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Mensaje por PEZA Sáb 05 Abr 2014, 6:12 pm

CAPITULO 6
 
 
Los guardianes de Escocia se hallaban reunidos en el gran salón y aunque los sirvientes se afanaban por servirles jarras de cerveza y vino, ninguno de ellos parecían interesados en la bebida. Todos estaban expectantes con los ojos clavados en JOE JONAS.
-¿estáis completamente seguro de eso, muchacho? – Bruce se atrevió a romper el repentino silencio. – ¿Balliol lo sabe?
-Supuestamente yo debería decírselo pero preferí consultarlo antes con el consejo.
-De modo que los franceses pretenden atacar a Eduardo – repitió Wallace feliz de la vida – Balliol sería un loco si pretendiera enviarnos para apoyar a los ingleses…
-Tenemos un tratado con ellos – le hizo notar Bruce golpeando la mesa con los puños cerrados para llamar la atención de algunos hombres que comenzaban a elevar la voz.
-¡al diablo con el pacto! – Contestó JOE ganándose la lealtad de sus compatriotas -¡no pienso dejar que mi pueblo luche en esta guerra!
La mayoría de los presentes estaban de acuerdo. Negarle los ejércitos a Eduardo lo convertiría en un blanco fácil de conquistar.
-O luchamos contra los franceses o en caso contrario esperamos las represalias de Eduardo.
-Yo tampoco llevaré a mi gente a proteger a nadie. Esta no es nuestra guerra – dijo otro de los hombres.
- Si no acatamos las ordenes estaremos poniéndonos en contra de nuestro Rey Juan de Balliol – se quejó el conde de Surrey tratando de ocultar la ira que sentía.
Bruce se tensó ligeramente. Era oír aquel nombre en boca de Warenne y toda su furia se expandía por su cuerpo. Cualquier cosa por llevar la contraria a Juan le divertía, aunque no podía dejar de pensar en la clase de venganza que tomaría Eduardo contra ellos. Con un poco de suerte… si los franceses conquistaran Inglaterra e hicieran abdicar al Rey… De todos modos fuese de la forma que fuese, esa conversación llegaría a Juan antes de lo que tardaba una piedra en cruzar la charca. No podían olvidar que Warenne contaba con la confianza de Eduardo. Aún no era Guardián de Escocia pero pronto lo seria. El hombre jugaba a dos bandos.
-De acuerdo – asintió Bruce observando a JOE fijamente – Deberíais darle la noticia a Juan y nuestra posición en este asunto.
El JONAS asintió con la cabeza.
-¡Cuánto más rápido vayáis hablar con él, mejor! – insistió Warenne.
-¡No! – bramó Bruce y su voz resonó en el salón con fuerza – Primero celebraremos mis esponsales y luego partirá. Surrey si tenéis tanta prisa partir vos. Ahora señores, si nos disculpan… JOE y yo tenemos varios asuntos que aclarar.
Los guardianes salieron del salón murmurando en silencio la postura que acababan de adoptar. Todos ellos seguros de que Eduardo volvería a intentar conquistar Escocia en cuanto se deshiciera de los franceses. Preferían mil veces morir luchando por su país que defendiendo a esos estirados.
JOE tomó asiento en uno de los largos bancos y Bruce le imitó tendiéndole una jarra de cerveza.
-Deberás hacer que Juan firme un tratado con Francia – susurró Bruce recorriendo el salón con la vista. – y sobre todo vigilar tus espaldas. Surrey es capaz de hacer cualquier cosa con tal de impedir este encuentro. Es más, imagino que correrá a Eduardo para avisarle.
-Esto será el principio del fin – le avisó JOE asintiendo con la cabeza – deberíamos prepararnos.
-Y cruzar los dedos para que los franceses ganen la guerra.
JOE se encogió de hombros haciendo una mueca de indiferencia.
-Eso es lo menos. O bien nos ataca Eduardo o los otros.
-sí, tienes toda la razón – Bruce bebió un largo trago de su bebida y soltó un suspiro cansado. – quisiera pedirte un favor. Necesito entrevistarme con algunos clanes cercanos a la frontera para conocer sus posturas y nuestra respuesta. Quizá pase un par de semanas fuera y quisiera que Isabella no estuviera sola aquí.
-Yo no puedo demorarme mucho por estos lugares. Debo regresar a mis tierras…
-Lo sé amigo – le palmeó el brazo con afecto – ¿Te llevarías a mi futura esposa y la dama que la acompaña? En cuanto finalice yo mismo iré a recogerlas. Aquí no las siento seguras en mi ausencia.
-No te preocupes por eso, Bruce. En mi hogar estarán como en el tuyo propio o mejor.
-Eso de mejor… – se echó a reír divertido – como Carrick no hay ningún otro sitio.
-Lamento discrepar – JOE se tomó su cerveza - ¡Que más quisieras tener mi fortaleza! – bromeó.
 
 
El sol lucia esplendoroso en lo alto del cielo acariciando con sus rayos los altos muros de la fuerte construcción de Carrick. Las nubes se mecían perezosamente con una ligera brisa que nacía de los riscos trayendo el aroma salado del mar.
-¿has logrado averiguar algo? – susurró “TN” junto al oído de Douglas.
Estaban en el patio exterior desde hacía un buen rato. Los guardianes habían salido todos excepto Carrick y JONAS.
-Poca cosa. Aquel de allí es Surrey.
-¿Cuál? – “TN” le buscó con la mirada - ¿Cuál?
-El único que lleva calzas, si hasta viste como ellos – la dijo entre dientes.
“TN” le descubrió al segundo y se estiró el pesado vestido demorándose en las caderas.
-Luego nos vemos Douglas – se levantó la falda dispuesta alcanzar al hombre pero Douglas la sujetó el brazo - ¿Qué haces? Suéltame.
-¿Qué pretendes “TN”? No puedes desafiarlo abiertamente.
-¡y no lo pienso hacer! Tan solo voy a comenzar acercarme, dejaré que tome un poco de confianza.
-No me gusta esto “TN”. Si descubren lo que pretendemos nos cortaran la cabeza o harán algo peor.
“TN” le miró arqueando una ceja.
-¿algo peor que cortarnos las cabezas? ¡Cómo no bailen sobre nuestras tumbas! Suéltame Douglas, voy a presentarme solamente. ¡Aun no lo voy a matar! – alzó demasiado la voz porque varias cabezas se volvieron a mirarla.
- Habla del cordero – explicó Douglas con una sonrisa a los que aun parecían interesados en ellos – debe cocinarlo.
-¿y cómo lo hará si no lo mata antes? – Preguntó un hombre de aspecto robusto – decidme bella dama, donde esta ese animal que yo “TN” mismo os ahorraré el trabajo.
 dejó que su primo se quedara charlando con él mientras ella caminaba ligera para no perder al conde de vista.
Le observó atentamente escondida tras un puesto de frutas sin notar que un par de hombres jóvenes se habían girado para admirarla a placer. Estaba ligeramente inclinada sobre una ristra de ajos, su trasero pegado a las faldas en una postura que llamaba la atención de todo el que pasara.
Ella era ajena a todo esto, estaba preocupada porque al fin iba a conocer al hombre que había asesinado a su familia, por fin lo pondría cara en sus pesadillas.
No era un hombre muy alto. Sus cabellos eran rubios con gruesos mechones plateados. Y aunque su cuerpo tenia trazos de guerrero no aportaba esa fortaleza que cualquier guardián poseía. Era un tipo más bien espigado de rostro delgado y nariz aguileña, un rostro que no podía ocultar las numerosas arrugas que cubrían su frente.
“TN” se pasó la lengua sobre los labios en actitud nerviosa. De buena gana le hundiría una daga en el mismísimo cuello.
Miró en derredor evaluando la situación con ansia. Había demasiada gente. ¿Se habían puesto todos en movimiento al mirar ella? Frunció el ceño.
Armándose de valor y dejando la mente totalmente en blanco bajó la cabeza y se lanzó contra el conde haciéndolo caer sobre un gran charco de barro y excrementos de gallinas. Ella también perdió el equilibrio y se encontró tumbada sobre el grueso cuerpo de Warenne con los pies metidos en el barro.
El hombre se giró en un acto reflejo agarrando una piedra de peligrosas puntas al pensar que alguien lo estaba atacando.
“TN” levantó justo la vista a tiempo y le miró asustada. Ese hombre iba a golpearla si no se apartaba a tiempo, de pronto se vio izada y aplastada contra un duro pecho de hierro.
-¿Os encontráis bien lady MacBean? – preguntó JOE JONAS buscando sus ojos con preocupación casi haciéndola girar en el aire. Ella le miró con las mejillas enrojecidas, una mezcla de sorpresa y miedo se reflejaron en los discos verdes, sin embargo enseguida se recuperó de la impresión ¿Se habría dado cuenta el gigante de lo ocurrido? Su rostro tomó un tono rojo al tiempo que asentía con la cabeza.
Warenne también se puso en pie y los observó con el ceño fruncido. Sus ropas estaban embarradas con una sustancia pegajosa adherida a sus calzas pero no parecía notarlo.
-Estaba distraída – respondió “TN” luchando por apartar las manos del JONAS de sus caderas – estoy bien ¡ya! Soltarme – gritó. ¿Pero porque tenía que haber aparecido el hombre justo en ese momento?
JOE la soltó sin dejar de mirarla, taladrándola con aquellos ojos grises que parecían penetrar en su interior con una expresión muy seria y desconcertante.
PEZA
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Mensaje por PEZA Sáb 05 Abr 2014, 6:33 pm

CAPITULO 7
 
 
-Lo lamento mucho – “TN” se volvió hacia el conde de Surrey. – Me temo que no le vi. Si pudiera compensaros con algo. Yo misma me encargaré de sus ropas…
-No hace falta. Quizá la culpa fue mía – contestó el hombre soltando la piedra y sacudiéndose las manos. – MacBean – repitió pensativo. – Me suena ese nombre.
JOE JONAS se tensó. No era ningún tonto. Había visto a la joven como chocaba a propósito con el hombre, lo había visto él y todos los que se encontraban observando a la arrebatadora dama que los encandilaba balanceando el trasero mientras se ocultaba de alguien tras el puesto de las frutas, y si hubiera sido cualquier otro con el que tropezara posiblemente no hubiera llegado a relacionar nada, sin embargo ese MacBean que había repetido Warenne le había recordado las acusaciones que se vertieron contra él cuando asediaron el clan de la joven.
-Soy “TN” hija del señor de MacBean – se presentó ella con un gracioso mohín dirigido al conde.
-Es un gusto conoceros miladi. Siempre es un honor ser asaltado por tan bella damisela – el hombre recorrió la mirada sobre ella con admiración a pesar que el vestido se hallaba chorreando y pegado a sus piernas.
-Sera mejor que os acompañe a vuestros aposentos para que podáis cambiaros – dijo JOE tomándola con suavidad pero con firmeza del codo. Ella se volvió hacia él fulminándole con la vista – insisto – murmuró con tanta rotundidad que no admitió replicas.
-Espero nos volvamos a ver pronto – se despidió el Conde con una sonrisa que pretendió ser seductora, una sonrisa que no llegó hasta sus fríos ojos cuando cruzó una mirada con el JONAS.
-Sí, yo también lo espero – añadió ella con amabilidad.
Caminaron en silencio hasta el vestíbulo aunque con bastante dificultad a causa de “TN”, sus pies totalmente embarrados la hacían resbalar continuamente y de no ser por el fuerte brazo del JONAS hubiera caído desparramada mucho antes de llegar. Una vez allí “TN” se desasió de la mano que aun la sostenía.
-¿Siempre tenéis la costumbre de arrastrar a las mujeres de un lado a otro? – le enfrentó con las manos en las caderas. Menos mal que no era consciente del aspecto que presentaba si no hubiera salido corriendo a su dormitorio en menos que canta un gallo.
El hombre se hallaba serio, sus gestos firmes e inamovibles como una estatua romana.
-Sé lo que pretendéis “TN”. Soy guardián ¿lo habéis olvidado?
Ella arqueó las cejas extrañada.
-¿y que pensáis que pretendo? Solo fue un accidente.
-Una grandiosa casualidad. Tropezar con la persona que piensa que asesinó a su familia ¿verdad? ¿Cuánto tiempo tuvisteis que esperar tras ese puesto para lanzaros sobre él?
Los ojos de “TN” brillaron furiosos. Los discos verdes se volvieron hielo. No pudo controlar el impulso y la palma de su mano golpeó con fuerza el rostro de JONAS. Se arrepintió en el mismo momento que vio su dura mirada y con temor se alejó unos pasos de él.
-¿Y a vos que os importa? – se atrevió a gritarle enojada sin hacer caso de los locos latidos de su corazón.
JOE no se había movido del sitio y en su mejilla pronto apareció una marca rosácea.
-Cuando alguien atenta contra la vida de alguno de los nuestros me importa.
-¡Él no es de los nuestros! – rugió “TN” agitada. Se acercó de nuevo al hombre y con los pequeños puños le agarró de la parte superior del plaid. Sus ojos se había abnegados en lágrimas - Mató a mi padre – sollozó.
JOE tragó con dificultad. Los sentimientos que la joven dejaba traslucir le conmovieron como nada lo había hecho nunca. Podía entenderla. Sabía lo que era necesitar vengarse de aquel que se lo había arrebatado todo, pero no había pruebas. No podía permitirla que atentara contra el conde.
Cuando “TN” rompió a llorar no la importó que aquel gigante la abrazara consolándola, ni que acariciara su cabeza con suavidad. Tan solo necesitaba un apoyo, un sitio donde poder liberar lo que su alma escondía, un hombro sobre el que llorar.
-Olvidaos del tema – dijo por fin JOE sintiéndola temblar entre sus brazos – debéis continuar con vuestra vida.
Ella levantó la vista mirándole entre lágrimas.
-No me pidáis eso por favor – rogó con un sollozo – Tengo que hacer que él pague por todo…
JOE la besó. No pensaba hacerlo, de hecho ni se le había pasado por la cabeza hacerlo en aquel momento, sin embargo ella enmudeció de repente. “TN” apenas movía los labios y su lengua le rehuía con timidez, sin embargo no se apartó. El hombre se apoderó de sus labios blandos y suaves y cuando su lengua acarició el cálido aliento la aplastó más contra él saboreando con ansia su interior. Sintiendo la delgada espalda entre sus brazos, el cuerpo femenino se adaptó con exactitud a cada una de sus curvas como si perteneciera desde siempre a ese lugar, a sus brazos… JOE apartó los labios de ella súbitamente asustado por su descubrimiento.
El beso terminó con demasiada prontitud y “TN” pestañeó con fuerza sin poder apartar la vista de aquellos hermosos labios que se habían atrevido a explorar su boca. Deseó que lo volviera hacer aún así se apartó limpiándose con el dorso de la mano.
-No debisteis hacer eso – le increpó con voz temblorosa. Su ira había desaparecido como por arte de magia. Los ojos grises la hechizaban con un oscuro sortilegio incapaz de apartar la mirada de ellos.
JOE asintió sin decir palabra. No estaba arrepentido de haber probado aquellos labios, ni de haber olido la suave fragancia que desprendía la gruesa y larga trenza de tonos cobrizos. Ojala no tuviera que arrepentirse de los nuevos sentimientos que iban despertando en él.
-No volváis atentar contra nadie si no queréis ser castigada. Prometerlo.
-No puedo hacerlo. Si pensáis que debo ser encerrada en las mazmorras, ¡adelante! – Ella levantó el mentón orgullosa – mientras ese hombre viva, yo iré tras él. – se recogió las faldas para marcharse y pronto se dio cuenta que el gigante salía con paso firme hacia el exterior.
JOE JONAS caminó a reunirse con los guerreros sin dejar de pensar en ningún momento en la terca muchacha. La mantendría vigilada mientras estuvieran en Carrick, una vez que llegaran a sus tierras la ofrecería su ayuda. ¡No iba a matar al hombre ni mucho menos! JOE no era ningún asesino, al contrario, si tan solo tuviera una prueba…Aunque después de lo que pasara durante esos meses Warenne decidiría en que bando quedarse. Si elegía a Eduardo… entonces no sería asesinato. Pero esos pensamientos tampoco podría rebelárselo a la joven de ojos verdes. La muy estúpida pondría en peligro a toda Escocia si conociera los planes.
Quizá ella tenía razón y debía encerrarla en las mazmorras.
Sonrió cuando ese pensamiento cruzó por su cabeza. La imaginó con una suave camisola adhiriéndose a su cuerpo. Con los brazos en alto y los grilletes que colgaban del techo de piedra alrededor de sus muñecas. Con las piernas ligeramente abiertas, lo labios húmedos, los pechos…
-¡Muchacho! – Le llamó Wallace por dos veces - ¿Qué ves en la mesa que te parece tan hermoso? O puede que tus pensamientos estén con la bella pelirroja de MacBean.
Los ojos de JOE brillaron ardientes por unos segundos y despejó sus pensamientos como quien aparta una mosca con la mano.
-Vamos a desafiar a alguien – respondió JOE con una amplia sonrisa hacia su amigo, señalando los juegos. Se tomó una jarra de cerveza de apenas tres tragos y la golpeó sobre la mesa.
-Sí, participemos – asintió William mirando al resto de los guerreros – vamos, acabaré con todos vosotros.
Se armó un gran revuelo cuando los Guardianes y los hombres de estos se acercaron al campo de juego.
Varios vasallos corrieron de un lado a otro del campo en busca de las armas que los guerreros iban a utilizar.
Todos los ojos se clavaron en ellos observando como limpiaban sus dagas y las cambiaban de una mano a otra en rápidos movimientos.
JONAS sintió un extraño calor y cuando alzó la vista hacia las gradas descubrió a lady MacBean junto con Isabella y Bruce. La joven le miraba con intensidad, sin embargo no le devolvió la sonrisa. Se había cambiado de ropa con rapidez y nadie parecía haberse dado cuenta de lo ocurrido, todavía.
 
-Creo que le gustáis mucho, “TN” – susurró Bella a su lado – apuesto a que si gana os pedirá una prenda como regalo.
-¿y si no se la doy? – contestó frunciendo los labios.
-Os pedirá un beso.
“TN” dio un ligero respingo y Bella la entregó un suave pañuelo de seda.
-¡Pero es vuestro! – la dijo “TN” acariciando la prenda.
-Ahora no. Os lo regalo.
“TN” asintió buscando al gigante con la vista y lo encontró mirándola. Escondió con velocidad el pañuelo tras la espalda sin embargo él lo vio y su hermosa boca pinto una amplia sonrisa divertida al tiempo que asentía con la cabeza.
-Va a ganar – susurró “TN” con las mejillas encarnadas.
 
 
CAPITULO 8
 
 
-Termina de limpiar esa prenda de una vez – dijo Warenne al vasallo metiéndolo prisa - ¿llamaste a Líam? ¿Por qué no está aquí todavía?
Su impaciencia era notable y a medida que pasaba el tiempo se tornaba en mal humor.
El aludido entró a la carrera en la recamara frenando justo antes de chocar con el siervo.
-Lamento la tardanza milord. Los guardianes están participando en los juegos y es un gran espectáculo.
El conde le fulminó con la mirada.
-Necesito de tus servicios. Tú, márchate – le dijo al siervo dándole una ligera patada en los tobillos.
-Vos me diréis. – contestó Líam cogiendo una uva de un centro de frutas frescas. Sin duda un generoso obsequio del Conde de Carrick.
Líam llevaba muchos años a su servicio. Sabia prácticamente todo lo que ocurría alrededor de su señor, ya fueran problemas políticos como de otra índole. Warenne no tenía más remedio que contar con él, o eso, o quitarle del medio como seguramente acabaría haciendo con el tiempo.
-Se trata de MacBean. Esta mañana he conocido a la bella hija de Edwin pero me han informado que hay un primo. Douglas MacBean. – Miró al sujeto fijamente – ¡Nadie me dijo que fuesen dos MacBean los que aún quedaban con vida! – abrió los brazos hacía el hombre como si exigiera alguna contestación.
Líam se limitó tan solo a mirarle con cara de no saber nada.
- Lo quiero muerto. – terminó de decir Warenne.
- ¿Aquí? ¿En Carrick?
-Sí, qué más da un lugar que otro – sacó una pesada bolsa de monedas y la arrojó sobre la pequeña mesa de madera – habrá otra como esta cuando acabes el encargo.
Líam evaluó la bolsa al peso y sonrió satisfecho.
-Será como vos digáis…
-No, espera – le detuvo rascándose la barbilla con una sonrisa ladina – He cambiado de opinión, no quiero que muera por el momento. Darle una paliza y dejarlo por ahí tirado. No lo hagas tú. Busca a alguien para hacerlo pero que no relacionen mi nombre. Cuando ese sujeto haya cumplido, acaba con él.
Líam se encogió de hombros.
-Como vos queráis.
Warenne soltó una risilla.
Mientras el primo se hallaba encamado, la muchacha estaría entretenida cuidándolo, así se olvidaría un poco de intentar atacarlo. Muy tonto debía ser para no darse cuenta de lo sucedido. Esa linda joven buscaba vengarse. ¡Pobre diabla!
En el fondo sentía un poquito de lastima por ella y quizá en un futuro no muy lejano podría ofrecerla su compasión.
Sonrió. Compasión no era el término que realmente tenía en mente, ni si quiera era la manera correcta de llamarlo, pero mientras él la estuviera montando, también podría consolarla. ¿No?
Era bella la muchacha. Hermosa y peligrosa. Quizá una buena guerrera en su cama.
De no haber estado casado le hubiera pedido la mano a Carrick o a quien hiciera falta. Se decía que el enemigo siempre mejor de frente y a lado que lejos y de espaldas. Y Lady MacBean le odiaba, lo había podido ver en sus ojos verdes, en la tensión de sus labios.
No sería la primera ni la última mujer que lo aborrecia, hasta su esposa lo hacía y Warenne disfrutaba con ello. Le encantaba humillar a las féminas y verlas arrastradas sobre el piso. Lo enloquecía saber que todas estaban dispuestas para su use y disfrute, si no lo estaban no pasaba nada, su obsesión por forzarlas le proporcionaba más placer de lo inimaginable.
-También voy a necesitar unos cuantos hombres valientes y bien entrenados. Quiero que partan inmediatamente a Inglaterra. Eduardo debe saber de la conspiración. – debía estar al tanto y él mismo se había propuesto enviarle la información con la traición que sus compatriotas los Higlands pensaban ocasionarle. Necesitaba que al menos lo nombrara guardián antes que se desencadenara la guerra, de ese modo tendría cierto poder entre los guerreros. – Márchate ya Líam. Espero recibir noticias.
 
 
“TN” aplaudió cuando volvieron a proclamar campeón a JOE por segunda vez consecutiva.
Ese hombre era impresionante, tanto en belleza como en agilidad. Sus gestos, su rostro, todo él, era capaz de pasar de la alegría a la ira en un pequeño intervalo de tiempo y eso lo volvía más peligroso. La forma de mirar, de estudiar los puntos del adversario, la manera de moverse con la gracia de un tigre, con los sentidos alertas.
“TN” era incapaz de apartar los ojos de él. Era totalmente un experto en la lucha y tan solo una vez había llegado a caer al suelo en un duelo ante Wallace, pero por lo demás se podría decir que era uno de los mejores guerreros de todas las Higlands.
Los aplausos y los vítores llenaban el patio exterior entremezclándose con los claymors al chocar sus hojas metálicas.
Los hombres lo miraban atentos, aprendiendo de sus movimientos, estudiando su posición.
Las mujeres en cambio no podían ocultar su admiración, le dedicaban sonrisas alabando su cuerpo, le hacían graciosas caídas de ojos y más de una le piropeaba invitándole a pasar a un terreno algo más íntimo en cuanto acabara el combate.
“TN” podía incluirse abiertamente entre las mujeres, sobre todo ahora que aún podía sentir aquella boca caliente sobre la suya, el sabor dulzón de sus labios, la calidez de sus manos cuando la abrazó.
¿Qué ocurriría después? ¿Intentaría el JONAS interferir en sus planes de venganza?
¡Qué estúpida! Debía haber hecho caso a Douglas y haber sido más discreta a la hora de presentarse ante Surrey, pero bueno. Ahora ya habían sido presentados. Un poco más de tiempo y de paciencia era lo único que pedía. Fuerzas para cumplir con su cometido, así tuviera que pasar por encima de todos los guardianes. No quisiera hacerlo sobre JOE pero no tenía alternativa, había jurado venganza y nada ni nadie lograría hacerla cambiar de opinión.
Lo peor de todo era que JOE ya conocía sus intenciones y se sentía con todo el derecho de detenerla. Él sabía lo que “TN” se proponía y no la iba a quitar los ojos de encima hasta que acabaran los esponsales.
El JONAS levantó el claymore al cielo soltando un grito de júbilo. Su mirada clara buscó a la de “TN” y la encontró observándole fijamente.
-Viene a que le entreguéis un premio – La susurró Bella emocionada junto al oído al tiempo que la empujaba ligeramente contra una larga madera horizontal que hacía las veces de baranda para no caer desde las gradas.
“TN” resopló por la nariz nerviosa. La mayoría de las miradas se volvieron hacia ella, unos ojos con envidia, otros con diversión e incluso con sorpresa.
-¿Quién es ese hombre? – preguntó Helen discretamente cubriéndose la boca con la mano.
-El señor JONAS – le respondió su marido con orgullo. Repentinamente había visto en su mente el enlace de “TN” y ese hombre. Una alianza inigualable e inmejorable.
“TN” se aferró a la barra de madera con fuerza y espero que “TN” se colocara justo abajo, frente a ella. No era una distancia muy excesiva por lo que la joven pudo escuchar sus jadeos después de semejante esfuerzo y destreza.
-Lady MacBean, os ofrezco mi triunfo y espero poder ser recompensado con un recuerdo vuestro.
De buena gana le hubiera arrojado algo a la cabeza. Estaba halagada pero ella no necesitaba sentirse así, mucho menos por él. Sentirse el centro de atención la colmaba de una timidez a la que no estaba acostumbrada.
Recordó con nostalgia como su padre la dedicó uno de sus triunfos y como su gente aplaudió durante largos minutos. Era la hija pequeña de Edwin y siempre había sentido debilidad por ella. Nunca más pensó que algo así pudiera repetirse… hasta ese día.
Si en realidad había cogido la prenda de Bella había sido por no volver a dejarlo en ridículo. No era tonta y era consciente de todos los ojos que estaban fijos en ella.
No podría hacer ese feo al señor de JONAS, mucho menos si se lo pedía con una hermosa sonrisa que hacia brillar sus ojos claros.
Era tan complicado cuando los sentimientos se encontraban luchando continuamente… por un lado deseaba verle en todo momento, quería conocerle e incluso amarle ¿Por qué no? Era tan guapo y atractivo, tenía un cuerpo tan perfecto… Sin embargo el otro lado… Era dolor, traición, rabia. Ese cobarde no era digno de su amor. No estaba a la altura y no lo estaría nunca. No había movido un solo dedos pese hacerse llamar guardián de Escocia.
Con las mejillas bañadas en color, “TN” le lanzó el pañuelo con fuerza para que llegara hasta él y JOE lo recogió al vuelo sin ningún problema. Seguidamente besó la prenda con los ojos clavados en la muchacha y luego se la ató al musculoso brazo. Inclinó su cabeza hacia el anfitrión y abandonó el campo entre los halagos de sus hombres.
Varias mujeres corrieron a él y una de ellas consiguió rodearle el cuello con los brazos.
“TN” apartó la mirada en ese momento. No quería seguir viéndolo. Ni siquiera tenía porque sentir celos de ese hombre al que apenas conocía. Él podía hacer lo que le diera la gana y continuar con su vida, de hecho es lo que tenía que hacer pues cuando por fin “TN” cumpliera su venganza, exigiría sus tierras a Carrick y regresaría a su hogar.
El JONAS no estaba para nada dentro de sus planes. Y aunque pensaba eso sentía un pequeño tironcito en el pecho.
Bruce de Carrick extendió una mano hacia ella ayudándola a descender el último escalón de madera.
Todos seguían hablando de los fantásticos juegos mientras comentaban algunas posiciones o golpes maestros.
-¿habéis disfrutado con el encuentro, miladi?
“TN” se giró descubriendo a JOE apoyado sobre una pared de madera con los brazos cruzados sobre el pecho. Se había trenzado dos gruesos mechones de ambos lados de su cara y los había entrelazado tras su cabeza con el pañuelo que ella le regalara.
Tenía una pose tan varonil y a la vez un rostro tan encantador que “TN” sintió derretirse algo en su interior.
Se asustó. ¿Cuánto hacia que se conocían, dos días? ¿Por qué sentía como si lo conociera de siempre?
Ella nunca había estado enamorada. ¿Sería posible que esos nuevos sentimientos que comenzaban a crecer en su pecho fueran amor? ¡Dios quisiera que no! No deseaba enamorarse de él.
PEZA
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SIERVO DE TU AMOR  - Página 2 Empty Re: SIERVO DE TU AMOR

Mensaje por PEZA Sáb 05 Abr 2014, 6:53 pm

CAPITULO 9
 
 
-Me ha parecido impresionante – le dijo en un susurro – Una buena forma de derrochar energía y desfogarse.
-Quizá podría daros alguna clase.
-¿lo haríais? – le preguntó súbitamente interesada.
-Solo bromeaba, mujer – contestó él perdiendo su sonrisa y el brillo de sus ojos. – Acompañadme a comer algo, estoy muerto de hambre.
-En este momento pensaba a ir… -JOE ya la había cogido del brazo y la dirigía a las mesas sin inmutarse ante su débil excusa. Claro, si hubiera dicho que NO… - ¿Por qué me perseguís JONAS?
-¿lo estaba haciendo? A mí me parece que no. Por cierto, bonito pañuelo.
“TN” se encogió de hombros con una mueca despectiva.
-No era mio.
-¿estáis intentando destrozar mi corazón?
-¿lo estoy consiguiendo?
El hombre soltó una risotada y acabó negando con la cabeza.
-Así solo conseguís que me sienta más atraído por vos “TN”  – se acercó a ella más de lo que permitían las normas y aspiró el aroma de sus cabellos con deleite.- ¿Os molesta la forma de comportarme?
-Que me confundan con una sierva y me arrastren de un sitio a otro, que me obliguen a coser cuando yo odio la costura con toda mi alma, que me vigilen e intenten manipularme… Yo diría que me molesta bastante.
-¿y porque no os negasteis a coser cuando os lo pedí?
-¿me lo pedisteis? - le miró con incredulidad y la boca abierta.
JOE se encogió de hombros y observó la mesa repleta de viandas.
-¿Qué queréis comer? – la preguntó tomando un cuenco profundo al tiempo que lo llenaba con pastel de carne.
Los ojos verdes de “TN”  se abrieron con asombro al mirar como rebosaba la comida que había cogido chorreando grasa por los bordes.
-¡Yo no quiero tanto! – se quejó tomando el cuenco que la entregaba alejándolo de su cuerpo para no mancharse.
-¡así estáis de pequeña! Debéis comer para haceros fuerte y… – se inclinó sobre su oído para susurrar - ¿Cómo pensáis matar a Surrey con esa poca fuerza que tenéis?
“TN”  exclamó mirando en derredor que nadie les hubiera escuchado. ¡Seria zoquete! ¿Pero quién se creía que era?
Abrió y cerró la boca un par de veces, en una de ellas JOE aprovecho para meterla una galleta en la boca al tiempo que él se comía otra.
-Buenísima verdad.
“TN”  comenzó a escupirla pero se dio cuenta del mal que hacía a quien hubiera cocinado aquella deliciosa galleta de chocolate y comenzó a engullirla a pesar de ser demasiado grande para su boca. A punto estuvo de sacar las migas por la nariz.
Comenzó a toser de una manera poco femenina y dejó de hacerlo cuando sintió el fuerte golpe en su espalda.
-¡pero porque me golpeas tan fuerte! – le gritó atragantada limpiándose la boca con la mano y olvidándose ya de tratarlo con el respeto de su linaje.
-¿no te estabas ahogando? – la preguntó con una sonrisa en un tono divertido. – Pues vaya día que llevamos ¿eh? A mí me empapan, tú te caes en un charco y ahora…
-Lo has hecho a propósito – siseó apretando los dientes por no montar un escándalo. –Menos mal que la ceremonia es mañana y pronto te iras de aquí y con un poco de suerte no volvemos a vernos nunca más – le dijo dejando el cuenco sobre la mesa, nada convencida con lo que acababa de soltar. ¿Tantas ganas tenia de perderle de vista?
-¿Cómo? ¿No te ha informado Bruce?
“TN”  arqueó sus bien delineadas cejas y le miró esperando una contestación que no tardó en llegar. Sabía que no sería una buena noticia.
- Tú y Lady Isabella viajaran conmigo a mis tierras y se alojaran…
-¿Qué? – explotó “TN”  dando un pequeño saltito con los ojos desorbitados-¿Qué?
-¿no te hace feliz?
“TN”  comenzó a contar muy despacio tratando de controlar su respiración agitada. Ir a las tierras de JONAS con él. Vivir bajo su techo y protección ¿Qué más podría pasar?
- ¿No puedes notar en mi cara la felicidad que me embarga? – le preguntó ella apretando los dientes con fuerza.
El hombre soltó una sonora carcajada que llamó la atención de otros comensales.
-Tienes una facilidad increíble para divertirme Mujer. – Recogió el cuenco de la muchacha y el suyo y echaron andar hacía la sombra de unos gruesos árboles que rodeaban una verde pradera. Ella ni siquiera sabía por qué lo seguía. – me encanta tu sentido del humor.
- Pues divertirte era lo único que tenía en mente. De hecho no se ni porque estoy aquí cuando hay tantas mujeres que lo están deseando.
JONAS miró en derredor y sonrió a varias damiselas que no le quitaban los ojos de encima.
-Prefiero que me acompañes. Ya sabes, no quiero perderte de vista.
“TN”  chirrió los dientes desagradablemente.
Ella llevaba la falda recogida con una mano y vigilaba atentamente donde colocaba los pies, las cabras y las ovejas habían estado pastando por ahí hacia tan solo unos minutos.
Sobre un alto tocón de madera el JONAS dejó los alimentos y se sentó sobre una piedra que hacía las veces de un banco. Seguramente alguien que había querido acomodarse bien lo había colocado así para que los demás también pudieran aprovecharse. “TN”  se sentó junto a él lo más lejos posible, evitando tocar su cuerpo grandote.
-¿Por qué tenemos que viajar contigo? – quiso saber la joven observándolo comer.
-Bruce saldrá después de la ceremonia para atender algunos asuntos.
-¿y porque no nos deja aquí? – le preguntó con el ceño fruncido mirando en derredor – este sitio es muy grande y tiene muchos guerreros…
-Y muchos enemigos – JOE arrojó un hueso de pollo contra uno de los arboles – Sin ir más lejos el propio Balliol le odia. Sabe que el trono que ahora presume como suyo no le pertenece.
-¡pero Carrick se lo cedió!
-¿ceder? – Esbozó una irónica sonrisa - No tuvo más remedio que hacerlo, le obligaron hacerlo, pero algún día será nuestro monarca. Sin embargo todos lo que se oponen a que eso suceda son los que están esperando de un momento a otro que a Roberto Bruce se lo trague la tierra.
“TN”  le miró confundida. ¿Había visto un destello de furia en los ojos grises?
-A ti tampoco te gusta Juan Balliol ¿verdad?
JONAS negó con la cabeza y una mueca de asco cruzo por su hermoso rostro.
-¿Y Surrey? – osó preguntarle.
- Ese solo está esperando a que Eduardo lo proclame guardián.
-Bella me dijo que se había comprado una propiedad en Inglaterra – le dijo pinchando distraídamente el pastel de carne – Cuando se casó con Alice Le Bruna se ganó mucho odio de parte de los ingleses…
-¿con quién?
-La hermanastra de Enrique III. Pero parece que desde que frecuenta a Eduardo toda esa enemistad ha cambiado y algunos dicen que se marchará a vivir allí.
-Es lo que tendría que hacer – JOE la miró con expresión profunda – estas bastante informada de Surrey.
Ella se mordió el labio inferior asintiendo ligeramente con la cabeza.
-Asesinó a mi gente.
JONAS soltó un suspiro cansado:
-¿los vistes? ¿Puedes estar completamente segura de tus palabras? – apartó su cuenco y la vio dudar.
-No, no puedo estarlo – contestó en un débil hilo de voz – No vi las caras de nadie excepto que algunos iban a caballo. Dime JONAS ¿Cuántos pueden tener caballos? Mi padre apenas tenía diez a lo sumo y recuerdo que los compartía con los demás hombres.
JOE recogió una brillante lagrima del rostro femenino y la miró embelesado durante unos segundos, seguidamente posó su mano sobre una de sus mejillas acariciándola con ternura al tiempo que sus ojos se perdieron en las verdes lagunas donde la tristeza había acampado a sus anchas.
“TN”  se enfadó ante su propia debilidad. Ella nunca había llorado frente a nadie excepto con Douglas. ¿Por qué este hombre lograba desarmarla de esa manera? Se apartó de él incorporándose para mirarlo desde arriba.
JOE no pareció molestarse y se centró de nuevo en la comida.
-¿de verdad no tienes hambre?
“TN”  negó con la cabeza.
-¿me ayudarías JONAS?
El hombre se frotó el rostro con una mano fijando luego su mirada en ella con intensidad.
-Háblame “TN”. ¿Por qué crees que Surrey está detrás de todo eso?
-¿Por qué lo sospechasteis vosotros en su día y fuisteis a interrogarlo? – preguntó ella a su vez con ojos emocionados.
-De modo que no existen pruebas y te basas solo en rumores – se encogió de hombros al tiempo que extendía las palmas de las manos hacia arriba. –Si nosotros hubiéramos ido hablar con cualquier otra persona ¿también seria sospechosa?
-No lo sé. – Volvió a sentarse junto a él - ¿Por qué lo hicisteis entonces? – le preguntó sin entender muy bien donde pretendía llegar JOE con su palabrería. - ¿Por qué fuiste?
- Entre otras porque es pariente tuyo, creo que relacionado con tu madre pero no estoy muy seguro. Él reclamó las tierras a Balliol pero el conde de Mar ya había informado que tenía a un MacBean bajo su protección. A Surrey se le vigiló durante todo este tiempo pero… - negó con la cabeza – no hay pruebas de ninguna clase y el hombre tiene una coartada bastante importante.
- ¿después de que reclamara mis tierras le creíste? – Preguntó con ojos desorbitados elevando el tono de voz -Pues yo pienso conseguir que revele la verdad, pretendo que lo admita ante Dios.
-¿y cómo piensas hacerlo? ¿Lanzándote sobre él en plena calle?
“TN”  se rascó el lóbulo de la oreja y se mordió el labio inferior pensativa. Menos mal que en ese momento no la miraba porque tenía las mejillas ardiendo de vergüenza.
-Sé que no debí actuar así pero soy… impulsiva.
-Más bien loca – respondió con una sonrisa divertida al recordarla escondida tras el puesto – Con tu forma de actuar has puesto al hombre sobre aviso, no solo a él – rectificó – Bruce estaba conmigo en el momento del… atropello, por no contar el resto de las personas que se detuvieron a mirar...
“TN”  se encogió de hombros con indiferencia.
-Ya, pero Surrey no tiene por qué sospechar nada. Fue un encuentro fortuito.
JOE alzó las cejas con una sonrisa divertida en sus labios.
-¡Le atacaste en mitad de la calle!
-¡tropezamos!
El hombre soltó una carcajada y la señaló el cuenco de comida:
-Come algo, necesitaras fuerzas.
-¿me ayudaras JONAS? – insistió.
-Dame un poco de tiempo mujer pero has de prometer que no harás nada por el momento. Déjame que haga algunas averiguaciones.
“TN”  le miró con admiración. ¿Sería posible que el hombre estuviera hablando en serio? Asintió repetidamente con la cabeza y atacó el pastel de carne.
A los pocos segundos alzó la cabeza mirándole.
-JONAS ¿me pedirás algo a cambio? Es para que sepas que no me gustas.
-¿Ni un poquito solo?
-nada – negó ella sonriendo.
-Mentirosa.
La joven caminó hasta un pequeño riachuelo cercano después de haber comido una tercera parte de lo que había en el recipiente. Las piedras de la orilla estaban cubiertas con un musgo verde y brillante que resbalaban como el mismo hielo. Sorteando los estorbos del camino se inclinó sobre las frías aguas hundiendo las manos en ellas, luego bebió. Era cierto que era una mentirosa, y no pequeña.
La sirvienta de Helen fue a buscarla para susurrarla en el oído. “TN”  asintió girándose a JOE con una sonrisa amable.
-Bella requiere mi presencia. Ha sido un placer tener esta conversación con vos.
-El placer ha sido mía miladi.
JOE JONAS la observó alejarse, estudiando la gracia con la que caminaba y la forma que en que movía la cabeza cuando conversaba con la sierva.
Se apoyó los codos en las piernas enterrando la cara entre las manos. ¿Por qué la había dicho que la iba ayudar? ¡Menuda tontería! ¡Donde iba a buscar alguna prueba! ¿De dónde iba a sacar tiempo para averiguar?
Al menos ella había prometido no hacer nada por el momento.
 
CAPITULO 10
 
Aún no había amanecido cuando unos ligeros golpes en la puerta despertaron a “TN”. Salió de entre los cobertores cubriendo a Bella con ellos y en silencio llegó hasta la puerta tanteando en la oscuridad.
JOE JONAS esperaba portando un macizo candelabro. En las sombras su rostro se veía preocupado y serio.
Ella le miró sorprendida cubriéndose los pechos con los brazos donde la fina camisola se ajustaba a su cuerpo. El largo cabello caoba caía tras ella como una suave manta de armiño acariciando sus caderas.
-Tienes que acompañarme mujer. Douglas ha sufrido un accidente.
-¿un accidente? ¿Qué ha pasado? – preguntó nerviosa con un débil jadeo.
JOE se escondió más entre las sombras del corredor instándola a que le siguiese.
-Cúbrete, te llevaré con él.
La joven obedeció con rapidez colocándose una liviana túnica. Ni siquiera se paró a pensar que el hombre pudiera estar mintiendo, había demasiada seriedad en sus ojos para eso.
-¿Qué ha ocurrido? – insistió intentando adaptarse a las rápidas zancadas del hombre.
El corredor se hallaba frio y débilmente iluminado por varias antorchas. Allí las corrientes de aire eran bastante fuertes y producían un extraño silbido que perduraba durante varios segundos en largos intervalos. Los tapices que cubrían los huecos de la ventana detenían el fuerte viento que se había levantado agitándose con energía.
-alguien lo atacó. Una pelea justa, el agresor falleció.
-¿Pero Douglas está bien?
-se recuperará.
-Espera – jadeó ella agarrándose con fuerza del brazo masculino. – vas muy deprisa.
-Lo siento. ¿Quieres que te cargue en brazos? – la preguntó deteniéndose para mirarla. La verdad es que la joven se hallaba sofocada corriendo tras la enorme figura de JOE.
-¡claro que no! – contestó alzando orgullosamente el mentón.
Descendieron a la planta inferior y fueron a una pequeña sala contigua a las cocinas.
Varios siervos dormían sobre unos jergones junto a los fogones. Ninguno se movió cuando “TN” y JOE pasaron junto a ellos.
Sobre un estrecho catre yacía Douglas mientras una sierva lavaba las heridas del hombre.
“TN” ahogó una exclamación al no reconocer a su primo. El joven tenía el rostro hinchado y varios moratones en sus hombros desnudos. En la cabeza tenía una brecha de unos ocho centímetros cubierta de sangre seca que había estado goteando sobre la almohada hasta hacia poco. Alguien se había ensañado bien con él. Sus ropas estaban rotas y embarradas y sus manos dejaban ver unos pequeños cortes sangrantes.
-¡Douglas! – exclamó “TN” acercándose a él y retirando a la sierva hacia un lado. Con sus manos recorrió el rostro indagando finalmente en la abertura que tenía en la cabeza.
-Necesita que le suturen – dijo la criada escurriendo un paño. – Ha perdido bastante sangre y se encuentra muy débil.
-Hazlo entonces – contestó asustada quitándola el tejido de la mano para limpiar ella misma a Douglas. - ¿Por qué está dormido?
-Perdió la consciencia hace unos minutos. Estaba agotado.
Douglas se encontraba en un estado lamentable. Su cuerpo inerte no respondía a los cuidados. Estaba totalmente indefenso.
“TN” se inclinó sobre él llamándolo con suavidad y sacudiéndole los hombros. El muchacho por fin abrió los ojos con esfuerzo y tardó unos segundos más en poder enfocar la vista sobre ella.
-¿Cómo estas Douglas? ¿Qué ha ocurrido?
Él se agitó intranquilo cerrando los ojos de nuevo.
-Me atacaron por la espalda. No recuerdo muy bien. Estaba a punto de retirarme cuando alguien me golpeó en la cabeza. – su palabras forzadas sonaron ásperas. – siento como si se me fuera a partir en dos.
-Fue una suerte que no perdieras el sentido – comentó JONAS observándoles.
-Si – murmuró el otro abriendo los ojos tratándolo de mirar– pude defenderme por un buen rato. ¿Han cogido a quien lo hizo? ¿Qué es lo que pretendía?
JOE frunció el ceño extrañado y se inclinó un poco hacia él. Aquel movimiento le dejo prácticamente el pecho pegado a la espalda de “TN”.
-Tú mismo lo mataste.
Douglas negó con la cabeza quejándose al hacer aquel movimiento.
-No puedo recordarlo – acabó diciendo. –No, creo que no lo hice.
“TN” estrujó el paño con ambas manos reclinándose hacia la nuca de Douglas pero se detuvo súbitamente cuando sintió una dureza en su trasero. Por el rabillo del ojo descubrió que JOE seguía tras ella y gracias a Dios no se había dado cuenta de ese detalle porque seguía hablando con Douglas tremendamente interesado en sus palabras. O al menos eso aparentaba. “TN” se incorporó del todo simulando un bostezo y se apartó de la cama para observar al paciente desde otro Angulo menos peligroso.
Con una distancia prudente entre el hombre y ella continuó con los cuidados de Douglas sin dar importancia a la repentina reacción de su cuerpo.
Como una ráfaga de aire fresco recordó a la dulce Annabella, su hermana mayor. Nunca habían existido los secretos entre ellas por eso “TN” sabia con pelos y señales lo que ocurriría la primera vez que se acostara con un hombre.
Annabella un día, había llegado de recoger flores cuando entró en el salón distraída. Había soltado la cesta en cuanto vio a su prometido, que había llegado ileso de una batalla, lanzándose entre sus brazos. Habían reído por un buen rato antes de perderse en un beso de cuento de hadas delante del mismísimo Edwin. Esa noche Annabella perdió su virginidad y había corrido a contárselo a “TN” a la mañana siguiente.
Con miradas furtivas “TN” estudió a JONAS, fruncía el ceño por lo que había algo en el relato de Douglas que no le encajaba, sin embargo los ojos grises ardieron sobre los suyos cuando cazó su mirada una de las veces.
“TN” se ruborizó violentamente, aún seguía con la sensación de tenerle pegado a la espalda y si las circunstancias hubieran sido diferentes seguramente se hubiera recostado con gusto contra ese ancho pecho. Su corazón comenzó a coger tal velocidad que incluso hubo un momento que creyó que explotaría. Estaba sudando y eso que el frío se adhería a los gruesos y tristes muros de piedra produciendo ligeras brisas por entre sus oscuras y profundas grietas.
Se tocó la frente con disimulo, comprobando que su temperatura no hubiera alcanzado muchos grados por encima.
JOE era perfecto. Guapo, grande, fuerte. Poseía un hermoso cabello castaño que dependiendo de la luz se volvían de oro viejo. Su mentón recto, su boca provocativa, sobre todo cuando sonreía divertido y se le formaban unas gracias arruguillas juntó a las comisuras al igual que en el borde de los ojos. Unos bellos discos grises semejantes a la plata liquida con el iris perfectamente delineado en un tono oscuro. Las cejas rectas y elegantes, las pestañas espesas. En verdad nunca había conocido a nadie tan guapo ni tan interesante como aquel guerrero señor de JONAS. Tampoco es que fuera un hombre simpático, si no que se lo hubieran preguntado al crio del día anterior que había huido despavorido.
Con ella sin embargo era diferente, aprovechaba cualquier excusa para burlarse o para perseguirla. Buscaba su mirada entre los demás, era como una extraña atracción mutua.
La sierva rasuró parte de la cabeza de Douglas para limpiar bien la herida dispuesta a coser el boquete. Sus manos temblaron nerviosas bajo la atenta mirada del JONAS.
“TN” los dio la espalda al ver la aguja introduciéndose en la carne e intentó ocultar una fuerte arcada con la mano. JOE la rodeó los estrechos hombros con un fuerte brazo y la sacó de cuarto para no escuchar los lastimeros gritos que Douglas luchaba por no soltar.
-¿Quién lo encontró? – le preguntó ella en un débil murmullo. Douglas era su familia, la única que tenía y sentía pánico de pensar que pudiera pasarle algo.
-Fueron algunos de los centinelas de Bruce que volvían de su turno de guardia. Pero después de hablar con tu pariente ya no estoy muy convencido que se tratara solo de un robo.
-¿a qué te refieres?
-¿no lo has oído? – JOE agitó la cabeza hacia la alcoba.
-¿Cuándo habéis estado hablando? – Como él asintió “TN” se encogió de hombros con una sonrisa de disculpa – no estuve escuchando, lo siento.
“Claro, no lo hacía porque en ese momento su mente calenturienta estaba pensando en algo totalmente erótico” Su primo malherido sobre un viejo colchón de lana y ella soñando con perderse entre los fuertes brazos del guardián. Seguramente Dios la castigaría por esos pensamientos impuros.
JOE la soltó situándose ante ella con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido.
-¿Estáis dormida todavía?
Ella se restregó los ojos con ambas manos y asintió con la cabeza. Estaba muerta de sueño, estaba muerta de vergüenza por sus oscuros y ardorosos deseos y estaba paralizada con los ojos clavados en los del hombre.
-Mañana se casa Bella y he prometido estar con ella – miró hacia la cámara donde Douglas estaba siendo cosido – pero no puedo dejar a mi primo aquí solo.
-Alguien se quedará con él – respondió JOE susurrando para no despertar a los pobres empleados. Ellos también tenían un día muy duro por delante.
-Ejem… Pueden pasar – dijo la voz de la sierva desde el hueco de la puerta tratando de no ser muy indiscreta.
Ambos jóvenes regresaron de nuevo y “TN” corrió hacia la cama donde Douglas había caído en un sueño profundo.
-¿mi señor? – La silueta de una mujer joven apareció por la puerta envuelta entre sombras.
“TN” se volvió hacia ella tensando la boca. “TN” en cambio la estudió fijamente por unos segundos y luego trató de centrarse en su primo.
-Brigitte ¿Qué estáis haciendo aquí a estas horas? – dijo el hombre acercándose a ella.
-Os estuve esperando en la alcoba pero vuestro vasallo me dijo que estabais aquí – respondió la muchacha de largos cabellos negros enmarcando una hermosa cara de rasgos exóticos, ojos grandes y rasgados del color de las avellanas, labios carnosos y seductores. Su voz era ligeramente áspera y atractiva a un tiempo.
“TN” la observó de reojo mientras fingía estar pendiente de la cubeta del agua.
-No debíais haber bajado – la regañó JOE con sequedad - ¿Cuándo llegasteis del campamento?
-Hace un par de horas mi señor – la muchacha paseó su mirada sobre la sierva y sobre “TN” con una sonrisa provocativa y acabó enfrentado al hombre con las manos en las caderas – Anoche tampoco quisisteis que os acompañara – le susurró acercándose a él con descaro.
“TN” abrió los ojos como platos e intento ignorarlos. La tal Brigitte estaba tratando de seducir a su señor delante de ella. Claro que por otro lado no debía ser la primera vez que milord JONAS y aquella joven compartieran algo más que una conversación, eso saltaba a la vista.
-JONAS fuisteis muy amable por informarme de mi primo. No tiene ningún sentido que os quedéis perdiendo el tiempo aquí – le dijo “TN” con voz apagada tensando la espalda.
Brigitte deslizó su mano entre una de las grandes de JOE y “TN” se giró para no verlos. Sabía perfectamente que ella no tenía ningún derecho sobre el hombre. Eran apenas unos desconocidos aunque no pudiera apartar de la mente el beso que el hombre la había robado. Entonces ¿Por qué sentía que sus venas se inflamaban con el repentino deseo de tomar los negros cabellos de Brigitte y barrer el suelo con ellos?
- Tenéis razón Lady MacBean. Creo que será mejor que me retire. – “TN” no vio como JOE giraba la mano y atrapaba a Brigitte de la muñeca con fuerza para arrastrarla hasta el exterior con el rostro sombrío. – Que paséis buena noche.
-igualmente – susurró tan bajito que él no la escuchó.
“TN” se quedó durante unos largos minutos observando el lugar por donde el hombre se había marchado en compañía de la mujer. ¿Quién sería esa descarada que se había atrevido a bajar a buscarle? ¿Le había estado esperando realmente en su recamara?
Estaba dolida… Aquella mañana el JONAS la había besado, la había dedicado el triunfo de los juegos y ahora… se marchaba con otra delante de sus narices. ¡Canalla! Y ella, nunca más dejaría que se volviera aprovechar de ella. Nunca.
 
-¿te has vuelto loca mujer? ¿Cómo se te ocurre venir a buscarme? – La encaró JOE con una dura mirada cargada de frialdad - ¿Cómo te has atrevido? Debería castigaros por eso.
-Lo siento mi señor, no quería molestarlo – Brigitte había perdido toda la fuerza que minutos antes había sentido frente a la otra dama – pensé que podríais necesitar compañía.
JOE la aferró del brazo con fuerza. Estaba muy enojado y ni siquiera deseaba ocultarlo. Brigitte era una de las rameras del campamento. Nunca la había dado motivos para pensar que las cosas pudieran ser diferentes entre ellos. Él era el señor de un clan, guardián de Escocia.
-Mañana en la mañana partiréis. Y nunca más volverás hacer una locura de estas o yo mismo me encargaré de acabar contigo ¿me oyes bien, mujer?
-Si mi señor, pero esta noche…
-¡aléjate de mí vista! Mis hombres se hallan aun en el salón, ve a buscarlos.
Brigitte asintió regalándole una triste mirada que él no pareció advertir.
JOE furioso anduvo hasta su recamara maldiciendo a Brigitte y a la locura que la hubiera embargado, y sobre todo la maldecía porque se sentía explotar, porque estaba terriblemente excitado y si se hubiera consolado con ella ni siquiera le había importado, pero no era a ella a quien deseaba. Era a “TN”.
Si, la deseaba. No podía evitarlo.
Hacia un rato nada había sido intencionado, se había sorprendido tanto como ella cuando la joven se había inclinado apoyando las nalgas contra su miembro. Es cierto que no se había apartado, pero solo para no avergonzar a la muchacha. Ella había sabido salir airosa del paso y él había fingido no haberse dado cuenta, pero ya en el corredor, observándola tan bella y etérea, la piel suave y cremosa de su cara pequeña, los labios tan sonrosados y apetecibles.
Si, la deseaba a toda ella. Quería perderse entre aquellos delgados brazos y jugar entre sus piernas, lamer cada pizca de su cuerpo, beber cada aliento que respirara. Deseaba colmarla de un placer que haría que los ojos verdes le miraran desbordados de pasión, tal y como lo habían hecho esa mañana después de haberla besado.
PEZA
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Mensaje por chelis Dom 06 Abr 2014, 10:19 am

Maldita brigitte.... Por su culpa el progreso de joe con la rayis retrocedió!!!..... Pero lo bueno que aso joe se dio cuenta que la quiere!!!!
chelis
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Mensaje por PEZA Dom 06 Abr 2014, 1:30 pm

 
CAPITULO 11
 
 
La ceremonia de Carrick y Bella fue muy hermosa. Ambos se habían entregado ante Dios en la hermosa pradera que se elevaba sobre los grandes acantilados. El enorme mar azul zafiro fue el principal testigo de aquella unión, sus olas grandes y espumosas de crestas plateadas por el brillo del sol, golpeaban con fuerza sobre las piedras rugiendo en compañía del viento.
El cielo lucia hermoso con delgadas y desdibujadas nubes blancas que atravesaban raudas, perdiéndose en la lejanía del horizonte, justo allí donde el cielo tocaba el mar en una difuminada línea
Desde lo más alto de la cima, el clérigo vestido con una burda túnica castaña les dio la bendición bajo el ancho arco formado de piedras, un lugar sagrado donde se celebraban actos religiosos desde hacía varias décadas.
La ceremonia fue acompañada de canticos con el sonido de las gaitas de fondo.
“TN” sintió como Helen la aplastaba los nudillos con fuerza con su gran apretón de manos y la rodeó la cintura temiendo que de la emoción llegara a desmayarse. No sería la primera vez que pasaba eso y aunque Helen no era fuera alguien a quien amara profundamente, si sentía respeto por ella y hasta cierta ternura.
La condesa de Mar era una buena persona. Desde que la acogieran en su casa junto a Douglas siempre se había portado bien con ellos teniendo dulces y suaves palabras. También era cierto que alguna vez había recibido castigos, sobre todo por encubrir a su hija, a Bella.
“TN” se mordió el labio inferior pensativa. A partir de ese día todo cambiaba, Bella ahora tenía un esposo al que honrar y un hogar diferente en el que vivir. Si, seguirían siendo amigas hasta la eternidad pero “TN” ya no sería su única confidente.
La noticia de lo sucedido con Douglas había corrido como el propio viento. El conde de Mar había puesto el grito en el cielo nada más enterarse y él personalmente había acudido a charlar con MacBean. Helen había dejado a varias siervos a su cuidado y “TN” no podía por menos que estar agradecida por las atenciones que la familia de Mar siempre les había otorgado.
Cuando los labios de Carrick se posaron sobre los de Bella, “TN” no pudo reprimir un par de palmadas de pura felicidad, el sueño de su amiga se acaba de cumplir y ella estaba feliz por ello.
No podía decir que realmente estuviera eufórica después de lo que había ocurrido el día anterior con el JONAS, estaba resentida. No lo había vuelto a ver hasta hacia un rato que se había colocado junto a los demás guerreros para felicitar a los recién casados. Estaba imponente a pesar de la seriedad de su rostro. No debía ser así, supuestamente JOE había tenido que pasar una noche maravillosa, sin embargo sus gestos no lo demostraban y “TN” tampoco quería fijarse demasiado porque aún seguía enfadada.
Su enojo mayormente radicaba en ella. Tanto querer ignorar al gigante que confundió con un bruto la primera vez que lo vio y ahora ardía de celos al saber que había pasado la noche con otra mujer. Pero no debía sorprenderse, la misma Bella le había advertido sobre todas las féminas que le perseguían. ¡Es que encima eran tontas! ¿O no?
Varias niñas con cestas de mimbre abrieron el regreso a la casa. Cubriendo el camino con hermosos pétalos de rosa pretendían tejer una suave alfombra multicolor pero el viento era demasiado fuerte. Las hojillas rosas, rojas y amarillas volaban como delicadas mariposas alrededor de las personas. Incluso “TN” se había tenido que sujetar varias veces la corona de flores silvestres que adornaba sus cabellos caobas por miedo a que escapara con el aire. La túnica blanca bordada con hilos de plata se enredaba en las piernas dificultándola la marcha pendiente abajo.
-Una ceremonia preciosa, ¿verdad Lady MacBean?
“TN” supo quién la había hablado mucho antes de mirar y deseó no haber perdido el color de su cara cuando se giró al hombre fingiendo una sonrisa cargada de amabilidad.
-Ha sido muy bonita Lord Surrey – le dedicó una graciosa reverencia – y gracias a Dios que el tiempo ha acompañado perfectamente.
-Sí, aunque yo diría que tiene pinta de tormenta – contestó el hombre observando el cielo con ojos entrecerrados, luego observó a Helen con una sonrisa fría. – Condesa de Mar, estáis muy hermosa esta mañana.
-Sois un adulador – rió Helen agitando la mano ruborizada – No sabía que os conocierais.
-No podéis saber siempre todo – dijo Warenne con un encogimiento de hombros.
La mujer acarició el dorso de la mano de “TN” con cariño.
- ¿le importaría a acompañar a mi protegida? Voy acercarme a mi hija. Sé que en estos momentos me necesita.
“TN” arqueó una ceja sorprendida; lo que Bella menos necesitaba en ese momento era a su madre. Ella y Bruce bajaban el sendero tomados de las manos.
-Para mí sería un placer – Warenne extendió el brazo y “TN” apoyó ligeramente su mano sobre la del hombre.
-Espero que hayáis podido olvidar el encontronazo de ayer, milord. – le dijo “TN” bajando la mirada con timidez al tiempo que retomaban la marcha.
-Es agua pasada – respondió acercando su cuerpo al de ella de modo provocativo.
La muchacha abrió los ojos sorprendida rezando porque nadie los estuviera mirando, cosa imposible ya que bajaban con más invitados. Se sintió algo asqueada bajo la mirada libidinosa del conde sin embargo fingió no darse cuenta del estrecho acercamiento.
-¿y ahora que tenéis pensado hacer Lord Warenne? Os marchareis a vuestro hogar…
-Sí. Ahora sería un mal momento para viajar a Inglaterra. Posiblemente dentro de poco nos encontremos envueltos en una de las peores batallas que las Higlands hayan vivido nunca.
Por el rabillo del ojo “TN” descubrió a JONAS que caminaba junto a Wallace y un par de hombres más. Todo el tiempo la observaba esperando que ella cruzara su mirada con él, sin embargo fingió no verlo. Su ceño fruncido no era muy buena señal.
-¿Cómo es eso? – Le preguntó con preocupación a Warenne que caminaba tan erguido que estaba segura que el hombre padecía dolor de espalda - ¿estáis tratando de asustarme?
-¡Nada más lejos de mi intención! – el hombre miró a su alrededor y alejó a la joven un poco más de posibles oídos indiscretos – Eduardo entrará dentro de poco en guerra con Francia y los guardianes se niegan a enviarle sus ejércitos.
¡Bien! – gritó la mente de “TN” con júbilo. No quería demostrar su alegría ante él ya que había notado el amargo tono de su voz. Mentalmente aplaudió a Carrick y a los hombres de Escocia.
-¿y vos que haréis? – le preguntó.
Ambos seguían caminando sendero hacia abajo y la fuerte construcción asomó tras un pequeño cerro coronado por una solitaria encina.
En el patio habían extendido largas mesas para celebrar el banquete y varios estandartes ondeaban al viento.
Hombres portaban cerdos atados por las extremidades a un largo palo y los colocaban sobre hogueras donde luego los harían girar una y otra vez hasta que estuvieran completamente asados. La fiesta duraría todo el resto del día y la noche. El vino y la cerveza pasarían de mano en mano entre alegres músicas.
-Yo me retirare a mi hogar, necesito descansar de tanta política, de tantas guerras – el hombre agitó la cabeza soltando un suspiro – ¿ha viajado alguna vez a Inglaterra miladi?
-no – negó ella – una vez hace mucho tiempo estuve muy cerca de la frontera. Vestían todos parecidos a vos – le dijo observando sus calzas que introducía en unas elegantes botas – pero nunca he salido de las Higlands. ¿Y vos? ¿Habéis viajado mucho?
-Podría decirse que si – asintió – adoro conocer lugares nuevos. Posiblemente en un año o dos viaje a España, me atrae mucho la cultura religiosa del país y las mujeres, me han comentado que son muy hermosas. – clavó los ojos en ella hasta que la hizo ruborizar y satisfecho soltó una risilla – De modo que el JONAS piensa pedir su mano. – la dijo en un susurro. No era pregunta si no más bien una afirmación.
-¡oh no! Estáis confundidos Milord. JONAS y yo apenas nos conocemos de unos días – buscó a JOE con la mirada. Caminaba unos pasos por detrás de ella y su rostro serio la miró con enojo, incluso sus ojos grises brillaron tan amenazantes que “TN” se asustó.
Le había prometido que no haría nada en contra de Surrey por el momento y pensaba cumplir su promesa.
-Por cierto perdonad mi torpeza – Warenne se detuvo – he sido informado que vuestro pariente fue atacado anoche.
“TN” no pudo evitar tensar los hombros cuando un escalofrío irracional recorrió su columna vertebral. Un miedo atroz se agarró a sus entrañas al cruzar por su mente, tan solo por unos breves segundos, que el Lord pudiera estar implicado. ¿Podría ser? Quizá tenía tantas ganas de culpar a Surrey de cualquier cosa que veía fantasmas hasta donde no los había.
-Si – asintió evitando sus ojos, detestaba esa mirada descarada que se posaban continuamente en sus pechos. Solo le faltaba babear para que “TN” hubiera huido a vomitar a cualquier sitio lejos de él. Hacía de tripas corazón por el único motivo que la ataba a ese hombre. Venganza. – un indeseable le salió anoche al paso, menos mal que Douglas se defendió y acabó con su vida – pretendió que sus palabras hirieran al hombre en caso de que él hubiera enviado a alguien hacerlo. Warenne tan solo se encogió de hombros imperceptiblemente.
-Espero que el joven se encuentre bien. Es una pena que puedan pasar estas cosas en el sitio más protegido del país, en este momento, claro.
-Con unos pocos de cuidados se recuperara. Os agradezco su preocupación.
-¿y vos que vais hacer ahora que Isabella de Carrick se ha desposado? ¿Dónde viviréis vos, miladi?
-Me quedaré en Carrick por supuesto. Acompañaré a Isabella.
-Sería un honor para mí si visitáis mi hogar algún día. De hecho mi propiedad queda cerca de donde un día estuvo la vuestra – no vio que “TN” apretaba la boca con tanta fuerza que el musculo de la mandíbula comenzó a latir ligeramente y si lo vio no dio muestras de ello - ¿pensáis volver allí algún día?
-Si –contestó elevando el mentón – MacBean volverá a ser lo que fue. Espero que algún día vos también podáis verlo.
Llegaron hasta las mesas y “TN” aprovechó para soltarle el brazo.
-Quiero pasar a visitar a mi primo. Disculparme milord.
-No os preocupéis lady MacBean, os buscaré más tarde. Y saber que si yo puedo ayudaros en algo, lo que sea, seré su más leal servidor.
“TN” se despidió de él con otra pequeña reverencia y escapó hacia las dependencias donde se hallaba Douglas.
Antes de entrar en la cámara descubrió a la sierva de cabellos oscuros que se había atrevido a irrumpir la noche anterior en el lugar donde Douglas descansaba.
La joven llevaba una larga y abultada falda que un día fue probablemente blanca pero que se hallaba amarillenta. Por encima de un holgado blusón llevaba un pequeño justillo negro entrelazado bajo los senos de tal manera que los pechos parecían más grandes de lo que realmente eran.
Brigitte, que así era como la había llamado JOE, comía con ansia de un cuenco que el cocinero la había entregado. Ella debió notar que “TN” la estudiaba porque levantó la cabeza y restregándose los labios con un brazo la dedicó una fría sonrisa.
-Miladi, si está buscando a mi señor…
-No lo estoy haciendo – la interrumpió la joven girándose para entrar a ver a Douglas.
Brigitte corrió tras ella penetrando en la sala y “TN” se giró con rostro expectante.
-¿Qué es lo que quieres? Ya te he dicho que no estoy buscando a tu señor. - Con las manos en las caderas los ojos verdes refulgieron furiosos.
 
-Lo sé miladi. Solo quería conocerla. Jaimie me contó que usted y mi señor se van a casar.
-No voy a casarme con nadie, pero si así fuera ¿Qué podría importarte a ti? ¿Y quién es Jaimie?
- Él es el mejor compañero de milord y supongo que no debería importarme que se casen – respondió Brigitte en un suave hilo de voz. Sus ojos se abnegaron de lágrimas cuando miraron a una sorprendida “TN”. – Sé que no debería decir esto… pero creo que estoy desesperada. Si JOE se entera de que he hablado con vos…
-¿Le llamas JOE? – preguntó ella helada.
Brigitte asintió con la cabeza.
- Estoy esperando un hijo de mi señor.
 
 
 
 
 
 
CAPITULO 12
 
 
“TN” regresó a la fiesta un par de horas después. Douglas estaba mucho mejor e incluso insistía en levantarse pero ella se había negado. Junto a la columna vertebral del hombre había crecido un extraño bulto que por momentos se hacía más grande.
Alexia, más conocida como la hechicera, confirmó que el hinchazón había sido debido a una buena patada que le hubieran dado en la espalda y en pocas palabras dijo que no veía ningún mal a Douglas por lo que al día siguiente se podría levantar.
Sabía que el joven debía estar aburrido y “TN” se hubiera quedado un poco más con él si no hubiera intervenido en la conversación con Brigitte, entre otras cosas porque el muy… testarudo, daba la razón al JONAS.
Al final Brigitte y Douglas había terminado medio discutiendo y “TN”, cansada de escucharlos los había dejado solos.
La idea de que “TN” fuera a tener un hijo la apartó de su mente con velocidad. No es que no la importara, sin duda no era el único señor que engendraba bastardos, pero tampoco debía olvidar quien era Brigitte y para qué fin acompañaba a los hombres en el campamento. Claro que lo cruel era que “TN” la hubiera pedido que abandonara todo lo que Brigitte conocía y ahí es donde la joven ramera la había pedido ayuda. No quería que la apartaran del clan.
“TN” se maldijo cuando vio al JONAS de espaldas a ella. ¿Por qué la había dicho a Brigitte que trataría de convencerle para que no se tuviera que ir? ¿Pero que la importaba a ella…? Maldición.
Había mucha gente en ese lugar y casi todos más altos que “TN”. Hombres y mujeres entonaban una conocida pero antiquísima canción de batalla al tiempo que comenzaban a bailar como si de repente hubiesen pisado cardos. Ella quiso salir de allí evitando que JOE la viera, sin embargo se sintió empujada de un sitio a otro hasta que alguien la tomó de la cintura. Se giró tratando de soltarse e incluso luchó por desasirse pero se vio de lleno metida en una alegre danza de la que ella quería escapar.
El hombre que la intentaba guiar era joven, apenas un muchachito que recién comenzaba a salir del nido. Su cabello era rubio dorado de un tono bastante llamativo. Su aliento apestaba alcohol. Su cuerpo era grande y firme.
-¡Soltarme, por favor! – le gritó “TN” aporreándole con el puño cerrado en el hombro. El joven no debió escucharla ni sentirla porque la elevó y dio media vuelta con ella en volandas.
“TN” atizó las espinillas del fervoroso bailarín con una patada y cuando esté la soltó aprovechó para intentar escabullirse. Su intento fue en vano. El muchacho no cejó en su empeño y otra vez la atrapó de la cintura por la espalda, al tiempo que la alzaba entre risas.
-¡Suéltame! – gritó con pavor intentando hacerse oír entre tanto barullo. Movía las piernas en todas direcciones tratando de liberarse como fuera. Los brazos en la cintura la aplastaban impidiendo incluso que respirara casi con normalidad.
-¡Déjala en paz, muchacho! – dijo alguien.
“TN” volvió a retorcerse estirando las piernas hacia el suelo.
-¡Que me bajes!
Por respuesta recibió una risilla y “TN” lo golpeó con su propio cuerpo.
-¡Suéltala ahora mismo! – tronó la voz de JOE que se había acercado hasta el exaltado joven. Las personas más cercanas guardaron silencio, expectantes, todos deseando que hubiera un poco de juerga, algo donde poder estrellar los puños para luego beber alcohol hasta caer dormidos en algún lugar del castillo.
La postura de JONAS atemorizaba. Había abierto ligeramente las piernas en posición de ataque y su rostro se había convertido en una máscara cruel y fría.
Las cosas se sucedieron tan rápido que “TN” no tuvo tiempo de gritar de nuevo. No supo cómo, pero voló por encima del JONAS cayendo contra un robusto pecho que parecía preparado para amortiguar su caída. Quien la hubiera empujado no había tenido ninguna consideración con ella, sin embargo el hombre que la ayudaba a ponerse recta sobre sus dos pies tenía una mirada muy amable y considerada.
“TN” con rapidez trató de mirar hacia atrás pero los hombres habían creado un círculo alrededor de JOE y el muchacho de cabellos de oro.
-Espere aquí Lady MacBean – la dijo el hombre que había detenido su caída. – JONAS no tardará en venir.
Ella le miró nerviosa pero a cada tiempo volteaba la cabeza para poder observar algo.
-¡Pero vayan ayudarle! –dijo ansiosa por saber que estaba ocurriendo. Alzándose la falda con ambas manos regresó al corrillo formado sobre todo por guerreros.
Con una furia que no sabía de donde nacía, se abrió paso entre dos hombres que tan solo la miraron de refilón antes de volver al centro de atención. Por fin ella pudo mirar.
JOE era más fuerte, mucho más fuerte y aun así no utilizaba su energía con el joven. Se limitaba a esquivar sus golpes ebrios y sin puntería.
Aliviada soltó un suspiro, se había pensado que los amigos del rubio habían intervenido y había podido ver a JOE junto a Douglas compartiendo catre.
Observar la tranquilidad con la que se movía JOE logró relajarla. Era como si de repente se sintiera protegida porque tenía a alguien que cuidaba de ella. Y el JONAS, lo único que hacía en ese momento era abochornar al pobre muchacho que no lograba alcanzarle con los puños.
 
 
JOE lanzó al joven la última mirada de desdén y cuando esté tropezó cayendo al suelo, cruzó sobre él de una zancada. Se acercó hasta “TN” con preocupación. La muchacha llevaba todo el cabello revuelto sobre la espalda y su corona de flores había desaparecido en la multitud. Su rostro estaba rojo del esfuerzo y le miraba con una muestra de agradecimiento.
-¿te encuentras bien? – la preguntó estudiando sus rasgos detenidamente. Estaba bellísima. Le recordaba a la elegancia de las gacelas jóvenes. Esbelta, sin llegar a ser alta y de curvas perfectas. El escote cuadrado era más bien recatado aun así dibujaba sus senos de forma muy sugerente, unos senos que subían y bajaban agitados por lo ocurrido. El color blanco y la plata la conferían la apariencia del hada del lago. Una leyenda inventada para los más pequeños.
-Si – dijo ella con una voz tan rota que JOE pensó que se iba a echar a llorar de un momento a otro.
La tendió la mano.
-¿quieres que salgamos de aquí? – ella se aferró a él como si su vida dependiera de eso y JOE la guió hacia algún lugar donde no hubiera tanta gente alrededor. Se detuvo un poco para colocarla una mano sobre la estrecha cadera y hacer una señal a Jaimie avisándole que se retiraba.
Ella dejo caer ligeramente su peso sobre él y los pensamientos de JOE ardieron en el infierno.
-¿te han hecho daño, mujer?
Ella agitó la cabeza y varios mechones rozaron su rostro adhiriéndose a sus mejillas donde brillaba alguna lágrima.
-Me asusté – respondió con voz temblorosa – No podía ver nada y solo quería salir de allí.
JOE la estrechó contra su cuerpo por unas milésimas de segundo antes de soltarla y tomarla de una mano. Atravesaron un arco de piedra e ingresaron en un patio rectangular. Junto al muro exterior había bancos de piedra sobre un suelo de mármol blanco. Era uno de los lugares preferidos de Bruce. Allí ambos se habían reunido en multitud de ocasiones para conversar o trazar algún plan contra Balliol.
-El muchacho había bebido más de la cuenta y estoy seguro que mañana no va a recordar nada. Solo tendrá una buena resaca. – la dijo. La notaba más tranquila.
-No sé cómo el alcohol puede volver a los hombres tan tontos o tan fuera de control. – replicó ella pasando del temor al enojo. Sus ojos verdes brillaron llenos de indignación.
JOE asintió con una sonrisa.
-Ya se ha casado tu amiga ¿Cómo te sientes?
Ella se encogió de hombros.
-Aún no he tenido tiempo de asimilarlo.
Él se movió inquieto.
-Es cierto, estuviste muy entretenida con Surrey – JOE se mordió el labio deseando no haber mencionado al hombre. No era momento de dar una escena de celos que por otro lado le habían estado quemando durante el resto de la tarde. Para colmo la muchacha había desaparecido poco antes del gran festín y no la había vuelto a ver hasta el momento que el joven Fegurson la había levantado del suelo.
Ese chico siempre le había hecho gracia y hasta le caía bien, pero al ver la forma en que trato a la dama de cabellos caobas que últimamente se colaba en todos su pensamientos, había deseado romperle todos y cada uno de sus huesos.
No lo hizo, no por faltas de ganas, sino porque hubiera sido injusto para Fegurson.
-No le he matado todavía – bromeó sonriendo traviesa al hablar de Warenne. Caminó hacia uno de los bancos - ¿pensabas que no cumpliría mi promesa? ¿Por eso no dejabas de mirarme?
-¡Ja! ¡Mirarte yo! – Soltó JOE frunciendo el ceño y siguiéndola con los brazos cruzados sobre el pecho -¡Tú lo has soñado!
-¿me vas a decir que no me mirabas?
-¡claro que no te miraba! – Exclamó con una enorme sonrisa – observaba a Surrey.
“TN” arqueó las cejas y lanzó una carcajada.
Aquel sonido fue música celestial para los oídos de JOE. Fue tan natural y espontanea que se metió en cada rincón de su mente embargándolo de algo desconocido hasta ahora. Unos sentimientos que comenzaban a sorprenderlo.
El hombre la miró fascinado, ella agitaba suavemente los hombros entre risas. Sus ojos, de un tono verde esmeralda, bailoteaban en las cuencas y sus labios entreabiertos mostraban una perfecta dentadura de piezas blancas y pequeñas. No se pudo resistir. Como un potente imán acercó sus labios a los de ella deseoso de probarla de nuevo. La había pillado por sorpresa pero “TN” le respondió con la misma ansia que él, como si lo hubiera estado esperando. JOE la aplastó más contra su pecho. Enredó sus dedos en el largo cabello apretándola contra su boca. Estaba hambriento y ella era el exquisito bocado del que él deseaba alimentarse. Sus labios descendieron hacia el suave cuello donde el pulso femenino latía a mil por hora. Mordisqueó el dulce hueco bajó el lóbulo de la oreja y sintió como ella se aferraba con fuerza a sus hombros cuando un escalofrío de placer atravesó todo su cuerpo.
-Te deseo mujer – la susurró lamiendo su oído provocativamente. La sostenía en brazos a su misma altura pero “TN” ni siquiera había sido consciente de ello. – dime que si, por favor. – siguió rogando entre besos.
“TN” abrió unos ojos redondos como platos y antes de que pudiera negarse JOE la atrapó de nuevo los labios. La sintió luchar débilmente y dejó que el cuerpo de “TN” se deslizara sobre el suyo hasta llegar al suelo. JOE movió las manos sobre la estrecha cintura hasta que tomó el redondeado trasero de ella entre las manos.
-Dime que si – volvió a susurrar contra su boca. Se sentía explotar de deseo. Se sentó sobre el banco arrastrando a la joven consigo sentándola sobre sus piernas. Ella le rodeó el cuello jugueteando con sus cabellos, perdida en sus besos.
JOE sin apartarse, logró introducir una mano bajó la falda del vestido y sus dedos ascendieron lentamente sobre el muslo desnudo, haciendo que la suave piel de “TN” vibrará ante su contacto.
-¡No! – Lo detuvo ella jadeante parándole la mano con las dos suyas. Le suplicó –No, te lo ruego.
Cuando “TN” quiso levantarse de las piernas de JONAS él no sé lo permitió, en cambio la abrazó con fuerza. No sentía ningunas ganas por dejarla marchar. No así, en el estado en el que él se encontraba.
PEZA
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SIERVO DE TU AMOR  - Página 2 Empty Re: SIERVO DE TU AMOR

Mensaje por PEZA Dom 06 Abr 2014, 2:42 pm

CAPITULO 13
 
- ¡Lord JONAS! – exclamó la voz de un hombre deteniéndose a pocos metros de donde estaban los jóvenes.
“TN” observó al padre de Isabella con ojos dilatados. Se levantó con prisa de las piernas de JONAS y estuvo a punto de caer contra el suelo de los mismos nervios. No quería ni pensar en lo que su protector estaba pensando de ella en aquel momento.
JOE la cogió de un brazo y ella se enderezó avergonzada. Sus mejillas ardían cuando se vio obligada a bajar la mirada ante el hombre mayor.
-Mi señor, estábamos…
-¿os importaría dejarnos solos, querida? – el Conde de Mar rodeó los hombros de “TN” con un brazo en actitud paternal y la dirigió hasta el arco de piedra sin querer escuchar las diversas excusas que la joven se empeñaba en aclarar.
Una y otra vez, “TN” miraba hacia JOE intentado adivinar como actuaria una vez que se quedara a solas con su tutor, pero el hombre no parecía inquieto por el encuentro. Su rostro estaba sereno y tranquilo.
-…me habían cogido y yo no quería bailar – siguió diciendo ella aunque el hombre ya se había vuelto hacia JOE.
Con un nudo en el pecho y una cobardía innata, “TN” se marchó en busca de Bella. No sabía si echarse a llorar o salir corriendo de Carrick y no regresar jamás. No quería casarse con el JONAS. No estaba preparada para dar los votos a nadie. Y sin embargo sabía que se uniría a él.
Lo que habían hecho estaba muy mal. Los habían encontrado solos y en una pose no muy decorosa. Y encima el mismo Conde de Mar… ¡claro que se tendrían que casar!
Se detuvo en el corredor y respiró hondo tratando de tranquilizarse. El corazón seguía bombeando salvajemente y su aliento salía jadeante después de haber subido las estrechas escaleras con prisas.
Tarde o temprano se debía casar y su señor había sido muy amable al permitir que ella pudiera escoger, otras no tenían tanta suerte. Ni siquiera sabía si su padre también la hubiera permitido esa concesión. Era difícil tratar de convencerse pero era tenaz y acabaría haciéndolo.
JOE era guapo, fuerte y físicamente la atraía. Desde luego pensándolo bien, era un partido muy bueno y encima se había ofrecido ayudarla es sus pesquisas.
Enamorada no estaba. Que le gustara un poco, que le alterara los sentidos, que atrajera su atención con la fuerza de sus ojos grises. No podía negarlo. Era un hombre muy atractivo. Pero amarle… Podría hacerlo. ¡Claro que sí! En eso desde luego no tenía ninguna duda, pero ¿podría hacer que JOE la amara a ella?
Viéndolo desde un punto de vista elocuente, podría afirmar que el JONAS la deseaba. No solo se lo había demostrado, sino que lo había llegado a decir. Bueno, y ella que no era tonta había sentido la protuberancia masculina cuando estaba sentada sobre él.
Otra vez enrojeció. ¡Qué vergüenza haber sido pillada por el Conde! Y encima tenía que agradecer que fuera él… otro hubiera comenzado a soltar aquello en forma de rumor y seguramente hubieran acabado diciendo que estaban fornicando sobre el suelo del patio.
Enderezó los hombros con resignación. Vale, lo hecho, hecho estaba. ¿Y qué iba a pasar ahora con Brigitte? Ah, no, no. Ese problema no era de ella. JOE era responsable y… se mordió el labio inferior. Si quería que el hombre la amase debía enamorarle y para eso Brigitte no entraba en sus planes. Pensándolo bien no creía que ninguna mujer entrara en aquellos planes. ¿A parte de Brigitte, tendría JOE más amantes? ¿Y desde cuando “TN” había descubierto que era celosa?
Roberto de Bruce salió de una alcoba y se detuvo ante ella en el largo y oscuro pasillo. Parecía preocupado cuando la miró con ojos tristes. Desde luego la tarde no se tornaba agradable para todos.
-Por favor acompañarla – la dijo señalando la puerta.
Escuchó los sollozos antes de entrar en la recamara. Bella se hallaba sobre el colchón llorando a pleno pulmón.
-¿Qué os ha ocurrido? – preguntó “TN” corriendo hacia ella. Se encaramó sobre la cama y Bella se arrojó a sus brazos entre lágrimas.
- Soy tan desdichada, tanto, tanto – se recostó colocando la cabeza sobre las piernas de “TN” que la acarició con delicadeza los cabellos.
-¿habéis discutido con su señor?
-Peor que eso “TN”. – Absorbió ruidosamente por la nariz y levantó la cabeza para observarla – Roberto se tiene que marchar por unos días y quiere que nos alojemos con el JONAS.
“TN” tan solo alzó ligeramente las cejas:
-¿Y?
Bella se restregó las lágrimas con ambas manos y se incorporó hasta quedar a la altura de ella.
-¿Os parece poco? ¡Me acabó de casar y mi esposo tiene que atender otras cosas!
-¿Y lloráis por eso? – “TN” frunció el ceño.
-¿pero habéis oído lo que he dicho? Nos vamos con el JONAS…
-Lo he oído – asintió “TN” colocándola un mechón tras la oreja. - ¿vos queréis llorar de verdad? – la preguntó con la mirada fija en ella.
Bella la observó confundida.
-¡que!
-Esta noche me van a prometer con el señor JONAS.
-¿Qué? – Repitió Bella abriendo los ojos como platos - ¿Quién? ¿Por qué?
“TN” sintió arder de nuevo las mejillas y soltó un largo suspiro al tiempo que asentía.
-Vuestro padre nos encontró en un lugar solitario…
-¿se estaban besando?
- digamos que si – respondió. No tenía por qué contarla la verdad completa.
-¡Bien! – exclamó Bella más animada.
-No tan bien – “TN” arrugó la nariz con disgusto. – Unos minutos antes fui informada que el lord estaba esperando un hijo – se encogió de hombros con desilusión.
-¿JONAS está esperando un hijo? ¿Y quién es la madre?
-No creo que tenga importancia. Si JOE amara a la mujer no la habría echado del campamento. ¿No?
-supongo que no. ¿Qué os ha dicho él?
- aún nada. Por supuesto yo no he hablado con él de esto. ¡Por Dios! Si apenas nos conocemos.
Bella se tocó la frente pensativa.
-¿”TN”, milord os gusta?
-no lo sé – respondió con un murmullo – ni siquiera estoy segura de querer unirme a él. ¿Tendré opción?
Bella se mordió el dorso de la mano y la miró con los ojos abnegados en lágrimas.
-Tenéis razón “TN”. Vuestro problema es mayor que el mio.
-Mucho mayor. Al menos el conde y vos os amabais aun antes de contraer nupcias. Nosotros no nos conocemos prácticamente de nada… y para colmo ahora el tema del bastardo.
-¡no dejéis que reconozca al niño! – dijo Bella con firmeza.
-¿Por qué?
- luego repartirá la herencia con los vuestros.
“TN” la observó pasmada.
-¡yo no puedo hacer eso! Si JOE desea reconocer a su hijo… No es que me agrade pero sería lo más normal ¿no? El niño no tiene culpa de lo que haga su padre. De todos modos Brigitte debía haber tenido cuidado con eso. He oído decir que esas mujeres tienen cosas para prevenir los embarazos.
-¿pero de qué clase de mujer estáis hablando, “TN”? – dijo Bella sentándose junto a ella sumamente intrigada.
-Brigitte es… es… una de las que les hacen compañía a los hombres de…
-¡ay dios! – Bella se llevó las manos a la cabeza en actitud exagerada. – Si esa mujer está preñada es porque ella ha querido. No creo que el señor JONAS ni ningún otro señor acepten nunca un hijo así. – Se encogió de hombros – JOE nunca tendría modo de confirmarlo y ella ha incumplido su parte del trato.
“TN” observó a su amiga con la cabeza ladeada. Sus palabras eran coherentes y llenas de confianza.
-Bueno antes de casarme con el JONAS lo comentaré. Quizá incluso no sepa de la existencia del bebe. – Buscó los ojos de Bella - ¿creéis que se enamorara de mí?
-Yo diría que está bastante interesado – sonrió con dulzura – pero aprovecharemos los días que pasemos en su propiedad. – Suspiró y se sonó los mocos en un suave pañuelo de lino – Yo os ayudaré. Al menos estaré entretenida hasta que regrese Roberto.
-¡Quizá yo le estoy dando vueltas al tema y puede que él ni siquiera desee casarse!
-Pues si está hablando con mi padre mucho me temo que le va a dar lo mismo lo que diga. ¡Se casará! ¿Por qué os dejasteis convencer para quedaros sola con él?
-No pensé en ello. Habíamos tenido un pequeño altercado y tan solo me deje llevar.
-Pero no parece que os lo toméis muy a mal.
“TN” se levantó y caminó por la recamara con los ojos perdidos en algún punto de la pared.
-JOE me gusta y sé que al final acabaré amándolo – se encogió de hombros – por lo menos eso espero. En cuanto a casarme, vos misma dijisteis que vuestro padre estaba preocupado por mi enlace de modo que si no era el JONAS hubiera sido cualquier otro.
-Admiro vuestra fortaleza “TN”. Me gustaría mucho poder controlar las emociones tal y como lo hacéis vos. Ni siquiera estáis preocupadas por lo que depara el destino.
-Que no lo parezca no significa que no lo esté – respondió ella. Además junto al JONAS vengare la muerte de mis seres queridos “pensó” y reclamaré las tierras para Douglas.
 
CAPIULO 14
 
 
JOE JONAS estaba tan furioso que sus hombres lo notaron en el mismo momento en que desmontó de su animal.
Un muchacho joven aferró las riendas y se llevó al caballo junto a los demás. JOE apenas lo miró y caminó con paso firme hacia la orilla del rio.
Era tal su enojo que hubiera cogido al conde de Mar por el cuello y lo hubiera lanzado desde la almena. Tenia que haberlo hecho - se repitió un par de veces más hasta que sus instintos más entrenados escucharon los pasos tras su espalda. De haber ocurrido algo así en cualquier otro sitio, JOE ya se habría lanzado contra el intruso, pero allí, en su campamento, solo se hallaba su gente.
No se giró aunque agitó la cabeza para que quien estuviera tras de él supiera que sabía de su existencia.
Jaimie sonrió perceptiblemente sin embargo espero a que JOE fuera el primero en hablar. Por mucha confianza que tuviera con el JONAS nunca se había atrevido a dirigirle una palabra mientras estuviera enfadado. Era muy bien conocido el genio que se marcaba el hombre cuando las cosas no cuadraban mucho a como él las había planeado.
Pero JOE siguió sin hablar. Se inclinó hacia el agua y sumergió las manos mojándose las anchas mangas de la amplia camisa. Por una fracción de segundos pensó en ese mismo gesto hecho por “TN”  el día anterior mientras comían. ¡Maldita sea! ¡Porque no podía sacársela de la cabeza! Había visto mujeres más hermosas que ella, más… más… ¿Por qué demonios no se le ocurría otra cosa?
Estaba pensando en provocativas, pero “TN”, lo provocaba siempre. Daba igual que la joven le sonriera como si le regalaba una de sus severas muecas. Cuando sus ojos le enfrentaban con desfachatez y soberbia o cuando le miraban agradecidos.
Intentaba provocarle de diferentes modos pero JOE tenía la libido muy por encima de todo eso. Y después de aquella tarde ¡Dios! Con un esfuerzo terrible la habría dejado marchar pero solo quería abrazarla un poco más. La calidez del estrecho cuerpo sobre el suyo, el aroma que desprendían los enredados cabellos le producían una extraña sensación, era como si hubiera estado esperando toda la vida para proteger aquella mujer. La sentía cerca y podía leer en sus ojos, en sus mejillas, casi podía adivinar por su expresión lo que pensaba en cada momento.
Puede que al resto de la gente lograra ocultar su gran resentimiento, su impaciencia por vengarse, el dolor que reflejaban sus pozos verdes, pero a él no.
Y en ese momento en que la había besado, el instante que sus dedos rozaron la piel desnuda de su pierna… el trasero sobre él. La hubiera tomado allí mismo sobre el banco. Solo de recordarlo su frente se cubrían con perlas de sudor.
Suspiró y se sentó sobre el suelo con los ojos clavados en las aguas del rio. En el centro de canal había enormes pedruscos que el agua saltaba provocando diminutas cascadas. Más allá la pradera lucia húmeda y verdes brillando bajo los últimos rayos del sol.
-Me voy a casar con MacBean – dijo JOE por fin observando a Jaimie sobre el hombro.
-Bien. – Se acercó a él y tomó asiento a su lado – Pensaba que esperarías a llegar a casa.
- Eso pensaba yo. De hecho tendré que formalizar el compromiso en casa.
Jaimie era un hombre tan grande como JOE. Era muy jovial y alegre. Valiente como pocos y más loco que una cabra. Loco por no decir temerario. Jaimie no temía la muerte, se reía de ella. Varias veces había estado a punto de sucumbir, pero aún estaba en pie y ganando.
-Me parece bien – agitó la cabeza – No entiendo que…
-¡Me ha prohibido que me acerque a ella hasta que no pida su mano! ¡A mí! – rugió. –Ya le he dicho que me voy a casar con ella y…la respetaré hasta que sea mi esposa, pero no poder acercarme ni para saludarla… ¡es absurdo!
Jaimie no se atrevió a reír. ¿JONAS estaba enfadado por que no podía acercarse a la beldad pelirroja?
-Creo que a Bruce le paso algo similar – murmuró Jaimie lanzando un puñado de tierra sobre un solitario esparrago que asomaba de entre la tierra – Por lo menos no tardaremos más de dos semanas en llegar.
-Dos semanas a vosotros, yo tengo que pasarme primero a ver a Balliol. – Sus ojos despidieron fuego por unos segundos – Quiero que la vigiles.
-Vale. ¿A quién? ¿A tu prometida? – Ahora sí que soltó la carcajada que había estado guardando - ¿tan enamorado estas?
-¿Qué? – JOE alzó una mirada perpleja encontrándose con la de su amigo. Al principio no entendió la frase. Ni siquiera pensaba en el amor, ¿pero cómo decirle que esa joven que parecía tan dulce e inocente, estaba empeñada en asesinar a Warenne o en hacer cualquier locura por hacerle confesar?
-¿la amas? – repitió Jaimie ahora algo más serio. Nunca había visto a su amigo enamorado, ni siquiera había advertido que le atrajera más una mujer que otra. Cierto que con la señorita MacBean le veía más animado…
-No. Creo que no – se encogió de hombros – me gusta. Es bonita y tiene un buen cuerpo. Es una moza saludable y me dará buenos hijos. Supongo que el amor llegará poco a poco.
-¿y porque quieres que la vigile?
JOE se rascó la barbilla pensativo. ¿Por qué quería vigilarla? ¿Para proteger a Warenne?
Quería que ella no agrediera a nadie, él era guardián de Escocia y no iba a permitir aquello, pero ¿era ese el motivo? ¿Por qué? Si el Conde de Surrey falleciera en aquel momento poca gente lamentaría su muerte, él no lo haría desde luego. Entonces ¿a quién quería proteger?
Ni el mismo podía entenderlo.
-Porque si – respondió tajante. – Solo será cuando yo no esté cerca. ¿Lo has entendido?
Jaimie abrió la boca y la cerró con fuerza apretando los dientes con un golpe seco.
-¡¿quieres que viaje junto a las carretas?! - se ofendió.
-Hay un buen motivo – le explicó. Sus ojos ahora brillaban divertidos disfrutando del sufrimiento de Jaimie. –Los condes de Mar ahora viajaran con nosotros y Surrey ha insistido en acompañarnos. Me desviaré con él para reunirme con Juan pero en el trayecto deseo que mi hombre más leal y el de más…
-Vale, no intentes hacérmelo más fácil. Y luego cuando te largues me ocuparé de que Lady MacBean te olvide con facilidad.
JOE ensanchó una sonrisa que abarcó toda su cara y negó con la cabeza.
-No te he contado la segunda parte del plan – rió – en cuanto Warenne no esté, regresaré y la llevaré conmigo…
-¿La vas a llevar contigo? - repitió con incredulidad.
-¡Aja! Necesito una mujer y ella será mi esposa ¿no?
Jaimie se encogió cuando JOE apoyó una mano sobre su hombro y con un ligero movimiento se incorporó.
-Esto deberíamos planearlo mejor ¿eh? – Le dijo el muchacho estirando su mano para que le ayudara a levantarse - ¡que te cuesta esperar un poco más! ¿Llevarte a tu prometida? Eso es lo más estúpido que he oído nunca… - Jaimie echó andar tras de JOE -¿y porque no llamas a Brigitte? Es menos peligroso.
-Yo no quiero cualquier mujer Jaimie – JOE se volvió hacia él y sus ojos brillaron de deseo – la quiero a ella.
El joven se quedó en el sitio viendo como el JONAS se acercaba a sus hombres.
-Y dice que no la ama – musitó con extrañeza. – Al menos he logrado apaciguar tu enfado – dijo más para sí mismo que para JOE.
 
 
 
-Lady MacBean. Por favor concederme dos minutos de vuestro tiempo os lo suplico.
“TN”  se dio la vuelta en el inicio de la escalera al escuchar aquellas palabras. Sus ojos verdes viajaron sobre el hombre joven de cabellos dorados que la observaba con una mirada llena de arrepentimiento así como los gestos de su cara.
“TN”  entrecerró los ojos cuando reconoció al hombre y le miró elevando orgullosamente el mentón.
-Os recuerdo – le dijo con voz severa – usted fue el que me obligó ayer a…
-Sí, lo siento. Necesito disculparme con vos. Mi nombre es Ian Fegurson y me temo que ayer unas fuerzas oscuras se apoderaron de mi voluntad.
-¿fuerzas oscuras? Yo más bien diría que vos se cayó en el barril de cerveza.
Ian sonrió divertido con ojos chispeantes.
-Entonces ya no estáis enfadada ¿verdad? – dio unos paso hacia ella hasta quedar uno frente al otro. “TN”  debía levantar la cabeza como casi siempre que se acercaba algún guerrero. Eso no significaba que todos los escoceses fueran grandes y enormes, los había de todos los tipos, altos, bajos, delgados, gordos… - Soy un estrecho vecino de JONAS. Uno de mis parientes se casó la hermana de JOE y eso nos convirtió en aliados.
-¿Habéis venido a disculparos porque el JONAS os lo ha dicho?
Ian asintió y negó al mismo tiempo arrancando una carcajada a la joven.
-Estáis disculpado entonces.
-No volverá a suceder nunca, os lo prometo. – Ian juntó los talones y por unos segundos se cuadro sobre los hombros – Si algún día vos necesitáis de mí, podéis contar conmigo para cualquier cosa.
-Fegurson, muchacho. Te estaba buscando – Un hombre alto y desgarbado de rostro huesudo llegó hasta ellos. Regaló una pequeña reverencia a la mujer y palmeó el hombro del más joven – Te necesitamos junto a las monturas antes que se nos haga muy tarde. Será una comitiva bastante larga la que viaje.
-Estaba a punto de ir hacia allí, tan solo estaba disculpándome con Lady MacBean.
-¿Lady MacBean? – Líam se giró para estudiarla fijamente. De modo que esta muchacha es en quien pensaba Warenne. – He oído que un pariente suyo se encuentra mal.
“TN”  asintió:
-Douglas se recuperara dentro de poco. Viajará más tarde, cuando se encuentre bien del todo. ¿Conocéis a mi primo?
Líam sonrió satisfecho mostrando una hilera de dientes amarillentos y grandes.
-Sí, nos hemos visto alguna vez – tomó la mano de “TN” y se inclinó hacia ella formalmente – Mi señor me comentó que vos erais muy hermosa pero creo que se quedó corto.
-¿su señor? – “TN” pestañeó graciosamente - ¿Quién es?
La muchacha había esperado que o un Fegurson, un Carrick o incluso un JONAS…
-John Warenne, conde de Surrey.
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Mensaje por chelis Dom 06 Abr 2014, 3:41 pm

Oooioohhhh..... Otra pista!!!!!!!.....
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Mensaje por PEZA Dom 06 Abr 2014, 7:43 pm

CAPITULO 15
 
JONAS y el conde de Surrey fueron los últimos en abandonar Carrick.
Un largo desfiles de carretas y animales que iniciaron el viaje con paso ligero, más bien con la reciente prisa que le había entrado a JOE por regresar a su hogar.
Los vehículos traqueteaban peligrosamente y alguno tuvo que informar al inicio que de continuar así, no podrían seguir su marcha.
JOE, después de este aviso intentó calmarse un poco. El conde de Mar había decidido acompañarlo en la cabeza y aunque no era un mal hombre no tenía muchas ganas de darle conversación.
Su mente se hallaba ubicada en las carretas que viajaban en el centro de la escolta, exactamente en un lujoso carruaje ingles pertenecientes a Warenne y en el que casualmente también viajaban las damas.
Surrey en un acto de galantería había ofrecido a la Condesa de Carrick que compartiera aquel ridículo vehículo de ruedas muy delgadas. El armatoste se movía tan bruscamente que parecía querer desmontarse. Aun así la educada Isabella había accedido si su madre y “TN” también los acompañaban.
Helen no se lo agradeció en absoluto. Recordaría ese largo día durante los años que le restaban a su vida. Su codo había golpeado más veces la puerta que los accidentales pisotones de “TN”  sobre sus pies.
Bella compartía asiento con el Lord. Se había aferrado con fuerza a un tirador de bronce al tiempo que había clavado los pies entre el asiento frontal y el suelo. Tenía el trasero como una piedra y las piernas en tensión, aun así no perdía su expresión amable.
“TN”  había tratado de imitar a su amiga, pero no podía evitar sentirse elevada unos centímetros de la base del asiento cada vez que la rueda pisaba una piedra o cruzaba un desnivel provocando que su pie golpeara a Helen.
Cierto que aquel carruaje era digno de reyes. El interior se hallaba forrado con un suave paño verde y los bancos de madera estaban cubiertos por almohadones tejidos con finos hilos brillantes. En los huecos de las ventanas lucían gruesas cortinas muy efectivas para viajar en invierno, lo que no era el caso ya que estaban casi alcanzado el verano.
Era tal el agobio que Helen y “TN”  habían logrado recoger las cortinas apartándolas hacia un lado. La brisa que entró fue muy agradecida por los ocupantes del vehículo y de ese modo las lámparas de aceite no debieron encenderse.
La conversación había sido abandonada casi desde el comienzo del viaje. De vez en cuando trataban de comentar algo pero a riesgo de morderse la lengua en una mala pasada de las ruedas.
El paisaje también comenzaba a cambiar paulatinamente volviéndose más agreste. En poco tiempo empezarían a entrar en el bosque y allí la luz era bastante escasa. El ambiente ideal que tanto encantaba a los ladrones que moraban en las miles de hectáreas que se extendía hacia el este.
JOE no estaba preocupado por la seguridad ya que nadie con dos dedos de frente se atrevería atacar a una comitiva tan grande, sin embargo “TN”  y Surrey juntos…
No sabía porque, pero aunque fuera con la condesa de Mar y su amiga Isabella no se fiaba mucho del conde. Ese hombre no era tonto y sabía perfectamente quien era “TN”  y lo que quería. Y cierto que no tenía pruebas y que ni si quiera las había buscado, pero tenía la extraña impresión que Warenne había tenido algo que ver con la paliza de Douglas.
Ahora esa mañana ni siquiera le había saludado. El compromiso no era oficial pero ya todos sabían que pronto se casaría con la MacBean y por lo tanto las tierras que él reclamó un tiempo atrás pasarían a ser de JOE. No le extrañaba que hubiera cambiado la actitud con él. Nunca se habían llevado muy bien, tenían puntos de vista bastante diferentes, siempre dentro de un respeto. Surrey por presumir de uno de los ejércitos más grandes de las Higlands y JOE por ser guardián, un título que en aquellos momentos de su vida no podían pasar por alto. Aquella fue la primera vez que el conde le ignoraba deliberadamente y JONAS, ni siquiera le dio importancia al hecho. Casi que lo prefirió. Ese hombre y él no tenía nada que hablar y con seguridad el conde no se atrevería a poner un dedo sobre “TN”  viajando con ellos, pero por si acaso, no fuera a quedar viudo antes de tiempo, Ian Fegurson acompañaba a Jaimie.
Se detuvieron a media mañana y las damas aprovecharon para estirar las piernas y ejercitar músculos. Necesitaban estar preparadas para el resto de la tarde. Helen ya había planeado una buena excusa para regresar a su carreta. Puede que no fuera tan lujosa como la inglesa pero su gruesa estructura estaba más preparada para soportar los vaivenes del camino sin tener que temer por su vida a cada instante.
“TN”  había intentado convencer a Bella de que hablara con su padre y las permitiesen ir a caballo. Aunque tuvieran que ir junto a las carretas, no importaba, pero lo más alejadas de Surrey. El problema era que el conde de Mar viajaba en la cabecera y Bella prefería esperar a ver al hombre para comentárselo en persona.
Ella misma habría pedido permiso al JONAS de haberle visto en algún momento, ni si quiera durante la comida se había dejado ver y eso que le había estado buscando entre los rostros de los guerreros que iban a recoger su cuenco de carne guisada.
Fue Brigitte, que viajaba en una de las carretas, quien la informó que al JONAS le llevaban la comida.
El camino por el bosque fue más lento y pesado, los paisajes siempre idénticos, un árbol, otro, otro y otro.
Cuando alguien gritó un alto en el camino “TN”  no esperó a que se detuviera el carruaje y saltó de él. La temblaron las piernas peligrosamente pero recuperó enseguida el equilibrio.
-“TN”, me encuentro muy mal – dijo Bella tomándola del brazo para dirigirla contra un grueso tronco. Ni siquiera se había dado cuenta que su amiga había saltado tras ella.
-¿Qué tenéis? – Preguntó, pero cuando la joven comenzó a vomitar se limitó a soplarla la frente - ¡Helen! ¡Helen!
-¿Qué ocurre? ¡Ay mi niña! ¡Es ese coche, es horrible! “TN”  vio a Warenne por el rabillo del ojo. El hombre se había detenido al escuchar las palabras de la condesa de Mar y al ver el estado en que se encontraba Isabella no quiso ni acercarse.
-Traer agua – ordenó la mujer a su sierva que ya comenzaba a preparar el lugar donde dormían las mujeres.
Empaparon un pañuelo y lo pasaron por el rostro de Isabella haciéndola sentar en el suelo.
-¡Debes tener el estómago pegando brincos aún! – siguió quejándose Helen con los ojos entrecerrados de enojo.
“TN”  acarició el cabello de su amiga evitando que se le pegara a la cara. Varios hombres se habían acercado preocupados y miraban desde una distancia prudente.
-Estamos viajando muy deprisa – dijo Jaimie desmontando de su caballo.
“TN”  se unió a la criada y entre ambas prepararon la carreta cubierta. Extendieron los almohadones y las gruesas mantas cubriendo la totalidad del suelo.
-¿Ha sido divertido viajar ahí? – escuchó la joven que la preguntaban. Se giró levemente para descubrir a “TN”  apoyado en la otra punta del vehículo. Su ancha espalda no era capaz de cubrir la rueda. Llevaba un arco colgando de un hombro.
La miraba con ojos burlones y aunque su rostro no estaba serio tampoco sonreía.
-¿estás de broma? – “TN”  entrecerró los ojos – ¡No volveré a subir nunca más! –Gruñó buscando con la vista a Warenne asegurándose que no la escuchaba – mira solo como esta Bella.
JOE soltó una fuerte risotada, pero no la miró a ella directamente si no que clavó los ojos en un punto lejano entre los árboles. “TN”  siguió su mirada pero no vio nada. Buscó algún movimiento, alguna sombra, aguzó los oídos para saber que podría estar mirando él que le resultaba tan divertido.
-¿Qué buscas? – preguntó JOE frunciendo el ceño pero sin apartar la vista de, los árboles.
-¿Qué buscas tú? – respondió “TN”  a su vez cada vez más intrigada.
-Yo no estoy buscando nada – por fin JOE la observó con cara de bobo.
-¿y que miras por allí?
-Nada.
-¡No soy boba! Algo abras visto cuando has mirado para allá y te has reído. – dijo “TN”  ofendiéndose.
JOE la dio la espalda y caminó detrás de la carreta desapareciendo repentinamente de su vista.
-¡este hombre es tonto! – exclamó dispuesta a seguirle, sin embargo él apareció de nuevo.
-¿no te ha dicho tu tutor que no puedo acercarme a ti? – la preguntó otra vez observando los árboles.
-¿Y así crees que estas simulando? ¿Por eso no me miras al hablar? – el asintió. Estaba guapísimo. “TN”  rio con fuerza al entenderlo.
-¡No seas tan escandalosa o tendré que irme!
“TN”  no pudo parar de reír por un buen rato y por mucho que JOE quisiera contenerse, la risa de la dama era contagiosa. Incluso Jaimie que no sabía de qué iba el tema los acompañó con varias carcajadas. El JONAS no tuvo más remedio que desaparecer cuando los condes de Mar se acercaron.
“TN”  se sintió profundamente desilusionada cuando pasaron las horas y el JONAS no volvió asomar por allí. Había estado escuchando las anécdotas que Surrey les había querido regalar ante la luz de la hoguera.
Había varios fuegos encendidos por el improvisado campamento y hombres JONAS vigilando desde las copas de los árboles. La noche era bastante oscura y solo algunas antorchas diseminadas en círculo iluminaban tenuemente.
La joven de larga trenza cobriza se incorporó del tocón que la sirvió de asiento y se despidió ocultando un bostezo. El día había sido horrible y todavía quedaba mucho viaje por hacer. Lo que estaba claro es que no volvería a subir con Warenne a ese incomodo vehículo. Había descubierto que poseía un aliado mucho más cercano y menos peligroso. Líam Camerón, vasallo de su enemigo.
Líam era un hombre agradable a pesar de su aspecto rudo y algo desaseado. Seguía vistiendo el Plaid por lo que decía muchas cosas de él, por lo menos eso pensó “TN”  cuando estuvo charlando con él después de cenar algo. Fue inevitable que comparara a Líam con el JONAS. Últimamente lo hacía con todos y es que JOE tenía las mejores piernas que hubiera visto en la vida. Musculosas, fuertes, de piel dorada…
-¿te retiras ya?
“TN”  se tensó. Estaba oscuro y no veía nada. La voz fue inconfundible, como música para sus oídos.
- ¿te vas a dedicar todo el viaje a hacer de fantasma? – “TN”  le buscó con la mirada hasta que unos arbustos se movieron frente a ella.
Se recogió las faldas y miró en todas direcciones asegurándose que nadie la estaba vigilando.
Con paso lento se introdujo entre las ramas y de pronto se vio cogida al vuelo. ¡Que manía tenía todo el mundo de cogerla en brazos!
-Chisssss – susurró “TN”  en su oído con voz sensual.
Ella alzó la cabeza y logró ver el brillo de sus ojos grises.
-No puedo demorarme mucho. Helen se ha retirado hace tiempo y se van a dar cuenta de que estamos aquí – murmuró presurosa.
-No hemos hablado de nuestro compromiso – dijo él. Ya la había dejado en el suelo pero tenía las manos apoyadas en las estrechas caderas de “TN”.
-No hemos hablado de muchas cosas. ¿Es cierto que ibas a pedirme en matrimonio aunque no hubiera ocurrido lo de anoche?
-Sí.
-¿Por qué? Te dije que no me gustabas.
JOE la estrechó contra su cintura y delicadamente la mordió el lóbulo de la oreja.
-Te dije que mentías.
Su voz junto con su aliento hizo que “TN”  se estremeciera. El corazón adquirió más fuerza, tanto que pensó que JOE sería capaz de oírlo. Se aferró a los fuertes brazos de él e intentó apartarse del deseo del hombre que se hacía más que evidente contra su falda.
-Tengo que irme… - JOE se apoderó de su boca silenciando sus quejas en un largo y profundo beso que dejó a la muchacha completamente hipnotizada.
“TN”  pensó que no podía respirar, el beso la estaba encantando pero en algún momento se había olvidado de respirar y ahora no era capaz de coger el oxígeno suficiente para poder continuar con la comunión de sus labios. Alzó las manos hasta las dos trenzas de JOE que llevaba sueltas a ambos lados del rostro y tiró con fuerza de ellas hacia atrás.
-¡Me ahogas! – jadeó temblando entre sus brazos.
-Eso es lo que tú piensas – murmuró el hombre lamiendo su garganta. “TN”  no se había dado cuenta y había dejado caer la cabeza hacia atrás sin notar que la mano de JOE sujetaba su nuca con firmeza.
-¡JOE! – ella le rodeó el cuello con fuerza, y fue ella quien se apretó contra aquel cuerpo fuerte y duro y fue ella quien buscó su boca con ansia, deseando acariciar de nuevo su lengua aterciopelada con sabor a miel y frutos secos.
Las manos de JOE no estaban quietas y tan pronto la rozaban las mejillas como enterraba sus dedos en el blando trasero. “TN”  se sintió desfallecer cuando los labios se posaron sobre el escote del vestido mordisqueando la delgada cinta que lo adornaba. Volvieron a besarse y con una fuerza sobrehumana, el JONAS apartó a “TN”  de él y la empujó para hacerla salir entre los arbustos justo cuando Bella llegaba hasta allí llamándola en la oscuridad.
- Menos mal que aún estáis aquí – dijo la voz de Bella – Hay algo que he estado todo el día deseando contaros. Caminemos un poco por aquí “TN”, si no salimos del circulo de luz nadie se atreverá a decirnos nada. ¿Ocurre algo? Os noto algo asfixiada.
-¡No! –Exclamó “TN”  con los latidos de su corazón más ralentizados – me asusté – miró hacia los arbustos. JOE seguía por allí, aun podía sentirlo – decirme. ¿Qué es eso que queréis contarme?
La oscuridad amparaba el rosado color de sus mejillas, los pezones erectos que presionaban la tela, insatisfechos por el breve contacto, el ligero temblor de sus piernas, la extraña sensación de vacío de su estómago, como si unas mariposas volaran en su interior locas por encontrar la salida. Excitada. Aquella era la palabra correcta para definir el estado justo en el que se encontraba. Después de todo JOE ya era su prometido, ¿Qué había de malo en que se besaran antes de la boda?
Bella se lo iba a explicar en ese mismo momento.
 
 
CAPITULO 16
 
- ¿embarazada? ¿Tan pronto? – “TN”  se había detenido sorprendida. Por mucho que tratara de hacer cuentas no terminaban de cuadrar. -¿Carrick lo sabe?
-si – contestó Bella asintiendo con la cabeza – Pero le hice prometer que hasta que no regresara conmigo no diría nada a nadie.
-¿Por qué?
La joven se encogió de hombros y trató de sonreír. Sus ojos claros se abnegaron en lágrimas al observar a “TN”.
-Tengo tanto miedo de que pase algo malo – su voz se había convertido en un susurro y “TN”  tuvo que aproximar su cabeza a la de ella para poder escucharla – Tengo la intuición de que algo no va bien y creo que Roberto está en peligro.
-No debéis pensar eso, Bella – “TN”  la rodeó los hombros – Él es un hombre muy valiente y fuerte – tragó con dificultad al recordar las palabras del conde de Surrey sobre la negación de los ejércitos al rey de Inglaterra. Bruce siempre estaba en primera línea de fuego. La ofensa a Eduardo se tomaría como un acto de rebeldía por parte de Escocia. – Volverá en poco tiempo y regresareis a casa a traer un hermoso hombretón al mundo.
Las lágrimas de Bella ahora rodaban brillantes por las pálidas mejillas. Sus labios rosados resplandecían con el fulgor de las antorchas asemejándose a un puñado de fresas. Se encontraba sola e indefensa sin la presencia de Roberto, y la calidez que todos trataban de darla no tenía semejanza ninguna a la añorada. La tristeza había hecho mella en ella nada más enterarse de la noticia, e incluso había pensado que con la nueva situación de “TN”  lograría apartar a su amado de la cabeza el tiempo suficiente como para no preocuparse. No era así. Le echaba de menos y la pena pesaba en su corazón como un bloque de granito.
-¿tan duro es, Bella?
- ¿el qué?
“TN”  buscó entre la oscuridad. Todo estaba quieto y en silencio.
-Amar a una persona. – la respondió. – Se supone que cuando se ama no se sufre, de no ser que no seáis correspondidas. Pero ambos sabéis que pronto volverán a reunirse…
-Y mientras tanto me como las uñas pensando en él. ¿Sabéis cuanto daría yo ahora porque me abrazara? – Agitó la cabeza – “TN”  no podéis saberlo porque no sabéis lo que es amar, pero llegara algún día que sintáis lo que digo por JONAS y entonces os daréis cuenta de lo difícil que es pasar un solo día alejada de él. –Bella se limpió las lágrimas aunque sus ojos no cesaban de llorar – Imaginar por un momento que ahora mismo el JONAS se va. Imaginar que no está por aquí escondido entre en las sombras – fingió no ver como “TN”  alzaba las cejas con sorpresa – Imaginar que quizá no lo volváis a ver. ¿Qué estaríais pensando en este momento?
Un sentimiento desconocido por “TN”  hizo que oprimiera su garganta con fuerza.
-No me gustaría dejar de verlo – respondió en un murmullo. – No...no. No quiero pensar en ello – dijo levantando la cabeza y saliendo del trance en que había caído. No quería analizar lo que sentía por JOE. La gustaba, la encantaba que la sorprendiera, la enfadaba, adoraba las sensaciones que la producían sus labios. –Quizá algún día piense como vos.
 
 
 
Los siguientes días se convirtieron totalmente en una rutina. Viajaban en la mañana, se detenían a comer y continuaban hasta que anochecía.
El conde de Mar siguió cabalgando junto a JONAS en la delantera pero ahora el joven aprovechaba y siempre que podía se colocaba a la par de la carreta de las damas.
No hablaba con “TN”  directamente aunque no podía evitar dejar de mirarla en todo momento. A cada día que pasaba la muchacha se la antojaba más tierna y dulce. Y el saber que debía esperar para probarla le llenaba de ansiedad.
John Warenne a veces escogía la montura y otras se encerraba en su estrafalario coche. Lo malo de esto, es que el hombre cabalgaba cuando Bella y “TN”  también lo hacían por lo que las jóvenes habían comenzado a desistir. Con el que si estaba cogiendo confianza “TN”  fue con Líam. Resultaba un hombre divertido aunque sus bromas carecían de sentido y sus falsas carcajadas llenaban el bosque. Pero la muchacha al menos se entretenía y poco a poco se fue atreviendo a preguntar sobre temas relacionados con Surrey que el hombre contestaba con sinceridad.
Sinceridad era lo que más le faltaba a Líam. Quedaban solo dos días para que ellos y el JONAS cambiaran de rumbo y Surrey no había hecho otra cosa desde que empezara el viaje que intentar planear el asesinato de JOE. No debían permitirle que llegara con vida ante Juan de Balliol. Era tanta gente la que viajaba en la comitiva, tantos hombres de JONAS siempre atentos y vigilando las espaldas de su señor que finalmente Warenne y sus hombres habían decidido actuar de otro modo. ¡Después de todo MacBean está allí y seria la futura señora JONAS!
 
Aquella noche como de costumbre, Bella y “TN”  pasearon por el interior del campamento.
Muchos ojos las observaban pero ninguno se atrevía a molestarlas siquiera. Los hombres se envolvían en sus mantas recostándose junto a las hogueras. Las siervas como algunos criados dormían en carretas o cerca de las ruedas de estas, otros incluso debajo de los vehículos.
El verano se acercaba con pasos agigantados y aunque por el día podían alcanzar altas temperaturas, las noches eran frescas, casi frías por el húmedo ambiente que se deslizaba de las montañas formando ligeras neblinas a ras del suelo.
Fuertes voces comenzaron a elevarse en el campamento cuando las altas llamas lamieron una pequeña estructura que montaban y desmontaban cada vez que se detenían a pasar la noche. Un armazón formado por gruesos palos y dispuestos de tal manera que pudieran colgar las ollas a la hora de cocinar.
-¿Qué ha pasado? – Bella se dirigió al grupo de personas que comenzaban a reunirse allí. “TN”  estaba dispuesta a seguirla cuando escuchó el golpe seco contra el tronco de un árbol tras suya. Con una tímida sonrisa se volvió esperando encontrar a JOE entre las sombras. No dejaba de hacer eso y “TN”  ya le había advertido que algún día le abriría la cabeza accidentalmente con una piedra por asustarla de esa manera.
Aguzó sus oídos y siguió a ciegas el ruido que el hombre iba haciendo por el sendero. Todos estaban demasiado ocupados con las recientes llamas como para advertir que “TN”  se iba alejando poco a poco de la vista de los vigías.
-¿JOE? – susurró extrañada de que aún no hubiera visto al hombre.
Se sintió repentinamente atrapada por la espalda al tiempo que una mano fuerte y rasposa cubría sus labios con fuerza.
Se asustó al darse cuenta de que el JONAS no era quien estaba allí. No podía verlos pero al menos había dos hombres que comenzaron arrastrarla por el bosque hasta que llegó un momento que desaparecieron los reflejos de las antorchas.
“TN”  intentó gritar y luchar con toda su fuerza al ser consciente de que la estaban secuestrando. Mordió la mano de su agresor con tanta fuerza que pudo escuchar el ahogado lamento del hombre.
-¡Ayúdame! – susurró uno de los sujetos aferrando la larga trenza en su mano y enrollándosela en la muñeca.
“TN”  escuchó el tejido al romperse y seguidamente la colocaron una mordaza al tiempo que ataban sus manos con una fina soga que raspaba su carne suave.
Cada vez se adentraban más en la espesa oscuridad y los rayos de la luna no eran capaces de introducirse entre las ramas de los árboles. “TN”  tropezaba constantemente con las raíces que cubrían el suelo pero estaba tan asustada que lo único que intentaba era golpear a sus secuestradores y regresar junto a los demás.
La última vez que cayó fue levantada por el cabello sin ningún miramiento. Golpearon su mentón con fuerza y perdió la noción del tiempo cayendo en un oscuro y profundo abismo.
Durante el resto de la noche despertó varias veces para descubrir que viajaba sobre un caballo, recostada sobre la grupa con el pecho aplastado por la gruesa manta que cubría al animal. La posición era tan incómoda que la obligaba abrir los ojos con cierta frecuencia pero su mente iba y venía en un mundo de tinieblas e incertidumbres.
 
En el campamento ya se habían hecho con el control de las llamas y todo parecía volver a la realidad, todo excepto que Bella no era capaz de encontrar a “TN”. La muchacha ya estaba acostumbrada a que su amiga desapareciera y ahora era ella quien escondía su secreto y se guardaba para si el conocimiento de los encuentros secretos, tal y como “TN”  hizo cuando ella se veía con Carrick.
No se preocupó al imaginar que ambos estarían juntos en algún lugar del bosque de modo que en silencio se retiró a dormir.
Helen había alcanzado tal grado de sueño que no echó en falta a la muchacha y tan solo soltó un suspiro de queja cuando Bella se recostó a su lado.
PEZA
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Mensaje por chelis Dom 06 Abr 2014, 10:39 pm

Donde esta joe????
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Mensaje por chelis Dom 06 Abr 2014, 10:40 pm

Donde esta joe????
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Mensaje por PEZA Lun 07 Abr 2014, 5:11 pm

CAPITULO 17
 
El aviso de que pronto reiniciarían la marcha, llegó con un potente y agudo chillido del cuerno que retumbó en el bosque, haciendo que los pájaros levantaran el vuelo, asustados. Multitud de hojas cayeron de las ramas brillando como el oro al atrapar los primeros rayos del sol. El cuerno era un instrumento que los sajones habían llevado hasta allí. Los irlandeses habían adquirido el hábito de utilizarlo antes de entrar en batalla y ellos le daban el mismo uso para todo. Daba lo mismo que fuera para dar una noticia buena que una mala. Un nacimiento que un funeral.
Todos terminaban de prepararse para continuar. Todos menos Bella, que después de haber esperado nerviosa el regreso de “TN”  comenzó a preocuparse. Anduvo buscando por el campamento haciendo tiempo para que llegara. Al oír el cuerno terminó de comprender que o bien “TN”  cabalgaba con el JONAS o mucho se temía que la podía haber sucedido algo. Rezó para que no fuera esto último. Si algo la ocurría se culparía de ello toda la vida.
Bella cuando se asustaba se enfurecía y mientras trataba de encontrar a su amiga hacia una larga lista de todas las cosas que la diría, la llamaría insensata o despreocupada, o mal amiga por hacerla padecer aquel sufrimiento.
La gente comenzaba acomodarse en las carretas como bien podían. Al haber desacelerado la marcha había quienes lo hacían caminando junto a los vehículos.
Bella estaba a punto de ponerse a gritar si “TN”  no aparecía en aquel mismo momento. Jaimie entró en su campo de visión en el momento que bajaba de su caballo para charlar con alguien y ella no se lo pensó dos veces. Se alzó las faldas del vestido hasta por encima de las rodillas y subió sobre el animal en un abrir y cerrar de ojos.
Se armó un barullo tras suya. Las voces de varios hombres gritándola, incluso Helen la llamaban con la sorpresa reflejada en su voz. Ignoró a todos y lanzó al corcel hasta la cabeza de la comitiva. Debía asegurarse que “TN”  viajaba con JOE ¡qué diablos! La iba a gritar como una posesa y la castigaría sin volver hablarla durante una temporada.
 
-¿Qué ha ocurrido? – preguntó alguien al ver al jinete que se acercaba en una loca carrera.
La figura de una mujer experta en caballos, con los cabellos volando tras su espalda como un manto dorado atrajo la atención de todos los presentes. Era una amazona soberbia y su belleza arrebatadora. Muchos alabaron la suerte de Carrick por tener una esposa así.
JOE también la admiró, era innegable que era muy hermosa y que también estaba muy enamorada de su amigo.
Vio a la joven detener a la bestia frente a él y cuando el animal comenzó a elevarse sobre las patas traseras la quitó las riendas hasta que el bicho quedó quieto.
-¿Os habéis vuelto loca Lady Isabella? – la dijo furioso. Si algo le ocurría a la condesa estando bajo su protección sería su perdición - ¿Dónde creéis que vais cabalgando así?
-¡Decírmelo vos! – Gritó ella buscando ansiosamente con la vista a su amiga - ¿Dónde está “TN”?
-“TN”  ¿Qué la ha pasado? – preguntó el conde de Mar que también lucia su enojo con el ceño fruncido.
-¿No ha pasado la noche con vos? – Bella enfrentó a JOE elevando el mentón desafiante. El JONAS no había tardado ni dos segundos en subirse a su caballo y eso dejaba en desventaja a la muchacha.
-No – negó JOE. Su rostro furioso de hacía unos segundos había dado paso a sorpresa, incredulidad y preocupación - ¿Cuándo fue la última vez que la visteis?
Bella le observó con ojos dilatados por el pánico.
-Isabella ¿Dónde está “TN”? – insistió su padre.
-Desapareció anoche – murmuró con voz rota – Pensé… pensé… - tragó con dificultad al mirar a JOE. Este asintió. Entregó las riendas del corcel de la joven al conde de Mar y lanzó su montura a galope hasta llegar a las carretas.
No estaba. “TN”  no estaba.
El JONAS revolvió el campamento entero mandando varias patrullas en busca de señales. Él solo ordenaba y además a gritos. Recorrió varias millas a la redonda acompañado de varios hombres.
Jaimie era incapaz de decirle algo en aquel estado. Su amigo parecía estar a punto de sufrir un colapso de un momento a otro. Puede que fingiera que era un guerrero y que su corazón no era más que una piedra en cuestiones de amores, si, puede que quisiera disimularlo, sin embargo sus ojos dorados eran los de un loco. Su cuerpo soportaba una fuerte tensión y su rostro era un cuadro de las emociones más complejas. Terror mezclado con furia, ansiedad con serenidad.
-Han encontrado algo – dijo un jinete que llegaba desde el Sur. El sujeto hizo girar su caballo incitando al JONAS a que lo siguiese.
Jaimie y él le siguieron a galope tendido. Las mantas escocesas se agitaban al viento mostrando las fuertes piernas, en realidad eran los muslos la mayor parte descubierta, de calzado usaban gruesas suelas confeccionadas con largas cintas que iban desde los tobillos hasta las rodillas rodeando los contornos asemejándose a botas.
Los tres hombres, grandes y fuertes llegaron a la zona que un vigía ya estaba inspeccionando.
-Aquí hay marcas de caballos. Son tres y se dirigen hacia allí – señaló hacia lo más profundo del bosque.
-Jaimie debes hacerme un favor, haz que los Condes y en especial lady Isabella, lleguen bien a casa. Envía a Fegurson y su pariente, manda también un rastreador y que me alcancen. – Miró al sujeto que le había informado en un primer momento– vendrás conmigo.
-Esto retrasara tu llegada a ver a Balliol. – advirtió Jaimie.
- Dime algo que no sepa.
-Surrey dice no haberse dado cuenta de nada y no falta ninguno de sus hombres.
-¿lo habéis comprobado? – le gruñó con los labios apretados. Las venas de su cuello parecían hierros de lo tensas que estaban.
Jaimie asintió aunque no estuvo seguro de que JOE le hubiese visto.
-Cogieron el camino cerca del campamento – volvió a decir el vigía que sobre el suelo seguía estudiando las plantas y las marcas de la tierra levantada por los cascos de los caballos – Aquí cogieron monturas. – se mesó una sucia y larga barba cuando miró a su señor levantando la cabeza – Los asaltantes se limitan a posesionarse de todo lo que se pueda vender o comer – se encogió de hombros – Yo diría que estos tienen cierta experiencia.
-Averigua si alguien vio o escuchó algo – dijo JOE agitando ligeramente las riendas y mirando a Jaimie – En cuanto lleguéis envía a mi hermano a las tierras de Surrey ¡hasta que no aparezca MacBean no quiero que lo perdáis de vista!
-¿Qué tiene que ver ese hombre con tu prometida? – preguntó Jaimie con extrañeza.
JOE le miró por unos segundos pero no le respondió.
- Tu nombre era Cameron ¿verdad? – se dirigió al otro.
El aludido asintió, sorprendido de que el JONAS conociera su nombre. JOE tenía buena memoria y había visto a ese joven en el campo de entrenamiento. Posiblemente tuviera apenas los dieciocho años como el Fegurson. JOE ya tenía veintiséis.
-Vayámonos – ambos azuzaron los caballos dejando a Jaimie mirándolos con envidia. Jaimie adoraba estar metido en todo, había nacido para divertirse, para jugar, para pasarlo bien destrozando ingleses con su hacha de guerra. Maldijo a su suerte que le obligaba a quedarse a proteger a la condesa de Carrick. ¡Mierda, le acaba de hacer responsable de la comitiva!
-¡Me debes varias JONAS! – gritó malhumorado y el suave viento se llevó el eco entre los árboles.
 
 
“TN”  observó el interior de la cabaña con olor a rancio y orín. La humedad se filtraba por todas partes y allí hacia mucho frio. Tembló. La noche se la venia encima y ni siquiera la habían dejado una manta o algo parecido para cubrirse.
Su estómago rugía de no haber comido durante todo el día y estaba asustada. Los hombres que se hallaban afuera no estaban siendo nada amables y en cuanto se la ocurría preguntar algo la abofeteaban y disfrutaban con ello. Sus mejillas hinchadas aun ardían después de haber intentado escabullirse de ellos.
Debería tener algo de fuerzas ya que había viajado sobre un caballo desde que se la llevaron la noche anterior y aunque en un principio la habían arrojado sobre el animal, finalmente la habían dejado cabalgar junto a ellos, sin dirigir las riendas por supuesto. Pero estaba agotada y hambrienta, ronca de gritar, dolorida por mostrar su osadía y asustada porque sabía que la muerte la deparaba al final del camino.
¿La encontrarían? ¿Por qué tardaban tanto? “TN”  no tenía ninguna duda. Bella al menos la habría echado en falta y su amiga no la iba abandonar ¿verdad? ¿Y JOE? Seguro que él no tardaría en aparecer. Se agarró a esa fe ciega entregándole un voto de confianza. Era guardián de Escocia y por lo tanto su protector.
Quiso llorar pero ya tenía los ojos secos y de su garganta solo salían ruidos roncos y ásperos que lo único que hacían era producirla un terrible dolor.
Se ubicó en un rincón de la cabaña, era una vivienda de un solo ambiente que tan solo poseía una chimenea de piedra medio derruida y vacía de leña. Estaba pendiente de los sonidos que llegaba del exterior donde una fina llovizna caía débilmente sobre el tejado. Al menos era una estructura sólida pero temía que de seguir lloviendo, sus agresores también quisieran compartir el edificio.
Sus ropas se hallaban sucias y el calzado embarrado y mojado.
Se agachó en su rincón con los ojos clavados en la puerta y una piedra de forma puntiaguda en la mano. Sería inútil luchar contra los hombres pero no moriría sin defenderse.
 
 
CAPITULO 18
 
 
“TN”  no se movió de su rincón en toda la noche. Se había sentado con la cabeza apoyada en el ángulo de las paredes sin quitar los ojos de la desvencijada puerta. O al menos de donde creía que estaba situada porque la oscuridad en el interior era total y solo sus ojos relucían como brillantes. Cada vez que notaba que sus parpados se cerraban cabeceaba ligeramente y volvía a tratar de escuchar el exterior.
No sabía cuan tarde o pronto era de aquella larguísima noche que el frio penetraba en sus huesos.
Para no dormirse trató de recordar cosas buenas, cosas que quizás no volviera a tener o a compartir ahora que comenzaba a perder la esperanza de que la encontraran. Pensó en el JONAA y en su sonrisa traviesa. Evocó la primera vez que lo había visto confundiéndole con un hombre mayor. Todavía podía sentir como se ruborizaba al visualizar su cuerpo desnudo de músculos duros.
La puerta se abrió entre crujidos de madera y uno de los sujetos penetró en la cabaña portando una antorcha.
“TN”  se cubrió los ojos cegada momentáneamente. No la dio tiempo a enfocar la vista cuando fue levantada con brutalidad por un hombro. Los dedos de su agresor se clavaron en su carne hasta llegar al hueso produciéndola un dolor espantoso.
“TN”  gritó y el hombre la soltó caminando hacía una de las paredes para dejar la antorcha colgada de una argolla de acero.
La habitación estaba más sucia de lo que “TN”  había creído en un primer momento.
-¡Desnúdate!
-No – “TN”  agitó la cabeza y caminó hacia atrás chocando con el rincón. Su mente había entendido perfectamente aquella orden y había respondido por inercia.
El sujeto se frotó las manos contras los muslos y con una sonrisa perversa caminó hacia ella.
-¡No! – volvió a gritar la joven palmeando las manos que querían tocarla. El hombre estaba jugando con ella, pinchándola con un dedo en la cintura, con otro en la espalda, en la mejilla, en el cuello…
“TN”  le empujó pero él ya estaba preparado para ello. Agarrando el escote de la joven lo rasgó en dos, dejándolo completamente abierto hasta un poco más abajo de la cintura.
La muchacha se cubrió los senos con las manos. El vestido era muy ajustado para que hubiera admitido alguna camisola por lo que bajo la prenda se hallaba desnuda.
El hombre rugió con ferocidad observando con ansia la cremosa y pálida piel que brillaba bajo la llama de la tea. Sus ojos obsesivos se detuvieron en la cintura estrecha, en su abdomen liso y blanco y en el gracioso ombligo.
-¡Tenemos que irnos, nos siguen!
El segundo hombre asomó solo la cabeza desde la puerta.
-¡Espera fuera! – le ordenó el de dentro.
-He dicho que nos vamos. – insistió golpeando con el puño el marco de la puerta.
“TN”  cubriéndose como podía los observaba en silencio. Estaba muerta de miedo a merced de aquellos dos locos. Todo sucedió tan deprisa que los ojos verdes de “TN”  reflejaron la sorpresa y la crueldad de sus captores.
El hombre que se hallaba aún en la puerta caminó hacía el que amenazaba a “TN”. Sacó un cuchillo de unos quince centímetros de largo y de un solo movimiento rebanó el cuello del hombre. Observó a “TN”  con serenidad.
-¿estás bien?
-Si – logró musitar ella con la boca seca sin poder apartar los ojos del cadáver. La sangre seguía saliendo a borbotones de su garganta destrozada y el potente olor de herrumbre llenó el lugar.
- ¡quítale sus ropas y póntelas! – dijo el hombre sin dejar de mirarla.
Ella negó con la cabeza. No podría ponerse las ropas de ese hombre, no, ni siquiera se atrevía a tocarlo.
El sujeto se guardó el arma y él mismo se inclinó sobre su compañero arrebatándole la manta.
-Si quieres viajar con ese vestido a mí me da igual siempre que a ti no te moleste ir enseñado los pechos – la mirada del hombre estaba clavada allí, justo donde ella tenía las manos colocadas.
El vestido era de una sola pieza, de escote cuadrado y ajustado hasta un poco más abajo de las caderas que era donde comenzaba ampliarse un poco. Las mangas eran largas y estrechas acabadas en unos puños amplios y holgados. En la cintura había una cenefa de unos diez centímetros rodeándola y caía por delante de la falda entre las piernas hasta llegar al bajo. Ahora toda la parte delantera había quedado abierta y no había modo de arreglarlo. Vio como el hombre salía quedándose en la puerta dándola la espalda.
“TN”  suspiró temblorosa. No podía viajar así. Bastante preocupada estaba por su vida como para estar pensando si llevaba la ropa bien puesta.
Llegó volando una camisa oscura de tela muy áspera que al menos parecía limpia. Cuando “TN”  levantó la mirada para agradecerle al hombre, este había vuelto a darla la espalda.
Ella aprovechó para despojarse del vestido y ponerse el descolorido plaid del hombre. Por lo menos abrigaba mucho más que las ropas que ella había tenido puestas.
La manta la llegaba hasta debajo de las rodillas.
El hombre de la puerta se dio la vuelta para observarla con interés. Se acercó hasta ella pero “TN”  no se atrevió a mirarle a los ojos, ni siquiera cuando él volvió a sacar ese cuchillo que aún tenía rastros de sangre.
“TN”  cerró los ojos con fuerza y rezó a Dios. Sintió un ligero tirón en la cabeza y espero a que el dolor fuerte llegara. No llegó y “TN”  soltando el aire que había guardado abrió los ojos cuando el hombre se marchaba por la puerta. Todavía estaba con vida. Suspiró.
Con el corazón latiendo como un poseso en su pecho se quedó quieta.
-¡Vámonos! – gritó él desde fuera.
La muchacha tragó con dificultad. Podría intentar escaparse de nuevo pero el hombre que estaba ahí era un asesino y el que se hallaba a sus pies semidesnudo era el primer muerto que ella veía.
Saltó sobre el cadáver con cuidado, todavía temerosa de que pudiera levantarse.
“TN”  sintió el ligero cosquilleó en sus mejillas y en el cuello. Al llevarse las manos hacia allí fue cuando con horror se dio cuenta que la trenza había desaparecido. Su cabello no estaba.
-Por tu bien será mejor que no le hables a nadie de lo que ha ocurrido aquí – dijo el hombre que la estaba esperando en el exterior. Sus ojos eran dos pozos oscuros e insondables.
“TN”  asintió bajo la cruel mirada. Vio como el hombre lanzaba su trenza a la hoguera de la que solo quedaban cenizas y restos de ascuas, algunas aun brillando con el potente rojo del fuego.
¡Estaba viva e intacta! ¿Qué más daba si la cortaba su preciosa cabellera? Una vez hacía mucho tiempo había estado a punto de quemársela. Anabela y ella habían estado jugando a encender delgadas pajas arrimándolas a la hoguera del salón. En un descuido el cabello de “TN”  habría prendido, todo había quedado en un susto. Ella había llorado porque sabía que su padre siempre hablaba de su cabello. Aquel día Edwin la había abrazado durante mucho tiempo e incluso la había acompañado mientras una de las siervas empuñada con unas tijeras se lo intentaba arreglar.
-“No te preocupes por tu hermoso pelo “TN”. El cabello siempre crece, es una de las pocas cosas en este mundo que siempre tienen arreglo”
 
Aún era de noche pero ya comenzaba aclarar con las primeras luces de la aurora. “TN”  y Cameron estaban agachados tras unos espesos arbustos observando la cabaña envuelta en sombras. Habían dejado los caballos un poco más atrasados con el Fegurson cuidando de ellos. El rastreador se hallaba en algún árbol con su arco bien dispuesto esperando a ver salir a los ocupantes de la cabaña o la señal de su señor.
Habían comenzado a dar vueltas cuando la lluvia apretó. Por fin habían encontrado aquel lugar. El único de los alrededores en el que habían encendido una hoguera. ¿Por qué lo habían prendido en el exterior si había una cabaña? Eso era lo que más le extrañaba a JOE que no apartaba los ojos de allí.
Del interior de edifico también había luz y esperó ver a “TN”  salir de un momento a otro. Deseó que aquellos fueran los hombres que la habían retenido.
A medida que pasaba el tiempo la preocupación crecía. ¿Quién la podía odiar tanto como para querer hacerla algo malo? ¿Y si era por él? ¿No sería una treta de Warenne para no llegar a tiempo de avisar a Juan?
¡Al diablo Juan, Surrey y el mundo entero! Él solo quería recuperar a “TN”  y llevarla con él. Ni siquiera quería pensar como lo estaría pasando la joven. Debía estar aterrada. Ella es fuerte – repitió la mente de JOE con rotundidad.
Vio salir primero a un hombre. Desde allí tan solo se podía percibir la silueta. El hombre se detuvo y al poco salió otro. Debía de ser un jovencito por su aspecto delgado y fibroso. El primer hombre cogió en vilo al muchacho y lo subió a la grupa de un animal.
JOE esperó la salida del tercer hombre, había tres caballos, tres hombres. ¡Mierda! Se incorporó gritando, corriendo hacia los jinetes al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.
JONAS se detuvo a medio camino preparando el arco. Las sombras aun eran grandes y lustrosas.
-¡JOE! – escuchó el grito de “TN”  llamándole. Los caballos ya se habían puesto a galope.
JONAS no tenía blanco. Volvió a correr tras ellos que fueron alejando las distancias. Podía escuchar los cascos entre los árboles pero hubo un momento que debió desistir por falta de aliento.
Se inclinó sobre sus rodillas jadeando.
-¡Fegurson! ¡Cameron! – gritó regresando hacia la cabaña.
Los hombres no tardaron en llegar con los animales hasta su altura.
JOE colocó el arco sobre la montura al tiempo que sacaba dos largas hojas de acero para colgarlas cruzadas tras su espalda.
-¿eran ellos? – preguntó Ian Fegurson.
JOE asintió y esperaron a que se acercara el pariente de Ian que había ido al interior del edificio.
-Hay un hombre muerto allí dentro y esto – lanzó el desgarrado vestido de “TN”  al suelo frente a los pies de JOE.
El hombre se inclinó tomando la prenda con una mano y clavando los dedos con fuerza hasta formar un puño cerrado con parte del tejido.
-¡Vamos! – con una furia cegada por la rabia montó en su caballo y abrió la marcha.
PEZA
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Mensaje por @ntonella Lun 07 Abr 2014, 10:07 pm

Ohhh... perdona por no comentar antes es que no tenia internet... pero ahorita ya lo tengo... y lo e leido todo me puse al corriente... y solo te dijo algo tienes que seguirla mujer.... amo esta noveeeee.... continua....
@ntonella
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Mensaje por chelis Mar 08 Abr 2014, 10:57 am

Pon otroooo
chelis
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Mensaje por @ntonella Mar 08 Abr 2014, 12:47 pm

:wut:
@ntonella
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Mensaje por chelis Mar 08 Abr 2014, 2:33 pm

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