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Re: Disconnected.
Capítulo 005
Sábado. Al fin un día libre de estudios y de trabajo. O al menos así debería de ser por hoy...
Me removí en el suave colchón sin soltar a Matthew, mi pequeño bebé, y disfruté del delicioso aire fresco que me proporcionaba el aparato blanco y rectangular que se encontraba en una esquina de la habitación. Bendito el que creó los aires acondicionados. Las vibraciones de Matthew recorrían mi brazo y se extendían hasta el resto de mi cuerpo alterando mi sistema nervioso al no poder contestar todas las notificaciones juntas... esto era demasiado para mí, o no. Las redes sociales se habían vuelto en el sostén de mi vida, apenas había dormido tres horas y media debido a los incómodos ruidos que Matthew provocaba sobre mi mesita de noche y como no tenía el corazón para apagarlo decidí posponer mi sueño. No era sano, lo sabía, mi vista estaba la mayor parte del tiempo cansada y muy pesada; pero por otro lado mi capacidad de concentración había aumentado de manera notable.
Escuché ruidos de pisadas en el pasillo de mi habitación y todo mi cuerpo entró en alerta, bloqueé a Matthew y lo escondí bajo mi almohada, cerré mis ojos e intenté mostrar una respiración tranquila, digna de una persona que se encuentra sumida en su sueño. La puerta de la habitación se abrió, unos pasos se acercaron a la parte derecha de esta y corrieron las cortinas color vino que vestían las ventanas, los fuertes rayos provenientes del cielo penetraron violentamente en mi cómodo y fresco lecho, no los veía pero podía sentirlos quemar mis párpados.
— Francia, levántate. —La voz de mi madre se filtró por mis oídos, permanecí quieta como si no hubiera escuchado palabra alguna— Francia, debes vestirte y preparar tus cosas para irnos.
Me acomodé lentamente haciendo sonidos guturales que le dejaron muy en claro a mamá mi disgusto frente a su accionar.
— Despierta a Amanda, enseguida voy. —Mi voz, rasposa y grave, quemó mi garganta. Coloqué mi rostro contra la almohada y dejé caer mi cuerpo aún más contra el colchón, estaba adolorida por completo, mi espalda ardía y mis piernas reclamaban un estiramiento urgente.
— Ella está casi lista al igual que Jaden, solo faltan tú y tu papá, como siempre.
El tono de reproche en mi querida progenitora no era nuevo. Sentí un golpe en el trasero que me sacudió de sobremanera y el ardor se hizo presente casi de inmediato. Sorpresa, esos golpes normalmente siempre iban dirigidos a mis mejillas.
— Auch, —me quejé con justa razón— eso no era necesario.
— Siempre lo es, vamos, en diez minutos te quiero abajo.
Mi madre era casi perfecta, de las típicas señoras nacidas y criadas en el siglo XX que siempre tuvieron un plan para su familia y una estructura, por así decirlo. Mamá se había quedado algo estancada en el tiempo, pero a pesar de eso sabía manejarse en medio de toda esta revolución tecnológica con bastante fluidez. Sin embargo, su manera de ser podía resultar hostigante, cansadora e irritable, muchas veces; éramos como el agua y el vinagre... sí, vinagre, al menos eso decía mi padre.
Salté de mi cama lo más rápido que mi cuerpo pudo, no disfrutaba la sensación de no tener el suave algodón rodeándome. Ya después de haber lavado cada parte necesaria de mi cuerpo para empezar el día me dispuse a bucear en el armario necesitado de una renovación. Después de tanto buscar y pensar sobre la comodidad que necesitaría, me decidí por un short de nylon negro con estampados aztecas de colores brillantes con un bordado color beige de dos centímetro por la bocamanga, tomé una blusa holgada color blanco y mis Vans grises. Cómodo y fresco. Respecto a mi pelo sólo lo dejé suelto, y en caso de que fuera necesario llevé un moño color blanco para atarlo. Me puse polvo de base, rimel negro, delineador y brillo de labios; maquillarme probablemente me había tomado diez minutos, mamá me mataría.
— ¡Francia, baja de una buena vez!
Puse los ojos en blanco, irritada por el grito bruto de Jaden, mi hermano. Bajé a la cocina de manera apresurada, no quería ser el motivo que arruinara el día familiar, visualicé a mis hermanos sumidos en la transmisión que el gran rectángulo de 42 pulgadas estaba sintonizando. Papá leía el diario de deportes y acompañaba a mamá con su desayuno en la isla de mármol que se encontraba en medio de la habitación. Caminé hasta ellos, le di un beso a papá en la mejilla y otro a mamá. Tomé asiento al lado de mi progenitora para ingerir mi primer alimento del día: leche chocolatada fría con tostadas.
— ¿Quiénes irán? —Mamá me miró y se hundió de hombros, papá -a quién había formulado mi pregunta- me ignoró completamente y siguió enfocado en sus asuntos— Papá. —Llamé al hombre de cuarenta y tres años.
— Hija. —Respondió, demasiado tranquilo para mi gusto. Sin embargo su atención era captada por el, ahora, pequeño juego alienígena de su teléfono.
Resignada terminé mi desayuno, lavé lo usado y me senté junto a mi pequeña hermana en la sala, esperando la llamada de nuestra madre.
— Francia, empaca también tu traje de baño.
Demonios. Tenía claro que eso era una orden. Con gran pesadez me levanté del sofá y caminé hacia las escaleras. Otra vez a vivir el infierno de todos los años.
— ¡Yo también! —Expresó emocionada la pequeña Amanda y se atravesó en mi camino.
Amanda no era muy pequeña, tenía doce años de edad, aunque para mí seguí teniendo siete. En fin, subimos las escaleras, cada una a su habitación. Indagué entre mis cajones, rogando no encontrar ni siquiera una malla. Tanta suerte es la mía que encontré cuatro trajes de baño y una malla. Odiaba las piscinas públicas, odiaba tener que cambiarme luego de meterme a la piscina. Odiaba las piscinas públicas en lugares públicos.
— ¡Francia! —Amanda entro apresurada en mi habitación y con cara de desesperación. — Necesito tu ayuda. —Alargó la “A” de manera innecesaria. Elevé mis cejas dándole paso a finalizar su pedido—. Mis trajes son horribles y no quiero ser la fea del lugar, ¿me das uno de los tuyos?
Afortunadamente para Amanda uno de los trajes que había encontrado y no me quedaba debido a mi posterior desarrollo. Tomé en traje verde agua y se lo lancé por el aire. La morena lo atrapó y salió contenta de la habitación. Por mi parte tome uno color azul petróleo y mis crocs fucsias. Toalla, perfume, cepillo y listo.
×××
— ¿Está todo listo? —Preguntó mi padre por vigésima octava vez.
— Sí, papá, todo listo para el despegue. —Jaden subió a la camioneta cansado de contestar siempre lo mismo—. Vamos, tontas, ¿qué esperan? ¿Tarjeta de invitación? Llegaremos tarde.
— Cállate, gordo deforme. —Amanda subió a la Duster, dispuesta a demostrarle a Jaden que si era cinto verde en karate no era por nada.
— Descerebrada, tú no estás tan delgada.
— Estos son músculos, idiota.
Giré sobre mis talones dejando a los dos adolescentes discutiendo. Mamá atravesaba el marco de la puerta con millones de cosas encima para la jornada en medio de la nada, corrí a ayudarla y tomé todo lo que pude para dejarlo dentro de la cajuela. Algo se me estaba olvidando, pero qué era...: tengo mi bolso con todo completo, bloqueador solar, auriculares; toqué mi bolsillo lateral derecho: nada. El otro: nada. Matthew no estaba, mi bebé no estaba. ¡¿Qué diablos pasaba conmigo?!
Corrí hacia mamá, la cual se encaminaba hacia la camioneta.
— Olvido mi teléfono. —La miré alarmada. Ella puso los ojos en blanco y suspiró.
— Ten —tomé las llaves y corrí al interior de la casa.
Malditas escaleras. Mi estado físico era lamentable. Agitada llegué a mi habitación y me lancé sobre mi cama, tiré del cable, al cual Matthew se encontraba conectado, y corrí nuevamente escaleras abajo mientras me imaginaba una violenta caída por la misma. Típico. Cerré la puerta con llave y continué con mi maratón hasta la camioneta, vamos, a esta altura debía de haber bajado una talla, había algo positivo.
— Listo. —Dije, papá encendió la camioneta verde militar y emprendimos camino hacia donde sea que estuviéramos yendo.
Mi pecho subía y bajaba en un intento por normalizar mi respiración, ¡podía sentir y ver mi pulso! Repito: pésimo estado físico.
— ¿Acaso corriste un kilómetro de ida y vuelta?
Lancé dagas a mi hermana con la mirada y le di un pequeño golpe en la cabeza.
No todos hacíamos nueve horas de deporte semanales al igual que ella. Mucho menos yo.
— ¿Y decías que yo soy el gordo? —Jaden habló. Cada vez que el quinceañero habla termina con un nuevo golpe— Mira a esta orca que tenemos de hermana.
Amanda comenzó a reírse, luego mamá y obviamente Jaden. Me impulsé con las piernas y estiré mi brazo lo suficiente, tomé la nariz del castaño entre mis dedos y luego la solté. Esta había quedado completamente roja e hinchada.
— Orca seré, pero tu querida Ashley parece haber comido dos ballenas blancas y encallado en tu colegio. —Su rostro se torno rojo enseguida al escuchar la carcajada de mamá, Amanda y la de papá.
— Estúpida.
— Idiota, me dejaste los dedos grasosos con esa nariz, señor acne.
— Jódete.
— ¡Jaden, suficiente! —Gritó mamá desde el asiento del acompañante.
Reí ante la expresión odiosa que me dedicó el chico. Me coloqué mis auriculares y la voz de Ryan Meet, seguida por las voces de sus hermanos, comenzaron a armonizar mi sentido auditivo de manera casi instantánea. Ahora venía la tarea difícil pero divertida: contestar notificaciones y mensajes.
×××
— Vamos, Francia, ¡es la piscina! Y eres la única que no entró aún, anda, solo un poco.
Elevé una ceja ante el tono suplicante de Kevin. Miré desde abajo al chico, se veía malditamente perfecto aún con este calor insoportable; sus cabellos de un tono rubio oscuro resplandecían frente a los rayos solares manteniéndose intacto y peinado, la musculatura que el chico de dieciocho años poseía no pasaba desapercibida y mucho menos para las tipas llenas de hormonas-necesitadas-de-atención. Bien, me ponía de mal humor que se esté exhibiendo ante el mundo como si nada, pero qué iba a hacer ¿decirle que probablemente me guste? No, ni drogada. Sus ojos color miel canela se fijaron en los míos y me quede anonadada ante tal situación, mantuve la mirada fija en ellos lo más que pude.
— ¿Por qué la insistencia en que me meta en esa cosa llena de gente? No tengo ganas de mostrar mi necesidad de dieta y ejercicio, hoy no. —Volví mi vista a Matthew que se encontraba mostrándome el chat con Rose, una de mis amigas.
— ¡Oh, Francia, por favor! No me jodas con que estás gorda. —Kevin se sentó a mi lado y me quitó a Matthew de las manos.
— ¡¿Qué haces?! —Entré en pánico. Nadie tenía el permiso de tocar a mi bebé. Me lancé sobre él peleando por conseguir a Matthew de vuelta.
— Tranquila, solo quiero que nos tomemos una selfie y la subamos a Instagram, ¿qué dices? —Me senté de nuevo en mi lugar, miré con los ojos entrecerrados al chico y asentí— Bien, gracias.
Nos tomamos cerca de 15 fotos haciendo caras de todo tipo. Debía admitir que la confianza que había tomado con Kevin a lo largo de este año y medio era mucha, me sorprendía que aún no me haya visto en ropa interior y realmente dudaba de que eso esté en mis planes. La manera en la cual nos conocimos gracias al trabajo… y a mi padrino. Solía odiarlo, bien, no lo odiaba pero cada vez que lo veía me provocaba ganas de golpearlo por ser un niño mimado; nunca le había dirigido la palabra y eso fue suficiente para no soportarlo. Hasta que mi padrino nos presentó formalmente cuado llegó y me vio casi dormida en la recepción del gimnasio. Poco a poco fui afianzando tratos con Kevin, entonces llegamos a esto: su infiltración en viajes familiares.
— ¿Qué sucede? —Pestañee varias veces, dirigí mi vista hacia otro lado que no sea Kevin.
— Nada, nada, estaba… ¿pensando? Sí, eso, pensando. —Contesté con evidente nerviosismo, últimamente al tenerlo cerca mis sentidos estaban mucho más alerta y mi capacidad de pensar, disminuía, como es evidente.
— Ten cuidado, no vayas a modificar las leyes de la naturaleza por hacer semejante esfuerzo. —Abrí mi boca ofendida ante su burla y lo golpee en el estómago, él solo se quejó y continuó riendo— Ya, es juego.
Me senté, otra vez, en mi lugar e incliné mi cabeza hacia delante dejando mi cabello colgando hacia la misma dirección, tomé el moño de mi mano izquierda y me hice una coleta alta, nunca me hago de estas así que el calor era demasiado potente como para obligarme a hacerme una. Luego todo pasó muy rápido, sentí unas manos tomar mis rodillas por debajo y mi cintura; todo lo que veía era una espalda desnuda con lunares y pecas en parte de la musculatura. Me ahogué con un intento de grito, debido a la saliva que subió derepente por mi garganta, todo estaba de cabeza, o mejor dicho: yo estaba de cabeza, colgada de un chico malditamente sensual. Seguro así se sentían las que volvían de despedidas de solteras y se aventuraban con stripers. Bien, tal vez exageraba. Me resigné y dejé que el muchachote yo-mando-aquí me llevara a donde él se le antojara.
Pies descalzos que dejaban huellas en el piso, salvavidas de todo tipo, color y formas, toallas, niños gritando, corriendo, saltando y mojando. Mientras avanzábamos podía distinguir las cuatro piscinas que se abrían en medio de la estructura, demonios, ¡cuatro! Y de diferentes tamaños y profundidades. ¿Cómo rayos encontraría a mis hermanos aquí?
— Te agradecería mucho si me bajaras, —dije con la poca conciencia que la sangre acumulada en mi cerebro me dejaba tener— ¡Kevin! —Pellizqué su nalga derecha con la punta de mis uñas y escuché el grito del chico. ¡Ja! Y decían que dedicarle tanto tiempo a mis uñas no me serviría de nada. — ¡Auch, hijo de tu buena madre!
— ¡Ey! Nada de malas palabras.
— Y una mierda, ¡me mordiste! —Comencé a mover mis piernas en un vano intento de escapatoria.
— ¡Tú me pellizcaste la mercancía! —Oh, por favor, no puedo haber dicho eso.
— ¿Mercancía? —Le di otro golpe en la nalga marcada por mis uñas— ¡Tú mordiste la mía!
— Bien, estamos a mano. Francia, quédate quieta porque te caerás.
— ¡No tendría por qué caer si estuviera en el piso!
— Eres una reina del drama.
— Y tú un princeso lleno de gel para el cabello.
— ¡Eso pasó una sola vez y fue hace décadas!
— Mentiroso, fue hace dos semanas…
— ¡Mami! —El chico se dirigió a, según mis suposiciones, donde se encontraba mí madre— Sostén esta cosa. —Luego me acomodó entre sus brazos, evitando que yo pudiera escapar de su agarre, alguien me quitó las crocs y sentí pánico.
Kevin comenzó a caminar rápido, muy rápido conmigo en brazos, escuché a lo lejos a mi familia gritar y reír, después un gutural “cuidado” de Kevin se coló por mis oídos y el agua nos cubrió. Mi nariz ardió al sentir un poco de agua llena de cloro y solo Dios sabe qué otras cosas, entraron abriéndose paso a mis pulmones nada entrenados en aguantar la respiración. Moví mis brazos en busca de la superficie y en cuanto la encontré me dirigí a algún lugar lejos de Kevin Fox, escupí medio litro de agua de los dos que había tragado por gritar cuando Kevin nos lanzó a ambos. Salí de ese pozo lleno de gente con el orgullo pisoteado y el maquillaje corrido. Nota mental: comprar maquillaje a prueba de agua.
— Te odio.
Dije lentamente al chico que se reía de mí aún desde la piscina. Me di la vuelta y me senté sobre el pasto al lado de mi madre, quien aún se reía de lo sucedido.
— No te enojes, fue solo una broma. —Miré a mi padrino incrédula.
— Sus bromas cada vez se exceden más, pude haberme ahogado. La próxima broma será tirarme una pesa de veinte kilos sobre la cabeza y ver mi reacción y el proceso de muerte cerebral que tendré.
— No te preocupes, Francia, ese proceso lo estoy estudiando desde que te conocí. —Le lancé al chorreante Kevin una patada que no lo movió ni medio milímetro. Genial, estaba perdiendo fuerzas.
— Mamá, ¿me pasas a Matthew, por favor? —Supliqué.
— No, ve a divertirte, Kevin está aquí y no puedes quejarte.
— Oh, vamos, mamá, por favor, solo un ratito. Actualizo y ya, te lo devuelvo. —Me puse de rodillas, literalmente, frente a mi dulce progenitora.
— Claro, siempre dices lo mismo.
— Hazle caso a tu mamá, Francia, o te confiscaré tú teléfono, no como tu padrino sino como tu jefe.
— No serías cap…
La mirada que el hombre de treinta y dos años me dedicó me dejó muy en claro que no estaba jugando y que no le costaría nada cumplir su palabra. Kevin me dedicó una mirada burlona, por lo que me puse en pie enfurecida por las actitudes de mis seres “queridos”. Me quité la blusa mojada y el short que traía, la furia me cegó a tal punto que olvidé por completo que mi cuerpo ya no es el de una niña y que tiene sus cosas para llamar la atención de muchos, sin prestar atención a mi alarma sensorial quedé en mi traje de baño de dos piezas y caminé hasta la piscina de la cual había salido antes. Las manos de Kevin rodearon mi cintura y me empujaron al interior del agua. Perfecto, ahora solo me quedaba esperar a mañana para tener mi teléfono de vuelta.
×××
Empujé la puerta de vidrio que me daba acceso al gimnasio Fitness Care con el mismo entusiasmo que tenía Hitler al encontrarse con judíos. Bien, exageración, como siempre, pero mi cansancio era tan grande como el durazno de Jimmy e insoportable como las tías de este.
— Hola, Joe. —Saludé al castaño universitario que se encontraba en la silla tras el mostrador, lugar que ocuparía yo ahora.
— ¿Qué tal, Francia? —Joe tomó una mochila negra y las llaves de su Honda, negra también.
— Cansadísima, ¿y tú?
— Con el trasero así —hizo un ademán con las manos—, de cerca de desaparecer. —Reí, el tipo tenía un buen trasero por lo cual me era imposible creerle. Sacó una botella con agua de debajo de la mesa color verde manzana y gris.
— Es comprensible, ahora lo perderé yo, que de por sí no tengo nada de trasero. —Rodeé la gran mesa y tiré mi bolso en algún lugar debajo de esta. Joe negó con la cabeza y frunció el ceño luego de darle un gran sorbo a su botella.
— No es cierto, —se inclinó levemente y yo le di un golpe en los abdominales— tienes un buen trasero que ni las horas que pasas sentada aquí por día te lo arruinarían, además de buen trasero también tienes otras cosas… muy buenas también. —El gigan-tonto dio un salto hacia fuera esquivando mis golpes.
— ¡Eres un pedófilo! —Reí y le lancé una regla que encontré en el escritorio.
— Espera, tienes diecisiete años y yo veinticuatro, no eres tan pequeña. —Elevó su poblada ceja izquierda y rió— Además, en todo caso, no soy el único que piensa así mis amigos dicen lo mismo.
— Tus amigos no son fuentes de confianza, además de que se follan todo lo que tenga dos piernas con un agujero en medio y un par de tetas. —Me senté en la silla que antes ocupaba Joe y saqué un paquete de galletas de mi bolso.
— Lindo vocabulario, señorita White. —No giré, solo para no comenzar mal mi jornada de trabajo.
— Ahí tienes a uno de mis amigos que comparte mis pensamientos acerca de tu trasero, Francia. Nos vemos mañana, ¡no se maten! —Joe salió entre risas del lugar, dejándome sola con el mismo demonio en persona.
— ¿Que yo qué? ¿Tu trasero? ¿Qué le paso? Ya sé, ¿tienes problemas de tiroides? —Miré al descerebrado chico lindo que tenía en frente, puse los ojos en blanco y encendí la computadora.
— Cállate, Stone, antes te clave unas tijeras en el pescuezo. —Llevé una galleta a mi boca y me centré en mi cuenta de Twitter.
— Oh, querida Francia, si sigues comiendo de esas, —señaló el paquete azul que yacía sobre la mesa— terminarás como la madre Dumbo multiplicada por todas las otras elefantas que la rodeaban.
Mi grado de ofensa había subido a tal nivel que tomé un lápiz y lo cavé, no en su pescuezo, sino en su mano. Maximilian gritó y sacudió su mano intentando calmar el dolor. Oh vamos, ni siquiera lo atravesé con el lápiz, solo lo había raspado.
Maximilian Stone se había vuelto en mi Caballo de Troya en cuanto pisé este lugar, por lo que sólo me tomaré dos cortos minutos para contarles quién era este chico tan despreciable. Con tan solo 19 años de edad, estoy muy segura, había follado mucho más de veinticinco chic… zorras, ¿razón? El muy hijo de su buena madre era la perfección en persona: Pelo castaño con sus rizos todos alborotados, ojos verdes del color de las lagunas y una piel aceitunada con lunares muy pequeños. Físicamente, en lo que se refiere a físicamente estaba para atarlo en una cama y abusar de él como esclavo sexual, de más estás decir que el trabajo que ocupaba en el gimnasio era de entrenador personal. Se encargaba de mantener en forma, de manera privada, a todas las chicas ricas que pasaban por allí, vaya trabajo. Pero, siempre hay peros, toda la perfección que representaba Maximilian se esfumaba en cuanto abría su boca. La arrogancia que desbordaba el castaño era sumamente… tgh. Sí, tgh. Un desperdicio de persona y un uso innecesario de oxígeno.
— ¡¿Estás loca, mujer?! —Gritó como niña. No, como niña no, estaría insultando a las niñas si las comparara con él. Gritó como…, Maximilian.
— Sí, muy loca, como tu abuela. —Llevé mi botella con agua a la boca y tragué, o mejor dicho intenté tragar ya que la reina de Broadway me quitó la botella de las manos mojándome la blusa color verde-turquesa—. ¡Estúpido, cuidado!
— ¿Qué yo tenga cuidado? ¿De verdad me lo estás diciendo? —Maximilian se encontraba mucho más calmado, pero lo conocía demasiado bien como para no saber que seguiría allí haciendo su escena sólo para molestarme.
— Sí, sí, de verdad. —Me puse de pie y le arrebaté mi botella de las manos para luego dar un gran trago de ella.
— ¿Qué son todos eso gritos? —Mi padrino, o mejor dicho mi jefe, entró por la puerta vidriada con el ceño fruncido y cara de confusión.
— Francia casi me deja manco, señor. —Formé una O con mi boca y le di un golpe en el hombro a Maximilian.
— No es cierto, ¡no tuve tanta suerte! —Tomé el lápiz con que había rasguñado a Maximilian en la mano— Fue con un lápiz, ¡y sin punta!
— Por eso dije casi, niña genio. —Le dediqué una mirada asesina al señorito ojos verdes y miré a mi padri… jefe, con inocencia.
Mi padrino metió la mano en su bolso de deportes y sacó a Matthew de uno de sus bolsillos…, Matthew. Un día entero sin él, al fin lo tendría a mi lado, de solo pensar en que ya no estaría aburrida toda esta tarde sentía mariposas en el estómago. Mi padrino puso a Matthew frente a mis ojos, lo movió de lado a lado y cuando mis manos intentaron tomarlo lo quitó de allí lo metió tras su espalda.
— Te lo confiscaré por una semana. Sin teléfono.
Mi mandíbula, estoy segura, tocaba el suelo, mi padrino nunca me había hecho algo así, ¡nunca! Y ahora por culpa del niño Broadway estaría una semana entera sin mi bebé, esta era mi muerte. Miré a Maximilian con mucho odio, este sonreía con tanta fuerza que parecía el gato de Alicia en el país de… aish, de esa cosa. El punto era que mi odio había incrementado de manera exuberante y todo lo que tendría ahora era la computadora. Mi padrino se abrió paso entre ambos y caminó hasta su oficina.
— Max, —mi padrino se frenó antes de entrar a la oficina y se volvió— ven conmigo, necesito que me ayudes con algunas rutinas.
— Claro, jefe, —Maximilian me miró, sonrió y caminó hasta mí padrino— Dígame qué es lo que tiene.
— Mira, ayer tuvimos una salida familiar y, ya sabes, los niños siempre quieren jugar y… —se desviaron por el pasillo de pesas mientras charlaban.
Una semana, ¡una semana! Demonios, Maximilian me las pagaría muy, muy caro. Por su culpa me quitaron a mi bebé. Debía recuperar a Matthew cueste lo que cueste y la venganza sería dura.
- Spoiler:
- Bueno, me puse a leer el capítulo que había hecho y me gustó so, solo lo modifiqué un poco y eso... Perdonen la demora, tuve una semana atareada y no quiero que esto se estanque sigue karls
Última edición por Weed. el Mar 03 Feb 2015, 5:39 pm, editado 1 vez
byers.
Re: Disconnected.
AMÉ repito AMÉ el capítulo fue tan sdjkghsdkj cre que amo a Kevin pero luego aparece Maximilian y todo es tan dkjfhgdksjfhg es como la gloria en persona... la reina de broadway xDD morí
Perfecta como siempre mi querida Dai c: además de que apareció mi bella Rose xD
baekhyun.
Re: Disconnected.
Ow, mi besha dans, te amo, y muchas gracias kevin es real (jodeme, igual que todos), me refiero a que me inspiré en una chico inalcanzable para mundanos, ahre.
byers.
Re: Disconnected.
Diuhg! No, incluso me cae pésimo, ni sé como se llama, yo le metí cualquiera xdCobain escribió:Kevin es un chico que te gusta?
byers.
Re: Disconnected.
Me cae pésimo, nunca le hable ni pienso hacerloCobain escribió:No entiendo, es imposible para los mundanos pero de cae mal?
byers.
Re: Disconnected.
francia es re heavy, me cae bien xd recordaba algunas cosas, como lo de gordo deforme xd me dio mucha gracia. aunque sea un idiota, max me cae bien, aunque imaginar a hazz en ese rol me resulta muuuu difícil lo haré por ti :)
bien, espero esta vez esta nc siga su curso y no se vuelva a estancar porque es realmente una genial idea! espero el siguiente cap y ansio que llegue el campamento!
las quiero girls!
bien, espero esta vez esta nc siga su curso y no se vuelva a estancar porque es realmente una genial idea! espero el siguiente cap y ansio que llegue el campamento!
las quiero girls!
Invitado
Invitado
Re: Disconnected.
Capítulo 006
El silencio invadía todo el comedor, podía escuchar las respiraciones de las personas que me acompañaban, literalmente. Me sentía total y completamente intimidada, es decir, el socio más importante de mi padre y el dichoso hombre de la cena no es nada más y nada menos que el padre de Missy Scott.
Fran: ¡ME MATO! ¡Mi padrino me confiscó a Matthew por culpa de la reina del drama!
Reí ante el mensaje de una de mis mejores amigas ganándome la mirada de mi padre una vez más. Rodé los ojos y volví a guardar mi celular, no sin antes mandar varios emoticones de esos que se mueren de la risa. Fran sin duda es igual que yo, mejor las redes sociales y celulares que las personas del exterior.
—Roselyn, ve por el postre, por favor— dijo mi padre con su peculiar tono de “o lo haces o te castigo de por vida”
Quince minutos después los tres visitantes se pusieron de pie y caminaron hacia la sala de estar, ¿Qué esto no acababa? Pero, lo divertido y hermoso no es el hecho de que ellos fueran a la sala de estar, sino, que debía hacerle “ambiente” a la zor… Missy.
Fran: ¡No te rías maldita! Me vengaré y créeme será fea, muy fea.
Reí con el último mensaje, es obvio que eso la enojaría, la conocía bastante bien. Levanté la mirada del teléfono y miré a Missy caminando por mi habitación.
—Si tocas algo te ahorco— dije sin rodeos, al ver cómo se detenía frente a mi buró.
Al llegar abajo ya tenía las mejillas rosadas con lágrimas rodando por ellas. Fruncí el ceño al ver cómo hablaba con su madre y me señalaba. Mi padre me miró, rojo y no de vergüenza, sino furia. Negué riendo por lo bajo observando a mi padre mientras susurraba un par de maldiciones a mi persona. Sin pensarlo dos veces me di media vuelta y caminé hacia la puerta principal.
—¿A dónde vas?—
Saqué mis audífonos del bolsillo trasero de mi pantalón y mi celular del delantero, los conecté y caminé sin rumbo. Sé, por razones obvias, que estuvo mal lo que hice. Pero, ya estaba agobiada, llevaba más de una hora escuchando como mi padre y su socio hacían estúpidos chistes de lo poderosos que son y cuánto dinero tienen. Además de que es suficiente tener aguantar a esa mimada en la escuela como para también hacerlo aquí.
—No te preocupes, Speedy, todo estará bien— comencé decir —ese idiota no te quitará tus flores, ni tu lindo pasto. No lo dejaré— me sorbí la nariz y continué —prometo, en nombre de nuestro pacto aquella noche, que ésta vez lo enfrentaré. Terminaré quitándoselo todo si me quita lo único que me queda de ti. Lo prometo.
xxx
Me senté en la mesa del fondo mientras tecleaba una respuesta para uno de muchos seguidores en Tumblr. Todavía recuerdo cuando lo encontré, todo fue como ¿Qué diablos? No entendía nada de nada, incluso no lo usé por más de tres meses, pero luego todo se volvió más claro y sencillo. Y, ahora se ha vuelto una adicción.
—¿Qué vas a tomar? — levanté la mirada de pronto para ver al rubio que me atendió.
Missy Scott es sin duda alguna la chica más insoportable, por no decir zorra, de toda la escuela. Su voz es tan chillona que parece que le hubiesen sacado las cuerdas vocales en un intento de salvar su cerebro, en el cual perdió ambas, por cierto.
Suspiré tan notablemente que me gané una mirada de reproche por parte de mi padre y una de disgusto por parte de la mala imitación de Barbie que dio a luz a Missy. Me encogí de hombros y susurré un “disculpe” hacia mi padre seguido por la toma de mi celular del bolsillo delantero de mi pantalón. Hacía rato que había sonado con un mensaje de Facebook pero no había contestado gracias a que la insoportable de Missy no se callaba.
Fran: ¡ME MATO! ¡Mi padrino me confiscó a Matthew por culpa de la reina del drama!
Reí ante el mensaje de una de mis mejores amigas ganándome la mirada de mi padre una vez más. Rodé los ojos y volví a guardar mi celular, no sin antes mandar varios emoticones de esos que se mueren de la risa. Fran sin duda es igual que yo, mejor las redes sociales y celulares que las personas del exterior.
—Roselyn, ve por el postre, por favor— dijo mi padre con su peculiar tono de “o lo haces o te castigo de por vida”
—Claro, papá— respondí levantándome.
—Oh, no te preocupes querida, si deseas puedes dejarlo allí, ninguna de nosotras come postre— interrumpe la madre de Missy mientras me pongo de pie.
—No te preocupes, Gillian, ella irá, seguro que tu esposo quiere un poco— la voz de mi padre parecía más como un mandato que como un acto de generosidad.
—Estoy bien, William— habló el Sr. Scott. Volví a tomar asiento en mi lugar y observé como todos seguían hablando de Dios sabe qué cosa.
Quince minutos después los tres visitantes se pusieron de pie y caminaron hacia la sala de estar, ¿Qué esto no acababa? Pero, lo divertido y hermoso no es el hecho de que ellos fueran a la sala de estar, sino, que debía hacerle “ambiente” a la zor… Missy.
Ambas entramos a mi habitación y de inmediato me tiré en mi cama olvidándome de ella. Tomé mi teléfono y leí el mensaje que Fran me había mandado, una vez más.
Fran: ¡No te rías maldita! Me vengaré y créeme será fea, muy fea.
Yo: Hablas de reina del drama pero estás igual que él X’D.
Fran: o.o creí que eras mi amiga :c
Yo: ¿Lo ves? Eres hasta peor que él a veces.
Reí con el último mensaje, es obvio que eso la enojaría, la conocía bastante bien. Levanté la mirada del teléfono y miré a Missy caminando por mi habitación.
—Si tocas algo te ahorco— dije sin rodeos, al ver cómo se detenía frente a mi buró.
—No me interesa infectarme, gracias.
—¿De qué? ¿De un poco de inteligencia? Porque créelo es lo único que te podría infectar.
—No, de tu rareza— enarqué una de mis perfectas y delineadas cejas; me levanté de la cama dejando mi teléfono sobre ella.
—Prefiero rara que puta— respondí con una sonrisa inocente en el rostro. Su rostro se volvió totalmente épico, sus mejillas coloradas, su labio fruncido en una línea y el entrecejo unido.
—Que le guste a los chicos no me hace puta— responde con tanta seguridad que estrellé en carcajadas.
—Cariño, lo barato lo quiere todo el mundo— listo. Eso sí fue épico. Estrelló un pie en el suelo como si fuese una nena y salió de la habitación hecha un huracán de furia. Solté una tremenda carcajada mientras baja los escalones detrás de ella.
Al llegar abajo ya tenía las mejillas rosadas con lágrimas rodando por ellas. Fruncí el ceño al ver cómo hablaba con su madre y me señalaba. Mi padre me miró, rojo y no de vergüenza, sino furia. Negué riendo por lo bajo observando a mi padre mientras susurraba un par de maldiciones a mi persona. Sin pensarlo dos veces me di media vuelta y caminé hacia la puerta principal.
—¿A dónde vas?—
—Por ahí— contesté cerrando la puerta de golpe. Sé perfectamente que cuando llegue a casa más tarde me irá peor que a los muggles de Harry Potter.
Saqué mis audífonos del bolsillo trasero de mi pantalón y mi celular del delantero, los conecté y caminé sin rumbo. Sé, por razones obvias, que estuvo mal lo que hice. Pero, ya estaba agobiada, llevaba más de una hora escuchando como mi padre y su socio hacían estúpidos chistes de lo poderosos que son y cuánto dinero tienen. Además de que es suficiente tener aguantar a esa mimada en la escuela como para también hacerlo aquí.
La voz de Alex Turner inundó mis oídos en cuanto le di a play. Cerré los ojos un momento y me dejé llevar por la melodía de Do I wanna know? Mientras caminaba sin rumbo alguno.
How many secrets can you keep? Demasiados y sin duda nadie nunca se ha dado cuenta de ellos. Y, eso es lo bueno de ser inmune a los sentimientos, nadie nunca puede entrar y herirte.
Sin darme cuenta llegué al cementerio de la ciudad y, como si fuese poco, comenzó a sonar Yellow de Coldplay. Lágrimas salieron sin permiso al escuchar el intro de la canción y sin dudarlo me dirigí hacia el final del cementerio y me detuve al ver la gran lápida que adornaba el llano bajo el árbol.
Look at the stars, look how they’re shinning for you, la voz de Chris Martin me hizo caer de rodillas frente a la lápida. No entiendo el por qué ahora ni el por qué llegué aquí pero, gracias a Dios que lo hice. La lápida estaba a medio romper, y las flores que solía traer aquí estaban todas marchitas.
¿No se suponía que debían venir los jardineros y regar esto una vez por semana? El pasto estaba seco y las pocas flores que se veían eran las que había traído hace más de un mes, en su cumpleaños.
Este es colmo. Juro por mi teléfono y mi portátil que si todo esto es obra de mi padre ésta vez me las paga.
—No te preocupes, Speedy, todo estará bien— comencé decir —ese idiota no te quitará tus flores, ni tu lindo pasto. No lo dejaré— me sorbí la nariz y continué —prometo, en nombre de nuestro pacto aquella noche, que ésta vez lo enfrentaré. Terminaré quitándoselo todo si me quita lo único que me queda de ti. Lo prometo.
xxx
Me senté en la mesa del fondo mientras tecleaba una respuesta para uno de muchos seguidores en Tumblr. Todavía recuerdo cuando lo encontré, todo fue como ¿Qué diablos? No entendía nada de nada, incluso no lo usé por más de tres meses, pero luego todo se volvió más claro y sencillo. Y, ahora se ha vuelto una adicción.
—¿Qué vas a tomar? — levanté la mirada de pronto para ver al rubio que me atendió.
—Lo mismo de siempre— respondo con una sonrisa y vuelvo mi vista a mi teléfono. Desde hace un par de meses suelo venir aquí cuando no me encuentro bien. Éste siempre fue el café preferido de Elliot y solía traerme para que probara sus deliciosos y perfectos panes franceses o croissants, como sea.
—Aquí tienes, Rose— asentí hacia él y le dediqué una sonrisa. Josh es lo más cercano a una familia que tengo, es mi primo, pero lo es por parte de mi madre, por eso no suelo pasar mucho tiempo con él. Según mi padre, todos los de su familia son unos idiotas.
—Gracias Joshy— me corresponde la sonrisa y se retira para atender a las demás mesas. No conocía Josh, sino hace tres años. Sabía que a Elliot le encantaba el lugar, pero luego descubrí que no solo era por sus cafés y panes, sino porque aquí estaba Josh y se había vuelto como su mejor amigo.
- :
- No me maten por mala escritora, siento que es uno de los peores :c no me culpen, pero escribo como siento y idk no me maten
baekhyun.
Re: Disconnected.
Estás mal. Elliot, si viviera seguro Fran se lo re *FILTRO FILTRO FILTRO* APARECIÓ MI FRAN mi muke, hermoso como siempre, yo lo amé posta pero... BRANDON DÓNDE ESTÁS, AH? Sigue Eml segunda ronda, wi c:
byers.
Re: Disconnected.
Estoy mal y en todos los sentidos posibles.. Seguro que sí, era muy sexy pero lo maté Brandon hará más aparición cuando se vayan al campamento, por ahora sólo son ella y su puto padre, por cierto hay que hablar los del campamentoWeed. escribió:Estás mal. Elliot, si viviera seguro Fran se lo re *FILTRO FILTRO FILTRO* APARECIÓ MI FRAN mi muke, hermoso como siempre, yo lo amé posta pero... BRANDON DÓNDE ESTÁS, AH? Sigue Eml segunda ronda, wi c:
baekhyun.
Re: Disconnected.
SHHHHHHHHHHHHHH... no divulgues, murooooCobain escribió:Estoy mal y en todos los sentidos posibles.. Seguro que sí, era muy sexy pero lo maté Brandon hará más aparición cuando se vayan al campamento, por ahora sólo son ella y su puto padre, por cierto hay que hablar los del campamentoWeed. escribió:Estás mal. Elliot, si viviera seguro Fran se lo re *FILTRO FILTRO FILTRO* APARECIÓ MI FRAN mi muke, hermoso como siempre, yo lo amé posta pero... BRANDON DÓNDE ESTÁS, AH? Sigue Eml segunda ronda, wi c:
byers.
Re: Disconnected.
ya ya no hablo xd al muro c:Weed. escribió:SHHHHHHHHHHHHHH... no divulgues, murooooCobain escribió:Estoy mal y en todos los sentidos posibles.. Seguro que sí, era muy sexy pero lo maté Brandon hará más aparición cuando se vayan al campamento, por ahora sólo son ella y su puto padre, por cierto hay que hablar los del campamentoWeed. escribió:Estás mal. Elliot, si viviera seguro Fran se lo re *FILTRO FILTRO FILTRO* APARECIÓ MI FRAN mi muke, hermoso como siempre, yo lo amé posta pero... BRANDON DÓNDE ESTÁS, AH? Sigue Eml segunda ronda, wi c:
baekhyun.
Re: Disconnected.
Dani!!! Me gusto mucho tu cap!! Aunque quede con muchas dudas jajja amo a tu chica, es re cool y no se, me encanta! Mori con la otra boba que le fue a decir al padre cuaneo la echo del cuarto, o sea wtf?! Pendeja boludita, ahrre.
buee siganla dale? No sigo yo, cierto? Xd las amo
buee siganla dale? No sigo yo, cierto? Xd las amo
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