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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por MaleeJonas Lun 19 Nov 2012, 6:47 am

Hola muchachas. Bueno no he podido subirles porque he estado ocupada con la uni, tengo demasiadas cosas que estudiar y no me queda tiempo de subirles, les pido que me entiendan y me tengan paciencia, puede que desaparezca mucho rato pero tarde o temprano les subire sus caps, no se preocupen no abandonare la nove. Ocurrrio un proble en el peaje y esta cerrado por lo que no dejan pasar y no podre ir a la uni hoy, tengo q estudiar pero aca les subo un mini maraton de 3 caps, espero lo disfruten y que entiendan mi situacion.
Capitulo 17:


Más tarde, nos encontramos en el John’s Bar, como le había dicho. Joe me sonrió a distancia mientras entonaba una hermosa melodía desde el escenario. Toda la fanaticada estaba frente a la tarima escuchando su melodiosa voz, sintiendo su presencia. Todas eran mujeres. Los hombres tenían otras actividades como jugar billar y póquer. Solo escuchaban la canción mientras se entretenían en sus juegos. Nada de algarabía como las mujeres, eso me hizo sonreír.

-Oh, Joe está tocando –dijo Alice caminando hacia la barra-. Ya sé porque te animaste a venir.

Sonreí.

-No podía perdérmelo, Alice –replique-. Lo sabes.

Ella sacudió la cabeza mientras se subía a un taburete frente a la barra. Me senté a su lado y pedí una botella de agua. Roddy no estaba atendiendo la barra esa noche, lo que era un milagro. Nadie me cuestiono si tomaba agua o ron. A nadie más le importo. Alice pidió un Vodka Martini. Adoraba ese trago, por lo que pude notar. Sonreí.

-Y, cuéntame que te paso en la mejilla –insistió.

Había estado toda la tarde preguntándome lo mismo. Desde que llego a casa y lo vio en su estado natural, ha estado preguntándome como me lo hice o quien me lo hizo. La evadí una y otra vez, pero me di cuenta de que no la evitaría mucho tiempo más. Suspire.

-Me enfrente a Denise –solté.

Alice casi se atraganta con su bebida. Dejo el vaso con fuerza sobre la barra y me miro con los ojos como platos.

-¿Qué? –Exclamo, atrayendo miradas-. ¿Te enfrentaste a la bruja del oeste y saliste con vida? –Se llevo la mano a la boca ahogando una exclamación de sorpresa.

Me reí por tanto drama.

-Si, salí viva. Con un moretón, pero viva –volví a reírme.

-No puedo creerlo –dijo, sacándose la mano de la boca-. ¿Qué dijo Joe?

-Se enojo, naturalmente –mordí el labio-. Pero lo dejo pasar. No iba a desquitarse con ninguna de las dos –me encogí de hombros, dándole un sorbo a mi agua.

-Oh, Dios –se tomo su bebida de un solo trago. La mire con los ojos como platos-. No puedo creerlo. Denise… ¡uf! Pega fuerte –hizo una mueca y se giro hacia la barra para gritarle al bar tender por encima de la música.

Durante la media hora siguiente, me quede hablando con Alice mientras le daba pequeños sorbos al agua y escuchaba a la banda de Joe. Alice por su parte, estuvo todo el rato pidiendo un trago tras otro. Suspire recordando la advertencia de Joe. Pero ya no podía hacer nada, Alice no me lo permitiría a esas alturas. Ya estaba casi borracha. Se levanto poco después de beberse otro trago y saco a bailar a un tipo desconocido. La banda estaba tocando una canción muy movida en ese entonces y ellos se movían al compas de esta, pero un poco distantes el uno del otro. Agradecí por eso.

-¿Estás sola, linda dama?

Me tense. Era justamente la voz que no quería escuchar en toda la noche. Aunque era inevitable, John era el dueño del Bar y estaba todas las noches en el. Sin excepciones.

-Hola John –me gire a verlo con una sonrisa forzada en los labios.

-¿Alice no ha venido? –preguntó, tomando asiento en el taburete que Alice había ocupado un minuto antes-. Eso es raro.

-No, si ha venido –señalé la pista de baile-. Esta bailando.

-Oh, genial –sonrió, mirando un instante la pista, pero después de volviendo la mirada hacia mi-. ¿Necesitas algo, lindura? Estoy dispuesto a hacer lo que quieras, eh.

Rogué porque pasara algo inesperado y nos interrumpieran, pero nada es como en las películas. Nada oportuno ocurrió. Mier*a.

-No, no necesito nada John –dije firmemente, pero suavizándolo un poco con una sonrisa.

Él me sonrió coquetamente y me guiñó el ojo.

-Lo que sea linda –insistió.

Desvié la vista de él y mire a la barra. El bar tender comenzaba a mezclar una bebida con rapidez. Era diestro en lo que hacía. Se notaba a leguas. Y prefería admirar su trabajo que a aceptar las insinuaciones de John.

Su mano se poso sobre mi pierna, dándome una sensación de asco. Una sonrisa picara apareció en sus labios tan pronto como la mano comenzó a subir un poco más. Él se inclino un poco de modo que nuestros rostros se acercaron peligrosamente. Fruncí el ceño notando sus intenciones. ¡Demonios! Aparte su mano de un manotazo y lo mire con furia, apartándome de su rostro. ¿Cómo se atrevía?

-¿Pasa algo?

Me gire al escuchar la familiar voz a mi lado. Joe tenía fruncido el entrecejo y su mirada chispeaba. Ni siquiera me había dado cuenta de cuando se había detenido la música. John se levanto del taburete sin dejar ir su estúpida sonrisa. Hice una mueca.

-Nada –respondió John-. Pero te pago para tocar, Joe. Hazlo.

Joe puso mala cara y lo miró con furia mientras yo los miraba a ambos. ¡Ush! Joe estaba realmente enojado. Se había dado cuenta de lo que había pasado con John y eso lo enfureció mucho más de lo que quería pensar. Note, en su mirada, que quería estrangular a John. Pero se contuvo. Respiró profundo y asintió con la cabeza. Su mirada se posó en mí antes de girarse hacia el escenario. Le brinde una linda confianzuda sonrisa. Él me brindó su sonrisa sexy de medio lado y volvió al escenario.

-¿Están juntos? –preguntó John, mirándome con sospecha.

-Si –admití con firmeza.

-Joe solo volvió hace dos semanas –me recordó-. ¿Cómo es posible?

-Es cosa nuestra, John, si no te molesta.

-Claro –dice, levantando las manos en forma de inocencia-. Está bien. Entonces, me iré a dar un paseo por ahí. De nada me servirá estar contigo mientras –señalo hacia el escenario con la barbilla- señor gruñón nos este mirando de esa manera.

Después de que él se fue, me gire para ver a Joe. Tenía su mirada fija en mí. Continuaba cantando, pero su mirada no se apartaba de mí. Me encogí de hombros y me gire para no verlo. Me enojaría con solo sentir su mirada sobre la mía. A él no se le olvidaría tan pronto lo que acababa de pasar con John. Suspire tomando otro trago de mi botella.

-Hey, nena –escuche la voz ebria de Alice-. Troy quiere bailar.

Me gire hacia ella y vi que venía agarrada de manos con el tipo desconocido de hacía rato. Troy, escuche. Medía unos seis pies más o menos dejando a Alice verse muy bajita a su lado; tenía el pelo negro como el carbón hasta un poco más debajo de las orejas; y unos profundos ojos marrones. Le sonreí sin mostrar los dientes y acto seguido, mire a Alice. Levante las cejas buscando alguna aclaración.

-¿Y? –pregunte.

-Contigo –aclaró Troy.

Contuve la respiración un tanto confusa. Él sonrió. Vi por el rabillo del ojo que Alice se sentaba en el taburete a mi lado y pedía a gritos otro trago. Me quede mirando al chico fijamente. Él extendió la mano invitándome a agarrarla.

-¿En serio? –pregunte, vacilante.

-Si –agarro mi mano y soltó la botella sobre la barra antes de levantarme del taburete-. En serio.

Me jalo hasta la pista de baile donde él y Alice habían estado bailando anteriormente. Su mano mantenía firme la mía sin problemas. Yo me deje llevar por él. Nos detuvimos en medio de la pista. Él soltó mi mano y me sonrió antes de posar su mano en mi cintura y pegarme a él. Tragando saliva, pose mis manos sobre sus hombros. Joe cantaba una canción lenta, con pasión. Estaba muy consciente de ello. Y también de la mirada de Troy y donde sus manos se posaron. Dios.

-¿Y te llamas…? –preguntó en mi oído.

-_____ –murmure, sintiendo su aliento en mi cuello.

Estuve muy, pero que muy consciente de que luego tendría problemas con Joe, pero no podía evitar que Troy se acercara, que me asechara con tanta sensualidad. Me estaba enloqueciendo.

-¿La maestra de noveno grado, no? –Asentí con la cabeza-. Eres sexy.

Cerré los ojos. Me deje llevar por la música, por el cuerpo de Troy. Estaba muy –demasiado- consciente de cuan cerca estaban nuestros cuerpos; de cuanta tensión sexual se cerraba a nuestro alrededor sin darnos siquiera cuenta. Su perfume me estaba embriagando. Me estaba volviendo loca en serio.

Joe estaba frente a nosotros, cantando, y estaba segura de que nos estaba fulminando con la mirada. Fue como un balde de agua fría sobre la cabeza.

Me separe un poco de Troy, manteniendo la distancia que se supone que tendríamos desde el inicio. Lo mire a los ojos y sonreí tímidamente.

-Eras la novia de Joe Jonas en preparatoria ¿no? –asentí.

-¿Cómo sabes eso? –Fruncí el ceño-. ¿Te conozco de antes?

-No, pero yo si –sonrió volviendo a acercarse a mí-. Eran la pareja más famosa de la prepa. Perfecta, solía rumorearse por los pasillos –la sonrisa flaqueo un poco cuando su mirada se posó en mis labios-. Y eres aun más hermosa que antes. Mucho más hermosa.

-Troy Boston –susurre, al tiempo que se encendía una bombilla encima de mi cabeza-. Él del equipo de futbol –reflexione-. Si, te recuerdo. Un chico… atrayente –susurre.

Él volvió a pegar nuestros cuerpos.

-No para ti –murmuro en mi oído con desagrado-. Preferiste a Joe, siempre a él. Un maldito vago embustero que al final te rompió el corazón.

-¡Hey! –Exclame en su oído-. Joe no era vago.

-No hacía nada importante, que es lo mismo –replico-. ¿Qué es ahora? ¿Un traficante de drogas?

-Pregúntale –me separe para mirarlo a los ojos-. Esta cantando ahora mismo sobre el escenario.

Troy me miro con sorpresa y acto seguido, giro su mirada hacia el escenario. Nos seguimos moviendo al ritmo de la música, pero Troy miraba a Joe. Yo no me atrevía a hacer lo mismo por miedo a enfrentarme a la mirada de Joe, pero reía por dentro al ver la sorpresa reflejada en la cara de Troy. No se esperaba eso.

-Vaya –murmuro, volviendo a pegarnos-. Ha vuelto. Los rumores son ciertos, entonces.

Me pregunte que rumores circulaban en el pueblo. No serian nada lindo considerando el tono de Troy. Respire profundo. Él rió contra mi oído.

-Sí, soy ciertos, gili*ollas. Ahora suelta a mi chica.

Me tense al escuchar la voz amenazadora de Joe a nuestro lado. La música se había detenido sin darnos cuenta. Troy me soltó lentamente con una sonrisa sarcástica en los labios. Su brazo, sin embargo, se mantuvo en mi cintura. Estaba aferrada con firmeza.

A Joe, quien estaba que echaba humo por los oídos, no le agrado el gesto de Troy. Sus ojos se entrecerraron y su mandíbula se tenso. Todo mi cuerpo se estremeció por la visión de su rostro. Demonios, esto se pondría feo.


Capitulo 18:


Antes de poder hablar y decirle algo tranquilizador a Joe, él ya se había lanzado sobre Troy. Vi como los puños volaban mientras se escuchaban gruñidos desde su posición en el suelo. Joe estaba sobre Troy mientras el segundo intentaba tener ventaja de su posición.

-¡Joe basta! –le grite, tratando de separarlos-. ¡En serio, detente!

No podía. Ellos eran demasiado fuertes. Además, era obvio que querían matarse. Levante la vista de los dos cuerpos pegándose violentamente buscando desesperadamente alguien que los separara en el círculo que se cerraba a nuestro alrededor. Nadie fue voluntario.

Joe y Troy rodaron por el suelo golpeándose aun más fuerte. Casi escuchaba el sonido de los huesos al quebrarse y ver la sangre brotar de sus cortadas. Demonios, tenía que detener esto. Corrí hacia ellos de nuevo con la falsa esperanza de que Joe parara. Troy al menos me escucharía… pero no en estos momentos, note.

-¡Joe! –Grite otra vez-. ¡Basta, basta! –lo hale por la camiseta, pero no logre nada.

Oh, vamos. Tenía que hacer algo. Volví a levantar la vista y vi a John acercándose con sus guardias. De otro lado, se acercaron los otros componentes de la banda de Joe. ¡Al fin!, exclame para mis adentros. Me aleje del camino de los hombres y entre todos los separaron al final. No, sin escuchar a Joe soltar palabrotas por todo lo alto. Su labio sangraba y su rostro estaba rojo por demás. Su camiseta estaba manchada con sangre. Además de que sus ojos estaban oscurecidos por la furia e ira. Se revolvía en los brazos de sus compañeros, Nick y Kevin, para soltarse. Aun quería pegarle a Troy hasta matarlo.

Troy, por su parte, se limito a las palabrotas y a una sonrisa sarcástica. Este, escupió sangre en el suelo antes de que se lo llevaran fuera del bar. Vi que ambos estaban en mal estado; Joe con un labio roto y Troy sangrando por la nariz, también. Ambos enojados y sangrantes. Por mi culpa.

Me acerque a Joe mientras aun se movía violentamente entre los brazos de Nick y Kevin. Me mordí el labio inferior, extendiendo lentamente las manos hacia su rostro. Sentía como si estuviera a punto de tocar a un cavernícola enojado recién descongelado. Joe no era así usualmente. Él era más pasivo, y sabia controlar la situación. ¿Sería por el hecho de que yo estuviera involucrara el que lo hiciera actuar de una manera bruta? Lo creía.

Logre colocar mis manos en sus mejillas y lo obligue a mirarme. Roce mi dedo pulgar por su labio superior sangrante intentando detener el sangrado. Joe respiro profundo y cerró los ojos. Aunque la respiración se mantenía agitada, Joe se vio más controlado.

-Te dije que te pagaba por tocar, Joe –intervino John-. No me gustan las peleas en mi bar.

-¡Ese hijo de pu*a estaba con mi novia! –Grito Joe, alterándose otra vez-. Es su culpa, no mía.

-Podías arreglar las cosas con palabras, niño. ¿Qué, ahora todo tiene que ser a los puños? Son todos unos imbéciles –me gire a verlo, soltando el rostro de Joe. Me mordí el labio inferior para no comenzar a replicar y protestar. No serviría de mucho.

-Sáquenlo de aquí –le ordeno John a los chicos que aun sostenían a Joe-. Si han terminado de tocar, se pueden largar. No quiero otra escena.

-¡Suéltenme, maldita sea! –soltó Joe, soltándose bruscamente del agarre de los chicos. Soltó una y mil palabrotas, mientras se dirigía a la puerta. Gracias a Dios, a Troy lo habían sacado por la parte trasera del lugar.

Mire a John, luego a Nick y Kevin, y por ultimo nuestro público. Había mucha gente mirando lo que ocurría. Eso simplemente no me gusto. Suspire antes de echarme a correr detrás de Joe. Estaba hecho un mar de furia dando vueltas como un gato enjaulado, soltando palabrotas y dando manotazos al aire. Casi me dio risa su enojo. Pero no me permití reírme, Joe se enojaría aun más.

-Joe –lo llame, acercándome.

-¿Qué quieres? –Se giro a verme con una expresión de rabia-. ¿Por qué no te vas con Troy? De seguro se estará preguntando porque no estás con él y le das un beso al fin y al cabo. ¡Maldita sea!

Soltó un gruñido y me dio la espalda revolviéndose el pelo con desesperación. Me estaba dando miedo su estado. Se veía demasiado violento. Demasiado descontrolado.

-Joe –lo intente de nuevo-. No es lo que piensas.

-¿Y qué demonios es? –se volvió a mirarme-. ¡Te vi! Te vi allí en la pista pegada a él como un chicle. ¿Te olvidaste de mi presencia? ¿Te olvidaste de mí?

-No –suspire-. Jamás pasaría. Solo bailábamos.

-¡Te estaba tocando el cu*o! –dijo. Soltó otro gruñido desesperado-. ¿Y que hacías tu? ¡Nada!

-Eso no es cierto –fruncí el entrecejo-. Joe, estas exagerando las cosas.

-¡Me vale ver*a! Déjame en paz –respiro hondo-. Lárgate de mi vista, ahora.

-Pero déjame explicarte, Joe…

-¡No! –Grito-. Te quiero lejos. Muy lejos, ¿entiendes?

Dio un paso al frente y yo retrocedí. Tenía miedo a la expresión en su rostro, a sus palabras, a sus manos. Todos sus movimientos me asustaban. Y aunque quería hablarle, quería que se mantuviera lo más alejado posible de mi, hasta que se calmara, al menos.

-No te quiero hacer daño –en un tono más bajo que el anterior-. Lárgate de mi vista antes de que haga algo de lo que me arrepentiré. ¡Vete!

Obedecí. Me di la vuelta y corrí hacia dentro del bar otra vez. Busque a Alice con la mirada desesperadamente. Quería llegar a casa y dejar que toda la conmoción se disipara. Sabía que me echaría a llorar tan pronto como todo el shock desapareciera.

Para mi mala suerte, me tope con John.

-¿Estás bien, ____? –pregunto, extendiendo una mano hacia mi cuerpo con intención de tocarlo. Me aparte.

-Sí, estoy bien –afirme, buscando a Alice con la mirada. ¿Dónde se había metido?-. ¿Has visto a Alice?

-No.

Estaba consciente que mientras más estiraba el cuello, mas John disfrutaba de la vista de mi pecho. Odie ponerme una blusa con escote. Lo mire, poniéndome seria.

-¿Dónde está Troy, entonces? –pregunte, reprimiendo un suspiro.

-Atrás, lejos de Joe –dijo, mirándome a los ojos-. Hablare con él –suspiro-. Nos vemos, ____.

Paso a mi lado encaminándose hacia el mismo lugar del que yo venía; Joe. Varias personas se quedaron viéndome mientras avanzaba a la parte trasera del bar. No le di importancia. Tan pronto como cruce la puerta trasera, vi a Alice tambaleándose mientras “coqueteaba” con un guardia. Troy, estaba en el suelo con la espalda apoyada en la pared y un pañuelo en la nariz. Este ya se estaba tornando rojo. Troy levanto la mirada y se encontró con la mía. Sonrió.

-Hey –saludo con muy pocas fuerzas-. Joe sigue pegando duro.

Reí nerviosamente.

-Si, supongo –me encogí de hombros-. ¿No te hizo nada más? ¿Algún daño que necesite hospital?

Él sacudió la cabeza. Sabía que un hombre no admitiría frente a una mujer que estaba herido de muerte y que necesitaba un hospital con urgencia. No, los haría ver vulnerables. Eso hería su orgullo y ego juntos. De modo, que no dije nada mas al respecto. Hombres.

-De verdad lamento el comportamiento Joe –sentí la necesidad de disculparme-. Él no es así. Es más pasivo y controlado, lo juro.

-Si, lo sé –era una respuesta que no esperaba-. Es simplemente un instinto de posesión. Tú eres de su propiedad y yo estaba allanándola –soltó una risa sarcástica-. Me lo merecía, ____. No tienes porque disculparte.

No lo contradije ni lo apoye. Me quede en silencio, mirándolo. Aparto el pañuelo de su rostro, haciéndome ver su nariz roja y un poco torcida. Estupendo, Joe le había torcido la nariz. Simplemente estupendo. Me lleve las manos a la boca.

-En serio lo siento, Troy –las lagrimas me abordaron-. Lo siento.

-Hey, ya –sonrió-. No lo sientas, en serio, ____ -se levanto del suelo a duras penas y se acerco a mí, acariciando una de mis mejillas-. Estaré bien. Lo que me preocupa eres tú. ¿Qué paso con Joe?

-Esta gritando y diciendo cosas –dije, apartando la mirada-. Nada importante.

El coloco sus manos a ambos lados de mi rostro y me obligo a mirarlo. Me dio una sonrisa torcida, fijando sus lindos ojos marrones en los míos. Bien, descubriría que la situación con Joe no era nada sin importancia. Suspire.

-¿Nada importante? No lo parece. Estas a punto de echarte a llorar –puntualizo. Si, definitivamente se había dado cuenta.

-Estoy bien.

Aparte sus manos de mi rostro y di un paso atrás. Me sentía lo suficientemente molesta, deprimida y desilusionada conmigo y con Joe, como para que Troy añadiera mas carga al camión. Quería alejarme en el sueño profundo debajo de mis sabanas. Quería pensar que ese día no había ocurrido. Porque menudo día me había tocado. Primero Denise; después John; y ahora la situación con Troy y Joe. ¡Uf! ¿Qué vendría ahora? ¿Una discusión violenta con la ebria Alice?

-Bien, no te contradeciré –dijo, volviendo a colocar su pañuelo en la nariz que comenzaba a sangrar otra vez-. ¿Necesitas que alguien te lleve a casa? No creo que Alice pueda conducir –desviamos la vista hacia ella y asentimos con la cabeza. No conduciría.

-No, yo conduciré –asegure-. Me quedare con ella en casa y mañana ella podrá irse. Lo hemos hecho casi todos los viernes. Casi es una costumbre –sonreí.

Troy rió. Su risa era contagiosa, linda. Me reí con él.

-Genial –sonrió-. Entonces, deberías irte. Alice se caerá de borracha o vomitara pronto –hizo una mueca-. Llévatela.

-Sí, supongo –reí-. Nos vemos, entonces –me acerque a él y bese su mejilla-. Gracias… por el baile.

Él sonrió.

-Seguro. Deberíamos hacerlo otro día, ¿no?

Me reí.

-No. Podrías salir herido –sacudí la cabeza-. No.

-Estaré bien –se rió-. Joe terminara hecho papilla.

-Como hace un rato –me burle.

-Claro –bufo-. Casi lo hago papilla, ____. Lo sabes, eh. Soy rudo… pero tengo mi lado bondadoso y lo deje que descargara su ira -respiro profundo-. Siendo un chico pacifico.

Sonreí. Su actitud era diferente, cálida, simpática. Troy era especial. Un chico único, sin duda.

-Seguro –dije con sarcasmo-. Ya me voy.

-Claro –suspiro-. ¿Nos veremos pronto? Juro que me muero por volver a verte… aunque no te hayas ido aun –rió. Lo acompañe-. ¿Qué dices?

Me encogí de hombros.

-Tal vez –dije, sonriendo-. Sabes donde trabajo.

-Es cierto –hizo una mueca-. Me hare pasar por adolescente y te raptare. No será difícil.

Me reí.

-Estás loco.

-Es un efecto tuyo –me guiño-. Cuando estas alrededor, el 100% de los hombres se vuelve loco. En serio.

Sin quererlo, me ruborice. Lindo.


Capitulo 19:


Atravesé la puerta principal tambaleando. Venia prácticamente cargando a Alice bajo el brazo. Casi la arrastraba mientras ella hablaba incoherencias típicas en una persona ebria. Cerré la puerta de una patada detrás de mí y me encamine a la habitación de huéspedes que parecía tener el nombre de Alice cada vez que ella decidía terminar ebria bajo mi compañía. Mas no me quejaba; era mi amiga, era lo menos que podía hacer por ella.

-Troy es un chico lindo –dijo ella, cuando entramos en la habitación prácticamente bailando-. Deberías irte con él y dejar a Joe. Troy no te dará tantos problemas, ____.

Ella rió. Y la aguante justo a tiempo antes de que cayera de costado contra el suelo. Iba a ser una dura caída. La deposite en la cama con un suspiro de alivio. Su peso me estaba doblando la espalda, haciéndola doler. De verdad estaba aliviada de quitar su peso de mí. Ella cerró los ojos y se rió otra vez. Yo la ignore lo suficiente como para quitarle los tacones y arroparla con la sabana de la cama. Ella dio una y otra vuelta buscando un espacio cómodo. Lo encontró rápidamente, porque se quedo dormida poco después.

Suspirando, cerré la puerta de la habitación con cuidado procurando no despertar a Alice. A pesar de que sabía que no se despertaría por ningún ruido, por más fuerte que fuera. Me dirigí a mi habitación y me deshice del short y la blusa que traía puesta. Lance la ropa al cesto de la ropa sucia y los tacones al armario. Me deslice por las sabanas de la cama con tan solo ropa interior cubriendo mi cuerpo.

Me dormí antes de ponerme a pensar en Joe y lo que había pasado en John’s Bar. Di gracias al sueño.

_*_

-¿Qué te hace pensar que te llamara, ____? –Pregunto Alice, días más tarde-. No se aparecido durante días –bufo-. Y ese es el hombre que jura amarte.

-Debe estar molesto por lo que paso.

Me mordí el labio inferior desviando mi atención hacia mí alrededor. El comedor escolar estaba repleto de estudiantes alborotosos. Lanzaban cosas desde una mesa hacia otra y gritaban vulgaridades. Aun no entendía como Alice y yo pudimos aceptar ser las profesoras escogidas para vigilar el almuerzo. Prefería mil veces el recreo.

Suspire devolviéndole la atención a Alice quien tenía una expresión escéptica y un tanto molesta. Conmigo.

-Y jura amarte –repitió, sacudiendo la cabeza.

-Lo que paso en John’s Bar… -suspire-. Estuvo mal –susurre-. No debí pegarme tanto a Troy. Ni siquiera debí levantarme del asiento, Alice. Joe estaba realmente cabreado conmigo.

-Debía tener paciencia –dijo, después de tomar un sorbo de su cartón de leche-. No debió actuar como dices que actuó, chica, lo sabes.

-No, si entiendo el porqué Joe se puso tan enojado –revolví la comida en mi plato, para no mirar a Alice-. Pero…

-No tenía el porqué pegarle a Troy y gritarte a ti –espeto-. Te dije que Joe no es para ti. No es lo que realmente mereces, ____. Y sabes que quiero lo mejor para ti, lo sabes ¿cierto?

-Si, lo se –suspire-. Joe es el indicado, Alice. Entiéndelo.

-¡No lo entiendo! –exclamo, alterándose un poquito. Gracias a la algarabía a nuestro alrededor, sus palabras fueron camufladas-. Estas tan decidida en llevarme la contraria que estas tomando malas decisiones.

-No es cierto –replique-. Se lo que estoy haciendo. Y no te quiero llevar la contraria, Alice. Son mis decisiones.

-¡Y yo te doy buenos consejos! –Soltó un suspiro exasperado, echando su cabeza hacia atrás y mirando el techo-. Solo quiero lo mejor para ti –dijo en una voz más calmada, después de acomodar su cabeza, mirándome.

-Y lo sé –agache la mirada-. Pero…

-Buen provecho, señoritas –interrumpió Adam con su actitud tan positiva y vibrante. Nos sonrió a ambas-. Uf, ¿están de mal humor?

Sin borrar su sonrisa, se sentó al lado de Alice en la mesa. Dejo la bandeja con un sándwich, una lata de Coca-Cola y unas frutas sobre la mesa, mirándome. Entrecerró los ojos mientras nuestras miradas seguían fijas una en la otra. Sus labios se convirtieron en un mohín. Estaba pensando en algo.

-¡Ah! –exclamo segundos más tarde de que yo desviara la vista hacia mi comida casi intacta. Vi su mano descender hacia su regazo y a Alice mover su mirada hacia allá. Adam la miro con desdén y entrecerró los ojos sacudiendo la cabeza. Ella se encogió de hombros.

-Esto es para ti –dijo Adam, mirándome nuevamente. Deslizo una nota sobre la mesa y la puso justo enfrente de mí. Es de Joe.

Fruncí el ceño al tiempo que recogía la nota de la mesa, extrañada. Mire a Alice y ella frunció el ceño profundamente. Miro a Adam y luego a mí, pero no dijo nada. Gracias a Dios.

Baje la nota hasta ponerla sobre mi regazo. La abrí con cuidado desplegando cada uno de los lados doblados en pequeñísimas partes. La nota parecía más un cubo de Rubik. Suspire.

“Te veo esta tarde, linda. Necesitamos hablar”, decía la nota.

Eleve la mirada hacia Adam quien había comenzado a comer. Él se encogió de hombros masticando un pedazo del sándwich. Genial, ahora Adam era el mensajero entre nosotros. ¡Me encantaban las tácticas inmaduras de Joe!

-¿Te dijo algo más? –pregunte, solo por saber si Joe le había mencionado algo a Adam.

-No –sacudió la cabeza haciendo énfasis-. Ni siquiera sé que dice en la nota ni porque te la mando –miro a Alice durante unos segundos-. Aunque quisiera saber.

-Son cosas de adultos, niño –dijo Alice-. No metas las narices donde no te llaman.

-¡Soy parte de esto! –Protesto él-. Me convirtieron en mensajero.

-Es un puesto minúsculo –insistió ella-. No quiere decir nada.

-Si, que si –continúo él, fulminando a Alice con la mirada-. ¿Por qué mi tío te manda notas, Miss Hill? –pregunto, mirándome directamente.

Me gustaba más cuando estaba discutiendo con Alice y yo no estaba involucrada en la conversación. Joe no le había mencionado nada sobre nuestra relación al chico y eso era bueno. Pero al usarlo de mensajero, provoco una piquiña de curiosidad en él, y no era bueno. Suspire, arrugando la nota entre mis dedos y guardándola dentro de mi falda.

-No es asunto tuyo, Adam –dije.

-Sí lo es –insistió-. No ha hablado con nadie en estos días –informo-. Desde el viernes, cuando vino echando humo por los oídos con papá pisándole los talones, no ha salido de su habitación. Hoy, y fue un milagro, me entrego la nota y me dijo que se la entregara a mi profesora de español. Tú –me señalo, mirándome serio-. ¿Qué pasa entre ustedes?

-Adam… -suplique, queriendo que abandonara el tema.

-De verdad quiero saber –hizo puchero-. ¿Qué, si se convierte en mi tía? Necesito saberlo –suplico-. Por favor, Miss Hill. Por favor.

Junto sus manos como si estuviera rezando y me miro haciendo puchero. Alice puso los ojos en blanco y se levanto de la mesa para echar en la basura lo que sobro de su comida, dejándome sola a su paso. Adam no se quedaría tranquilo hasta que me sacara algo a mí o a Joe… y tal vez hasta a Alice. Y no quería que se enterara por terceros. Esto era algo que debía decirle cara a cara.

Suspire.

-Somos pareja –respire hondo, cerrando los ojos a mi vez. Bien. Lo solté.

-¡Lo sabia! –exclamo, riendo-. Se le notaba.

Puse los ojos en blanco sacudiendo la cabeza. Me levante de la mesa y agarre la bandeja de comida frente a mí, dispuesta a alejarme de Adam. Además, pronto comenzaría la tarde. Más clases.

-No te atrevas a comentar esto por ahí, ¿de acuerdo? –le advertí-. Es algo entre nosotros.

-No te preocupes, Miss Hill –sonrió, guiñando un ojo-. El secreto estará a salvo conmigo.

-Más te vale, niño –suspire-. Vamos, a clase.

Él giro la vista hacia la cafetería medio vacía y soltó una blasfemia. Rodé los ojos, molesta por su actitud. Camine hacia el basurero, con él detrás de mí. Bote toda la comida que tenía en la bandeja, que estaba casi intacta. No había tenido mucho apetito y decidí no comer. Además, Alice me había dejado sin hambre al comenzar a hablar de la situación con Joe. Quise arrancarle el cuero cabelludo de un tirón al comenzar a hablar de ello en la escuela, pero no pude hacer nada. Al fin y al cabo, había terminado hablando de ello.

Adam se despidió de mi tan pronto como salimos de la cafetería. Yo me dirigí a mi salón de clases y él a la clase que le tocaba en la próxima hora. Me alivio separarme de él, pero la sensación no duro mucho cuando me puse a pensar en lo que me había dicho Alice. Ella siempre me ponía a pensar demás cuando yo no quería analizar la situación desde su punto de vista. Sabía que lo hacía por mi bien, pero no me gustaba que se metieran en mi vida. Era una violación a la privacidad.

Tan pronto como entre en el salón supe que durante toda la tarde estaría tensa y pensativa. Gracias Alice.

_*_

Llegue a casa con la molestosa sensación de estar haciendo las cosas mal. Me sentía torpe. Lance los tacones a alguna parte de la sala tan pronto como me los quite y la ropa también voló. Me quede en ropa interior. Alice me había dado en que pensar y eso me molestaba. Ella no podía tener razón simple y llanamente porque si. Yo conocía a Joe; sabia que mis decisiones no eran malas; ¿Qué le hacía pensar en todo eso? Tal vez era cierto lo que decía Joe: estaba loca.

Tenía hambre. Abrí el refrigerador en busca de algo para comer y me encontré con un paquete de oreos medio abierto. Me encogí de hombros y saque el contenedor de leche del refrigerador. Me serví un vaso y volví a dejar el contenedor donde estaba. Me senté en uno de los taburetes frente a la encimera y comí en silencio mis oreos. Me arrepentí de no haber comido al mediodía.

El timbre de la puerta comenzó a sonar. Alce la cabeza bruscamente en esa dirección y suspire. Deje las oreos sobre la encimera y me sacudí las manos mientras caminaba hacia la puerta. Puse la mano sobre el pomo y comencé a girarlo cuando me di cuenta de que solo tenía ropa interior puesta. ¿Qué, si era el vecino? Ay, ay.

-¿Quién es? –pregunte a través de la puerta. Tenía que hacerlo.

-Soy Joe, ____. Abre –su voz me llego amortiguada, pero igual era su voz.

Abrí la puerta y vi a Joe frente a mí con una expresión seria, los ojos cansados y una barba de varios días en su rostro. Me hice a un lado para que pasara y así impedir que siguiera entrando la brisa por la puerta. Joe se veía mal. Muy mal.

Después de cerrar la puerta, mire a Joe. Él estaba posicionado frente a mí, sin un rastro de sonrisa en su rostro. No me miraba; miraba el suelo. Me cruce de brazos y me mordí el labio inferior, esperando a por sus palabras.

Él soltó el aire de golpe y se paso una mano por el cabello antes de mirarme.

-Lo siento –dijo-. No debí tratarte como lo hice, pero no me resistí. Me saco de mis casillas verte bailando tan apretujada al cuerpo de ese imbécil. Me hacia hervir –apretó la mandíbula-. Pero lo siento. Fue un error de mi parte, sabiendo que eres completamente mía, ¿no?

No pude reprimir una sonrisa.

-Toda tuya, Joe. Lo sabes.
MaleeJonas
MaleeJonas


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Mensaje por MaleeJonas Lun 19 Nov 2012, 6:54 am

NATHALY DE STYLES <3 escribió:NUEVA LECT :P

¿ QUIEN AMA ESTA NOVE ? YOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 266591853
ME ENCANTAAAAA
HAAAAAAAAAAAAAAA
TIENES QUE SEGUIRLA ENSEGUIDA JAJJA ME SALIO EN RIMA Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 802224364

Bienvenida nathaly :D me alegra que ames la nove
MaleeJonas
MaleeJonas


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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por andreita Lun 19 Nov 2012, 3:32 pm

omj omj omj
joe se puso re celosoooooo


espero que etsen bn
andreita
andreita


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Mensaje por Yhosdaly Lun 19 Nov 2012, 5:14 pm

AWOOOO MORIII LITERALMENTE CON LOS CAPISSS!! POR DIOSS UN POCO MAS PERFECTOS Y SON IMPOSIBLES!
SIGUELAAA MUJER MUERO POR SABER QUE SIGUE!
TE ENTIENDO QUE TE CUESTE SUBIR POR LA UNI, A MI AVECS ME CUESTA LEER Y COMENTAR POR EL TIEMPO, DEFINITIVAMENTE LA UNI ABSORBE MUCHISIMO!
AMOO COMO ESCRIBES NUNCA LO OLVIDES! Y NO NOS OLVIDES NI NOS ABANDONES QUE CADA DIA SOY MAS ADICTA A TU MARAVILLOSA NOVE!
SIGUELAAAA

SIGUELAA


SIGUELAAAA
Yhosdaly
Yhosdaly


http://www.twitter/YhosdalyL

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Mensaje por andreita Vie 23 Nov 2012, 5:50 pm

Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 1755303498
andreita
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Mensaje por JB&1D2 Vie 23 Nov 2012, 7:16 pm

Por favor cuando vas a subir cap ?
JB&1D2
JB&1D2


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Mensaje por MaleeJonas Vie 14 Dic 2012, 10:55 am

Hola chicas! He regresado, ya sali de vacaciones y estoy por aca subiendoles una maraton compensandolas por todo el rato que estuve desaparecida, espero comprendan mi falta de tiempo a causa de la uni y que disfruten su maraton

Capitulo 20:


-Lamento haberte gritado –dio un paso hacia mí y extendió su mano hasta acariciar mi mejilla. La misma en la cual su madre me había abofeteado días antes. El moretón había desaparecido hacia tiempo ya-. También el no haberme aparecido antes. Fui un tonto, y lo lamento –inclino un poco su cabeza hacia la mía, separando nuestros labios por solo unos centímetros-. ¿Me perdonas?

-¿Qué te hace pensar que no te he perdonado ya? –Sonreí, extendiendo mis brazos para enrollarlos en su cuello-. Fue una estupidez por parte de ambos, lo sabemos, pero nada ha cambiado. Aun te amo, Joe.

-Y yo a ti, preciosa.

Sonrió antes de unir nuestros labios en un tierno pero exigente beso. Reí cuando me elevo del suelo y me hizo enrollar las piernas alrededor su cintura. Sus manos se posaron en mi trasero apretándolo un poco. Reí al tiempo que mordía su labio inferior y mantenía su mirada fija en la mía.

-Te extrañe mucho estos días –dijo él-. Mi cama se sentía fría y vacía. Creo que me acostumbre a tu presencia.

-Y yo a la tuya –deposite un beso corto sobre sus labios-. Me sentía sola todas las mañanas sin ti.

Gemí de la impresión al sentir cuando Joe me coloco sobre un taburete. No me había dado cuenta de cuando él había comenzado a caminar hasta ese momento. Él rió y volvió a besarme. Coloco sus manos sobre mis muslos antes de soltar mis labios. Sonrió, desviando la mirada hacia el mostrador detrás de mí.

-Oreos –dijo, extendiendo su mano hasta agarrar el paquete.

Me gire para hacia su dirección y luego lo mire a él. Le intente quitar el paquete de las manos riendo. Él esquivo mi mano. Tenía buenos reflejos. Dio un paso atrás y saco una galleta del paquete. Se la llevo a la boca mirando hacia otro lugar. Me baje del taburete y camine hacia él para quitarle el paquete, pero volvió a esquivarme. Me reí.

-Joe, dámelo –me queje-. Es mío.

-Son oreos –dijo él, haciéndome reír-. Hace tiempo que no comía algunas.

-Y yo no he comido nada en todo el día –replique-. Dámelas.

-¿En serio? –Su expresión cambio a una de preocupación-. ¿Por qué no has comido?

-No tenía hambre –me encogí de hombros-. Dame las galletas.

Me ignoro.

-Puedo comprarte algo de comer –dijo, escondiendo las galletas en su espalda-. Pero las galletas son mías.

-Joe –proteste.

-Mías –repitió, con una sonrisa.

Se inclino hacia mí para besar mis labios al mismo tiempo en el que yo extendía los brazos por sus costados hasta llegar a su espalda. Intente otra vez agarrar el paquete, pero me lo impidió. Soltó mis labios y ambos reímos. Este hombre no era fácil. Con un suspiro, me rendí.

-Bien –dije, separándome de él-. Ve y cómprame algo de comer. Tengo hambre.

-De acuerdo.

Saco otra galleta del paquete llevándosela a la boca. Hice un mohín para no reírme o protestar. El, con una sonrisa, se giro hacia la puerta reacomodando sus brazos a ambos lados de su cuerpo. Rodee los ojos y me gire para sentarme en el taburete. Agarre el vaso de leche del mostrador y le di un sorbo viendo el delicioso trasero de Joe, alejarse hacia la puerta.

-Pero… -se detuvo-, ¿segura que no quieres pizza? No quiero irme.

Me reí cuando se giro haciendo una mueca.

-Bien –me encogí de hombros-. Ordénala.

Él volvió a sonreír. Se posiciono frente a mí, entre mis piernas, y me beso otra vez. Deposito el paquete de galletas sobre el mostrador y me quito el vaso de leche de las manos, dejándolo donde estaba antes. Su mano fría (por el vaso de leche) se coloco en mi muslo, haciéndome gemir. Él sonrió entre mis labios, pero no dejo de besarme. Su mano libre subió por mi espalda directamente hacia el ajuste del sostén. Lo desabrocho mucho antes de que yo pudiera protestar. Cayó al suelo. Reí pegándolo más a mí y agarre el dobladillo de su camiseta. Soltamos nuestros labios para poder quitársela por la cabeza; también la lance al suelo.

Enrolle mis piernas alrededor de sus caderas y lo pegue mucho más a mí. Le brinde una mirada picara antes de desviarla hacia sus pantalones. Metí mis dedos por el borde dejando solamente los pulgares a ambos lados del botón y la cremallera. Joe suspiro. Me mordí el labio inferior viendo como el bulto en sus pantalones crecía. Mmm. Desabroche el botón y la cremallera dejando ver la liga expandible del bóxer que decía Calvin Klein. Me reí por lo bajo levantando la mirada hacia él.

-¿Qué? –Pregunto Joe con la voz ronca por el deseo-. ¿Qué te parece gracioso?

-Esto –agarre la liga y la estire un poco, antes de soltarla y que chocara con la piel de Joe. Me reí.

Joe también rió conmigo. Metió una mano por mi pelo y me aferro la nuca para inclinarse y besarme en los labios. Mis manos, que aun permanecían cerca del pantalón, comenzaron a bajarlo junto al bóxer. Pero me detuve. Mis tripas gruñeron haciendo reír a Joe.

-La pizza –recordó-. Ya la pido.

Se separo de mí después de darme un beso corto en los labios, y saco su móvil del bolsillo del pantalón. Suspire. Me baje del taburete y recogí el sostén del suelo, volviendo a ponérmelo. Agarre el vaso de leche, ya tibio, y el paquete de galletas. Camine dentro de la cocina comiéndome la última galleta. Termine el vaso de leche después de echar el envoltorio de las galletas a la papelera y deje el vaso en el lavaplatos.

Ahora, a esperar la pizza.

_*_

-No sabes -me beso- cuanto –me besó otra vez- te extrañe. Me moría todas las noches, pensando en lo calientita que estarías a mi lado. No volveré a hacer eso en toda mi vida.

Me reí, enrollando mis brazos sobre su cuello una vez más. Eran más o menos las dos de la madrugada y aun permanecíamos despiertos. Aunque las actividades nocturnas con Joe eran divertidas. No me estaba quejando para nada. Justo como hacía tiempo: su cuerpo sobre el mío calentando cada partícula de mi cuerpo mientras me besaba haciéndome arder bajo la piel. Este era el tipo de momentos que amaba. Joe siempre tierno, cariñoso, adorable. Él no era como Alice quería que lo viera. Lo que había pasado en John’s Bar fue un arranque de celos e ira. Joe no era siempre así.

-Espero que no, porque yo también te extrañe –dije, deseándolo más cerca.

-Y espero que Troy no se vuelva a cruzar en nuestro camino porque entonces sí que no tengo piedad de él –se inclino sobre mi cuello y lo beso.

-Te separaron de él, Joe –me reí-. No tuviste piedad de él, si no hubiera sido por Nick y Kevin, lo hubieras amolado a golpes.

-Sí, porque estaba con mi mujer –se apretujo más a mi cuerpo, haciéndome estremecer-. Nadie toca a mi mujer.

-Eres posesivo, Joe –volví a reírme.

-Te amo –beso mi cuello con ternura-. Por eso soy posesivo.

-Bueno, pues, entonces, yo tengo la misma excusa –dije en tono burlón.

-Claro –se separo de mi cuello y me miro a los ojos-. Soy todo tuyo para hacer conmigo lo que te plazca.

-¿Seguro que quisiste decir eso? –lo mire picara-. Tal vez te retractes.

-Jamás –sonrió-. Sigo firme.

-Bien, entonces…

Me mordí el labio inferior empujando su pecho. Hice que se recostara a mi lado antes de subirme a él a horcajadas. Le sonreí con sensualidad y me incline sobre su pecho para besarlo sin romper la conexión visual. Joe soltó un gruñido colocando sus grandes y rasposas manos en mis caderas. Las moví un poco hacia abajo, chocando nuestras entrepiernas. Joe gimió. Sonreí, ya que era la reacción que esperaba. Continúe besando su pecho con una sensualidad que le arrancaba varios gemidos. También continúe con mis movimientos de cadera que más de una vez le hicieron gruñir y gemir. Me estaba divirtiendo a lo grande.

-¿Sabías que me estas torturando? –Espeto una vez consiguió separar mis labios de su pecho-. Me estas matando, mejor dicho.

Sonreí, inclinándome para besar sus labios.

-Lo sentí.

Volví a hacer el movimiento de cadera palpando con mi entrepierna su duro miembro. Comencé a sentir el apuro que sentía Joe. Me deje caer sobre sus labios y lo bese con fiereza. Él me respondió de la misma manera hambrienta, devorando cada espacio de mi boca. Sentí sus manos deslizarse por el interior de mis muslos y a través de mi sexo. Gemí en su boca. Esta vez, él sonrió.

-No juegues así conmigo, linda –advirtió, soltando mis labios.

-¿Por qué no? –pregunte, jadeante-. Es divertido.

-Casi tan divertido como esto, ¿no crees?

Me giro sobre la cama arrancándome un grito de sorpresa. Reí. Descendió por mi cuerpo dejando una hilera de besos húmedos rápidos. Cuando llego hacia mi vientre, sostuve el aire. Sabía lo que venía ahora. Y, si que lo sabía. Pero Joe continuo bajando. Recorrió mis piernas hasta llegar a mis pies, y volvió a subir, deteniéndose en mis muslos.

-¿A que si es divertido? –pregunto en tono burlón.

Gemí echando mis caderas hacia él, queriendo el placer que me podía proporcionar. Lo deseaba más bien.

-¡Sí! –gruñí-. Hazlo.

-¿Hacer qué? –se hizo el estúpido, pasando sus largos dedos por mi hendidura, haciéndome delirar-. Dime qué quieres.

-¡Oh si! –pegue la cabeza con fuerza en la almohada y gemí-. Joe –suplique.

-Dime. Dime qué quieres.

-Oh, vamos, sabes que quiero… -un dedo se introdujo en mi-. Joe…

-Dime –continúo en su farsa ignorancia.

-Joe, Joe, Joe –pronuncie su nombre entre dientes a medida que el comenzaba a moverse en mi interior. Se me estaba escapando el aire-. Ya entendí. Ya lo hice. ¡Oh si!

-Tengo más voluntad que tu –se burlo-. Podría hacer esto toda la noche.

-No, no –volví a gemir.

Saco su dedo de mi interior y se inclino para besar mis labios al mismo tiempo en el que pasaba un brazo debajo de mi pierna e introducía su miembro en mí. Ahogue un grito en su boca cuando empezó a moverse. Mi mente y cuerpo vagaron entre el placer y el paraíso durante las siguientes horas. Joe no me dejo descansar ni un segundo más después de eso.

Al final, nos dormimos a las cuatro de la mañana. Dormí solo dos horas en día escolar. Estupendo, pensé al darme cuenta al otro día. Gracias Joe. Fue un pésimo día ademas.


Capitulo 21:

Una semana más tarde…
-Oh, oh, espera –le dije a Alice, girándome hacia la entrada de la escuela, viendo a ver si aparecía Adam-. Tengo que dejar a Adam hoy. Hay ensayo de la banda.

Alice puso los ojos en blanco, dándole poca importancia.

-Entonces, nos vemos en tu casa –dijo, sin una sonrisa.

Se dio la vuelta para irse, pero la detuve.

-¿Qué te pasa?

Ella se giro hacia mí, de nuevo. Su mirada se veía cansada y sus acciones no eran las más energéticas como siempre. Algo le pasaba.

-Nada –dijo con voz agotada y aburrida-. Solo estoy cansada. El día me agoto. ¡Quiero que vuelvan las vacaciones!

Me reí.

-De acuerdo –sacudí la cabeza-. Pero, aun pienso que me ocultas algo.

-¿De verdad? –Sacudió su mano-. No, que va. Solo estoy agotada. Nos vemos, ¿si?

-Bien –sonreí.

Se giro y camino hacia su auto. Sonreí. Le sacaría algo cuando llegara a casa. Suspire, pensando en las posibilidades de que Alice se hubiera visto tan agotada. En la mañana estaba perfecta, como siempre… pero ahora, no tanto. ¿Alguna llamada? ¿Algún estudiante fastidioso? Tal vez.

Me gire hacia la entrada y choque con Adam. Grite por la impresión y me lleve una mano hacia el pecho tratando de tranquilizar mi respiración y pulso. Adam se doblo de la risa. Al recuperarme, le dedique una sonrisa hipócrita y me gire hacia el auto. Él me alcanzo poco después.

-Fue una broma accidental, ____ -dijo, aun riendo.

-No importa –lo mire un instante y devolví mi mirada al camino-. ¿Nadie puede venir a recogerte enserio?

-No –sacudió la cabeza, sonriendo como si fuera cómplice de alguna fechoría-. Joe, papá y Nick están en el ensayo. Los abuelos no pueden, salieron, y mamá está trabajando. Nadie puede dejarme en casa excepto tu, claro.

Mire hacia el cielo elevando una plegaria con una sonrisa.

-No soy tan malo, ____ -protesto él, con una sonrisa burlona-. Soy igual a Joe, que es otra cosa.

-Oh, no eres malo –sacudí la cabeza, sarcástica-. Solo eres peor que Joe.

-¿Por qué? Si soy aun más bueno que él. Hasta conquistando nenas –me guiño-. A ti te tengo en la mano, eh.

Me reí.

-Si, como digas.

Durante todo el trayecto hacia la casa de sus abuelos, estuvo burlándose, haciendo bromas, cantando y haciéndome la tarde imposible… pero haciéndome reír. Adam era un gran chico. Se parecía mucho a su tío, y eso era en parte una bendición, en parte una maldición. Joe no era un santo, claro está, y Adam ya iba por su camino. Y no estaba diciendo que Joe fuera un mal ejemplo o algo, solo que… era un poco perturbante tener dos Joes a tu alrededor. Casi traumático.

Al llegar a nuestro destino, Adam bajo del auto un tanto vacilante. Dejo una pierna dentro del auto mientras su cuerpo estaba debatiéndose entre salir o quedarse. Fruncí el ceno un poco divertida por su actitud. Él volvió a entrar en el auto y me miro con una gran sonrisa y ojos tiernos. Oh, Dios, algo planeaba.

-¿Podrías entrar conmigo? Estoy solo –hizo puchero y parpadeo.

Su expresión era más graciosa que suplicante. Me reí a carcajadas.

-Sobrevivirás –dije, colocando ambas manos sobre el volante y recostando la cabeza en el asiento-. Baja ya. Tengo cosas que hacer.

-¡Por favoooor! –Suplico con la misma expresión-. ¡¿Siiií!?

Solté un suspiro exasperado porque me había convencido. Lo mire durante unos instantes mientras el continuaba en su plan de la mirada del gato con botas. Volví a suspirar, esbozando una sonrisa al tiempo que apagaba el auto. Adam exclamo un ¡Sí!, haciendo el gesto con el brazo. Agarre mi bolso que estaba en el asiento trasero y abrí la puerta.

Me baje un poco antes que él.

-Gracias, ____ -dijo, rodeando el auto hasta ponerse frente a mí.

-Ya que, vamos –rodee los ojos y coloque una mano sobre su espalda para guiarlo hacia la casa.

Él saco las llaves de su bolsillo y abrió la gran puerta principal. Tan pronto como pasamos por ellas, todos los recuerdos me embargaron. Las cenas amargas por Denise, los chistes malos de Nick, las bromas de Joe, las sonrisas de Kevin, y los buenos tratos de Paul. Hasta al lindo Golden Retriever (llamado Elvis) que tenía Nick. La pasaba a lo grande entre esas paredes con decorados franceses y diseños personalizados. Denise no era la mejor suegra del mundo, pero las personas a su alrededor eran lo máximo. Joe era el primero, claro, pero sus hermanos y su padre eran también fantásticos.

Sonreí ante cada recuerdo; tantos buenos como los malos.

-Presente, ____, presente –Adam sacudió una mano frente a mi vista obligándome a centrarme.

Le sonreí, siguiéndolo a través de los pisos alfombrados del más caro diseñador y de los muebles personalizados y estilizados para los gustos de Denise. Recordé cuantas veces Joe me había abrazado y besado en esos muebles mientras ella no miraba. No mucho había cambiado desde ese entonces. La mayoría de la decoración permanecía intacta, en diferente lugar, pero iguales. Y la casa seguía siendo la misma, con varios de sus mismos integrantes. Todo parecía como si hubiera sido congelado en el mismo momento durante ocho años.

-Bien –dijo Adam, devolviéndome al presente otra vez-. Según conto Joe, hace ocho años que no pisas estos suelos ¿a qué no?

Abrí los ojos de par en par y coloque mis manos sobre las caderas, elevando una de mis cejas con incredulidad.

-¿Qué te conto Joe? –pregunte, queriendo asegurarme que no le había contado más de la cuenta a un chico de catorce años.

-Lo suficiente –sonrió con superioridad y se giro para continuar caminando-. Ven, sígueme.

Caminamos a través de la sala en dirección al comedor y al despacho del señor Paul. No sé que tenía en mente Adam, pero estaba haciendo sospechar.

-¿Qué te conto Joe? –insistí-. Vamos, dime.

-Bien, no conto mucho –suspiro, viéndome por encima de su hombro-. Solo me confirmo que tu y el eran pareja, que habían estado hace años juntos, que se volvían a ver, que te amaba y el sentimiento era reciproco… cosas así –se encogió de hombros-. Da igual, me imagino lo que hacen cuando están solos.

-¡Adam! –exclame, asombrada-. No deberías tener esos pensamientos –reí.

-Suenas como la abuela, ____ -se burlo.

Entramos en el comedor, riendo aun. Me mordí el labio inferior levantando la vista de la cabeza de Adam. Él me miro con una sonrisa y luego miro hacia donde yo miraba desconcertada. Parpadee varias veces, y abrí la boca y la cerré, pensando en alguna buena razón para la que Joe me hubiera mentido diciendo que tendría ensayo con la banda y no era así.

-¿Se podría saber porque no estás en el maldito ensayo, Joe? –me puse seria. Comenzaba a enojarme.

La sonrisita dibujada en sus carnosos labios, me saco de quicio. No me gustaban las mentiras, y menos de Joe. Él estaba apoyado sobre la larga mesa de madera de comedor y me miraba con diversión. Su expresión mostraba completa felicidad, mientras que por mi cuerpo pasaba un sentimiento de enojo. Me cruce de brazos haciendo que el bolso chocara con mi pecho, mirándolo fijamente. Respire profundamente y espere su respuesta antes de pegarle con el bolso. Una maniobra que tenia pensada hacer si su excusa era barata.

-Tenía otros planes, linda –su sexy voz retumbo por toda la amplia sala-. Algunos me ayudaron en esto.

-¿En qué? –Fruncí el ceño-. Lo que quiero saber es porque me mentiste, no que inventes un misterio.

-No te enojes, ____ -extendió sus manos hacia arriba, un gesto de que venía-en-paz-. La excusa es buena esta vez.

Rió con un toque de nerviosismo que me hizo preguntarme el porqué estaría nervioso por algo. Se incorporo, y camino hacia mí. Se detuvo a dos pasos y me miro desde su posición. Sonrió. Miro a Adam y de Adam a mí. Los mire a ambos sintiéndome excluida de alguna conversación. ¿Qué escondían? ¿Por qué tanto misterio?

Cambie el peso de mi cuerpo de un pie a otro, impaciente. Suspire rodando los ojos.

-¿Ahora qué? –inquirí-. ¿Alguna excusa inventada entre ustedes dos? Imagino que será buena.

-Adam –dijo Joe-, ¿podrías irte?

-¿Por qué? –chillo el-. ¡Yo quiero estar presente!

-¿Para qué? –Pregunte yo, mirando a Joe-. ¿Qué me ocultas?

-Adam –repitió Joe, ignorándonos a ambos-. Por favor.

Adam miro hacia el techo y suspiro dramáticamente antes de gruñir y salir de la sala. Me reí por su actitud. Aun era un niño, se le notaba en la actitud. Y lo seria siempre, si continuaba los pasos de Joe. Sonreí.

-Bien, ¿Qué escondes? –pregunte-. No me gusta que me mientas, Joe. No me gusta el misterio. Vamos, escúpelo.

-No estoy seguro –se lamio los labios, rascándose la nuca con una mano. No me miraba, pero yo notaba su nerviosismo. Ya me estaba impacientando.

-Joe, vamos, habla –insistí, queriendo que lo soltara pronto antes de que me pusiera a temblar-. Me estas poniendo nerviosa.

Él rió de nuevo con nerviosismo y se metió una mano al bolsillo, rebuscando algo en el. Con su mano libre, agarro mi mano derecha deshaciendo mi cruce sobre el pecho. Sujete el bolso con la mano izquierda preguntándome que hacia Joe, al mismo tiempo que nos mirábamos fijamente. Fruncí levemente los labios, pensativa. Su actitud no era la más normal; era rara. Hasta preocupante porque se veía torpe. Contando además que estuvo casi un minuto rebuscando en el bolsillo de su pantalón como si fuera un lugar infinito.

-Estoy nervioso –dijo, sonriendo-. Lo siento.

Sonreí queriendo apartar su nerviosismo. Nunca había estado tan nervioso como en esos instantes. Ni siquiera cuando me había pedido ser su novia o la noche en la que hicimos el amor por primera vez. Nunca. Joe tenía imagen de ser seguro de sí mismo y de sus decisiones. ¿Por qué ahora no? ¿Qué le impedía verse tan seguro como siempre?

-Listo –saco una pequeña caja de terciopelo del bolsillo.

Okey, eso no lo esperaba.

Mi corazón dio un salto al ver la caja. Ya sabía porque estaba tan nervioso. Esa era la decisión más impactante de nuestras vidas; podría cambiarlas para siempre. Me mordí fuertemente el labio inferior, reprimiendo cualquier cosa que pudo haber salido de mi boca antes. Joe soltó mi mano derecha y abrió la cajita dejando a la vista un lindo anillo con el aro bañado en oro y con un diamante en el centro que –me imagino- costaba cinco veces más de lo que me pagaban en un mes –lo cual no era algo extraordinario. Tenía otros diamantitos alrededor del aro haciéndolo brillar tan pronto como Joe lo saco de la cajita. Guao.

Me quede sin respiración mientras Joe se arrodillaba frente a mí, volviendo a agarrar mi mano derecha entre la suya. ¡Oh Dios mío!

-_____, ¿quieres casarte conmigo? –empezó. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras sonreía-. Te aseguro que no había mejor oferta. Y si la había, no era el indicado.

Me reí con su ocurrencia. Me lleve la mano a la boca sonriendo mientras miraba el anillo. Era hermoso…

-No importa, porque esta es la oferta que quiero y necesito –una lagrima se escapo de mi ojo mientras asentía con la cabeza-. Quiero casarme contigo, Joe.

-¿En serio? –se levanto de golpe del suelo. Su expresión era de estupefacción, y yo sin saber porque, ya que era obvio que era esa la respuesta que le daría-. No hay vuelva atrás después de esto.

-Quiero vivir toda mi vida contigo, Joe –agarre su rostro entre mis manos-. Te amo.

Su rostro se ilumino con una gran sonrisa. Introdujo el precioso anillo en mi dedo anular con unas manos temblorosas. Reí viendo su torpeza que, a pesar de todo, lo hacía parecer aun más sexy. Cuando termino con el anillo, coloco sus grandes manos en mi cintura y me pego a él para depositar un tierno beso sobre mis labios. Instantáneamente, solté el bolso en el suelo y eleve mis brazos hacia su cuello para besarlo aun más profundamente. Él me elevo del suelo y dio una vuelta conmigo entre sus brazos.

-¡Te amo! –exclamo él, bajándome al suelo sin soltarme. Yo reí-. ¡Te amo, ____!

-Yo te amo aun más –dije, riendo.

Lo abrace y volví a besarlo con la felicidad rebozando hasta por mis poros. Me sentía completamente llena de felicidad. Quería llorar, reír, gritar y, abrazar bien fuerte a Joe. Él era todo lo que quería, todo lo que necesita, todo lo que amaba. Alice no tenía razón; Joe si era para mí. Y esto lo demostraba.


Capitulo 22:


Al llegar a casa, aun tenía una gran sonrisa en mis labios. El sentimiento de estar completa no me abandonaría hasta que superara que ¡me iba a casar con Joe! Hasta que no lo procesara, no iba a estar normal otra vez. La felicidad se me escapaba por los poros. ¡El amor...!

Gire mi cabeza para mirar a Joe y nuestras manos entrelazadas. Todo era maravilloso. Un sueño creía que era. Todo era perfecto. Joe me miro y sonrió viéndose fabuloso siendo iluminado solo por la casual luz de las farolas. La noche era magnifica, y yo me sentía estupenda. ¡Me iba a casar con Joe!

El auto de Alice estaba aparcado frente a mi casa cuando llegamos a ella. La gran sonrisa se me torció un poco. Había olvidado que tenía una cita con Alice para una noche de chicas. ¡Urg! Después de la propuesta de Joe, me había quedado con ellos en la mansión charlando. No podíamos dejar a Adam solo en esa gran casa, tampoco, así que esperamos por alguien del personal o por los padres de Adam. Y nos había tomado la tarde allí.

Alice.

Suspire. Solté la mano que mantenía unida con la de Joe y busque el móvil en mi bolso. Logre encontrarlo en poco tiempo. Diez llamadas perdidas: Alice. Genial, debía estar de malhumor por mi culpa. Mire a Joe, quien ya había estacionado mi Audi en el garaje y lo había apagado. Él me miraba fijamente esperando a por mi respuesta.

-Había noche de chicas hoy, amor –dije, haciendo una mueca-. Alice estará furiosa.

-Le explicaremos entonces –se encogió de hombros-. No creo que haga un drama.

-No la conoces –suspire.

Me gire para abrir la puerta del auto y salí. Cerré la puerta detrás de mí, un poco antes de que Joe también cerrara la suya. Colgué el bolso en la flexión del codo al tiempo que volvía a guardar el móvil en el. Camine hacia el auto de Alice preparándome para su bombardeo de preguntas, y para combatir su enojo. Gracias a Dios tenía un apoyo: Joe iba detrás de mí.


Rodee el auto y toque el cristal de la ventanilla del conductor, sintiéndome torpe. Alice me dedico una mirada asesina a través del cristal que me helo la sangre. Juraba que si las miradas mataran, en ese momento hubiera caído muerta sobre el asfalto. Pero sonreí.

-Eres una idiota –comenzó Alice, cuando se bajo del auto. Cerró la puerta de un gran golpe, sin percatarse de la presencia de Joe-. ¿Sabes hace cuanto te estoy esperando? ¡Cuatro horas! ¿Dónde demonios estabas, ____? No es divertido dejar a… -la calleé cuando le mostré el anillo en mi mano derecha-. ¿Qué? –abrió los ojos como platos y agarro mi mano acercándola a su cara-. ¡Deben ser 24 quilates en oro! Además… ¡los diamantes! –Elevo la vista hacia mí solo un segundo-. ¿Cómo conseguiste una cosa así?

La reina del drama, pensé.

-Me voy a casar –dije con el corazón hinchándose de amor otra vez. Sonreí. Reprimí las ganas de levantar la mirada y fijarla en Joe, y me limite a ver a Alice.

Soltó mi mano de golpe y puso una expresión como si no hubiera escuchado bien. Frunció el ceño y se me quedo mirando raro. Mi sonrisa no desapareció, sin embargo.

-¿Qué? No puede ser… -se llevo las manos a la boca soltando un grito ahogado-. ¡Joe! Él fue, ¿cierto?

-¡Sí! –exclame-. Me voy a casar –repetí con entusiasmo. Aunque Alice no compartía mi mismo sentimiento.

Ella bajo la cabeza un momento y retorció sus manos. Sus gestos me dieron en que pensar. ¿Qué le pasaba? Levante la mirada hacia Joe, quien nos miraba a ambas en silencio. Su expresión era pasiva, aunque pensaba que pronto explotaría. Él quería sonreír tanto como yo lo hacía; lo sabía.

Cuando Alice volvió a levantar la cabeza, estaba ruborizada y no me miraba. Comenzó a jugar con sus dedos y se mordió el interior de las mejillas fuertemente. Sonreí.

-Lamento que te haya dicho que Joe era malo para ti –comenzó, aun sin mirarme-. Estaba errónea en ese aspecto. Lo siento –me miro-. Joe si es para ti… porque ese anillo es demasiado caro como para gastarlo en alguien que no es importante –volvió a agarrar mi mano y miro el anillo, mi anillo-. Joe si te quiere, y mucho.

-No –interrumpió Joe, haciendo que Alice diera un salto, asustada-. No quiero a Raquelle; la amo, Alice –corrigió, haciéndome reír.

-¡Demonios, Joe! –exclamo Alice, girándose para verlo. Su respiración se había agitado-. ¿Podrías ser más sutil?

Él se encogió de hombros.

-También le debes una disculpa a él por no creer el –le dije a Alice-. ¿No crees?

Ella me miro como si me hubiera vuelto loca o hubiera comenzado a hablar el parcel. Sacudió la cabeza y suspiro.

-No le debo nada a él –sacudió una mano, alejándose de él-. Era a ti, por hablar mal de tu… prometido.

Sonreí con la mención. ¡Sonaba hermoso!

-Bien, de acuerdo –interrumpió Joe-. No importa. Habla todo lo que quieras sobre mi –se encogió de hombros, sonriendo-. Después de que hables de mi, todo está bien.

Alice le hizo una mueca y se cruzo de brazos, devolviendo su vista a mí.

-Bien, entonces, me voy –dijo-. Estoy de sobrada. Y ya que te olvidaste de nuestra noche de chicas, voy a comer chocolate, sola en casa, si no te importa.

-Alice… -comencé, sintiéndome culpable. Me sentí una mala amiga por no llegar a nuestra noche de chicas. Pero ¿Qué podía hacer? El hombre que más amo me había pedido matrimonio. Me olvide hasta de mi nombre en esos momentos.

-No importa –dijo ella, firme-. Me voy. Buenas Noches.

Se giro con una sonrisa forzada en el rostro, abrió la puerta del auto y con un suspiro dramático volvió a girarse hacia nosotros. Joe rodeo mi cintura con su brazo y beso mi frente dulcemente. Sonreí pasando mis brazos alrededor de su cuello.

-Te puedes quedar si quieres –le dijo él a Alice-. Conmigo no hay ningún problema.

-Es que no es tu casa, Joe –replico ella-. Y no, gracias, me voy a sentir sobrada.

-Nada de eso –protesto él, mirándola-. Tenían una noche de chicas y yo la arruine. Vamos a entrar y preparare algo. Tengo hambre.

Alice y yo nos reímos. Golpee levemente el pecho de Joe y él me sonrió. Beso mis labios suavemente dando una palmadita en mi espalda baja. Me soltó y le entregue las llaves de la casa para que el la abriera. Me gire hacia Alice y le sonreí.

-¿Vas a venir o no? No pongas esa cara. Te sigo queriendo.

Ella rió y puso los ojos en blanco.

-No reemplaces nuestra amistad con Joe –hizo puchero-. Te voy a extrañar cuando lo único que hagas sea estar con Joe… y tus hijos.

Sonreí de ternura dando dos pasos para acercarme a ella y la abrace. Ella me correspondió. Y aunque Alice sin tacones se veía muy bajita a mi lado, y yo tenía que agacharme un poco, no importo porque lo importante era el poder abrazarnos y darle a entender que la quería a pesar de todo. Ella mi amiga, mi única amiga autentica, la que siempre estuvo ahí, desde mucho antes de conocer a Joe, hasta esos momentos. Y esperaba que viviéramos muchos más, juntas, porque ella era como mi otra hermana.

-No lo hare –dije-. Eres mi amiga. Joe jamás ocupara ese lugar.

-Sí, porque no puede convertirse en mujer –reímos-. Pero ay ya, dejemos los sentimentalismos. No estamos aquí para prometernos nada, sino para celebrar que te casaras… con Joe –hizo una mueca-. Uf, ¿te imaginas que dirán tus padres? O…

No necesitó continuar para saber de quien hablaba.

Hicimos una mueca, y luego reímos. Nos abrazamos una vez más y nos soltamos. Alice entro en el auto para sacar su bolso y cerrar el auto. Le sonreí y la seguí para entrar en la casa. Mi cabeza empezó a dar vueltas. No había pensando en lo que podrían decir mis padres, en el alboroto que armaría Denise con la noticia. Me había metido en la burbuja de felicidad y no había pensando en eso. Denise, sin más, haría cualquier cosa para que no nos casáramos, eso lo tenía seguro; la conocía demasiado bien. ¿Qué sería capaz de hacer para separarnos? De tan solo pensarlo se me erizaron los vellos de la nuca.

Cerré la puerta principal en piloto automático. Caminaba en piloto automático ya que mi cabeza no estaba en ese momento. Daba vueltas sobre el eje del matrimonio entre Joe y yo. Y lo que rodaba alrededor de él, no era bueno.

-¿Qué haces Joe? –Le pregunto Alice, devolviéndome al presente-. ¿Realmente vas a cocinar ahora?

-Tengo hambre, niña –respondió él, desde la cocina-. Claro que sí.

-¿De verdad cocinas? –Alice quedo perpleja. Me miro un segundo antes de avanzar hacia la cocina-. No lo creo.

-Créelo, porque es cierto.

-Yo apenas se calentar agua –se quejo Alice, riendo-. Y tú, sabes cocinar. Estupendo.

Joe se rió. Su melodiosa risa retumbo en toda la casa. Sonreí.

-¿Quién te cocina entonces?

-¿Para que existen los restaurantes de comida rápida? –replico-. No dependo de nadie, excepto de ellos.

Joe volvió a reírse.

-¿Dónde está ____? –pregunto después de superar la risa.

-Aquí –camine hacia la cocina y le sonreí-. Voy a cambiarme y regreso.

-Pero si así estás hermosa –sonrió.

-Los tacones me matan –hice una mueca.

El asintió y Alice me sonrió. Salí del lugar dirigiéndome a la habitación. Lance el bolso sobre la cama y me quite los tacones, dejándolos al pie de esta. Baje la cremallera de la falda y la dejé en el suelo para poder desabotonar la camisa. También la deje en el suelo. No tenía ánimos para recoger la ropa del suelo. Saque un short y una camisita de tirantes de la cómoda y me la puse. Era lo más cómodo que tenia para esos momentos.

Mire el anillo que tenía en mi mano y sonreí. Aun no me creía todo lo que estaba pasando. El que Joe me hubiera pedido matrimonio era simplemente fantástico, aunque irreal. Aun no me lo creía. Me iba a casar con Joe. Oh, Dios mío. Era maravilloso.

Salí de la habitación con una gran sonrisa en la cara y los pies descalzos. Joe y Alice estaban sentados en la mesa platicando y devorándose un plato de pasta que se veía deliciosa. Camine hacia ellos y me senté al lado de Joe, sonriente. El me sonrió también, pero Alice continúo masticando su comida. Iba a ser asqueroso si me sonreía con la boca llena de comida. Reí.

Alice se quedo acompañándonos durante lo que resto de la noche. Reímos, platicamos y nos relajamos un poco. Hacía mucho tiempo que no nos sentábamos los tres juntos. Y, aunque Alice y Joe no se llevaban muy bien, ellos siempre se estaban burlando del otro, haciéndome reír a mí. Que era genial. Ambos ocupaban dos espacios importantes en mi corazón, en mi vida y eso me hacia sumamente feliz. Era hermoso. Solo esperaba que esta felicidad no durara poco. Que Joe no volviera a escurrirse entre mis manos y que Denise volviera a lograr su objetivo. Esta vez, no sabía si volvería a sobreponerme a otro abandono.


Capitulo 23:


-¡Joe! –exclame, riendo-. ¡Basta!

Me retorcí en la cama buscando el cómo escaparme de él. Pero era bastante difícil mientras estaba posicionada debajo de él sin posibilidades de poder escabullirme.

Él había cogido la manía de hacerme cosquillas en cualquier momento. Y para el colmo, solo tenía ropa interior. Eran las doce del mediodía y no había logrado ponerme otra cosa que eso. Joe no me lo había permitido. Y no es que él llevara mucha ropa tampoco; solo unos bóxers. Y no me quejaba, se veía muy sexy en ellos.

-¡Basta! –reí, golpeando sus hombros para apartarlo de mi. Me dolían las costillas de tanto reírme-. ¡En serio!

-No –rió.

Se inclino sobre mi vientre y comenzó a dejar un reguero de besos en el mientras sus manos se detenían a ambos lados de mi cintura. Suspire aliviada. No más cosquillas… por el momento. Sus labios subieron lentamente por mi torso haciéndome reír. Él mantenía su mirada sobre mi rostro mientras sus labios besaban mi cuerpo. Yo aparte mis ojos de los suyos y me al techo, sonriendo.

-Bonita –dijo Joe devolviendo mi atención hacia él. Agarro mi mano derecha entre la suya y miro el brillante anillo que me quitaba solamente para bañarme. Beso mis dedos mientras yo sonreía-. Hay temas que tenemos que tratar con respecto al compromiso, linda.

-Lo sé –me incline para besar sus labios y volví a sonreír, uniendo su mano en la mía-. Y son muchos.

El suspiro. Agacho su mirada hacia el sostén de encaje que tenia puesto y volvió a suspirar. Su mano libre llego hasta uno de mis pechos y lo cubrió completamente. Joe apretó un poco y yo no pude evitar gemir.

-Primero tenemos que anunciarlo –continuo, inclinándose para lamer sensualmente mi cuello-. Los padres.

Cerré los ojos con satisfacción mientras él jugaba con mi pecho y lamia mi cuello. Joe apretó la mano que manteníamos unidas y se froto contra mí. Rápidamente sentí su bulto chocar contra mi entrepierna. Gemí.

-¿Qué? –pregunte al no haber estado pendiente a lo que él hablaba.

-Tenemos que hablar con nuestros padres. Yo no pedí tu mano primero, ____ -mordió mi cuello con un poco de suavidad y luego beso el área.

Sus palabras cruzaron mi mente un poco tarde y entonces hable:

-¿Hablar con nuestros padres? –solté su mano y coloque ambas sobre su pecho haciendo que él se alejara un poco mas de mi cuerpo. Lo mire a los ojos con desconcierto. Yo no iba a hablar con su madre-. ¿Estás loco?

-Tengo que hablar con tus padres, ____ -dijo. Diversión cruzaba su expresión-. Es tradición.

-Y ¿yo tengo que hablar con tus padres?

El elevo una ceja y carraspeo. Puse los ojos en blanco.

-Bien, ¿con tu madre? Yo no hablare con ella, Joe. Estás loco si lo piensas así.

-Hay que hacerlo, preciosa –se inclino para besarme pero moví mi rostro.

-No –insistí, empujándolo más lejos-. No lo hare.

Me incorpore en la cama, quedando sentada frente a Joe. El respiro hondo y me miro, ahora serio. Hice un mohín con mi boca y lo mire fijamente sacudiendo la cabeza. Me negaba a hablar con Denise sobre nuestro compromiso. Esa bruja haría lo que estuviera a su alcance para separarnos, lo sabía. Y, aunque, no había manera para ocultarle la noticia por mucho tiempo, no quería que se enterara demasiado pronto y se pusiera a maquinar cualquier plan siniestro.

Pero claro, esa excusa no se la podía decir a Joe.

-____ sabes bien que si tendrás que hacerlo. No comiences a actuar como una niña –su voz era mortalmente seria. ¡Uy!

-No actuó como niña –me queje-. Pero no quiero hablar con tu madre, Joe. La última vez que lo hice me pego una bofetada que me dejo un moretón gigante en la mejilla. No quiero ni imaginarme lo que me hará tan pronto como se entere de que me voy a casar contigo –bufe.

-Vamos a estar los dos juntos –dijo él, extendiendo su mano hacia mi rostro con paciencia. No había porque enojarse-. Mamá no te hará nada en mi presencia. No se lo permitiré.

-La cosa es: que podría hacer a nuestras espaldas –suspire. Cerré los ojos sintiendo su tierna caricia en mi rostro-. Tengo miedo de separarnos de nuevo.

-Sssh –chisto, arrastrándome hacia su cuerpo. Recosté mi cabeza sobre su pecho y enrolle mis brazos alrededor de su cintura. Suspire a gusto y cerré los ojos. Realmente no lo quería lejos otra vez. No lo soportaría-. No pasara. Existe un compromiso entre nosotros. Ya no somos aquellos adolescentes inmaduros, hemos madurado. Te amo, ____, y quiero vivir toda mi vida junto a ti, pase lo que pase, digan lo que digan –beso mi frente con ternura-, porque eres lo único que me hace sonreír día a día.

Sonreí sin decir nada. Era exactamente lo que sentía todos los días, cada momento que tenia con él. Era simplemente maravilloso poder amar a una persona con tal intensidad y que este fuera correspondido. Joe era mi todo. Desde el pasado hasta el presente a pesar de todo lo que hubo pasado entre nosotros porque el amor jamás murió. Era puro y verdadero.

-Te amo –susurre.

-Y yo a ti, linda –volvió a besar mi frente y sonrió-. ¿Te armaras de valor y hablaras con ese monstruo feo de mi madre o no?

Me reí por su comparación y asentí contra su pecho.

-Lo hare solo por ti –dije, abriendo los ojos, pero sin despegarme de su pecho-. Porque me lo pides. De otra manera, ella se enteraría por terceros porque yo no hablaría con ella por nada del mundo.

El rió. Entendía perfectamente la hermosa relación que teníamos su madre y yo. Ya se le había hecho costumbre escucharme hablar sobre su madre (respetuosamente claro). Aunque, yo no creía que Denise hablara (respetuosamente) sobre mí.

_*_

Le sonreí a Joe tan pronto como unimos nuestras manos después de bajarnos del auto. Él apretó mi mano con nerviosismo. Suspire. Habíamos decidido hablar con nuestros padres ese mismo día antes de que pasara más tiempo desde el día que efectuamos nuestro compromiso. Joe estaba impaciente por hablar con mis padres ya que estaba nervioso de cómo reaccionara mi padre. Él ya estaba al tanto de que mis queridos padres no aceptaban nuestra relación por lo ocurrido en el pasado, y él había entendido el porqué. Sin embargo, se había llenado de valor para ir y hablar con ellos. Guao, menudo hombre tenía comiendo de mi mano, ¿no?

-Estoy nervioso –dijo, cuando soltó mi mano para secarse la suya sobre el jean. Estaba sudorosa-. Realmente tengo miedo de su reacción, ____.

Me reí.

-No creo que vaya a comerte, bobo –le golpee el brazo de broma y volvimos a unir nuestras manos-. Todo estará bien. Tranquilo.

Él asintió y me sonrió. Yo asentí y toque a la puerta de la casa cuando nos posicionamos frente a ella. Joe me echo un último vistazo nervioso, y yo le sonreí, apretando su mano. Parecía como si volviera a pedirme matrimonio. Estaba igual de nervioso que ese día.

La puerta se abrió mostrando a mi madre sonriente. Su sonrisa tambaleo un poco cuando desvió la vista de mí hacia Joe. Yo sonreí hacia ella tratando que volviera a su estado sonriente, pero solo mostro otra sonrisa forzada.

-Hola –dijo, mirándome-. Pasen.

Ella se hizo a un lado con rigidez y yo entre. Joe me siguió sin soltar nuestras manos. Escuche cuando mamá cerró la puerta detrás de nosotros y comencé a respirar profundo para calmar mis nervios. Si así había reacciono mamá, papá reaccionaria con mas rigidez y frialdad, era seguro. Me prepare mentalmente para cualquier cosa que a papá se le ocurriera hacer o decir.

-¡Ben! –ella llamo a papá sin despegar la vista de nosotros-. ¡____ está aquí!

Bien, ya era el momento. Respire profundo y mire a Joe. Él hizo una mueca que me hizo reír. Me puse un poco de puntitas sobre mis tacones y bese suavemente sus labios. Sonreí sobre ellos y el hizo lo mismo. Al menos, al hacer eso, los nervios se habían sacudido un poco.

Cuando devolví la mirada a mamá, la suya era penetrante, fría, distante. Ella estaba analizando la situación, lo más probable. Suspire. Eso era peligroso.

Vi a papá aparecer por el área de la sala, frente a nosotros. Sonreí cuando lo vi hacerlo.

-¡Mi muñeca esta… aquí! –su voz se desvaneció cuando vio a Joe. Y su sonrisa se esfumo como si nunca hubiera existido. ¿No podían ser un poquito más disimuladores?-. Joseph –dijo formalmente, cosa que me asusto-. Gusto en verte.

-Igual digo, señor Hill –respondió con la misma actitud que papá.

Puse los ojos en blanco y solté su mano. Una sonrisa se formo en mis labios cuando me acerque a papá. Lo abrace con fuerza tal y como a él le gustaban, y por los segundos que estuvimos juntos se le olvido que Joe estaba allí. Reí cuando me apretó y beso mi mejilla. Palmee su espalda aun riendo y él me soltó lentamente. Bese su frente cuando me soltó y di un paso atrás agarrando sus manos entre las mías. Sonreí. El me sonrió, pero su sonrisa no duro mucho. Acaricio mi dedo anular sintiendo la estructura del anillo sobre él. La profundidad y seriedad en sus ojos me dijo que estaba furioso. Él es un poco reservado en cuanto a emociones, pero ya yo lo conocía demasiado bien.

-¿Vienen a anunciarnos algo? –Pregunto, haciendo que mamá volteara a vernos con el ceño fruncido-. Hablen, entonces.

Mire a Joe por encima de mi hombro y solté el aire. Él hizo una mueca y dio un paso al frente asintiendo con su cabeza. Sabía lo que le pasaba por la cabeza porque a mí también me pasaba: esto era incomodo. Por el rabillo del ojo, note como el retorcía sus dedos por el nerviosismo. Reprimí una sonrisa. Eso era tierno.

Papá soltó mi mano derecha y se cruzo de brazos mirando fijamente hacia el rostro rojizo de Joe. A pesar de que la expresión de Joe se veía firme, decidida, imponente, el no se veía amenazador. Parecía un pequeño cachorro perdido. Y seguía dándome ternura.

Joe no dijo nada durante todo el tiempo que estuvo mirando a mi madre, a mi padre y a mí. Ni siquiera se atrevió a abrir la boca y decir algo. Estaba más nervioso de lo que yo creía. Uf. Agarre valor y mostré el anillo en mi mano derecha justo como se lo había mostrado a Alice. Mamá ahogo un grito de sorpresa y abrió los ojos de par en par, asombrada.

-Nos vamos a casar –sonreí, y me mordí el labio inferior luego.

Mire a Joe durante unos segundos y luego mire a mis padres. Mamá tenía una cara estupefacta mientras continuaba viendo fijamente al anillo. Mantenía las manos tapando su boca abierta por el asombro, mientras estas temblaban. Se puso pálida como un papel, comenzando a darme un susto de muerte. No era normal que ella se pusiera tan pálida de repente. Pero imagine que era una reacción de la noticia. Papá, por su parte, estaba tan serio como antes mientras desviaba su mirada de mí hacia un Joe echo un lio de nervios.

-No puede ser –fue lo único que escuche decir a mi madre antes de que cayera desmayada en el suelo.


Capitulo 24:


Mi padre la atrapo antes de que cayera al suelo y la puso suavemente sobre el suelo. Joe hizo ademan de atraparla, pero obviamente papá se le adelanto. Yo grite sorprendida y se arrodille junto a ella. ¿Todo el mundo tendría una reacción similar a mi relación con Joe? ¿Qué hacía que todos se desmayaran? Joe no era mago o algo así. ¿Qué tenia de malo?

-Busque alcohol, señor Hill –le dijo Joe a mi padre-. Tenemos que despertarla.

Papá obedeció.

-Fue la impresión –susurre, mirando a mi madre. Golpee sus mejillas intentando despertarla, pero era inútil-. ¡Mamá, mamá, despierta!

-Espera el alcohol, ¿si? –Dijo Joe-. Lo haremos con más calma esta vez.

-Joe –suspire-. Ayuda, ¿si? –Lo mire-, no desayudes.

Hizo una mueca y respiro hondo. Desvió la mirada hacia mi madre, y colocando sus manos a ambos lados de su cintura la separo un poco del suelo y la agito no con mucha suavidad tratando de despertarla. Yo aparte mis manos del rostro de ella y, con un poco de consternación, vi como Joe la sacudía. Poco después, mama despertó.

-Mamá –dije rápidamente, después que Joe la soltó de nuevo en el suelo y se puso de pie-. ¿Estás bien?

Ella parpadeo mirando mi rostro y cuando desvió la mirada hacia mi lado, donde Joe estaba arrodillado, cerró los ojos. Se llevo una mano al rostro y respiro hondo. Volvió a mirarme y soltó el aire.

-Dime que estaba soñando, ____ -dijo-. Dime que solo fue una pesadilla.

Mire a Joe durante un segundo y note como su mandíbula se tensaba. No me miro, pero estaba segura de que su mirada destilaba furia. Me arme de valor y volví a mirar a mamá.

-No, no era un sueño –dije-. Me voy a casar con Joe.

Joe se incorporo, poniéndose de pie a mi lado y escuche su suspiro. Esta situación era completamente incomoda y rara. Mis padres jamás habían estado tan en desacuerdo con todo esto. Y sabía que lo estaban porque de otra manera ya nos hubieran estado felicitando a Joe a mí desde que anuncie el compromiso. Era obvio que no estaban contentos. Desde lo que paso con Joe hace ocho años, a ellos no les simpatizaba el hombre. Y era razonable, había hecho sufrir a su hija más de lo que ella hubiera sufrido jamás. Celos de amor de padres, supongo.

-Bien –susurro ella, incorporándose lentamente con mi ayuda. Joe no extendió su mano ni un solo centímetro hacia nosotras y eso me pareció grosero, pero lo deje pasar. No era el momento para discutir con él.

-Kate –dijo mi padre con alivio, detrás de nosotras. Me ayudo a levantar a mi madre completamente-. ¿Estás bien?

Ella no respondió a su pregunta, pero miro hacia Joe. El, a pesar de que no miraba hacia nosotros, su expresión era una de enojo. La tensión era más palpable que nunca, y yo me sentía a punto de perder el control y hacer un escándalo por los nervios. Mis manos ya estaban temblando. Ya era suficiente.

-¿Por qué eres tan descarado? –le pregunto mi madre a Joe, mirándolo fijamente, con odio. Joe la miro-. Después de ocho años vienes como si nada hubiera pasado y la vuelves a llenar con promesas falsas. ¡Por tu culpa casi no sale de la depresión! ¡Por tu culpa casi no va a la universidad! ¡Por tu culpa ella estuvo años llorando sola en su habitación! ¡Maldito bastardo!

-Mamá basta –la interrumpí, mirándola-. Basta.

-Esa carita de niño bueno no te queda –continuo, ignorándome-. La abandonaste. Le destrozaste el corazón sin piedad. ¡¿Y ahora le pides matrimonio?! ¿Con que intenciones? Buenas no pueden ser porque no eres de esos. Y lo demostraste hace años, Joseph. Descarado.

-Mamá –intente de nuevo-. Basta.

-¡No! –exclamo, histérica-. Sabes todo lo que paso, ____ -me miro-. No te ilusiones con el de nuevo. No es una buena idea, mi amor. Lo sabes.

Mire a Joe. No decía nada, pero estaba totalmente segura de que pronto explotaría como una bomba atómica arrastrando todo a su paso. Su mandíbula estaba tensa, sus ojos no miraban nada en concreto y sus puños estaban fuertemente cerrados a sus costados. Tenía miedo a lo que pudiera tener en mente.

Pero sin embargo, me sorprendió al hablar.

-Amo a ____, señora –dijo con calma-. Es lo más preciado que pudiera tener. Y si, sé que no merezco su amor después de todo lo que paso, pero ella me acepto en su vida una vez más. Y esta vez no desaprovechare la oportunidad. Ella es mi prioridad, todo lo que necesito para vivir. Lamento no ser el hombre indicado para ella como ustedes piensan, mas no pueden romper lo que nos une –extendió su mano hacia mí, pidiendo mi mano. La apretó al tiempo que me jalaba hacia el-. Nos amamos, y nos vamos a casar les guste o no.

Me mordí el labio inferior esperando alguna respuesta de mis padres, pero ellos se mantuvieron en silencio mirándose. Me moría por saber lo que les pasaba por la cabeza ahora que Joe había dicho todo lo que sentía. Pero era difícil saberlo si ellos no lo compartían. Mantuve la paciencia aunque los nervios ya me estuvieran desordenando el sistema.

Joe suspiro y pego sus labios en mi sien depositando un beso en ella. Soltó mi mano y el pasó alrededor de mi cintura para pegarme más a él. Sonreí a penas. No era momento para sus tiernas caricias, sin embargo, me encantaba que me tocara, que me besara, que me amara. No había hombre más perfecto que él, era seguro.

-Joseph –comenzó mi padre, captando nuestra atención-. ¿Estás seguro de lo que sientes? Si me entero que solo estás jugando con ella…

-Tranquilo –sonrió, relajándose por primera vez en la noche-. No se preocupe, no estoy jugando con _____. Bueno, no con su corazón.

Golpee su pecho con diversión, riendo a mi vez. Comentario fuera de lugar, le comunique. El solo sonrió mientras mis padres mantenían una expresión seria. Ninguna alteración. ¡Parecían mas agentes del FBI que mis padres!

-De acuerdo, lo siento –dijo, antes de continuar-. ____ es muy preciada para mí como para herirla una vez más. Sería una estupidez dejarla ir cuando es perfecta. No sé cómo me atreví la primera vez –me miro con el arrepentimiento nublándole la mirada. Sonreí con ternura.

-Mas te vale que sea cierto, Joseph –dijo mamá, esta vez-. No volveremos a verla pasar por lo mismo. Una sola lagrima y no vuelves a saber de ella.

-Solo llorara de alegría, señora Hill –desvió la mirada hacia ella-. No volveré a hacerla sufrir.

-Solo espero que sea cierto –suspiro mamá, mirando al suelo-. Y se casaran –bufó-. No puedo creerlo. Siempre pensé que te habías marchado para nunca volver, y bam, aquí estas, comprometido con ____. Es un demasiado para mí.

Ella se llevo una mano hacia el área del corazón y respiro hondo, sin mirarnos aun.

-Espero que la hagas feliz –miro a Joe-. Ella se merece eso y mucho más, Joseph. Cuida de su corazón.

-Lo hare –sonrió, mirándome-. Con gusto.

_*_

Al salir de casa de mis padres, después de una hora más de platica, Joe suspiro aliviado, y yo hice lo mismo. Había sido un rato de mucha tensión e incomodidad. Había sido demasiado para ambos. Pero Joe intento mostrar su mejor cara después de que las cosas se calmaran un poco. Y me alegre por eso. De otro modo, aun estaríamos discutiendo con mi madre.

Cerré los ojos durante todo el camino hacia mi casa, tratando de calmar el temblor en mis manos, además sudorosas, y retener las nauseas. Los nervios estaban causando demasiados problemas en mi sistema. Y no entendía porque aun no se calmaban. Ya había pasado la peor parte y todo estaba calmado, ¿Por qué seguía sintiéndome con los nervios de punta? Era estúpido pensar que aun tenía miedo acerca de lo que podían estar pensando mis padres. Ya ellos habían hablado con nosotros y todo. Hasta se habían puesto de acuerdo para aceptar mi relación con Joe, a pesar de que no aceptaran el matrimonio. Pero al menos, era un avance.

Y como si Joe hubiera leído mis pensamientos durante todo el camino, antes de bajarnos en mi casa, me retuvo dentro del auto.

-¿Te sientes bien? –pregunto-. Es raro que no hayas comentado nada sobre los sucesos pasados.

-Solo quiero ir a la cama –suspire-. A dormir.

El sonrió.

-Está bien. Fue una noche ajetreada, pero no te ves como si solo tuvieras sueño, mi amor –frunció el entrecejo-. Pareces enferma.

-Estoy bien –sonreí-. Una ducha y a la cama. Estaré perfecta.

El no discutió. Se limito a caminar detrás de mí hacia dentro de la casa. De todos modos, sentía su preocupación flotar en el aire alrededor de mi, y me molestaba. Solo quería pasar la noche tranquila… calmar un poco mis nervios estaría bien. No pedía nada más. Y Joe los ponía aun peor.

Entre en la habitación para quitarme la ropa que traía puesta y luego darme una ducha. Lance los tacones al armario junto al vestido que descarte. Pasee en ropa interior hacia la cómoda para sacar una braga y un camisón de dormir. Joe, mientras tanto, estaba sentado en la cama mirando mis movimientos. Varias veces note como se relamía los labios mirando cómo me deslizaba frente a él.

-Me provocas –comento, después de un rato-. Vete a bañar antes de que te retenga en la cama.

Reí y camine hacia él. Me subí a la cama, trepándome a su regazo con una sonrisa picara en mis labios. Me olvide del malestar que sentía y desabotone su camisa azul de seda. Pase mis dedos sobre su fuerte torso después de lanzar lejos la camisa. Lo roce con la yema de mis dedos, y note como su respiración se aceleraba y sus latidos se desbocaban. Y solo estaba rozando su torso.

Levante la mirada hacia sus ojos y vi como brillaba el deseo en ellos. Me mordí el labio y reí. Baje mis manos hacia su pantalón, y el no me lo impidió. Lo desabotone al tiempo en que me inclinaba para besar su pecho. Metí mi mano dentro del pantalón después de desabrocharlo y al instante me di cuenta de que no tenía ropa interior. Mi cuerpo se encendió tan rápido como se enciende la gasolina. Su miembro estaba duro en mi mano haciéndome sentir aun mas excitada. Joe gimió tan pronto como comencé a frotarlo. Y yo disfrute de cada gemido que le arranque mientras mimaba su duro pecho.

-____ -murmuro entre gemidos-. Basta, basta. Me correré.

Lo ignore, y continúe con lo mío. Sin embargo, Joe saco mi mano de su pantalón y me volteo sobre la cama. Se posiciono sobre mí y atrapo mis labios entre los suyos con una pasión que me volvió loca. Sus grandes y fuertes manos destrozaron mi braga antes de que yo pudiera protestar. No vi lo que hizo con ella después de romperla ya que mi prioridad era no soltar sus labios hambrientos.

Sentí como se posiciono en mi entrada sin siquiera quitarse el pantalón. Su mano acaricio mi hendidura, haciéndome gemir contra sus labios y me retorcí debajo de él, y entro. Solté sus labios para soltar un grito de placer mientras que el soltó un gruñido. Extendí y aferre mis manos al poco cabello que tenía en la parte superior de su nuca. Era demasiado. Sentí su pantalón rozar su piel sensible y volví a gemir. El se incorporo hasta ponerse de rodillas sobre la cama conmigo sobre su regazo y sus brazos sosteniéndome a él. Tenía una mano por mi espalda y la otra sobre mi cadera. Gemí, tirando mi cabeza hacia atrás. El gruño de nuevo comenzando a moverse dentro de mí. Al notar que estaba tomándose demasiado tiempo entre embestida y embestida, comencé a cabalgarlo. Necesitaba más. Solté su nuca y, sin querer, clave mis uñas sobre sus hombros mientras sentía todas las sensaciones que me envolvían. La tela de su pantalón rozándome, sus labios comenzando a saborear mis pechos después de quitar mi sostén, y toda la atmosfera que rodea lo maravilloso del sexo. No podía pedir nada mejor.

Y definitivamente no pegue un ojo en toda la noche.
MaleeJonas
MaleeJonas


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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por andreita Vie 14 Dic 2012, 11:54 am

vioolviste!! si y estas en avcaiones me encanataaaaa


se van a casarrr wiiii siii sigla pronto
andreita
andreita


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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por Yhosdaly Vie 14 Dic 2012, 1:47 pm

OMG muero por saber que sigue! Amo tu nove! Ya estas de caca iones? Cuándo la seguiras esta nove en cada Capítulo me adicta más!
Amo como escribes de pana
Síguelas porfiss piedad
Síguela
Yhosdaly
Yhosdaly


http://www.twitter/YhosdalyL

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Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 Empty Re: Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu)

Mensaje por Yhosdaly Vie 14 Dic 2012, 1:55 pm

MaleeJonas escribió:Hola chicas! He regresado, ya sali de vacaciones y estoy por aca subiendoles una maraton compensandolas por todo el rato que estuve desaparecida, espero comprendan mi falta de tiempo a causa de la uni y que disfruten su maraton

Capitulo 20:


-Lamento haberte gritado –dio un paso hacia mí y extendió su mano hasta acariciar mi mejilla. La misma en la cual su madre me había abofeteado días antes. El moretón había desaparecido hacia tiempo ya-. También el no haberme aparecido antes. Fui un tonto, y lo lamento –inclino un poco su cabeza hacia la mía, separando nuestros labios por solo unos centímetros-. ¿Me perdonas?

-¿Qué te hace pensar que no te he perdonado ya? –Sonreí, extendiendo mis brazos para enrollarlos en su cuello-. Fue una estupidez por parte de ambos, lo sabemos, pero nada ha cambiado. Aun te amo, Joe.

-Y yo a ti, preciosa.

Sonrió antes de unir nuestros labios en un tierno pero exigente beso. Reí cuando me elevo del suelo y me hizo enrollar las piernas alrededor su cintura. Sus manos se posaron en mi trasero apretándolo un poco. Reí al tiempo que mordía su labio inferior y mantenía su mirada fija en la mía.

-Te extrañe mucho estos días –dijo él-. Mi cama se sentía fría y vacía. Creo que me acostumbre a tu presencia.

-Y yo a la tuya –deposite un beso corto sobre sus labios-. Me sentía sola todas las mañanas sin ti.

Gemí de la impresión al sentir cuando Joe me coloco sobre un taburete. No me había dado cuenta de cuando él había comenzado a caminar hasta ese momento. Él rió y volvió a besarme. Coloco sus manos sobre mis muslos antes de soltar mis labios. Sonrió, desviando la mirada hacia el mostrador detrás de mí.

-Oreos –dijo, extendiendo su mano hasta agarrar el paquete.

Me gire para hacia su dirección y luego lo mire a él. Le intente quitar el paquete de las manos riendo. Él esquivo mi mano. Tenía buenos reflejos. Dio un paso atrás y saco una galleta del paquete. Se la llevo a la boca mirando hacia otro lugar. Me baje del taburete y camine hacia él para quitarle el paquete, pero volvió a esquivarme. Me reí.

-Joe, dámelo –me queje-. Es mío.

-Son oreos –dijo él, haciéndome reír-. Hace tiempo que no comía algunas.

-Y yo no he comido nada en todo el día –replique-. Dámelas.

-¿En serio? –Su expresión cambio a una de preocupación-. ¿Por qué no has comido?

-No tenía hambre –me encogí de hombros-. Dame las galletas.

Me ignoro.

-Puedo comprarte algo de comer –dijo, escondiendo las galletas en su espalda-. Pero las galletas son mías.

-Joe –proteste.

-Mías –repitió, con una sonrisa.

Se inclino hacia mí para besar mis labios al mismo tiempo en el que yo extendía los brazos por sus costados hasta llegar a su espalda. Intente otra vez agarrar el paquete, pero me lo impidió. Soltó mis labios y ambos reímos. Este hombre no era fácil. Con un suspiro, me rendí.

-Bien –dije, separándome de él-. Ve y cómprame algo de comer. Tengo hambre.

-De acuerdo.

Saco otra galleta del paquete llevándosela a la boca. Hice un mohín para no reírme o protestar. El, con una sonrisa, se giro hacia la puerta reacomodando sus brazos a ambos lados de su cuerpo. Rodee los ojos y me gire para sentarme en el taburete. Agarre el vaso de leche del mostrador y le di un sorbo viendo el delicioso trasero de Joe, alejarse hacia la puerta.

-Pero… -se detuvo-, ¿segura que no quieres pizza? No quiero irme.

Me reí cuando se giro haciendo una mueca.

-Bien –me encogí de hombros-. Ordénala.

Él volvió a sonreír. Se posiciono frente a mí, entre mis piernas, y me beso otra vez. Deposito el paquete de galletas sobre el mostrador y me quito el vaso de leche de las manos, dejándolo donde estaba antes. Su mano fría (por el vaso de leche) se coloco en mi muslo, haciéndome gemir. Él sonrió entre mis labios, pero no dejo de besarme. Su mano libre subió por mi espalda directamente hacia el ajuste del sostén. Lo desabrocho mucho antes de que yo pudiera protestar. Cayó al suelo. Reí pegándolo más a mí y agarre el dobladillo de su camiseta. Soltamos nuestros labios para poder quitársela por la cabeza; también la lance al suelo.

Enrolle mis piernas alrededor de sus caderas y lo pegue mucho más a mí. Le brinde una mirada picara antes de desviarla hacia sus pantalones. Metí mis dedos por el borde dejando solamente los pulgares a ambos lados del botón y la cremallera. Joe suspiro. Me mordí el labio inferior viendo como el bulto en sus pantalones crecía. Mmm. Desabroche el botón y la cremallera dejando ver la liga expandible del bóxer que decía Calvin Klein. Me reí por lo bajo levantando la mirada hacia él.

-¿Qué? –Pregunto Joe con la voz ronca por el deseo-. ¿Qué te parece gracioso?

-Esto –agarre la liga y la estire un poco, antes de soltarla y que chocara con la piel de Joe. Me reí.

Joe también rió conmigo. Metió una mano por mi pelo y me aferro la nuca para inclinarse y besarme en los labios. Mis manos, que aun permanecían cerca del pantalón, comenzaron a bajarlo junto al bóxer. Pero me detuve. Mis tripas gruñeron haciendo reír a Joe.

-La pizza –recordó-. Ya la pido.

Se separo de mí después de darme un beso corto en los labios, y saco su móvil del bolsillo del pantalón. Suspire. Me baje del taburete y recogí el sostén del suelo, volviendo a ponérmelo. Agarre el vaso de leche, ya tibio, y el paquete de galletas. Camine dentro de la cocina comiéndome la última galleta. Termine el vaso de leche después de echar el envoltorio de las galletas a la papelera y deje el vaso en el lavaplatos.

Ahora, a esperar la pizza.

_*_

-No sabes -me beso- cuanto –me besó otra vez- te extrañe. Me moría todas las noches, pensando en lo calientita que estarías a mi lado. No volveré a hacer eso en toda mi vida.

Me reí, enrollando mis brazos sobre su cuello una vez más. Eran más o menos las dos de la madrugada y aun permanecíamos despiertos. Aunque las actividades nocturnas con Joe eran divertidas. No me estaba quejando para nada. Justo como hacía tiempo: su cuerpo sobre el mío calentando cada partícula de mi cuerpo mientras me besaba haciéndome arder bajo la piel. Este era el tipo de momentos que amaba. Joe siempre tierno, cariñoso, adorable. Él no era como Alice quería que lo viera. Lo que había pasado en John’s Bar fue un arranque de celos e ira. Joe no era siempre así.

-Espero que no, porque yo también te extrañe –dije, deseándolo más cerca.

-Y espero que Troy no se vuelva a cruzar en nuestro camino porque entonces sí que no tengo piedad de él –se inclino sobre mi cuello y lo beso.

-Te separaron de él, Joe –me reí-. No tuviste piedad de él, si no hubiera sido por Nick y Kevin, lo hubieras amolado a golpes.

-Sí, porque estaba con mi mujer –se apretujo más a mi cuerpo, haciéndome estremecer-. Nadie toca a mi mujer.

-Eres posesivo, Joe –volví a reírme.

-Te amo –beso mi cuello con ternura-. Por eso soy posesivo.

-Bueno, pues, entonces, yo tengo la misma excusa –dije en tono burlón.

-Claro –se separo de mi cuello y me miro a los ojos-. Soy todo tuyo para hacer conmigo lo que te plazca.

-¿Seguro que quisiste decir eso? –lo mire picara-. Tal vez te retractes.

-Jamás –sonrió-. Sigo firme.

-Bien, entonces…

Me mordí el labio inferior empujando su pecho. Hice que se recostara a mi lado antes de subirme a él a horcajadas. Le sonreí con sensualidad y me incline sobre su pecho para besarlo sin romper la conexión visual. Joe soltó un gruñido colocando sus grandes y rasposas manos en mis caderas. Las moví un poco hacia abajo, chocando nuestras entrepiernas. Joe gimió. Sonreí, ya que era la reacción que esperaba. Continúe besando su pecho con una sensualidad que le arrancaba varios gemidos. También continúe con mis movimientos de cadera que más de una vez le hicieron gruñir y gemir. Me estaba divirtiendo a lo grande.

-¿Sabías que me estas torturando? –Espeto una vez consiguió separar mis labios de su pecho-. Me estas matando, mejor dicho.

Sonreí, inclinándome para besar sus labios.

-Lo sentí.

Volví a hacer el movimiento de cadera palpando con mi entrepierna su duro miembro. hacia la entrada y choque con Adam. Grite por la impresión y me lleve una mano hacia el pecho tratando de tranquilizar mi respiración y pulso. Adam se doblo de la risa. Al recuperarme, le dedique una sonrisa hipócrita y me gire hacia el auto. Él me alcanzo poco después.

-Fue una broma accidental, ____ -dijo, aun riendo.

-No importa –lo mire un instante y devolví mi mirada al camino-. ¿Nadie puede venir a recogerte enserio?

-No –sacudió la cabeza, sonriendo como si fuera cómplice de alguna fechoría-. Joe, papá y Nick están en el ensayo. Los abuelos no pueden, salieron, y mamá está trabajando. Nadie puede dejarme en casa excepto tu, claro.

Mire hacia el cielo elevando una plegaria con una sonrisa.

-No soy tan malo, ____ -protesto él, con una sonrisa burlona-. Soy igual a Joe, que es otra cosa.

-Oh, no eres malo –sacudí la cabeza, sarcástica-. Solo eres peor que Joe.

-¿Por qué? Si soy aun más bueno que él. Hasta conquistando nenas –me guiño-. A ti te tengo en la mano, eh.

Me reí.

-Si, como digas.

Durante todo el trayecto hacia la casa de sus abuelos, estuvo burlándose, haciendo bromas, cantando y haciéndome la tarde imposible… pero haciéndome reír. Adam era un gran chico. Se parecía mucho a su tío, y eso era en parte una bendición, en parte una maldición. Joe no era un santo, claro está, y Adam ya iba por su camino. Y no estaba diciendo que Joe fuera un mal ejemplo o algo, solo que… era un poco perturbante tener dos Joes a tu alrededor. Casi traumático.

Al llegar a nuestro destino, Adam bajo del auto un tanto vacilante. Dejo una pierna dentro del auto mientras su cuerpo estaba debatiéndose entre salir o quedarse. Fruncí el ceno un poco divertida por su actitud. Él volvió a entrar en el auto y me miro con una gran sonrisa y ojos tiernos. Oh, Dios, algo planeaba.

-¿Podrías entrar conmigo? Estoy solo –hizo puchero y parpadeo.

Su expresión era más graciosa que suplicante. Me reí a carcajadas.

-Sobrevivirás –dije, colocando ambas manos sobre el volante y recostando la cabeza en el asiento-. Baja ya. Tengo cosas que hacer.

-¡Por favoooor! –Suplico con la misma expresión-. ¡¿Siiií!?

Solté un suspiro exasperado porque me había convencido. Lo mire durante unos instantes mientras el continuaba en su plan de la mirada del gato con botas. Volví a suspirar, esbozando una sonrisa al tiempo que apagaba el auto. Adam exclamo un ¡Sí!, haciendo el gesto con el brazo. Agarre mi bolso que estaba en el asiento trasero y abrí la puerta.

Me baje un poco antes que él.

-Gracias, ____ -dijo, rodeando el auto hasta ponerse frente a mí.

-Ya que, vamos –rodee los ojos y coloque una mano sobre su espalda para guiarlo hacia la casa.

Él saco las llaves de su bolsillo y abrió la gran puerta principal. Tan pronto como pasamos por ellas, todos los recuerdos me embargaron. Las cenas amargas por Denise, los chistes malos de Nick, las bromas de Joe, las sonrisas de Kevin, y los buenos tratos de Paul. Hasta al lindo Golden Retriever (llamado Elvis) que tenía Nick. La pasaba a lo grande entre esas paredes con decorados franceses y diseños personalizados. Denise no era la mejor suegra del mundo, pero las personas a su alrededor eran lo máximo. Joe era el primero, claro, pero sus hermanos y su padre eran también fantásticos.

Sonreí ante cada recuerdo; tantos buenos como los malos.

-Presente, ____, presente –Adam sacudió una mano frente a mi vista obligándome a centrarme.

Le sonreí, siguiéndolo a través de los pisos alfombrados del más caro diseñador y de los muebles personalizados y estilizados para los gustos de Denise. Recordé cuantas veces Joe me había abrazado y besado en esos muebles mientras ella no miraba. No mucho había cambiado desde ese entonces. La mayoría de la decoración permanecía intacta, en diferente lugar, pero iguales. Y la casa seguía siendo la misma, con varios de sus mismos integrantes. Todo parecía como si hubiera sido congelado en el mismo momento durante ocho años.

-Bien –dijo Adam, devolviéndome al presente otra vez-. Según conto Joe, hace ocho años que no pisas estos suelos ¿a qué no?

Abrí los ojos de par en par y coloque mis manos sobre las caderas, elevando una de mis cejas con incredulidad.

-¿Qué te conto Joe? –pregunte, queriendo asegurarme que no le había contado más de la cuenta a un chico de catorce años.

-Lo suficiente –sonrió con superioridad y se giro para continuar caminando-. Ven, sígueme.

Caminamos a través de la sala en dirección al comedor y al despacho del señor Paul. No sé que tenía en mente Adam, pero estaba haciendo sospechar.

-¿Qué te conto Joe? –insistí-. Vamos, dime.

-Bien, no conto mucho –suspiro, viéndome por encima de su hombro-. Solo me confirmo que tu y el eran pareja, que habían estado hace años juntos, que se volvían a ver, que te amaba y el sentimiento era reciproco… cosas así –se encogió de hombros-. Da igual, me imagino lo que hacen cuando están solos.

-¡Adam! –exclame, asombrada-. No deberías tener esos pensamientos –reí.

-Suenas como la abuela, ____ -se burlo.

Entramos en el comedor, riendo aun. Me mordí el labio inferior levantando la vista de la cabeza de Adam. Él me miro con una sonrisa y luego miro hacia donde yo miraba desconcertada. Parpadee varias veces, y abrí la boca y la cerré, pensando en alguna buena razón para la que Joe me hubiera mentido diciendo que tendría ensayo con la banda y no era así.

-¿Se podría saber porque no estás en el maldito ensayo, Joe? –me puse seria. Comenzaba a enojarme.

La sonrisita dibujada en sus carnosos labios, me saco de quicio. No me gustaban las mentiras, y menos de Joe. Él estaba apoyado sobre la larga mesa de madera de comedor y me miraba con diversión. Su expresión mostraba completa felicidad, mientras que por mi cuerpo pasaba un sentimiento de enojo. Me cruce de brazos haciendo que el bolso chocara con mi pecho, mirándolo fijamente. Respire profundamente y espere su respuesta antes de pegarle con el bolso. Una maniobra que tenia pensada hacer si su excusa era barata.

-Tenía otros planes, linda –su sexy voz retumbo por toda la amplia sala-. Algunos me ayudaron en esto.

-¿En qué? –Fruncí el ceño-. Lo que quiero saber es porque me mentiste, no que inventes un misterio.

-No te enojes, ____ -extendió sus manos hacia arriba, un gesto de que venía-en-paz-. La excusa es buena esta vez.

Rió con un toque de nerviosismo que me hizo preguntarme el porqué estaría nervioso por algo. Se incorporo, y camino hacia mí. Se detuvo a dos pasos y me miro desde su posición. Sonrió. Miro a Adam y de Adam a mí. Los mire a ambos sintiéndome excluida de alguna conversación. ¿Qué escondían? ¿Por qué tanto misterio?

Cambie el peso de mi cuerpo de un pie a otro, impaciente. Suspire rodando los ojos.

-¿Ahora qué? –inquirí-. ¿Alguna excusa inventada entre ustedes dos? Imagino que será buena.

-Adam –dijo Joe-, ¿podrías irte?

-¿Por qué? –chillo el-. ¡Yo quiero estar presente!

-¿Para qué? –Pregunte yo, mirando a Joe-. ¿Qué me ocultas?

-Adam –repitió Joe, ignorándonos a ambos-. Por favor.

Adam miro hacia el techo y suspiro dramáticamente antes de gruñir y salir de la sala. Me reí por su actitud. Aun era un niño, se le notaba en la actitud. Y lo seria siempre, si continuaba los pasos de Joe. Sonreí.

-Bien, ¿Qué escondes? –pregunte-. No me gusta que me mientas, Joe. No me gusta el misterio. Vamos, escúpelo.

-No estoy seguro –se lamio los labios, rascándose la nuca con una mano. No me miraba, pero yo notaba su nerviosismo. Ya me estaba impacientando.

-Joe, vamos, habla –insistí, queriendo que lo soltara pronto antes de que me pusiera a temblar-. Me estas poniendo nerviosa.

Él rió de nuevo con nerviosismo y se metió una mano al bolsillo, rebuscando algo en el. Con su mano libre, agarro mi mano derecha deshaciendo mi cruce sobre el pecho. Sujete el bolso con la mano izquierda preguntándome que hacia Joe, al mismo tiempo que nos mirábamos fijamente. Fruncí levemente los labios, pensativa. Su actitud no era la más normal; era rara. Hasta preocupante porque se veía torpe. Contando además que estuvo casi un minuto rebuscando en el bolsillo de su pantalón como si fuera un lugar infinito.

-Estoy nervioso –dijo, sonriendo-. Lo siento.

Sonreí queriendo apartar su nerviosismo. Nunca había estado tan nervioso como en esos instantes. Ni siquiera cuando me había pedido ser su novia o la noche en la que hicimos el amor por primera vez. Nunca. Joe tenía imagen de ser seguro de sí mismo y de sus decisiones. ¿Por qué ahora no? ¿Qué le impedía verse tan seguro como siempre?

-Listo –saco una pequeña caja de terciopelo del bolsillo.

Okey, eso no lo esperaba.

Mi corazón dio un salto al ver la caja. Ya sabía porque estaba tan nervioso. Esa era la decisión más impactante de nuestras vidas; podría cambiarlas para siempre. Me mordí fuertemente el labio inferior, reprimiendo cualquier cosa que pudo haber salido de mi boca antes. Joe soltó mi mano derecha y abrió la cajita dejando a la vista un lindo anillo con el aro bañado en oro y con un diamante en el centro que –me imagino- costaba cinco veces más de lo que me pagaban en un mes –lo cual no era algo extraordinario. Tenía otros diamantitos alrededor del aro haciéndolo brillar tan pronto como Joe lo saco de la cajita. Guao.

Me quede sin respiración mientras Joe se arrodillaba frente a mí, volviendo a agarrar mi mano derecha entre la suya. ¡Oh Dios mío!

-_____, ¿quieres casarte conmigo? –empezó. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras sonreía-. Te aseguro que no había mejor oferta. Y si la había, no era el indicado.

Me reí con su ocurrencia. Me lleve la mano a la boca sonriendo mientras miraba el anillo. Era hermoso…

-No importa, porque esta es la oferta que quiero y necesito –una lagrima se escapo de mi ojo mientras asentía con la cabeza-. Quiero casarme contigo, Joe.

-¿En serio? –se levanto de golpe del suelo. Su expresión era de estupefacción, y yo sin saber porque, ya que era obvio que era esa la respuesta que le daría-. No hay vuelva atrás después de esto.

-Quiero vivir toda mi vida contigo, Joe –agarre su rostro entre mis manos-. Te amo.

Su rostro se ilumino con una gran sonrisa. Introdujo el precioso anillo en mi dedo anular con unas manos temblorosas. Reí viendo su torpeza que, a pesar de todo, lo hacía parecer aun más sexy. Cuando termino con el anillo, coloco sus grandes manos en mi cintura y me pego a él para depositar un tierno beso sobre mis labios. Instantáneamente, solté el bolso en el suelo y eleve mis brazos hacia su cuello para besarlo aun más profundamente. Él me elevo del suelo y dio una vuelta conmigo entre sus brazos.

-¡Te amo! –exclamo él, bajándome al suelo sin soltarme. Yo reí-. ¡Te amo, ____!

-Yo te amo aun más –dije, riendo.

Lo abrace y volví a besarlo con la felicidad rebozando hasta por mis poros. Me sentía completamente llena de felicidad. Quería llorar, reír, gritar y, abrazar bien fuerte a Joe. Él era todo lo que quería, todo lo que necesita, todo lo que amaba. Alice no tenía razón; Joe si era para mí. Y esto lo demostraba.


Capitulo 22:


Al llegar a casa, aun tenía una gran sonrisa en mis labios. El sentimiento de estar completa no me abandonaría hasta que superara que ¡me iba a casar con Joe! Hasta que no lo procesara, no iba a estar normal otra vez. La felicidad se me escapaba por los poros. ¡El amor...!

Gire mi cabeza para mirar a Joe y nuestras manos entrelazadas. Todo era maravilloso. Un sueño creía que era. Todo era perfecto. Joe me miro y sonrió viéndose fabuloso siendo iluminado solo por la casual luz de las farolas. La noche era magnifica, y yo me sentía estupenda. ¡Me iba a casar con Joe!

El auto de Alice estaba aparcado frente a mi casa cuando llegamos a ella. La gran sonrisa se me torció un poco. Había olvidado que tenía una cita con Alice para una noche de chicas. ¡Urg! Después de la propuesta de Joe, me había quedado con ellos en la mansión charlando. No podíamos dejar a Adam solo en esa gran casa, tampoco, así que esperamos por alguien del personal o por los padres de Adam. Y nos había tomado la tarde allí.

Alice.

Suspire. Solté la mano que mantenía unida con la de Joe y busque el móvil en mi bolso. Logre encontrarlo en poco tiempo. Diez llamadas perdidas: Alice. Genial, debía estar de malhumor por mi culpa. Mire a Joe, quien ya había estacionado mi Audi en el garaje y lo había apagado. Él me miraba fijamente esperando a por mi respuesta.

-Había noche de chicas hoy, amor –dije, haciendo una mueca-. Alice estará furiosa.

-Le explicaremos entonces –se encogió de hombros-. No creo que haga un drama.

-No la conoces –suspire.

Me gire para abrir la puerta del auto y salí. Cerré la puerta detrás de mí, un poco antes de que Joe también cerrara la suya. Colgué el bolso en la flexión del codo al tiempo que volvía a guardar el móvil en el. Camine hacia el auto de Alice preparándome para su bombardeo de preguntas, y para combatir su enojo. Gracias a Dios tenía un apoyo: Joe iba detrás de mí.


Rodee el auto y toque el cristal de la ventanilla del conductor, sintiéndome torpe. Alice me dedico una mirada asesina a través del cristal que me helo la sangre. Juraba que si las miradas mataran, en ese momento hubiera caído muerta sobre el asfalto. Pero sonreí.

-Eres una idiota –comenzó Alice, cuando se bajo del auto. Cerró la puerta de un gran golpe, sin percatarse de la presencia de Joe-. ¿Sabes hace cuanto te estoy esperando? ¡Cuatro horas! ¿Dónde demonios estabas, ____? No es divertido dejar a… -la calleé cuando le mostré el anillo en mi mano derecha-. ¿Qué? –abrió los ojos como platos y agarro mi mano acercándola a su cara-. ¡Deben ser 24 quilates en oro! Además… ¡los diamantes! –Elevo la vista hacia mí solo un segundo-. ¿Cómo conseguiste una cosa así?

La reina del drama, pensé.

-Me voy a casar –dije con el corazón hinchándose de amor otra vez. Sonreí. Reprimí las ganas de levantar la mirada y fijarla en Joe, y me limite a ver a Alice.

Soltó mi mano de golpe y puso una expresión como si no hubiera escuchado bien. Frunció el ceño y se me quedo mirando raro. Mi sonrisa no desapareció, sin embargo.

-¿Qué? No puede ser… -se llevo las manos a la boca soltando un grito ahogado-. ¡Joe! Él fue, ¿cierto?

-¡Sí! –exclame-. Me voy a casar –repetí con entusiasmo. Aunque Alice no compartía mi mismo sentimiento.

Ella bajo la cabeza un momento y retorció sus manos. Sus gestos me dieron en que pensar. ¿Qué le pasaba? Levante la mirada hacia Joe, quien nos miraba a ambas en silencio. Su expresión era pasiva, aunque pensaba que pronto explotaría. Él quería sonreír tanto como yo lo hacía; lo sabía.

Cuando Alice volvió a levantar la cabeza, estaba ruborizada y no me miraba. Comenzó a jugar con sus dedos y se mordió el interior de las mejillas fuertemente. Sonreí.

-Lamento que te haya dicho que Joe era malo para ti –comenzó, aun sin mirarme-. Estaba errónea en ese aspecto. Lo siento –me miro-. Joe si es para ti… porque ese anillo es demasiado caro como para gastarlo en alguien que no es importante –volvió a agarrar mi mano y miro el anillo, mi anillo-. Joe si te quiere, y mucho.

-No –interrumpió Joe, haciendo que Alice diera un salto, asustada-. No quiero a Raquelle; la amo, Alice –corrigió, haciéndome reír.

-¡Demonios, Joe! –exclamo Alice, girándose para verlo. Su respiración se había agitado-. ¿Podrías ser más sutil?

Él se encogió de hombros.

-También le debes una disculpa a él por no creer el –le dije a Alice-. ¿No crees?

Ella me miro como si me hubiera vuelto loca o hubiera comenzado a hablar el parcel. Sacudió la cabeza y suspiro.

-No le debo nada a él –sacudió una mano, alejándose de él-. Era a ti, por hablar mal de tu… prometido.

Sonreí con la mención. ¡Sonaba hermoso!

-Bien, de acuerdo –interrumpió Joe-. No importa. Habla todo lo que quieras sobre mi –se encogió de hombros, sonriendo-. Después de que hables de mi, todo está bien.

Alice le hizo una mueca y se cruzo de brazos, devolviendo su vista a mí.

-Bien, entonces, me voy –dijo-. Estoy de sobrada. Y ya que te olvidaste de nuestra noche de chicas, voy a comer chocolate, sola en casa, si no te importa.

-Alice… -comencé, sintiéndome culpable. Me sentí una mala amiga por no llegar a nuestra noche de chicas. Pero ¿Qué podía hacer? El hombre que más amo me había pedido matrimonio. Me olvide hasta de mi nombre en esos momentos.

-No importa –dijo ella, firme-. Me voy. Buenas Noches.

Se giro con una sonrisa forzada en el rostro, abrió la puerta del auto y con un suspiro dramático volvió a girarse hacia nosotros. Joe rodeo mi cintura con su brazo y beso mi frente dulcemente. Sonreí pasando mis brazos alrededor de su cuello.

-Te puedes quedar si quieres –le dijo él a Alice-. Conmigo no hay ningún problema.

-Es que no es tu casa, Joe –replico ella-. Y no, gracias, me voy a sentir sobrada.

-Nada de eso –protesto él, mirándola-. Tenían una noche de chicas y yo la arruine. Vamos a entrar y preparare algo. Tengo hambre.

Alice y yo nos reímos. Golpee levemente el pecho de Joe y él me sonrió. Beso mis labios suavemente dando una palmadita en mi espalda baja. Me soltó y le entregue las llaves de la casa para que el la abriera. Me gire hacia Alice y le sonreí.

-¿Vas a venir o no? No pongas esa cara. Te sigo queriendo.

Ella rió y puso los ojos en blanco.

-No reemplaces nuestra amistad con Joe –hizo puchero-. Te voy a extrañar cuando lo único que hagas sea estar con Joe… y tus hijos.

Sonreí de ternura dando dos pasos para acercarme a ella y la abrace. Ella me correspondió. Y aunque Alice sin tacones se veía muy bajita a mi lado, y yo tenía que agacharme un poco, no importo porque lo importante era el poder abrazarnos y darle a entender que la quería a pesar de todo. Ella mi amiga, mi única amiga autentica, la que siempre estuvo ahí, desde mucho antes de conocer a Joe, hasta esos momentos. Y esperaba que viviéramos muchos más, juntas, porque ella era como mi otra hermana.

-No lo hare –dije-. Eres mi amiga. Joe jamás ocupara ese lugar.

-Sí, porque no puede convertirse en mujer –reímos-. Pero ay ya, dejemos los sentimentalismos. No estamos aquí para prometernos nada, sino para celebrar que te casaras… con Joe –hizo una mueca-. Uf, ¿te imaginas que dirán tus padres? O…

No necesitó continuar para saber de quien hablaba.

Hicimos una mueca, y luego reímos. Nos abrazamos una vez más y nos soltamos. Alice entro en el auto para sacar su bolso y cerrar el auto. Le sonreí y la seguí para entrar en la casa. Mi cabeza empezó a dar vueltas. No había pensando en lo que podrían decir mis padres, en el alboroto que armaría Denise con la noticia. Me había metido en la burbuja de felicidad y no había pensando en eso. Denise, sin más, haría cualquier cosa para que no nos casáramos, eso lo tenía seguro; la conocía demasiado bien. ¿Qué sería capaz de hacer para separarnos? De tan solo pensarlo se me erizaron los vellos de la nuca.

Cerré la puerta principal en piloto automático. Caminaba en piloto automático ya que mi cabeza no estaba en ese momento. Daba vueltas sobre el eje del matrimonio entre Joe y yo. Y lo que rodaba alrededor de él, no era bueno.

-¿Qué haces Joe? –Le pregunto Alice, devolviéndome al presente-. ¿Realmente vas a cocinar ahora?

-Tengo hambre, niña –respondió él, desde la cocina-. Claro que sí.

-¿De verdad cocinas? –Alice quedo perpleja. Me miro un segundo antes de avanzar hacia la cocina-. No lo creo.

-Créelo, porque es cierto.

-Yo apenas se calentar agua –se quejo Alice, riendo-. Y tú, sabes cocinar. Estupendo.

Joe se rió. Su melodiosa risa retumbo en toda la casa. Sonreí.

-¿Quién te cocina entonces?

-¿Para que existen los restaurantes de comida rápida? –replico-. No dependo de nadie, excepto de ellos.

Joe volvió a reírse.

-¿Dónde está ____? –pregunto después de superar la risa.

-Aquí –camine hacia la cocina y le sonreí-. Voy a cambiarme y regreso.

-Pero si así estás hermosa –sonrió.

-Los tacones me matan –hice una mueca.

El asintió y Alice me sonrió. Salí del lugar dirigiéndome a la habitación. Lance el bolso sobre la cama y me quite los tacones, dejándolos al pie de esta. Baje la cremallera de la falda y la dejé en el suelo para poder desabotonar la camisa. También la deje en el suelo. No tenía ánimos para recoger la ropa del suelo. Saque un short y una camisita de tirantes de la cómoda y me la puse. Era lo más cómodo que tenia para esos momentos.

Mire el anillo que tenía en mi mano y sonreí. Aun no me creía todo lo que estaba pasando. El que Joe me hubiera pedido matrimonio era simplemente fantástico, aunque irreal. Aun no me lo creía. Me iba a casar con Joe. Oh, Dios mío. Era maravilloso.

Salí de la habitación con una gran sonrisa en la cara y los pies descalzos. Joe y Alice estaban sentados en la mesa platicando y devorándose un plato de pasta que se veía deliciosa. Camine hacia ellos y me senté al lado de Joe, sonriente. El me sonrió también, pero Alice continúo masticando su comida. Iba a ser asqueroso si me sonreía con la boca llena de comida. Reí.

Alice se quedo acompañándonos durante lo que resto de la noche. Reímos, platicamos y nos relajamos un poco. Hacía mucho tiempo que no nos sentábamos los tres juntos. Y, aunque Alice y Joe no se llevaban muy bien, ellos siempre se estaban burlando del otro, haciéndome reír a mí. Que era genial. Ambos ocupaban dos espacios importantes en mi corazón, en mi vida y eso me hacia sumamente feliz. Era hermoso. Solo esperaba que esta felicidad no durara poco. Que Joe no volviera a escurrirse entre mis manos y que Denise volviera a lograr su objetivo. Esta vez, no sabía si volvería a sobreponerme a otro abandono.


Capitulo 23:


-¡Joe! –exclame, riendo-. ¡Basta!

Me retorcí en la cama buscando el cómo escaparme de él. Pero era bastante difícil mientras estaba posicionada debajo de él sin posibilidades de poder escabullirme.

Él había cogido la manía de hacerme cosquillas en cualquier momento. Y para el colmo, solo tenía ropa interior. Eran las doce del mediodía y no había logrado ponerme otra cosa que eso. Joe no me lo había permitido. Y no es que él llevara mucha ropa tampoco; solo unos bóxers. Y no me quejaba, se veía muy sexy en ellos.

-¡Basta! –reí, golpeando sus hombros para apartarlo de mi. Me dolían las costillas de tanto reírme-. ¡En serio!

-No –rió.

Se inclino sobre mi vientre y comenzó a dejar un reguero de besos en el mientras sus manos se detenían a ambos lados de mi cintura. Suspire aliviada. No más cosquillas… por el momento. Sus labios subieron lentamente por mi torso haciéndome reír. Él mantenía su mirada sobre mi rostro mientras sus labios besaban mi cuerpo. Yo aparte mis ojos de los suyos y me al techo, sonriendo.

-Bonita –dijo Joe devolviendo mi atención hacia él. Agarro mi mano derecha entre la suya y miro el brillante anillo que me quitaba solamente para bañarme. Beso mis dedos mientras yo sonreía-. Hay temas que tenemos que tratar con respecto al compromiso, linda.

-Lo sé –me incline para besar sus labios y volví a sonreír, uniendo su mano en la mía-. Y son muchos.

El suspiro. Agacho su mirada hacia el sostén de encaje que tenia puesto y volvió a suspirar. Su mano libre llego hasta uno de mis pechos y lo cubrió completamente. Joe apretó un poco y yo no pude evitar gemir.

-Primero tenemos que anunciarlo –continuo, inclinándose para lamer sensualmente mi cuello-. Los padres.

Cerré los ojos con satisfacción mientras él jugaba con mi pecho y lamia mi cuello. Joe apretó la mano que manteníamos unidas y se froto contra mí. Rápidamente sentí su bulto chocar contra mi entrepierna. Gemí.

-¿Qué? –pregunte al no haber estado pendiente a lo que él hablaba.

-Tenemos que hablar con nuestros padres. Yo no pedí tu mano primero, ____ -mordió mi cuello con un poco de suavidad y luego beso el área.

Sus palabras cruzaron mi mente un poco tarde y entonces hable:

-¿Hablar con nuestros padres? –solté su mano y coloque ambas sobre su pecho haciendo que él se alejara un poco mas de mi cuerpo. Lo mire a los ojos con desconcierto. Yo no iba a hablar con su madre-. ¿Estás loco?

-Tengo que hablar con tus padres, ____ -dijo. Diversión cruzaba su expresión-. Es tradición.

-Y ¿yo tengo que hablar con tus padres?

El elevo una ceja y carraspeo. Puse los ojos en blanco.

-Bien, ¿con tu madre? Yo no hablare con ella, Joe. Estás loco si lo piensas así.

-Hay que hacerlo, preciosa –se inclino para besarme pero moví mi rostro.

-No –insistí, empujándolo más lejos-. No lo hare.

Me incorpore en la cama, quedando sentada frente a Joe. El respiro hondo y me miro, ahora serio. Hice un mohín con mi boca y lo mire fijamente sacudiendo la cabeza. Me negaba a hablar con Denise sobre nuestro compromiso. Esa bruja haría lo que estuviera a su alcance para separarnos, lo sabía. Y, aunque, no había manera para ocultarle la noticia por mucho tiempo, no quería que se enterara demasiado pronto y se pusiera a maquinar cualquier plan siniestro.

Pero claro, esa excusa no se la podía decir a Joe.

-____ sabes bien que si tendrás que hacerlo. No comiences a actuar como una niña –su voz era mortalmente seria. ¡Uy!

-No actuó como niña –me queje-. Pero no quiero hablar con tu madre, Joe. La última vez que lo hice me pego una bofetada que me dejo un moretón gigante en la mejilla. No quiero ni imaginarme lo que me hará tan pronto como se entere de que me voy a casar contigo –bufe.

-Vamos a estar los dos juntos –dijo él, extendiendo su mano hacia mi rostro con paciencia. No había porque enojarse-. Mamá no te hará nada en mi presencia. No se lo permitiré.

-La cosa es: que podría hacer a nuestras espaldas –suspire. Cerré los ojos sintiendo su tierna caricia en mi rostro-. Tengo miedo de separarnos de nuevo.

-Sssh –chisto, arrastrándome hacia su cuerpo. Recosté mi cabeza sobre su pecho y enrolle mis brazos alrededor de su cintura. Suspire a gusto y cerré los ojos. Realmente no lo quería lejos otra vez. No lo soportaría-. No pasara. Existe un compromiso entre nosotros. Ya no somos aquellos adolescentes inmaduros, hemos madurado. Te amo, ____, y quiero vivir toda mi vida junto a ti, pase lo que pase, digan lo que digan –beso mi frente con ternura-, porque eres lo único que me hace sonreír día a día.

Sonreí sin decir nada. Era exactamente lo que sentía todos los días, cada momento que tenia con él. Era simplemente maravilloso poder amar a una persona con tal intensidad y que este fuera correspondido. Joe era mi todo. Desde el pasado hasta el presente a pesar de todo lo que hubo pasado entre nosotros porque el amor jamás murió. Era puro y verdadero.

-Te amo –susurre.

-Y yo a ti, linda –volvió a besar mi frente y sonrió-. ¿Te armaras de valor y hablaras con ese monstruo feo de mi madre o no?

Me reí por su comparación y asentí contra su pecho.

-Lo hare solo por ti –dije, abriendo los ojos, pero sin despegarme de su pecho-. Porque me lo pides. De otra manera, ella se enteraría por terceros porque yo no hablaría con ella por nada del mundo.

El rió. Entendía perfectamente la hermosa relación que teníamos su madre y yo. Ya se le había hecho costumbre escucharme hablar sobre su madre (respetuosamente claro). Aunque, yo no creía que Denise hablara (respetuosamente) sobre mí.

_*_

Le sonreí a Joe tan pronto como unimos nuestras manos después de bajarnos del auto. Él apretó mi mano con nerviosismo. Suspire. Habíamos decidido hablar con nuestros padres ese mismo día antes de que pasara más tiempo desde el día que efectuamos nuestro compromiso. Joe estaba impaciente por hablar con mis padres ya que estaba nervioso de cómo reaccionara mi padre. Él ya estaba al tanto de que mis queridos padres no aceptaban nuestra relación por lo ocurrido en el pasado, y él había entendido el porqué. Sin embargo, se había llenado de valor para ir y hablar con ellos. Guao, menudo hombre tenía comiendo de mi mano, ¿no?

-Estoy nervioso –dijo, cuando soltó mi mano para secarse la suya sobre el jean. Estaba sudorosa-. Realmente tengo miedo de su reacción, ____.

Me reí.

-No creo que vaya a comerte, bobo –le golpee el brazo de broma y volvimos a unir nuestras manos-. Todo estará bien. Tranquilo.

Él asintió y me sonrió. Yo asentí y toque a la puerta de la casa cuando nos posicionamos frente a ella. Joe me echo un último vistazo nervioso, y yo le sonreí, apretando su mano. Parecía como si volviera a pedirme matrimonio. Estaba igual de nervioso que ese día.

La puerta se abrió mostrando a mi madre sonriente. Su sonrisa tambaleo un poco cuando desvió la vista de mí hacia Joe. Yo sonreí hacia ella tratando que volviera a su estado sonriente, pero solo mostro otra sonrisa forzada.

-Hola –dijo, mirándome-. Pasen.

Ella se hizo a un lado con rigidez y yo entre. Joe me siguió sin soltar nuestras manos. Escuche cuando mamá cerró la puerta detrás de nosotros y comencé a respirar profundo para calmar mis nervios. Si así había reacciono mamá, papá reaccionaria con mas rigidez y frialdad, era seguro. Me prepare mentalmente para cualquier cosa que a papá se le ocurriera hacer o decir.

-¡Ben! –ella llamo a papá sin despegar la vista de nosotros-. ¡____ está aquí!

Bien, ya era el momento. Respire profundo y mire a Joe. Él hizo una mueca que me hizo reír. Me puse un poco de puntitas sobre mis tacones y bese suavemente sus labios. Sonreí sobre ellos y el hizo lo mismo. Al menos, al hacer eso, los nervios se habían sacudido un poco.

Cuando devolví la mirada a mamá, la suya era penetrante, fría, distante. Ella estaba analizando la situación, lo más probable. Suspire. Eso era peligroso.

Vi a papá aparecer por el área de la sala, frente a nosotros. Sonreí cuando lo vi hacerlo.

-¡Mi muñeca esta… aquí! –su voz se desvaneció cuando vio a Joe. Y su sonrisa se esfumo como si nunca hubiera existido. ¿No podían ser un poquito más disimuladores?-. Joseph –dijo formalmente, cosa que me asusto-. Gusto en verte.

-Igual digo, señor Hill –respondió con la misma actitud que papá.

Puse los ojos en blanco y solté su mano. Una sonrisa se formo en mis labios cuando me acerque a papá. Lo abrace con fuerza tal y como a él le gustaban, y por los segundos que estuvimos juntos se le olvido que Joe estaba allí. Reí cuando me apretó y beso mi mejilla. Palmee su espalda aun riendo y él me soltó lentamente. Bese su frente cuando me soltó y di un paso atrás agarrando sus manos entre las mías. Sonreí. El me sonrió, pero su sonrisa no duro mucho. Acaricio mi dedo anular sintiendo la estructura del anillo sobre él. La profundidad y seriedad en sus ojos me dijo que estaba furioso. Él es un poco reservado en cuanto a emociones, pero ya yo lo conocía demasiado bien.

-¿Vienen a anunciarnos algo? –Pregunto, haciendo que mamá volteara a vernos con el ceño fruncido-. Hablen, entonces.

Mire a Joe por encima de mi hombro y solté el aire. Él hizo una mueca y dio un paso al frente asintiendo con su cabeza. Sabía lo que le pasaba por la cabeza porque a mí también me pasaba: esto era incomodo. Por el rabillo del ojo, note como el retorcía sus dedos por el nerviosismo. Reprimí una sonrisa. Eso era tierno.

Papá soltó mi mano derecha y se cruzo de brazos mirando fijamente hacia el rostro rojizo de Joe. A pesar de que la expresión de Joe se veía firme, decidida, imponente, el no se veía amenazador. Parecía un pequeño cachorro perdido. Y seguía dándome ternura.

Joe no dijo nada durante todo el tiempo que estuvo mirando a mi madre, a mi padre y a mí. Ni siquiera se atrevió a abrir la boca y decir algo. Estaba más nervioso de lo que yo creía. Uf. Agarre valor y mostré el anillo en mi mano derecha justo como se lo había mostrado a Alice. Mamá ahogo un grito de sorpresa y abrió los ojos de par en par, asombrada.

-Nos vamos a casar –sonreí, y me mordí el labio inferior luego.

Mire a Joe durante unos segundos y luego mire a mis padres. Mamá tenía una cara estupefacta mientras continuaba viendo fijamente al anillo. Mantenía las manos tapando su boca abierta por el asombro, mientras estas temblaban. Se puso pálida como un papel, comenzando a darme un susto de muerte. No era normal que ella se pusiera tan pálida de repente. Pero imagine que era una reacción de la noticia. Papá, por su parte, estaba tan serio como antes mientras desviaba su mirada de mí hacia un Joe echo un lio de nervios.

-No puede ser –fue lo único que escuche decir a mi madre antes de que cayera desmayada en el suelo.


Capitulo 24:


Mi padre la atrapo antes de que cayera al suelo y la puso suavemente sobre el suelo. Joe hizo ademan de atraparla, pero obviamente papá se le adelanto. Yo grite sorprendida y se arrodille junto a ella. ¿Todo el mundo tendría una reacción similar a mi relación con Joe? ¿Qué hacía que todos se desmayaran? Joe no era mago o algo así. ¿Qué tenia de malo?

-Busque alcohol, señor Hill –le dijo Joe a mi padre-. Tenemos que despertarla.

Papá obedeció.

-Fue la impresión –susurre, mirando a mi madre. Golpee sus mejillas intentando despertarla, pero era inútil-. ¡Mamá, mamá, despierta!

-Espera el alcohol, ¿si? –Dijo Joe-. Lo haremos con más calma esta vez.

-Joe –suspire-. Ayuda, ¿si? –Lo mire-, no desayudes.

Hizo una mueca y respiro hondo. Desvió la mirada hacia mi madre, y colocando sus manos a ambos lados de su cintura la separo un poco del suelo y la agito no con mucha suavidad tratando de despertarla. Yo aparte mis manos del rostro de ella y, con un poco de consternación, vi como Joe la sacudía. Poco después, mama despertó.

-Mamá –dije rápidamente, después que Joe la soltó de nuevo en el suelo y se puso de pie-. ¿Estás bien?

Ella parpadeo mirando mi rostro y cuando desvió la mirada hacia mi lado, donde Joe estaba arrodillado, cerró los ojos. Se llevo una mano al rostro y respiro hondo. Volvió a mirarme y soltó el aire.

-Dime que estaba soñando, ____ -dijo-. Dime que solo fue una pesadilla.

Mire a Joe durante un segundo y note como su mandíbula se tensaba. No me miro, pero estaba segura de que su mirada destilaba furia. Me arme de valor y volví a mirar a mamá.

-No, no era un sueño –dije-. Me voy a casar con Joe.

Joe se incorporo, poniéndose de pie a mi lado y escuche su suspiro. Esta situación era completamente incomoda y rara. Mis padres jamás habían estado tan en desacuerdo con todo esto. Y sabía que lo estaban porque de otra manera ya nos hubieran estado felicitando a Joe a mí desde que anuncie el compromiso. Era obvio que no estaban contentos. Desde lo que paso con Joe hace ocho años, a ellos no les simpatizaba el hombre. Y era razonable, había hecho sufrir a su hija más de lo que ella hubiera sufrido jamás. Celos de amor de padres, supongo.

-Bien –susurro ella, incorporándose lentamente con mi ayuda. Joe no extendió su mano ni un solo centímetro hacia nosotras y eso me pareció grosero, pero lo deje pasar. No era el momento para discutir con él.

-Kate –dijo mi padre con alivio, detrás de nosotras. Me ayudo a levantar a mi madre completamente-. ¿Estás bien?

Ella no respondió a su pregunta, pero miro hacia Joe. El, a pesar de que no miraba hacia nosotros, su expresión era una de enojo. La tensión era más palpable que nunca, y yo me sentía a punto de perder el control y hacer un escándalo por los nervios. Mis manos ya estaban temblando. Ya era suficiente.

-¿Por qué eres tan descarado? –le pregunto mi madre a Joe, mirándolo fijamente, con odio. Joe la miro-. Después de ocho años vienes como si nada hubiera pasado y la vuelves a llenar con promesas falsas. ¡Por tu culpa casi no sale de la depresión! ¡Por tu culpa casi no va a la universidad! ¡Por tu culpa ella estuvo años llorando sola en su habitación! ¡Maldito bastardo!

-Mamá basta –la interrumpí, mirándola-. Basta.

-Esa carita de niño bueno no te queda –continuo, ignorándome-. La abandonaste. Le destrozaste el corazón sin piedad. ¡¿Y ahora le pides matrimonio?! ¿Con que intenciones? Buenas no pueden ser porque no eres de esos. Y lo demostraste hace años, Joseph. Descarado.

-Mamá –intente de nuevo-. Basta.

-¡No! –exclamo, histérica-. Sabes todo lo que paso, ____ -me miro-. No te ilusiones con el de nuevo. No es una buena idea, mi amor. Lo sabes.

Mire a Joe. No decía nada, pero estaba totalmente segura de que pronto explotaría como una bomba atómica arrastrando todo a su paso. Su mandíbula estaba tensa, sus ojos no miraban nada en concreto y sus puños estaban fuertemente cerrados a sus costados. Tenía miedo a lo que pudiera tener en mente.

Pero sin embargo, me sorprendió al hablar.

-Amo a ____, señora –dijo con calma-. Es lo más preciado que pudiera tener. Y si, sé que no merezco su amor después de todo lo que paso, pero ella me acepto en su vida una vez más. Y esta vez no desaprovechare la oportunidad. Ella es mi prioridad, todo lo que necesito para vivir. Lamento no ser el hombre indicado para ella como ustedes piensan, mas no pueden romper lo que nos une –extendió su mano hacia mí, pidiendo mi mano. La apretó al tiempo que me jalaba hacia el-. Nos amamos, y nos vamos a casar les guste o no.

Me mordí el labio inferior esperando alguna respuesta de mis padres, pero ellos se mantuvieron en silencio mirándose. Me moría por saber lo que les pasaba por la cabeza ahora que Joe había dicho todo lo que sentía. Pero era difícil saberlo si ellos no lo compartían. Mantuve la paciencia aunque los nervios ya me estuvieran desordenando el sistema.

Joe suspiro y pego sus labios en mi sien depositando un beso en ella. Soltó mi mano y el pasó alrededor de mi cintura para pegarme más a él. Sonreí a penas. No era momento para sus tiernas caricias, sin embargo, me encantaba que me tocara, que me besara, que me amara. No había hombre más perfecto que él, era seguro.

-Joseph –comenzó mi padre, captando nuestra atención-. ¿Estás seguro de lo que sientes? Si me entero que solo estás jugando con ella…

-Tranquilo –sonrió, relajándose por primera vez en la noche-. No se preocupe, no estoy jugando con _____. Bueno, no con su corazón.

Golpee su pecho con diversión, riendo a mi vez. Comentario fuera de lugar, le comunique. El solo sonrió mientras mis padres mantenían una expresión seria. Ninguna alteración. ¡Parecían mas agentes del FBI que mis padres!

-De acuerdo, lo siento –dijo, antes de continuar-. ____ es muy preciada para mí como para herirla una vez más. Sería una estupidez dejarla ir cuando es perfecta. No sé cómo me atreví la primera vez –me miro con el arrepentimiento nublándole la mirada. Sonreí con ternura.

-Mas te vale que sea cierto, Joseph –dijo mamá, esta vez-. No volveremos a verla pasar por lo mismo. Una sola lagrima y no vuelves a saber de ella.

-Solo llorara de alegría, señora Hill –desvió la mirada hacia ella-. No volveré a hacerla sufrir.

-Solo espero que sea cierto –suspiro mamá, mirando al suelo-. Y se casaran –bufó-. No puedo creerlo. Siempre pensé que te habías marchado para nunca volver, y bam, aquí estas, comprometido con ____. Es un demasiado para mí.

Ella se llevo una mano hacia el área del corazón y respiro hondo, sin mirarnos aun.

-Espero que la hagas feliz –miro a Joe-. Ella se merece eso y mucho más, Joseph. Cuida de su corazón.

-Lo hare –sonrió, mirándome-. Con gusto.

_*_

Al salir de casa de mis padres, después de una hora más de platica, Joe suspiro aliviado, y yo hice lo mismo. Había sido un rato de mucha tensión e incomodidad. Había sido demasiado para ambos. Pero Joe intento mostrar su mejor cara después de que las cosas se calmaran un poco. Y me alegre por eso. De otro modo, aun estaríamos discutiendo con mi madre.

Cerré los ojos durante todo el camino hacia mi casa, tratando de calmar el temblor en mis manos, además sudorosas, y retener las nauseas. Los nervios estaban causando demasiados problemas en mi sistema. Y no entendía porque aun no se calmaban. Ya había pasado la peor parte y todo estaba calmado, ¿Por qué seguía sintiéndome con los nervios de punta? Era estúpido pensar que aun tenía miedo acerca de lo que podían estar pensando mis padres. Ya ellos habían hablado con nosotros y todo. Hasta se habían puesto de acuerdo para aceptar mi relación con Joe, a pesar de que no aceptaran el matrimonio. Pero al menos, era un avance.

Y como si Joe hubiera leído mis pensamientos durante todo el camino, antes de bajarnos en mi casa, me retuvo dentro del auto.

-¿Te sientes bien? –pregunto-. Es raro que no hayas comentado nada sobre los sucesos pasados.

-Solo quiero ir a la cama –suspire-. A dormir.

El sonrió.

-Está bien. Fue una noche ajetreada, pero no te ves como si solo tuvieras sueño, mi amor –frunció el entrecejo-. Pareces enferma.

-Estoy bien –sonreí-. Una ducha y a la cama. Estaré perfecta.

El no discutió. Se limito a caminar detrás de mí hacia dentro de la casa. De todos modos, sentía su preocupación flotar en el aire alrededor de mi, y me molestaba. Solo quería pasar la noche tranquila… calmar un poco mis nervios estaría bien. No pedía nada más. Y Joe los ponía aun peor.

Entre en la habitación para quitarme la ropa que traía puesta y luego darme una ducha. Lance los tacones al armario junto al vestido que descarte. Pasee en ropa interior hacia la cómoda para sacar una braga y un camisón de dormir. Joe, mientras tanto, estaba sentado en la cama mirando mis movimientos. Varias veces note como se relamía los labios mirando cómo me deslizaba frente a él.

-Me provocas –comento, después de un rato-. Vete a bañar antes de que te retenga en la cama.

Reí y camine hacia él. Me subí a la cama, trepándome a su regazo con una sonrisa picara en mis labios. Me olvide del malestar que sentía y desabotone su camisa azul de seda. Pase mis dedos sobre su fuerte torso después de lanzar lejos la camisa. Lo roce con la yema de mis dedos, y note como su respiración se aceleraba y sus latidos se desbocaban. Y solo estaba rozando su torso.

Levante la mirada hacia sus ojos y vi como brillaba el deseo en ellos. Me mordí el labio y reí. Baje mis manos hacia su pantalón, y el no me lo impidió. Lo desabotone al tiempo en que me inclinaba para besar su pecho. Metí mi mano dentro del pantalón después de desabrocharlo y al instante me di cuenta de que no tenía ropa interior. Mi cuerpo se encendió tan rápido como se enciende la gasolina. Su miembro estaba duro en mi mano haciéndome sentir aun mas excitada. Joe gimió tan pronto como comencé a frotarlo. Y yo disfrute de cada gemido que le arranque mientras mimaba su duro pecho.

-____ -murmuro entre gemidos-. Basta, basta. Me correré.

Lo ignore, y continúe con lo mío. Sin embargo, Joe saco mi mano de su pantalón y me volteo sobre la cama. Se posiciono sobre mí y atrapo mis labios entre los suyos con una pasión que me volvió loca. Sus grandes y fuertes manos destrozaron mi braga antes de que yo pudiera protestar. No vi lo que hizo con ella después de romperla ya que mi prioridad era no soltar sus labios hambrientos.

Sentí como se posiciono en mi entrada sin siquiera quitarse el pantalón. Su mano acaricio mi hendidura, haciéndome gemir contra sus labios y me retorcí debajo de él, y entro. Solté sus labios para soltar un grito de placer mientras que el soltó un gruñido. Extendí y aferre mis manos al poco cabello que tenía en la parte superior de su nuca. Era demasiado. Sentí su pantalón rozar su piel sensible y volví a gemir. El se incorporo hasta ponerse de rodillas sobre la cama conmigo sobre su regazo y sus brazos sosteniéndome a él. Tenía una mano por mi espalda y la otra sobre mi cadera. Gemí, tirando mi cabeza hacia atrás. El gruño de nuevo comenzando a moverse dentro de mí. Al notar que estaba tomándose demasiado tiempo entre embestida y embestida, comencé a cabalgarlo. Necesitaba más. Solté su nuca y, sin querer, clave mis uñas sobre sus hombros mientras sentía todas las sensaciones que me envolvían. La tela de su pantalón rozándome, sus labios comenzando a saborear mis pechos después de quitar mi sostén, y toda la atmosfera que rodea lo maravilloso del sexo. No podía pedir nada mejor.

Y definitivamente no pegue un ojo en toda la noche.










Eres venezolana? *_* iras al concierto de los jonas? De dónde eres no se cómo describir lo feliz que estoy por dio posada de donde era tienes número de teléfono o algo a ver si nos conocemos en el concierto cuéntame fuiste al primer concierto?
Yhosdaly
Yhosdaly


http://www.twitter/YhosdalyL

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Mensaje por andreita Jue 20 Dic 2012, 12:50 pm

por siguela
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Mensaje por NATHALY DE HORAN <3 Sáb 22 Dic 2012, 10:35 am

ESTUVO EXELENTEEEEEEEEEEEE :lloro:

ME ENCANTO JOE ME ENCANTA ES TAN LINDO Y TAN SEXYY :twisted:
AMO TU NOVE GRACIAS POR LOS CAPIS Solo Fue Una Memoria (Joe y Tu) - Página 8 1606340316

PD: GRACIAS POR LA BIENVENIDA :lloro:
NATHALY DE HORAN <3
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Mensaje por andreita Dom 23 Dic 2012, 7:40 am

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andreita
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Mensaje por JB&1D2 Vie 15 Feb 2013, 5:51 pm

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JB&1D2
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Mensaje por JB&1D2 Miér 01 Mayo 2013, 6:32 am

siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaSiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaSiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaSiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaSiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaSiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaSiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
:lloro: :wut:
:gasp:
JB&1D2
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