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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Perdón por la demora, les dejare mini-maraton
NiinnyJonas
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Capítulo XIII
Con eso, Joe la besó con pasión. Entonces, la agarró de la mano y la llevó hasta el final de la calle. ___________ tomó un cóctel de mandarina y él un Martini. la mesa estaba en un rincón, lejos del bullicio del bar. Allí, ella colocó la cabeza sobre el hombro de él, dejando que un cálido y cómodo silencio se estableciera entre ellos. Una felicidad que Joe nunca se hubiera imaginado hizo que deseara quedarse así con ella durante horas. Bueno, durante un rato. Entonces, quería llevarla de nuevo a la suite y hacerle el amor. Ya no podía negar que, cuanto más sabía de ella, más deseaba saber. Además, anhelaba estar dentro de ella.
—Un penique por tus pensamientos —dijo ___________.
—¿Solo un penique? Yo habría dicho que, por lo menos, valían diez dólares.
—Eres muy mono —susurró ella, apretándole el muslo—. ¿Sabías que eres muy mono?
—¿Mono? Esa palabra se utiliza con los perritos.
—A mí me encantan los perritos.
—Entonces, Si meneo la colita...
—Te daré un premio.
—¡Guau!
—Venga. Dime en qué estabas pensando.
—En ti.
—Oh.
—Te deseo.
—Eso ya lo sabía.
—Ya sabes a lo que me refiero.
—Joe...
—Espera. Escúchame primero antes de protestar —le pidió él. ___________ asintió—.Aunque parezco un hombre muy masculino, completamente macho, tengo una gran debilidad.
—¿Cuál es?
—Tú. No puedo dejar de pensar en ti. Sé que ya te lo he dicho antes, pero la situación no parece mejorar, sino que empeora. No tenía ni idea de que no me quedaría satisfecho con el plan original, pero...
—¿Quieres terminar?
—No, claro que no. Esto me mataría.
—Pero...
—Aunque lo único que quisieras hacer de ahora en adelante fuera sentarte en el salón a jugar al parchís, no me importaría. No sería lo que yo más desearía, pero al menos podría estar a tu lado.
—¡Qué dulce!
—No, ___________ no. Egoísta. Terriblemente egoísta. Quiero más, ___________. Estoy dispuesto a conformarme con menos, pero, maldita sea, lo quiero todo.
—¿Todo?
—Sí. y no estoy hablando solamente de hacer el amor. Quiero saber tu apellido, el lugar donde creciste, lo que comes para desayunar. Quiero conocer a tus amigos, saber cuáles son tus pasatiempos y leer el periódico contigo en la cama.
___________ bajó la mirada. Joe sabía que debía parar en aquel mismo instante antes de estropearlo todo, pero no podía.
—Me gustaría ver dónde nos puede llevar esta relación. Tal vez podría desmoronarse, pero tal vez no. Eres una mujer increíble, ___________, y me gustan muchas cosas sobre ti, pero estoy en desventaja. En muchos aspectos, solo somos unos desconocidos. Siento que esto te moleste, pero tengo que ser sincero contigo sobre lo que quiero.
—Las cosas cambiarán...
—Claro que cambiarán, pero lo harán de todas formas.
—No quiero que sea así. Quiero solo lo que tenemos en estos momentos. Quiero saber que estarás en el hotel todos los miércoles, jugar, reír y hacer el amor...
—Todavía no lo hemos hecho.
—Es un tecnicismo.
—No, no lo es. El sexo es un juego. Hacer el amor es algo íntimo. Vulnerable.
—Eso es. Es vulnerable. Y el motivo principal de esta relación era dejar a un lado toda esa basura.
—¿Qué basura? ¿La intimidad? ¿La verdad?
___________ se terminó su bebida y luego empezó a juguetear con la copa.
—Las personas dicen que no les importan ciertas cosas, pero no es así. Sí que les importan y todo esto cambia y hace que se desmorone la dinámica de las cosas.
Joe sabía que aquella confesión estaba incompleta. Sabía que podía obligarla a contar más, pero no sabía si debía hacerlo. Las expectativas pueden resultar algo complicadas, pero, algunas veces, la vida te puede sor; prender, ___________. Las cosas pueden resultar mejor de lo que uno había imaginado.
—¿Por qué arriesgarse cuando una sabe que algo funciona?
—Supongo que la única respuesta a eso es ser muy claro sobre lo que se desea. Algo a corto o a largo plazo.
—Tú dijiste que podría salir mal...
—Ese riesgo merece la pena...
—No sé si podré sobrevivir a otro golpe...
Joe cerró los ojos durante un momento. Cuando volvió a mirarla, vio el miedo escrito en sus ojos. Evidentemente, había sufrido mucho antes. A pesar de todo, ___________ era una mujer frágil. El amor para ella era todo o nada. Y Joe no podía prometerle una interminable felicidad.
—De acuerdo. Solo voy a decir una cosa más y entonces no volveremos a hablar de esto. Si quieres deshacerte de ese miedo, yo estaré a tu lado. Haré todo lo posible para asegurarme de que ninguno de los dos sufra.
___________ cerró los ojos durante un largo momento. Entonces, volvió a apoyar la cabeza en el hombro de Joe. Él se inclinó un poco hasta que las cabezas de ambos se tocaron. Esto fue todo. Más que suficiente.
—Un penique por tus pensamientos —dijo ___________.
—¿Solo un penique? Yo habría dicho que, por lo menos, valían diez dólares.
—Eres muy mono —susurró ella, apretándole el muslo—. ¿Sabías que eres muy mono?
—¿Mono? Esa palabra se utiliza con los perritos.
—A mí me encantan los perritos.
—Entonces, Si meneo la colita...
—Te daré un premio.
—¡Guau!
—Venga. Dime en qué estabas pensando.
—En ti.
—Oh.
—Te deseo.
—Eso ya lo sabía.
—Ya sabes a lo que me refiero.
—Joe...
—Espera. Escúchame primero antes de protestar —le pidió él. ___________ asintió—.Aunque parezco un hombre muy masculino, completamente macho, tengo una gran debilidad.
—¿Cuál es?
—Tú. No puedo dejar de pensar en ti. Sé que ya te lo he dicho antes, pero la situación no parece mejorar, sino que empeora. No tenía ni idea de que no me quedaría satisfecho con el plan original, pero...
—¿Quieres terminar?
—No, claro que no. Esto me mataría.
—Pero...
—Aunque lo único que quisieras hacer de ahora en adelante fuera sentarte en el salón a jugar al parchís, no me importaría. No sería lo que yo más desearía, pero al menos podría estar a tu lado.
—¡Qué dulce!
—No, ___________ no. Egoísta. Terriblemente egoísta. Quiero más, ___________. Estoy dispuesto a conformarme con menos, pero, maldita sea, lo quiero todo.
—¿Todo?
—Sí. y no estoy hablando solamente de hacer el amor. Quiero saber tu apellido, el lugar donde creciste, lo que comes para desayunar. Quiero conocer a tus amigos, saber cuáles son tus pasatiempos y leer el periódico contigo en la cama.
___________ bajó la mirada. Joe sabía que debía parar en aquel mismo instante antes de estropearlo todo, pero no podía.
—Me gustaría ver dónde nos puede llevar esta relación. Tal vez podría desmoronarse, pero tal vez no. Eres una mujer increíble, ___________, y me gustan muchas cosas sobre ti, pero estoy en desventaja. En muchos aspectos, solo somos unos desconocidos. Siento que esto te moleste, pero tengo que ser sincero contigo sobre lo que quiero.
—Las cosas cambiarán...
—Claro que cambiarán, pero lo harán de todas formas.
—No quiero que sea así. Quiero solo lo que tenemos en estos momentos. Quiero saber que estarás en el hotel todos los miércoles, jugar, reír y hacer el amor...
—Todavía no lo hemos hecho.
—Es un tecnicismo.
—No, no lo es. El sexo es un juego. Hacer el amor es algo íntimo. Vulnerable.
—Eso es. Es vulnerable. Y el motivo principal de esta relación era dejar a un lado toda esa basura.
—¿Qué basura? ¿La intimidad? ¿La verdad?
___________ se terminó su bebida y luego empezó a juguetear con la copa.
—Las personas dicen que no les importan ciertas cosas, pero no es así. Sí que les importan y todo esto cambia y hace que se desmorone la dinámica de las cosas.
Joe sabía que aquella confesión estaba incompleta. Sabía que podía obligarla a contar más, pero no sabía si debía hacerlo. Las expectativas pueden resultar algo complicadas, pero, algunas veces, la vida te puede sor; prender, ___________. Las cosas pueden resultar mejor de lo que uno había imaginado.
—¿Por qué arriesgarse cuando una sabe que algo funciona?
—Supongo que la única respuesta a eso es ser muy claro sobre lo que se desea. Algo a corto o a largo plazo.
—Tú dijiste que podría salir mal...
—Ese riesgo merece la pena...
—No sé si podré sobrevivir a otro golpe...
Joe cerró los ojos durante un momento. Cuando volvió a mirarla, vio el miedo escrito en sus ojos. Evidentemente, había sufrido mucho antes. A pesar de todo, ___________ era una mujer frágil. El amor para ella era todo o nada. Y Joe no podía prometerle una interminable felicidad.
—De acuerdo. Solo voy a decir una cosa más y entonces no volveremos a hablar de esto. Si quieres deshacerte de ese miedo, yo estaré a tu lado. Haré todo lo posible para asegurarme de que ninguno de los dos sufra.
___________ cerró los ojos durante un largo momento. Entonces, volvió a apoyar la cabeza en el hombro de Joe. Él se inclinó un poco hasta que las cabezas de ambos se tocaron. Esto fue todo. Más que suficiente.
Capítulo XIV
Jane vio a Lee en cuanto entró en el café. Rodeó el perímetro de la sala, tratando de no golpear las mesas con su abultado vientre. Al acercarse a la mesa en la que estaba Lee, vio que había otra mujer con ella. Era Katy, una amiga que tenía desde la universidad.
—Jane —dijo Lee, poniéndose de pie en cuanto la vio.
Entonces, Katy se pudo de pie. Al verla, Jane no se lo pudo creer.
—¿Tú también?
—Sí. Voy a dar a luz dentro de dos semanas —replicó Katy.
—¡Vaya! Esto es increíble. Todas vamos a tener un hijo. ¿Qué os parece?
—Es estupendo. Venga, vamos a sentamos porque creo que, si no, todo el mundo se va a poner nervioso.
Las tres se sentaron y empezaron a examinar el menú. Finalmente, cuando todas estuvieron servidas, Lee comenzó a hablar.
—Bueno, Jane, ¿cómo va la historia de tu amigo?
—No muy bien. Y no lo comprendo. No me gusta tener que decir esto, pero creo que ya podría haber una mujer en su vida.
—Pero...
—Bueno, no quiero dejar pasar esta oportunidad. Joe es el hombre más dulce del mundo, pero puede resultar algo vulnerable en lo que se refiere a una cierta clase de mujer.
—¿Qué clase de mujer? —quiso saber Katy.
—Digamos que Joe necesita a alguien que sea muy dulce. Alguien que no lo manipule— demasiado.
—Parece que hablas de un cachorrito...
—Bueno, ya sabéis a lo que me refiero —comentó Jane, riendo—.Alguien que tenga buen corazón. Alguien que no vaya por él por su dinero.
Lee y Katy se echaron a reír.
—___________ está forrada —explicó Katy—. Es como Rockefeller o algo por el estilo. Y en el tema del amor, no le ha ido demasiado bien. Su ex era un canalla que le quitó todo lo que pudo. Cuando ___________ volvió a atreverse a salir, le pasó lo mismo con todos. Está muy desanimada. No cree que pueda encontrar un hombre que la ame por lo que es.
—Lo siento —susurró Jane, mientras se tomaba su pasta—. Sé que es vuestra amiga, pero
¿es una amargada?
—Puede resultar algo sarcástica, pero es solo un mecanismo de defensa —comentó Lee—.
Tiene mucho miedo, la pobre. Desea de todo corazón poder amar a alguien que también la ame a ella.
—Por supuesto. Eso le ocurre a todo el mundo.
—Tiene tanto que ofrecer... —susurró Lee. Entonces, levantó la mirada Y sonrió.
Jane siguió su mirada y vio que, al otro lado del café, un hombre muy guapo la estaba sonriendo.
—Es Trevor —dijo Katy—el marido de Lee.
—Me lo había imaginado.
—Es crítico de vinos.
—Oh. Entonces a Charley le encantará conocerlo. Le gusta mucho el vino. Siempre me está hablando de bouquets afrutados y de suave sabor a barrica de roble. Yo solo asiento y pienso en el siguiente episodio de Sexo en la ciudad.
Trevor llegó a la mesa y le dio a Lee un beso que hablaba a voz en grito del estado de su matrimonio. Luego, besó a Katy en la mejilla.
—Ya casi estamos —le dijo, acariciándole suavemente el vientre.
—Casi.
—Hola, me llamo Trevor Templeton.
—Yo soy Jane Warren. Encantada de conocerte
—No quería molestaros. Es que recordé que estabas aquí y...
—Siéntate —le dijo Katy—. Estamos hablando de ___________.
Trevor frunció el ceño y se sentó.
—___________ es una mujer hecha y derecha. Puede cuidarse sola —comentó.
—Ya has visto cómo se está comportando recientemente —replicó Lee—. Dime que no estás
preocupado por ella.
—Claro que lo estoy, pero no me gusta nada la mirada que tenéis en el rostro. Eso se llama medrar y a la mayoría de la gente no le gusta que se metan en su vida.
—¿De verdad crees que Lee y tú estaríais juntos si nosotros no hubiéramos medrado? —le preguntó Katy.
—Claro que sí. Bueno, seguramente...
—No —le espeto Katy—tú seguirías fingiendo que no estabais enamorados y estaríais saliendo con las personas equivocadas. Y no tendríais un hijo de camino. No hay nada malo con lo de medrar, siempre y cuando se haga con pureza de corazón.
—¿Con pureza de corazón? —repitióTrevor—¡Vaya, Katy! ¿De qué libro te has sacado eso?
—No es de un libro. Es precisamente como me siento.
—¿Sabes una cosa, Katy? Estoy de acuerdo contigo —comentó Jane—. Si no hubiera sido
por Joe, Charley y yo no estaríamos ahora juntos. Estoy hablando de Charles Warren. Mi esposo.
—Cuéntanoslo —dijo Lee,
—Bueno, yo trabajaba para Charley y estaba locamente enamorada de él, aunque Charley ni siquiera sabía que yo existía. De hecho, se creía que yo me llamaba Joan. Entonces, no os lo vais a creer, pero os juro que es verdad, me golpeé con un cupido de escarola.
—¿Cómo dices? —preguntó Katy, atónita.
—Entiendo tu sorpresa, pero así fue como ocurrió. Yo tenía amnesia parcial y, de algún
modo, empecé a creer que era la prometida de Charley. Joe decidió seguirme la corriente. Convenció a Charley de que lo que yo necesitaba era quedarme en su casa, porque si no, podría caer en una profunda psicosis o algo parecido. Bueno, una cosa llevó a la otra y nos casamos. Joe fue nuestro padrino de boda. Por eso, ahora todo lo que deseo es ayudarlo a encontrar la felicidad que Charley y yo tenemos.
—A mí me parece que son perfectos el uno para el otro —comentó Lee—, pero ___________ ha estado tan rara últimamente... No llama mucho ni se ha reunido con nosotros para comer. Incluso se ha perdido una vez el almuerzo de los domingos, algo que nunca hace. Por cierto, tendrás que venir tú también algún día... Bueno, siguiendo con el tema, no creo en las coincidencias. Creo que nos conocimos en el ginecólogo por una razón y esa es la de ayudar a que ___________ y Joe acaben juntos.
—Sí —afirmó Jane—. Tienes razón.
Trevor sacudió la cabeza, pero no dijo nada.
—Más que eso —añadió Katy—. Necesitamos asegurarnos de que ___________ está bien, de que no está metida en un lío. No me gusta el modo en el que ha estado evitándonos.
—Entonces, ¿qué hacemos?
—Vamos a llegar al fondo de este asunto — anunció Lee—, y vamos a aseguramos que ___________ y Joe se conozcan. Y vamos a hacerlo antes de que las tres nos pongamos de parto.
Al ver que las tres mujeres brindaban por su causa, Trevor suspiró.
—Jane —dijo Lee, poniéndose de pie en cuanto la vio.
Entonces, Katy se pudo de pie. Al verla, Jane no se lo pudo creer.
—¿Tú también?
—Sí. Voy a dar a luz dentro de dos semanas —replicó Katy.
—¡Vaya! Esto es increíble. Todas vamos a tener un hijo. ¿Qué os parece?
—Es estupendo. Venga, vamos a sentamos porque creo que, si no, todo el mundo se va a poner nervioso.
Las tres se sentaron y empezaron a examinar el menú. Finalmente, cuando todas estuvieron servidas, Lee comenzó a hablar.
—Bueno, Jane, ¿cómo va la historia de tu amigo?
—No muy bien. Y no lo comprendo. No me gusta tener que decir esto, pero creo que ya podría haber una mujer en su vida.
—Pero...
—Bueno, no quiero dejar pasar esta oportunidad. Joe es el hombre más dulce del mundo, pero puede resultar algo vulnerable en lo que se refiere a una cierta clase de mujer.
—¿Qué clase de mujer? —quiso saber Katy.
—Digamos que Joe necesita a alguien que sea muy dulce. Alguien que no lo manipule— demasiado.
—Parece que hablas de un cachorrito...
—Bueno, ya sabéis a lo que me refiero —comentó Jane, riendo—.Alguien que tenga buen corazón. Alguien que no vaya por él por su dinero.
Lee y Katy se echaron a reír.
—___________ está forrada —explicó Katy—. Es como Rockefeller o algo por el estilo. Y en el tema del amor, no le ha ido demasiado bien. Su ex era un canalla que le quitó todo lo que pudo. Cuando ___________ volvió a atreverse a salir, le pasó lo mismo con todos. Está muy desanimada. No cree que pueda encontrar un hombre que la ame por lo que es.
—Lo siento —susurró Jane, mientras se tomaba su pasta—. Sé que es vuestra amiga, pero
¿es una amargada?
—Puede resultar algo sarcástica, pero es solo un mecanismo de defensa —comentó Lee—.
Tiene mucho miedo, la pobre. Desea de todo corazón poder amar a alguien que también la ame a ella.
—Por supuesto. Eso le ocurre a todo el mundo.
—Tiene tanto que ofrecer... —susurró Lee. Entonces, levantó la mirada Y sonrió.
Jane siguió su mirada y vio que, al otro lado del café, un hombre muy guapo la estaba sonriendo.
—Es Trevor —dijo Katy—el marido de Lee.
—Me lo había imaginado.
—Es crítico de vinos.
—Oh. Entonces a Charley le encantará conocerlo. Le gusta mucho el vino. Siempre me está hablando de bouquets afrutados y de suave sabor a barrica de roble. Yo solo asiento y pienso en el siguiente episodio de Sexo en la ciudad.
Trevor llegó a la mesa y le dio a Lee un beso que hablaba a voz en grito del estado de su matrimonio. Luego, besó a Katy en la mejilla.
—Ya casi estamos —le dijo, acariciándole suavemente el vientre.
—Casi.
—Hola, me llamo Trevor Templeton.
—Yo soy Jane Warren. Encantada de conocerte
—No quería molestaros. Es que recordé que estabas aquí y...
—Siéntate —le dijo Katy—. Estamos hablando de ___________.
Trevor frunció el ceño y se sentó.
—___________ es una mujer hecha y derecha. Puede cuidarse sola —comentó.
—Ya has visto cómo se está comportando recientemente —replicó Lee—. Dime que no estás
preocupado por ella.
—Claro que lo estoy, pero no me gusta nada la mirada que tenéis en el rostro. Eso se llama medrar y a la mayoría de la gente no le gusta que se metan en su vida.
—¿De verdad crees que Lee y tú estaríais juntos si nosotros no hubiéramos medrado? —le preguntó Katy.
—Claro que sí. Bueno, seguramente...
—No —le espeto Katy—tú seguirías fingiendo que no estabais enamorados y estaríais saliendo con las personas equivocadas. Y no tendríais un hijo de camino. No hay nada malo con lo de medrar, siempre y cuando se haga con pureza de corazón.
—¿Con pureza de corazón? —repitióTrevor—¡Vaya, Katy! ¿De qué libro te has sacado eso?
—No es de un libro. Es precisamente como me siento.
—¿Sabes una cosa, Katy? Estoy de acuerdo contigo —comentó Jane—. Si no hubiera sido
por Joe, Charley y yo no estaríamos ahora juntos. Estoy hablando de Charles Warren. Mi esposo.
—Cuéntanoslo —dijo Lee,
—Bueno, yo trabajaba para Charley y estaba locamente enamorada de él, aunque Charley ni siquiera sabía que yo existía. De hecho, se creía que yo me llamaba Joan. Entonces, no os lo vais a creer, pero os juro que es verdad, me golpeé con un cupido de escarola.
—¿Cómo dices? —preguntó Katy, atónita.
—Entiendo tu sorpresa, pero así fue como ocurrió. Yo tenía amnesia parcial y, de algún
modo, empecé a creer que era la prometida de Charley. Joe decidió seguirme la corriente. Convenció a Charley de que lo que yo necesitaba era quedarme en su casa, porque si no, podría caer en una profunda psicosis o algo parecido. Bueno, una cosa llevó a la otra y nos casamos. Joe fue nuestro padrino de boda. Por eso, ahora todo lo que deseo es ayudarlo a encontrar la felicidad que Charley y yo tenemos.
—A mí me parece que son perfectos el uno para el otro —comentó Lee—, pero ___________ ha estado tan rara últimamente... No llama mucho ni se ha reunido con nosotros para comer. Incluso se ha perdido una vez el almuerzo de los domingos, algo que nunca hace. Por cierto, tendrás que venir tú también algún día... Bueno, siguiendo con el tema, no creo en las coincidencias. Creo que nos conocimos en el ginecólogo por una razón y esa es la de ayudar a que ___________ y Joe acaben juntos.
—Sí —afirmó Jane—. Tienes razón.
Trevor sacudió la cabeza, pero no dijo nada.
—Más que eso —añadió Katy—. Necesitamos asegurarnos de que ___________ está bien, de que no está metida en un lío. No me gusta el modo en el que ha estado evitándonos.
—Entonces, ¿qué hacemos?
—Vamos a llegar al fondo de este asunto — anunció Lee—, y vamos a aseguramos que ___________ y Joe se conozcan. Y vamos a hacerlo antes de que las tres nos pongamos de parto.
Al ver que las tres mujeres brindaban por su causa, Trevor suspiró.
Capítulo XV
Joe estudió las notas que había terminado de redactar. Gordon, el actor, iba a llegar a los pocos minutos y le daba la sensación de que iba a ser una sesión algo dura. llevaba semanas en las páginas principales de las revistas en los que se lo acusaba de ser homosexual. Joe sabía que nada de aquello era cierto. Gordon era heterosexual. Ni siquiera era bisexual, pero las revistas no parecían querer algo tan efímero como la verdad. Entonces, ¿por qué estaba leyendo las notas que había redactado sobre ___________ cuando Jack Gordon estaba a punto de llegar? Por supuesto, se concentraría en su cliente en cuando este llegara, pero aquel día, le estaba costando un poco concentrarse.
___________ le había dicho que podría tener lo que quisiera. Joe había interpretado aquello como que si le pedía que hicieran el amor aquella noche, ella no se negaría. Sin embargo, ¿lo haría solo para apaciguarlo? ¿Le importaban sus motivos? Por supuesto que sí. Tal vez ___________ tenía razón. Lo único que lo atraía de todo aquello era el misterio. Si supiera la verdad sobre ella, las cosas cambiarían. Lo que no sabía era si cambiarían para mejor o para peor. La noche anterior, había estado tomando una copa con Charley. Aquella era otra razón para dudar de sí mismo. Charley parecía tan feliz... Con una mujer como Jane, era algo previsible, pero Joe lo envidiaba de todos modos. Deseaba tener lo que atesoraban sus dos amigos y algo le decía que podría encontrarlo con ___________...
En aquel momento, el intercomunicador empezó a sonar. Joe cerró el archivo y apretó el botón.
—¿Sí, PhyIlis?
—El señor Gordon está aquí.
—Dame un momento, por favor. Entonces, hazlo pasar.
Rápidamente, sacó el cuaderno y la grabadora para la sesión. Se metió a ___________ en el bolsillo, donde se quedaría hasta que hubiera concluido su trabajo.
Ella llegó a la suite casi con una hora de adelanto. Primero, fue al bar y le entregó una nota al camarero, que prometió dársela a Joe en cuanto llegara.
Aquella era la noche de Joe, y ___________ quería que fuera maravillosa, aunque sabía que no sería fácil para ella. Seguramente querría hacer el amor. y también buscaría respuestas. Parte de su ser lo deseaba tanto que casi no podía respirar. Sin embargo, el miedo levantaba I barreras a su alrededor para mantener sus ilusiones intactas.
No quería perder a Joe. En teoría, él debía de tener dinero propio. Entonces, ¿qué era lo que tanto la preocupaba?
Suspiró. Se colocó mejor la almohada que tenía detrás de la espalda y se cubrió con la sábana. Se sentía un poco rara al estar allí, desnuda. Sin embargo, aquella era la noche de Joe y quería que él la encontrara perfumada y lista para que pudiera poseerla.
Entonces, recordó que había dinero y dinero. La fortuna de los Carrington era enorme y todo el mundo aspiraba a beneficiarse de algún modo. ___________ daba gracias a Dios por sus buenos amigos. Ninguno de ellos la quería por su dinero, sino por lo que ella era. ¿Por qué no resultaba posible encontrar a alguien como sus amigos? ¿Cómo podía asegurar que Joe no era otro Trevor u otro Ben? Sin embargo, había sufrido tantas veces...
Tal vez aquella vez sería diferente. Tal vez las estrellas se habían alineado para enviarle al hombre perfecto. Tal vez tenía que aceptar el hecho de que, si quería una relación, tendría que pagar un precio. El ruido de la puerta hizo que se le desatara el corazón. Oyó pasos y luego silencio. Debía de estar quitándose el abrigo. Enseguida, apareció en el dormitorio.
—Dios mío... Eres la criatura más sorprendente que conozco.
—Buena respuesta...
Vio que iba vestido con unos vaqueros y una camisa de que se le ceñía perfectamente al torso. Lo miró de arriba abajo y sonrió encantada.
—No me lo puedo creer. Cada vez que te veo, hay algo que me sorprende. Algo que me hace bajar la guardia.
—¿Es eso bueno o malo?
—Excelente.
—Vaya...
—Podría estar mirándote toda la vida...
—No siempre tendré este aspecto, ¿sabes?
—Para mí siempre serás igual —afirmó él, mientras se tumbaba en la cama—. Quiero hacerte el amor, pero puedes negarte. Podemos renegociar la noche.
—Eso es muy noble de tu parte. No te preocupes, no pienso moverme de esta cama.
—Gracias a Dios. Ahora, no sé lo que hacer primero... —susurró, acariciándole suavemente el cabello.
—Tengo una sugerencia. Dado que uno de nosotros está demasiado vestido...
—Sí, claro, pero no estoy del todo convencido de que sea eso lo que tengo que hacer en primer lugar.
—Vaya. ¿Y qué opciones tienes?
—Quiero besarte, al menos durante un día o dos.
—Hmm...
—Y también quiero saborear cada parte de tu cuerpo. Pasarme horas memorizándote con los labios...
—Oh...
—Y eso no es todo.
—¿No? —preguntó ___________, completamente excitada. Tenía el vientre tenso y los pezones erectos. Todo su cuerpo estaba ya preparado para recibirlo.
—Quiero hacerte alcanzar el orgasmo una y otra vez...
—¿Sin hacerlo tú?
—¿De verdad crees que podría verte y no llegar al clímax yo también, tanto si estaba tocándote a ti, o a mí mismo, como si no?
—¿De verdad?
—De verdad.
—Entonces, ¿qué va a ser?
—No puedo decidirme —susurró él—. ¿Cómo puedo hacer las tres cosas?
___________ le había dicho que podría tener lo que quisiera. Joe había interpretado aquello como que si le pedía que hicieran el amor aquella noche, ella no se negaría. Sin embargo, ¿lo haría solo para apaciguarlo? ¿Le importaban sus motivos? Por supuesto que sí. Tal vez ___________ tenía razón. Lo único que lo atraía de todo aquello era el misterio. Si supiera la verdad sobre ella, las cosas cambiarían. Lo que no sabía era si cambiarían para mejor o para peor. La noche anterior, había estado tomando una copa con Charley. Aquella era otra razón para dudar de sí mismo. Charley parecía tan feliz... Con una mujer como Jane, era algo previsible, pero Joe lo envidiaba de todos modos. Deseaba tener lo que atesoraban sus dos amigos y algo le decía que podría encontrarlo con ___________...
En aquel momento, el intercomunicador empezó a sonar. Joe cerró el archivo y apretó el botón.
—¿Sí, PhyIlis?
—El señor Gordon está aquí.
—Dame un momento, por favor. Entonces, hazlo pasar.
Rápidamente, sacó el cuaderno y la grabadora para la sesión. Se metió a ___________ en el bolsillo, donde se quedaría hasta que hubiera concluido su trabajo.
Ella llegó a la suite casi con una hora de adelanto. Primero, fue al bar y le entregó una nota al camarero, que prometió dársela a Joe en cuanto llegara.
Aquella era la noche de Joe, y ___________ quería que fuera maravillosa, aunque sabía que no sería fácil para ella. Seguramente querría hacer el amor. y también buscaría respuestas. Parte de su ser lo deseaba tanto que casi no podía respirar. Sin embargo, el miedo levantaba I barreras a su alrededor para mantener sus ilusiones intactas.
No quería perder a Joe. En teoría, él debía de tener dinero propio. Entonces, ¿qué era lo que tanto la preocupaba?
Suspiró. Se colocó mejor la almohada que tenía detrás de la espalda y se cubrió con la sábana. Se sentía un poco rara al estar allí, desnuda. Sin embargo, aquella era la noche de Joe y quería que él la encontrara perfumada y lista para que pudiera poseerla.
Entonces, recordó que había dinero y dinero. La fortuna de los Carrington era enorme y todo el mundo aspiraba a beneficiarse de algún modo. ___________ daba gracias a Dios por sus buenos amigos. Ninguno de ellos la quería por su dinero, sino por lo que ella era. ¿Por qué no resultaba posible encontrar a alguien como sus amigos? ¿Cómo podía asegurar que Joe no era otro Trevor u otro Ben? Sin embargo, había sufrido tantas veces...
Tal vez aquella vez sería diferente. Tal vez las estrellas se habían alineado para enviarle al hombre perfecto. Tal vez tenía que aceptar el hecho de que, si quería una relación, tendría que pagar un precio. El ruido de la puerta hizo que se le desatara el corazón. Oyó pasos y luego silencio. Debía de estar quitándose el abrigo. Enseguida, apareció en el dormitorio.
—Dios mío... Eres la criatura más sorprendente que conozco.
—Buena respuesta...
Vio que iba vestido con unos vaqueros y una camisa de que se le ceñía perfectamente al torso. Lo miró de arriba abajo y sonrió encantada.
—No me lo puedo creer. Cada vez que te veo, hay algo que me sorprende. Algo que me hace bajar la guardia.
—¿Es eso bueno o malo?
—Excelente.
—Vaya...
—Podría estar mirándote toda la vida...
—No siempre tendré este aspecto, ¿sabes?
—Para mí siempre serás igual —afirmó él, mientras se tumbaba en la cama—. Quiero hacerte el amor, pero puedes negarte. Podemos renegociar la noche.
—Eso es muy noble de tu parte. No te preocupes, no pienso moverme de esta cama.
—Gracias a Dios. Ahora, no sé lo que hacer primero... —susurró, acariciándole suavemente el cabello.
—Tengo una sugerencia. Dado que uno de nosotros está demasiado vestido...
—Sí, claro, pero no estoy del todo convencido de que sea eso lo que tengo que hacer en primer lugar.
—Vaya. ¿Y qué opciones tienes?
—Quiero besarte, al menos durante un día o dos.
—Hmm...
—Y también quiero saborear cada parte de tu cuerpo. Pasarme horas memorizándote con los labios...
—Oh...
—Y eso no es todo.
—¿No? —preguntó ___________, completamente excitada. Tenía el vientre tenso y los pezones erectos. Todo su cuerpo estaba ya preparado para recibirlo.
—Quiero hacerte alcanzar el orgasmo una y otra vez...
—¿Sin hacerlo tú?
—¿De verdad crees que podría verte y no llegar al clímax yo también, tanto si estaba tocándote a ti, o a mí mismo, como si no?
—¿De verdad?
—De verdad.
—Entonces, ¿qué va a ser?
—No puedo decidirme —susurró él—. ¿Cómo puedo hacer las tres cosas?
Bueno espero les guste, hay les dejo tres caps
Las amo y gracias por su paciencia...
Con amor
Niinny Jonas
Las amo y gracias por su paciencia...
Con amor
Niinny Jonas
NiinnyJonas
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
woaa geniall
jaja sus amigos planeando que se
encuentren y ellos ya se encuentran cada
miercoles :twisted: jajaja
genial el cap sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
jaja sus amigos planeando que se
encuentren y ellos ya se encuentran cada
miercoles :twisted: jajaja
genial el cap sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
next to you
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
oooooh cielos siguela porfavor....!!!! esta buenisima espero cap saludos
Bianca
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Awuaaaaa
Ameee El Capii!!!*__*
Siguelaaaa
Siguela(x10000)
Att: tu fiel lectora!!
Siguela mas seguiido plss!!
Ameee El Capii!!!*__*
Siguelaaaa
Siguela(x10000)
Att: tu fiel lectora!!
Siguela mas seguiido plss!!
Yhosdaly
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
:( sigue pronto shi :(
:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(
:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(:(
aranzhitha
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
sigueee...porfavor...queremos caap u.u
Bianca
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
esperando capi :lol!: :lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!::lol!:
aranzhitha
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
sigueee...!!! porfavor
creeo que llorare...u.u necesito
un solo cap anda sii porfis qu no te cuesta nada
bueeeh sin presiones espero cap pronto cuidate........n.n
Bianca
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Perdon por re desaparecerme ahora les dejo dos caps...
Las amo
Las amo
NiinnyJonas
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Capítulo XVI
Joe le tomó la mejilla en la palma de la mano mientras la saboreaba. ___________ suspiró y la dulzura de su ser invadió el cuerpo de él, haciendo que, de nuevo, volviera a sentirse pleno. ¿Cómo era posible? Ni siquiera se había dado cuenta de que no estaba completo hasta que... Deslizó la lengua entre los labios de ella y la exploró a placer. Todos los sabores y las texturas parecían ser nuevas y diferentes. Joe le frotó la mejilla con el pulgar, sorprendiéndose como siempre de su suavidad.
Cuando ella gimió de placer, el sonido pareció ir directamente a la erección de Joe. En el momento en que la mano de ___________ le tocó la parte posterior del cuello, sintió que esta se hacía aún más potente.
—Todavía no —susurró él, cuando ___________ trató de quitarle la camisa.
—Pero...
—Es mi noche, ¿te acuerdas?
Ella asintió. Joe la miró y se perdió en sus pupilas, completamente dilatadas por el deseo. Le acarició suavemente el cabello, tratando de notar cada matiz de color, cada diferencia en la textura
Una vez más, ___________ trató de animarlo.
—Ya veo que estás muy ansiosa...
—Sí, pero no estoy segura de que a ti te ocurra lo mismo...
Joe le lamió los labios. Cuando hubo completado un círculo, volvió a repetir el movimiento. Aquella vez, a mitad de camino, separó los labios y bebió su esencia. A continuación, le besó la suave piel que tenía por debajo de la boca. Después, la barbilla. Lamiendo, chupando, mordisqueando... No avanzaba hasta que conocía cada centímetro de su piel.
Luego, pasó a la garganta. Allí el aroma de su perfume era mucho más fuerte. Por fin sabía cuál era. Había estado en el mostrador de perfumería de Macy's. Le había costado mucho encontrarlo, pero lo había conseguido. Era Boucheron. No lo conocía, pero de algún modo, le parecía que recordaría aquel nombre el resto de su vida. En realidad, se había avergonzado un poco en la tienda. En el momento en que había identificado el perfume, había experimentado una erección. Le besó la garganta, justo debajo de la oreja. El erotismo de sentir cómo latía el pulso de ___________ lo hizo gemir de placer. Ella le masajeaba suavemente el cabello, lo que lo hizo pensar si alguien habría muerto alguna vez de placer. El único punto negro era la presión que estaba tomando en la bragueta, aunque, de momento, debía esperar. Aquella presión ser vería aliviada muy pronto Joe le lamió el cuello y luego le torturó el lóbulo de la oreja con la lengua. Estaba decidido a convertirse en un experto del placer.
—Joe...
—Hmm...
—Oh DIOS...
—¿Qué?
—Es maravilloso.
—No te muevas —susurró.
Tenía que quitarse los pantalones. Consiguió desabrocharse la hebilla del cinturón, pero las manos de ___________ le impidieron seguir con el resto. Ella se sentó en la cama y apartó la sábana. La piel le relucía con la suave luz de la lámpara. Era tan hermosa, tan femenina... Por fin, le desabrochó el botón superior de los vaqueros. Tras una pausa, se dedicó al siguiente. Otra pausa y se inclinó sobre él, cubriéndole la potente erección con la boca. Entonces, espiró. El aire caliente a través de la tela estuvo a punto de conseguir que llegara al orgasmo. Tuvo que agarrarse al cabecero de la cama para no caerse. ___________ sonrió y se centró de nuevo en su cometido. Una vez más, se detuvo. Aquella vez, en vez del aliento, abrió la pequeña «v» de la bragueta que había desabrochado, le separó los bordes de los calzoncillos y le lamió la piel que quedó al descubierto.
—___________... Oh, Dios...
—Con esto solo acabo de empezar...
Al ver que ella se disponía a desabrochar el tercer botón, Joe gimió de placer. Cuando lo hubo conseguido, le acarició toda la longitud de su masculinidad con una uña. Fue una exquisita tortura...
Después, le desabrochó el resto de los botones. Sabiendo que después no iba a acordarse, Joe sacó un preservativo y lo tiró encima de la cama mientras ella terminaba de bajarle los pantalones y los calzoncillos.
Inmediatamente, ___________ se inclinó hacia delante y le lamió lentamente el pene. Como si aquello no fuera suficiente, gemía de placer como si le supiera a chocolate. Joe sentía que el corazón le latía con tanta fuerza que temió que fuera a tener un ataque al corazón, pero no le importó, aunque esperaba morir cuando ella hubiera terminado.
Le rodeó el pene con los labios, suave, cálidamente. Se quedó quieta durante un largo momento y entonces, le lamió la punta con la lengua. Él gimió de placer y sonrió. Entonces, ella volvió a lamerlo, encontrando inmediatamente su punto de placer, como si conociera perfectamente su cuerpo.
Joe la agarró por el hombro, tanto para no caerse como para afirmar el vínculo que los unía en aquellos momentos. Si ___________ no paraba pronto, iba a alcanzar el orgasmo, algo que no quería hacer por el momento. Por ello, se alejó suavemente de ella. ___________ lo dejó marchar con una última lengüetada.
—Oh Dios...
—Me ha gustado mucho —dijo ella—. Oírte gemir, sentir cómo temblabas, Saborearte...
Joe se puso de rodillas delante de ella y, con una suave presión, le separó las piernas.
—Ahora me toca a mí...
Le levantó las caderas y tiró de ella hasta el borde de la cama. El sexo de ___________, que seguía rasurado, brillaba por la humedad de su excitación. Joe inclinó la cabeza y le besó el interior de un muslo y luego de otro. A pesar de que sentía la necesidad de poseerla como un hombre de las cavernas, siguió besando y mordisqueando la tierna carne de los muslos, torturándola con la cercanía a su sexo.
Cuando Joe levantó la mirada, se dio cuenta de ella estaba observándolo. Entonces, ___________ separó las piernas un poco más, haciendo que el ambiente se cargara de un inequívoco erotismo.
Se inclinó un poco más sobre ella, cerró los ojos y respiró profundamente. El perfume era allí muy diferente. Lo excitó y le hizo separarle los labios con delicadeza y admirarla en todo su esplendor. Temía no hacerla gozar, y el placer de ___________ lo significaba todo para él. La oyó gemir y sonrió. Pensó en hacerla esperar, pero decidió que no sería así. Entonces, le lamió la longitud completa de su sexo, saboreando su feminidad. Entonces, endureció la lengua y la exploró centímetro a centímetro, escuchando atentamente sus gemidos y suspiros. De repente, cuando Joe encontró el centro de su placer, ella se dejó caer sobre la cama y empezó a contonearse como si fuera una serpiente. Con cada movimiento de la lengua de Joe, ella tiraba de las sábanas y gemía. Por fin, las caderas parecieron adquirir vida propia.
___________ se aferró al cabello de Joe y le apretó la cabeza contra su propio sexo, hasta que se tensó y, un segundo después, se quedó completamente inmóvil. Un momento después, los espasmos empezaron a nacerle en el interior del vientre...
Pareció que aquel orgasmo duraba una eternidad. Movimientos sincopados, palabras ininteligibles... Joe no paró en ningún momento hasta que ella no le suplicó que se detuviera. Entonces, se puso de pie. La vio tumbada en la cama, como si fuera una muñeca de trapo. Tenía la piel cubierta por una capa de sudor que le daba un aspecto casi luminiscente. Su respiración era muy agitada...
Joe se sintió muy orgulloso. Entonces, tras limpiarse la boca con el antebrazo, volvió a tumbarse en la cama, montándola.
—Hola —susurró.
—Hola...
—¿Qué tal estás?
—Me siento plena.
—¿De verdad?
—Sí. Creo que tienes que cambiar de profesión.
—¿Tú crees?
—Sí. Te podrias ganar la vida con esto. Psiquiatras hay un montón, pero alguien con tus cualidades...
—No soy tan bueno con todo el mundo.
—¿No?
—No.
—Creo que solo estás siendo modesto.
—No, ___________. Te aseguro que hablo en serio.
—¿Por qué? ¿En qué soy yo diferente?
—Yo... No lo sé. Probablemente debería saberlo, pero no lo sé.
—¿Es por nuestro acuerdo?
—Tal vez, pero lo que dije la semana pasada sigue siendo cierto. Quiero conocerte. Ahora más que nunca. Hay algo entre nosotros y tú sabes que es así, ¿verdad? ¿Lo sientes?
—Sí —admitió ella—, pero me da miedo.
—La vida da miedo. No hay nada seguro, pero te prometo que no te haré daño.
—No querrías hacérmelo.
—No, claro que no. Pero tienes razón. La gente sufre. Es parte de la vida. Eso es algo que yo no puedo cambiar.
—Es que no creo que pudiera sobrevivir.
—Claro que podrías. Eres una mujer fuerte, pero mucho más importante es que eres una mujer completa, ___________. No necesitas a nadie para eso. Sin embargo, ¿no sería estupendo poder compartirlo con alguien?
—Joe...
—No pasa nada —susurró él, besándola suavemente—. No insistiré.
—Necesito tiempo para pensarlo.
—y yo no tengo prisa.
—Gracias...
—Eres...
Cuando ella gimió de placer, el sonido pareció ir directamente a la erección de Joe. En el momento en que la mano de ___________ le tocó la parte posterior del cuello, sintió que esta se hacía aún más potente.
—Todavía no —susurró él, cuando ___________ trató de quitarle la camisa.
—Pero...
—Es mi noche, ¿te acuerdas?
Ella asintió. Joe la miró y se perdió en sus pupilas, completamente dilatadas por el deseo. Le acarició suavemente el cabello, tratando de notar cada matiz de color, cada diferencia en la textura
Una vez más, ___________ trató de animarlo.
—Ya veo que estás muy ansiosa...
—Sí, pero no estoy segura de que a ti te ocurra lo mismo...
Joe le lamió los labios. Cuando hubo completado un círculo, volvió a repetir el movimiento. Aquella vez, a mitad de camino, separó los labios y bebió su esencia. A continuación, le besó la suave piel que tenía por debajo de la boca. Después, la barbilla. Lamiendo, chupando, mordisqueando... No avanzaba hasta que conocía cada centímetro de su piel.
Luego, pasó a la garganta. Allí el aroma de su perfume era mucho más fuerte. Por fin sabía cuál era. Había estado en el mostrador de perfumería de Macy's. Le había costado mucho encontrarlo, pero lo había conseguido. Era Boucheron. No lo conocía, pero de algún modo, le parecía que recordaría aquel nombre el resto de su vida. En realidad, se había avergonzado un poco en la tienda. En el momento en que había identificado el perfume, había experimentado una erección. Le besó la garganta, justo debajo de la oreja. El erotismo de sentir cómo latía el pulso de ___________ lo hizo gemir de placer. Ella le masajeaba suavemente el cabello, lo que lo hizo pensar si alguien habría muerto alguna vez de placer. El único punto negro era la presión que estaba tomando en la bragueta, aunque, de momento, debía esperar. Aquella presión ser vería aliviada muy pronto Joe le lamió el cuello y luego le torturó el lóbulo de la oreja con la lengua. Estaba decidido a convertirse en un experto del placer.
—Joe...
—Hmm...
—Oh DIOS...
—¿Qué?
—Es maravilloso.
—No te muevas —susurró.
Tenía que quitarse los pantalones. Consiguió desabrocharse la hebilla del cinturón, pero las manos de ___________ le impidieron seguir con el resto. Ella se sentó en la cama y apartó la sábana. La piel le relucía con la suave luz de la lámpara. Era tan hermosa, tan femenina... Por fin, le desabrochó el botón superior de los vaqueros. Tras una pausa, se dedicó al siguiente. Otra pausa y se inclinó sobre él, cubriéndole la potente erección con la boca. Entonces, espiró. El aire caliente a través de la tela estuvo a punto de conseguir que llegara al orgasmo. Tuvo que agarrarse al cabecero de la cama para no caerse. ___________ sonrió y se centró de nuevo en su cometido. Una vez más, se detuvo. Aquella vez, en vez del aliento, abrió la pequeña «v» de la bragueta que había desabrochado, le separó los bordes de los calzoncillos y le lamió la piel que quedó al descubierto.
—___________... Oh, Dios...
—Con esto solo acabo de empezar...
Al ver que ella se disponía a desabrochar el tercer botón, Joe gimió de placer. Cuando lo hubo conseguido, le acarició toda la longitud de su masculinidad con una uña. Fue una exquisita tortura...
Después, le desabrochó el resto de los botones. Sabiendo que después no iba a acordarse, Joe sacó un preservativo y lo tiró encima de la cama mientras ella terminaba de bajarle los pantalones y los calzoncillos.
Inmediatamente, ___________ se inclinó hacia delante y le lamió lentamente el pene. Como si aquello no fuera suficiente, gemía de placer como si le supiera a chocolate. Joe sentía que el corazón le latía con tanta fuerza que temió que fuera a tener un ataque al corazón, pero no le importó, aunque esperaba morir cuando ella hubiera terminado.
Le rodeó el pene con los labios, suave, cálidamente. Se quedó quieta durante un largo momento y entonces, le lamió la punta con la lengua. Él gimió de placer y sonrió. Entonces, ella volvió a lamerlo, encontrando inmediatamente su punto de placer, como si conociera perfectamente su cuerpo.
Joe la agarró por el hombro, tanto para no caerse como para afirmar el vínculo que los unía en aquellos momentos. Si ___________ no paraba pronto, iba a alcanzar el orgasmo, algo que no quería hacer por el momento. Por ello, se alejó suavemente de ella. ___________ lo dejó marchar con una última lengüetada.
—Oh Dios...
—Me ha gustado mucho —dijo ella—. Oírte gemir, sentir cómo temblabas, Saborearte...
Joe se puso de rodillas delante de ella y, con una suave presión, le separó las piernas.
—Ahora me toca a mí...
Le levantó las caderas y tiró de ella hasta el borde de la cama. El sexo de ___________, que seguía rasurado, brillaba por la humedad de su excitación. Joe inclinó la cabeza y le besó el interior de un muslo y luego de otro. A pesar de que sentía la necesidad de poseerla como un hombre de las cavernas, siguió besando y mordisqueando la tierna carne de los muslos, torturándola con la cercanía a su sexo.
Cuando Joe levantó la mirada, se dio cuenta de ella estaba observándolo. Entonces, ___________ separó las piernas un poco más, haciendo que el ambiente se cargara de un inequívoco erotismo.
Se inclinó un poco más sobre ella, cerró los ojos y respiró profundamente. El perfume era allí muy diferente. Lo excitó y le hizo separarle los labios con delicadeza y admirarla en todo su esplendor. Temía no hacerla gozar, y el placer de ___________ lo significaba todo para él. La oyó gemir y sonrió. Pensó en hacerla esperar, pero decidió que no sería así. Entonces, le lamió la longitud completa de su sexo, saboreando su feminidad. Entonces, endureció la lengua y la exploró centímetro a centímetro, escuchando atentamente sus gemidos y suspiros. De repente, cuando Joe encontró el centro de su placer, ella se dejó caer sobre la cama y empezó a contonearse como si fuera una serpiente. Con cada movimiento de la lengua de Joe, ella tiraba de las sábanas y gemía. Por fin, las caderas parecieron adquirir vida propia.
___________ se aferró al cabello de Joe y le apretó la cabeza contra su propio sexo, hasta que se tensó y, un segundo después, se quedó completamente inmóvil. Un momento después, los espasmos empezaron a nacerle en el interior del vientre...
Pareció que aquel orgasmo duraba una eternidad. Movimientos sincopados, palabras ininteligibles... Joe no paró en ningún momento hasta que ella no le suplicó que se detuviera. Entonces, se puso de pie. La vio tumbada en la cama, como si fuera una muñeca de trapo. Tenía la piel cubierta por una capa de sudor que le daba un aspecto casi luminiscente. Su respiración era muy agitada...
Joe se sintió muy orgulloso. Entonces, tras limpiarse la boca con el antebrazo, volvió a tumbarse en la cama, montándola.
—Hola —susurró.
—Hola...
—¿Qué tal estás?
—Me siento plena.
—¿De verdad?
—Sí. Creo que tienes que cambiar de profesión.
—¿Tú crees?
—Sí. Te podrias ganar la vida con esto. Psiquiatras hay un montón, pero alguien con tus cualidades...
—No soy tan bueno con todo el mundo.
—¿No?
—No.
—Creo que solo estás siendo modesto.
—No, ___________. Te aseguro que hablo en serio.
—¿Por qué? ¿En qué soy yo diferente?
—Yo... No lo sé. Probablemente debería saberlo, pero no lo sé.
—¿Es por nuestro acuerdo?
—Tal vez, pero lo que dije la semana pasada sigue siendo cierto. Quiero conocerte. Ahora más que nunca. Hay algo entre nosotros y tú sabes que es así, ¿verdad? ¿Lo sientes?
—Sí —admitió ella—, pero me da miedo.
—La vida da miedo. No hay nada seguro, pero te prometo que no te haré daño.
—No querrías hacérmelo.
—No, claro que no. Pero tienes razón. La gente sufre. Es parte de la vida. Eso es algo que yo no puedo cambiar.
—Es que no creo que pudiera sobrevivir.
—Claro que podrías. Eres una mujer fuerte, pero mucho más importante es que eres una mujer completa, ___________. No necesitas a nadie para eso. Sin embargo, ¿no sería estupendo poder compartirlo con alguien?
—Joe...
—No pasa nada —susurró él, besándola suavemente—. No insistiré.
—Necesito tiempo para pensarlo.
—y yo no tengo prisa.
—Gracias...
—Eres...
Capítulo XVII
___________ le colocó la mano sobre la erección. Aquel gesto hizo que Joe no pudiera seguir hablando. Gimió de placer al sentir las caricias que ella le administraba. Las piernas y los brazos le temblaban con tanta fuerza que tenía miedo de desmoronarse sobre ella y aplastarla. ___________ debió de darse cuenta de la precariedad de su situación porque lo soltó y lo hizo tumbarse. Joe no se opuso. Lo único que podía hacer era suplicar para que ella volviera a empezar donde lo había dejado. Una vez lo hubo tumbado, ___________ se colocó entre sus piernas. Admiró los poderosos genitales de Joe. Tal vez algún día le diría que eran impresionantes, tan perfectos como el resto de su cuerpo, pero todavía no.
Se inclinó sobre él y le lamió la parte inferior del pene muy lentamente. Este le vibraba bajo lengua, lo que le daba a ___________ una sensación de poder que le encantaba. Entonces, le chupó la punta y se lo metió en la boca con un rápido movimiento de la lengua, tragándoselo casi hasta la base. No se detuvo solo con eso. Lo exploró lentamente, acariciándole los testículos y la parte interior de los muslos. Entonces, le levantó las rodillas y se inclinó para acariciarle el perineo hasta que él le suplicó que tuviera piedad de él. Una vez más, volvió a hacia arriba. Cuando llegó a la cabeza, se la introdujo de nuevo en la boca y, con una presión consistente, se lo tragó tan profundamente como pudo. Lamía y chupaba, estimulándolo, escuchando sus gemidos, aprendiendo lo que más le gustaba. Cuando le empezaron a temblar las piernas, llegó la siguiente fase. No iba a aguantar mucho más. Aquella noche, como le había prometido, alcanzaría el orgasmo dentro del cuerpo de ___________. Al sentir que la boca de ___________ se alejaba de él, Joe protestó. Entonces, vio que ella se había puesto de pie encima de la cama. La miró perplejo. No sabía qué era lo que iba a hacer a continuación.
___________ se lo demostró rápidamente. Le colocó los pies a ambos lados de las caderas y se agachó muy lentamente. En cuanto estuvo muy cerca de él, abrió el preservativo y se lo colocó. Entonces, le agarró el pene y, tras colocarlo en posición, se quedó aún más quieta. Por fin, sus cuerpos se unieron. Ella se frotó el sexo con el pene y, se hundió en él. Empezó a moverse poco a poco, apretando los músculos de su vientre. Lo acogió por completo, a pesar de su impresionante tamaño. Gimió al sentir cómo su cuerpo se ajustaba a su intruso...
Entonces, se volvió a levantar, tan lentamente como se había agachado. La tensión del cuello de Joe era testimonio vivo de su lucha por no tomar el control. Cuando ___________ volvió a agacharse, él susurró algo que no pudo entender.
—¿Qué?
—Por favor...
Aquella era sú noche y se lo había pedido. Una vez más, apretó los músculos y empezó a montar a un hombre como no lo había hecho en su vida. Sus propios muslos temblaban con el esfuerzo y el corazón le latía con furia en el pecho. La mirada de Joe... eso lo cambió todo. La llenó completamente, haciéndole experimentar sensaciones que nunca había vivido, ni siquiera con su ex marido.
Era algo tan fuerte que hizo que sintiera un fuerte dolor en el pecho. Entonces, decidió apartar la mirada y concentrarse en su cuerpo. Y en el de Joe. Se movió más rápidamente, con más fuerza, hasta que él gimió de gozo. Justo cuando creía que ya no iba a poder soportarlo más, Joe la agarró de las caderas y la detuvo.
—¿Qué pasa?
Joe no contestó, pero salió del interior de su cuerpo. Entonces, se sentó a su lado y le rodeó los hombros con un brazo para besarla suavemente en los labios. A continuación, hizo que se tumbara y se colocó encima de ella, cadera sobre cadera, piernas sobre piernas...
—Mírame.
Ella cerró los ojos, sabiendo que, si obedecía, estaría perdida.
—___________...
Tuvo que mirar. Cuando lo hizo, ya no pudo mentirse más. Lo deseaba. No solo para una noche a la semana, sino para todas las noches con todos sus días. Para todos los años de su vida...
Estaba enamorada de Joe y no había nada que pudiera hacer al respecto más que rendirse. Se abrió de nuevo para él y volvió a colocarse en su interior. Después de una larga pausa, empezó a moverse muy lentamente, con un fuerte ritmo... El rostro se le fue cubriendo de deseo y de fuerza y de algo que ella no hubiera querido creer. Entonces, alcanzó el clímax. Cada músculo del cuerpo de Joe se tensó cuando gritó el nombre de ___________.
En los minutos que siguieron, ella le acarició lentamente la espalda, el cabello. Lo apretó contra su pecho mientras rezaba con todo su corazón para pedir que no estuviera cometiendo la mayor equivocación de su vida.
Incluso antes de que abriera los ojos, el aroma de Joe le dijo a ___________ que él estaba a su lado. Se había quedado dormida entre sus brazos, escuchando los latidos de su corazón como si fuera una nana. Habían pasado juntos la noche entera. Ella se movió en la cama, con mucho cuidado de no despertarlo. Entonces, le estudió el rostro. Era tan hermoso y tan pacífico... La barba incipiente lo hacía parecer más mayor, pero aquello se mitigaba por la suave curva de sus labios...
¿Sería él? Fuera como fuera, estaba metida en un buen lío. Si era él el hombre destinado a hacerla feliz, seguía sin tener garantías. Podría resultar ser como Larry, como los otros. Sin embargo, algo le decía que no sería así. No obstante, ¿cómo podía escuchar su voz interior cuando esta se había equivocado tantas veces?
Pensar en no volver a verlo era algo impensable. Ya había cruzado la línea. El concepto de sexo por sexo había sido bueno. Desgraciadamente, no había pensado nunca en el rival que podria encontrarse. Joe, un hombre sensible, divertido, inteligente...
Era todo lo que ella quería en un hombre. Entonces, ¿cuál era el problema? ¿Por qué no lo despertaba y le decía lo que él quería saber?
Porque tenía miedo.
Suspiró llena de desilusión. Ella no era una de esas mujeres que habían sufrido una vez por amor y que renegaban de todos los hombres para siempre, ¿verdad? Lo que sí era cierto era que no creía que los hombres que entraban en su vida la amaran solo por lo que era, no por lo que tenía...
De repente, se dio cuenta de que, en realidad, se trataba de la imagen que tenía de ella misma. Sin dinero, sin amigos influyentes y todo lo demás, ¿quién era? Siempre se había valorado a sí misma por lo que tenía. Por lo tanto, los hombres solo podían amarla por esas razones. Aquello era algo que había sospechado desde siempre, pero no aclaraba el lugar que Joe ocupaba en aquella ecuacion. El no sabia nada de ella, tan solo conocía su sexualidad, su osadía, su imaginación...
No conocía el resto de su mundo ni sus otras cualidades...
—¿Que te pasa?
—Nada, nada —susurró ella, al notar que estaba despierto. Se alegraba tanto de estar a su lado...
Joe la miró durante un momento y pareció querer decir algo, pero decidió guardar silencio.
Entonces, la besó en la nariz y se levantó de la cama.
—No te muevas. Vuelvo enseguida.
—Vale —replicó ___________, al ver que se dirigía al cuarto de baño. Tenía un cuerpo estupendo y un trasero que...
Se tumbó de espaldas y miró al techo. Se preguntó qué era lo que sabía sobre él. Aparte de su personalidad, solo sabía que era psiquiatra. Decidió que los rasgos que él le había mostrado podrían ser la parte que le quería mostrar los miércoles por la noche.
¿Cómo sería en su vida normal? Algo la sorprendía profundamente. Para ser un hombre tan guapo como él, no estaba casado. Aquello, unido a su edad, tenía que significar que le ocurría algo. Cuando vio que la puerta del cuarto de baño se abría, ella se levantó para ir también. De camino, Joe la estrechó entre sus brazos, con la espalda de ___________ sobre su pecho, dejando que su erección le frotara el trasero. Le besó el hombro y luego le susurró al oído:
—Date prisa.
—No puedo hacerlo a menos que me sueltes.
—Entonces, no te des prisa. Quédate aquí.
—Joe, no me queda otra opción...
—Oh... Lo siento.
—¿Qué te parece si pedimos un poco de café y algo de comer?
—¿Cuánto tiempo tardará en llegar el servicio de habitaciones?
—No estoy segura.
—Entonces, esperemos. A menos que estés desesperada.
—Entiendo...Veo que eres un hombre con prioridades...
—Efectivamente.
—Sigue pensando en ellas —le sugirió ella, mientras iba al cuarto de baño.
Joe regresó a la cama y colocó las almohadas contra el cabecero. Después se tumbó y se colocó los brazos por debajo de la nuca. Entonces, se puso a esperar.
Se inclinó sobre él y le lamió la parte inferior del pene muy lentamente. Este le vibraba bajo lengua, lo que le daba a ___________ una sensación de poder que le encantaba. Entonces, le chupó la punta y se lo metió en la boca con un rápido movimiento de la lengua, tragándoselo casi hasta la base. No se detuvo solo con eso. Lo exploró lentamente, acariciándole los testículos y la parte interior de los muslos. Entonces, le levantó las rodillas y se inclinó para acariciarle el perineo hasta que él le suplicó que tuviera piedad de él. Una vez más, volvió a hacia arriba. Cuando llegó a la cabeza, se la introdujo de nuevo en la boca y, con una presión consistente, se lo tragó tan profundamente como pudo. Lamía y chupaba, estimulándolo, escuchando sus gemidos, aprendiendo lo que más le gustaba. Cuando le empezaron a temblar las piernas, llegó la siguiente fase. No iba a aguantar mucho más. Aquella noche, como le había prometido, alcanzaría el orgasmo dentro del cuerpo de ___________. Al sentir que la boca de ___________ se alejaba de él, Joe protestó. Entonces, vio que ella se había puesto de pie encima de la cama. La miró perplejo. No sabía qué era lo que iba a hacer a continuación.
___________ se lo demostró rápidamente. Le colocó los pies a ambos lados de las caderas y se agachó muy lentamente. En cuanto estuvo muy cerca de él, abrió el preservativo y se lo colocó. Entonces, le agarró el pene y, tras colocarlo en posición, se quedó aún más quieta. Por fin, sus cuerpos se unieron. Ella se frotó el sexo con el pene y, se hundió en él. Empezó a moverse poco a poco, apretando los músculos de su vientre. Lo acogió por completo, a pesar de su impresionante tamaño. Gimió al sentir cómo su cuerpo se ajustaba a su intruso...
Entonces, se volvió a levantar, tan lentamente como se había agachado. La tensión del cuello de Joe era testimonio vivo de su lucha por no tomar el control. Cuando ___________ volvió a agacharse, él susurró algo que no pudo entender.
—¿Qué?
—Por favor...
Aquella era sú noche y se lo había pedido. Una vez más, apretó los músculos y empezó a montar a un hombre como no lo había hecho en su vida. Sus propios muslos temblaban con el esfuerzo y el corazón le latía con furia en el pecho. La mirada de Joe... eso lo cambió todo. La llenó completamente, haciéndole experimentar sensaciones que nunca había vivido, ni siquiera con su ex marido.
Era algo tan fuerte que hizo que sintiera un fuerte dolor en el pecho. Entonces, decidió apartar la mirada y concentrarse en su cuerpo. Y en el de Joe. Se movió más rápidamente, con más fuerza, hasta que él gimió de gozo. Justo cuando creía que ya no iba a poder soportarlo más, Joe la agarró de las caderas y la detuvo.
—¿Qué pasa?
Joe no contestó, pero salió del interior de su cuerpo. Entonces, se sentó a su lado y le rodeó los hombros con un brazo para besarla suavemente en los labios. A continuación, hizo que se tumbara y se colocó encima de ella, cadera sobre cadera, piernas sobre piernas...
—Mírame.
Ella cerró los ojos, sabiendo que, si obedecía, estaría perdida.
—___________...
Tuvo que mirar. Cuando lo hizo, ya no pudo mentirse más. Lo deseaba. No solo para una noche a la semana, sino para todas las noches con todos sus días. Para todos los años de su vida...
Estaba enamorada de Joe y no había nada que pudiera hacer al respecto más que rendirse. Se abrió de nuevo para él y volvió a colocarse en su interior. Después de una larga pausa, empezó a moverse muy lentamente, con un fuerte ritmo... El rostro se le fue cubriendo de deseo y de fuerza y de algo que ella no hubiera querido creer. Entonces, alcanzó el clímax. Cada músculo del cuerpo de Joe se tensó cuando gritó el nombre de ___________.
En los minutos que siguieron, ella le acarició lentamente la espalda, el cabello. Lo apretó contra su pecho mientras rezaba con todo su corazón para pedir que no estuviera cometiendo la mayor equivocación de su vida.
Incluso antes de que abriera los ojos, el aroma de Joe le dijo a ___________ que él estaba a su lado. Se había quedado dormida entre sus brazos, escuchando los latidos de su corazón como si fuera una nana. Habían pasado juntos la noche entera. Ella se movió en la cama, con mucho cuidado de no despertarlo. Entonces, le estudió el rostro. Era tan hermoso y tan pacífico... La barba incipiente lo hacía parecer más mayor, pero aquello se mitigaba por la suave curva de sus labios...
¿Sería él? Fuera como fuera, estaba metida en un buen lío. Si era él el hombre destinado a hacerla feliz, seguía sin tener garantías. Podría resultar ser como Larry, como los otros. Sin embargo, algo le decía que no sería así. No obstante, ¿cómo podía escuchar su voz interior cuando esta se había equivocado tantas veces?
Pensar en no volver a verlo era algo impensable. Ya había cruzado la línea. El concepto de sexo por sexo había sido bueno. Desgraciadamente, no había pensado nunca en el rival que podria encontrarse. Joe, un hombre sensible, divertido, inteligente...
Era todo lo que ella quería en un hombre. Entonces, ¿cuál era el problema? ¿Por qué no lo despertaba y le decía lo que él quería saber?
Porque tenía miedo.
Suspiró llena de desilusión. Ella no era una de esas mujeres que habían sufrido una vez por amor y que renegaban de todos los hombres para siempre, ¿verdad? Lo que sí era cierto era que no creía que los hombres que entraban en su vida la amaran solo por lo que era, no por lo que tenía...
De repente, se dio cuenta de que, en realidad, se trataba de la imagen que tenía de ella misma. Sin dinero, sin amigos influyentes y todo lo demás, ¿quién era? Siempre se había valorado a sí misma por lo que tenía. Por lo tanto, los hombres solo podían amarla por esas razones. Aquello era algo que había sospechado desde siempre, pero no aclaraba el lugar que Joe ocupaba en aquella ecuacion. El no sabia nada de ella, tan solo conocía su sexualidad, su osadía, su imaginación...
No conocía el resto de su mundo ni sus otras cualidades...
—¿Que te pasa?
—Nada, nada —susurró ella, al notar que estaba despierto. Se alegraba tanto de estar a su lado...
Joe la miró durante un momento y pareció querer decir algo, pero decidió guardar silencio.
Entonces, la besó en la nariz y se levantó de la cama.
—No te muevas. Vuelvo enseguida.
—Vale —replicó ___________, al ver que se dirigía al cuarto de baño. Tenía un cuerpo estupendo y un trasero que...
Se tumbó de espaldas y miró al techo. Se preguntó qué era lo que sabía sobre él. Aparte de su personalidad, solo sabía que era psiquiatra. Decidió que los rasgos que él le había mostrado podrían ser la parte que le quería mostrar los miércoles por la noche.
¿Cómo sería en su vida normal? Algo la sorprendía profundamente. Para ser un hombre tan guapo como él, no estaba casado. Aquello, unido a su edad, tenía que significar que le ocurría algo. Cuando vio que la puerta del cuarto de baño se abría, ella se levantó para ir también. De camino, Joe la estrechó entre sus brazos, con la espalda de ___________ sobre su pecho, dejando que su erección le frotara el trasero. Le besó el hombro y luego le susurró al oído:
—Date prisa.
—No puedo hacerlo a menos que me sueltes.
—Entonces, no te des prisa. Quédate aquí.
—Joe, no me queda otra opción...
—Oh... Lo siento.
—¿Qué te parece si pedimos un poco de café y algo de comer?
—¿Cuánto tiempo tardará en llegar el servicio de habitaciones?
—No estoy segura.
—Entonces, esperemos. A menos que estés desesperada.
—Entiendo...Veo que eres un hombre con prioridades...
—Efectivamente.
—Sigue pensando en ellas —le sugirió ella, mientras iba al cuarto de baño.
Joe regresó a la cama y colocó las almohadas contra el cabecero. Después se tumbó y se colocó los brazos por debajo de la nuca. Entonces, se puso a esperar.
Espero les guste, las amo
Hermosas lectoras
Son las mejores
Con amor
Niinny Jonas
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Niinny Jonas
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Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
a se enamorooo
me encantoo
siguelaaaaaaaa
me encantoo
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