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Una proposicion navideña (Joe y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 6 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
si!! Viste pase de paginaa! :D
asta aqui con mi comenarios o pensara que estoy loca. :P y no lo estoy
o si?? :¬w¬: Hahaa :risa:
siguelaaaa!! :lol!:
asta aqui con mi comenarios o pensara que estoy loca. :P y no lo estoy
o si?? :¬w¬: Hahaa :risa:
siguelaaaa!! :lol!:
☎ Jimena Horan ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Jimee Jonas <3 escribió:si!! Viste pase de paginaa! :D
asta aqui con mi comenarios o pensara que estoy loca. :P y no lo estoy
o si?? :¬w¬: Hahaa :risa:
siguelaaaa!! :lol!:
Hahahahahaahaha :risa: :risa:
Y no estas para nada loca
De hecho me gusta tu entusiasmo
Eres una de mis fielesisimas lectoras :D
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
mmm..pues tu fielesisisisima lectora ..quiere otro cap que tendre que leer mañana por ya la estan corriendo de la compu! :x♫ Laura Jonas escribió:Jimee Jonas <3 escribió:si!! Viste pase de paginaa! :D
asta aqui con mi comenarios o pensara que estoy loca. :P y no lo estoy
o si?? :¬w¬: Hahaa :risa:
siguelaaaa!! :lol!:
Hahahahahaahaha :risa: :risa:
Y no estas para nada loca
De hecho me gusta tu entusiasmo
Eres una de mis fielesisimas lectoras :D
☎ Jimena Horan ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Ame el maratón pro m kede cOn las ganas siguela pleaseeee
Esta demasiado interesante
Siguela
Esta demasiado interesante
Siguela
joenatik
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
La verdad es que si les pongo el siguietne capo se quedaran como O.O WTF???
Que paso????
Aunque se sobre-entiende que paso :twisted:
por eso el titulo de ese color
pero aqui su capi girls!!
Que paso????
Aunque se sobre-entiende que paso :twisted:
por eso el titulo de ese color
pero aqui su capi girls!!
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Capitulo 11
Un estruendo de música rock despertó a __________, que enseguida notó el peso de un brazo sobre su cintura.
Y sonrió. La vida era maravillosa.
La guitarra eléctrica estaba haciendo un solo cuando por fin Joe alargó una mano para apagar el despertador de la mesilla… el único problema era que ella estaba en su camino. Abrió los ojos al darse cuenta y en ellos ________ reconoció un brillo de deseo.
Sí, la vida era maravillosa.
Sonriendo, acarició su cara, disfrutando del roce de su incipiente barba.
—Buenos días.
—Eso ya lo veremos.
—¿Ah, sí?
Joe se colocó sobre ella murmurando algo inaudible. Aunque daba igual. Las palabras no eran necesarias en ese momento, __________ entendía lo que quería.
Una hora después, los dos estaban duchados y vestidos. Su ropa se había secado y las botas estaban estropeadas, pero era de esperar. Afortunadamente, Joe había encontrado un cepillo de dientes nuevo y _________ siempre llevaba una bolsita de cosméticos en el bolso. Sin la plancha, tenía que dejarse el pelo al natural, rizado, pero eso era algo que no podía solucionar, de modo que se lo cepilló como pudo y se hizo una coleta. Satisfecha cuando por fin tuvo un aspecto presentable, bajó al primer piso.
Era sábado y el ama de llaves tenía el día libre, afortunadamente. Lo último que quería era encontrarse con Ingrid llevando la misma ropa que el día anterior. Ella no era anticuada, pero tampoco le gustaba ir anunciando por ahí lo que hacía en su vida privada.
Había pensado tomar una taza de café antes de marcharse porque, aunque era fin de semana, tenía muchas cosas que comprar todavía.
Encontró a Joe en la cocina, tan sexy como cuando le dio los buenos días una hora antes… o más aún. Estaba frente a la vitrocerámica como un capitán frente al timón de su barco, rodeado de cacerolas y utensilios de cocina. Y. con mínimo esfuerzo, la convenció para que se quedase a desayunar.
—¿Sabes cocinar?
Él la miró como si lo hubiera insultado.
—En la universidad viví en un dormitorio con otros nueve chicos.
—¿Entonces vamos a tomar pizza y cerveza para desayunar? —bromeó __________.
—Cero que puedo hacer una tortilla.
—Lo siento, no sé cómo se me ocurre cuestionar tus habilidades culinarias. Al fin y al cabo, anoche hiciste un chocolate riquísimo.
—Listilla —murmuró Joe, señalando un taburete frente a la encimera de granito—. Siéntate antes de que retire la invitación.
—Sí, señor —________ le hizo un saludo militar antes de sentarse.
Para ser un hombre acostumbrado a tener servicio, Joe era sorprendentemente eficaz en la cocina. Y, aunque las tostadas se le quemaron, hizo dos tortillas de buen aspecto. El café estaba bien, estupendo. Pero ________ sospechaba que de todos los electrodomésticos que había en aquella cocina tan moderna, la cafetera era seguramente el que usaba más a menudo.
La luz del sol entraba por la ventana que había sobre el fregadero, dándole un tono dorado a la habitación.
—La verdad es que esta cocina es un sueño para un chef —sonrió —. La mía cabría en tu nevera.
—¿Sabes cocinar?
—Pues claro que sé cocinar —rió ella—. Yo también fui a la universidad y suelo practicar a menudo. Al contrario que tú, no puedo pagar a nadie para que me haga la comida todos los días. Aunque tengo muy buena relación con el restaurante chino de la esquina. Es el primer número programado en mi móvil y también lo tengo programado en el teléfono de casa.
—Creo que me has insultado.
—No, qué va. Además, después de lo de anoche has subido varios puestos —le aseguró ________, inclinándose para darle un beso en la mejilla.
Joe se puso serio entonces y ella supo lo que iba a decir incluso antes de que lo dijera.
—Sobre lo que pasó anoche… espero que tú… quiero decir, espero que entiendas que yo no… no estoy preparado para nada serio por el momento. Puede que no lo esté nunca.
—¿A qué te refieres con eso de «serio»?
—Tú sabes a qué me refiero.
—No, aparentemente no —dijo ________, cruzándose de brazos—. ¿Por qué no me lo explicas?
—Mira, me gustas mucho. Pero no puedo… no puedo… —Joe se pasó una mano por el pelo, dejando escapar un suspiro de frustración.
—En realidad sí puedes. Muy bien, además. Dos veces anoche y una esta mañana.
Esperaba hacerlo sonreír, pero seguía absolutamente serio.
—No estoy hablando de eso y tú lo sabes.
No, claro que no.
—O sea, estás hablando de una relación sentimental.
Él asintió con la cabeza y __________ sintió que se le partía el corazón. Por primera vez desde que hicieron el amor, se preguntó si habría cometido un terrible error. Pensar que una hora antes había despertado con una sonrisa en los labios, creyendo que la vida era maravillosa.
Y como le dolía algo más que su orgullo, le dijo:
—No recuerdo haber dicho nada sobre vestirme de blanco y pasar por la iglesia.
—No, pero necesito saber que entiendes dónde estoy.
________ tragó saliva, pero irguió los hombros.
—Creo que sí. Estás diciendo que lo nuestro sólo puede ser una cosa temporal.
—Temporal no es la palabra que yo hubiera elegido.
—Si nos olvidamos de la semántica, eso es lo que querías decir.
Joe la miró con expresión triste, pero no la contradijo.
No era lo bastante buena. Esa frase se repetía en su cabeza una y otra vez. Parecía ser el lema de su vida. No había sido suficientemente buena para la familia de Drew y ahora no lo era para competir con los recuerdos de su esposa.
—Lo siento, __________.
La disculpa sólo sirvió para ponerla de peor humor.
—A mí me gustaría saber si tú has entendido algo —le dijo, con un nudo en la garganta—. No soy la clase de mujer que se acuesta con cualquiera…
—Yo no he dicho…
—No, escúchame —lo interrumpió ella—. Cuando estoy con un hombre no estoy pasando el rato hasta que llegue otro mejor.
—Yo no estoy pasando el rato contigo, ________. Te lo prometo.
—Y cuando tengo una relación es siempre exclusiva y espero lo mismo de la otra persona. No me gustan las aventuras de una noche, no sé si me entiendes.
—Sí, te entiendo.
—Me quedé aquí anoche porque estar contigo significa algo para mí —_________ se odió a sí misma cuando sus ojos se llenaron de lágrimas. Era una debilidad y parpadeó para contenerlas. Le diría lo que tenía que decirle, ya lloraría más tarde—. Me quedé porque tú significas algo para mí.
Joe alargó una mano para acariciar su cara.
—Lo sé. Lo sabría aunque no me lo hubieras dicho.
—No espero una proposición de matrimonio —siguió ________. Había aprendido la lección después de su relación con Drew—. Pero sí espero que seas sincero conmigo y que no estés con nadie más durante… durante el tiempo que dure.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
El enfado había desaparecido, pero lo echó de menos porque de repente empezaba a sentirse insegura.
—Tendrás las dos cosas —le prometió él—. Y tampoco yo soy de los que buscan aventuras de una noche.
________ asintió con la cabeza mientras bajaba del taburete.
—Bueno, gracias por el desayuno y por la cena de anoche.
—¿Te vas ahora mismo?
—Tengo que irme.
«Antes de hacer el ridículo».
—________… —Joe la tomó del brazo—. Desde que mi esposa murió, tú… eres la primera mujer con la que he estado. Eres la primera mujer con la que he querido estar.
Ella cerró los ojos, intentando contener los latidos de su corazón. ¿Pero cómo no iba a enamorarse de él después de tan sincera admisión?
—Joe —murmuró, tomando su cara entre las manos para besarlo tiernamente—. Gracias por decírmelo.
—Eres especial para mí. Por favor, no lo dudes.
—Muy bien, no lo haré.
Dentro de su cabeza, una vocecita le preguntaba: «¿soy lo bastante especial como para que olvides el pasado y empieces a pensar en el futuro?». Pero decidió no hacerle caso».
—¿Te vas?
—La verdad es que tengo que irme.
—¿A trabajar?
—Sí.
—Pero es sábado.
—Lo sé, pero las rebajas de Macy's empezaron hace una hora. Intento ahorrar el dinero de mis clientes siempre que puedo, pero seguramente me habré perdido la mayoría de las gangas.
Joe tuvo que sonreír.
—Entonces, supongo que debería darte las gracias por haberte quedado tanto rato.
_________ lo besó por segunda vez y, a pesar de las preguntas y las dudas que daban vueltas en su cabeza, le dijo de todo corazón:
—Ha sido un placer.
La casa parecía especialmente silenciosa cuando _________ se marchó. Y más vacía que nunca.
Joe también se sentía vacío, pero era un vacío diferente al que había sentido durante los últimos tres años. Y, curiosamente, le resultaba más difícil de aceptar. Tal vez porque no tenía que hacerlo.
Tenía elección y no sabía si le gustaba.
Inquieto, estuvo yendo de un lado a otro sin saber qué hacer. Había recordatorios de Sheila e Isabelle por toda la casa. Isabelle había dado sus primeros pasos en el salón y también se había ganado su primer castigo cuando pintó en la pared con un rotulador. Sheila había utilizado esas manchas como una excusa para redecorar toda la habitación…
Joe siempre había dejado que ella se encargara de esas cosas, de modo que no era una sorpresa que la casa reflejase su personalidad. Los colores neutros, las telas de tonos suaves. Nunca había tenido un problema con la decoración, pero tal vez era hora de cambiar.
Recordó entonces los colores en el apartamento de ________. Tal vez algo así, pensó.
Especialmente en el dormitorio.
Joe tomó una almohada y se la llevó a la cara… aún olía a ella. Era un perfume que lo perseguía.
Ella lo perseguía. ________ se había metido bajo su piel, sobre todo después de hacer el amor con ella.
Recordó entonces lo suave que era su piel, cómo respondía a sus caricias, su sonrisa satisfecha cuando la abrazó después.
Había temido lamentarlo, pero no lo lamentaba. Y hablaba en serio cuando le dijo que no había deseado a otra mujer desde el accidente. El sentimiento de culpa siempre había logrado matar el deseo, pero no se había sentido culpable con ________.
De hecho, incluso cuando despertó con ella a su lado, en la misma cama en la que había dormido con su mujer, no se había sentido culpable. Se sentía feliz, optimista y deseando no sólo empezar el día sino terminarlo… con ________. :L: :L:
Por primera vez en tres largos años, Joe se sentía realmente vivo.
Y por eso se había sentido culpable por la mañana.
Por supuesto, lo había estropeado todo cuando intentó hacerle ver que no debería hacerse demasiadas ilusiones…
Algo temporal, había dicho ella. ¿De verdad era eso lo que quería?
Incluso ahora podía ver cómo su rostro se había ensombrecido, aunque enseguida lo superó. __________ no era de las que se hundían durante mucho tiempo. O más, bien, no era de las que dejaban que otra persona las hundiese.
Pero le había hecho daño, pensó. Y eso era intolerable.
A media tarde no podía soportar estar solo en la casa y pensó ir a la oficina. Había pasado allí muchos sábados, leyendo informes económicos y estudiando estrategias de mercado. Pero enterrarse en el trabajo no le apetecía. Lo que le apetecía era…
Antes de que pudiese cambiar de opinión, Joe llamó a su chófer.
—¿Dónde vamos? —le preguntó Miller.
—No estoy seguro. ¿Conoces alguna tienda donde pueda comprar unas botas de piel italiana?
Eran las seis de la tarde y _______ acababa de entrar en casa cuando sonó el timbre. Pensó que sería un mensajero porque había comprado cosas por Internet que debían llegar de un momento a otro, pero cuando abrió la puerta se encontró con Joe en el rellano. Parecía cansado y un poco perdido.
—Hola, Joe.
—Hola.
—No te esperaba —sonrió ________.
—No, claro. Seguramente debería haber llamado por teléfono, pero no me quedaré mucho rato.
Sólo había venido para darte esto —dijo él, ofreciéndole una caja que llevaba bajo el brazo. La caja, de forma rectangular, estaba envuelta en papel de regalo, aunque no con papel navideño.
—¿Qué es?
—Ábrelo y lo averiguarás.
—¿Es para mí? —_________ parpadeó, incrédula. Por un momento pensó que Joe había decidido ir de compras personalmente y, aunque no se llevaría comisión, le parecía estupendo. ¿Pero un regalo para ella? No sabía qué pensar dada la extraña naturaleza de su relación.
—Me encantan las sorpresas —le dijo—. Pero entra, por favor.
Aunque estaba deseando abrir el regalo, lo dejó a un lado para tomar la chaqueta de Joe y colgarla en el perchero. Luego volvió a tomar la caja y rasgó el papel. Había reconocido el logo de la tienda y sonrió antes de abrir la tapa.
—Me has comprado unas botas.
—Ya te dije que lo haría y soy un hombre de palabra.
—No me puedo creer que recordases la marca… y mi número de pie.
—Tú no eres la única que se fija en los detalles —Joe se aclaró la garganta—. Bueno, la verdad es que con lo del número he tenido suerte.
—Bueno, pues muchas gracias —________ se inclinó para darle un beso en la mejilla.
—De nada.
Joe no hizo nada, pero ella sí. Se dejó llevar por la tentación echándole los brazos al cuello y, cuando el beso terminó, estaba apoyada en la puerta, con una pierna enredada entre las suyas.
—Bueno… —empezó a decir él, nervioso.
—Sí, en fin…
—No estamos terminando las frases —rió Joe.
_________ lo miró con expresión traviesa.
—¿Miller está abajo?
—Tendrás las dos cosas —le prometió él—. Y tampoco yo soy de los que buscan aventuras de una noche.
________ asintió con la cabeza mientras bajaba del taburete.
—Bueno, gracias por el desayuno y por la cena de anoche.
—¿Te vas ahora mismo?
—Tengo que irme.
«Antes de hacer el ridículo».
—________… —Joe la tomó del brazo—. Desde que mi esposa murió, tú… eres la primera mujer con la que he estado. Eres la primera mujer con la que he querido estar.
Ella cerró los ojos, intentando contener los latidos de su corazón. ¿Pero cómo no iba a enamorarse de él después de tan sincera admisión?
—Joe —murmuró, tomando su cara entre las manos para besarlo tiernamente—. Gracias por decírmelo.
—Eres especial para mí. Por favor, no lo dudes.
—Muy bien, no lo haré.
Dentro de su cabeza, una vocecita le preguntaba: «¿soy lo bastante especial como para que olvides el pasado y empieces a pensar en el futuro?». Pero decidió no hacerle caso».
—¿Te vas?
—La verdad es que tengo que irme.
—¿A trabajar?
—Sí.
—Pero es sábado.
—Lo sé, pero las rebajas de Macy's empezaron hace una hora. Intento ahorrar el dinero de mis clientes siempre que puedo, pero seguramente me habré perdido la mayoría de las gangas.
Joe tuvo que sonreír.
—Entonces, supongo que debería darte las gracias por haberte quedado tanto rato.
_________ lo besó por segunda vez y, a pesar de las preguntas y las dudas que daban vueltas en su cabeza, le dijo de todo corazón:
—Ha sido un placer.
La casa parecía especialmente silenciosa cuando _________ se marchó. Y más vacía que nunca.
Joe también se sentía vacío, pero era un vacío diferente al que había sentido durante los últimos tres años. Y, curiosamente, le resultaba más difícil de aceptar. Tal vez porque no tenía que hacerlo.
Tenía elección y no sabía si le gustaba.
Inquieto, estuvo yendo de un lado a otro sin saber qué hacer. Había recordatorios de Sheila e Isabelle por toda la casa. Isabelle había dado sus primeros pasos en el salón y también se había ganado su primer castigo cuando pintó en la pared con un rotulador. Sheila había utilizado esas manchas como una excusa para redecorar toda la habitación…
Joe siempre había dejado que ella se encargara de esas cosas, de modo que no era una sorpresa que la casa reflejase su personalidad. Los colores neutros, las telas de tonos suaves. Nunca había tenido un problema con la decoración, pero tal vez era hora de cambiar.
Recordó entonces los colores en el apartamento de ________. Tal vez algo así, pensó.
Especialmente en el dormitorio.
Joe tomó una almohada y se la llevó a la cara… aún olía a ella. Era un perfume que lo perseguía.
Ella lo perseguía. ________ se había metido bajo su piel, sobre todo después de hacer el amor con ella.
Recordó entonces lo suave que era su piel, cómo respondía a sus caricias, su sonrisa satisfecha cuando la abrazó después.
Había temido lamentarlo, pero no lo lamentaba. Y hablaba en serio cuando le dijo que no había deseado a otra mujer desde el accidente. El sentimiento de culpa siempre había logrado matar el deseo, pero no se había sentido culpable con ________.
De hecho, incluso cuando despertó con ella a su lado, en la misma cama en la que había dormido con su mujer, no se había sentido culpable. Se sentía feliz, optimista y deseando no sólo empezar el día sino terminarlo… con ________. :L: :L:
Por primera vez en tres largos años, Joe se sentía realmente vivo.
Y por eso se había sentido culpable por la mañana.
Por supuesto, lo había estropeado todo cuando intentó hacerle ver que no debería hacerse demasiadas ilusiones…
Algo temporal, había dicho ella. ¿De verdad era eso lo que quería?
Incluso ahora podía ver cómo su rostro se había ensombrecido, aunque enseguida lo superó. __________ no era de las que se hundían durante mucho tiempo. O más, bien, no era de las que dejaban que otra persona las hundiese.
Pero le había hecho daño, pensó. Y eso era intolerable.
A media tarde no podía soportar estar solo en la casa y pensó ir a la oficina. Había pasado allí muchos sábados, leyendo informes económicos y estudiando estrategias de mercado. Pero enterrarse en el trabajo no le apetecía. Lo que le apetecía era…
Antes de que pudiese cambiar de opinión, Joe llamó a su chófer.
—¿Dónde vamos? —le preguntó Miller.
—No estoy seguro. ¿Conoces alguna tienda donde pueda comprar unas botas de piel italiana?
Eran las seis de la tarde y _______ acababa de entrar en casa cuando sonó el timbre. Pensó que sería un mensajero porque había comprado cosas por Internet que debían llegar de un momento a otro, pero cuando abrió la puerta se encontró con Joe en el rellano. Parecía cansado y un poco perdido.
—Hola, Joe.
—Hola.
—No te esperaba —sonrió ________.
—No, claro. Seguramente debería haber llamado por teléfono, pero no me quedaré mucho rato.
Sólo había venido para darte esto —dijo él, ofreciéndole una caja que llevaba bajo el brazo. La caja, de forma rectangular, estaba envuelta en papel de regalo, aunque no con papel navideño.
—¿Qué es?
—Ábrelo y lo averiguarás.
—¿Es para mí? —_________ parpadeó, incrédula. Por un momento pensó que Joe había decidido ir de compras personalmente y, aunque no se llevaría comisión, le parecía estupendo. ¿Pero un regalo para ella? No sabía qué pensar dada la extraña naturaleza de su relación.
—Me encantan las sorpresas —le dijo—. Pero entra, por favor.
Aunque estaba deseando abrir el regalo, lo dejó a un lado para tomar la chaqueta de Joe y colgarla en el perchero. Luego volvió a tomar la caja y rasgó el papel. Había reconocido el logo de la tienda y sonrió antes de abrir la tapa.
—Me has comprado unas botas.
—Ya te dije que lo haría y soy un hombre de palabra.
—No me puedo creer que recordases la marca… y mi número de pie.
—Tú no eres la única que se fija en los detalles —Joe se aclaró la garganta—. Bueno, la verdad es que con lo del número he tenido suerte.
—Bueno, pues muchas gracias —________ se inclinó para darle un beso en la mejilla.
—De nada.
Joe no hizo nada, pero ella sí. Se dejó llevar por la tentación echándole los brazos al cuello y, cuando el beso terminó, estaba apoyada en la puerta, con una pierna enredada entre las suyas.
—Bueno… —empezó a decir él, nervioso.
—Sí, en fin…
—No estamos terminando las frases —rió Joe.
_________ lo miró con expresión traviesa.
—¿Miller está abajo?
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
—Estará abajo tres minutos más —contestó él, mirando el reloj—. Le he dicho que si no volvía en diez minutos podía irse y que lo llamaría cuando me hiciera falta. No sabía si estarías en casa o si querrías recibirme.
—Entonces, ¿si te vas ahora, aún tienes la posibilidad de que te lleven a casa?
—A menos que se pare el ascensor, entre dos pisos… Miller podría marcharse si le hago esperar. ¿Crees que debería arriesgarme?
—El ascensor es muy lento y, para estar seguros, creo que deberías quedarte.
________ sonrió y Joe le devolvió la sonrisa.
Cuando el segundo beso terminó, había enredado las dos piernas en su cintura.
—¿Subimos a tu habitación?
—No, en el sofá, está más cerca.
—Mucho más —asintió él.
Ninguno de los dos perdió el tiempo hablando después de eso.
Una hora después ________ se levantó del sofá, tapándose con la manta de chenilla. Parecía insegura y Joe lo entendía.
—No era esto lo que había planeado cuando vine a verte —le dijo.
—Lo sé —dijo ella, sonriendo de nuevo—. Por eso ha sido especial.
—Sí, es verdad.
—Supongo que debería portarme como una buena anfitriona y preguntarte qué quieres tomar.
Joe sentía frío ahora que ella no estaba a su lado.
—No tendrás chocolate caliente y nubes de azúcar, ¿verdad? Por alguna razón, eso es lo que me apetece.
—No, lo siento, no tengo nubes. Y me temo que tampoco tengo leche. No he tenido tiempo de ir al supermercado a pesar de mis buenas intenciones.
Joe se sentó en el sofá y buscó su ropa por el suelo.
—Eres una compradora personal, ________.
—Ya sabes, en casa del herrero cuchillo de palo.
—Sí, es verdad —rió él—. No voy a preguntarte cómo van tus compras de Navidad.
—Mejor porque aún no he empezado. Afortunadamente, no tengo mucho que comprar.
Ya vestido, Joe la siguió hasta la cocina, donde __________abrió una botella de vino y sirvió dos copas.
—¿Vas a pasar las fiestas con tu familia?
—No —contestó ella.
No tenía ninguna razón para hacerlo. A saber dónde estaría su padre y, en cuanto a su familia, incluso los parientes con los que había vivido de niña nunca la habían hecho sentir como en su casa. Desde la universidad pasaba las vacaciones con amigos o novios, pero aquel año Carole iba a visitar a su hermana en Seattle, de modo que no tenía ni lo uno ni lo otro.
—¿Y tu padre?
—Recibí una postal suya a principios de mes. Está tocando en un pub en Myrtle Beach hasta Año Nuevo y me ha enviado un vestido de Laura Ashley… la tela es similar al papel pintado del lavabo de tu casa.
—¿Un vestido de flores… tú?
Joe parecía tan incrédulo que ________ tuvo que sonreír.
—Sí, la verdad es que no me van mucho las flores. Pero mi padre no me conoce lo suficiente como para saber eso.
—¿Y qué piensas hacer?
—Devolverlo tal vez. No sé quién lo ha comprado, pero en la caja iba el recibo. Aunque seguramente lo donaré a alguna organización no gubernamental —contestó, encogiéndose de hombros—. Es un vestido bonito, pero no es mi estilo.
—No me refería a eso. ¿Dónde piensas ir estas navidades?
—A ningún sitio, voy a celebrarlas aquí. Pienso poner un árbol —________ miró hacia el salón—. Uno pequeño, pero de verdad. Hace años que no pongo un árbol de verdad porque Drew era alérgico.
Joe frunció el ceño.
—Ah, yo había pensado…
—¿Qué? ¿Que eras el único que iba a pasar las navidades solo?
—Lo siento.
—No, no, vamos a dejar el asunto —________ levantó su copa, sin darse cuenta de que la manta se deslizaba tentadoramente por su hombro—. Guardaba este Cianti para una ocasión especial y ésta es una ocasión especial.
—Yo pienso lo mismo —sonrió Joe, levantando su copa—. ¿Puedo invitarte a cenar?
—No sé, tengo un queso lleno de moho, la mitad de una lechuga que lleva ahí varios días y los restos de una lasaña que seguramente podría salir de la nevera ella sólita… si quieres invitarme a cenar no pienso quejarme —le aseguró ella, riendo.
—Llamaré a Miller para decirle que venga a buscarnos en media hora.
—No hace falta que molestes a Miller.
—No es ninguna molestia, para eso le pago.
—Dale la noche libre entonces.
—¿Y cómo voy a volver a casa?
—Yo puedo llevarte —se ofreció ________—. O no llevarte —dijo luego, dejando que la manta se deslizase por su hombro—. Sé que te gusta tenerlo todo planeado, pero ¿qué tal si hoy nos dejamos llevar?
Joe le dio un beso en el hombro.
—¿Sabes una cosa? Esto de la espontaneidad está empezando a gustarme.
—Ya lo veo —rió ella—. Bueno, yo estoy muerta de hambre y tengo que comer algo porque hoy me he saltado el almuerzo. Hay un par de buenos restaurantes a una manzana de aquí… o podríamos ir al mercado de la esquina y comprar algo para hacer la cena.
—¿En serio? ¿Crees que podrás mejorar mi desayuno, con las tostadas quemadas y todo?
—Haré lo que pueda. Mi especialidad es pasta con chorizo, está riquísima.
—Tengo la impresión de que me va a gustar —murmuró él, tomando un sorbo de vino. Y el brillo de sus ojos dejaba bien claro que no estaba hablando de comida.
—¿Gustarte? Te va a volver loco.
Joe soltó una carcajada.
—¿Y el postre? ¿Eso también está incluido en la cena?
—Por supuesto. Tengo en mente algo muy rico y muy dulce —_______ se dio la vuelta y empezó a subir la escalera, dejando caer la manta—. Voy a vestirme.
Joe se quedó a dormir allí esa noche y no sólo porque le hubiera dado a Miller la noche libre y le pareciese una crueldad pedirle a _______ que lo llevase a casa. No. Quería quedarse allí, en su compañía. No tenía nada que ver con el sexo, por increíble y satisfactorio que fuera, sino con ella.
________ era como una chimenea para un hombre con las manos heladas, tentándolo para que las extendiera y entrase en calor.
Una parte de él empezaba a descongelarse y eso le daba pánico porque reconocía lo que sentía por _________; algo que sólo había sentido por otra mujer en toda su vida. Y se había casado con ella.
—Entonces, ¿si te vas ahora, aún tienes la posibilidad de que te lleven a casa?
—A menos que se pare el ascensor, entre dos pisos… Miller podría marcharse si le hago esperar. ¿Crees que debería arriesgarme?
—El ascensor es muy lento y, para estar seguros, creo que deberías quedarte.
________ sonrió y Joe le devolvió la sonrisa.
Cuando el segundo beso terminó, había enredado las dos piernas en su cintura.
—¿Subimos a tu habitación?
—No, en el sofá, está más cerca.
—Mucho más —asintió él.
Ninguno de los dos perdió el tiempo hablando después de eso.
Una hora después ________ se levantó del sofá, tapándose con la manta de chenilla. Parecía insegura y Joe lo entendía.
—No era esto lo que había planeado cuando vine a verte —le dijo.
—Lo sé —dijo ella, sonriendo de nuevo—. Por eso ha sido especial.
—Sí, es verdad.
—Supongo que debería portarme como una buena anfitriona y preguntarte qué quieres tomar.
Joe sentía frío ahora que ella no estaba a su lado.
—No tendrás chocolate caliente y nubes de azúcar, ¿verdad? Por alguna razón, eso es lo que me apetece.
—No, lo siento, no tengo nubes. Y me temo que tampoco tengo leche. No he tenido tiempo de ir al supermercado a pesar de mis buenas intenciones.
Joe se sentó en el sofá y buscó su ropa por el suelo.
—Eres una compradora personal, ________.
—Ya sabes, en casa del herrero cuchillo de palo.
—Sí, es verdad —rió él—. No voy a preguntarte cómo van tus compras de Navidad.
—Mejor porque aún no he empezado. Afortunadamente, no tengo mucho que comprar.
Ya vestido, Joe la siguió hasta la cocina, donde __________abrió una botella de vino y sirvió dos copas.
—¿Vas a pasar las fiestas con tu familia?
—No —contestó ella.
No tenía ninguna razón para hacerlo. A saber dónde estaría su padre y, en cuanto a su familia, incluso los parientes con los que había vivido de niña nunca la habían hecho sentir como en su casa. Desde la universidad pasaba las vacaciones con amigos o novios, pero aquel año Carole iba a visitar a su hermana en Seattle, de modo que no tenía ni lo uno ni lo otro.
—¿Y tu padre?
—Recibí una postal suya a principios de mes. Está tocando en un pub en Myrtle Beach hasta Año Nuevo y me ha enviado un vestido de Laura Ashley… la tela es similar al papel pintado del lavabo de tu casa.
—¿Un vestido de flores… tú?
Joe parecía tan incrédulo que ________ tuvo que sonreír.
—Sí, la verdad es que no me van mucho las flores. Pero mi padre no me conoce lo suficiente como para saber eso.
—¿Y qué piensas hacer?
—Devolverlo tal vez. No sé quién lo ha comprado, pero en la caja iba el recibo. Aunque seguramente lo donaré a alguna organización no gubernamental —contestó, encogiéndose de hombros—. Es un vestido bonito, pero no es mi estilo.
—No me refería a eso. ¿Dónde piensas ir estas navidades?
—A ningún sitio, voy a celebrarlas aquí. Pienso poner un árbol —________ miró hacia el salón—. Uno pequeño, pero de verdad. Hace años que no pongo un árbol de verdad porque Drew era alérgico.
Joe frunció el ceño.
—Ah, yo había pensado…
—¿Qué? ¿Que eras el único que iba a pasar las navidades solo?
—Lo siento.
—No, no, vamos a dejar el asunto —________ levantó su copa, sin darse cuenta de que la manta se deslizaba tentadoramente por su hombro—. Guardaba este Cianti para una ocasión especial y ésta es una ocasión especial.
—Yo pienso lo mismo —sonrió Joe, levantando su copa—. ¿Puedo invitarte a cenar?
—No sé, tengo un queso lleno de moho, la mitad de una lechuga que lleva ahí varios días y los restos de una lasaña que seguramente podría salir de la nevera ella sólita… si quieres invitarme a cenar no pienso quejarme —le aseguró ella, riendo.
—Llamaré a Miller para decirle que venga a buscarnos en media hora.
—No hace falta que molestes a Miller.
—No es ninguna molestia, para eso le pago.
—Dale la noche libre entonces.
—¿Y cómo voy a volver a casa?
—Yo puedo llevarte —se ofreció ________—. O no llevarte —dijo luego, dejando que la manta se deslizase por su hombro—. Sé que te gusta tenerlo todo planeado, pero ¿qué tal si hoy nos dejamos llevar?
Joe le dio un beso en el hombro.
—¿Sabes una cosa? Esto de la espontaneidad está empezando a gustarme.
—Ya lo veo —rió ella—. Bueno, yo estoy muerta de hambre y tengo que comer algo porque hoy me he saltado el almuerzo. Hay un par de buenos restaurantes a una manzana de aquí… o podríamos ir al mercado de la esquina y comprar algo para hacer la cena.
—¿En serio? ¿Crees que podrás mejorar mi desayuno, con las tostadas quemadas y todo?
—Haré lo que pueda. Mi especialidad es pasta con chorizo, está riquísima.
—Tengo la impresión de que me va a gustar —murmuró él, tomando un sorbo de vino. Y el brillo de sus ojos dejaba bien claro que no estaba hablando de comida.
—¿Gustarte? Te va a volver loco.
Joe soltó una carcajada.
—¿Y el postre? ¿Eso también está incluido en la cena?
—Por supuesto. Tengo en mente algo muy rico y muy dulce —_______ se dio la vuelta y empezó a subir la escalera, dejando caer la manta—. Voy a vestirme.
Joe se quedó a dormir allí esa noche y no sólo porque le hubiera dado a Miller la noche libre y le pareciese una crueldad pedirle a _______ que lo llevase a casa. No. Quería quedarse allí, en su compañía. No tenía nada que ver con el sexo, por increíble y satisfactorio que fuera, sino con ella.
________ era como una chimenea para un hombre con las manos heladas, tentándolo para que las extendiera y entrase en calor.
Una parte de él empezaba a descongelarse y eso le daba pánico porque reconocía lo que sentía por _________; algo que sólo había sentido por otra mujer en toda su vida. Y se había casado con ella.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Listo!!!!!!!!
Ahi su capi chicas!!!!!!!!!
Vuelvo despues me tengo que ir a bañar XDDDDDDD
Ahi su capi chicas!!!!!!!!!
Vuelvo despues me tengo que ir a bañar XDDDDDDD
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
nueva lectora me gusta la nov me llamo mara siguela xfis :P
Invitado
Invitado
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
ayyyyy esta geniall
se estan enamorando!!
que lindos siguela
se estan enamorando!!
que lindos siguela
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