Disconnected.

que onda, pensé que ya había comentado. sorry.
vic: me encantó victoria, pero amaré eternamente a nate! o sea, date cuenta amiga, el pibe dijo "tengo una fiesta en casa de amigos a la noche y quiero verme bien" a lo que se refiere, hay un chongo que me gusta y listo, quiero descorchar con él. ahre no. sorry, siempre llevo a los chicos a su lado gay ;)
bue, me gustó y mas porque lara es como yo, aaaunque, soy un poquito mas femenina y entre deportes y zapatos, mil veces deporte, porque hay pibes super lindos que atienden, ahre, eso. beso xx
dai: antes que nada, amo el nombre de tu pb, fin. creo que algo en común tengo con francia, sigo, odio con todo mi ser las piscinas publicas y mas si hay gente, que te mira así ahre que no, pero las odio con toda mi alma. estoy así de wtf o sea, estaba leyendo el capítulo super bien y me olvide quien era que hacia de max así que lo busque y resulta que es hazz, o sea, no me lo imagino así pero daré mi mejor intento, ahre. en fin, me encantó todo dai.
dan: primero "—Cariño, lo barato lo quiere todo el mundo—" oh damn bitch, a la mierda, me gusta roselyn. okey, tengo demasiadas dudas, que onda, quien murió, sorry pero me pierdo de vez en cuando xd. y creo que no tengo mucho para resaltar de todo el capítulo, estuvo genial y por favor daniela, hay peores, ahre, fue cool don't worry.

y me toca a mi, hablamos por el muro, bc tengo algunas dudas.

Capítulo 007

Me tiré boca abajo en mi cama, mi gloriosa y santa cama que tanto amaba, como la había extrañado. Con las sabanas de seda azul marino, y junto a las almohadas en forma de corazón color blanco, y lo que más resaltaba entre ellas, su medida, una King súper King en la que vivía por la eternidad de mis días, oh mas bien, vivía el resto del fin de semana porque los lunes eran agotadores y comenzaban con todo.

Estiré mi brazo agitándolo por toda la cama buscando mi móvil, comencé a desesperarme cuando no lo encontré en donde debería de estar aunque luego recordé en donde estaba y volví a tirar todo mi cuerpo hacia la cama. Aun permanecía en mi bolso, después de la salida familiar que habíamos tenido junto a la familia de Lysandro, y algunas más que se llevaban demasiado bien con mis padres. Deteste terriblemente ese fin de semana, tanto como la compañía de Vanessa con nosotros, y su extravagante forma de coquetear con Lysandro haciendo que me saqué de mis cabales.

—Antonie, Amy está abajo esperándote —mi madre golpeó la puerta de mi habitación varias veces, la cual estaba abierta. Estaba cansado y no muy motivado para salir a correr.

Alcé la cabeza de la almohada y pensé por milésimas de segundos, hoy tampoco sería mi día, así que prefería permanecer en la cama mirando películas en Netflix y comiendo papas francesas y bebiendo Coca-Cola a más no poder. Estaba deprimido, tenía que admitirlo.

—Dile que otro día, estoy muerto en vida —dije sin ánimo, y volví a echarme sobre el corazón felpudo blanco. Escuché a mi madre bufar por lo bajo, y luego sentí como el colchón se hundía a mi lado y un segundo después mi madre se dedicaba a acariciar mi cabello.
—He hablado con Connie, ella está muy apenada con lo que pasó —sus manos seguían corriendo por mi cabello mientras sus palabras trataban de ser delicadas, después de todo, trataba de remediar el orgullo que había perdido ese domingo en la noche—. Ann, tu sabes cómo es Lysandro, tu más que nadie sabe como es.

Negué repetidas veces con el rostro pegado a las sabanas. Ya no conocía a ningún Lysandro, no después de lo que me había hecho, él y su zorra novia, a la que todo el mundo adoraba por ser mujer y perfecta.

—No lo conozco mamá, tu siempre dices que realmente no lo hago, y tenias razón —sollocé. Ella acarició mi cabello otra vez, de hecho, jamás había apartado su mano cálida de mi cuero cabelludo.
—Ahora no hablaremos de quien tiene la razón. Ann, por favor, yo quiero lo mejor para ti —suspiró con tono maternal, suponía que en ese momento ella también estaba triste, porque yo lo estaba—, sal con Amy, vayan por un café o simplemente corran por el parque, pero despeja tu mente, bebé —y como broche de oro, ella besó mi hombro haciendo que además de sus palabras aquel beso hiciera que comiencen a caer lágrimas de mis ojos, aunque se rompían sobre la almohada—. ¿Vas a ir? —Preguntó, y yo asentí—, perfecto, le diré a Amy que espere unos minutos más.

Escuché los pasos de mi madre alejarse, mientras bajaba por las escaleras con sus elegantes sandalias con tacón. Alcé el rostro de la cama, mi cabello estaba desordenado por lo que podía apreciar gracias al espejo que se encontraba frente a mi pequeño tocador con un estilo vintage. Me levanté y me acerqué frente al espejo, mi rostro además de pálido estaba demacrado, mis ojos sin brillo y mi labio partido.

Tomé la paleta más grande para poner algo de base a mi rostro e intente tapar todo lo que había sucedido en la noche del domingo. Traté de ocultar la gran mancha morada que estaba bajo mi ojo derecho, y pinte mis labios tratando de que tomen un color más natural.

Rebusqué entre mi closet algún conjunto que logré tapar mi rostro, y luego salí de la habitación. Con la cabeza en alto, pero sin mi orgullo, perdido y escondido en quien sabe qué lugar.


El horario perfecto para correr y ejercitarse era a las 9 a.m. a esa hora muy pocas personas caminaban por las calles de la ciudad, y solo se encontraban los deportistas o personas activas que hacían ejercicio porque querían, ya que los que necesitaban ocupaban ese horario para dormir o desayunar en la cama mirando televisión.

Amy aun mantenía una mueca de disgusto y no me había dirigido palabra alguna desde que había salido de casa. Tan solo ella había preguntado sobre qué sucedió con mi ojo morado y mi labio partido, y las palabras perfectas habían sido: Lysandro me pegó dos puñetazos. Y en ese momento Amanda volteó su rostro hacia un costado y siguió su recorrido.

—No lo entiendo —murmuró, podía sentir en el aire su tono fastidioso, molesto, y furioso—, ¿Por qué mierda Lysandro te golpearía? Admito que eres bastante acosador, y yo te ayudo, pero creo que eso no es todo.
—De hecho, no lo es —le di la razón, ella sonrió por primera vez desde que salimos—, Vanessa se dedicaba a investigar hasta donde su lengua podría llegar dentro de la cavidad bucal de Lysandro, ellos estaban frente a mí, mientras que yo trataba de hablar contigo o Jenna pero no tenía la suficiente señal.
— ¿Y? —Preguntó insistente.
—Se toqueteaban frente a mí, ella gemía o eso intentaba —la boca de Amy por poco toco el suelo al escuchar lo que mencioné, solo se dedico a gesticular un “perra” con sus labios y seguir escuchando—. Me enojé, estaban teniendo sexo en seco frente a mí, ¿Y yo que iba a hacer? ¿Quedarme de brazos cruzados? Me levanté del sillón y decidí irme hasta que ella dijo “Parece que al marica le da envidia vernos, de seguro él desea estar aquí donde estoy yo, pero es una pena, a Lysandro le gustan los coños” —dije tratando de usar el mismo tono de voz que había usado ella, tan ruin y vulgar.
— ¿Esa perra dijo eso? —Preguntó Amy furiosa, sus mejillas comenzaban a colorearse al igual que todo su blanco rostro.
—Lo hizo. Yo solo volví a voltearme y gritarle “Calla tu maldito hocico perra barata” y allí Lysandro se levantó del asiento, se acercó a mí y me golpeó el rostro, cuando desperté estaba en el auto de papá y estábamos lejos del campo, y esas personas.
— ¡Es un hijo de perra! —Chilló Amy fuera de sus cabales—, y sobre todo esa estúpida prostituta llamada Vanessa, ¿Sabes qué haré? ¡Iré a su casa y le arrancaré las extensiones baratas! —Gritó, y comenzó a correr en dirección contraria.
— ¡Amanda! —Grité, aunque suponía que mi amiga no me escuchaba y estaba tan furiosa y cegada con la idea de llegar a la casa de ‘la chica perfecta’ y darle un golpe en la nariz y sacar cada cabello castaño claro que tenia.

Iba corriendo detrás de ella, detrás de mi amiga que no se daba brazo a torcer. Por poco había tirado a Annly al suelo.

Nota mental: debería cambiarle de nombre a mi celular.

Cuando por fin pude dar un suspiro ya me encontraba frente a la casa de Vanessa Preston, la gigantesca casa de fin de semana. Porque la suya de hecho estaba al otro lado de la ciudad, y era, según los comentarios, prácticamente una misión. Era más que obvio que teniendo padres empresarios, quien no tendría una casa así.

—Por favor Amy, el tema está terminado, déjala —le rogué con una terrible cara de angustia en el rostro, no quería pasar más vergüenza y golpes de los que ya había pasado.
—No Ann, no dejaré que vuelvan a tratarte de esa forma, ella merece una buena golpiza —gruñó entre dientes apretados. Dio un paso más adelante y tocó el timbre.

Me di media vuelta e intenté esconderme en donde sea. No más problemas. Escuché la puerta cerrarse detrás de mí, o más bien, detrás de unos grandes pasos largos y un minuto después mi amiga estaba de nuevo al lado mío refunfuñando por el hecho de que Vanessa no se encontraba en casa.

—Sabes, mejor regresemos a casa, te invito a usar mi wi-fi —dije en tono divertido, y Amanda comenzó a reír.
—Por favor, mi señal aquí es horrible —se quejó y enseñó su lengua asqueada, ella era como yo, solo que en versión femenina, no muy femenina—. Quiero una selfie contigo para Instagram,  y pondré “soy gay lamentablemente” —e hizo comillas con sus dedos, ambos comenzamos a reír—, ¡Lo digo por ti eh!


Después de todo, Amanda se decidió en comprar varios paquetes de papas francesas para comer en casa mientras mis padres estaban almorzando afuera debido al trabajo, ya que los habían llamado de último momento. Ambos caminábamos hacia a casa, con varias bolsas en la mano ya que también intentaríamos cocinar, Amy comentó acerca de su experiencia muy buena en la cocina así que decidimos por comprar algunas cosas y preparar pizzas o espagueti. Algo bueno tendría que salir de ambos.

—Esa perra tuvo suerte, ya estoy mucho mejor —habló vagamente mi amiga, Vanessa si tuvo suerte, porque no quería que conociera a la Amanda enojada que yo conocía.
—Genial, porque iba a echarte de mí casa si seguías con tus instintos asesinos —susurré y ella volteó el rostro para verme con su cara de cachorro mojado—, no sirve.
—Oh vamos, no tiene nada malo darle un puñetazo a alguien, de hecho como Lysandro te dio uno, me gustaría darle uno a él —negué repetidas veces con la cabeza, ella alzó sus hombros desinteresada y también rodo sus ojos.
—Te lo prohíbo.
—Aun no estoy en tu casa, no tienes derecho —canturreó.
—Pero estamos a dos casas de por medio… Oh, oh, shhh —siseó, miró sonriente hacia adelante.
—Ay no, por favor —Lysandro también cruzó miradas con Amanda, y obviamente conmigo.

No podía pedir más que la tierra me tragué y de por finalizada mi vida miserable.

Mi amiga dio largos pasos hasta llegar cara a cara con Lysandro. Echo su cabello castaño hacia atrás, acomodo su ropa y puso el tono más dulce y femenino que podría salir de ella.

— ¿Por qué has golpeado a mi amigo? —Preguntó inocente. Lysandro sonrió.
— ¿No te lo ha dicho? —Preguntó arrogante, Amy negó—. Le dijo perra barata a mi novia, y no iba a permitirle eso.
— ¿Así? 
—Sí, él se lo buscó.

No pasó ni un solo segundo, cuando Amanda se volteó en dirección hacia mí, arremango su sudadera y se giró para darle un puñetazo en la cara a Lysandro que hizo que su rostro gire hacia un lado.

— ¡Amanda! —Grité sorprendido. Ella acaba de golpearlo, lo hizo. Mi amiga se volteó hacia mí y sonrió.
— ¡Mi hermano y sus tácticas de boxeo conmigo! —alardeó sonriente, Lysandro alzó su rostro y apretó con la mano su mandíbula, prácticamente quería matarnos con la mirada, pero estábamos a mano.
—Se lo busc-

Intentó hablar Lysandro pero Amando lo interrumpió.

—Tú también te lo buscaste, vuelve a golpearlo y ruega que tu novia salga sana y salva cuando de su rostro contra el pavimento, imbécil e inmaduro arrogante —escupió, no literalmente en su cara y se volteó hacia mí para tomarme de la mano y seguir nuestro camino.

Ambos tomados de la mano seguimos el recorrido, que había sido más que patético porque mi casa estaba al lado de la de Lysandro. Más patético imposible. Aunque Amy si le había dado su merecido y estaba orgulloso de ella.

HolU:

Capítulo 008