Eternidad(Nick&Tu)

Hola chicas soy gabii
Nombre: Eternidad o Evermore (En Ingles jajaja xd);)
Autor: Gabuuziita
Adaptación: Sii. De los libros de la saga : Los Inmortales ------> de Alison Nöe :lol:
Género: Romantica-Ciencia Ficción
Advertencias: Ninguna, me parece
Otras Páginas: No , no la tengo en ninguna otra página ni foro :)
Sinopsis
Desde que un horrible accidente cobró la vida de su familia, ______ de dieciséis años de edad, puede ver auras, escuchar los pensamientos de la gente y conocer la historia de vida de una persona solo por un contacto. Protegiéndose del contacto de los humanos, suprime las capacidades que la han marcado como un monstruo en su nueva escuela. Pero todo cambiará cuando conozca a Nicholas Jonas… _____ ve a Nick y siente un reconocimiento instantáneo. Él es hermoso, rico, exótico, y tiene muchos secretos. Nick es capaz de hacer que las cosas aparezcan y desaparezcan. Siempre parece saber lo que ella piensa y es el único que puede silenciar el ruido y la energía arbitraria en su cabeza. Ella no sabe quién o qué es él realmente. Nick es luz y oscuridad a partes iguales, y pertenece a un nuevo mundo encantado donde nadie muere.Les Gusta?? :)


Comenten!!

ME ENCANTA :cheers: ES HERMOSO

Woow , primeeraa lectoraa en estaa novee! Bienveniidaa ;)!
Aqui les dejo la tabla de las auras( lo qe significa cadaa color que tu ves):

La tabla de los colores del aura
Rojo: energía, fuerza, enojo, sexualidad, pasión, miedo, ego
Naranja: Auto-control, ambición, coraje, pensativo, falta de voluntad, apático
Amarillo: optimista, feliz, intelectual, amigable, indeciso, fácil de manejar
Verde: pasivo, curativo, compasivo, falso, celoso
Azul: espiritual, leal, creativo, sensitivo, amable, temperamental
Violeta: bien espiritual, sabiduría, intuición
Índigo: benevolencia, bien intuitivo, buscador
Rosa: amor, sinceridad, amistad
[b]Gris: depresión, tristeza, agotamiento, poca energía, escepticismo
Marrón: codicia, egocéntrico, obstinado
Negro: carente de energía, enfermedad, muerte inminente
Blanco: balance perfecto

Hahhahaa noo! Mi new reader me va a mataaar , porfaa nooo, o si no como subo caps en mis novees? jajajjajjaa ya suboo cap. Euu paseensee por mis otras novees , las qe estan en mi firmaa porfaa! I si no te gustaan avisaame sii? kiero mas opiniones jajaja :P

Capitulo 1
¿Adivina quién soy? Las cálidas y húmedas manos de Haven presionan fuerte mis mejillas, y el deslucido borde de su plateado anillo de calavera deja una mancha en mi piel. Y aunque mis ojos están cerrados y tapados, sé que su pelo teñido de negro lleva la raya en el medio, que su corsé de vinilo negro tiene cuello de tortuga (cumpliendo con el código de vestuario de la escuela), se que lleva una nueva marca, ‚Floor Sweeping?, su falda negra de satén tiene un agujero cerca del dobladillo donde se le había enganchado al coger sus botas Doc Martin y sus ojos parecen de oro, pero es sólo porque lleva lentillas de color amarillo. También sé que su padre no está realmente en un viaje de ‚negocios? como él dijo, su madre es entrenadora personal, más ‚personal‚ que ‚entrenadora?, y su hermano pequeño rompió su CD de Evanescence, pero tiene demasiado miedo para decírselo. Pero no sé nada de esto por espiar, echar una ojeada o porque me lo dijeran. Lo sé porque soy psíquica.
— ¡Date prisa! ¡Adivina! ¡Va a sonar el timbre!— dice con su voz ronca, raspada, ya que se fuma un paquete al día, aunque ella intenta que sea un cigarro. Me paro, pensando en la última persona en la que ella querría ser confundida.
— ¿Eres Hilary Duff?—
—Ew. ¡Inténtalo otra vez!— Ella aprieta con más fuerza, sin tener ni idea de que no necesito ver para saber.
— ¿Es el señor Marilyn Manson?— Ella se ríe y nos vamos, lamiendo su pulgar y con el fin de limpiar el tatuaje que dejó en mi mejilla, pero levanto mi mano y le golpeo la suya. No porque esté asqueada por la idea de su saliva (quiero decir, se que ella está sana), pero no quiero que ella me toque de nuevo. El tacto es muy revelador, muy agotador, así que trato de evitarlo a toda costa. Ella agarra la capucha de mi sudadera y me la quita de la cabeza, luego mira de reojo mis cascos y me pregunta, — ¿qué estás escuchando?— Cogí mi iPod del bolsillo interno que cosí en todas mis sudaderas, ocultando esos cables blancos de la vista de las demás personas. Entonces le doy el iPod y miro sus ojos con expresión molesta cuando dice —
¿Qué carices? Quiero decir, ¿puede estar algo con el volumen tan alto? ¿Y quién es él?— ella coloca el iPod entre nosotras para que ambas podamos oír a Sid Vicious gritando acerca de la anarquía en El Reino Unido. Y la verdad es que no sé si Sid está a favor o en contra, solo sé que sus chillidos tranquilizan mis intensas sensaciones.
—Sex Pistols— digo, devolviendo el iPod a mi compartimiento secreto.
—Me sorprende que todavía puedas oírme. — Sonríe a la vez que suena el timbre. Pero yo me encogí de hombros. No necesitaba escuchar para oír. Aunque no me gusta mencionar eso. Le dije que la vería en la comida y me fui a clase, alejándome a través del campus y avergonzándome cuando siento a dos chicos que están detrás de ella, pisar el dobladillo de su falda, y casi hacerla caer. Pero cuando ella se da vuelta y les
hace el signo de mal (vale, eso no es realmente el signo de mal, es solo algo que ella se inventó) y en ellos resplandecieron sus ojos amarillos, se fueron de inmediato y la dejaron tranquila. Fui hacia mi asiento en la parte de atrás, evitando la mochila que Stacia Miller colocó a propósito en medio de mi camino, haciendo caso omiso de su serenata diaria de ‚PEEERDE-DOOOORA?. Me deslizo en mi silla, saco mi libro, la libreta, y el bolígrafo de la mochila, me pongo los cascos, me pongo la capucha, dejo caer mi mochila sobre el asiento que está a mi lado y espero al Señor Robins. El Señor Robins siempre llega tarde. Sobre todo porque le gusta dar unos sorbos a su pequeña petaca de plata entre clases. Pero esto es sólo porque su esposa le grita todo el tiempo, su hija piensa que él es un perdedor, y casi odia su vida. Aprendí todo esto durante mi primer día en esta escuela, cuando mi mano por casualidad le tocó y transfirió todo eso. Así que ahora, cada vez que tengo que entregarle algo, lo coloco en el borde de su escritorio. Cierro los ojos y espero, mis dedos se mueven lentamente por el interior de mi sudadera, para cambiar la canción gritona de Sid Vicious por algo más suave. Todos aquellos fuertes ruidos ya no son necesarios ahora que estoy en clase. Supongo que es un sitio donde se reduce la energía psíquica de los alumnos y profesores. No siempre fui un monstruo. Solía ser una adolescente normal. Del tipo que iba a los bailes de la escuela, tenía grandes romances, y presumía de mi largo cabello rubio que no escondía en una cola de caballo y no me ocultaba debajo de una gran sudadera con capucha. Tuve una madre, un padre, una hermana menor llamada Riley y un perro labrador llamado Buttercup. Yo vivía en una casa bonita, en un buen vecindario, en Eugene,

Oregón. Yo era popular, feliz, y no podía esperar a que comenzara el tercer año de secundaria desde que me había hecho animadora. Mi vida estaba completa, y el cielo era el límite. Y aunque sé que la última parte es un cliché total, también es irónicamente verdad. Sin embargo, todo eso son solo rumores. Porque desde el accidente, la única cosa que puedo recordar claramente es morir.
Tuve lo que la gente llama una ECM, o ‚experiencia cercana a la muerte?. Pero se equivocan. Porque créanme no había nada ‚cercano? en ello. Es como, en un momento, mi hermana pequeña Riley y yo estábamos sentadas en la parte trasera del todoterreno de mi padre, con la cabeza de Buttercup apoyada sobre el regazo de Riley, mientras su cola golpeaba suavemente mi pierna, y lo siguiente que se es que los airbags habían saltado, el coche estaba destrozado, y yo lo observaba todo desde afuera. Yo miraba fijamente los restos –los cristales destrozados, las puertas caídas, el parachoques delantero contra un pino en un mortal abrazo- preguntándome qué salió mal, esperando y rezando para que el resto también hubiera salido. Entonces oí un ladrido familiar, y me di la vuelta para verlos caminando por un sendero, con Buttercup meneando su cola y mostrando el camino. Fui detrás de ellos. Al principio intentando correr y alcanzarlos, pero luego despacio decidiendo vivir. Fue disminuyendo el deseo de ir hacia el sendero, fragante de arboles que oscilaban y de flores que temblaban, cerrando mis ojos contra la deslumbrante niebla que reflejaba y brillaba y hacía que todo resplandeciera. Me prometí que sería tan solo un momento. Que pronto, volvería y los encontraría. Pero cuando volví a mirar, sólo me dio tiempo para
verlos sonreír y despedirse y cruzar el puente, apenas unos segundos antes de que desaparecieran. Me aterré. Miraba a todas partes. Corrí hacia lado y otro de la carretera, pero sólo se veía lo mismo – la cálida, blanca, resplandeciente, brillante, hermosa, estúpida, eterna niebla. Y me caí al suelo, mi piel sentía frío, mi cuerpo entero temblaba, gritaba llorando, maldiciendo, suplicando, haciendo promesas que sabía que nunca podría cumplir. Y cuando escuché a alguien decir: — ¿______? ¿Ese es tu nombre? Abre los ojos y mírame —. Me encontré de repente con la realidad. Volviendo a donde todo era dolor, y miseria, y sintiendo un dolor terrible en mi frente. Y miré fijamente al chico que se inclinaba hacia mí, mirando a sus ojos oscuros y susurré,
—Soy ______—, antes de desmayarme otra vez.

Ahh i Dianna , de ultimaa guardaas en un documento los colores de las auras i lo que representan i cada vez que kieras saber que significa cada color las ves ! :) Y al finaal las terminas aprendiendo , lo digo por experienciia jajaja.Comeeenten muchoo ajjajjaa :).

Ahahaha :) Espero qe te sirva el consejo ese jaja
I respetoo a esoo , de kereer matartee, estas lokaa ? noo , no kiero matartee , es dartee mm cooomo se dicee mas curiosidad asi sigues leyendo la novee i te haces superfaaan :) ajjaja
Piensaloo bien , si soy mujer muerta , creo ke no podria seguir subiendo en ninguna de mis novees jajajaj.
:) Tenees alguna nove ?


Porfaaa comentaaa!!

Capítulo 2
Unos segundos antes de que el Sr. Robins entre, me quito la capucha, apago mi iPod y finjo que estoy leyendo mi libro sin levantar la vista cuando dice,
—Clase, este es Nicholas Jonas. Acaba de mudarse de Nuevo México. Bien Nicholas, puedes sentarte en el sitio vacío de atrás, al lado de ______. Tendrás que compartir su libro hasta que consigas uno. —
Nicholas es guapísimo. Lo sé sin mirarlo. Simplemente me concentro en mi libro mientras él se acerca. Ya conozco demasiado a mis compañeros de clase y, dentro de lo que me concierne, un momento de ignorancia es una dicha. Pero según los pensamientos de Stacia Miller -quién está sentada dos filas delante de mi- Nicholas Jonas es condenadamente guapo. Su mejor amiga Honor está completamente de acuerdo. También Craig, el novio de Honor. Pero esa es otra historia.
—Hey. — Nicholas se sienta a mi lado, mi mochila hace un ruido sordo cuando la tira al suelo. Yo solo muevo la cabeza, evitando mirar algo más que sus brillantes, negras, botas de motociclista. El tipo de botas que se ven fuera de lugar entre la hilera de sandalias multicolor que pisan la moqueta verde del suelo. El Sr. Robins nos manda abrir los libros por la página 133, haciendo que Nicholas se incline y diga, — ¿te importa compartir?— Dudo unos segundos, su proximidad me hace sentir incómoda, pero
deslizo mi libro hasta el borde de mi mesa y cuando él mueve su silla para estar más cerca, eliminando el pequeño espacio entre nosotros, me muevo a la parte más lejana de mi asiento y me escondo bajo mi capucha. El se ríe discretamente, pero como aún no lo he mirado, no tengo ni idea de por qué lo hace. Todo lo que sé es que sonaba suave y divertida, pero como si escondiera algo más. Así que me hundo en mi silla lo más que puedo, apoyo la mejilla en la palma de la mano y centro toda mi atención en el reloj, decidida a ignorar todas las miradas mordaces y comentarios mal intencionados dirigidos hacia mí. Cosas como: ¡pobre chico tan hot y sexy y tiene que sentarse con la rara! Eso es lo que piensan Stacia, Honor, Craig y prácticamente todos los de clase. Bueno, todos excepto el Sr. Robins, que quiere que termine la clase tanto como yo.
En la comida todos hablaban de Nicholas. ¿Has visto al nuevo chico Nicholas? Es tan guapo
-Tan sexy- -
Escuché que es de México -
-No, creo que es de España
-Lo que sea, es de algún país extranjero
-Definitivamente le voy a pedir que vaya conmigo al baile de invierno -
-Ni siquiera lo conoces
-No te preocupes, lo haré-
—Oh dios mío. ¿Has visto al nuevo chico, Nicholas?— Haven se sienta a mi lado mirándome a través de su flequillo, con las puntas rozando tímidamente sus labios pintados de rojo oscuro.


—Oh por favor, tu también no. — Sacudo la cabeza y le doy un mordico a mi manzana.
—No dirías eso si hubieras tenido la suerte de verlo, — dice mientras saca de su taper rosa un pastelito de vainilla y lame el glaseado de la parte de arriba como rutina habitual a la hora del almuerzo a pesar de que se viste como alguien que preferiría beber sangre mucho más que comer pastelitos.
— ¿Estáis hablando de Nicholas?— susurra Miles sentándose en el banco y apoyando sus codos sobre la mesa, sus ojos color café nos miraban y su cara de niño mostraba una enorme sonrisa. — ¡Es guapísimo! ¿Viste las botas? Son tan Vogue. Creo que le voy a proponer que sea mi nuevo novio —. Haven lo mira con sus ojos color ámbar, entrecerrados.
—Demasiado tarde, él es mío—
—Disculpa, no sabía que te gustaban los no góticos. — El sonríe burlonamente y entorna los ojos mientras desenvuelve su sándwich. Haven se ríe.
—Cuando se ven así, sí. Te juro que él está que arde, tienes que verlo. — Ella mueve su cabeza, molesta porque no puedo unirme a su diversión. — ¡El es como combustible!—
— ¿Tu no lo has visto?— Miles agarra su sándwich y me mira. Miro fijamente a la mesa, preguntándome si debería mentir. Pienso que sería la única manera de salir del lío ya que le están dando mucha importancia al asunto. El problema es que no puedo. No a ellos. Haven y Miles son mis mejores amigos. Mis únicos amigos y siento que ya les he ocultado demasiadas cosas.
—Me senté junto a él en clase de inglés, — dije finalmente. —Nos obligaron a compartir el libro. Pero en realidad no tuve la oportunidad de fijarme mucho en él —.
— ¿Obligaron?— Haven aparta su flequillo hacia un lado para poder ver mejor al bicho raro que se atreve a decir semejante cosa. —Oh eso debió haber sido horrible para ti, debió haber sido terrible. — Ella entorna los ojos y suspira. —Lo juro, no tienes ni idea de lo afortunada que eres. Y ni siquiera lo aprecias. —
— ¿Qué libro?— pregunta Miles, como si el título de alguna manera revelara algo significativo.
—Cumbres Borrascosas. — Contesto poniendo las cortezas de la manzana en el centro de mi servilleta y doblándola por las esquinas.
— ¿Y la capucha? ¿La tenías puesta o no?— pregunta Haven. Me paro a pensarlo, recordando cómo me la puse justo en el momento en que él se inclinó hacia mí.
—La tenía puesta— Le digo. —Sí, definitivamente la tenía puesta. — Afirmo.
—Bueno, gracias por eso— ella murmura mientras rompe en dos mitades su pastelito de vainilla. —La última cosa que necesito es la competencia de la diosa rubia. — Me encojo de hombros y miro a la mesa. Me da vergüenza cuando la gente dice cosas así. Por lo visto, yo solía vivir para ese tipo de cosas, pero ya no. — ¿Bueno, y qué pasa con Miles? ¿No crees que él sea competencia?— Pregunto desviando la atención de mí y dirigiéndola hacia alguien que en realidad la aprecia.
—Sí. — Miles pasa su mano por su pelo corto y castaño para deleitarnos con su mejor pose. —No creas que eres la única. —

—Totalmente irrelevante, — dice Haven, sacudiendo migas blancas de su falda. —Nicholas y Miles no juegan en el mismo equipo. Lo que significa que sus cualidades y apariencia de modelo devastador no cuentan. —
— ¿Cómo sabes en qué equipo está?— pregunta Miles, abriendo la tapa de su botella de agua y mirándola con ojos entrecerrados. — ¿Cómo puedes estar tan segura?—
—Homoradar, — dice tocándose la frente. —y créeme, mi radar no registra a este chico. —
Nicholas no sólo va conmigo a clase de inglés, y a clase de arte (no es que él se hubiera sentado conmigo y tampoco que yo lo hubiera mirado, pero los pensamientos de la clase -incluso los de nuestra profesora, la Sra. Machado, me contaron todo lo que necesitaba saber), sino que también aparcó junto a mi coche. Y aún cuando me las ingenié para no mirar nada más que sus botas, supe que mi suerte había terminado. — ¡Oh dios mío, está ahí! ¡Justo a nuestro lado!— grita Miles con esa voz chillona y cantarina que se reserva para los momentos más emocionantes. —y mira que conduce: un brillante y negro BMV con cristales tintados. Bien, muy bien. Bueno, este es el plan: voy a abrir mi puerta y accidentalmente le daré a la suya y así tendré una excusa para hablar con él. — El me mira, esperando mi consentimiento. —No vas a rallar mi coche. O el suyo. O el de cualquier otro, — digo negando con la cabeza y cogiendo mis llaves.

—Vale. — Se queja. —Destruye mi sueño, como quieras. ¡Pero por lo menos hazte un favor y míralo! Después mírame a los ojos y dime si no quieres desmayarte. —
Pongo los ojos en blanco, intento pasar por entre mi coche y un Volkswagen que está tan mal aparcado que parece que quiere aplastar a mi Miata. Y justo cuando estoy a punto de abrir la puerta, Miles me quita la capucha, las gafas de sol y corre hacia el lado del copiloto donde me hace señas, de manera no muy disimulada utilizando su cabeza y sus manos, para que mire a Nicholas que está detrás de él. Así que lo hago. Es decir, no es pudiera evitarlo para siempre. Así que respiro profundamente y le miro. Y lo que veo me deja incapaz de hablar, pestañar o moverme. Y aunque Miles está haciendo todo lo posible por llamar mi atención con señas y miradas, tratando de decirme que aborte la misión y me retire; no puedo. Es decir, me gustaría hacerlo porque sé que estoy actuando como el bicho raro que todo el mundo cree que soy, pero es completamente imposible. Y no es sólo porque Damen sea increíblemente guapo con su brillante pelo negro largo hasta los hombros enmarcando sus pómulos. Cuando él me mira, cuando él se quita sus gafas oscuras y me mira, me doy cuenta que sus ojos almendrados son profundos, oscuros y extrañamente familiares, enmarcados por unas pestañas tan pobladas que casi parecen falsas. ¡Y sus labios! Sus labios son gruesos, carnosos y tentadores con una perfecta forma de arco de Cupido y el cuerpo que sostiene todo eso es alto, delgado, firme y está vestido todo de negro. —Eh ¿_____? ¿Ho-la? Ya puedes despertar. Por favor. —
Miles mira a Nicholas, riendo nerviosamente. —Disculpa a mi amiga, ella normalmente lleva la capucha puesta. —
No es que yo no sepa que tengo que parar. Necesito parar ahora. Pero los ojos de Nicholas están fijos en los míos y su color se ha hecho más intenso mientras su boca comienza a curvearse. Pero no es su gran belleza lo que me paraliza. No tiene nada que ver con eso. Es más bien que el área que rodea su cuerpo, empezando por su cabeza y todo lo que va hasta la punta cuadrada de sus botas de motociclista, está completamente vacía. Ningún color. Ningún aura. Nada de espectáculos de luces brillantes.
Todo el mundo tiene un aura. Todo ser viviente tiene remolinos de colores que emanan de su cuerpo. Un arcoíris de campos de energía que ni ellos mismos es consciente de tener. No es que sea peligroso, o que de miedo, o que sea malo de alguna manera; es simplemente parte del campo magnético visible. Bueno, visible para mí. Antes del accidente ni siquiera sabía que existían ese tipo de cosas. Y definitivamente no era capaz de verlas. Pero desde el momento en que desperté en el hospital, vi colores por todas partes.
— ¿Estás bien?— Me había preguntado la enfermera pelirroja, mirándome con preocupación.
— ¿Sí, pero por qué estás toda rosa?— Pregunté, confusa por el color pastel que emanaba de ella.
— ¿Qué por qué estoy qué?— Preguntó, tratando de ocultar la alarma
en su voz.
—Rosa. Ya sabes, todo alrededor tuyo está rosa. Especialmente tu cabeza. —
—Está bien, cariño, tú solo descansa y yo iré a buscar al doctor, — dijo, alejándose del cuarto y corriendo por el pasillo. No fue hasta después de haber pasado por varias revisiones de la vista, scaners cerebrales y evaluaciones psicológicas, que aprendí a callarme y mantener en secreto que veía colores, y cuando comencé a escuchar los pensamientos, a conocer la historia de una vida con tan solo tocar a alguien y a disfrutar de las frecuentes visitas de mi hermana muerta, Riley, ya sabía muy bien que no podía decírselo a nadie. Supongo que me acostumbré tanto a vivir así que olvidé que existe otra manera. Pero ver a Nicholas enmarcado por nada más que la pintura negra de su costoso coche, es un vago recuerdo de felicidad, de días más normales.
—______ ¿verdad?— dice Nicholas, mostrando una cálida sonrisa, revelando otra más de sus perfecciones: dientes blancos y brillantes. Me quedé allí, deseando que mis ojos dejaran de mirarlo, mientras Miles aclara su garganta haciéndome recordar cuánto odia ser ignorado. Me acerco a él y digo,
—Oh, lo siento. Miles, Nicholas,Nicholas, Miles. — y en todo ese tiempo mis ojos no se movieron. Nicholas mira a Miles, asintiendo brevemente para luego volver a centrarse en mí y, aunque sé que suena a locura, durante ese breve segundo en el que sus ojos se apartaron de los míos, me sentí extrañamente fría y débil.

Pero en el momento en el que volvió a mirarme, todo volvió a ser bueno y cálido. — ¿Puedo pedirte un favor? —Sonríe. — ¿Me dejarías tu libro de Cumbres Borrascosas? Necesito ponerme al día y esta noche no tendré tiempo de ir a comprarlo. —
Busco en mi mochila, cojo el libro y se lo doy sosteniéndolo con la punta de los dedos, parte de mí queriendo rozar mis dedos con los suyos para hacer contacto con ese ser tan extraño, mientras que la otra parte, la más fuerte y sabia, se resiste sabiendo que cada vez que toco a alguien, puedo saber sus pensamientos y llegan de una manera muy desagradable. Pero no fue hasta que metió el libro en su coche, bajó sus gafas y dijo,
—Gracias, te veo mañana—, que me di cuenta de que, aparte de un leve cosquilleo en la punta de mis dedos, no pasó nada y antes de que pudiera responder, él ya estaba alejándose en su coche.
—Disculpa, — dice Miles, negando con la cabeza mientras se sienta a mi lado. —Pero cuando dije que ibas a alucinar cuando lo vieras, no era una insinuación, no era para que te lo tomaras de una forma literal. En serio, _______, ¿qué te pasó? Porque fue realmente incómodo, en plan -Hola, me llamo _______ y seré tu nueva acosadora.- Estoy hablando en serio, pensé que íbamos a tener que resucitarte y, créeme, eres increíblemente afortunada de que nuestra buena amiga Haven no estuviera aquí para ver eso porque odio recordarte que dijo que quiere a Nicholas para ella…— Miles continúo así, hablando y hablando durante todo el camino a casa. Pero le dejo seguir y mientras conduzco, mi dedo traza ausentemente la gruesa cicatriz de mi frente, la que está oculta tras mi flequillo.
Es decir, ¿cómo podría explicar que, desde el accidente, las únicas personas cuyos pensamientos no puedo escuchar, cuya vida no puedo conocer y cuya aura no puedo ver, ya están muertas?

Nueva lectora :)
tu nove se ve super interesante!
siguela pronto :D
saludos :hi:

Bienvenidaa Mrs. Nick Jonas !
Este capitulo dedicado a ti i a Floppi!:
Capítulo 3
Entro a mi casa, agarro una botella de agua del refrigerador y luego subo las escaleras directo a mi habitación. No tengo necesidad de ir a otra parte ya que sé que Sabina sigue en el trabajo. Sabine siempre está en el trabajo, lo que significa que tengo esta enorme casa para mí sola prácticamente todo el tiempo, aunque usualmente me la paso en mi habitación. Me siento mal por Sabine. Me apena que la vida por la cual trabajó tanto cambiara para siempre desde el día que se vio obligada a hacerse cargo de mí. Pero como mi mamá era hija única y todos mis abuelos ya estaban muertos cuando tenía dos años, no tenía muchas opciones. Es decir, era o vivir con ella (la única hermana de mi papá y era su gemela) o vivir en un hogar adoptivo hasta que cumpliera dieciocho años y aún cuando ella no sabe mucho sobre criar niños, ni siquiera había salido del hospital y ya había vendido su mini-departamento, comprado esta enorme casa y contratado uno de los decoradores de interiores más destacado en el Condado de Orange para que decorara mi habitación. Es decir, tengo todas las cosas ordinarias como la cama, un gavetero y un escritorio. Pero también tengo un televisor de pantalla plana, un closet enorme, un baño con ducha y jacuzzi, un balcón con vista al océano y mi propio cuarto de juegos privado con otro televisor de pantalla plana, una barra, un micro- ondas, un mini-refrigerador, un lavaplatos, estéreo, cojines, mesas, sillas, etc. Es curioso como antes hubiera dado lo que sea por tener una habitación así. Pero ahora daría lo que sea por volver a estar como antes.
Supongo que como Sabine pasa la mayor parte de su tiempo rodeada de otros abogados y de todas esas personas importantes que su firma representa, ella en realidad pensó que todas estas cosas eran necesarias o algo así. Nunca he estado segura si el no haber tenido hijos propios se debe a que siempre está ocupada con su trabajo, o es que simplemente aún no ha conocido al chico indicado, o si alguna vez ha querido estar con alguien, o si es una combinación de las tres. Probablemente yo debería saber todo eso, puesto que soy psíquica, pero yo no puedo ver las motivaciones de una persona, lo que mayormente veo son eventos. Como una cadena de imágenes reflejando la vida de alguien, como barajas, solo que al estilo de trailer de película. Pero hay veces que solo veo símbolos que debo descifrar para poder entender, como en las cartas de tarot, o como cuando tuvimos que leer La Granja de los Animales* en la clase de inglés del año pasado. Además está muy lejos de ser a prueba de tontos y a veces lo entiendo todo mal, pero siempre que eso pasa puedo volver a recordarlo todo. Además está el hecho de que hay imágenes que tienen más de un significado, como la vez que confundí un corazón enorme con la grieta de un corazón roto… hasta que la mujer cayó al suelo, víctima de un ataque cardiaco. A veces se puede poner un poco confuso el tratar de entenderlo todo. Pero las imágenes nunca mienten. De todas maneras, no creo que tengas que ser clarividente para saber que cuando las personas sueñan con tener hijos, usualmente piensan en una cosita llena de alegría envuelta en sábanas de colores pasteles y no en una adolescente de cinco pies-cinco pulgadas de estatura, ojos azules, pelo rubio y una tonelada de problemas emocionales. Así que por eso trato de mantenerme callada y respetuosa para no estorbar a Sabine.

Pero sobre todo, jamás le dejaría saber que hablo casi todos los días con mi hermanita muerta.
La primera vez que Riley apareció, estaba parada al pie de mi cama en el hospital, en medio de la noche, sosteniendo una flor con una mano y saludando con la otra. Aún no estoy segura de qué fue lo que me despertó ya que ella no habló ni hizo ninguna clase de ruido. Supongo que simplemente sentí su presencia o algo, como un cambio en la habitación o en el aire. Al principio pensé que estaba alucinando, que era solo un efecto secundario de las medicinas que estaba tomando para el dolor. Pero ella seguía allí luego de haber pestañeado muchas veces y estrujado mis ojos, y supongo que nunca se me ocurrió gritar o pedir ayuda. Observé como ella se acercaba al lado de mi cama, señalaba los yesos que cubrían mis brazos y piernas y rió. O sea, fue una risa silenciosa, pero aun así no pensé que fuera gracioso. Pero tan pronto notó que yo estaba molesta, dejó de reír y me preguntó si me dolía. Me encogí de hombros, aún molesta por haberse burlado y un poco asustada por su presencia, y aún cuando seguía sin estar segura de que era en realidad ella, eso no impidió que le preguntara,
— ¿Dónde están mamá, papá y Buttercup?— Ella señalo hacia el lado con su cabeza, como si ellos estuvieran parados justo al lado de ella, pero yo solo veía un espacio vacío.
—No entiendo. — Pero ella solo sonrió, juntando las palmas de sus manos y poniéndolas al lado de su cabeza, indicándome que debía volver a dormir. Así que cerré mis ojos, aún cuando nunca antes había seguido órdenes de ella, y luego volví a abrirlos para decirle,
— ¿Oye, quién te dijo que podías usar mi suéter? —, pero ya se había ido. Admito que pasé el resto de esa noche enojada conmigo misma por haber hecho una pregunta tan estúpida y egoísta. Allí pude haber tenido la oportunidad de haber obtenido las respuestas a uno de los grandes misterios de la vida, posiblemente haber obtenido la sabiduría que las personas han estado buscando por siglos. Pero en cambio, malgasté el momento regañando a mi hermanita muerta por haber rebuscado en mi closet. Supongo que los malos hábitos son difíciles de dejar. La segunda vez que se apareció estaba tan agradecida de verla que ni siquiera mencioné el hecho de que llevaba puesto no solo mi suéter favorito, también mis mejores jeans (que le quedaban tan largos que tuvo que doblarlos en los tobillos) y el brazalete de pendientes que me regalaron cuando cumplí trece años y que siempre supe que ella quería. En cambio simplemente sonreí y actué como si no lo hubiera notado mientras me inclinaba hacia ella y le preguntaba,
— ¿y dónde están mamá y papá? —, pensando que si me concentraba y miraba bien, quizá podría verlos. Pero Riley solo sonrió y movió las manos a ambos lados.
— ¿Quieres decir que son ángeles?— mis ojos se abrieron. Ella entornó los ojos y sacudió negativamente la cabeza, poniendo sus manos en la cintura mientras estallaba en risas.

—Está bien, como sea —. Dejé caer mi cuerpo sobre las almohadas, pensando que ella era en realidad molesta incluso estando muerta. —Y dime ¿cómo es allá?— le pregunté, determinada a no discutir. —Estás bien, ¿te gusta vivir en el cielo?— Ella cerró sus ojos y alzó las manos como si estuviera sosteniendo algo y luego, de la nada, apareció una pintura. Me acerqué observando la imagen de lo que seguramente era el paraíso, pintado de blanco opaco y enmarcado en un elaborado marco dorado. El océano era azul, con un acantilado escabroso, la arena dorada, los árboles estaban floreciendo y se podía ver a la distancia la silueta de una pequeña isla. — ¿Y por qué no estás allí ahora?— le pregunté. Y cuando se encogió de hombros, la pintura desapareció y también ella.
Estuve en el hospital por más de un mes, sufriendo por huesos rotos, concusiones, hemorragias internas, cortaduras y moretones, y una cortada bastante profunda en mi frente. Así que mientras estuve toda cubierta de vendajes y llena de medicamentos, Sabine estuvo obligada a la tarea de limpiar y vaciar la casa, hacer los arreglos funerales y empacar mis cosas para mi traslado al sur. Ella me pidió que hiciera una lista de todas las cosas que me quería llevar. Todas las cosas de mi antigua y perfecta vida en Eugene, Oregon, que quisiera traer conmigo a la nueva y tenebrosa Laguna Beach, California. Pero aparte de mi ropa, no quise traer nada. Simplemente no podía lidiar con algo que me recordara todo lo que
había perdido, además una estúpida caja llena de porquerías no me devolvería a mi familia. Durante todo el tiempo que estuve enclaustrada en ese cuarto blanco esterilizado, estuve recibiendo regularmente visitas de un psiquiatra. Un interno impaciente que siempre llevaba una carpeta en la mano y vestía un cardigán perlado y siempre comenzaba nuestras sesiones con la misma pregunta tonta sobre cómo estaba lidiando con mi —profunda perdida— (esas fueron sus palabras, no las mías) y luego intentaba convencerme de ir al cuarto 618, en donde se llevaba a cabo las reuniones de pacientes con problemas de ansiedad. Pero de ninguna manera iba a formar parte de eso. De ninguna manera me iba a sentar en un círculo lleno de gente angustiada, esperando que llegara mi turno para compartir la historia del peor día de mi vida. Es decir, ¿cómo se supone que eso me iba a ayudar? ¿Cómo es posible que me ayude el confirmar lo que ya sé: que no solamente era responsable por lo que le pasó a mi familia, pero también que era lo suficientemente estúpida, lo suficientemente egoísta y perezosa para holgazanear y perder el tiempo dándole vueltas al asunto y repitiéndolo en mi mente una y otra vez por toda la eternidad?
Sabine y yo no hablamos mucho en el vuelo desde Eugene al Aeropuerto John Wayne y yo fingí que era debido al dolor y a mis heridas, pero la realidad era que necesitaba un poco de distanciamiento. Sabía todo sobre sus emociones conflictivas; como por un lado quería desesperadamente hacer lo correcto, mientras que por otro lado no podía dejar de pensar: ¿Por qué a mí?
Supongo que nunca me pregunté: ¿Por qué a mí? Mayormente pienso: ¿Por qué a ellos y no a mí? Pero tampoco quería arriesgarme a herirla. Después de todos los problemas que ha tenido que pasar trayéndome con ella y tratando de darme una casa bonita, no podía arriesgar a dejarle saber que estaba malgastando conmigo todo su esfuerzo y buenas intenciones. Como el que ella me hubiera dejado en la calle no habría hecho ninguna diferencia en mí. El camino a la nueva casa fue un revoltijo de sol, mar y arena y cuando Sabine abrió la puerta y me guió escaleras arriba rumbo a mi habitación, yo solo di una mirada rápida a mí alrededor y murmuré algo que sonó vagamente como unas gracias. —Lo siento, debo dejarte sola,— dijo, obviamente ansiosa por regresar a su oficina donde todo era organizado, consistente y no guardaba ninguna remembranza con el mundo fragmentado y traumatizado de una adolescente; y justo en el momento que la puerta se cerró tras ella, me dejé caer en la cama, escondí mi cara entre mis manos y comencé a llorar. Hasta que alguien dijo
—Ay por favor ¿Podrías mirarte? ¿Viste este lugar? ¿La pantalla plana, la chimenea, la bañera que sopla burbujas? O sea ¿Ho-la?—
—Pensé que no podías hablar— Me di la vuelta y observé a mi hermana que, dicho sea de paso, llevaba puesto un conjunto rosado para trotar marca Juicy, unas tenis Nikes doradas y una peluca china color fucsia.
—Claro que puedo hablar, no seas ridícula— dijo y entornó los ojos.

—Pero las últimas veces…— Comencé.
—Solo me estaba divirtiendo un poco. Así que venga, dispara. — Ella comenzó a rebuscar por toda mi habitación, pasando sus manos por mi escritorio, tocando la nueva laptop y el iPod que Sabine debió haber puesto allí.
—No puedo creer que tengas todo esto. ¡Es tan injusto!— Puso sus manos en sus caderas y adoptó un gesto enojado. — ¡Y ni siquiera lo estas valorando! Es decir, ¿todavía no has visto el balcón? ¿Ni siquiera te has molestado en observar la vista que tiene?—
—No me interesa la vista. — dije cruzando las manos sobre mi pecho y mirando. —y no puedo creer que me engañaras de esa manera, fingiendo que no podías hablar. — Pero ella simplemente rió.
—Vas a recuperarte —. Observé como ella cruzaba mi habitación, echo las cortinas a un lado y abrió las puertas francesas.
— ¿Y de dónde estás sacando toda esa ropa?— pregunté mirándola de pies a cabeza, regresando a nuestra rutina habitual de represalias. —Porque la primera vez te apareciste con mi ropa puesta y ahora llevas puesto un conjunto Juicy y yo sé que mamá nunca te compró esas sudaderas. —
Ella rió. —Por favor, como si todavía necesitara permiso de mamá cuando puedo ir al gran closet celestial y tomar lo que quiera de gratis, — ella dijo sonriendo.
— ¿En serio?— pregunté, mis ojos poniéndose enormes, pensando que eso sonaba muy bien. Pero ella solo movió la cabeza y me hizo señas para que me le acercara. —ven aquí, ven y mira tú nueva y genial vista. —

Así que lo hice. Me salí de la cama, sequé mis ojos con las mangas y me dirigí a mi balcón. Rozando a mi hermanita mientras me paraba en el piso de suelas de piedras, mis ojos asombrados mientras veía todo el escenario ante mí.
— ¿Se supone que esto sea gracioso?— pregunté, mirando la vista que era una réplica exacta de la pintura enmarcada que ella me había mostrado en el hospital. Pero cuando me di la vuelta para mirarla, ya se había ido.

Ahh i le dedico el siguiente a DiannaMalfoy por su cumpleaños :D! Te quiero dianna , no te olvides de seguir tu novee !
Capítulo 4
Fue Riley la que me ayudó a recuperar mis recuerdos. Guiándome a través de historias de mi niñez y recordándome la vida que solíamos llevar y los amigos que solíamos tener, hasta que todo comenzó a resurgir. Ella también me ayudó a apreciar mi nueva vida sur californiana porque verla tan entusiasmada por mi nuevo cuarto, mi lustroso convertible rojo, las playas increíbles y mi nueva escuela, me hizo darme cuenta que aunque no era la vida que yo prefería, aún así tenía valor. Aunque seguimos peleando y discutiendo y sacándonos de quicio tanto como antes, la verdad es que vivo por sus visitas. Ser capaz de verla otra vez significa una persona menos que extrañar y el tiempo que pasamos juntas es la mejor parte del día. El único problema es que ella lo sabe. Así que cada vez que intento hablar con ella de las cosas que ella considera fuera de límite, cosas como: ¿Cuándo podré ver a mamá, papá y Buttercup? O ¿A dónde vas cuándo no estás aquí? Me castiga desapareciendo. Pero aún cuando me molesta él que ella se niegue a contestar mis preguntas, yo sé muy bien que no debo presionar. Yo tampoco le he confesado mis nuevas habilidades de ver auras y leer mentes, no le he confesado lo mucho que eso me ha cambiado, incluso en la manera en que visto.
—Nunca vas a conseguir un novio vestida así, — me dice, dejándose caer en mi cama mientras yo ando apurada en mi rutina mañanera, tratando de estar lista y fuera de la casa más o menos a tiempo.
—Sí, bueno, no todos pueden simplemente cerrar los ojos y milagrosamente tener todo un ropero nuevo, — digo mientras me pongo las tenis e intento amarrar los cordones.
—Por favor, como si Sabine no te hubiera dado la tarjeta de crédito. ¿Y por qué esa capucha? ¿Estás en una pandilla?—
—No tengo tiempo para esto, — digo, tomando mis libros, mi iPod y mochila y luego dirigiéndome a la puerta. — ¿Vienes?— Me doy la vuelta para verla, mi paciencia acabándose mientras ella se muerde el labio tomando todo su tiempo para decidir.
—Está bien, — dice finalmente. —Pero solo si bajas la capota del auto. Me encanta sentir el viento en mi pelo. —
—Está bien. — Me dirijo a las escaleras. —Solo asegúrate de no estar para cuando Miles llegue. Me pone los nervios de punta verte sentada en su falda sin su permiso. —
Cuando llegamos a la escuela, ya Haven nos está esperando en la entrada, sus ojos impacientes buscando por todo el campus cuando dice, —Bueno, la campana va a sonar en menos de 5 minutos y todavía no hay señales de Nicholas. ¿Crees que se dio de baja?— Ella nos mira con sus ojos amarillos enormes y alarmados. — ¿Por qué se va a dar de baja? Apenas acaba de empezar, — digo caminando hacia mi casillero mientras ella se mantiene a mi lado, las gruesas suelas de sus botas rebotando en el pavimento. —Eh, ¿Porque no valemos la pena? ¿Porque él es demasiado bueno para ser real?—

—Pero él tiene que regresar. _____ le prestó su copia de Cumbres Borrascosas, lo que significa que él tiene que devolvérselo, — Miles dice antes de yo poder detenerlo. Sacudo mi cabeza y le doy vueltas al candado de combinación, sintiendo el peso de la mirada de Haven cuando dice,
— ¿Cuándo pasó eso?— Ella pone las manos en sus caderas y me mira. —Porque tú sabes que él es mío ¿correcto? ¿Y por qué no me pusieron al tanto? ¿Por qué nadie me dijo nada? Lo último que supe es que aún no lo habías visto. —
—Oh, ella ya lo vio muy bien. Casi tuve que llamar al 911 porque por poco se desmaya. — Miles se ríe. Sacudo mi cabeza, cierro mi casillero y camino por el pasillo. —Bueno, es cierto. — El se encoge de hombros, caminando a mi lado.
—Entonces déjame tener esto claro, ¿debo tener cuidado contigo porque eres una amenaza?— Haven me mira molesta con sus ojos maquillados de negro, sus celos transformando su aura en un verde parecido al vómito. Respiro profundamente y los miro pensando que, si ellos no fueran mis amigos, les diría que todo esto es ridículo. Es decir, ¿desde cuándo reclamas propiedad sobre una persona? Además, tampoco es como si yo le fuera a interesar a alguien con mi actual condición de escuchadora de voces, observadora de auras y pantalones anchos y sudaderas. Pero no digo nada de eso. En cambio solo digo,
— ¡Sí debes tener cuidado conmigo! Soy un enorme desastre. Pero definitivamente no soy una amenaza. En primer lugar porque no estoy interesada. Sé que probablemente es imposible de creer ya que él es increíblemente hermoso, ardiente como el combustible, o lo que sea que tu le dices, pero la verdad es que a mí no me gusta Nicholas Jonas ¡y no sé qué más decirte!—
—Eh, no creo que necesites decir nada más, — Haven murmura, su cara paralizándose mientras mira hacia el frente. Yo sigo su mirada todo el camino hasta donde Nick está parado con su pelo negro brilloso, ojos ardientes, cuerpo increíble y su sonrisa, y siento que mi corazón se salta dos latidos mientras el aguanta la puerta y dice,
—Hola ______ , después de ti. —
Me apresuro a mi escritorio, evadiendo apenas la mochila que Stacia ha puesto en mi camino, mientras mi cara arde de la vergüenza sabiendo que Nick está exactamente detrás de mí y que él escuchó todas las horribles palabras que dije. Tiro mi mochila al suelo, me deslizo en mi silla, me pongo la capucha y prendo mi iPod, deseando des hacerme de todo el ruido y olvidarme de lo que acaba de pasar, tratando de convencerme que un chico como ese -un chico tan guapo, tan seguro de sí mismo y tan completamente increíble- no tiene tiempo de molestarse con palabras sin valor de una chica como yo. Pero justo cuando comienzo a relajarme, justo cuando comienzo a convencerme de no darle importancia, soy sacudida por un choque eléctrico. Una carga eléctrica que penetra en mi piel y en mis venas, causando un cosquilleo en todo mi cuerpo. Y todo se debe a que Nick ha puesto su mano sobre la mía. Es muy difícil sorprenderme. Desde que me volví psíquica, Riley es la única que puede hacerlo, y créanme, ella nunca se cansa de buscar nuevas maneras de asustarme. Pero cuando desvío mi mirada de mi mano a la cara de Nick, él solo sonríe y dice,
—quería devolverte esto— y después me da mi copia de Cumbres Borrascosas. Y aunque sé que suena raro y un poco loco, en el momento en que él habla, todo el salón se calla. En serio, como si en un momento estuviera lleno de pensamientos incongruentes y voces, y luego todo fuera: ______. Sabiendo cuán ridículo eso es, sacudo la cabeza y digo,
— ¿Estás seguro que no quieres quedártelo? Porque yo en realidad no lo necesito, ya sé cómo termina. — Y aún cuando él remueve su mano de la mía, es un momento antes que las cosquillas terminan.
—Yo sé también cómo termina, — él dice, mirándome de una manera tan intensa, tan íntima, que rápido miro a otro lado. Y justo cuando estoy a punto de ponerme los audífonos para bloquear los crueles comentarios de Stacia y Honor, Nick toca mi mano con la parte trasera de la suya y pregunta, — ¿qué estas escuchando?— Y todo el salón se calla de nuevo. En serio, por esos breves segundos no hubo ni un pensamiento, ni un susurro; lo único que había era el sonido de su suave y melodiosa voz. Es decir, cuando pasó antes pensé que eran imaginaciones mías. Pero esta vez se que fue real porque aunque la gente sigue hablando y pensando en las cosas usuales, todo está completamente bloqueado por el sonido de sus palabras. Miro de reojo, notando como mi cuerpo se ha vuelto todo tibio y eléctrico y preguntándome qué podría estar causando eso. Es decir, no es que nunca hayan tocado mi mano antes, pero nunca había experimentado nada remotamente parecido a esto.
—Pregunté qué estás escuchando. — El sonríe una sonrisa tan privada e íntima que hace que mi cara se sonroje.
—Oh, eh, es solo un mix gótico que mi amiga Haven hizo. La mayoría son canciones viejas, canciones de los 80s, ya sabes, como The Cure, Siouxsie y los Banshees, Bauhaus. — Me encojo de hombros incapaz de apartar mi vista cuando miro a sus ojos, tratando de determinar el color exacto de ellos.
— ¿Eres gótica?— me pregunta arqueando las cejas, sus ojos escépticos haciendo inventario de mi larga coleta rubia, mi sudadera azul oscuro y mi piel limpia sin ningún maquillaje.
—No. En realidad no. Haven es la que está metida en todo eso. — yo río, una risa nerviosa y ridícula que rebota en las cuatro paredes y regresa a mí.
— ¿y tú? ¿Qué es lo que te gusta a ti?— sus ojos fijos en los míos, su cara con expresión claramente burlona y justo cuando estoy a punto de responder, el Sr. Robins entra, sus mejillas sonrojadas, pero no por una caminata rápida como todo el mundo piensa. Luego Nick se acomoda en su asiento y yo respiro profundo y bajo mi capucha, sumergiéndome nuevamente en los sonidos familiares de angustias de adolescentes, presión de exámenes, complejos de imagen, los sueños mal logrados del Sr. Robins, y Stacia, Honor y Craig, preguntándose qué es lo que el chico guapo ve en mi.

Mmmm me alegro que te haya gustado ajjaja :D !
Capítulo 6
Aunque Nick y yo compartimos dos clases, en la única en dónde nos sentamos juntos en la clase de inglés. Así que no es hasta que yo ya he guardado mis materiales y estoy saliendo de la clase de arte, que él se acerca. El corre para estar a mi lado, aguantando la puerta para que yo pase, mis ojos pegados al suelo, preguntándome cómo me las arreglaré para cancelar la invitación a mi casa.
—Tus amigos me invitaron a tu casa esta noche, — él dice, sus pasos al compás con los míos. —Pero no voy a poder ir. —
— ¡Oh!— yo digo, tomada completamente por sorpresa, arrepintiéndome de la manera en que mi voz me ha traicionado escuchándose demasiado feliz. —Es decir, ¿estás seguro?— trato de sonar suave, más cortés, como si de verdad quisiera que él me visitara, aunque ya es muy tarde.
— El me mira, ojos brillosos y divertidos. —Sip, estoy seguro. Te veo el lunes, — él dice acelerando el paso y alejándose hacia su auto, el cual está estacionado en la zona roja, su motor inexplicablemente encendido.
— Cuando llego a mi Miata, Miles está esperando con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados. Su enojo claramente expuesto mientras sonríe. —Más vale que me digas que pasó allí porque eso no se vio nada bien, — él dice, metiéndose al auto mientras yo abro mi puerta.
—El canceló. Dijo que no podía venir. — Me encojo de hombros y miro sobre ellos mientras conduzco en reversa.
— ¿Pero qué le dijiste para que él decidiera cancelar?— él me fulmina con la mirada.
— —Nada. — La sonrisa se hace más profunda. —En serio, no soy responsable por haber arruinado tu noche.—
— Salgo del estacionamiento y conduzco en la calle, pero cuando siento que Miles me sigue mirando, digo —¿Qué?—
—Nada.— El alza las cejas y mira por la ventana y, incluso cuando sé qué es lo que está pensando, me concentro en conducir. Pero claro está, él me mira nuevamente y dice,
—Está bien, prométeme que no te vas a molestar. — Yo cierro mis ojos y suspiro. Aquí vamos. —Es solo que… no te entiendo. Es como si nada sobre ti tuviera sentido. — Respiro profundamente y me rehúso a reaccionar. Mayormente porque todo se va a poner peor.
—Por un lado, tú eres completamente hermosa. Al menos creo que es así porque es muy difícil decirlo cuando estas siempre escondida bajo esa horrible capucha. Es decir, siento que sea yo el que tenga que decírtelo, Ever, pero todo ese conjunto es completamente trágico, como un camuflaje para los vagabundos, y creo que no debemos fingir que no es cierto. Además, odio ser el que te traiga la noticia, pero hacer todo un drama para evitar al chico nuevo, él cuál es guapísimo y es obvio que le gustas, es simplemente extraño. — El se detiene el tiempo suficiente para darme una mirada animadora, mientras yo me preparo para lo próximo. —A menos, claro está, que seas lesbiana. — Hago un viraje a la derecha y exhalo, agradecida por mis habilidades psíquicas probablemente por primera vez, ya que definitivamente ayudó a aminorar el golpe. —Porque todo está completamente bien si lo eres, — él continúa. —Es decir, obviamente, siendo yo gay, no te voy a discriminar, ¿verdad?— El ríe, una risa un tanto nerviosa, una risa del tipo que se usaría si estuviéramos en territorio virgen. Pero yo solo sacudo la cabeza y presiono el freno.
—Solo porque yo no esté interesada en Nicholas no significa que soy lesbiana, — digo, dándome cuenta que soné más a la defensiva de lo que pretendía. —Hay cosas más importantes que solo las apariencias, ¿sabes?— Como un toque cálido, lleno de hormigueo, ojos profundos y provocativos, y el sonido seductivo de una voz que puede callar el mundo.
— ¿Todo esto se debe a Haven?— él pregunta, no creyendo mi historia.
— —No. — Agarro el volante y miro al semáforo, deseando que cambie de rojo a verde para poder dejar a Miles y terminar con todo esto. Pero sé que respondí muy rápido cuando él dice,
— — ¡Ja! ¡Lo sabía! Sí es por Haven, porque ella dijo que lo quería para ella. ¡No puedo creer que de verdad le hagas honor a esas cosas! Es decir, ¿te has puesto a pensar que estás echando a perder tu oportunidad de perder la virginidad con el chico más guapo de la escuela, quizá hasta del planeta, y todo porque Haven dijo que lo quería para ella?—
— —Esto es ridículo, — mascullo, sacudiendo la cabeza mientras entro a la calle en dónde vive y me estaciono.
— — ¿Qué? ¿Tú no eres virgen?— El sonríe, obviamente divirtiéndose mucho con todo esto. — ¿Me lo has estado ocultando?— Yo entorno los ojos y río sin poder aguantar. El me mira por un momento, luego coge sus libros y se dirige a su casa, girándose para decir, —Espero que Haven aprecie lo buena amiga que eres. —
Al final, la noche del viernes fue cancelada. Bueno, no la noche, solamente nuestros planes. En parte porque el hermanito de Haven, Austin, se enfermó y ella era la única allí para cuidarlo, y en parte porque el papá de Miles -quién ama los deportes- lo arrastró hasta un juego de football y lo obligó a vestirse de los colores del equipo y actuar como si le interesara. Y tan pronto Sabine supo que estaría sola en casa, salió temprano del trabajo y ofreció llevarme a cenar. Sabiendo que ella no aprueba mi debilidad por los jeans y suéteres de capucha, y queriéndola complacer después de todo lo que ha hecho, me pongo este bonito vestido azul que ella me compró recientemente, me pongo los zapatos de tacón que ella me compró en conjunto, me unto un poco de brillo labial (una reliquia de mi antigua vida, cuando me interesaban cosas así), cambio mi mochila por un bolsito metálico
que viene en conjunto con el vestido, y cambio mi usual coleta y me dejo el pelo suelto. Cuando estoy a punto de salir por la puerta, Riley se aparece detrás de mí y dice,
—ya era hora que comenzaras a vestirte como una chica. — Y yo casi salgo de mi cuerpo por el susto.
— ¡Dios mío, qué susto me has dado!— susurro, cerrando la puerta para que Sabine no pueda escuchar. —Lo sé. — Ella ríe. — ¿Y a dónde vas?— ...
Qedaa ahi , chicas jajjaa hastaa mañanaa :D Las kierop jajaja