Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]

Al sentir sus caricias, Joe gimió de placer.
Cuando ella lo tocó con la lengua, todos sus pensamientos desaparecieron. Lo único que existía en aquel momento eran ellos y la habitación de aquel hotel. Su pasión. Muy pronto, Joe estuvo muy cerca de alcanzar el clímax. Ella lo apretó, lo acarició, hasta que consiguió que él gritara de placer al tiempo que se vertía en un torrente muy poderoso.
Para cuando recuperó la respiración, ___________ había apoyado la cabeza sobre el muslo, tras volver a meterle el pene en los pantalones, como si nada hubiera ocurrido. Por primera vez desde que conoció a ___________, se sintió incómodo. No era que no apreciara lo que ella había hecho por él, pero le parecía que había sido una táctica de distracción; Solo esperaba que al menos, aquel episodio hubiera dejado una puerta abierta para que, en el futuro, pudieran seguir hablando. Por el momento, decidió darle la libertad de esconderse detrás del sexo. Esperaba estar haciéndolo por el bien de ella y no porque él mismo fuera un egoísta. ___________ lo había dejado muy confundido, pero había merecido la pena.
___________ sabía que deseaba más. Más caricias, más conversación, más cercanía, pero no podía. No había tenido intención de charlar toda la noche. No era justo para ella o para Joe que hubiera hablado de lo fastidiada que estaba su vida amorosa. Desde el principio, había buscado ceñirse al sexo. A la fantasía, dejar que la realidad quedara fuera del hotel.
Joe había estado en silencio mientras ella recogía sus cosas. No se había quejado porque todo terminara tan rápidamente. Sin embargo, ___________ sabía que él deseaba más.
Caminaron lentamente en dirección al ascensor. El hombro de Joe rozaba levemente el de ella. El contacto era agradable. Después de apretar el botón con el que se llamaba al ascensor, Joe le tocó suavemente la mano. Un momento después, se giró sobre ella tan rápidamente que ___________ gritó, sorprendida.
—He tratado de mantenerme tranquilo, de ser considerado, cariñoso y todas esas tonterías. Sin embargo, no me puedo marchar de este modo. No por el sexo, sino por ti. ¿Me oyes? No me canso de ti.
___________ sintió que una embriagadora fuerza de puro deseo se apoderaba de ella y se llevaba muy lejos todo vestigio de pensamiento racional. Ella también se rindió a las sensaciones. Al apretar su boca contra la de ella, Joe se echó a temblar. Obligó a ___________ a abrir la boca con un rápido movimiento de la lengua y la reclamó agresivamente. Mientras, acercaba las caderas al cuerpo de ella, mostrando así sus poderes de recuperación. Ella le colocó el muslo entre las piernas y dejó que Joe se frotara varias veces contra él.
—Si la memoria no me falla, hasta ahora, solo ha gozado uno de nosotros —susurró.
—¿Qué es lo que estás sugiriendo? –preguntó ___________
—Voy a darte placer hasta que me supliques que me apiade de ti.
—Oh...
—y entonces, voy a volver a hacerlo.
—De acuerdo...
—¿No hay discusión alguna?
___________ negó con la cabeza. Se sentía lista para desnudarse allí mismo, en el pasillo, sin importarle quién pudiera verlos. Joe dio un paso atrás y apretó el botón de llamada del ascensor. Entonces, la tomó entre sus brazos. Otro beso hizo que ___________ deseara que el ascensor no llegara nunca, pero así fue. Entraron en el ascensor. Allí, por el momento,estaban a solas.
—¿Dónde vamos? —preguntó ella.
Con una sonrisa que hizo que a ___________ le temblaran las piernas, Joe apretó el botón que detenía el ascensor.
—¿Qué haces?
—Quítate las braguitas.
—¿Cómo?
—He dicho que te las quites.
___________ parpadeó. Sabía que debía protestar o, al menos, fingir que estaba escandalizada, pero se limitó a subirse el vestido y a tirar de las braguitas hasta que estas cayeron al suelo. Entonces, dejó que el vestido volviera a caer a su sitio.
—Súbetelo.
Ella obedeció.
—Eres muy hermosa —añadió, con voz ronca por el deseo.
Joe se acercó a ella muy lentamente, recorriéndole el cuerpo con la mirada hasta encontrarle los ojos. ___________ sintió que le colocaba una mano entre las piernas y que le tocaba suavemente los labios de su sexo. Entonces, la besó, obligándola a apoyarse contra la pared del ascensor, empujando, estimulándola con la lengua, con los dedos...Tan rápidamente como había comenzado, se detuvo.
Entonces, se apartó de ella y se puso de rodillas. ___________ gimió de placer cuando él volvió a repetir el mismo beso apasionado contra los labios de su sexo. Las sensaciones eran de una intensidad increíble, sabiendo dónde estaban y que podían sorprenderlos. Para ___________ no había nada más que la lengua y el placer que esta le suministraba. Se agarró al cabello de Joe y trató de no gritar, pero no le sirvió de nada. Sintió que los músculos se le tensaban, que el mundo parecía reducirse a un espacio muy pequeño. Entonces, alcanzó el clímax. Su grito de placer se hizo eco entre las paredes del ascensor.
Como si se hubieran visto provocadas por su gozo, la alarma empezó a sonar. Joe cayó sobre el suelo, con los ojos todavía llenos de lujuria. ___________ dejó caer la falda Y trató de mostrarse como si : no hubiera alcanzado la cima del placer con el hombre mas sexy de toda La Tierra.
Joe apretó el botón una vez más y se puso de pie mientras el ascensor seguía bajando. Se sacó un pañuelo del bolsillo y se limpió los labios. Entonces, sonrió a ___________ y ella le devolvió la sonrisa. Cuando llegaron a la planta baja, las puertas se abrieron. ___________ casi se desmayó cuando vio toda la gente que estaba esperando allí, entre los que estaban el director del hotel y varios miembros de seguridad.
Joe la tomó de la mano con firmeza y la sacó al vestibulo.
—Tienen que revisar este ascensor —les dijo.
—Por supuesto, señor. Lo siento.
—No importa. Estas cosas pasan.
___________ logró contener la risa. Joe, con un portentoso autocontrol, ni siquiera atravesó el vestíbulo con un paso más rápido que el normal. Lo hizo con porte controlado y elegante. Cuando llegaron a las puertas, Joe la miró y vio que ella se tocaba el trasero. Entonces, pudo comprobar que se había ruborizado completamente.
—Joe.. ...
Él comprendió el porqué de aquel rubor. En cuanto salieron por la puerta, se echó a reír.
—Claro, te ríes porque las braguitas que se quedaron en el ascensor no eran tuyas.
Joe rio hasta que ella pensó que se iba a poner enfermo. Finalmente, hasta la propia ___________ vio el lado humorístico de la situación y tuvo que admitir que, más o menos, aquello resultaba divertido.
—Me encanta cuando vas de comando —susurró él, tomándola entre sus brazos.
—Las mujeres no van de comando. Es un término perfectamente masculino para una actividad que es también principalmente masculina.
—Entonces ¿cómo lo llamas tú?
—Ir desnuda.
—Eso me gusta más.
—¿Te das cuenta de que hemos dejado los abrigos en la habitación? —le recordó ella. Joe asintió—. Y también mi bolso —añadió. Él volvió a asentir—. Tenemos que volver a entrar.
—Ni hablar.
—Pero...
—Todavía no.
—Entonces, ¿vamos a helarnos de frío solo por no tener que pasar esa vergüenza?
—No. Vamos a ir al bar que hay en la esquina. Vamos a sentarnos en una mesa oscura, todo lo lejos del resto de los seres humanos como sea posible.
—¿Y qué vamos a hacer?
—Tomamos una copa —respondió él, con fingida inocencia.
—¿Esto es todo?
—Tal vez no.
—Entiendo.
—No, pero ya lo entenderás.