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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Eternidad(Nick&Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Eternidad(Nick&Tu)
COME ON!! sigue please amo esta nove demax demax¡¡¡
me pone down q no la sigas :(
me pone down q no la sigas :(
manuh♥
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Ai chicaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas :( no se como pedirles PERDON ! :( Me aausente MESES ( oh dios! ) :( no sé cmo pediiiirles perdon , es qe tuve unos probleemas ,estuve algoo ocupada i bueno .
Pero NUNCA me olvide de uds. chicas , MIS LECTORAS
:(. PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON :( PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON... :(
PERDON enserio :( prometo no aausentarme tanto asi desde ahora :( . Espero puedaan perdonar mi ausencia.
Pero NUNCA me olvide de uds. chicas , MIS LECTORAS
:(. PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON :( PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON... :(
PERDON enserio :( prometo no aausentarme tanto asi desde ahora :( . Espero puedaan perdonar mi ausencia.
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
:D Waaaaa , estoi feliz :) . Eeeen un raato , cuaando busqee la carpeeta de los caaps i los adaapte subo. Las qieroo :D
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Es como grosero ¿no crees?— Pongo mi mochila en mi hombro y me dirijo a la puerta. Riley ríe. —No seas ridícula. Es bueno estar al tanto con las personas de tu antigua vecindario. —
— ¿Vienes?— le pregunto, girándome impacientemente.
—Sip ¡A ver quién llega primero!— ella dice, escabulléndose y trepando el pasamanos. Su capa flota en el aire mientras se desliza escaleras abajo. Cuando llego a casa de Miles, él ya está esperando afuera, sus pulgares presionando botones en su celular. —Solo-un-segundo-¿bueno? ¡Listo!— El se sienta en el asiento del pasajero y se acerca a mí mirándome
. — ¡Ahora cuéntame todo de principio a fin! ¡Quiero todos los detalles sucios, sin dejar nada afuera!—
— ¿De qué estás hablando?— Me retiro de su calle y conduzco hacia la carretera, dándole una mirada de advertencia a Riley, quien está sentada sobre la rodilla de Miles, soplando en su cara y riendo cuando él trata de ajustar el ventilador. Miles me mira y sacude la cabeza.
— ¿Ho-la? ¿Nick? Escuché que ustedes lo estaban haciendo a la luz de la luna, besándose en la piscina, haciendo cositas bajo la luz plateada de la lun-—
— ¿A dónde quieres llegar con todo esto?— le pregunto, aún cuándo ya sé, pero deseando que exista alguna manera de detenerlo.
—Escucha, la noticia se ha corrido así que no trates de negarlo y te hubiera llamado ayer pero mi papá me confiscó el teléfono y me arrastró hasta las jaulas de batear para poder verme batear como niña.— el ríe —Debiste verme ¡actué bien afeminado y él estaba ho-rro-ri-za-do! Eso le enseñará. En fin, de vuelta al tema. Vamos, la revelación comienza ahora. Cuéntamelo todo. — él dice, girándose hacia mí y asintiendo impacientemente. — ¿Fue tan genial como todos nosotros soñamos que sería?—
Me encojo de hombros, mirando brevemente a Riley y advirtiéndole con mis ojos que deje de fastidiar o desaparezca.
—Lamento decepcionarte, — finalmente digo, —Pero no hay nada que contar. —
—Eso no fue lo que escuché. Haven me dijo-—
Presiono mis labios y sacudo la cabeza, el que ya sepa que Haven le dijo no significa que quiera escucharlo en voz alta. Así que lo corto en seco cuando digo, —Esta bien, nos besamos. Pero fue solo una vez. — Puedo sentirlo mirándome, sus cejas arqueadas, sus labios sonriendo con una mueca de sospecha. —Quizá dos veces. No lo sé, no conté, — yo mascullo, mintiendo como una principiante con la cara colorada, las manos sudorosas, evitando miradas y deseando que él no lo note. Porque la verdad es que en mi mente he repetido ese beso tantas veces, que se ha tatuado en mi cerebro.
— ¿Y?— él dice, impaciente por más.
—Y nada. — le digo, aliviada cuando lo miro y veo que Riley se ha ido.
— ¿No te llamó? ¿No te mandó un mensaje de texto o un email? ¿No volvió a visitarte?— Miles jadea, visiblemente disgustado,preguntándose qué significa no solo por mí, también por el futuro de nuestro grupo. Yo sacudo mi cabeza y miro directo al frente, molesta conmigo misma por no haber manejado mejor las cosas, odiando la manera en que mi garganta se ha achicado y mis ojos comienzan a arder. — ¿Pero que él dijo? Me refiero a cuando se fue de la fiesta. ¿Cuáles fueron sus últimas palabras?— Miles pregunta, determinado a encontrar algún rayo de esperanza en este deprimente y amargo paisaje. Yo giro en la luz, recordando nuestro extraño y precipitado adiós en la puerta. Luego encaro a Miles, trago pesadamente, y digo,
—El dijo ´souvenir`. — Y al momento que lo digo, sé que es realmente una mala señal. Nadie toma algo como recuerdo de un lugar que planea frecuentar. Miles me mira, sus ojos expresando las palabras que sus labios han negado.
—Dímelo a mí…— le digo, sacudiendo mi cabeza mientras entro en el estacionamiento. Aunque estoy totalmente comprometida a no pensar en Nick, no puedo evitar sentirme decepcionada cuando voy a la clase de inglés y veo que él no está ahí. Lo que, por supuesto, me hace pensar aún más en él hasta rayar en la obsesión. O sea, el que para mi nuestro beso haya parecido algo más que un simple beso al azar, no significa que él se siente de la misma manera.
El que para mí se haya sentido tan sólido, tan verdadero y tan transcendental, no significa que para él haya sido así. Porque no importa cuánto lo intente, no puedo borrar la imagen de él y Drina juntos, un perfecto Conde Fersen con una idílica María, mientras yo me quedo al margen con mucho brillo y cancán como la peor imitadora del mundo. Estoy a punto de prender mi iPod cuando Stacia y Nick entran juntos por la puerta, riendo y sonriendo, sus hombros casi tocándose, dos capullos blancos en las manos de ella. Y cuando él la deja en el escritorio de ella y se dirige hacia mí, torpemente me ocupo con unos papeles y finjo que no lo vi.
—Hola, — él dice, sentándose en su silla. Actuando como si todo fuera perfectamente normal. Como si no hubieran pasado menos de cuarenta y ocho horas desde que él me manoseó y luego se largó. Yo presiono mi mejilla contra mi mano y me fuerzo a bostezar, esperando parecer aburrida, cansada, agobiada por actividades que él no puede imaginar, garabateando en un pedazo de papel de mi libreta con dedos tan temblorosos que mi bolígrafo se resbala de mi mano. Me inclino para recogerlo y cuando regreso a mi escritorio me encuentro con un tulipán rojo en el tope.
— ¿Qué pasó? ¿Se te acabaron los capullos blancos?— le pregunto, hojeando libros y papeles como si tuviera algo importante que hacer. —
Jamás te daría un capullo, — él dice, sus ojos buscando los míos. Pero yo me rehúso a mirarlo, me rehúso a verme envuelta en su jueguito sadista. Yo solo agarro mi mochila y finjo que estoy buscando algo, maldiciendo en voz baja cuando encuentro que está lleno de tulipanes.
—Tu eres estrictamente una chica de tulipanes; tulipanes rojos. — él sonríe.
—Que emocionante. — digo entre dientes, dejando caer al suelo mi mochila y alejándome a la parte más lejana de mi asiento, sin tener la menor idea de qué signifique todo eso.
Cuando llego a nuestra mesa de almuerzo, soy un desastre sudoroso preguntándome si Nick estará ahí, si Haven estará ahí -porque, aunque no he hablado con ella desde la noche del sábado, apostaría todo a que sigue molesta conmigo. Pero a pesar de que me pasé toda la clase de química pensando en todo un discurso, al momento de verla se me olvidan todas las palabras.
—Bueno, miren quién está aquí. — Haven dice, mirándome. Me siento junto a Miles en el banco, quién está demasiado ocupado enviando mensajes de texto para notar mi presencia, y no puedo evitar preguntarme si debería buscarme nuevas amistades. Aunque dudo que alguien me quiera. —Estaba contándole a Miles todo lo que se perdió en Nocturne. Solo que está determinado a ignorarme. — ella frunce el ceño.
—Solamente porque estuve forzado a escucharla durante toda la clase de historia, y aún así no habías terminado y me hiciste llegar tarde a la clase de español. — él sacude la cabeza y continúa con su celular. Haven se esconde de hombros.
—Lo que pasa es que estas celoso porque no fuiste. — Luego, mirándome, ella intenta arreglarlo. —No es que tu fiesta no fuera buena, porque sí lo fue. Es solo que esta fue
más mi ambiente. Tú entiendes ¿verdad?— Yo limpio mi manzana con mi manga y me encojo de hombros, sin querer escuchar más sobre Nocturne,
—su ambiente— o Drina. Pero cuando finalmente la miro, estoy asombrada de ver cómo sus usuales lentes de contacto amarillos han sido remplazados por unos nuevos de color verde. Un verde tan familiar que me roba el aliento. Un verde que solo puede ser descrito como el verde de los ojos de Drina.
—Debiste haberlo visto, había una fila larguísima en la entrada, pero nos dejaron entrar al segundo de haber visto a Drina. ¡Ni siquiera tuvimos que pagar! No tuvimos que pagar nada, toda la noche estuvo paga. Hasta me quedé en el cuarto de ella. Se está quedando en esta increíble suite en el Hotel San Regis hasta que consiga un lugar más permanente para vivir. Deberías verlo: vista al océano, jacuzzi, un minibar, ¡de todo!— ella me mira, sus ojos esmeraldas grandes, llenos de emoción, esperando por una respuesta entusiasta que yo simplemente no puedo proveer. Presiono mis labios y me fijo en el resto de su apariencia, notando como su delineador es más suave, difuminado, más parecido al estilo de Drina, y su usual lápiz labial color rojo-sangre ha sido remplazado por un rosado más ligero, como el que usa Drina. Incluso su cabello, el cual siempre ha estado alisado desde que la conozco, ahora está ondulado y peinado como el de Drina. En cuanto a su vestido, este está hecho a la medida, sedoso y clásico, como algo que Drina se pondría.
— ¿Y dónde está Nick?— Haven me mira como si yo debería saberlo.
— ¿Vienes?— le pregunto, girándome impacientemente.
—Sip ¡A ver quién llega primero!— ella dice, escabulléndose y trepando el pasamanos. Su capa flota en el aire mientras se desliza escaleras abajo. Cuando llego a casa de Miles, él ya está esperando afuera, sus pulgares presionando botones en su celular. —Solo-un-segundo-¿bueno? ¡Listo!— El se sienta en el asiento del pasajero y se acerca a mí mirándome
. — ¡Ahora cuéntame todo de principio a fin! ¡Quiero todos los detalles sucios, sin dejar nada afuera!—
— ¿De qué estás hablando?— Me retiro de su calle y conduzco hacia la carretera, dándole una mirada de advertencia a Riley, quien está sentada sobre la rodilla de Miles, soplando en su cara y riendo cuando él trata de ajustar el ventilador. Miles me mira y sacude la cabeza.
— ¿Ho-la? ¿Nick? Escuché que ustedes lo estaban haciendo a la luz de la luna, besándose en la piscina, haciendo cositas bajo la luz plateada de la lun-—
— ¿A dónde quieres llegar con todo esto?— le pregunto, aún cuándo ya sé, pero deseando que exista alguna manera de detenerlo.
—Escucha, la noticia se ha corrido así que no trates de negarlo y te hubiera llamado ayer pero mi papá me confiscó el teléfono y me arrastró hasta las jaulas de batear para poder verme batear como niña.— el ríe —Debiste verme ¡actué bien afeminado y él estaba ho-rro-ri-za-do! Eso le enseñará. En fin, de vuelta al tema. Vamos, la revelación comienza ahora. Cuéntamelo todo. — él dice, girándose hacia mí y asintiendo impacientemente. — ¿Fue tan genial como todos nosotros soñamos que sería?—
Me encojo de hombros, mirando brevemente a Riley y advirtiéndole con mis ojos que deje de fastidiar o desaparezca.
—Lamento decepcionarte, — finalmente digo, —Pero no hay nada que contar. —
—Eso no fue lo que escuché. Haven me dijo-—
Presiono mis labios y sacudo la cabeza, el que ya sepa que Haven le dijo no significa que quiera escucharlo en voz alta. Así que lo corto en seco cuando digo, —Esta bien, nos besamos. Pero fue solo una vez. — Puedo sentirlo mirándome, sus cejas arqueadas, sus labios sonriendo con una mueca de sospecha. —Quizá dos veces. No lo sé, no conté, — yo mascullo, mintiendo como una principiante con la cara colorada, las manos sudorosas, evitando miradas y deseando que él no lo note. Porque la verdad es que en mi mente he repetido ese beso tantas veces, que se ha tatuado en mi cerebro.
— ¿Y?— él dice, impaciente por más.
—Y nada. — le digo, aliviada cuando lo miro y veo que Riley se ha ido.
— ¿No te llamó? ¿No te mandó un mensaje de texto o un email? ¿No volvió a visitarte?— Miles jadea, visiblemente disgustado,preguntándose qué significa no solo por mí, también por el futuro de nuestro grupo. Yo sacudo mi cabeza y miro directo al frente, molesta conmigo misma por no haber manejado mejor las cosas, odiando la manera en que mi garganta se ha achicado y mis ojos comienzan a arder. — ¿Pero que él dijo? Me refiero a cuando se fue de la fiesta. ¿Cuáles fueron sus últimas palabras?— Miles pregunta, determinado a encontrar algún rayo de esperanza en este deprimente y amargo paisaje. Yo giro en la luz, recordando nuestro extraño y precipitado adiós en la puerta. Luego encaro a Miles, trago pesadamente, y digo,
—El dijo ´souvenir`. — Y al momento que lo digo, sé que es realmente una mala señal. Nadie toma algo como recuerdo de un lugar que planea frecuentar. Miles me mira, sus ojos expresando las palabras que sus labios han negado.
—Dímelo a mí…— le digo, sacudiendo mi cabeza mientras entro en el estacionamiento. Aunque estoy totalmente comprometida a no pensar en Nick, no puedo evitar sentirme decepcionada cuando voy a la clase de inglés y veo que él no está ahí. Lo que, por supuesto, me hace pensar aún más en él hasta rayar en la obsesión. O sea, el que para mi nuestro beso haya parecido algo más que un simple beso al azar, no significa que él se siente de la misma manera.
El que para mí se haya sentido tan sólido, tan verdadero y tan transcendental, no significa que para él haya sido así. Porque no importa cuánto lo intente, no puedo borrar la imagen de él y Drina juntos, un perfecto Conde Fersen con una idílica María, mientras yo me quedo al margen con mucho brillo y cancán como la peor imitadora del mundo. Estoy a punto de prender mi iPod cuando Stacia y Nick entran juntos por la puerta, riendo y sonriendo, sus hombros casi tocándose, dos capullos blancos en las manos de ella. Y cuando él la deja en el escritorio de ella y se dirige hacia mí, torpemente me ocupo con unos papeles y finjo que no lo vi.
—Hola, — él dice, sentándose en su silla. Actuando como si todo fuera perfectamente normal. Como si no hubieran pasado menos de cuarenta y ocho horas desde que él me manoseó y luego se largó. Yo presiono mi mejilla contra mi mano y me fuerzo a bostezar, esperando parecer aburrida, cansada, agobiada por actividades que él no puede imaginar, garabateando en un pedazo de papel de mi libreta con dedos tan temblorosos que mi bolígrafo se resbala de mi mano. Me inclino para recogerlo y cuando regreso a mi escritorio me encuentro con un tulipán rojo en el tope.
— ¿Qué pasó? ¿Se te acabaron los capullos blancos?— le pregunto, hojeando libros y papeles como si tuviera algo importante que hacer. —
Jamás te daría un capullo, — él dice, sus ojos buscando los míos. Pero yo me rehúso a mirarlo, me rehúso a verme envuelta en su jueguito sadista. Yo solo agarro mi mochila y finjo que estoy buscando algo, maldiciendo en voz baja cuando encuentro que está lleno de tulipanes.
—Tu eres estrictamente una chica de tulipanes; tulipanes rojos. — él sonríe.
—Que emocionante. — digo entre dientes, dejando caer al suelo mi mochila y alejándome a la parte más lejana de mi asiento, sin tener la menor idea de qué signifique todo eso.
Cuando llego a nuestra mesa de almuerzo, soy un desastre sudoroso preguntándome si Nick estará ahí, si Haven estará ahí -porque, aunque no he hablado con ella desde la noche del sábado, apostaría todo a que sigue molesta conmigo. Pero a pesar de que me pasé toda la clase de química pensando en todo un discurso, al momento de verla se me olvidan todas las palabras.
—Bueno, miren quién está aquí. — Haven dice, mirándome. Me siento junto a Miles en el banco, quién está demasiado ocupado enviando mensajes de texto para notar mi presencia, y no puedo evitar preguntarme si debería buscarme nuevas amistades. Aunque dudo que alguien me quiera. —Estaba contándole a Miles todo lo que se perdió en Nocturne. Solo que está determinado a ignorarme. — ella frunce el ceño.
—Solamente porque estuve forzado a escucharla durante toda la clase de historia, y aún así no habías terminado y me hiciste llegar tarde a la clase de español. — él sacude la cabeza y continúa con su celular. Haven se esconde de hombros.
—Lo que pasa es que estas celoso porque no fuiste. — Luego, mirándome, ella intenta arreglarlo. —No es que tu fiesta no fuera buena, porque sí lo fue. Es solo que esta fue
más mi ambiente. Tú entiendes ¿verdad?— Yo limpio mi manzana con mi manga y me encojo de hombros, sin querer escuchar más sobre Nocturne,
—su ambiente— o Drina. Pero cuando finalmente la miro, estoy asombrada de ver cómo sus usuales lentes de contacto amarillos han sido remplazados por unos nuevos de color verde. Un verde tan familiar que me roba el aliento. Un verde que solo puede ser descrito como el verde de los ojos de Drina.
—Debiste haberlo visto, había una fila larguísima en la entrada, pero nos dejaron entrar al segundo de haber visto a Drina. ¡Ni siquiera tuvimos que pagar! No tuvimos que pagar nada, toda la noche estuvo paga. Hasta me quedé en el cuarto de ella. Se está quedando en esta increíble suite en el Hotel San Regis hasta que consiga un lugar más permanente para vivir. Deberías verlo: vista al océano, jacuzzi, un minibar, ¡de todo!— ella me mira, sus ojos esmeraldas grandes, llenos de emoción, esperando por una respuesta entusiasta que yo simplemente no puedo proveer. Presiono mis labios y me fijo en el resto de su apariencia, notando como su delineador es más suave, difuminado, más parecido al estilo de Drina, y su usual lápiz labial color rojo-sangre ha sido remplazado por un rosado más ligero, como el que usa Drina. Incluso su cabello, el cual siempre ha estado alisado desde que la conozco, ahora está ondulado y peinado como el de Drina. En cuanto a su vestido, este está hecho a la medida, sedoso y clásico, como algo que Drina se pondría.
— ¿Y dónde está Nick?— Haven me mira como si yo debería saberlo.
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Aqui lo último de hoy :
Yo le doy un mordisco a mi manzana y me encojo de hombros.
— ¿Qué pasó? Pensé que ahora eran pareja. — ella pregunta sin querer dejar el tema. Pero antes de que pueda responder, Miles deja su celular y mira a Haven de una manera que le deja saber sin palabras que tenga cuidado con lo que vaya a decir. Ella deja de mirar a Miles y me mira, luego sacude la cabeza y suspira.
—Lo que sea. Yo solo quiero que sepas que no me molesta que estés con Nick, así que sin preocupaciones ¿bueno?— Ella se encoje de hombros. —Lo he superado completamente. En serio. Promesa de meñique. — Yo sin mucho ánimo enrosco mi meñique alrededor del de ella y también me envuelvo en toda su energía y estoy completamente sorprendida de ver que ella está siendo sincera. O sea, a penas este fin de semana ella me catalogó como la enemiga pública número uno y ahora no le importa, aunque no puedo ver el por qué.
—Haven-— yo comienzo, preguntándome si de verdad debería hacer esto, pero luego pienso qué diablos, no tengo nada que perder. Ella me mira, sonriendo, esperando. — ¿Este… cuando ustedes fueron a Nocturne, por casualidad vieron a Nick?— presiono mis labios y espero, sintiendo la mirada brusca de Miles, mientras Haven solo me mira claramente confusa.
—Es que, lo que pasa es que él se fue poco tiempo después de ustedes, así que pensé que tal vez-—
Ella sacude la cabeza y se encoje de hombros.
—No, nunca lo vi. — ella dice, removiendo con la lengua un poco de glaseado de su labio. Aun cuando ya sé lo que veré, escojo ese momento para echar una ojeada a todo el comedor escolar, mirando el casto sistema de las mesas, la jerarquía alfabética, comenzando con nuestra pobre mesa Z y avanzando hacia la A. Preguntándome si encontraré a Nick y Stacia retozando en un lecho de capullos, o envueltos en alguna otra sórdida actividad que preferiría no ver. Pero, aunque en la mesa siguen haciendo las mismas actividades de siempre, con las mismas personas de siempre, al menos por hoy la mesa está libre de flores. Supongo que es porque Nick no está allí.
Capítulo 15
Nick me llama poco tiempo después de haberme quedado dormida y aunque he pasado las últimas dos semanas convenciéndome de que él no me gusta, me rindo al segundo de haber escuchado su voz.
—¿Es muy tarde?— Trato de enfocar mi vista para poder ver la hora en mi reloj despertador, confirmando que sí es tarde, pero en cambio diciendo
—No, está bien.—
—¿Estabas dormida?—
—Casi.— Pongo mis almohadas en el espaldar de la cama y luego me recuesto en ellas.
— ¿Puedo ir a tu casa?— Yo miro nuevamente al reloj, pero solo para comprobar que su pregunta es una locura.
—Probablemente no sea una buena idea. — Le digo y él se queda callado por tanto tiempo que pienso que ha colgado.
—Siento no haber podido estar contigo durante el almuerzo, — finalmente dice. —y durante la clase de arte. Me fui luego de la clase de inglés. —
—Eh, está bien, — mascullo, insegura de qué responder puesto que no somos una pareja y él no tiene que explicarme nada
. — ¿Estás segura de que es muy tarde?— él pregunta con voz profunda y persuasiva. —De verdad que quiero verte. No me quedaré mucho tiempo. — Yo sonrío, contenta con este pequeño cambio de papeles, de tener ahora yo el poder y permitiéndome una victoria mental cuando digo,
—Mañana en inglés me parece bien. —
— ¿Qué tal si te llevo a la escuela?— él pregunta, su voz casi convenciéndome de olvidar a Stacia, a Drina, su rápida retirada, olvidar todo, borrón y cuenta nueva. Pero no he llegado hasta tan lejos para luego rendirme tan fácilmente. Así que me obligo a decir,
—Miles y yo vamos juntos a la escuela. Así que mejor te veo en la clase de inglés. — y para evitar que él me convenza de lo contrario, cuelgo el teléfono y lo arrojo lejos de mi. La próxima mañana cuando Riley se aparece, ella se para frente a mí y dice,
— ¿Sigues irritable?— Yo pongo mis ojos en blanco. —Voy a tomar eso como un sí. — Ella ríe, sentándose en el tope de mi tocador y pateando mis gavetas con sus tacones.
— ¿Y de qué estas disfrazada hoy?— yo arrojo una pila de libros en mi mochila y miro su apretado corpiño, falda ancha y larga cabellera marrón.
—Elizabeth Swann. — ella sonríe. Yo entrecierro los ojos tratando de recordar el nombre.
— ¿Piratas?—
—Ajá. — Ella pone los ojos bizcos y saca la lengua. — ¿Y cómo van las cosas contigo y el Conde Fersen?— Yo pongo la mochila sobre mi hombro y me dirijo a la puerta, determinada a ignorar la pregunta cuando digo,
— ¿vienes?— Ella sacude la cabeza.
—Hoy no. Tengo una cita. — Me recuesto del marco de la puerta y la miro con ojos entrecerrados.
— ¿Qué quieres decir con eso de que tienes una cita?— Pero ella sacude la cabeza y se baja del tocador.
—No es asunto tuyo. — ella ríe, camina directo hacia la pared y desaparece. Como a Miles se le hizo tarde, a mí también se me hizo tarde y cuando llegamos a la escuela, el estacionamiento está completamente lleno. Todos están ocupados excepto por él último, el que todos quieren porque está al final, cerca de la salida. Y resulta que está justo al lado del auto de Nick
—¿Cómo lo hiciste?— Miles pregunta, agarrando sus libros y bajándose de mi auto compacto rojo, mirando a Nick como si fuera el mago más sexy del mundo.
— ¿Hacer qué?— Pregunta Nick mirándome.
—Guardar el lugar. Tienes que llegar aquí mucho antes de que el año escolar comience para poder tomar este sitio. — Nick ríe, sus ojos buscando los míos. Pero yo solo lo saludo con un movimiento de cabeza como si él fuera mi farmacéutico o cartero y no el chico con el que he estado obsesionada desde el momento que lo vi.
—El timbre va a sonar, — digo, apresurándome hacia la entrada y dirigiéndome directo a clases, notando como él se mueve tan rápido que llega a la puerta antes que yo sin ningún esfuerzo. Yo me apresuro hacia Honor y Stacia, pateando a propósito la mochila de Stacia cuando ella mira a Nick y dice, — ¿Oye, dónde está mi capullo?— Luego lamentándose al segundo cuando él responde,
—Lo siento, hoy no. — El se sienta en su silla y me dirige una mirada divertida.
—Alguien esta de pésimo humor. — y ríe. Pero yo solo me encojo de hombros y dejo caer mi mochila al suelo.
— ¿Por qué tanta prisa?— él se inclina hacia mí.
—El Sr. Robins se va a quedar en su casa. — Yo me giro.
— ¿Cómo-?— pero luego me detengo antes de poder terminar. O sea ¿cómo Nick puede saber lo que yo sé, que el Sr. Robins sigue en su casa, con resaca, sufriendo por su esposa e hija que lo dejaron recientemente?
—Vi a la sustituta mientras te esperaba, — él sonríe. —Se veía un poco perdida, así que la acompañé hasta el salón de maestros, pero se veía tan confundida que probablemente termine en el laboratorio de ciencias en lugar de aquí.— Al momento que lo dice, sé que es cierto porque la acabo de ver entrando a otra clase pensando que era la nuestra. —Y dime ¿qué he hecho para haberte hecho enojar tanto?— Yo miro a Stacia susurrarle al oído de Honor y veo como sacuden su cabeza y me miran. —Ignóralas, son idiotas, — Nick susurra, inclinándose hacia mí y poniendo su mano sobre la mía. —Lo siento no he estado contigo mucho tiempo. Tuve una visita que no pude evitar. —
— ¿Te refieres a Drina?— y al momento que lo digo, me avergüenzo de lo mal y celosa que soné. Deseando poder ser más natural y calmada, actuar como si ni siquiera hubiera notado como todo cambió al momento que ella apareció. Pero la verdad es que eso es completamente imposible para mí porque estoy más cerca de ser paranoica que de ser ingenua.
—________ -— él comienza. Pero como ya he comenzado, más vale que continúe. — ¿Has visto últimamente a Haven? Ella es como una pequeña copia de Drina. Se viste como ella, actúa como ella, incluso tiene el mismo color de ojos. En serio, ve un momento a la mesa del almuerzo y lo verás. — Lo miro como si él fuera el responsable, como si fuera su culpa. Pero al momento que nuestros ojos se encuentran, estoy nuevamente bajo su hechizo, un indefenso pedazo de metal contra su irresistible fuerza magnética. El respira profundamente, luego sacude su cabeza mientras dice,
—______, no es lo que tú piensas. — Yo me alejo y presiono mis labios.
-No tienes ni idea de lo que pienso. -
—Déjame arreglar las cosas contigo. Déjame salir contigo, ir a un lugar especial, por favor. — Puedo sentir en mi piel la calidez de su mirada, pero no me voy a arriesgar a mirarlo. Quiero que él se preocupe, que tenga dudas. Quiero alargar esto lo más que pueda. Así que me muevo en mi silla, lo miro brevemente y digo,
—Ya veremos. — Cuándo salgo del quinto periodo, la clase de historia, Nick me está esperando en la puerta y, pensando que él solo quiere acompañarme hasta la mesa del comedor, le digo,
—déjame antes dejar mi mochila en mi casillero.—
—No hay necesidad.— El sonríe, rodeando mi cintura con su brazo. —La sorpresa comienza ahora. —
— ¿Sorpresa?— y cuando miro a sus ojos, el mundo entero se achica hasta solo ser él y yo, rodeados por estática.
El sonríe.
—Ya sabes, te voy a llevar a lugar especial. Tan especial que olvidarás mis transgresiones. —
— ¿Y qué pasa con nuestras clases, nos saltaremos el resto del día?— yo cruzo mis brazos sobre mi pecho, aunque es solo por apariencias. El ríe y se inclina hacia mí, sus labios rozando el lado de mi cuello formando la palabra sí, y mientras me alejo estoy sorprendida de escucharme decir ¿cómo? en lugar de no.
—No te preocupes. — él sonríe, apretando mi mano mientras me lleva hacia la salida. —Estarás a salvo conmigo. —
Capítulo 16
¿Disneylandia? Bajé del auto con él, quedando en shock. De todos los lugares que pensé que iríamos, este nunca figuró en mi lista.
–He oído que este es el lugar más feliz de la tierra. – Él ríe– ¿Habías venido? – Niego con la cabeza.
–Bien, entonces seré tu guía.- Él pone su brazo alrededor de mí, guiándome hacía el interior del lugar. Bajamos por la calle. Intento imaginarlo viniendo aquí antes. Él es tan pulcro, tan sofisticado, tan sexy, tan cuidadoso, es difícil imaginarlo viniendo a un lugar donde rigen las reglas de Mickey Mouse.
–Siempre es mejor venir en la semana, cuando no hay tanta gente– él dice, cruzando la calle.
– Vamos, te enseñare New Orleáns, es mi parte favorita. –
– ¿Vienes aquí seguido? – Me detengo en medio de la calle esperando su respuesta.
– ¿Te dije que me acabo de mudar aquí? – Él ríe– Me acabo de mudar aquí. Pero eso no significa que nunca haya estado aquí. – Él dice, llevándome hacia la mansión embrujada.
Luego de La Mansión Embrujada, nos dirigimos a la atracción de los Piratas del Caribe y cuando terminamos con esa, él me mira y dice, — ¿y cuál te gustó más?—
— El de los piratas, — digo, asintiendo con la cabeza. — creo. —
Él me mira. — Bueno, los dos estuvieron bien. — me encojo de hombros.
— Pero los piratas tienen a Johnny Depp, así que eso les da mucha ventaja, ¿no crees?—
— ¿Johnny Depp? ¿Así que con eso tengo que competir?— el alza una ceja. Yo me encojo de hombros, mirando los jeans oscuros de Damen, su camisa negra de mangas largas y esas botas. Cualquier artista de Hollywood parecería un duende comparado con él, pero yo no voy a admitir eso.
— ¿Quieres ir otra vez?— él pregunta con sus ojos oscuros destellando. Así que vamos otra vez y luego nos dirigimos a La Mansión Embrujada y cuando llegamos a la última parte en donde los fantasmas se sientan junto a ti en tu carro, casi espero ver a Riley apretujada entre nosotros, riendo, saludando y haciendo payasadas. Pero en cambio, es solo una de esas caricaturas de Disney representando un fantasma y recuerdo que Riley está en esa cita y supongo que debe estar muy ocupada. Luego de terminar las mismas atracciones, terminamos sentados en una de las primeras mesas en el restaurante Blue Bayou, que está dentro de la sección de los Piratas del Caribe, y mientras tomo de mi té helado, lo miro a él y digo,
— Ok, resulta que sé que este es un parque enorme y que tiene más de dos atracciones. Atracciones que no tienen nada que ver con piratas o fantasmas. —
— Yo también he escuchado eso. — él sonríe, ensartando calamares en su tenedor y ofreciéndomelos. — Ellos solían tener una que se llamaba Misión a Marte. Era conocida como la atracción de los besos porque era bien oscuro adentro. —
— ¿Sigue aquí?— pregunto, toda mi cara sonrojándose cuando me doy cuenta que he sonado demasiado entusiasmada. — No es que quiera ir o algo. Es simplemente curiosidad. —
El me mira, su cara obviamente divertida, luego sacude su cabeza y dice, — No, lo cerraron hace mucho. —
— ¿y tu ibas a la atracción de los besos cuando tenías cuánto, dos años?— le pregunto, alcanzando una salchicha rellena de champiñones y esperando que me sepa bien.
— Yo no. — él sonríe. — Eso fue mucho antes que yo. —
Normalmente yo haría cualquier cosa por evitar un lugar como este. Un lugar tan congestionado con la energía de la gente, de sus brillantes auras, su incómoda colección de pensamientos. Pero con Nick es diferente, sin esfuerzos, placentero; porque siempre que me toca, siempre que me habla, es como si nosotros fuéramos los únicos allí. Luego del almuerzo, paseamos por todo el parque, vamos a todas las atracciones rápidas y evitamos las que tienen que ver con agua, o al menos las que terminas con tu ropa empapada, y cuando comienza a oscurecer, él me lleva al castillo de la Bella Durmiente y nos ubicamos cerca del foso y esperamos que comience el espectáculo de fuegos artificiales.
ESPERO LES HAYAA GUSTADO. :) COMENTEEEN MUCHO . LAS QIERO
Yo le doy un mordisco a mi manzana y me encojo de hombros.
— ¿Qué pasó? Pensé que ahora eran pareja. — ella pregunta sin querer dejar el tema. Pero antes de que pueda responder, Miles deja su celular y mira a Haven de una manera que le deja saber sin palabras que tenga cuidado con lo que vaya a decir. Ella deja de mirar a Miles y me mira, luego sacude la cabeza y suspira.
—Lo que sea. Yo solo quiero que sepas que no me molesta que estés con Nick, así que sin preocupaciones ¿bueno?— Ella se encoje de hombros. —Lo he superado completamente. En serio. Promesa de meñique. — Yo sin mucho ánimo enrosco mi meñique alrededor del de ella y también me envuelvo en toda su energía y estoy completamente sorprendida de ver que ella está siendo sincera. O sea, a penas este fin de semana ella me catalogó como la enemiga pública número uno y ahora no le importa, aunque no puedo ver el por qué.
—Haven-— yo comienzo, preguntándome si de verdad debería hacer esto, pero luego pienso qué diablos, no tengo nada que perder. Ella me mira, sonriendo, esperando. — ¿Este… cuando ustedes fueron a Nocturne, por casualidad vieron a Nick?— presiono mis labios y espero, sintiendo la mirada brusca de Miles, mientras Haven solo me mira claramente confusa.
—Es que, lo que pasa es que él se fue poco tiempo después de ustedes, así que pensé que tal vez-—
Ella sacude la cabeza y se encoje de hombros.
—No, nunca lo vi. — ella dice, removiendo con la lengua un poco de glaseado de su labio. Aun cuando ya sé lo que veré, escojo ese momento para echar una ojeada a todo el comedor escolar, mirando el casto sistema de las mesas, la jerarquía alfabética, comenzando con nuestra pobre mesa Z y avanzando hacia la A. Preguntándome si encontraré a Nick y Stacia retozando en un lecho de capullos, o envueltos en alguna otra sórdida actividad que preferiría no ver. Pero, aunque en la mesa siguen haciendo las mismas actividades de siempre, con las mismas personas de siempre, al menos por hoy la mesa está libre de flores. Supongo que es porque Nick no está allí.
Capítulo 15
Nick me llama poco tiempo después de haberme quedado dormida y aunque he pasado las últimas dos semanas convenciéndome de que él no me gusta, me rindo al segundo de haber escuchado su voz.
—¿Es muy tarde?— Trato de enfocar mi vista para poder ver la hora en mi reloj despertador, confirmando que sí es tarde, pero en cambio diciendo
—No, está bien.—
—¿Estabas dormida?—
—Casi.— Pongo mis almohadas en el espaldar de la cama y luego me recuesto en ellas.
— ¿Puedo ir a tu casa?— Yo miro nuevamente al reloj, pero solo para comprobar que su pregunta es una locura.
—Probablemente no sea una buena idea. — Le digo y él se queda callado por tanto tiempo que pienso que ha colgado.
—Siento no haber podido estar contigo durante el almuerzo, — finalmente dice. —y durante la clase de arte. Me fui luego de la clase de inglés. —
—Eh, está bien, — mascullo, insegura de qué responder puesto que no somos una pareja y él no tiene que explicarme nada
. — ¿Estás segura de que es muy tarde?— él pregunta con voz profunda y persuasiva. —De verdad que quiero verte. No me quedaré mucho tiempo. — Yo sonrío, contenta con este pequeño cambio de papeles, de tener ahora yo el poder y permitiéndome una victoria mental cuando digo,
—Mañana en inglés me parece bien. —
— ¿Qué tal si te llevo a la escuela?— él pregunta, su voz casi convenciéndome de olvidar a Stacia, a Drina, su rápida retirada, olvidar todo, borrón y cuenta nueva. Pero no he llegado hasta tan lejos para luego rendirme tan fácilmente. Así que me obligo a decir,
—Miles y yo vamos juntos a la escuela. Así que mejor te veo en la clase de inglés. — y para evitar que él me convenza de lo contrario, cuelgo el teléfono y lo arrojo lejos de mi. La próxima mañana cuando Riley se aparece, ella se para frente a mí y dice,
— ¿Sigues irritable?— Yo pongo mis ojos en blanco. —Voy a tomar eso como un sí. — Ella ríe, sentándose en el tope de mi tocador y pateando mis gavetas con sus tacones.
— ¿Y de qué estas disfrazada hoy?— yo arrojo una pila de libros en mi mochila y miro su apretado corpiño, falda ancha y larga cabellera marrón.
—Elizabeth Swann. — ella sonríe. Yo entrecierro los ojos tratando de recordar el nombre.
— ¿Piratas?—
—Ajá. — Ella pone los ojos bizcos y saca la lengua. — ¿Y cómo van las cosas contigo y el Conde Fersen?— Yo pongo la mochila sobre mi hombro y me dirijo a la puerta, determinada a ignorar la pregunta cuando digo,
— ¿vienes?— Ella sacude la cabeza.
—Hoy no. Tengo una cita. — Me recuesto del marco de la puerta y la miro con ojos entrecerrados.
— ¿Qué quieres decir con eso de que tienes una cita?— Pero ella sacude la cabeza y se baja del tocador.
—No es asunto tuyo. — ella ríe, camina directo hacia la pared y desaparece. Como a Miles se le hizo tarde, a mí también se me hizo tarde y cuando llegamos a la escuela, el estacionamiento está completamente lleno. Todos están ocupados excepto por él último, el que todos quieren porque está al final, cerca de la salida. Y resulta que está justo al lado del auto de Nick
—¿Cómo lo hiciste?— Miles pregunta, agarrando sus libros y bajándose de mi auto compacto rojo, mirando a Nick como si fuera el mago más sexy del mundo.
— ¿Hacer qué?— Pregunta Nick mirándome.
—Guardar el lugar. Tienes que llegar aquí mucho antes de que el año escolar comience para poder tomar este sitio. — Nick ríe, sus ojos buscando los míos. Pero yo solo lo saludo con un movimiento de cabeza como si él fuera mi farmacéutico o cartero y no el chico con el que he estado obsesionada desde el momento que lo vi.
—El timbre va a sonar, — digo, apresurándome hacia la entrada y dirigiéndome directo a clases, notando como él se mueve tan rápido que llega a la puerta antes que yo sin ningún esfuerzo. Yo me apresuro hacia Honor y Stacia, pateando a propósito la mochila de Stacia cuando ella mira a Nick y dice, — ¿Oye, dónde está mi capullo?— Luego lamentándose al segundo cuando él responde,
—Lo siento, hoy no. — El se sienta en su silla y me dirige una mirada divertida.
—Alguien esta de pésimo humor. — y ríe. Pero yo solo me encojo de hombros y dejo caer mi mochila al suelo.
— ¿Por qué tanta prisa?— él se inclina hacia mí.
—El Sr. Robins se va a quedar en su casa. — Yo me giro.
— ¿Cómo-?— pero luego me detengo antes de poder terminar. O sea ¿cómo Nick puede saber lo que yo sé, que el Sr. Robins sigue en su casa, con resaca, sufriendo por su esposa e hija que lo dejaron recientemente?
—Vi a la sustituta mientras te esperaba, — él sonríe. —Se veía un poco perdida, así que la acompañé hasta el salón de maestros, pero se veía tan confundida que probablemente termine en el laboratorio de ciencias en lugar de aquí.— Al momento que lo dice, sé que es cierto porque la acabo de ver entrando a otra clase pensando que era la nuestra. —Y dime ¿qué he hecho para haberte hecho enojar tanto?— Yo miro a Stacia susurrarle al oído de Honor y veo como sacuden su cabeza y me miran. —Ignóralas, son idiotas, — Nick susurra, inclinándose hacia mí y poniendo su mano sobre la mía. —Lo siento no he estado contigo mucho tiempo. Tuve una visita que no pude evitar. —
— ¿Te refieres a Drina?— y al momento que lo digo, me avergüenzo de lo mal y celosa que soné. Deseando poder ser más natural y calmada, actuar como si ni siquiera hubiera notado como todo cambió al momento que ella apareció. Pero la verdad es que eso es completamente imposible para mí porque estoy más cerca de ser paranoica que de ser ingenua.
—________ -— él comienza. Pero como ya he comenzado, más vale que continúe. — ¿Has visto últimamente a Haven? Ella es como una pequeña copia de Drina. Se viste como ella, actúa como ella, incluso tiene el mismo color de ojos. En serio, ve un momento a la mesa del almuerzo y lo verás. — Lo miro como si él fuera el responsable, como si fuera su culpa. Pero al momento que nuestros ojos se encuentran, estoy nuevamente bajo su hechizo, un indefenso pedazo de metal contra su irresistible fuerza magnética. El respira profundamente, luego sacude su cabeza mientras dice,
—______, no es lo que tú piensas. — Yo me alejo y presiono mis labios.
-No tienes ni idea de lo que pienso. -
—Déjame arreglar las cosas contigo. Déjame salir contigo, ir a un lugar especial, por favor. — Puedo sentir en mi piel la calidez de su mirada, pero no me voy a arriesgar a mirarlo. Quiero que él se preocupe, que tenga dudas. Quiero alargar esto lo más que pueda. Así que me muevo en mi silla, lo miro brevemente y digo,
—Ya veremos. — Cuándo salgo del quinto periodo, la clase de historia, Nick me está esperando en la puerta y, pensando que él solo quiere acompañarme hasta la mesa del comedor, le digo,
—déjame antes dejar mi mochila en mi casillero.—
—No hay necesidad.— El sonríe, rodeando mi cintura con su brazo. —La sorpresa comienza ahora. —
— ¿Sorpresa?— y cuando miro a sus ojos, el mundo entero se achica hasta solo ser él y yo, rodeados por estática.
El sonríe.
—Ya sabes, te voy a llevar a lugar especial. Tan especial que olvidarás mis transgresiones. —
— ¿Y qué pasa con nuestras clases, nos saltaremos el resto del día?— yo cruzo mis brazos sobre mi pecho, aunque es solo por apariencias. El ríe y se inclina hacia mí, sus labios rozando el lado de mi cuello formando la palabra sí, y mientras me alejo estoy sorprendida de escucharme decir ¿cómo? en lugar de no.
—No te preocupes. — él sonríe, apretando mi mano mientras me lleva hacia la salida. —Estarás a salvo conmigo. —
Capítulo 16
¿Disneylandia? Bajé del auto con él, quedando en shock. De todos los lugares que pensé que iríamos, este nunca figuró en mi lista.
–He oído que este es el lugar más feliz de la tierra. – Él ríe– ¿Habías venido? – Niego con la cabeza.
–Bien, entonces seré tu guía.- Él pone su brazo alrededor de mí, guiándome hacía el interior del lugar. Bajamos por la calle. Intento imaginarlo viniendo aquí antes. Él es tan pulcro, tan sofisticado, tan sexy, tan cuidadoso, es difícil imaginarlo viniendo a un lugar donde rigen las reglas de Mickey Mouse.
–Siempre es mejor venir en la semana, cuando no hay tanta gente– él dice, cruzando la calle.
– Vamos, te enseñare New Orleáns, es mi parte favorita. –
– ¿Vienes aquí seguido? – Me detengo en medio de la calle esperando su respuesta.
– ¿Te dije que me acabo de mudar aquí? – Él ríe– Me acabo de mudar aquí. Pero eso no significa que nunca haya estado aquí. – Él dice, llevándome hacia la mansión embrujada.
Luego de La Mansión Embrujada, nos dirigimos a la atracción de los Piratas del Caribe y cuando terminamos con esa, él me mira y dice, — ¿y cuál te gustó más?—
— El de los piratas, — digo, asintiendo con la cabeza. — creo. —
Él me mira. — Bueno, los dos estuvieron bien. — me encojo de hombros.
— Pero los piratas tienen a Johnny Depp, así que eso les da mucha ventaja, ¿no crees?—
— ¿Johnny Depp? ¿Así que con eso tengo que competir?— el alza una ceja. Yo me encojo de hombros, mirando los jeans oscuros de Damen, su camisa negra de mangas largas y esas botas. Cualquier artista de Hollywood parecería un duende comparado con él, pero yo no voy a admitir eso.
— ¿Quieres ir otra vez?— él pregunta con sus ojos oscuros destellando. Así que vamos otra vez y luego nos dirigimos a La Mansión Embrujada y cuando llegamos a la última parte en donde los fantasmas se sientan junto a ti en tu carro, casi espero ver a Riley apretujada entre nosotros, riendo, saludando y haciendo payasadas. Pero en cambio, es solo una de esas caricaturas de Disney representando un fantasma y recuerdo que Riley está en esa cita y supongo que debe estar muy ocupada. Luego de terminar las mismas atracciones, terminamos sentados en una de las primeras mesas en el restaurante Blue Bayou, que está dentro de la sección de los Piratas del Caribe, y mientras tomo de mi té helado, lo miro a él y digo,
— Ok, resulta que sé que este es un parque enorme y que tiene más de dos atracciones. Atracciones que no tienen nada que ver con piratas o fantasmas. —
— Yo también he escuchado eso. — él sonríe, ensartando calamares en su tenedor y ofreciéndomelos. — Ellos solían tener una que se llamaba Misión a Marte. Era conocida como la atracción de los besos porque era bien oscuro adentro. —
— ¿Sigue aquí?— pregunto, toda mi cara sonrojándose cuando me doy cuenta que he sonado demasiado entusiasmada. — No es que quiera ir o algo. Es simplemente curiosidad. —
El me mira, su cara obviamente divertida, luego sacude su cabeza y dice, — No, lo cerraron hace mucho. —
— ¿y tu ibas a la atracción de los besos cuando tenías cuánto, dos años?— le pregunto, alcanzando una salchicha rellena de champiñones y esperando que me sepa bien.
— Yo no. — él sonríe. — Eso fue mucho antes que yo. —
Normalmente yo haría cualquier cosa por evitar un lugar como este. Un lugar tan congestionado con la energía de la gente, de sus brillantes auras, su incómoda colección de pensamientos. Pero con Nick es diferente, sin esfuerzos, placentero; porque siempre que me toca, siempre que me habla, es como si nosotros fuéramos los únicos allí. Luego del almuerzo, paseamos por todo el parque, vamos a todas las atracciones rápidas y evitamos las que tienen que ver con agua, o al menos las que terminas con tu ropa empapada, y cuando comienza a oscurecer, él me lleva al castillo de la Bella Durmiente y nos ubicamos cerca del foso y esperamos que comience el espectáculo de fuegos artificiales.
ESPERO LES HAYAA GUSTADO. :) COMENTEEEN MUCHO . LAS QIERO
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Un poquito de cap , dedicado a CoteDreamer( amo tu nombre :D es mui lindo ! :) )
— ¿Estoy perdonado?— él pregunta, sus brazos alrededor de mi cintura, sus dientes jugueteando con mi cuello, mi mandíbula y oreja. El súbito estallido de los fuegos artificiales, su retumbante chisporroteo y chasquido, parecen débil y lejanos mientras nuestros cuerpos se apretujan y sus labios se mueven contra los míos. — Mira, — él susurra, apartándose y señalando hacia el cielo, hacia una propulsión de ruedas color púrpura, cascadas doradas, fuentes plateadas, crisantemos rosados, y para el gran final, una docena de tulipanes rojos. Todos ellos destellando y explotando en una sucesión tan rápida que hace vibrar el concreto bajo nuestros pies. Espera, ¿tulipanes rojos? Yo miro a Nick, mis ojos llenos de preguntas, pero él solo sonríe y con su cabeza señala hacia el cielo y, aunque todo se está desvaneciendo, la memoria es sólida y está impresa en mi mente. Luego él me acerca y con sus labios cerca de mi oído, me dice, — El espectáculo se ha acabado, la chica gorda cantó. —
— ¿Estas diciéndole gorda a Campanita?— yo río mientras él toma mi mano y me dirige hacia la salida y de vuelta a nuestros autos. Yo me acomodo en mi Miata, sonriendo mientras él se inclina en mi ventana y dice,
— No te preocupes, habrá más días como este. La próxima vez te llevaré a La Aventura Californiana*.—
— Pensé que acabamos de tener una aventura californiana. — yo río, sorprendida de la manera en que él siempre parece saber lo que estoy pensando antes de que tenga la oportunidad de poder pronunciarlo. — ¿Tengo que seguirte otra ves?— introduzco la llave en la ignición y enciendo el motor.
El sacude su cabeza. — Yo te seguiré a ti. — él sonríe. — Tengo que asegurarme de que llegues a casa a salvo. —
Yo salgo del estacionamiento, introduciéndome en la autopista y encaminándome hacia mi hogar y cuando miro por mi espejo retrovisor, no puedo evitar sonreí cuando veo a Nick justo detrás de mí. ¡Tengo novio! Un novio guapísimo, sexy, inteligente y encantador. Uno que me hace sentir normal otra vez. Uno que me hace olvidar que no lo soy. Extiendo mi mano hacia el asiento del pasajero y saco de la bolsa mi nueva sudadera, trazando con mis dedos el aplicado de Mickey Mouse, recordando el momento en que Nick lo escogió para mí.
— Este no tiene capucha, — él me dijo, colocándola en frente mío para ver cómo me quedaba.
— ¿Qué estas tratando de decir?— miré al espejo con los ojos entornados, preguntándome si él odiaba mi forma de vestir tanto como Riley piensa. Pero él solo se encogió de hombros.
— ¿Qué puedo decir? Te prefiero sin capucha. — Yo sonrío recordando eso, recordando la manera en que él me besó mientras hacíamos fila para pagar, la calidez y dulce sensación de sus labios sobre los míos-
Y cuando mi el timbre de mi celular suena, miro por el retrovisor y veo Nick sosteniendo el suyo.
— Hey, — le digo bajando la voz para que suene ronca y profunda.
— Guarda eso para otra persona. — dice Haven. — Perdón por decepcionarte, pero soy yo. —
— Ah, y ¿cómo estás?— le pregunto, poniendo las señales intermitentes de cambio de carril para que Nick me pueda seguir. Pero el ya no está ahí. Yo miro por mi espejo retrovisor y por los espejos laterales, frenéticamente buscando en los cuatro carriles, pero él ya no está.
— ¿Me estas escuchando?— Haven pregunta, enojada.
— Lo siento ¿qué?— yo bajo la velocidad y miro sobre mi hombro buscando el BMW negro de Nick, mientras un camión pasa junto a mí y me dice con la mano que acelere.
— ¡Dije que Evangeline está desaparecida!—
— ¿A qué te refieres con desaparecida?— le pregunto vacilando lo más que puedo, antes de tomar la 133, sin poder encontrar a Nick, cuando sé que él no se me ha adelantado.
— La he llamado al celular un montón de veces y ella no me contestó. —
— ¿y?— le digo, ansiosa de terminar con esta conversación sobre rastreo de llamadas, para así regresar a mi propio caso de persona desaparecida.
— Pues que no solamente no contesta, tampoco está en su apartamento y nadie la ha visto desde Halloween. —
— ¿A qué te refieres con eso?— vuelvo a mirar por mi espejo retrovisor y mis espejos laterales, y sigo sin ver a Nick.
— ¿Ella no se fue con ustedes?—
— No exactamente. — Haven dice con voz llena de remordimiento. Me rindo luego de que dos autos tocaran el claxon y me hicieran gestos groseros con el dedo, prometiéndome que tan pronto termine de hablar con Haven, llamaré a Damen a su celular y lo aclararé todo. — ¿Ho-la?— ella dice, prácticamente gritando. — O sea, dios, si estas demasiado ocupada para mi, entonces solo dilo. Puedo llamar a Miles, ¿sabes?—
Respiro profundamente, esforzándome en mantener la paciencia. – Haven, lo siento ¿bueno? Estoy intentando conducir y estoy un poco distraída. Además, tú y yo sabemos muy bien que Miles está en su clase de actuación y por eso me llamaste. – Cambio al último carril de la izquierda, determinada a llegar a casa lo más pronto posible.
– Como quieras, – ella masculla. – De todas maneras, aún no te había dicho esto, pero Drina y yo nos fuimos sin ella. –
– ¿Tú qué?–
– Ya sabes, en Nocturne. Ella simplemente como que desapareció. O sea, la buscamos por todas partes, pero no la pudimos encontrar. Así que pensamos que se había ido con alguien, lo que -créeme- no sería nada raro en ella, y luego nosotras nos fuimos. –
– ¿y la dejaste sola en LA, en la noche de Halloween, cuando toda la gente rara anda suelta?– y al momento que lo digo, las puedo ver. Veo a las tres en un oscuro club, Drina llevando a Haven a la sección VIP, evadiendo a Evangeline a propósito y, aunque no puedo ver nada después de eso, definitivamente no vi ningún chico con ellas.
– ¿Qué se supone que hubiéramos hecho? O sea, no sé si sabes esto, pero ella tiene dieciocho años, lo que significa que puede hacer lo que quiera. Además, Drina dijo que la vigilaría, pero luego le perdió el rastro. Acabo de colgar con ella y se siente horrible. – – ¿Drina se siente horrible?– pongo mis ojos en blanco, encontrando eso muy difícil de creer. Drina no parece ser del tipo de personas que tienen sentimientos y menos aún remordimientos. – ¿Qué se supone que signifique eso? Ni siquiera la conoces. – Presiono mis labios y acelero el auto, en parte porque sé que esta calle está libre de policías y en parte porque quiero dejar atrás a Haven, a Drina, a Evangeline y a la extraña desaparición de Nick. Quiero escapar de todo, incluso cuando sé que no puedo. – Lo siento. – digo finalmente, sacando el pié del acelerador y volviendo a una velocidad regular. – Como quieras. Yo solo- Me siento horrible, no sé qué hacer. – – ¿Llamaste a sus padres?– le pregunto, aunque ya presiento la respuesta. – Su madre es una alcohólica, vive en algún lugar de Arizona, y su padre las abandonó cuando ella aún ni había nacido y, créeme, su
casero lo único que le interesa es deshacerse de todas sus cosas para poder volver a rentar el piso. Incluso llenamos un reporte policíaco, pero ellos no parecían muy interesados. – – Lo sé. – le digo, ajustando las luces para la oscura ruta del cañón. – ¿Qué quieres decir con eso de que lo sabes?– – Me refiero a que sé cómo te debes sentir, – me apresuro a decir para cubrir mi error. Ella suspira. – ¿Y dónde estás? ¿Por qué no estuviste en el almuerzo?– Estoy en Cañón Laguna, de camino a casa. Estuve en Disneylandia, Damen me llevó. – sonrío al recordar, aunque mi sonrisa se borra muy rápidamente. – Santo cielo, eso es tan bizarro, – dice Haven. – Y me lo dices, – le digo, estando completamente de acuerdo con ella. Sigo sin acostumbrarme a la idea de verlo a él disfrutando en El Reino Mágico, aún cuando lo he visto con mis propios ojos. – No, me refiero a que Drina también fue. Ella dijo que no había ido en años y quería ver cuánto había cambiado. ¿No es eso extraño? ¿Ustedes la vieron?– – Eh, no, – le digo, intentado sonar tranquila aunque la realidad es que mi estómago esta revuelto, mis manos sudorosas y me siento aterrorizada. – Vaya. Raro. Pero ya sabes, ese sitio es enorme y hay mucha gente. – ella ríe.
– Sí. Sí lo es, – le digo. – Mira, me tengo que ir, te veo mañana. – Y antes de que ella pueda responder, me estaciono en la orilla de la carretera, busco en mi celular el número de Damen en la lista de llamadas y golpeo fuertemente el volante cuando veo que está marcado como privado. Tremendo novio. Ni siquiera tengo su número telefónico, y menos aún sé dónde vive.
Capítulo 17
Ayer por la noche, cuando finalmente Damen llamó (supuse que al menos lo leyó desde la pantalla de privado), yo me fui directamente al coreo de voz. Y esta mañana, mientras me preparaba para ir a la escuela, lo borro sin ni siquiera escucharlo. – ¿Es que no es curioso?– Riley pregunta, girando alrededor de mi silla, con su capa echada hacia atrás y su traje de Matrix negro brillante. – No–, yo miré ferozmente al Mickey Mouse de la sudadera metida dentro de su bolsa, para luego llegar a uno que él no me compró. – Bueno, tú podrías haberme dejado escuchar, así yo podría haberte dado la razón–. – Doble no–. Yo recojo mi cabello en un moño, y luego lo sujeto con un lápiz para mantenerlo en su lugar. – Bueno, no lo tomes con tu cabello. Quiero decir, Dios, ¿Qué haremos contigo?–. Ella se ríe, pero cuando no le respondo, me mira y me dice – No sé tú ¿Por qué estás tan enojada? Así que le perdiste en la autopista, y él se olvidó de darte su número. Vaya cosa. Quiero decir ¿Cuándo dejarás de estar tan paranoica?–. Niego con la cabeza y le doy la espalda sabiendo que tiene razón. Estoy enfadada. Y paranoica. Y cosas peores que esas. Como cada día, fácilmente irritable, escuchando pensamientos, viendo auras, percibiendo espíritus. Pero lo que ella no sabe es que hay una parte de la historia que no estoy dispuesta a revelar.
Evermore Alyson Nöel
Traducido en http://purplerose1.activoforo.com/
138
Como lo de Drina siguiéndonos hasta Disneylandia. Y cómo Damen desaparece cuando ella está cerca. Me volví hacia Riley, sacudiendo la cabeza mirando su brillante disfraz. – ¿Cuánto tiempo vas a ir disfrazada de Halloween?– Cruzó los brazos. – El tiempo que me dé la gana. – Y cuando veo su labio inferior temblar, siento que las palabras fueron un poco bruscas. – Mira, lo siento, – le dije, cogiendo la mochila y poniéndome en la espalda, deseando que mi vida se estabilizara, que encontrara algún tipo de equilibrio. – No, no lo sientes. – Me fulminó con la mirada. – Es obvio que no. – – Riley, lo siento, de verdad. Y créeme, no quiero pelear. – Ella negó con la cabeza y miró hacia el techo, mientras daba golpecitos con el pie en la alfombra del suelo. – ¿Vienes?– fui hacia la puerta, pero se negó a contestar. Así que respiré hondo, y dije, – Vamos Riley. Sabes que no puedo llegar tarde. Por favor perdóname. – Cerró sus ojos y negó con la cabeza y cuando volvió a mirarme, sus ojos se habían vuelto rojos. – ¡Yo no tendría que estar aquí, lo sabes!– Agarré el pomo de la puerta, deseando marcharme pero sabiendo que no puedo hacerlo, no después de lo que acababa de decir. – ¿De qué estás hablando?–
– ¡Hablo de esto! ¡De todo esto! Tú y yo. Mis visitas. No tengo que hacerlo. – La miré, con el estómago revuelto, deseando que se callara, no quería escuchar nada más. Me había acostumbrado a su presencia sin considerar otra alternativa, otro lugar donde debería estar.
– Pero, pero pensaba que a ti te gustaba estar aquí– dije, con la garganta seca e irritada, mi voz me traicionó mostrando el pánico.
– Me gusta estar aquí. Pero, bueno, a lo mejor no es lo correcto. ¡Tal vez tendría que estar en algún otro sitio! ¿Nunca lo has pensado?– Me mira, con ojos llenos de angustia y confusión, y aunque sé que llego oficialmente tarde a la escuela, no me puedo ir.
– Riley…yo, ¿qué quieres decir exactamente?– le pregunté, deseando poder rebobinar el día y empezar de nuevo.
– Bueno, Ava dijo…–
– ¿Ava?– mis ojos prácticamente se salieron de sus orbitas.
– Sí, ya sabes, la psíquica de la fiesta de Halloween? ¿La única que podía verme?– Negué con la cabeza y abrí la puerta, mirando por encima de mi hombro para decir,
– Siento decepcionarte, pero Ava no es más que un fraude. Una mentirosa. Una charlatana. ¡Una estafadora! No deberías de escucharla. ¡Está loca!–
Pero Riley solo se encogió de hombros, y me miró.
– Dijo cosas realmente interesantes– Y su voz se llenó de dolor y preocupación, que le diría cualquier cosa que hiciera que se fuera.
– Escucha. – Miré hacia las escaleras, aunque sabía perfectamente que Sabine ya no estaba ahí
. – No quiero volver a escucharte hablar de Ava. Si quieres visitarla, incluso después de todo lo que te acabo de decir, entonces hazlo, no es como si pudiera detenerte. Solo recuerda que Ava no nos conoce. Y ella está absolutamente equivocada en juzgarnos por el hecho de querer estar juntas. No es asunto suyo. Es nuestro. –
Y cuando la miré, vi que sus ojos estaban abiertos como platos, su labio todavía temblaba, y mi corazón late fuerte contra el pecho.
– De verdad que me tengo que ir, así que ¿vienes o qué?– Susurré.
– No. – Me fulminó con la mirada. Así que respiré hondo, sacudí mi cabeza, y cerré la puerta de un portazo. Desde entonces Miles fue lo suficientemente inteligente como para salir y no esperar, yo conduje hacia la escuela sola. Y aunque ya sonó la campana, Damen está ahí, esperando al lado de su coche, en el segundo mejor sitio después del mío. – Hola–, él dice, dirigiéndose a mi lado e inclinado para un beso. Pero yo agarro mi bolso y me dirijo hacia la entrada. – Siento haberte perdido ayer. Llamé a tu móvil, pero no respondiste–. Él caminaba junto a mí.
Me agarro a las barras de hierro frío y las agito tanto como puedo. Pero cuando ni siquiera se mueven, cierro mis ojos y arrugo la frente en contra de ellos, sabiendo que es demasiado tarde, es inútil. – ¿Recibiste mi mensaje?–. Atravieso la entrada y la oficina principal, previniendo el horrible momento cuando me adentro y me quedo clavada por el alejamiento de ayer y hoy ya es tarde. – ¿Qué está mal?–. Él pregunta, agarrando fuertemente mi mano y haciendo fundirme como el líquido. – Pensé que nos divertimos ¿creí que lo disfrutaste?–. Me apoyo contra la pared y suspiro. Con la sensación de ser goma, débil, completamente indefensa. – ¿O te estabas riendo de mí? Él aprieta mi mano, sus ojos suplicándome a no estar furiosa. Y así es como empieza a veces, sólo cuando casi me he tragado su cebo, dejo caer su mano y me alejo. Me estremezco como con los recuerdos de Haven, nuestra llamada de teléfono, y su extraña desaparición en la autopista precipitarse sobre mí como un maremoto. – ¿Sabías que Drina iba a Disneylandia también?– Digo, y al segundo que lo digo, me doy cuenta de lo infantil que suena. Sin embargo, ahora que está aquí, puedo permitirme continuar. – ¿Hay algo que debo saber? ¿Algo que necesites contarme?– Presiono mis labios juntos y me preparo para lo peor. Pero él sólo me mira, mirando dentro de mis ojos cuando dice, – No estoy interesado en Drina. Sólo estoy interesado en ti –
Miro al suelo, deseando creer, creyendo que todo fuera tan fácil. Pero cuando él toma mi mano de nuevo, me doy cuenta de que es fácil, porque todas mis dudas se desvanecen de nuevo. – Así que ahora esta es la parte en la que me cuentas que te sientes de la misma manera– él dice, mirándome.
Dudo, con el corazón latiendo tan fuerte que estoy segura de que puede oírlo. Pero cuando paro durante demasiado tiempo, el momento huye, y él desliza el brazo alrededor de mi cintura y me lleva de nuevo hacia la puerta. – Eso está bien. – Sonríe. – Tómate tu tiempo. No hay prisa, no hay fecha límite–. Dice riendo. – Pero por ahora, vayamos a clase. – – Pero tenemos que ir a través de la oficina. – Me detengo en mis pistas y le echo un vistazo. – La puerta está bloqueada, ¿recuerdas?– Él sacude la cabeza. – _____, la puerta no está bloqueada. – – Uh, lo siento, pero traté de abrirla. Está bloqueada– me permito recordarle. Sonríe. – ¿Vas a confiar en mí?– Le miro. – ¿Qué te va a costar? ¿Unos pocos pasos? ¿Algunos minutos más tarde?– Hecho un vistazo entre la oficina y él, entonces niego con la cabeza y sigo, de vuelta hacia la puerta que está de alguna manera, inexplicablemente abierta.
– ¡Pero yo lo vi! ¡Y tú también lo viste!– giro hacia él, no comprendiendo cómo todo esto podría haber ocurrido. – Los agité, tan fuerte como pude, y no cedieron ni una pulgada–. Pero él solamente me besa la mejilla y me dice riéndose, – Ve y no te preocupes, el señor Robins está incapacitado, estarás bien–. – ¿Tú no vienes?– se lo pregunté deseosa, debido al sentimiento de pánico que crecía en mi interior. Pero él dice – estoy emancipado, hago lo que quiero–. – Si, pero-– paré, dándome cuenta de que su número de teléfono no era lo único que faltaba. Casi ni conozco a este tío. No paro de preguntarme como puede hacerme sentir tan bien, tan normal, cuando todo sobre él es tan anormal. Aunque no es hasta que me había dado la vuelta que me di cuenta que aun tenía que explicarme que había ocurrido la otra noche en la autopista. Pero antes de que pudiera preguntarle, él ya estaba a mi lado, cogiéndome de la mano mientras me decía – Mi vecino me ha llamado, mi riego automático se ha roto y tengo el patio inundado. Traté de llamar tu atención, pero estabas al teléfono y no quería molestarte–. Baje la mirada a nuestras manos, morena y pálida, fuerte y frágil, una pareja tan desigual. – Ahora vete, te veré después del colegio, te lo prometo–. Me sonrió, sacando de detrás de mi oreja un tulipán rojo Normalmente intento no pensar en vida pasada. Intento no pensar en vieja casa, mis antiguos amigos, mi antigua familia, mi antiguo yo y
aunque me he vuelto bastante buena en esto, reconociendo los signos – los ojos inyectados, las respiraciones cortas, la sensación de soledad y desazón- antes de que me embarguen, a veces me sobrecogen sin aviso alguno y todo lo que puedo hacer cuando ocurre es esperar a que pase. Lo cual es bastante difícil en medio de una clase de historia, o sea que mientras el señor Muñoz esta con napoleón, se me cierra la garganta, me suena el estómago y mis ojos se inyectan tan abruptamente, que me lanzo a la puerta, obviamente mientras mi profesor me llama e inmune a las risas jocosas de mis compañeros de clase. Tuerzo la esquina, secándome las lágrimas, intentando coger aire y mi interior vacío, limpio, el mundo cayéndoseme encima y cuando me doy cuenta de Stacia ya era demasiado tarde, la tire a tanta velocidad que se rompió el vestido. – ¡qué $%&$!– Se mira a sus magulladas costillas y su vestido roto, antes de mirarme fijamente – Lo has roto, so monstruo– mete su puño en el roto valorando el daño. Y aunque me siento mal por lo ocurrido no hay tiempo para la ayuda. Esto me está consumiendo y no puedo permitirme que ella me vea. Empiezo a pasar por su lado cuando me agarra del brazo y me hace quedarme, el roce de su piel me golpea con tanta energía oscura que me roba el aliento. – Para tu información este vestido es de diseño, lo que significa que me vas a conseguir otro– mientras sus dedos me aprietan tan fuerte que parece me vaya a desmayar – Y esto no acaba aquí– Mueve la cabeza y dice – estarás tan arrepentida de haberme tirado que desearás nunca haber venido a este colegio–.
– ¿Cómo Kendra?– me calmé un poco, la sensación del estómago estaba mejorando. Me soltó un poco pero no del todo – Tú metiste esas drogas en su taquilla. Tú hiciste que la expulsaran, destrozaste su credibilidad para que te creyesen a ti y no a ella– le dije, imaginándome la escena en mi cabeza. Ella me suelta el brazo y retrocede, comienza a ponerse pálida y dice – ¿Quién te ha contado eso? Tú ni siquiera estabas aquí cuando eso paso–. Me encojo de hombros, sabiendo que es verdad, pero esa no es la cuestión. – A pero ahí más– le digo avanzando hacia ella, habiendo ya pasado mi propia tormenta, mi tremendo sufrimiento se había pasado milagrosamente con el miedo de sus ojos. – Se que copias en los exámenes, robas a tus padres, en tiendas, a tus amigos- es todo juego limpio para ti. Sé que grabas las llamadas telefónicas de Honor y que guardas en un archivo sus e-mails y mensajes de texto por si ella decide volverse contra ti. También se que flirteas con su padrastro, que por otro lado es totalmente asqueroso, pero desafortunadamente todo empeora. Sé todo acerca del señor Barnes-Barnum? ¡Qué $%&$! tú sabes a quien me refiero, tu profesor de historia de noveno curso, al que intentaste seducir y que cuando él no cedió intentaste chantajearle con el director y su pobre mujer embarazada…– moví mi cabeza con asco, su comportamiento escuálido y tan prepotente casi ni parecía real. Aun así ahí estaba, delante mía con los ojos completamente abiertos, labios temblorosos, en shock, al descubrir que todos sus secretitos habían salido a la luz. En vez de sentirme mal o culpable por ponerla en evidencia, por usar mi don de esa manera, viendo a esta despreciable persona, esta horrible, egoísta, matona, que me había hecho la vida imposible desde el mismísimo primer día , reducida a un pelele, era más gratificante de lo que jamás hubiese imaginado. Con mis nauseas y mi sufrimiento ya casi olvidados, me dije a mi misma que continuase. – ¿Debería seguir?– le pegunté – Porque créeme, puedo. Hay mucho más, ¿pero tú eso ya lo sabes verdad?– Voy andando hacia ella, ella se aleja penosamente, intentando mantener la distancia lo máximo posible. – ¿Qué eres, algún tipo de bruja?– dice susurrando, sus ojos escaneando el pasillo, buscando ayuda, una salida, cualquier cosa para huir de mi. Me río. Sin admitir ni negar, queriendo que se lo piense dos veces antes de meterse conmigo otra vez. Pero entonces se para y me mira fijamente a los ojos y dice – por el contrario es tu palabra contra la mía– sonriendo abiertamente – ¿Y a quién crees que creerá la gente? ¿A mí, la chica más popular en la clase de junior o a ti, el mayor monstruo que ha venido a este colegio?– Tiene su punto de razón. Mete el dedo en el agujero de su vestido, mueve la cabeza y dice – Aléjate de mí jodido monstruo, porque si no lo haces juro por dios que te arrepentirás– y cuando pasa a mi lado me golpea en el hombro tan fuerte que no tengo duda alguna que es a propósito.
— ¿Estoy perdonado?— él pregunta, sus brazos alrededor de mi cintura, sus dientes jugueteando con mi cuello, mi mandíbula y oreja. El súbito estallido de los fuegos artificiales, su retumbante chisporroteo y chasquido, parecen débil y lejanos mientras nuestros cuerpos se apretujan y sus labios se mueven contra los míos. — Mira, — él susurra, apartándose y señalando hacia el cielo, hacia una propulsión de ruedas color púrpura, cascadas doradas, fuentes plateadas, crisantemos rosados, y para el gran final, una docena de tulipanes rojos. Todos ellos destellando y explotando en una sucesión tan rápida que hace vibrar el concreto bajo nuestros pies. Espera, ¿tulipanes rojos? Yo miro a Nick, mis ojos llenos de preguntas, pero él solo sonríe y con su cabeza señala hacia el cielo y, aunque todo se está desvaneciendo, la memoria es sólida y está impresa en mi mente. Luego él me acerca y con sus labios cerca de mi oído, me dice, — El espectáculo se ha acabado, la chica gorda cantó. —
— ¿Estas diciéndole gorda a Campanita?— yo río mientras él toma mi mano y me dirige hacia la salida y de vuelta a nuestros autos. Yo me acomodo en mi Miata, sonriendo mientras él se inclina en mi ventana y dice,
— No te preocupes, habrá más días como este. La próxima vez te llevaré a La Aventura Californiana*.—
— Pensé que acabamos de tener una aventura californiana. — yo río, sorprendida de la manera en que él siempre parece saber lo que estoy pensando antes de que tenga la oportunidad de poder pronunciarlo. — ¿Tengo que seguirte otra ves?— introduzco la llave en la ignición y enciendo el motor.
El sacude su cabeza. — Yo te seguiré a ti. — él sonríe. — Tengo que asegurarme de que llegues a casa a salvo. —
Yo salgo del estacionamiento, introduciéndome en la autopista y encaminándome hacia mi hogar y cuando miro por mi espejo retrovisor, no puedo evitar sonreí cuando veo a Nick justo detrás de mí. ¡Tengo novio! Un novio guapísimo, sexy, inteligente y encantador. Uno que me hace sentir normal otra vez. Uno que me hace olvidar que no lo soy. Extiendo mi mano hacia el asiento del pasajero y saco de la bolsa mi nueva sudadera, trazando con mis dedos el aplicado de Mickey Mouse, recordando el momento en que Nick lo escogió para mí.
— Este no tiene capucha, — él me dijo, colocándola en frente mío para ver cómo me quedaba.
— ¿Qué estas tratando de decir?— miré al espejo con los ojos entornados, preguntándome si él odiaba mi forma de vestir tanto como Riley piensa. Pero él solo se encogió de hombros.
— ¿Qué puedo decir? Te prefiero sin capucha. — Yo sonrío recordando eso, recordando la manera en que él me besó mientras hacíamos fila para pagar, la calidez y dulce sensación de sus labios sobre los míos-
Y cuando mi el timbre de mi celular suena, miro por el retrovisor y veo Nick sosteniendo el suyo.
— Hey, — le digo bajando la voz para que suene ronca y profunda.
— Guarda eso para otra persona. — dice Haven. — Perdón por decepcionarte, pero soy yo. —
— Ah, y ¿cómo estás?— le pregunto, poniendo las señales intermitentes de cambio de carril para que Nick me pueda seguir. Pero el ya no está ahí. Yo miro por mi espejo retrovisor y por los espejos laterales, frenéticamente buscando en los cuatro carriles, pero él ya no está.
— ¿Me estas escuchando?— Haven pregunta, enojada.
— Lo siento ¿qué?— yo bajo la velocidad y miro sobre mi hombro buscando el BMW negro de Nick, mientras un camión pasa junto a mí y me dice con la mano que acelere.
— ¡Dije que Evangeline está desaparecida!—
— ¿A qué te refieres con desaparecida?— le pregunto vacilando lo más que puedo, antes de tomar la 133, sin poder encontrar a Nick, cuando sé que él no se me ha adelantado.
— La he llamado al celular un montón de veces y ella no me contestó. —
— ¿y?— le digo, ansiosa de terminar con esta conversación sobre rastreo de llamadas, para así regresar a mi propio caso de persona desaparecida.
— Pues que no solamente no contesta, tampoco está en su apartamento y nadie la ha visto desde Halloween. —
— ¿A qué te refieres con eso?— vuelvo a mirar por mi espejo retrovisor y mis espejos laterales, y sigo sin ver a Nick.
— ¿Ella no se fue con ustedes?—
— No exactamente. — Haven dice con voz llena de remordimiento. Me rindo luego de que dos autos tocaran el claxon y me hicieran gestos groseros con el dedo, prometiéndome que tan pronto termine de hablar con Haven, llamaré a Damen a su celular y lo aclararé todo. — ¿Ho-la?— ella dice, prácticamente gritando. — O sea, dios, si estas demasiado ocupada para mi, entonces solo dilo. Puedo llamar a Miles, ¿sabes?—
Respiro profundamente, esforzándome en mantener la paciencia. – Haven, lo siento ¿bueno? Estoy intentando conducir y estoy un poco distraída. Además, tú y yo sabemos muy bien que Miles está en su clase de actuación y por eso me llamaste. – Cambio al último carril de la izquierda, determinada a llegar a casa lo más pronto posible.
– Como quieras, – ella masculla. – De todas maneras, aún no te había dicho esto, pero Drina y yo nos fuimos sin ella. –
– ¿Tú qué?–
– Ya sabes, en Nocturne. Ella simplemente como que desapareció. O sea, la buscamos por todas partes, pero no la pudimos encontrar. Así que pensamos que se había ido con alguien, lo que -créeme- no sería nada raro en ella, y luego nosotras nos fuimos. –
– ¿y la dejaste sola en LA, en la noche de Halloween, cuando toda la gente rara anda suelta?– y al momento que lo digo, las puedo ver. Veo a las tres en un oscuro club, Drina llevando a Haven a la sección VIP, evadiendo a Evangeline a propósito y, aunque no puedo ver nada después de eso, definitivamente no vi ningún chico con ellas.
– ¿Qué se supone que hubiéramos hecho? O sea, no sé si sabes esto, pero ella tiene dieciocho años, lo que significa que puede hacer lo que quiera. Además, Drina dijo que la vigilaría, pero luego le perdió el rastro. Acabo de colgar con ella y se siente horrible. – – ¿Drina se siente horrible?– pongo mis ojos en blanco, encontrando eso muy difícil de creer. Drina no parece ser del tipo de personas que tienen sentimientos y menos aún remordimientos. – ¿Qué se supone que signifique eso? Ni siquiera la conoces. – Presiono mis labios y acelero el auto, en parte porque sé que esta calle está libre de policías y en parte porque quiero dejar atrás a Haven, a Drina, a Evangeline y a la extraña desaparición de Nick. Quiero escapar de todo, incluso cuando sé que no puedo. – Lo siento. – digo finalmente, sacando el pié del acelerador y volviendo a una velocidad regular. – Como quieras. Yo solo- Me siento horrible, no sé qué hacer. – – ¿Llamaste a sus padres?– le pregunto, aunque ya presiento la respuesta. – Su madre es una alcohólica, vive en algún lugar de Arizona, y su padre las abandonó cuando ella aún ni había nacido y, créeme, su
casero lo único que le interesa es deshacerse de todas sus cosas para poder volver a rentar el piso. Incluso llenamos un reporte policíaco, pero ellos no parecían muy interesados. – – Lo sé. – le digo, ajustando las luces para la oscura ruta del cañón. – ¿Qué quieres decir con eso de que lo sabes?– – Me refiero a que sé cómo te debes sentir, – me apresuro a decir para cubrir mi error. Ella suspira. – ¿Y dónde estás? ¿Por qué no estuviste en el almuerzo?– Estoy en Cañón Laguna, de camino a casa. Estuve en Disneylandia, Damen me llevó. – sonrío al recordar, aunque mi sonrisa se borra muy rápidamente. – Santo cielo, eso es tan bizarro, – dice Haven. – Y me lo dices, – le digo, estando completamente de acuerdo con ella. Sigo sin acostumbrarme a la idea de verlo a él disfrutando en El Reino Mágico, aún cuando lo he visto con mis propios ojos. – No, me refiero a que Drina también fue. Ella dijo que no había ido en años y quería ver cuánto había cambiado. ¿No es eso extraño? ¿Ustedes la vieron?– – Eh, no, – le digo, intentado sonar tranquila aunque la realidad es que mi estómago esta revuelto, mis manos sudorosas y me siento aterrorizada. – Vaya. Raro. Pero ya sabes, ese sitio es enorme y hay mucha gente. – ella ríe.
– Sí. Sí lo es, – le digo. – Mira, me tengo que ir, te veo mañana. – Y antes de que ella pueda responder, me estaciono en la orilla de la carretera, busco en mi celular el número de Damen en la lista de llamadas y golpeo fuertemente el volante cuando veo que está marcado como privado. Tremendo novio. Ni siquiera tengo su número telefónico, y menos aún sé dónde vive.
Capítulo 17
Ayer por la noche, cuando finalmente Damen llamó (supuse que al menos lo leyó desde la pantalla de privado), yo me fui directamente al coreo de voz. Y esta mañana, mientras me preparaba para ir a la escuela, lo borro sin ni siquiera escucharlo. – ¿Es que no es curioso?– Riley pregunta, girando alrededor de mi silla, con su capa echada hacia atrás y su traje de Matrix negro brillante. – No–, yo miré ferozmente al Mickey Mouse de la sudadera metida dentro de su bolsa, para luego llegar a uno que él no me compró. – Bueno, tú podrías haberme dejado escuchar, así yo podría haberte dado la razón–. – Doble no–. Yo recojo mi cabello en un moño, y luego lo sujeto con un lápiz para mantenerlo en su lugar. – Bueno, no lo tomes con tu cabello. Quiero decir, Dios, ¿Qué haremos contigo?–. Ella se ríe, pero cuando no le respondo, me mira y me dice – No sé tú ¿Por qué estás tan enojada? Así que le perdiste en la autopista, y él se olvidó de darte su número. Vaya cosa. Quiero decir ¿Cuándo dejarás de estar tan paranoica?–. Niego con la cabeza y le doy la espalda sabiendo que tiene razón. Estoy enfadada. Y paranoica. Y cosas peores que esas. Como cada día, fácilmente irritable, escuchando pensamientos, viendo auras, percibiendo espíritus. Pero lo que ella no sabe es que hay una parte de la historia que no estoy dispuesta a revelar.
Evermore Alyson Nöel
Traducido en http://purplerose1.activoforo.com/
138
Como lo de Drina siguiéndonos hasta Disneylandia. Y cómo Damen desaparece cuando ella está cerca. Me volví hacia Riley, sacudiendo la cabeza mirando su brillante disfraz. – ¿Cuánto tiempo vas a ir disfrazada de Halloween?– Cruzó los brazos. – El tiempo que me dé la gana. – Y cuando veo su labio inferior temblar, siento que las palabras fueron un poco bruscas. – Mira, lo siento, – le dije, cogiendo la mochila y poniéndome en la espalda, deseando que mi vida se estabilizara, que encontrara algún tipo de equilibrio. – No, no lo sientes. – Me fulminó con la mirada. – Es obvio que no. – – Riley, lo siento, de verdad. Y créeme, no quiero pelear. – Ella negó con la cabeza y miró hacia el techo, mientras daba golpecitos con el pie en la alfombra del suelo. – ¿Vienes?– fui hacia la puerta, pero se negó a contestar. Así que respiré hondo, y dije, – Vamos Riley. Sabes que no puedo llegar tarde. Por favor perdóname. – Cerró sus ojos y negó con la cabeza y cuando volvió a mirarme, sus ojos se habían vuelto rojos. – ¡Yo no tendría que estar aquí, lo sabes!– Agarré el pomo de la puerta, deseando marcharme pero sabiendo que no puedo hacerlo, no después de lo que acababa de decir. – ¿De qué estás hablando?–
– ¡Hablo de esto! ¡De todo esto! Tú y yo. Mis visitas. No tengo que hacerlo. – La miré, con el estómago revuelto, deseando que se callara, no quería escuchar nada más. Me había acostumbrado a su presencia sin considerar otra alternativa, otro lugar donde debería estar.
– Pero, pero pensaba que a ti te gustaba estar aquí– dije, con la garganta seca e irritada, mi voz me traicionó mostrando el pánico.
– Me gusta estar aquí. Pero, bueno, a lo mejor no es lo correcto. ¡Tal vez tendría que estar en algún otro sitio! ¿Nunca lo has pensado?– Me mira, con ojos llenos de angustia y confusión, y aunque sé que llego oficialmente tarde a la escuela, no me puedo ir.
– Riley…yo, ¿qué quieres decir exactamente?– le pregunté, deseando poder rebobinar el día y empezar de nuevo.
– Bueno, Ava dijo…–
– ¿Ava?– mis ojos prácticamente se salieron de sus orbitas.
– Sí, ya sabes, la psíquica de la fiesta de Halloween? ¿La única que podía verme?– Negué con la cabeza y abrí la puerta, mirando por encima de mi hombro para decir,
– Siento decepcionarte, pero Ava no es más que un fraude. Una mentirosa. Una charlatana. ¡Una estafadora! No deberías de escucharla. ¡Está loca!–
Pero Riley solo se encogió de hombros, y me miró.
– Dijo cosas realmente interesantes– Y su voz se llenó de dolor y preocupación, que le diría cualquier cosa que hiciera que se fuera.
– Escucha. – Miré hacia las escaleras, aunque sabía perfectamente que Sabine ya no estaba ahí
. – No quiero volver a escucharte hablar de Ava. Si quieres visitarla, incluso después de todo lo que te acabo de decir, entonces hazlo, no es como si pudiera detenerte. Solo recuerda que Ava no nos conoce. Y ella está absolutamente equivocada en juzgarnos por el hecho de querer estar juntas. No es asunto suyo. Es nuestro. –
Y cuando la miré, vi que sus ojos estaban abiertos como platos, su labio todavía temblaba, y mi corazón late fuerte contra el pecho.
– De verdad que me tengo que ir, así que ¿vienes o qué?– Susurré.
– No. – Me fulminó con la mirada. Así que respiré hondo, sacudí mi cabeza, y cerré la puerta de un portazo. Desde entonces Miles fue lo suficientemente inteligente como para salir y no esperar, yo conduje hacia la escuela sola. Y aunque ya sonó la campana, Damen está ahí, esperando al lado de su coche, en el segundo mejor sitio después del mío. – Hola–, él dice, dirigiéndose a mi lado e inclinado para un beso. Pero yo agarro mi bolso y me dirijo hacia la entrada. – Siento haberte perdido ayer. Llamé a tu móvil, pero no respondiste–. Él caminaba junto a mí.
Me agarro a las barras de hierro frío y las agito tanto como puedo. Pero cuando ni siquiera se mueven, cierro mis ojos y arrugo la frente en contra de ellos, sabiendo que es demasiado tarde, es inútil. – ¿Recibiste mi mensaje?–. Atravieso la entrada y la oficina principal, previniendo el horrible momento cuando me adentro y me quedo clavada por el alejamiento de ayer y hoy ya es tarde. – ¿Qué está mal?–. Él pregunta, agarrando fuertemente mi mano y haciendo fundirme como el líquido. – Pensé que nos divertimos ¿creí que lo disfrutaste?–. Me apoyo contra la pared y suspiro. Con la sensación de ser goma, débil, completamente indefensa. – ¿O te estabas riendo de mí? Él aprieta mi mano, sus ojos suplicándome a no estar furiosa. Y así es como empieza a veces, sólo cuando casi me he tragado su cebo, dejo caer su mano y me alejo. Me estremezco como con los recuerdos de Haven, nuestra llamada de teléfono, y su extraña desaparición en la autopista precipitarse sobre mí como un maremoto. – ¿Sabías que Drina iba a Disneylandia también?– Digo, y al segundo que lo digo, me doy cuenta de lo infantil que suena. Sin embargo, ahora que está aquí, puedo permitirme continuar. – ¿Hay algo que debo saber? ¿Algo que necesites contarme?– Presiono mis labios juntos y me preparo para lo peor. Pero él sólo me mira, mirando dentro de mis ojos cuando dice, – No estoy interesado en Drina. Sólo estoy interesado en ti –
Miro al suelo, deseando creer, creyendo que todo fuera tan fácil. Pero cuando él toma mi mano de nuevo, me doy cuenta de que es fácil, porque todas mis dudas se desvanecen de nuevo. – Así que ahora esta es la parte en la que me cuentas que te sientes de la misma manera– él dice, mirándome.
Dudo, con el corazón latiendo tan fuerte que estoy segura de que puede oírlo. Pero cuando paro durante demasiado tiempo, el momento huye, y él desliza el brazo alrededor de mi cintura y me lleva de nuevo hacia la puerta. – Eso está bien. – Sonríe. – Tómate tu tiempo. No hay prisa, no hay fecha límite–. Dice riendo. – Pero por ahora, vayamos a clase. – – Pero tenemos que ir a través de la oficina. – Me detengo en mis pistas y le echo un vistazo. – La puerta está bloqueada, ¿recuerdas?– Él sacude la cabeza. – _____, la puerta no está bloqueada. – – Uh, lo siento, pero traté de abrirla. Está bloqueada– me permito recordarle. Sonríe. – ¿Vas a confiar en mí?– Le miro. – ¿Qué te va a costar? ¿Unos pocos pasos? ¿Algunos minutos más tarde?– Hecho un vistazo entre la oficina y él, entonces niego con la cabeza y sigo, de vuelta hacia la puerta que está de alguna manera, inexplicablemente abierta.
– ¡Pero yo lo vi! ¡Y tú también lo viste!– giro hacia él, no comprendiendo cómo todo esto podría haber ocurrido. – Los agité, tan fuerte como pude, y no cedieron ni una pulgada–. Pero él solamente me besa la mejilla y me dice riéndose, – Ve y no te preocupes, el señor Robins está incapacitado, estarás bien–. – ¿Tú no vienes?– se lo pregunté deseosa, debido al sentimiento de pánico que crecía en mi interior. Pero él dice – estoy emancipado, hago lo que quiero–. – Si, pero-– paré, dándome cuenta de que su número de teléfono no era lo único que faltaba. Casi ni conozco a este tío. No paro de preguntarme como puede hacerme sentir tan bien, tan normal, cuando todo sobre él es tan anormal. Aunque no es hasta que me había dado la vuelta que me di cuenta que aun tenía que explicarme que había ocurrido la otra noche en la autopista. Pero antes de que pudiera preguntarle, él ya estaba a mi lado, cogiéndome de la mano mientras me decía – Mi vecino me ha llamado, mi riego automático se ha roto y tengo el patio inundado. Traté de llamar tu atención, pero estabas al teléfono y no quería molestarte–. Baje la mirada a nuestras manos, morena y pálida, fuerte y frágil, una pareja tan desigual. – Ahora vete, te veré después del colegio, te lo prometo–. Me sonrió, sacando de detrás de mi oreja un tulipán rojo Normalmente intento no pensar en vida pasada. Intento no pensar en vieja casa, mis antiguos amigos, mi antigua familia, mi antiguo yo y
aunque me he vuelto bastante buena en esto, reconociendo los signos – los ojos inyectados, las respiraciones cortas, la sensación de soledad y desazón- antes de que me embarguen, a veces me sobrecogen sin aviso alguno y todo lo que puedo hacer cuando ocurre es esperar a que pase. Lo cual es bastante difícil en medio de una clase de historia, o sea que mientras el señor Muñoz esta con napoleón, se me cierra la garganta, me suena el estómago y mis ojos se inyectan tan abruptamente, que me lanzo a la puerta, obviamente mientras mi profesor me llama e inmune a las risas jocosas de mis compañeros de clase. Tuerzo la esquina, secándome las lágrimas, intentando coger aire y mi interior vacío, limpio, el mundo cayéndoseme encima y cuando me doy cuenta de Stacia ya era demasiado tarde, la tire a tanta velocidad que se rompió el vestido. – ¡qué $%&$!– Se mira a sus magulladas costillas y su vestido roto, antes de mirarme fijamente – Lo has roto, so monstruo– mete su puño en el roto valorando el daño. Y aunque me siento mal por lo ocurrido no hay tiempo para la ayuda. Esto me está consumiendo y no puedo permitirme que ella me vea. Empiezo a pasar por su lado cuando me agarra del brazo y me hace quedarme, el roce de su piel me golpea con tanta energía oscura que me roba el aliento. – Para tu información este vestido es de diseño, lo que significa que me vas a conseguir otro– mientras sus dedos me aprietan tan fuerte que parece me vaya a desmayar – Y esto no acaba aquí– Mueve la cabeza y dice – estarás tan arrepentida de haberme tirado que desearás nunca haber venido a este colegio–.
– ¿Cómo Kendra?– me calmé un poco, la sensación del estómago estaba mejorando. Me soltó un poco pero no del todo – Tú metiste esas drogas en su taquilla. Tú hiciste que la expulsaran, destrozaste su credibilidad para que te creyesen a ti y no a ella– le dije, imaginándome la escena en mi cabeza. Ella me suelta el brazo y retrocede, comienza a ponerse pálida y dice – ¿Quién te ha contado eso? Tú ni siquiera estabas aquí cuando eso paso–. Me encojo de hombros, sabiendo que es verdad, pero esa no es la cuestión. – A pero ahí más– le digo avanzando hacia ella, habiendo ya pasado mi propia tormenta, mi tremendo sufrimiento se había pasado milagrosamente con el miedo de sus ojos. – Se que copias en los exámenes, robas a tus padres, en tiendas, a tus amigos- es todo juego limpio para ti. Sé que grabas las llamadas telefónicas de Honor y que guardas en un archivo sus e-mails y mensajes de texto por si ella decide volverse contra ti. También se que flirteas con su padrastro, que por otro lado es totalmente asqueroso, pero desafortunadamente todo empeora. Sé todo acerca del señor Barnes-Barnum? ¡Qué $%&$! tú sabes a quien me refiero, tu profesor de historia de noveno curso, al que intentaste seducir y que cuando él no cedió intentaste chantajearle con el director y su pobre mujer embarazada…– moví mi cabeza con asco, su comportamiento escuálido y tan prepotente casi ni parecía real. Aun así ahí estaba, delante mía con los ojos completamente abiertos, labios temblorosos, en shock, al descubrir que todos sus secretitos habían salido a la luz. En vez de sentirme mal o culpable por ponerla en evidencia, por usar mi don de esa manera, viendo a esta despreciable persona, esta horrible, egoísta, matona, que me había hecho la vida imposible desde el mismísimo primer día , reducida a un pelele, era más gratificante de lo que jamás hubiese imaginado. Con mis nauseas y mi sufrimiento ya casi olvidados, me dije a mi misma que continuase. – ¿Debería seguir?– le pegunté – Porque créeme, puedo. Hay mucho más, ¿pero tú eso ya lo sabes verdad?– Voy andando hacia ella, ella se aleja penosamente, intentando mantener la distancia lo máximo posible. – ¿Qué eres, algún tipo de bruja?– dice susurrando, sus ojos escaneando el pasillo, buscando ayuda, una salida, cualquier cosa para huir de mi. Me río. Sin admitir ni negar, queriendo que se lo piense dos veces antes de meterse conmigo otra vez. Pero entonces se para y me mira fijamente a los ojos y dice – por el contrario es tu palabra contra la mía– sonriendo abiertamente – ¿Y a quién crees que creerá la gente? ¿A mí, la chica más popular en la clase de junior o a ti, el mayor monstruo que ha venido a este colegio?– Tiene su punto de razón. Mete el dedo en el agujero de su vestido, mueve la cabeza y dice – Aléjate de mí jodido monstruo, porque si no lo haces juro por dios que te arrepentirás– y cuando pasa a mi lado me golpea en el hombro tan fuerte que no tengo duda alguna que es a propósito.
Última edición por Gabuuziita el Vie 20 Ene 2012, 7:55 pm, editado 1 vez
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Holaa linda llegue..
La tuve que leer de vuelta
Pleasee siguelaa
Como odio tanto a stacia como
A drina y tmb me molesta heaven
La tuve que leer de vuelta
Pleasee siguelaa
Como odio tanto a stacia como
A drina y tmb me molesta heaven
#Fire Rouge..*
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