Fly away from here [Draco Malfoy] CANCELADA TEMPORALMENTE

- Te pasaste, Effy, Draco estaba furioso cuando entro a clases – me regaño Daphne cuando caminábamos al comedor.
Revolee los ojos y deje que Miranda le contestara, saltando a mi defensa y diciéndole que, aunque había actuado de manera impulsiva, Draco se lo merecía por haber coqueteado con Pansy a mis espaldas, sin importar el por qué. Bueno, al menos una no me estaba por echar los lobos encima de mí. Sabía que Daphne lo hacía porque, aunque no lo pareciera, Draco y ella eran muy unidos; mejores amigos desde pequeños al ser las amigas familias y, quizás, era la única que podía soportar a Malfoy con sus estúpidas actitudes.
- No intentes cubrirla, Miranda. Effy se pasó, y más con Weasley, sabes que Draco lo odia.
- Draco odia a todo el mundo – blanquee nuevamente los ojos – Ya, deja de regañarme, vive al vida.
- Yo vivo la vida, pero…
- Daphne, por favor, no quiero estar con Ron, es mi amigo y solo quise molestar a Draco.
- Effy, tus celos a veces sobre pasan los limites.
Entramos al comedor y junto con Miranda, nos sentamos con los gemelos. Obviamente, se sentó de lado de George y el tomo su mano de manera cariñosa. Mire a Fredd y empezamos a hacerles burla, tomándonos de la mano y hablándonos de manera cariñosa.
- Que apuesto que estas hoy, mi chocolatito – bromee mientras tomaba su tenedor y le daba la comida en la boca.
- Eres increíble, mi amor – hablo con la boca abierta, y no pude evitar soltar una carcajada.
- Ya, dejen de molestarnos – dijo Miranda con las mejillas enrojecidas.
- No es nuestra culpa que sean tan cursis – se defendió Fredd – Además, solo intento animar a nuestra querida Effy – paso un brazo sobre mi hombro y me atrajo hacia él – Nos enteramos que serás nuestra nueva cuñada, eh.
Mire al otro lado de la mesa donde estaba Ron, mirando fijo hacia nosotros y volviendo a comer cuando noto mi mirada fulminadora. Maldito traidor.
- ¿La gran Effy Potter celosa? – comento George aguantándose las ganas de reír - ¿Quién lo hubiese creído?
- Sigan hablando – mostré una sonrisa falsa – Despertaran con pirañas sobre ustedes.
- ¿Pirañas? Eso parece una buena idea, George.
- Creo que estoy pensando lo mismo que tú, Fredd.
Seamos me toco la pierna por debajo de la mesa, haciéndome sobresaltar y que lo mirara de manera asesina. ¿Por qué hacía eso? Odiaba que lo hicieran y si quería coquetearme, pues no era una buena idea de que así fuera. Sin embargo, Seamus movió la cabeza hacia al frente, dándome a entender a que mirara algo. Fruncí el ceño, pero le hice caso encontrándome nada más, ni nada menos que con Malfoy mirándonos al pelirrojo y a mí desde su mesa, y no lo hacía de manera muy agradable.
Sonreí de manera socarrona y volví hacia mis amigos, escuchando la gran asaña que habían hecho los gemelos al hacerle una broma a la Sra. Norris. No entendía como Filch podía enojarse tanto, su felino se veía más lindo de color verde y la hacía verse mejor que una bola de pelos acusadora.
- Pobre gatita.
- Es una perra, Miranda.
- Eso es contradictorio, Potter. Pero si, es una perra – opino Fredd.
La cena transcurrió sin ninguna otra novedad, riéndonos y bromeando con los gemelos, pese que Miranda no estaba muy a gusto con las bromas que George hacía, pero ¿Qué más podía hacer? Se había enamorado del idiota tal cual como era y no podía hacer otra cosa que aceptarlo.
Y eso me hizo pensar mucho, incluso cuando estaba a punto de dormirme no pude evitar regañarme a mí misma por lo hipócrita que estaba siendo. Miranda no le gustaba la manera tan inmadura con la que a veces – casi siempre – actuaba el pelirrojo, sin embargo así era como lo quería. Yo sabía bien que Draco utilizaba a Parkinson y demás enamoradas para que le hagan los deberes, y así estaba idiotizada con él, entonces ¿Por qué no podía aceptarlo? Era cierto que él no podía coquetear con nadie por el hecho de ser mi novio, pero ser manipulador era parte de su personalidad y sabía como utilizarla.
Decidí dormir, a pesar de estar completamente confundida y dudosa respecto a mis acciones y a las de él. Pensé que, quizás, el próximo día sería mejor. Quizás.
***
Genial, Draco estaba tan enojado conmigo que estaba evitándome por los corredores y en las clases, incluso se negaba a mirarme durante el desayuno y el almuerzo. Me lo tenía merecido, sabía que me había pasado un poco o tal vez no, quizás solo era un llorón y se hacia el ofendido para que yo le rogara disculpas. Si era eso lo que esperaba, debía buscarse un asiento porque no lo haría. Antes muerta de tirar mi orgullo por la borda.
Seguí caminando por los pasillos entre los estudiantes, pensando de alguna manera en como poder arreglar las cosas con Draco sin la necesidad de ser yo la que se acercara. Bien, estaba actuando de forma inmadura, pero tenía catorce años y mi plan de madurar estaba lejos aún.
- Effy – escuche una voz conocida a mis espaldas. Al girar, me encontré con Cedric y una sonrisa sobre su rostro - ¿Qué tal has estado?
- Bien, pero ¿Qué hay de ti? Has estado evitándome y…
- Lo sé, soy un idiota y no voy a dejarte de lado por más que a Cho no le caigas bien – me guiño un ojo. Si no estuviera tan sensible y confundida, incluso lo hubiese mandado al diablo por todos esos días en que se le paso ignorándome. - ¿Vamos a dar una vuelta antes de que empiecen las clases?
Asentí con la cabeza, esperando a poder pasar más tiempo con Cedric debido a lo poco que nos habíamos visto estas semanas. ¿Así que Cho quería robarme a mi mejor amigo? Pues, Daphne y yo debíamos ponernos manos a la obra, hacer alguna pequeña e inocente broma para desquitarnos; obviamente, no debía darse a entender que fuimos nosotras o Cedric se molestaría muy feo con ambas y no era una buena idea.
Hablamos de todo un poco, sobre nuestras materias, nuestros amigos y nuestros romances. Cedric estuvo de acuerdo que Malfoy no debía andar coqueteando con alguien para conseguir su tarea hecha, pero también yo estuve mal que yo me pusiera en su mismo nivel o aun peor para demostrarle que me molestaba. Tal vez si tenía que haber hablado con él, hacerle entender cuanto era lo que me hería. Sin embargo, mi manera de ser impulsiva siempre ganaba.
- Tienes que aprender a aceptarlo como él tiene que aprender a aceptarte a ti, pero también discutir sobre actitudes que no les gusta el uno del otro y llegar a un sano acuerdo. Eso también es amor.
- ¿Por qué eres tan malditamente sabio?
Cedric soltó una carcajada y negó con la cabeza.
- No soy sabio, no lo es absolutamente todo, pero tuve una que otra novia en el pasado y de los errores se aprenden.
- Soy nueva en todo esto, ¿Qué más esperas?
- Todavía les falta mucho, Effy. Solo tienen catorce años y hoy quieren estar juntos, quizás mañana no, pero por ahora saben lo que quieren y deben reforzarlo si en verdad desean seguir juntos.
- Sabias palabras, Diggory, ¿luego dices que no eres sabio?
Realmente, había extrañado a mi mejor amigo.

Era sábado y podíamos salir a Hosmeade en la tarde, disfrutar y todas las cosas que no podíamos hacer en Hogwarts. No tenía la menor idea de que haría aquel día, suponía que me la pasaría con Daphne y Cedric, quien le había prometido a nuestra amiga de pasar el sábado con nosotras; pero siempre estaba su molesta novia quitándonos tiempo. Había que hacer algo con ella urgente.
Salí de mi habitación lista, esperando a que nada malo ocurriera y todo fuera paz y tranquilidad; obviamente, no podía esperar demasiado por más que quisiera. Salude a Neville y a Ginny, quienes estaban hablando y riéndose, también a Dean y a Seamus que parecían estar planificando lo que harían aquel día con total emoción. Los gemelos murmuraban cosas entre sí que apenas me pusieron atención, Miranda y Hermione hablaban con Harry sobre un tema que no me intereso y Ron estaba comiendo unos bocadillos como si fuera un cerdo, me senté junto a él y comencé a comer de su bolsita, provocando que se quejara y yo me riera.
Cuando se hizo la hora de irnos, tomamos nuestros bolsos – o al menos las chicas – junto con nuestros abrigos y bajamos para dirigirnos al patio. Allí me esperaban Daphne y Cedric, ambos sonriendo de oreja a oreja en cuanto me vieron; más lejos, pude notar a Cho con una mirada fulminadora hacia nosotros. Sonreí con egocentrismo mientras abrazaba a Cedric con cariño. En tu cara, Chang.
- Pensé que nos dejarías por tu novia – confesé en cuanto me separe.
- Les dije que sería una tarde con ustedes dos, mis chicas preferidas – nos guiño un ojo.
- ¿Enserio? – insistió Daphne mirándolo acusadora.
- Bueno, Cho también lo es y…
- Ya, no nos interesa saber. – le interrumpí – Solo disfrutemos este día sin Chang, Weasley…
- Y Malfoy – dijeron mis amigos al mismo tiempo, asentí con la cabeza y enrede mis brazos a los suyos: Ced a mi derecha y Daph a mi izquierda.
En todo el camino no paramos de molestar a Dean y Seamus y al grupito de Parkinson, quienes iban delante de nosotros; usábamos nuestras varitas para tirarle piedras, ramas o algún insecto. Soltábamos carcajadas a lo grande e íbamos bromeando mientras tanto, aunque nos llevamos un gran regaño por parte de McGonagall.
Pasamos la tarde comprando chocolates, jugando entre los tres y haciendo carreras para saber quién llegaba primero. Nos divertíamos, jugábamos y éramos nosotros tres nuevamente. La escuela, el amor y otros factores nos habían distanciado un poco, siempre solía ocurrir a una edad como la adolescencia, pero también era donde las amistades se fortalecían y mi amistad con ellos jamás se rompería; por mas enojada que pudiera estar con ellos o ellos conmigo, siempre estaríamos ahí para aguantarnos.
Cedric alzo a Daphne sobre su hombro mientras esta gritaba y trataba de liberarse de su agarre. Sonreí en grande a la vez que los seguía cuando ellos seguían jugando y Cedric daba vueltas sobre el mismo para marearla.
- ¡Vas a hacerme vomitar, Diggory!
- Ya, ya – rio mi amigo mientras la dejaba en el suelo, Daph no desaprovecho para intentar golpearlo, pero el tomo sus muñecas. - ¡Tranquila! Voy a tirarte a algún lugar olvidado si sigues descontrolada.
- ¡Suéltame! ¡Effy ayúdame!
- Oh no, a mí no me metan – levante las manos al aire.
- Traidora – me acuso Daphne, pero no pudo seguir diciéndome mucho porque Cedric volvió a tomarla para colocarla una vez más sobre su hombro.
Seguí riéndome de los gritos que soltaba mi amiga, captando la atención de todos y mirándonos de manera divertida, algunos miraban de mala manera, pero no nos importaba. Llegamos al bosque aun con Daphne y sus gritos mientras Cedric y yo íbamos bromeando, haciendo omiso a nuestra amiga.
- ¡Cedric! ¿Qué estás haciendo? – pregunto con furia una voz femenina.
Al darme vuelta, reconocí a Cho con unas amigas mirándonos de mala manera, Cedric bajo con rapidez a Daphne y se acercó hacia su novia. Camine hacia la castaña, ambas mirábamos la escena de manera poco agradable; no me gustaba para nada que estuviera haciéndole una escenita a mi mejor amigo y lo hiciera sentirse tan culpable; los estados de ánimo de Cedric siempre eran evidente en su rostro al ser una persona tan transparente.
- Hay que vengarnos, Effy – murmuro mi amiga – No hay que perder más tiempo, hoy mismo esa estúpida las pagara.
- No dudes en ello.- conteste observándola, y cuando volví a mirar a Cedric este se marchaba con su noviecita y sus amigas - ¡¿Cedric?! – grite, capte su atención y me miro, disculpándose con la mirada.
Sentí un nudo en mi garganta queriendo salir. ¿No se supone que era un día de Daphne, Cedric y Effy? Pero no, tenía que intervenir esa maldita hija de la gran… bien, tenía que calmarme y pensar en frio antes de que hiciera algo y me arrepintiera luego.
- Gran traidor – mascullo Daphne, pateo una piedra y me tomo del brazo, obligándome a caminar.
- Hey, ¿Dónde vamos?
- Tenemos que buscar a George y Fredd, ellos nos ayudara – sonrió de manera maliciosa, un gesto que no dude en imitar.


En cuanto vi a Cho junto a sus amigas y Cedric atrás, con una expresión triste y aburrida en el rostro, sentí cierta pena por él. Aún seguía tan molesta que poco me importaba si sufría, pero por otra parte solo quería sacarlo de allí y lograr una sincera sonrisa en su rostro. ¿Para qué lo quería con ella si no le prestaba la mínima atención? Maldita perra.
Le hice la señal a George, Fredd y Daphne, quienes con su varita elevaron tres cubetas llenas de insectos sobre las dos amigas de Cho y de esta. Hice otra señal para indicarles que ya podían tirar el contenido, y eso hicieron: lo dieron vuelta en el aire y los bichos cayeron arriba de las estúpidas, logrando que soltaran gritos y chillidos mientras se revolcaban en el suelo para sacarse todo de encima. Cedric parecía nervioso intentando quitarle todo ello a su preciada novia, quien no paraba de gritar como si la estuviera asesinando.
Me reuní con los gemelos y mi amiga, no paramos de reír e imitar a las Ravenclaw ni un segundo.
- ¡Dime que viste la cara de Cho! ¡Por Merlín! – exclamo Daphne mientras seguía riéndose – Nunca la había visto tan enojada ni asustada.
- Tenemos que hacerle cosas más seguido – bromee, pase un brazo sobre su hombro – Ahora vamos a comer algo, tengo tanta hambre, ¿ustedes nos acompañan?
- No, gracias – contesto George.
- Hay otra misión que tenemos que cumplir – murmuro en forma misteriosa Fredd, obviamente bromeaba.
Despedimos a los gemelos y caminamos hacia un bar para tomar algún refresco. Aun seguíamos riéndonos como idiotas y burlándonos, pero ambas dejamos de reír cuando empezamos a hablar de Cedric y de cómo había estado. Sabía que no nos convenía que se enterara que habíamos sido nosotras, nos odiaría y sería un punto para Chang así nos dejara de hablar. Aun así, el maldito no tenía derecho alguno de dejarnos tiradas, ¿no? Yo jamás les haría ello a mis amigos si Draco me lo ordenara. Nunca.
Y hablando de Roma…
- Ya llevan sin hablarse tres días, creo que tendrías que acercarte y hablar con él.
- Él dijo que luego hablaríamos y nunca más vino a hablarme. No me interesa – conteste encogiéndome de hombros.
- Effy – me reprocho Daphne – Si lo quieres y él te quiere, ¿no sería bueno que dejaras tu orgullo? Vamos, no seas tonta.
Mire a Draco que estaba del otro lado del bar, sentado con sus estúpidos gorrillas y Blaise mientras me miraba fijamente. A diferencia de otros días, no era una mirada fulminante y de mala manera, sino una triste y que me rogara para acercarme. Bien, si no quedaba de otra.
- ¿No te molestara? – pregunte a mi amiga, volviéndola a mirar.
- Effy, voy a estar bien – me guiño un ojo. – Además, será una situación perfecta porque Blaise quiere hablar conmigo y no sé qué es.
- ¿Tú crees que…? – murmure con los ojos bien abiertos.
- Ay no seas tarada – rio con las mejillas enrojecidas. – Ya, vete.
Solté una risita mientras le dedicaba una mirada picara, Daphne se volvió a reír y me hecho a patadas, prácticamente. Camine con las piernas temblando hacia la mesa donde se encontraba mi novio; sabía que eso iba dañar mi orgullo, pero en toda la pelea y los tres días había olvidado una cosa importante: quería a Draco y él me quería a mí, ¿íbamos a seguir actuando como idiotas? AL menos, yo no.
- ¿Podemos hablar? – pregunte con un deje de nerviosismo en mi voz.
Él también estaba nervioso, lo note cuando se levantó de repente y tiro todo el contenido de su bebida. Maldijo en voz baja y asintió con la cabeza, un tanto avergonzado por lo sucedido.
Caminamos hacia el bosque en silencio, sin siquiera decir una sola palabra alguna. ¿Cómo podía empezar? ¿”Lo siento por intentar darte una cucharada de tu propia medicina”? Oh, mierda Effy ¿Qué tipo de disculpas es esa?
- Effy – me llamo, captando mi atención por completo. - ¿Nos ahorramos todo la cursilería, nos perdonamos mutuamente y…?
- No – le interrumpí, quedando enfrente de él.
- ¿No?
- No cuando soy yo la que tengo que disculparme – le explique. Trague saliva y comencé a respirar profundamente. Me sentía tan estúpida. – Lo siento muchísimo. Soy una estúpida y…
- Potter, ya cállate – sonrió medianamente.
Tomo de mi brazo y me estrecho hacia ella, abrazándome con fuerza. Inspire profundamente su perfume, tan característico de él y perderme en sus brazos. Se separó un poco sobre mí y me beso los labios de manera lenta y dulce. Sin dudas, había valido la pena dejar mi orgullo, y más por amor.