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Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:06 am

Yhosdaly escribió:
MaleeJonas escribió:What's up my girls?!
Mil perdones por no haberles subido sus caps, es que este fin me fui a casa de mi abue y alla no hay inter.
Y aunque ya estoy de regreso hoy no les podre subir tampoco cap porque hoy son las elecciones en mi país y estoy siguiendolas porque HAY UN CAMINO :$
Bienvenidas a las nuevas lectoras Yhosdaly e Isi, es una alegria para mi que les guste las nove.
Les prometo que mañana temprano les subire MARATON para la alegria de andreita :D
Las quiero chicas, gracias por estar aqui!!! <3

Tranquila,te entiendo! Amiga Venezolana! Hay un camino, aunque perdimos, siempre le ire a mi flaco capriles! *-* el dio el todo por el todo,y nos enseño que nuestro pis puede ser mejor, de donde eres?

Lo que todavia no puedo creer es que haya gente ignorante en este pais que sigue votando por ese animal que lo unico que hace es llamar a la violencia!! Pero alla arriba esta Dios que es el que quita y pone reyes y aunque no entiendo porque permitio que el animal ese ganara, pero confio en Dios y el tiempo de él llegara! Yo soy de Puerto Ordaz y tu??
MaleeJonas
MaleeJonas


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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 3 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:17 am

Hola chicas! I'm here
Y aunque hoy amaneci con los animos por el suelo, no quiero dejarlas mal y les traigo su maratón. ESpero les guste y que lo disfruten!
MaleeJonas
MaleeJonas


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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 3 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:23 am

Capitulo 5:

Lo mire fijamente durante unos instantes. Su mirada volvió a conectar con la mía mientras buscaba que decirle a la clase.

-El tiene razón –dije, vacilante-. Principalmente, si dejan a una chica atrás -o a un chico- mientras siguen sus sueños. Se ve mal, que tampoco le digan que harán si lo abandonas.

Mire a Joe fijamente. El no aparto la mirada mientras estaba serio escuchándome hablar. Los estudiantes, seguramente, no se darían cuenta de lo que pasaba entre nosotros, pero era obvio que los adultos detrás de nosotros si lo harían. Sobre todo porque sabían lo que había pasado.

-¡Otra voz de la experiencia! –grito el mismo chico. Él era el único que hablaba de la clase. Todos los demás estaban atentos a lo que decíamos Joe y yo.

-¡Los hombres no sirven! –se quejo Adam. Casi me reí. Se estaba criticando a sí mismo. Pero miraba a Joe-. ¿Cómo dejar a la chica que amas por un sueño? Jamás pensaría una cosa así. Perdón, pero fuiste un imbécil.

Estuve de acuerdo con él. Sus palabras eran lo único que necesitaba para enfocar mi punto. Gracias Adam, le agradecí internamente.

-Si, yo también lo pienso así –dijo Joe, mirando a Adam-. Pero igual gracias por recordármelo –le sonrió al chico.

Camino unos varios pasos hacia él, coloco sus manos sobre el pupitre de él y se reclino en el. Miro a Adam fijamente. El no desvió la mirada ni le tembló la mandíbula. A ninguno de los dos.

-Dime que harías si estabas en mi lugar –pidió Joe-. Se sincero, niño.

-Yo jamás la abandonaría –dijo Adam-. Si quisiera recorrer el mundo, lo haría con ella. Sin ella, nada.

Esa valentía y la confianza que mostraba su voz, era increíble. No pestañeo mientras le sostenía la mirada a Joe. No se les movió ni un musculo. Joe se incorporo sonriendo. Golpeo levemente la cabeza de chico y asintió.

-Bien, tienes una fuerte convicción –dijo-. Me gusta tu actitud.

Adam se encogió de hombros, despreocupado. A decir verdad, no le importo la opinión de Joe ni un poco. Ni disimulo hacerlo. Era un chico demasiado rebelde. El y Joe, eran dos hombres igualitos. Por lo tanto, ninguno salía ganando en una discusión.

-¿Quién era esa chica? –Pregunto Ángela-. ¿Aun la recuerdas?

-Todo el tiempo –me miro un instante-. Era la mujer más bella de toda la preparatoria –sonrió con el recuerdo. Reprimí las ganas de tirarle con la grapadora que estaba sobre mi escritorio-. Tanto como Miss Hill aquí presente.

Las miradas se posaron en mí, sin excepciones. Me puse nerviosa. No me gustaba que la conversación que tenia Joe con ellos, girara también en torno a mí personalmente. Aunque, estaba girando en torno a nosotros, el no había dicho el nombre de chica. No debería incluirme. No me gustaba la idea.

-Entonces si era hermosa –dijo Adam-. ¿Cómo fuiste tan valiente para dejarla?

-Saben… -interrumpí levantándome de mi asiento-. Esta conversación ya está tomando una dirección demasiado personal. Se supone que le diera consejo, no que hablara de su pasado, señor… -se me desvaneció la voz cuando tenía su apellido en la punta de la lengua. Pero me lo trague. Se suponía que yo no lo conocía. Y así seguiría. Yo no lo conocía.

-Jonas –concluyo él, esbozando una sonrisa.

-Si, eso. ¿Termino la charla o continuara con algún otro tema relevante?

El me miro fijamente durante unos segundos aun sonriendo.

-No, creo que no –dijo. Se giro hacia los estudiantes-. Bueno, chicos, ya escucharon a… -señalo hacia la parte trasera del salón.

-¡La voz de la experiencia! –dijo el chico, siguiéndole la corriente.

Varios en el salón rieron.

-Nos vemos, por ahí –dijo-. Se cuidan mucho. Y apliquen mis consejos, ¿de acuerdo?

Se escucho un coro de si alrededor de nosotros. Joe volvió a sonreír. Asintió con la cabeza hacia ellos y hacia mí. Poco después, ellos estaban saliendo del salón. Joe fue el último en salir.

Suspire y mire el reloj en mi muñeca. Ya iba a ser hora de rotación. Cuando levante la mirada hacia los chicos, ellos estaban mirándome fijamente. Esperando alguna palabra de mí parte.

-El chico de “la voz de la experiencia” venga acá –dije. Estaba seria.

El chico se levanto de su asiento y camino hacia mí. Se posiciono frente a mi escritorio con una sonrisa arrogante adornándole el rostro. El era lindo con su cabello rubio y sus pequeñas pecas salpicándole la piel de las mejillas. Y tenía el ego bastante elevado.

-Nombre –exigí.

-Alexis.

-Okey, Alexis, tienes tu primera asignatura –sonreí abiertamente. Me gire para abrir una de las gavetas del escritorio. De ella saque un libro, uno bastante gordo como para mantenerlo pegado a él durante todo un mes-. Son tus primeros cincuenta puntos de la clase –le dije.

El me dedico una mirada de ¿hablas-en-serio? Yo asentí con la cabeza.

-Disfrútalo, es muy bueno –le sonreí y le entregue el libro.

Él lo agarro y se dio la vuelta. Algo en el rostro de sus compañeros me dijo que estaba haciendo muecas y que comenzaría hablar mal sobre mi tan pronto como saliera del salón. No me importo. Cada quien cosecha lo que siembra y el estaba sembrando una mala relación maestra-estudiante conmigo. Normalmente, eso tenía consecuencias. Como la tarea.

El timbre sonó unos segundos después. Todo el mundo salió precipitadamente del salón. Adam y Ángela, se quedaron para lo último. Se despidieron de mí y salieron del salón con sus compañeros. Les sonreí a ambos. Ellos eran los únicos que realmente apreciaban la clase –o al menos a mi-, y yo los apreciaba a ellos.

Toda la mañana se me fue en explicación tras explicación del primer tema de clases: los verbos. Y no era la primera vez que ellos veían ese material, era claro que llevaban años escuchando lo mismo. Pero algunos no se interesaban en la clase. Atrape a algunos mirándome descaradamente mientras estaba parada dando la clase. En ese momento, me di cuenta de que el año escolar seria aun más difícil de lo que había pensado.
_*_


Al salir de clases, me dirigí directamente hacia el estacionamiento. Aparte de que quería llegar a casa temprano, también tenía miedo de encontrarme a Joe por algún pasillo solitario. O enfrentarme a él frente alguna muchedumbre. No sabría cómo manejarlo bien si nos veía un grupo de personas mientras él estaba cerca de mí... No, no quería ni pensar en ello.

Subí a mi auto sin esperar demasiado. Joe no se me apareció por ningún lugar. Agradecí a Dios por eso. Pero tampoco vi a Alice. La llamaría cuando llegara a casa, decidí. No me iba a detener a buscarla por temor a encontrarme con Joe.

Puse mi auto en marcha y salí de la escuela tan pronto como pude. Los estudiantes se acumulaban en las entradas buscando salir lo más rápido posible del plantel, y los autos de los otros profesores y padres buscando a sus hijos también impedían la salida rápida.

Al llegar a casa, estacione el auto en el pequeño garaje y salí de allí. Camine con mi bolso en mano buscando a tientas las llaves de la casa. Los tacones me estaban matando. Había sido un día largo. Demasiado diría yo. Primero, la conversación de Joe con los estudiantes, y después el trabajo que me dio el poder darle una buena clase a los demás grupos. Tenía demasiado estrés encima, y apenas empezaba el año escolar.

Entre en la casa después de encontrar las llaves en el fondo del bolso. Me deshice de mis tacones tan pronto como pude. Mis pies gritaron de alivio cuando los deje sobre el frio suelo de la casa. Deje el bolso sobre el sofá de la sala de estar, justo como lo había hecho el día anterior y como lo hacía siempre. Me desabotone la camisa de seda y la saque de dentro de la falda estilo lápiz que usaba para ir a trabajar. Deje la camisa abierta, con el sostén visible, y camine hacia la cocina. Saque el envase de leche del refrigerador y me serví un vaso.

Salí de la cocina con el vaso de leche en mano y me dirigí a mi habitación. Deje el vaso sobre la cómoda para poder cambiarme la falda por un short y la camisa por una camisilla negra que encontré entre las gavetas de la cómoda.

Camine descalza por toda la casa dando vueltas por ella. Entre en la habitación que había ocupado Alice la noche anterior y me di cuenta de que ella había arreglado la cama antes de irse. Bien. Un trabajo menos.

Camine hacia la sala de estar después de salir de la habitación, y me senté en el sofá frente al televisor plasma. No lo encendí. No tenía ánimos de ver la televisión. Deje el vaso vacio, que aun mantenía en mi mano, sobre la mesa de centro frente a mí, y saque mi móvil del bolso marcando al móvil de Alice.

Ella contesto al segundo timbrazo.

-Hola perdida –dijo ella-. ¿Dónde estás? Pensé que saldríamos juntas.

-Me adelante.

-Lo note, chica. Pero no me avisaste. No importa. ¿Sabes? El sexy vocalista se llama Joe y tiene dos bombones por hermanos –ahogo una risita-. Además, se cumplió mi sueño. Se detuvo a hablar junto frente a mi escritorio. Estuve toda la hora admirando la obra de arte que tiene por trasero.

Puse los ojos en blanco al escucharla.

-¿Qué tal la charla en tu salón? –pregunto ella-. ¿Interesante?

-Si, lo estuvo –suspire-. Hablo un poco sobre su pasado con alguna chica y les dio varios consejos en el amor a los chicos.

-¿No admiraste su trasero? Niña, no sabes de lo que te perdiste –bufo-. Pero igual, sus palabras fueron hermosas. Motivó a varios chicos de mi grupo.

-Uno de los míos le dijo imbécil –me reí ante el recuerdo de Adam.

-¡Oh, disciplina! Debías castigarlo. Cuando un niño llame a un caliente hombre como ese imbécil, hay que castigarlo. ¿Qué dijo Joe?

-Estuvo de acuerdo con el chico –sonreí-. El se considera un imbécil.

Escuche a Alice reírse al otro lado de la línea.

-Vaya, pero hay que medir su autoestima. No vaya a ser que también tenga pensamientos suicidas –dijo en broma. Yo me reí un poco.

-No lo creo. Ha sobrevivido bastante hasta ahora como para suicidarse.

-Bien, si lo creo –dijo ella-. Igual yo no lo dejare suicidarse. Perderíamos demasiada buena carne para disfrutar. No podemos desperdiciarlo.

Volví a reírme.

El timbre de la puerta sonó sacándome de la conversación. Pensé en quien podría ser. Alice obviamente no, porque estaba hablando con ella. Y nadie más vendría a visitarme en día de semana cuando saben que yo no recibo a nadie hasta el fin de semana si no es emergencia. Fruncí el ceño mientras pensaba. No me venía nadie a la cabeza.

-Alice, te llamo luego. Están tocando a la puerta –le dije.

-Oky-Doky –dijo antes de colgar.

Deje el móvil sobre el sofá antes de levantarme para ir hacia la puerta. Volví a hacer una lista mentalmente de las personas que podrían ser. Pero nadie realmente encajaba. Si hubieran sido mis padres, se escucharía mucho más insistente de lo que se escuchaba. Suspire rindiéndome.

Abrí la puerta y me lleve la mayor sorpresa de la vida. Joe estaba frente a mí, mirándome fijamente y con una media sonrisa sexy en los labios. ¡Demonios! Pensé
.
MaleeJonas
MaleeJonas


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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 3 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:29 am

Capitulo 6:

Me había pasado toda el día intentando no cruzarme con él. Y lo había logrado una y otra vez sin problema alguno. Y allí estaba, me encontraba frente a él en la entrada de mi casa. ¡Qué buena suerte tenia!

Arregle mi compostura y lo mire fijamente. Casi le sonreí también solo para verme amable. No me sentía cómoda con el mirándome con sus hermosos ojos castaños y mostrándome su sexy sonrisa de chico malo.

-Hola –dije. Agradecí que mi voz no temblara. Al menos no evidentemente.

-¿Puedo pasar?

Vacile. Coloque mi mano en el borde la puerta pensando en cerrársela en la cara tan pronto como sintiera el valor de hacerlo. Pero sabía que sería un esfuerzo vano, su fuerza era mayor a la mía. Por mucho. Me limite a verlo pensando en todas las posibilidades que existían para que el me hiciera llorar. Y eran muchas.

-No –dije, sonando firme.

-¿Por qué no? Solo quiero hablar contigo, ____ –me estremecí con el sonido de su voz al pronunciar mi nombre.

-Pero yo no quiero hablar contigo.

El dio un paso dentro de la casa haciéndome retroceder. Su cercanía me ponía nerviosa. Me hacía temblar de excitación. Su esencia masculina mezclada con una deliciosa colonia me lleno las fosas nasales, haciéndome delirar. Me recupere rápidamente mostrando indiferencia forzada. Sabía que no podía fingir frente a Joe. No por mucho.

-¿Qué haces? –pregunte-. No te invite a entrar.

El cerró la puerta de la entrada después de hacerme retroceder unos pasos más. Lo mire desconcertada y mi corazón se acelero. ¿Qué demonios le pasaba? ¿Creía que podría entrar en mi casa sin más? Era una estupidez de su parte pensar en que podría acercarse y hacer como si nada hubiera pasado antes. No se lo permitiría. Fruncí el ceño.

Su sonrisa seguía intacta en su rostro. Tanto que pensé que era permanente. No sabía cómo hacerlo entender que no lo quería ahí. Que lo quería lejos. Muy, muy lejos.

-Necesitamos hablar –dijo. Entonces su sonrisa se borro. Intento una vez más acercarse a mí, pero me aleje de nuevo.

-No quiero hablar contigo –repetí-. No, con un imbécil como tú.

-____... –comenzó.

-No –le corte. Mi confianza se estaba quebrando conforme pasaban los segundos-. Vete –señale la puerta detrás de él.

-No me voy a ir –su voz era fuerte, decidida-. No, hasta que hablemos.

-¡No quiero hablar contigo! –repetí, necesitando que lo entendiera ya. Las lágrimas ya picaban en mis parpados-. ¡Quiero que te vayas!

El ignoro mis palabras y camino hacia el sofá de la sala de estar. Se sentó en el con tanta confianza como si estuviera en su casa. Estiro sus largas piernas sobre la mesa de centro frente a él y entrelazo sus dedos sobre sus planos abdominales. Recostó su cabeza sobre la parte trasera del sofá y miro hacia el techo. Trague silenciosamente con la visión de su cuerpo así de estirado, pero sobre una cama, totalmente desnudo a pesar de una manta sobre su regazo.

Sacudí la cabeza apartando la imagen, y di la vuelta hasta sentarme lo bastante lejos de él en el sofá, cruzando una pierna debajo de la otra y reposando mi espalda en el reposabrazos. Mordí mi labio inferior al fijar mi mirada en el. Su glorioso cuerpo tan cerca del mío estaba llamándome a gritos para acariciarlo, para llenar mis sentidos de él. Eleve la mirada a su rostro al mismo tiempo en el que él me miro.

-¿Qué quieres hablar? Ya que te pusiste tan cómodo –hable un poco más alto de lo que se escucharía un susurro. Pero había un silencio absoluto cobijándonos, de modo que el si lo escucho.

-De nosotros. De nuestro pasado –dijo, su expresión era seria. Lo suficiente como para creer que él quería esa charla en serio.

-No hay un nosotros –no podía elevar mi tono de voz. Tenía miedo de que si lo hacía, me quebraría.

Joe se incorporo en el sofá, sentándose como debería hacerlo. Apoyo su puño sobre él y se acerco a mí de un pequeño salto. Estaba tan cerca de mí, que su olor varonil volvió a llenar mi nariz. Hice un gran esfuerzo por no cerrar los ojos y aspirar profundo ese olor. Me miro directamente a los ojos con intensidad. Su mano se poso sobre mi rodilla, extendiendo un calor por todo mi cuerpo. Sentí mis labios secarse y la piel hormiguear bajo su tacto. Moriría en cualquier momento.

-Si hay un nosotros, ____ -susurro, en su baja voz grave. Me sentí desfallecer.

Situé mi mirada en sus labios distrayéndome por un segundo. Estaban entreabiertos, rojizos y abundantes. Quería unirlos con los míos de nuevo. Volver a sentir esa electrificante sensación de sentir su suavidad. De sentir su toque, su piel, sus caricias. Estaba desesperada por volver a sentirlo completamente mío. Mi cerebro no estaba pensando racionalmente mientras el subía su mano por mi muslo y lo bajaba de vuelta a la rodilla. Estábamos demasiado cerca. Mi respiración estaba jadeante debido a su cercanía, a su caricia.

Volví a la realidad como si me hubiera caído un balde de agua fría encima. Joe me había abandonado antes, dejando mi corazón roto y mis ojos secos de tantas lagrimas derramadas. No dijo a donde iba ni que haría o con quien estaría. Solo se fue sin dar explicación alguna de su desaparición. Y yo tuve que reponerme sola. Olvidarme de todo lo que había pasado para poder sobrevivir. Y hasta aquel día había funcionado. El rompió mi barrera mental de “no Joe”.

Me levante del sofá apartándome de él, con las piernas temblorosas y un calor abrazador por todo el cuerpo.

-No –susurre-. No lo hay porque te fuiste. Me dejaste aquí; sola sin explicación –un nudo se formo en mi garganta conforme hablaba-. Rompiste mi corazón. Me dejaste sangrando internamente por la herida –trague para tratar de bajar el nudo de la garganta; cerré los ojos alejar las lagrimas. No soportaría por mucho más su presencia.

-Lo sé –agacho su mirada mirando hacia sus manos-. Lo siento. Lo siento del corazón –levanto la mirada-. No sabes lo mucho que te extrañe después de irme. ____...

-Basta –susurre abrazándome a mí misma. Cerré los ojos-. Deja esto como esta. Olvida el pasado entre nosotros. Olvídame.

-¡No puedo! –dijo, escuche el pequeño sonido que hacia el sofá cuando se levanto de él. Un segundo después, sentí su mano sobre mi mejilla. Su pulgar acaricio el área húmeda por donde había rodado la primera lágrima-. No puedo olvidarme de ti. Por más que lo intento -y si lo intento-, no lo logro. Te necesito, te necesito conmigo otra vez.

-Yo no te necesito –susurre sin abrir los ojos-. Ya no.

-No mientas –susurro él-. Me necesitas, me amas tanto como si solo hubiera pasado un día desde que nos vimos por última vez. Lo sabes, ____, lo sabes.

Este era el problema: Joe me conocía demasiado bien. Sabia como me sentía y como pensaba, porque pensábamos similar. Esa era nuestra conexión. Nos conocíamos demasiado bien el uno al otro. Suspire alejándome un paso de él abriendo los ojos otra vez.

-¿Por qué regresaste? –pregunte. Vi la sorpresa en su rostro-. ¿No podías quedarte lejos y continuar con tus… cosas? Hubiera sido lo mejor para ambos.

-Regrese por ti –susurro-. Todos estos años lejos de ti han sido una tortura. Te extrañe cada segundo, cada día. Me volvería loco si no volvía a verte… y regrese –dijo en su voz más suave y dulce.

Sus ojos volvieron a conectar con los míos a pesar de que yo quería evitarlo. El me atrapo, destrozando mi auto-control otra vez. Logro acercarse mientras yo estaba perdida en sus hermosos ojos. Mis brazos cayeron a mis costados de un momento a otro. No pude hacer nada al respecto, no tenía ese control que necesitaba para bloquear a Joe porque con él, yo no tenía control.

-Quiero volver a tenerte, ____ -susurro, muy cerca de mis labios.

Sus brazos se enrollaron en mi cintura sin problema alguno haciéndome temblar. Su mirada estaba posada sobre mis labios mientras frotaba su nariz contra la mía con ternura. Mis ojos también estaban posados sobre sus labios deseando el momento en el que me besara al fin. Necesitaba volver a sentir su suavidad sobre mis labios. Necesitaba recordar cómo era que él besaba. Necesitaba que el reanimara ese recuerdo vago que aun tenia. Solo un empujón y…

-No –me separe bruscamente de él, sacudiendo la cabeza frenéticamente.

La lógica venció. No podía lanzarme a sus brazos como una loca desesperada. No, después de todo lo que él me había hecho. No lo permitiría. No de nuevo.

Camine hacia la puerta principal con las piernas temblorosas y el cuerpo ardiéndome por la excitación. Abrí la puerta y señale hacia afuera con mi dedo índice. No mire hacia la dirección de Joe por miedo a volver a encontrar su mirada y ser persuadida a hacer algo de lo que después me arrepentiría.

-Vete. Se acabo la conversación, Joe –dije, al menos firmemente.

Note por el rabillo del ojo, que Joe se acercaba a mi dirección con una media sonrisa burlona. Respire profundo antes de mirar hacia su rostro. Mi dedo aun señalaba hacia fuera de la puerta cuando él se posiciono frente a mí.

-Lárgate –dije enfatizando mi punto.

-¿Me tienes miedo? –pregunto, haciéndome vacilar por un segundo-. ¿Tienes miedo a que te lastime?

Lo mire durante unos segundos y trague. No respondí. Mis respuestas me harían quedar o como mentirosa o como débil. Y el silencio me hizo ver como débil también, note al ver la expresión de Joe. ¡Tengo demasiada buena suerte!, pensé sarcásticamente.

-Lárgate –repetí, sintiendo el nudo en mi garganta fortalecerse. Lloraría en cualquier momento.

-¿Por qué me tienes miedo? –insistió-. No te voy a lastimar. Vine para quedarme, pase lo que pase.

Apreté los dientes al escuchar sus palabras. Se me helo la sangre de las venas cuando el eco de mi cabeza las reprodujo de nuevo. Su presencia ya era bastante mala para mí, ¿pero que se quedara? Era suficiente como para hacerme enloquecer pronto.

Suspire audiblemente bajando el brazo con el que señalaba la salida.

-No te tengo miedo –dije-. Solo quiero que te vayas ya. No soporto tu presencia cuando hay demasiado peso sobre nuestro pasado. Solo vete y déjame en paz –me quebré al final. Pero logre aguantar las lágrimas.

-¿Eso es lo que realmente quieres?

Asentí.

-No se cumplirá ese deseo porque no lo quieres, ____, y lo sabes –de nuevo sus palabras sabias acerca de mi. Rodé los ojos-. Pero por ahora cumpliré –sonrió a medias-. Nos vemos.

Por fin dio el paso fuera del umbral de la casa y marcho hacia su Lamborghini Blanco estacionado galantemente frente a mi casa. A su lado, mi Audi R8 parecía una baratija. Joe rodeo el auto sin mirarme un solo segundo y cuando llego a la puerta del piloto, cerré la puerta de entrada. Me recosté sobre ella y las lagrimas comenzaron a bajar cuando escuche el ruido del auto al encenderse y marcharse. Mi corazón yacía roto sobre mi pecho sostenido únicamente por los nervios y las arterias. Y las lágrimas parecieron dejarme deshidratada. Llore toda la noche sintiéndome una idiota.

Y todo era culpa de Joe.

De nuevo.
MaleeJonas
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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 3 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:35 am

Capitulo 7:

Cuando me levante de la cama el próximo día, me sentía estúpidamente cansada. Sentía los ojos picosos y los labios resecos. Y cuando me mire en el espejo del baño note que me veía horrible para ir a trabajar. No le tome mucha importancia a mi apariencia ya que realmente no me importaba. Mi prioridad era cerrar las heridas reabiertas del corazón. Cuales, pensaba, jamás cerraría otra vez.

Hice café y me tome dos tazas de él mientras miraba a la nada y pensaba en Joe. Ese maldito bastardo que había vuelto a aparecer en mi vida para hacerme más daño. Quería ahorcarlo o mandarlo lejos de mi vida para siempre y que jamás volviera a aparecerse, pero no podía hacer eso. No, sin consecuencias. Estoy aquí para quedarme, había dicho el. Frase que no me había gustado. También había dicho que estaba de vuelta en Coldwater por mí. Cosa que me gusto mucho menos. Por alguna extraña razón, pensaba que Joe estaba siendo demasiado dramático. El jamás había dicho algo tan directo -y romántico- hacia mi persona, además del te amo que había susurrado nuestra primera noche juntos.

Suspire apartando las imágenes que se congregaron en mi cabeza. No quería recordar.

Cuando termine con el café, lave la taza y la deje junto a la cafetera por si acaso necesitaba otra dosis de cafeína. Me encamine hacia el baño para darme una refrescante ducha y aliviar un poco la presión en mi cuerpo. La ducha duró más de lo que tenía previsto ya que me tomaba las cosas muy pasivamente. No estaba de ánimos para nada.

Cuando termine con mi aseo y me vestí y arregle, salí de la casa con muy poquitas ganas de enfrentarme a un grupo y darles clase. ¡Ni siquiera tenía ganas de ir! Subí al auto de malagana y conduje hacia la preparatoria para un día desastroso.

Sonreí forzadamente a los estudiantes que me sonreían mientras caminaba hacia el salón de clases. Adam no se había aparecido por ningún lado por lo que sospeche que no me había visualizado. Eso fue un alivio. No tenía manera de hablar con Adam sin quebrarme al menos un poco. Ese chico se parecía excesivamente a Joe, y eso era demasiado para mí. No quería a otro Joe cerca de mí.

Mi salón de clases estaba vacío, gracias a Dios. Deje mi bolso sobre el escritorio y me senté en mi respectivo asiento. Fije mi mirada en algún punto fijo del salón y eleve mis piernas sobre la esquina del escritorio. Los tacones rojos resaltaban contra la caoba. Suspire colocando mis antebrazos sobre el reposabrazos y junte las manos. ¿Joe había estado hablando en serio cuando dijo que se quedaría? ¿Cuándo dijo que había vuelto por mí? Era estúpido. Después de ocho años de miseria amorosa, él regresa para querer reconquistarme y hacer como si nada hubiera pasado.

¡Eso era mie*da!

Escuche el timbre que daba inicio a clases sonar. Refunfuñe algo inentendible. Poco a poco los estudiantes comenzaron a llenar el salón. Yo no acomode mi postura y tampoco los mire, pero ellos se mantuvieron en silencio como si los estuviera mirando con cara de asesino. Jugué con mis dedos hasta que el último estudiante entro en el salón cerrando la puerta detrás de él. Ni sombra de Adam. Fruncí el ceño girando la mirada hacia los estudiantes.

-Buenos días clase –dije. Mi voz sonó malhumorada-. Hoy, hagan lo que se les pegue la gana –ellos comenzaron a murmurar entre sí, algo que detuve con un golpe sobre mi escritorio-. Pero, si me molestan con esos murmullos o algún ruido, irán a detención, todos. ¿Trato hecho?

Escuche un coro de sí. Asentí con la cabeza antes de girar mi atención hacia mis manos. Este sería un día muy, muy largo. Después de todo, no estaba Adam para sacarme una sonrisa, y tampoco habría consuelo en dar clases cuando no tenía ganas de hacerlo. Terminaría discutiendo con algún estudiante o gritándole a la clase. No me desquitaría con los estudiantes porque un imbécil volvió a romper mi corazón. Debía desquitarme con el imbécil, ¿no?

La puerta del salón se abrió. Gire mi mirada hacia allá sin preocuparme de la visión que tendría el que entrara. Mi postura no era adecuada para una profesora y lo sabía. Pero no me importaba ni un poquito. Hasta que vi a Joe. Susurre un juramento antes de ver su sonrisa picara y su mirada sobre mis piernas. Las baje de inmediato del escritorio y me puse de pie.

-Llegas tarde, Adam –dije, girando mi atención hacia el chico que estaba a su lado.

-Lo siento, profe. Joe me atraso –golpeo sus nudillos sobre el brazo de Joe. Este rió e hizo lo mismo con Adam.

-Siéntate –ordene. Adam me miro confuso y obedeció sin más.

-Se puede ir, señor Jonas –le dije a Joe, señalando la puerta con mi dedo índice.

-De acuerdo –dio una cabeceada sin que su sonrisa se desvaneciera. Eso me enfureció aun más-. Adiós, chicos.

Después de sacudir su mano hacia ellos, salió del salón dándonos la espalda. A mí no me miro ni un segundo, cosa que agradecí completamente. Volví a mi escritorio sintiéndome terrible. Volver a ver a Joe después de la discusión de la tarde del día anterior me destrozaba. Me incline sobre el escritorio, reposando mis antebrazos sobre él y uniendo mis dedos. Fije mi mirada sobre mis manos unidas y suspire. ¿Por qué insistía en hacerme daño cada vez que aparecía? Ya había superado su abandono, su inmadurez. ¿Por qué regresaba a hacerme daño?

O tal vez era mi corazón roto el que no quería avanzar. Se debatía entre estar con Joe o superarlo. Era una decisión difícil dado que él solo quería a Joe, que yo volviera junto a Joe y llenar ese vacío. También estaba la lógica que me decía que no debía hacerlo, porque las segundas oportunidades no importaban, las personas jamás cambiaban. Pero, realmente no pensaba así. Más bien, pensaba que Joe había cambiado. Se veía diferente, física y sicológicamente. Aquel día que les había hablado a los chicos, se había expresado con sinceridad. Y era sinceridad pura. No había engaños a su alrededor. Lo sabía.

-¿Miss Hill? –llamo una chica, desviando mis pensamientos y mi mirada hacia ella.

-¿Si? –dije, reclinándome sobre el asiento.

-¿Se siente bien? Se ve pálida –dijo ella.

-Y a punto de echarse a llorar –escuche la voz de Adam-. ¿Segura de que no quiere irse a casa y comerse un envase de Nutella? Sería una buena opción para un corazón roto.

-No sabes de lo que hablas Adam –dije con amargura. Las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos-. Un corazón roto no se cura con chocolate. Se necesita más que azúcar o alguna droga para superarlo. Ustedes piensan que el chocolate servirá porque son adolescentes y no saben sobre esto. Pero cuando tengan un verdadero corazón roto, notaran la diferencia. Realmente lo harán.

Volví a recostarme sobre el escritorio y desvié la mirada hacia los demás estudiantes. Todos ellos estaban mirándome fijamente.

-No es fácil de superar y duele –dije. La voz se me estaba quebrando-. Duele muchísimo. Casi sientes como si el corazón se hubiera muerto o estuviera atravesado por una daga y luego dejado sangrando en tu pecho –una lágrima se resbalo por mi mejilla-. Es horrible -choque mi puno sobre mi pecho y mire directamente al frente.

El timbre de salida sonó. Ni siquiera me había dado cuenta de que ya era hora de salir. Pero ninguno de los estudiantes se movió del asiento. Todos tenían su mirada sobre mí.

-Lo siento –escuche la leve disculpa de Adam-. No sabía.

-No importa –desvié mi mirada hacia él y limpie la lágrima que había resbalado por mi mejilla-. Salgan de aquí antes de que lleguen tarde a su próxima clase.

-Quien quiera que sea ese idiota, se perdió de una linda chica, Miss Hill –dijo Ángela.

Asentí, esbozando una pequeñísima sonrisa.

La próxima clase paso igual, excepto por el pequeño desliz de mi pequeño discurso sobre corazones rotos. Todos los demás grupos supieron que no me sentía de ánimos para que me molestaran demasiado y si lo hacían, me enojaría. Parecía como si tuviera unas letras grandísimas en neón sobre la cabeza que decían NO MOLESTAR. Al menos, los estudiantes sabían eso.

Cuando llego la hora del almuerzo, deje mi bolso bajo llave en una gaveta del escritorio pensando salir del salón hacia el comedor con Alice. Los estudiantes se veían cruzando por el pasillo desde la puerta abierta mientras mi último grupo de la mañana salía por ella. Espere pacientemente a que cada uno de ellos saliera del salón antes de siquiera atreverme a meterme en su grupo de adolescentes violentos. Suspire cuando el último estudiante salió. Desvié la vista hacia los pupitres vacios y dos segundos después, escuche la puerta cerrarse y el clic cuando es cerrada con seguro. Gire mi mirada hacia allá.

-¿Qué demonios haces? –le pregunte a Joe-. No voy a hablar contigo.

-Escuche tu… discurso de la mañana cuando Adam te hablo –dijo caminando hacia mí. Su expresión estaba seria-. Lo siento. Lamento que te sientas así por mi culpa. Me siento fatal por dañarte otra vez. No es mi intención, en serio. Quiero…

Eleve mi mano mostrándole la palma para que se callara. El obedeció.

-No quiero escucharlo –dije-. Quiero que te vayas.

Me puse en pie y hale mi falda estilo lápiz negra. Tenía muchas de ese estilo para ir al trabajo. Acomode mi camisa de seda roja y camine hacia la puerta. No iba a soportar su presencia y mucho menos su discurso sobre lo mucho que le dolía lo que me hacía y lo que me había hecho. Cuando pase a su lado, paso un brazo por mi estomago, pegándome a él lo suficiente como para sentir sus músculos tensarse sobre mi espalda, por encima de mi camisa y la suya. El aparto el cabello que caía sobre mi cuello e inclino sus labios hacia el área expuesta. Deposito un beso allí haciéndome estremecer. Cerré los ojos y suprimí un gemido.

-Te ves hermosa –susurro-. No te enojes. No me temas. No te hare nada.

-No te temo, temo a que me rompas de nuevo –dije, sin pensar. Me lamentaría de esas palabras más tarde.

-No lo hare –dijo. Deposito otro beso sobre mi cuello-. Lo prometo.

-No prometas cosas que no cumplirás, Joe –pase mi mano sobre la de él que se posaba sobre mi costado, manteniéndome firme a él-. Ya lo hiciste una vez. No lo hagas otra vez.

-Esta vez, es en serio –elevo sus labios hacia mi mejilla-. Completamente en serio, mi amor. Estoy aquí por ti, y me quedare por ti.

-No te creo –dije, soltando a mi vez su mano de mi costado. Me aleje lo más posible de su cuerpo.

Vi la perplejidad en su rostro que rápidamente se transformo en una expresión de dolor. Agacho su mirada y suspiro. Se paso las manos por su cabello, alborotándolo. Volvió a suspirar levantando la mirada hacia mí.

-¿Qué debo hacer entonces? –pregunto, susurrante. Su voz estaba quebrada. Las barreras de confianza cayeron a sus pies, note-. No vivo sin ti, ____, te necesito. Me siento un zombi vagando por el mundo sin rumbo. Y todo porque no te tengo.

Mordí mi labio inferior reteniendo las lágrimas que se acumulaban peligrosamente en mis ojos. Lo mire fijamente con mi corazón latiendo fuertemente en mi pecho. Parpadee dos veces procesando aun sus palabras. ¿Qué debía hacer? ¡Qué sabia yo! Ya estaba demasiado conflictiva con todo lo demás. No necesitaba más.

-Tú me perdiste, Joe. Igual que yo te perdí el día que te marchaste –agarre una bocanada de aire cuando dos lágrimas se escaparon de mis ojos, seguidas de más-. No quiero volver a estar tan lastimada como aquella vez. No, si vuelves a irte sin avisar. No, si vuelves a ser tan patán de decirme te amo y al otro día desaparecer.

El hizo una mueca con el recuerdo. Cruce mis brazos sobre mi misma mientras lo miraba.

-Eso fue muy estúpido de mi parte, lo admito –dio un lento paso hacia mi-. No debí de hacerlo.

-¿Cuál de las dos? –Mi corazón se quebró aun más-. ¿Decirme te amo o marcharte?
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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 3 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:38 am

Capitulo 8:

-No me arrepiento de haberte dicho te amo, ____ porque lo sentía… porque lo siento –él se acerco lo suficiente a mí como para tomar mi mano entre la suya y llevarla hacia el lado izquierdo de su pecho-. El late por ti desde el primer día. Te necesita otra vez. Necesita amor, tu amor.

Todas mis barreras cayeron. Todo lo que sostenía el que no debía creerle, se desvaneció al ver su expresión de dolor, al ver sus ojos vidriosos a punto de soltar las lagrimas. Joe decía la verdad, el no me mentía acerca de nada. Sentí la sacudida en mi corazón con tanta fuerza que sonreí. Por primera vez, en todo el día había sonreído sin forzarla. Había sonreído del corazón.

Eleve mi otra mano hacia su mejilla y limpie una lágrima prófuga. La mano que sostenía la mía sobre su pecho se apretó un poco. Me incline un poco hacia arriba. A pesar de mis tacones, Joe seguía rebasándome en estatura. Pase, por su nuca, la mano que tenía en su mejilla e hice que su cabeza se agachara un poco hacia la mía. Apoyo sus labios sobre los míos y con eso, la pared de hielo que nos mantenía alejados, desapareció. El soltó la mano que mantenía atrapada mi mano derecha, y pasó su largo y fuerte brazo por mi espalda baja pegándome a su cuerpo. El profundizo el beso, introduciendo su lengua dentro de mi boca, haciéndome desear más del beso. Acaricio cada espacio de mi boca con hambre, como si hubiera sido la primera vez. Yo sentí lo mismo. Nos besamos con fiereza, buscando más y más uno del otro.

El dio un paso hacia delante, y otro, y otro, hasta que mi trasero choco con un costado del escritorio. Joe levanto mi pierna haciendo que la falda se subiera. La apoyo contra su cadera, subiéndome al escritorio también. Ya sentía la fría superficie de la madera en mis muslos y trasero. Joe se posiciono entre mis piernas haciendo aun mas intima la conexión. Bajo sus manos hasta ponerlas a cada lado mi cadera y rompió el beso.

Jadeantes, nos miramos a los ojos del otro. Mi corazón salto al ver en sus ojos ese brillo que se encendía cuando estaba junto a mí. Sonreí, apoyando mis manos sobre sus hombros. El acaricio mis muslos con sus callosas manos, que se sentían como rasposa tentación sobre mi piel.

-¿Y ahora qué? –susurro él-. ¿Me quieres otra vez?

Me reí.

-No estoy segura de esto, Joe. No estoy segura de nada –suspire-. Hablemos de esto en otro momento, y lugar –añadí echándole un vistazo a nuestro alrededor.

El sonrió con su sexy sonrisa. Reprimí un suspiro.

-Seguro –dijo, aun acariciando mis muslos. Agacho la mirada hacia allá y sonrió-. Me gusta tu braga.

Abrí los ojos como platos y mire hacia allá. Mi falda prácticamente estaba sobre mi cadera, dejando expuesta mi ropa interior de encaje roja. Me sonroje sin saber realmente porque. No era la primera vez que Joe me había visto así; pero hacía mucho tiempo ya.

-Debo salir, Joe –le dije-. Alice me espera en el comedor.

-Oh, sí –dio un paso atrás después de darme un beso rápido en los labios.

Baje del escritorio acomodando mi arrugada falda. Me asegure de que no tambalearía camino a la puerta, y me encamine a ella. Joe se mantuvo detrás de mí, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. No había dicho nada más sobre el asunto que lo había traído hasta mí, pero yo tampoco se lo recordé. Quería pensar tranquila, no más presión.

Mi mano giro el seguro de la puerta, destrabándola. Puse mi mano sobre el pomo dispuesta a abrir la puerta, pero Joe me detuvo.

-¿Cuándo hablaremos? –pregunto-. Necesito saber si esto va en serio.

-No lo sé, Joe –dije, con la mirada posada sobre la mano que él tenía sobre la mía-. Debo pensarlo.

-Puedo ir esta tarde a tu casa. Tengo el tiempo libre.

-¿Qué, si digo que no te quiero en mi casa de nuevo hasta que piense lo que quiero que pase entre nosotros? –Gire la cabeza y mi mejilla choco con sus labios-. Necesito tiempo.

-¿Quieres que vuelva contigo? ¿O quieres que me vaya para siempre? ¿Me amas tanto como yo a ti, que hasta duele? Solo piensa en las preguntas importantes. Olvida el pasado –dijo, rozando sus labios lentamente por mi mejilla. Su mano libre se posiciono a un lado de mi cadera.

-Eso es lo que no me deja perdonarte –susurre.

-El adolescente maduro. Ya sabe lo que quiere, y como. Y se asegurara de que las heridas de tu corazón sanen con amor –beso mi mejilla-. No te abandonare, ____. No de nuevo.

_*_

-¿Por qué esa cara? –pregunto Alice, mirándome expectante mientras caminábamos hacia el estacionamiento escolar.

Suspire. El estacionamiento estaba prácticamente vacío. Hacia una hora que se suponía que saldríamos de nuestro día laboral, pero el director nos había llamado para una reunión. Todos los profesores se unieron en la biblioteca a discutir él porque estábamos perdiendo los primeros días de que clase, y a exigir el porqué no habían comenzado las clases correctamente. Solo escuche hasta ahí; después, mi mente viajo hasta el encuentro con Joe en el salón. Aun no estaba segura de que si lo quería de vuelta en mi vida, o si solo quería que se fuera y superarlo al fin. Las preguntas que él me había hecho seguían dando vueltas en mi cabeza. Sí sabía lo que sentía por él, pero aun las heridas no cicatrizaban. Joe también había dicho que las curaría, pero aun estaba un poquito recelosa en ese aspecto. No quería entregarle mi corazón para que otra vez lo destrozara a su antojo. Aunque sus palabras fueran honestas, no creía del todo en ellas.

-Porque no puedo cambiarla, Alice –dije, contestando su pregunta suspendida en el aire.

Ella me dio una mirada interrogante y escéptica. Sonreí. Le dio la vuelta a su llavero entre sus dedos y sacudió la cabeza, negando.

-Sabes a lo que me refiero, ____. Hay algo que no me has contado.

Ella se posiciono frente a mí caminando de espaldas, mirándome a mí. Tenía una gran sonrisa sobre su rostro mientras hacía rodar el llavero en su dedo.

-¿Quién es? ¿Lo conozco? ¿Cómo se llama? –pregunto, llena de intriga. No sé como lo hace, pero siempre lograba leer mis pensamientos.

Sonreí, pero negué.

-Vas a caer si sigues caminando de espaldas con esos tacones –le advertí.

Ella se encogió de hombros, pero se acomodo a mi lado.

-Vamos, dime. Yo sé que hay alguien por ahí –canturreo, molestándome-. Dime, dime, dime.

-Estas peor que una niña pequeña, Alice –me queje, riendo.

-Mi amiga está saliendo con un hombre al fin. Tenemos que celebrarlo, ____ -dijo, como argumento.

Me reí.

-No salgo con nadie –puse los ojos en blanco.

-Pero al menos intentas comenzar una relación con alguien, lo sé –soltó un chillido excitado-. Quiero verlo tan pronto como se hagan novios. Necesito saber quién es. Me pone los pelos de punta saber que sales con alguien, y yo sin saber quién es. ¿Qué tal si es un narco? ¿O un jefe de ganga? ¿Qué, si es un bandolero?

Me reí enérgicamente con sus posibilidades. Me imagine a Joe así, y no pude parar de reír.

-¿Qué? ¿Es alguno de ellos? –pregunto, alarmada.

-No, pero es un rebelde –dije.

-¡Niña, sales con un rebelde! Eso no es bueno –hizo una pausa mirando hacia los autos de los que estábamos cada vez más cerca-. ¿Es sexy? Si es sexy, todo lo demás queda perdonado.

Sonreí.

-Es mucho más que sexy. Es ardiente, mucho más ardiente que el sol –dije. Lleve mi dedo hacia mi boca y toque mi lengua con él, y cerrando la mandíbula hice una mueca haciendo énfasis en lo que había dicho. Alice se rió.

-De acuerdo, ya tengo envidia –dijo entre risas-. Espero verlo, eh.

-Pronto, espero –suspire.


Llegue a casa poco después. Baje mis cosas y entre en la casa vacía con la misma rutina que los días anteriores. Con la diferencia de que esta vez me despoje de toda mi ropa en la habitación y no en la sala de estar. Joe había insistido en volver a hablar conmigo esa misma noche de modo que vendría a mi casa lo quisiese o no. Me cambie a uno shorts y una camiseta holgada. Recogí mi cabello en una coleta y me puse unas lindas sandalias. Después, salí y acomode bien todo lo que pudiese acomodar. No sé porque me sentía nerviosa, pero no podía evitarlo. Joe me ponía así.

Justo una media hora después, el timbre sonó. Di una vuelta sobre mi propio eje, de lo nerviosa que estaba, y me dirigí a abrir la puerta. Joe me sonrió desde el otro lado y elevo dos bolsas marrones.

-Traje comida china –dijo-. ¿Aun te gusta no?

-Me encanta –sonreí-. Gracias.

-Nada que agradecer, linda.

Me hice a un lado y deje que el pasara. Cerré la puerta después de ver como él le echaba un vistazo al lugar. Encontró la mesa del comedor sin que le diera instrucciones y dejo las dos bolsas marrones sobre esta. Camine hasta su lado y me incline sobre las bolsas.

-¿Sopa? –Arrugue la nariz-. ¿Qué hay del arroz y la deliciosa carne roja?

Joe se rió.

-Son fideos, ____ -me corrigió-. Y si, ordene una orden especial para ti. Sabía que no te conformarías con los fideos.

Sonreí mirándolo.

-Aun recuerdas los pequeños detalles –dije, enternecida por su gesto.

Él se encogió de hombros, restándole importancia. Me sonrió.

-No se borran si están adheridos a tu nombre, linda –dijo.

Agache la mirada mordiéndome el interior de mis mejillas para no pronunciar el “Aw”. Sentí las mejillas arder por el sonrojo que él había provocado. Era estúpido sonrojarme como quinceañera a mis veintiséis años, pero con Joe junto a mí, parecía quinceañera.

-Te ves hermosa sonrojada, ____ -desvió la mirada hacia las bolsas. Adivine que estaba sonriendo-. Debería intentar sonrojarte más a menudo.

Me reí.

Después de servirnos la comida, y comer, no nos dijimos nada al respecto de nuestra situación. Ni siquiera parecía como si no hubiera pasado nada entre nosotros antes de ayer. Todo era simplemente hermoso. Joe me hacia reír, y yo lo hacia sonreír, sacándole a su vez un comentario ingenioso. Hablamos de detalles en nuestras vidas, cosas sin relatividad, pero Joe parecía disfrutar de cada una de ellas.

Más tarde nos sentamos a ver la tele un rato. No sabía qué horas eran, pero tampoco importaba. Para mí, el tiempo estaba detenido; Joe y yo teníamos diecisiete otra vez, y la historia se repetía. Solo que esta vez, no había nada para detenernos. Ni padres, ni reglas, ni miedo a ser pillados por ellos.

Ya tenía miedo a lo que pasaría
.
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Mensaje por MaleeJonas Lun 08 Oct 2012, 10:39 am

Listo chicas!
Aqui su maraton!
Comenten y que lo disfruten
MaleeJonas
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Mensaje por Yhosdaly Lun 08 Oct 2012, 1:51 pm

MUERO! Siguelaa porfisss! Muero por saber que sigue!
Siguelaa piedad!
Me fascinaron los capiss *-*
SI-GUE-LA
Piedaddddd
Me encanta esta noveee!
SIGUELA!
Yhosdaly
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http://www.twitter/YhosdalyL

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Mensaje por Invitado Lun 08 Oct 2012, 5:02 pm

KJADSKANSKDNASKD OMJ YA ESTAN BIIEN LAS COSAS CON JOE :'D Knkaskdnkdj Looo Amooo Seguilaa Prontoo Porfis Me Encantóo el Maratón :D
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Mensaje por Invitado Mar 09 Oct 2012, 9:51 am

nueva lectora!!!! me encanta la nove y ya quiero que joe y la rayis hablen de su relacion

un saludo

ah! me llamo desiree pero puedes decirme deso!! ^^
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Mensaje por ElitzJb Mar 09 Oct 2012, 10:55 am

siguela me encanta
me dejas con las ganas de saber q mas pasara entre ellos
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por andreita Mar 09 Oct 2012, 3:45 pm

me encantoo el maratoN!!!!!!!!!!!!!1
sera que la rayis le da otra oportunidad??
waaa capi
andreita
andreita


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Mensaje por MaleeJonas Miér 10 Oct 2012, 12:09 pm

desijonas_jossi_19 escribió:nueva lectora!!!! me encanta la nove y ya quiero que joe y la rayis hablen de su relacion

un saludo

ah! me llamo desiree pero puedes decirme deso!! ^^

Un placer que te pases por la nove deso y bienvenida!!
No te preocupes por Joe y la rayis mas pronto de lo que piensas estaran juntos
Espero estes hasta el final de la nove
Y te aseguro no te arrepentiras de leerla
:D XOXO
MaleeJonas
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Mensaje por MaleeJonas Miér 10 Oct 2012, 12:14 pm

Helloooooo mis hermosaaas!
Ya estoy aqui para dejarles un nuevo cap baba
Que por cierto les va a encantar porque esta SUPER HOT :twisted:
Gracias a todas desde el fondo de mi corazón por leer la nove
Me emociono cada vez que veo a una nueva lectora!
LAS AMOOO MY GIRLS
XOXO
Disfruten su cap!
MaleeJonas
MaleeJonas


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Mensaje por MaleeJonas Miér 10 Oct 2012, 12:22 pm

Capitulo 9: Dedicado a todas mis lectoras pervers! :twisted:

Joe reía con la película de comedia que estaban pasando en la tele. Su risa era melodiosa, armoniosa, maravillosa. Quedaba hipnotizada con cada carcajada y cada sonrisa. Y la vista de su cuerpo era un fabuloso bono. Estaba estirado sobre el sofá, con las piernas apoyadas sobre la mesa de centro (estaba sin zapatillas). Joe parecía como si estuviera en su casa, cómodo y a gusto. Fabuloso.

Y yo realmente no estaba viendo la película. No, era más interesante ver a Joe moverse, respirar, parpadear y hacer todos esos gestos sexys con la boca. Cruce los brazos sobre mi pecho y las piernas en forma de mariposa. Me mantuve en silencio temblando internamente. Joe estaba allí, en mi casa a poca distancia de mi cuerpo. Y estábamos solos. Eso era lo que más miedo me daba. Si mis barreras se habían derrumbado en el salón de clases, ni me imaginaba lo que pasaría estando tan cerca de una cama.

-Pareces tensa, cariño –dijo él, apartando mi hilo de pensamientos. Coloco su brazo alrededor de mis hombros y me hizo pegarme a él-. ¿Por qué?

-Estoy bien –susurre.

-¿Pensaste en lo que hablamos? –su cabeza se movió hacia la mía; nuestras miradas encontrándose-. Yo estoy dispuesto a todo por reconquistarte.

Sonreí.

-No lo sé –suspire-. Aun tengo miedo de que te vayas y rompas mi corazón de nuevo. Que, esta vez te vayas para siempre. Que…

-Sssh –se acomodo en el asiento de modo que quedamos frente a frente. Agarro mi rostro entre sus manos y me miro fijamente-. Escúchame bien: estoy aquí para quedarme, ____. No voy a irme otra vez sin ti porque estos años sin ti fueron insoportables. Te extrañe demasiado. No quiero volver a vivir eso. Te amo, y te necesito.

Mi corazón dio un salto y se acelero con sus palabras. Mientras, mi cerebro se dedico a darle replay a las palabras de Joe. Te amo, y te necesito. Mis ojos se llenaron de lágrimas por la emoción de escucharlo. Lamí mis labios que de repente se sentían resecos.

-Joe… -comencé, en un susurro.

-Solo quiero una respuesta. ¿Me amas?

Lo pensé. La respuesta tenía que ser totalmente sincera. Del corazón. Debía pensarla porque si decía la respuesta incorrecta podría perderlo o tenerlo completamente de nuevo. Me sentía con demasiada presión. Joe me miraba fijamente, paciente por mi respuesta.

Una lagrima rodo por mi mejilla antes de que pudiera detenerla.

-Te amo, Joe –mi corazón hablo. Joe comenzó a esbozar una sonrisa-, pero… si vuelves a dejarme, te seguiré y te encontrare hasta darte tu lección, ¿entendido?

Él sonrió y se rió.

-No te hagas ilusiones, -dijo, inclinándose sobre mi-, no lograras darme mi lección, porque no voy a marcharme.

Unió sus labios con los míos en un beso lento, cálido. Poco a poco abriendo paso a su lengua dentro de mi boca. Acaricio cada rincón de mi boca con lentitud, como si fuera un nuevo manjar para él. Yo tampoco fue tímida, y sentí su calidez, su sabor. Solté mis piernas entrecruzadas y me puse a horcajadas sobre él. Eleve mis manos hacia su rostro al tiempo que Joe bajaba las suyas por mi cuerpo. El beso se torno más caliente conforme Joe acariciaba mis muslos. Subió sus manos un poco más y las coloco sobre mi trasero. Gemí sobre su boca cuando apretó un poco. Él rió por lo bajo, soltando mis labios. Bajo la mirada hacia mi cuerpo y sonrió. Sus traviesas manos subieron hasta el dobladillo de mi camiseta y comenzaron a subirla hasta sacarla por mi cabeza para después lanzarla al suelo.

Mire a Joe. Él tenía la mirada posada sobre mi pecho y las manos descendieron lentamente hasta mi cintura. Mojo sus labios con su lengua y trago. Su respiración se acelero con violencia. Baje las manos sobre su rostro y las coloque sobre sus hombros. Sonreí.

-¿Te gusta lo que ves? –pregunte.

-Me encanta –dijo él con la voz ronca por la lujuria-. Me dará un infarto.

Me reí, tirando mi cabeza hacia atrás. Joe pasó sus manos por mi espalda baja y se inclino hacia mi cuello expuesto. Lo acaricio con su nariz lentamente y luego comenzó a dejar un rastro de besos hasta el camino entre mis pechos. Acaricio, con su nariz, las copas de mi sostén sin moverlo de lugar. Beso cada copa haciéndome estremecer. Mis pezones sentían sus labios sobre las copas de tan erectos que estaban. Ansiaban su tacto, su caricia.

Gemí sintiendo como él subía sus manos por mi espalda hasta llegar al ajuste del sostén. Lo desabrocho y lo quito agarrando la parte final entre las dos copas del sostén. Lo lanzo al suelo, con lo que me reí, y luego fijo la vista sobre mi pecho. Esta vez, su rostro se deformo con deseo. También lo sentí entre mis piernas. Su deseo era enorme.

Joe inclino su cabeza sobre un pecho y lo acaricio con su tibia lengua, muy lentamente. Subí una mano hasta su cabello y lo aferre a mi pecho adorando el placer que me daba. Gemí y suspire varias veces, mientras él me brindaba un delirante placer. Cerré los ojos, tirando la cabeza hacia atrás dándole mas de mi, a Joe. Soltó mi pecho un poco después, y se inclino sobre el otro, dándole la misma atención, haciéndome gemir una vez más.

Solté un gemido en protesta cuando él se alejo de mi pecho, sonriente. Sentí su sonrisa sobre mi clavícula y poco a poco ascender por mi cuello.

-Eres aun más hermosa de cómo te recuerdo, nena –dijo-. No puedo creer que me haya perdido de esto por años.

Sonreí, sin decir ni una sola palabra. No había palabras para ese momento. Simplemente era perfecto como era sin yo estropearlo.

Baje mis manos de sus hombros y las deslice por su pecho, abdomen, hasta llegar a sus muslos. Estábamos tan pegados que sentía su gran bulto apretar aun mas los jeans. Cuando introduje las manos dentro de su camiseta, inconscientemente, roce el área. Joe gimió contra mi cuello, haciéndome estremecer de deseo. Subí la camiseta hasta lograr sacarla por su cabeza justo como él me había hecho. La lance al suelo tan pronto como se la quite. Mire hacia su pecho y sus abdominales tonificados. Los ejercicios y el gimnasio habían ayudado a mantenerlos presentes en su escultural cuerpo. Los acaricie con la yema de los dedos recordando la sensación de sentirlos bajo mis dedos. No se me había olvidado.

Joe único nuestros labios de nuevo en un beso lento y sensual. Se levanto del sofá sin previo aviso, y sin siquiera algún esfuerzo al levantarme con él. Me aferre a su nuca sin romper el beso, y enrolle las piernas alrededor de su cintura mientras el caminaba sin rumbo fijo por la casa. Sus manos se aferraron a mi trasero, haciéndome gemir contra su boca.

-¿Dónde está la habitación? –pregunto en voz baja, sobre mi boca.

-La primera a la derecha por el pasillo.

Él siguió directamente hacia allí. Yo gire la manija de la puerta y él la cerró. Me deposito sobre la cama con suavidad, antes de dirigir su atención a una prenda de ropa que estorbaba. Soltó el botón de mi short y bajo la cremallera. Poco después, el short estaba en el suelo junto a la braga roja. Estaba completamente desnuda frente a Joe. Frente a un hombre desde hacía mucho tiempo.

Joe esbozo una sonrisa sin despegar su mirada de mi entrepierna. Soltó su cinturón, el botón del jean, bajo la cremallera… para cuando me di cuenta, también estaba desnudo. Escuche el ruido de los zapatos al caer al suelo antes de que Joe se pusiera sobre mí en la cama. Elevo una pierna hasta ponerla sobre su cadera y me sonrió. Nuestras entrepiernas chocaron poco después. Ambos gemimos por la excitación aumentada.

-¿Protección? –Susurro en mi oído-. Yo no tengo.

-Yo tampoco tengo –susurre, cerrando los ojos, sintiéndome a punto de desfallecer por tanta excitación en las venas.

-¡Oh demonios! –Exclamo Joe-. Si no estoy dentro de ti en unos diez segundos, explotare. No soporto más esto.

Enrede mis dedos entre su cabello y lo jale hacia mi boca. Nos besamos salvajemente, con pasión, con desdén. Nos devoraríamos el uno al otro rápidamente. Mordí su labio inferior al tiempo que movía mis caderas hacia las de él. Gimió al sentir el choque.

-Solo hazlo –dije, necesitándolo.

-Pero…

-Lidiaremos con las consecuencias más tarde –dije, mirándolo a los ojos en la oscuridad de la habitación-. Solo hazlo.

Él obedeció. Metió una mano entre nosotros y agarro su miembro hasta posicionarlo en mi entrada. Me arquee con anticipación, colocando ambas piernas alrededor de su cadera. Una de sus manos se posiciono al lado de mi cintura, sobre el colchón. Su mirada estaba posada en el lugar donde nuestros cuerpos estaban a punto de unirse.

Poco después, nos unimos completamente.

Arquee la espalda, apretando mis puños sobre las sabanas y grite. Joe gruño con la voz ronca por la lujuria. Se inclino un poco sobre mi y beso mi pecho sin moverse mucho mas. Se mantuvo dentro sin movimiento, simplemente disfrutando el momento. Gemí y cerré los ojos, sintiéndome en el paraíso. Hacía ocho años que no tenía sexo, y justo volvía a tenerlo con el primer hombre en mi vida. Jamás pude hacerlo con otro. No me veía con nadie más que con Joe.

-Juro que ninguna fue tan especial como tú para mí –susurro-. Nunca, nadie, ocupo tu lugar en mi corazón, en mi cama –continuo-. Te amo, ____.

Solté las manos, que mantenía entre las sabanas, y acaricie su nuca, su cabello, sintiendo su calidez, su textura. Amaba su calor, su piel, su cabello… su todo. Él era simplemente perfecto. Siempre lo había sido, siempre lo seria. El único que complementaba mi corazón era el suyo, algún otro seria una usurpación.

Aguante la respiración, cuando Joe se estiro hacia arriba y su miembro se tenso dentro de mí. Él sonrió –lo vi-, y se inclino para besar mis labios. Coloco las manos a ambos lados de mi cadera, mientras me besaba y comenzó a moverse. Dentro, fuera, dentro, fuera, dentro, fuera… solté sus labios y comencé a gemir. Él ahogo sus gemidos besando mis pechos, mi pecho, mi mejilla, mi cuello… toda mi parte superior, para ser más exactos.

-Te amo, Joe –susurre entre gemidos.

Él volvió a estirarse hasta unir mis labios con los suyos. Me beso con fiereza, pasión y salvajez. Y yo le respondí gustosa. Aplaste sus mejillas con mis manos y lo pegue firmemente a mí. Mordí su labio inferior al sentir los espasmos del orgasmo. Continuamos el beso sin detenernos. Joe me levanto del colchón con su mano posada sobre mi espalda mientras aun estaba convulsionando por los espasmos post-orgasmo. Joe se corrió poco después que yo.

-¿Qué paso con tu fuerza de voluntad, eh? –pregunto un poco jadeante, bromeando cuando pose mi cabeza sobre su hombro.

-La rompiste –susurre-. No pude sostenerla cuando la habías hecho añicos tan pronto.

-No podías sostenerla por mucho tiempo cuando sabias que tu y yo no podíamos estar lejos mucho tiempo, ¿o no? –sentí su mano acariciar mi cabello lentamente-. Sabias, que terminaríamos así de una u otra forma.

Cerré los ojos y suspire. Él tenía razón; ambos lo sabíamos. Pose mi mano sobre su pecho y lo acaricie lentamente. Hice circulitos y roce el área con suavidad. Joe enredo sus brazos a mí alrededor y no me soltó. Nuestros cuerpos unidos parecían uno; éramos uno. Cualquiera se daría cuenta de eso. Todos lo sabían. Joe y yo éramos inseparables, el uno para el otro. Amor verdadero
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MaleeJonas
MaleeJonas


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