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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
OOOOOOOOOMJ *-* AMÉEEE EL CAPITULO *O* :twisted: :roll: :(L): LNASKDJNAKSJD MEEE ENCANTTAAA SEGUILAA PRONTOO :D
Invitado
Invitado
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
Yo morii, Lo juro! Por diosss que capi mas perfecto! *-* siguela piedad
Estuvieron juntos(baile de 20seg)
Siguelaa porfisss
Me fascina tu nove y mas como escribes!
SI------GUE------------LA
PorfisssSS
Estuvieron juntos(baile de 20seg)
Siguelaa porfisss
Me fascina tu nove y mas como escribes!
SI------GUE------------LA
PorfisssSS
Yhosdaly
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
que cap ya estan junticos
que cap ya estan junticos
andreita
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
awww!!! me encantó el momento desenfreno total jajaja
me gusta mucho como escribes y claro que estaré aquí hasta el final de la nove, te lo mereces!!! ^^
un saludo: desi =P
me gusta mucho como escribes y claro que estaré aquí hasta el final de la nove, te lo mereces!!! ^^
un saludo: desi =P
Invitado
Invitado
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
Mis niñas mil perdones, estos días estuve en un enredo con el horario y la inscripción para el nuevo semestre en la uni y no me dio tiempo de pasar por el foro aunque ya me inscribi surgio otro problema mas, asi que ahora estoy el doble de estresada!!! :caliente:
Pero no quiero dejarlas asi, por lo que les subire por lo menos un cap
Y aclarandole a deso y jhosdaly esta nove no es mia, es la adaptación de una nove que lei de una chica en otro foro, ojala tuviera ese don de escribir tan hermoso
En un momento les subire su cap!
Gracias por su apoyo
Entrar y leer sus comens sobre la nove me hacen sentirme mejor y olvidarme un poco del estres SON LAS MEJORES :oops:
Pero no quiero dejarlas asi, por lo que les subire por lo menos un cap
Y aclarandole a deso y jhosdaly esta nove no es mia, es la adaptación de una nove que lei de una chica en otro foro, ojala tuviera ese don de escribir tan hermoso
En un momento les subire su cap!
Gracias por su apoyo
Entrar y leer sus comens sobre la nove me hacen sentirme mejor y olvidarme un poco del estres SON LAS MEJORES :oops:
MaleeJonas
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
Ok mil gracias; lo hacemos. Porq nos encanta tu nove ! De verdad la amoo!
Siguela pero no la coloquen en "centrado" porque por el telefono no lo puedo leer! Porfisss
Siguelaaa la amooo!!!
Espero tu nove con ancias!
Siguela pero no la coloquen en "centrado" porque por el telefono no lo puedo leer! Porfisss
Siguelaaa la amooo!!!
Espero tu nove con ancias!
Yhosdaly
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
JB&1D escribió:Nueva lectoraaaaa :D
Bienvenida nena :D :D :D
MaleeJonas
Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)
Capitulo 10:
Abrí los ojos al sentir la luz del sol posarse sobre ellos. Lentamente, se filtro por las cortinas de tela de la habitación y llego a mis ojos, molestándome. Me moví en la cama, buscando una buena manera para volver a quedarme dormida cuando me di cuenta de que Joe no estaba allí. Me incorpore bruscamente buscándolo con la mirada por la habitación. No estaba allí. Solté el aire, recostando mi cabeza de golpe contra la almohada. ¿Se habría ido poco después de que me hubiera quedado dormida? ¿Antes de despertarme? Eran las preguntas que rondaban mi cabeza. ¿Por qué? ¿Por qué se habría ido después de todo lo que había pasado la noche anterior?
Me trague las preguntas y me levante de la cama. Tropecé con unas zapatillas deportivas en el suelo e instantáneamente supe que Joe seguía en casa. Sonreí al darme cuenta de eso. Pero, ¿Dónde estaría?
Me puse un camisón y salí de la habitación. Cruce hacia el baño para atender mis necesidades. Lave mis dientes y la cara antes de salir. Arregle mi cabello también, después de verme en el espejo. Sonreí a mi reflejo recordando lo que había pasado con Joe la noche anterior.
El suelo se sentía frio bajo mis pies descalzos, y el aroma a tocino y huevo frito hizo mi estomago rugir. Camine directamente hasta la cocina donde encontré a Joe de espaldas a mí; frente a la estufa. Me recosté sobre el mostrador después de sentarme en una de las dos sillas frente a él y observe moverse los músculos de la espalda desnuda de Joe. Volví a sonreír.
-Huele delicioso, chef –dije en un suspiro.
Joe se giro para y sonrió. Dejo un momento la estufa y camino hacia el mostrador. Se inclino sobre él y me beso en los labios.
-Buenos días, bella durmiente. ¿Quieres comer esto o daño tu figura?
-Dañas mi figura –hice una mueca, pero después sonreí-. No importa. Terminaría comiéndolo de todos modos. Mi figura jamás ha sido mi prioridad.
-Lo sé –soltó una pequeña risa.
-Además, también quiero saber que tal cocinas.
-Delicioso.
Me guiño, sonriendo y se giro quedando de espaldas a mí de nuevo. Dio un paso hacia la estufa y continúo friendo el tocino.
-Seguro –solté una pequeña risa-. ¿Dónde aprendiste? Tú jamás fuiste de los que le gustara la cocina.
Volví a reír recordando los viejos tiempos. Joe siempre se mostraba indignado o escéptico cada vez que le mencionabas la posibilidad de aprender –o hacer-, algo de tareas domesticas. Según él, eso era tarea femenina. Siempre me decía que cuando nos casáramos, yo haría todo por él. Joe siempre pensaba que hacer algo con nuestras vidas, permanecer siempre juntos porque nos amábamos. Pero el tuvo que marcharse y romper todas nuestras ilusiones de estar juntos.
Sacudí la melancolía y sonreí.
-Tuve que aprender –dijo con un pequeño suspiro. Agarro un plato sobre el mostrador al lado de la estufa y volteo el sartén sobre el-. Soy el chef oficial en cada gira con los chicos, ya que soy el único que sabe cocinar.
Se giro hacia mí con una sonrisa y deposito frente a mí el plato. Note que en él estaba servido, tocino, huevos revueltos con unos trozos de jamón y dos fresas por el lado. Comencé a sospechar que Joe si cocinaba delicioso, porque se veía así.
-Gracias –sonreí.
-¿Qué quieres para tomar? –Pregunto, entregándome un tenedor-.
-Lo que quieras servirme, amor.
El sonrió con la mención. Camino hacia el refrigerador y lo abrió mientras yo pinchaba un pedazo de tocino con el tenedor y me lo llevaba a la boca. Con el primer bocado supe que Joe si sabia cocinar. Estaba de-li-cio-so.
Joe nos sirvió Coca-Cola a ambos justo antes de sentarse a mi lado en el mostrador con el plato de comida frente a él. Me pregunto mi opinión sobre la comida, y ni respondí. No podía hablar. La comida estaba deliciosa con todas las letras y lo único que podía hacer era deleitarme con cada bocado. Lo comí todo de –literalmente-, un bocado. Joe me miro sonriendo mientras masticaba pasivamente cada trozo. Se notaba divertido.
Cuando terminamos de desayunar, Joe recogió ambos platos y los dejo en el lavaplatos. Recostó su trasero sobre él y tomo un poco del vaso con Coca-Cola que tenía en su mano. Cruzo los pies uno sobre el otro y me miro desde su posición. Le sonreí.
Dejo el vaso de Coca-Cola sobre en el lavaplatos junto a los platos antes de volver a sentarse junto a mí. Nos colocamos de manera que estábamos el uno frente al otro. Joe se inclino a besar mis labios colocando sus manos sobre mis muslos, levantando levemente la camiseta.
-Me encantaría quedarme aquí todo el día contigo –dijo sobre mis labios. Me asuste un poquito y abrí mis ojos. ¿De qué hablaba?-. Pero, debes irte a trabajar pronto.
Oh, demonios. Había olvidado por completo que era día de semana. La escuela. Abrí los ojos de par en par y mostré una expresión que de seguro se vio graciosa porque Joe se rió. Yo le tome poca importancia a eso y me levante de la silla. Corrí hacia el baño con prisa. Estaba tarde de seguro. Llegaría tarde y todavía era la primera semana de clases. El director me regañaría de seguro.
Me di una ducha rápida, me seque y enrolle la toalla en mi cuerpo antes de salir del baño. Joe no estaba en la cocina y tampoco escuche el televisor encendido. ¿Dónde se habría metido? Me encogí de hombros y entre en la habitación. Joe estaba tendido en la cama con su camiseta puesta y sus zapatillas en sus pies. Me hubiera gustado estar vestida tan rápidamente.
Suspire pasando a su lado. El movió su cabeza para mirarme y sonrió sin decir nada. Me puse la ropa interior a la carrera y luego busque una de mis famosos conjuntos de ejecutiva. Una camisa blanca y una falda negra. Busque los tacones por el armario y me los puse caminando de vuelta hacia la cómoda. Cerré el cajón que había dejado abierto al sacar la ropa interior y comencé a arreglar mi cabello. Me hice una coleta alta con varios mechones de cabello cayendo a mí alrededor. Me maquille un poco y me puse unos pendientes y un reloj sencillo de plata en mi muñeca izquierda. Cuando me gire para ir en busca de mis accesorios, Joe tenía mi bolso y mis cosas en sus brazos.
Le sonreí.
-Gracias –estire mi cuello para darle un beso en los labios.
-Vamos, estas tarde –dio una palmada en mi trasero haciéndome reír.
Salí de la habitación con él pisándome los talones. Hice un recuento en mi cabeza acerca de lo que me faltaba. Lo hice una y otra vez, y no faltaba nada. Agarre las llaves de mi auto y el móvil. Salí de la casa después de Joe porque tenía que cerrarla con llave. Él bajo los escalones con gracia y camino hacia su auto. Yo hice lo propio, pero hacia el mío. Joe me lanzo un beso en el aire antes de subirse a su auto y arrancar. Hice una mueca al verlo marchar. No sabía si el volvería o si simplemente todo lo que había pasado la noche anterior era por diversión. Solo esperaba que él no pensara en nosotros como algo pasajero. Yo si quería algo serio.
Suspire y subí a mi auto. Sería un día largo. Largo.
_*_
Alice rió con fuerza al escuchar un chiste de Adam. Él nos estaba acompañando a nuestros autos al salir de la escuela ya que a él todavía no lo habían ido a recoger. Adam nos hablaba, reía y le contaba chistes malos a Alice. Ella reía de cualquier manera. Con solo la presencia de Adam, cualquiera reiría. No importaba si era un chiste malo.
-Entonces, -dijo Alice, recobrando el aire. Miro a Adam con una sonrisa y una mano en el pecho-, ¿Quién te viene a recoger, chico? Ya es tarde.
-No lo sé –se encogió de hombros-. Mis padres no pueden venir por mí. No hoy. Supuestamente mandaría a alguien por mí. Tal vez mi tío. Pero no veo a nadie.
-¿Qué, si te llevo?
Mire a Alice como si estuviera loca. ¿Por qué se atrevía a llevar la responsabilidad de dejar a un estudiante en su casa? Era como querer suicidarse… okey, no tan extremo, pero algo si era verdad: no era muy buena idea. Ella no me miro de todas formas, su mirada estaba posada en Adam.
-No lo creo, Miss Anderson –dijo Adam con amabilidad-. Estoy bien. Gracias de todos modos –sonrió.
-Bien –Alice se encogió de hombros-. Solo quería ayudar.
-Lo sé, señorita, pero estoy bien –su sonrisa no se borro ni un momento. Adoraba a ese chico.
-¡Hey, Adam!
Todos volteamos a ver en la dirección que venía la voz. Un Lamborguini blanco se había acercado a nosotros y dentro había una cara que conocía muy bien. Joe sonreía desde el asiento del piloto.
-Oh, hola Joe –dijo Adam con vacilación-. ¿Tú vienes a recogerme?
-Sip –dijo Joe con entusiasmo-. Súbete, tengo que dejarte en tu casa.
-¡Hola Joe! –Escuche la voz de Alice a mi lado-. ¿Son parientes, tú y Adam? –pregunto exactamente lo que quería saber.
-Si, el es mi sobrino.
-Por muy mala suerte –dijo Adam en voz aburrida.
-Cállate, eh. No muy frecuente vienen a recogerte en un Lamborguini, idiota –vi cuando Joe le golpeo la cabeza en broma cuando Adam se subió al asiento del copiloto.
Sentí la mirada de Joe sobre mí mientras yo lo veía en silencio. Él sonrió, pero yo no lo hice. ¿Adam y Joe, parientes? No creía que fueran solamente eso. Parecían más… padre e hijo. Aunque doliera, lo creía. ¿Cómo podía ser que sobrino y tío se parecían tanto, en tantos aspectos? Además, Adam era el segundo nombre de Joe.
Mi cabeza quería explotar, cuando escuche la voz del director cerca. Aparte la mirada de Joe escuchando la voz lejana de Alice dirigiéndose a él. Víctor se acerco a nosotros con una cara no muy feliz. Yo si sonreí al verlo.
-Tú y yo tenemos que hablar, Raquelle –dijo serio.
Yo asentí sin decir ni pio. Nos alejamos un poco del auto; lo suficiente para hablar sin interrumpir la otra conversación.
-¿Con quién Alice habla? –pregunto, frunciendo el ceño en dirección a ella.
Me gire a ver. Ella estaba apoyada libremente contra la puerta del Lamborguini. Sus antebrazos sobre la puerta, mostrando su escote hacia dentro de la ventana (a donde seguramente Joe estaba viendo) y su trasero elevado de acuerdo a la posición agachada de su cuerpo. Me reí al verla tan entusiasta hablando con Joe y Adam.
Volví a girarme hacia Víctor con una sonrisa en los labios.
-Un estudiante y su tío –dije pasándolo-. ¿Qué necesita?
-En esa posición no pareciera que esta simplemente hablando –despego la mirada hacia mí. Su cara siempre parecía enojada de alguna manera. Debería sonreír más-. Sabes que no me gustan las tardanzas, y tú tuviste la primera en la primera semana de clases. ¿Qué paso?
Entrometido, pensé. Sin embargo, no lo dije en voz alta. Mordí el interior de mis mejillas para pensar algo lógico de lo que había pasado. No podía contarle exactamente lo que había pasado. Nadie parecía recordar a Joe por alguna razón que yo desconocía. No porque no se pareciera. No, porque él seguía igual… solo más ardiente, pero solo eso. Nada en su rostro o en su personalidad había cambiado. Ese era Joe Jonas, no había otro.
-Anoche… -piensa rápido, me dije-. Anoche me quede haciendo los planes para comenzar las clases pronto. Usted sabe, que les daré a los estudiantes, con que material comenzare, que daré específicamente… y todo me costó trabajo. Me quede dormida un poco más de lo necesario para llegar temprano y pues –me encogí de hombros.
Él entrecerró los ojos pensando en si creerme o no. Note en su mirada que no se tragaba del todo lo que había dicho. No importaba. Como quiera no le diría lo que realmente había hecho porque eso no le incumbía.
-Esos planes deberías hacerlos los fines de semana y no pasaría esto, Raquelle –dijo-. No se pueden mantener a los estudiantes fuera de los salones en horarios de clases. Eso daña la reputación de la escuela, y lo sabes.
Asentí.
-No volverá a pasar, Víctor –dije con una sonrisa.
-¿Pasa algo? –pregunto Joe detrás de nosotros.
Víctor miro detrás de mí, hacia él. Su ceño se disolvió en un segundo. Me miro a mí de nuevo y volvió la vista a Joe. Ninguno dijo nada, y yo no me gire a ver en dirección a Joe. Víctor simplemente nos miro a ambos como si estuviera viendo un partido de tenis. Yo me puse nerviosa con eso. ¿Qué nos veía tanto?
-No pasa nada. Tranquilo –le dijo a Joe.
-De acuerdo.
-Hablamos después –me dijo Víctor antes de dar media vuelta e irse.
Me trague las preguntas y me levante de la cama. Tropecé con unas zapatillas deportivas en el suelo e instantáneamente supe que Joe seguía en casa. Sonreí al darme cuenta de eso. Pero, ¿Dónde estaría?
Me puse un camisón y salí de la habitación. Cruce hacia el baño para atender mis necesidades. Lave mis dientes y la cara antes de salir. Arregle mi cabello también, después de verme en el espejo. Sonreí a mi reflejo recordando lo que había pasado con Joe la noche anterior.
El suelo se sentía frio bajo mis pies descalzos, y el aroma a tocino y huevo frito hizo mi estomago rugir. Camine directamente hasta la cocina donde encontré a Joe de espaldas a mí; frente a la estufa. Me recosté sobre el mostrador después de sentarme en una de las dos sillas frente a él y observe moverse los músculos de la espalda desnuda de Joe. Volví a sonreír.
-Huele delicioso, chef –dije en un suspiro.
Joe se giro para y sonrió. Dejo un momento la estufa y camino hacia el mostrador. Se inclino sobre él y me beso en los labios.
-Buenos días, bella durmiente. ¿Quieres comer esto o daño tu figura?
-Dañas mi figura –hice una mueca, pero después sonreí-. No importa. Terminaría comiéndolo de todos modos. Mi figura jamás ha sido mi prioridad.
-Lo sé –soltó una pequeña risa.
-Además, también quiero saber que tal cocinas.
-Delicioso.
Me guiño, sonriendo y se giro quedando de espaldas a mí de nuevo. Dio un paso hacia la estufa y continúo friendo el tocino.
-Seguro –solté una pequeña risa-. ¿Dónde aprendiste? Tú jamás fuiste de los que le gustara la cocina.
Volví a reír recordando los viejos tiempos. Joe siempre se mostraba indignado o escéptico cada vez que le mencionabas la posibilidad de aprender –o hacer-, algo de tareas domesticas. Según él, eso era tarea femenina. Siempre me decía que cuando nos casáramos, yo haría todo por él. Joe siempre pensaba que hacer algo con nuestras vidas, permanecer siempre juntos porque nos amábamos. Pero el tuvo que marcharse y romper todas nuestras ilusiones de estar juntos.
Sacudí la melancolía y sonreí.
-Tuve que aprender –dijo con un pequeño suspiro. Agarro un plato sobre el mostrador al lado de la estufa y volteo el sartén sobre el-. Soy el chef oficial en cada gira con los chicos, ya que soy el único que sabe cocinar.
Se giro hacia mí con una sonrisa y deposito frente a mí el plato. Note que en él estaba servido, tocino, huevos revueltos con unos trozos de jamón y dos fresas por el lado. Comencé a sospechar que Joe si cocinaba delicioso, porque se veía así.
-Gracias –sonreí.
-¿Qué quieres para tomar? –Pregunto, entregándome un tenedor-.
-Lo que quieras servirme, amor.
El sonrió con la mención. Camino hacia el refrigerador y lo abrió mientras yo pinchaba un pedazo de tocino con el tenedor y me lo llevaba a la boca. Con el primer bocado supe que Joe si sabia cocinar. Estaba de-li-cio-so.
Joe nos sirvió Coca-Cola a ambos justo antes de sentarse a mi lado en el mostrador con el plato de comida frente a él. Me pregunto mi opinión sobre la comida, y ni respondí. No podía hablar. La comida estaba deliciosa con todas las letras y lo único que podía hacer era deleitarme con cada bocado. Lo comí todo de –literalmente-, un bocado. Joe me miro sonriendo mientras masticaba pasivamente cada trozo. Se notaba divertido.
Cuando terminamos de desayunar, Joe recogió ambos platos y los dejo en el lavaplatos. Recostó su trasero sobre él y tomo un poco del vaso con Coca-Cola que tenía en su mano. Cruzo los pies uno sobre el otro y me miro desde su posición. Le sonreí.
Dejo el vaso de Coca-Cola sobre en el lavaplatos junto a los platos antes de volver a sentarse junto a mí. Nos colocamos de manera que estábamos el uno frente al otro. Joe se inclino a besar mis labios colocando sus manos sobre mis muslos, levantando levemente la camiseta.
-Me encantaría quedarme aquí todo el día contigo –dijo sobre mis labios. Me asuste un poquito y abrí mis ojos. ¿De qué hablaba?-. Pero, debes irte a trabajar pronto.
Oh, demonios. Había olvidado por completo que era día de semana. La escuela. Abrí los ojos de par en par y mostré una expresión que de seguro se vio graciosa porque Joe se rió. Yo le tome poca importancia a eso y me levante de la silla. Corrí hacia el baño con prisa. Estaba tarde de seguro. Llegaría tarde y todavía era la primera semana de clases. El director me regañaría de seguro.
Me di una ducha rápida, me seque y enrolle la toalla en mi cuerpo antes de salir del baño. Joe no estaba en la cocina y tampoco escuche el televisor encendido. ¿Dónde se habría metido? Me encogí de hombros y entre en la habitación. Joe estaba tendido en la cama con su camiseta puesta y sus zapatillas en sus pies. Me hubiera gustado estar vestida tan rápidamente.
Suspire pasando a su lado. El movió su cabeza para mirarme y sonrió sin decir nada. Me puse la ropa interior a la carrera y luego busque una de mis famosos conjuntos de ejecutiva. Una camisa blanca y una falda negra. Busque los tacones por el armario y me los puse caminando de vuelta hacia la cómoda. Cerré el cajón que había dejado abierto al sacar la ropa interior y comencé a arreglar mi cabello. Me hice una coleta alta con varios mechones de cabello cayendo a mí alrededor. Me maquille un poco y me puse unos pendientes y un reloj sencillo de plata en mi muñeca izquierda. Cuando me gire para ir en busca de mis accesorios, Joe tenía mi bolso y mis cosas en sus brazos.
Le sonreí.
-Gracias –estire mi cuello para darle un beso en los labios.
-Vamos, estas tarde –dio una palmada en mi trasero haciéndome reír.
Salí de la habitación con él pisándome los talones. Hice un recuento en mi cabeza acerca de lo que me faltaba. Lo hice una y otra vez, y no faltaba nada. Agarre las llaves de mi auto y el móvil. Salí de la casa después de Joe porque tenía que cerrarla con llave. Él bajo los escalones con gracia y camino hacia su auto. Yo hice lo propio, pero hacia el mío. Joe me lanzo un beso en el aire antes de subirse a su auto y arrancar. Hice una mueca al verlo marchar. No sabía si el volvería o si simplemente todo lo que había pasado la noche anterior era por diversión. Solo esperaba que él no pensara en nosotros como algo pasajero. Yo si quería algo serio.
Suspire y subí a mi auto. Sería un día largo. Largo.
_*_
Alice rió con fuerza al escuchar un chiste de Adam. Él nos estaba acompañando a nuestros autos al salir de la escuela ya que a él todavía no lo habían ido a recoger. Adam nos hablaba, reía y le contaba chistes malos a Alice. Ella reía de cualquier manera. Con solo la presencia de Adam, cualquiera reiría. No importaba si era un chiste malo.
-Entonces, -dijo Alice, recobrando el aire. Miro a Adam con una sonrisa y una mano en el pecho-, ¿Quién te viene a recoger, chico? Ya es tarde.
-No lo sé –se encogió de hombros-. Mis padres no pueden venir por mí. No hoy. Supuestamente mandaría a alguien por mí. Tal vez mi tío. Pero no veo a nadie.
-¿Qué, si te llevo?
Mire a Alice como si estuviera loca. ¿Por qué se atrevía a llevar la responsabilidad de dejar a un estudiante en su casa? Era como querer suicidarse… okey, no tan extremo, pero algo si era verdad: no era muy buena idea. Ella no me miro de todas formas, su mirada estaba posada en Adam.
-No lo creo, Miss Anderson –dijo Adam con amabilidad-. Estoy bien. Gracias de todos modos –sonrió.
-Bien –Alice se encogió de hombros-. Solo quería ayudar.
-Lo sé, señorita, pero estoy bien –su sonrisa no se borro ni un momento. Adoraba a ese chico.
-¡Hey, Adam!
Todos volteamos a ver en la dirección que venía la voz. Un Lamborguini blanco se había acercado a nosotros y dentro había una cara que conocía muy bien. Joe sonreía desde el asiento del piloto.
-Oh, hola Joe –dijo Adam con vacilación-. ¿Tú vienes a recogerme?
-Sip –dijo Joe con entusiasmo-. Súbete, tengo que dejarte en tu casa.
-¡Hola Joe! –Escuche la voz de Alice a mi lado-. ¿Son parientes, tú y Adam? –pregunto exactamente lo que quería saber.
-Si, el es mi sobrino.
-Por muy mala suerte –dijo Adam en voz aburrida.
-Cállate, eh. No muy frecuente vienen a recogerte en un Lamborguini, idiota –vi cuando Joe le golpeo la cabeza en broma cuando Adam se subió al asiento del copiloto.
Sentí la mirada de Joe sobre mí mientras yo lo veía en silencio. Él sonrió, pero yo no lo hice. ¿Adam y Joe, parientes? No creía que fueran solamente eso. Parecían más… padre e hijo. Aunque doliera, lo creía. ¿Cómo podía ser que sobrino y tío se parecían tanto, en tantos aspectos? Además, Adam era el segundo nombre de Joe.
Mi cabeza quería explotar, cuando escuche la voz del director cerca. Aparte la mirada de Joe escuchando la voz lejana de Alice dirigiéndose a él. Víctor se acerco a nosotros con una cara no muy feliz. Yo si sonreí al verlo.
-Tú y yo tenemos que hablar, Raquelle –dijo serio.
Yo asentí sin decir ni pio. Nos alejamos un poco del auto; lo suficiente para hablar sin interrumpir la otra conversación.
-¿Con quién Alice habla? –pregunto, frunciendo el ceño en dirección a ella.
Me gire a ver. Ella estaba apoyada libremente contra la puerta del Lamborguini. Sus antebrazos sobre la puerta, mostrando su escote hacia dentro de la ventana (a donde seguramente Joe estaba viendo) y su trasero elevado de acuerdo a la posición agachada de su cuerpo. Me reí al verla tan entusiasta hablando con Joe y Adam.
Volví a girarme hacia Víctor con una sonrisa en los labios.
-Un estudiante y su tío –dije pasándolo-. ¿Qué necesita?
-En esa posición no pareciera que esta simplemente hablando –despego la mirada hacia mí. Su cara siempre parecía enojada de alguna manera. Debería sonreír más-. Sabes que no me gustan las tardanzas, y tú tuviste la primera en la primera semana de clases. ¿Qué paso?
Entrometido, pensé. Sin embargo, no lo dije en voz alta. Mordí el interior de mis mejillas para pensar algo lógico de lo que había pasado. No podía contarle exactamente lo que había pasado. Nadie parecía recordar a Joe por alguna razón que yo desconocía. No porque no se pareciera. No, porque él seguía igual… solo más ardiente, pero solo eso. Nada en su rostro o en su personalidad había cambiado. Ese era Joe Jonas, no había otro.
-Anoche… -piensa rápido, me dije-. Anoche me quede haciendo los planes para comenzar las clases pronto. Usted sabe, que les daré a los estudiantes, con que material comenzare, que daré específicamente… y todo me costó trabajo. Me quede dormida un poco más de lo necesario para llegar temprano y pues –me encogí de hombros.
Él entrecerró los ojos pensando en si creerme o no. Note en su mirada que no se tragaba del todo lo que había dicho. No importaba. Como quiera no le diría lo que realmente había hecho porque eso no le incumbía.
-Esos planes deberías hacerlos los fines de semana y no pasaría esto, Raquelle –dijo-. No se pueden mantener a los estudiantes fuera de los salones en horarios de clases. Eso daña la reputación de la escuela, y lo sabes.
Asentí.
-No volverá a pasar, Víctor –dije con una sonrisa.
-¿Pasa algo? –pregunto Joe detrás de nosotros.
Víctor miro detrás de mí, hacia él. Su ceño se disolvió en un segundo. Me miro a mí de nuevo y volvió la vista a Joe. Ninguno dijo nada, y yo no me gire a ver en dirección a Joe. Víctor simplemente nos miro a ambos como si estuviera viendo un partido de tenis. Yo me puse nerviosa con eso. ¿Qué nos veía tanto?
-No pasa nada. Tranquilo –le dijo a Joe.
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