too young, too dumb

Probablemente me abstenga de escribir en redes sociales, cuando llegue la fecha, que se cumple un año de uno de los días más felices de mi vida, pero como hice de esto un diario acá lo admito sin pena y creo firmemente en la certeza de mis palabras, ya que sigo sonriendo con el recuerdo y hace días vengo pensando en escribir al respecto, pero necesito crear el contexto.
Marzo, 2023.
Hey everybody de 5sos comenzó a sonar apenas salía de la ducha, corría contra el reloj porque tenía que ir a la oficina y no contaba con un percance como el que me encontré apenas la segunda pierna se deslizó en el jean, y la prenda del demonio dejó de subir; ahí iba yo, corriendo a medio vestir a mi pieza, mientras los desubicados cantaban que no tenemos que vivir de esa manera… pero la cuestión es que no recuerdo que día era y tampoco importa mucho, porque todos mis días eran iguales.
Trabajaba y mientras estaba en la oficina veía como hacer para conseguir plata para mandarle a mamá, sabía que no había y que faltaba para cobrar. Pedirle a papá podía terminar en un desastre y mamá no quería pedirle a mi hermano, o a veces tampoco el tenía. Las tardes consistían en buscar trabajos por internet y no aplicar nunca para nada, acababan de avisarme que mi título de la universidad estaba ya listo y lejos de motivarme, la idea de trabajar de aquello para lo que había estudiado a pesar de haber querido dejar la carrera desde 2017 me hacía sentir peor. Para abril, esa rutina me había llevado al punto de pensar en cosas horribles que no hice solo por mamá y es que sí, sé que también están mi papá y mi hermano mayor pero por mas que supiera que me aman, no podía hacer de ellos razones para quedarme gustosa… no haría nada y lo sabía, pero quería hablarlo con alguien y fue entonces que descubrí que en este país, si te pinta el bajón pasada cierta hora o si como yo solo te enfrentas a tus sentimientos cuando todos se van a dormir te podes consolar solo, porque en la línea de atención nadie va a contestar.
La primer semana de abril la aboqué a sacar los pasajes para viajar con mamá a la capital de la provincia a buscar mi título y mientras estaba en eso, un martes después de almorzar mamá leyó una publicación.
Se trataba de una familia de 3 integrantes que viajaba en 2 motos, con un camper, y buscaban un lugar en donde poder estacionarlo durante la noche. ¿les decimos que vengan? Propuso mamá, mi hermano estuvo de acuerdo y por alguna razón yo también pensé que era una buena idea, aunque no hubiera opinado diferente si los 2 estaban de acuerdo; los contactamos, y esperamos a que vengan.
Llegaron antes de que mi amiga y yo fuéramos al centro a buscar los pasajes y para cuando volvimos, los 3 estaban instalados con mamá en nuestra cocina tomando mate. No esperaba menos, pero creo que solo entonces entendí que les estábamos ofreciendo nuestro espacio a unos completos desconocidos.
Al día siguiente ya comíamos todos juntos y hablamos mucho sobre nuestros sueños, el jefe de aquella familia nómada no dejaba de resaltar su importancia y se sintió como si el aire fresco entrara a mi encierro, aunque todavía no tenía un sueño por el que luchar.
Como dato de color esa tarde teníamos un cumpleaños e invitamos al peque a venir con nosotros, pero cuando descubrió que teníamos Disney no quiso moverse de delante de una tele que seguro no veía hace mucho. Ya en la fiesta no dejaban de sorprenderse cuando les contábamos que dejamos en casa a 3 desconocidos y bromeaban acerca de lo que encontraríamos cuando volviéramos (o de lo que no encontraríamos), pero todo seguía en su lugar; Al otro día empezaba el feriado de semana Santa y yo creí que terminaría volviéndome hippie y haciendo pulseritas de macramé, pero no pasó.
El jueves estaba medio dormida, seguramente despeinada y mi cuñada me ayudaba a crearme una cuenta, cuando mi teléfono empezó a sonar. No le di importancia hasta que antes de almorzar tuve que ponerlo a cargar y mientras lo conectaba, lo revisé.
Mamá, ahora si vendo un riñón!- dije con la voz temblando, como si intentara contener en mi garganta los nervios y la emoción.
¿Por qué?- _preguntó, acostumbrada a mis frases sin sentido.
Vienen los australianos- dije para que entienda de quienes hablaba, y me senté a comer papas fritas como si no tuviera miles de posibilidades en la cabeza.
-ay, Ro-, _fue lo único que dijo y con esa frase supe todo lo que no estaba diciendo, sería difícil.
La tarde fueron pura emoción y problemas financieros. Para nadie era fácil pero con Camila, una chica con la que había empezado a hablar en twitter hacía poco, dijimos vamos a ir y vamos a ir juntas, como si ya lo tuviéramos todo resuelto.
Vos entras conmigo, me dijo cuando le dije que tendría que pagar otra entrada para que alguien me acompañe y así, solucionó uno de los problemas que podían significarme un impedimento.
Fase uno, completa; próxima fase: sobrevivir a la venta de entradas.

No sabíamos nada. Ni donde sería el show ni cuanto saldrían las entradas, pero para la mitad de la semana siguiente ya circulaban ciertos rumores. El martes participé de una dinámica en twitter en la oficina y supimos la fecha y el lugar, teníamos tiempo y era en plena capital. La sensación de que se me bajaba la presión mientras leía todo, no me la saco más.
A Cami y a mi nos costaba bastante contenernos, mas a mi que a ella. El jueves anterior a la preventa estalló el caos. Las cosas no salían como yo planeaba, no podía aumentar el límite de mi tarjeta y la horda de fans que apareció de la nada me hizo pensar que yo no podría ir, hasta yo supe que mi reacción era exagerada pero no había mucho que pudiera hacer. No tenía la entrada y mamá ya no quería escuchar mas del tema, las 2 sabíamos que tenía que enfocarme en retirar mi título y en todo lo que pasaría después.
Estaba viendo tele con ella el jueves a la noche, no recuerdo exactamente qué, y me envió mensajes Karen, una chica que estaba en un grupo que habíamos armado el fin de semana anterior.
Mira tu mercado pago, me dijo, yo no había recibido nada. Tuve que reiniciar el teléfono y cuando lo hice, no lo podía creer. Me habían enviado algo de plata las mismas chicas, yo no entendía nada.
-A bueno, vos estás para un psicólogo- _fueron las palabras de mamá cuando se dio cuenta de que estaba llorando, seguía sin tener lo necesario para la entrada pero había una solución. Desde el año anterior habíamos sacado tantos préstamos a una tarjeta para comprar para comer, que el límite era bastante amplio así que la noche la pasé simulando préstamos, viendo cuantas cuotas de cuanto tendría que pagar, y al final no saqué nada. Sofía me envió plata también y casi hasta que me dormí, las 2 estuvimos hablando.
Cuando la alarma sonó, había dormido una hora y me levanté agotada, esa mañana tendría que hacer 3 cosas… ser eficiente en la oficina, encargarme de recolectar los datos para viajar a la capital a buscar mi título y ocultar que los nervios me estaban matando, eso era lo más difícil de hacer.
Para las 9:00 ya tenía la dirección de la facultad y leía como todas estaban ya en la fila, con sus tarjetas en mano. A las 10, mi teléfono explotó. Cam pudo comprar y mi misión era tener una entrada en el mismo sector que ella, esa había sido una condición que me pusieron. Todo aparecía agotado y volvía a quedar algo disponible, Karen me llamaba…. Yo, muriendo.
Para el medio día aparecía todo agotado y Abril me escribió, quedaba una en el sector que yo necesitaba… era ahora o nunca.
-¿y la tarjeta?- _mamá sugirió, y yo saboreé la aprobación; había premeditado tanto sacar ese préstamo que seguí los pasos casi por inercia y justo a tiempo, Karen me sacó la entrada. Yo no sabía manejar la página y los nervios me harían perder tiempo, siempre se lo voy a agradecer a pesar de las cosas que pasaron después.
Después de que me llegó el email, agotada, me acosté a dormir la siesta sin caer en que iba a ir. A la noche tuvimos un cumpleaños y cuando mamá lo contó, de pronto todo se volvió real.
¿A quiénes vas a ver? Preguntaban, nadie los conocía y bromeaban al respecto. Yo, seguía feliz.

El domingo después al día en que compré la entrada, mi hermano me llamó a la especie de living que se hizo en casa. ¿Cómo se llaman a los que vas a ir a ver? No, no es que nunca se los mostré y nunca los haya criticado ya, es solo que al parecer nadie en casa les había dado mucha importancia.
Vimos algunos videos y cuando pusieron uno del recital que habían dado en 2017 me cayó la ficha, yo iba a estar ahí. No los criticaron demasiado esta vez ni a mi por mis gustos, pero creo que a día de hoy no entienden que vi en ellos… el punto es que, en medio de toda mi manija, viajé a buscar mi título.
Cuando estaba viajando mi teléfono se volvió loco cuando agregaron una segunda fecha a la que claramente, yo no iba a ir. Primero me decepcionó un poco porque quería estar en su primera presentación del tour, pero lo importante era ir. A la capital de la provincia llegamos el lunes de la semana siguiente, pasado el medio día. Fuimos al lugar en donde nos hospedaríamos y entendí que nos íbamos a aburrir bastante, pero con que nos dieran sábanas antes de dormir yo me conformaba. Salimos a caminar y terminamos en una pizzería, casi suplicando que no nos ofrecieran merienda. De esos días recuerdo mucho nuestras caminatas por la ciudad y nuestras cenas improvisadas en la habitación, en las que había mas cerveza que comida.
Al otro día mi hermano y papá llegaron a la ciudad para acompañarme a buscar mi título, era la primera vez que estábamos en otro lugar los 4 juntos. Mamá lloró y yo supongo que también estaba contenta. Íbamos a seguir haciendo trámites pero tuve un incidente con los zapatos, así que mamá y yo tuvimos que volver a la habitación y quedamos en encontrarnos todos en un lindo restaurante. No se por qué me pedí una ensalada césar pero me gustó que festejáramos de esa manera, con una charla amena que se vio interrumpida porque su colectivo para volver salía a las 14. Mamá y yo fuimos a dormir y a la tarde encontramos en el shopping a una conocida, El miércoles lo dedicamos a pasear por la costanera y ver mucho de lo que la ciudad tenía para ofrecer, a la tarde parecía que mamá iba a engriparse así que rápido compramos algo para que no la pasara mal con los síntomas. La mañana del jueves la dedicamos a hacer trámites y pasamos la tarde viajando, es increíble lo eterno que puede hacerse.
Llevaba la cuenta regresiva y solo le pedía al universo un par de cosas: mas delgadez y menos ansiedad. Me daba cuenta de cuanto me costaba disfrutar las cosas, de que mi cabeza jamás paraba y a medida que comprendía que esa sería para mi una noche especial, tuve miedo de pensar demás y no disfrutarla como quería. A fin de cuentas era la primera vez en 20 años que iría a un lugar tan grande y con tanta gente (la única vez que había ido a un recital antes tenía 7 años, estaba con mamá y no tenía que viajar) ahora iría con mi hermano y la idea de viajar con él, admito que me incomodaba. Un amigo suyo nos hospedaría y absolutamente todo lo que conllevaba eso me ponía nerviosa, pero nada me haría desistir.
Pagué mi matrícula y al fin pude empezar a juntar la plata para el viaje, empecé a enseñarle portugués a un hombre y así pasaban los días, entre la ansiedad que gusta y la que asusta.
La noche del 19 de julio, vestida con una calza y un buzo de gimnasia, yo me sentía radiante. El día no había empezado como me hubiera gustado porque la ansiedad me dejó dormir una hora y es que ellos ya habían llegado al país, y no dejaban de salir publicaciones de ellos en diferentes lugares; De todos modos yo tenía que trabajar y me desperté mas tarde de lo debido, llevándome retos por mamá y papá. Papá quería que me quedara porque el lugar donde trabajaba igualmente estaba de ferias y no iba la gente, pero tenía que cumplir horario y era estúpido siendo que en el viaje seguro no dormía nada.
Mamá, por otro lado, se enojó porque había sido irresponsable al dormirme y aun más al querer faltar, así que aunque fui no contenté a ninguno. Mi compañera tenía por costumbre poner el canal de noticias y al menos me gustó ver como las situaciones críticas que me llenaron de angustia los días anteriores ya no lo eran tanto, me sentía egoísta siendo feliz con tantas cosas pasando. Mi cuñada fue a buscarme al medio día y fuimos a la casa de mi abuela, donde iban a festejar su cumpleaños. Unos amigos nuestros de La rioja fueron también y el festejo se extendió entre cerveza y guitarreada hasta que casi era hora de irnos, mi hermano me advirtió que pensaba dormir todo el viaje gracias a lo que había bebido y ahí estaba yo, lista para irme, preguntándome si cualquiera que me viera sería capaz de decir ella está feliz, ella va a cumplir un sueño.