Eternidad(Nick&Tu)

No la dejes de nuevo no seas mala

Siguelaaa y la de summoning tmb
Me prometia que volvias!!

PEEEEEEEEEEEERDON :( de nuevo , es que estuve de viaje , y algunos problemitas famiiliares , sin contar que me olvidé la contraseña y tuve que cambiarla :/ . AHORA SI , LA SIGO Y NO LA DEJO , Y si tengo qe irme de viaje( o cualquier otra cosa) les avisaré y las compensaré con MARATÓN :) . Lo siento mucho , de veras!

Chiiquis , a la tarde subo 3 caps , en compensación .. Lo siento!

Si su la sigues siiii
Sigue tmb la otra nove!!
La de summoning si!!

Y la nove y los capis????

Siii siguela! :)

Sisi lo prometistes

Ay no no de nuevo
No la dejes otra vez pleasee

Hoy a la noche PROMETO QUE SUBO SUS CAPS , es que se me habia perdido el pen drive con todo :( pero ya lo encontré. :)Les quiero , xoxo

La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

* Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo.
Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá,
o esto no sucederá jamás.............

Bueno , ahora me pongo al dia en esta. Ya subi 3 caps en la de Summoning :)

Cuando llego a la mesa del comedor intento no poner cara de boba, pero el pelo de Haven es morado y no sé si debo mencionarlo.
– Ni intentes parecer que no lo ves, es horrible– Se ríe – justo después de estar contigo anoche intenté teñírmelo de rojo, como el de Drina, pero acabe con esto– agarra un poco del pelo y lo mira – parezco una berenjena en un palo, pero solo unas horas más porque cuando acabe el colegio, Drina me llevará a un famoso salón de belleza en L.A. ya sabes unos de esos que tienes que pedir cita como un año antes, solo que ella me logro meter en el último momento, te lo juro tiene tantos enchufes, es increíble–
. – ¿Donde está Miles?– pregunto, cortándola sin espera oír palabra alguna sobre lo increíble Drina y sus fabulosas habilidades
. – Memorizando sus líneas. Los teatros de la comunidad están haciendo una producción de Hairspray, y él espera conseguir el papel protagonista–.
– ¿No es la protagonista una chica?– abro mi comida, encontrándome la mitad de un sándwich, un racimo de uvas, una bolsa de patatas fritas y más tulipanes. Ella se encoge
– Intentó convencerme para que probase, pero eso no me va. Pero ¿dónde está tu novio el alto, moreno y caliente a.k.a.?– me pregunta, desdoblando su servilleta y usándola como mantel para su magdalena de fresa espolvoreada. Me encojo, pensando en cómo no me aseguré de su número o de su dirección
– Gozando de los chollos de la emancipación supongo– Digo finalmente, desenvolviendo mi sándwich y dándole un mordisco. – ¿Alguna noticia de Evangeline?–
Ella niega con la cabeza. – Ninguna, pero mira esto–. Se levanta la manga y me enseña la parte de debajo de su muñeca. Veo el comienzo de un pequeño tatoo circular, un tosco esbozo de una serpiente comiéndose su cola y aunque está lejos de estar acabado por un momento parece estarse moviendo, pero en cuanto pestañeo está otra vez quieto.
– ¿Qué es eso?– le susurro, mientras una energía de miedo me invade sin saber porqué.
– Se supone que es una sorpresa, te lo enseñaré cuando esté acabado– sonríe – ni siquiera debería haberte dicho–, se vuelve a colocar la manga y mira a su alrededor. – quiero decir prometí que no lo haría. Supongo que estoy demasiado excitada y que a veces no sé mantener un secreto, sobretodo los míos–. La miro intentando igualarme con su energía, intentando encontrar una razón que explicara mi malestar de estómago, pero no encontré nada.
– ¿Prometer a quién? ¿Qué es lo que pasa?– Le pregunto dándome cuenta que estaba en un color gris carbón y sus puntas estaban sueltas y deshilachadas a su alrededor. Pero ella solo se ríe y hace una mueca como de mis labios están sellados. – Tendrás que esperar–.

Capítulo 18
Cuando llego de la escuela a casa, Nick está esperándome en los escalones de la entrada, sonriéndome de una manera que despeja las nubes del cielo y borra todas mis dudas.
– ¿Cómo los guardias de la entrada te dejaron pasar?– le pregunto, sabiendo que nadie me llamó para que lo dejaran entrar.
– Carisma y un auto lujoso siempre funcionan. – El ríe, sacudiendo el trasero de sus jeans de diseñador y siguiéndome adentro. – ¿Y cómo estuvo tu día?– Me encojo de hombros, sabiendo que estoy rompiendo la regla más fundamental de todas: nunca dejar entrar a un extraño, incluso cuando ese extraño se supone que sea mi novio.
– Ya sabes, la rutina usual. – digo finalmente. – La sustituta juró nunca regresar, la Srta. Machado me pidió a mí que nunca regresara…– yo lo miro, tentada a seguir contándole cosas, puesto que es claro que él no está escuchando, porque aunque él está asintiendo con la cabeza, su mirada esta distante y preocupada. Me dirijo a la cocina, asomo mi cabeza en el refrigerador y pregunto,
– ¿y qué hay de ti? ¿Qué hiciste?– luego sostengo una botella de agua y se la ofrezco, pero él sacude su cabeza diciendo que no y toma de su bebida roja.
– Conduje, practiqué el surf y esperé que tocara la campana para poder verte de nuevo. – él sonríe.
– ¿Sabes que para eso pudiste haber ido a la escuela y no hubierastenido que esperar por nada?– le digo.
– Trataré de recordarlo mañana. – él ríe. Yo me recuesto en la encimera, girando la tapa de mi botella una y otra vez, nerviosa por estar sola con él en esta enorme casa, con tantas preguntas sin responder y sin ninguna idea de por dónde comenzar.
– ¿Quieres ir a fuera y caminar en el área de la piscina?– finalmente le digo, pensando que el aire fresco y el espacio abierto tal vez calmen mis nervios. Pero él dice que no con la cabeza y me toma de la mano.
– Prefiero ir arriba y ver tu habitación. –
– ¿Cómo sabes que está arriba?– le pregunto, mirándolo con los ojos entornados. Pero el solo ríe.
– ¿No están siempre arriba?– Yo vacilo un poco, decidiendo si permito que esto ocurra, o encuentro una manera de evitarlo cortésmente. Pero cuando él aprieta mi mano y dice,
– Vamos, prometo que no morderé, – su sonrisa es tan irresistible, su contacto tan cálido y tentador, que lo único que deseo, mientras lo dirijo por las escaleras, es que Riley no esté allí. Al momento que llegamos al final de las escaleras, ella corre desde el cuarto de estar y dice,
– ¡O dios, lo siento tanto! ¡Yo no quiero discutir más con- ups!– Ella se detiene en seco y nos mira boquiabierta con ojos enormes como Frisbees.
Pero yo solo continúo caminando hacia mi habitación, como si no la hubiera visto, esperando que ella tenga el buen juicio de irse y no regresar hasta más tarde. Mucho más tarde. – Parece que dejaste tu televisión encendida, – Nick dice, yendo hacia el cuarto de estar, mientras yo vigilo a Riley, que está caminando junto a él, mirándolo de arriba abajo y aprobándolo con dos pulgares entusiastas y, aunque con la mirada le ruego que se vaya, ella se deja caer en el caucho y posa sus pies en las rodillas de él. Yo me dirijo a toda prisa al baño, furiosa con ella por no captar la indirecta, por prolongar su visita y rehusarse a irse. Sabiendo que es solo cuestión de tiempo antes de que ella haga alguna locura, algo que yo no sea capaz de explicar. Así que me quito mi sudadera y hago mi rutina usual: cepillar mis dientes con una mano, con la otra me unto el desodorante y escupo en el lavamanos justo antes de ponerme una playera blanca. Luego me suelto el cabello, me unto un poco de bálsamo labial, perfume y me apresuro hacia la puerta, solo para encontrar que Riley aún sigue allí, mirando dentro de los oídos de Nick.
– Déjame mostrarte el balcón, la vista es increíble. – le digo, ansiosa por apartarlo de Riley. Pero él solo sacude la cabeza y dice,
– Más tarde, – dando golpecitos al espacio junto a él en el caucho, invitándome a sentarme junto a él, mientras Riley salta y aplaude. Yo miro como él está allí sentado, completamente inocente e ignorante, confiando en que tiene el caucho solo para él, cuando la verdad es que ese pinchazo en su oído, esa picazón en su rodilla, ese escalofrío en su cuello, es cortesía de mi hermanita muerta.
– Eh, dejé mi agua en el baño, – le digo, mirando directamente a Riley y luego me volteo para irme mientras pienso que más vale que ella me siga si es que sabe lo que es bueno para ella. Pero Nickn se pone en pie y dice,
– Permíteme. – Y yo veo como él maniobra entre el caucho y la mesa de una manera que obviamente está evadiendo las piernas de Riley. Luego ella me mira boquiabierta y yo la miro embobada y lo próximo que sé es que ha desaparecido.
– Listo,– Nick dice, entregándome la botella y moviéndose con mucha libertad, cuando hace solo un momento se movía con mucha cautela y cuando él se da cuenta que sigo embobada, sonríe y dice, – ¿Qué?– Pero yo solo sacudo la cabeza y miro a la televisión, convenciéndome de que fue solo una coincidencia. Que es imposible qué él la haya visto.
– ¿Podrías explicarme como lo haces?– Estamos sentados afuera, acurrucados en la silla de la sala de estar, acabamos de devorar una pizza casi entera, y yo comí la gran mayoría porque Nick come más como una súper modelo, que como un chico. Ya sabes, mordisquito-mordisquito, aparta el plato, mordisquito otra vez… pero en su mayor parte lo que hacía era beber de su bebida.
– ¿Hacer qué?– él pregunta, sus brazos rodeándome y su mentón apoyado en mi hombro.
– ¡Todo! En serio. Nunca haces las tareas de la escuela y aún así sabes todas las respuestas. Coges una brocha, la empapas en pintura y voila ¡lo próximo que sabes es que has creado un Picasso que es incluso mejor que Picasso! ¿Eres malo en deportes? ¿Dolorosamente falto de coordinación? ¡Vamos, dime!– El suspira.
– Bueno, nunca he sido bueno en baloncesto, – él dice, presionando sus labios contra mi oído, – pero soy jugador de fútbol de clase-mundial y tengo mucha destreza practicando el surf. –
– Entonces debe ser la música. ¿Tienes mal oído?–
– Tráeme una guitarra y te tocaré una melodía. También toco el piano, el violín y el saxofón. –
– ¿Entonces qué es? Vamos ¡todo el mundo es malo en algo! Dime en qué tú lo eres. –
– ¿Para qué quieres saber eso?– él pregunta, acercándome más. – ¿Por qué quieres arruinar la perfecta ilusión que tienes de mi?–
– Porque odio sentirme tan pálida y poca cosa comparada contigo. En serio, soy tan mediocre en tantas cosas y simplemente quiero saber que tú también eres malo en algo. Vamos, me hará sentir mejor. –
– Tú no eres mediocre. – él dice, su nariz en mi cabello, su voz bien seria. Pero yo me niego a rendirme, necesito algo para seguir, algo que lo humanice aunque sea un poco.
– Solo una cosa, por favor. Aunque tengas que mentir. Es por una buena causa: mi auto-estima. – Yo trato de girarme para que él me pueda ver, pero él me aprieta fuerte logrando que me quede allí, mientras besa la punta de mi oreja y susurra,
– ¿De verdad quieres saberlo?– Yo digo que sí con la cabeza, mi corazón latiendo salvajemente, mi sangre pulsando electricidad. – Soy malo en el amor. – Yo miro a la chimenea de exteriores, preguntándome qué quiere decir con eso, y aunque en verdad quiero que él responda, tampoco quería que me respondiera con tan sinceridad.
– Eh, ¿te molestaría ser más específico?– le pregunto riendo nerviosamente, sin estar segura de que en realidad quiero escuchar su respuesta. Temiendo que tenga algo que ver con Drina, un tema que prefiero evitar. El se apretuja más contra mí, exhalando profundo, y se queda así por tanto tiempo, que me hace dudar si alguna vez hablará. Pero cuando finalmente lo hace, dice,
– Yo siempre termino… decepcionando. – El se encoje de hombres, rehusándose a explicar más.
– Pero solo tienes 17 años. – yo me libro de sus brazos y lo encaro. El se encoje de hombros. – ¿Y cuántas decepciones has hecho?– Pero en lugar de responder, él me atrae de vuelta, acerca sus labios a mi oído y susurra,
– Vamos a nadar. –
Otra señal más de cuán perfecto es Nick, él siempre tiene un traje de baño en su auto.
— Oye, esto es California, nunca sabes cuándo lo necesitarás, — él dice parándose en el borde de la piscina y sonriéndome.
— también tengo un traje isotérmico ¿debería usarlo?—
— No puedo responderte a eso, — le digo, sumergiéndome hasta el fondo de la piscina mientras el vapor cubre todo alrededor.
— Tienes que saberlo por ti mismo. — El se acerca al final del borde y finge que va a meter al agua el dedo gordo del pie.
— Sin pruebas, tienes que saltar. — le reto.
— ¿Puedo hacer un clavado?—
— Puedes zambullirte a lo bala de cañón, de pecho, como quieras. — yo río, mirando como él hace una pirueta perfecta antes de caer al agua y llegar a mi lado.
— Está perfecta. — él dice, su pelo aplastado hacia atrás, su piel mojada y brillante, pequeñas gotas de agua se pegan a sus pestañas, y justo cuando pienso que me va a besar, él se sumerge en el agua y se aleja nadando. Así que inhalo profundamente, me trago mi orgullo, y lo sigo.
— Mucho mejor, — él dice, abrazado a mí. — ¿Le tienes miedo a las profundidades?— yo sonrío, mis dedos de los pies a penas tocando el fondo.
— Me refería a tu ropa. Deberías vestirte así más a menudo. — Yo miro a mi pálido cuerpo en mi bikini blanco y trato de no sentirme demasiado insegura junto a su bronceado, perfecto y escultural cuerpo.
— Definitivamente mucho mejor que las sudaderas con capucha y jeans. — él ríe. Yo presiono mis labios, sin saber qué decir. — Pero supongo que uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, ¿cierto?— Yo estudio su rostro. Algo en la manera en que dijo eso, me hizo sentir como si él se refiriera a algo más, cómo si él supiera la verdadera razón por la cual me visto así. El sonríe.
— Obviamente te proteges de Stacia y Honor. A ellas no les gusta la competencia. — él recoge mi pelo tras mi oreja y acaricia el lado de mi cara.
— ¿Estamos compitiendo?— le pregunto, recordando el flirteo, los capullos, la pelea que tuvimos hoy en la escuela, las consecuencias que traerá, que seguramente no serán muy buenas. Observándolo mientras él me mira por mucho tiempo, por tanto tiempo que mi estado de ánimo cambia y me alejo.
— ______, nunca hubo ningún concurso, — él dice, siguiéndome. Pero yo me sumerjo en el agua y nado hasta el borde, agarrándome y saliendo, sabiendo que necesito actuar rápido si voy a decir lo que quiero, porque al momento que él se acerque, las palabras se evaporarán.
— ¿Cómo es posible que yo sepa algo cuando tú un día eres esto y al otro día quién sabe qué?— le digo, con voz y manos temblorosas, deseando poder callarme y simplemente dejarlo pasar para volver a la tarde romántica que estábamos teniendo. Pero sé que debo decir esto, sin importar las consecuencias que traiga. — O sea, un minuto me estas mirando -de esa forma en qué lo haces- y lo próximo que sé, es que estás por ahí con Stacia. — Presiono mis labios y espero a que él responda, observando mientras él sale de la piscina y se acerca a mí, tan guapo, mojado y brillante que tengo que esforzarme por mantener mi respiración.
— ______, yo-— él cierra sus ojos y suspira y cuando los vuelve a abrir, se acerca un paso más y dice, — Nunca fue mi intención lastimarte. De verdad. Nunca.— El me rodea con los brazos e intenta que yo lo mire directo a la cara y cuando lo hago, finalmente rindiéndome, él me mira directo a los ojos y dice, — Nada de lo que hice fue para lastimarte y siento mucho que te haya hecho sentir que estaba jugando con tus sentimientos. Te dije que no soy muy bueno en estas cosas. — él sonríe, hundiendo sus dedos en mi cabello mojado y sacando un tulipán rojo. Yo lo miro, fijándome en sus fuertes hombros, su pecho definido, su abdomen como tabla y sus manos desnudas. Ninguna manga en donde pueda esconder cosas, ningún bolsillo en donde pueda guardar cosas. Solamente su glorioso cuerpo casi desnudo, su empapado traje de baño y ese estúpido tulipán rojo en su mano.
— ¿Cómo lo haces?— le pregunto, conteniendo la respiración, sabiendo muy bien que no vino de mi oreja.
— ¿Qué cosa?— él sonríe, sus brazos rodeando mi cintura, acercándome más
. — Los tulipanes, los capullos, todo eso. — le susurro, tratando de ignorar la sensación de su mano sobre mi piel, como su contacto me hace sentir cálida, soñolienta, como mareada.
— Es magia. — él sonríe. Yo me alejo, busco una toalla y me cubro con ella.
— ¿Por qué nunca puedes hablar en serio?— le digo, preguntándome cómo fue que me metí en esto y si aún hay manera de salir del problema.
— Estoy hablando en serio,— él masculla, poniéndose su camisa y buscando sus llaves, mientras yo tiemblo en mi fría y húmeda toalla, observando calladamente cómo él se dirige a la salida, me mira sobre su hombro y me dice
— Sabine llegó,— antes de perderse en la noche.

ahhhhhhhhhhhhhh me encanta!
hace mucho que no subias!!
siii! estan geniales los caps
siguela pronto!