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SIERVO DE TU AMOR
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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SIERVO DE TU AMOR
HOLA HOLA, MIS QUERIDAS LECTORAS... LES TRAIGO OTRA NOVE BASTANTE ENTRETENIDA, ESPERO LES GUSTE
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
Titulo: SIERVO DE TU AMOR.
Autor: Sandra Palacios.
Adaptación: Si.
Género: ROMANCE, INTRIGA.
Contenido: CLASIFICACION “B”
Advertencias: ¿Ninguna?
Autor: Sandra Palacios.
Adaptación: Si.
Género: ROMANCE, INTRIGA.
Contenido: CLASIFICACION “B”
Advertencias: ¿Ninguna?
Otras páginas: SI, DONDE ESTA EL LIBRO ORIGINAL.
SIGLAS: (TD) TU DIMINUTIVO, (TN) TU NOMBRE.
LOS PERSONAJES: JOE JONAS Y TU.
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
SINOPSIS
Año de nuestro señor 1292 en algún lugar de las Higlands
El fuego lo devoraba todo sin compasión. Los gritos de terror y auxilio se perdían con la densa capa de humo que ascendía hasta lo más alto de la montaña, mezclándose con la niebla que se arremolinaba sobre el suelo. Llamas rojas lamian las paredes de todas las cabañas de la aldea centrándose en los tejados de paja y vigas de madera vieja, ni siquiera la casa señorial en el cerro se había librado de las lenguas ardientes que destruían todo a su paso.
No, allí era peor. Allí se habían concentrado los asesinos en espera de hundir sus claymors en alguna carne blanda.
La luna hermosa en toda su plenitud se hallaba justo encima, recortando las sombras de manera grotesca, iluminando a los pobres desalmados que pretendían huir de aquel horno.
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
PROLOGO
Año de nuestro señor 1292 en algún lugar de las Higlands
El fuego lo devoraba todo sin compasión. Los gritos de terror y auxilio se perdían con la densa capa de humo que ascendía hasta lo más alto de la montaña, mezclándose con la niebla que se arremolinaba sobre el suelo. Llamas rojas lamian las paredes de todas las cabañas de la aldea centrándose en los tejados de paja y vigas de madera vieja, ni siquiera la casa señorial en el cerro se había librado de las lenguas ardientes que destruían todo a su paso.
No, allí era peor. Allí se habían concentrado los asesinos en espera de hundir sus claymors en alguna carne blanda.
La luna hermosa en toda su plenitud se hallaba justo encima, recortando las sombras de manera grotesca, iluminando a los pobres desalmados que pretendían huir de aquel horno.
“TN” cayó en el amplio portalón y enseguida notó que alguien aferraba el vestido y la ponía en pie de nuevo. No se atrevió a mirar atrás y continuó corriendo tras Annabella.
Estaba muy asustada, no comprendía porque la habían despertado en mitad de la noche hasta arrastrarla allí, solo sabía que debía seguir a su hermana hasta el depósito exterior donde guardaban los vivieres.
-¡”TN” corre! – escuchó que decía Annabella.
Una viga de madera se derrumbó en el suelo de patio y “TN” gritó. Desde su posición no era capaz de ver a su hermana, en realidad no era capaz de ver nada con el humo.
Se alejó de la viga que era pasto de las llamas, debía salir fuera, era la única opción, el único sitio donde se podría respirar.
Vio a Mervin MacBean pasar ante ella como un rayo y se asustó. Mervin era un hombre fiel de su padre, la persona más tranquila que ella hubiera visto nunca y ahora, llevaba el arma en la mano y un rostro cargado de ira dirigido a alguien que “TN” no lograba ver.
-¿Qué haces aquí? – rugió su padre tras ella tomándola con fuerza del brazo –Te dijeron que fueras con los demás.
Edwin se movía nervioso, su rostro era una máscara peligrosa y sus ojos oscuros la taladraron con ferocidad.
“TN” le observó con las mejillas surcadas de lágrimas, quiso explicarle que ella no había tenido la culpa, que había sido la viga pero Edwin, agitó su largo cabello y la apartó contra uno de los muros cercanos a la salida.
-No te muevas de aquí – ordenó con una mirada sería que no admitía replicas.
“TN” asintió sin atreverse a levantar la vista hacia su cara. Los agudos golpes de los claymors resonaban en la pradera junto los gritos de guerra y dolor.
-¡Han arrasado la aldea! – aulló Mervin cargando contra uno de los bandidos con fuerza. Los pocos hombres de Edwin lucharon con ahínco, sin embargo los habían pillado demasiado desprevenidos. Ni siquiera sabían quiénes eran los atacantes cuando los fuegos habían comenzado a provocar el desastre.
-¡Corre! – “TN” sintió el tirón de su mano y suspiró aliviada al descubrir a su primo Douglas. La hizo atravesar el portón ocultos entre las sombras y saltar al pequeño foso que una vez tuvo agua pero que en aquel momento estaba completamente seco.
-Deberíamos esperar ahí – le dijo “TN”. Estaban corriendo cogidos de las manos.
-Acabaran con todos prima – la gritó cuando sintió que se detenía.
-Mi padre… no morirá – no importó lo que dijera, se dejó llevar. Atrás quedaba la luz de las hogueras y el ruido ensordecedor del edificio derrumbándose.
-Nos esconderemos hasta que pase todo - Dijo Douglas ayudándola a subir por la pendiente. No era la primera vez que escapaban de la casa por el foso, pero en aquellas otras ocasiones solamente había sido por diversión.
Ambos se cobijaron bajo las ramas de un árbol que ofrecía una lustrosa sombra y observaron en silencio como tanto los aldeanos como los hombres del clan caían derrotados.
Mujeres, niños, los bandidos no dieron tregua alguna.
-Tengo miedo Douglas. –Dijo “TN” rompiendo a llorar. El muchacho la abrazó con fuerza.
-No te preocupes, alguien nos vendrá a buscar – susurró tratando de tranquilizarla, si escuchaban sus sollozos estarían acabados – Los hombres de William Wallace no deben andar muy lejos. Intenta no gritar “TN” por favor.
-Mi madre y Annabella y toda mi gente – sorbió ruidosamente por la nariz - ¡Qué pasara con ellos! - agitó la cabeza con los ojos desorbitados – ¡no les permiten salir! ¡Tenemos que hacer algo Douglas! – y aunque dijo eso, ¿Qué podría hacer una muchacha de catorce años junto a un jovencito de dieciséis?
Douglas se puso en pie repentinamente y la arrastró por la ladera hacía abajo rodando hasta llegar a un pedazo de explanada.
-¡Corre! – gritó aterrorizado.
“TN” giró la cabeza y observó las dos oscuras figuras que llegaron hasta la cima a caballo, sus siluetas se recortaban contra la luz de la luna de forma amenazante, como ángeles endemoniados saliendo de las tinieblas. Se levantó las faldas y se lanzó a la carrera todo lo que pudo. Llegó un momento que no vio a Douglas pero podía sentir los cascos de los caballos todavía a su espalda.
Reconocía el sitio y no dudó en ningún momento en arrojarse desde la gran piedra hasta el lago.
Las faldas una vez empapadas comenzaron a tirar de ella hacía abajo con fuerza. Por unos segundos llegó a pensar que se ahogaría si se apartaba de la orilla, incluso sentía como sus pies se hundían entre la arena y pequeñas piedras que cubrían el fondo del lago.
Las aguas heladas se clavaban en su cuerpo como miles de alfileres y aun así no emitió ningún sonido que la pudiera descubrir. Los bandidos estaban allí, muy cerca de ella, podía oír las ininteligibles palabras que llegaban hasta el hueco de la roca donde estaba escondida.
El agua la llegaba hasta el cuello y con las manos se aferraba a la rugosa piedra introduciendo los dedos en las grietas para no ser arrastrada hasta las profundidades.
Un tiempo después escuchó con alivio como los caballos se lanzaban a galope, sus cascos se oían cada vez más lejanos y por fin se atrevió a salir del agua llorando silenciosamente.
Se detuvo y aguantó la respiración expectante cuando se movieron las ramas de delante de ella.
-¡Ayyy! – gritó Douglas en un susurro saliendo de su escondite.
“TN” con un sollozo y cogiéndose las pesadas faldas llego hasta él. El joven aún se arrancaba cardos de la ropa y aguantaba con firmeza los dolorosos aguijonazos cuando se topó con la asustada mirada de su prima.
Con una ultimo vistazo a la ancha columna de humo que ascendía hasta el cielo de la noche, Douglas cogió la mano de “TN” y la guió alejándose cada vez más de lo que había sido su hogar.
Ambos deseaban volver y ver por sus propios ojos lo ocurrido, necesitaban averiguar si alguien había quedado con vida, deseaban quedarse por allí cerca que era lo único que habían conocido pero también eran conscientes de que el peligro seguía acechando extendiendo su alargada mano oscura y siniestra.
-¿Dónde iremos Douglas? – los labios de la niña que habían adquirido un tono morado temblaban sin control. Su largo cabello se adhería a sus frías mejillas en gruesas guedejas.
-No lo sé – gimió el muchacho a punto de llorar. Le daba vergüenza que “TN” viera su debilidad pero estaba asustado. Su prima era lo único que le quedaba para poder seguir manteniendo un poco de cordura. ¡Acababan de asesinar a todos los MacBean excepto a ellos!
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
CAPITULO 1
Año de nuestro señor 1295 (tres años después)
“TN” terminó de guardar las pertenencias de Isabella de Mar en el lujoso arcón que el conde de Carrick había enviado. Rezaba para que nadie se diera cuenta que Isabella había cruzado los muros para encontrarse con su prometido.
Si Helen, la madre de Bella se daba cuenta de lo ocurrido, las castigarían a las dos y las encerrarían en la torre hasta que sus ánimos se calmaran, lo que no se las estaba mal empleado, a una por desobediente y otra por encubridora. ¡No estaba bien visto que los prometidos se vieran lejos de las miradas de los mayores! Pero “TN” tenía un pequeño problema, no sabía decir que no. Cual sencilla palabra y ella era incapaz de pronunciarla. Tampoco la pedían cosas muy descabelladas, pero… cuando llegara ese día ¿sería capaz de negarse?
Los tiempos eran muy difíciles y la lucha por el trono de Escocia incesante. La corona pertenecía al clan de Carrick sin embargo habían tenido que cederla a un pariente lejano, Juan de Balliol.
Roberto Bruce, el prometido de Isabella lo encontró totalmente injusto, como la mayoría de los Highlanders que habían esperado que reinara él. Había entrenado y adquirido una serie de conocimientos como para declararse rey de Escocia. A su juicio, se impidió que la rama de su familia tomara el lugar que les correspondía en el trono.
El día que murió la madre de Bruce, Marjorie, hija de Niall de Carrick, él heredó el condado convirtiéndose así en el señor de Carrick que por otro lado su abuelo, Roberto Bruce, V Señor de Annandale, le cedió también su señorío. Desde ese día, tanto Bruce como su padre se unieron a la causa de Eduardo I de Inglaterra contra Balliol.
Poco después fue cuando Bruce conoció a la hermosa Isabella, una joven saludable de diecisiete años. Comenzaron un romance secreto a pesar que ambos provenían de buenas familias, pero siempre con el temor de que algún enemigo de Carrick interfiriera en el noviazgo. “TN” había sido protagonista de muchos de los encuentros de los dos tortolitos. De eso había pasado ya un año.
-¿Habéis acabado “TN”? – preguntó Bella con su dulce voz ingresando en el dormitorio. Se la veía radiante con las mejillas sonrosadas y el cabello revuelto con briznas de heno y paja. – Mi señor sugirió salir con las primeras luces del alba. ¡Estoy tan nerviosa! ¡No me puedo creer que en apenas una semana nos casemos por fin!
-Ya pensaba que nunca llegaría el día – refunfuñó “TN” cerrando la tapa del arcón con un golpe seco. En el fondo ella también estaba feliz, el condado de Carrick quedaba próximo a lo que un día fue su aldea y aunque ahora aquello estaba desolado, confiaba en que encontrara algún familiar con vida. Necesitaba encontrarlo.
Douglas ya había hecho varios viajes hacia las tierras MacBean sin éxito y aunque William Wallace y los demás guardianes de Escocia decían haber dado caza a los asesinos ejecutándolos sin ningún miramiento, se habían escuchado rumores de que un hombre muy poderoso había estado tras ello. Sin embargo al no encontrar pruebas suficientes lo habían dejado en libertad. No lograron encontrar ni a Edwin ni al resto del clan que moraban en el castillo.
“TN” estaba convencida que encontraría las pruebas necesarias, así tuviera que sacarlas bajo las piedras. Y cada día que pasaba se alimentaba un poco más de su odio y su sed de venganza hacía John de Warenne, conde de Surrey. El asesino de su familia. Y por mucho que quisiera a Bella, no podía decirla que no se fiaba de los guardianes, ni de su futuro esposo.
-¡no os quejéis! A mí se me ha hecho más largo que a vos. – Bella se sentó sobre la cama y la miró con ojos divertidos - ¿a que no sabéis que he oído, “TN”?
La muchacha intrigada se acercó a ella expectante. Se habían hecho muy buenas amigas desde que llegara junto a Douglas rogando protección a Domhnall I, Conde de Mar. Ella misma se había ofrecido para servir a Bella quien tan solo era un año mayor y a raíz de aquel día su amistad fue floreciendo como las rosas en primavera.
-¿Qué habéis escuchado Bella?
-Mi padre quiere buscaros esposo. No me miréis así “TN”, me ha prometido que el hombre os tiene que gustar. ¿Sabéis qué significa? – “TN” negó agitando la cabeza y mirándola con sus hermosos ojos verdes a través de las largas y espesas pestañas con asombro – que podréis elegir como yo lo hice.
-No habéis tenido mucha elección que digamos.
- Tampoco la he necesitado, desde que Roberto se cruzó en mi camino no he tenido ojos para nadie más. ¡Es tan guapo y tan listo! aprendió todos los idiomas de su linaje y de la nación, domina el Francés Gálico y Normando, y el latín. – Se frotó las manos emocionadas- ¿Os cuento un secreto? – Bajó su tono de voz al tiempo que acercaba su cabeza a la de “TN”, varias briznas doradas cayeron sobre el colchón – Roberto también sabe ingles pero finge desconocer el idioma.
-¿Por qué? – preguntó haciéndose la distraída aunque el tema la interesaba bastante.
-¿Por qué va a ser, tonta? Porque yo sé que algún día reclamará el trono.
-¿Se convertirá en rey de Escocia? – la preguntó con sorpresa, a lo que Bella asintió afirmativamente. ¡Ojala sus palabras fuesen ciertas!
-Es un secreto “TN”, no debe contárselo a nadie. Mi señor confía en mí.
-Os lo prometo. De mi boca no saldrá ni una palabra, podéis contar conmigo.
-Lo sé. ¡Estoy tan feliz que no sé si podré dormir algo esta noche!
-Yo solo deseo que se acabe todo. Todas estas guerras injustificadas…
-Por culpa de los ingleses y su obsesión por nuestras tierras – dijo Bella con los dientes apretados y una mirada cargada de desdén.- Algún día nos dejaran en paz pero mientras eso ocurre yo me casare con Roberto Bruce señor de Carrick. ¿No es maravilloso?
-Sí, maravilloso – repitió en un susurro. – Será mejor que os cepilléis el cabello antes de acostaros.
“TN” extendió su jergón cerca de la puerta. Siempre comenzaba acostándose allí pero a medida que pasaba la noche corría a compartir las mantas junto a su amiga. El suelo de piedra era demasiado duro y frio y eso no la dejaba olvidarse de su familia, eso es lo que deseaba, no olvidarse de ellos, claro que en mitad de la noche despertaba con la angustiosa sensación de haber salido de un lago helado. Cuando Bella se casará no podrían volver hacerlo nunca más.
Fue un viaje bastante pesado y lento. El grupo era grande y con demasiados carros que dificultaban la marcha. La escolta eran los mejores guerreros del señor de Carrick dirigidos por el mismo, todos entrenados para la batalla.
Durante las noches, los hombres se reunían alrededor de las fogatas y contaban historias que hacían estremecer a los más valientes.
Helen, Bella y ella compartían un carro cubierto con lonas y desde allí escuchaban en silencio las suaves conversaciones que mantenían los hombres, siempre y cuando ninguno tomara demasiado agua de la vida (como llamaban al whisky) para entrar en calor. El alcohol viajando por las venas robaba la voluntad de todos y las voces se elevaban un tercio más de lo normal.
El sitio era bastante incómodo para las tres. El frio, en forma de una suave neblina que cubría el suelo, penetraba entre las lonas empeñado en acompañar a las damas durante todo el viaje. Había sido una suerte que al menos esperaran a que llegara la primavera para viajar, pues los inviernos en las tierras altas podían ser muy crueles e incluso devastadores.
“TN” era consciente que probablemente conociera a Warenne en las tierras de Carrick. A él y a todos los guardianes de Escocia con quien Bruce tenía una estrecha relación. Mientras Juan de Balliol y Eduardo no asistieran a los esponsales mejor que mejor y ninguno de los dos lo haría. Las rencillas entre los Carrick y los Balliol nunca habían sido discretas y siempre había clanes que tomaban partido por unos y por otros. Al menos Balliol mantenía una tregua con Eduardo rey de Inglaterra y de momento las disputas habían cesado. Los Higlands sabían de sobre que aquello no duraría mucho.
Las humillaciones, los intentos de conquistar las tierras escocesas, la obligación de ceder la corona, los asedios injustificados… algún día todo estallaría como la pólvora y los Highlanders no tendrían más remedio que volver a levantarse en armas para defender sus tierras.
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
CAPITULO 2
“TN” cerró la puerta y con paso ligero llegó a la planta superior ascendiendo por las estrechas escaleras de piedra. Era tarde e iba con prisa. Se había entretenido más de la cuenta y una sierva había salido a buscarla al exterior.
Llevaba un ancho blusón introducido en una larga falda de lana oscura. La prenda superior debía estar blanca, sin embargo llevaba toda la mañana intentado buscar nuevos tonos para los tintes y ahora lucia con gruesas manchas marrones.
Todavía tenía que lavarse un poco y vestirse con rapidez. Bella la había pedido que estuviera en todo momento con ella en la presentación a los guardianes de Escocia y ella como tonta había aceptado. ¿Es que nunca sabría negarse a nada? Douglas se lo había dicho muchas veces, todo el mundo acababa aprovechándose de su bondad. Pero por más que “TN” se propusiera ser más firme en sus decisiones nunca surtía efecto. Ella era educada y amable, así la habían inculcado sus padres desde pequeña y eran demasiados años como para convertirse en mala persona de repente.
Iba tan sumida en sus pensamientos que no vio al gigante de dos metros que la interceptó el paso tomándola de la muñeca con fuerza:
-Ven moza, te necesito – la dijo con voz apresurada. Seguidamente la arrastró por el largo corredor y a mitad de este se dio la vuelta. – Me he confundido, por aquí no es – y cambió la dirección mascullando entre dientes y agitando la cabeza.
“TN” era incapaz de hablar, todavía sorprendida de verse empujada de un lado a otro. Su corazón golpeaba violentamente en el pecho como si se tratara de un caballo desbocado.
Trató de mirar al hombre que la llevaba a la carrera. Su cabello largo y castaño caía ondeado con trozos de barro sobre los anchos hombros y espalda. Su rostro fuerte estaba cubierto de una barba larga y descuidada que había crecido sin control y su plaid estaba desgastado y sucio.
-Soltarme, por favor – le dijo en un hilo de voz. No conocía al hombre de nada, es más, se asemejaba a un animal salvaje de esos que vivían en los riscos.
-¿Qué? – el gigante se detuvo y la miró con el ceño fruncido durante unas décimas de segundo. Unos límpidos ojos grises la observaron fijamente -¿os hago daño? – la soltó de la muñeca y repentinamente entrelazó sus dedos fuertes con los de ella. Otra vez volvió a continuar con su marcha hasta que por fin ingresaron en una de las alcobas.
La soltó al tiempo que señalaba la enorme cama.
“TN” se tensó dilatando sus verdes ojos con temor y escondió sus manos tras la espalda, aún con la sensación de que los dedos de aquel bruto seguían sujetando los suyos.
La puerta se hallaba abierta y ella se quedó lo más cerca posible de esta por si tenía que salir huyendo.
-Cosedme el broche del plaid – dijo el hombre con voz ronca. La muchacha se atrevió a mirar sobre la cama y descubrió con alivio la hermosa prenda estirada - En unos minutos debo bajar a reunirme con el conde y el maldito broche esta flojo. – habló sobre el hombro y cuando “TN” miró hacia él le vio frotándose el cuerpo con un paño que humedecía en un cuenco grande de madera destinado a ese uso.
-Debo ir a por mis cosas de la costura – le dijo con voz temblorosa. Era consciente de estar junto a un desconocido de aspecto desastrado y peligroso.
-¡No hay tiempo para eso, mujer! – el hombre cruzó la cámara como una exhalación y después de rebuscar en un pequeño talego de piel sacó lo necesario para coser.
“TN” tomó la aguja entre los dedos, la sorpresa se reflejó en sus ojos verdes que brillaron chispeantes.
-¿todos los guerreros llevan esto milord? – no pudo evitar que su voz sonara divertida.
El gigante la miró con una sonrisa y una chispa de burla en sus ojos claros.
-Normalmente yo me encargo de mis propias cicatrices… - dejó la frase incompleta y siguió con la tarea de lavarse.
Los dedos de “TN” temblaron nerviosos. ¿Aquel hombre se cosía las heridas con aquello? Tragó con dificultad y sin decir más se sentó sobre la alta cama y trató de centrarse en la costura. De hecho estaba bastante concentrada cuando el gigante se soltó el viejo plaid dejándolo caer al suelo seguido de un amplio blusón sucio.
Abrió los ojos como platos observando la desnudez de aquel individuo. Su rostro le decía que era un hombre ya mayor pero aquel cuerpo era tan perfecto que jamás había imaginado que alguien pudiera ser así. Vio varias cicatrices que no eran muy exageradas.
El hombre se hallaba de espaldas a ella por lo que se atrevió a mirar sin disimulo. Tenía los hombros anchos y fuertes, los músculos se marcaban en sus brazos y en los costados de la espalda. Tenía un trasero algo plano, piernas musculosas. Su piel era dorada y brillante, tersa, firme. ¿Sería tan dura como parecía?
Se puso nerviosa y pronto sus mejillas adquirieron el tono sonrosado de una muchacha virgen que ve por primera vez a un hombre como Dios le trajo al mundo.
Sin prestar mucha atención a la costura arrancó el hilo de un solo movimiento y volvió a extender la prenda donde estaba.
Le echó un último vistazo incapaz de apartar los ojos de él y se escabulló a su propio dormitorio sin despedirse si quiera. Sería muy bochornoso si alguien la encontraba en aquella recamara con aquel hombretón.
- “TN” ¿Dónde estabais muchacha? – Helen la esperaba en el dormitorio un tanto impaciente – me habían dicho que ya subíais y llevo un rato aquí esperando.
La Condesa de Mar vestía majestuosamente luciendo una pequeña tiara de rubís en lo alto de la coronilla.
Entre Helen y una sierva la ayudaron a desvestirse para ponerla el hermoso vestido verde que Bella la había regalado.
-Me he perdido – mintió evitando que nadie se enterara de lo ocurrido – esta casa es muy grande.
-Bien quedaos quieta. Ya es muy tarde para hacerla un peinado muy elaborado – la dijo Helen a la sierva – trénzaselo y adórnaselo con mis perlas – la mujer se giró buscando el joyero que había traído consigo.
Bajaron con unos minutos de antelación y cuando “TN” llegó hasta Bella esta la abrazo susurrándola en el oído:
-Creí que no vendríais y que os habríais echado para atrás.
-¡No! Ya os contaré - la dijo con una amplia sonrisa. Ellas eran desconocidas para la mayoría del clan Carrick y para muchos otros clanes que se habían reunido allí. Era normal que estuviesen atacadas de los nervios.
Bruce, Conde de Carrick y señor de Annandale se acercó a ellas y tras disculparse con “TN” se llevó a Bella hacia la larga mesa de madera que presidia el enorme salón.
Los huecos de las ventanas estaban cubiertos con espesos tapices que protegían de la luz del sol pero sobre todo del frio de las Higlands. Escudos e insignias decoraban las paredes de piedra en un intento por hacerlo más acogedor.
“TN” sonrió a Bella enfundándola ánimos y valentía y cogió a Helen del brazo que parecía que estuviera a punto de desmayarse.
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
CAPITULO 3
JOE JONAS se lavó la cara después de acabar de rasurarse. Se giró y buscó a la muchacha con la vista. Debía estar perdiendo facultades ya que no la había escuchado abandonar la cámara.
Con firmeza se acercó hasta el plaid y soltó un suspiro de alivio al ver que el broche estaba cosido.
Que lastima que la moza se hubiera marchado así, le hubiera gustado al menos agradecérselo, y desde luego que pensaba hacerlo. Había visto su hermosa y pequeña cara en forma de corazón, sus labios del color de las frambuesas, los ojos grandes y ligeramente rasgados del color del mismo lago Ness, verdes, profundos.
Últimamente Roberto Bruce encontraba las mejores siervas de la región y él llevaba mucho tiempo alejado de las mujeres. Cierto que durante las campañas siempre llevaban rameras con ellos pero JOE ya se conocía a la mayoría y no es que fuera un hombre al que no le gustara repetir, si no que pensaba que frecuentar siempre la misma mujer podría ser perjudicial para alguien como él.
Si se enamoraba de una furcia estaba claro que respondería como con cualquier otra, por eso evitaba todo lo posible que una mujer invadiera sus pensamientos. Cuando llegara el momento de unirse a alguien se daría cuenta o en caso contrario su familia le metería prisa.
Últimamente con la próxima boda de su amigo, todos se habían vuelto más quisquillosos, inclusos sus hermanos menores que no paraba de preguntarle que cuando se casaría él. Y tenía que hacerlo. Era el señor JONAS y debía hacerlo, pero esperaría un poco.
Aun no estaba muy convencido con la alianza de Eduardo I. Durante todos esos años había aprendido a no confiar en ellos en lo más mínimo. No podía olvidar que los ingleses habían sido la causa de que muchas familias estuvieran destrozadas.
Posiblemente no quedara mucho para el desenlace, aún no había podido informar a Bruce de sus pesquisas con los franceses. Estaba deseando saber cómo se tomaría la noticia. Desde luego del mismo conde dependería que la batalla final llegara antes de lo esperado.
Se pasó la mano por el rostro, se había quitado al menos diez años de encima. Con veintiocho años tampoco era tan mayor como para perseguir a una moza como la que le acababa de coser el broche. ¿Y ahora porque su cuerpo reaccionaba ante esos pensamientos? Desde luego llevaba mucho tiempo falto de una compañía femenina.
Se colocó el gran manto de suave lana sobre una camisa holgada, la prenda consistía en aproximadamente 4 o 5 metros de tela de largo y unos 2 metros de ancho, un volumen de tela que se envolvía dando calidez y sencillez de movimiento. La manta se sujetaba en la cintura con un cinturón y el exceso de género encima y por debajo se plisaba. Ese plaid en particular denotaba distinción por la suavidad de la lana con que se había tejido. Los colores marrones o verdes se apreciaban como una especie de camuflaje, sobre todo para los Highlander de los páramos, donde el paisaje estaba mayormente compuesto de vegetación seca. Por último se prendía con un broche sobre uno de sus hombros.
Recogió dos gruesos mechones que había trenzado de ambos lados del rostro y los unió por detrás evitando que el cabello lo molestase en cualquier momento.
Bajó al salón con prisa, aún así buscó con la mirada a quien la había salvado reparando su ropa sin verla.
No era de los últimos que llegaban, Wallace ya estaba allí y lo saludó con una palmada en el hombro.
“TN” recorrió la estancia con la vista para que en cuanto viera llegar al gigante de aspecto desaliñado escapar. No había caído entonces porque su desnudez la había bloqueado los sentidos, luego mientras conversaba con Helen no había vuelto a pensar en él hasta en aquel momento que observó los plaid de los guardianes, entonces sí, se acordó que con los nervios y las prisas no había podido anudar el cordón que unía al broche con la prenda y temía que este cayera de un momento a otro.
Llegó incluso a ponerse de puntillas pero no logró verle. Quizá es que se había quedado en su alcoba por no tener más ropa dispuesta.
No sintió pena por ello aunque si cierto temor de volver a encontrárselo. Helen también la había advertido que no debería andar sola por la casa durante los esponsales, los hombres solían ingerir grandes cantidades de alcohol y primero actuaban y luego preguntaban.
Comenzaron las presentaciones y “TN” se comenzó a relajar. Observó admirada como los guardianes se acercaban a los prometidos rindiéndoles pleitesía.
Todos eran guerreros, altos, fuertes, grandes. Todos con el cabello largo sobre los hombros. ¡Cobardes todos! Ninguno de ellos se había atrevido acusar a Warenne. ¿Porque? ¿Por qué tenía una estrecha relación con Eduardo?
“TN” soportaba todo eso en silencio, guardando en su corazón su resentimiento. Ya llegaría el día… ahora debía ser paciente.
Descubrió al sujeto que temía encontrarse justo en el momento que este se inclinaba hacia Bella. Lo reconoció por su apostura.
Debido al silencio pudieron escuchar el débil clic, clic que hizo el broche al caer y que rodó durante unos largos segundos por el suelo de piedra. El hombre fue rápido y con una mano sujetó la prenda sobre el hombro bromeando con sus compañeros.
-¡Te hace falta una esposa! – rio uno de los guardianes divertido.
“TN” se escondió entre las sombras ocultando una sonrisa bajó el fruncido ceño de Helen.
Mucho más tarde, aquello se convirtió en una graciosa anécdota y los hombres rieron con ganas, no así el hermoso guerrero que con mirada asesina buscaba a alguien entre los rostros de las siervas.
“TN” se mantuvo semi oculta toda la noche, evitándolo a propósito. Todavía asombrada al descubrir que el desastroso hombretón era en realidad el hombre más guapo que hubiera visto nunca. ¡Un guardián!
Con la barba no había podido apreciar el rostro varonil de rasgos de granito, la fuerte mandíbula, los labios carnosos. E incluso sus ojos grises enmarcados por elegantes cejas eran dignos de admiración. Sin embargo su aspecto seguía siendo peligroso, muy peligroso.
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
CAPITULO 4
“TN” se despertó con el sonido de las gaitas, y tan solo cubierta por una fina camisola expió el exterior levantando apenas la esquina inferior de un hermoso tapiz.
Varios hombres se habían reunido en el patio de armas y con su música daban inicio a los eventos que el conde de Carrick había planeado para ese día.
Los juegos consistían en las danzas tradicionales donde los gaiteros tocaban en solitario y luego lo hacían todos juntos.
Las gaitas tenían tres tubos del mismo tamaño, más uno un poco más largo. Una bolsa de piel de oveja o de alce se llenaba de aire que luego se presionaba con el brazo empujando ese aire a través de los tubos. Su sonido casi desafinado era inconfundible.
Varios clanes habían elevado carpas y tiendas de modo que el patio pronto estuvo lleno de gente y de animales… las gallinas corrían libres a su antojo picoteando todo lo que encontraran, no importaba si eran restos de comida o los pies de algún pobre incauto.
“TN” observó al tipo alto y desgarbado que portaba una tosca bandeja con Haggis, un plato que consistía en el corazón, pulmones e hígado de la oveja o el ternero, a veces de la tripa picada con grasa y avena, sazonada y hervida en forma de una gran salchicha.
Un gaitero encabezaba la procesión seguido del cocinero y tras este, los invitados más madrugadores llevaban nabos y purés de patatas.
Habían colocado unas largas bases de madera formando una mesa espectacular donde abundaba la sopa templada de cordero, vegetales, budines, dulces, panes, tortas y galletas. Un gran despliegue de alimentos que se encargaban de traer distintos clanes como regalo para la fiesta.
“TN” se volvió hacía la cama donde Bella seguía arrebujada bajo las mantas. El largo cabello cobrizo voló tras ella durante unos segundos cayendo más abajo de sus caderas, después de acariciar el tapiz con las puntas.
-Debemos vestirnos. Lady Mar vendrá enseguida a buscarnos – “TN” buscó en los arcones sacando la ropa.
-¿Qué pasó anoche “TN”? Al final no me pudisteis contar.
La muchacha la miró intrigada sin saber por un momento que era de lo que hablaba, pero no tardó mucho en caer en la cuenta y con una sonrisa se sentó sobre la cama cuando Bella retiró los pies.
-No es nada – comenzó con una traviesa sonrisa - ¿recordáis al guardián que perdió el broche?
Bella alzó los ojos al techo pensando y asintió:
-JOE JONAS – sonrió – que pena que vos no visteis los colores del hombre en su cara, apuesto a que deseó que lo tragara la tierra. ¿Por qué? ¿Os gusta ese hombre? – Bella frunció el ceño mirándola fijamente.
-¡no! ¡No es eso! Él… me confundió ayer con una sierva…
-¿Os hizo algo “TN”? – preguntó apartando las cobijas con los pies para levantarse.
-¡no! Bueno – suspiró – quiso que le cosiera el broche del plaid.
-Y no lo hizo, ¡muy bien “TN”! vos no tenéis porque atender a nadie. Todos los hombres creen que estamos para servir, la mayoría de los hombres – rectificó, sin duda pensando en su Carrick.
-Sí que lo hice – susurró retorciéndose las manos – pero olvidé atar el cordón por eso el broche…
Bella la miró con los ojos abiertos como platos y rompió a reír escandalosamente.
-Bella, por favor. Alguien puede oírnos.
-Con el ruido que viene desde el exterior lo dudo mucho – siguió riendo - ¿Qué os dijo JONAS después?
“TN” se encogió de hombros con una tímida sonrisa.
-Me he pasado toda la noche huyendo de él, posiblemente también lo haga durante todo el día de hoy. – Bella no podía parar de reír y “TN” comenzó a enojarse con ella - ¿no lo comprendéis? Ese hombre es capaz de hacerme algo en cuanto me descubra. ¡Dejar de reíros!
-Es que fue muy divertido – contestó Bella tratando de ponerse seria aunque sus ojos seguían chispeando alegres. – lo mejor será que os disculpéis con él en un lugar público, de ese modo ni yo ni Carrick dejaremos que os pase nada. Pero pensándolo bien, es él quien debiera disculparse por confundiros con una sierva. No, mejor no os disculpéis. Claro que tampoco sería conveniente que se encontraran a solas – levantó las cejas - de no ser que queráis uniros a él.
-¡no! – Negó -¡no! ¡Es un guardián!
Bella al final se levantó de la cama.
-Es el señor de JONAS – la explicó – y vos soy una MacBean. Sería una buena alianza. Podría comentárselo…
-¡No! – medió gritó “TN” incorporándose como si tuviera un resorte. – además yo no poseo nada.
-Las tierras- la recordó Bella frotándose los ojos – Mi señor os devolverá las tierras en cuanto las reclame su esposo. Además JONAS es un hombre muy guapo. Creo que el más atractivo después de Bruce.
“TN” frunció el ceño. Puede que Bella pensara eso porque amaba al conde, pero ese hombre, el JONAS, era mil veces más guapo que Carrick. Claro si Bella hubiera visto su cuerpo como lo había visto ella, se hubiera dado cuenta enseguida. El hombre era de una hermosura salvaje y peligrosa.
-Pues no me he fijado mucho, la verdad – mintió.
-Deberíais hacerlo “TN”. He oído decir que la mayoría de las mujeres están como locas por pasar una noche con él. ¿No os lo han presentado?
-No debería haberos dicho nada. No sé porque tengo la costumbre de abrir la boca con vos – gruñó.
Bella volvió a reír esta vez más suave.
Los golpes en la puerta interrumpieron la conversación. Helen ya estaba allí acompañada de su sierva.
El ambiente festivo del exterior logró sacar varias sonrisas a “TN” que acompañada por Douglas fue observando los puestos de los diferentes clanes e incluso se atrevió a bailar una alegre danza junto a varias mujeres. La música y el bullicio flotaba en el ambiente animando a los corazones más tristes.
Observó cómo varios clanes efectuaban la danza de la guerra donde colocaban las espadas en forma de cruz y bailaban entre ellas sin llegar a pisarlas. La leyenda decía que si alguno de los hombres las rozaba siquiera, ese año habría derramamiento de sangre y desde luego muchos de los allí reunidos las habían pisado varias veces.
Cuando finalizó, se acercó hasta donde celebraban los juegos en el que Douglas participaría. Lanzamiento de martillos.
Era impresionante ver la fuerza y la destreza que derrochaban al lanzar el arma lo más lejos posible.
Sintió de repente una fuerte presión en su hombro y la joven se giró con una sonrisa pensando que algún conocido de la casa de Mar se acercaba a saludarla. La sonrisa se congeló en sus labios al toparse con la dura mirada gris del hombre que había abochornado el día anterior.
La joven trató de apartarse de él dando unos pasos hacia atrás sin embargo no avanzó ni un solo milímetro.
-Milord, me hacéis daño – le dijo con voz temblorosa buscando con la mirada a Douglas quien parecía muy entretenido con los juegos. Sentía un ligero temblor en las piernas.
JOE la miró fijamente de arriba abajo y la soltó como si estuviera en aquel mundo para obedecer sus órdenes.
- Disculparme, me temo que os confundí con una sierva… - frunció el ceño y sus ojos parecieron brillar con sorpresa - ¡Vos me cosisteis el broche ayer! – exclamó.
“TN” pudo recular apartándose de él.
-Estáis confundido milord – dijo nerviosa bajando la mirada y respirando con dificultad.
-No, no lo estoy – negó él cada vez más intrigado. Estaba casi seguro que era la misma joven pero aquellas ropas no tenían nada que ver con las prendas burdas y ásperas que usaban los siervos. Las misma que llevara ella el día anterior.
-¡Milord JONAS! – Exclamó Bella acercándose del brazo de Carrick con una sonrisa en los labios - ¡Cuánto os agradezco que estéis cuidando de mi amiga!
-¿su amiga? – preguntó él más descolado que nunca.
-Nos habréis oído hablar de ella – le dijo Bruce – “TN” MacBean es una de la descendiente directa de su clan. Sufrieron un asedio hace unos años. Vosotros os encargasteis de dar muerte a los asesinos.
“TN” se tensó ante aquellas palabras. De modo que JONAS era uno de los cobardes…
JOE solo pudo asentir con la cabeza al recordarlo.
-Pensé que era un varón…
-Douglas es un primo lejano – respondió Carrick.
-Lamento mucho lo de su familia – la dijo con pesar.
-gracias – respondió ella aliviada de que Bella se les hubiera unido. Ese hombre estaba mucho más guapo que el día anterior. Su largo cabello castaño caía húmedo sobre sus hombros. ¿Por qué tenía que fijarse en esas cosas?
Intentó centrarse en la conversación y casi prefirió no hacerlo. ¡Que lamentaba lo ocurrido! ¡No le creía en absoluto! Si cualquiera de ellos hubiera sentido los asesinatos de su familia habrían apresado al culpable de todo… y no lo habían hecho.
-¡Ya os han arreglado el broche! – notó Bella con voz cantarina a lo que “TN” enrojeció de repente fulminando a su amiga con una fría mirada de advertencia, aquel gesto no pasó desapercibido a los ojos del JONAS.
-Sí, un pequeño percance que tuve ayer pero esta mañana se encargaron de solucionarlo. – Contestó clavando la vista sobre “TN” con intensidad – ¿querríais que os acompañara a ver los juegos, Lady MacBean?
-Estoy acompañada – respondió ella buscando a Douglas con la vista sin hallarle – o lo estaba hasta hace unos minutos…
-¡Seria magnifico si vos la pudierais acompañar! – Rió Bella – nosotros vamos a buscar a mis padres y no me gustaría que “TN” anduviera sola.
Excepto el señor de Carrick que en ese momento parecía estar mirando otra cosa, los demás escucharon el suave bufido de “TN”.
-Para mí sería un placer – contestó JOE ofreciéndola el brazo con una sonrisa cautivadora.
“TN” lo observó con el ceño fruncido. Forzando una sonrisa apoyó su mano sobre la del hombre sin atreverse a mirarle. Podía sentir el calor de su piel bajo sus dedos y todos los nervios afloraron repentinamente.
-Bien, entonces nos reuniremos más tarde – dijo Bruce guiando a Bella hacía otras personas que charlaban amigablemente.
Tanto “TN” como Bella cruzaron la vista. Bella con ojos brillantes y divertidos. “TN” con una mirada asesina.
PEZA
Re: SIERVO DE TU AMOR
Jajajajajajajajaja...... Ya me imagino la cara de joe cuando se le cayo el broche!!!!!!.... Jajajajaja
chelis
Re: SIERVO DE TU AMOR
CAPITULO 5
-¿sabéis que gracia? Ayer tuve un desafortunado encuentro con una bella sierva – dijo JOE con los ojos clavados en la coronilla de la joven. – El caso es que debe ser hermana vuestra o algo así – se encogió de hombros y al hacerlo pareció mover todo su enorme cuerpo. – qué extraño que Bruce diga que solo tenéis un primo.
“TN” alzó la vista girando la cabeza hacia él.
-¿y porque lo decís? ¿Tan mal le trató esa mujer?
-Muy mal. Su educación fue pésima por no hablar de su costura.
“TN” se obligó a mirar al frente ocultando el rubor que teñía sus mejillas de los ávidos ojos del hombre.
-Pues debéis estar confundido, de no ser que mi primo haya hecho todo lo que decís y…la verdad, no lo imagino cosiendo nada.
-Seria alguien muy parecido a vos – la dijo inclinándose junto a su oreja – estaré al pendiente por si la vuelvo a ver.
“TN” se mordió los labios con una mueca tratando de no sonreír. Sentía la mirada de ojos grises fija en ella, estudiando sus rasgos, tratando de penetrar en su mente. Su aliento cerca del cuello provocando extrañas sensaciones.
-¿Y qué haréis si la volvéis a ver, milord?
“TN” levantó la cabeza hacía el cielo durante unos segundos y esbozó una amplia sonrisa.
-No creo que queráis saberlo. Imagino que esperaré a verla a ella. – su tono de voz escondía una amenaza explícita.
-¡pues tener cuidado no os vayáis a cansar de esperar! – le dijo fingiendo no querer saberlo pero estaba deseándolo.
Caminaron deteniéndose de vez en cuando en algún puesto donde la joven observaba alguna artesanía o pequeños tapices bordados. O por lo menos eso intentaba ya que toda su atención la tenía el gigante que caminaba a su lado.
-Si os aburrís iros adelantándoos – le dijo señalando hacia unos anchos escalones de madera donde la gente comenzaba a coger sitio para ver los enfrentamientos a caballo.
- No me aburro con vos, al contrario, me pasaría las horas admirando su belleza.
“TN” cogió aliento entre los dientes y arqueó una de sus cejas al mirarlo.
-¿Os estáis burlando de mí, milord? – supo que si ante aquella sonrisa llena de diversión. Era más bien una graciosa mueca que no pretendía ocultar y que lo volvía aplastantemente atractivo – ah, ya se lo que buscáis. Os queréis vengar de mí por lo ocurrido anoche ¿verdad?
“TN” se había detenido y ahora lo miraba abiertamente con los labios tan fruncidos que parecía un capullo rosado.
-¿Entonces admitís que erais vos la sierva?
“TN” soltó un suspiro cansado y negó rotundamente con la cabeza.
-¡No soy ninguna sierva! – se puso una mano sobre la cadera y sus ojos verdes refulgieron como esmeraldas. –Vos me arrastrasteis por toda la casa obligándome a coser algo que os pertenecía. ¡Su educación es la pésima, no la mía!
Se dio cuenta que aun llevaba la otra mano sobre la del hombre y la soltó como si la quemara. Se giró tan repentinamente que su larga y trenza gruesa golpeó el ancho pecho de JOE pero antes de poder escabullirse, el hombre la había atrapado del brazo con unas fuertes garras de acero.
-¡Soltarme!
-¿Y desobedecer las órdenes de la Lady Isabella? – JOE chasqueó la lengua –Creo que no.
-¿Qué no? – “TN” le mostró los dientes y JOE negó con la cabeza.
-No.
-Pero… pero… - abrió y cerró la boca varias veces - ¿seríais tan amable de llevarme junto a mi amiga? – le preguntó cambiando la entonación de su voz. No era amable pero por lo menos no iba gruñendo.
-Por supuesto. Donde vos digáis.
Definitivamente la estaba tomando el pelo. Ese hombre quería vengarse de lo ocurrido la noche anterior, pues bien, le iba a dar otra dosis de bochorno.
“TN” descubrió con júbilo a dos pequeños infantes que habían escalado hasta una posición elevada sobre unas improvisadas gradas, desde donde el Conde de Carrick y varios nobles más observarían los juegos. Los pequeños disimuladamente lanzaban cuencos de agua sobre todo aquel que cruzara bajo ellos.
-¿os importaría si diéramos un pequeño rodeo por allí? Me gustaría ver a mi primo que creo que es el próximo en lanzar.
JOE dirigió la mirada donde señalaba la joven. El sol le daba de frente y tuvo que entrecerrar los ojos para poder ver algo. El hombre asintió volviéndola a tender el brazo y ella con una sonrisa de oreja a oreja volvió apoyar la mano sobre la suya. No vio que JONAS fruncía ligeramente el ceño ante su sonrisa.
El corazón de “TN” estaba a punto de escapar de su garganta, por el rabillo del ojo veía como los infantes se preparaban. Solo un metro más y…
Plaff!!!
JOE JONAS se detuvo. El agua chorreaba sobre su cara y su cabello y su rostro tenia tal expresión de apoplejía que “TN” no pudo esconder la carcajada aunque se cubriera la boca con la mano.
-¡Si subo os degüello a los dos! – bramó furioso clavando la vista en los pequeños. Uno de ellos se asustó tanto que perdió el color y rompió a llorar.
Varios de los presentes se detuvieron a observar la escena y pudieron escuchar varias risitas divertidas.
-¡mirad lo que habéis hecho! – Le regañó “TN” al hombre – habéis asustado al niño.
-¡¿Qué?! - contestó atónito – ¿acaso los defendéis a ellos?
¡Cómo no defenderlos si la única culpable había sido ella!
“TN” volvió a soltarle y pasó junto a él para acercarse al niño que se había quedado encaramado en una esquina del ancho tablón. Le tendió las manos para ayudarle a bajar.
JOE, se sacudió el cabello agitando fuertemente la cabeza y las gotas de agua llegaron hasta ella.
-Por favor milord, no hagáis eso que me estáis mojando la ropa – “TN” logró bajar al muchacho y este escapó de allí como un rayo. Se volvió hacia JONAS con una sonrisa – ¿Vos nunca fuisteis muchacho?
El hombre ladeó la cabeza y la observó fijamente. Las mejillas de “TN” se hallaban ligeramente sonrosadas y sus ojos brillaban chispeantes.
-¿Qué ocurre muchacho? – Wallace palmeó el brazo de JONAS y se inclinó ligeramente hacía “TN” – Miladi. ¿Habéis tenido algún percance?
-Menos mal que habéis llegado a tiempo Sir Wallace – le saludó “TN” con una voz dulce y encantadora – Mucho me temo que milord desee retar al pequeño de alguna manera.
William soltó una carcajada y miró a las gradas con diversión.
-Creo que habéis elegido un sitio muy malo para pasar – les señaló a otro montón de infantes que cargaban con hojas de lechuga y tomates.
Tanto “TN” como Wallace escucharon el fuerte suspiro de JOE y se volvieron a él. Su rostro estaba completamente rojo además de empapado. Sus ojos dilatados de furia a pesar de tener una fría línea pintada en su boca.
-Tenéis razón. No podíamos haber pasado por un sitio peor – contestó entre dientes apartándose un largo mechón que se había adherido a la mejilla. Aquel gesto llamó la atención de “TN” sintiendo el repentino deseo de acariciarle el rostro. Dándose cuenta de por dónde iban sus pensamientos se cogió ambas manos por detrás de la espalda y dejo vagar la vista sin observar nada en especial.
-No os preocupéis por mi milord – le dijo “TN” descubriendo a Douglas - acabo de ver a mi primo y él me acompañara. Sería mejor que os cambiaseis de ropa. Sir Wallace, ha sido un placer volveros a ver – se despidió con prisa y corrió hacia Douglas tomándose de su brazo.
Tras de ella pudo escuchar las sonoras carcajadas de William pero no se atrevió a mirarlos de nuevo. Esperaba que JONAS entendiera que no la gustaban las amenazas.
PEZA
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