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Una proposicion navideña (Joe y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
next to you ♥ escribió:nueva lectoraa esta genial siguela
BIENVENIDA!!!!
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
joenatik escribió:Nueva lectora
Ame tu nove
Siguela!!!!!
BIENVENIDA!!!!!!!
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
CHICAS PERDON POR NO HABAERME CONECTADO ANTES :crybaby: :crybaby:
Es que en estos dias mi hermano a tenido la compu :enfadado:
Y lamentablemente no les he podido subir capis en estos dos dias :crybaby:
Asi que como regalo de ULTIMO AÑO :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Les dejo.......MARATON!!!!!!!!!! :happy: :happy: :grupo: :grupo:
De nada mas y nada menos que 6 capis!!!!!!!!!!!!
Es que en estos dias mi hermano a tenido la compu :enfadado:
Y lamentablemente no les he podido subir capis en estos dos dias :crybaby:
Asi que como regalo de ULTIMO AÑO :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Les dejo.......MARATON!!!!!!!!!! :happy: :happy: :grupo: :grupo:
De nada mas y nada menos que 6 capis!!!!!!!!!!!!
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Capitulo 4
—¿Joe?
Él parpadeó varias veces, como perdido en sus pensamientos.
—¿Sí?
—Has dicho que deberíamos ir a la mesa… —le recordó _________.
—Ah, sí, es verdad —Joe puso una mano en su espalda con cara de hastío—. Ya estoy harto de charlar con unos y con otros.
La mesa principal estaba al fondo del salón, colocada sobre una tarima, seguramente para acceder con más facilidad al estrado, donde estaba el micrófono. Era una mesa redonda para ocho personas en la que ya había una mujer con dos niños. Los niños estaban tirados en las sillas con cara de aburridos, pero sus caritas se animaron considerablemente al ver a Joe.
—¡Tío Joe! —gritaron a la vez.
—¡Has venido! —dijo el que parecía mayor.
—Mamá dijo que encontrarías una excusa para no aparecer, aunque le prometiste a la abuela que vendrías este año.
—No tenías que decirle eso —lo regañó su hermano.
—¿Por qué no? Es la verdad.
—Tú eres tonto.
—Niños, no os insultéis —intervino su madre—. Hola, Joe.
—Hola —dijo él, volviéndose para mirar a sus sobrinos—. Bonitos trajes.
Como todos los demás hombres, los niños llevaban esmoquin. La única diferencia, que llevaban las corbatas torcidas y las camisas arrugadas y fuera del pantalón. Y a ________ le parecieron encantadores.
—Mi madre nos ha obligado a ponérnoslos —se quejó el más joven, tirando del cuello de su camisa.
—Te entiendo —rió Joe—. Quiero presentaros a mi invitada, ______ Hawley. _______, te presento a mis sobrinos, Brian y Colton. Brian tiene ocho años y Colton diez.
—¡Tengo nueve, tío Joe! —lo corrigió Brian.
—Y yo cumplí once el verano pasado, ¿te acuerdas? No pudiste venir a la fiesta, pero me enviaste un juego de química —por la mueca de Colton, estaba claro lo poco que le había gustado el regalo, pensó __________. Además, seguro que otra persona, Carole quizá, lo había comprado por él.
—Ah, sí, es verdad, nueve y once —repitió Joe, un poco avergonzado. ¿Era porque había olvidado sus edades o porque estaba claro lo que su sobrino pensaba del regalo?
—Bueno, me alegro de conoceros —dijo __________.
Y lo decía en serio. Estaba decidida a descubrir qué clase de regalo querían recibir de un tío al que, evidentemente, querían mucho.
—¿Vas a presentarnos, Joe? —le preguntó su hermana que, como él, tenía el pelo oscuro y los ojos azules de su madre. Era una mujer muy guapa… una mujer muy guapa que en aquel momento la miraba sin disimular la curiosidad.
—No sé si debería —dijo él.
—Muy bien, pues entonces lo haré yo misma —la joven se levantó con una sonrisa en los labios—. Hola, soy Danielle Miller, la hermana menor de este idiota. (Aqui Danielle es hermana de Joe)
—Hola, Danielle. Encantada de conocerte —sonrió ________. Ésa parecía ser la frase de la noche y la noche aún era joven.
Danielle la estudió durante unos segundos.
—Me encanta tu vestido, el color te queda muy bien. ¿Verdad que sí, Joe?
—Increíble —dijo él, sin mirarla.
—Gracias.
—¿Por qué no te sientas a mi lado? Así podrás contarme cómo has conseguido traer al recluso de
mi hermano a la cena.
—Lo siento, pero mamá ya tiene asignados los asientos —intervino Joe antes de que ella pudiera responder—. ________ se sienta al lado de Colton y parece que tú te sientas al lado de Kevin. Por cierto, ¿dónde está tu marido?
—Papá y él han ido a dejar los abrigos. Aunque en realidad están escuchando el final del partido en el iPod.
—Los Avalanche juegan contra los Red Wings —les informó Colton.
Joe sacudió la cabeza.
—¿Mamá lo sabe?
—¿Tú qué crees?
—Pues como los pille van a pasarlo muy mal —Joe soltó una carcajada y ________ lo miró, sorprendida. Era la primera vez que lo veía reír así.
Y, aparentemente, no era la única sorprendida porque todos los ojos se habían vuelto hacia él. Pero fue la expresión de su hermana lo que más la sorprendió. Danielle lo miraba contenta y… ¿esperanzada?
—Te he echado de menos —le dijo, con los ojos brillantes—. No sabes cuánto me alegro de que hayas venido.
Joe desabrochó su chaqueta y metió las manos en los bolsillos del pantalón. Y, aunque se había encogido de hombros, ________ se dio cuenta de que intentaba esconder su turbación.
—Ya conoces a mamá. Esta noche celebra el veinticinco aniversario y no ha querido aceptar una negativa.
—Bueno, sea cual sea la razón me alegro de que hayas venido. Y también me alegra mucho verte reír otra vez.
Un hombre mayor apareció entonces y le dio una palmadita en la espalda.
—Hijo, qué alegría.
Era de la misma estatura que Joe, aunque un poco más grueso y menos musculoso. Guapo, distinguido, con ese pelo gris que las mujeres pagaban tanto dinero para disimular. _______ habría sabido que era su padre aunque no lo hubiese dicho.
—Hola, papá. ¿Cómo estás?
—Mejor ahora que te he visto.
¿Sería Joe la oveja negra de la familia? ¿El hijo pródigo? _______ había oído tantas cosas que no podía dejar de preguntárselo.
—Bueno, ¿cómo va el partido de hockey?
El hombre sacudió la cabeza, disgustado.
—Los Avalanche van perdiendo por dos goles. Deberían haber cambiado al portero cuando tuvieron oportunidad.
—En realidad, tres goles —intervino un hombre que debía ser el marido de Danielle, Kevin—. Los de Detroit acaban de marcar otra vez.
Danielle se levantó en ese momento.
—Bueno, se acabó. Dame el iPod antes de que aparezca mamá y le dé un ataque. Y antes de que la amiga de Joe crea que somos una pandilla de obsesos del deporte.
—¿Joe ha venido con una amiga? —exclamó _______ mientras le daba el iPod a su mujer.
—Así es —quien respondió era Denisse Jonas, que acababa de acercarse a la mesa—. ¿Por qué no presentas a ________, hijo? O mejor, vamos a sentarnos y que se presente ella misma.
________ sonrió, irguiéndose en la silla.
—¿Qué quiere saber?
—Lo que tú quieras contarnos. Esto no es la Inquisición, mujer —rió la madre de Joe.
—No, eso viene después —intervino Kevin. Danielle le dio una palmada en el brazo y los niños soltaron una risita.
—¿Por qué no empiezas por decirnos de dónde eres? Detecto cierto acento…
—Soy de Maine, nací en Bangor.
—¿Maine? Pues estás muy lejos de tu casa.
—¿Tienes familia aquí? —le preguntó Danielle.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
—No, no tengo familia aquí.
Al menos eso creía, pero su padre se movía mucho. Cuando estaba en la universidad había ido a un bar en Daytona durante las vacaciones y descubrió que su padre tocaba allí.
—¿Y por qué has venido a Denver? —le preguntó Joe.
—A ver el paisaje —bromeó ________.
—Una razón interesante para mudarse al otro lado del país.
—Me apetecía un cambio de escenario.
—¿Y a qué te dedicas? —le preguntó su padre—. ¿Ya tenías trabajo cuando viniste aquí?
—No, la verdad es que no, pero no tuve ningún problema para encontrarlo.
—¿Qué clase de trabajo? —preguntó Denisse.
________ sintió que Joe rozaba su pie bajo la mesa. Pero no debería haberse preocupado; le había dicho que no mentiría y no tenía que hacerlo.
—Estoy especializada en ventas.
—Bueno, si algún día necesitas consejos financieros ve a ver a Joe. Tiene el toque de Midas cuando se trata de elegir inversiones —sonrió Denisse.
—¿En serio? ¿El toque de Midas? —repitió ________, preguntándose qué otros «toques» tendría aquel hombre—. Lo tendré en cuenta.
Durante los minutos siguientes, mientras su familia la interrogaba con más o menos sutileza, ___________ les devolvió el favor. Y no sólo por cuestiones de trabajo sino porque eran una gente interesante y agradable. A pesar de su evidente curiosidad por ella, se mostraban muy simpáticos. No eran en absoluto lo que había esperado. Dada la fortuna de Joe, imaginaba una estirada familia de clase alta, distante y superior. La familia de Drew era muy critica con todos aquéllos que no pertenecían a su clase social.
Los Jonas no eran así en absoluto y Joe también estaba siendo una sorpresa. Había en él más de lo que se veía a simple vista y, considerando lo poco que llevaba puesto el día que lo conoció, eso era decir mucho.
Al principio había creído que era un adicto al trabajo, demasiado ocupado como para comprar los regalos de Navidad personalmente. Luego pensó que sería un empresario indiferente a los demás y ajeno a su familia.
Pero estaba claro que la familia de Joe lo adoraba y. aunque él no se mostraba excesivamente cariñoso, por lo visto el sentimiento era mutuo.
—¿________?
—¿Sí? —cuando se volvió, sus mejillas se rozaron.
—¿Has llegado a alguna conclusión?
—No —admitió ella—. Ah, ¿te refieres a los regalos?
Joe arrugó el ceño.
—Pues claro que me refiero a los regalos. ¿A qué creías que me refería?
___________ sacudió la cabeza, sonriendo.
—No, a nada. Aún no me he decidido sobre los regalos, pero me estoy haciendo una idea de lo que podría gustarle a cada uno.
Y debía recordar que ésa era la razón por la que estaba allí, no para preguntarse por qué la había contratado Joe ni para pensar en su pasado. Estaba en una cena benéfica con objeto de averiguar algo sobre la gente para la que iba a comprar regalos.
Cuando Denisse subió al estrado para dar la bienvenida a los invitados, _______ se sentó al lado de Colton y Brian. Y para cuando la señora Jonas terminó de hablar ya tenía muchas ideas sobre lo que podría gustarles.
Mientras los camareros llevaban platos con salmón ahumado, carne a la brasa, pollo marsala y verduras al vapor, Joe fingía interés en las quejas de su padre por la decisión de aumentar los impuestos pero, en realidad, estaba escuchando a ________ y a sus sobrinos hablando sobre un videojuego.
A juzgar por la reacción de los chicos debía tratarse del juego más deseado por todos los preadolescentes. Brian y Colton parecían absolutamente encantados, desde luego.
Y también lo estaba él. Pero en su caso tenía menos que ver con la posibilidad de matar dragones que con el efecto de la risa de _________. Aunque estaba trabajando, era evidente que le gustaban los niños.
—¿Qué? —sonrió ella al ver que estaba mirándola.
Joe sacudió la cabeza.
—Nada.
¿Cómo iba a decirle que no esperaba que una chica tan independiente como ella fuese cariñosa con los niños?
Seguramente lo consideraría un insulto, aunque para él era un halago. Muchas de las mujeres de su entorno no estaban particularmente interesadas en los niños. Incluso su difunta esposa…
Sheila adoraba a Isabelle, por supuesto, y Joe había estado a punto de convencerla de que tuvieran otro hijo antes del accidente. Pero Sheila no era la clase de madre que estaba todo el día pendiente de su hija y prefería dejar lo que ella llamaba «las minucias de criar a un niño» para la niñera. Ésa había sido una constante fuente de fricción en su matrimonio, ya que la opinión de Joe sobre lo que eran «minucias» no coincidía con la de su mujer.
Como Sheila, él había crecido en una familia adinerada, pero aunque su madre era lo bastante práctica como para delegar las tareas de cocinar o limpiar, Denisse había sido una madre abnegada y siempre pendiente de sus hijos.
Y eso no había cambiado cuando se hicieron mayores.
En aquel momento, su madre y su hermana estaban discutiendo sobre el largo de las faldas…
—No hay nada malo en enseñar un poco de pierna —decía Danielle.
—Si eres joven y tienes las piernas bonitas como ________ o tú, claro que no —asintió Denisse—. Pero las mujeres de mi edad que han engordado un poco no deberían enseñar tanta piel. No es atractivo.
—Pues en mi opinión deberías enseñar algo más de piel —intervino Paul, haciéndole un guiño.
Denisse le dio una palmadita en el brazo.
—No coquetees conmigo delante de los niños.
Joe rió y después de hacerlo notó una opresión en el pecho. Echaba de menos aquello, se dio cuenta; las bromas, las risas con su familia.
Él siempre había sido el más serio de los Jonas, algo que según su padre había heredado de su abuelo. Clive Jonas había sido un hombre imponente, incluso rígido en ocasiones, a quien sus hijos habían llamado «padre» y no «papá» hasta el día que murió. De modo que la comparación no era precisamente un cumplido. Aunque últimamente tenían razón.
Joe miró las sonrientes caras de su familia y, por fin, a _______. También ella estaba sonriendo. Tenía un aspecto radiante, tan preciosa y… tan llena de vida.
Y, por primera vez desde el accidente, la pena de Joe no era no haber muerto con su mujer y su hija sino haberse olvidado de vivir.
Al menos eso creía, pero su padre se movía mucho. Cuando estaba en la universidad había ido a un bar en Daytona durante las vacaciones y descubrió que su padre tocaba allí.
—¿Y por qué has venido a Denver? —le preguntó Joe.
—A ver el paisaje —bromeó ________.
—Una razón interesante para mudarse al otro lado del país.
—Me apetecía un cambio de escenario.
—¿Y a qué te dedicas? —le preguntó su padre—. ¿Ya tenías trabajo cuando viniste aquí?
—No, la verdad es que no, pero no tuve ningún problema para encontrarlo.
—¿Qué clase de trabajo? —preguntó Denisse.
________ sintió que Joe rozaba su pie bajo la mesa. Pero no debería haberse preocupado; le había dicho que no mentiría y no tenía que hacerlo.
—Estoy especializada en ventas.
—Bueno, si algún día necesitas consejos financieros ve a ver a Joe. Tiene el toque de Midas cuando se trata de elegir inversiones —sonrió Denisse.
—¿En serio? ¿El toque de Midas? —repitió ________, preguntándose qué otros «toques» tendría aquel hombre—. Lo tendré en cuenta.
Durante los minutos siguientes, mientras su familia la interrogaba con más o menos sutileza, ___________ les devolvió el favor. Y no sólo por cuestiones de trabajo sino porque eran una gente interesante y agradable. A pesar de su evidente curiosidad por ella, se mostraban muy simpáticos. No eran en absoluto lo que había esperado. Dada la fortuna de Joe, imaginaba una estirada familia de clase alta, distante y superior. La familia de Drew era muy critica con todos aquéllos que no pertenecían a su clase social.
Los Jonas no eran así en absoluto y Joe también estaba siendo una sorpresa. Había en él más de lo que se veía a simple vista y, considerando lo poco que llevaba puesto el día que lo conoció, eso era decir mucho.
Al principio había creído que era un adicto al trabajo, demasiado ocupado como para comprar los regalos de Navidad personalmente. Luego pensó que sería un empresario indiferente a los demás y ajeno a su familia.
Pero estaba claro que la familia de Joe lo adoraba y. aunque él no se mostraba excesivamente cariñoso, por lo visto el sentimiento era mutuo.
—¿________?
—¿Sí? —cuando se volvió, sus mejillas se rozaron.
—¿Has llegado a alguna conclusión?
—No —admitió ella—. Ah, ¿te refieres a los regalos?
Joe arrugó el ceño.
—Pues claro que me refiero a los regalos. ¿A qué creías que me refería?
___________ sacudió la cabeza, sonriendo.
—No, a nada. Aún no me he decidido sobre los regalos, pero me estoy haciendo una idea de lo que podría gustarle a cada uno.
Y debía recordar que ésa era la razón por la que estaba allí, no para preguntarse por qué la había contratado Joe ni para pensar en su pasado. Estaba en una cena benéfica con objeto de averiguar algo sobre la gente para la que iba a comprar regalos.
Cuando Denisse subió al estrado para dar la bienvenida a los invitados, _______ se sentó al lado de Colton y Brian. Y para cuando la señora Jonas terminó de hablar ya tenía muchas ideas sobre lo que podría gustarles.
Mientras los camareros llevaban platos con salmón ahumado, carne a la brasa, pollo marsala y verduras al vapor, Joe fingía interés en las quejas de su padre por la decisión de aumentar los impuestos pero, en realidad, estaba escuchando a ________ y a sus sobrinos hablando sobre un videojuego.
A juzgar por la reacción de los chicos debía tratarse del juego más deseado por todos los preadolescentes. Brian y Colton parecían absolutamente encantados, desde luego.
Y también lo estaba él. Pero en su caso tenía menos que ver con la posibilidad de matar dragones que con el efecto de la risa de _________. Aunque estaba trabajando, era evidente que le gustaban los niños.
—¿Qué? —sonrió ella al ver que estaba mirándola.
Joe sacudió la cabeza.
—Nada.
¿Cómo iba a decirle que no esperaba que una chica tan independiente como ella fuese cariñosa con los niños?
Seguramente lo consideraría un insulto, aunque para él era un halago. Muchas de las mujeres de su entorno no estaban particularmente interesadas en los niños. Incluso su difunta esposa…
Sheila adoraba a Isabelle, por supuesto, y Joe había estado a punto de convencerla de que tuvieran otro hijo antes del accidente. Pero Sheila no era la clase de madre que estaba todo el día pendiente de su hija y prefería dejar lo que ella llamaba «las minucias de criar a un niño» para la niñera. Ésa había sido una constante fuente de fricción en su matrimonio, ya que la opinión de Joe sobre lo que eran «minucias» no coincidía con la de su mujer.
Como Sheila, él había crecido en una familia adinerada, pero aunque su madre era lo bastante práctica como para delegar las tareas de cocinar o limpiar, Denisse había sido una madre abnegada y siempre pendiente de sus hijos.
Y eso no había cambiado cuando se hicieron mayores.
En aquel momento, su madre y su hermana estaban discutiendo sobre el largo de las faldas…
—No hay nada malo en enseñar un poco de pierna —decía Danielle.
—Si eres joven y tienes las piernas bonitas como ________ o tú, claro que no —asintió Denisse—. Pero las mujeres de mi edad que han engordado un poco no deberían enseñar tanta piel. No es atractivo.
—Pues en mi opinión deberías enseñar algo más de piel —intervino Paul, haciéndole un guiño.
Denisse le dio una palmadita en el brazo.
—No coquetees conmigo delante de los niños.
Joe rió y después de hacerlo notó una opresión en el pecho. Echaba de menos aquello, se dio cuenta; las bromas, las risas con su familia.
Él siempre había sido el más serio de los Jonas, algo que según su padre había heredado de su abuelo. Clive Jonas había sido un hombre imponente, incluso rígido en ocasiones, a quien sus hijos habían llamado «padre» y no «papá» hasta el día que murió. De modo que la comparación no era precisamente un cumplido. Aunque últimamente tenían razón.
Joe miró las sonrientes caras de su familia y, por fin, a _______. También ella estaba sonriendo. Tenía un aspecto radiante, tan preciosa y… tan llena de vida.
Y, por primera vez desde el accidente, la pena de Joe no era no haber muerto con su mujer y su hija sino haberse olvidado de vivir.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Capitulo 5
Cuando terminó la cena y los camareros empezaron a recoger los platos, Denisse volvió a subir al estrado para recordar a los invitados la razón por la que habían acudido a la cena.
—Gracias a vuestra generosidad muchas vidas han cambiado para mejor y sé que puedo contar con esa generosidad esta noche una vez más. La subasta cerrará en una hora y, si no tenéis la suerte de llevaros a casa uno de los objetos que nuestros patrocinadores han donado, podéis hacer un donativo. Mientras tanto, pasadlo bien. Ya puede empezar el baile.
Cuando bajó del estrado los invitados aplaudieron y de inmediato empezó a sonar una canción lenta, tal vez porque la gente acababa de cenar y seguramente no estarían para muchos movimientos.
Joe se echó hacia atrás en la silla, pensativo. Una hora más o menos y podría marcharse, después de haber cumplido con su obligación filial y haber conseguido la información que __________ necesitaba para hacer su trabajo.
Ella estaba mirando hacia el estrado y siguiendo el ritmo de la música con el pie. Lo amable sería pedirle que bailase con él, pero no lo hizo. Bailar exigía demasiado contacto físico.
Pero debería haber imaginado que _________ no era la clase de mujer que esperaba a que se lo pidieran.
—¿No bailas?
Él se encogió de hombros.
—Hace tiempo que no lo hago.
Y era cierto. La última vez que había pisado una pista de baile lo había hecho con su mujer, allí, en la cena benéfica. Mientras su hija se quedaba en casa con la niñera. Joe arrugó el ceño al recordarlo.
—No hace falta que te enfades —dijo __________, malinterpretando el gesto—. Creo que es como montar en bicicleta, uno nunca lo olvida.
—Yo no… —empezó a decir Joe.
Pero ella ya se había levantado de la silla.
—Venga, será divertido.
¿Divertido? Lo dudaba mucho. Pero su familia estaba mirando y su madre asentía con la cabeza, encantada…
—Muy bien, de acuerdo.
Fueron la primera pareja en llegar a la pista. La única pareja, de hecho. Era como si les hubieran colocado un foco sobre la cabeza. La música estaba demasiado alta como para que pudiera oírlos, pero
Joe imaginó los murmullos de la gente mientras tomaba a _________ por la cintura.
Además de sentirse incómodo, se sentía… raro. El pasado y el presente se mezclaban, creando comparaciones en las que no le gustaba pensar. Sheila había sido bajita y delicada. ________ era muy alta y, con los zapatos de tacón, casi de la misma estatura que él.
Joe puso una mano en su cintura y con la otra tomó su mano derecha, decidido a mantener una respetable distancia entre su cuerpo y esas curvas tan peligrosas.
En cuanto empezaron a moverse, sin embargo, el espacio se evaporó. Sus muslos se rozaban, sus caderas chocaban. Sheila siempre se había dejado llevar, yendo en la dirección que él marcaba. Pero ___________ no. Estaba claro que era ella quien llevaba el control.
Un mechón de su pelo le hizo cosquillas en la cara cuando se inclinó para decirle:
—Me estás llevando tú.
—Sí, lo sé —sonrió ella—. ¿Tienes algún problema?
—¿Un problema? No, la verdad es que no. Pero prefiero llevarte yo —Joe intentó apartarse, pero el aroma de su perfume parecía perseguirlo. Estaban tan cerca que casi podría jurar que podía notar los latidos de su corazón.
—Y yo pensando que eras un hombre original —suspiró ________—. Ésa es una repuesta típicamente masculina. Menos mal que llevo tacones o me estaría ahogando en testosterona.
—Muy graciosa.
__________ intentó hacer un giro, pero Joe no estaba preparado y la pisó sin querer.
—Debería pedirte perdón, pero la verdad es que te lo mereces. Bailo mucho mejor cuando puedo llevar yo.
—Muy gracioso. Yo pienso lo mismo.
Joe frunció el ceño.
—¿Quieres decir que siempre mandas tú?
—En general, sí. Es una costumbre —sonrió _________, encogiéndose de hombros.
—¿Con qué clase de hombres sales tú?
—Con la clase de hombre que no tiene que demostrar nada —contestó ella, mirándolo a los ojos.
Joe dejó escapar un suspiro mientras sacudía la cabeza. Se sentía irritado, frustrado y, no sabía por qué, también lleno de energía.
—Eres muy rara.
—Gracias.
—No sé si lo decía como un cumplido.
—¿Ah, no? Bueno, da igual —rió ella, apoyando la mejilla en la de Joe—. Yo me lo tomo como un cumplido de todas formas.
Joe se rindió y dejó que ___________ lo llevase durante el resto de la canción. Era eso o seguir pisándola.
Afortunadamente, cuando la canción terminó ya no estaban solos en la pista. Varias parejas se habían unido a ellos, incluyendo sus padres. Paul y Denisse estaban sonriendo y Joe podía imaginar las conclusiones que habrían sacado. Especialmente cuando empezó otra canción y _________ seguía entre sus brazos.
—¿Te importa que sigamos bailando? Seré buena y dejaré que me lleves tú.
Tal vez porque la tentación era demasiado grande, Joe negó con la cabeza.
—No, lo siento, en otra ocasión.
Se quedaron en la fiesta durante una hora más, el tiempo suficiente para conocer el resultado de la subasta. ________ no ganó las entradas para el teatro, pero Joe sabía que su puja, por generosa que fuera, no sería suficiente. La persona que se las llevó había ofrecido quinientos dólares. Después de todo, aquella era una cena benéfica.
—En fin —suspiró ella, cuando se anunció el ganador—. Tengo la banda sonora en DVD.
—Tal vez podrías escucharla mientras cenamos langosta —dijo él, refiriéndose a la conversación sobre las ensaladas.
—¿Langosta? No, no, yo soy de Maine, ¿recuerdas? Una vez que has comido langosta en Maine, donde las pescan esa misma mañana y las sirven en el plato por la tarde, ya no puedes probar ninguna otra. Prefiero un filete o una jugosa chuleta que se me deshaga en la boca.
Joe empezó a salivar cuando ella suspiró de nuevo. Aquella charla sobre carnes jugosas estaban despertando otros apetitos.
Incómodo, miró su reloj. Era un alivio que la noche estuviera a punto de terminar y no sólo por la inexplicable atracción que sentía por _____________.
Aunque la idea de llevarla allí era presentarle a su familia y a algunos de los amigos incluidos en la lista de regalos, no sabía si le gustaba cómo la habían recibido. Todos parecían absolutamente encantados con ella, aunque eso no era una sorpresa. __________e era una chica agradable, a pesar de su descarada actitud y, en cierto modo, debido a esa actitud. Pero había algo más. Los había visto especular, hacerse preguntas y leer entre líneas. Y Joe sabía lo que pensaban: que estaba empezando a vivir otra vez.
Nada lo dejó más claro que la pregunta de su madre mientras __________ y él se despedían.
—¿Vendrás a cenar a casa mañana? —le había preguntado Denisse.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Cenar en casa de sus padres el domingo era una tradición o, al menos, lo había sido hasta el accidente. Sheila, Isabelle y él rara vez faltaban a una de esas cenas. Pero podía contar con los dedos de una mano las veces que había ido en los últimos años.
De modo que se encogió de hombros.
—No lo sé, mamá. Tengo muchas cosas que hacer.
Denisse asintió con la cabeza, sin poder disimular su decepción.
—Antes de irte a Cabo.
—Sí, así es.
—Bueno, si cambias de opinión espero que lleves a ________ —dijo su madre entonces, intentando sonreír—. Es un encanto, Joe.
Él se aclaró la garganta.
—No es lo que crees, mamá. ________ y yo… no vamos en serio.
—Pues tal vez deberíais.
Joe pensó en el comentario de su madre mientras volvían a casa. ________ iba sentada a su lado en la limusina, envuelta en su abrigo, y aun así le llegaba el aroma de su perfume como en la pista de baile. Era sexy, peligroso, y parecía envolverlo como un lazo. El único consuelo era que, mientras hablaba de la lista de regalos, ella no parecía darse cuenta de cómo lo hacía sentir.
__________ había sacado una agenda electrónica del bolso y estaba anotando algo mientras hablaba:
—Me he fijado en las joyas que llevaba tu madre. Está claro que le gusta la pedrería.
Joe hizo una mueca. Que él supiera, era la única debilidad de Denisse Jonas.
—Si brilla, tiene que comprárselo.
—Conozco una tienda en la que venden unas joyas únicas diseñadas por un orfebre veneciano. Sus piezas son de la mejor calidad. Estuve en la tienda el mes pasado comprando una joya para otra cliente y vi unos anillos muy bonitos. Iré el lunes a primera hora y te contaré si he encontrado algo que me guste.
Cuando se movió en el asiento para desabrochar el primer botón del abrigo y quitarse el pañuelo, su perfume le llegó de nuevo. Y, de nuevo, lo hizo pensar en algo en lo que no había pensado en mucho tiempo: sexo. Tendría que bajar al gimnasio cuando llegase a casa, pensó. Media hora en la cinta sería suficiente. Seguida de una ducha fría, añadió mentalmente cuando ________ empezó a chupar su bolígrafo.
—Muy bien —consiguió decir, después de aclararse la garganta.
—En cuanto a los niños, es muy fácil. Están locos por la nueva Play Station.
—Todos los niños del mundo están locos por la Play —suspiró él—. Es el juguete del año.
—Lo sé, pero tu hermana me ha dicho que no ha podido encontrarla en ningún sitio porque las tiendas se han quedado sin existencias y no pueden garantizar que reciban un nuevo envío antes de Navidad.
—¿Ah, no?
—Estaba pensando buscar en Internet un vendedor privado y pagar el precio que fuera, pero la he convencido para que no lo hiciese. Y deberías ver la cara de alivio que ha puesto.
—Ah, genial, ahora creerá que yo les voy a regalar la Play. ¿Cómo vas a encontrarla tú si mi hermana no la encuentra?
__________ le guiñó un ojo.
—Yo tengo mis métodos.
—Si lo consigues, le darás una alegría tremenda.
—Y tu serás el héroe del día, tío Joe —sonrió ella.
Él apartó la mirada, incómodo.
—Por lo menos me redimiré por el fiasco del juego de química.
—¿Elegiste ese regaló tú mismo?
—No, en realidad lo compró la señora Stern.
—Ah, entonces no me sorprende.
—¿Qué?
—Nada, nada —________ hizo un gesto con la mano—. Durante el postre oí que Danielle decía algo sobre un vestido de Misty Stark que ha comprado recientemente y he pensado que un bolso de la última colección de esa diseñadora sería un regalo perfecto.
—A mi hermana le gustan mucho los bolsos —murmuró él—. Seguramente necesitará un armario entero para guardarlos.
—Ah, ahora entiendo por qué me ha caído tan bien.
—¿Qué les pasa a las mujeres con los bolsos? —exclamó Joe, cruzándose de brazos—. ¿Para qué necesitan tantos?
—Cada uno va con un conjunto diferente y con un estado de ánimo diferente. En otras palabras, nunca se tienen demasiados. Los bolsos y los zapatos son algo especial.
—Eso decía mi mujer —la frase escapó de sus labios antes de que Joe se diera cuenta y, a juzgar por la expresión de ________, no iba a poder disimular.
Y tampoco iba a poder cambiar de tema.
—¿No quieres decir ex mujer?
—No, quería decir mi difunta mujer. Mi hija y ella murieron en un accidente de coche —Joe intentó lidiar con los amargos recuerdos mientras, sin darse cuenta, se pasaba la mano por la cicatriz de la frente, oculta por el pelo.
—Dios mío, no tenía ni idea. Lo siento mucho —murmuró _______, poniendo una mano en su brazo.
Él asintió con la cabeza, como aceptando el pésame, pero enseguida movió el brazo.
—¿Cuándo ocurrió?
—Hace tres años —Joe se aclaró la garganta—. Mira, no te ofendas, pero es algo de lo que no me gusta hablar. ¿Te importa si cambiamos de tema?
—No, claro que no.
Pero no cambiaron de tema. Hicieron el resto del camino en silencio.
Bueno, pensaba _______, ahora muchas cosas tenían sentido. Pero lejos de aliviar su curiosidad, aquella información la despertaba aún más.
Tres años era mucho tiempo, aunque después de una tragedia como aquélla era comprensible. Las tragedias cambiaban a la gente, ella lo sabía de primera mano. Aunque era muy joven cuando murió su madre, ese hecho había cambiado su vida. En cierto modo había perdido a los dos a la vez; a ella de una sobredosis, a su padre no sabía por qué. Pero la muerte de su madre la había cambiado, desde luego.
¿Cómo habría cambiado la tragedia a Joe?
Y no tenía la menor duda de que lo había cambiado, especialmente después de conocer a su familia. ¿Cómo habría sido antes del accidente?, se preguntó.
Cuando llegaron a su casa Joe la acompañó al portal, algo que era de esperar. Al fin y al cabo era un caballero y, después de conocer a su madre, ________ sabía de quién había aprendido las buenas maneras.
—Esta noche ha sido muy productiva —le dijo.
—Ése era el propósito —sonrió Joe.
—Sí, pero lo he pasado bien de todas formas. Tienes una familia estupenda.
Él asintió con la cabeza, pero no dijo nada.
—¿Quieres subir a tomar una copa? —le preguntó entonces. Había sido inesperado, incluso ella misma estaba sorprendida por la invitación.
—Se está haciendo tarde —dijo Joe, sin mirarla.
—¿Te preocupa convertirte en una calabaza? —intentó bromear _______ porque se sentía como una tonta.
—No, yo no, pero a lo mejor le pasa a mi chófer.
—Daniels, ¿verdad?
—Daniels, sí.
_______ sacó las llaves del portal.
—Bueno, invitaría a Daniels a una copa, pero no quiero darle la impresión equivocada.
Joe rió entonces, un sonido seco pero agradable.
—Desde que te conocí me he formado todo tipo de impresiones sobre ti, pero creo que aún no sé qué clase de persona eres —le dijo, apoyándose en la pared—. Tienes muchas capas.
—Si me estás comparando con una cebolla, te advierto que vas a estropear el que era un comentario casi halagador.
—¿Por qué tengo la impresión de que quieres que siga intentando adivinar qué clase de persona eres?
__________ parpadeó, coqueta.
—Tal vez porque el misterio es la mitad de mi encanto.
Joe se irguió como para volver al coche. De hecho, ________ casi juraría que había empezado a hacerlo, pero de repente se acercó e inclinó la cabeza antes de decir:
—No te subestimes.
El beso no debería haber hecho que le temblasen las rodillas. No fue más que un beso breve, con la boca cerrada. Y, sin embargo, las piernas no la sostenían.
Debía ser por la expresión de Joe. Lo había visto casi desnudo, pero en aquel momento parecía mucho más expuesto. Podía ver las emociones en su rostro en rápida sucesión, tan rápida que apenas podía registrarlas todas. Pero sí percibía dos cosas: que estaba enfadado y que estaba excitado.
Pues entonces estaban en paz, pensó, mientras cerraba el portal.
De modo que se encogió de hombros.
—No lo sé, mamá. Tengo muchas cosas que hacer.
Denisse asintió con la cabeza, sin poder disimular su decepción.
—Antes de irte a Cabo.
—Sí, así es.
—Bueno, si cambias de opinión espero que lleves a ________ —dijo su madre entonces, intentando sonreír—. Es un encanto, Joe.
Él se aclaró la garganta.
—No es lo que crees, mamá. ________ y yo… no vamos en serio.
—Pues tal vez deberíais.
Joe pensó en el comentario de su madre mientras volvían a casa. ________ iba sentada a su lado en la limusina, envuelta en su abrigo, y aun así le llegaba el aroma de su perfume como en la pista de baile. Era sexy, peligroso, y parecía envolverlo como un lazo. El único consuelo era que, mientras hablaba de la lista de regalos, ella no parecía darse cuenta de cómo lo hacía sentir.
__________ había sacado una agenda electrónica del bolso y estaba anotando algo mientras hablaba:
—Me he fijado en las joyas que llevaba tu madre. Está claro que le gusta la pedrería.
Joe hizo una mueca. Que él supiera, era la única debilidad de Denisse Jonas.
—Si brilla, tiene que comprárselo.
—Conozco una tienda en la que venden unas joyas únicas diseñadas por un orfebre veneciano. Sus piezas son de la mejor calidad. Estuve en la tienda el mes pasado comprando una joya para otra cliente y vi unos anillos muy bonitos. Iré el lunes a primera hora y te contaré si he encontrado algo que me guste.
Cuando se movió en el asiento para desabrochar el primer botón del abrigo y quitarse el pañuelo, su perfume le llegó de nuevo. Y, de nuevo, lo hizo pensar en algo en lo que no había pensado en mucho tiempo: sexo. Tendría que bajar al gimnasio cuando llegase a casa, pensó. Media hora en la cinta sería suficiente. Seguida de una ducha fría, añadió mentalmente cuando ________ empezó a chupar su bolígrafo.
—Muy bien —consiguió decir, después de aclararse la garganta.
—En cuanto a los niños, es muy fácil. Están locos por la nueva Play Station.
—Todos los niños del mundo están locos por la Play —suspiró él—. Es el juguete del año.
—Lo sé, pero tu hermana me ha dicho que no ha podido encontrarla en ningún sitio porque las tiendas se han quedado sin existencias y no pueden garantizar que reciban un nuevo envío antes de Navidad.
—¿Ah, no?
—Estaba pensando buscar en Internet un vendedor privado y pagar el precio que fuera, pero la he convencido para que no lo hiciese. Y deberías ver la cara de alivio que ha puesto.
—Ah, genial, ahora creerá que yo les voy a regalar la Play. ¿Cómo vas a encontrarla tú si mi hermana no la encuentra?
__________ le guiñó un ojo.
—Yo tengo mis métodos.
—Si lo consigues, le darás una alegría tremenda.
—Y tu serás el héroe del día, tío Joe —sonrió ella.
Él apartó la mirada, incómodo.
—Por lo menos me redimiré por el fiasco del juego de química.
—¿Elegiste ese regaló tú mismo?
—No, en realidad lo compró la señora Stern.
—Ah, entonces no me sorprende.
—¿Qué?
—Nada, nada —________ hizo un gesto con la mano—. Durante el postre oí que Danielle decía algo sobre un vestido de Misty Stark que ha comprado recientemente y he pensado que un bolso de la última colección de esa diseñadora sería un regalo perfecto.
—A mi hermana le gustan mucho los bolsos —murmuró él—. Seguramente necesitará un armario entero para guardarlos.
—Ah, ahora entiendo por qué me ha caído tan bien.
—¿Qué les pasa a las mujeres con los bolsos? —exclamó Joe, cruzándose de brazos—. ¿Para qué necesitan tantos?
—Cada uno va con un conjunto diferente y con un estado de ánimo diferente. En otras palabras, nunca se tienen demasiados. Los bolsos y los zapatos son algo especial.
—Eso decía mi mujer —la frase escapó de sus labios antes de que Joe se diera cuenta y, a juzgar por la expresión de ________, no iba a poder disimular.
Y tampoco iba a poder cambiar de tema.
—¿No quieres decir ex mujer?
—No, quería decir mi difunta mujer. Mi hija y ella murieron en un accidente de coche —Joe intentó lidiar con los amargos recuerdos mientras, sin darse cuenta, se pasaba la mano por la cicatriz de la frente, oculta por el pelo.
—Dios mío, no tenía ni idea. Lo siento mucho —murmuró _______, poniendo una mano en su brazo.
Él asintió con la cabeza, como aceptando el pésame, pero enseguida movió el brazo.
—¿Cuándo ocurrió?
—Hace tres años —Joe se aclaró la garganta—. Mira, no te ofendas, pero es algo de lo que no me gusta hablar. ¿Te importa si cambiamos de tema?
—No, claro que no.
Pero no cambiaron de tema. Hicieron el resto del camino en silencio.
Bueno, pensaba _______, ahora muchas cosas tenían sentido. Pero lejos de aliviar su curiosidad, aquella información la despertaba aún más.
Tres años era mucho tiempo, aunque después de una tragedia como aquélla era comprensible. Las tragedias cambiaban a la gente, ella lo sabía de primera mano. Aunque era muy joven cuando murió su madre, ese hecho había cambiado su vida. En cierto modo había perdido a los dos a la vez; a ella de una sobredosis, a su padre no sabía por qué. Pero la muerte de su madre la había cambiado, desde luego.
¿Cómo habría cambiado la tragedia a Joe?
Y no tenía la menor duda de que lo había cambiado, especialmente después de conocer a su familia. ¿Cómo habría sido antes del accidente?, se preguntó.
Cuando llegaron a su casa Joe la acompañó al portal, algo que era de esperar. Al fin y al cabo era un caballero y, después de conocer a su madre, ________ sabía de quién había aprendido las buenas maneras.
—Esta noche ha sido muy productiva —le dijo.
—Ése era el propósito —sonrió Joe.
—Sí, pero lo he pasado bien de todas formas. Tienes una familia estupenda.
Él asintió con la cabeza, pero no dijo nada.
—¿Quieres subir a tomar una copa? —le preguntó entonces. Había sido inesperado, incluso ella misma estaba sorprendida por la invitación.
—Se está haciendo tarde —dijo Joe, sin mirarla.
—¿Te preocupa convertirte en una calabaza? —intentó bromear _______ porque se sentía como una tonta.
—No, yo no, pero a lo mejor le pasa a mi chófer.
—Daniels, ¿verdad?
—Daniels, sí.
_______ sacó las llaves del portal.
—Bueno, invitaría a Daniels a una copa, pero no quiero darle la impresión equivocada.
Joe rió entonces, un sonido seco pero agradable.
—Desde que te conocí me he formado todo tipo de impresiones sobre ti, pero creo que aún no sé qué clase de persona eres —le dijo, apoyándose en la pared—. Tienes muchas capas.
—Si me estás comparando con una cebolla, te advierto que vas a estropear el que era un comentario casi halagador.
—¿Por qué tengo la impresión de que quieres que siga intentando adivinar qué clase de persona eres?
__________ parpadeó, coqueta.
—Tal vez porque el misterio es la mitad de mi encanto.
Joe se irguió como para volver al coche. De hecho, ________ casi juraría que había empezado a hacerlo, pero de repente se acercó e inclinó la cabeza antes de decir:
—No te subestimes.
El beso no debería haber hecho que le temblasen las rodillas. No fue más que un beso breve, con la boca cerrada. Y, sin embargo, las piernas no la sostenían.
Debía ser por la expresión de Joe. Lo había visto casi desnudo, pero en aquel momento parecía mucho más expuesto. Podía ver las emociones en su rostro en rápida sucesión, tan rápida que apenas podía registrarlas todas. Pero sí percibía dos cosas: que estaba enfadado y que estaba excitado.
Pues entonces estaban en paz, pensó, mientras cerraba el portal.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Capitulo 6
—Podrías haberme contado que Joe había perdido a su mujer y a su hija en un accidente de coche —suspiró _______.
Estaba en casa de Carole, a las afueras de Denver, como le había prometido antes de tener que cancelar su cita para ir a la cena benéfica. Carole tenía la pierna apoyada en un cojín sobre el sofá y en la televisión había una película de Cary Grant, aunque ninguna de las dos estaba viéndola.
—La verdad es que había pensado hacerlo —admitió Carole, apartando el plato de pollo con almendras—. De hecho, estuve a punto de decírtelo cuando me contaste que ibas con él a esa cena benéfica, pero quería que te formases tu propia impresión sin pensar en su trágica historia.
—¿Por qué?
Carole sacudió la cabeza.
—Te lo contaré en un momento. Primero, quiero que me digas qué piensas de él después de pasar una noche en su compañía.
—Lo dices como si hubiera sido una cita —sonrió ________—. En realidad era una reunión de trabajo.
Bueno, casi una reunión de trabajo. La excepción había sido el beso, claro. Aunque había terminado antes de convertirse en una caricia apasionada, ________ no había podido dejar de pensar en ello. Si Joe fuera una persona diferente, incluso podría pensar que ésa había sido su intención.
Hacer que se preguntara…
Hacer que lo desease…
En realidad, dudaba que hubiera querido besarla en absoluto ya que después se había marchado sin decir una palabra.
—¿Vas a decirme que no lo pasaste bien? —le preguntó Carole.
—No, claro que lo pasé bien —respondió ella. Era más fácil concentrarse en el evento que en el hombre—. Fue una cena fabulosa y servida en unos platos de porcelana inglesa como para morirse. ¿Y el postre? Un pecado, de verdad.
—¿De chocolate?
—De chocolate.
Carole dejó escapar un suspiro.
—Bueno, y ahora dime qué opinas de Joe.
________ metió los palillos en su plato para tomar unos guisantes.
—Vamos a ver… puede ser increíblemente dominante a veces y muy arrogante también. Ah, y le gusta tenerlo todo controlado —añadió, al recordar la sorpresa que se había llevado en la pista de baile.
Aún no sabía por qué había hecho eso. Sólo sabía que, por alguna razón, había sentido la necesidad de incomodarlo para ver cómo reaccionaba.
—¿Alguna cosa más? —le preguntó Carole—. ¿Qué te parece físicamente?
_________ dejó escapar un dramático suspiro.
—Bueno, es guapísimo, ¿para qué te voy a mentir?
—Eso es lo que yo pensaba —rió su amiga—. Cuando nos conocimos él estaba casado y yo acababa de pasar por un desagradable divorcio. De hecho, conseguir la cuenta de Servicios Financieros Burke me ayudó a pagar la minuta de mi abogado. Oficialmente me contrató Paul, pero solía trabajar con Joe a través de Rachel Stern.
—La señora Stern… esa mujer necesita buscarse una afición.
—No es tan mala, aunque es muy protectora con Joe. Casi como una segunda madre —dijo Carole—. Y hablando de madres, ¿qué te pareció Denisse?
—Me cayeron muy bien todos —sonrió _______—. Son gente agradable, normal. Nada estirados.
—Sí, es verdad.
—Joe se muestra diferente cuando está con ellos. Es menos… serio. Y está claro que todos lo adoran.
—Los Jonas son una familia muy unida.
________ frunció el ceño.
—Sí, pero Joe ni siquiera encuentra tiempo para comprar sus regalos de Navidad. Le dijo a un amigo que pasaría las fiestas en Cabo San Lucas y me dio la impresión de que estaba intentando evitarlos.
—Está evitando la vida y lo lleva haciendo desde que perdió a su familia —dijo Carole—. De hecho, empecé a trabajar para él personalmente después del accidente. Antes de eso sólo me encargaba de los regalos de empresa.
—Parece que ha cambiado mucho.
—Sí, desde luego. ¿Te da pena?
—Sí, bueno, me da pena que haya perdido a su mujer y a su hija, claro.
—El accidente ocurrió el día de Nochebuena, hace tres años —la expresión de Carole se volvió muy seria—. Joe era quien conducía.
—Y fue el único que sobrevivió —dijo ________, cerrando los ojos—. Pobrecito.
—Los Jonas son personas muy queridas en Denver y no sólo por su dinero sino porque están muy involucrados con la comunidad. Aparte de esa cena benéfica, son filántropos y ayudan en todo lo posible. La familia de la mujer de Joe también es muy conocida, así que el accidente salió en todos los medios de comunicación. Incluso hubo feas especulaciones sobre si Joe iba bebido antes de que la policía revelase que no tenía ni una gota de alcohol en la sangre.
—Qué horrible —dijo ________.
—Sí, desde luego. Hubo una investigación y determinaron que no había sido una negligencia por su parte. Conducía por debajo del límite de velocidad y, con la excepción de un tramo helado de la carretera, las condiciones eran normales.
—Fue un accidente.
—Un accidente, sí. Y podría haberle pasado a cualquiera. Pero, por lo que he visto y por lo que he oído, Joe se culpa a sí mismo.
Joseph Jonas era ese tipo de hombre: deber, responsabilidad, familia… se tomaba todas esas cosas muy en serio. Pero una noche, de repente, todo eso había quedado reducido a cenizas.
—Deberías habérmelo contado, Carole. Soy la primera en admitir que a veces soy un poco brusca y de haber entendido por qué necesitaba una compradora personal precisamente en estas fechas habría sido más diplomática con Joe.
—En realidad, ésa es la razón por la que no te dije nada —suspiró Carole entonces, sorprendiéndola por completo.
—No te entiendo.
—No conozco demasiado bien a Joe porque es un hombre acostumbrado a dar órdenes y no a sentarse a charlar, pero siempre me ha caído bien y lo respeto mucho. Y por lo que he visto desde el accidente, no quiere la compasión de nadie. De hecho, yo diría que es lo último que necesita.
—¿Y qué necesita entonces? —le preguntó ________. Aunque no había querido hacer esa pregunta porque en realidad no era asunto suyo.
Pero Carole estaba sonriendo.
—No estoy segura, pero tal vez alguien con tantas recursos como tú sea capaz de averiguarlo.
Era más de la una y, aunque Joe se había ido a la cama dos horas antes, seguía despierto. No era nada nuevo, desde el accidente tenía problemas para dormir y para seguir dormido cuando por fin conseguía conciliar el sueño. Sólo dormía de un tirón cuando tomaba las pastillas que le había recetado el médico, pero no le gustaba abusar de ellas, de modo que se había acostumbrado a hacer listas de cosas que hacer y a leer un rato cuando no podía dormir. Tristemente, ni siquiera aquel aburrido artículo sobre economía era suficiente para que se le cerrasen los ojos.
Joe dejó a un lado la revista, apagó la lámpara y se dio la vuelta. Pero, mientras le daba un par de puñetazos al almohadón, admitió que el insomnio que estaba sufriendo últimamente era diferente.
Y la culpa era de ________.
Aunque también se culpaba a sí mismo.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
—No debería haberla besado —murmuró.
¿Por qué ese besito de nada seguía persiguiéndolo? Cuando se despidió de sus dos citas las había besado de manera más íntima que a ________. Sin embargo, en ninguna de las dos ocasiones había vuelto a pensar en ello. Al contrario.
En la oscuridad, imaginó a ________, sus ojos brillantes cuando se acercaba para besarla. Sus labios eran suaves, imitadores. Tentadores. Por eso se había apartado tan rápidamente. A pesar del breve contacto, se había sentido como no se había sentido en mucho tiempo: excitado.
Y vivo, le dijo una vocecita.
Suspirando, Joe intentó pensar en otra cosa.
—No debería haberla besado —repitió.
Pero cuando por fin se quedó dormido una hora después soñó con hacerlo otra vez. Y en esta ocasión de manera apropiada.
_______ estaba a punto de salir de casa cuando un mensajero apareció en su puerta con un sobre de Servicios Financieros Jonas. Después de darle una propina al joven, _______ cerró la puerta y se sentó en el sofá para abrir el sobre…
Y se quedó de piedra.
Dentro había dos entradas para Los Miserables. Las entradas por las que había pujado en la cena benéfica el sábado anterior eran de la fila 7, pero aquellas eran butacas de palco.
La nota decía:
_________,
Servicios Financieros Jonas tiene un palco reservado en el teatro. Nadie pensaba ir éste sábado y me ha parecido una pena que no se usaran las entradas. Espero que lo pases bien.
Joe.
________ lo llamó inmediatamente a la oficina y, por supuesto, quien contestó fue su secretaria:
—Tiene una reunión dentro de media hora y está preparándola —le informó la señora Stern—. ¿Quiere dejar un mensaje?
«Es como una segunda madre», había dicho Carole.
Y ______ decidió jugar con eso. Nada le gustaba más a una madre que una chica con buenas maneras…
—Me ha enviado unas entradas para el teatro y sólo quería darle las gracias. ¿Cree que podría pasármelo un segundo? No le molestaré mucho, de verdad.
—Un momento, por favor —dijo la señora Stern.
________ estaba felicitándose a sí misma cuando Joe se puso al teléfono.
—Hola.
—Hola, me han dicho que estás ocupado así que no quiero molestarte. Sólo quería darte las gracias.
—Veo que ya has recibido las entradas.
—Sí, hace un momento. Por una vez me he alegrado de salir con retraso o me las hubiera perdido —mientras hablaba, paseaba frente al ventanal desde el que podía ver toda la ciudad—. Es un regalo muy generoso, Joe.
—Nadie iba a usarlas —dijo él.
—Eso dice la nota.
—Me parecía una pena que se quedaran sin usar cuando sabía que tú querías ver la función.
—Aun así, te estoy muy agradecida. Lo que pasa es que tengo un pequeño problema.
—¿Qué problema?
—Bueno, yo sé lo que valen estas entradas y me siento un poco incómoda aceptando un regalo así de un cliente.
—Considéralo un extra.
—Gracias, pero mi comisión es todo el extra que necesito —________ estaba retorciendo un mechón de pelo con un dedo cuando se le ocurrió una idea—. Tal vez tú querrías ir al teatro conmigo.
La invitación fue recibida con un prolongado silencio y, de inmediato, lamentó haberlo dicho.
—Veo que no es buena idea, déjalo. Imagino que ya habrás visto la obra —dijo a toda prisa para salvar la cara—. Bueno, te dejo trabajar. Adiós.
Colgó de inmediato, aunque le había parecido que él decía algo antes de colgar.
—Seré boba… —murmuró, dejándose caer en el sofá.
¿Cómo se le había ocurrido invitarlo? Joe seguramente estaría lamentando haber sido tan generoso…
El teléfono empezó a sonar mientras se regañaba a sí misma.
—¿Sí? —contestó, sin moverse. Estuvo a punto de añadir: «Residencia de Tonta Hawley», pero al oír la voz de Joe se alegró de no haberlo hecho.
—Has colgado demasiado rápido. No me has dado tiempo a contestar.
______ se sentó de golpe en el sofá, pasándose una mano por el pelo.
—Pensé que tu silencio era la respuesta.
—No, perdona… es que me he que he quedado un poco sorprendido.
—Sí, ya me he dado cuenta.
—Cuando te envié las entradas pensé que tendrías pensado ir con alguien.
—¿Por ejemplo?
—No lo sé… la persona con la que habías quedado el día de la cena benéfica, por ejemplo.
—Ah, ya —________ sonrió—. No era nada importante, por eso cancelé la cita.
—Nada importante —Joe se aclaró la garganta—. ¿Es un amigo o una amiga?
—Una amiga.
—Ah.
Él se quedó callado de nuevo y _______ empezó a contar hasta diez.
—Lo estás haciendo otra vez.
—¿Qué?
—Quedarte callado. Y si te quedas callado, yo tengo que sacar mis propias conclusiones.
—¿Y qué conclusiones son ésas? —le preguntó Joe, divertido.
________ decidió ser atrevida:
—Estás intentando decidir a qué restaurante vas a llevarme el viernes antes de ir al teatro.
Mientras contenía el aliento, al otro lado de la línea escuchó una carcajada. Y estaba a punto de explotar cuando por fin ________ dijo:
—Me has leído el pensamiento.
¿Por qué ese besito de nada seguía persiguiéndolo? Cuando se despidió de sus dos citas las había besado de manera más íntima que a ________. Sin embargo, en ninguna de las dos ocasiones había vuelto a pensar en ello. Al contrario.
En la oscuridad, imaginó a ________, sus ojos brillantes cuando se acercaba para besarla. Sus labios eran suaves, imitadores. Tentadores. Por eso se había apartado tan rápidamente. A pesar del breve contacto, se había sentido como no se había sentido en mucho tiempo: excitado.
Y vivo, le dijo una vocecita.
Suspirando, Joe intentó pensar en otra cosa.
—No debería haberla besado —repitió.
Pero cuando por fin se quedó dormido una hora después soñó con hacerlo otra vez. Y en esta ocasión de manera apropiada.
_______ estaba a punto de salir de casa cuando un mensajero apareció en su puerta con un sobre de Servicios Financieros Jonas. Después de darle una propina al joven, _______ cerró la puerta y se sentó en el sofá para abrir el sobre…
Y se quedó de piedra.
Dentro había dos entradas para Los Miserables. Las entradas por las que había pujado en la cena benéfica el sábado anterior eran de la fila 7, pero aquellas eran butacas de palco.
La nota decía:
_________,
Servicios Financieros Jonas tiene un palco reservado en el teatro. Nadie pensaba ir éste sábado y me ha parecido una pena que no se usaran las entradas. Espero que lo pases bien.
Joe.
________ lo llamó inmediatamente a la oficina y, por supuesto, quien contestó fue su secretaria:
—Tiene una reunión dentro de media hora y está preparándola —le informó la señora Stern—. ¿Quiere dejar un mensaje?
«Es como una segunda madre», había dicho Carole.
Y ______ decidió jugar con eso. Nada le gustaba más a una madre que una chica con buenas maneras…
—Me ha enviado unas entradas para el teatro y sólo quería darle las gracias. ¿Cree que podría pasármelo un segundo? No le molestaré mucho, de verdad.
—Un momento, por favor —dijo la señora Stern.
________ estaba felicitándose a sí misma cuando Joe se puso al teléfono.
—Hola.
—Hola, me han dicho que estás ocupado así que no quiero molestarte. Sólo quería darte las gracias.
—Veo que ya has recibido las entradas.
—Sí, hace un momento. Por una vez me he alegrado de salir con retraso o me las hubiera perdido —mientras hablaba, paseaba frente al ventanal desde el que podía ver toda la ciudad—. Es un regalo muy generoso, Joe.
—Nadie iba a usarlas —dijo él.
—Eso dice la nota.
—Me parecía una pena que se quedaran sin usar cuando sabía que tú querías ver la función.
—Aun así, te estoy muy agradecida. Lo que pasa es que tengo un pequeño problema.
—¿Qué problema?
—Bueno, yo sé lo que valen estas entradas y me siento un poco incómoda aceptando un regalo así de un cliente.
—Considéralo un extra.
—Gracias, pero mi comisión es todo el extra que necesito —________ estaba retorciendo un mechón de pelo con un dedo cuando se le ocurrió una idea—. Tal vez tú querrías ir al teatro conmigo.
La invitación fue recibida con un prolongado silencio y, de inmediato, lamentó haberlo dicho.
—Veo que no es buena idea, déjalo. Imagino que ya habrás visto la obra —dijo a toda prisa para salvar la cara—. Bueno, te dejo trabajar. Adiós.
Colgó de inmediato, aunque le había parecido que él decía algo antes de colgar.
—Seré boba… —murmuró, dejándose caer en el sofá.
¿Cómo se le había ocurrido invitarlo? Joe seguramente estaría lamentando haber sido tan generoso…
El teléfono empezó a sonar mientras se regañaba a sí misma.
—¿Sí? —contestó, sin moverse. Estuvo a punto de añadir: «Residencia de Tonta Hawley», pero al oír la voz de Joe se alegró de no haberlo hecho.
—Has colgado demasiado rápido. No me has dado tiempo a contestar.
______ se sentó de golpe en el sofá, pasándose una mano por el pelo.
—Pensé que tu silencio era la respuesta.
—No, perdona… es que me he que he quedado un poco sorprendido.
—Sí, ya me he dado cuenta.
—Cuando te envié las entradas pensé que tendrías pensado ir con alguien.
—¿Por ejemplo?
—No lo sé… la persona con la que habías quedado el día de la cena benéfica, por ejemplo.
—Ah, ya —________ sonrió—. No era nada importante, por eso cancelé la cita.
—Nada importante —Joe se aclaró la garganta—. ¿Es un amigo o una amiga?
—Una amiga.
—Ah.
Él se quedó callado de nuevo y _______ empezó a contar hasta diez.
—Lo estás haciendo otra vez.
—¿Qué?
—Quedarte callado. Y si te quedas callado, yo tengo que sacar mis propias conclusiones.
—¿Y qué conclusiones son ésas? —le preguntó Joe, divertido.
________ decidió ser atrevida:
—Estás intentando decidir a qué restaurante vas a llevarme el viernes antes de ir al teatro.
Mientras contenía el aliento, al otro lado de la línea escuchó una carcajada. Y estaba a punto de explotar cuando por fin ________ dijo:
—Me has leído el pensamiento.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
Creo que le faltaron caps!
Al maraton.....:/
Bueno mee encanto ;)
Siguelaaa!
Me encanta qe Joe ya no pueda dejar de pensar en la rayis
Al maraton.....:/
Bueno mee encanto ;)
Siguelaaa!
Me encanta qe Joe ya no pueda dejar de pensar en la rayis
☎ Jimena Horan ♥
Re: Una proposicion navideña (Joe y tu)
ayy
genial el maraton
me encantooo
gracias por haberlo subidooo!!
genial el maraton
me encantooo
gracias por haberlo subidooo!!
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