All Over Again [Harry Styles]. Continuación II.

te odio.

Tomé mi medicación, recordando el gusto amargo y desagradable que tenía, además de la sensación de vacío que generaba en mi estómago. Había despertado horas después de que Harry me había traído hasta mi casa, y dormir había sido la mejor medicina sin lugar a ninguna duda. Hacía días que no podía conciliar el sueño profundamente y me había despertado justo a tiempo para ducharme y partir hacia Bradford.
Nathalie era la que se encargaba de los vestuarios normalmente, o al menos tenía opiniones sobre ellos. Supe que sería un fiasco mi vestimenta en el momento en el que ella decidió no elegirla. Los diseños no eran precisamente lo mío, y optaba para la simpleza en todo momento.
Usaría simplemente medias de red negras, en conjunto con un pequeño short del mismo color y una camisa blanca que tapaba hasta debajo de mis muslos, un top del mismo color escondido abajo. Estrenaría las zapatillas de ballet que mis mejores amigas me habían obsequiado para navidad, blancas y relucientes por su mero uso. Mi cabello probablemente tendría algún invisible que lo sostuviera del movimiento, desprolijo en su justa medida, y el maquillaje sería algo exagerado sobre los ojos, suave en el resto de la piel expuesta.
Ni siquiera estaba segura de mi elección. El atuendo era cómodo pero la canción era una extraña mezcla contemporánea de una balada. Y jamás había considerado a Miley Cyrus en mis elecciones, pero debía admitir que seleccionaba lo que bailaba dependiendo de mi estado de ánimo y de la actual situación en la que se encontraba mi vida. Entonces, Obsessed parecía una preferencia razonable; o quizás no, pero alguna parte de mi cerebro la escuchó en una radio y automáticamente la eligió sin mi permiso. Recordaba que en menos de diez minutos, ya había estado vestida para practicar, creando la coreografía, improvisando y buscando la forma de que coordine con el ritmo que la canción poseía; y algo más de una hora después, tenía prácticamente en mi memoria casi todo el baile armado.
Era algo difícil describir cómo me sentía hacía varias semanas, pero creía que de esa forma podía explicarlo: a través de la música y a través de la expresión corporal. Quizás con Harry había existido demasiada expresión corporal y eso bloqueaba aún más a mis pensamientos racionales, simplemente porque no quería saber que era lo que realmente estaba sucediendo entre nosotros. Pensaba en amor y la idea era completamente denegada por mi parte consciente, pero acalamada a gritos por mi subconsciente. Por eso mismo la aislaba; porque me asustaba que mi corazón latiera de esa manera sabiendo que él podía sentirse de esa forma hacia mí.
Intenté no pensar en Harry, mientras comenzaba a manejar con una música de piano casi desconocida para mí. Recordaba haber creado una carpeta en mi pendrive con música relajante y hacía demasiado tiempo que no la escuchaba; y culpaba mi malhumor diario a ello, porque era realmente tranquilizante divagar con ese tipo de melodías suaves y ligeras.
Y pese a toda mi paz interior, había algo; un pequeño nudo en mi garganta y una espinilla que parecía clavarse y moverse cada vez con mayor intensidad sobre mi pecho. Un mal presentimiento, uno de esos instintos que solían aparecer cada vez que algo irremediable pasaría. Me sentía de esa misma forma el día que Louis me dejó y la sensación se intensificó ante el recuerdo. Intenté calmarme, pero sabía que no se iría hasta que la noche pasara y nada sucediera con nadie a mi alrededor.
Pero no estaba segura que todo terminara bien esa noche; lo presentía. Me sentía culpable por la ilusión de Nathalie, aunque sabía que esa confianza propia la haría destrozar el escenario con su sutileza. Sabía que tenía un final con beneficios pero no sabía hasta que punto a ella le gustaría saberlo. Por eso, mantenerlo en secreto hasta que alguna de las universidades la aceptara, era lo correcto. Ella estaba anteúltima en el orden de participantes de la noche -dejándome en el último lugar-, así que podría decirle una vez que todo terminara y anunciaran a los ganadores. Quizás… podría hacerlo de esa forma.
Llegué antes de lo que pensaba, inmersa en la música que estaba de fondo y los confusos pensamientos sobre los últimos momentos vividos. Y estaba ahí, frente a mí; el Bradford Alhambra Theatre. Habíamos hecho no más de cinco presentaciones allí, y era realmente increíble la energía que el lugar aportaba. Con su estilo antiguo, lograba ser mi lugar preferido en Bradford hasta el momento.
Dejé el automóvil en el estacionamiento, bajando junto con todas mis pertenencias. Mostrando el pase que Clarissa había enviado por mail, logré entrar hacia los camarines, encontrándome con mi mejor amiga al instante, ya que compartíamos el espacio junto con otras dos chicas más, que estaban antes de nosotras en orden.

- Kay. -habló emocionada, abrazándome.

Devolví el gesto con fuerza, apegándome a ella con una extraña necesidad. Habíamos hablado casi todos los días, exceptuando esta última semana, luego de todo lo que había sucedido con Harry. Pero, sin embargo, no sentía esa presión en el pecho como emoción o como si la echara de menos. Era una necesidad de no soltarme de ella, de no dejarla, pese a que también le estaba mintiendo, por más que me costara aceptarlo.

- ¿Preparándote? -pregunté, al ver el maquillaje en sus ojos y su cabello mitad lacio y mitad ondulado.
- Si. Estoy demasiado ansiosa. Jodidamente nerviosa. -mostró su mano, sosteniendola en el aire extendida, mostrándome cómo temblaba su pulso. Sonreí y la tomé entre las mías, apretándola cariñosamente.
- Estarás increíble. Has practicado demasiado para esto y mereces ganar. -comenté con una sonrisa y esa era la verdad; quizás con un pequeño incentivo de una mentira inocente, pero Nathalie daría todo de sí por ganar esa beca y sabía que lo lograría.
- ¿Estás bien? -preguntó, de repente, mirándome extrañada. Me tenía abrazada por mis hombros y estaba observándome cuidadosamente. Miré hacia el lado contrario a donde ella estaba, sonriendo torpemente.
- Si. ¿Creo que también estoy algo nerviosa? -admití, manteniendo mi sonrisa tensa.

Aunque estaba ocultando parte de la verdad, me sentía extrañamente inquieta por presentarme última, ya que debía impresionar y superar ampliamente a las demás si buscaba algún reconocimiento. Además, Jenn y May estarían ahí. También Harry. Y sabía que estaría observando con detalle cada uno de mis movimientos, lo que me exasperaba aún más.

- Lo harás bien. Siempre lo haces bien sin importar que suceda. -comentó, rodando sus ojos divertida. Apreté aún más su mano antes de que se soltara de mí.
- Tengo que irme con Clarissa. Dijo que debía presentarme a mi compañero y que tenía que practicar con él.
- Marcus. -nombró, aplicando brillo a sus labios, apretándolos frente al espejo para desparramarlo y abriendo sus ojos en exceso para ver su resultado.- Ese es su nombre. Es lindo, si quieres saberlo.
- No quería pero… supongo que eso es bueno. -me encogí de hombros y me sonrió.
- Quizás Harry vuelva a sentir celos y tengas una noche igual a la de la otra vez. -me guiñó un ojo, pícara.
- No lo creo.

Y la realidad era que no lo hacía. No creía que las cosas terminaran de esa forma esta vez; sino que mi presentimiento esperaba algo aún peor. Quité las cosas de mi bolso, desparramando papeles y cuadernos con garabatos, además del dispositivo de almacenamiento donde se encontraba la música. Tomé el top blanco y entré a un vestuario para quitar mi abrigo y salir sólo con eso y mis pantalones sueltos. Tomé las zapatillas de ballet y volví hacia Nath para decirle que me encontraría ensayando si me precisaba.

- Las maquilladoras están dos puertas a la izquierda, junto con las estilistas. Llega tarde así ya todas están listas, eres la última después de todo. Tienes más tiempo. -asentí, sonriéndole, y girándome.- Hey, ¿Kay? -preguntó y cuando volteé, la encontré con sus cejas fruncidas, mordiendo su labio inferior.- Zayn me llamo en la noche. No sabía si debía decírtelo por todo lo que ha sucedido y lo que han arreglado pero…
- ¿Qué es lo que dijo? -pregunté, parpadeando con fuerza antes de enfrentarme una vez más a la realidad. Entendía lo difícil que era para él romper otra de sus promesas para cumplir una nueva que había impuesto en él, pero no quería sentir compasión; porque sabía que lo buscaría de esa forma y volvería una vez más al principio. Y habíamos avanzado aunque fuese sólo un poco desde la última vez que nos habíamos visto.
- Dijo que quería venir. Dijo que no iba a hacerlo, a menos que tú quisieras. Que si decidías hoy que viniera, él vendría aquí en ese instante. Su voz estaba quebrada, -agregó, y mordí mi labio inferior, mirando hacia el suelo.- pero dijo que entendía si no querías. Que te deseaba suerte y que sabía que ibas a lograrlo, que creía en tí. Dijo… -continuó, mirandome fijamente.- que te amaba. Que esperaba que todo volviera a ser lo que era. ¿Que sucede? -comentó al verme cabizbaja, sosteniendo los dedos de una de mis manos en otra, apretándolos con fuerza para evitar el nudo en mi garganta.
- Entonces, gracias Nath por decir todo eso tan… rápido. -solté sarcástica y me sonrió, abrazándome.
- Lo lamento, Kate. Él está bien, creéme. -enredé mis brazos en su cintura, apretándola contra mí.- Ha salido con Kylie, y está intentando olvidarte de una forma más sana que deprimiéndose. Sólo necesita tiempo, igual que tú.
- Lo se. -dije, cuando la sentía acariciar mi cabello.
- Se qué eso no lo hace más fácil de todas formas, pero no debes pensar en ello hoy. -distrajo, palmeando mi espalda.- Tienes que ir a practicar.
- Es verdad. -afirmé, y me abrazó con más fuerza. Algunos segundos pasaron de esa forma, tranquila entre sus brazos.- Te amo, hermana. -susurré y sonreímos, mientras nos separaba.
- También yo. Vete. Mandy está en camino.

Con una última mirada, me despedí de ella, quien me sonrió. Me pregunté que sería de mi vida sin Nathalie Kell en ella, y me asustó la punzada que cruzó por mi pecho en ese instante.


- Uno, dos, tres, cuatro.

Clarissa marcaba el tiempo chasqueando sus dedos, más lento del que era en la canción, sólo para lograr la coordinación entre nosotros. Bien, Nath tenía razón; Marcus era… atractivo, a su forma. Según Clarissa me había comentado, era buen bailarín y no había costado mucho convencerlo; era nuevo en la academia y habría representantes de universidades reconocidas en el espectáculo, por lo que le convenía hacerlo.
De todas formas, no era que él tenía un protagónico. Simplemente estaba allí para la carga emocional que la canción tenía, además de algunos trucos en el aire. Tampoco quería dejar la atención centrada en él, porque no estaba permitido y no me interesaba que lo tuvieran en cuenta. En el rubro, era lo suficientemente complicado conseguir una beca o destacar en universidades de todo el mundo como para que lo arruinara regalándole crédito extra y gratuito, a decir verdad. Supuse que él lo sabía, pero intentaba convencerme con pequeñas sonrisas o palabras que podían considerarse flirteo en la situación en la que nos encontrábamos.

No estaba de más aclarar que le arrancaría todo sus órganos reproductores si llegaba a hacer un movimiento en falso durante la presentación.

- No, hagamos eso de nuevo. Kate, salta antes. Puedes caerte por la posición. Coloca los pies.. algo… -acomodó la punta de sus pies sobre el suelo, moviéndolos para imitar la posición.- Así. Si. Perfecto. La postura, Katelyn. Míralo en ese momento. Si quieres hacer ese tipo de contemporáneo, procura recordar que tienes que actuarlo con todo tu cuerpo, incluyendo tu rostro. -asentí en su dirección, volviendo mi rostro hacia Marcus, quien me sonreía de una forma patéticamente desesperada.- Quiero que lo sufras, ¿está bien? -preguntó, acercándose a mi y volví a asentir, mirandolo fijamente.- Hagamoslo con música. ¡Desde el principio! -gritó, y la musica empezó a sonar una vez que estaba en posición.


- Bien, bien. -señaló, y la música se detuvo ante sus palabras.- Necesito un poco más de esto, Kate. ¿Algo más de sentimiento? No lo sé. Falta algo.
- Lo haré bien en el escenario. Creo que estoy algo nerviosa. -admití, mirando hacia el suelo.

No me acostumbraba a recibir correciones y muchísimo menos a la energía que introducía en las canciones. Sabía que me apasionaba lo que hacía, sabía que era lo que quería el resto de mi vida; pero a la vez, sabía por qué y por quién había elegido esa canción y negarme a aceptarlo y recordarlo mientras la bailaba me bloqueaba. Sabía que esa era la razón y por eso consideraba que lo haría bien en el escenario.

- Está… demasiado bien, para el poco tiempo de preparación y no conocer a tu compañero. -concedió, sonriendome levemente. Supe en ese momento que Nath tenía razón al decirme que tenía un punto débil en mí, porque era ruda en todo momento, con todo el mundo, porque tenía el maldito derecho de hacerlo por cómo se movía y mostraba hacia el mundo.- Hagamos el solo una vez más y puedes irte. Estamos casi tarde.

La música comenzó a sonar, un poco antes de lo que ella quería que practicaramos. Caminé rápidamente hacia Marcus de puntillas, mis brazos arriba de mi cabeza, antes de arrojarme en sus brazos, girar y alejarme de él, para acercarme con la misma velocidad a saltar. Sus manos en mi cintura temblaron al sostenerme en el aire y con el giro, no caí al suelo por la mera casualidad de que mi tobillo lo golpeó, y logré sostenerme de sus hombros por el impulso. Se sentó, sosteniéndome de esa forma en el piso, mientras aflojaba las zapatillas de mi pie, acariciando mi tobillo con ambas manos. Una vez que el dolor se alejó parcialmente, lo empujé fuera de mí, asesinándolo con mi mirada.

- Estás bien, Katelyn. Fue sólo un error. Marcus, afirma tus malditas manos porque esto es tu responsabilidad. -escupió Clarissa, mientras caminaba a la salida.- Tengo que irme, vuelvo antes de que se presenten. Ve a arreglarte, Kate.

Ella se fue. Y en el segundo en el que desapareció del lugar, me levanté del suelo para acercarme a Marcus de una forma completamente amenazante. Podía apenas superar el metro y medio de altura, pero sacaría la mierda de él si fuera necesario. Supongo que lo entendió, porque me observó asustado.

- Vuelves a hacer eso y juro que te arrepentirás.
- Tengo miedo. -se burló.- No fue apropósito. Lo hiciste con mayor impulso y no contuve la fuerza.
- Bueno, espero que no vuelva a sucederte allí adelante de todas las personas porque literalmente pensaré la peor forma de humillación. Me arruinas y te arruino completamente. -amenacé y él se alejó un poco de mí, aunque volteé para tomar mis zapatillas y retirarme de allí.
- Maniática. -espetó, casi con asco. Volteé, con una sonrisa, extendiendo ambas manos al costado de mi cintura.
- Si. Soy una maldita maniática. Y si llegas a hundirme, vas a hundirte conmigo, aún más profundo, imbécil.

Y salí del lugar, sin poder olvidar su rostro sorprendido ante mis actitudes. Sonreí ampliamente, dirigiéndome al salón de maquillaje y peinado.

Bueno, había extrañado a la verdadera Kate.

---

Iba a subirlo ayer, pero a esta hora se me cortó la luz. Tenia todos sus comentarios respondidos, pero se me borró también. Los que haya de este capítulo voy a responderlos. Y para las que lo dijeron, Emily tiene algo que ver. Pero no se enloquezcan. Gracias por todo, y no voy a tardar mucho en actualizar así que revisen. Charlie loves you♥.

"Quizás con Harry había existido demasiada expresión corporal"


bueno, ya sabes que me gustó. 

adios charlita

kellin se va

necesito accion
tk

AY diosito basta no quiero q se termine ya te dije q te odiaba? quiero q harry confiese su amor dale si

omg!!!!! por dios que será ese presentimiento por dios sigue nena saludos

QUE VA A PASAR PORFAVOOR SIGUELA!!!!

ASDFGHJKLÑ  :imdead: ME ENCANTO..  :ilusion:  :enamorado:  SIGUELAAAAAA!!! :)

Me miré en el espejo, observando de forma minuciosa mi rostro y mi cabello, buscando los detalles que quería cambiar. Ambas rubias y mellizas detrás mío, eran las encargadas de cumplir cada uno de mis caprichos de diva si así lo requería y… quizás era porque estaba de malhumor y sentía que algo horrible iba a pasar, pero estaba fastidiada con todo y si no lo estaba, me divertía molestarlas a ellas con puntualizaciones desprolijas que ni siquiera existían.
Vi a una de ellas rodar sus ojos y continuar acomodando mi cabello, sosteniendo otros mechones para que con el movimiento brusco de mi cuerpo en escenario, no estorbe ni esconda mi rostro del público. Una vez que tuve compasión de ellas, les agradecí con una gran sonrisa, tomando mi iPhone y mis pertenencias para retirarme del salón vacío, por el horario atrasado en el que me encontraba.
La competencia ya había iniciado y lo sabía; éramos quince participantes, de los cuales sólo tres eran hombres. Probablemente ya habría expuesto el cuarto participante, y ya habrían hecho la presentación general también. No me interesaba; todavía faltaba tiempo para mi turno y quería relajarme, dejar de pensar en la presión que en realidad existía en toda esa competencia que tanto estaba dando por sentada. Probablemente, la mitad de mi futuro dependía de lo que hiciera bien en el escenario y de mis pequeños errores.
Alejé el pensamiento -o se alejó por propia voluntad- al leer el nombre de Harry sobre mi pantalla. Jenn también había enviado mensajes y reprimí la necesidad de abrir primero el de quien estaba haciendo que mi corazón latiera descontrolado.

“¡Estamos aquí! Este teatro es enorme. Hay más de mil personas aquí y hay sectores reservados detrás nuestro para universidades y al parecer alguna celebridad. Wow. J x”

“Bueno, ni siquiera conocemos a la famosa “celebridad”. Probablemente tú si, creemos que es un entrenador. May dice que le presentes al primer bailarín y secundo. ¿Harry no para de moverse? Quiere verte xx”

Reí ante sus comentarios estúpidos, sin responder realmente a ellos. Debía comenzar a concentrarme para la competencia y abandonar el móvil de una vez. Retuve en mi mente la cantidad de personas que Jenn había mencionado, sin creerlo realmente cierto. Ese teatro jamás se había llenado antes en nuestras presentaciones y rara vez lo hacía para presentaciones no-dramáticas como obras cómicas o tragedias.
Volviendo a la pantalla, abrí con nerviosismo el mensaje de Harry, odiándome por sentir a mi estómago revolverse de tan sólo pensar en él.

“Espero que te haya gustado mi regalo. No puedo esperar a verte. Será impresionante, como la última vez. No estés nerviosa .xx”

Era dulce. Harry en su totalidad era amable y tierno. Me derretía completamente cada uno de sus gestos de atención, por más que quería evitarlo. Corrí hacia el camarín, esperando encontrar allí el regalo que hablaba en el mensaje. Sonreí encontrando allí a mis amigas y, sobre el estante debajo del espejo, un caja alargada y rectangular, abierta. Me acerqué sin siquiera saludarlas y pude verlas de reojo mirarse con una sonrisa. Tomé el estuche entre mis manos, encontrando dentro una sola rosa blanca, en su máximo esplendor. Sin espinas ni hojas decorando los costados y abierta de una forma tan delicada que si supiera escribir, probablemente habría creado un poema de ella. Hice un sonido de emoción que no consideré humano y tomé la tarjeta a un costado, que probablemente mis amigas ya habrían leído igual que habían abierto el regalo, por la curiosidad que las carcomía.

“El objetivo del arte es quitarle el polvo a la vida diaria de nuestras almas”
Ya has ganado... en mí.
Humillalos.
Buena suerte, cariño.
H .xx

Yo no grité cuando terminé de leer esa pequeña tarjeta. Tampoco sonreí como si tuviera cinco años y me hubieran regalado una colección completa de Barbies. Ni la releí hasta que se grabó en mi memoria como un disco rayado.

Definitivamente no había hecho eso.

- Es muy dulce. -comentó Mandy, y ni siquiera yo pude reconocer ese tono de voz que había utilizado.
- No comprendo cuál es el problema con él. -habló Nath con una sonrisa, detrás mío- Te deja como una idiota pensando en él aunque lo desprecies, sabe todos tus gustos, te cuida hasta de una simple hormiga que esté cerca tuyo y es tan posesivo como se que te gustan normalmente, -adivinó y esquivé su mirada, mordiendo mi labio inferior.- sabe gran parte de todo lo que te ha sucedido y jamás te juzgó por eso. Literalmente, no se que estás esperando. Él te qu…
- Basta, Nath. Basta. -solté, intentando sonar firme, sin lograrlo realmente. No quería discutir precisamente en ese momento y tampoco quería que me presionara como siempre hacía en relación a Harry.
- No, ya deja de frenar… todo. Estas evitando ser feliz por tus propios medios, Kate. No quiero que te lamentes luego si llegas a perderlo… ugh. -bufó, gesticulando con sus manos cuando mis cejas estaban fruncidas, y supuse que realmente se había enojado por ello.- Odio cuando haces esto. Estoy viéndote Kate, te conozco. Deja de hacerlo.
- Nathalie… no ahora.
- ¿Cuándo entonces? ¿Cuándo estés llorando porque te ha dejado? ¿Cuándo se enamore de otra persona? ¿Cuando sea tarde?
- Dejala, Nathie. No es el momento, no es el lugar. -calmó Mandy.
- Lo siento. -musité, queriendo terminar con aquello. Si ella quería escuchar eso, lo haría por ella. Sólo porque mentir una vez más en el círculo vicioso de mentiras que había creado no influiría en absolutamente nada.- Q-quizas… lo p-piense, ¿está bien? -mentí, con una pequeña sonrisa, y ella suspiró.

No. No lo iban a pensar. Ni siquiera consideraba en mi mente estar con Harry, aunque admitía disfrutar de sus pequeños detalles protectores y dulces, a cada segundo que pasaba conmigo. Y por eso, por su dulzura y por su bondad, no podía destruirlo. No podía dejar que se hundiera aún más conmigo.

- ¿Por qué no van a ver cuantas personas hay allí afuera? Tengo que ir a sentarme ya. Pronto será su turno. Vayan… es diferente a otras veces.

Recordé a Jenn diciendo que había más de mil personas pero no podía creerle. Seguramente no estaba acostumbrada a un teatro tan grande y lo veía repleto. Las otras veces que habíamos bailando o competido allí sólo se llenaba la mitad; era imposible que esa vez se completara la capacidad máxima de mil quinientas personas.
Nath me sonrió una vez que quedamos solas y tomó mi mano para correr detrás del telón. Todavía se escuchaba música por lo que no podíamos intervenir para asomarnos entre la tela roja y densa, por lo que Nath buscó otro lugar por el que ver a las personas. Subimos escaleras hasta quedar a la mitad del escenario en la altura, sentadas en los escalones. Pidió que ambas cerramos los ojos y al abrirlos, quedé impactada con la cantidad de gente que estaba en el lugar.
Bueno, si. Definitivamente había más de mil personas. Estábamos a la altura del primer piso de palcos y podía ver claramente a las personas que decoraban el lugar, asomadas para poder apreciar la danza de la pelirroja sureña que se estaba presentando. Nath enloqueció aún más que yo y apretó mi mano con fuerza, sonriendo.

- Jamás habíamos hecho esto frente a tanto público.
- Estoy demasiado nerviosa. -admitió, respirando con dificultad, pero con una sonrisa gigantezca plantada en su rostro.
- Todo saldrá bien. Las dos estaremos bien, ¿si? -asintió y señaló disimuladamente a alguien en el público, desparramado sobre las butacas rojas del teatro.
- Ahí está, ¿lo ves? -preguntó y asentí, reprimiendo una sonrisa.
- ¿Ves a la rubia de al lado? Esa es Jenn. La castaña es May. -murmuré y ella colocó sus facciones serias. Rodé mis ojos.- Las conozco hace menos de un año, Nath.
- Lo se. Digamos que debería apreciarlas porque te tratan bien. -soltó, bufando y la abracé por sus hombros. Reí histérica, la adrenalina corriendo por mis venas desde ese instante.
- Hey. Te han visto.

Observé una vez más a la sección donde se encontraban las tres personas que habían venido a verme. Les sonreí a mis amigas, agitando mi mano nerviosa, mientras ellas se reían sorprendidas de verme allí. Cuando corrí mi vista a Harry, él estaba allí, distraído y simulando desinterés. Clavó sus ojos en los míos fijamente, el rastro de una sonrisa abandonando su rostro. Frunció sus labios en una línea, esquivando sus ojos de los míos antes de sonreírme ampliamente, intentando volver a su eje duro y frío luego de nuestra interacción. Apreté la mano de Nath sin tener conciencia de ello, su mano soltándose de la mía. Mi corazón latió con intensidad al verlo sonreír y me pregunté por qué; por qué no podía detenerlo y por qué me sentía tan completa con la simple idea de que sonriera para mí. Por qué no podía frenarlo ni controlarlo como hasta hace unos meses.
Nathalie me miraba, expectante, y con una pequeña mueca asomándose de sus labios. La ignoré, saludando una última vez a mis amigas, descendiendo por la escalera casi escondida entre las luces del escenario. Mi mejor amiga me siguió, hasta volver a estar en el piso cercano al camarín. La vi respirar una vez más con dificultad, largas bocanadas de aire entrando en por su boca para ser exhaladas de la misma forma. Apreté su hombro, buscando calmarla. Me observó con pánico y le sonreí. Abrí mi boca para hablar, pero me interrumpió.

- Está bien. No tienes que decir nada. Necesito un minuto, ¿está bien? No tenía idea que habría tantas personas aquí y… supongo que estoy horrorizada. Faltan sólo cuatro personas antes de mí. Quiero estar sola ahora, Kate. Cambiate y déjame, de verdad. Lo necesito. -la miré a los ojos para comprobar que todo lo que me estaba diciendo era cierto, y lo era. Tenía tanto miedo que me hubiera encantado poder evitar aquel dolor de alguna forma. La abracé, pegándola a mi.
- Has practicado demasiado. Esto no es diferente a estar en el salón con Clarissa. Bloquea el ruido y… disfrútalo. ¿Cómo cuando recién llegué a la ciudad? Bailabamos sólo por necesidad… vuelve a eso. Te amo. -susurré sobre su oído y me abrazó con un poco más de fuerza antes de soltarse.
- Te amo aún más. Termina de arreglarte y suerte a tí también.

La saludé con mi mano mientras me alejaba de ella, una sonrisa tensa plasmada en su rostro. Volví al camarín ahora abandonado por la ausencia de las tres participantes que quedaban a continuación, incluyendo a mi mejor amiga entre ellas. Retoqué mi maquillaje, acomodando mi cabello y buscando dentro de mi bolso lo que quedaba de mi atuendo. Salí del vestuario acomodando las medias de red imposiblemente más ajustadas, sosteniendome del mármol debajo del espejo para pararme de puntillas con las zapatillas. Me observé en el espejo, la camisa blanca levantándose por la posición lo justo como para exponer mi short negro, sin quedar desprolijo. Suspiré profundamente, sintiéndome exaltada una vez más.
Quería que todo saliera bien. Quería pensar que había hecho las cosas lo suficientemente bien como para que ese fuera el resultado; pero había algo. Todavía había algo. Todavía tenía ese maldito instinto de que se arruinaría. Y arruinar mi presentación sería lo más leve que pudiera sucederme. Prefería confundirme y caer, a que Nath lo hiciera, o sucediera algo con ella.

- Aquí estás. -susurró su voz ronca a mi lado, entrando por la puerta rápidamente. Miré a Clarissa con terror en mis ojos, y se acercó a mi.- Tranquilízate.
- Siento que va a salir mal, Clar. -apreté su antebrazo para sostenerme, mis labios fruncidos igual que mi ceño.- ¿Qué sucedara si Nathalie…?
- Olvídate de Nath. Todo está controlado. Ella ya está por entrar. Lo va a hacer bien y no va a enterarse de nada. Concéntrate para tu presentación ahora y deja de pensar en el resto.
- Estoy tan nerviosa… -mordí mi labio inferior y esa era la verdad. Sólo podía decírsela a ella y no sabía por qué. En los últimos meses habíamos adquirido confianza y sentía que podía comprenderme, pese a que ni siquiera entendía mis errores personales. Estaba débil en ese momento y me sentía bien sabiendo que alguien lo sabía.
- No tienes que estarlo. Va a salir genial. Incluso si no es genial, ya tienes una beca casi asegurada, Katelyn. Casi todo Gran Bretaña te quiere en su institución.
- Todo es porque me has recomendado, realmente. -negué con mi rostro preocupado, y ella apretó mis brazos.
- No pienses ahora. En nada, salvo en quien te haya inspirado para elegir esa balada extraña a la que no estás familiarizada. Sólo piensa en él, ¿está bien? Piensa en todo lo que ha sucedido e inspírate como la primera vez que la escuchaste. Eso es más de la mitad del puntaje, la emoción. Lo sabes.
- ¿C-cómo sabes que es él? -pregunté, sorprendida e intrigada. Clarissa no tenía idea; ni de Harry, ni de Zayn ni de absolutamente ningún ser masculino en mi vida más que mi abandónico padre.
- Siempre te he dicho que me recordabas a mí. Te conozco y además... puedo verlo en tí, es casi obvio. -se alejó, caminando hacia la puerta.- Buena suerte. Eres la próxima. No te demores porque tienes tres minutos nada más.

Se fue. Y me dejó sola, confundida y mirándome al espejo desconcertada. Fijé mi vista en mis ojos, intentando encontrar la fuerza o la motivación necesaria para hacer lo que mejor sabía hacer. Me sentía cansada de pretender y decir que Harry era en lo único en lo que pensaba en ese momento sería decir la verdad por primera vez. Estaba harta de ocultarlo. Estaba harta de reprimirlo. Estaba harta de negarme a sentirlo, por más real que fuera el daño que podía provocarle.

Por eso, sólo por esa vez me permitiría vivirlo.

Iba a dejar ir todo lo que sentía por dentro, iba a soltar toda la tristeza que cada rincón de mi alma sentía por el sufrimiento.

Por algunos minutos… iba a liberarme.

---

No lo revisé y no es muy largo. No se si mañana y pasado voy a poder subir, pero si llego a subir el lunes, voy a subir algo bien largo de una vez. Gracias por todos sus comentarios de antes, y por estar tan nerviosas por el final como yo lo estoy. Charlie loves you♥

estoy super done con tu novela

Nueva lectora!
Me encanta esta novela, es asdfghkljx ♡♡ ya quiero que uno de los dos acepte que ama al otro porque sino moriré! Okno. Siguela pronto linda :D