
En ese preciso momento de despiste fue cuando Crystal pisó sin querer a un chico, que no podía ser otro que Maddox, quien bailaba con Azzura. Lo supuso, pero no se dignó a mirarla, era más fácil así.
-Perdón, no quería... ¿Estás bien?
-Sí, tranquila, no te preocupes.
Poco después se alejaron de nuevo pero esta vez para ir a la mesa de las bebidas. Scorpius hacía cualquier cosa para evitar encontrarse con la mirada de Azzura, pero no pudo evitar querer mirar su vestido que al caminar recreaba el movimiento del oleaje. Se fijó en que salían fuera y procuró no pensar en lo podrían hacer a oscuras. No le importaba, o no debía importarle.
Poco después Crystal le comentó que estaba cansada y le gustaría beber algo, a lo que él asintió y se dirigieron a la mesa dónde se servían todo tipo de brebajes en relucientes copas encantadas para imitar el hielo. Scor le sirvió una copa de ponche a su acompañante y justo después dos presencias se colocaron a sus espaldas.
-Hola, Scorpius. -Saludó su madre, con una gran sonrisa adornando sus labios rojizos mientras miraba al mediano de sus hijos.
-Hola, madre. -La mujer le regaló una caricia en el brazo al no atreverse a abrazarlo en público por temor a avergonzarlo.
-¿No nos presentas a tu amiga? -Preguntó su padre, medio sonriendo debajo de sus labios finos recibiendo un discreto codazo por parte de su mujer.
-Por supuesto, ella es Crystal, Crystal Nalisch. -La chica sonrió, cohibida y se saludaron para poco después recibir otra visita.
Los padres de Crystal no eran muy distintos a los de Scorpius. Ambos eran magos de sangre pura, elegantes y atractivos a su edad, pero con la gran diferencia invisible de que los Nalisch no compartían ningún vínculo afectivo entre ellos. Cerca de su padre apareció el hermanastro de Crystal, Jordan, que sólo tenía 12 años y había podido acceder al baile porque sus padres así lo habían requerido. En realidad no era hijo de la misma madre que Crystal pero sí llevaba el apellido.
-Crystal, hija. -Murmuró su madre en ese tono tan silencioso que usaba siempre para hablar. La pelirroja no hizo su mejor cara pero aún así disimuló y saludó a su familia, poniendo mayor entusiasmo al ver a Jordan.
Los Malfoy y los Nalisch se emabarcaron en una educada conversación de la que Scorpius y Crystal escaparon cuanto antes, era demasiado incómodo para los dos.
-Creía que tendríamos que estar con ellos toda la noche. -Murmuró la chica mientras se acercaban de nuevo a la pista de baile, haciendo reír a Scor.
-Tranquila, no te habría echo eso. -Le guiñó un ojo y Crys se lo quedó mirando un momento con exasperación, aunque en realidad ya no le molestaba para nada su presencia.
Caminaban en silencio, pero no en un silencio incómodo, sino más bien estaban bastante relajados el uno con el otro. Los pasillos no estaban completamente desiertos porque aquí y allá se encontraban con parejas desperdigadas dándose muestras de cariño o simplemente caminando hacia sus respectivas salas comunes, como hacían Scorpius y Crystal.
Cuando estaban cerca de la torre de Ravenclaw el chico la tomó del brazo, haciendo que se detuviera y le mirara. El rubio se la quedó mirando unos instantes a los ojos hasta decidirse a preguntar aquello que había rondado su cabeza los últimos minutos de silencio.
-¿Soy tan horrible como presuponías?
-No.
-Entonces... ¿Eso significa que te gusto?
-No te pases, Malfoy. -Contestó, a desgana, siempre tenía que arruinar el momento.
-No tienes porque mentir, nadie nos oye. -Se fue acercando a ella, lentamente, haciendo que la pelirroja retrocediera hasta dar con la pared. Todos los demonios que lo habían perseguido aquella noche parecía que se disipaban con el simple sonido de los latidos de ella.
-No... No miento. -Los nervios de la muchacha eran palpables, no sabía dónde meterse, el rubor ya cubría la mayor parte de sus mejillas y como no podía retroceder más simplemente se quedó quieta, un poco hipnotizada por sus ojos claros.
-Sí, sí mientes. -Murmuró el chico acercándose a ella hasta el punto en el que su aliento cálido acariciaba los labios brillantes por el maquillaje de ella.
A pesar de lo que pudiera llegar a decir, Crystal no hizo el intento de alejarse en ningún momento mientras él se encargaba de rozar sus labios con los de ella, suavemente, a la espera de que ella se negara. Tampoco quería obligarla a nada, no era tan bruto. Además, Crystal le gustaba aunque tal vez muy en parte porque él quería que le gustara a toda costa.
Poco después los labios del chico se movían con tranquilidad sobre los de ella, que no tardaron en corresponder al beso. Se besaron sin prisas, tenían todo el tiempo del momento, y a pesar de que ese beso despertó pocos sentimientos en él, Scorpius estaba decidido a que con el tiempo llegara a provocarle todas las sensaciones que él quería sentir. Se aferraba a Crystal como a un clavo ardiendo y esperaba no quemarse.
Narrador Omnisciente
Se quedó quieta en la parte superior de la escalera, observando la reconocida figura de un chico sentado en el alféizar de la ventana, con la mirada puesta en los exteriores invernales. Él no la había escuchado, a pesar de que sus pensamientos precisamente tenían que ver con ella, aunque quizás más como en segundo lugar que como tema principal. Azzura no sabía si debía decirle nada, más de una vez intentó abrir la boca para hablar, pero no fue capaz. No se sentía con fuerzas. Todavía era capaz de sentir el escozor que le habían provocado las templadas lágrimas al salir de sus ojos y recorrer sus heladas mejillas. De modo que decidió darse media vuelta y volver a bajar, poniendo especial esmero en que sus tacones no hicieran demasiado ruido.
Pero Scorpius escuchó el taconeo de la rubia y se giró, encontrándose con la mirada de alguien sorprendido porque acaba de ser descubierto. La miró fijamente durante interminables segundos, en los que ella también le correspondió a la mirada. Pero, y con todo el dolor de su corazón, el rubio terminó girándose de nuevo, fingiendo no haberla visto. Y eso a ella le sentó como un balde de agua fría.
Se quedó estática, dónde estaba, sintiendo como las corrientes que se formaban entre los diversos ventanales de la estancia circular helaban su paliducha piel y revolvían sus cabellos dorados. No era capaz de hacer o decir nada, no durante unos minutos que a él se le hicieron eternos. Podía sentir perfectamente la mirada herida de la Gryffindor sobre él, y sólo deseaba que dejara de mirarlo así. Poco a poco la chica iba armándose de valor, sintiendo rabia, decepción y dolor. Pero sobretodo mucha rabia, hasta el punto en el que se hizo incontenible y tuvo que inspirar fuerte antes de hablar porque sino sabía que iba a gritar.
-¿Sabes? No eres más que un idiota. -Murmuró entre dientes, en tono evidentemente dolido.
El chico volvió a girarse, aunque no se dignó a levantarse. La miró de arriba a abajo antes de volver a girarse hacia las vistas del oscuro jardín. Azzura creyó que simplemente la ignoraba, y estuvo apunto de bajar de nuevo, humillada. Pero al final, el chico se molestó en contestar. Aunque tal vez habría sido mejor que no hubiera dicho nada.
-¿Disculpa?
-No, no te perdono. -Entonces consiguió que el rubio se levantara, arreglándose la chaqueta del traje que por cierto le quedaba perfecta.
La chica esperaba encontrar algo de lo que creía que quedaba de su amistad en los irises claros de él. Pero al parecer aquello sólo existía en la mente de la rubia, porque él no parecía sentir nada por ella. Ni siquiera odio, ni asco, ni repugnancia. Nada. No sentía nada por ella. Y eso le dolía muchísimo más que el odio. La indiferencia absoluta era lo peor que le podía ofrecer.
-¿A qué viene esto, Weenhollen? -Siseó el Slytherin, con el tono más glaciar que pudo encontrar en su repertorio para pronunciar el apellido de la muchacha. A pesar de que le había costado muchísimo lograr aquel tono indiferente y plasmar aquella mirada sumamente fría y vacía, carente de cualquier sentimiento.
La chica simplemente se quedó sin habla, nunca había sido tan frío y tan indiferente con ella. Y no iba a llorar. Era demasiado orgullosa como para eso, porque a pesar de todo, la Gryffindor tenía el orgullo casi tan grande como el corazón. Y no le iba a dar el lujo de verla sufrir.
-A que estás infringiendo al menos 5 reglas del colegio estando a estas horas en uno de los lugares prohibidos del colegio. Por eso quito a Slytherin 50 puntos. -Contestó, mirándolo fijamente a los ojos, sin achantarse en ningún momento ante él a pesar de que esa mirada fría estaba consiguiendo que su valor empezara a amedrentarse. -Te creía más inteligente. -Añadió, en un clarísimo tono condescendiente. Ella también sabía jugar a ese juego.
-No es asunto tuyo, tu también infringes varias normas.
-Yo no porque soy prefecta y he venido a comprobar que estuviera todo en orden. Y no lo estaba. -Enarcó una ceja. -Así que ahora circula antes de que quite otros 20 puntos a tu casa por seguir haciendo lo que te da la gana sin tener en cuenta en ningún momento los deseos de los demás.
Aquello último iba completamente con segundas intenciones y los dos lo sabían. Azzura esperaba que lo hiciera reaccionar, que por fin le explicara a qué venía todo eso, saber a qué estaba jugando. Pero para Scor sólo significaba que ella seguía dolida, y que él no pretendía hacerle daño. Sólo quería que las cosas fueran más sencillas, por ejemplo si fuera Sangre Pura las cosas hubieran seguido un cauce completamente distinto.
Scorpius miró a la rubia una vez más antes de levantarse y dirigirse a la escalera en forma de caracol que permitía el acceso o el descenso de la torre. Cuando llegó a la altura de ella se detuvo y la miró fijamente, sin ninguna expresión. Para él era difícil permanecer de piedra cuando la persona que estaba cerca tuya era capaz de hacerte sentir tantas cosas a la vez. Ella sin embargo de pronto se sintió muy pequeña, intimidada, pero no lo reflejó. O eso intentó. A pesar de que estaba convencida de que él podría escuchar su corazón latiendo a una velocidad casi alarmante, no recordaba cuando era la última vez que lo había tenido tan cerca.
-Como vuelvas a abusar de tu cargo, me encargaré yo mismo de que te quiten esa insignia, Weenhollen. -Murmuró, antes de emprender el descenso. Sabía que ese comentario había sobrado, pero según su criterio era mejor poner distancia cuanto antes y de la forma más rápida. Aunque fuera más doloroso.
Entonces Azzu fue capaz de apreciarlo por primera vez a pesar de que lo había tenido cerca antes. Olía a una mezcla entre su propio aroma, -una combinación entre su olor corporal y una colonia,- y entre un perfume dulce, femenino. Se le revolvió el estómago, no bastaba bailar como para que se le impregnara de esa forma. Habían tenido que estar más cerca. Mucho más cerca. Y le ponía celosa, porque era capaz de admitirse a si misma que seguía sintiendo cosas por él.
Ella no sabía que le dolía más, la indiferencia mezclado con un poco de desprecio o que para él la pequeña leona ya no significara nada. Y a él lo que más le dolía era haberle roto el corazón.
Didn't I my dear?
Thalassa Deméter.
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
It would be a lie to tell you that I am happy with the total outcome of this chapter, because i am not, however so i may explain my points, let us begin:
first of all like the lady i am i gotta ask.
WHAT THE FUCK HOW THE FUCK DO YOU DARE TO PULL UP THIS PLOT TWIST ON ME WHEN THE FUCK DID IT OCURR TO YOUR BRAIN THAT PULLING THAT FUCKING PLOT TWIST WAS OK!?
AZZURA!? ALBUS IS CRUSHING ON AZZURA!? WHAT THE FUCK IS THIS LIFE? I HATE YOU SO MUCH FOR NOT TELLING ME, I HATE YOU I HATE YOU I FUCKING HATE YOU NO I DON'T ILY DON'T TAKE ME SERIOUSLY
Ok, now that I got that rant out of my system, we can continue properly, step my step:
First point of the night is I LOVED jealous Albus, me gusto porque tu manera de ponerlo fue super flawless, Albus es pasivo agresivo, igual lo son sus sentimientos, el no va a ir en un rampage de gritos como James o a morder como aleksei estos sentimientos que no entiende son algo que se construye dentro de el como acidez en el estomago y no los enfrenta completamente, pero estan ahí y aunque el personaje no te venga y te diga "vergacion maldito ruso hijo puta quitale las manos de encima a mi mujer" asi straight forward, tu lo sientes, es algo que puedes palmar, lo sientes con el personaje y caminas en sus zapatos, it's brilliant wifey, me encantó la parte en la que albus describe los ojos de Shanelle "aspecto de luna llena"
ALBUS YOU'RE SO WHIPPED!!!!! uno no habla asi de una chama que no quiere, bajate de esa nube papi que das risa, y el hecho de que haya comparado o empezado a comparar a Shanelle con azzura ella estoy en denial ok wtf es un muy buen parallel, porque te demuestra que Albus empieza a sentir por Shanelle de una manera genuina lo que piensa que siente por Azzura ella and I love it
"Albus Potter dejó caer su cabeza sobre la mesa, provocando un sonido sordo que irrumpió el desayuno de los más cercanos a su asiento. Scorp, aun sin tener una idea de nada en su cabeza, palmeo la espalda de su compañero a la par que le regalaba una sonrisa consoladora. Los ojos esmeraldas lo miraron por un segundo, antes de que las irises fuesen cubiertas por los párpados."
Estoy perdido. Jodidamente perdido.
Sounds like a boner to me...A very...Conflicted and poetic virgin like boner, but a boner
and then cut to Reg like
me encantan Reg y Aleksei como pareja, al principio no sabia como ibas a desarrollar esa dinamica, porque son personalidades super diferentes y aunque me intrigaba no lo veia pero holy cow was i wrong. me gustan mucho y tienen sentido, quiza el compañero de vida de Reg deba de ser alguien pasivo y calmado *cough* Albus *cough* pero la razon por la que no podia ser el primero fue porque Reg no ha tenido vida suficiente todavia, ella necesita a alguien que le enseñe el lado bonito del amor, el lado divertido, necesita ver el lado que no es tan complicado para volver a enamorarse de Albus, y Aleksei sin duda es el indicado, de paso me encanta que la llame Moya Devoshka, se me hace original y me gusta muchito, tambien que la considere enana i'm sucker for hight difference ok?
"empezaba a creer que sufria de problemas cardiacos"
REG IS THE CUTEST LITTLE INNOCENT MOTHERFUCKER
BAE YOU LIKE THE GUY!!!!!!
In a nutshell, this two together got me going like:
BUT ABOUT THIS
—No lo sería tanto si ese idiota arreglará sus problemas con cierta niña esquizofrénica y dejará de usarte como tapadera. Me dan más ganas de molestarte.
you overdid the asshole levels Aleksei, . although the joke's on you fucker otro "esquizofrenico" va a terminar en tu familia.
SUUUUUUUUUUUCK IIIIIT BITCH
Me gustaron igual las escenas entre James y Shanelle, cuties patooties with no idea of the shit that was about to go down, me gusta su amistad tbh y draco señor JAJAJAJAJAJAJJAJAJA esa si fue una primera impresion chica, piedad con mi macho no le venga a lanzar un crucio señor malfoy, el es buena gente de verdaaaad no va a emborrachar a su hija
Anyway: MOOOOOOOOOOOOOOOVING ON
THE SNAKE FIGHT
Now, before i handle this like a lady i gotta go with my usual:
ALBUS YOU'RE THE BIGGEST DICK IN THE MOTHERFUCKING UNIVERSE LIKE WHAT THE ACTUAL FUCK,
I'm ok, i'm totally ok.
me gusto mucho esa escena tambien, it broke my heart so much tho, me estresa como albus pensó hasta el final que se trataba de Aleksei y sentí los sentimientos que se formaban en Reg con cada palabra que Albus decía y como ella trataba de pararlo para no explotar y me encanto fue una escena super palpable y es necesario que el lector sufra con el personaje, ahi es que sabes que lo hiciste bien .
"— ¿Eres idiota? —Gruñó en un suave siseó quebradizo— Te lloro cada noche, te pienso cada maldito segundo del día, te protejo de estos sentimientos, que por más que intente, sé que jamás vas a aceptar. ¿Sabes cuán doloroso fue estar entre tus brazos, sintiendo latir mi pecho con tanta calidez y emoción, para qué me dijeses cuan enamorado estás de ELLA?"
The thing that shall not be named
and yeah i'm talking about that scene, that scene that i'm not even gonna talk about because it hurt so much, no no, no go away it didn't happen no *se tapa los oidos* LALALALALA NO OIGO NADA
*Wanda se aferra a Reg con fuerza* SHE'S MINE SHE'S MY LITTLE FRIEND , MY FRIEEEEEND DON'T TAKE HER
AWAAAAAAAAAY PLEAAASE *points to reg* I LOVE MY FRIEEEND
AWAAAAAAAAAY PLEAAASE *points to reg* I LOVE MY FRIEEEND
No tengo ni puta idea de como voy a soportar dos rondas ok NI IDEA!
*screeches*BABY GOT HER FIRST KISSS!!!!!!!!!!!!
Aunque no le tengo mucha simpatía a Aleksei que se diga, si me gustan mucho los momentos entre ellos dos de nuevo te lo digo, me gusto mucho como insistió apesar de que Reg le decia que no era de gran importancia, demuestra que de verdad siente algo genuino por la rubia, porque cuando quieres a alguien quieres verlos como pueden estar mejor y yo se que Aleksei va a lograr quebrar sin daño el exterior duro de Malfoy y enseñarle que es el amor, y como no debe ser timido como se trata de confianza e intimidad, y me encanta.
Tambien me gustó que aunque tiene derecho de estar molesta con wanda y esas mierdas la mantuviera presente, me dio esperanza supongo..aunque igual me duele soy marica como un unicornio cantando Madonna ok? ok. y yo quiero creer que Wanda es importante para mi rubia sea verdad o no *se tapa los oidos* LALALAA NO OIGO NADA
AND THIS
La mano que había alzado mi rostro, se había desplazado hasta ocupar parte de mis mejillas y cabello. Después, Alekséi me besó.
"Se inclinó hasta rozar sus labios rosados con los míos suavemente, como una caricia que terminó por robarme el aliento. Su brazo bajo de mis hombros hasta mi cintura y me pegó aún más a su cuerpo, de la misma manera en que el dio un par de pasos para encerrarme entre su torso y el tronco del árbol. Tenía sus ojos cerrados, y yo los tenía abiertos por la impresión, pero cuando Alekséi mordió mi labio inferior, instintivamente estos terminaron por hacer lo mismo que el ruso, y los cerré. La boca de Alekséi era cálida, dulce y aunque estaba sorprendida, no me alejé. Estar atrapada entre su cuerpo, ser rodeada por sus brazos y se besada por él, era una sensación nueva, y que estaba aprendiendo a querer. Por qué eso pasó. Lo quise. Quise a Alekséi, y quise que continuara. Cuando su lengua delineó mis labios, aun con algo de nervios y sin saber que hacer exactamente, le di paso para que buscara la mía. El beso se tornó más acalorado, pude sentirlo cuando su lengua acarició la mía antes de morderla suavemente y gruñir alguna incoherencia en ruso que no entendí. "
Haz dejado de llorar —Susurró Alekséi. Yo asentí, aunque aún estaba con miles de pensamientos enredados en la cabeza. Él soltó una carcajada que vibro en cada centímetro de mi piel.
— ¿Por qué me mordiste?
Quise golpearme. ¿Me acababa de besar y yo solo podía pensar en eso?
—Es una respuesta de las tantas preguntas que hiciste.
— ¿Cómo? —Pregunté, confundida.
—Conmigo…—Suspiró contra mis labios, y un extraño movimiento apareció en la boca de mi estómago—. Este será el único que experimentes, Moya Devoschka.
ASDFGHJKL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!I'm so freaking happy for le baby!! can we have this become a regular thing, more bites for Reg i'm SOOOOOOO here for it Shaleeeeek I like it <3
*fist pump*(◡‿◡✿)
BUT THEN AGAIN:
— ¿Qué con el marica y la loca?(ʘ‿ʘ✿)
...
(ʘ‿ʘ)ノ✿ “hold my flower”
——
✿ Now that that's out of the way we may move on✿
Esa escena final me gustó mucho, creo que Reg es una persona muy importante para James, y la verdad es que el esta ahorita en el lugar más incierto en el que podría encontrarse, James y Wanda han sido un factor en la vida del otro toda su existencia y de cierta manera desde niños ha sido obvio que iban a terminar en sentimiento romantico, pero el punto es que al haber crecido juntos apesar de todo lo que paso entre ellos siempre han estado el uno para el otro: eso se plasma en el capitulo de la primera prueba. Y este es el momento en el que Wanda le dió la espalda una vez por todas, ¿me explico? y James es una persona que lo ha tenido todo desde un principio en bandeja de plata, ella es algo por lo que va a tener que pelear y Reg va a tener que hacerle ver que esto se lo pudo haber evitado, ahorita mismo James perdió el pilar de apoyo que a tenido toda la vida y Reg tiene que ayudarlo a cojear, igual que lo tendra que hacer Albus con Wanda, mientras que no van a poder arreglarlo tienen que volver a empujarlos en una misma dirección y enseñarles a dejar el orgullo a un lado, necesitan aprender eso, y Albus y Reg son los profesores justos para eso, lo que hace interesante la cosa, porque apesar de la situación en la que las dos serpientes se encuentran, sus vidas estan muy entrelazadas (tienes a Wanda que comparte amistad con reg y con albus, a james, que comparte amistad con reg y sangre con albus y a scorp que comparte amistad con Albus y sangre con reg) ¿me explico? no se pueden deshacer del otro y eso va a ser muy interesante ver como lo desarrollas.
amazing chapter Wifey de mi corazón<3
that's all i got for you today
—Yours ever and farther, The Wicked Witch of the West.
Última edición por Hakuna Matata Bitch el Dom 25 Ene 2015, 5:53 pm, editado 1 vez
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
HEEEEEEEEEELLOOU LADIES AND BABIES I'M BACK FROM THE DEAD AND I'M HERE TO PAY MY DEBT.
Primero y principal me disculpo con la grandiosa escritora que tuvo que esperar demasiado tiempo de mi parte, la universidad me consume enormemente y terminar mi propio capitulo se llevaba todas las energías que me quedaban, ustedes saben que cuando yo comento me gusta hacerlo bien, porque mi flojera no significa que ustedes merezcan menos, ahora a lo importante:
Refiriéndome a la primera parte del cap déjame decirte algo sinceramente;
Azzu es una bolita de sol ok? estoy cansada de verla sufrir ella se merece tanto man, tanto, que se vaya Malfoy a la mierda que le viene bien un rato!
Me sentí mal por la pobre Azzu durante la escena de Brent, la verdad porque pues ella se esperaba que la invitara, pero en fondo me alivió porque aclara confusiones de un triángulo amoroso y le deja libre para cierto caballero cuya aparición yo sigo esperando
OK, ok decencia ya, mi punto es que no puedo esperar a que le vengan mejores tiempos a la rubia, aunque a decir verdad sigue doliendo ese desdén pasivo que parece tenerle al mundo mágico a veces, digo porque para mi es como si odiara parte de si misma y duele porque ella es un personaje tan bueno que de verdad uno lo que quiere es envolverla en una cobija y darle chocolate y a Scorpius Malfoy con un lacito
Aunque supongo que igualmente lo continuo entendiendo, digo debe de ser muy difícil no poder compartir una parte de ti con tu familia, tanto asi que al final lo termina suprimiendo todo la pobre.
Ay Maya, Maya que voy a hacer contigo Maya.
Lo entiendo, lo veo, esa envidia que le tiene y esa frustración ya que a pesar de ser un espectáculo no puede siquiera tener a aquella persona que le gusta hella who dat i wanna know (?) entiendo que se sienta menos especial que su hermana, digo la falta de habilidades mágicas no son para menos, yo supongo que compartiría sus inseguridades de encontrarme yo en esa situación. Sin embargo sigo teniéndole cierto desdén a su manera de ser, porque Azzura no se merece nada de esto y la manera en la que Maya la trata la hace ruin y despreciable (in a good way, she's an antagonist after all) es una persona que busca su felicidad en la miseria de los demás alguien enteramente vacía y falta de pasiones propias, mientras que si veo redención para Maya Whenholleen le costará muy caro para que yo me lo crea she and Katrina should also have tea together because damn
Not gonna lie, i loved this save nada más de imaginarme la cara Maya
Also Papá Weenhollen like "who the fuck are YOU"
It was super great to be honest, me alegró que con los puntos bajos que lleva Ezra pudiera hacer algo bueno, it was nice y me gusto ver a Azzu bailar con alguien, la pobre niña tiene que aprender a chillear un rato y mandar al mundo a la mierda. Aunque me hubiera gustado que la familia de Azzu se quedara un poco mas, la verdad que si quiero saber más de ellos, se me hace interesante ¿como se conocieron Patrick y Julie? ¿que tipo de sangre son que dieron a luz a un angel y a tremendo demonio? muchas preguntas, ¿como fue su primera visita con Azzu al callejón Diagon? ¿la carta de Hogwarts y su reacción cuando su niña la recibió? ¿Como es un verano con los Wheenhollen? muchas preguntas.
Ok, so I have issues; Because like I know i said i wouldn't like this girl, but to be downright honest she's just TOO FAB✿seriously i wanna be best friends with this kid and let her borrow my lipstick
BUT THEN AGAIN SHE'S WITH SCORP And she was like macking on him which is a NO NO BUT THEN AGAIN
Entre tu e Ivette me van a volver loca like wtf you guys what did i do to you
LET'S PRETEND I HATE HER JUST FOR MY REPUTATION
Poor little rich boy, all the couples have gone
You wish that they hadn't, you don't wanna be alone
You wish that they hadn't, you don't wanna be alone
And you don't love your girlfriend
I mean, by this point is obvious that Malfoy is a jerk who has no idea what he wants, but hella imma say it anyway
MALFOY IS A JERK WHO HAS NO IDEA WHAT HE WANTS
ALSO SEPTIMUS LIKE DUDEEEEE WHAT EVEN GO GET YOURSELF A GIRLFRIEND AND STOP MESSING AROUND WITH OTHER PEOPLE'S RELATIONSHIPS BECAUSE I AM SO MAD RIGHT NOW YOU BOYS ARE DISAPPOINTING, IF YOU'RE NOT DISAPPOINTING YOUR MOTHER LET ME TELL YOU, YOU DISAPPOINT ME
THE FUCK ARE YOU THINKING SOCRPIUS, YOUR FATHER WOULD FLIP AT YOUR LACK OF BALLS YOU DON'T DESERVE TO CALL YOURSELF A MALFOY JUST FOR BEING A PUSSY GET THE FUCK OUT
AS FOR THE LAST SCORPZZURA INTERACTION I'M JUST GONNA FUCKING QUOTE IT BECAUSE DAMN
-¿Sabes? No eres más que un idiota. -Murmuró entre dientes, en tono evidentemente dolido.
Alright, alright Mama likes where this is going
El chico volvió a girarse, aunque no se dignó a levantarse. La miró de arriba a abajo antes de volver a girarse hacia las vistas del oscuro jardín. Azzura creyó que simplemente la ignoraba, y estuvo apunto de bajar de nuevo, humillada. Pero al final, el chico se molestó en contestar. Aunque tal vez habría sido mejor que no hubiera dicho nada.
-¿Disculpa?
El chico volvió a girarse, aunque no se dignó a levantarse. La miró de arriba a abajo antes de volver a girarse hacia las vistas del oscuro jardín. Azzura creyó que simplemente la ignoraba, y estuvo apunto de bajar de nuevo, humillada. Pero al final, el chico se molestó en contestar. Aunque tal vez habría sido mejor que no hubiera dicho nada.
-¿Disculpa?
-No, no te perdono.
LADIES AND GENTLEMAN, THE MOMENT WE'VE ALL BEEN WAITING FOR, THE ONCE IN A LIFE TIME EVENT THE DRAGGING OF SCORPIUS MALFOY GIVE IT UP FOR THE ONE, THE ONLY SASSZZURA WHENHOLEEN
-¿A qué viene esto, Weenhollen? -Siseó el Slytherin, con el tono más glaciar que pudo encontrar en su repertorio para pronunciar el apellido de la muchacha. A pesar de que le había costado muchísimo lograr aquel tono indiferente y plasmar aquella mirada sumamente fría y vacía, carente de cualquier sentimiento.
Ay, se picó.
No es asunto tuyo, tu también infringes varias normas.
-Yo no porque soy prefecta y he venido a comprobar que estuviera todo en orden. Y no lo estaba. -Enarcó una ceja. -Así que ahora circula antes de que quite otros 20 puntos a tu casa por seguir haciendo lo que te da la gana sin tener en cuenta en ningún momento los deseos de los demás.
-Yo no porque soy prefecta y he venido a comprobar que estuviera todo en orden. Y no lo estaba. -Enarcó una ceja. -Así que ahora circula antes de que quite otros 20 puntos a tu casa por seguir haciendo lo que te da la gana sin tener en cuenta en ningún momento los deseos de los demás.
-Como vuelvas a abusar de tu cargo, me encargaré yo mismo de que te quiten esa insignia, Weenhollen. -
Ok, now having concluded my own denial comical relief of this scene let's be serious
Murmuró, antes de emprender el descenso. Sabía que ese comentario había sobrado, pero según su criterio era mejor poner distancia cuanto antes y de la forma más rápida. Aunque fuera más doloroso.
yet, that's all I got for you today
Yours, ever and farther
—
Even if i'm hella mad at Scorp for crossing the line sometimes me duele ver a estos dos caerse a orgullazos *GLOSARIO VALENTINA: Coñazos: verbo dar una coñiza + Orgullo: Estupidez necesaria para que haya drama= Orgullazos
en fin, me duele porque ellos de verdad se aman, se ve ES TANGENTE VERGACION y cada uno tiene su propio prejuicio metido entre ceja y ceja, Malfoy con su crianza y Azzura sin ver que realmente el no hace enserio nada de lo que esta haciendo ES CULPA DE SEP OK TODO ES CULPA DE SEP Y AAAAAAAAGGAAAAAH ME FRUSTRAAAA, muero por ver como siguen las cosas entre estos dos, quiero ver como se desarrollan ahora que Crystal y eventualmente *spoiler* esten en el camino.
Excelente capitulo, Mon cherie, siempre es un placer leerte.
yet, that's all I got for you today
Yours, ever and farther
—
The Wicked Witch of the West
Última edición por Hakuna Matata Bitch el Vie 17 Abr 2015, 5:23 pm, editado 1 vez
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Te odio, te odio porque este ha sido un capítulo que toca realmente con su escritura y también has puesto tu corazón en él, el cual se siente perfectamente. Te felicito, porque uno se da cuenta cuando un escritor pone su alma en sus palabras, porque estas son tan cuerdas y fluyentes como las partituras de Tchaikovsky (MI MÚSICO FAVORITO) Así que quizás mi comentario no sea la gran cosa, pero quiero mencionar partes donde te ganas un oscar.
(No quiero poner tantos gifs porque luego se sobrecarga la pagina y se me hace más lenta, así que no)
Albus y sus pensamientos, realmente me gusto esa perspectiva de él y que mejor que haberla mostrado. La confusión que siente, la forma en que la refleja pero es tan despistado que no lo reconoce, simplemente sabe que el sentimiento se encuentra allí. Me gusta tanto la tercera persona que utilizaste, fue una forma de narrar tan clásica, tan realista que me gusta y sabes que ese tipo de narración me encanta, junto con la narración artistica y poetica. Me gusta las comparaciones que utilizaste para describir a Alekséi, y realmente te agradezco que le des una parte dulce, porque él es realmente una persona con un corazón cálido, y aunque sea burlón, es muy noble y tiene el dote de un principe, porque por favor... es el hijo de un Zar, no el tsarevich, pero si en segunda línea jajaja. (Me gusta la nobleza y lo sabes, más por lo que se viene*levanta las cejas picaramente*)
La escena con Shanelle y Alekséi en la nieve fue muy buena, y cálida a pesar de narrar un momento tan frío. Nuevamente otra felicitación porque fue una escena muy buena, así que quiero seguir leyendo acerca de ambos rubios. Claro, mientras yo me enfoco en el hermano mayor, Andréi. *se soba las manos* mi niño de los ojos tristes tan besho.
Reunión de hermanos, siempre me han gustado los gemelos Malfoy... son tan diferentes y a la misma vez tan iguales con sus problemas, porque nunca lo van a demostrar. Y obviamente, Shanelle es la más devota con sus sentimientos, y es su inocencia la que me gusta porque ella es así, su corazón es inocente y eso me gusta bastante.
Y como miro a Ted, como narró a Kaia... fue hermoso, su percepción me fascina, es muy buena. Además ir con James, fue bello, me gusto bastante esa pareja porque son amigos y de pronto MALFOY Y HARRY. Me encantó, ya te dije las cosas que pensaba sobre ello y aun así fue muy bueno, me encanto la prosa que usaste, las palabras tan propias de gente adulta y aun así se noto la diferencia entre el léxico elegante de Draco con el no tan refinado palabrerio de Harry quién pues... nunca fue de la mera realeza del mundo mágico, así que me gusto mucho y aslkmalkmckfmje alianza, alianza, alianza.
El baile en general me encantó, todo fue muy propio y la escena de Malfoy y James fue asmakkemvkñmñkjañjrbnio3bnmpi3ubbrn hermosa jajajaja me reí muchisimo, pobre James así de GLUP, THIS IS NOT WHERE I SHOULD BE RIGHT NOW, WHERE IS THE FUCKIN' VODKA?
MALDITO ALBUS, POR QUÉ ES TAN MALO, NOOOOOOOOOOOOOOOOO. ¡O SÉA, COMO CREER ESO! TU LA HACIAS LLORAR IDIOTA, NO MI PEQUEÑO BEBÉ RUSO, NOOOOOOOOO, SINO TÚ IMBÉCIL. Y AZZURA, DIOS POBRE, JAJAJAJAJAJA MALDITO ALBUS, ESA PARTE ME DIO UN INFARTOOOOOOOOOOOOOOOOO... LLORÉ, PORQUE MALDITO, TODOS LOS HOMBRES SON UNOS MALDITOS, TODOS Y ABSOLUTAMENTE TODOSS... MENOS hide y Ame, por supuesto... they are love. Y para acabarla, viene la pelea de Wanda y ella, Diooooooooooooooos que joda con esto, nooooooooooooooo todo se rompe todoooooooooooooooooooooooooooo.
El beso con Alekséi fue hermoso, verdaderamente me gustoooooooooooo y ahhhhhhhhh sigo emocionada por ello, te aplaudo mucho y te mando más felicitaciones.
Y el final con James, fue muy hermoso... fue divino y me encantó, me fascino por completo, es que todos lloran, todos... Ted llora, James llora, Albus jode, todos joden y todos lloran. Pinche novela mexicana pero aslkmacke duele muchooooooooo.
Felicitaciones, lamento la tardanza y merezco pena de muerte por eso. Te quiero mucho, quiero leer más por favooooooooooooooooooooooor. <3
Y
Última edición por Vanellope el Sáb 07 Feb 2015, 6:15 pm, editado 1 vez
Vanellope
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
If our love is insanity
WHY ARE YOU MY CLARITY?
Ted Lupin.
Seguramente debí de ir detrás de ella.
La miro directamente a los ojos, esmeraldas y brillosos por las lágrimas que está conteniendo. Permanezco mirándola un buen rato, sus rizos rubios rosan su piel bañada en pecas castañas. Sonríe, cuando sus labios se extienden por su rostro entonces mi corazón da un vuelco, siento como mi estómago comienza a revolotear y mi pecho arde, arde como el fuego. Una imagen de ella con cintas en su cabello rizado y un vestido navideño mientras brinca sobre la nieve con sus zapatillas rojas me brindan una nostalgia que quiero proteger.
Pero ahora sus ojos eran más grandes y su rostro pecoso resplandecía más, su nariz era pequeña y quizás mi parte favorita de su rostro, porque siempre miraba sus pecas de cerca. Entonces ella levanta su mano y la pone sobre mi mejilla, su piel es helada y a la vez tan cálida. Huele a la tierra después de una lluvia de verano y al té de las cinco, tiene el aroma a casa y mi corazón se encuentra en paz, porque ella estaba allí, estaba allí conmigo. Simplemente me paralizo, permanezco mirando la forma de su mentón y se acerca más, su respiración choca contra mi rostro.
Y simplemente sucede.
Puedo sentir su boca sobre la mía, mientras que sus dedos se enredan en los rizos de mi nuca y un escalofrío me recorre la espina dorsal. Y quizás no deseaba pararlo, realmente no lo deseaba y era algo que buscaba hacer desde hace mucho tiempo, pero jamás tuve el valor de hacerlo por no herirla. Por no herirme a mí mismo.
Su cabello es suave y mis dedos se extienden detrás de su cabeza, hundiendo mi mano en su melena rubia. La textura de su boca realmente me gustaba, me agradaba el calor que me brindaba y como alborotaba mis sentidos. Sujete su mentón y lo acaricié lentamente hasta que rodeé su cintura y la acerqué más. Abre paso a su boca y puedo sentir el sabor de su lengua, quema tal cual el fuego. Me empuja contra el pasto y entonces la abrazó, como debí de hacerlo siempre, como debí de haberlo hecho durante todo el tiempo. Era Dorothy, porque siempre había sido mi Dorothy desde que usaba cintas en su cabello y coloreaba con crayones y aunque jamás hubiera sido ningún héroe no haya hecho ningún acto de valor, ella decía que lo era, y había estado allí, aunque fuese un fraude y una farsa, a ella no le importo. A Dorothy no le había importado, porque ella realmente era valiente.
Porque ella era mía.
Era mía. Ella entonces separa nuestras bocas y puedo ver como brillan sus ojos bajo el resplandor lúgubre del cielo, lo cual lo hace todavía más hermoso. Y trato de decirle que se quede, trato de decirle que la necesito y que siempre lo hice, pero jamás supe cómo decírselo, porque tenía miedo de herirla, porque no la merecía y no necesitaba a alguien como yo.
― Me rindo. –Entonces las palabras quedan atadas a mi garganta, no salen y aunque trato de decir algo, no puedo.- Tu ganas… -Sus ojos se llenan de lágrimas, y entonces se levantó para irse de allí y comenzó a alejarse.
― Kaia… -La voz me sale queda, trató de levantarme pero entonces me resbalo con el pasto húmedo y caigo sobre mi pecho. Su cabello ondea detrás de su espalda y desesperadamente trató de levantarme.- Kaia… Kaia… -Mi mentón se endurece y trató de gritar, trato de llamarle. Y veo como todo se aleja de mi nuevamente, como me quedo solo, cuando finalmente me pongo de pie entonces comienzo a caminar hasta ella.- ¡Kaia! –Mi voz sale de forma seca y mi garganta comienza a arder, mi respiración se corta por completo y corro hacía ella, pero no la encuentro.- ¡KAIA! –Aquel grito me nace de forma inesperada y los pulmones se quedan vacíos.
Entonces entró a los pasillos del castillo y trato desesperadamente de encontrarla, de decirle que estaba completamente equivocado. Mis pasos se vuelven más lentos y el aliento se escapa de mis pulmones. Entonces mi corazón se parte en dos, puedo sentir mi alma caer contra mis pies y mi boca comienza a temblar.
Mayhew la había abrazado mientras que ella llorando se refugiaba en él, porque yo la había lastimado. Me sentía completamente molesto, impotente ante la idea de que no pude hacer nada, no ahora. Mis nudillos chocaron contra la pared y a pesar de que dolía, continué haciéndolo hasta que los sentí engarrotados. No me di cuenta de que las lágrimas habían comenzado a correr por mis mejillas y caían al suelo, sentí como la boca comenzaba a temblarme y como mi pecho pesaba. Llevó mi mano para cubrir mi boca y trató de ahogar los sollozos. Las lágrimas me saben completamente amargas, y quizás ella ya no regresaba, y seguramente nada iba a ser lo mismo. Con el dorso de la mano me seco las lágrimas y trató de recuperar el aliento perdido, me siento contra el suelo tratando de no sentir aquel vació y aquella culpa.
Me siento contra el suelo y puedo todavía escuchar la música provenir del salón de baile, entonces dejo escapar un suspiro tembloroso y comienzo a tararear aquella canción que ella siempre cantaba. Aquella canción que Dorothy cantaba antes del torbellino, antes de aquella tormenta que Kaia había traído.
― ¡Oye, tío! –Entonces cuando levanto la mirada, al verlo tan cerca de mí, hago la cabeza hacía atrás chocando contra la pared y después me llevo la mano sujetando mi cabeza, dejando escapar un quejido, él entonces deja escapar una risa.- Eso debió doler. –Entonces hace una mueca burlona de lástima. Cuando lo miro mejor del rostro puedo notar que es alguien que jamás había visto antes, era un chico esbelto y ciertamente alto. Además de que sus rasgos reflejaban que no era caucásico. Su cabello era oscuro y completamente revuelto, su piel era demasiado blanca y a simple vista se miraba tersa. La esquina de sus ojos se rasgaban y sus parpados eran grandes. Su mirada brillaba radiantemente a pesar de que estuviese casi oscuro, a excepción de las antorchas que iluminaban vagamente el pasillo.
― ¿Qué buscas? –Había gruñido mientras trataba de ponerme de pie. Él entonces sujeto mi saco y me jalo para levantarme a lo cual retrocedí, mirándolo completamente irritado.
― Ah sí, sobre eso… -Entonces esbozo una sonrisa.- Estoy buscando la oficina del director o ¿era directora? –Sacudió suavemente la cabeza.- realmente no recuerdo… como sea, creo que llegué en un momento inesperado. –Río.- ¿Sabes? Odio a los japoneses, siempre solemos llegar exageradamente a tiempo.
― Ah, entonces eres japonés. –Dije sarcásticamente al tiempo en que él volvía a reír.
― Oh, vaya que eres inteligente. –Respondió de la misma manera, yo entonces lo fulminé con la mirada y él enarco ambas cejas.- ¿Y bien?
― ¿Y bien qué?
― ¿Me dirás dónde está la oficina o no?
― Oh, creo que lo puedes encontrar solo.
Comienzo a caminar por el pasillo pasando olímpicamente de su lado y entonces segundos después, se encuentra caminando a mi lado.
― Creo que empezamos con el pie izquierdo. –Dice alegremente.
― Oh ¿De verdad? –Enarcó una ceja.
― Me llamo Ame. –Él se posó enfrente de mí, obstruyéndome el paso, extendiendo su mano mientras esbozaba una sonrisa.- Aizawa Ame. –Miré su mano extendida la cual después sujeto con la otra y puso una cara de cansancio sin dejar de sonreír.- ¿No me vas a dar la mano?
― No. –Y así pase olímpicamente a un lado suyo y continúe caminando.
― ¡E-espera! ¿Tampoco me vas a decir cómo te llamas? ¡Yo te dije mi nombre!
― No te he pedido que lo hicieras, por lo tanto no me da la gana darte mi nombre.
― ¡Eh! Pero eres la primera persona que se ha encontrado conmigo, seguramente era porque iba a venir ¿no?
― Me he encontrado contigo por pura casualidad, no confundas las cosas. –Luego sentí un peso sobre mí y me volví inmediatamente a ver al chico que me rodeaba los hombros con su brazo, sonriendo alegremente.
― Oh, no tienes por qué avergonzarte de que me estabas esperando. –Dijo rebosado de alegría, entonces enarco ambas cejas mientras su mirada cambiaba a una irónica.- He escuchado que los ingleses son demasiado orgullosos como para admitir su cortesía.
― ¡Ya te he dicho que…!
― Basta. –Había reído.- ¡Ahora serás mi amigo!
― ¿Quién te dijo que yo…?
― ¿Me dirás tu nombre amigo? ¿O yo tendré que ponerte uno? –Llevó su mano hacía su mentón, dirigiendo la mirada en forma pensativa hacía el techo.- Tengo unos cuantos nombres que he querido ponerle a un perro, lamentablemente nunca tuve la oportunidad de tener uno. –Mi rostro se tensó, este chico estaba mal de la cabeza y era bastante irritante. No encontraba la razón por la cual continuaba siguiéndome.- ¿Qué tal… gomita? No, no tienes cara de llamarte gomita.
― ¡Piérdete!
― Ah, ¿estás molesto?
― ¡Claro que estoy molesto!
― ¿Por qué? ¿Alguien te dejo plantado? –Seguido, había hecho una mueca con la boca en forma de trompeta.- ¿Era una chica… o un chico, quizás? –Fingió seriedad al decir la pregunta. Fruncí el ceño.
― ¿Qué? –exclame. Él entonces comenzó a palmear mi hombro, dejando escapar un suspiro.
― Ya, ya. Se ve que eres un buen tipo, alguien más vendrá y te querrá a pesar de tu mal carácter.
― ¡Cállate!
― Como dije, mal carácter.
― ¿Quién crees qué lo está provocando?
― La chica.
― ¡Eres tú!
― Yo no soy una chica, o estoy completamente seguro de no serlo. –Cruzo los brazos en torno a su pecho.- Mira, gomita…
― No me llamo así.
― ¿Entonces cómo te llamas?
― ¿Por qué habría de decírtelo?
― Porque puedes estar seguro de que te llamaré gomita hasta que me lo digas. –Levantó ambas cejas en un gesto burlón.
― Si te digo mi nombre ¿Me vas a dejar solo?
― Lo prometo. –Había dejado escapar un suspiro irritado y entonces levante la mirada hacía él quién hacía gestos impacientes, como los de un crío.
― Ted Lupin.
― ¡Increíble!
― Como sea, ahora me voy.
Avancé hasta el lobby y comencé a caminar hacia las escaleras, me detuve y entonces gruñí por lo bajo. Cuando me vuelvo, veo al chico sonreírme y detenerse en cuanto yo lo hago.
― ¿Por qué continúas siguiéndome?
― ¿Será que podría cumplir mi promesa después de que me lleves a la oficina?
Suelto un rugido que rasga mi garganta suavemente y lo fulmino con la mirada, continuó caminando y él entonces sonríe, comprendiendo que tenía que seguirme. Cuando comenzamos a subir las escaleras, él comienza a hablar sin parar acerca de su llegada y un sinfín de cosas que no prestaba atención.
― En ese momento mi hermano grito: ¡Cuidado con el anciano de los perros! Y cuando vieron que traíamos una gallina, comenzaron a correr detrás de nosotros por todo el parque. –Dejo escapar una carcajada.- Fue épico… después de que uno me mordió, tuvieron que ponerme dos puntos y una vacuna anti-rabia.
― Aquí es la oficina, solo di: cuentas de ópalo, y el águila se va a mover.
― ¡Oh, muchas gracias Ted Lupin! –Se abalanzo sobre mí, abrazándome a lo cual me puse rígido y después se alejó.
― Claro… -respondí secamente mientras me daba la vuelta y me dirigía hacía las escaleras para ir hacía la torre Gryffindor. El camino se había vuelto el más largo de todos, incluso frente al retrato de la dama gorda habían unas cuantas parejas besuqueándose a lo cual trate de reírme, una risa amarga.
Me tiré en la cama contra mi pecho, traté de cerrar los ojos pero no pude, no podía conciliar el sueño. Mi mirada se fijó en la mesa de noche que se ubicaba a un lado de mi cama, cuando extendí la mano sujete aquel libro viejo y deshojado. El titulo estaba tejido en hilo dorado y una pequeña sonrisa que reflejaba tristeza se dibujó en mi rostro.
Merecía estar solo y no ser perdonado, cierto que lo merecía.
No había más que hacer, más que aceptarlo.
Narrador Omnisciente.
― Es un placer conocerle, señor Aizawa. –Dijo la directora Mcgonagall al tiempo en que sacaba unos papeles del gabinete de su escritorio. El muchacho miraba a todos lados con sus ojos cafés iluminados en curiosidad, sin quitar la pequeña sonrisa de su rostro. Movía la cabeza suavemente de un lado hacía otro, mientras tarareaba una canción.- Aquí tiene los papeles de recomendación que su profesor envió, debería guardarlos. –Le entregó los papeles, además de un pergamino.- Aquí están las clases que podrá tomar como extra, se le revalidaran el próximo año en su colegio, en dado caso que piense permanecer allí para su graduación, y sin más, bienvenido a Hogwarts.
― ¡Muchas gracias! –Exclamo alegremente al tiempo en que se ponía de pie y le daba la mano a Mcgonagall, sacudiéndola de arriba hacia abajo con entusiasmo.- Por cierto, según el gorro ese…
― ¡Sombrero! –Refutaba el sombrero seleccionador ofendido. Ame puso los ojos en blanco.
― Sí, si… sombrero, como sea… bueno, ¿Quede en dónde?
― Slytherin, señor Aizawa. –Suspiro Mcgonagall con agotamiento.- Ahora vendrá un prefecto para darle un recorrido e indicarle lo que tiene que hacer para que esté listo cuando las clases se renueven. –Ame había vuelto a sentarse.- Y su uniforme estará en su habitación, llegó hace unos días.
― ¿De verdad? –Pronuncio más su sonrisa.- ¡Genial!
Habían tocado la puerta en ese momento, la directora permitió el paso y está se había abierto, una chica se había asomado lentamente y una mata de cabello platinado caía como cortinas a un costado.
― ¿Señorita Malfoy? Creí haberle dicho al señor Bloom que él se encargará.
― Creo que Oliver estaba enfermo… -Respondió ella mientras enarcaba una ceja no muy segura.- Así que he venido yo. –Mcgonagall suspiró y sacudió la cabeza.
― Muy bien… señorita Malfoy, este chico es Ame Aizawa.
― Ame desu. –Dijo el muchacho al tiempo en que levantaba la mano y mostraba un símbolo de amor y paz formado por su dedo índice y corazón.
― ¿Podría llevarle al comedor y luego mostrarle la sala común? Si es así, señor Aizawa… vaya con la señorita Malfoy, tenga buen día.
Ame había ido detrás de Shanelle Malfoy, cuando bajaron las escaleras y el águila se había puesto nuevamente obstruyendo el camino, la rubia se volvió hacía él chico.
― Hajimemashite, Malfoy-san. Anata no namae nan desu ka?
La rubia había abierto los ojos de par en par, el muchacho la había mirado de forma amena mientras que ella miraba hacía todos lados, tratando de inventar algo que decirse.
― Eh… ¿arigatou gozaimasu?
Fue cuando el muchacho había pegado una gran carcajada que hizo enrojecer a la rubia de las mejillas. Las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos apretados y después se lanzó hacía adelante, apoyándose sobre sus rodillas mientras se secaba las lágrimas con el dedo índice. La risa iba disminuyendo y Ame miró a Shanelle.
― También habló inglés, por sí pensabas responderme con otra cosa.
― ¡No iba a hacerlo! –Exclamo ella frunciendo el ceño y pareciendo un tanto ofendida.- Si dejaste de reírte, vamos al comedor.
El chico había continuado siguiendo a la rubia platinada por una serie de pasillos hasta comenzar a bajar los escalones. Estar con Ame era definitivamente un camino donde el silencio no existía en lo absoluto.
Cuando Shanelle y Ame habían llegado a la entrada del comedor, varias personas entraban y salían, todavía continuaban las vacaciones de navidad y los pocos estudiantes desayunaban cómodamente en sus respectivos lugares.
― Este es el comedor, y donde solemos sentarnos es…
― ¡Ted! –Ame había levantado la mano y ondeándola de un lado hacía otro con emoción a lo cual Shanelle pareció un poco extrañada. Algunos cuantos habían levantado la mirada para ver al chico asiático que sonreía alegremente y se abría paso hacía la mesa de los leones.
El castaño había bajado la mirada un tanto irritado cuando el azabache se sentó frente a él y había sonreído con emoción.
― ¡Eh, Ted! Finalmente me han puesto el gorro que habla, quede en una casa… la cual no recuerdo cuál era… -Había puesto una mueca pensativa.- Una chica trató de hablarme en japonés, pero no supo… -Dejo escapar una risotada.- Debiste de haber visto su rostro.
― ¿Por qué continúas hablándome? –Masculló Ted por lo bajo, poniendo sus índices sobre sus sienes.
― Pues porque somos amigos.
― ¿Y quién te ha dicho eso?
Shanelle permaneció mirándoles con cierta extrañeza, más por el hecho de que de todos los chicos habidos y por haber en Hogwarts, aquel muchacho haya escogido querer llevarse con un tío bastante complicado, el cuál sin pelos en la lengua le decía la verdad de la situación, más sin embargo inútilmente el otro no aceptaba.
― Eh… Ame, está no es la mesa donde deberías sentarte. –Musitó la platinada.
― ¿Y por qué no? –Preguntó el azabache.
― Porque tú eres Slytherin, y nosotros nos sentamos en la mesa contigua al lado izquierdo.
Ame se había vuelto hacía el castaño, y le dedico una mirada sorprendida.
― ¿Tú eres de Slytherin?
― No.
― ¿QUÉ? –Había exclamado por lo alto, causando nuevamente que llamase la atención de los demás.- ¿Por qué no eres Slytherin? –Preguntó bruscamente.
― Eh, no tengo ni la más mínima idea… Ya vete a tu mesa.
― ¡No! –Refutó cruzándose de brazos.- Nadie me dijo que no ibas a estar en Slytherin.
― ¿De verdad son amigos? –Preguntó Shanelle a lo cual Ted la fulminó con la mirada y su cabello había cambiado a una tonalidad opaca. Los ojos de Ame se abrieron de par en par completamente sorprendidos y abriendo la boca en una expresión de sorpresa, señalo el cabello del metamorfago.
― ¡Tu cabello ha cambiado de color!
Ted percatándose de ello, sacudió suavemente su cabeza y los mechones de cabello cambiaron al natural color castaño, a lo cual Ame aplaudió felizmente.
― Hazlo de nuevo, ahora utiliza un color amarillo.
― Vete.
― Ame, creo que ya es hora de irnos… -Repitió Shanelle ya cansada.
Una chica se había puesto cerca de la mesa, no muy lejos de donde estaban, cuando Ame la vio pensó que su cabello era demasiado gracioso. Era rizado, y de un color rubio que casi parecía rosado. Además de que sus ojos eran tan verdes como las esmeraldas. Cuando el azabache volteó a ver el rostro de Ted, entonces pudo percibir algo extraño, a lo cual esbozo una sonrisa divertida.
― Es ella ¿Cierto? –Ted levantando la mirada, le fulmino con tal reproche que había rebosado su usual indiferencia.- ¡Pero qué romántico!
Y entonces había caído agua sobre el rostro de Ame, el agua comenzaba a deslizarse por su rostro, y el castaño volviendo a dejar el vaso sobre la mesa, continuó comiendo pedazos de pan. Espero a que el tipo molesto se fuera, porque eso era… alguien molesto. Bajo la mirada, ignorándolo y asumiendo que no existía, entonces escuchó una risa.
― ¿Era zumo de naranja?
― ¿Por qué continuas aquí? –Exclamó Ted entre dientes.
― Pues, porque somos amigos.
Ted no continuó con sus quejas, sino que bufó por lo bajo e ignoro al chico, quién había sujetado algunas tostadas para comer. Shanelle rindiéndose, se había ido de allí hacía su mesa, dejando al muchacho asiático hablando con aquel castaño el cuál ignoraba, con la mirada triste y perdida.
― Hey. -Musitó un chico de cabello revuelto sentándose a un lado del castaño quién solo asentía. Cuando el azabache analizó bien todo, pensó que había algo extraño en los zumos de naranja que ponían tristes a todo mundo, algunos parecían muy felices y otros solo con la cara cabizbaja y pensativa asistían sin ganas al desayuno.
― ¿No hay otra cosa que no sea zumo de naranja? –Ame acercó el vaso hacía su ojo, escrutando el interior amarillento.- Aparentemente los niveles de estrógenos y melatonina se ven alterados por este jugo, quizás los niveles de serotonina estén muy bajos y el neurotransmisor humano cause que todos estén tristes.
― ¿Quién es él, Edward? -Preguntó James un tanto desanimado, señalando hacía el castaño.
― ¿Quién es Edward? -Preguntó Ame.
― Él es Edward.
― No, el es Ted.
― ¿Quién eres tú?
― ¿Quién eres tú?
― Te he preguntado primero. -Gruñó James no de tan buen humor.
― Y yo segundo.
― ¡Ah! No me interesa. -El castaño sujeto la taza de zumo de naranja, y Ame había pensado que este chico estaba con el alma en los suelos, aparentemente molesto con el mundo entero.
― Entonces a mi tampoco. -Se cruzo de brazos haciendo un pequeño berrinche de niño.- Por cierto Ted... -Volvió a su habitual alegría, olvidando su fingida molestia.- Ya que somos amigos...
― ¿Qué tú eres amigo de quién? -Interrumpio James a lo cuál Ame frunció el ceño.
― ¡No te hablaba a ti! Hablaba con Ted.
― ¿Amigo de Ted? ¿De verdad? -Bufó sarcásticamente.- Con trabajo y sabe que existe la demás gente. -Ted lo había fulminado con la mirada.
― Eh, que alguien te haya amargado la noche no significa que tengas que traerla sobre los demás.
― ¡Yo no..! ¿Quién dijo qué...? ¡Ted! -Le miró acusativamente, a lo que el castaño solo suspiro cansadamente.
― ¿Podrían dejar de discutir ambos? ¡Vete a tu mesa, Ame!
― Ahora que lo conocí a él. -Señaló a James.- No lo haré, es una mala influencia para ti.
― ¿YO?
― Sí, tú.
Ted solo volvió a hundir sus pensamientos en el sabor del té que estaba bebiendo ignorando la discusión entre aquellos dos, pensando en la razón de porque ese tío le continuaba hablando como si de verdad fuesen amigos.
― ¿No hay otra cosa que no sea zumo de naranja? –Ame acercó el vaso hacía su ojo, escrutando el interior amarillento.- Aparentemente los niveles de estrógenos y melatonina se ven alterados por este jugo, quizás los niveles de serotonina estén muy bajos y el neurotransmisor humano cause que todos estén tristes.
― ¿Quién es él, Edward? -Preguntó James un tanto desanimado, señalando hacía el castaño.
― ¿Quién es Edward? -Preguntó Ame.
― Él es Edward.
― No, el es Ted.
― ¿Quién eres tú?
― ¿Quién eres tú?
― Te he preguntado primero. -Gruñó James no de tan buen humor.
― Y yo segundo.
― ¡Ah! No me interesa. -El castaño sujeto la taza de zumo de naranja, y Ame había pensado que este chico estaba con el alma en los suelos, aparentemente molesto con el mundo entero.
― Entonces a mi tampoco. -Se cruzo de brazos haciendo un pequeño berrinche de niño.- Por cierto Ted... -Volvió a su habitual alegría, olvidando su fingida molestia.- Ya que somos amigos...
― ¿Qué tú eres amigo de quién? -Interrumpio James a lo cuál Ame frunció el ceño.
― ¡No te hablaba a ti! Hablaba con Ted.
― ¿Amigo de Ted? ¿De verdad? -Bufó sarcásticamente.- Con trabajo y sabe que existe la demás gente. -Ted lo había fulminado con la mirada.
― Eh, que alguien te haya amargado la noche no significa que tengas que traerla sobre los demás.
― ¡Yo no..! ¿Quién dijo qué...? ¡Ted! -Le miró acusativamente, a lo que el castaño solo suspiro cansadamente.
― ¿Podrían dejar de discutir ambos? ¡Vete a tu mesa, Ame!
― Ahora que lo conocí a él. -Señaló a James.- No lo haré, es una mala influencia para ti.
― ¿YO?
― Sí, tú.
Ted solo volvió a hundir sus pensamientos en el sabor del té que estaba bebiendo ignorando la discusión entre aquellos dos, pensando en la razón de porque ese tío le continuaba hablando como si de verdad fuesen amigos.
Kaia Potter.
Juré que iba a estar bien.
Entonces sonreí frente al espejo, y pensé que todo iba a estar bien. Una carga se había esfumado de mi pecho mientras que otra más grande se situaba entre mis pulmones. Me sujete el cabello en una coleta y gruñí por aquellos rizos que se escapaban rebeldemente de sobre mis orejas. Cuando salí a la habitación, me encontré con la pelimorada quién solo hacía un movimiento con la cabeza para ir hacía el comedor. Y no juraba que ambas estuviéramos del todo bien, pero al menos intentábamos fingirlo.
― Creo que deberíamos probar con ser honestas entre nosotras. –Dije suavemente, a lo cual ella se volvió hacía mí.- Ah vamos, no hemos hablado entre nosotras de las cosas que nos han pasado últimamente, y ve a enterarte que han sido muchas. –Ella pareció meditarlo en silencio, y asintió.
― Azzura se ha adelantado, creo que deberíamos levantarnos más temprano. –Esbozo una triste sonrisa, entonces la correspondí de igual manera.
― Creo que sí.
Nos habíamos adelantado para ir por Azzura y así también estar con nuestra amiga. Logré escuchar un silbido que reflejaba cierta diversión, fue cuando aquel chico se había parado frente a nosotras. Ahora su corbata era color purpura con círculos blancos, llevaba la camisa completamente desaliñada además de sus pantalones pesqueros rasgados, se jalaba el hilo tejido de su boca y se levantaba sobre sus talones con sus pantuflas de conejo. Esbozo una sonrisa picara cuando fijo sus ojos ámbar en mí.
― Eh, Kaia Potter y amiga. –Su cabello blanco hueso cayó sobre sus ojos y pronunció más su sonrisa.
― Hide… Hola. –Musité no dejando de escrutar aquella vestimenta tan llamativa. Ciertamente era extraño pensar que tenía un rostro tan bonito como un muñeco de porcelana, y a pesar de su excéntrica vestimenta, era sumamente llamativo a su forma.
― ¡Hola! –Había hecho un extraño saludo de soldado, y después había hecho una graciosa reverencia, fingiendo quitarse un sombrero invisible y volver a ponérselo cuando se había levantado. Sus calcetas rojas resaltaban sobre sus tobillos y atraían más la atención a las orejas de conejo de sus pantuflas.- Había buscado el comedor, pero aparentemente está muy escondido. –Metió las manos dentro de sus pantalones y saco una moneda plateada que lanzó hacía el cielo y cayó sobre la palma de su mano. Al abrirla, la cara de la moneda le había hecho señalar hacía el lado opuesto.- ¡Debe de estar por allá!
Antes de que pudiera decirle que no, Hide se había echado a correr hacía los escalones que se dirigían hacía las mazmorras cuando se detuvo en seco al escuchar una voz.
― ¡Hide! –Una voz había retumbado por las paredes a lo cual Hide se volteó y comenzó a dar largas zancadas hasta que se posiciono detrás de nosotras y comenzó a empujarnos.
― ¡Mejor vayamos por este lado!
― ¡E-espera! –Exclamé y él solo continuó empujándonos hasta que llegamos a la entrada del comedor y las personas ahora nos miraban extrañados por aquel chico tan llamativo.
― No me encontrara aquí, maldito viejo decrepito. –Se había sacudido las manos. Entonces se volvió hacía el comedor y poniendo ambas manos simulando binoculares sobre sus ojos dejo escapar un grito de emoción.- ¡Finalmente! ¡Y hay cuatro mesas! –Extendió la mano, y comenzó a apuntar al azar.- De tin marín de don pingüe… ¡Esa! –Y se echo a correr hacía la mesa de los leones. Me volví hacía Wanda y ambas nos encogimos de hombros, dirigiéndonos hacía la mesa.
― ¡Tocino! –Hide le arrebato el plato a un chico y este le miro completamente raro.- ¡Que delicia! –Y quitándole la rebanada de tocino del plato de una chica, se lo había llevado a la boca. El chico fue sujetando todo lo que podía de la mesa, subiéndose a las sillas para avanzar más rápido y así poder sujetar más rápido lo que se encontraba en medio de la mesa. Era un espectáculo tan llamativo, que no sabían cómo reaccionar. Hide se inclinó hacía una chica y le esbozo una sonrisa.- ¿Te comerás eso? –Ella rápidamente sacudió la cabeza y el chico sujeto el pan de avena sobre su ya cargado plato de comida. Parecía estar en un paraíso de comida, y me preguntaba como un chico tan delgado podía comer tanta cantidad de comida.
Hide remojó el pan de avena con una mezcla de mermelada de higos y le lanzó azúcar blanca, además de ponerle nata encima. Después, le lanzó una mordida, causando que su boca quedara manchada.
― ¡Que rico! –Dijo casi como en ensueño. Y luego, solo se escucho el agua caer contra el suelo y el muchacho estaba completamente empapado de pies a cabeza, aquel hombre dejo la jarra de agua a un lado y miro a Hide con burla y enojo.
― ¿Qué te dije de no escaparte, diablo de cola? –Eric Maximoff había reflejado su encantó inmediatamente, y dirigiéndole la mirada azulina a los presentes, expreso:– Disculpen tanto su comportamiento, nunca ha sabido comportarse en público.
― ¡Maldito bastardo! ¡Te voy a romper los huev…!-Un pedazo de pan había sido depositado bruscamente en su boca, mientras que un tanto avergonzado, Eric sonreía y aplastaba más el pan contra la boca del peliblanco.- Pequeño diablillo, para la otra tendrás que usar una correa. –Sujeto a Hide por el cuello y comenzó a arrastrarlo a lo cual este forcejeaba, escupió el pan el cuál cayó sobre el rostro de un Hufflepuff y levantó la voz.
― ¡Suéltame, maldito perro! ¡Anciano de mierda! –Y a gritos y voces, ambos salieron del comedor dejando casi boquiabiertos a los presentes por tan extraño espectáculo. Traté de esbozar una pequeña sonrisa, pero inmediatamente el hambre se me había ido. Y pensé, que si podía fingir que estaba bien, entonces realmente lo iba a estar.
― Buenos días, Kaia. –Aquella voz me atrajo a un lugar donde podía refugiarme, al levantar la mirada entonces sus ojos lavanda se posaron sobre mí y su sonrisa me trajo tranquilidad. Pronuncié más mi sonrisa y me acerqué hacía él, prometiéndole a Wanda contarle todo a detalle para después y ser sincera con ella.
Y a pesar de que estaba mintiendo, seguramente en algún momento todo lo que podría sentir algún día, sería realmente verdad.
Entonces sonreí frente al espejo, y pensé que todo iba a estar bien. Una carga se había esfumado de mi pecho mientras que otra más grande se situaba entre mis pulmones. Me sujete el cabello en una coleta y gruñí por aquellos rizos que se escapaban rebeldemente de sobre mis orejas. Cuando salí a la habitación, me encontré con la pelimorada quién solo hacía un movimiento con la cabeza para ir hacía el comedor. Y no juraba que ambas estuviéramos del todo bien, pero al menos intentábamos fingirlo.
― Creo que deberíamos probar con ser honestas entre nosotras. –Dije suavemente, a lo cual ella se volvió hacía mí.- Ah vamos, no hemos hablado entre nosotras de las cosas que nos han pasado últimamente, y ve a enterarte que han sido muchas. –Ella pareció meditarlo en silencio, y asintió.
― Azzura se ha adelantado, creo que deberíamos levantarnos más temprano. –Esbozo una triste sonrisa, entonces la correspondí de igual manera.
― Creo que sí.
Nos habíamos adelantado para ir por Azzura y así también estar con nuestra amiga. Logré escuchar un silbido que reflejaba cierta diversión, fue cuando aquel chico se había parado frente a nosotras. Ahora su corbata era color purpura con círculos blancos, llevaba la camisa completamente desaliñada además de sus pantalones pesqueros rasgados, se jalaba el hilo tejido de su boca y se levantaba sobre sus talones con sus pantuflas de conejo. Esbozo una sonrisa picara cuando fijo sus ojos ámbar en mí.
― Eh, Kaia Potter y amiga. –Su cabello blanco hueso cayó sobre sus ojos y pronunció más su sonrisa.
― Hide… Hola. –Musité no dejando de escrutar aquella vestimenta tan llamativa. Ciertamente era extraño pensar que tenía un rostro tan bonito como un muñeco de porcelana, y a pesar de su excéntrica vestimenta, era sumamente llamativo a su forma.
― ¡Hola! –Había hecho un extraño saludo de soldado, y después había hecho una graciosa reverencia, fingiendo quitarse un sombrero invisible y volver a ponérselo cuando se había levantado. Sus calcetas rojas resaltaban sobre sus tobillos y atraían más la atención a las orejas de conejo de sus pantuflas.- Había buscado el comedor, pero aparentemente está muy escondido. –Metió las manos dentro de sus pantalones y saco una moneda plateada que lanzó hacía el cielo y cayó sobre la palma de su mano. Al abrirla, la cara de la moneda le había hecho señalar hacía el lado opuesto.- ¡Debe de estar por allá!
Antes de que pudiera decirle que no, Hide se había echado a correr hacía los escalones que se dirigían hacía las mazmorras cuando se detuvo en seco al escuchar una voz.
― ¡Hide! –Una voz había retumbado por las paredes a lo cual Hide se volteó y comenzó a dar largas zancadas hasta que se posiciono detrás de nosotras y comenzó a empujarnos.
― ¡Mejor vayamos por este lado!
― ¡E-espera! –Exclamé y él solo continuó empujándonos hasta que llegamos a la entrada del comedor y las personas ahora nos miraban extrañados por aquel chico tan llamativo.
― No me encontrara aquí, maldito viejo decrepito. –Se había sacudido las manos. Entonces se volvió hacía el comedor y poniendo ambas manos simulando binoculares sobre sus ojos dejo escapar un grito de emoción.- ¡Finalmente! ¡Y hay cuatro mesas! –Extendió la mano, y comenzó a apuntar al azar.- De tin marín de don pingüe… ¡Esa! –Y se echo a correr hacía la mesa de los leones. Me volví hacía Wanda y ambas nos encogimos de hombros, dirigiéndonos hacía la mesa.
― ¡Tocino! –Hide le arrebato el plato a un chico y este le miro completamente raro.- ¡Que delicia! –Y quitándole la rebanada de tocino del plato de una chica, se lo había llevado a la boca. El chico fue sujetando todo lo que podía de la mesa, subiéndose a las sillas para avanzar más rápido y así poder sujetar más rápido lo que se encontraba en medio de la mesa. Era un espectáculo tan llamativo, que no sabían cómo reaccionar. Hide se inclinó hacía una chica y le esbozo una sonrisa.- ¿Te comerás eso? –Ella rápidamente sacudió la cabeza y el chico sujeto el pan de avena sobre su ya cargado plato de comida. Parecía estar en un paraíso de comida, y me preguntaba como un chico tan delgado podía comer tanta cantidad de comida.
Hide remojó el pan de avena con una mezcla de mermelada de higos y le lanzó azúcar blanca, además de ponerle nata encima. Después, le lanzó una mordida, causando que su boca quedara manchada.
― ¡Que rico! –Dijo casi como en ensueño. Y luego, solo se escucho el agua caer contra el suelo y el muchacho estaba completamente empapado de pies a cabeza, aquel hombre dejo la jarra de agua a un lado y miro a Hide con burla y enojo.
― ¿Qué te dije de no escaparte, diablo de cola? –Eric Maximoff había reflejado su encantó inmediatamente, y dirigiéndole la mirada azulina a los presentes, expreso:– Disculpen tanto su comportamiento, nunca ha sabido comportarse en público.
― ¡Maldito bastardo! ¡Te voy a romper los huev…!-Un pedazo de pan había sido depositado bruscamente en su boca, mientras que un tanto avergonzado, Eric sonreía y aplastaba más el pan contra la boca del peliblanco.- Pequeño diablillo, para la otra tendrás que usar una correa. –Sujeto a Hide por el cuello y comenzó a arrastrarlo a lo cual este forcejeaba, escupió el pan el cuál cayó sobre el rostro de un Hufflepuff y levantó la voz.
― ¡Suéltame, maldito perro! ¡Anciano de mierda! –Y a gritos y voces, ambos salieron del comedor dejando casi boquiabiertos a los presentes por tan extraño espectáculo. Traté de esbozar una pequeña sonrisa, pero inmediatamente el hambre se me había ido. Y pensé, que si podía fingir que estaba bien, entonces realmente lo iba a estar.
― Buenos días, Kaia. –Aquella voz me atrajo a un lugar donde podía refugiarme, al levantar la mirada entonces sus ojos lavanda se posaron sobre mí y su sonrisa me trajo tranquilidad. Pronuncié más mi sonrisa y me acerqué hacía él, prometiéndole a Wanda contarle todo a detalle para después y ser sincera con ella.
Y a pesar de que estaba mintiendo, seguramente en algún momento todo lo que podría sentir algún día, sería realmente verdad.
Narrador Omnisciente.
La pluma se había detenido después de tanto tiempo de escribir sobre el pergamino, miró hacía la montaña de papeles que tenía a un lado y dejo escapar un suspiro. Algunos mechones de cabello blanco le habían caído sobre su frente y no vaciló en pasar su mano para volvérselos a acomodar hacía atrás. Aquel muchacho se levantó de la silla y con un paso elegante miró a través de la ventana. La nieve de invierno había cubierto el jardín por completo, aquel color blanco resplandecía como seda sobre los árboles desnudos. Sus ojos zafiro brillaron con cierta tristeza reflejándose en el cristal.
Ciertamente el niño que jugaba a ser Iván había crecido, había dejado los pequeños trajes para utilizar aquel cosaco blanco con medallas representativas de aquel helado país. Bajo la mirada hacía el reloj de bolsillo que tenía y al abrirlo, una foto antigua mostraba a tres niños peliblancos sonriendo mientras que sus padres les hacían mimos. Andréi había esbozado una melancólica sonrisa en su rostro blanco. Pensó en lo mucho que echaba de menos a sus hermanos menores, y lo solitario que era el palacio desde que ellos se habían ido de allí. Volvió a guardar el reloj en su bolsillo y continuó admirando los jardines de su bella Rusia, tan fría, tan blanca.
― Creí que estabas en la India. –Había dicho Andréi sin dejar de mirar la ventana, dándole espaldas a aquel extraño. Se volvió, y comprobó que aquel chico tampoco era un niño, efectivamente había crecido, y a pesar de todo continuaba siendo tan silencioso como siempre. Detrás de sus lentes, sus ojos cajeta resaltaban en aquellas sombras de su cabello y su piel de porcelana.
― Padre pregunta porque no has asistido a la ceremonia de té que tanto solías frecuentar. –Su voz era tan suave como la porcelana, como la nieve caer, tan fría y a la misma vez, de una imagen hermosa. Andréi volvió a sentarse en su escritorio, y cruzando su pierna elegantemente, miro al azabache acusándolo con sus ojos azul zafiro. Suspiró a través de su boca color fresa y continuó con su tarea de terminar de firmar los papeles.
― Manejar una economía no es tan sencillo como para decir que iré a beber té. –Explicó el muchacho de forma amena. El rasgar de la pluma contra el pergamino rompió el silencio y el peliblanco lo dejo sobre la pila de papeles.- El invierno es cuando la gente más necesita alimentarse, ¿No opinas lo mismo?
― Ciertamente. –Afirmo el muchacho, su cabello oscuro caía con gracia y esbozo una silenciosa sonrisa, aunque sus ojos cajeta parecieran siempre tristes y helados como dos témpanos de hielo.
― Además, un mismo embajador de la paz debería conocer las necesidades sin permitirse el lujo de tomar una taza de té en un lugar tan lejano.
Andréi recordaba sus momentos de diversión en aquella mansión en Luxemburgo, era sumamente gracioso solo hablar en inglés porque ninguno hablaba su idioma materno. Nadie solía hablar ruso, como nadie solía entender bien el alemán. Pero después de la gran pena que ocurrió en aquel lugar, las puertas de la mansión Beisse se habían cerrado por completo, y aquellos tres tristes niños se habían quedado detrás de ellas, susurrando tristes plegarias de poder salir algún día. No los culpaba, ojala hubiese podido ayudarlos tan plenamente como su capacidad le pudiese permitir, pero no, algo así no se curaba tan fácilmente.
― Me permito la curiosidad de preguntarte la razón de tu visita tan inesperada, podría invitarte una taza de té, pero creo que no has venido directamente a conversar como si fuésemos buenas camaradas.
― Sí, tienes razón en ello.
― En realidad… -Una tercera voz había hablado de entre las sombras de aquel lugar.- Yo había insistido en venir a ver a un antiguo alumno mió…
La piel de Andréi había empalidecido, aquel hombre había salido de entre las sombras y el peliblanco no hizo más que quedarse sentado, mirando como el hombre sombra esbozaba una filosa sonrisa en su fino rostro de porcelana.
― Vaya que has crecido, pequeño Andréi… Todavía recuerdo cuando solías correr con tus hermanos.
Y ver a aquel hombre frente a sus ojos parecía algo terrorífico, el aliento se había escapado de su boca y la voz se quedaba atascada en su garganta lo cuál era extraño, siempre había sido bueno en momentos sorpresivos, había sido enseñado para poder afrontar aquello. Pero ese hombre siempre le había causado un pánico, y creyó poder aprender a superarlo después de tantos años estando en la biblioteca con él mientras leía los libros de historia de la economía rusa en el siglo XVII. Frey Blackfire se sentó frente a él, y el azabache solo permaneció mirando el suelo como una estatua, sin reflejar nada, sin parecer alguien vivo. Frey entonces jaló una taza de té con elegancia y la dejó frente a él.
― Me parece que los modales de un futuro zar deben de ser correctos ante sus invitados, ¿no es así? Y mientras bebemos una taza de té… creo que te encantará escuchar la propuesta que te haré.
¿No es así, pequeño Andréi?
Vanellope
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
-Descripción gráfica de mí justo cuando leí tu capitulo-
¡Hola, mi pequeña Azzura! -Exclamó Ylein la adulta.
Cof cof, disculpa por comentar hasta ahora, no andaba del todo bien hace unos días. Pero meh, eso no importa. Vamos a lo que realmente merece atención. Tu capitulo. Siempre, desde mucho antes de que estuvieramos en esta novela, he estado al pendiente de tu manera de escribir y narrar las cosas, y es algo que siempre voy a a alabarte. Adoro como escribes, es lectura muy sencilla, sin llegar a ser demasiada cargada y aparte, logrando expresar todo lo que quieres expresar.
Me siento un tanto desconcertada con la pobre Azzura, y no entiendo como es que ha acabado yendo sola al baile. Si ampliamos la visión que yo tengo sobre ella a base de su descripción física, joder, yo creo que es muy bonita, aun siendo nacida de muggles y todo. La verdad, Scorpius es un menudo idiota. Yo lo desheredaba por imbécil. Pero espera, aun no hemos llegado a eso. Sigamos acorde los sucesos. ¿Sabes? Yo creo que Brent podría ser un muy buen amigo de Azzu, eso o terminarán odiandose, cosa que no veo muy probable y se me hizo un detalle que Azzura quisiese ayudarlo con lo de Rose, esperemos que todo salga bien por allí.
Cof cof, disculpa por comentar hasta ahora, no andaba del todo bien hace unos días. Pero meh, eso no importa. Vamos a lo que realmente merece atención. Tu capitulo. Siempre, desde mucho antes de que estuvieramos en esta novela, he estado al pendiente de tu manera de escribir y narrar las cosas, y es algo que siempre voy a a alabarte. Adoro como escribes, es lectura muy sencilla, sin llegar a ser demasiada cargada y aparte, logrando expresar todo lo que quieres expresar.
Me siento un tanto desconcertada con la pobre Azzura, y no entiendo como es que ha acabado yendo sola al baile. Si ampliamos la visión que yo tengo sobre ella a base de su descripción física, joder, yo creo que es muy bonita, aun siendo nacida de muggles y todo. La verdad, Scorpius es un menudo idiota. Yo lo desheredaba por imbécil. Pero espera, aun no hemos llegado a eso. Sigamos acorde los sucesos. ¿Sabes? Yo creo que Brent podría ser un muy buen amigo de Azzu, eso o terminarán odiandose, cosa que no veo muy probable y se me hizo un detalle que Azzura quisiese ayudarlo con lo de Rose, esperemos que todo salga bien por allí.
Eso es pa' ti, Maya :v Por infantil, inconsciente, tonta, amargada, altruista, idiota, insensible, cabeza hueca y mala hermana. Ya sé que es ilegal atacar a los muggles, pero Maya me provoca picarle los ojos con la varita y darle con una bludger <3. Admito que sera hermosa y todo lo que quieran, pero su actitud me frustra. ¿Anhela magia? Eso parece, y no hay que ser ciega para darte cuenta que esta de envidiosa, pero hay un límite para ser tan hija de puta por eso, y ella ya lo ha sobre pasado. Realmente detesto que Maya sea tan mierda con Azzura, y compadezco a sus padres, que la tienen que soportar cada día en casa con sus gesto de mala leche y su actitud de mierda.
Y todavia tiene el privilegio de ir a Hogwarts y va con sus aires de diva y su naricita fruncida como si la magia estuviese podrida. No lo entiendo, enserio. Como no tiene magia, ¿actua como si la despreciara? ¡MAYA, ESO SUENA A PETUNIA! Pensé que serías más inteligente. Ya me di cuenta de que no es así, mi error. Y todavía intenta dejar a Azzura en rídiculo... ¡PERO EZRA MADDOX APARECE! XD Eso no me lo esperaba para nada, wn. Me ha tomado por sorpresa ._.
Y TODAVÍA MENOS ME ESPERABA QUE MI HERMANO FUESE TREMENDO IDIOTA GILIPOLLAS CON POCO CESO -Se da de cabezazos contra la pared, mascullando cosas sin sentido- Es que, okay, que vaya con Crystal esta bien -La chava es un poco maja, así que lo apruebo- Pero de allí a que ignore olimpicamente a Azzura..... ¡OYE, IDIOTA! Tu también mereces una caricia en la cabeza con una bludger.
Me gustó mucho la escena que me regalaste entre Scorpius y Shanelle. Y la verdad, Scorpius es muy bueno ocultando lo que siente y muy malo para tomar influencias. Debería ser más decisivo y no dejarse influenciar por lo que le diga Séptimus. Aparte de eso, me gustó igual la manera gallarda que narras de Scorp, con sus gestos vagos pero elegantes y todo eso <3 Me robas el corazón a la manera en que lo adaptas
Me encanta, a pesar de todo, Crystal y su manera de actuar con Scorp. Ahí entiendo el interes que tiene él sobre ella, y el beso me tomo por sorpresa. TODOS SE BESAN -Pary jart.- Que guay, y todo, pero el mismo dijo que no habia sentido nada. Así que ese beso NO CUENTA D:<
[center]
[justify]Y la pelea de al final quebró mi corazón. Enserio, lo hizo. Fue como si se cortará algo, se despedazará. Como si algo grave hubiese pasado. ¿Me entiendes? Algo que va a costar reparar 3 Tonto, tonto, Scorpius uwu. En fin, me ha encantado todo <3 Como siempre. Y descuida, nena. Ojala podamos acoplarnos mas entre todas para sacar adelante la novela y mejorarla
Y todavia tiene el privilegio de ir a Hogwarts y va con sus aires de diva y su naricita fruncida como si la magia estuviese podrida. No lo entiendo, enserio. Como no tiene magia, ¿actua como si la despreciara? ¡MAYA, ESO SUENA A PETUNIA! Pensé que serías más inteligente. Ya me di cuenta de que no es así, mi error. Y todavía intenta dejar a Azzura en rídiculo... ¡PERO EZRA MADDOX APARECE! XD Eso no me lo esperaba para nada, wn. Me ha tomado por sorpresa ._.
Y TODAVÍA MENOS ME ESPERABA QUE MI HERMANO FUESE TREMENDO IDIOTA GILIPOLLAS CON POCO CESO -Se da de cabezazos contra la pared, mascullando cosas sin sentido- Es que, okay, que vaya con Crystal esta bien -La chava es un poco maja, así que lo apruebo- Pero de allí a que ignore olimpicamente a Azzura..... ¡OYE, IDIOTA! Tu también mereces una caricia en la cabeza con una bludger.
Me gustó mucho la escena que me regalaste entre Scorpius y Shanelle. Y la verdad, Scorpius es muy bueno ocultando lo que siente y muy malo para tomar influencias. Debería ser más decisivo y no dejarse influenciar por lo que le diga Séptimus. Aparte de eso, me gustó igual la manera gallarda que narras de Scorp, con sus gestos vagos pero elegantes y todo eso <3 Me robas el corazón a la manera en que lo adaptas
Me encanta, a pesar de todo, Crystal y su manera de actuar con Scorp. Ahí entiendo el interes que tiene él sobre ella, y el beso me tomo por sorpresa. TODOS SE BESAN -Pary jart.- Que guay, y todo, pero el mismo dijo que no habia sentido nada. Así que ese beso NO CUENTA D:<
[center]
[justify]Y la pelea de al final quebró mi corazón. Enserio, lo hizo. Fue como si se cortará algo, se despedazará. Como si algo grave hubiese pasado. ¿Me entiendes? Algo que va a costar reparar 3 Tonto, tonto, Scorpius uwu. En fin, me ha encantado todo <3 Como siempre. Y descuida, nena. Ojala podamos acoplarnos mas entre todas para sacar adelante la novela y mejorarla
[/center]
Shanelle Regine
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
The weeping willow.
Londres, Inglaterra. 8 de Febrero de 1805.
— ¡Es mejor que corras, pequeño bribón!
El niño había dejado escapar una risa divertida, corriendo a toda velocidad a través de las calles del sucio pueblo inglés. Empujando a las personas que se le atravesaban, mientras huía de aquel hombre de sombrero bombacho, levantando un mazo en lo alto, agitándolo mientras gritaba a voces. El pequeño de pantalones roídos se lanzó rápidamente a la calle, causando que un carruaje se detuviera y los caballos grises relincharan. El policía se había detenido ante el carruaje atravesado, mientras que el niño esbozando una sonrisa burlona se acomodaba el sombrero viejo arrogantemente y volvía a correr.
El policía después de aquel contratiempo, volvió a soplar el silbato el cual retumbo en las calles londinenses y sus citadinos levantaban la mirada ante aquel escandaloso momento. Levantando los pies, casi volando sobre el asfalto, el niño se escabullía entre las personas con tanta facilidad.
— ¡Detengan a ese mocoso infernal! –Gritó el policía desde lejos. El niño riendo, solo continuó corriendo tanto como sus piernas le permitían. Fue entonces cuando sintió su cuerpo chocar con algo firme, e instintivamente su cuerpo cayó de bruces hacía el suelo, retumbando con un ruido seco. Cuando el chico levantó la mirada, sus ojos se abrieron de par en par casi paralizados al ver a la persona frente a él. El extraño esbozo una sonrisa amena y sujetándolo por el codo, lo ayudo a ponerse de pie con una facilidad impresionante.
— ¿De quién huyes, muchacho? –Preguntó, y el niño distinguió una extraña pronunciación en su acento, el cual no era horrible… sino muy curiosa. Llevaba un atuendo distintivo y elegante, con unos pantalones blancos que le llegaban a su pequeña cintura, además de que sus botas oscuras se extendían a lo largo de sus pantorrillas. Y aquel frac color negro, pareciera que aquel hombre salía de una plática con el rey. Pero lo que más impresiono al chico, y ciertamente le asusto también… fue la belleza que desprendía, su rostro tenía forma de diamante, con mejillas definidas y pómulos altos. Su cabello era largo y caía agraciadamente sobre ambos lados de su rostro como cortinas de seda color caoba. Y sus ojos eran de un brillante color malva ocultos bajo una intensa fila de pestañas oscuras y largas.
— ¡Tu, no deje huir al chico! –Exclamó el policía, el hombre de ojos malva solo esbozo una sonrisa, y finos hoyuelos se dibujaron en sus mejillas. Él empujo al muchacho y lo puso detrás de su espalda, mientras que el policía se acercaba hacía ellos para sujetar al muchacho, el cual el hombre pelicaoba se había interpuesto.
— ¿Le puedo ayudar en algo, señor oficial? –Preguntó con una voz tan campante que el policía pareció quedarse sin palabras, sacudiendo la cabeza, continuó frunciendo el ceño y señalando al muchacho detrás de él.
— ¡Este mocoso ha robado unas manzanas y tres libras! ¡Es un inmundo ladrón!
— ¿Así que es eso? –Musito el hombre, mientras que de soslayo observaba al pequeño muchacho que miraba atento al policía. Seguido, aquel hombre dejo escapar una risa divertida.- Eh, lamento la inoportuna risa… pero, ¿no debería correr detrás de asesinos y verdaderos ladrones a perseguir a un muchacho que solo se ha robado cosas insignificantes? –Hurgó sus bolsillos y sacando cinco libras, lo puso sobre la mano del policía.- Eso pagara por las manzanas también.
— Pe… pe-pero…
— ¿No se ha devuelto lo que él ha tomado? Si es así, es mejor que continué con su trabajo, señor oficial.
El hombre nunca perdía ni sus modales, ni tampoco sus encantos. El oficial simplemente terminó asintiendo y dándose la vuelta, se fue de allí caminando. El muchacho, completamente sorprendido, miro al hombre quién le dirigía una mirada divertida.
— ¿Qué es lo que quiere? –Exclamó el muchacho, a lo cual el hombre solo le miró casi perplejo.- ¿Por qué ha hecho eso? No se lo he pedido.
— Vaya, me imaginaba que serías un poco más agradecido… -Dijo entre una sigilosa risa.
— No le conozco, y ningún extraño hace nada por un miserable pobre sin querer nada a cambio.
El extraño solo pareció divertirse con las palabras del chico, y simplemente revoloteo sus cabellos con cariño.
— El mundo no se ha corrompido tanto como para que la amabilidad deje de existir, chico.
El había comenzado a caminar para tomar un carruaje, cuando se detuvo… se volvió hacía el niño, y le dedico una sonrisa.
— Espero que aquella persona disfrute mucho de las manzanas.
— ¿Quién es usted?
— Si nos volvemos a encontrar, tal vez lo sepas.
Y así, aquel hermoso extraño se fue sin dejar rastro y dejando solo un vació sin nombre. Pero el niño simplemente permaneció inerte y ciertamente, agradeció haber conocido a aquel hombre.
.
— Madre, te he traído manzanas. ¿Recuerdas que dijiste que querías comer algunas? –El niño saco de sus bolsillos dos suculentas manzanas tan rojas como el labial carmesí de las mujeres burguesas. La mujer levantó la mirada para observar el rostro de su hijo y pareció un tanto asustada.
— Ian, ¿No has vuelto a tomar las manzanas del señor Myles?
Ian sacudió la cabeza inmediatamente y exclamo:
— Por supuesto que no, las he comprado yo mismo con una moneda que me encontré en el suelo. –Mintió. Su madre entonces esbozo una sonrisa en su rostro cansado y gentil, entonces puso una mano sobre el rostro de su hijo y le acarició la piel con sus dedos.
María Hooke era una humilde mujer que trabajaba como cocinera en la casa de un renombrado hombre de negocios para ganarse la vida. Después de que Ian se duchara con agua helada, se acomodo junto a la pequeña cama de paja con su madre y esta le abrazo, acariciando sus cabellos oscuros. Ian ciertamente pensaba que su madre era hermosa, por más cansada que se viera. El muchacho no recordaba a su padre, y siempre estuvo detrás de su madre cuando ni siquiera podía mantenerlo. Aun recordaba esperar fuera de las tabernas frías, jugando con una caja vacía mientras su madre salía de trabajar. Alguna vez, seguramente ella habría sido envidiada por muchas mujeres, en aquella época donde su cabello rubio solía brillar más tal cual oro y sus manos habían sido finas, y no llenas de callos como ahora de tanto trabajar. Pero cuando Ian miraba los ojos negros de su madre, ocultos bajo aquellas pestañas largas, tan brillantes y sin dejar de ser sumamente expresivos, él niño simplemente suspiraba diciendo que su madre seguía siendo bella a pesar de haber pasado por tanto sufrimiento.
Entonces su madre comenzó a contarle la historia del sauce llorón, y su corazón parecía calmarse. La voz de su madre le arrullaba, y siempre pensó que quizás la historia del sauce llorón había sido cierta, de aquella mujer que llegaba a llorarle al sauce para que su amor verdadero regresara… y el sauce se había compadecido tanto, que también había llorado con la mujer sola sobre aquella colina. Siempre imaginaba a su madre bajo un sauce llorando, mientras se trenzaba su cabello y rezaba plegarias… y el sauce también lloraba.
— Y ella cantaba: Canta, pequeño sauce llorón… llora conmigo por favor.
— Madre… por favor, cántame la canción del sauce llorón. –Pidió Ian, abrazándose a los brazos de ella. Cuando su madre había comenzado a tararear, inmediatamente escucho que le llamaban.
— ¡María! –La puerta había sido tocada con tanta brusquedad. María aun en bata, se había levantado de la cama y abrió la puerta de madera. Sophie, el ama de llaves, con aquella mirada arrogante y con la nariz fruncida como si estuviese oliendo mierda, miro a María con asco.- El señor te llama.
María entonces se volvió hacía Ian, quién solo le devolvía la mirada con aquellos enormes ojos negros. La rubia esbozo una sonrisa, y se volvió hacía Sophie.
— De acuerdo. –Sophie volviéndose, se fue con la cabeza en alta.- Ian, te ruego que te duermas temprano, no tardaré en regresar.
Ian no contesto, sino que bajo la mirada hacía el suelo. María esbozando una triste sonrisa, salió del pequeño cuartito y cerró la puerta. El muchacho simplemente sintió rabia por dentro, porque siempre sabía que cuando la señora Myles no se encontraba, aquel asqueroso hombre siempre solía llamar a su madre tan tarde. Algún día se volvería rico, y su madre ya no tendría que trabajar nunca más. E Ian se volvió a acomodar bajo las sabanas y comenzó a tararear la canción del sauce llorón para sí mismo, conciliando el sueño.
— Ian, ¿No has vuelto a tomar las manzanas del señor Myles?
Ian sacudió la cabeza inmediatamente y exclamo:
— Por supuesto que no, las he comprado yo mismo con una moneda que me encontré en el suelo. –Mintió. Su madre entonces esbozo una sonrisa en su rostro cansado y gentil, entonces puso una mano sobre el rostro de su hijo y le acarició la piel con sus dedos.
María Hooke era una humilde mujer que trabajaba como cocinera en la casa de un renombrado hombre de negocios para ganarse la vida. Después de que Ian se duchara con agua helada, se acomodo junto a la pequeña cama de paja con su madre y esta le abrazo, acariciando sus cabellos oscuros. Ian ciertamente pensaba que su madre era hermosa, por más cansada que se viera. El muchacho no recordaba a su padre, y siempre estuvo detrás de su madre cuando ni siquiera podía mantenerlo. Aun recordaba esperar fuera de las tabernas frías, jugando con una caja vacía mientras su madre salía de trabajar. Alguna vez, seguramente ella habría sido envidiada por muchas mujeres, en aquella época donde su cabello rubio solía brillar más tal cual oro y sus manos habían sido finas, y no llenas de callos como ahora de tanto trabajar. Pero cuando Ian miraba los ojos negros de su madre, ocultos bajo aquellas pestañas largas, tan brillantes y sin dejar de ser sumamente expresivos, él niño simplemente suspiraba diciendo que su madre seguía siendo bella a pesar de haber pasado por tanto sufrimiento.
Entonces su madre comenzó a contarle la historia del sauce llorón, y su corazón parecía calmarse. La voz de su madre le arrullaba, y siempre pensó que quizás la historia del sauce llorón había sido cierta, de aquella mujer que llegaba a llorarle al sauce para que su amor verdadero regresara… y el sauce se había compadecido tanto, que también había llorado con la mujer sola sobre aquella colina. Siempre imaginaba a su madre bajo un sauce llorando, mientras se trenzaba su cabello y rezaba plegarias… y el sauce también lloraba.
— Y ella cantaba: Canta, pequeño sauce llorón… llora conmigo por favor.
— Madre… por favor, cántame la canción del sauce llorón. –Pidió Ian, abrazándose a los brazos de ella. Cuando su madre había comenzado a tararear, inmediatamente escucho que le llamaban.
— ¡María! –La puerta había sido tocada con tanta brusquedad. María aun en bata, se había levantado de la cama y abrió la puerta de madera. Sophie, el ama de llaves, con aquella mirada arrogante y con la nariz fruncida como si estuviese oliendo mierda, miro a María con asco.- El señor te llama.
María entonces se volvió hacía Ian, quién solo le devolvía la mirada con aquellos enormes ojos negros. La rubia esbozo una sonrisa, y se volvió hacía Sophie.
— De acuerdo. –Sophie volviéndose, se fue con la cabeza en alta.- Ian, te ruego que te duermas temprano, no tardaré en regresar.
Ian no contesto, sino que bajo la mirada hacía el suelo. María esbozando una triste sonrisa, salió del pequeño cuartito y cerró la puerta. El muchacho simplemente sintió rabia por dentro, porque siempre sabía que cuando la señora Myles no se encontraba, aquel asqueroso hombre siempre solía llamar a su madre tan tarde. Algún día se volvería rico, y su madre ya no tendría que trabajar nunca más. E Ian se volvió a acomodar bajo las sabanas y comenzó a tararear la canción del sauce llorón para sí mismo, conciliando el sueño.
Ian volvía a casa con la canasta del mandado que su madre le había pedido, caminando sobre el asfalto en las calles del centro de la ciudad. Entonces se detuvo al ver a aquel hombre observando la casa del señor Myles por fuera. Hoy vestía de blanco, y nunca pensó con volvérselo a encontrar.
— Que curioso, niño. –Ian dio un vuelco al escuchar al hombre dirigirse a él. No quiso acercarse a él, ese extraño robaba varias miradas de personas que pasaban por allí, y no se sintió siquiera digno de hablarle, lo cual le molesto e hirió su propio orgullo. Fue cuando el singular extraño se volvió hacía él, y lentamente esbozo una sonrisa burlona pero sin perder su elegancia.- Te he hablado a ti.
Ian sin más, se acercó hacia él. No le miró a los ojos, sino que con el gesto fruncido bajo la mirada hacia el suelo.
— ¿Por qué estás aquí? –Musitó un poco brusco, mientras que el pelicaoba dejaba escapar una melódica sonrisa.
—Eh, pero se ve que no te alegras de que me encuentre aquí. –Entonces con su mano revoloteó los cabellos oscuros de Ian, quién pareció incomodo.- Pues he sido invitado a la casa del señor Myles, supongo que vive aquí.
— Sí… es el jefe de mi mamá.
— ¡Oh! –Musitó más motivado.- Entonces vives aquí… ¿Qué tal si pasamos?
— No me permiten entrar por la puerta principal… señor. –Dijo lo último casi dudoso.- Hay una puerta trasera, pero solo toque el timbre… el mayordomo abrirá…
— ¡Tonterías! –Exclamó el hombre mientras jalaba al niño arrastrándolo consigo hacía la puerta, ambos subieron las escaleras de azulejos y levantando la mano, el caoba sujeto el manojo y lo golpeo, haciendo resonar la madera de la puerta. Segundos después, la puerta había sido abierta por un hombre bien vestido, y cuando miro al hombre… inmediatamente quedo prendado con el aura que este desprendía… y después al bajar la mirada, pudo sentir como parecía erizarse como un gato viejo al ver a Ian.
— Ian… -dijo entre dientes, tratando de guardar su ira.- Sabes bien que…
— Viene conmigo. –Intervino el extraño con buen humor.- Este pequeño es mi amigo… Ian ¿cierto?
Ian solo puso los ojos en blanco y pareció muchísimo más incomodo, el mayordomo no refutó en su contra, pero no pareció tampoco muy emocionado con la idea. Ambos pasaron al lobby de la casa, mientras que el extraño abordaba con la mirada cada esquina de aquel exquisito lugar.
— Esto me recuerda a casa… el más pulcro estilo francés. –Exclamo el hombre, y el mayordomo esbozaba una orgullosa sonrisa en su rostro de gato.
— Por supuesto, me alegró de oír eso… Monsieur Duplessis.
Incluso su apellido era digno de aquella persona, pensó Ian. El mayordomo se retiró en busca del señor Myles, mientras que el niño trataba de soltarse de aquella situación.
— ¿Así que tu nombre es Ian? –Preguntó el señor Duplessis después de un largo silencio, Ian asintió.
— Sí, Ian… Ian Hooke.
—No tienes el rostro de un Ian… sino de un Frey. –Siseo divertidamente. Ian bramo por lo bajo y sacudió la cabeza.
— Mi nombre es Ian y punto, es el nombre que mi madre me ha puesto.
— Ah, ya veo… ya veo.
Después de unos minutos, Ian levantó la mirada hacía el señor Duplessis quién escrutaba cada parte de la casa con suma atención. Tomo una bocanada de aire y tragándose el orgullo, admitió que aquel hombre era ciertamente algo interesante.
— ¿Y cuál es su nombre, señor Duplessis?
— Oh, ¿Y ahora de donde proviene tanta curiosidad? –Preguntó timándole un poco. Ian herido de su orgullo, gruñó por lo bajo y comenzó a caminar hacia el pasillo que llevaba a las cocinas mientras el señor Duplessis parecía divertidísimo.
— Era lo menos que podía saber ya que usted sabe mi nombre ahora. Me voy.
— Anik.
Ian se volvió hacía él, pensando que quizás lo que había escuchado había sido cosa de su imaginación.
— Mi nombre es Anik.
Entonces esbozando una diminuta sonrisa burlesca, Ian pensó que Anik era nombre de niña y que por primera vez, aquel hombre tan perfecto parecía reflejar algo de imperfección. Anik esbozo una sonrisa con su boca roja, y logró escuchar los grandes pasos del señor Myles bajando por las escaleras, con mucha rapidez logró huir hacia las cocinas.
.Anik Duplessis no tendría mucho más de treinta años, y ciertamente un factor contribuyente de su éxito había sido la belleza que Dios le había otorgado. Pero era reconocido por ser una persona de infinita inteligencia, además de ser culto y tener una grata etiqueta y elegancia en su ser. Originalmente de Francia, había sabido entrar en los negocios desde su juventud. Poniendo sus labios rojos en la boca de la copa de cristal, sorbió la sidra de manzana y miel con elegancia, mientras que aquel hombre parecía encantado con sus modales.
A diferencia de él, pensó que William Myles era un hombre sin pocos modales, con una forma vaga de hablar y con una imagen descuidada. Ya pasados de los cuarenta y con un enorme bigote lleno de algunas canas, Anik sonreía imaginando la vida vaga de aquel hombre.
— ¡Es un honor que haya aceptado mi invitación, Monsieur Duplessis!
Anik dejo la copa sobre la mesa, y entonces Myles toco una pequeña campanita. Seguido, una mujer entro en la habitación y llevando una bandeja de plata, comenzó a llevarse las copas. Cuando Anik la miró, pensó que en algún momento ella había sido bendecida con una gran belleza, la cual ahora parecía marchita con el tiempo y el cansancio. De cabello rubio sujeto en una trenza, piel blanca y menuda. Cuando levantó la mirada, tenía unos impresionantes ojos negros como la noche. Anik sugirió que podría tratarse de la madre del pequeño Ian, porque sus rostros y aquellos ojos eran bastantes similares.
Y pareció divertido al haber hecho aquella suposición, puesto que el niño le causaba cierta curiosidad y diversión. No era tan buenmozo, puesto a que parecía siempre sucio y con la ropa roída… pero había algo en él que llamaba la atención, quizás la agudeza de su mente o la forma en que sabía de su miseria y además, la aceptaba.
— ¿Por qué mira tanto a mi sirvienta, Monsieur Duplessis? –Preguntó Myles, a lo cual Anik volvía sus ojos malva de María hacía él, esbozando una sonrisa amena le contestó.
— Porque tiene unos bellos ojos, ¿O acaso es prohíbo mirar a una mujer hermosa?
— P-para nada… p-pero pienso que usted está lleno de tantas bellas mujeres y degradarse a mirar a una sirvienta…
María se había sonrojado, y sin sonreír… hizo una reverencia y salió de la habitación.
— Al parecer le tiene cierto cariño a esa sirvienta, Sir Myles.
— ¡P-por supuesto que no!
— Oh, no se lo tome enserio… me permito el lujo de bromear en ciertas ocasiones.
Anik levantó la pierna y la cruzo sobre su rodilla, mientras que juntaba sus manos y aquella mirada que brillaba en picardía ahora se fue apagando, mostrando algo que reflejaba sadismo, frialdad y cierta diversión retadora.
— Pero ahora podemos hablar enserio… y permítame decirle, que mi señora no gusta de esperar.
— ¡P-pero! ¡Me falta poco!
— Sir Myles… usted firmó un contrato… -Lentamente fue levantando las comisuras de sus labios, y con un grato movimiento, con la punta de su lengua relamió sus dientes.- Y sabe qué significa eso…
.
— ¿Anik Duplessis está en la casa? –Sophie había dejado escapar un pequeño grito de emoción.- ¡Él es tan guapo e inteligente!
Ian se encontraba en una esquina de la cocina, pelando las papas para la cena. Sophie se encontraba hablando con una de las cocineras, Mildred. Ambas parecían sumamente ridículas hablando sobre Anik, el pequeño moreno rió por lo bajo al recordar ese tonto nombre de niña. Aparentemente le alegraba saber que aquel tal Duplessis no era tan perfecto como aparentaba. Moviendo los pies sobre la silla, al compás de la canción del sauce llorón, comenzó a tararear.
— ¿Qué quisieras ser de grande, Ian? –Preguntó María a su hijo, mientras este miraba del otro lado de la ventana como la nieve cubría los carruajes con aquel blanco espolvoreado. A él no le interesaba pensar que sería de grande, pero cuando miró a su madre sonreírle con tanto entusiasmo, él dejo escapar un suspiro y respondió:
—Quiero ser rico, y así poder salir de aquí…
Quizás Ian no lo percibió, pero su madre pareció triste. Aunque se haya reído, y le haya dicho que sí… quizás solo se estaba mintiendo. Ian y su madre nunca iban a ser libres e iban a permanecer en aquel infierno todo el tiempo.
— ¡María! ¡Deja de estar de distraída y trabaja, holgazana! –Aquel grito lo despertó de su ensueño. Mildred le había gritado a su madre y su enorme voz resonó por toda la cocina. Cuando Ian trató de levantarse, su madre le dedico una mirada indicándole que por favor no interviniera. Pero es que a Ian le enfurecía tanto que aquellas cerdas le tratasen tan mal solo por tenerle envidia. No eran mucho mejores que su madre, eso estaba completamente seguro… y también estuvo molesto con su madre, porque ella lo permitía.
Ian permaneció sentado en las escaleras del edificio frente a la casa del señor Myles. Miraba con atención el vapor pestilente salir de las alcantarillas y los carruajes pasar. No quiso permanecer más tiempo en esa cocina, no quería escuchar cómo le gritaban a su madre. Cuando levantó la mirada hacia la ventana de la casa, las luces se encontraban prendidas y podía ver las siluetas de los sirvientes pasearse por la mesa, sirviendo la cena. Pensó en cuanta hambre tenía ahora, y que cuando llegase con su madre, cenaría un pedazo de pan duro con agua.
— Canta… sauce llorón. –Musitó por lo bajo y continuó tarareando. Aquel melancólico niño sucio y hambriento, vestido en esos lamentables harapos. Su rostro lleno de hollín y los cabellos sucios y llenos de nudos. Sus ojos oscuros a pesar de eso, brillaban con tanto esplendor como los ojos de su madre, a pesar del sufrimiento… se tenían el uno al otro.
— ¡Ian! ¡Sucio demonio! ¿Dónde andas? ¡No holgazanes y apresúrate a encender la chimenea! –Gritaba Sophie desde la puerta trasera de la casa. Ian se levantó, y cruzando la calle, corrió hacía donde Sophie le pego en la cabeza y este entró dando brincos. Ian también solía trabajar en la casa, tenía que limpiar la chimenea y encenderla cuando viniera el señor Myles. Tenía que comprar los víveres de la semana y también limpiar el carruaje, pero lo único que debía evitar… era que el señor Myles le viera, porque según Sophie… él detestaba el hecho de que un niño sucio y estúpido estuviese en presencia suya.
Ian comenzó a encender la chimenea tan rápido como pudo, antes de que el señor Myles y Anik entrasen a la habitación. Cuando escuchó pasos, tomo el atizador tan rápido sin darse cuenta de que este había estado cerca del fuego. Un grito se escapó de su boca y miro su mano, que se llenaba de ampollas y ardía como el infierno mismo. La puerta se había abierto, y cuando trato de levantarse, este tropezó con la alfombra y cayó sobre su cuerpo.
— ¿Pero qué diablos significa esto? –Había exclamado el señor Myles con ira.
— ¡Discúlpelo señor Myles! –Exclamo Sophie nerviosa.- El niño solo…
— ¡Ustedes saben las reglas… y frente a Monsieur Duplessis!
— ¿Estás bien, Ian? –La voz de Anik había interrumpido la cólera del señor Myles. Cuando el caoba se acercó hacía el niño, le sujeto la mano quemada y se volvió hacía Sophie.- Se ha quemado con el atizador, ¿tienen algún ungüento?
— Eh… sí. –Respondió Sophie un tanto dudosa.
— No me molesta que el niño se encuentre aquí, Sir Myles… en realidad, Ian es amigo mío. –Sonrió. William se encontraba absuelto en sí mismo, no sabiendo cómo responder. Sus mejillas habían enrojecido y pareció nervioso.
— ¡Ya que te agrada él y su madre, la sirvienta! ¿Por qué no te los llevas a ambos? –Comenzó a reír entre divertido y nervioso, pero sin sentirlo realmente.
— Es una muy buena idea, ahora que lo menciona…
William se quedo callado, nunca pensó que Anik respondiese a ello. Su corazón pareció endurecerse, y dejo de bromear y sacar a relucir el tema. Cuando Sophie volvió con el ungüento, con mala gana curó a Ian el cual solo quería irse con su madre. El caoba le acarició la cabeza con cariño y le dedicó una sonrisa.
— Prepárenle algo de cenar, por favor.
— S-si, señor.
Ian iba de salida de la habitación, cuando escucho que Anik le había hablado, haciéndose que se volviera.
— Ian… puedes contactarme cuando quieras, estaré un tiempo aquí en Londres.
— Gracias, Anik.
— ¡Cómo te atreves a…! –Anik interrumpió a William.
— Eso significa que ya me consideras un amigo. –Rió.- Me alegro mucho.
— Buenas noches. –Ian se retiró de allí, para irse con su madre.
Ian se encontraba en una esquina de la cocina, pelando las papas para la cena. Sophie se encontraba hablando con una de las cocineras, Mildred. Ambas parecían sumamente ridículas hablando sobre Anik, el pequeño moreno rió por lo bajo al recordar ese tonto nombre de niña. Aparentemente le alegraba saber que aquel tal Duplessis no era tan perfecto como aparentaba. Moviendo los pies sobre la silla, al compás de la canción del sauce llorón, comenzó a tararear.
— ¿Qué quisieras ser de grande, Ian? –Preguntó María a su hijo, mientras este miraba del otro lado de la ventana como la nieve cubría los carruajes con aquel blanco espolvoreado. A él no le interesaba pensar que sería de grande, pero cuando miró a su madre sonreírle con tanto entusiasmo, él dejo escapar un suspiro y respondió:
—Quiero ser rico, y así poder salir de aquí…
Quizás Ian no lo percibió, pero su madre pareció triste. Aunque se haya reído, y le haya dicho que sí… quizás solo se estaba mintiendo. Ian y su madre nunca iban a ser libres e iban a permanecer en aquel infierno todo el tiempo.
— ¡María! ¡Deja de estar de distraída y trabaja, holgazana! –Aquel grito lo despertó de su ensueño. Mildred le había gritado a su madre y su enorme voz resonó por toda la cocina. Cuando Ian trató de levantarse, su madre le dedico una mirada indicándole que por favor no interviniera. Pero es que a Ian le enfurecía tanto que aquellas cerdas le tratasen tan mal solo por tenerle envidia. No eran mucho mejores que su madre, eso estaba completamente seguro… y también estuvo molesto con su madre, porque ella lo permitía.
Ian permaneció sentado en las escaleras del edificio frente a la casa del señor Myles. Miraba con atención el vapor pestilente salir de las alcantarillas y los carruajes pasar. No quiso permanecer más tiempo en esa cocina, no quería escuchar cómo le gritaban a su madre. Cuando levantó la mirada hacia la ventana de la casa, las luces se encontraban prendidas y podía ver las siluetas de los sirvientes pasearse por la mesa, sirviendo la cena. Pensó en cuanta hambre tenía ahora, y que cuando llegase con su madre, cenaría un pedazo de pan duro con agua.
— Canta… sauce llorón. –Musitó por lo bajo y continuó tarareando. Aquel melancólico niño sucio y hambriento, vestido en esos lamentables harapos. Su rostro lleno de hollín y los cabellos sucios y llenos de nudos. Sus ojos oscuros a pesar de eso, brillaban con tanto esplendor como los ojos de su madre, a pesar del sufrimiento… se tenían el uno al otro.
— ¡Ian! ¡Sucio demonio! ¿Dónde andas? ¡No holgazanes y apresúrate a encender la chimenea! –Gritaba Sophie desde la puerta trasera de la casa. Ian se levantó, y cruzando la calle, corrió hacía donde Sophie le pego en la cabeza y este entró dando brincos. Ian también solía trabajar en la casa, tenía que limpiar la chimenea y encenderla cuando viniera el señor Myles. Tenía que comprar los víveres de la semana y también limpiar el carruaje, pero lo único que debía evitar… era que el señor Myles le viera, porque según Sophie… él detestaba el hecho de que un niño sucio y estúpido estuviese en presencia suya.
Ian comenzó a encender la chimenea tan rápido como pudo, antes de que el señor Myles y Anik entrasen a la habitación. Cuando escuchó pasos, tomo el atizador tan rápido sin darse cuenta de que este había estado cerca del fuego. Un grito se escapó de su boca y miro su mano, que se llenaba de ampollas y ardía como el infierno mismo. La puerta se había abierto, y cuando trato de levantarse, este tropezó con la alfombra y cayó sobre su cuerpo.
— ¿Pero qué diablos significa esto? –Había exclamado el señor Myles con ira.
— ¡Discúlpelo señor Myles! –Exclamo Sophie nerviosa.- El niño solo…
— ¡Ustedes saben las reglas… y frente a Monsieur Duplessis!
— ¿Estás bien, Ian? –La voz de Anik había interrumpido la cólera del señor Myles. Cuando el caoba se acercó hacía el niño, le sujeto la mano quemada y se volvió hacía Sophie.- Se ha quemado con el atizador, ¿tienen algún ungüento?
— Eh… sí. –Respondió Sophie un tanto dudosa.
— No me molesta que el niño se encuentre aquí, Sir Myles… en realidad, Ian es amigo mío. –Sonrió. William se encontraba absuelto en sí mismo, no sabiendo cómo responder. Sus mejillas habían enrojecido y pareció nervioso.
— ¡Ya que te agrada él y su madre, la sirvienta! ¿Por qué no te los llevas a ambos? –Comenzó a reír entre divertido y nervioso, pero sin sentirlo realmente.
— Es una muy buena idea, ahora que lo menciona…
William se quedo callado, nunca pensó que Anik respondiese a ello. Su corazón pareció endurecerse, y dejo de bromear y sacar a relucir el tema. Cuando Sophie volvió con el ungüento, con mala gana curó a Ian el cual solo quería irse con su madre. El caoba le acarició la cabeza con cariño y le dedicó una sonrisa.
— Prepárenle algo de cenar, por favor.
— S-si, señor.
Ian iba de salida de la habitación, cuando escucho que Anik le había hablado, haciéndose que se volviera.
— Ian… puedes contactarme cuando quieras, estaré un tiempo aquí en Londres.
— Gracias, Anik.
— ¡Cómo te atreves a…! –Anik interrumpió a William.
— Eso significa que ya me consideras un amigo. –Rió.- Me alegro mucho.
— Buenas noches. –Ian se retiró de allí, para irse con su madre.
.
El agua caliente cayó sobre él, y fue cuando su madre comenzó a tallar su espalda. Estaba abrazado a sus piernas, con su delgado cuerpecillo desnudo.
— El señor Duplessis dijo que nos llevaría con él… -Musitó Ian, al tiempo en que su madre le levantaba el brazo y le tallaba por debajo de este.
— El señor Duplessis solo estaba siendo amable… no va a llevarnos, Ian. –Dijo su madre, rotundamente.
Ian no respondió, sino que continuó mirando el vació mientras su madre le bañaba. Cuando se seco, y se puso la bata… ambos se acostaron en la cama de paja y entonces Ian se abrazo al cuerpo de su madre.
— ¿Podrías cantarme la canción del sauce llorón?
El pequeño estaba algo triste y decepcionado de que quizás si era cierto, se había permitido imaginar viviendo con el señor Duplessis, se imagino que por primera vez… tenía un amigo. Su madre enredo sus dedos entre sus cabellos y comenzó a arrullarle para que se durmiera. El cuerpo de ella era bastante cálido, y sentía mucha alegría cada vez que ella le abrazaba. Aun si creciera, él iba a sentir mucho amor por ella… y trataría de seguir adelante, para sacarlos de allí.
Su madre entonces, comenzó a cantar.
We lay my love and I.
Ian entonces se levanta al escuchar aquellos gritos, cuando abre sus ojos… la habitación se encuentra oscura, la vela se ha apagado. Palmea con la mano la cama, pero su madre no se encuentra con él.
— ¿Mamá?
Pero nadie responde, entonces se levanta de la cama y sale de la habitación. Los pasillos se encuentran vagamente iluminados por algunas velas en las paredes. Descalzo, recorre los pasillos de la casa que se encuentran silenciosamente oscuros, buscando aquello… aquel grito, y a su madre.
Ian no le tenía miedo particularmente a la oscuridad, sino al silencio. Subió las segundas escaleras que llevaban al piso más alto de la casa, y comenzó a seguir las luces. Anik ya se había ido, porque pudo escuchar su carruaje moverse justo cuando él se estaba durmiendo. Y escucha nuevamente aquellos gritos, se echa a correr para encontrarlos. Y al final del pasillo, se encuentra una luz prendida salir de la puerta semiabierta.
Beneath the weeping willow.
Empuja la puerta, y siente como algo viscoso salpica su rostro inesperadamente. Sus ojos se abren de par en par, y el grito que pugnaba por salir de su boca permanece atorado en su garganta. La trenza desecha mojada en aquel líquido rojo se humedece sobre la alfombra, sus ojos negros titubeantes se levantan para mirarle y su boca llena de mordidas tiembla.
Entonces gritó.
El hombre deja caer el cuchillo y se lanza hacía atrás, ahogándose entre su propio llanto. Ian solo se lanza hacía el cuerpo agonizando de su madre y trata de ayudarla. Sus manos se comenzaban a llenar de sangre.
— ¡Mamá!
Los ojos de Ian se humedecen al ver a su madre, y comenzaba a suplicarle que no se fuera. María sujeto el rostro de su hijo, dejando las marcas de sus dedos en sus mejillas. La sangre comenzaba a ser absorbida por la alfombra y su rostro empalidecía más. La lámpara titubeaba y el llanto de Ian junto con los balbuceos del hombre se mezclaba en aquel ambiente.
— ¡Ella se iba a ir! –Había gritado William Myles entre llanto.- ¡Se iba a ir con él! ¡Aunque yo lo prohibiera!
Las lágrimas se deslizaban por las mejillas sucias de Ian. No quería que su madre muriese, aunque no iba a engañarse tan tontamente… su madre no iba a vivir.
— ¿P-podrías c-cantarme? –Fue lo único que pudo decir su madre, entre convulsiones y balbuceos. La boca del niño se había crispado.
— But now alone I lie… and weep beside the three. Singing o Willow wally, by the three that weeps with me… -Entonces se detuvo, porque poco a poco iba perdiendo la voz. Su madre fue curvando las comisuras de su boca con lentitud… hasta formar una sonrisa.- Mamá…
María permaneció mirando el vació… hasta que sus ojos se vaciaron, como las ventanas de una casa abandonada. Ian recorrió con sus dedos las facciones de su mamá, su boca… su nariz… sus pestañas. No supo cuando se había levantado de la cama, había dormido tan profundamente… y no la cuido, no pudo ser capaz de cuidarla. La abrazo fuertemente, tan fría… sin vida. Y todo fue tan rápido, se lamento no haber podido llegar antes… pudo ver una sombra levantarse, y supo que todo iba a terminar también para él. Pero estaba bien, porque igual moriría y se encontraría con su madre. Cerró los ojos, esperando el final… esperando sentir el dolor clavarse en su cuerpo.
Pero lo único que escucho fue un grito seco, y como un enorme objeto caía suspendido contra el suelo, retumbando con fuerza. Cuando Ian levantó la mirada, vio el cuerpo del señor Myles sobre el suelo, manando sangre de su cuello… grandes cantidades de aquel líquido mezclarse con el de su madre. Dirigió la mirada hacia aquel hombre, limpiarse la boca llena de sangre y pasarse la lengua saboreándola. Los cabellos le caían sobre su rostro, y la mirada que Ian había pensado que era cálida… era fría y llena de crueldad. Lo que sintió Ian fue un sentimiento inexplicable, ver al hermoso hombre… pintado en un ambiente tan cruel, tan sangriento… tan poco digno de él.
— Anik… -Fue lo único que Ian pudo musitar, en su estado parapléjico. Miro sus manos, llenas de sangre y suciedad. Fue cuando todo había conectado, Ian entonces se levantó… y miro los cuerpos de su madre y del señor Myles, entonces… antes de que pudiera reaccionar con cordura, se lanzó hacía Anik y comenzó a lanzarle de golpes.- ¡Idiota! ¡Maldito idiota! ¿Por qué no dejaste que me matara? ¡Eres un idiota!
Anik entonces pareció sorprendido, nunca había esperado aquella reacción. Nunca había pensado salvarlo, ni a él ni tampoco a su madre… eran cuestiones de negocios los que le llevaban a matar a William Myles, pero nunca se imagino que todo esto hubiese ocurrido. No se movió, continuó recibiendo los golpes de Ian hecho una furia y maldiciéndolo por lo alto. Ian se fue cansando, y cayendo sobre sus rodillas… comenzó a llorar.
Sollozando fuertemente, cayó sobre los zapatos de Anik quién solo miraba la escena sin sentir lástima o algún sentimiento en particular. Ian, llamando a su madre una y otra vez… lleno de sangre y pena.
— Fue tú culpa… tú la mataste. –Dijo casi sin aliento. Anik continuó con aquella frialdad, mirando a Ian llorar desconsolado.
— No puedes hacer nada… ella ya está muerta.
— Eso ya lo sé… y tú no permitiste que él me matara también… bastardo.
Anik entonces vacilo… y comenzó a reír. La ira del chico iba más allá de lo que se imaginaba. Inclinándose, entonces le acarició los cabellos como si fuese un perro moribundo, y cuando Ian levantó la mirada… Anik se impresiono al ver aquellos ojos negros arder como el mismo fuego, llenos de rabia e ira. Nunca imaginó que dentro de la naturaleza humana, el rencor pudiera superar a la tristeza… pensó que era interesante.
— ¿Qué eres tú? –Preguntó Ian. Anik no le respondió, sino que se puso de pie y se acercó hacía la puerta, abriéndola.
— Estoy seguro de que alguien estará muy interesado en ti, Ian…
— No me llames Ian…
Anik entonces pareció divertido ante la reacción de ese niño, y se encogió de hombros.
— Como quieras… señor.
Vanellope
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Alright, you recently shot me out via whatssap when i was trying to congratulate you for this and needless to say now i'm hurt
but since i owe it I guess i'll just leave you this comment and my fucking broken heart.
EITHER WAY NOT HERE TO WEEP, HERE TO PAY
I shall sumarize the chapter this way:
and therefore so do I, your era changes are divine, the whole atmosphere changes around the reader, the narrator itself changes, it's not something i can explain, but your writing does transport me in time, I find myself in the streets of antique era London and honestly that's quite impressive.
Lo primero en atraparme siempre va a ser tu manera de describir los alrededores de los personajes al momento de cambiar de una era a otra, esta muy bien hecho. Me gustó en particular la comparación de las manzanas a la boca roja de las mujeres burguesas, A+ Reference, sobre todo viendo el mundo directa o indirectamente desde los ojos de este niño, me recuerdas a Anne Rice en este tipo de capitulos (she's one of my favorite writers, this is a compliment)
Me duele el corazón por la pobre María, es uno de esos personajes que uno ve poco tiempo y sin embargo se palpa la miseria que sufrió ¿no?y pues la verdad que eso lo pone uno a pensar cuan cruda e injusta puede ser la vida a veces, porque realmente hay personas que merecen ese futuro mejor y se les arrebata de la manera más cruel, aún así, no creo que María hubiese querido vivir para ver en lo que su Ian iba a convertirse.
On Anik Duplessis (that how you spell it?)
I have confirmed I need therapy, it's your fault
feel bad.
Either the character is drop dead charming (no offense on Maria) or I am downright insane by this point, but i'm super attracted to this character, it's well written to charm the freaking reader into being blind, like i knew it was coming, that something fucked up was gonna happen, I know that part two is only gonna get worst and I still fucking love it. He went from caring good looking gorish aura dude to Norman Bates Sir in a split second so that's one bravo for you.
ALSO THIS
— Sí, Ian… Ian Hooke.
—No tienes el rostro de un Ian… sino de un Frey. –Siseo divertidamente
I see what you did there
A+ ON THAT ONE TOO.
BUT THEN IT ALL WENT TO HELL because seriously from the moment where little Frey goes looking for mommy the whole chapter atmosphere changes again bro, the charm of the era goes out the window, the elegance and suddenly everything is dead and gloomy and
SOMETHING DOWNRIGHT BREAKS INSIDE THAT KID ALRIGHT AND I JUST WANNA CUDDLE HIM AND GIVE HIM ALL THE APPLES HE MAY WANT BECAUSE HOW DARE YOU HE WAS SUCH A CUTE KID, WITH HIS LITTLE GAMES AND JOKING ABOUT ANIK HAVING A GIRL NAME AND HIS WEEPING WILLOW LULLABY, HE WAS GOOD, HE WAS KIND, HE WAS JUST A KID AND YOU RUINED HIM
And just remembering the Frey Backfire i know, hell i can't even imagine what came next and just how BAD that something must've broken for the person it left behind.
This has been a great chapter, I anxiously await part II
*Not rid of me yet, Kaia comment in the next line*
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
ME AGAIN!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Here begins my Kaia comment
saben que? SABEN QUE???? VOY A EMPEZAR CON AME PORQUE ES EL UNICO QUE NO ME TIENE ARRECHO EN ESTA VERGA, SO AME:
Although we can all agree that he would drive Wanda as insane as he is driving Ted and James by extension, a mi me encanta, a decir verdad nunca contemplé la posibilidad de un estudiante de intercambio en Hogwarts y me intriga bastante, quizá Ame pueda contarnos algunas cosas con respecto a la magia fuera de Londres.
Como personaje me parece un ponquesito, el es un niño atrapado entre malhumorados, poshito, la verdad que el personaje es refrescante y su alegría le da un aire aliviador al resto del capitulo que como sus personajes principales, Dorothy and the Scarecrow, QUE YA LES DARE SU COÑIZA EN UNOS MOMENTOS es bastante gris, me gusta Ame mucho y quiero ver a Ted cuando se tibie un poco a el, me parecerá interesante entre tanto Ted no se olvide de aquellos que llegamos primero *side eye* de la misma manera si alguna vez decides ponerle alguna interación con Wanda no puedo decirte que no me gustaría dirá que Ted se junta con puros gruñones, aunque vamos, no es que el se quede atrás
Ok now CAN I JUST FANGIRL A MINUTE BECAUSE
permanezco mirando la forma de su mentón y se acerca más, su respiración choca contra mi rostro.
Y simplemente sucede.
Puedo sentir su boca sobre la mía, mientras que sus dedos se enredan en los rizos de mi nuca y un escalofrío me recorre la espina dorsal. Y quizás no deseaba pararlo, realmente no lo deseaba y era algo que buscaba hacer desde hace mucho tiempo, pero jamás tuve el valor de hacerlo por no herirla. Por no herirme a mí mismo.
Su cabello es suave y mis dedos se extienden detrás de su cabeza, hundiendo mi mano en su melena rubia. La textura de su boca realmente me gustaba, me agradaba el calor que me brindaba y como alborotaba mis sentidos. Sujete su mentón y lo acaricié lentamente hasta que rodeé su cintura y la acerqué más. Abre paso a su boca y puedo sentir el sabor de su lengua, quema tal cual el fuego. Me empuja contra el pasto y entonces la abrazó, como debí de hacerlo siempre, como debí de haberlo hecho durante todo el tiempo. Era Dorothy, porque siempre había sido mi Dorothy desde que usaba cintas en su cabello y coloreaba con crayones y aunque jamás hubiera sido ningún héroe no haya hecho ningún acto de valor, ella decía que lo era, y había estado allí, aunque fuese un fraude y una farsa, a ella no le importo. A Dorothy no le había importado, porque ella realmente era valiente.
Porque ella era mía.HOLY CRAP TED WHEN DID YOU BECOME SO PASSIONATE, I LOVE IT, I LOVE IT , I LOVE IT AND I THANK EVERY GOD THERE IS AND YOU FOR WRITING THIS SCENE IN HIS POV BECAUSE
DAAAAAAAAAAAAAAAMN GIRL THAT'S SOME SEXUAL FRUSTRATION THE KID HAD GOING ON
Ok no, no but aside from my must-have not appropriate comments on this scene I have to talk about how heart breaking it is, because to me Ted is someone who doesn't want to care about anyone, and he is someone that doesn't wanna care about anyone because of what happened to his parents, because of how terrified he is that every person he loves or cares for is going to leave and that's why he shuts people out, that's why it's so hard for him to make friends BECAUSE HE SHUTS EVERYONE THE FUCK OUT that's why James is so jealous when it comes to their friendship because he had to work hard to get it and I think that's just beautiful man but so heatbreaking at the same time because, ok there's Dorothy and i think that from the begining he did know that Dorothy was in some way his, but the deal is that this is a person who is scared to love as it is AND BOOOOOM Bring on the best friend's sister who is totally off limits let's fall in love with herAnd that's what makes Kaia and Ted so heartbreaking, hear me out:
you wrote them to be emotional polar opposites
Kaia is scared she doesn't know if she knows how to love
Ted is scared of how much he can love
Kaia is curious as to what love is
Ted is scared of it.
and so
LADIES AND GENTLEMAN, WHAT'S OUR FINAL RESULT?
THAT'S RIGHT
Pain, and that's all i'll say on it.
NOW IT'S COÑIZA TIME;
Seguramente debí de ir detrás de ella.
NO SHIT TED ??????????????
LIKE I GET YOUR INTERNAL STRUGGLE *See above for my analisis of your pseudophilosphy* BUT YOU GUYS ARE LITERALY DENYING YOURSELVES HAPINESS OVER SUCH STUPID THINGS SUCH STUPID THINGS BECAUSE LIKE, TED YOU WANNA STOP BROODING? GO GET HER DUDE, LIKE JAMES HAS TO GET OVER IT AT SOME POINT, AND IT'S LIKE, BETTER TO SUFFER FOR SOMETHING THAN FOR NOTHING OMG WHY HASN'T YOUR WRITER ALLOWED ME TO KNOCK SOME SENSE INTO YOUR HEAD DUDE
LOOK:
you don't have girl, therefore you rude to the beautiful cinnamon roll that is Ame who doesn't deserve anything less than squishy kindness and love and rainbows and red velvet cupcakes
BUT I JUST MAINLY WHAT YOU GUYS TO BE HAPPY SO MUCH. like, yes Ted is a coward he's friends with James what did you expect?
y parte de mi esta contenta de que Kaia quiera intentarlo con Mayhew pero su manera no me parece, todo el respeto hacia Noah tu lo entenderas mejor que yo, tu lo escribes pero yo siento que se está aprovechando de esta sitaución y que al final va a salir herido porque Kaia ama a Ted, se ve a leguas, es así y realmente el hecho de que este buscando en Mayhew un curetaje más que otra cosa me preocupa porque yo la quiero ver bien y solo espero que esto no arme mucho desastre y que Mayhew por lo menos sepa quererla bien entre tanto se gana mi confianza
Y EL POV DE ANDREI CHICAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!! que crush que le tengo a ese hombre la melancolía que se escucha dentro de el para un muchacho tan joven me parte el corazón y me gustaría darte un párrafo detallado pero es que CON FREY DE VUELTA Y AHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!
PLEASE MORE OF THAT, QUE PASO DESPUES
I MUST
KNOW.
Ok, now i'm done, but here's my diagnosis of everyone in your chapter in this round.
HIDE:
NOAH:
KAIA:
TED:
AME:
JAMES:
Ok, ok that has been enough ridiculous for one night, therefore
that's all i got for you, I shall now retire until my services are needed again
Yours, ever and farther
—The Wicked Witch of the West.
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
As you fall away from him and the ground comes to meet you. your only thought is “thank god it wasn't you. -if it had to be one of us”
—annonymus
Rocky Road
Wish you were here—Avril Lavigne
I can be tough I can be strong
But with you it’s not like that at all
There’s a girl That gives a shit
But with you it’s not like that at all
There’s a girl That gives a shit
behind this wall You just walk through it
and I remember
All those crazy things you said
You let them running through my head
You’re always there
You’re everywhere
You let them running through my head
You’re always there
You’re everywhere
But right now I wish you were here
Damn, damn, damn
What I’d do to have you here, here, here
I wish you were here
Damn, damn, damn
What I’d do to have you near, near, near
I wish you were here
What I’d do to have you here, here, here
I wish you were here
Damn, damn, damn
What I’d do to have you near, near, near
I wish you were here
— —
"I never got over it, but I got used to it"
{Soundtrack}
—Story of my life
Let the bird's sing
dilly dilly let
the lambs play
we shall be safe dilly
dilly out of harm's way
Tengo siete años, y me encuentro en un jardín teñido de blanco, con los ojos cerrados anhelo el olor a rosa canina, pero no lo encuentro, con los ojos abiertos, observo la distancia, en el pórtico de aquella casa color crema los cuatro adultos están sentados sumergidos en conversación conforme beben té caliente en tazas de porcelana, a través del patio puedo ver y escuchar las distantes voces de mis hermanos. Korina juega con Teresa Maddox y una chica pelirroja ambas saltan el camino de piedras que va desde la entrada externa del jardín hasta las escaleras de aquel pórtico, en una pierna y luego en la otra, con una sola y con ambas, retándose mutuamente a no caerse, mientras que la otra parece tomar el tiempo, Elvira por su parte ha tomado por jugar a la muñeca con Katya Maddox haciendo y deshaciendo los lazos de su cabello rubio, mientras que la bebé juega entretenidamente con el brazalete de cobre que Elivra ha utilizado como carnada para distraerle, mi hermano mayor, Mihai esta con Ezra Maddox el que era de su edad al pie de las escaleras, todos ellos se ven muy contentos, y no parecen extrañar casa, aunque yo no entiendo como eso es posible.
—¡CUIDADO SE VAN A CAER!— La voz de Korina de repente fracturo toda la armonía de aquel jardín, los adultos se habían levantado de golpe, apresurándose hacía el jardín y escuché a mi padre gritar.
—Sylvana, Din drum!—(¡Sylvana fuera del camino!) Sin embargo yo no había entendido porque a tiempo, y de repente algo había pasado por mi costado rápidamente, mandándome hacía atrás con un golpe leve que dio contra la parte de atrás de mi cabeza, me vino un repentino zumbido a los oídos y traté de abrir los ojos, pero cuando el sol me dio en el rostro los cerré de manera forzosa inmediatamente y puesto la mano sobre mi rostro, cuando de repente sentí una presión en mi muñeca.
—Tata?—pregunté confundida, la cabeza me daba todavía vueltas, lo que sea, o quién sea que presionaba mi mano me jaló hacía arriba.
—¿Estás bien?— entre los cortes de luz logre divisarlos, un par de ojos peculiares, uno oscuro, casi lo suficiente como para opacar el brillo de el sol que me cegaba, pero el otro cristalino, lo suficiente como para contrarrestarlo.
—¿Que pasó…?—mi voz salió acallada por el dolor en mi cabeza y me frote los ojos, quizá el impacto había sido mayor de lo que pensé, pero antes de que aquel niño pudiese responder vinieron los brazos de mi madre a mi alrededor.
—Sylvana dragã, ¿estas bien mi niña?—una de las manos de mi madre fue a mi frente, donde ya podía sentir el chichote que venía, me removí con disgusto mientras que otra de sus manos buscaba heridas alrededor de los brazos y me limpiaba el vestido.
—¿Todo bien?—entre mis ojos entrecerrados vi la silueta de mi padre, que luego se volvió lucida cuando hizo una genuflexión junto a mi madre, removiendo con suavidad sus manos—La asfixias Amalia, calma—yo me froté la cabeza, dándole a mi padre una sonrisa floja.
—Estoy bien, no es nada— dije por lo bajo, cuando entonces una tercera voz volvió a aparecer.
—Te traje té—mis ojos volvieron entonces a aquel azabache de ojos raros, mi mirada cayendo esta vez en el divertido flequillo platinado grisáceo de su cabello—leí en alguna parte que ayuda a desinflamar o algo así—entonces me dí cuenta de que sostenía una taza pequeña, mi madre rió con dulzura.
—Que caballero tan atento—dijo enternecida apartando mi cabello de mi rostro con una caricia—¿segura que estas bien linda?— preguntó mi madre una ultima vez, yo me limité a asentir apretando los labios—De acuerdo, estoy de vuelta enseguida—dijo levantándose y pasando de largo, mi padre había guiñado el ojo.
—¿Todo en su lugar?—preguntó con una sonrisa, yo solté una risita pequeña y asentí de nuevo, entonces el plantó un beso en mi frente—esa es mi niña voy a asegurarme de que tu madre no se ponga histérica ¿va?—yo reí de nuevo y mi padre pasó de largo en la misma dirección que mi madre, yo quedé sola con aquel azabache.
—¡¿Ingrid, tus niños están bien!?—escuché la voz de mi madre, entonces encaré al niño de los ojos raros con curiosidad.
—¿Que me golpeó?—pregunté, y en ese momento mis dientes chocaron con la porcelana de la taza, conforme un sabor repentino de menta me llegaba a la lengua.
—Mi hermano menor con una escoba—dijo encogiéndose de hombros como si fuera la cosa más normal del mundo, yo le miré con ojos abiertos de par en par con asombro.
—¿¡Y ya sabe volar!? —dije con emoción—¡eso es increíble!—el azabache de mechón platinado mostró una sonrisa de aire ligeramente burlón.
—Algo así, son escobas de juguete—explicó—no vuelan muy alto, pero mamá dice que algo es mejor que nada, porque aprender a volar es difícil—una especie de nerviosismo se me formó en la boca del estomago, aunque sabía que mi primera lección de vuelo estaba a muchos años de aquí.
—¿Ah, si?—pregunté insegura, tomando un sorbo del té de menta y tragando sonoramente, el azabache de mechón platinado y ojos raros estaba apunto de responderme cuando vino la voz de una niña.
—¿Que estas haciendo?—preguntó entonces una pequeña rubia, que arrastraba del brazo a Korina, que arrastraba del brazo a la pelirroja, sus ojos azules fijados entonces en la taza de té en mis manos.
—Le di té porque el otro día leí en el libro de medicina de mamá que ayuda con los golpes—mi hermana Korina dio un curioso paso hacía adelante, a ella siempre le había encantado la medicina, y admiraba enormemente a Ingrid Maddox, quién era medimaga y le había conseguido recientemente un trabajo a mi madre en San Mungo.
—¿En serio?—preguntó mi hermana mayor con asombro acercándose a mi, y metiendo manos en el golpe en mi frente, causando que me estremeciera debido al ligero dolor que causaba la presión—¿Te sientes mejor Sylvi?—sus ojos abiertos como platos brillaban con la esperanza de aprender algo nuevo de la medicina, pero realmente yo no me sentía diferente, así que no pude hacer más que encogerme de hombros.
—Pero…—entonces la pequeña pelirroja de piel blanca se abrió paso, con una expresión confundida sinceramente muy cómica.—si el té le va al estomago…¿Como le llega a la frente?—el niño de ojos raros, Ezra Maddox, hizo un ademán con la cabeza, y un poco de cabello salió de sus ojos.
—¿No le va por la sangre o algo así?—dijo dudoso frunciendo el ceño, la rubia entonces rodó los ojos dramáticamente con un suspiro.
—¡Claro que no tonto!—dijo entonces con fastidio—el té va en el golpe, no es para que se lo tome—al instante llevé por instinto la taza lejos de mis labios.
—¡Ay, bueno yo no se de medicina!—dijo Ezra con irritación hacía su hermana—tu eres la sabelotodo—Teresa Maddox rodó los ojos una vez más, mirando hacía arriba y de puntas a su hermano mayor, todas nosotras éramos considerablemente bajitas en aquel entonces, a pesar de que eso realmente nunca mejoró para mi y lo hizo a mediados para Teresa, Bianca McClay si creció para ser alta.
—Es lógica básica Ezra—dijo Teresa con la cabeza en alto, con aquella seriedad heredada de Jeremiah Maddox, su padre.
—Está bien…—dije por lo bajo, sintiendo el color subir a mis mejillas, no me gustaba la idea de que aquella discusión hubiese empezado de alguna u otra manera por mi—Igual no me duele mucho—pero ninguno de los dos me había prestado atención, siguieron con su discusión conforme el niño del mechón platinado rodó los ojos.
—Encontré a la Ravenclaw—bufó con una mueca exagerada hacía su hermana, quien se enfurenció notablemente casi al instante.
—¡Seré Gryffindor como mamá!—declaró con un saltó, colgandose del brazo de su hermano y frunciendo su ceño con tanta fuerza que me pregunté si le dolía, Ezra la balanceo de lado a lado tratando de lograr que se soltara.
—Claro que no cabeza de miel—dijo infinitamente convencido, levantando la cabeza con alguna especie de orgullo (y ojo, lo que vino después fue algo con lo que hasta el pesente le estaría molestando)—Yo seré Gryffindor como mamá—claro que en aquel entonces yo no entendía cual era todo el escándalo que la gente se traía con las casa de Hogwarts, para mí eran simplemente el lugar donde ibas a dormir, pero mi yo de quince años se cubriría el rostro a esta suposición, la casa es algo que uno lleva con orgullo hasta el fin de los tiempos, pero incluso si Ezra resultó muy equivocado con respecto a donde terminaría, y yo de todas maneras me iba a aprovechar de ellas para reír un rato entendí el porque de sus palabras siempre, los Maddox admiraban a su madre, la tía Ingrid era de voluntad fuerte, una mujer trabajador y exigente, pero de corazón compasivo y dulce, era alguien para ser admirada.
Los colores seguían subiendo por mi mejilla conforme los Maddox seguían discutiendo, me iba a morir de vergüenza, cuando de repente sentí un jalón a mi mano.
—No te preocupes—bajé y me encontré con aquella niñita que estaba hace un rato con Teresa y mi hermana Korina, su cabello rojo adornado por una corona trenzada del mismo, sonrió entonces con pequeños y aperlados dientes blancos, era bajita, me llegaba a duras penas a la cadera—ellos pelean mucho no es tu culpa—y luego yo sonreí también, soltando un suspiro aliviado de que alguien hubiera visto que me sentía incomoda y apenada.
—Gracias…—susurré, pero quedé colgando cuando me di cuenta de que no conocía su nombre, y me sonrojé otra vez hasta la nariz, pero la vivaracha pelirrojita solo infló el pecho, llevando una de sus manos hacía allí.
—Bianca Filomena McClay Stone—dijo con una sonrisa brillante en su rostro, reí por lo bajo encogiéndome de hombros
—Vaya…Yo sólo me llamo Sylvana—dije timidamente, la verdad es que mi nombre era un lío para la gente cuando lo daba completo.
—¡Eso fue increíble!—una exclamación ajena nos hizo entonces voltearnos, y aparentemente también logró que los hermanos terminaran de discutir—¿Podemos hacerlo otra vez Travis, podemos, podemos?—divise entonces, no muy lejos de donde estábamos parados, a dos niños más, uno tiene el cabello rubio oscuro, sus ojos marrones abiertos de par en par con emoción, el otro es de cabellos castaños mantequilla, sus ojos azul oscuro brillan con una cierta diversión y lleva puesta una sonrisa auto suficiente y busca problemas.
—¡Absolutamente no!—la voz de Jim Maddox resonó con autoridad y le vi de espaldas, haciendo un ademán de ultimátum con las manos—¡San se acabó, ya les he dicho que no me gusta que vuelen por allí con esas escobas en invierno, pudieron haber hecho un daño peor y se pudieron haber hecho daño ustedes mismos!—observé con atención conforme por curiosidad los cuatro que quedábamos atrás nos acercamos a la escena, no se habían hecho ningún tipo de rasguño notable, pero la ropa si estaba manchada de aquello negro que se mezcla entre la nieve de cuando en vez.
—Jim, no seas tan exagerado como para culparlo en las escobas—inquirió la tia Ingrid con seriedad pero condescendencia.
—Si papá—habló en tono excusante aquel castaño—el golpe no ha dolido y además no hemos hecho daño a nadie— entonces la rubia Teresa me tomó de la muñeca y me arrastró hasta aquellos niños.
—¡Casi que noquean a Sylvana!—divulgó con impotencia, como si el golpe se lo hubiesen dado a ella, yo apreté los labios.
—De verdad no es nada…—susurré y entonces sentí las manos de mi padre en mis hombros.
—Mi niña es bastante fuerte—yo miré hacía arriba, y le di mi mejor sonrisa a mis padres, tratando de ocultar que estaba mareada, el hombre castaño, el padre de los niños me miró en son de disculpa.
—De eso no tenemos duda—dijo con simpatía—sin embargo, eso no quita el hecho de que ustedes dos—lanzó una mirada severa hacía sus hijos—deban ser caballeros y disculparse—ambos niños se miraron, y el más alto hizo una mueca.
—Peeero papá no hicimos nada malo—la morena Ingrid había abierto sus ojos verdes como platos, en advertencia.
—Una disculpa, ahora —dijo en un tono calmado pero que goteaba señales rojas, entonces aquel rubio de ojos oscuros había dado unos pasos hacía adelante y lanzado sus brazos a mi alrededor.
—Perdona, Sylvi— Terry era de la misma edad de la mayoria, pero igual que Bianca aparentaba menos edad, y aquellos eran los dulces dulces tiempos donde yo era la niña más alta del grupo—ha sido un accidente— hubo entonces un colectivo “aww” por los adultos a nuestro alrededor.
—Ahora tu, Travis—la voz condescendiente de Ingrid, en la cual era tan experta, no combinaba para nada con su mirada significativa hacía el castaño, que caminó hacía ella e hizo un ademán de que se acercara
—Me haces abrazarla y vomitaré mamá—le escuché susurrar a su oido, aunque no estoy segura si alguien más le oyó, tía Ingrid estrechó los ojos y susurró de vuelta.
—Ella es una invitada en esta casa Travis Maximillian Maddox Hill—vi como se puso ligeramente rígido, después de todo el nombre completo siempre era un terror para cualquiera—también es mi ahijada y no voy a tolerar ese tipo de trato, nadie te esta pediendo que abraces a nadie, pero si te vas a disculpar—yo apreté los labios cuando por fin Travis se volvió a mi, con un obvio ceño fruncido en su rostro.
—Lo lamento Sylvana— dijo de mala gana, de cualquier manera mi madre me había enseñado que las niñas siempre eran educadas, asi que me limité a asentir.
—No pasa nada—dije a pesar de mi misma, entonces vi como Ingrid sonrió y mi madre junto las palmas.
—Todo arreglado entonces—dijo con una sonrisa pequeña—aquí no ha pasado nada—entonces Jeremiah Maddox se abrió paso, fijando la mirada en sus hijos.
—Y nada de escoba hasta que yo lo diga de nuevo ¿de acuerdo?—entonces fue Terry Maddox quien miró con ojos de cordero a su madre, como pidiéndole que le sacara de esta, sin embargo la tía Ingrid solo negó con la cabeza.
—Ya escucharon a su padre, recojan la escoba y todos a jugar a otra cosa, venga—los adultos entonces se alejaron de la escena, charlando de lo que sea que les había mantenido entretenidos toda la tarde, y aquel castaño bufó.
—Lamento que no te hubieras quitado cuando tenias que hacerlo, ahora nos quedamos sin jugar—gruñó por lo bajo en mi dirección, yo fruncí el ceño cruzándome de brazos.
—No es mi culpa que tu no sepas volar—le gruñí de vuelta, y el rodó los ojos.
—Si no estuvieras tan perdida todo el tiempo yo no te hubiera dado—antes de darme chance de responder con algún comentario lengua rápida, el grosero castaño me dio la espalda.
—Travis… se atoró—noté entonces a Terry, que miraba sin poder hacer nada en dirección a un árbol, tuve que entrecerrar los ojos una vez más por el sol, y divisé la pequeña escoba de madera, atorada entre las ramas, Travis una vez más bufó.
—Deja Terry, yo la bajo—dijo, y avanzó hasta el árbol, el pequeño rubio pasó a mi lado, y vi como Ezra se abría enseguida paso hacía donde estaba su hermano.
—Yo te ayudo—declaró, formando una escalera con sus manos para que el castaño se subiera y mientras que Travis se removía incomodamente tratando de encontrar equilibrio en las palmas de Ezra, se me ocurrió una idea.
—Dejen que yo lo haga—dije por encima de sus quejidos, entonces cuando Ezra se volvió a mi, Travis tuvo que agarrarse de aquel tronco para no caer.
—Pero si somos mas altos que tu…—inquirió frunciendo el ceño en mi dirección, mientras que Ezra me miraba en un tono de disculpa.
—Lo que el quiere decir—comenzó aclarándose la garganta—es que no pasa nada, no es la primera vez que lo hacemos—una pequeña risa escapó mis labios, para ese momento ya estaba consciente de que planeaba una malicia, pero intenté que no traspasara a mi voz.
—Se que son más altos que yo—dije dándole una mirada significativa al castaño, luego sonriendo—Pero yo soy más pequeña, así que soy más ágil, la bajaré más rápido— sentí entonces el agarre de la rubia Maddox en mi hombro.
—Pero tienes una contusión en la cabeza…—dijo con preocupación—puedes quedar inconsciente si te caes—le di entonces una mirada significativa, esperando que entendiera algo, ella enarcó una ceja hacía mi.
—No seré yo lo que caiga lo prometo—dije sin ningun tipo de malicia aparente, y vi como el castaño sonreía burlón, entonces supe que lo tenía en el bolsillo.
—Si ella cree que puede que lo haga—declaró cruzándose de brazos—yo quiero verla—mi ceño se frunció, ya le enseñaría.
—Déjala quieta Travis—dijo entonces el niño de mechón plateado rodando los ojos hacía su hermano, que había arrugado la nariz.
—Me castigaron por su culpa—fanfarroneó—Lo menos que puede hacer es buscar la escoba si ella misma quiere hacerlo —tuve que resistirme a no hacer una mueca, y en vez sonreí.
—Lo haré—dije buscando reflejar encanto—sin rencores—el castaño hizo entonces un gesto burlón, quitándose del camino, yo me aclaré la garganta dirigiéndome al árbol, tomo un respiro hondo y doy un salto abrazándome piernas y brazos del árbol, quedando guindada a mitad, oí risas por lo bajo, y estuve segura de que le pertenecían a Travis, rodé los ojos, haber cuanto seguía…arañaba con dificultad al tronco tratando de tomar una de las ramas, cuando sentí como alguien me tomaba del tobillo y me dejaba apoyar la planta para impulsarme hacía arriba, por encima de mi hombro vi a mi hermana Korina.
—Nu strica rochia , mama nu va place— (no estropees el vestido, a mamá no le va a gustar) asentí en dirección a mi hermana antes de volver la vista a las ramas, ahora podía ver la escoba, estiré los dedos tratando de jalarla de donde estaba, pero los flequillos estaban demasiado enredados, solté un quejido empujándome hacía arriba para balancearme sentada en la rama más gruesa.
—Sigur nu ai nevoie de ajutor?— ( seguro no necesitas ayuda?) sonó la voz de mi hermano Mihai, que había estado callado hasta entonces, yo solo pude negar con la cabeza, mientras que estiraba el cuerpo por fin logrando tomar la escoba.
—Am înțeles!—fue mi primer canto de victoria, pero terminé mordiendome la lengua cuando recordé que solo yo y mis hermanos hablabamos Rumano, suspiré, de verdad, de verdad, de verdad, quería irme a casa—¡La tengo!—corregí mirando entre ojos entrecerrados hacía abajo, divisé a los dos hermanos al pie del árbol, uno de ellos con un puchero fastidiado y el otro con una sonrisa pequeña que me hizo sonreír de vuelta—¡Voy a soltarla, bajar será más fácil!— todos los que me esperaban abajo se hicieron hacía atrás con cautela esperando que yo soltara la escoba en el centro, pero apreté los labios y terminé por dejarla caer a un costado, donde se escuchó un inmediato golpe.
—¡Me golpeó!—llevé una mano a cubrirme los labios un momento antes de deslizarme con un poco de dificultad para bajar del árbol, siempre sufrí de vértigo así que mis ojos estuvieron cerrados hasta que llegué al suelo y un agarré en mi muñeca me ayudo otra vez a estabilizarme.
—¿Le di demasiado duro?—pregunté por lo bajo abriendo un ojo, aquel niño de mechón plateado me regaló una sonrisa de lado con un aire juguetón.
—No… aquí entre nos, se lo merecía—me dijo en un susurro, y yo sonreí de vuelta, hasta que escuché otra voz detrás de mi…
—¡Lo has hecho a proposito!— me volví para ver a aquel gruñón castaño con la nariz fruncida, y me sentí culpable, pero secretamente orgullosa.
—Si es que tu no te has quitado del camino…—apreté los labios para evitarme sonreír—yo lo dije, si te concentraras más sabrías…No es como si hubiese sido a propósito—le di un par de ojitos inocentes, era una mala manía de cuando estaba mintiendo, le escuché quejarse, pero no supe que dijo porque ya me había dado la vuelta.
—¿Te sientes mejor?—preguntó la pequeña pelirroja que se encontraba una vez más en frente de mi una vez más, yo asentí, todavía con los labios apretados.
—Se te hinchó la cabeza—escuché de repente, haciendo que me volviera con las manos a ambos lados del craneo para encontrarme con Teresa Maddox.
—¿Como dices?—pregunté en un susurro estrangulado, ella separó los labios y suspiró.
—El moretón, se te hincho en el moretón— corrigió, y yo solté la bocanada de aire con alivio, moviendo la cabeza hacía el frente.
—¿Podemos darle algo? Pobrecita—dijo la pelirroja el rostro de Teresa se tornó pensativo.
—Yo creo que si…—y ambas se volvieron a mi —¿te duele mucho?—yo simplemente me encogí de hombros sin saber que decir.
—Bueno…Un poco— fue todo lo que necesitaba oír aparentemente, porque me tomó de la muñeca y me arrastro hasta el pórtico, con Bianca McClay detrás de nosotros.
—¿Y a dooonde van ustedes, no estarán husmeando en conversaciones adultas verdad?— de repente Teresa paró en seco, entonces estábamos arriba de las escaleras, apuntando a ir a la puerta, pero una figura alta y de piel morena se había interpuesto en nuestro camino, la tía Ingrid nos miraba con un par de grandes ojos curiosos.
—Buscaban algo para mi cabeza…Perdona tía—murmuré por lo bajo, sintiendo el color subir a mis mejillas con vergüenza, la primera cosa que mamá nos dijo a mi y a mis hermanos en el tren camino a Londres fue que no diéramos lata, que no íbamos a ser más que huéspedes silenciosos en casa de la tía Ingrid, sin embargo los días ya se volvían semanas para aquel entonces e íbamos a los meses, poco a poco era más difícil ser invisible.
—Ya veo…— le vi doblarse a mi altura, un pequeño arrugue apareció en su frente y sus labios carmesí se fruncieron en un puchero parecido al de su hijo, aunque este no contenía ningún tipo de molestia, sino concentración—¿Te duele mucho?—preguntó y sentí como se me levantaba del pecho la culpa, gracias a Merlin no estaba molesta.
—N-no es la gran cosa la verdad—susurré nerviosamente, metiendo ambos pies hacía adentro, ambas puntas de mis zapatos se tocaron y tuve que balancearme en lugar.
—¡Si es!—dijo entonces la pelirroja Bianca jalándome hacía abajo y apartando con la otra mano un poco de cabello que me caía por sobre el hematoma—¡hizo puff el chichote!— la mujer de cabellos negros como el carbón sonrió entonces al comentario de la pelirroja, y vi la sonrisa de Ezra.
—Uff, pues ya veo que esta inchado—dijo como si fuera valido de un diagnostico profesional de su trabajo, entonces sus ojos verdes fueron hacía Teresa—Y digame señorita medimaga ¿que pensaba emplear para bajar el hematoma?— dijo y noté la diversión en su voz, pero ella siempre te miraba como si te tomara enserio, ella nunca te hacía sentir invalida, por eso iba a ser tan extrañada, ella fue la primera Gryffindor que yo conocí por eso nunca pude sucumbir a los esteriotipos que los Slytherin solían poner en Gryffindor, porque la conocí a ella, y de alguna u otra manera, ella fue parte de mi familia.
—Bueno….—la rubia parecía estar sudando la gota gorda, había acomodado el cintillo en su cabeza —Yo pensaba..En agua fría, Ma—dijo por lo bajo, subiendo los ojos ligeramente esperando la respuesta de su madre, que examinó mi frente con la mirada una vez más y guiñó el ojo con aprobación.
—Suena bien para mi—entonces se apartó del camino, con eso en unos días la herida caput—hizo un ademán con las manos que causó que todas riéramos —habrá que cuidar ahora que Travis no se ponga gamberro y no nos tumbe a la pobre Sylvi otra vez—me desordenó el cabello con cariño conforme yo pasaba por la puerta dentro de la casa, yo sonreí agradecida.
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
Dentro, el suelo es enteramente de madera, incluso las escaleras que conducen hacía las habitaciones, Teresa me tiene de una mano con una sonrisa satisfecha a la aprobación que acababa de darle su madre y Bianca me tiene de la otra, esquivando una pared nos adentramos a la cocina y la pelirroja me dice amablemente que me siente, a pesar de que yo no la había visto más allá de aquel día parecía conocer la casa como si fuese de ella, vi como entre ambas buscaban alrededor de la cocina deferentes cosas, un tazón considerablemente grande, una jarra, unas cuantas hojas de un color extraño que Teresa sacó de un frasco y un trapo de tela de color blanco.
—Va a estar un poco frío….—me dijo entonces mientras que mezclaba en aquel tazón agua que vertió de la jarra y hojas utilizando el trapo de tela como instrumento, la pelirroja a su lado la empujaba, diciéndole que la dejara ayudar, hasta que la dejó escurrir la tela—deja que el resto lo hago yo—dijo tomando de sus manos aquel trapo blanco y acercándose a donde yo estaba para tomar asiento en una de las sillas de la encimera.
—Aw, ¿porque tu?— preguntó Bianca con desanimo, Teresa le dio dos palmaditas en la cabeza.
—Porque yo soy la medimaga, Piccola—Bianca hizo un puchero, como si le fuera familiar que la llamaran así, yo giré la cabeza hacía un lado, que sobrenombre tan extraño. Luego Teresa colocó aquella tela sobre la piel de mi frente, haciéndome dar un brinco por lo frío—quieta—me dijo—te vas a hacer más daño—mi mirada se perdió entonces en la ventana, ya comenzaba a hacerse más tarde y el vago sol de las cuatro comenzaba a dar paso a las nubes del invierno, suspiré.
—Si tengo suerte me da varicela y vuelvo a casa…—susurré por lo bajo sintiéndome triste otra vez, más para mi que para me oyeran.
—Bueno, puedes ir cuando los adultos terminen de hablar—dijo inocentemente Bianca —no se porque siempre tardan tanto, pero esta bien si quieres le pedimos a mi tía que te lleve— le miré con labios apretados.
—Es que…No puedo—dije mirando hacía abajo, Teresa me jaló de la barbilla de nuevo arriba, luego vi como su ceño se fruncía ligeramente.
—¿No te gusta aqui? ¿Es por nosotros?—preguntó y parecía bastante triste, de repente me sentí culpable de haberla ofendido, negué con la cabeza.
—No, no, no—dije apresuradamente, bajando la mirada luego—no es…Extraño a mis amigos—la pelirroja apoyó la barbilla en sus manos, dándome ojos de cordero.
—¿No pueden venir aquí?—preguntó, y yo negué con la cabeza, Teresa fulminándome de nuevo con la mirada para que me quedara quieta.
—No…Están demasiado lejos como para venir a Londres—los ojos azules de la rubia Maddox me miraron condescendencia.
—Pero siempre puedes ir a visitar ¿verdad? A mamá le dan vacaciones en San mungo, seguro a la tuya se las dan también cuando pase un tiempo—dijo mientras que me indicaba que sostuviera la tela a mi frente, y aunque yo lo hice de la manera más inapropiada posible, donde la Teresa de algunos años en el futuro me hubiese reñido a Rumania y de vuelta, la niñita de siete años no dijo nada.
—Yo quiero…—dije con una melancolía que no debería ser propia de alguien de mi edad, pero ya para entonces tenía que extrañar—pero papá dijo que no podemos regresar…—Teresa echó la cabeza a un lado.
—¿Y porque no?—apreté los labios en una linea, dejando a un lado el trapo de tela blanca cuando ya me dolía el brazo.
—No lo se..Nunca me lo dijeron—miré de nuevo fuera de la ventana, que daba vista a aquel árbol donde chocaron los hermanos hace pocos minutos—pero ahora no voy a volver a ver a nadie de nuevo, mi vieja escuela, mi casa, mi cuarto, ni rosas caninas…Ni a algunas personas y así….—me encogí de hombros.
—Eso no importa—entonces sentí como una mano se posaba sobre la mía, y mis ojos encontraron a la pecosa pelirroja—no tienes que estar sola, nosotras vamos a ser tus amigas—y una tercera se unió con otro impacto de su mano sobre las nuestra.
—Ella tiene razón, hasta si nos sortean en casas diferentes cuando entremos al colegio—dijo la rubia dándonos a ambas un apretón, y de nuevo me pregunté en silencio porque los Maddox se tomaban las casas tan enserio.
—Pero…Una cosa—Teresa y yo nos volvimos a Bianca—Si no eres de Londres…¿de donde eres? Tu idioma es muy raro—solté una risa por lo bajo.
—Vino de Rumania—explicó Teresa—eso esta muy lejos de aquí—la pelirroja sonrió a base de dientes de leche.
—¡Oh! Eso suena como Roma…Pero como con una “u” y un “ia”—su sonrisa se mezcló con una expresión simpática y comprensiva—Se como te sientes, mi hermano Angelo y yo no somos de aquí tampoco—levanté la mirada, observándola entonces con curiosidad.
—¿Hermano? Pues no le vi…—dije avergonzada en una voz fina.
—¡Pues claaro!—la voz de Bianca fue cantarina y sus ojos azules se vieron más grandes que nunca—es que no está, se ha ido con mi tía—solté un suspiro de alivio, era muy mala recordando los rostros de la gente.
—¿Entonces no lo he visto antes?—pregunté por asegurar, y ella negó con la cabeza y su cortina de cabello rojo le golpeó ambas mejillas.
—No lo creo—dijo y luego formó dos círculos con sus dedos alrededor de los ojos—usa grandes, grandes lentes como un abuelo—rió—no es difícil verlo—me incliné hacía delante, apoyando el codo en la encimera.
—¿y de donde son?—pregunté, y como de un corrientazo Bianca se puso más derecha, con una expresión orgullosa.
—Siamo dalla splendida Italia, estamos vistando a mi tia Melena —apoyaba entonces una mano en su pecho luego sonrió—peero nos vamos a mudar aquí—dijo con emoción.
—¿Y no extrañas Italia?—pregunté dudosa, viendo en ella la misma sonrisa que tenían mis hermanos, no entendía como ellos no extrañaban Rumania pero quizá era yo la que no debería de hacerlo en vez de al revés.
—Bueno…—se quedó pensativa un momento, antes de soltar un largo suspiro—a veces extraño la Pizza, es que… Los ingleses no saben hacer pizza—apreté los labios observando a Bianca con su dulce sonrisa de dientes de leche, y su actitud de saltamontes, estaba claro que para ella era y seguiría siendo más fácil hacer amigos que para mi.
Una tercera voz se escuchó desde la dirección del pórtico, y la pelirroja nos tomó instantáneamente a ambas rubias de la mano para arrastrarnos a través de la puerta y hacía allí.
—¡Zia, Zia!—exclamaba conforme nos encontrábamos frente a una persona nueva: Una mujer de piel blanca y contextura alta —que hasta el momento estuvo hablando con la tía Ingrid se había vuelto y de repente , nos miraba hacía abajo con grandes pero desgastados ojos azules como el mar, su cabello rubio iba atado en una coleta alta y sus labios finos no tardaron en curvarse en una pequeña sonrisa, que —pensé yo en ese momento— hizo contraste con su hinchada mirada
—Guarda Zia, ella es mi amiga nueva—Bianca me dió un jalón y quede delante de Teresa. Ella entonces se puso de cuclillas, tirando tras sus orejas un mechón que se salía de su moño y dandole a su sobrina una mirada divertida.
—Ebbene, credo che non dovrei preoccuparmi perché non hai diveritido— (bueno entonces, supongo que no debo preocuparme porque no te hayas diveritido) Bianca negó con la cabeza.
—Ho avuto un sacco un sacco un sacco di divertimento— (me divertí mucho, mucho, muchisimo)la benevola sonrisa de la mujer persistía, luego me miró, con dulzura en los ojos asintió en mi dirección.
—¿Y la señorita tiene un nombre?—preguntó entonces, tenía una de esas voces que acariciaban las palabras, pero se veía distorsionada por un arrastre en su garganta, como cuando uno llora, o tiene gripe.
—S-Sylvana —dije tímidamente, y ella extendió una mano para que yo la estrechara.
—Regina Thropp—dijo con otro movimiento de cabeza.
—¿Ya nos vamos zia?—Bianca entonces la dejo ver sus ojos de corderos—Non possiamo giocare un po 'di più?—(¿no podemos jugar un poco más?) la mujer rubia se pasó entonces los nudillos por los ojos y su cansancio tanto como lo hinchados que estaban se hizo más aparente aún.
—De hecho…—dijo en una voz dulzona pero cansada mirando a su sobrina, las manos reposando tentativamente sobre sus rodillas—esperaba poder hablar con la tia Ingrid un rato, asi que no habrá problema—Regina Thropp cruzó miradas con la mujer morena que era mi tia, y ambas asintieron.
—Zia , posso cercare di Ezra ora?—otra figura un poco más alta que yo emergió entonces, al parecer de detras de las piernas de Ingrid, un niñito más o menos de la misma edad que teníamos nosotros, desordenados cabellos castaños y un par de lentes de borde oscuro, sus manos entrelazadas tras su espalda.
Recuerdo haberme sobresaltado, mirándole extrañada por no haber notado su presencia antes, su tía había volteado a verle con severidad.
—¿Que se dice Angelo?—el niño volvió la mirada, al parecer un poco avergonzado y vi un ligero rubor colarse por sus mejillas morenas.
—Boungiorno señora Ingrid—dijo volviéndose a los ojos verdes de la madre de los Maddox, y ella soltó una risita llevándose una mano al pecho.
—Bueno, ya se que ya no soy señorita—le dijo, y luego le guiñó el ojo—pero malcríame y no me llames señora ¿va?—la boca de Angelo se levanto en una sonrisa discreta y asintió.
—Perdónala campeón—escuché entonces la voz de mi padre, que apoyó una mano en hombro de la tía—siempre tuvo el complejo de no aceptar que se está volviendo vieja—me tomó entonces por sorpresa como con una brillante sonrisa cariñosa aquella mujer extraña se acercó a mis padres.
—¡Mihai, Amalia!—y lanzó los brazos alrededor de ambos mis padres—¡cuanto tiempo sin verlos! ¿esta es una de las suyas? Pero que grande…—volteé la cabeza con confusión.
—Bueno, algunos nos lo llevamos mejor que otros..—murmuró mi madre con un suave humor, era demasiado una dama como para darse mucho al sarcasmo, la mujer desconocida, Regina, hizo el esfuerzo de darle una sonrisa pequeña.
—Se me olvidaba el ego de las Rumanas…—mi madre suspiró contenta y mi padre puso un brazo a su alrededor, quien quiera que fuera esta persona parecía conocer muy bien a mis padres.
—¿Que tal las cosas Gina?—entonces la mujer se tensó, sus ojos se cerraron y se obligó a respirar antes de volverse a nosotros, Teresa, Angelo y Bianca y yo, que hasta ahora hasta ahora habíamos estado parados en posición, incomodos esperando que nos dijeran que teníamos permiso de movernos.
—¿Que tal si ustedes van a jugar un rato?—y todos asentimos, mas que contentos de tener la oportunidad de salir de ahí.
—¡Angel!—escuché entonces, y todos nos volvimos al jardín, donde Ezra Travis y Terry Maddox corrían en nuestra dirección—¿mamá porque no me dijiste que Ángel estaba?—aquel niño de cabello azabache y mechones plateados recibió al moreno con demasiado entusiasmo y el rubio y el castaño saludaron alegremente.
—Acabo de llegar—comentó alegremente—¿podemos jugar con la escoba?—el padre de los Maddox entonces carraspeo severamente.
—Me temo que la escoba no es una opción por ahora—declaró, y su esposa volvió a mirarle con una ceja enarcada.
—Si tu quieres enseñarles a los muchachos a boxear, entonces no veo que haya nada de malo con que monten la escoba, Jim— dijo con una mirada persuasiva.
—¡No es justo entonces! Nosotras también queremos jugar con ella!—reclamó Teresa.
—¿Puedo montarme yo también?—preguntó con emoción la diminuta Bianca, y entonces se escuchó un:
—No, claro que no— volteé a ver al niñito moreno, que llevaba los brazos cruzados, la expresión de la pelirroja se tornó en una mala cara, dirigida a su hermano.
—¡Aw! ¿por qué no? ¡yo quiero!—pidió, aparentemente estaba determinada a hacer de sus ojos de cordero los protagonistas de la tarde.
—Porque eres demasiado Piccola, te vas a caer—dijo aquello seriamente, con los años si aprendí que Bianca tenía razón en decir que Angel era un viejo prematuro.
—ma non è giusto , non hai mai mi lasci fare qualcosa di divertente!—(¡pero no es justo, nunca me dejas hacer nada divertido!)— inoltre , ho chiesto la zia—(además, se lo pregunté a la tía) la mujer suspiró, con una mirada condescendiente.
—Aqui yo no soy la adulta de los permisos—dijo—si Jim lo dice que si, entonces yo les doy permiso, sino, entonces ya no queda de mi parte—Bianca junto con los Maddox procedieron a rogarle al tío Jim, pero el terminó por negar con la cabeza.
—Nada de escobas para nadie más hoy—declaró, ganándose un par de ojos de juez por parte su esposa, los que contra atacó con una especie de mirada juguetona—las clases de vuelo empiezan a los 11 con clases de boxeo—hubo un quejido colectivo por parte de los niños.
—¡Pero papá yo quiero aprender ya!—farfulló el castaño lanzando puños al aire—¡y así tumbar a todos estos debiluchos!—entonces Ezra dio un paso hacía delante, con un trastabille a su hermano que seguía lanzando puños aquí y allá, yo me eché para adelante por instinto, evitando que se cayera.
—Yo no soy debilucho—dijo con la cabeza arriba, pero entonces el castaño miraba a un punto en mi mano.
—¿Que?—preguntó, y entonces me di cuenta de que todavía lo tenia sostenido del brazo cuando ya agarró equilibrio, le solté pero rodé los ojos, le estaba ayudando y era grosero.
—Nada, perdona—dije de mala gana, “siempre se educada, sobre todo en casa ajena” decía mi madre, pero ¿como era una educada con este bobo?
—Si, si, yo tampoco—se defendió también el moreno, Ezra chasqueo la lengua.
—No, tu si eres—dijo en un tono socarrón, causando que Angelo McClay bufara, al parecer irritado.
—Que no soy—declaró con decisión, que iba fruncido un poco causando que los lentes se fuesen de lado, el alzó la mano para acomodárselos.
—Ay, bueno ya—se escuchó entonces la voz de Bianca—¿que tal si jugamos a las escondidas?—muy sorpresivamente a todos les gustó la idea, incluso a mi, sobre todo porque quería una excusa para conocer la casa, llevábamos aquí semanas, pero como no me gustaba molestar me limitaba del pasillo de las habitaciones a la cocina.
—¡Yo cuento!—exclamó Terry contento, y enseguida todos se apuraron a entrar como si fuera aquella su casa…Fue entonces cuando me sentí intimidada, todos parecían conocerse de tanto tiempo…
—Sylvi, ¿Por qué no entras a jugar? Los mayores tenemos que hablar—entonces sentí la voz de mi padre, que estaba acuclillado a mi altura cuando me volví a el.
—eu nu , vreau să deranjez pe nimeni tati— (no quiero molestar a nadie papi) le confesé a mi padre mi vergüenza con rubor en las mejillas y antes de que el pudiera responderme alguien había tomado mi mano a mis espaldas.
—¿No vienes?—la voz de Ezra me hizo volverme, el rubor se volvió todavia más aparente en mis mejillas.
—Yo…Eh…si, ya iba para allá—mentí timidamente, y el azabache de mechón plateado me dedico una sonrisa.
—Bueno, vamos, hay que apurarnos, ya Terry casi termina de contar—volteé a ver a mi padre que me miraba con una sonrisa y asentía con la cabeza.
—Anda y diviertete—me dijo suavemente, y sin que la sonrisa se desvaneciera de sus labios paso a mirarme con seriedad un momento—Pero nada de hablar rumano, te dije que quiero que practiques—yo asentí de vuelta.
—Si papá—entonces Ezra Maddox me jaló de las manos llevándome a través de la pared y dentro del salón, donde nos arrastro a una puerta no muy lejos de allí, que al parecer era el ducto de aire acondicionado.
—Puedes esconderte conmigo—dijo y yo sonreí agradecida—solo no empieces tarde la próxima ronda.
—Gracias Ezra—y el me sonrió entonces a mi, y yo sentí unas cosquillas en el pecho que me hicieron removerme
La voz de Terry resonó cerca de nosotros, y nos quedamos callados.
La lampara de luz iluminaba el cuarto de huéspedes en la casa de los Maddox, donde yo, y todos mis hermanos nos habíamos estado quedando, la lluvia resonaba fuera por la ventana, y el eco de los truenos tenía a Elvira cubierta con las sabanas hasta la nariz.
—¡Ja!—resonó la voz de mi hermano mayor, desde el baño mientras que se lavaba los dientes— miefosa—articuló las palabras con el cepillo en la boca, yo levanté la mirada del libro que trataba de leer. Estaba acostumbrada a la luz blanca de mi cuarto de vuelta en casa y me costaba leer con la luz opaca y amarilla de la lampara, por alguna razón solo el baño tenía luces blancas, de las que alumbraban mejor y acurrucarme a leer a a un costado del lavamanos se había vuelto algo normal, pero para eso tenía que esperar que todos mis hermanos se fueran a dormir.
—Mihai, ieși din baie— (Mihai, sal del baño) le reclamé desde la cama, pero no me hizo mucho caso y siguió con lo suyo, mi hermana Korina, que estaba sentada en la cama gemela opuesta a mi, dejó de peinar su largo cabello negro y volteó a verme.
—¿Que estas leyendo Sylvi?—preguntó con suavidad y yo solté un suspiro cerrando el libro para mostrarle la portada, que llevaba una bandera inglesa estampada en grande.
—¿Y eso que es? Parece muy ingles…—yo asentí concordando, la necesidad que tenían los ingleses de estampar su bandera en todas partes era tan misteriosa para mi como su obsesión por el té.
—Este o carte de istorie , am gândit că mă ajute să nu simt atât de pierdut…—(Es un libro de historia, se me ocurrió que tal vez me ayudaría a no sentirme tan perdida) le contesté al tiempo que se escuchaba el chasque del interruptor cuando Mihai apagaba la luz y se sentaba en la cama junto a Korina.
—Papá dijo que tienes que hablar ingles—me reclamó Mihai con un tonito socarrón, yo hice una mueca.
—Lo se…Es que me cuesta—murmuré arrastrando la lengua, el ingles me enredaba, sentí como las sabanas se removían debajo de mi, y volví la mirada a Elvira, que asomaba el rostro entre las sabanas.
—¿Creen que nos quedemos mucho tiempo?—preguntó por lo bajo, mirando con pavor a través de la ventana conforme otro trueno resonaba por el cuarto—Londres no me gusta, no llueve tanto en casa…—entonces me sobresalté esperanzada, y mis labios se extendieron en una sonrisa pequeña.
—¿Entonces si extrañan casa también?—mi hermano mayor fue el primero en darme una respuesta encogiéndose de hombros.
—Bueno, a veces—dijo con indiferencia —pero me gusta aquí, tenemos con quien jugar y ya papá no parece asustado de salir más allá de a la escuela—vi entonces como mi hermana del medio, Korina apretaba los labios, dejando el cepillo a un lado, sus ojos azules se veían serios y ni un solo mechón del espeso cabello negro le caía en algún sitio remotamente cercano al rostro, siempre me preguntaba como hacía eso.
—Tata siempre decía que era peligroso…—comenzó—yo si lo extraño…Pero no creo que vayamos a volver—fruncí el ceño, y un sentimiento de preocupación me lleno el pecho.
—¿Por qué?—pregunté, esperando que la respuesta de Korina no fuera tan mala, ella suspiró, echando su melena negra a un lado.
—Escuche a tata y mama hablando con los tíos hoy en la tarde…—me hice para adelante con interés al igual que el resto de mis hermanos. —No he entendido muy bien—de repente ella hablaba más bajo, como tratando de guardar un secreto—algo sobre el tío Daryus y como por ahora no podíamos regresar…Algo sobre como no era seguro—entonces se escuchó el roce de las sabanas, conforme mi hermana Elvira se enderezaba en sitio.
—¿Nunca se han preguntado porque no conocemos al tío Daryus?—aportó aquello a la conversación con el ceño fruncido y una mirada de seria duda, solo para encogerse de vuelta entre las sabanas con el siguiente trueno.
—Pues claro—dijo mi hermano con una mueca hacía Elvira y un cierto arrastre de palabras—ni al tio ni a los abuelos ni a nadie de la familia…—Korina soltó un suspiro alargado encogiéndose de hombros.
—No se…—murmuró—pero ya hasta estaban hablando de mandarnos a Hogwarts—a las palabras de Korina Elvira dio un respingo, deshaciéndose de la sabana una vez por todas.
—¿El colegio de magia a donde van a ir los ingleses?—sentí una pincha de pánico y terminé por jugar nerviosamente con las sabanas, tuve una urgencia por ir a mis padres y forzarles a llevarme a casa.
—No hablas en serio…—susurré horrorizada.
—Papá y la tia Ingrid igual estudiaron allí, así que tiene sentido—inquirió Mihai de repente con la mirada perdida.
—Pero Teresa dice que a ese colegio no se entra hasta los once…—insistí, esperando poder mover la nariz como la bruja de ese show muggle que veía Teresa y que todo esto no fuera enserio.
—Bueno..Parece que esta va a ser nuestra casa ahora—dijo Mihai con un deje de ironía, pero de su voz colgó algo de inseguridad, aunque ninguno de nosotros iba a decirlo en voz alta, todos estábamos asustados por esta idea.
—¡Pero eso no puede ser!—me queje—yo no quiero quedarme—mi hermano soltó un bufido y se introdujo en las sabanas al igual que Korina.
—Pues vas a tener que aprender—me dijo con una mirada seria—no creo que haya nada que podamos hacer…—torcí la boca en un puchero, y fruncí el ceño, no recuerdo porque sentí tanta impotencia en ese entonces, pero mis ojos se llenaban de lagrimas, y lanzaba miradas acusadoras a mi hermano como si el tuviera la culpa de aquello.
—Korina, dile que deje de hacer bromas pesadas, no es divertido—chillé y vi como si hermana suspiraba, para salir de la cama y acercarse a donde yo me encontraba.
—Taci acum—(Hush, ahora) entonces limpió mis lagrimas con cierta severidad—si no podemos volver no podemos volver, llorando no vas a resolver nada Sylvi—luego me cubre con las sabanas y vuelve a su lugar.
—Será mejor que duermas…—susurró entonces en mi oído mi hermana Elvira, pero aquella noche, cuando la lampara se apagó, a pesar de sentir el calor de mi hermana a mi lado que me tranquilizaba de la oscuridad, no logré dormir.
—Va a estar un poco frío….—me dijo entonces mientras que mezclaba en aquel tazón agua que vertió de la jarra y hojas utilizando el trapo de tela como instrumento, la pelirroja a su lado la empujaba, diciéndole que la dejara ayudar, hasta que la dejó escurrir la tela—deja que el resto lo hago yo—dijo tomando de sus manos aquel trapo blanco y acercándose a donde yo estaba para tomar asiento en una de las sillas de la encimera.
—Aw, ¿porque tu?— preguntó Bianca con desanimo, Teresa le dio dos palmaditas en la cabeza.
—Porque yo soy la medimaga, Piccola—Bianca hizo un puchero, como si le fuera familiar que la llamaran así, yo giré la cabeza hacía un lado, que sobrenombre tan extraño. Luego Teresa colocó aquella tela sobre la piel de mi frente, haciéndome dar un brinco por lo frío—quieta—me dijo—te vas a hacer más daño—mi mirada se perdió entonces en la ventana, ya comenzaba a hacerse más tarde y el vago sol de las cuatro comenzaba a dar paso a las nubes del invierno, suspiré.
—Si tengo suerte me da varicela y vuelvo a casa…—susurré por lo bajo sintiéndome triste otra vez, más para mi que para me oyeran.
—Bueno, puedes ir cuando los adultos terminen de hablar—dijo inocentemente Bianca —no se porque siempre tardan tanto, pero esta bien si quieres le pedimos a mi tía que te lleve— le miré con labios apretados.
—Es que…No puedo—dije mirando hacía abajo, Teresa me jaló de la barbilla de nuevo arriba, luego vi como su ceño se fruncía ligeramente.
—¿No te gusta aqui? ¿Es por nosotros?—preguntó y parecía bastante triste, de repente me sentí culpable de haberla ofendido, negué con la cabeza.
—No, no, no—dije apresuradamente, bajando la mirada luego—no es…Extraño a mis amigos—la pelirroja apoyó la barbilla en sus manos, dándome ojos de cordero.
—¿No pueden venir aquí?—preguntó, y yo negué con la cabeza, Teresa fulminándome de nuevo con la mirada para que me quedara quieta.
—No…Están demasiado lejos como para venir a Londres—los ojos azules de la rubia Maddox me miraron condescendencia.
—Pero siempre puedes ir a visitar ¿verdad? A mamá le dan vacaciones en San mungo, seguro a la tuya se las dan también cuando pase un tiempo—dijo mientras que me indicaba que sostuviera la tela a mi frente, y aunque yo lo hice de la manera más inapropiada posible, donde la Teresa de algunos años en el futuro me hubiese reñido a Rumania y de vuelta, la niñita de siete años no dijo nada.
—Yo quiero…—dije con una melancolía que no debería ser propia de alguien de mi edad, pero ya para entonces tenía que extrañar—pero papá dijo que no podemos regresar…—Teresa echó la cabeza a un lado.
—¿Y porque no?—apreté los labios en una linea, dejando a un lado el trapo de tela blanca cuando ya me dolía el brazo.
—No lo se..Nunca me lo dijeron—miré de nuevo fuera de la ventana, que daba vista a aquel árbol donde chocaron los hermanos hace pocos minutos—pero ahora no voy a volver a ver a nadie de nuevo, mi vieja escuela, mi casa, mi cuarto, ni rosas caninas…Ni a algunas personas y así….—me encogí de hombros.
—Eso no importa—entonces sentí como una mano se posaba sobre la mía, y mis ojos encontraron a la pecosa pelirroja—no tienes que estar sola, nosotras vamos a ser tus amigas—y una tercera se unió con otro impacto de su mano sobre las nuestra.
—Ella tiene razón, hasta si nos sortean en casas diferentes cuando entremos al colegio—dijo la rubia dándonos a ambas un apretón, y de nuevo me pregunté en silencio porque los Maddox se tomaban las casas tan enserio.
—Pero…Una cosa—Teresa y yo nos volvimos a Bianca—Si no eres de Londres…¿de donde eres? Tu idioma es muy raro—solté una risa por lo bajo.
—Vino de Rumania—explicó Teresa—eso esta muy lejos de aquí—la pelirroja sonrió a base de dientes de leche.
—¡Oh! Eso suena como Roma…Pero como con una “u” y un “ia”—su sonrisa se mezcló con una expresión simpática y comprensiva—Se como te sientes, mi hermano Angelo y yo no somos de aquí tampoco—levanté la mirada, observándola entonces con curiosidad.
—¿Hermano? Pues no le vi…—dije avergonzada en una voz fina.
—¡Pues claaro!—la voz de Bianca fue cantarina y sus ojos azules se vieron más grandes que nunca—es que no está, se ha ido con mi tía—solté un suspiro de alivio, era muy mala recordando los rostros de la gente.
—¿Entonces no lo he visto antes?—pregunté por asegurar, y ella negó con la cabeza y su cortina de cabello rojo le golpeó ambas mejillas.
—No lo creo—dijo y luego formó dos círculos con sus dedos alrededor de los ojos—usa grandes, grandes lentes como un abuelo—rió—no es difícil verlo—me incliné hacía delante, apoyando el codo en la encimera.
—¿y de donde son?—pregunté, y como de un corrientazo Bianca se puso más derecha, con una expresión orgullosa.
—Siamo dalla splendida Italia, estamos vistando a mi tia Melena —apoyaba entonces una mano en su pecho luego sonrió—peero nos vamos a mudar aquí—dijo con emoción.
—¿Y no extrañas Italia?—pregunté dudosa, viendo en ella la misma sonrisa que tenían mis hermanos, no entendía como ellos no extrañaban Rumania pero quizá era yo la que no debería de hacerlo en vez de al revés.
—Bueno…—se quedó pensativa un momento, antes de soltar un largo suspiro—a veces extraño la Pizza, es que… Los ingleses no saben hacer pizza—apreté los labios observando a Bianca con su dulce sonrisa de dientes de leche, y su actitud de saltamontes, estaba claro que para ella era y seguiría siendo más fácil hacer amigos que para mi.
“¡Bianca, Andiamo!”
Una tercera voz se escuchó desde la dirección del pórtico, y la pelirroja nos tomó instantáneamente a ambas rubias de la mano para arrastrarnos a través de la puerta y hacía allí.
—¡Zia, Zia!—exclamaba conforme nos encontrábamos frente a una persona nueva: Una mujer de piel blanca y contextura alta —que hasta el momento estuvo hablando con la tía Ingrid se había vuelto y de repente , nos miraba hacía abajo con grandes pero desgastados ojos azules como el mar, su cabello rubio iba atado en una coleta alta y sus labios finos no tardaron en curvarse en una pequeña sonrisa, que —pensé yo en ese momento— hizo contraste con su hinchada mirada
—Guarda Zia, ella es mi amiga nueva—Bianca me dió un jalón y quede delante de Teresa. Ella entonces se puso de cuclillas, tirando tras sus orejas un mechón que se salía de su moño y dandole a su sobrina una mirada divertida.
—Ebbene, credo che non dovrei preoccuparmi perché non hai diveritido— (bueno entonces, supongo que no debo preocuparme porque no te hayas diveritido) Bianca negó con la cabeza.
—Ho avuto un sacco un sacco un sacco di divertimento— (me divertí mucho, mucho, muchisimo)la benevola sonrisa de la mujer persistía, luego me miró, con dulzura en los ojos asintió en mi dirección.
—¿Y la señorita tiene un nombre?—preguntó entonces, tenía una de esas voces que acariciaban las palabras, pero se veía distorsionada por un arrastre en su garganta, como cuando uno llora, o tiene gripe.
—S-Sylvana —dije tímidamente, y ella extendió una mano para que yo la estrechara.
—Regina Thropp—dijo con otro movimiento de cabeza.
—¿Ya nos vamos zia?—Bianca entonces la dejo ver sus ojos de corderos—Non possiamo giocare un po 'di più?—(¿no podemos jugar un poco más?) la mujer rubia se pasó entonces los nudillos por los ojos y su cansancio tanto como lo hinchados que estaban se hizo más aparente aún.
—De hecho…—dijo en una voz dulzona pero cansada mirando a su sobrina, las manos reposando tentativamente sobre sus rodillas—esperaba poder hablar con la tia Ingrid un rato, asi que no habrá problema—Regina Thropp cruzó miradas con la mujer morena que era mi tia, y ambas asintieron.
—Zia , posso cercare di Ezra ora?—otra figura un poco más alta que yo emergió entonces, al parecer de detras de las piernas de Ingrid, un niñito más o menos de la misma edad que teníamos nosotros, desordenados cabellos castaños y un par de lentes de borde oscuro, sus manos entrelazadas tras su espalda.
Recuerdo haberme sobresaltado, mirándole extrañada por no haber notado su presencia antes, su tía había volteado a verle con severidad.
—¿Que se dice Angelo?—el niño volvió la mirada, al parecer un poco avergonzado y vi un ligero rubor colarse por sus mejillas morenas.
—Boungiorno señora Ingrid—dijo volviéndose a los ojos verdes de la madre de los Maddox, y ella soltó una risita llevándose una mano al pecho.
—Bueno, ya se que ya no soy señorita—le dijo, y luego le guiñó el ojo—pero malcríame y no me llames señora ¿va?—la boca de Angelo se levanto en una sonrisa discreta y asintió.
—Perdónala campeón—escuché entonces la voz de mi padre, que apoyó una mano en hombro de la tía—siempre tuvo el complejo de no aceptar que se está volviendo vieja—me tomó entonces por sorpresa como con una brillante sonrisa cariñosa aquella mujer extraña se acercó a mis padres.
—¡Mihai, Amalia!—y lanzó los brazos alrededor de ambos mis padres—¡cuanto tiempo sin verlos! ¿esta es una de las suyas? Pero que grande…—volteé la cabeza con confusión.
—Bueno, algunos nos lo llevamos mejor que otros..—murmuró mi madre con un suave humor, era demasiado una dama como para darse mucho al sarcasmo, la mujer desconocida, Regina, hizo el esfuerzo de darle una sonrisa pequeña.
—Se me olvidaba el ego de las Rumanas…—mi madre suspiró contenta y mi padre puso un brazo a su alrededor, quien quiera que fuera esta persona parecía conocer muy bien a mis padres.
—¿Que tal las cosas Gina?—entonces la mujer se tensó, sus ojos se cerraron y se obligó a respirar antes de volverse a nosotros, Teresa, Angelo y Bianca y yo, que hasta ahora hasta ahora habíamos estado parados en posición, incomodos esperando que nos dijeran que teníamos permiso de movernos.
—¿Que tal si ustedes van a jugar un rato?—y todos asentimos, mas que contentos de tener la oportunidad de salir de ahí.
—¡Angel!—escuché entonces, y todos nos volvimos al jardín, donde Ezra Travis y Terry Maddox corrían en nuestra dirección—¿mamá porque no me dijiste que Ángel estaba?—aquel niño de cabello azabache y mechones plateados recibió al moreno con demasiado entusiasmo y el rubio y el castaño saludaron alegremente.
—Acabo de llegar—comentó alegremente—¿podemos jugar con la escoba?—el padre de los Maddox entonces carraspeo severamente.
—Me temo que la escoba no es una opción por ahora—declaró, y su esposa volvió a mirarle con una ceja enarcada.
—Si tu quieres enseñarles a los muchachos a boxear, entonces no veo que haya nada de malo con que monten la escoba, Jim— dijo con una mirada persuasiva.
—¡No es justo entonces! Nosotras también queremos jugar con ella!—reclamó Teresa.
—¿Puedo montarme yo también?—preguntó con emoción la diminuta Bianca, y entonces se escuchó un:
—No, claro que no— volteé a ver al niñito moreno, que llevaba los brazos cruzados, la expresión de la pelirroja se tornó en una mala cara, dirigida a su hermano.
—¡Aw! ¿por qué no? ¡yo quiero!—pidió, aparentemente estaba determinada a hacer de sus ojos de cordero los protagonistas de la tarde.
—Porque eres demasiado Piccola, te vas a caer—dijo aquello seriamente, con los años si aprendí que Bianca tenía razón en decir que Angel era un viejo prematuro.
—ma non è giusto , non hai mai mi lasci fare qualcosa di divertente!—(¡pero no es justo, nunca me dejas hacer nada divertido!)— inoltre , ho chiesto la zia—(además, se lo pregunté a la tía) la mujer suspiró, con una mirada condescendiente.
—Aqui yo no soy la adulta de los permisos—dijo—si Jim lo dice que si, entonces yo les doy permiso, sino, entonces ya no queda de mi parte—Bianca junto con los Maddox procedieron a rogarle al tío Jim, pero el terminó por negar con la cabeza.
—Nada de escobas para nadie más hoy—declaró, ganándose un par de ojos de juez por parte su esposa, los que contra atacó con una especie de mirada juguetona—las clases de vuelo empiezan a los 11 con clases de boxeo—hubo un quejido colectivo por parte de los niños.
—¡Pero papá yo quiero aprender ya!—farfulló el castaño lanzando puños al aire—¡y así tumbar a todos estos debiluchos!—entonces Ezra dio un paso hacía delante, con un trastabille a su hermano que seguía lanzando puños aquí y allá, yo me eché para adelante por instinto, evitando que se cayera.
—Yo no soy debilucho—dijo con la cabeza arriba, pero entonces el castaño miraba a un punto en mi mano.
—¿Que?—preguntó, y entonces me di cuenta de que todavía lo tenia sostenido del brazo cuando ya agarró equilibrio, le solté pero rodé los ojos, le estaba ayudando y era grosero.
—Nada, perdona—dije de mala gana, “siempre se educada, sobre todo en casa ajena” decía mi madre, pero ¿como era una educada con este bobo?
—Si, si, yo tampoco—se defendió también el moreno, Ezra chasqueo la lengua.
—No, tu si eres—dijo en un tono socarrón, causando que Angelo McClay bufara, al parecer irritado.
—Que no soy—declaró con decisión, que iba fruncido un poco causando que los lentes se fuesen de lado, el alzó la mano para acomodárselos.
—Ay, bueno ya—se escuchó entonces la voz de Bianca—¿que tal si jugamos a las escondidas?—muy sorpresivamente a todos les gustó la idea, incluso a mi, sobre todo porque quería una excusa para conocer la casa, llevábamos aquí semanas, pero como no me gustaba molestar me limitaba del pasillo de las habitaciones a la cocina.
—¡Yo cuento!—exclamó Terry contento, y enseguida todos se apuraron a entrar como si fuera aquella su casa…Fue entonces cuando me sentí intimidada, todos parecían conocerse de tanto tiempo…
—Sylvi, ¿Por qué no entras a jugar? Los mayores tenemos que hablar—entonces sentí la voz de mi padre, que estaba acuclillado a mi altura cuando me volví a el.
—eu nu , vreau să deranjez pe nimeni tati— (no quiero molestar a nadie papi) le confesé a mi padre mi vergüenza con rubor en las mejillas y antes de que el pudiera responderme alguien había tomado mi mano a mis espaldas.
—¿No vienes?—la voz de Ezra me hizo volverme, el rubor se volvió todavia más aparente en mis mejillas.
—Yo…Eh…si, ya iba para allá—mentí timidamente, y el azabache de mechón plateado me dedico una sonrisa.
—Bueno, vamos, hay que apurarnos, ya Terry casi termina de contar—volteé a ver a mi padre que me miraba con una sonrisa y asentía con la cabeza.
—Anda y diviertete—me dijo suavemente, y sin que la sonrisa se desvaneciera de sus labios paso a mirarme con seriedad un momento—Pero nada de hablar rumano, te dije que quiero que practiques—yo asentí de vuelta.
—Si papá—entonces Ezra Maddox me jaló de las manos llevándome a través de la pared y dentro del salón, donde nos arrastro a una puerta no muy lejos de allí, que al parecer era el ducto de aire acondicionado.
—Puedes esconderte conmigo—dijo y yo sonreí agradecida—solo no empieces tarde la próxima ronda.
—Gracias Ezra—y el me sonrió entonces a mi, y yo sentí unas cosquillas en el pecho que me hicieron removerme
“¡Listos o no, allí voy!”
La voz de Terry resonó cerca de nosotros, y nos quedamos callados.
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
La lampara de luz iluminaba el cuarto de huéspedes en la casa de los Maddox, donde yo, y todos mis hermanos nos habíamos estado quedando, la lluvia resonaba fuera por la ventana, y el eco de los truenos tenía a Elvira cubierta con las sabanas hasta la nariz.
—¡Ja!—resonó la voz de mi hermano mayor, desde el baño mientras que se lavaba los dientes— miefosa—articuló las palabras con el cepillo en la boca, yo levanté la mirada del libro que trataba de leer. Estaba acostumbrada a la luz blanca de mi cuarto de vuelta en casa y me costaba leer con la luz opaca y amarilla de la lampara, por alguna razón solo el baño tenía luces blancas, de las que alumbraban mejor y acurrucarme a leer a a un costado del lavamanos se había vuelto algo normal, pero para eso tenía que esperar que todos mis hermanos se fueran a dormir.
—Mihai, ieși din baie— (Mihai, sal del baño) le reclamé desde la cama, pero no me hizo mucho caso y siguió con lo suyo, mi hermana Korina, que estaba sentada en la cama gemela opuesta a mi, dejó de peinar su largo cabello negro y volteó a verme.
—¿Que estas leyendo Sylvi?—preguntó con suavidad y yo solté un suspiro cerrando el libro para mostrarle la portada, que llevaba una bandera inglesa estampada en grande.
—¿Y eso que es? Parece muy ingles…—yo asentí concordando, la necesidad que tenían los ingleses de estampar su bandera en todas partes era tan misteriosa para mi como su obsesión por el té.
—Este o carte de istorie , am gândit că mă ajute să nu simt atât de pierdut…—(Es un libro de historia, se me ocurrió que tal vez me ayudaría a no sentirme tan perdida) le contesté al tiempo que se escuchaba el chasque del interruptor cuando Mihai apagaba la luz y se sentaba en la cama junto a Korina.
—Papá dijo que tienes que hablar ingles—me reclamó Mihai con un tonito socarrón, yo hice una mueca.
—Lo se…Es que me cuesta—murmuré arrastrando la lengua, el ingles me enredaba, sentí como las sabanas se removían debajo de mi, y volví la mirada a Elvira, que asomaba el rostro entre las sabanas.
—¿Creen que nos quedemos mucho tiempo?—preguntó por lo bajo, mirando con pavor a través de la ventana conforme otro trueno resonaba por el cuarto—Londres no me gusta, no llueve tanto en casa…—entonces me sobresalté esperanzada, y mis labios se extendieron en una sonrisa pequeña.
—¿Entonces si extrañan casa también?—mi hermano mayor fue el primero en darme una respuesta encogiéndose de hombros.
—Bueno, a veces—dijo con indiferencia —pero me gusta aquí, tenemos con quien jugar y ya papá no parece asustado de salir más allá de a la escuela—vi entonces como mi hermana del medio, Korina apretaba los labios, dejando el cepillo a un lado, sus ojos azules se veían serios y ni un solo mechón del espeso cabello negro le caía en algún sitio remotamente cercano al rostro, siempre me preguntaba como hacía eso.
—Tata siempre decía que era peligroso…—comenzó—yo si lo extraño…Pero no creo que vayamos a volver—fruncí el ceño, y un sentimiento de preocupación me lleno el pecho.
—¿Por qué?—pregunté, esperando que la respuesta de Korina no fuera tan mala, ella suspiró, echando su melena negra a un lado.
—Escuche a tata y mama hablando con los tíos hoy en la tarde…—me hice para adelante con interés al igual que el resto de mis hermanos. —No he entendido muy bien—de repente ella hablaba más bajo, como tratando de guardar un secreto—algo sobre el tío Daryus y como por ahora no podíamos regresar…Algo sobre como no era seguro—entonces se escuchó el roce de las sabanas, conforme mi hermana Elvira se enderezaba en sitio.
—¿Nunca se han preguntado porque no conocemos al tío Daryus?—aportó aquello a la conversación con el ceño fruncido y una mirada de seria duda, solo para encogerse de vuelta entre las sabanas con el siguiente trueno.
—Pues claro—dijo mi hermano con una mueca hacía Elvira y un cierto arrastre de palabras—ni al tio ni a los abuelos ni a nadie de la familia…—Korina soltó un suspiro alargado encogiéndose de hombros.
—No se…—murmuró—pero ya hasta estaban hablando de mandarnos a Hogwarts—a las palabras de Korina Elvira dio un respingo, deshaciéndose de la sabana una vez por todas.
—¿El colegio de magia a donde van a ir los ingleses?—sentí una pincha de pánico y terminé por jugar nerviosamente con las sabanas, tuve una urgencia por ir a mis padres y forzarles a llevarme a casa.
—No hablas en serio…—susurré horrorizada.
—Papá y la tia Ingrid igual estudiaron allí, así que tiene sentido—inquirió Mihai de repente con la mirada perdida.
—Pero Teresa dice que a ese colegio no se entra hasta los once…—insistí, esperando poder mover la nariz como la bruja de ese show muggle que veía Teresa y que todo esto no fuera enserio.
—Bueno..Parece que esta va a ser nuestra casa ahora—dijo Mihai con un deje de ironía, pero de su voz colgó algo de inseguridad, aunque ninguno de nosotros iba a decirlo en voz alta, todos estábamos asustados por esta idea.
—¡Pero eso no puede ser!—me queje—yo no quiero quedarme—mi hermano soltó un bufido y se introdujo en las sabanas al igual que Korina.
—Pues vas a tener que aprender—me dijo con una mirada seria—no creo que haya nada que podamos hacer…—torcí la boca en un puchero, y fruncí el ceño, no recuerdo porque sentí tanta impotencia en ese entonces, pero mis ojos se llenaban de lagrimas, y lanzaba miradas acusadoras a mi hermano como si el tuviera la culpa de aquello.
—Korina, dile que deje de hacer bromas pesadas, no es divertido—chillé y vi como si hermana suspiraba, para salir de la cama y acercarse a donde yo me encontraba.
—Taci acum—(Hush, ahora) entonces limpió mis lagrimas con cierta severidad—si no podemos volver no podemos volver, llorando no vas a resolver nada Sylvi—luego me cubre con las sabanas y vuelve a su lugar.
—Será mejor que duermas…—susurró entonces en mi oído mi hermana Elvira, pero aquella noche, cuando la lampara se apagó, a pesar de sentir el calor de mi hermana a mi lado que me tranquilizaba de la oscuridad, no logré dormir.
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
Incluso si ya habían pasado días desde que llegamos a la casa de los Maddox, el sitio todavía lograba asustarme de noche, ya que papá se alejó de todos sus origines cuando decidió casarse con mi madre, mis hermanos y yo nunca habíamos vivido en lujo, nuestro techo en Rumania era algo del tamaño de un apartamento mediano, lo suficiente para vivir cómodo o más bien sin la mayor necesidad, pero no lo suficiente como para no ver el rostro de quienes vivían contigo. Me rasco la nariz y la tuerzo un poco en disgusto cuando el olor de humedad me llega a las fosas nasales, y estornudo. Alergia, todavía no me acostumbraba al clima húmedo de los británicos y el chirrido de los grillos me hace pegar un respingo, entre tanto continuo avanzando por el suelo del pórtico buscando llegar a las escaleras para sentarme, mi vista va clavada al suelo por el cuidado de no clavarme alguna astilla, el frío del la madera gracias a la nieve nocturna me hacía difícil caminar, las lamparillas a los costados de la pared son lo único que debe de estar haciéndome compañía cuando siento un toque en el hombro, dando un respingo sentada sobre el escalón. —¡Ay!—chillé en un tono más alto del que tenía planeado, y escuché una risa baja a mis espaldas, lo que me hizo volverme con el ceño fruncido, para nada más que ver como aquel niño de mechón plateado se sentaba a mi izquierda.
—¿Te asusté?—preguntó en un susurro y sus labios se curvaron en una sonrisa de lado, yo le miré disgustada cruzándome de brazos.
—¡Si lo hiciste y eso es grosero!—la sonrisa del azabache platinado se aplano al instante, y sus ojos de diverso color bajaron con su mirada.
—Perdona…—dijo como cachorro con el rabo entre las patas, y aquello me tomó por sorpresa, mis labios se separaron ligeramente—fue sin querer lo juro…Es que escuché un golpe, pensé que eras Santa Claus o algo…—dijo y un rubor leve subió a sus mejillas, mi mandíbula cayó abierta y miré a los lados, ingenua como era en ese entonces, un escalofrío me recorrió el cuerpo.
—¿El hombre del traje rojo?—pregunté aterrada—Pero yo pensé que solo atacaba los 24 en las casas de los niños Muggle…¿Verdad?—aquellos ojos que solían dejarme sin habla por ser tan raros me miraron confundidos.
—¿Atacar?—preguntó de nuevo susurrante el mayor de los hermanos Maddox, yo asentí muy rápidamente, recuerdo no poder creer que no supiera sobre aquello.
—Si, si—me apresuré a decirle—mi hermano dice que los días de navidad trepa por la chimenea de los niños muggle y se los come…Espero que no nos confunda a ninguno de nosotros dos con un muggle, yo no quiero que me coman…—entonces el comenzó a reírse, y yo solo recuerdo haberlo mirado confundida, porque no entendía como esa situación era de risa.
—¡Claro que no se come a los niños!—dijo divertido, yo fruncí el ceño.
—¿Ah no?—el niño me tomó de las manos con un respinguíto emocionado, y aquello –seguro solo por el frío, pensaba yo en ese entonces- hizo que tambaleara los hombros con un temblor, una sensación cálida me sube a las mejillas.
—No, el trae regalos, pero nunca se deja ver—se encogió de hombros—yo quiero atraparlo algún día, y como a veces nos sorprende a mi y a mis hermanos y llega temprano, pensé que eras el—entonces yo bajé la mirada.
—Pero es que yo no tengo ningún regalo…—Ezra me dió un apretón de manos y lo vi encogerse de hombros de nuevo.
—No pasa nada—dijo con tranquilidad—¿Pero porque estas aquí afuera?—tembló ligeramente y aquello me hizo reír—si hace tanto frío y hay mucha nieve—yo abracé mis piernas, apartando con timidez la mirada del azabache.
—Bueno…Es que no podía dormir—susurré, apoyando una de mi mejilla derecha en las rodillas.
—¿Y por qué no?—preguntó el para luego apretar los labios, y yo suspiré.
—Extraño mi casa…—dije avergonzada, porque después de todo, su familia nos había estando acogiendo por ya bastante tiempo sin quejarse—y además no podía dormir…Es que estaba asustada—el azabache frunció el ceño, imitando mi posición.
—¿Y por qué asustada?—yo procedí a enterrar el rostro entre las piernas.
—No quiero decirte—murmuré de mala gana, y le oí chasquear la lengua antes de sentir sus dedos cerrarse en torno a mi ante brazo.
—¡Ay anda, dime!—se quejó—yo no le digo a nadie—yo negué con la cabeza.
—Ah-ah—dije todavía sin desenterrar el rostro de las piernas—eso es secreto, es para amigos—entonces el tono de su voz cambió a uno medio tristón.
—¿Y no somos amigos?—preguntó en un murmullo, aquello me dejo colgando, y levante la mirada para verlo, me encogí de hombros.
—Ah, pues no se—dije con duda—¿como sabe uno cuando alguien es tu amigo?—Ezra quedó pensativo un momento, y yo simplemente quedé en silencio esperando que me respondiera, cuando de repente su mano estaba de nuevo en mi brazo.
—¡Creo que ya se!—dijo en un susurro emocionado, yo le miré con curiosidad y asentí para que siguiera hablando, me intrigaba pensar que hubiera una formula mágica para hacer amigos.
—Bueno—comenzó—Mi mamá y tu papá son amigos desde que tenían la misma edad que tu y yo, y mi mamá dice que se hicieron amigos por un secreto—hablaba con mucha convicción, pero yo no le entendía.
—¿y eso que tiene que ver con nosotros?—pregunté haciendo el cuerpo hacía adelante, mientras que seguía el chirrido de los grillos el miedo de despertar a alguien volvió.
—Bueno ¿Que te parece si yo te cuento un secreto y tu me cuentas un secreto? Entonces así nos volvemos amigos oficiales—yo le miré con escepticismo.
—Depende—dije recelosa—¿que secreto?—Ezra volvió a pensar por un rato con un sonidito monótono saliéndole de la garganta, luego me miró de vuelta.
—Bueno dime algo tonto que te miedo —volví la cabeza a un lado, frunciendo el ceño.
—¿Por qué eso?—pregunté, el se encogió de hombros.
—No se…Porque ya estábamos hablando de miedo supongo—dijo despreocupado, yo le miré con disgusto.
—Pero eso trampa, ya te estaría diciendo todo, dime tu primero—su tronco fue hacía atrás a la defensiva
—¿Por qué yo?—objetó a la defensiva.
—Pues porque sino es trampa y no voy a decirte nada—el azabache suspiró mirando a otra parte.
—Bueeno—murmuró de mala gana —a mi me dan miedo los los…—la cosa siguiente la dijo muy baja, entre dientes.
—¿el que?—dije arrimándome más a su lado—No te oigo—torció la mandíbula y todavía no me miraba.
—Me dan miedo los guasarajos…—entonces una risa pequeña brotó de mi garganta y fue creciendo poco a poco, me doy cuenta de que fue insensible considerando que Ezra bufa y voltea la cara completamente.
—Deja de bromear anda—dije dándole un empujoncito—dime ya enserio—su expresión no cambio y su ceño se frunció aún más.
—Es que eso es…—murmuró de nuevo con tono arrastrado y renuente, vi como un rubor subia a sus mejillas, deje de reírme de inmediato.
—Vaya…—dije por lo bajo, sintiendo como el rubor me subía también a mi, por haberme reído de el—Perdona..No pensaba que hablaras de eso…—Ezra bufó, y en su mirada distante vi un poco de resentimiento…El siempre fue así, siempre fue resentido hasta de lo más mínimo.
—No importa—arrastró las palabras por lo bajo, yo entonces le planté timidamente un beso en la mejilla, eso hacía con mis hermanos mayores, el me miró sorprendido.
—Perdona…—susurré, y el sonrió volviendo a encogerse de hombros—¿Por qué te dan miedo los guasarajos Ezra?—pregunté en una voz más baja todavía, eso el lo pareció apreciar, dio otro temblor ligero (y esta vez no fue por el frío) una mueca apareció en su rostro.
—Yo se que no hacen nada—me dijo, todavía con la expresión asqueada—pero una vez Travis escondió uno en mi ducha…—tan inútiles como eran esas criaturas aquello igualmente me mando un temblor por el espinazo.
—Que horror— dije tratando de imaginarme en esa situación, el asintió, y se acercó más a mi, lo que me provocó cosquillas en el estomago, contuve la respiración un segundo esperando que no se diera cuenta.
—Pero…¿puedes…Eh, no decirle a nadie? Fue …muy embarazoso…—yo le sonreí y di una cabezada.
—Yo guardo tu secreto— entonces el se alejó un poco dándome una mirada agradecida, yo hice entonces una mueca, cuando un pensamiento me llego a la cabeza—Travis es un tonto—eso lo hizo reír, y a mi por alguna razón me saltó el estomago.
—Si lo es—me confirmó risueño y me sentí contenta de que hubiera decidido bajar a hacerme compañía primeramente.
—¿Prometes no dejar que meta guasarajos a mi ducha?—le pregunté con complicidad.
—Lo prometo—dijo con firmeza—Pero…Ahora tu tienes que decirme que es lo que te da miedo—miré al otro lado un momento, dejando que se formara una cortina de pelo rubio entre el y yo.
—Bueno…Me da miedo la oscuridad…Es que…Mi casa es muy chiquita y tu casa muy grande—me encogí de hombros tímidamente—no estoy acostumbrada a ver tantas sombras, ni a los espacios tan grandes..Y aquí la lluvia huele a azufre— sus ojos se tornaron confundidos, y era embelesantes como en un ojo cristalino y en el otro tan oscuro podían brillar cosas tan diferentes.
—¿A sufre?—preguntó dando la cabeza a un lado —¿Y a que huele el sufrimiento?— y esta vez yo solté otra risita.
—A sufrimiento no, dije azufre—expliqué—es algo amarillo que a veces esta por las paredes de las calles, y huele espantoso—pareció entonces consternado.
—Pero Londres es la mejor ciudad del mundo…—susurró, más para si mismo que para mi—¡Ahora que somos amigos, yo voy a hacer que te guste Londres, te lo prometo!— yo miré divertida a aquel loco.
—¿Y como vas a hacer eso?— y aquella fue la primera vez que vi aquella sonrisa de lado de siempre convertirse en la calculadora y burlesca que iba a ser años delante.
—Yo soy muy astuto—dijo con convicción—lo hago como que me llamo Ezra Maddox.
Y con aquella promesa, conocí a mi mejor amigo.
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
Era 31 de diciembre, mi familia y yo seguíamos en casa de los Maddox, yo por mi parte seguía extrañando mi casa, pero terminado por aceptar que no iba a regresar, de todos modos ya no me molestaban tanto estas paredes y mis hermanos tenían razón, a pesar de que no me gustara Inglaterra era divertido tener con quien jugar. Las decoraciones navideñas todavía arriba en el pintoresco hogar de Jeremiah, Ingrid y sus hijos cuando el olor a perfume inunda el aire, y los tacones de las mujeres mayores resuenan por el suelo de madera, los hombres adultos por su parte gritan frases al unísono donde solo cambian los nombres que van por delante, mi padre llama a mi madre, y el tío Jeremiah grita por socorro a Ingrid, pero la frase siempre termina en “como carajo se hace el nudo de una corbata”
Yo estoy rodeada por el ligero vapor que todavía brota de la ducha recién cerrada, desempaño el espejo en frente de mi y sonrío mientras que seco mi cabello apresuradamente, al olor de rosa de jazmín que desprende el shampoo.
“¿¡Ingrid, donde he dejado las medias!?”
“Malia, dragul meu ¿en que parte de los bolsos dijiste que estaba la botella de perfume? No la consigo, ven a ver si tu la ves”
“¡Merlin Jim, no puedes ni siquiera buscarte las medias tu solo! ¿que coño haces cuando te vas de patrulla? Recuerda que tienes que peinar a los muchachos”
“Jesucristo Hai, te dije que en el bolsillo derecho del bolso de mano, no, no puedo ir, no estoy vestida, dame un segundo”
“Mamá, ¿podemos comer las galletas que están en la encimera?” es la voz de Terry.
“Nada de dulces antes de la cena no señor ustedes lo saben”
“Papáa, ¿podeeemos?”
“Escucharon a la jefa muchachos, yo no puedo hacer nada”
“Hai, Elvira apúrense, que vamos a llegar tarde”
“Hay trece personas en esta casa Mama, no nos eches el muerto a nosotros, no es justo”
Me mantengo allí en el suelo secando mi cabello, mientras que me río por lo bajo del lío que se va formando con las diversas voces que hay afuera, se supone que íbamos a salir a cenar por el año nuevo, y si era difícil para una familia ponerse de acuerdo, para dos, lo era más…Pero para ser honesta todavía sonrío en recuerdo de ese medio año que pasé con los Maddox.Un golpe fuerte y apresurado a la puerta me hace dar un respingo y pararme de golpe, teniendo que apoyarme al lavado para no resbalar.
—¡Sylvana Rana, apura con el baño, todos tenemos que vestirnos!—aquello me hizo apretar los puños y bufar, apreté el nudo de la bata de baño y envolví mi cabello que todavía goteaba en una de las toallas, salí por la puerta con los pies retumbando contra el piso de madera, el estaba a un costado, espalda contra la pared y mirada burlona.
—¡Reneé, me llamo Sylvana Reneé!— me quejé con los puños apretados, el castaño arrugó la nariz, mirándome con sorna y encogiéndose de hombros.
—Pues a mi rana me gusta más, rima—dijo burlón—además tu manera de pronunciar las “r” es extraña—aquello me hizo sonrojarme y llevar una de mis manos a mi garganta.
—¡Claro que no!—objeté con una mueca de disgusto, y el chasqueo los dedos en mi dirección.
—¿Ves? Ahí está—hice un movimiento con mis puños cerrados, como queriendo pegarle al suelo.
—¡Ugh! Eres molesto…— Travis entonces sacó la lengua con otra leve mueca.
—Y tu eres leeeenta—si le estaba mirando mal, le miré peor
—te odio…—el hizo otra mueca torciendo la nariz y cruzándose de brazos.
—¡Pues a mi no me importa!—dijo con autosuficiencia, levantando el rostro y mirando hacía el lado opuesto, pero todavía viéndome con el rabillo del ojo—tu eres solo una niña tonta—con cada palabra estiraba más el cuello, casi que miraba al techo de costado.
—¿Ah si? ¡Pues si yo soy una niña tonta tu eres un…!— entonces otra voz nos interrumpió.
—¿Por qué pelean?—el pequeño Terry –No, nunca me acostumbre a que teníamos la misma edad- estaba parado en el traje de gala, con el cabello rubio oscuro peinado hasta atrás.
—Porque ella es tonta y se apodera del baño.
—¡Porque el es grosero y me llama rana!
El rubio oscuro se quedo ahí parado un momento, sus ojos estrechados y alarmados, como que buscaba una salida de la situación, termino por arrojar las manos al aire.
—Eh, esta bien, ¿que tal si. no lo hacen?…— su mirada era alarmada, como que no sabía como reaccionar a aquello, sus ojos se volvieron a su hermano con cierta confusión—Trav…Mamá te llama— y ambos Maddox y yo nos fuimos entonces cada quien por su lado, dejando al pobre mensajero en el pasillo.
[size=32]. . .[/size]
Para cuando estaba lista, en un vestido plateado de enlace, un par de zapatillas brillantes y con mi madre haciendo una trenza en mi cabello rubio, que de nuevo estaba seco. Ya llamaban nuestros nombres desde la parte baja de las escaleras, miré a mi madre a través de espejo; trabajaba ágilmente en mi cabello mientras que tarareaba una canción.—¿Mamá?—pregunté con timidez en una voz baja, ella levantó la mirada sin que sus manos dejaran de trabajar y me miró con ojos llenos de ternura.
—Da, dragă?—preguntó con su voz melodiosa, y yo suspiré mirando alrededor de la habitación.
—O să rămân aici pentru totdeauna Ma?—(¿nos vamos a quedar aquí para siempre Ma?). Mi madre soltó una risa leve y pasiva.
—No, no para siempre Dragă, nos estamos quedando con la tia Ingrid hasta que podamos comprar un apartamento en la ciudad, y más adelante una casa, puede ser— apreté los labios bajando la mirada de los ojos de mi madre.
—dar mama , ceea ce despre întoarcerea acasă?—(Pero mamá ¿que hay de volver a casa?) entonces mi madre terminó de ajustar la trenza en mi cabello y se dobla para darme un beso en la mejilla.
—Esta es nuestra casa ahora, dragă…Ya podrás entenderlo cuando crezcas—y yo dejé ir mi ultima esperanza de volver a Rumania ir cuando bajamos las escaleras.
[size=32]. . .[/size]
Ya de salida hacía nuestro destino, cierto azabache de ojos diferentes me da una sonrisa juguetona cuando caminamos lado a lado. —Pensé que no ibas a bajar, siempre vienes tarde—bromeo en un tono calmo, sin malicia en particular, yo rodé los ojos.
—No es verdad, ha sido solo esta vez —dije mirándole con el rabillo del ojo—además no es como si tu nunca hubieras llegado tarde a alguna parte—entonces el azabache levanto la mirada con orgullo y negó con la cabeza.
—Yo nunca llego tarde—dijo alegre, yo volteé completamente a verlo con escepticismo.
—No te creo—dije negando con la cabeza, el me dio una mirada de ojos abiertos e insistentes de par en par.
—Pues hagamos algo—dijo insinuoso, yo le seguí mirando dudosa esperando que hablara—de aquí a que tengamos…Mmh…— pareció quedarse pensando.
—veinte—dije aleatoriamente introduciendo el número en lo que sea que el iba a decirme.
—De aquí a que tengamos veinte, si ni una vez llego tarde a algún lugar donde tu estesme quedo con tu bufanda de Qudditch—yo lo pensé por un rato y terminé por soltar una risa cuando se me ocurrió una idea.
—Bueno, pero si llegas tarde sólo una vez y yo me entero, entonces tienes que meterte en una tina llena de guasarajos—el azabache hizo una mueca, que me hizo reír.
—¿Y tu que ganas con eso?—preguntó estremeciendo en lugar, y yo reí otra vez.
—Va a ser muy divertido verte hacerlo—dije, y el azabache apartó la mirada para estrechar mi mano.
—Trato.
“—¡Si, estas tarde!—exclamó—deshonra, desgracia, yada, yada, yada ¡yo gano la apuesta! —ambos se habían mirado y entre ellos habia pasado lo que parecía ser una broma interna.
—Han pasado años Têpes…—dijo, y puede que fuese una queja, pero una sonrisa disimulada brillaba en sus labios.
—¡Era un asunto de largo plazo Maddox!—había declarado la rubia—no te salvarás ello—“ –(It’s not Easy Being Green)
Hakuna Matata Bitch
Re: This Means War {Novela Colectiva de HP, 3ra Generación}
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
Tengo once años, la primavera florece en los jardines de Hogwarts, y ahora yo llevouna corbata de color verde, Slytherin; La casa de los astutos y exitosos…Me pregunto
como terminé allí en silencio todos los días, pero lo dejo pasar en estos momentos, cuando estoy con mis amigas en la grama de los jardines, aprovechando lo que la temporada trajo para encajar junta una coronilla de flores blancas, entre tanto Katrina y Verona conversan de esto y aquello y de esta y aquel, yo las dejo hablar y me río al ocasional comentario de humor.
—¿Que haces Sylvi?—pregunta Verona, de repente inclinándose en mi dirección con curiosidad, yo me volví a verla con una sonrisa pequeña.
—Trato de que esto se quede junto, es una corona de flores—dije orgullosa de lo que había hecho, mi mamá siempre fue muy buena con las manualidades y yo heredé eso de ella, era una pena que nunca pedían hacer una maqueta.
—Es muy bonita…—susurró, y cuando vi sus ojos avellana estaban prendidos con un brillo muy bonito, solté una risita.
—Bueno a ver, si te gusta quédatela—me enderece en lugar para ponerle la “corona” con cuidado sobre la cabeza, las flores blancas resaltando en su melena lisa de color chocolate y con su piel morena.
—¿Como me veo?—dijo con emoción, mirándome agradecida, y eso me alegro, di una cabezada.
—Como una princesa del bosque—le dije divertida, y ella soltó una risita, con un rubor subiéndole a las mejillas.
—No sean tontas—la voz de Katrina resonó, desde siempre tuvo una voz de mandato, que solía romper las burbujas de ilusión, ella era una líder y lo hizo saber esta vez quitando la corona de la cabeza de Verona—las coronas son solo para las princesa de castillos grandes y lujosos, de esas que tienen miles y miles de súbditos que hacen lo que ellas quieren—algo se me torció en el pecho, Katy era mi amiga, y yo la quería, pero siempre quitaba lo que no era de ella y a veces me llenaba de impotencia no saber como reclamarle aquello, sobre todo en el momento en el que vi la expresión de Vero caer.
—Katy, cuidado…—murmuré por lo bajo—es de flores, se rompe—entonces la corona blanca pasó a reposar sobre la cabeza de Katrina, que la echó a un lado con una pose y una sonrisa divertida y orgullosa.
—¿A que se me ve mejor a mi?—dijo con autosuficiencia, la morena castaña esbozo una sonrisa triste con la mirada baja.
—Si…—susurró desanimada—supongo que si…—apreté los labios.
—Katy…Anda esa es de Vero, yo te hago otra luego…—Katrina hizo los hombros hacía atrás y me miró fijamente, de una manera que me hizo querer encogerme en lugar.
—No—declaró mordazmente—me gusta esta y ya, ahora es mía— vi como la morena suspiraba cabizbaja, utilizando las palmas de las manos para levantarse de donde estaba extendida.
—Oigan vámonos a clases, ya no quiero llegar tarde…—y así lo hicimos entonces, la rubia se puso en marcha por delante de la morena y de mi.
—Si, tienes razón, yo no quiero que me sancionen como si fuera que—Katrina avanzó y yo me volví a la morena.
—Hey… Puedo hacerte otra corona luego si quieres…Del color que tu quieras—le dije con una sonrisa, tratando de animarla, ella me dio un apretón de aprecio en la muñeca y procedió a encogerse de hombros.
—No pasa nada…No te preocupes, la de la corona siempre es ella..Esta bien.
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
Tengo trece años y el ruido del expreso de Hogwarts me entra en los oídos, mandando una corriente de emoción por mi cuerpo.
—¡Eo! Que te llevas a alguien por delante Piccola—aquella voz resuena a mis espaldas, y rió viendo a Terry, que le da pellizco a Bianca McClay a plan de jugar en el costado cuando ella parece más que lista para llegar de trastabille al tren, la pelirroja tiene ahora mi misma edad y su cabello va trenzado en dos, ha dado un estirón decente además de llevar orgullosamente los colores carmesí y dorado de los leones cuando mira con condescendencia a los chicos y suspira.
—Puede que eso sirviera hace años chicos, pero ya no va—dice con dulzura, a ella siempre le fue muy fácil reírse de la tontería ocasional de los ellos.
—Ya sabes como son, ellos no aprenden— le decía entonces Teresa que iba a uno de sus costados, y era igualmente una leona, di una cabezada al afirme de las chicas a pesar de ir delante de ellas.
—Con los años que llevo conociéndolos, puedo corroborarlo—dije divertida, entonces Angelo McClay pasó el brazo por el hombro de su hermana, el era uno de los que había salido ganando con la pubertad, era un moreno alto, atractivo y con una piel decente. Se arregló los lentes con una discreta sonrisa burlona en los labios.
—Aguanta la respiración caperucita roja, que todavía no eres más alta que yo—le dijo con cariño, besándole el costado de la cabeza.
—Déjame ser feliz de que ya no soy enana andaa—dijo con una mirada que combinaba fastidio con puchero a su hermano mayor, ellos tenían una de esas relaciones de hermanos que te derretían el corazón, nunca les veías pelear y eran tan unidos como era posible.
—Yo no estaría tan seguro de eso Piccola—inquirió entonces Travis Maddox dando un paso adelante, haciendo que yo rodara los ojos una vez más, siendo subjetivos, la pubertad igualmente le había hecho un favor, heredando los ojos encantadores de la tía Ingrid y la sonrisa picarona del tío Jim, era de pómulos afilados y rostro definido…Desgraciadamente nada le terminó por arreglar la personalidad.
—No te preocupes caperucito rojo, esta claro que tu tampoco eres más alto que yo— dijo Angel con un aire de cinismo leve, arrojando igualmente su brazo alrededor de Travis con un gesto de “condolencias” con unas palmadas en el hombro, yo tuve que cubrirme la boca para evitar que saliera una carcajada cruda y poco favorecedora.
—Púdrete Angelo—gruñó Travis arrojando el brazo del moreno lejos, el solo se rió por lo bajo, nunca fue escandaloso, siempre fue reservado y era raro verlo reír de frente, le tenía confianza a muy pocas personas, yo misma sentía que no lo conocía a veces.
—Eso le pasa al que se mete con la Piccola—lanzó a Travis una mirada de advertencia, con una pizca de humor que creí ver, y alborotó el cabello de su hermana, para terminar por adelantarse con ligereza y agilidad entre nosotros, y desaparecer entre el resto de la gente.
—Merlin, ese bastardo no es capaz de esperarlo a uno, Barry Allen, le llaman — aquella voz me era la conocida de todas, volteé con una sonrisa a mi mejor amigo, que me guiñó un ojo, dándome su típica sonrisa gallarda.
—Y a mi también, me voy a alcazarlo—dijo Teresa tomando a Bianca de la muñeca, ambas me dijeron adiós con la mano torpemente y luego desaparecieron con rapidez arrastrando los baúles.
Yo quedé en lugar, sintiéndome un poco decepcionada, incluso si Bianca, Teresa y yo éramos amigas, el asunto de la casa lograba una gran separación.
—Vamos compañera serpiente—de repente alguien tenía el brazo a mi alrededor, una sonrisa se esparció por mi rostro y sonreí hacía el azabache, al contrario de sus hermanos le tomaría un poco más tiempo llegar a los buenos genes de Ingrid y Jim, el caminaba la linea entre guapo e incomodo, para ese entonces apenas había comenzado a insistir en dejarse el pelo largo y era víctima de puntas irregulares, un poco de cabello que le caía en los ojos y unos cuantos granos en su piel, a diferencia de Travis no era de una estructura tan afiladamente definida, pero la portaba con más elegancia, heterocromía y todo, Ezra siempre tuvo algo encantador con respecto a si—Subamos al tren juntos ¿si?— recuerdo haber estado emocionada, a pesar de que estábamos en la misma casa el y yo ya no pasábamos tanto tiempo juntos, el iba un año más allá que yo, y se la pasaba mayormente con Angel.
—Si…Eso me gustaría…—el tomó mi mano y sus dedos se entrelazaron con los míos para jalarme en dirección al tren, pero de golpe alguien estaba frente a nosotros.
—¡Hola, Sylvi es bueno verte!—la rubia Katrina arrojaba sus brazos a mi alrededor y me tambaleaba de lado a lado con entusiasmo, ella siempre fue una visión, con su piel blanca que parecía brillar con el sol, sus rizos rubios dorados, los labios espaciosos y rellenos de un color rosado y sus grandes ojos verdes decorados por largas pestañas coqueta.
—También me alegra verte Katy…—le dije dándole una pequeña sonrisa, pero para mi sorpresa ella ya estaba vuelta al azabache a mi lado.
—Hola Ezra…—dijo en un tono bajo e insinuoso, sus manos entrelazadas al frente pretendiendo nerviosismo, llegué a ver ese movimiento más de una vez. Katrina batía las pestañas, y Ezra se veía como si fuese a darle un ataque, saludo timidamente—quisiera hablar contigo si no te molesta—vi como el color subía al rostro del azabache y el pechó se me torció.
—Eh…Yo--claro que no me molesta…¿Que pasa?— la rubia apartó la mirada con un suspiro suave.
—Yo…Necesito un tutor en transformaciones, me han dicho que tu eres muy bueno—los levanto de nuevo encantadoramente—pensé que quizá estarías interesando en ayudarme—una sonrisa se extendió por el rostro de Ezra.
—Seguro que si me gustaría ayudarte, pero deberíamos hablar de ello—luego el se volvió a mi con ojos de cachorro—No te importa ¿verdad?—apreté los labios apartando la mirada y terminando por encogerme de hombros.
—No…—con un beso en la mejilla Ezra se va con Katrina que me lanza una ultima mirada.
—Sylvi reina, las coronillas de trenzas no te quedan, hacen que se vea tu nariz más grande, recuerda eso ¿va?—yo asiento lentamente.
—lo consideraré—dije casi sin voz y ellos terminaron de irse, me lleve las manos a pasarlas por la cara.
—¿Estas bien?—aquella voz me hizo sobre saltarme, y cuando volteé ahí estaba el rubio Terry, dándome una pequeña sonrisa oyuelada.
—Si…No pasa nada—dije por lo bajo, y el me jalo del costado dandome un confortante abrazo.
—Hey, si de algo sirve, ella no me agrada—su voz esta llena de dulzura, y un leve humor, de vuelta entonces siempre estuve embelesada con el corazón de Terry, el siempre era quien te levantaba los ánimos.
—Gracias Terry…—dije risueña, el hizo un movimiento de cabeza para evitar que el cabello rizado le siguiera cayendo en el rostro.
—Hey para eso estoy ¿de acuerdo—aquel aire bonachón brillaba en sus ojos otra vez…Pensando de vuelta, me hubiera gustado apreciar aquello más, porque para lo que traería el año siguiente, no iba a volver a verlo.
Última edición por Hakuna Matata Bitch el Dom 19 Abr 2015, 3:57 pm, editado 1 vez
Hakuna Matata Bitch
Página 20 de 24. • 1 ... 11 ... 19, 20, 21, 22, 23, 24
Temas similares
» La Tercera Generación {Novela Colectiva}
» Hogwarts "3°Generacion" (Matriculas Abiertas) Novela Colectiva
» Tercera Generación de Harry Potter~ Novela Colectiva (AUDICIONES CERRADAS)
» My Way Out || Novela Colectiva.
» La Tercera Generación {Colectiva} {Fichas}
» Hogwarts "3°Generacion" (Matriculas Abiertas) Novela Colectiva
» Tercera Generación de Harry Potter~ Novela Colectiva (AUDICIONES CERRADAS)
» My Way Out || Novela Colectiva.
» La Tercera Generación {Colectiva} {Fichas}
Página 20 de 24.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.