Una proposicion navideña (Joe y tu)

Awwww joe es un tierno
Cuando se dará cuenta k esta enamorado de ella
No puedo esperar al siguiente CAP
SIGUELA

siguela me encanta!!!

Buuu!! ese cap fue super cortito!
Yo quiero un capi! :lol!:
Siguelaaa
si me encanta Joe! porfin dejara su pasado por la rayis! :)

tiene que compensarnos nos subiste..
1 cap cortito es = a 1212478324376 caps no?? :P eso creo yo! :D
siguelaaa
me encanta la nove!

siguela xfis! :lol!:
me encanta!!!
siguela :lol!:

laura pon caps

chicas!!!!!!!!!!!!!!
perdon!!!!!!!!!
es que mi hermano tuvo la compu otra vez :¬¬:
Y aqui les subo capi!!!!!
Buno un poco incomoda ahora con el nuevo formato de la pagina, pero debo acostumbrarme :D :lol!:

Capitulo 13

Faltaban dos días para Nochebuena, pero Joe no había empezado a hacer las maletas. Normalmente ya hubiera sacado la ropa de verano para que Ingrid la lavase y planchase, pero no lo había hecho porque estaba ocupado.

Con _________.

Pasaban casi cada tarde juntos desde que cenaron en casa de sus padres. Y casi cada noche uno en los brazos del otro, agotados después de hacer el amor.

Faltaba una semana para Año Nuevo y Joe sentía una emoción que no había sentido desde el accidente. Y siguió emocionado incluso cuando se acercaba el aniversario del accidente.

Una noche fueron a cenar con Tony y Christine, dos amigos de Joe. La pareja se quedó muy sorprendida cuando llamó para proponérselo y tenía la impresión de que habían cambiado todos sus planes por él. Y se lo agradecía.

Habían cenado muchas veces con Sheila, pero aquella noche la dinámica era diferente, como lo era su propia vida. No sólo aceptaron a _________, se daba cuenta de que les caía bien de verdad.

—Tenemos que volver a quedar para cenar —dijo Christine después.

—Sí, claro —le aseguró Joe con una sonrisa—. Lo haremos.

Tony y Christine se fueron después del postre porque tenían que comprar unos regalos de última hora para los niños antes de volver a casa. Joe y __________ se quedaron para tomar un café.

Aunque, a juzgar por lo que ocurrió después, tal vez no fue tan buena idea.

Cuando Joe volvía del guardarropa con los abrigos una mujer rubia lo detuvo.

—¡Joe! —la joven le echó los brazos al cuello, sonriendo como si estuviera en la luna.

—Hola, Natasha, ¿cómo estás? —le preguntó él, sorprendido.

—Mis padres están tomando una copa en la barra. Hemos llegado temprano.

—¿Cómo están?

—Bien —sonrió ella—. Bueno, ya sabes cómo es en estas fechas.

—Sí, lo sé.

—¿Cómo estás tú?

—Bien.

—Oye, no hace falta que te pongas tan serio conmigo.

—Estoy bien, Nat. Mejor.

La joven inclinó a un lado la cabeza.

—Pareces… feliz.

Joe tragó saliva.

—Estoy en ello. ¿Y tú?

Natasha se encogió de hombros.

—Tengo buenos y malos días. Más buenos que malos últimamente así que supongo que es un progreso.

Él apretó su mano.

—Me alegro mucho de oírlo, Nat.

—He tardado algún tiempo —admitió ella—. Y supongo que debo advertirte que mi madre aún no se ha recuperado.

—Lo sé —dijo Joe con expresión solemne.

—No tiene nada que ver contigo, Joe. Sé que dijo algunas cosas después del accidente y en el funeral, pero lo decía empujada por el dolor…

—Ojalá…

—No, por favor, déjalo —lo interrumpió ella—. Bueno, ¿con quién has venido?

Joe tragó saliva antes de señalar a __________, que estaba detrás de la joven.

—________ Hawley —la presentó, viendo cómo el pasado y el presente se unían cuando se estrecharon la mano—. _________, te presento a Natasha Derringer, la hermana de Sheila.

_______ había imaginado la identidad de la joven para entonces.

—Hola, ¿cómo estás?

—Encantada —sonrió la joven—. Joseph es un hombre estupendo, el mejor. Y me alegro de verlo feliz otra vez —añadió, con aparente sinceridad.

Como ________ no sabía qué decir, se limitó a sonreír.

Pero la sonrisa se heló en su rostro cuando una pareja mayor se reunió con ellos. Mientras el hombre le dio a Joe una jovial palmadita en la espalda, la mujer no dijo nada, su silencio lleno de condena.

—Hola, Clayton, Angela. ¿Cómo estáis? —preguntó Joe, obviamente incómodo.

—Estamos bien —dijo él—. Bueno, ya sabes cómo es.

—Sí, claro.

La mujer miraba hacia la puerta, como si la conversación no fuese con ella.

—Os presento a mi amiga _________ Hawley. _________, te presento a Angela y Clayton Derringer.
Los padres de Sheila.

Fue un momento incómodo para todos y todos intentaban mostrarse agradables… todos salvo Angela. Mientras Clayton la saludó con una amable sonrisa, la mujer fulminó a __________ con la mirada y rechazó estrechar su mano.

—Ya veo que sigues adelante con tu vida, Joseph —le reprochó—. Estás saliendo con otra persona, como si mi hija no hubiera existido nunca. Como si no hubiera existido tu propia hija.

—Angela… —empezó a decir su marido, avergonzado.

—Mamá, por favor…

—Te aseguro que no he olvidado ni a Sheila ni a Isabelle —se defendió Joe en voz baja.

Estaba apretando la mano de __________, pero la soltó en ese momento. Una conexión rota, pensó ella. Una parte de ella rota también. Porque supo en ese instante que Joe había vuelto al pasado.

Después de unas torpes disculpas por parte de Clayton y Natasha, los Derringer desaparecieron en el interior del restaurante mientras __________ y Joe salían de él.

Y no fue una sorpresa que cuando llegaron a su portal Joe le dijera a Miller que lo esperase mientras la acompañaba arriba.

—No vas a quedarte esta noche, ¿verdad? —suspiró _________ mientras abría la puerta de su apartamento.

—No —murmuró él.

—¿Vamos a cenar juntos mañana? —le preguntó __________, aunque sabía cuál sería la respuesta.

—Lo siento, pero voy a tener que cancelar la cena.

—¿Ha ocurrido algo a última hora? —murmuró ella mientras abría la puerta de su apartamento.

—Tengo que solucionar algunas cosas antes de irme de vacaciones —Joe se aclaró la garganta—. Y tengo que hacer la maleta.

—¿Para irte a Cabo San Lucas?

—Sí.

—Te marchas entonces…

—Ya sabías que me iba —la interrumpió él, a la defensiva.

—Sí, pero esperaba que hubieras cambiado de opinión.

—En realidad, las navidades no son fiestas para mí, __________. Es el aniversario de la muerte de mi mujer y mi hija. No tengo nada que celebrar.

Y no tendría nada que celebrar mientras siguiera anclado en el pasado.

—No voy a decir que entiendo lo que sientes, Joe. Mi madre tuvo el detalle de no morir en un día señalado, así que el día de su muerte no contiene ningún recuerdo particular para mí. Pero sé lo que siente tu familia porque ellos no sólo perdieron a Sheila e Isabelle en Nochebuena, también te perdieron a ti. Como yo perdí a mi padre el día que mi madre murió.

—Lo siento, __________.

—Yo también lo siento. Y lo siento por mi padre que, además de haberse perdido gran parte de mi vida, también se ha perdido la suya y no es un hombre feliz. ¿Tú eres feliz, Joe?

—Yo no…

—¿No mereces ser feliz? —lo interrumpió ella—. Tu familia murió, tú sobreviste, tienes que acostumbrarte a la idea. Porque castigándote a ti mismo estás castigando a todas las personas que te quieren. Y no estoy hablando sólo de tu familia.

—No, tú no me quieres…

—Eso no es algo que tú no puedas controlar.

Joe dio un paso atrás.

—Me marcho, _______.

—Ya lo sé —dijo ella, herida—. Pero tengo algo para ti, algo que había pensado darte el día de Navidad, pero como parece que no vamos a vernos ese día… te lo daré ahora.

—No tenías que comprarme nada.

—Ya lo sé, pero quería hacerlo —_________ entró en el apartamento, con el corazón encogido al ver que Joe se quedaba en el rellano—. No es gran cosa —dijo luego, dándole una cajita—. Es uno de esos regalos en los que lo que cuenta es la intención.

—Gracias.

—No, no lo abras ahora —dijo ella cuando iba a rasgar el papel.

—Muy bien —Joe metió la cajita en el bolsillo del abrigo—. Hablando del día de Navidad, mis padres suelen cenar alrededor de las ocho y sé que les gustaría que fueras.

El ofrecimiento le rompió el corazón un poco más.

—Gracias, pero no. Me sentiría incómoda allí sola.

—¿Qué piensas hacer?

—Celebrarlo aquí —contestó ________. Y eso haría. Al fin y al cabo, era lo que había planeado antes de conocer a Joe—. Mañana voy a comprar un árbol del que colgaré un montón de adornos y espumillón de colores.

—¿Y luego qué?

—Iré al mercado y compraré los ingredientes para darme un banquete. Después de cenar, me pondré el pijama y veré Qué bello es vivir. (Que ironico :lol!:)

—No tienes que pasar las navidades sola —empezó a decir Joe.

—Ni tú tampoco, pero cada uno elige lo que quiere hacer con su vida —replicó _________, dándole un beso en la mejilla—. Feliz Navidad, Joe.

Él seguía en el rellano con el ceño fruncido cuando cerró la puerta.


Joe estaba de mal humor. ________ intentaba que se sintiera culpable porque iba a marcharse a Cabo a pasar las navidades cuando él nunca le había hecho ninguna promesa.

Ni ella le había pedido que se las hiciera, le recordó su conciencia. Incluso cuando estaban uno en brazos del otro, compartiendo sus pensamientos más íntimos, _________ nunca le había preguntado por el futuro.

«Temporal». Ése era el adjetivo que había aplicado a su relación desde el principio. No, en realidad era lo que ella había creído que él quería. Aunque con el paso de los días había empezado a parecerle algo permanente.

«Cada uno elige lo que quiere hacer con su vida».

Joe no estaba de acuerdo. O no lo había estado hasta ese momento.

El día de Nochebuena salió de la oficina alrededor de la una. La fiesta de la empresa tendría lugar por la tarde, pero él no estaría allí porque tenía que tomar un vuelo a las seis. La señora Stern se encargaría de entregar la paga extra a los empleados, como se había encargado de envolver y enviar los regalos que ________ había comprado para sus amistades. En cuanto a los regalos para su familia, Miller los llevaría a casa de sus padres por la tarde.

Joe llamó a su madre desde el móvil para decírselo y Denisse se llevó un disgusto, como todos los años. Durante los primeros diez minutos de conversación se limitó a escuchar sin decir una palabra, pero entonces su madre lo sorprendió diciendo:

—Espero que _______ y tú lo paséis bien.

Joe se aclaró la garganta.

—Mamá, _______ no viene conmigo.

—¿Te vas solo? Pero yo pensé… el otro día la mirabas de una manera… y ella a ti. A mí me pareció que estabais…

—No —la interrumpió él—. Apenas nos conocemos.

La excusa era absurda incluso para Joe. El tiempo que llevaran saliendo no tenía nada que ver.

Y su madre parecía pensar lo mismo.

—Yo me enamoré de tu padre en nuestra primera cita. Esperó seis meses antes de pedirme que me casara con él, pero había sabido que yo era la mujer de su vida en cuanto me conoció. Y esa chica es especial, hijo.

—Sheila también era especial.

—Sí, lo sé, era especial, pero ya no está. No te quedes anclado en el pasado… no pierdas a _________.

Joe tuvo que cerrar los ojos porque le quemaban.

—La relación con ________ no va a terminar como tú esperas, mamá.

Denisse se quedó callada un momento.

—Hazte esta pregunta, hijo: ¿la relación entre vosotros va a terminar como tú esperas?

Después de cerrar el móvil, Joe se quedó mirando por la ventanilla, pero cuando se movió en el asiento notó algo en el bolsillo del abrigo y, al meter la mano, sacó un paquetito envuelto en papel de regalo. El regalo de ________… lo había olvidado por completo.

Ella le había dicho que no era nada importante, un regalo del tipo «la intención es lo que cuenta», recordó mientras rasgaba el papel.

Y al ver lo que era se quedó helado.

_________ le había dado a él, el hombre que había boicoteado la Navidad durante los últimos tres años, el hombre que se negaba a olvidar el pasado, un objeto de cristal en forma de dos ángeles abrazados.
Suspirando, sacó la nota que había dentro de la cajita.

Para tu árbol de Navidad. Cuelga estos ángeles en la rama más alta y, cuando te sientas triste, recuerda el amor y las risas que has compartido con tus seres queridos.

Joe tragó saliva. Él no tenía árbol de Navidad. No había puesto un árbol en tres años…

Y, aparentemente, _______ también se había acordado de eso porque estaban llevando uno a su casa cuando la limusina atravesó la verja. Había dos hombres en la puerta sujetando un árbol de más de dos metros mientras Ingrid los miraba sin saber qué hacer.

—Ah, señor Joseph, les estaba diciendo que estará usted fuera de la ciudad en Navidad y que no ha pedido ningún árbol…

—No pasa nada, Ingrid, no te preocupes —la interrumpió él. Pero, aunque era un hombre enérgico, acostumbrado a tomar decisiones, se quedó donde estaba, mirando el árbol durante unos segundos.

—¿Dónde lo ponemos? —preguntó uno de los hombres—. Tenemos que entregar media docena más.

«Llévenselo» era lo que debía decir. Era lo más lógico. Después de todo, él se marchaba a Cabo San Lucas. Pero cuando rozó con los dedos los delicados ángeles de cristal que tenía en el bolsillo lo que dijo fue:

—Es hora de pasar página.

No de olvidar los recuerdos, pensó, sino el sentimiento de culpa, la rabia, el dolor, todos los sentimientos negativos que habían impedido que pasara esa página de su vida. Todo aquello que había hecho que sólo pudiera recordar a Sheila e Isabelle como víctimas cuando habían sido mucho más que eso.

Había compartido con su mujer y su hija mucho más que la muerte que los había dividido. Y _________ sabía eso.

—¿Qué quiere que hagamos? —insistió el hombre.

—Llévenlo dentro. Ingrid, quiero que lo pongan en el salón.

Y, después de decir eso, Joe se dirigió al garaje.

OMJ ESTOY LLORANDO ENSERIO
ESTE CAP FUE MUY DOLOROSO
JOESPH SE VA A QUEDAR SOLO SI NO CAMBI
ENSERIO

PON MARATON SI PORFA
ESTA MUY BEUNO LA NOVE :)

:(....asi kd con el cap.. :z: ..nserio s buenisima .. :P ..siguela !!. :lol!:

me encanto el cap
seguila!!!

me encanto el cap!!
siguelaaa!!

ya quiero cap!!
siguelaa! :lol!: