Fly away from here [Draco Malfoy] CANCELADA TEMPORALMENTE

- No quiero, Daphne, por favor – le suplique a mi amiga.

- ¡No puedes seguir evitando las clases solo porque los gemelos están esperando el momento apropiado para humillarte! – me regaño soltando mi brazo y colocando sus manos sobre su cintura – Hablaría con Fredd, pero sabes que el sigue molesto conmigo.

- Lo sé, lo sé – asentí sin ganas e hice una mueca – Mierda, ¿Por qué me pasa esto a mí?

Navidad y año nuevo habían pasado finalmente, y por lo tanto las clases habían vuelto. Los gemelos se mantenían a una distancia razonable de mí, aunque podía observar cómo me miraban con malicia y la sonrisa socarrona, que se plasmaba en su rostro me daba miedo. Estos imbéciles no perderían la oportunidad para joderme enfrente de todo Hogwarts, por más que todos sabían la relación mía y de Malfoy desde el baile de navidad.

Pudiera que todo había sido más rápido, que ni siquiera había preguntado si quería ser su novia, pero había dejado bien en claro que era un tipo celoso y yo le aseguraba lo mismo; en cuanto lo viera cerca de Pansy, no solo ella sufriría las consecuencias. Por otra parte, dejo de insultar a mis amigos cuando estaba cerca, incluso les sorprendía tanto que Ronald quería aprovechar para molestarlo; obviamente, defendí a Draco, a lo que Harry se enojó igual que el pelirrojo. Hermione estuvo de acuerdo con que lo defendiera, por más idiota que fuera, ninguno de los tres debería ofenderse delante mío.

No éramos la típica pareja que solía estar juntos todos los días, pero si nos hacíamos un espacio cada uno en sus tiempos para pasar momentos juntos o haciendo la tarea, claro que el la conseguía dando amenazas y yo me rompía la cabeza tratando de hacerlas. No podía decirle mucho por hacer trampa, era su vida y el tenía derecho a hacer lo que quisiese; de todas formas, yo me aprovechaba de los conocimientos de Effelia, y eso también se consideraba como trampa.

Draco no se había mostrado muy interesado en mi pasado, pero cierto día, tres días después del baile, caminábamos por los alrededores de Hogwarts y me pregunto cómo era lo del fénix en mi interior. Me estaba acompañando hacia la lechusería para entregarle una carta a mis abuelos, contándole sobre que finalmente Malfoy y yo estábamos juntos, pero que obviamente no podían conocerlo cuando el detestaba a los Muggle por las razones estúpidas que su familia le había impuesto en la mente.

- Effelia era un fénix con grandes poderes y se unió a mí. Yo iba a morir, mi madre le rogo que me salvara y esa era la única manera – me encogí los hombros ante el relato resumido.

- ¿Y no te molesta tener un bicho adentro? – pregunto de forma intrigada.

Effelia estaba que hervía de furia, diciéndome como podía gustarme un idiota como aquel; pero a mí me hizo gracia y le di una media sonrisa en el rostro mientras fijaba la vista en él.

- A veces te llegas a acostumbrar a cosas que jamás pensaste hacerlo. Ella es una amiga para mí, creo que es la única en el mundo que puede entenderme con precisión.

Malfoy pareció pensar unos segundos mis palabras, sonrió al cabo de unos segundos con una sonrisa pretenciosa, tan característica de él, y se colocó al frente mío, interrumpiendo mi paso. Levante las cejas un tanto confundida y lo mire interrogante.

- Yo podría entenderte aún mejor – murmuro mientras comenzó a acercarse más hacia a mí, mirando mis labios fijamente y yendo hacia mis ojos repetidas veces.

- ¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que estoy pensando?- pregunte divertida.

- Se perfectamente lo que estás pensando – sus labios comenzaron a acercarse hacia los míos, pero me corrí hacia un lado, dejándolo parado.

- No, no era exactamente lo que estaba pensando – carcajee cuando vi su rostro al darse cuenta de que me había hecho a un lado.

Se colocó las manos sobre su bolsillo y me miro de forma asesina, por lo que me eche a reír aún más. Me gustaba demasiado fastidiarlo, era tan lindo cuando colocaba su cara de niño mimado molesto por no conseguir su juguete preferido. A pesar que llevábamos pocos días juntos, parecía saber cada una de las actitudes que tendría, las cosas que le molestaría y con las que sonreiría. Era muy cuidadoso al hablar de los “sangre sucia” o “traidores de sangre” como solía llamarlos él, incluso me escucho cuando le hable de mis abuelos adoptivos, y por su rostro deduje que estaba tragándose todos sus pensamientos.

- ¿No te habrás enojado, verdad?

- No, ¿Por qué iba a enojarme cuando mi novia no quiere darme un beso? – contesto con sarcasmo. Sonreí aún más.

- ¿Quieres un beso? – me hice la sorprendida. Lo escuche bufar – Vinimos aquí para entregar la carta – levante el sobre de mis manos una vez que estuvimos frente a las escaleras – no a besarnos.

- ¿Y cuándo crees que sería el momento en que lo hiciéramos?

- Algún día – conteste, regalándole una gran sonrisa que no tardo en corresponder.

Esos días habían sido buenos, quizás podíamos pasar momentos en silencio, pero me reconfortaba su presencia junto a mí. Malfoy no era nada de lo que se mostraba ser cuando estaba a mi lado, me daba a pensar si fingía ser alguien más o simplemente era así.

- Effy – me llamo Daphne sacándome de mis pensamientos – los gemelos se acercan.

Con solo escucharla, me altere y fije mi vista hacia el par de demonios que se acercaba maliciosamente hacia a mí. De lejos, pude notar a al rubio platinado con sus amigos de Slytherin mirando hacia mi dirección. Ay no.

- ¿Pero que vemos aquí, George? – pregunto Fred hacia su hermano acercándose a mí.

- No lo sé, Fredd. ¿Tú que dices que vemos aquí? – contesto el otro y coloco su brazo detrás de

- ¡La futura señora Malfoy! – dijeron los dos al mismo tiempo.

Mientras ellos estallaban a carcajadas, provocando que todos se voltearan a vernos, me puse a observar bien a las personas. Tenían el botón nuevamente. Malfoy era hombre muerto, había prometido algo y no lo había cumplido, y necesitaba saber cuánto era lo que odiaba que rompieran las promesas.

Camine hacia él, ignorando a los gemelos y a las personas que me echaban alguna mirada curiosa, otras burlonas y algunas asesinas. Llegue hasta el frente de él, mirándolo con cara de pocos amigos.

- ¿Qué mierda haces con estas cosas? – dije quitándole uno y lanzándolo en el suelo – Dijiste que si iba al baile de navidad contigo dejarías de hacerlo.

- Lo siento. – Suspiro Draco – Oigan tontos, quítense eso antes de que mi novia me corte las pelotas.

Los muchachos se miraron entre sí para luego volver su vista hacia el rubio. Draco se los ordeno esta vez con más brusquedad, lo que hizo que se lo quitaran rápido y me lo entregaran en la mano. Fulmine con la mirada a mi novio y camine lejos de él, ignorando sus llamados constantes y sus pisadas detrás de mí.

Me aleje unos metros de los estudiantes, buscando un lugar a solas para hablar y de paso destruir los botones. Llegue al puente y los tire hacia el vacío, esperando que nunca más se le volviera a ocurrir utilizarlos contra Harry si es que quería seguir con vida y con descendencia.

- Ya te dije que lo siento, ¿de acuerdo? – espeto una vez que llego a mi lado.

Voltee hacia mi costado y lo observe con las cejas levantadas. Este idiota no sabía con quien se había metido, hubiera tenido más precaución en elegir a su novia, si esperaba que fuera mansa y estúpida como Pansy, pues Draco Malfoy estaba más que equivocado.

- Si haces una promesa tienes que cumplirla, ¿lo sabias? – mi voz salió más fría y enojada de lo que pretendía, pero surgió efecto en él ya que quito su expresión de molestia y paso a una seria – Es bastante jodido salir con un tipo que solo quiere cagar al primo de uno.

- ¿Esto es por Potter? – pregunto volviendo a molestarse.

- No es solo por él, es porque rompiste una promesa, Draco – insistí. Era increíble que tres semanas y ya teníamos una pelea – Es difícil confiar en alguien si te miente, y más para mí que soy desconfiada por naturaleza.

- No romperé ninguna promesa más, ¿está bien? O por lo menos tratare de no prometer algo que no sabré si podré cumplir – opto finalmente.

Aun así, seguía molesta y no iba a darle el gusto de que crea que está todo bien, quería saber hasta dónde podía llegar su orgullo y que estaba dispuesto a hacer. Me di media vuelta, dándole la espalda y llevando a cabo mi plan; comencé a caminar lejos de él, escuchando sus pisadas detrás de mí y sus insistencias de que volteara, algo que no iba a hacer.

Sujeto mi brazo una vez que estuvo cerca de mí, hizo que volteara hasta quedar frente a frente con él.

- ¿No vas a darme un beso de reconciliación?

- ¿Disculpa? ¿Crees que te mereces ese beso? – replique librándome de su agarre.

- Ni siquiera me diste el de los buenos días.

Decidí ver su reacción cuando negué la cabeza con una expresión fría en el rostro, pero me hirió al ver que en su mirada solo estaba la tristeza y arrepentimiento. Bien, hasta ahí podía llegar mi maldad. Me sentía tan débil, menos orgullosa y fría cuando estaba con él; Malfoy estaba provocando que me volviera más blanda y eso no era bueno. Aun así, tome su saco en mis manos y lo acerque hasta mis labios, dándole un corto y simple beso que no tardo en corresponder.

- ¿Está todo bien? – pregunto colocando una pequeña sonrisa en el rostro.

- Por ahora, si – asentí con la cabeza y enrede mi mano con la suya – Vamos a llegar tarde a clases, apurémonos.

A pesar de las miradas sobre las personas en nosotros, poco me importaba ya lo que pensaran, incluso si Harry seguía molesto conmigo por salir con su peor enemigo, o si Ronald me ignoraba o Hermione me hacía pruebas para verificar que Malfoy no utilizara una poción contra mí. Los únicos que parecían contentos por mi relación eran Miranda, los gemelos (que aunque detestaban a Draco, aceptaban mi decisión), Daphne, y podría decir que Cedric, solo que este había estado más alejado de mí que de costumbre. Me preguntaba si era por su nueva novia o porque Malfoy parecía asesinarlo con la mirada cada vez que el castaño se acercaba a mí.

No estaba dispuesta a perder a Cedric, no cuando todo estaba yendo sobre ruedas.