Fly away from here [Draco Malfoy] CANCELADA TEMPORALMENTE

- ¿Qué vamos hacer, profesor Dumboldor? – pregunto una mujer mayor a un hombre de barba blanca y túnica.

La mujer sostenía un pequeño bebe de unos once meses sobre sus manos mientras lo acariciaba con cariño, había en ellos cierta tristeza y angustia. El hombre la miro sonriendo con tristeza. Deposito un dulce beso en la frente del bebe y se alejo de él acariciando su pulgar en la mejilla de este.

- Los Parker nunca tuvieron hijos ¿Sabes? Los dos resultaron ser infértiles. Una desgracia ¿No lo cree, Minerva?

La mujer lo miro con curiosidad al hombre. Luego comprendió el plan que este tenía en mente. Con un movimiento de su varita y unas palabras mágicas, aparecieron en un barrio tranquilo y familiar en Londres. Dejaron sobre una canasta al pequeño bebe y le desearon toda la suerte del mundo.

- Bien, Effy. Cuidaran bien de ti, serás una niña muy inteligente pero muy orgullosa. Digna Gryffindor – sonrió con afecto Dumbledore. – Nos veremos dentro de los próximos diez años.

Diez años después

Busque con desesperación mi celular al escuchar la alarma repetirse una y otra vez. Cuando al fin lo encontré, apreté la tecla para apagarlo con alegría. Me senté en mi lecho y rasque mi cabeza perezosa. Esto era un infierno realmente. No quería ir a la escuela. Colmos de los colmos, iría a esa estúpida escuela francesa de niñas ricas y mimadas. Mi abuela había insistido tanto cuando había llegado la carta de aceptación. Aunque mi abuelo prefería la de Hogwarts al igual que yo, esa mujer tenía algo que no nos permitía negarnos nada. Observe como la puerta se abría y aparecía un hombre canoso y con una estúpida sonrisa pegada en el rostro.

- ¿Estás despierta, princesita?

- ¿A ti que te parece? – replique con malhumor – No quiero ir a esa escuela de idiotas.

- Yo tampoco quiero que vallas – suspiro pasando una mano por su nuca – así que directamente no iras – se encogió los hombros y yo lo mire sorprendida.

- No tengo lo necesario para ir – dije recordando todo lo que debía comprar.

- Tu tío Hagrid lo consiguió por mi – me guiño el ojo.

- Ya abre perdido el tren – le recordé.

- No, sale en un rato más.

- La abuela te matara.

- Eso no importa – repuso y se encogió los hombros. - ¿Tus bolsos están listos?

- ¡Sí! – conteste emocionada.

Salí de mi cama de una buena vez, mi abuelo se sorprendió al ver que ya estaba cambiada. Era una costumbre dormirme con la ropa que usaría al otro día. Algo que realmente mi abuela odiara que hiciera. Pero ella se había ido bien temprano, no nos podría detener. Yo quería estar en Hogwarts no en una estúpida academia de magia para Jovencitas. No podría encajar de ninguna manera, no era femenina en ningún sentido.


Treinta Minutos Después


- Vas a escribirme todos los días ¿Cierto? – pregunto mi abuelo acariciando mi cabello.

- Te lo juro – dije poniendo una mano en mi corazón – Voy a enviarte a Sky cada vez que tenga tiempo.

- Espero que sea siempre – suspiro – Te portaras bien, estudiaras siempre, y harás muchos amigos ¿De acuerdo?

- Lo último sería difícil pero… de acuerdo – junte nuestros meñiques cerrando el trato.

- ¡Ultimo llamado para el expreso Hogwarts! – se escucho por todo el lugar.

Abrace con fuerza a mi querido abuelo, intentando que mis lágrimas no se me resbalaran por mis mejillas. Me arrepentí de no haberme despedido de mi abuela, de haberme ido así sin despedirme. Pero tenía que hacerlo, a una escuela de niñas mimadas yo no asistiría.

Subí al tren despidiéndome por última vez de mi abuelo. No lo vería hasta navidad así que sería un largo tiempo en que no nos veríamos. Entre en uno de los compartimientos vacios y acerque mi mano hacia la ventana sacándola. Comencé a tirarle besos y a decirle cuanto lo extrañaría. Pero en verdad las palabras no eran suficientes para agradecerle y prometerle cuanto me haría falta.

Cuando estuvimos lo bastante lejos, me deje caer sobre el asiento y puse la jaula de Sky a un lado. Era una lechuza blanca con los ojos color celeste como el cielo. Mi abuelo me la había comprado hace un año como regalo de cumpleaños. Hagrid la había traído del mundo mágico y yo había sido muy feliz al recibir esa hermosa lechuza.

Los minutos habían pasado, y yo seguía sola en el compartimiento. Había varias personas que habían querido entrar y sentarse. Pero era mi mirada que les indicaba que no lo hicieran. Incluso un chico de ojos verdes y lentes había intentando entrar. Su rostro me era realmente conocido entonces recordé que vivía al frente de mi casa, pero aun así, yo quería estar sola en mi camino a Hogwarts.

Pocos minutos después de este entro otro chico, pero tenía los ojos color marrón y su cabello castaño un poco claro. Sonrió con timidez y de forma amigable. Era mayor que yo por unos cuantos años.