Proyecto de Biología.

El ensortecedor sonido del despertador había producido un temporal mal humor en el despertar de Lior, que pronto se desgasto al salir de la puerta de su hogar. No le agradaba la idea de discutir una vez más con su hermana, ni mucho menos escuchar las insoportables charlas de su madre sobre su obsesión por las buenas calificaciones.
Lior era un joven bondadoso, amable y la mayor parte del tiempo sonriente, pero muy rigido con los ideales escolares que desde pequeño se había pedido. Los profesores le agradecían sus esfuerzos, pero las notorias medias lunas bajo sus ojos eran preocupantes. Su hermana decía que un poco de afecto mutuo con otra persona no sería desagradable, ¿acaso el amor resultaba malo? Siempre traía puntos buenos, pero habían transcurrido desde la primera y última relación que Lior mantuvo dos largos años.
Se encontró en la puerta principal del instituto con su fiel amigo Michael Jones, su cabello estaba desordenado a causa de alguna brisa de viento repentina. Ambos sonrieron al verse. Ellos eran los típicos chicos destinados a ser acosados por los más populares del centro escolar, aunque a pesar de ser de la misma categoría social, Lior debía admitir que contaba con el apoyo de sus enojos para defenderse.
Por el camino, sintieron la primera mirada asesina del nuevo curso de Craig Miller, quien escuchaba calmado una música desconocida y jugaba a algún juego famoso con su movil. A pesar de conococer que solo lo hacía por odio a medio mundo, Lior notó como un escalofrío recorría su espalda. Siempre supo que ese chico había tenido problemas familiares y descargaba su dolor con los ojos en todo ser viviente.
—¿Qué tenemos a primera hora? —cuestionó algo confuso Lior, mirando su reloj. Era temprano, llegarían a tiempo para coger un sitio juntos al final del salón de clases—. Joder, se me ha olvidado el puto horario.
—Biología —suspiró Michael—. Odio esta clase.
—¿Por qué dices eso?
Michael alzó una ceja con diversión, soltando algunas carcajadas al aire antes de adentrarse a la clase y dirigirse a la penúltima fila al lado de la ventana. Lior comprendía el mensaje: el último puesto era suyo.
—Hablan de sexualidad, ¿te parece poco?
Ambos rieron. Michael tenía razón, sus compañeros de clase eran insoportables en el temario de la sexualidad humana, y mucho más cuando se mostraban fotografías —o dibujos— de los genitales femeninos. Aunque aquello no afectaba a Lior, porque él era definitivamente homosexual, desde los pies a la cabeza, y su hombría lo agradecía.
Curioseo las personas que habían entrado en la clase. La primera cabellera que reconoció fue la de la tímida y guapa Karime Carters. Su actitud callada solo era una tapadera que ocultaba una personalidad inteligente, propia de una estudiante diez como ella era. Más a la derecha, cercana a la puerta del fondo, Cameron Thales descansaba apoyado en la pared. Era un chico muy atrativo, y Lior podría admitir sin falta de detalles que alguna vez había estado enamorado de Cameron, aunque solo fuesen dos horas.
—¿Crees que este año lograremos tener pareja? —soltó repentinamente Michael, logrando centrar la atención de Lior en él.
El pelirrojo debía admitir, por igual, que su amigo era muy guapo y tenía una sonrisa agradable. Envidiaba demasiado su personalidad en general, pero debía cuidarle ante los acosadores que normalmente le rodeaban a todas horas. Él odiaba no poder pararlos, con tan solo lograr que le pegaran una paliza a él en vez de a Michael, lograría dejarles claro que él no es el único que puede ser golpeado.
—Bueno...si quieres ser mi novio solo tienes que decirlo —sonrío Lior.
—Operate de pechos y de vagina y te aseguro que serás mi princesita pelirroja preferida —río el muchacho, siendo respondido por un suspiro.
Cercanos al instituto, Carlos y su hermanastra Valentine andaban apresurados por llegar a tiempo a su primera clase. El nuevo curso no era deseado por ninguno de los dos, pero a pesar de renegar más de media hora con sus padres, no habían conseguido abandonar los estudios. Ambos se parecían demasiado si nos referíamos a las visitas al director, pero en el tema de las notas, Valentine ganaba notoriamente.
La chica no paraba de repetir que la idea correcta para llegar a tiempo habría sido conducir, pero Carlos se negaba rotundamente. Era muy temprano, y si producía un accidente automovilístico, solo sería culpa de su hermanastra.
La campana tocó cuando llegaron a la puerta del salón donde darían biología. Como era común, notaron la ausencia de varios compañeros más, entre ellos Carlos aseguraba que estaría el rebelde de Oliver Carthaigh —con el cual no mantenía una relación demasiado amistosa—.
Se dirigieron hacia los asientos libres situados por la parte central de la fila del medio. No les agradaba demasiado aquella posición, pero a causa de su escaso tiempo, la elección debía ser precipitada.
Unos minutos después, Oliver entró a la clase con una sonrisa en la cara, y las mismas explicaciones pobres de siempre.
—Vaya gilipollas —murmuró Carlos, provocando una risa de parte de su hermana, que le regaló un codazo amistoso.
El maestro conocía que aquella clase sería problematica, pero se arriesgaría a darla. Debía anunciar cuanto antes las planificaciones para el proyecto de biología de ese año. Se aclaró la garganta antes de hablar.
―¡Préstenme atención!
Todos guardaron silencio, y colocaron su atención en las palabras del profesor.
―Como parte de un proyecto entre la maestra Susan y yo, tendrán que cuidar unos bebes ―las protestas previstas por el profesorado fueron paradas al instante a base de gritos enojados―. El día de hoy simplemente aprenderemos como funcionan estos nuevos robots que una reconocida empresa nos prestara y mañana las parejas serán formadas, suerte.
Lior se echó hacia delante para susurrarle a Michael en el oido que ojalá le tocara con él. Los ojos de Hayley Rottmayer se posaron sobre él. Ella era la enemiga típica de los adolescentes, una acosadora profesional para arruinar las vidas de los demás, pero especialmente de Valentine y Michael. Una sonrisa se sembró en su rostro cuando Lior la dirigió una mirada asesina.
―¿Y habrá parejas homosexuales? Porque creo que Michael ya le echó el ojo a su princesita ―soltó Hayley con picarez, logrando que varias personas dejaran libres unas carcajadas en el ambiente y algunos insultos que enojaron notiramente a Lior.
―¿Y habrá parejas de animales? Porque creo que con lo perra que eres necesitaras a un perro que te monte y te quite esas malas pulgas ―contraataco el pelirrojo, un pequeño "oh" sonó por parte de sus compañeros.

Spoiler:

A Hayley la despertaron los ensordecedores gritos de su hermana diciendo que ya es tarde. Hayley siempre era igual de despistada, olvidaba poner el despertador, olvidaba la mochila en casa. Siempre tenía problemas con recordar.

Se levantó de la cama aún acelerada porque es tarde, no entendía por qué su hermana le gritaba si a Hayley la iba a llevar Rebecca, su hermana podía irse al Instituto con toda comodidad. El problema era que Diana disfrutaba fastidiar a Hayley, así que quizá llegaría tarde sólo por molestarla.

Hayley era una chica bonita a simple vista, tenía el cabello hasta los hombros de un color castaño; sus ojos eran verdosos o marrones, depende de la luz; tenía una bonita estatura, ni muy alta ni muy enana y una nariz que era de envidiar.

Se colocó unos jeans de mezclilla a toda prisa, una remera blanca con una chaqueta de cuero café encima, por último se puso unos botines del mismo color que la chaqueta y salió de su habitación tomando su teléfono y un bolso.

Cuando bajó las escaleras su hermana ya no estaba, seguramente su padre había pasado por ella. Su madre aún estaba en casa sentada en la cocina con una taza de café y los ojos llorosos. Hayley se había cansado de tenerle lástima y ayudarla, siempre era lo mismo; su madre jamás podía ser feliz ni por un minuto.

Se escuchó el pitido de un auto y Hayley supuso que debía ser Rebecca.

—Nos vemos, mamá —dijo abriendo la puerta y saliendo para subirse al auto.

Pero no era Rebecca, sino su hermano Peter. En cuanto Hayley subió quiso bajarse y alejarse de él, pero sería ridículo irse caminando al instituto cuando él la puede llevar en unos minutos.

—¿Dónde está Becca? —preguntó Hayley abrochándose el cinturón.
—Oh, tenía algo que hacer y me pidió de rodillas que pasara por ti. No te sientas tan importante.
—Créeme que prefiero un transporte público antes que estar aquí contigo, pero ya voy tarde, así que acelera.

Peter suelta un bufido y comienza a manejar con la mayor lentitud que puede hacia el instituto haciendo enfadar a Hayley.

—Manejas como una abuela, Peter Keen.
—Oh, mira quien lo dice, Dominic Toretto.
—Idiota.

Hayley se quedó callada por el resto del camino observando por la ventana. Pete y ella jamás habían sido muy amigos, convivían bastante por la amistad entre Rebecca y Hayley; pero ellos eran como perro y gato, blanco y negro, jamás congeniaban en nada.

Cuando llegaron al instituto Hayley no quería que la vieran bajarse del auto con él, crearían demasiados chismes estúpidos.

—Este es el plan —dijo Hayley mirando a Pete—, yo bajaré primero y tú te quedas aquí y después bajas; ¿bien?
—Me parece bien, sólo falta que crean que eres mi amiga.
—Desearías ser mi amigo, imbécil.

La castaña se bajó del auto y entró al instituto con paso decidido sin detenerse a mirar a nadie. En aquél lugar siempre la habían respetado, no era bueno meterse con Hayley Rottmayer porque ella se encargaría de hacerte la vida imposible. Antes era una buena chica y nadie la respetaba, aprendió a ser indiferente y cruel para no salir lastimada.

Alguien le tapó los ojos y Hayley sonrió.

—¿Quién soy? —preguntó una linda voz masculina en su oído.
—Basta, Murphy, sé que eres tú.
—Adoro hacerte enojar, pequeña saltamontes.

Hayley soltó una carcajada y James la imitó. No había otra palabra que no fuera perfecto para describir a James Murphy, muy guapo, alegre, divertido, cariñoso; era el chico que cualquier persona podría desear como amigo o pareja.

—¿Y cómo fue eso del karate? ¿te rendiste por fin?
—Obviamente, sólo estaba un hombre como de 150 años diciéndome estupideces de pájaros y saltamontes; si quisiera escuchar sobre eso iría a biología, no a karate.

Hayley sonríe y se encamina a su casillero seguida de James quien va golpeando todos los casilleros hasta llegar al de su mejor amiga.

—Eres un peligro para la humanidad —dijo su amiga sacando libros y más libros.
—¿Por qué tienes tantos libros? Yo tengo como dos y uno es del año pasado.
—A diferencia tuya, soy responsable. —Dice Hayley sacando el libro de biología y metiéndolo en su bolso.

James se encoge de hombros y mira a su amiga quien parece cansada. Hayley es la clase de chica con insomnio que pasa la noche despierta y a las cinco de la mañana consigue dormirse; no hay día en el que se le vea con energía suficiente.

—Deberías ir a casa a dormir —sugirió James—, tienes mal aspecto, saltamontes.
—Gracias por decirme lo obvio, James.
—Te quiero y por eso te digo que te largues a dormir.
—No puedo, seguramente mi madre estará llorando como una loca y no estoy de humor para verla así.

James la rodea por los hombros y ambos entran al aula donde es la clase de biología. Se sentaron donde siempre, casi al frente y uno junto al otro. La clase ya había comenzado a llenarse, la mayoría tomaba sus asientos de siempre, los tímidos hasta atrás, los kúls en el frente y los normales tomaban asientos en medio.

La campana sonó y todos ya estaban sentados. Pero faltaban unos cuantos alumnos, entre ellos Oliver Carthaigh quien solía llegar tarde. No tardó en aparecer con una sonrisa en el rostro y sus típicas excusas.

—¡Préstenme atención! —bramó el profesor—, como parte de un proyecto entre la profesora Susan y yo, tendrán que cuidar unos bebés, —comenzaron las protestas, nadie quería tener que cuidar un bebé pero el profesor no tardó en callarlos— el día de hoy aprenderemos el funcionamiento de éstas máquinas; mañana se formarán las parejas, ¡suerte!

Hayley se fijó en Lior quien le susurraba algo a Michael, sabía que Lior era homosexual y no podía desaprovechar esa oportunidad de molestarlo. En cuanto Lior la miró una sonrisa cínica se formó en su rostro.

―¿Y habrá parejas homosexuales? Porque creo que Michael ya le echó el ojo a su princesita ―soltó Hayley con picardía, logrando que varias personas soltaran unas carcajadas en el ambiente y algunos insultos que enojaron a Lior.
―¿Y habrá parejas de animales? Porque creo que con lo perra que eres necesitaras a un perro que te monte y te quite esas malas pulgas ―contraataco el pelirrojo y un pequeño "oh" sonó por parte de sus compañeros.
—Al menos tengo quien me monte —respondió Hayley encogiéndose de hombros y girándose a ver al profesor quien parecía molesto.

El resto de la clase transcurrió con los bebés robots, nadie parecía feliz con el proyecto pero igual se esforzaban por cuidarlos y entenderlos.

:gad: