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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Eternidad(Nick&Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Eternidad(Nick&Tu)
gracias por dedicarme el cap :D no habia pasado por la estupida escuela :x pero me encantaron los caps! esta genial tu nove siguela pronto :)
Mrs. Nick Jonas
Re: Eternidad(Nick&Tu)
— ¡Dios mío, qué susto me has dado!— susurro, cerrando la puerta para que Sabine no pueda escuchar. —Lo sé. — Ella ríe. — ¿Y a dónde vas?—
—A un restaurante llamado Stonehill Tavern. Está en el hotel San Regis, — digo con el corazón aún acelerado por el susto. Ella alza las cejas y asiente con la cabeza.
—Snob. —
— ¿Cómo lo sabes?— La miro detenidamente, preguntándome si ha estado allí. Es decir, ella nunca me dice en dónde pasa su tiempo libre.
—Yo sé muchas cosas. — Ella ríe. —Muchas más que tu. — Ella salta a mi cama y acomoda los cojines antes de recostarse en ellos.
—Sí, bueno, no hay mucho que pueda hacer sobre eso, ¿no?— Yo digo, molesta al ver que ella lleva puesto el mismo vestido y zapatos que yo. Solo que, como ella es cuatro años menor y bastante más baja, parece como una niña jugando a ponerse la ropa de mamá.
—En serio, deberías vestirte así más a menudo. Porque odio decírtelo, pero tu ropa usual no te favorece. Es decir, ¿crees que Brandon se hubiera fijado en ti si te hubieras vestido así?— Ella cruza sus tobillos
y me mira, su postura lo más relajada que una persona -viva o muerta- podría tener.
—Hablando de él, ¿sabías que ahora está saliendo con Rachel? Así es, han estado juntos por cinco meses. Eso es incluso más tiempo de lo que ustedes estuvieron, ¿no?— Yo presiono mis labios y golpeo el piso con mi pié, repitiendo mi usual mantra: no dejes que te saque de quicio, no dejes… — ¡Y, oh dios mío, no me vas a creer esto, pero ellos casi lo hacen! En serio, ellos dejaron el baile de bienvenida temprano, lo tenían todo planeado, pero luego… bueno…— Ella hizo una pausa lo suficientemente larga para reír. —Sé que probablemente no deba repetir esto, pero digamos que Brandon hizo algo bien vergonzoso y terminó rompiendo el ambiente. Deberías haber estado allí, pero te digo, fue súper cómico. O sea, no me mal interpretes, él te extraña y todo, incluso accidentalmente la ha llamado por tu nombre una o dos veces, pero como ellos dicen, la vida continua, ¿correcto?— Respiro profundamente y entrecierro los ojos, mirando cómo se acomoda en mi cama como Cleopatra en su lecho, criticando mi vida, mi apariencia, virtualmente todo sobre mi, poniéndome al tanto sobre mis amigos cuando ni siquiera lo he pedido, como una autoridad preadolescente. ¡Debería ser bueno simplemente aparecerte aquí cuando quieras y no tener que estar acá abajo en las trincheras haciendo todo el trabajo sucio como el resto de nosotros! Y de súbito me siento tan molesta con sus visitas que comienzo a desear que me deje en paz, que me deje vivir mi terrible vida sin sus constantes comentarios irritantes, así que la miro directo a los ojos y le digo, —¿y para cuando estás matriculada para la escuela de ángeles? ¿O te expulsaron por ser tan malvada?—
Ella me mira, sus ojos enojados reduciéndose a pequeñas ranuras, mientras Sabine golpea a mi puerta y pregunta, — ¿estás lista?— Yo miro a Riley, retándola con mis ojos a hacer algo estúpido, algo que alerte a Sabine de todas las cosas extrañas que están sucediendo aquí. Pero ella solo sonríe dulcemente y dice, —mamá y papá te envían todo su amor, — y segundos después desaparece.
FIN DEL CAP 6!
Espero les gustee! :DComenteeen!
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Lameento deciirlees kee ni hoy ni mañaaanaa subo caaap , porqee me fui de viajee i no puedo subir u.u
La buenaa noticiaa es qee el domingoo , a la tarde, subo dos o mas caps!!! :D aparte voi a inspirarme en mi viaaje i voi a llevar una libretitaa jaja i a escribiir mucho ahii i luego pasaarlo a la compu i subirseloos ! Espero me entiendaan ! Subiriia hoi pero estoy agotadisiimaa x qe estuve sirviendo choripaneees (un desaaastre , lo juro) en un evento a beneficiio i tambien llevando i trayendo sillas estoy muertaasaa! Espero qe me entiiendaaan lindaas!! :D Escritoraaa viajeraa!
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Gabuuziita escribió:
Lameento deciirlees kee ni hoy ni mañaaanaa subo caaap , porqee me fui de viajee i no puedo subir u.u
La buenaa noticiaa es qee el domingoo , a la tarde, subo dos o mas caps!!! :D aparte voi a inspirarme en mi viaaje i voi a llevar una libretitaa jaja i a escribiir mucho ahii i luego pasaarlo a la compu i subirseloos ! Espero me entiendaan ! Subiriia hoi pero estoy agotadisiimaa x qe estuve sirviendo choripaneees (un desaaastre , lo juro) en un evento a beneficiio i tambien llevando i trayendo sillas estoy muertaasaa! Espero qe me entiiendaaan lindaas!! :D Escritoraaa viajeraa!
ok no te preocupes :)
sube cuando puedas
y disfruta tu viaje :D
Mrs. Nick Jonas
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Heeei volvii :D
Les dejo un caap porqee me tengo qe poneer a estudiaar u.u maldita escuela jajaja!
Capítulo 7
Durante el camino al restaurante todo lo que puedo pensar es en Riley, su comentario sarcástico, y lo completamente grosera que fue al decirlo y luego desaparecer. O sea, he estado suplicándole que me cuente acerca de nuestros padres, rogándole por un poquito de información durante todo este tiempo. Pero en lugar de decirme lo que necesito saber, se pone toda nerviosa, actúa reservadamente y se rehúsa a explicarme por qué aún no se han aparecido. Pensarías que el estar muerto hace que la persona actúe mejor y más amable. Pero no Riley. Ella sigue siendo igual de irritante, aguafiestas y malísima que cuando estaba viva. Sabine deja el auto en el valet y nos dirigimos al interior. Al momento que veo el enorme recibidor de mármol, los arreglos florales del exterior y la increíble vista al océano, me arrepiento de todo lo que pensé. Riley tenía razón. Es lugar es realmente snob. Enormemente snob. Como el tipo de lugar que traerías a una cita y no a tu huraña sobrina.
La chica de alterne nos conduce a una mesa cubierta por un mantel y adornada con velas y saleros y pimenteros que parecen pequeñas piedras de plata, y cuando me siento y observo a mí alrededor, me cuesta creer lo glamoroso que es todo. Especialmente comparado con el tipo de restaurante al que estoy acostumbrada. Pero tan pronto lo pienso, me hago detener. No hay uso en comparar las fotos de antes y después, o darle reversa al video de cómo las cosas solían ser en mi cerebro. Aunque a veces el estar alrededor de Sabine hace difícil el no comparar. El que ella sea la gemela de mi papá es un constante recordatorio.
Ella ordena vino tinto para ella y una soda para mí, luego vemos nuestros menús y decidimos nuestra cena y al momento que nuestra mesera se ha ido, Sabine recoge su pelo rubio -largo hasta el mentón- tras su oreja, sonríe cortésmente y dice, —¿y cómo está todo? ¿La escuela? ¿Tus amigos? ¿Todo bien?— Yo quiero a mi tía, no me malinterpreten, y estoy agradecida por todo lo que ha hecho. Pero solo porque ella pueda lidiar con un jurado de doce hombres no significa que sea buena en conversaciones sencillas.
Aún así, yo solo la miro y digo, —Sip, todo está bien. — Está bien, quizá yo tampoco soy buena en conversaciones. Ella pone su mano sobre mi brazo para decir algo más, pero antes de que pueda articular palabra, yo ya estoy levantada y fuera de mi silla. —Regresaré enseguida,— farfullo, tropezando con mi silla mientras me dirijo de vuelta por donde mismo vinimos, sin preocuparme por detenerme a pedir direcciones, puesto que la mesera a la cual empujé por accidente me miró de una manera que me dio a entender que dudaba que yo lograra salir por la puerta y llegar al pasillo a tiempo. Me dirijo a la dirección que ella inconscientemente me dio, pasando por un pasillo lleno de espejos enormes con marcos dorados y, puesto que es viernes, el hotel está lleno de invitados para una boda que, por lo que veo, no debería ocurrir nunca. Un grupo de personas pasan muy cerca de mí, sus auras arremolinándose con energía llena de alcohol que esta tan fuera de control que me está afectando a mi también, dejándome mareada, con náuseas y con la cabeza tan ligera que cuando miro a los espejos, veo muchos Nick mirándome.
Entro a los baños dando traspiés. Aguantándome de la encimera de mármol y lucho para calmar mi respiración. Forzándome a concentrarme en las orquídeas en jarrones, las lociones aromáticas, y la caja de toallas desechables puestas sobre una gran bandeja de porcelana, comienzo a sentirme más tranquila, más centralizada y contenida. Supongo que me he acostumbrado tanto a la energía que encuentro al azar en cualquier lugar, que he olvidado cuan insoportable puede ser cuando mis defensas están bajas y mi iPod está en casa. Pero la sacudida que recibí cuando Sabine puso su mano sobre la mía estaba tan llena de una soledad aplastante, una tristeza tan callada, que se sintió como un puñetazo en las entrañas. Especialmente cuando me di cuenta que es por mi culpa. Sabine está sola en una manera que he tratado de ignorar. Porque, aunque vivimos juntas, no significa que nos veamos tan seguido. Ella usualmente esta en el trabajo y yo en la escuela y las noches y fin de semanas me la paso encerrada en mi habitación o a fuera con mis amigos. Supongo que a veces olvido que no soy la única con personas que extrañar, que incluso cuando ella me acogió y trató de ayudar, ella aún se sigue sintiendo tan sola y vacía como el día que pasó todo. Pero por más que quiera extenderle la mano, por más que quiera calmar su dolor, simplemente no puedo. Estoy demasiada dañada, soy demasiado rara. Soy un fenómeno que escucha pensamientos y habla con los muertos y no me puedo arriesgar a que me descubran, no me puedo arriesgar a acercarme mucho no tan solo a ella, si no a cualquiera. Lo mejor que puedo hacer es terminar la preparatoria para poder irme a la universidad y ella pueda volver a su antigua vida. Tal vez entonces pueda estar con ese chico que trabaja en su edificio. Ese que ella aún no conoce, pero vi su cara en el momento en que ella tocó mi mano. Paso mis manos por mi cabello, reaplico un poco de brillo labial y me dirijo nuevamente a la mesa, determinada a intentar con más empeño hacerla sentir mejor, todo sin arriesgar mis secretos, y mientras me siento en mi silla, bebo de mi soda y sonrío, digo,
—Estoy bien. De verdad. — Asintiendo para que ella me crea, antes de añadir, —y dime, ¿hay algún caso interesante en el trabajo? ¿Hay algún muchacho guapo en el edificio?— Después de la cena, espero afuera mientras Sabine hace fila para pagar al valet y estoy tan metida en el drama que ocurre delante de mí, entre la futura novia y su supuesta —dama de honor —, que literalmente salto cuando siento una mano sobre mi manga.
—Ah, hola, — digo, mi cuerpo inundándose de calor y hormigueos en el segundo que mis ojos se encuentran con los suyos.
—Te ves increíble, — Nick dice, su mirada viajando, bajando de mi vestido a mis zapatos, antes de regresar a mi rostro. —Casi ni te reconozco sin tu capucha. — El sonríe. — ¿Disfrutaste tu cena?—
Yo asiento con la cabeza, sintiéndome tan al borde, que me sorprende el que pueda hacer al menos eso. —Te vi en el pasillo. Te hubiera dicho hola, pero te veías muy apurada. — Lo miro fijamente, preguntándome qué está haciendo aquí, solo, en
este ostentoso restaurante en un viernes en la noche. Vestido con una chaqueta de lana oscura, una camisa negra con el cuello abierto, jeans de diseñador, y esas botas. Una vestimenta que parece ser demasiado seria para un chico de su edad, y aún así se ve bien él.
—Un visitante de afuera, — él me dice, contentando la pregunta que aún no he preguntado. Mientras me pregunto qué diré, Sabine aparece y mientras ambos se estrechan de manos digo,
—Eh, Nick y yo vamos juntos a la escuela. — ¡Nick es ese que hace que mis manos suden, mi estómago de vueltas y él es en lo único que pienso! —El se acaba de mudar de Nuevo México, — añado, esperando que eso sea suficiente hasta que el auto llegue. —
¿De qué parte de Nuevo México?— Sabine pregunta y cuando sonríe no puedo evitar preguntarme si ella está inundada de la mima maravillosa sensación que siento yo.
—Santa Fe. — él sonríe.
—Oh, he escuchado que es un lugar encantador. Siempre he querido ir allí.—
—Sabine es fiscal, ella trabaja mucho,— farfullo, concentrándome en la dirección por donde el auto llegará en solamente diez, nueve, ocho, sie-—
—Nosotros vamos a ir a casa, pero puedes ir con nosotros,— ella ofrece.
Yo la miro boquiabierta, llena de pánico, preguntándome cómo no supe que ella diría eso. Luego miro a Nick, suplicando que él se niegue, mientras dice, —Gracias, pero tengo que regresar. — El señala sobre sus hombros y mis ojos siguen esa dirección, deteniéndome en una despampanante pelirroja vestida con un vestido negro informal y tacones de tirantes. Ella me sonríe, pero no es una sonrisa amable. Simplemente sus labios, pintados de brillo rosado, se curvean en una ligera sonrisa, mientras que sus ojos están muy lejos, muy distantes para leer. Pero hay algo en su expresión, la inclinación de su barbilla, que indica que el simple hecho de que el que él y yo estemos parados juntos, es motivo de gracia, diversión y burla para ella. Yo me giro para mirarlo, asombrándome al encontrarme tan cerca de él, sus labios húmedos y abiertos a solo pulgadas de mí. Luego el roza sus dedos contra mi mejilla y toma un tulipán rojo de detrás de mi oreja. Lo próximo que se, es que estoy sola mientras él entra al restaurante con su cita. Miro a mi tulipán, tocando sus sedosos pétalos rojos, y me pregunto de dónde pudo haber salido, en especial siendo dos estaciones después de primavera y no es hasta más tarde, cuando estoy sola en mi cuarto, que me doy cuenta de que la pelirroja tampoco tenía aura.
Debí haber estado en un sueño bien profundo porque, en el momento en que escucho a alguien moviéndose por mi habitación, mi cabeza se siente tan aturdida y turbia que ni siquiera abro los ojos.
— ¿Riley?— mascullo. — ¿Eres tú?— Pero como ella no responde, sé que está tramando una de sus travesuras y como estoy muy cansada para jugar, agarro mi otra almohada y la pongo sobre mi cabeza. Pero cuando la escucho de nuevo, digo, —Escucha, Riley, estoy cansada, ¿está bien? Lo siento si fui grosera contigo y lo siento si te hice sentir mal, pero de verdad no tengo ganas de hacer esto a las-— me quito la almohada y abro un ojo para mirar mi reloj despertador. —A las tres y cuarenta y cinco de la mañana. Así que ¿por qué no regresas a donde sea que vas y dejas esto para una hora más normal? Puedes hasta aparecerte con ese traje que me puse en mi graduación de octavo grado y no diré ni una palabra. Palabra de honor. — Solo que, ahora que dije todo eso, estoy despierta. Así que pongo la almohada a un lado y miro a su forma imprecisa en la silla de mi escritorio, preguntándome qué podría ser tan importante para que no pueda esperar hasta la mañana. —Dije que lo siento, ¿está bien? ¿Qué más quieres?—
— ¿Puedes verme?— ella pregunta, saliendo del escritorio.
—Por supuesto que puedo--— luego me detengo a mitad de palabra al darme cuenta que la voz no es la de Riley.
....Comenteeen mucho.:D Las kiero°°!! Ahoraa a matarme de aburrimiento con Tecnologia¬¬!
Les dejo un caap porqee me tengo qe poneer a estudiaar u.u maldita escuela jajaja!
Capítulo 7
Durante el camino al restaurante todo lo que puedo pensar es en Riley, su comentario sarcástico, y lo completamente grosera que fue al decirlo y luego desaparecer. O sea, he estado suplicándole que me cuente acerca de nuestros padres, rogándole por un poquito de información durante todo este tiempo. Pero en lugar de decirme lo que necesito saber, se pone toda nerviosa, actúa reservadamente y se rehúsa a explicarme por qué aún no se han aparecido. Pensarías que el estar muerto hace que la persona actúe mejor y más amable. Pero no Riley. Ella sigue siendo igual de irritante, aguafiestas y malísima que cuando estaba viva. Sabine deja el auto en el valet y nos dirigimos al interior. Al momento que veo el enorme recibidor de mármol, los arreglos florales del exterior y la increíble vista al océano, me arrepiento de todo lo que pensé. Riley tenía razón. Es lugar es realmente snob. Enormemente snob. Como el tipo de lugar que traerías a una cita y no a tu huraña sobrina.
La chica de alterne nos conduce a una mesa cubierta por un mantel y adornada con velas y saleros y pimenteros que parecen pequeñas piedras de plata, y cuando me siento y observo a mí alrededor, me cuesta creer lo glamoroso que es todo. Especialmente comparado con el tipo de restaurante al que estoy acostumbrada. Pero tan pronto lo pienso, me hago detener. No hay uso en comparar las fotos de antes y después, o darle reversa al video de cómo las cosas solían ser en mi cerebro. Aunque a veces el estar alrededor de Sabine hace difícil el no comparar. El que ella sea la gemela de mi papá es un constante recordatorio.
Ella ordena vino tinto para ella y una soda para mí, luego vemos nuestros menús y decidimos nuestra cena y al momento que nuestra mesera se ha ido, Sabine recoge su pelo rubio -largo hasta el mentón- tras su oreja, sonríe cortésmente y dice, —¿y cómo está todo? ¿La escuela? ¿Tus amigos? ¿Todo bien?— Yo quiero a mi tía, no me malinterpreten, y estoy agradecida por todo lo que ha hecho. Pero solo porque ella pueda lidiar con un jurado de doce hombres no significa que sea buena en conversaciones sencillas.
Aún así, yo solo la miro y digo, —Sip, todo está bien. — Está bien, quizá yo tampoco soy buena en conversaciones. Ella pone su mano sobre mi brazo para decir algo más, pero antes de que pueda articular palabra, yo ya estoy levantada y fuera de mi silla. —Regresaré enseguida,— farfullo, tropezando con mi silla mientras me dirijo de vuelta por donde mismo vinimos, sin preocuparme por detenerme a pedir direcciones, puesto que la mesera a la cual empujé por accidente me miró de una manera que me dio a entender que dudaba que yo lograra salir por la puerta y llegar al pasillo a tiempo. Me dirijo a la dirección que ella inconscientemente me dio, pasando por un pasillo lleno de espejos enormes con marcos dorados y, puesto que es viernes, el hotel está lleno de invitados para una boda que, por lo que veo, no debería ocurrir nunca. Un grupo de personas pasan muy cerca de mí, sus auras arremolinándose con energía llena de alcohol que esta tan fuera de control que me está afectando a mi también, dejándome mareada, con náuseas y con la cabeza tan ligera que cuando miro a los espejos, veo muchos Nick mirándome.
Entro a los baños dando traspiés. Aguantándome de la encimera de mármol y lucho para calmar mi respiración. Forzándome a concentrarme en las orquídeas en jarrones, las lociones aromáticas, y la caja de toallas desechables puestas sobre una gran bandeja de porcelana, comienzo a sentirme más tranquila, más centralizada y contenida. Supongo que me he acostumbrado tanto a la energía que encuentro al azar en cualquier lugar, que he olvidado cuan insoportable puede ser cuando mis defensas están bajas y mi iPod está en casa. Pero la sacudida que recibí cuando Sabine puso su mano sobre la mía estaba tan llena de una soledad aplastante, una tristeza tan callada, que se sintió como un puñetazo en las entrañas. Especialmente cuando me di cuenta que es por mi culpa. Sabine está sola en una manera que he tratado de ignorar. Porque, aunque vivimos juntas, no significa que nos veamos tan seguido. Ella usualmente esta en el trabajo y yo en la escuela y las noches y fin de semanas me la paso encerrada en mi habitación o a fuera con mis amigos. Supongo que a veces olvido que no soy la única con personas que extrañar, que incluso cuando ella me acogió y trató de ayudar, ella aún se sigue sintiendo tan sola y vacía como el día que pasó todo. Pero por más que quiera extenderle la mano, por más que quiera calmar su dolor, simplemente no puedo. Estoy demasiada dañada, soy demasiado rara. Soy un fenómeno que escucha pensamientos y habla con los muertos y no me puedo arriesgar a que me descubran, no me puedo arriesgar a acercarme mucho no tan solo a ella, si no a cualquiera. Lo mejor que puedo hacer es terminar la preparatoria para poder irme a la universidad y ella pueda volver a su antigua vida. Tal vez entonces pueda estar con ese chico que trabaja en su edificio. Ese que ella aún no conoce, pero vi su cara en el momento en que ella tocó mi mano. Paso mis manos por mi cabello, reaplico un poco de brillo labial y me dirijo nuevamente a la mesa, determinada a intentar con más empeño hacerla sentir mejor, todo sin arriesgar mis secretos, y mientras me siento en mi silla, bebo de mi soda y sonrío, digo,
—Estoy bien. De verdad. — Asintiendo para que ella me crea, antes de añadir, —y dime, ¿hay algún caso interesante en el trabajo? ¿Hay algún muchacho guapo en el edificio?— Después de la cena, espero afuera mientras Sabine hace fila para pagar al valet y estoy tan metida en el drama que ocurre delante de mí, entre la futura novia y su supuesta —dama de honor —, que literalmente salto cuando siento una mano sobre mi manga.
—Ah, hola, — digo, mi cuerpo inundándose de calor y hormigueos en el segundo que mis ojos se encuentran con los suyos.
—Te ves increíble, — Nick dice, su mirada viajando, bajando de mi vestido a mis zapatos, antes de regresar a mi rostro. —Casi ni te reconozco sin tu capucha. — El sonríe. — ¿Disfrutaste tu cena?—
Yo asiento con la cabeza, sintiéndome tan al borde, que me sorprende el que pueda hacer al menos eso. —Te vi en el pasillo. Te hubiera dicho hola, pero te veías muy apurada. — Lo miro fijamente, preguntándome qué está haciendo aquí, solo, en
este ostentoso restaurante en un viernes en la noche. Vestido con una chaqueta de lana oscura, una camisa negra con el cuello abierto, jeans de diseñador, y esas botas. Una vestimenta que parece ser demasiado seria para un chico de su edad, y aún así se ve bien él.
—Un visitante de afuera, — él me dice, contentando la pregunta que aún no he preguntado. Mientras me pregunto qué diré, Sabine aparece y mientras ambos se estrechan de manos digo,
—Eh, Nick y yo vamos juntos a la escuela. — ¡Nick es ese que hace que mis manos suden, mi estómago de vueltas y él es en lo único que pienso! —El se acaba de mudar de Nuevo México, — añado, esperando que eso sea suficiente hasta que el auto llegue. —
¿De qué parte de Nuevo México?— Sabine pregunta y cuando sonríe no puedo evitar preguntarme si ella está inundada de la mima maravillosa sensación que siento yo.
—Santa Fe. — él sonríe.
—Oh, he escuchado que es un lugar encantador. Siempre he querido ir allí.—
—Sabine es fiscal, ella trabaja mucho,— farfullo, concentrándome en la dirección por donde el auto llegará en solamente diez, nueve, ocho, sie-—
—Nosotros vamos a ir a casa, pero puedes ir con nosotros,— ella ofrece.
Yo la miro boquiabierta, llena de pánico, preguntándome cómo no supe que ella diría eso. Luego miro a Nick, suplicando que él se niegue, mientras dice, —Gracias, pero tengo que regresar. — El señala sobre sus hombros y mis ojos siguen esa dirección, deteniéndome en una despampanante pelirroja vestida con un vestido negro informal y tacones de tirantes. Ella me sonríe, pero no es una sonrisa amable. Simplemente sus labios, pintados de brillo rosado, se curvean en una ligera sonrisa, mientras que sus ojos están muy lejos, muy distantes para leer. Pero hay algo en su expresión, la inclinación de su barbilla, que indica que el simple hecho de que el que él y yo estemos parados juntos, es motivo de gracia, diversión y burla para ella. Yo me giro para mirarlo, asombrándome al encontrarme tan cerca de él, sus labios húmedos y abiertos a solo pulgadas de mí. Luego el roza sus dedos contra mi mejilla y toma un tulipán rojo de detrás de mi oreja. Lo próximo que se, es que estoy sola mientras él entra al restaurante con su cita. Miro a mi tulipán, tocando sus sedosos pétalos rojos, y me pregunto de dónde pudo haber salido, en especial siendo dos estaciones después de primavera y no es hasta más tarde, cuando estoy sola en mi cuarto, que me doy cuenta de que la pelirroja tampoco tenía aura.
Debí haber estado en un sueño bien profundo porque, en el momento en que escucho a alguien moviéndose por mi habitación, mi cabeza se siente tan aturdida y turbia que ni siquiera abro los ojos.
— ¿Riley?— mascullo. — ¿Eres tú?— Pero como ella no responde, sé que está tramando una de sus travesuras y como estoy muy cansada para jugar, agarro mi otra almohada y la pongo sobre mi cabeza. Pero cuando la escucho de nuevo, digo, —Escucha, Riley, estoy cansada, ¿está bien? Lo siento si fui grosera contigo y lo siento si te hice sentir mal, pero de verdad no tengo ganas de hacer esto a las-— me quito la almohada y abro un ojo para mirar mi reloj despertador. —A las tres y cuarenta y cinco de la mañana. Así que ¿por qué no regresas a donde sea que vas y dejas esto para una hora más normal? Puedes hasta aparecerte con ese traje que me puse en mi graduación de octavo grado y no diré ni una palabra. Palabra de honor. — Solo que, ahora que dije todo eso, estoy despierta. Así que pongo la almohada a un lado y miro a su forma imprecisa en la silla de mi escritorio, preguntándome qué podría ser tan importante para que no pueda esperar hasta la mañana. —Dije que lo siento, ¿está bien? ¿Qué más quieres?—
— ¿Puedes verme?— ella pregunta, saliendo del escritorio.
—Por supuesto que puedo--— luego me detengo a mitad de palabra al darme cuenta que la voz no es la de Riley.
....Comenteeen mucho.:D Las kiero°°!! Ahoraa a matarme de aburrimiento con Tecnologia¬¬!
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Hhahaha soi muy buenaa jajja les dejo otro caap!
Capítulo 8
Veo gente muerta. Todo el tiempo. En la calle, en la playa, en los centros comerciales, en restaurantes, caminando por los pasillo de la escuela, haciendo fila en el correo, esperando en la oficina de un doctor, aunque nunca en el dentista. Pero, contrario a los fantasmas que ves en la TV y en películas, ellos no me molestan, ellos no quieren mi ayuda, ellos no se paran a hablar. Lo más que han hecho es sonreír y saludar con la mano cuando se dan cuenta que los estás viendo. Como a la mayoría de las personas, a ellos les gusta ser vistos. Pero la voz en mi habitación definitivamente no era la de un fantasma y tampoco era Riley. La voz en mi habitación pertenecía a Nick. Y así fue que supe que estaba soñando.
—Hey. — El sonríe, sentándose en su silla segundos antes de que la campana suene, pero, como esta es la clase del Sr. Robins, es lo mismo que estar temprano. Yo saludo con un movimiento de cabeza, esperando parecer casual, neutral, ni un poquito interesada. Esperando ocultar el hecho que estoy tan ida que ahora hasta sueño con él. —Tu tía parece ser agradable. — El me mira, golpeando el escritorio con su bolígrafo, haciendo un continuo click click click que me hace sentir ansiosa.
—Sí, ella es grandiosa, — yo farfullo, maldiciendo mentalmente al Sr. Robins por tardarse tanto en el baño de los maestros, deseando que esconda su botella y venga a su trabajo de una buena vez.
—Yo tampoco vivo con mi familia, — Nick dice, su voz callando el salón, calmando mis pensamientos, mientras él le da vueltas a su bolígrafo en la punta de su dedo, girándolo y girándolo sin caerse. Yo presiono mis labios y busco a tientas el iPod en mi bolsillo secreto, preguntándome cuán grosero se vería si lo enciendo y me aparto de él. —Estoy emancipado, — él añade.
— ¿En serio?— pregunto, aún cuando me había propuesto terminantemente mantener nuestras conversaciones en lo más mínimo posible. Es solo que nunca había conocido a nadie que estuviera emancipado, y siempre pensé que era algo que parecía demasiado solitario y triste. Aunque por su carro, su ropa y sus noches glamorosas en el Hotel San Regis, él no parece estar pasándola muy mal.
—En serio. — El afirma con la cabeza y al momento que él para de hablar, escucho los susurros de Stacia y Honor, llamándome fenómeno y unas cuántas cosas peores. Luego miro como él tira su bolígrafo al aire, sonriendo mientras forma una serie de ochos en el aire antes de volver caer justo en la punta de su dedo.
— ¿Y dónde está tu familia?— él pregunta. Y es tan raro como todo el ruido simplemente para y continúa, continúa y para, como si estuviéramos jugando al juego de las sillas*. Solo que siempre me quedo parada y yo soy el juego.
— ¿Qué?— lo miro con los ojos entrecerrados, distraída por mirar el bolígrafo mágico de Nick que ahora se sostiene en el aire entre nosotros, mientras Honor se burla de mi ropa y su novio finge que está de acuerdo, aunque secretamente se pregunta por qué ella nunca viste como yo. Todo eso me da ganas de ponerme la capucha, encender mi iPod y desconectarme de todo. Incluyendo a Nick. Especialmente Nick
— ¿Dónde vive tu familia?— él pregunta. Yo cierro mis ojos cuando él habla. Silencio, dulce silencio por esos pocos segundos. Luego los abro de nuevo y miro directamente a los suyos.
—Ellos están muertos, — digo, mientras el Sr. Robins entra al salón.
—Lo siento. — Nick me mira a través de la mesa de almuerzo mientras yo miro alrededor, ansiosa por encontrar a Haven y Miles. Acabo de abrir mi bolso de almuerzo y encuentro un tulipán rojo puesto entre medio de mi sándwich y frituras. ¡Un tulipán! Igual que el del viernes en la noche y aunque no tengo idea de cómo lo hizo, estoy segura que Nick es el responsable. Pero no es el truco mágico raro lo que me preocupa, es más bien la manera en que él me mira, la manera en que él me habla, la manera en que él me hace sentir-
—Sobre tu familia. No me di cuenta…— Yo miro a mi jugo, poniendo y quitando la tapa, quitándola y volviéndola a poner, deseando que él simplemente cambie de tema. —No me gusta hablar sobre eso. — Me encojo de hombres. —Yo sé lo que es perder a la gente que amas, — el susurra, acercándose a través de la mesa y colocando su mano sobre la mía, llenándome de una sensación tan buena, tan cálida, tan calmada y tan a salvo… que cierro mis ojos y lo permito. Me permito disfrutar de la paz de eso. Agradecida de escuchar lo que él dice y no lo que él piensa. Como una chica normal, con un chico más allá de lo normal. —Eh, disculpen. — Yo abro mis ojos y me encuentro con Haven inclinada en la esquina de la mesa, sus ojos amarillos entrecerrados y fijos en nuestras manos. —Siento mucho interrumpir. —
Yo me alejo, metiendo mi mano en el bolsillo como si fuera algo vergonzoso, algo que nadie debería ver. Queriendo explicar que lo que ella vio no significa nada, aún cuando no es así.
— ¿Dónde está Miles?— digo finalmente sin saber que otra cosa decir.
Ella entorna los ojos y se sienta al lado de Nick, sus pensamientos hostiles transformando su aura de amarillo brilloso a un rojo muy oscuro. —Miles esta enviándole un mensaje de texto a su nuevo novio cibernético, hornyyoungdingdong307, — ella dice evadiendo mis ojos mientras se ocupa con su pastelito. Luego mira a Nick y añade, —¿y cómo fue el fin de semana de todos?— Yo me encojo de hombros, sabiendo que ella no estaba realmente preguntándome a mí, mirando como ella golpea el glaseado con la punta de su lengua, haciendo su usual lamida de prueba, incluso cuando ya la he visto arrepentirse de hacerlo una vez. Y cuando miro a Nick, me sorprende que él también se encoja de hombros porque, por lo que vi, él parecía haber estado listo para un fin de semana mejor que el mío. —Bueno, como podrán adivinar, mi noche del viernes fue horrible. Bien horrible. Me pasé la mayoría del tiempo limpiando el vómito de Austin porque la ama de llaves estaba en Las Vegas y mis padres no se preocuparon en venir de dónde sea que estuvieran. Pero el sábado lo recompensó todo. O sea, estuvo genial. En serio fue la mejor noche de mi vida y los hubiera invitado si no hubiera sido algo de última hora. — Ella asiente con la cabeza, dignándose a mirarme nuevamente.
— ¿A dónde fuiste?— le pregunto, tratando de sonar casual, aunque me estoy imaginando un lugar oscuro y horroroso.
—A un club totalmente genial, una chica de mi grupo me llevó. —
— ¿Cuál grupo?— yo bebo de mi agua.
—Los sábados es el grupo de los co-dependientes. — Ella sonríe. —De todas maneras, esta chica, Evangeline, ella es como un caso extremo. Ella es lo que ellos llaman donador. —
— ¿Qué? ¿Quién llamó a un donador?— Miles pregunta, poniendo su celular sidekick sobre la mesa y sentándose al lado mío. —Los co-dependientes, — yo digo, poniéndolo al tanto. Haven entorna los ojos. —No, no ellos, los vampiros. Un donador es una persona que permite a otros vampiros alimentarse de ella. Ya sabes, como chupar su sangre y eso, mientras que yo soy los que ellos llaman un cachorrito, porque a mí solamente me gusta seguirlos. Yo no dejo que nadie se alimente de mí. Bueno, aún no. — Ella ríe.
— ¿Siguiendo a quién?— Miles pregunta, tomando su celular y revisando sus mensajes. — ¡Vampiros! Dios, trata de atender. De todas maneras, lo que estaba
diciendo es que esta chica co-dependiente y donadora, Evangeline, que, dicho sea de paso, es su nombre de vampiro, no su nombre real—
— ¿La gente tiene nombres de vampiro?— Miles pregunta, poniendo su celular en la mesa dónde pueda seguir mirándolo. —Totalmente. — Ella siente con la cabeza, introduciendo su dedo en el glaseado y luego lamiendo la punta. — ¿Cómo si fuera un nombre de stripper? Ya sabes, como juntar el nombre de tu primera mascota más el nombre de soltera de tu mamá, porque entonces en mi caso sería Princesa Slavin, muchas gracias. — El sonríe. Haven suspira, esforzándose en mantener la paciencia. —
Eh, no. No es así. Verás, el nombre de un vampiro es serio y, contrario a mucha gente, yo ni siquiera tengo que cambiar el mío, porque Haven es como un nombre orgánico para los vampiros. Cien por ciento natural, sin aditivos o preservativos. — ella ríe. — ¡Te dije que era una Princesa de las Tinieblas! En fin, fuimos a este club en algún lugar de Los Angeles, llamado Nocturnal o algo así. —
—Nocturne, — Nick dice, agarrando su bebida mientras sus ojos se enfocan en los de ella. Haven deja su pastelito y aplaude. —
¡Siii! Finalmente alguien cool en esta mesa, — ella dice.
— ¿Y te topaste con algún inmortal?— él pregunta, aún mirándola. — ¡Con muchos! El lugar estaba lleno de ellos. Había hasta un área reservada para los VIP, al cual entré a hurtadillas y a una barra endónde servían sangre. —
Capítulo 8
Veo gente muerta. Todo el tiempo. En la calle, en la playa, en los centros comerciales, en restaurantes, caminando por los pasillo de la escuela, haciendo fila en el correo, esperando en la oficina de un doctor, aunque nunca en el dentista. Pero, contrario a los fantasmas que ves en la TV y en películas, ellos no me molestan, ellos no quieren mi ayuda, ellos no se paran a hablar. Lo más que han hecho es sonreír y saludar con la mano cuando se dan cuenta que los estás viendo. Como a la mayoría de las personas, a ellos les gusta ser vistos. Pero la voz en mi habitación definitivamente no era la de un fantasma y tampoco era Riley. La voz en mi habitación pertenecía a Nick. Y así fue que supe que estaba soñando.
—Hey. — El sonríe, sentándose en su silla segundos antes de que la campana suene, pero, como esta es la clase del Sr. Robins, es lo mismo que estar temprano. Yo saludo con un movimiento de cabeza, esperando parecer casual, neutral, ni un poquito interesada. Esperando ocultar el hecho que estoy tan ida que ahora hasta sueño con él. —Tu tía parece ser agradable. — El me mira, golpeando el escritorio con su bolígrafo, haciendo un continuo click click click que me hace sentir ansiosa.
—Sí, ella es grandiosa, — yo farfullo, maldiciendo mentalmente al Sr. Robins por tardarse tanto en el baño de los maestros, deseando que esconda su botella y venga a su trabajo de una buena vez.
—Yo tampoco vivo con mi familia, — Nick dice, su voz callando el salón, calmando mis pensamientos, mientras él le da vueltas a su bolígrafo en la punta de su dedo, girándolo y girándolo sin caerse. Yo presiono mis labios y busco a tientas el iPod en mi bolsillo secreto, preguntándome cuán grosero se vería si lo enciendo y me aparto de él. —Estoy emancipado, — él añade.
— ¿En serio?— pregunto, aún cuando me había propuesto terminantemente mantener nuestras conversaciones en lo más mínimo posible. Es solo que nunca había conocido a nadie que estuviera emancipado, y siempre pensé que era algo que parecía demasiado solitario y triste. Aunque por su carro, su ropa y sus noches glamorosas en el Hotel San Regis, él no parece estar pasándola muy mal.
—En serio. — El afirma con la cabeza y al momento que él para de hablar, escucho los susurros de Stacia y Honor, llamándome fenómeno y unas cuántas cosas peores. Luego miro como él tira su bolígrafo al aire, sonriendo mientras forma una serie de ochos en el aire antes de volver caer justo en la punta de su dedo.
— ¿Y dónde está tu familia?— él pregunta. Y es tan raro como todo el ruido simplemente para y continúa, continúa y para, como si estuviéramos jugando al juego de las sillas*. Solo que siempre me quedo parada y yo soy el juego.
— ¿Qué?— lo miro con los ojos entrecerrados, distraída por mirar el bolígrafo mágico de Nick que ahora se sostiene en el aire entre nosotros, mientras Honor se burla de mi ropa y su novio finge que está de acuerdo, aunque secretamente se pregunta por qué ella nunca viste como yo. Todo eso me da ganas de ponerme la capucha, encender mi iPod y desconectarme de todo. Incluyendo a Nick. Especialmente Nick
— ¿Dónde vive tu familia?— él pregunta. Yo cierro mis ojos cuando él habla. Silencio, dulce silencio por esos pocos segundos. Luego los abro de nuevo y miro directamente a los suyos.
—Ellos están muertos, — digo, mientras el Sr. Robins entra al salón.
—Lo siento. — Nick me mira a través de la mesa de almuerzo mientras yo miro alrededor, ansiosa por encontrar a Haven y Miles. Acabo de abrir mi bolso de almuerzo y encuentro un tulipán rojo puesto entre medio de mi sándwich y frituras. ¡Un tulipán! Igual que el del viernes en la noche y aunque no tengo idea de cómo lo hizo, estoy segura que Nick es el responsable. Pero no es el truco mágico raro lo que me preocupa, es más bien la manera en que él me mira, la manera en que él me habla, la manera en que él me hace sentir-
—Sobre tu familia. No me di cuenta…— Yo miro a mi jugo, poniendo y quitando la tapa, quitándola y volviéndola a poner, deseando que él simplemente cambie de tema. —No me gusta hablar sobre eso. — Me encojo de hombres. —Yo sé lo que es perder a la gente que amas, — el susurra, acercándose a través de la mesa y colocando su mano sobre la mía, llenándome de una sensación tan buena, tan cálida, tan calmada y tan a salvo… que cierro mis ojos y lo permito. Me permito disfrutar de la paz de eso. Agradecida de escuchar lo que él dice y no lo que él piensa. Como una chica normal, con un chico más allá de lo normal. —Eh, disculpen. — Yo abro mis ojos y me encuentro con Haven inclinada en la esquina de la mesa, sus ojos amarillos entrecerrados y fijos en nuestras manos. —Siento mucho interrumpir. —
Yo me alejo, metiendo mi mano en el bolsillo como si fuera algo vergonzoso, algo que nadie debería ver. Queriendo explicar que lo que ella vio no significa nada, aún cuando no es así.
— ¿Dónde está Miles?— digo finalmente sin saber que otra cosa decir.
Ella entorna los ojos y se sienta al lado de Nick, sus pensamientos hostiles transformando su aura de amarillo brilloso a un rojo muy oscuro. —Miles esta enviándole un mensaje de texto a su nuevo novio cibernético, hornyyoungdingdong307, — ella dice evadiendo mis ojos mientras se ocupa con su pastelito. Luego mira a Nick y añade, —¿y cómo fue el fin de semana de todos?— Yo me encojo de hombros, sabiendo que ella no estaba realmente preguntándome a mí, mirando como ella golpea el glaseado con la punta de su lengua, haciendo su usual lamida de prueba, incluso cuando ya la he visto arrepentirse de hacerlo una vez. Y cuando miro a Nick, me sorprende que él también se encoja de hombros porque, por lo que vi, él parecía haber estado listo para un fin de semana mejor que el mío. —Bueno, como podrán adivinar, mi noche del viernes fue horrible. Bien horrible. Me pasé la mayoría del tiempo limpiando el vómito de Austin porque la ama de llaves estaba en Las Vegas y mis padres no se preocuparon en venir de dónde sea que estuvieran. Pero el sábado lo recompensó todo. O sea, estuvo genial. En serio fue la mejor noche de mi vida y los hubiera invitado si no hubiera sido algo de última hora. — Ella asiente con la cabeza, dignándose a mirarme nuevamente.
— ¿A dónde fuiste?— le pregunto, tratando de sonar casual, aunque me estoy imaginando un lugar oscuro y horroroso.
—A un club totalmente genial, una chica de mi grupo me llevó. —
— ¿Cuál grupo?— yo bebo de mi agua.
—Los sábados es el grupo de los co-dependientes. — Ella sonríe. —De todas maneras, esta chica, Evangeline, ella es como un caso extremo. Ella es lo que ellos llaman donador. —
— ¿Qué? ¿Quién llamó a un donador?— Miles pregunta, poniendo su celular sidekick sobre la mesa y sentándose al lado mío. —Los co-dependientes, — yo digo, poniéndolo al tanto. Haven entorna los ojos. —No, no ellos, los vampiros. Un donador es una persona que permite a otros vampiros alimentarse de ella. Ya sabes, como chupar su sangre y eso, mientras que yo soy los que ellos llaman un cachorrito, porque a mí solamente me gusta seguirlos. Yo no dejo que nadie se alimente de mí. Bueno, aún no. — Ella ríe.
— ¿Siguiendo a quién?— Miles pregunta, tomando su celular y revisando sus mensajes. — ¡Vampiros! Dios, trata de atender. De todas maneras, lo que estaba
diciendo es que esta chica co-dependiente y donadora, Evangeline, que, dicho sea de paso, es su nombre de vampiro, no su nombre real—
— ¿La gente tiene nombres de vampiro?— Miles pregunta, poniendo su celular en la mesa dónde pueda seguir mirándolo. —Totalmente. — Ella siente con la cabeza, introduciendo su dedo en el glaseado y luego lamiendo la punta. — ¿Cómo si fuera un nombre de stripper? Ya sabes, como juntar el nombre de tu primera mascota más el nombre de soltera de tu mamá, porque entonces en mi caso sería Princesa Slavin, muchas gracias. — El sonríe. Haven suspira, esforzándose en mantener la paciencia. —
Eh, no. No es así. Verás, el nombre de un vampiro es serio y, contrario a mucha gente, yo ni siquiera tengo que cambiar el mío, porque Haven es como un nombre orgánico para los vampiros. Cien por ciento natural, sin aditivos o preservativos. — ella ríe. — ¡Te dije que era una Princesa de las Tinieblas! En fin, fuimos a este club en algún lugar de Los Angeles, llamado Nocturnal o algo así. —
—Nocturne, — Nick dice, agarrando su bebida mientras sus ojos se enfocan en los de ella. Haven deja su pastelito y aplaude. —
¡Siii! Finalmente alguien cool en esta mesa, — ella dice.
— ¿Y te topaste con algún inmortal?— él pregunta, aún mirándola. — ¡Con muchos! El lugar estaba lleno de ellos. Había hasta un área reservada para los VIP, al cual entré a hurtadillas y a una barra endónde servían sangre. —
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Capítulo 9
Aparentemente Nick fue modelo durante un corto tiempo cuando vivió en Nueva York y por eso es que su imagen esta allí flotando por el ciberespacio, esperando que alguien la descargue y digan que son ellos. Aunque nos pasamos la foto y nos reímos mucho por toda la extraña coincidencia, hay una cosa que no puedo dejar pasar: si Nick se acaba de mudar de Nuevo México y no Nueva York, bueno, ¿no se supone que se viera más joven en la foto? Porque no puedo pensar en nadie que a los diecisiete años luzca igual que a los catorce, o incluso a los quince, y aún así esa imagen en el celular de Miles muestra a Nick exactamente igual que como luce ahora. Y eso simplemente no tiene sentido.
Cuando voy a la clase de arte, voy derecho al armario de suministros, tomo mis cosas y me dirijo a mi caballete, rehusándome a reaccionar cuando me doy cuenta que Nick está sentado justo al lado mío. Yo solo respiro profundamente y me ocupo de abotonar mi delantal y de escoger una brocha, echándole una que otra mirada a su lienzo y tratando de no quedarme embobada por su obra maestra en proceso, una perfecta réplica de La Mujer con Pelo Amarillo* de Picasso. Nuestra tarea es imitar uno de los grandes maestros, escoger una de sus grandes obras e intentar re-crearla. De alguna manera pensé que la obra de Van Gogh sería seguramente pan comido, una A fácil. Pero, a juzgar por la apariencia de mis pincelazos caóticos y frenéticos, lo subestimé completamente y ahora está tan horrible que es imposible arreglarlo y no sé qué hacer. Desde que me convertí en psíquica, no necesito estudiar. Ni siquiera necesito leer. Lo único que tengo que hacer es poner mis manos en el libro y la historia aparece en mi cabeza. Y en cuanto a los exámenes, buenos digamos que eso de —exámenes sorpresa— para mí ya no existe. Simplemente rozo mis dedos sobre las preguntas y las respuestas se revelan instantáneamente. Pero el arte es totalmente diferente. Porque el talento no se puede falsificar y por eso es que mi pintura es totalmente lo opuesto a la de Nick.
—¿Noche Estrellada?*— Nick pregunta, señalando con la cabeza a mi sosa y patética pintura azul, llena de manchas, mientras me encojo de la vergüenza, preguntándome cómo pudo adivinarlo, siendo algo tan pobre y desastroso. Luego nada más que para torturarme más, le hecho otra ojeada a su obra, sus pinceladas realizadas sin el menor esfuerzo, y lo añado a la lista interminable de las cosas en las cuales él es asombrosamente bueno. En serio, como en inglés, él puede contestar a todas las preguntas del Sr. Robins, lo cual es raro puesto que él solo tuvo una noche para echarle una ojeada a las trescientas y tantas páginas de Cumbres Borrascosas. Sin mencionar como él usualmente incluye toda clase de hechos históricos, hablando de aquellos días como si él hubiera estado allí. El también es ambidiestro, lo que no parece ser la gran cosa hasta que lo ves escribir con una mano y pintar con la otra, sin que ninguno de los dos proyectos se afecte. Y ni me hagan mencionar los tulipanes espontáneos y el bolígrafo mágico.
—Como el mismo Pablo. ¡Maravilloso!— Dice la Srta. Machado, arreglando su larga y brillosa trenza mientras mira el lienzo, su aura vibrando un hermoso azul cobalto, mientras su mente interpreta ruedas y volteretas, saltando con regocijo, corriendo a través de su lista mental de alumnos talentosos, dándose cuenta de que nunca antes había tenido uno con una habilidad tan natural e innata hasta ahora. — ¿Y_____?— En el exterior ella sigue sonriendo, pero en el interior está pensando: ¿Qué rayos será eso?
—Eh, este, se supone que sea Van Gogh. Ya sabes, Noche Estrellada. —
Me encojo de la vergüenza, mis peores sospechas confirmadas por sus pensamientos.
—Bueno… es un honorable comienzo. — Ella asiente, luchando por mantener su rostro neutral y relajado. —El estilo de Van Gogh es más difícil de lo que aparenta. ¡Solo no olvides los dorados y los amarillos! ¡Es una noche estrellada después de todo! —
Yo la miro alejarse, su aura expandiéndose y brillando, sabiendo que a ella no le gusta mi pintura, pero apreciando su esfuerzo por ocultarlo. Luego sin pensarlo mojo mi brocha de amarillo, antes de limpiar el azul, y cuando lo presiono en mi lienzo deja una enorme mancha verde.
-¿Cómo lo haces?— Pregunto, sacudiendo mi cabeza con frustración, mirando la increíble pintura de Nick y mi increíblemente mala pintura, comprándolas, y sintiendo que la confianza en mí misma cae en picada. El sonríe, sus ojos encontrando los míos.
— ¿Quién tú crees que le enseñó a Picasso?— él dice. Mi brocha cae al suelo, manchando mis zapatos, mi delantal y mi cara de manchas verdes, y aguanto la respiración mientras él se inclina para recogerla y la coloca nuevamente en mi mano. —Todos tienen que comenzar en alguna parte, — él dice, sus ojos oscuros y provocadores, sus dedos buscando la cicatriz en mi frente. La cual está oculta tras mi flequillo. La cual no hay manera de que él sepa sobre ella. —Incluso Picasso tuvo un maestro. — El sonríe, retirando su mano y la calidez que viene con ella, regresando a su pintura, mientras yo recuerdo que debo respirar.
Mañaaanaa no podré subir caap , porque tengo que estudiaar , pero pasadoo subo sin faltaa pero quizas a la tardesita :) Las kiero Comenteen
Aparentemente Nick fue modelo durante un corto tiempo cuando vivió en Nueva York y por eso es que su imagen esta allí flotando por el ciberespacio, esperando que alguien la descargue y digan que son ellos. Aunque nos pasamos la foto y nos reímos mucho por toda la extraña coincidencia, hay una cosa que no puedo dejar pasar: si Nick se acaba de mudar de Nuevo México y no Nueva York, bueno, ¿no se supone que se viera más joven en la foto? Porque no puedo pensar en nadie que a los diecisiete años luzca igual que a los catorce, o incluso a los quince, y aún así esa imagen en el celular de Miles muestra a Nick exactamente igual que como luce ahora. Y eso simplemente no tiene sentido.
Cuando voy a la clase de arte, voy derecho al armario de suministros, tomo mis cosas y me dirijo a mi caballete, rehusándome a reaccionar cuando me doy cuenta que Nick está sentado justo al lado mío. Yo solo respiro profundamente y me ocupo de abotonar mi delantal y de escoger una brocha, echándole una que otra mirada a su lienzo y tratando de no quedarme embobada por su obra maestra en proceso, una perfecta réplica de La Mujer con Pelo Amarillo* de Picasso. Nuestra tarea es imitar uno de los grandes maestros, escoger una de sus grandes obras e intentar re-crearla. De alguna manera pensé que la obra de Van Gogh sería seguramente pan comido, una A fácil. Pero, a juzgar por la apariencia de mis pincelazos caóticos y frenéticos, lo subestimé completamente y ahora está tan horrible que es imposible arreglarlo y no sé qué hacer. Desde que me convertí en psíquica, no necesito estudiar. Ni siquiera necesito leer. Lo único que tengo que hacer es poner mis manos en el libro y la historia aparece en mi cabeza. Y en cuanto a los exámenes, buenos digamos que eso de —exámenes sorpresa— para mí ya no existe. Simplemente rozo mis dedos sobre las preguntas y las respuestas se revelan instantáneamente. Pero el arte es totalmente diferente. Porque el talento no se puede falsificar y por eso es que mi pintura es totalmente lo opuesto a la de Nick.
—¿Noche Estrellada?*— Nick pregunta, señalando con la cabeza a mi sosa y patética pintura azul, llena de manchas, mientras me encojo de la vergüenza, preguntándome cómo pudo adivinarlo, siendo algo tan pobre y desastroso. Luego nada más que para torturarme más, le hecho otra ojeada a su obra, sus pinceladas realizadas sin el menor esfuerzo, y lo añado a la lista interminable de las cosas en las cuales él es asombrosamente bueno. En serio, como en inglés, él puede contestar a todas las preguntas del Sr. Robins, lo cual es raro puesto que él solo tuvo una noche para echarle una ojeada a las trescientas y tantas páginas de Cumbres Borrascosas. Sin mencionar como él usualmente incluye toda clase de hechos históricos, hablando de aquellos días como si él hubiera estado allí. El también es ambidiestro, lo que no parece ser la gran cosa hasta que lo ves escribir con una mano y pintar con la otra, sin que ninguno de los dos proyectos se afecte. Y ni me hagan mencionar los tulipanes espontáneos y el bolígrafo mágico.
—Como el mismo Pablo. ¡Maravilloso!— Dice la Srta. Machado, arreglando su larga y brillosa trenza mientras mira el lienzo, su aura vibrando un hermoso azul cobalto, mientras su mente interpreta ruedas y volteretas, saltando con regocijo, corriendo a través de su lista mental de alumnos talentosos, dándose cuenta de que nunca antes había tenido uno con una habilidad tan natural e innata hasta ahora. — ¿Y_____?— En el exterior ella sigue sonriendo, pero en el interior está pensando: ¿Qué rayos será eso?
—Eh, este, se supone que sea Van Gogh. Ya sabes, Noche Estrellada. —
Me encojo de la vergüenza, mis peores sospechas confirmadas por sus pensamientos.
—Bueno… es un honorable comienzo. — Ella asiente, luchando por mantener su rostro neutral y relajado. —El estilo de Van Gogh es más difícil de lo que aparenta. ¡Solo no olvides los dorados y los amarillos! ¡Es una noche estrellada después de todo! —
Yo la miro alejarse, su aura expandiéndose y brillando, sabiendo que a ella no le gusta mi pintura, pero apreciando su esfuerzo por ocultarlo. Luego sin pensarlo mojo mi brocha de amarillo, antes de limpiar el azul, y cuando lo presiono en mi lienzo deja una enorme mancha verde.
-¿Cómo lo haces?— Pregunto, sacudiendo mi cabeza con frustración, mirando la increíble pintura de Nick y mi increíblemente mala pintura, comprándolas, y sintiendo que la confianza en mí misma cae en picada. El sonríe, sus ojos encontrando los míos.
— ¿Quién tú crees que le enseñó a Picasso?— él dice. Mi brocha cae al suelo, manchando mis zapatos, mi delantal y mi cara de manchas verdes, y aguanto la respiración mientras él se inclina para recogerla y la coloca nuevamente en mi mano. —Todos tienen que comenzar en alguna parte, — él dice, sus ojos oscuros y provocadores, sus dedos buscando la cicatriz en mi frente. La cual está oculta tras mi flequillo. La cual no hay manera de que él sepa sobre ella. —Incluso Picasso tuvo un maestro. — El sonríe, retirando su mano y la calidez que viene con ella, regresando a su pintura, mientras yo recuerdo que debo respirar.
Mañaaanaa no podré subir caap , porque tengo que estudiaar , pero pasadoo subo sin faltaa pero quizas a la tardesita :) Las kiero Comenteen
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
ah de verdad nick me mata
es tan perfecto y no hay problema sube cuando puedas
y si puedes maraton :roll: :P
es tan perfecto y no hay problema sube cuando puedas
y si puedes maraton :roll: :P
Mrs. Nick Jonas
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Lameeento por la espeeraa , un caap para uds.!
Capítulo 10
En la siguiente mañana me estoy preparando para la escuela y cometo el error de pedirle a Riley que me ayude a escoger un suéter.
— ¿Qué opinas?— Mantengo en alto un suéter azul, antes de reemplazarlo por uno verde.
—Ponte el rosa otra vez, — ella dice, sentada en mi tocador, su cabeza inclinada a un lado mientras considera las opciones.
—No tengo ningún suéter rosado. — Frunzo el ceño, deseado que por alguna vez ella se tome las cosas en serio y deje de hacer de todo un juego. —Vamos, ayúdame que no hay mucho tiempo. —
Ella se frota el mentón y entrecierra los ojos. — ¿Dirías que es azul cerúleo, o más bien azul tornasol?—
—Es todo. — Tiro el azul y comienzo a ponerme el verde.
—Ve con el azul. — Yo me detengo, los ojos a la vista, la nariz, la boca y el mentón ocultos bajo el suéter. —En serio. Te hace resaltar los ojos. — La miro con ojos entrecerrados por un momento, luego tiro el suéter verde y hago lo que ella me dice. Busco mi brillo labial y me detengo poco tiempo después de aplicármelo porque ella empieza, —Vaya, ¿qué es todo esto? O sea, la crisis con el suéter, las manos sudosas, el maquillaje, ¿Qué está pasando?—
—No tengo maquillaje puesto, — yo digo, avergonzándome ya que mi voz es casi un grito.
—Técnicamente, Ever, el brillo labial cuenta como maquillaje. Definitivamente entra en la categoría de maquillaje y tú, querida hermana, estabas aplicándotelo. — Lo tiro de vuelta a la gaveta y en cambio me unto mi usual Chapstick, dejando mis labios con una apariencia pálida y cerosa. —Eh ¿hola? ¡Sigo esperando por una contestación!— Yo presiono mis labios, dirigiéndome a la puerta y bajando las escaleras. —Bien, juega así. Pero no creas que podrás evitar que adivine, — ella dice, detrás de mí. —Como quieras, — digo entre dientes, entrando al garaje. —Bueno, sabemos que no es Miles, puesto que no eres su tipo, y sabemos que no es Haven ya que ella no es tu tipo, lo que me deja con-— ella entra por la puerta cerrada del auto y se sienta en el asiento del frente, mientras yo trato de no avergonzarme. —Bueno, supongo que ese es todo tu círculo de amistades, así que dime, me rindo. — Yo abro la puerta del garaje y subo a mi auto de la manera convencional, luego acelero el motor para ahogar su voz. —Yo sé que te propones algo, — ella dice hablando fuerte para que yo la escuche. —Porque, discúlpame por decírtelo, pero estás actuando igual que antes de que te juntaras con Brandon. ¿Recuerdas lo paranoica y nerviosa que estabas preguntándote si tu le gustabas y todo ese bla, bla, bla? Vamos, dime. ¿Quién es el chico con mala suerte? ¿Quién es tu siguiente víctima?— Al segundo que ella dice eso, la imagen de Nick me viene a la mente, viéndose tan guapo, tan sexy, tan provocativo, tan palpable que me veo tentada a estirar mi mano y tenerlo. Pero en lugar de eso me aclaro a garganta, cambio a reversa y digo, —Nadie. No me gusta nadie. Pero créeme, esta es la última vez que te pido que me ayudes. —
Cuando llego a la clase de inglés, estoy tan mareada, nerviosa, de manos sudadas y ansiosas como Riley me acusó de estarlo. Pero cuando veo a Nick hablando con Stacia, añado paranoica a la ya larga lista. —Eh, disculpa, — digo, bloqueada por las largas y gloriosas piernas de Nick, las cuales están tomando el lugar de la usual trampa de Stacia. Pero él simplemente me ignora y permanece sentado en el escritorio de Stacia y observo mientras él saca un capullo de rosa de detrás de la oreja de ella. Un capullo de rosa blanca. Un fresco, puro, brillante e inocente capullo blanco. Y cuando él se la entrega, ella chilla tan alto que pensarías que él le ha dado un diamante.
— ¡Oh dios mío! ¡No puede ser! ¿Cómo hiciste eso?— ella grita mostrándola para que todo el mundo la pueda ver. Yo presiono mis labios y miro al suelo, encendiendo mi iPod y subiéndolo a todo volumen hasta que ya no puedo oírla más. —Necesito pasar, — mascullo, mis ojos encontrándose con los de Nick, alcanzando a ver un breve segundo de calidez antes de que sus ojos se tornen fríos y se mueva fuera de mi camino. Me precipito a mi escritorio, mis pies moviéndose como se supone que se muevan, uno en frente del otro, como un zombie, como un robot, como una cosa densa y entumecida que solo funciona por programación, incapaz de pensar por el solo. Luego me acomodo en mi silla y continúo con mi rutina, sacando papeles, libros y un bolígrafo. Fingiendo que no he notado lo reacio que hace Nick, cómo arrastra sus pies cuando el Sr. Robins lo hace regresar a su silla.
— ¿Qué diablos?— Haven dice, moviendo su flequillo a un lado y mirando directo al frente, incapaz de mantener su proposición de nuevo año de no decir más malas palabras, pero solo porque ella piensa que diablos es gracioso.
—Sabía que no iba a durar. — Miles sacude la cabeza y mira a Nick, mirándolo cautivar al grupo popular con su natural encanto, bolígrafo mágico, y sus estúpidos endiablados capullos. —Sabía que era demasiado bueno para ser real. De hecho, dije eso exactamente el primer día. ¿Recuerdan cuándo lo dije?—
—No. — Haven masculla, aún mirando a Nick. —No recuerdo nada de eso. —
—Pues lo dije. — Miles bebe de su agua embotellada y asiente con la cabeza. —Lo dije. Tú simplemente no me escuchaste. —
Yo miro a mi sándwich y me encojo de hombros sin quererme unir a la discusión de quién dijo qué y cuándo, y definitivamente sin estar dispuesta a mirar a ninguna parte cerca de Nick, Stacia, o cualquiera en esa mesa. Yo sigo pensando en la clase de inglés, cuándo Nick se inclinó hacia mí, justo en medio de la lista de asistencia, para entregarme una nota. Pero solo para que se la pasara a Stacia. —Dásela tú. — le dije negándome a tocarla. Preguntándome cómo un simple pedazo de papel doblado en forma de triángulo podía causarme tanto dolor. —Vamos, — él dice, acercándola hacia mí hasta quedar a centímetros de mis dedos. —Prometo que no te van cachar. —
—No es porque me vayan a cachar. — Lo miro.
— ¿Entonces qué es?— me pregunta, sus ojos oscuros en los míos. ¡Es que no quiero tocarlo! ¡No quiero saber lo que dice! Porque en el momento en que mis dedos hagan contacto, veré las palabras en mi cabeza. Todo el mensaje lleno de palabras sexys, llenas de flirteo y sin nada de tapujos y aunque sea suficientemente malo escucharlo todo a través de los pensamientos de ella, al menos de esa forma puedo engañarme pensando que está todo malentendido por su lerdo cerebro. Pero si toco ese papel, entonces sabré que las palabras son ciertas y simplemente no puedo soportar el verlas.
—Dásela tú mismo, — digo finalmente, golpeándola con la punta demi lápiz y moviéndola hasta el borde mi escritorio. Odiando la manera en que mi corazón golpea contra mi pecho mientras el ríe y se inclina para recogerla. Odiándome por la oleada de alivio cuando él la guarda en su bolsillo en lugar de dársela a ella.
—Eh, ho-la, ¡Tierra a Ever!— Yo sacudo la cabeza y miro a Miles con los ojos entornados. —Pregunté qué ¿qué pasó? O sea, no es por señalar a nadie, pero tú fuiste la última que lo vio hoy…— Yo miro a Miles deseando saberlo. Recordando el día de ayer en la clase de arte, la manera en que los ojos de Nick buscaron los míos, la manera en que sus manos calentaron mi piel, tan segura de que habíamos compartido algo personal, incluso mágico. Pero entonces recuerdo a la chica antes de Stacia, la bonita pelirroja en San Regis, la cual convenientemente me las había ingeniado para olvidar y me siento como una idiota por ser tan ingenua, por pensar que el solamente estaba interesado en mi. Porque la verdad es que Nick es solamente eso, un jugador. Un mujeriego y él hace esto todo el tiempo. Miro a las mesas del comedor, justo tiempo para ver a Nick sacar un ramillete de capullos de detrás de la oreja de Stacia, de la manga, del escote y de la cartera. Luego presiono mis labios y evito mirar los abrazos gratuitos que le siguen al acto de magia. —Yo no hice nada. — digo finalmente, tan confundida como Miles y Haven por el comportamiento errático de Nick, solo que un poco más de lo que quiero admitir.
Puedo escuchar los pensamientos de Miles, pesando mis palabras, tratando de decidir si me debe creer o no. Luego suspira y dice, — ¿Te sientes tan rechazada, plantada y herida cómo yo?— Yo lo miro, queriendo compartirlo con él, deseando poder contarle todo, contarle todo este el revoltijo de sentimientos. Cómo ayer estaba tan segura de que algo había pasado entre nosotros, solo para despertar hoy y encontrarme con esto. Pero en lugar de eso, solo sacudo la cabeza, recojo mis cosas y me dirijo a clases mucho antes de que la campana suene.
Durante toda la clase de francés, yo pienso en cómo salir de la clase de arte. En serio. Incluso mientras estoy participando en toda el movimiento de labios y formulación de palabras extranjeras, mi mente está completamente obsesionada en fingir un dolor de estómago, náusea, fiebre y mareos, un resfriado, lo que sea. Cualquier excusa servirá. Y no es solamente por Nick. Porque la verdad es que ni siquiera yo sé porque me matriculé en esa clase. No tengo habilidades artísticas, mis proyectos son un desastre y de todas maneras yo no pienso ser una artista. Y sí, supongo que si añades a Nick en todo ese lío, no solo terminas con tu GPA (*) en peligro, también con cincuenta y siete minutos de total incomodidad. Pero al final voy porque es lo correcto y estoy tan concentrada en tomar mis útiles y ponerme el delantal que al principio ni me doy cuenta que él no está y, mientras los minutos pasan sin ninguna señal de él, yo agarro mis pinturas y me dirijo a mi caballete.
Solo para encontrar en la esquina de mi caballete esa estúpida nota doblada en forma triangular. La miro, enfocándome en ella tan intensamente que todo a mí alrededor se torna oscuro y fuera de foco. Todo el salón de clase reducido a un punto. Todo mi mundo consistiendo en una carta de forma triangular puesta sobre un alfeizar de madera, el nombre de Stacia escrito en el frente. Y aunque no tengo idea de cómo llegó allí, aún cuando sé que Nick no está allí, no la quiero cerca de mi- Me rehúso a participar en este pequeño y enfermizo juego. Agarro una brocha y con ella sacudo la nota lo más fuerte que puedo, viendo como planea en el aire antes de caer al suelo, sabiendo que estoy actuando infantilmente, ridícula, especialmente cuando la Srta. Machado viene y la recoge.
— ¡Parece que se te cayó algo!— ella canta, su sonrisa deslumbrante y esperanzadora, sin tener idea de que la tiré a propósito.
—No es mía. — digo entre dientes, reacomodando mis pinturas, suponiendo que ella le puede pasar la nota a Stacia, o mejor aún, tirarla a la basura.
— ¿Entonces hay otra Ever? Yo no lo sabía. — Ella sonríe. ¿Qué? Yo tomo la nota y dice claramente Ever en el frente y escrito con la inconfundible letra de Nick. No tengo la menor idea de cómo pasó esto, no hay explicación lógica. Yo sé lo que vi. Mis dedos tiemblan mientras comienzo a desdoblarla, abriendo las tres esquinas y alisando los pliegues, respirando entrecortadamente
cuando un dibujo detallado es rebelado. Un pequeño y detallado dibujo de un hermoso tulipán rojo.
*GPA: promedio general de calificaciones.
Capítulo 10
En la siguiente mañana me estoy preparando para la escuela y cometo el error de pedirle a Riley que me ayude a escoger un suéter.
— ¿Qué opinas?— Mantengo en alto un suéter azul, antes de reemplazarlo por uno verde.
—Ponte el rosa otra vez, — ella dice, sentada en mi tocador, su cabeza inclinada a un lado mientras considera las opciones.
—No tengo ningún suéter rosado. — Frunzo el ceño, deseado que por alguna vez ella se tome las cosas en serio y deje de hacer de todo un juego. —Vamos, ayúdame que no hay mucho tiempo. —
Ella se frota el mentón y entrecierra los ojos. — ¿Dirías que es azul cerúleo, o más bien azul tornasol?—
—Es todo. — Tiro el azul y comienzo a ponerme el verde.
—Ve con el azul. — Yo me detengo, los ojos a la vista, la nariz, la boca y el mentón ocultos bajo el suéter. —En serio. Te hace resaltar los ojos. — La miro con ojos entrecerrados por un momento, luego tiro el suéter verde y hago lo que ella me dice. Busco mi brillo labial y me detengo poco tiempo después de aplicármelo porque ella empieza, —Vaya, ¿qué es todo esto? O sea, la crisis con el suéter, las manos sudosas, el maquillaje, ¿Qué está pasando?—
—No tengo maquillaje puesto, — yo digo, avergonzándome ya que mi voz es casi un grito.
—Técnicamente, Ever, el brillo labial cuenta como maquillaje. Definitivamente entra en la categoría de maquillaje y tú, querida hermana, estabas aplicándotelo. — Lo tiro de vuelta a la gaveta y en cambio me unto mi usual Chapstick, dejando mis labios con una apariencia pálida y cerosa. —Eh ¿hola? ¡Sigo esperando por una contestación!— Yo presiono mis labios, dirigiéndome a la puerta y bajando las escaleras. —Bien, juega así. Pero no creas que podrás evitar que adivine, — ella dice, detrás de mí. —Como quieras, — digo entre dientes, entrando al garaje. —Bueno, sabemos que no es Miles, puesto que no eres su tipo, y sabemos que no es Haven ya que ella no es tu tipo, lo que me deja con-— ella entra por la puerta cerrada del auto y se sienta en el asiento del frente, mientras yo trato de no avergonzarme. —Bueno, supongo que ese es todo tu círculo de amistades, así que dime, me rindo. — Yo abro la puerta del garaje y subo a mi auto de la manera convencional, luego acelero el motor para ahogar su voz. —Yo sé que te propones algo, — ella dice hablando fuerte para que yo la escuche. —Porque, discúlpame por decírtelo, pero estás actuando igual que antes de que te juntaras con Brandon. ¿Recuerdas lo paranoica y nerviosa que estabas preguntándote si tu le gustabas y todo ese bla, bla, bla? Vamos, dime. ¿Quién es el chico con mala suerte? ¿Quién es tu siguiente víctima?— Al segundo que ella dice eso, la imagen de Nick me viene a la mente, viéndose tan guapo, tan sexy, tan provocativo, tan palpable que me veo tentada a estirar mi mano y tenerlo. Pero en lugar de eso me aclaro a garganta, cambio a reversa y digo, —Nadie. No me gusta nadie. Pero créeme, esta es la última vez que te pido que me ayudes. —
Cuando llego a la clase de inglés, estoy tan mareada, nerviosa, de manos sudadas y ansiosas como Riley me acusó de estarlo. Pero cuando veo a Nick hablando con Stacia, añado paranoica a la ya larga lista. —Eh, disculpa, — digo, bloqueada por las largas y gloriosas piernas de Nick, las cuales están tomando el lugar de la usual trampa de Stacia. Pero él simplemente me ignora y permanece sentado en el escritorio de Stacia y observo mientras él saca un capullo de rosa de detrás de la oreja de ella. Un capullo de rosa blanca. Un fresco, puro, brillante e inocente capullo blanco. Y cuando él se la entrega, ella chilla tan alto que pensarías que él le ha dado un diamante.
— ¡Oh dios mío! ¡No puede ser! ¿Cómo hiciste eso?— ella grita mostrándola para que todo el mundo la pueda ver. Yo presiono mis labios y miro al suelo, encendiendo mi iPod y subiéndolo a todo volumen hasta que ya no puedo oírla más. —Necesito pasar, — mascullo, mis ojos encontrándose con los de Nick, alcanzando a ver un breve segundo de calidez antes de que sus ojos se tornen fríos y se mueva fuera de mi camino. Me precipito a mi escritorio, mis pies moviéndose como se supone que se muevan, uno en frente del otro, como un zombie, como un robot, como una cosa densa y entumecida que solo funciona por programación, incapaz de pensar por el solo. Luego me acomodo en mi silla y continúo con mi rutina, sacando papeles, libros y un bolígrafo. Fingiendo que no he notado lo reacio que hace Nick, cómo arrastra sus pies cuando el Sr. Robins lo hace regresar a su silla.
— ¿Qué diablos?— Haven dice, moviendo su flequillo a un lado y mirando directo al frente, incapaz de mantener su proposición de nuevo año de no decir más malas palabras, pero solo porque ella piensa que diablos es gracioso.
—Sabía que no iba a durar. — Miles sacude la cabeza y mira a Nick, mirándolo cautivar al grupo popular con su natural encanto, bolígrafo mágico, y sus estúpidos endiablados capullos. —Sabía que era demasiado bueno para ser real. De hecho, dije eso exactamente el primer día. ¿Recuerdan cuándo lo dije?—
—No. — Haven masculla, aún mirando a Nick. —No recuerdo nada de eso. —
—Pues lo dije. — Miles bebe de su agua embotellada y asiente con la cabeza. —Lo dije. Tú simplemente no me escuchaste. —
Yo miro a mi sándwich y me encojo de hombros sin quererme unir a la discusión de quién dijo qué y cuándo, y definitivamente sin estar dispuesta a mirar a ninguna parte cerca de Nick, Stacia, o cualquiera en esa mesa. Yo sigo pensando en la clase de inglés, cuándo Nick se inclinó hacia mí, justo en medio de la lista de asistencia, para entregarme una nota. Pero solo para que se la pasara a Stacia. —Dásela tú. — le dije negándome a tocarla. Preguntándome cómo un simple pedazo de papel doblado en forma de triángulo podía causarme tanto dolor. —Vamos, — él dice, acercándola hacia mí hasta quedar a centímetros de mis dedos. —Prometo que no te van cachar. —
—No es porque me vayan a cachar. — Lo miro.
— ¿Entonces qué es?— me pregunta, sus ojos oscuros en los míos. ¡Es que no quiero tocarlo! ¡No quiero saber lo que dice! Porque en el momento en que mis dedos hagan contacto, veré las palabras en mi cabeza. Todo el mensaje lleno de palabras sexys, llenas de flirteo y sin nada de tapujos y aunque sea suficientemente malo escucharlo todo a través de los pensamientos de ella, al menos de esa forma puedo engañarme pensando que está todo malentendido por su lerdo cerebro. Pero si toco ese papel, entonces sabré que las palabras son ciertas y simplemente no puedo soportar el verlas.
—Dásela tú mismo, — digo finalmente, golpeándola con la punta demi lápiz y moviéndola hasta el borde mi escritorio. Odiando la manera en que mi corazón golpea contra mi pecho mientras el ríe y se inclina para recogerla. Odiándome por la oleada de alivio cuando él la guarda en su bolsillo en lugar de dársela a ella.
—Eh, ho-la, ¡Tierra a Ever!— Yo sacudo la cabeza y miro a Miles con los ojos entornados. —Pregunté qué ¿qué pasó? O sea, no es por señalar a nadie, pero tú fuiste la última que lo vio hoy…— Yo miro a Miles deseando saberlo. Recordando el día de ayer en la clase de arte, la manera en que los ojos de Nick buscaron los míos, la manera en que sus manos calentaron mi piel, tan segura de que habíamos compartido algo personal, incluso mágico. Pero entonces recuerdo a la chica antes de Stacia, la bonita pelirroja en San Regis, la cual convenientemente me las había ingeniado para olvidar y me siento como una idiota por ser tan ingenua, por pensar que el solamente estaba interesado en mi. Porque la verdad es que Nick es solamente eso, un jugador. Un mujeriego y él hace esto todo el tiempo. Miro a las mesas del comedor, justo tiempo para ver a Nick sacar un ramillete de capullos de detrás de la oreja de Stacia, de la manga, del escote y de la cartera. Luego presiono mis labios y evito mirar los abrazos gratuitos que le siguen al acto de magia. —Yo no hice nada. — digo finalmente, tan confundida como Miles y Haven por el comportamiento errático de Nick, solo que un poco más de lo que quiero admitir.
Puedo escuchar los pensamientos de Miles, pesando mis palabras, tratando de decidir si me debe creer o no. Luego suspira y dice, — ¿Te sientes tan rechazada, plantada y herida cómo yo?— Yo lo miro, queriendo compartirlo con él, deseando poder contarle todo, contarle todo este el revoltijo de sentimientos. Cómo ayer estaba tan segura de que algo había pasado entre nosotros, solo para despertar hoy y encontrarme con esto. Pero en lugar de eso, solo sacudo la cabeza, recojo mis cosas y me dirijo a clases mucho antes de que la campana suene.
Durante toda la clase de francés, yo pienso en cómo salir de la clase de arte. En serio. Incluso mientras estoy participando en toda el movimiento de labios y formulación de palabras extranjeras, mi mente está completamente obsesionada en fingir un dolor de estómago, náusea, fiebre y mareos, un resfriado, lo que sea. Cualquier excusa servirá. Y no es solamente por Nick. Porque la verdad es que ni siquiera yo sé porque me matriculé en esa clase. No tengo habilidades artísticas, mis proyectos son un desastre y de todas maneras yo no pienso ser una artista. Y sí, supongo que si añades a Nick en todo ese lío, no solo terminas con tu GPA (*) en peligro, también con cincuenta y siete minutos de total incomodidad. Pero al final voy porque es lo correcto y estoy tan concentrada en tomar mis útiles y ponerme el delantal que al principio ni me doy cuenta que él no está y, mientras los minutos pasan sin ninguna señal de él, yo agarro mis pinturas y me dirijo a mi caballete.
Solo para encontrar en la esquina de mi caballete esa estúpida nota doblada en forma triangular. La miro, enfocándome en ella tan intensamente que todo a mí alrededor se torna oscuro y fuera de foco. Todo el salón de clase reducido a un punto. Todo mi mundo consistiendo en una carta de forma triangular puesta sobre un alfeizar de madera, el nombre de Stacia escrito en el frente. Y aunque no tengo idea de cómo llegó allí, aún cuando sé que Nick no está allí, no la quiero cerca de mi- Me rehúso a participar en este pequeño y enfermizo juego. Agarro una brocha y con ella sacudo la nota lo más fuerte que puedo, viendo como planea en el aire antes de caer al suelo, sabiendo que estoy actuando infantilmente, ridícula, especialmente cuando la Srta. Machado viene y la recoge.
— ¡Parece que se te cayó algo!— ella canta, su sonrisa deslumbrante y esperanzadora, sin tener idea de que la tiré a propósito.
—No es mía. — digo entre dientes, reacomodando mis pinturas, suponiendo que ella le puede pasar la nota a Stacia, o mejor aún, tirarla a la basura.
— ¿Entonces hay otra Ever? Yo no lo sabía. — Ella sonríe. ¿Qué? Yo tomo la nota y dice claramente Ever en el frente y escrito con la inconfundible letra de Nick. No tengo la menor idea de cómo pasó esto, no hay explicación lógica. Yo sé lo que vi. Mis dedos tiemblan mientras comienzo a desdoblarla, abriendo las tres esquinas y alisando los pliegues, respirando entrecortadamente
cuando un dibujo detallado es rebelado. Un pequeño y detallado dibujo de un hermoso tulipán rojo.
*GPA: promedio general de calificaciones.
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Oh , como lo siento por dejarlaa ahi! Estoy muy muy ocupadaa con las pruebas y tareas del maldito cole , espero me entiendaan , cuando pueda subo caap!
Gabuuziita
Re: Eternidad(Nick&Tu)
Gabuuziita escribió:Oh , como lo siento por dejarlaa ahi! Estoy muy muy ocupadaa con las pruebas y tareas del maldito cole , espero me entiendaan , cuando pueda subo caap!
ok no hay problema :D
Mrs. Nick Jonas
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