Disconnected.

—No, no y ¡No! —repetí frustrada golpeando el escritorio de mi computador y solté un pequeño grito molesta para luego correr bruscamente la silla giratoria y pararme para salir furiosa de la habitación.
—Lara, escuché golpes ¿Qué te sucede? —preguntó mi madre con cara preocupada pero molesta a la vez, veía venir un drama y si, estaba en lo cierto.
— ¡Mataré a tu estúpido hijo por meterse de nuevo en mi computador! —seguí camino al cuarto de Nathan y sentí su risa antes de que la puerta se cerrara de golpe frente a mis narices, un “click” me alertó que había puesto el seguro.
—Nathan ¿Qué hiciste ahora? ¿No habíamos quedado que dejarías de hackearle la computadora a tu hermana? —Mamá rodó los ojos molesta mientras yo golpeaba la puerta de la habitación del maldito con intenciones de derribarla pero mi madre me apartó— Abre la puerta niño.
— ¡Es un pequeño delincuente en potencia! —grité exasperada.
— ¡Que abras la puerta Nathan! —gritó ahora mamá y papá apareció subiendo las escaleras.
— ¿Qué demonios sucede aquí? ¿Acaso no se puede ver un partido de futbol en esta casa? —mamá y yo volteamos al mismo tiempo fulminándolo con la mirada.
 
Fue entonces, que sentí el pequeño crujido que indicaba que mi odioso hermano había quitado el seguro de la puerta y velozmente, la abrí haciendo que el muy idiota cayera al suelo sentado por la sorpresa.
 
— ¿Cuántas veces te dije que no te metieras en mi habitación? ¿Eh? —cuestioné a los gritos empujándolo con mi pie.
— ¡Lara! —me retó mamá entrando de inmediato.
— ¡Es un maldito metiche! —Protesté en mi defensa— Siempre hace lo mismo mamá, se mete en mis cosas, pendejo infeliz —bufé tomando su mochila que fue lo primero que alcanzó mi mano y tirándosela encima.
— ¡Lara! —Volvió a retrucar mi madre metiéndose en medio de los dos.
—Siempre yo mamá —me crucé de brazos ofendida—, pero el que empieza a molestarme es él, esta vez yo no hice nada y resulta que de nuevo anduvo en mi tumblr hablando con quien no le incumbe —bufé lanzándole una mirada de odio.
—Creo que los dos están bastante grandes como para seguir peleando de esta forma —indicó mamá—. Mientras vivan bajo este mismo techo deberán aprender a llevarse mejor o me veré obligada a tomar medidas más drásticas ¿Está claro?
—Si mamá —respondimos al unísono y rodé mis ojos con pesadez.
—Perfecto, entonces, ahora acompañarás a tu hermano al centro comercial a cambiar la camisa que compró la semana pasada —soltó como si nada.
—No acompañaré a este idiota a ninguna parte ¿Qué clase de estúpido compra ropa sin probársela? Oh si, Nathan —hablé con ironía—. Que vaya solo, ya está lo suficientemente grande como para hacerlo.
— ¡Lara!
— ¿Qué mamá? No quiero ir a esa estúpida tienda con un estúpido como él.
— ¡Se acabó! No es una pregunta, es una orden, acompañas a tu hermano o te quitaré el móvil hasta que se te vayan las ganas de contestarme de esa forma —finalizó enojada.
 
Solté un gruñido conteniendo un grito y me di la media vuelta para volver a mi habitación.
 
— ¿A dónde crees que vas?
—A cambiarme para acompañar al idiota al centro comercial —respondí resignada y luego de entrar cerré la puerta tras de mí de un fuerte golpe.
Estaba furiosa, realmente lo estaba. Él siempre se salía con la suya, siempre yo debía acompañarlo, se merece una hermana que vaya a comprar a tiendas de ropa de moda y lo lleve, tiene suerte de que me guste usar sus camisas y no lo obligue a acompañarme a comprar vestidos, zapatos, o cosas de niñas estúpidas.
 
Había aceptado finalmente, porque mamá me había obligado y porque Nathan me llevaría a McDonald’s y no podía resistirme a un buen combo de allí.
Era absurdo que a él le gustaste más ir al centro comercial que a mí, y que mientras él había tardado unos quince minutos en cambiarse, a mí solo me había llevado unos cinco colocarme un beanie para no tener que perder tiempo arreglando mi cabello, ponerme unos jeans y una remera cómoda ¿Acaso no era estúpido maquillarse para ir al centro comercial? No es como si fuera a buscar novio o algo así, de hecho, si llegaba a conseguir uno, sería mejor que se acostumbre a mi cara, lejos estaba de mis planes cambiar mi forma de ser o vestir por un chico ¡Como si valiera la pena!
 
—Cuando dijiste "iremos a la tienda a cambiar la camisa y comprar algo a juego" realmente creí que iríamos a la tienda y ya, pero no, debíamos recorrer todo el maldito centro comercial antes de llegar allí —bufé fastidiada mientras iba a su lado.
—Oye ¿Te vino el periodo o algo así? Estas muy irritable —lo miré de reojo.
—Estas en lo cierto amigo —palmeé su hombro bruscamente—, de hecho, necesito ir al baño ahora mismo —mentí encaminándome al baño.
—Ok, no demores, no tengo todo el día para esperarte —soltó irritado y le mostré mi dedo de el medio haciéndole saber cuan poco me importaba su puto tiempo.
 
Solo entré al baño para fastidiarlo, ni mi período había llegado ni tenía ganas de usarlo, simplemente luego de entrar me senté sobre la mesada de mármol donde habían varios lavaderos y saqué mi móvil, aprovechando el wifi, entré a tumblr, luego de todo el alboroto porque el maldito había hackeado mi computadora, había olvidado responder el mensaje de blackrose, una chica que había conocido por allí y con la que hablábamos muy a menudo.
Respondí su último mensaje en donde me contaba que no estaba del todo bien, por cuestiones de su pasado y problemas con su familia que la tenían harta. Luego de eso, habían pasado más de quince minutos ya que di un breve recorrido por twitter y me puse al día con algunos chismes ¡Es que el tiempo volaba cuando de redes sociales se trataba! Decidí salir y como era de esperarse, Nate no estaba allí.
 
—Mierda —murmuré antes de comenzar a caminar.
Buscaba con la mirada alguna cabellera castaña peinada hacia arriba ridículamente como lo hacía él pero nada, no podía encontrarlo.
Abrí mi whatsapp y lo busqué entre los contactos para cuando al fin lo encontré inicié un chat y pulsé el botón de grabar.
 
—Oye idiota ¿Dónde demonios te has metido? Este maldito lugar es enorme y no tengo más ganas de buscarme así que te espero en la tienda y ven rápido aquí o me iré sin ti —solté el botón y de inmediato se envió.
Me adentré en el lugar y observé la pantalla dándome cuenta que había escuchado mi audio, solo esperaba no se demorase demasiado, por mientras, me decidí a husmear algo de ropa.
Vi una chaqueta que particularmente llamó mi atención, la levanté para poder apreciarla mejor, definitivamente haría que Nate se la comprase para poder usarla, mamá no me dejaba comprar ropa de hombre, pero era lo único bueno que tenía tener un hermano menor, podía usar su ropa sin que me quedase enorme, aunque claro, el idiota crecería y la pubertad arruinaría mis planes, por mientras, sacaría provecho.
Bajé la chaqueta y cuando lo hice, me sorprendí al tener delante de mí al presumido vendedor de ojos celestes con el cual había tenido aquel pequeño encuentro la pasada semana; Aaron.
 
— ¿Has vuelto? Creí que no volvería a verte —sonrió de una manera un tanto irritante, para mí, ya que se veía sumamente bien.
—No tuve opción —me encogí de hombros y deposité la chaqueta en su lugar para seguir el recorrido por la tienda.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó tras de mí por lo que me detuve y sin quererlo –o al menos eso quise creer yo- chocó contra mí.
—Si me dieras espacio serías de gran ayuda —dije volteando a verle a una incómoda distancia, muy incómoda a decir verdad.
 — ¿Siempre eres así de desagradable? —preguntó un tanto chistoso a lo que reí.
—No, solo con los desconocidos y las personas que me caen mal ¿Y adivina qué? Tu eres ambos —sonreí falsamente volviendo a caminar.
— ¡Lara! —volteé a escuchar mi nombre de boca de mi hermano quien caminaba hacia nosotros.
—Al fin apareces —bufé.
—Tú fuiste quien desapareciste primero —rodé los ojos ante su comentario y él fijo su vista en Aaron— ¿Interrumpo algo?
—Claro que no —negué rápidamente y Aaron rió, el idiota de Nathan alzó las cejas reiteradas veces—. Cambia tu estúpida camisa y vámonos a McDonald’s de una puta vez, muero de hambre.
 
Nate y Aaron se adelantaron unos pasos y hablaban mientras buscaba una nueva camisa de un talle más, mientras yo, observaba mi celular y ocupaba mi completa atención en él.
Un mensaje de James irrumpió en mi pantalla y lo abrí de inmediato.
 
—Tú, yo, centro comercial ¡Ahora!
—Topman.
—Ok.
 
Luego de tan extenso chat salí a la entrada sin más a esperar a James quien en menos de diez minutos estaba allí.
 
— ¡Hey! —Se acercó a mi dándome un corto abrazo y un ruidoso beso en mi mejilla sabiendo cuanto me molestaba que lo hiciera pero solo lo toleraba porque era él— ¿Qué haces tú aquí? Entremos, ahora se me antojó algo nuevo para mi guarda ropas —dijo entrando al local y rodé los ojos soltando un bufido.
—Hace horas estoy recorriendo este maldito lugar por culpa de Nathan que da más vueltas que una chica para comprarse una maldita prenda —solté frustrada a lo que él rió.
—Debe ser gay —soltó divertido a lo que reí.
—Eso aclararía muchas cosas —lo codeé divertida y cuando quise darme cuenta tenía unos bóxers en sus manos y alrededor de mí—. Oye, esto ha dejado de ser divertido —bromeé—, estar en la sección de ropa interior masculina es demasiado, incluso para mi, pensarán que somos…
— ¿Novios? —culminó mi frase y luego de mirarnos serios por una milésima de segundo ambos soltamos una carcajada.

Dejó los bóxers sobre la mesa y nos encaminamos hacia la salida.
 
— ¿No deberías avisarle a tu hermano que nos vamos?
—Mmm… No —sonreí y cuando estábamos a punto de salir fuimos interceptamos por Aaron, quien se paró frente a nosotros y James lo miró de mala gana.
—Lara ¿Cierto? —cuestionó a lo que asentí.
—El chico que venía contigo mencionó que te espera en McDonald’s —pude notar la tensión entre él y James, lo que fue realmente confuso e incómodo.
—Ok gracias, supongo —solté con desinterés y tomé del brazo a mi mejor amigo con quien salimos de allí.
— ¿McDonald’s? —preguntó.
 —McDonald’s —sonreí y nos encaminamos hacia allí.
 
Estábamos con James y Nathan sentados a la mesa, por suerte había suficiente confianza, nos conocíamos desde siempre, aunque igualmente, prefería compartir espacio solo con James y más cuando él tenía algo que decirme, por más que fuésemos amigos no era de citarme si no fuera por algo importante.
 
—Oye ¿No quieres ir al pelotero o algo así? —pregunté mientras James contenía su risa.
—Tengo quince años idiota —bufó levantándose—, iré a dar una vuelta, ya entendí que quieren estar… Solos —hizo hincapié en la última palabra.
—Gracias, eres sumamente inteligente cuando quieres —volví a burlarlo y solo me lanzó una fulminante mirada antes de irse.
De inmediato, llevé mi vista a James.
 
—Vamos, habla —pedí cuando al fin estuvimos solos.
—Mi madre enloqueció y quiere enviarme a un estúpido campamento —frunció el seño y lo miré sorprendida.
— ¿Campamento? Pero… En esos lugares no hay internet —abrí mis ojos con sorpresa.
—Exacto —asintió indignado.
—Y… ¿Es seguro que te enviarán a un sitio así? —pregunté apenada
—No, solo me lo han mencionado pero solo escuchar la palabra me aterra, soy un chico de ciudad, solo mírame —dijo señalándose a sí mismo a lo que reí.
—Es como si a mí me enviasen a un lugar así, moriría —dramaticé.
—Bueno, escuché a mi madre hablando por teléfono con la tuya acerca de eso y de que sería bueno que Nathan y tú también fueran —dijo como si nada y lo quedé mirando estupefacta.
— ¡¿Qué?! —Pregunté exaltada recibiendo la mirada de unos cuantos presentes— ¿Qué? —volví a cuestionar más calma y avergonzada.
—Lo que has escuchado, es muy probable que nuestras madres nos envíen a un campamento de verano —dijo resignado soltando un suspiro al final—, pero al menos nos tendremos el uno al otro…
—No creo que sobreviva —hice un leve puchero mientras procesaba dicha información.
 

+:

Mis padres estaban hablando en la cocina por teléfono, lo más raro era que susurraban sobre un campamento, la primera vez había pensado que era mi imaginación pero después de las palabras Alex y campamento, supe que esto era muy enserio.
Me levante del sofá y me dirigí a la cocina silenciosamente.

—¿Quién ira a un campamento?—sonreí con inocencia
—Eh… bueno…—mi madre estaba muy nerviosa—algunos padres hemos hablado sobre mandar a nuestros hijos a un campamento sin tecnología

Cuando oí que no tendría nada de tecnología comencé a gritar desesperadamente, la verdad es que no se entendía porque hablaba demasiado rápido pero lo único que entendían mis padres era que no podría sobrevivir en ese campamento.

—¡Alex! Tomamos la decisión por tu bien, además te vas en dos días—salió mi madre de la cocina.

Me tire en el suelo y comencé a llorar como una niña pequeña—¡Papi!¡Dile a mamá que no puede abandonarme en la nada! ¿¡Qué tal si me come un oso, como me comunico con ustedes!?

—No hay osos en el campamento, deja de ser tan exagerada y mejor ponte a hacer la maleta que llevaras—antes de salir de la cocina dio media vuelta y me sonrío—recuerda que revisaremos tu maleta.

Esto iba a ser grabe y una catástrofe, lo peor es que no sabía quiénes iban a sufrir conmigo.


Tenía pensado hacer mi maleta ya que mis padres eran capaces de hacerla por mí, aún seguía molesta pero no podía cambiar sus decisiones y solo me quedaba acoplarme a sus reglas.

—¿Abran camas por lo menos?—bufe molesta
—Sí. Hay camas, chimenea y un baño, tendrán que bañarse en el lago que está a unos metros del campamento.  

No había electricidad, no había regaderas y lo peor de todo es que cocinaríamos en una fogata, tendríamos que aprender a sobrevivir por nuestra cuenta.

—¿Crees que regrese con vida? Digo, tal vez muera porque alguien me vea bañándome en el lago y eso será totalmente tu culpa—comencé a chantajearla
—No comiences con tus tonterías, por favor—mi madre estaba acomodando mi ropa en la maleta mientras yo la veía—Tal vez hagas amigos
—Mamá, Roselyn es mi amiga—conteste mientras iba al cuarto de baño para tomar mi pasta de dientes
—No me gusta esa muchacha—hizo una mueca muy graciosa—Ella también ira al campamento porque también es adicta a la tecnología
—¡Dios! Eres tan frustrante cuando te apegas a lo que quieres creer tú

Aunque realmente no estaba equivocada, Rose también era adicta a la tecnología, al menos sabía que no iba a estar con unos completos desconocidos. Me levante de la cama y tome mi sudadera, no pensaba quedarme por más tiempo con mi madre.

—¿A dónde crees que vas?—levanto la vista de la maleta
—A la biblioteca, creo que Elena necesita mi ayuda—salí de la habitación y me coloque mis audífonos.


—Hoy no te toca trabajar—bufo Elena, no le había agradado verme
—Lo sé, pero realmente quería ver si necesitabas mi ayuda—sonreí mientras me sentaba a su lado.
—Bien. Hay una tipa en la parte de Ciencias II, necesito que veas si ya encontró lo que necesitaba.

Asentí.

A veces odiaba que las bibliotecas fueran tan grandes y que la mayor parte de la gente no visitara las secciones de hasta el final.
Había una chica sentada en el suelo con su teléfono entre las manos.

—Dis… ¿Rose?

La chica me volteo a ver y exactamente esa era Rose, sonrío con inocencia mientras se levantaba.

—Mmm… hola.
—¿Qué se supone que buscas en Ciencias II?—sonreí burlona ante su rostro de vergüenza
—Realmente no buscaba nada…—río—solo necesitaba un lugar tranquilo en donde estar.
—¿También te llego la noticia?—su mirada lo decía todo—Lo bueno de esto es que estaremos juntas—ambas sonreímos
—¿Qué demonios hacen ustedes dos ahí?—la voz de Elena nos sobresaltó a ambas
—No te preocupes, ya nos íbamos.

Nos alejamos riendo. Quizás no sea tan mala idea un campamento ¿o sí?

HOLO: