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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 Empty Re: Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

Mensaje por Yesie Miér 11 Sep 2013, 6:59 pm

JimeDirectioner. escribió:
Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:aisjaksjakjs(?
amé el capi :$$$ 
¡es muuuuuuuuy perfecta esta novela eu!
YA,YA la seguís. ah xd
besos linda♥️
Holaaa! Qe buuueno qe amaste el cap,linda!! ^^
Enserio? Genial qe sea perfecta! xD*... 
Creo qe mañana la seguire (?)...
:hug: 



xx
:happuy: :bye: 
no la seguiste :c ¡SEGUILA! es una orden. 
ah xd

Hola! ^^..
Hahahah xD... Bueno si es una orden, me veo en la obligacion de seguirla no? :P*
Pues, lo hare, pero mañana. 
Se han presentado problemas. Varios para ser exacta... estoi exa un lio.. u.u... pero bueno. Mañana subire cap, linda!! :DD
... espero qe no me hallas abandonado... :C


xx
:happuy: :bye: 
Yesie
Yesie


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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 Empty Re: Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

Mensaje por Yesie Miér 11 Sep 2013, 7:02 pm

Pulguita58 escribió:Hellooooooo!!M acabo de descubrir tu nove y el primer capítulo me encanto!!! 


Síguela pronto! O bueno, cuando las inclemencias del tiempo así lo permitan 




Ksssss


Hi...!! Como andas,pulguita!? :D
..Que bueno que te haya gustado. ^^
...¡BIENVENIDA! ...


Mañana la seguire, espero qe todabia estes rondando x aqi (?) ^^


xx
:happuy: :bye: 
Yesie
Yesie


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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 Empty Re: Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

Mensaje por JimeDirectioner. Vie 13 Sep 2013, 6:39 pm

Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:
Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:aisjaksjakjs(?
amé el capi :$$$ 
¡es muuuuuuuuy perfecta esta novela eu!
YA,YA la seguís. ah xd
besos linda♥️
Holaaa! Qe buuueno qe amaste el cap,linda!! ^^
Enserio? Genial qe sea perfecta! xD*... 
Creo qe mañana la seguire (?)...
:hug: 



xx
:happuy: :bye: 
no la seguiste :c ¡SEGUILA! es una orden. 
ah xd
Hola! ^^..
Hahahah xD... Bueno si es una orden, me veo en la obligacion de seguirla no? :P*
Pues, lo hare, pero mañana. 
Se han presentado problemas. Varios para ser exacta... estoi exa un lio.. u.u... pero bueno. Mañana subire cap, linda!! :DD
... espero qe no me hallas abandonado... :C


xx
:happuy: :bye: 
OBVIO, SEGUILA! ¬
perdón por no comentar ese día :c pero la tenés que seguirrrrrrrrrrrrr!
ok, ojalá que haya salido todo bien :)
¡NUNCA! 
besos genia♥️
JimeDirectioner.
JimeDirectioner.


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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 Empty Re: Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

Mensaje por Yesie Sáb 14 Sep 2013, 3:29 pm

JimeDirectioner. escribió:
Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:
Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:aisjaksjakjs(?
amé el capi :$$$ 
¡es muuuuuuuuy perfecta esta novela eu!
YA,YA la seguís. ah xd
besos linda♥️
Holaaa! Qe buuueno qe amaste el cap,linda!! ^^
Enserio? Genial qe sea perfecta! xD*... 
Creo qe mañana la seguire (?)...
:hug: 



xx
:happuy: :bye: 
no la seguiste :c ¡SEGUILA! es una orden. 
ah xd
Hola! ^^..
Hahahah xD... Bueno si es una orden, me veo en la obligacion de seguirla no? :P*
Pues, lo hare, pero mañana. 
Se han presentado problemas. Varios para ser exacta... estoi exa un lio.. u.u... pero bueno. Mañana subire cap, linda!! :DD
... espero qe no me hallas abandonado... :C


xx
:happuy: :bye: 
OBVIO, SEGUILA! ¬
perdón por no comentar ese día :c pero la tenés que seguirrrrrrrrrrrrr!
ok, ojalá que haya salido todo bien :)
¡NUNCA! 
besos genia♥️


ENSEGUIDA SUBO CAP! :D
...Pues aun estoi esperando qe algo salga bien... u.u
Bueno, enseguida la sigo! ^^
Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 285151902  Besos para ti tbn, linda!! xD* :DD



:happuy: :bye: 
Yesie
Yesie


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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 Empty Re: Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

Mensaje por Yesie Sáb 14 Sep 2013, 3:38 pm

CAPITULO 2
*__ pensaba lo "mismo al día siguiente, cuando se paró a in lado de la maltratada señal que indicaba que Loussenas estaba un kilómetro de distancia, mirando cómo James daba marcha atrás al coche con precaución.
Ellos querían llevarla hasta la puerta, pero ella no quiso permitirlo. El camino se iba haciendo cada vez más escarpado y lleno de baches. Habían estado ascendiendo desde que dejaron la carretera principal. Al principio, había sido fácil admirar el paisaje, pero conforme el camino se fue estrechando y llenando de curvas, se volvieron silenciosos y empezaron a fijar sus miradas en el precipicio que se encontraba a sólo unos treinta o sesenta centímetros de las ruedas del coche.
Los villorrios por los que pasaban, cada uno con su fulgurante iglesia, eran un alivio. Se habían detenido en uno para beber limonada bajo el toldo de una taberna, diciéndose que Loussenas 10 debía estar muy lejos, aunque la verdad era que ninguno de silos tenía idea de qué tan distante estaba aún.
Así que cuando llegaron a la señal, *__ insistió en bajarse. camino estaba un poco más ancho en ese punto, lo suficiente para dar vuelta al coche.
—No me gusta dejarte —Hilary entornó los ojos con un gesto de preocupación—. Si Mike es tan distraído como dices, puede haberse olvidado de ti y haber ido a alguna parte y entonces, ¿dónde te quedarás?
—Atrapada —contestó *__ con firmeza—. Pero eso no pasará. El vive en esta villa después de todo, así que debe haber alguien esperándome.
Hilary parecía desconsolada.
—Si sólo supiéramos dónde nos quedaremos esta noche o si la villa tuviera teléfono, podríamos mantenernos en contacto —se lamentó—. Es tan salvaje aquí arriba.
—Estás subestimando la situación, como siempre —dijo James con ironía—. Cuando lleguemos a Chania, esperamos hospedamos en el Hotel Dionysius. Si algo sale mal, deja un mensaje y volveremos para sacarte de esta maldita montaña —hizo una pausa—. Y, además, tienes nuestra dirección en Inglaterra, así que pase lo que pase, queremos saber cómo resultó esta pequeña aventura.
Después se marcharon, Hilary agitaba los brazos con frenesí. *__ hizo lo mismo hasta que el coche dio vuelta en la primera curva y desapareció de la vista. Al ascender por el sendero hacia la aldea, no oía nada sino sus propias pisadas.
No se apresuró, pero estaba cansada y sin aliento al llegar a las primeras casas. Desde unos doscientos metros atrás el suelo se había nivelado en un pequeño altiplano. La tierra estaba cultivada y había unos molinos de viento, con las aspas girando poco apoco al compás de la brisa. Dos mujeres trabajaban en uno de los campos, vestidas de negro y con las familiares pañoletas que usaban alrededor de sus cabellos y rostros, pero ninguna de las dos levantó la mirada o hizo alguna seña cuando *__ pasó, y ella encontró esto muy extraño. En cada una de las aldeas por las que habían pasado en el coche hubo saludos y sonrisas por parte de la mayoría, desde el barbado cura hasta los niños.
El camino de la aldea se había convertido en un sendero, cuyas piedras la lastimaban a través de las delgadas suelas de sus sandalias. Con razón tantos cretenses usaban botas, pensó *__ con ironía.
Puso la maleta en el suelo y miró a su alrededor, flexionando la cansada mano. Todo lo que pudo ver fueron las casas de la aldea, muchas de ellas de una sola habitación, según su apariencia, y a las cuales era difícil calificar como villas. Los portales eran oscuros y las contraventanas estaban cerradas, como si fueran muchos ojos inexpresivos que la estuvieran observando.
Y no había nadie. El lugar estaba desierto. Había un pequeño kafeneion, pero ningún hombre estaba sentado a las mesas bajo la sombra, tomando café y discutiendo de política. Cada casa tenía su propia terraza, pero no había mujeres que se reunieran en grupos a parlotear y tejer los tapetes y lienzos de lino por los cuales los cretenses eran famosos.
La Villa Ioneno podía estar muy lejos en cualquier dirección, pero *__ deseó que hubiera siquiera una cara amigable a quien preguntarle, tan sólo para disipar este creciente sentimiento de perturbador aislamiento que la estaba abrumando.
Había gente en las casas, estaba segura Podía advertir movimiento en los interiores sombríos, pero estaba claro que nadie le daría la bienvenida o le ofrecería un poco de agua, aunque el pozo estaba al final de la calle, y a un tiro de piedra de la brillante puerta azul de la pequeña iglesia.
No había nada más que seguir adelante. Una vez más, tuvo la sensación de estar siendo observada. Se quejó para sus adentros. ¿Por qué había tenido que venir hasta Creta sólo para descubrir que era una paranoica?
Detrás de la iglesia estaba la casa del cura y atrás de ella se elevaba nuevamente el terreno, y a través de un grupo de árboles, vio una alta pared blanca.
"Erguida sobre su terreno", pensó, "esta residencia debe ser Villa Ione".
Había una ancha reja en la pared y una campana de cobre colgaba a un lado. El sonido fue dulce y puro al hacerla sonar y la resonancia pareció interminable en la quietud, pero al final no quedó nada sino el silencio. *__ suspiró.
— ¿Hay alguien ahí?, dijo la viajera —murmuró y probó la reja.
Esta se abrió con un chasquido a la primera presión de la mano y entró.
El jardín era muy pequeño, pero estaba bien cuidado y lleno de flores. La casa era de buen tamaño, las habitaciones estaban construidas sobre lo que *__ asumió que alguna vez fue un establo y ahora sería un garaje, con un tramo de empinados escalones que conducían hasta la terraza de la entrada. *__, al mirar hacia arriba, vio paneles de calefacción solar en el techo. Loussenas podría ser un lugar atrasado, pero uno de sus residentes conocía la tecnología moderna, según parecía.
Había algunas letras griegas esculpidas en la mampostería, al fondo de la escalera, y *__ fijó la vista en ellas, deseando haberse tomado la molestia de aprender el alfabeto antes de venir. Parecía como si se pudiera deletrear la palabra "Ione", decidió, y empezó a subir los peldaños.
La pequeña terraza tenía baldosas de un matiz terracota y estaba adornada con macetas y urnas con geranios. Fue hacia la puerta y pronunció un tentativo: -Hola.
Nada. Ni una voz, ni una pisada, sólo el silencio. Se asomó por la puerta y miró a su alrededor. Parecía encontrarse en la habitación principal de la casa. Era grande y bien ventilada, y los ventanales, que ella sospechó habían sido recién añadidos, llenaban la pared de lado a lado, brindando una vista espectacular del valle. Los muebles eran de madera, de diseño sencillo, y los cojines, alfombras y cortinas estaban tejidos a mano. Un arco conducía a un pequeño comedor y, atrás de éste, pudo ver la cocina.
Estaba limpia, pero era muy sencilla, con pocas concesiones al modernismo, aparte del pequeño fregadero, un refrigerador y estufa; estos últimos funcionaban con gas embotellado, según pudo darse cuenta.
Había lámparas en todas las habitaciones, insinuando que Villa Ione carecía de electricidad, y no había señal alguna de un teléfono.
Una restregada mesa de madera estaba situada en medio de la cocina y, en el centro de ella, distinguió una hoja de papel sujeta por un candelabro de cerámica.
Ella la tomó y la abrió. Seis palabras mecanografiadas: "Siéntete como en tu casa, *__".
—Oh, gracias, así lo haré —dijo ella con ironía—. También tendré que dejar de hablarme a mí misma o podría convertirse en un hábito detestable.
Abrió el refrigerador. Podría ser pequeño, pero estaba atestado de comida, el anaquel, a Dios gracias, estaba lleno de latas de cerveza y refrescos. Destapó una Coca-Cola y la bebió con agradecimiento, directo de la lata.
Se quitó las sandalias y se paseó por el salón, disfrutando la frescura de las baldosas bajo sus ardientes pies.
Se sentó en el brazo de madera del sofá y echó un vistazo por la ventana, tratando de adivinar en qué árido peñasco se encontraría su hermano gateando en su búsqueda de especímenes, y deseando que se reuniera con ella.
Aún asiendo la lata de Coca-Cola, subió el tramo de escalera de madera que conducía desde el comedor al siguiente piso. En frente de ella, un ancho pasillo llevaba a una puerta, de vidrio que daba a otra terraza, equipada con sillones para tomar el sol. Dos grandes dormitorios, amueblados también de forma muy sencilla cada uno con su pequeño baño, flanqueaban el pasillo. Cada dormitorio contenía poco más que una cama matrimonial, construida sobre una plataforma de piedra en un rincón de la habitación, una gran cómoda con cajones y un gabinete con una barra para colgar la ropa detrás de una cortina tejida, el cual hacía las veces de armario. Además, cada uno contaba con su balcón.
Un dormitorio ya estaba ocupado y en el otro la cama había sido recién tendida con un atractivo cubrecama azul y blanco, con un diseño cretense.
*__ fue a buscar la maleta y sacó su estuche de tocador. Había unas toallas, gruesas y suaves y oliendo a hierbas, dobladas sobre una silla, invitándola a hacer uso de ellas. Bueno, pensó con indiferencia, le habían dicho que se sintiera como en su casa, y no se le ocurrió nada más hogareño que una ducha. Estaba acalorada, cansada y pegajosa, así como un poco deprimida, y el tomar un baño la refrescaría y ayudaría a pasar el tiempo.
Si la villa carecía de electricidad, quizá tampoco tendría agua entubada, y los costosos accesorios del baño estarían ahí sólo para ser admirados, pensó haciendo una pequeña mueca mientras abría las llaves de la ducha
Pero había agua en abundancia y a la temperatura adecuada, según pudo darse cuenta con satisfacción, y se deleitó con la sensación que le producía el agua al caerle por los cabellos y el cuerpo. Tomó una de las toallas y se envolvió con ella, al estilo sarong, sujetando el extremo suelto. Podría secarse el cabello al sol, y la pequeña terraza al final del pasillo estaba lo suficientemente aislada para evitarle la necesidad de vestirse otra vez. Si no había nada más que hacer, podría broncearse.
Sacó una de las novelas que traía en la maleta y se dirigió a la terraza.
La vista desde allí era fantástica también, los picos rocosos alrededor y sobre ella centelleaban bajo los rayos del sol con tonalidades de blanco y plata, pero con un débil resplandor con matices azules y violeta en lontananza. De muchas formas era un paisaje desolado, pero también deslumbrante.
En Creta se tenía plena conciencia de las montañas, hasta en los lugares más apartados. El dios Zeus había nacido en ellas, aunque había algunas discrepancias sobre en cuál. Cada pico, cada curva tenía su propio mito, su misterio, y en épocas más recientes, *__ recordó, las montañas habían proporcionado un refugio seguro no sólo a los dioses recién nacidos contra sus sanguinarios padres, sino a simples mortales, los guerrilleros cretenses y sus compañeros de armas ingleses en la última guerra.
*__ deseaba trepar hasta la cueva en Dicte donde se decía que Zeus había sido amamantado por la cabra Capricornio. Imaginó que Mike podría llevarla. El no se interesaría por los mitos, pero podría buscar díctamo y otras hierbas mientras ella miraba la cueva, pero no había contado con el hecho de que él vivía en un lugar tan remoto.
*__ regresaría, lo supo de repente, tal vez el año siguiente, y exploraría todos los lugares que aún no había visitado. Creta ya estaba en su sangre, como de algún modo ella siempre esperó que podría suceder. Si le daban unos días, quizá llegaría a amar esta inhóspita aldea. Quizá la lejanía había provocado que los habitantes fueran recelosos con los extranjeros, y sin embargo, todas las historias que había escuchado a otros turistas indicaban todo lo contrario.
Suspiró. La actitud de los habitantes de Loussenas hacía todo más difícil de entender. Pero podría ser que su imaginación la estuviera engañando una vez más. Tal vez esas casas estaban vacías después de todo, y los aldeanos se hubieran ido al mercado o a algún otro lugar en el único camión a la semana que Mike había mencionado. El explicaría todo cuando llegara, se dijo con pereza. Aun en la sombra, la terraza era cálida y el sillón sobre el que se había tendido, era el más cómodo del mundo. Cada vez que trataba de leer una página del libro, las palabras parecían bailar de manera extraña y fue más fácil dejarlo caer y no pensar en nada, excepto en cuan cómoda se sentía.
Demasiado cómoda y relajada para estar abriéndose paso por este sendero rocoso que se hacía más abrupto y difícil a cada paso que daba, pero en la cima estaba la cueva que buscaba, el pináculo de todos sus sueños, así que debía continuar.
La entrada de la cueva se alzaba frente a ella, tan alta y ancha como la puerta de un palacio y durante un momento vaciló, mirando la oscuridad. Quería dar la vuelta y correr, pero siguió adelante. La cueva no era tan oscura como se imaginó en un principio. Había antorchas iluminándola por todas partes, como en el Palacio de Knosos, y pensó: "Tengo que decírselo a Hilary".
*__ estaba excitada y asustada al mismo tiempo, y la luz era casi deslumbrante ahora, y la única oscuridad que veía era la alta figura del hombre, esperándola, ordenándole, atrayéndola hacia él. Estaba muy cerca de él, lo bastante cerca para sentir sus manos estrechándola, su aliento cálido sobre la cara, levantó la vista y ahogó el grito que se elevaba por su garganta al ver por primera vez la gran máscara dorada del toro que escondía su rostro...
*__ se incorporó, jadeando, miró a su alrededor tratando de orientarse. Debió haberse quedado dormida durante algún tiempo, ya que el sol había descendido, y notó que sus esfuerzos habían sido reales, pues la toalla estaba floja y se había deslizado hasta las caderas. Hizo una mueca y se puso de pie, asegurándola otra vez. Era estupendo que no hubiera nadie en la casa para verla, pensó, y ya era tiempo de volver a vestirse.
Fue entonces cuando lo oyó, el inconfundible golpe de la puerta de un coche al cerrarse y pasos en alguna parte del piso inferior. Se sintió casi débil de alivio. "Mike", pensó "por fin". La puerta de la terraza estaba cerrada y recordó: "Es raro, porque yo la dejé abierta...", pero en realidad eso no era importante. Se precipitó por el pasillo y bajó la escalera, casi saltando los últimos peldaños en su ansiedad. Ella empezó diciendo en broma:
—Ya era hora de que... —se detuvo en seco, las palabras y los movimientos se interrumpieron en el mismo instante.
Lo reconoció al momento. Era el extraño de Knosos, pero lucía muy diferente a la sofisticada apariencia occidental del día anterior. Hoy vestía lo que parecía ser un traje cretense completo, desde las altas botas de suave piel hasta la chaqueta bordada de color rojo oscuro y la faja que envolvía su cintura. Sólo faltaba la negra pañoleta. Había dejado al descubierto el espeso cabello negro el cual se amontonaba, ensortijado, sobre la frente.
Durante un segundo, *__ creyó estar todavía en medio de aquel extraño sueño, luego palpó el pasamanos de la escalera y se dio cuenta de que todo era real. Ella exclamó: — ¿Qué hace usted aquí? —y al instante pensó qué haría ella si él no hablaba inglés.
Pero él contestó, indicando así que lo hablaba perfectamente. —Esperando —dijo, añadiendo luego de forma deliberada— a que usted despertara.
Indefensa, empezó a sonrojarse de humillación conforme iba comprendiendo lo que él acababa de decir. La había visto en la terraza, dormida y medio desnuda, y ahora se lo estaba diciendo.
— ¿Por qué se sonroja? —Fue la cínica pregunta, cortando el embarazoso silencio—. Sus compatriotas muestran mucho de sus cuerpos en nuestras playas todos los días.
—Tal vez, pero yo no—replicó *__ con severidad—. ¿Y qué le da el derecho de entrar a espiarme?
—El derecho de propiedad —contestó él—. Esta casa me pertenece.
*__ fijó la mirada en él, totalmente consternada.
—Dios mío, entonces debe haber un terrible error. Verá, yo creí que ésta erala Villa Ione,.. —Se detuvo en seco, arrugando la frente—. Pero debe ser, sino, ¿cómo hubiera podido encontrar esa nota?
—Esta es la Villa Ione.
Ella continuó mirándolo, aún con el ceño fruncido.
—Entonces, debe conocer a Mike. ¿Sabe dónde está, cuándo regresará? El puede explicarlo todo...
—Eso lo dudo —su voz era tranquila, pero había una cierta frialdad que la inquietó—. No sé dónde esté... Michalis se encuentra, pero estoy informado de que se fue de la isla hace algunas semanas.
— ¿Se fue? —Repitió *__ de manera estúpida—. Pero eso no puede ser verdad. El está aquí. Me escribió esa nota, dos notas. Puedo mostrárselas.
El movió la cabeza.
—No hace falta que se tome la molestia, kyria Barton. Yo escribí esas notas.
Algo marchaba muy mal. *__  sintió todo el cuerpo tan tenso como una cuerda de arco. Dijo con voz tenue:
— ¿Usted? Pero, ¿por qué?
—Para asegurarme de que vendría, thespinis, ¿por qué más? —él se encogió de hombros.
— ¿Usted sabía que vendría? —*__ palpó el terreno con sumo cuidado--. Entonces Mike debió haberle dicho...
—El no me dijo nada. ¿Cómo hubiera podido, si no lo conocí? Pero dejó la carta que usted le escribió desde Inglaterra en la habitación que estaba ocupando.
— ¿Y usted la leyó? ¿Una carta personal dirigida a alguien más? —su respiración era violenta—. Esta puede ser su casa, kyrie, pero eso es despreciable.
El contestó, impasible:
—Ustedes tienen un dicho en el cual yo creo: "El fin justifica los medios".
—Y bien, yo no creo en eso —replicó *__ con tirantez—. No sé cuál sea el error, pero es obvio que lo hay. Recogeré mis cosas y me iré en seguida.
Se volvió y subió la escalera hacia la habitación que había pensado sería para ella. La maleta había desaparecido del suelo. Durante un momento fijó la vista en el espacio que debía haber ocupado, después corrió hacia el baño y miró en su interior. La ropa que se había quitado antes de ducharse había desaparecido también, aunque su estuche de tocador aún se encontraba en el lavabo.
Se precipitó de vuelta al dormitorio. El la había seguido y estaba de pie en el umbral, apoyado casi con negligencia contra el marco.
— ¡Mi maleta, todas mis cosas, han desaparecido!  ¡Alguien las ha robado!
—No han sido robadas —dijo él—. Están en un lugar seguro y en su oportunidad le serán devueltas.
— ¡En su oportunidad! —Repitió ella al borde de la histeria—. Pero esas son tonterías. Quiero irme ahora mismo.
El volvió a encogerse de hombros.
—Lo siento mucho, pero no será posible.
Hubo otro silencio. La mente de *__trabajaba febrilmente.
Luego dijo:
—Si intenta retenerme para exigir rescate, está perdiendo el tiempo. Yo trabajo para vivir, pero no tengo dinero en efectivo disponible y mi familia tampoco.
Por primera vez él parecía estar un poco divertido.
—No necesito su dinero.
Y bien podía estar diciendo la verdad, pensó ella desolada, recordando el coche, la ropa, el fino reloj de oro que había usado el día anterior. Ahora podría parecer un campesino, pero su voz sonaba; educada y su inglés era excelente.
— ¿Entonces qué es lo que quiere? —preguntó *__ despacio.
—El pago de una deuda —la voz del hombre era lacónica.
Ella estaba perpleja por completo. Acababa de decir que no quería dinero...
— ¿Es que Mike se fue sin pagarle la renta? ¿Eso es lo que quiere decir por deuda? Bien, creo poder entender su enojo, pero estoy segura de que fue un descuido. Usted mismo mencionó que Mike había dejado algunas cosas, así que es obvio que tiene la intención de regresar y arreglar las cosas él mismo.
—Espero que lo haga —dijo él—. De hecho, thespinis, cuento con ello.
Ella sintió frío. Resistió el impulso de abrigarse con los brazos, para evitar que este hombre advirtiera lo asustada que estaba.
*__ dijo:
—Usted puede estar preparado para esperarlo, kyrie, pero yo no. Y no tenía el derecho de hacerme venir con falsos pretextos. Tengo un tiempo limitado en Creta y estoy ansiosa de disfrutarlo lo mejor posible. Me gustaría que me devolviera mis cosas ahora y me indicara dónde está el teléfono más cercano, por favor.
— ¿Ya quién le telefonearía?
—A los amigos que me trajeron aquí —contestó ella con claridad—. Ofrecieron venir a rescatarme si algo salía mal.
—Entonces es una verdadera desgracia que no pueda comunicarse con ellos.
—Pero yo sé dónde van a hospedarse —protestó ella—. Todo lo que necesito es un teléfono y debe haber uno en la aldea, si es que no hay uno en la villa.
—Sí, existe un teléfono en la aldea—admitió él con indiferencia—. Pero no tiene importancia, kyria Barton, ya que usted no hará uso de él.
— ¿Y quién va a detenerme? —*__ lo miró con ira.
—Yo —contestó él—. Así como la gente de la aldea. Ya ve, thespinis, ellos también desean que se quede. Para reparar en alguna pequeña medida la gran deuda en que su Michalis ha incurrido con ellos —hizo una pausa—. ¿Cuánto lo ama?
Ella estuvo tentada a replicar: "Cuando me involucra en situaciones como ésta, quisiera odiarlo", pero instintivamente se dio cuenta de que no era el momento de ser petulante.
¿Y cómo podría describir a este intimidante extraño la clase de cariño exasperado que, por lo general, experimentaba por Mike? ¿Cómo podría explicar que la razón principal que había tenido para buscarlo era para tranquilizar a su madre?
*__ contestó con una calma que no sentía:
—Lo suficiente.
El levantó las cejas.
— ¿Tan tibio? Y así vino de tan lejos sólo para estar con él.
—Vine de tan lejos a pasar mis vacaciones. El visitar a Mike era un beneficio adicional, uno menor —dijo ella, añadiendo—: Y esto no es algo que a usted le deba importar.
El la miró de manera inflexible.
—Me importa, thespinis, descubrir en este momento la profundidad de sus sentimientos hacia Mike y los de él hacia usted.
*__ se quedó sin aliento.
— ¡Somos hermanos, por el amor de Dios! ¿Qué espera que sintamos el uno por el otro? —preguntó indignada.
— ¿Qué historia es esa? —Preguntó él con desdén—. El apellido de Michalis es Leslie y el suyo es Barton.
*__ suspiró:
—El es mi medio hermano. Mi madre se había casado antes, pero su primer esposo murió en un accidente de trabajo —la estaba matando el tener que explicar una sílaba a este canalla, pero le narraría toda la historia de la familia, si con ello lograra salir de este lugar—. Más o menos un año después, conoció a mi padre y se casó con él, pero Mike conservó el apellido de su padre. Y ahora, ¿me dejará ir?
El respondió con suavidad:
— ¿Después de lo que acaba de decirme, thespinis Esto hace que mis razones para retenerla aquí sean doblemente potentes, créame.
De repente se sintió cansada hasta lo increíble y dijo:
—Podría hacerlo, kyrie, si supiera cuáles son esas razones. Como están las cosas, estoy cansada y harta de todo el asunto. No sé qué es lo que se supone que Mike hizo, pero sea lo que haya sido, yo no soy responsable.
—Le diré lo que ha hecho —repuso él con gentileza—. Ha seducido a una muchacha de esta aldea, abusó de la confianza y de la hospitalidad que se le brindó.
Los labios de *__  se separaron con incredulidad. Luego dijo, indignada:
—No hay una palabra de verdad en todo esto. Mike no haría una cosa así. El no es de esa clase de personas.
—Él no es un hombre en absoluto, ¿es eso lo que está usted diciendo?
—No —ella negó con furia—. Pero él no es un don Juan ni nunca lo ha sido. Tiene una amiga en Inglaterra, pero no es una relación seria. Estoy segura de que no se acuestan juntos —añadió, molesta de tener que discutir tales asuntos con un extraño.
—Entonces debió haber tratado a María con el mismo respeto —su voz era fría—. Que defienda a su hermano es natural, thespinis, pero no me impresiona. María va a tener un hijo de él.
*__ lo escuchó con desmayo. En los libros que había estado leyendo antes de venir, había aprendido que en muchas de las islas aún prevalecían las viejas costumbres y que el honor de una mujer era sacrosanto, en especial antes de casarse. Pudo imaginarse el estigma de ilegitimidad que se conferiría en este tipo de comunidad tan estrechamente unida.
Ella se mordió el labio.
— ¿Ella dijo eso? ¿Lo acusó?
—Al principio, no —respondió él sombrío—, Pero por fin confesó todo. Que se conocieron en Chania, cuando ella trabajaba en el hotel de su tío, y cómo le sugirió que él podría usar la villa como una base para su trabajo y lo trajo aquí. Nadie pensó mal de esa situación. Después de todo, la villa estaba desocupada y él se hizo popular en la aldea. La madre de María venía todos los días a cocinar y limpiar para él, hasta que se cayó y se lastimó una pierna y el doctor indicó que debía permanecer en reposo —hizo una pausa—. Así que María se hizo cargo de esos deberes. Su familia no estaba de acuerdo. Estaba comprometida en matrimonio con el hijo del jefe de la aldea vecina y María debería estar aprendiendo de su madre cómo ser una buena esposa. Ya la familia del novio se había disgustado porque ella trabajó un tiempo en Chania y habían pedido más dote —sus ojos semejaban obsidianas, oscuros y amenazadores—. Ellos tenían razón al dudar. María había tomado a su hermano como amante en Chania y él la persuadió para que lo trajera aquí, a fin de que pudieran continuar con su romance en secreto —se encogió de hombros—, ¿Quién sabe? Tal vez pensaba que Michalis se casaría con ella. Ahora lo conoce mejor. El se ha ido y su prometido y la familia de éste la han repudiado. Ella está arruinada, y el honor de su familia y su aldea ha quedado manchado.
—Pero, seguramente usted no cree eso —apeló *__—. Usted es un hombre de mundo, que sabe cómo son las cosas.
El repuso con calma:
—Quizá, pero la gente de esta aldea, no. Mi padre nació en esta casa Stavros y él eran amigos, por eso fue padrino de todos sus hijos, incluyendo a María. Mi padre está muerto y ahora yo soy el cabeza de la familia, así que, en su tribulación, Stavros y su clan me buscaron.
—Pero no entiendo qué puede usted hacer —protestó *__—. Estoy segura de que es algo terrible para todos, pero no ha escuchado a Mike todavía.
—No —dijo él—. Porque tan pronto como María le dijo que estaba encinta, huyó, El sabía lo que Stavros y sus hijos le harían si lo atrapaban, Pero ellos aún buscan vengarse —hizo otra pausa—. Y es por eso, hermana de Michalis, por lo que está usted aquí.
—Pero yo no puedo hacer nada —*__ extendió las manos en actitud suplicante—, Si el hijo es de Michael, estoy segura que mi familia ayudará de alguna manera, con dinero, por supuesto, o ayudando a María a empezar una nueva vida donde las cosas no sean tan rígidas.
—No —él meneó la cabeza—. Cualquiera que haya sido su falta, María es una de los nuestros y será protegida por todos .nosotros. Sí, usted pagará, jovencita, por lo que hizo su hermano, pero no con dinero. Pagará con la misma moneda, su deshonra y la deshonra de su familia. Se quedará y trabajará en esta casa como mi sirvienta, así como Mana, trabajó para su hermano, y la tomaré cómo y cuando yo quiera, del mismo modo que él la tomó.
Su voz se hizo más profunda, clavando las palabras más amargas, cual afilados clavos, en su incrédula mente,


—Esta es mi venganza, thespinis, para su hermano, para su familia, saber lo que es tener una hija amada que ha sido despojada, tomada para el placer de un hombre que no tiene intenciones de casarse. Quizá, a su vez, también sufrirán al saber que ella lleva en su vientre un hijo de raza extraña.
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Mensaje por JimeDirectioner. Dom 15 Sep 2013, 5:46 pm

akjsaksjakjsjajsaj, amé el capi!
muy interesante :33
tenés que subir¬
besos linda
JimeDirectioner.
JimeDirectioner.


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Mensaje por JimeDirectioner. Jue 26 Sep 2013, 6:28 pm

eiiiiiiiiii tenés que seguir :c
JimeDirectioner.
JimeDirectioner.


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Mensaje por Yesie Jue 26 Sep 2013, 6:42 pm

JimeDirectioner. escribió:eiiiiiiiiii tenés que seguir :c

¡¡Heeey!! Que ya he aparecido y justamente para seguirla, queridaa! :D...
Perdon por no haber subido antess.. u.u...
¿como has estado, eh? ^^... espero qe bien... :)
Bueno, enseguida subooo cap!! ;) ;) 
besitoss! 


:happuy: 
Yesie
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Mensaje por Yesie Jue 26 Sep 2013, 7:47 pm

 CAPITULO 3
*__ permaneció estática. Había un gran silencio en la habitación y daba la impresión de que él hubiera retrocedido una enorme distancia. Pensó, indiferente, si llegaría a desmayarse. Deseó estar muerta. Deseó que le sucediera cualquier cosa, excepto la clase de horror con que la estaba amenazando.
"Mantén la calma", se ordenó frenética. "Sigue hablando, razona con él, no le dejes ver que estás vencida, pues debe haber una manera de salir de esto".
Con una voz que apenas pudo reconocer como suya, dijo:
—Creo que ya he escuchado bastante. No sé si todo este asunto no sea más que una broma atroz, kyrie, pero si es así le diré que es de muy mal gusto —hizo una pausa—. Y si lo que pretendía era asustarme y molestarme, lo ha logrado. Pero hasta aquí llegará. Si en verdad Mike ha causado todos estos daños, entonces él mismo deberá corregirlos. Yo me siento conmovida, pero me niego a ser involucrada y desde luego-no me quedaré en esta casa
—Muy bien dicho —aprobó él con ironía—. Pero la elección no es suya.
—Pero usted no puede retenerme contra mi voluntad —ella trató de mantener el mismo tono de voz, con un esfuerzo sobrehumano—. Podré escaparme.
— ¿Con este clima, thespinis? ¿Desnuda y descalza? No lo creo —se burló él.
Ella empezó diciendo:
—Pero no estoy desnuda... —se detuvo al leer el mensaje en la oscura mirada. Retrocedió, sujetando la toalla a la" defensiva—. No se atrevería.
—Le aconsejo no tratar de averiguarlo —contestó—. Además, ¿a dónde iría, a la aldea? La traerían de regreso.
—Pero ellos no deben ser los únicos por estos parajes. Hay un autobús y... —su voz se fue apagando conforme vio que él hacía una mueca de ironía.
—El autobús pasó ayer, thespinis. Y no volverá hasta la semana próxima —se encogió de hombros—. Quién sabe, quizá entonces ya me haya hartado de usted.
—Pues yo ya me he hartado de usted desde ahora —*__ se encolerizó—. Debe estar loco para amenazarme de esta manera. No se imaginará que en verdad me voy a quedar aquí para que usted pueda violarme.
—No tengo la menor intención de violarla, thespinis —dijo él con gentileza—. No usaré más fuerza de la que empleó su hermano con María —añadió secamente.
*__ tragó saliva. Durante un terrible momento, había tenido la imagen de aquellos duros labios oprimiendo los suyos, despedazándolos, y las delgadas y morenas manos acariciándola. —Si me toca, lo mato —dijo con un susurro. El se rió.
—Tiene agallas. Eso me gusta. El tiempo que pasaremos juntos promete ser más placentero de lo que había previsto.
—No pasaremos ningún tiempo juntos —*__ cerró los ojos, fatigada—. Si se atreve a hacer cualquiera de las cosas con las que me ha amenazado, iré a quejarme a las autoridades. No esperará salirse con la suya. Ya no vivimos en la Edad Media.
— ¿Y qué les dirá a las autoridades? ¿Que fue a Knosos y trabó amistad con un griego rico para tener una pequeña aventura y descubrió que estaba fuera de ambiente? Porque eso es lo que voy a decirles. Y el camarero de la taberna confirmará mi historia. El nos vio intercambiando miradas y piensa que su apresurada partida fue sólo para inducirme a seguirla. Me dijo que soy un hombre afortunado y me deseó suerte —añadió.
— ¡Qué gentil de su parte! —estalló—. Tal vez si él hubiera sabido lo que en realidad estaba tramando, le habría dicho que estaba usted loco.
—Tal vez —sonrió con un poco de ironía—. Pero nunca lo sabremos.
— ¿Por qué fue a Knosos? —la curiosidad fue más fuerte. —Necesitaba verla antes de poner mi plan en acción. Cuando llamé al hotel y me informaron que usted tomaría un autobús a Knosos, decidí seguirla. En el hotel me dijeron: son dos muchachas inglesas viajando juntas. No fue difícil escogerla —hizo una pausa—. Y luego su compañera la llamó "*__", y estuve seguro. Con un estremecimiento, recordó la fotografía y se llenó de oleadas de ira.
— ¿No fue un tanto inútil ese viaje? —Preguntó con frialdad—. Por lo visto, había decidido ya lo que iba a hacer.
—Ah —dijo con suavidad—. Pero usted podría haber sido fea o indeseable.
—Y si lo hubiera sido, ¿usted habría cambiado sus planes? —la voz de *__ tembló—. Dios mío, ojalá tuviera un labio leporino, joroba y un ojo bizco.
—Con tal combinación, de seguro que hubiera desistido —admitió él burlándose—, Pero así como es —sus ojos la examinaron otra vez, desnudándola, avaluándola, mientras ella se sonrojaba de ira—. Así como es, tengo muy poco de qué quejarme. Está un poco flaca para mi gusto, pero no se puede tener todo. .
Ella se quedó muda de rabia y humillación, las manos se le crisparon como garras con un movimiento instintivo que no pasó inadvertido para él.
Le sonrió débilmente.
—Aráñeme con pasión, gatita, pero no con rabia, o le pesará —miró su reloj—. Es hora de que empiece con sus obligaciones —la vio retroceder un poco y se echó a reír a carcajadas—. No, no es eso. Mis necesidades en este momento son un poco más prosaicas. Puede prepararme una comida.
—Primero lo veré en el infierno —repuso ella con firmeza: El levantó un hombro con negligencia. —Como quiera. Pero tenga en cuenta que si no cocina, tampoco comerá.
Y lo decía en serio, *__ tuvo que reconocerlo con amargura Lo miró con ira.
— ¿Cómo sabe que yo sé cocinar?
—No pido una comida de gourmet. Hay una pierna de cordero para asar y puede hacer una ensalada. Por lo menos, será capaz de hacer eso, ¿verdad?
Ella era capaz de eso y más. En casa le habían enseñado bien, pero no era razón para que este... bastardo se beneficiara con sus habilidades.
—Trataré, pero espero que no me culpe si la echo a perder.
 —Espero no tener que hacerlo —repuso con mucha gentileza, pero había una advertencia implícita en sus palabras. Después salió del dormitorio, dejándola sola.
*__ tomó una aspiración profunda y se hundió en la orilla de la cama Estaba temblando violentamente por dentro y el corazón le latía tan fuerte que amenazaba con salírsele del pecho. Empezó a pensar. La primera señal le advirtió que no se encontraba sola, fue el portazo que oyó proveniente de la puerta de algún vehículo. ¿Se habría atrevido a traer ese fantástico automóvil hasta esas asombrosas montañas? Si lo había hecho, estaría estacionado a la mano y ello significaba que las llaves no estarían muy lejos. Era muy posible que él las trajera consigo, decidió ella con sensatez, una vez que estuviera dormido, podría hurgar en sus bolsillos y apoderarse de ellas. Trató de no reflexionar en lo que sería conducir un vehículo desconocido, descalza, por ese tortuoso camino.
Se puso de pie y entró en el baño. Se lavó la cara y las manos con agua fría, luego volvió a envolverse en la toalla, sujetándolo con firmeza con la ayuda de algunos alfileres de seguridad que traía en el estuche de tocador.
Si esta era la única ropa que se le permitiría usar, por lo menos se aseguraría de estar bien protegida, se dijo, apartando el cabello de la cara
El cretense estaba recostado en el ancho sofá cuando ella bajó, se entretenía leyendo el periódico, con un vaso de ouzo aun lado del codo. Ni siquiera la miró cuando atravesó el comedor hacia la cocina
Se las arregló para encender el horno, luego sacó la pierna de cordero del refrigerador y la puso en una cazuela. Después de una breve lucha interna, la sazonó y le insertó algunos dientes de ajo, alternando con ramitas de romero que encontró, e hizo pequeños cortes en la piel. En seguida roció unas gotas de aceite de oliva a carne y la metió en el horno.
Fue mientras rebanaba los tomates para la ensalada, cuando puso atención por vez primera al cuchillo que estaba usando. Un ordinario cuchillo de cocina, pero la hoja era afilada y puntiaguda, y constituía una línea de defensa que no había considerado. Si estuviera usando ropa normal, podría esconderlo en alguna parte, pero una toalla tenía muy pocos escondites, pensó con desconsuelo. Necesitaba algo que tuviera mangas largas, de manera que pudiera deslizar el mango bajo la correa de su reloj y dejar descansar la hoja contra el brazo.
Con repentina excitación, supo con exactitud lo que podría ponerse. Una lenta sonrisa de triunfo se dibujó en su cara su aprehensor podría pensar que sostenía la sartén por el mango, pero ella podría jugarle la última jugarreta, esperó poder deslizarse escalera arriba sin ser vista, pero cuando volvió al comedor, él la estaba esperando.            
Con un gesto imperativo le indicó que se sentara a su lado. —Venga aquí, *__ —notó su titubeo y las oscuras cejas se arquearon con arrogancia—. ¿Intenta hacerme ir por usted?
No, y de eso estaba segura. Reprimiendo los signos de rebelión interior, caminó hasta el sofá y se sentó a su lado. Si alguna vez necesitó ese cuchillo fue ahora, y el maldito estaba en la cocina.
— ¿Desea que me ocupe en algunos quehaceres domésticos hasta que la cena esté lista, kyrie? —Preguntó con frialdad—. ¿O tiene otros planes para mí?
El respondió con suavidad:
—Avispita. ¿Es que ningún hombre la ha enseñado a endulzar la lengua? Mi plan es que debemos conversar un poco conocernos, aunque... —hizo una pausa.
— ¿Quiere decir que pretende cortejarme un poco? —puso un mar de exagerada sorpresa en su voz y en su expresión, al encararlo—. Eso es innecesario, para lo que usted está planeando. El la miró con un destello de ira en los ojos. —Innecesario, en efecto. Sólo había pensado que podría hacerle la situación más llevadera, quizá.
—Nada podría lograrlo jamás —replicó *__ con sarcasmo. Deseó que el sofá fuera más grande. El descansaba el brazo sobre el respaldo y su mano estaba demasiado cerca del hombro desnudo.
—Es una lástima —repuso él—. Creí, verá, que podríamos estar más a gusto, usted y yo, simulando un poquito. Pensé que podríamos fingir que ayer en Knosos, habíamos compartido la mesa para almorzar, y que después la había conducido, junto con su compañera, de vuelta a Heraclión y más tarde fuimos a cenar juntos—su voz se suavizó y se hizo más profunda—. Y que cuando le sugerí que podría traerla hoy a las montañas, usted accedió. De manera que hemos pasado el día entero juntos, caminando y conversando, y ahora estamos aquí y nuestra comida se está cocinando. Ambos sabemos que es demasiado tarde para que la  lleve de vuelta a su hotel, sin embargo, estamos contentos de que así sea —su voz se volvió casi un murmullo. *__ sintió sus dedos en la nuca, bajo la cascada de cabello, acariciando su piel suave y sensualmente—. Y usted está esperando, *___ mou, que yo la bese.
El se había acercado mientras hablaba, *__ se dio cuenta con un sobresalto. Estaba tan cerca que sus cuerpos casi se rozaban, si volvía la cabeza, aunque sólo fuera una fracción, entonces sus labios se encontrarían...
Ella no tenía la menor intención de hacer tal cosa, por supuesto, sólo que la mano cálida, acariciando su piel, era muy peligrosa y traidoramente apremiante. Pudo sentir una ardiente respuesta, muy dentro de su ser, una excitación apretando su garganta. Luchó con furia para reprimirla.
—Disfrute sus fantasías ególatras, kyrie —dijo ella cortante—. Mas éstas no modifican nada. No iría hasta el final de una calle con usted, ni en Knosos ni en ninguna otra parte. Y ahora, si me disculpa, tengo que pelar algunas papas. Su necesidad primordial aún es ser alimentado, según tengo entendido.
—Por el momento —repuso entre dientes—, mi necesidad más apremiante es darle una paliza que jamás olvide. Mejor aléjese de mi vista.
Su primer impulso fue correr como una liebre, pero se fue con la cabeza en alto, como si tal amenaza le hubiera sido indiferente.
Una vez en la cocina, se apoyó en la mesa, con un ahogado sollozo de alivio. Sólo un segundo o-dos más y habría sido muy fácil dejar que la obtuviera.
No importaba cuánto lo odiara, no había manera de negar esta atracción. Físicamente, él era uno de los hombres más arrolladores que había visto nunca. En circunstancias normales, seguro que no le habría dirigido una segunda mirada a *__ Barton, con su cabello rubio, ojos de un tono verde-grisáceo y ropa comprada en algún almacén de descuento. Y tampoco importaba cuánto pudiera llegar a encantarla, ni con cuánta habilidad ejercitara esa potente sexualidad, esa práctica seductora, ella no podía olvidar que la tomaría sólo por algún retorcido motivo de venganza.
Esa era su salvaguarda, *__ se dio cuenta con pena. Porque estaba empezando a comprender que si este extraño que había irrumpido en su vida la hubiera querido, en verdad, por sí misma, entonces no habría sabido cómo resistírsele.


 


Última edición por Yesie el Jue 26 Sep 2013, 7:55 pm, editado 2 veces
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Extraña Venganza [Harry Styles & Tu) - Página 2 Empty Re: Extraña Venganza [Harry Styles & Tu)

Mensaje por Yesie Jue 26 Sep 2013, 7:48 pm

*__  dio los últimos toques a su apariencia y se contempló con satisfacción.
La toalla yacía sobre la cama, y en su lugar se había puesto una de las camisas del cretense, la cual había hurtado de su dormitorio, al mismo tiempo que había echado un rápido vistazo en busca de las llaves, pero no se atrevió a permanecer ahí mucho tiempo por temor a que él subiera y la sorprendiera.
Para entonces ya había oscurecido, y él encendió las lámparas del piso inferior, creando pequeñas e íntimas zonas de brillantez contra las sombras.
Luces tenues, pensó *__ mordaz, pero al menos no había música romántica para acompañarlos. Y tampoco una conversación romántica. El apenas si le había dirigido la palabra, excepto para preguntarle cuándo estaría lista la cena.
La camisa era demasiado grande para ella, por supuesto, pero la había complementado con un pedazo de cuerda que encontró en uno de los cajones de la cocina y que hacía las veces de cinturón, asimismo, se había arremangado un poco las mangas, asegurándose de que le cubrieran las muñecas, ocultando la correa del, reloj y el cuchillo metido en ella.
Si ahora él se atrevía a ponerle una mano encima, podría perderla, se dijo.
También se las había arreglado para echar una rápida mirada al exterior y vio que no había traído el coche deportivo sino un pequeño jeep.
Se pasó la lengua por los resecos labios, y vio en su mente la imagen del hombre yaciendo apuñalado y sangrante en el suelo, mientras ella buscaba en sus bolsillos las llaves del jeep. Bien, si eso sucedía, él se lo había buscado.
El comedor estaba vacío, pero cuando se detuvo al pie de la escalera, lo vio salir de la cocina. La vio y se detuvo, levantando las cejas en señal de incredulidad al notar cómo iba vestida.
*__ tomó la iniciativa:
—Espero que no ponga objeciones, kyrie —dijo, permitiendo que su voz tuviera un tono persuasivo, conforme ejecutaba breves y graciosos círculos frente a él—. Pero tenía que ponerme algo, y a caballo dado no se le mira el colmillo.
—Por lo general, los mendigos se conforman con algo menos que mi mejor camisa —repuso él con frialdad—. Pero úsela esta noche —y añadió con una tenue sonrisa—: Siempre puedo reclamarla más tarde. Y ahora, sírvame la cena.
Ella murmuró una sumisa palabra de asentimiento y se deslizó hacia la cocina. Olía delicioso, tuvo que admitir, y además había preparado papas a la lionesa y habas verdes.
Había dispuesto un lugar para él en la mesa del comedor, pero puso los cubiertos para ella en la mesa de la cocina. Después de todo, él le había dicho que trabajaría como su sirvienta, y normalmente no se esperaba que la servidumbre comiera con el dueño de la casa. Además, mientras se estaba vistiendo se le había ocurrido otra pequeña sorpresa.
Trinchó el cordero en rebanadas gruesas y las colocó en dos platos, añadiendo una guarnición de habas a cada uno. Tomó su porción de doradas y apetitosas papas, antes de levantar la capa superior del resto y añadir un apresurado puñado de sal. Parecía inocentemente apetitoso, pero al imaginar a lo que sabría no pudo evitar un gesto de asco y se apresuró a servirlo en el plato de él.
Lo menos que esperaba era que él se quejara. Y en el mejor de los casos podría enfermarse, pensó con un sentimiento de venganza, y ella protestaría, con ojos de inocencia, que en Inglaterra la gente prefería la comida muy sazonada.
Cuando llevó la cena al comedor, él estaba sirviendo en dos vasos.
— ¿No tiene hambre? —la miró interrogante, al ver el único plato.
—Iba a comer en la cocina.
El apretó los fuertes labios y dijo con frialdad:
—No, usted comerá aquí todo el tiempo. ¿Ha entendido?
—Con toda claridad —*__ se mantuvo inexpresiva. Fue a traer su plato y se sentó en el asiento opuesto, observándolo cuando él tomó el tenedor.
—No se ha servido mucho —comentó él.
—Lo suficiente —contestó ella—. Y de cualquier modo, estoy a dieta.
—Pues no debería estarlo. Ya está demasiado delgada, como se lo había comentado —con toda calma alcanzó el plato de *__ y lo cambió por el suyo—. Se ve delicioso —añadió y empezó a comer.
Ella podría haber rechinado los dientes de decepción, pero tomó su tenedor y comenzó a comer. El cordero estaba suculento y las habas también estaban perfectas, pero tuvo cuidado de no tocar las papas.
"El debió adivinarlo", pensó ella, "pero, ¿cómo pudo darse cuenta? No estuvo en la cocina durante el proceso de servir los platos".
—Debería comer un poco de papas. Están excelentes.
—Las papas casi no me gustan —contestó ella, tomando un pequeño trozo y tratando de no respingar con el sabor.
—Y sin embargo se tomó la molestia de cocinarlas en esta forma tan especial para mí. Usted es un ejemplo para las demás mujeres, *__ mou.
Ella no tuvo que mirarlo. El tono de malvada diversión en su voz era suficiente. Tomó el vaso de vino y bebió, en seguida lo apartó, mirándolo con sospecha.
— ¿Qué es esto?
—Retsina —él se rió—. Vino impregnado de resina, pero uno suave. Es bueno para beber. No lo he alterado en forma alguna.
—Creo que preferiría tomar agua — *__  dejó el vaso.
—Como guste —no se había enfadado en lo más mínimo.- Hay agua embotellada en el refrigerador, aunque es seguro beber la del grifo.
Cuando ella volvió, él había terminado y empujó el plato a un lado.
Ella empezó a recoger los platos y él la interrumpió:
— ¿Pretende morirse de hambre ante mis ojos? ¿O está enfadada porque su travesura con la comida no resultó?
—No sé de lo que está usted hablando —mintió *__ con frialdad—. Y si no tengo apetito, ¿en realidad sería de extrañarse? Estoy peor que un prisionero,
—Por lo menos coma algo de fruta —él empujó el frutero hacia ella, pero *__ negó con un movimiento de cabeza. El suspiró—. *__, no soy un bárbaro. Si le prometiera que esta noche dormirá sola, ¿comería algo?
Ella lo miró, sorprendida.
— ¿Por qué habría de prometer tal cosa? ¿Y cómo sé que cumplirá su palabra?
—Cumpliré mi palabra —repuso él—. Y tengo mis razones, pero no quiero compartirlas, así como mi cama, con usted esta noche.
Una loca esperanza empezó a agitarse dentro de ella. Fijó su mirada en él.
— ¿Cuánto tiempo durará este aplazamiento? ¿Un día, una semana, o cuánto más?
El se encogió de hombros, el moreno rostro permanecía enigmático.
—Hasta que yo decida lo contrario, *__ mou.
Ella tragó saliva.
—No le creo. Pienso que tiene segundas intenciones. Debe tenerlas. Acaba de decir que no es un bárbaro, pero el mantenerme aquí encerrada como esclava es inhumano —hizo una pausa, fijando los dilatados ojos en su cara con una apasionada súplica—. Pruebe que no es un bárbaro y déjeme ir, por favor.        
El no contestó, y ella continuó, con creciente valor: —Si me lleva de regreso a Heraclión mañana, ahí acabará todo el asunto. No le diré a nadie ni iré a la policía. Después de todo, ni siquiera sé cuál es su nombre —se humedeció los resecos labios con la lengua—. Hace un rato usted habló de imaginar, bueno, pues podemos imaginarnos que esto nunca sucedió. Podría contarle a sus amigos alguna historia, dígales que me escapé, lo que sea. No puede convencerme de que en verdad desea estar involucrado en esta sórdida venganza. Ni siquiera pertenece a esta aldea. Es cosa que no le incumbe.
Con el puño cerrado golpeó la mesa, haciendo que la loza saltara, y *__ se quedó sin aliento y retrocedió.
—Habla como una tonta, thespinis. Usted, venida de un seguro y convencional pueblo inglés, ¿qué sabe de mí, o de cualquiera de nosotros? Si encuentra sórdido este asunto, sepa que ha sido un miembro de su familia quien lo ha convertido en eso. Si necesitaba una mujer, debió ir a un burdel, o buscar una de sus compatriotas que entienden cómo jugar tales juegos —sus ojos eran sombríos al inspeccionarla—. ¿Cree que el estar aquí conmigo es lo peor que le pudo haber sucedido? Pues se equivoca. Es afortunada de que su hermano esté con vida y usted se la está comprando, sin duda alguna. Y ahora, ¿aún quiere escapar?
— ¡Sí! —le lanzó temerariamente—. Porque no estoy convencida de nada. Mike ha sido juzgado y condenado estando ausente, sin darle la mínima oportunidad de defenderse. ¿Y qué hay de la inocente María? No me parece que haya estado muy reacia. Usted ha dicho que él no la violó.
—Es precisamente por eso que no es un hombre muerto en este momento —dijo él—. Y tenga cuidado de la forma en que me habla de María. Para nosotros, la inocencia de las muchachas es su protección, y así debió haber sido para su hermano, quien fue aceptado como un amigo en la aldea. Ellos confiaron en él y él traicionó esa confianza y huyó en vez de hacer frente al problema —la dura boca se curvó con crueldad—. Pero usted, *__ mou, no escapará. Yo sé lo garantizo.
Ella se levantó con lentitud, temblando. —Y yo le garantizo que haré cualquier cosa para alejarme de usted. Lo detesto y lo desprecio por hacerme esto. Me doy cuenta de la razón por la cual me está dejando en paz esta noche, porque usted es un infame egoísta que cree que si espera lo suficiente, caeré residida en sus brazos. Pues bien, olvídelo. Cualquier cosa que tome de mí será por la fuerza. Y la violación no será peor que la contaminación de tener que vivir bajo el mismo techo con usted.
El también se levantó, empujando su silla con furia. Dando dos largas zancadas rodeó la mesa y se elevó ante ella. Antes de que pudiera moverse, su mano la agarró por el cuello de la camisa, arrastrándola hacia él. Y dijo entre dientes:
—Su franqueza dice mucho a su favor. Así que no podrá tener objeciones si por fin nos repartimos un poco de contaminación.
Su mano se movió, desabrochando los botones conforme bajaba. Los dedos ardientes rozaron el suave montículo de su seno y ella lanzó un grito, como si el contacto le hubiera quemado la carne. Y en ese momento supo que si lo dejaba continuar, permitiéndole que la desnudara, quedaría marcada para toda la vida.
Sus dedos buscaron con desesperación bajo la manga hasta que agarró con firmeza el cuchillo.
—Déjeme ir, no me toque o usaré esto. Le juro que lo haré —dijo con voz áspera.
El retrocedió, mirando inexpresivo el peligroso brillo de la hoja que se alzaba entre ellos.
—Entonces, úselo. ¿Sabe cómo? —contestó. Los dedos apretaron el mango con firmeza en un esfuerzo para detener el temblor, y contuvo la respiración al ver, incrédula, cómo, sin precipitarse, él desabrochaba su camisa hasta la cintura y sacaba la tela fuera de la faja, de manera que su pecho quedara desnudo por completo.
La piel era suave y morena, y el pecho se ensombrecía con el vello que crecía, el cual atravesaba el estómago plano. *__ permaneció paralizada, con el cuchillo apuntando hacia él. Tenía la boca seca y el pulso lento y pesado. El repitió con voz calmada: — ¿Sabe cómo usarlo?
Sus manos apresaron las muñecas de ella, arrastrándola hacia él. Le colocó la mano libre sobre la recia caja torácica y la otra mano justo debajo, con la punta de la hoja apoyada contra su piel. —Empújelo —le aconsejó con frialdad—. Así —la presión sobre la muñeca aumentó y, como hipnotizada, vio aparecer una gota de sangre bajo la punta del cuchillo.
Ella dio un ahogado y aterrorizado grito y retrocedió, tirando el cuchillo contra el embaldosado suelo.
Se le doblaron las rodillas y cayó de hinojos, cubriéndose la cara con las manos y sintiendo que su atormentada respiración le desgarraba los pulmones.
El puso las manos sobre ella, obligándola a levantarse de manera inexorable, y ella forcejeó casi sin fuerzas, gimiendo: -No.
La mano de él se enroscó en el rubio cabello, tratando de calmarla e imponiéndole una reacia sumisión. Su rostro moreno parecía flotar frente al de ella y pudo leer sus propósitos en los ojos, un grito de protesta se formó en la tensa garganta, pero nunca salió pues en ese momento él la besó con furia.
*__  no podía pensar o respirar. Deseaba quedarse inerte, impenetrable a cualquier demanda que él pudiera hacerle, pero sus labios abrieron los suyos con un dominio sensual que la obligó a responder, a pesar de sí misma.
Conforme ella capitulaba, temblando, entregando su boca al dulce y erótico abandono del gusto y del tacto, la violencia en él se apaciguó. El doloroso tirón en el cabello desapareció y la mano del hombre se deslizó hasta la nuca, con un movimiento cálido y de magia sensual. El otro brazo se cerró alrededor de ella, atrayéndola hasta que los desnudos senos rozaron contra la cálida pared muscular de su pecho, los sensibles pezones se excitaron de forma intolerable por la sutil fricción de sus cuerpos.
Nunca la habían besado de esa forma antes. Nunca la habían sostenido en un abrazo tan íntimo, y la reacción de su cuerpo la sorprendió y confundió.
Podría permanecer en sus brazos para siempre, comprendió con un frustrante sentimiento de temor, si sólo siguiera besándola así, explorando cada secreto que su boca tenía que ofrecer, con aquella integridad paralizante.
Y cuando al fin él separó sus labios, se sintió casi desnuda. Abrió los ojos con un parpadeo y fijó su mirada en él, en expresiva confusión.
La cara del hombre estaba tensa. Durante un largo momento la miró a la cara y ella sintió que su mirada la quemaba, después deslizó una mano, sin prisa, por la esbelta extensión de su cuerpo, recorriendo con sensual maestría la ondulación de la cadera, impulsándola ligeramente hacia adelante, de manera que sus muslos se tocaran, y en ese instante ella se percató de que él se encontraba profunda y apasionadamente excitado.
Incrédula y estremeciéndose, ella sintió que la parte más íntima de su ser se contraía en respuesta y deseo.
De repente se vio libre, había cesado todo contacto entre ellos y se avergonzó al darse cuenta de que había sido él quien se había apartado.
El dijo con dureza:
—Mejor retírese a su habitación, mientras aún soy capaz de cumplir mi promesa.
*__ tragó de manera convulsiva, después se volvió y huyó hacia la escalera. Cuando alcanzó la arcada, volvió la cabeza y miró hacia atrás.
El no se había movido y ella pudo observar el agitado movimiento de su pecho desnudo luchando para controlar la respiración y, bajo la caja torácica, aquella pequeña mancha de sangre.
Entonces escuchó la voz suave y sin remordimientos que decía:
—No será violación.
*__ dio un pequeño e inarticulado grito y huyó escalera arriba, sintiendo que las piernas amenazaban con traicionarla a cada paso, mas logró llegar a la ilusión de seguridad que ofrecía su habitación.
 
Thespinis; Señorita
Kyrie; Señor

Mou: Mía
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Mensaje por JimeDirectioner. Sáb 28 Sep 2013, 2:41 pm

Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:eiiiiiiiiii tenés que seguir :c
¡¡Heeey!! Que ya he aparecido y justamente para seguirla, queridaa! :D...
Perdon por no haber subido antess.. u.u...
¿como has estado, eh? ^^... espero qe bien... :)
Bueno, enseguida subooo cap!! ;) ;) 
besitoss! 


:happuy: 
¡HASTA QUE APARECISTE!
kasjakjs, mentira todo bien xd 
bieeeeeeen! extrañaba que subas caps :c
¿vos? ¿como andas?
kajskajskajs, amé amé amé el capi!
¡seguila!
besos♥️
JimeDirectioner.
JimeDirectioner.


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Mensaje por Yesie Miér 16 Oct 2013, 11:18 am

JimeDirectioner. escribió:
Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:eiiiiiiiiii tenés que seguir :c
¡¡Heeey!! Que ya he aparecido y justamente para seguirla, queridaa! :D...
Perdon por no haber subido antess.. u.u...
¿como has estado, eh? ^^... espero qe bien... :)
Bueno, enseguida subooo cap!! ;) ;) 
besitoss! 


:happuy: 
¡HASTA QUE APARECISTE!
kasjakjs, mentira todo bien xd 
bieeeeeeen! extrañaba que subas caps :c
¿vos? ¿como andas?
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¡seguila!
besos♥️
Hola! 
Desaparecida... asi es como ando u.u... verdad? ^^
Hhahaha xD... 
Ahorita te subo cap! 
beshos para ti tbn!! :DD
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Mensaje por Yesie Miér 16 Oct 2013, 11:44 am

 CAPITULO 4

*__ permaneció sentada un gran rato en la orilla de la cama, con la mirada perdida en el espacio, pensando en lo que había pasado.
No podía ofrecerse ninguna explicación o excusa satisfactoria. Era un hombre que sólo le inspiraba odio. Un hombre del cual ni siquiera su nombre conocía, y que la estaba utilizando para una venganza que aún no acababa de comprender.
Entonces, ¿por qué, a pesar de todo, había caído en sus brazos?
Durante un momento, había llegado a dominar la situación, pero su propia cobardía la había vencido. *__ se estremeció. No habría podido matarlo, pensó, pero sí herirlo, incapacitarlo lo suficiente para poder huir sin problemas.
Imaginó que su desafío lo había sorprendido, pero en el futuro ya no habría un elemento de sorpresa. Ahora estaría preparado, vigilando cualquier cosa que ella pudiera intentar.
Pero él ignoraba que ella sabía conducir, se dijo, tratando de darse ánimos. Su siguiente plan sería encontrar las llaves del jeep, aunque la idea de tener que vérselas con esa carretera de la montaña,francamente la consternaba.
¿Pero qué otra salida podría tener, careciendo de zapatos para caminar y de ropa apropiada?
Una vez dentro del jeep, estaría segura hasta llegar á Chania. De algún modo encontraría a James e Hilary y esta última le prestaría lo que necesitara. Tendría que hacer uso de los buenos servicios de James para conseguir un pasaporte y cheques de viajero, se dio cuenta con desconsuelo y suspiró.
Y cuando hubiera escapado, aún tendría que enfrentar el problema de Michael. De alguna manera tendría que encontrarlo, donde quiera que se hubiera ido, para advertirle que se mantuviera fuera de Creta para siempre, aunque afirmara ser inocente de la acusación. Si su aprehensor estaba en lo cierto, sería muy fácil para cualquier persona resuelta y vengativa provocar un accidente en estas montañas.
Ella miró la llama de la pequeña lámpara que se encontraba al lado de la cama y torció los labios. La había encontrado encendida cuando entró y se imaginó que debió haber sido él quien la encendió mientras ella estaba ocupada en la cocina. Antes de decidir dejarla dormir sola esa noche.
Se estremeció una vez más. Aquellos momentos de agónica pasión entre sus brazos, le habían enseñado cosas sobre sí misma que ignoraba y que nunca habría adivinado. Aunque en el pasado había tenido un buen número de enamorados, siempre se había juzgado a sí misma como una especie de cliente indiferente. Siempre fue sencillo poner coto a la relación, cuando buscaban algo más que simples besos y fue contra eso que siempre luchó, temerosa de cualquier compromiso formal. En cierto modo, estaba casi asustada de que tal vez algo no funcionaba bien en ella, lo que la convertiría en una mala elección para cualquier hombre que buscara una relación amorosa normal con una esposa.
A los hombres decentes, con intenciones honorables, que la habían querido, los había mandado a paseo sin el más mínimo remordimiento. ¿Por qué demonios, se preguntó con desesperación, había tenido que aprender su primera lección sobre deseo de un extraño que no sentía nada por ella y que sólo la tomaba para satisfacer un concepto primitivo de justicia?
Aunque, por sí mismo, él estaba muy lejos de ser primitivo, pensó ella divagando. Podía ponerse ropa de campesino, pero todo lo que poseía, incluyendo la camisa que ella llevaba puesta, era de la mejor calidad. Era educado y sofisticado, así que, ¿cómo podía permitirse participar en esta barbaridad?
El había hecho una promesa, pero dudaba que la cumpliera. Después de todo, la había llevado al borde de la rendición, como de seguro sus instintos y experiencia debían haberle dicho. ¿No era más factible que aprovechara la ventaja que había ganado?
Y si subía y veía una luz bajo la puerta, ¿no le daría eso el impulso final que necesitaba?
Con un derroche de energías, *__ apagó la lámpara de un soplo. Moviéndose silenciosa en la oscuridad, se lavó la cara y los dientes en el baño. Se quitó la camisa y la colgó sobre una silla. "Tal vez será lo único que tendré para ponerme mañana", pensó con ironía. Dobló el cubrecama y se metió entre las delgadas sábanas, disfrutando su frescura contra la ardiente piel.
Pero no pudo relajarse. Yacía tensa, esperando lo que podía suceder.
No era una casa muy grande, y en el tranquilo aire nocturno, todo sonido pequeño parecía amplificarse. Podía oírlo caminar de un lado a otro en la parte inferior de la casa, asimismo, escuchó lo que creyó que era el tintineo de una botella contra un vaso.


El cansancio la venció al fin y se quedó dormida.
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Mensaje por Yesie Miér 16 Oct 2013, 11:45 am

Cuando *__ despertó, ya estaba amaneciendo. Durante un momento se sintió desorientada, y miró a su alrededor preguntándose dónde se encontraba, de repente los recuerdos fluyeron y se hundió en la almohada con un gemido.
Los acontecimientos de las pasadas veinticuatro horas podían haber sido sólo una horrible pesadilla. Pero ahora sabía que todo era muy real.
Se levantó de la cama, desnuda, fue hasta la ventana y abrió con cautela una rendija de la persiana. Pudo ver el sendero que conducía a la aldea, y yendo hacia ella, alejándose de la villa, vio a una muchacha, de cabello negro y vestida de rojo.
Mientras *__ la observaba, la muchacha se volvió y fijó su mirada en la villa. Aun desde aquella distancia, *__ pudo darse cuenta de que era una muchacha bonita, llena de vitalidad, aunque su buena apariencia se viera estropeada por una expresión taciturna, al continuar su marcha por el sendero.
*__ se puso la camisa con rapidez. Necesitaba hablar con esa muchacha.
Salió del dormitorio sin hacer ruido y se escabulló escalera abajo.
El sol entraba a raudales, iluminando el comedor. La nariz de *__ se arrugó al ver la botella y el vaso usado junto al sofá, el cenicero lleno de colillas y el desorden general de cojines y tapetes. Pero no tenía tiempo de preocuparse por eso ahora, se dijo con impaciencia, y si podía hablar con esa muchacha unos segundos, tal vez nunca más tendría que hacerlo.
Para su sorpresa, la puerta no estaba cerrada con llave. La abrió con cuidado, apretando los dientes cuando los goznes rechinaron ligeramente. No era que le preocupara, pensó con optimismo. Si esa botella era algo a lo que podía atenerse, su aprehensor debería estar durmiendo la mona hasta el mediodía.
— ¿Va a alguna parte?
*__ casi gritó. Dio un salto y giró rápidamente sentía el corazón latir de forma casi dolorosa. Y, por supuesto, el no estaba durmiendo. Estaba parado en la arcada, observándola, con las manos descansando sobre las caderas, Su aspecto dejaba mucho que desear, su cabello estaba despeinado y no se había afeitado.
—Iba a dejar entrar un poco de aire fresco —contestó a la defensiva—. ¿O tal vez usted no lo juzgue necesario?
—Haga lo que quiera —respondió de forma categórica—. Y después puede preparar el desayuno. Encontrará pan recién horneado en la cocina —añadió cortante.
— ¿Oh? —*__ estaba intrigada a pesar de sí misma—. ¿Y cómo llegó ahí?
—Lo trajo uno de los aldeanos —el tono de, su voz era de impaciencia—. Y ahora, si no tiene más preguntas, iré a terminar de vestirme.
Ella repuso:
—Vi una muchacha desde mi ventana. Pensé que tal vez podría ser María.
—Entonces le aconsejo que no piense —dijo él con desgano—. Sólo haga lo que se le ordene y llámeme cuando esté listo el desayuno.
—Por supuesto —contestó *__ con frialdad—. ¿Y dónde le gustaría tomar el desayuno, en el comedor, en la terraza?
"O se lo arrojó en la cara", añadió en silencio.
El encogió los hombros.
—En la terraza estará muy bien.
—Y cuando lo llame —ella continuó con tono cordial—, ¿qué debo decir? —él frunció el ceño.
— ¿Qué quiere decir?
—Bueno, no sé su nombre—dijo ella—. Así que, ¿cómo desea que me dirija a usted? ¿Señor, tal vez? ¿Mi amo? ¿Su Majestad?
El la miró con severidad.
—Le recomiendo que cuide su lengua, thespinis. No estoy de humor para su insolencia esta mañana,
—Ya lo he notado —contestó ella seca—. La frustración sexual y la resaca parecen ser una mezcla letal.
El entrecerró los ojos peligrosamente.
— ¿Cómo se atreve a decirme eso?
—Nada —repuso *__ con rapidez—. Una pequeña broma, eso es todo, pero fuera de lugar. Lo siento.
La miró durante un largo y perturbador momento.
—Creo que lo hará —dijo por fin y subió la escalera.
*__ tomó un profundo respiro y lo expulsó con una sacudida. Fue una tonta al haberlo provocado en las actuales circunstancias. Tendría que guardar bajo estricto control su natural sentido de malicia, decidió con ironía.
Fue a la cocina. El pan estaba sobre la mesa Aún estaba caliente y olía de maravilla, pensó *__ estática, mientras vaciaba el jugo de naranja en una jarra y llenaba un recipiente con el contenido de una lata de mermelada que encontró en la alacena.
Llevó la bandeja a la terraza y la colocó sobre la mesa.
Luego subió la escalera. Estaba por llamar a la puerta, cuando ésta se abrió de repente, asustándola. Ahora él se había vuelto a poner el traje cretense, con excepción de la chaqueta que había usado el día anterior. Se había afeitado y ella percibió el aroma fresco y fragante de su piel.
Era uno de los hombres más cautivadores que había visto en su vida, pensó *__ aturdida, observando la manera en que su cabello húmedo se adhería rizado al contorno de la cabeza, las largas pestañas que daban sombra a unos ojos tan negros como el ónix, la esculpida y experimentada boca,..
Ella exclamó con tono cordial:
—Su desayuno está listo —y se volvió con rapidez para escapar escalera abajo, pero él la detuvo, poniendo la mano sobre su brazo, y le dijo con suavidad:
—Quizá el día debería empezar aquí, Kalimera, *__ mou—Inclinando la cabeza, rozó su boca contra la de ella.
El beso terminó casi tan pronto como empezó, pero dejó a *__ en el hiriente y vergonzoso conocimiento de que ella habría deseado que continuara. Su pulso se aceleró y la respiración se hizo difícil. No se atrevió a volver a mirarlo, tan sólo dio media vuelta y casi tropezó en su prisa de bajar la escalera.
Cuando él la alcanzó en la terraza, casi había recuperado la compostura.
Sus ojos parpadearon sobre ella, recorriendo ceñudos desde su expresión reservada hasta el plato vacío que se encontraba frente a ella.
—El pan está muy bueno, *__. Sírvase un poco.
—No tengo hambre —le informó de forma desafiante.
—No obstante, debe comer o se enfermará.
—Hace sólo veinticuatro horas me amenazaba con dejarme morir de hambre.
—Y aún parece haber muchas razones que lo recomiendan —contestó con severidad—. Sin embargo, he permitido que prevalezcan los sentimientos de humanidad. Además—añadió encogiéndose de hombros—, una muchacha débil por falta de alimento no podría ser muy estimulante como compañera en la cama.
Los labios de *__ se contrajeron. Estaba increíblemente hambrienta, el sol, la brisa y el apetitoso aroma del pan habían aumentado su normal y saludable apetito. Más ahora, se maldeciría si comía una migaja frente a él.
—Pues el proporcionarle esa clase de entretenimiento es la última cosa que tengo en mente —dijo con tono glacial.
—Y entonces, ¿cuál es la primera? —preguntó por cortesía, nada más.
—Salir de aquí —dijo entre dientes—. Y meterlo en la cárcel, que es donde le corresponde estar.
—Un proyecto ambicioso —no parecía perturbado en absoluto.
—Pero no imposible —ella dudó—. Después de todo, no esperará salirse con la suya. No estoy sola en el mundo. Tengo que tomar un vuelo de regreso, un empleo en Inglaterra, mi familia. Si no regreso cuando se supone que debo hacerlo, se harán muchas preguntas. Debe darse cuenta de eso.
El se encogió de hombros.
— ¿Y cuando se hagan las averiguaciones, *__ mou, qué es lo que se descubrirá? Que usted estaba aquí conmigo. Que fuimos amantes. Es una historia tan vieja como el tiempo y a nadie le sorprenderá, excepto, quizá, a su familia, y mi intención es que ellos sufran por su deshonra.
—Ellos no lo merecen —dijo *__.
—Tampoco Stavros y su esposa —replicó con frialdad—. Es algo que este hermano suyo debió considerar antes de seducir a María.
Ella levantó la barbilla.
—Y entonces, ¿qué les causaría satisfacción? ¿Que Mike se casara con ella?
— ¿Usted cree que eso sea posible?
—No —contestó con sinceridad, después de pensarlo un momento—. El aún es un estudiante. No puede permitirse el lujo de casarse con nadie durante algunos años más. Aunque supongo que tendrá que contribuir con algo a la manutención del hijo—añadió frunciendo el ceño. Guardó silencio unos segundos, luego dijo, con voz insegura- y: Si está decidido a castigar a Mike por medio de mí, ¿podría dejarlo hasta ahí?
—No estoy seguro de haberla entendido —bebió un sorbo de café
—Si yo... acepto... dejarme hacer lo que usted quiere, ¿me dejaría ir después... cuando todo haya terminado? —la vergüenza le subió a la cara.
El hizo una mueca con ironía.
—He tenido invitaciones más seductoras, matia mou, ¿Por qué debería aceptar tal cosa?
—Ya se lo he dicho: tengo una vida en Inglaterra a la que debo regresar... una carrera. Quiero volver a ellas —dijo con furia. — ¿Y tal vez también un hombre?
Estaba a punto de negarlo, cuando *__ sospechó el peligro en la aparente vana pregunta.
—Eso no le concierne —respondió.
— ¿Usted cree que no? En verdad estoy interesado en saber si vendrá a mí una virgen, o la alumna de algún voluntario. Ella trató de fingir indiferencia.
—Por supuesto que ha habido hombres —se encogió de hombros—. Como usted mismo se ha dado cuenta, las cosas son diferentes en Inglaterra. Nosotras no llevamos la misma vida protegida que las muchachas de esta aldea.
— ¿Es un hecho? —se reclinó en la silla, observándola—. Pero si es tan liberal con sus favores, *__ mou, ¿cuál es la razón de sus virtuosas protestas?
*__ pudo haberse triturado los dientes de frustración y coraje. Había acertado al pensar que él quería que admitiera su virginidad, que por alguna razón, tal vez para hacer su venganza más completa, supuso con amargura, era importante para él. Era una probabilidad remota, pero esperaba que si afirmaba tener experiencia y le insinuaba que él sería uno más en una larga lista, podría encontrar el asunto lo bastante repugnante para cambiar de opinión respecto a ella.
—Porque prefiero elegir. Habiéndome forzado a esta situación... —repuso cortante.
— ¿Qué tipo de fuerza he utilizado? —Be rió él—. Usted se mueve libremente dentro de esta casa. No la he atado a mi muñeca... ni la he arrastrado gritando a mi cama. No hay marcas de violencia en su piel... ni magulladuras.
—Aún no —ella enfrentó su mirada, con desafío.
—Jamás —levantó una mano descartando la idea—. ¿Para qué debería usar la fuerza bruta, cuando sé que con un poco de paciencia conseguiré todo lo que deseo de usted? —sus ojos se encontraron, fijos, sin sonreír—. Como ambos lo sabemos, *__ mou —añadió con suavidad.
El silencio entre ellos parecía quebrarse. *__ tragó saliva con rapidez.
—Usted... repugnante egoísta.
—Y bien, si vamos a insultarnos, usted, mi adorable *__, es una hipócrita. En Knosos estaba tan consciente de mí como yo de usted. No necesitaba ser sincero. Pude haberme presentado, como si usted fuera una turista bonita por quien me sentía atraído... pude haberla traído a la villa, para seducirla, tomándola en cuerpo y alma., y entonces, sólo entonces, haberle dicho la verdad. Era una tentación, créame, matia mou. ¿Es eso lo que habría preferido?
Ella quedó muy quieta, considerando y rechazando las dos vividas imágenes que sus palabras habían evocado. Pudo imaginarse con toda claridad cómo se habría sentido, cayendo rendida en sus brazos, llena de pasión, creyéndose deseada, sólo para despertar a la más cruel de las verdades.
Se dio cuenta, aturdida, de que pudo haberla destruido, y el golpe de esa realidad desvaneció todo color de su cara.
Como si se encontrara a una gran distancia, lo oyó repetir despacio.
— ¿Es eso lo que habría preferido?
Ella contestó con tono áspero: -No.
—Eso pensé —parecía como si la pregunta hubiera sido del menor interés para él. Bebió el resto del café y empujó la taza, echando un vistazo a su reloj.
*__ se dio cuenta.
— ¿Tiene una cita? —Preguntó con sarcasmo—. No deje que lo retrase, por favor.
—No podría, *__ mou, si yo no lo deseara —le sonrió al responder—. Y, en efecto, tengo una cita. Espero que no se sienta demasiado sola
Ella lo miró fijamente.
—Oh, creo que sobreviviré —dijo con calma, pero su corazón latía cada vez más rápido con los primeros movimientos de excitación. En verdad la iba a dejar ahí, sola Por supuesto se llevaría el jeep, no tenía la menor duda, pero existían otras maneras, debía haberlas...
—Espero que sí. Pero, para asegurarme, le he buscado compañía.
El globo de esperanza que tenía en su interior, se deshinchó. Hizo un esfuerzo para que su voz permaneciera impasible.
—Es usted muy comprensivo, kyrie, Pero no necesito un carcelero sustituto.
— ¿Así lo cree? —empujó la silla y se levantó—. Sin embargo, necesita a alguien, pedhi mou, que la proteja de las consecuencias de su imprudencia Pues estoy seguro de que si la dejo aquí, en completa soledad, estaría tentada a ser muy imprudente —hizo una pausa—. De esta forma —añadió con tono burlón—, puedo ir tranquilo a mis negocios, sabiendo que se queda segura y ocupada en sus quehaceres domésticos. ¿Y quién sabe? —Se encogió de hombros—. Podría extrañarme un poco.
El pulso le latía con irregularidad al contestar: —Yo no contaría con eso.
—También podría —continuó con suavidad—, dedicar algún pensamiento al ofrecimiento de su cuerpo que me hizo antes —volvió a hacer otra pausa—. Estoy inclinado a aceptar, así que si no lo dijo en serio, ahora es el momento de rectificar.
—No lo dije en serio—respondió ella.
—Muy sensato —parecía como si lo aprobara—. Ya ve, ágape mou yo no garantizaba nada a cambio. ¿Usted se imagina que quedaré satisfecho con una breve cópula, que usted soportaría de alguna manera? —meneó la cabeza, sonriendo ligeramente—. Está equivocada, mi adorada. Una vez que la consiga,*__, intento conservarla por lo menos durante un tiempo. Y también es posible que una vez que haya sido mía, no quiera irse —añadió con suavidad.
Hubiera querido contestarle algo que hiciera añicos su "ego", pero no se le ocurrió nada "¿Es que en verdad creía", se preguntó temblando, "que su sometimiento físico sería tan sencillo y sin esfuerzo?" Y supo, en ese momento, que así sería.
Por fin, se escuchó diciendo con una voz que no parecía la suya:
—Está loco, tiene que estarlo. Es la única explicación. ,
—Es un mundo loco, *__ mou —hizo una pausa—. Traeré comida para esta noche. ¿Hay algo que quiera pedirme? ¿Alguna cosa que desee que le traiga del pueblo?
Ella levantó las cejas con exagerada sorpresa.
— ¿Ahora trata de comprarme, kyrie? De seguro que no está perdiendo la fe en su propia técnica.
Se la quedó mirando durante un momento, con apariencia sombría y en silencio.
—Era un gesto de buena voluntad, que tal vez intentaba facilitar un poco la situación. Pero olvídelo —se encogió de hombros y se volvió para alejarse.
*__ se mordió el labio.
—Lo siento —exclamó rígida—. Y, por cierto, sí hay algo, pero estoy segura que no tendrá que ir hasta el pueblo para conseguirlo —tomó un respiro—. Quisiera tener algo que ponerme, por favor, sólo como una alternativa —señaló la camisa con un gesto de mofa—. De seguro que no es mucho pedir.
—No —asintió él contemplándola—, cuando se pide en la forma correcta.
—Dije "por favor" —levantó la barbilla.
—La escuché, pero habría preferido qué la petición fuera un poco más cálida.
— ¿Quiere que me arrodille?
 —No —hizo otra pausa—. Creo que preferiría que me besara.
—Váyase al infierno —*__  habló con amarga claridad.
—Como quiera. Entonces su petición ha sido denegada. 
Ella bajó la vista hacia la mesa.
—Quiere decir... que si lo beso... me traerá algo más que ponerme.
—Pues sí, matia mou. Es exactamente lo que quiero decir. ¿Es mucho pedir? Ella se atragantó.
—En realidad no le causaría ningún problema. Tiene mi equipaje escondido en alguna parte, después de todo. Sólo tiene que abrir la maleta...
—Y usted sólo debe dar unos pasos hacia mí, cruzando esta tenaza —la interrumpió con un torturante tono de voz—. La decisión es suya
Con la cabeza inclinada, las mejillas ardientes y odiándolo, dio el requerido número de pasos. El no se movió y ella tuvo que ponerse casi de puntillas para alcanzar la mejilla aceitunada con los labios, en un beso torpe y breve.
El pronunció algo muy violento en su idioma. Las manos apretaron los hombros femeninos, forzándola a permanecer donde estaba y la miró con desdén.
— ¿Es eso a lo que usted llama un beso, *__? -Preguntó con rudeza. El rostro moreno pareció flotar frente al de ella y
*__ cerró los ojos al sentir cómo apretaba su boca contra la de ella, tomando un experto e insolente tributo de su dulzura y explorando con la lengua cada contorno, cada húmeda fisura. No podía hablar, ni pensar, o saborear otra cosa que no fuera él. Parecía llenar el universo. Sintió temblar todo su ser y se dio cuenta de que sin aquel fiero apretón sobre sus hombros, se habría desplomado en el suelo.
Estaba tan débil que se sintió morir. Tal vez ya estaba muerta y éste era el Paraíso. Las incoherencias se alborotaron alocadas en su cabeza.
No podía respirar y cuando la soltó, el dolor de la separación fue más de lo que podía soportar.
Levantó la mano y se tocó los hinchados labios con suavidad, bajando la mirada, trató de controlar el apresurado ritmo de su respiración, a fin de evitar que él se diera cuenta de lo que su exquisita brutalidad había provocado.
—Así que —la respiración del hombre tampoco parecía muy segura—, ahora empezamos a entendernos un poco —con la mano levantó la barbilla de *__, obligándola a mirarlo a los ojos, más oscuros que la noche y más duros que la obsidiana—. Permita que nuestro sol cretense la caliente, *__, antes de mi regreso esta noche —y añadió irónico—. Mi paciencia no es eterna.
 
La soltó y ella entró en la casa, cruzando el comedor, hasta la cocina, como si ese lugar fuera un santuario.
Pero no había ningún santuario, pensó, al abrir la llave y dejar que el frío chorro de agua le cayera sobre las muñecas y manos.


Ni donde más necesitaba uno, dentro de su corazón.
Yesie
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Mensaje por JimeDirectioner. Lun 21 Oct 2013, 6:31 pm

Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:
Yesie escribió:
JimeDirectioner. escribió:eiiiiiiiiii tenés que seguir :c
¡¡Heeey!! Que ya he aparecido y justamente para seguirla, queridaa! :D...
Perdon por no haber subido antess.. u.u...
¿como has estado, eh? ^^... espero qe bien... :)
Bueno, enseguida subooo cap!! ;) ;) 
besitoss! 


:happuy: 
¡HASTA QUE APARECISTE!
kasjakjs, mentira todo bien xd 
bieeeeeeen! extrañaba que subas caps :c
¿vos? ¿como andas?
kajskajskajs, amé amé amé el capi!
¡seguila!
besos♥️
Hola! 
Desaparecida... asi es como ando u.u... verdad? ^^
Hhahaha xD... 
Ahorita te subo cap! 
beshos para ti tbn!! :DD
¡Hi!
MUY desaparecida¬ :'C
amé el caaaaaaaaaaaapi!
seguilaaaaaaaaaaaaaaa :C muchos cap's (?
mas besos pa' ti♥️
JimeDirectioner.
JimeDirectioner.


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