Perfectas asesinas {NC

Capitulo 008

Vuelve a llamarme así y te golpeo

Nos habían llevado a diferentes habitaciones, James era una persona demasiado seria y parecía que ya tenía la experiencia suficiente para tratar con personas. En ese momento comencé a recordar todo lo que decía su expediente.

"James Murphy
Edad: 22 años.
Ocupación: Agente del FBI.
Puesto: Agente Experto (5 años de experiencia)
Estado Civil: Soltero.
Nacionalidad: Canadiense radicado en los Estados Unidos".

—Alexandra, necesito que prestes atención a lo que te pregunto—se colocó frente de mí
—Soy Alex, odio cuando me llaman por mi nombre completo—lo mire molesta
—Bueno… realmente no me importa cómo te gusta que te llamen, así que no utilices ese tono conmigo.

Iba a responderle cuando su teléfono sonó, su cara cambio a una de sorpresa lo único que hacía era decir “Si, no y tal vez” cuando termino su llamada me miro con el ceño fruncido, coloco sus manos en la mesa y comenzó un interrogatorio.

—¿Cuántos años tienes?
—Diecisiete
—¿Con quién vives actualmente?
—Con mis amigas y Harry ¿esto que tiene que ver?—pregunte confusa
—Que son menores de edad y es ilegal, así que me dieron tu custodia, lo que quiere decir que vendrás conmigo hasta nuevo aviso.

Caminamos por toda la estación, yo solo seguía sus pasos, abrió una puerta que daba hacia el estacionamiento del lugar. El continuo su camino hacia un Ferrari, no podía creer que tuviera un auto así.


El camino fue silencioso y había tenido la oportunidad de mirarlo un poco mejor, tenía unos ojos color miel y sus facciones eran muy claras. Llegamos a una casa de dos pisos, parecía un hogar pero solo vivía el ahí.
Bajamos del auto y fuimos hacia la casa, por dentro era muy acogedora y realmente encantadora.

—Bienvenida a mi casa, espero que te acomodes y disfrutes de ella—me miro por unos segundos—Y Alexandra, quiero que te comportes también—no podía creer que me acababa de llamar Alexandra otra vez.
—No vuelvas a llamarme así—lo mire molesta
—¿Cómo?¿ Alexandra?—sonrió hacia mí
—Vuelve a llamarme así y te golpeo—lo señale mientras me dirigía hacia su sofá
—Entendido, señorita Alexandra—hablo en un tono burlón

Todo paso tan rápido, ahora él se encontraba con una bolsa llena de hielos sobre su ojo. Le había dicho que lo iba a golpear pero lo tomo de broma, así que tenía que saber que no bromeaba.

—¡Mierda! Sí que tienes un buen brazo derecho, pero ¿Cómo sabes dónde golpear?
—Cuando era pequeña practicaba defensa personal, así que ten cuidado.
—Gracias por avisarme y créeme que lo tendré en cuenta.

Después de ese altercado no volvimos a hablar, solo me mostró donde iba a dormir y me dejo en paz. Tendría que pedir perdón por ese golpe pero se lo tenía tan bien merecido que no me arrepentiría. Me recosté sobre la cama y en menos de cinco minutos me quede dormida.

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Capitulo 009

Lo lamento

Agarre mi maleta con todas mis cosas y baje del auto de Zayn en silencio, mi mirada creció ante el imponente edificio color caoba ante mi. Un lugar ostentoso para alguien que gana 182 mil al año, me detuve a admirar el lugar, un barrio de casta fina y gente de aspecto ostentoso. ¿Por que un agente del FBI viviría en un lugar como estos? Es decir, era demasiado costoso. Zayn se acomodó a mi lado, dirigí mi vista a el auto, un hombre de traje se lo llevaba, supuse sería servicio de Valet Parking.

Observe a Zayn para al menos ver un poco de diversión en su rostro, esperando que luego riera y entrara por un callejón y me llevara a un lugar de clase media, pero en sus ojos tan sólo había una mirada firme que me dejaba en silencio. Con suavidad Zayn arrebató la maleta color rojo de mis manos y la cargo mientras entraba al edificio; estaba tan atontada con la belleza del lugar que tuve que correr para alcanzar su paso. Dentro el edificio parecía de una época pasada, era simplemente de ensueño; yo había sido alguien de bajos recursos desde que tenía memoria, así que esto era como entrar en una se esas películas que rentaba mi madre cuando había dinero extra, se sentía como entrar en una película de Angelina Jolie. 

El hombre en la recepción saludo a Zayn por su apellido, Zayn le entrego la maleta y le pidió que la subieran a su piso; volteo su mirada a mi, supuse tenía cara de estúpida porque su vista hacia mi era complemente divertida, con su cabeza hizo una seña para que lo siguiera, me guió al ascensor de puertas color dorado el cual no tardo en abrirse, entramos en silencio, me acomode lo más alejada que se podía en aquella pequeña caja de metal que se rodeaba de espejos en sus estrechas 4 paredes. Vi como oprimió el botón de PH, penthouse, hice lo posible por no dejar caer mi boca al suelo. Estaba incómoda en aquel lugar con aquel adonis terral tan cerca, me dedique a mirar mis sucias zapatillas, mordiendo mi lengua para no mirarlo, vi por el rodillo de mi ojo en el reflejo del espejo como me dedicaba cortas miradas que retiraba con brusquedad. ¿Por que demonios tenía que vivir en el último piso de un edificio de 20 pisos? Era como si el destino se burlará con cada vez más fuerza de mi. Tenía que aliviar la tensión.

—¿Cómo es que puedes vivir en un lugar tan lujoso?— pregunte levantando la mirada y observando casi en cámara lenta como torcía su mirada hacia mi. Rió entre dientes. 
—¿No puedo tener unos pocos lujos?— su mirada con burla me provocaba emociones contradictorias. 
—Unos pocos lujos son un reloj de oro y un diente con diamantes incrustados— hablé asombrada —Esto es el paquete completo de lujo y dinero— revise los números cambiantes de los pisos, hasta ahora íbamos por la mitad. Piso 11. 
—Te ves incómoda, deberías dejarte asombrar y dejar de preguntar— perfecto, señor grosero volvía. 
—El dinero no me asombra— inhale un tanto exasperada por su manera fría de hablar, parecía que nunca hubiera hablando con otro ser humano en su vida —eh vivido toda mi vida sin el, aprendí a ver más allá de las apariencias y lo material—Zayn me observo, lo supe porque vi el movimiento de su cabeza en el espejo. 
—Buena respuesta— dijo alegre y dejo que el silencio reinara de nuevo. ¿Por que mi corazón se aceleraba en estos momentos? Hasta tenía un nudo en el estómago. ¿Nerviosa? ¿Era esto enserio? No estoy nerviosa al jalar el gatillo y si cuando estoy en presencia de un hombre. —Mis padres— soltó Zayn cuando el tintinar del ascensor nos informo que habíamos llegado por fin a su piso. Lo dijo tan suave que pensé que lo había imaginado pero su mirada sobre mi me confirmo mi cordura. 
—¿Tus padres?— cuestione mientras caminábamos hacia la única puerta que había en el pasillo. 
—Mis padres son los del dinero, no yo— sacó unas llaves de su bolsillo trasero y no pude evitar pasar mi mirada por la curvatura de su trasero, redondo. 
La cerradura sonó y me dejo a la vista un lugar que sólo existía, para mi, en las revistas de inmobiliarios que dejaban en nuestra puerta cada mes. Entré detallando cada centímetro de el enorme ventanal de vidrio, los muebles en cuero negro, los detalles en madera y la pantalla plana pegada a la pared. 
—¿Por... por qué una persona con herencia necesita trabajar en el FBI?— perfecto, había tartamudeado como tonta, esto de actuar se volvía más fácil, porque obviamente estaba actuando ¿no? Zayn no podía hacerme esto, claro que no. 
—No lo necesito— cerró la puerta a mis espaldas, sentí como se coloco atrás de mi, erizando los bellos de mi cuello con el aire caliente que expulsaba su cuerpo hacia el mío —Me gusta hacerlo y lo hago por mi, no por el dinero— ahora toda mi piel era la erizada, dio un paso más a mi, lo sentí, sentí su aliento rebotar la parte alta de mi cabeza. Su altura me hacia sentir débil. ¡Demonios! Esto no esta pasando. Me aleje lo más que pude y me gire para verlo con una distancia considerable entre nosotros; mire a mi alrededor, era el momento perfecto, el departamento estaba completamente sólo, era un último piso, alejado de todos y todo, nadie podria oírle, podía huir por el ascensor o bajar por las escalera de emergencia, tardarían más de 1 hora en descubrir el cuerpo, la única persona que me vio fue el recepcionista, también podía deshacerme de el. 
—Ya se lo que piensas— se acercó a mi, posando su mirada directo en mis ojos, nublando mis planes un poco —Pero no es por la acción o el peligro, no soy adicto a las películas de acción y no tengo ese tipo de delirios— no era exactamente lo que pensaba pero me quede atorada entre la unión entre mis boca y mis pensamientos, se estaba atascando mi plan —Lo hago por el placer de salvar a un inocente, por salvar millones de vidas atrapando a un psicópatas asesinos que sólo buscan dinero— ¡auch! Había sido como un golpe directo en el rostro. No soy una psicópata, estoy cuerda. Es sólo, que el no entendería el infierno que se vive del otro lado de la ley, no lo hacíamos por gusto, prácticamente era supervivencia. 

¿Por que a mi? De todos los agentes disponibles, me había tocado el sexy agente con deseos y delirios de paz y justicia. Incluso las ganas de asesinarle se habían ido al oir el desprecio con el que hablaba de mi, oh bueno, no hablaba directamente de mi, pero hablaba de las personas como yo, como Harry y las chicas, asesinos. Dolía, toda mi vida había evitado colocar atención al repudio que tenía el mundo hacia mi, pero tenerlo aquí frente a mi, en todo su esplendor, eso odio y asco, era lo que hacia que mi existencia me parecía tan desagradable que me incitaba a sacar el arma en mi maleta, dirigirla directo a mi boca, y así acabar con la miseria que era. 

Observe a Zayn, que expresaba preocupación en cada rincón de su rostro, todo en su personalidad me acordaba a mi padre, con su amor por la justicia, sus misteriosos silencios, incluso su risa de niño de pre-escolar. No iba a matarlo, al menos no ahora. 

—¿Te encuentras bien?— pregunto examinando mi rostro como un doctor, detenidamente —Estas pálida— su ceño fruncido se incrementó y vi un temblor en sus manos, queriendo encajarlas en mis mejillas y observarme más de cerca
—Si— dijo el monstruo, es decir, yo —Sólo estoy cansada— me aparte con mi cabeza pegada al suelo de madera pulida color rojizo. La palabra "mentirosa" se tatuaba en mi frente con letras mayúsculas, Zayn y yo lo sabíamos. Más Zayn no dijo nada, camine unos pasos, admirando el lugar, tenia dos pisos, pero el segundo no era del mismo tamaño del primero, debido a que donde iba la sala de estar era un espacio alto que dejaba el techo hasta el del segundo piso.
—Sígueme, te mostrare donde vas a dormir— camino a mi lado, ni siquiera había oído cuando abrió la puerta, pero llevaba mi roja maleta en sus manos.
 
 
Lo oía teclear en la habitación de al lado, no era que me agradara mucho el hecho que estuviéramos tan solo separados por una pared, aun así trate de parecer feliz cuando dijo que aunque hubiesen más habitaciones el prefería una habitación cercana a el y así poder cuidarme. No tenia idea que aquello de protección a testigos existiera, principalmente porque a todos los testigos de mis actos los degollaba.
 
La habitación que ocupada era bastante simple, me metí dentro de las sabanas color marino con mi pijama de algodón, con la mirada en el techo blanco empezó el constante taladrar de mi mente, solía odiar este momento del día, el momento en el que tenía que estar con la única persona que me conocía lo suficiente como para temerle. Yo.
 
No quería aceptar que había sido compasiva con aquel chico, pero era la verdad, había dejado que mi alma se metiera en los planes de mi mente, me había auto-saboteado, pero era inevitable no tiritar con aquella potente mirada ante ti; aquella mirada era como unas gotas de perdón para un pecador, eran dulces y firme al mismo tiempo. Sin siquiera pretenderlo me dormí con aquellos ojos en mi mente.
 
 
—¡Hazlo! — grito a mi oído, haciendo temblar todo mi cuerpo, los ojos de la mujer se incrustaban en mi, enjuagados de lágrimas.
—No, por favor— susurre y lo observe con la mejor mirada de súplica que pude, no quería hacerlo.
—¡Eres débil! — Golpeó mi mejilla en una cachetada —Los débiles mueren— susurro con voz ronca tras de mi, haciendo mi piel erizar—Eres tu o ella, decide— dirigí mi mirada a la mujer, los rizos rojos le cubría una parte de la cara, ensangrentada e hinchada; no podía hacerlo, no podía. Deje caer el arma de mis manos, haciéndola sonar en seco contra el frio suelo sin pavimentar
—No se lo que hizo, no puedo asesinarla, no puedo— negué con un nudo fuerte en mi garganta, mientras retrocedía. Él gritó frustrado tras de mi, sentí sus manos en mi cabello y lo jaló hacia el, colocando nuestros rostros cerca
—Eres cobarde, débil. El jefe no le gustan los cobardes, ya aprenderás a seguir tus ordenes— empujo mi pequeño cuerpo fuera de allí, no antes de recoger el arma y disparar sin siquiera mirar a la pobre mujer pelirroja. Mis mejillas se tornaron rojas y húmedas conforme notaba para donde iba —No saldrás de aquí hasta que aprendas—
—¡No! ¡No! ¡Por favor allí no! — con mis piernas trate de aferrarme al suelo mientras que mis manos hacían lo posible por detenerlo. La puerta de metal frente a mí se hacía mas grande mientras nos acercamos. Mis gritos ahogados en llanto parecía estar en “mute” para el. A mis cortos 10 años, aborrecía la oscuridad y el encierro, lo sabían, por eso habían adecuado ese lugar para mi castigo —El jefe solo trajo una zorra inservible, aun cuando le dije que se deshiciera de ti también— hablo más para si mismo. La puerta se coloco justo frente a mi, la abrió y el putrefacto olor de moho y la oscuridad profunda me golpearon el rostro —Disfruta princesa— susurro a mi oído y deposito mi luchador cuerpo. Cuando ya había girado, la puerta se había cerrado y de nuevo me encontraba en la absoluta oscuridad de ese viejo cuarto de 1m x 1m. Sola.
—¡Abran! — grite golpeando la puerta y con un sollozo atascado en lágrimas consecutivas —¡Por favor! ¡Abran, no me dejen aquí! ¡Por favor! —
 
—¡Vanessa despierta! — mi cuerpo abatido volvió a la habitación de lujosas paredes blancas —Vanessa es un sueño— un par de manos apegadas a brazos tatuados me sacudieron y me obligaron a observar a su dueño. Zayn me observaba con tanto terror que logro preocuparme por el por leves segundos. —Por fin— suspiro y me miro, estaba en shock y sentía las gotas de sudor en mi frente y las lagrimas en mis mejillas, temblé entre sus brazos aun consternada con el vivido recuerdo, casi podía volver a oír su voz ronca en mi mente. Sin previo aviso los brazos de Zayn me atrajeron a el en un fuerte abrazo que curiosamente apaciguo en sollozo que quería huir de mis labios, sus manos subieron y bajaron por mi espalda con tanta suavidad que logre, disfrutarlo. —Tranquila, solo ha sido un sueño. Ya está, estas a salvo. No te va a pasar nada— su voz sonó con tanta suavidad que casi se confundía con el silencioso viento que viajaba en la habitación. Su aroma entro por mi nariz, embriagada con tan exquisito aroma me permití esconder mi rostro en su cuello. Sentí su pulso acelerado, haciéndome caer en cuenta que el mio estaba de igual manera.
—Lo lamento— se escapó de mis labios. Zayn me separo de el y me observo confundido, con media sonrisa que me provoco unas irremediables ganas de golpearle justo allí, por parecer seductor, aunque dudo sea su intensión.
—Acepto que me pegaste un buen susto, pero no hay de que disculparse Vanessa— baje la mirada. —Estará todo bien, tranquila—
 
“Lo lamento por tener que acabar con tu vida en poco tiempo” susurro mi mente.

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Capitulo 010

What are you waiting for?

Habían pasado algunos días ya de mi permanencia en casa de Niall. No le había dirigido la palabra en ningún momento, es más lo evitaba, pero era notable que él sí quería hablar conmigo. Estaba en la cocina, preparaba un sándwich, el maldito se había ido hacía unas horas, y no regresaría hasta en otras más.
Cuando estaba casi terminando de preparar lo que sería mi cena, escuché unas risas en el pasillo. Un poco confusa, me asomé desde la cocina, y escuché la voz del rubio y una femenina. Fruncí el ceño, ¿cómo se le ocurría traer una perra a su casa a tener un "buen rato" mientras yo estaba aquí?
—No sabes cuánto te deseo, cariño —pude ver como lo abrazaba. Era un rubia malnacida.
—¿Ah, sí? —le contestó, mientras correspondía a su abrazo.
—¿Sigue aquí esa malcriada de la que me hablaste? —le dijo, mientras podía ver como su mano bajaba por su espalda hasta su trasero. Estaba a un segundo de salir a tomar sus extensiones y jalárselas, hasta que llorara y se quedara sin cabello alguno.
—No hables así de Zoe —le dijo, intentando separarse de ella, y hasta ese momento no había notado su forma de arrastrar las palabras; estaba borracho.
—¿Entonces te pondrás a defenderla luego de todo lo que has dicho sobre ella en el bar, cariño? —lo jaló de nuevo hacia ella, evitando que se moviera.
—Sí, lo haré... —dijo, mientras intentaba volver a separarse.
—¿Entonces no quieres realmente decirle todo eso? —besaba la mejilla de Niall, movió su boca que quién sabía donde más había estado hasta el lóbulo de la oreja de Niall, donde al parecer mordió un poco—. ¿Qué agradezca tu ayuda? ¿Qué ella te necesita más de lo que tú a ella? ¿Qué quisieras que supiera hacer lo que yo hago? ¿No le dirás eso? —y allí me di cuenta de que ella era más alta que él. ¿Qué acaso sus padres eran unas jirafas de tres metros?
Oh, estaba a punto de cogerse al inocente muchacho frente a mis ojos... ¡Y hablaba mal de mí! Agradezco que Niall adora los cuchillos, y me enseñó donde esconde dos de sus armas... Porque esta perra va a quedar calificada como desaparecida esta noche, y no creo que me vaya a arrepentir. Entonces decidí salir de la cocina completamente y me paré a unos metros de ambos. Rápidamente, sus miradas se encontraban puestas en mí. Ojala fuera como Alex; ella al momento de escuchar las risas habría salido a sacar a la perra oxigenada esa.
—¿Quieres también que me diga cómo tú estás metiéndole ideas erróneas a la cabeza? —levanté una de mis cejas, mientras la fulminaba con la mirada.
—¿Tú eres la niña malcriada que esta custodiada por él? —lo soltó, causando que el pobre Niall cayese al suelo de golpe.
—No, soy su novia —deseaba que saliera con sarcasmo, pero me falló, y estaba tan molesta que no pude decirle que no era cierto.
—¿Te importa si me lo llevo un rato? Tienes un novio guapísimo —sonrió lujuriosamente—. Aunque tú tampoco estás mal... Podemos intentar algo —¿Acaso era bisexual? ¡Por supuesto que no quiero nada con ella, ni con otra mujer! Me limité a negar con la cabeza, caminé hasta la puerta, la abrí, y apunté a la calle—. ¿Me estás echando?
¿Y todavía me pregunta? Caminé hasta ella con una sonrisa falsa, pasé mi brazo por sus hombros, y al encontrar un mechón, le di un jalón, y como era más alta que yo, tuvo que agacharse, al llegar a la puerta, solté su cabello y tomé la almohada que tenía más cercana, y la impacté contra su rostro maquillado en exceso, haciendo que pierdese el equilibrio en los zapatos altos, y rodara por las escaleras, donde pude ver como se paraba y me hacía una mala seña con su dedo medio, a lo que yo simplemente sonreí, y cerré la puerta molesta. No siempre estaré para salvar a Niall, aclaro. Esta vez hice una excepción porque ella hablabla de mí. Aunque estoy segura que Harry no me habría creído si le decía eso.
—Zoe... —escuché como la voz arrastrada de Niall me hablaba. Me volteé a él con mis mejillas ardiendo en ira, lo iba a matar.
—¿Qué? —escoté, mientras mis manos se cerraban en puños, y sentía como desgarraba mi propia piel.
—Gracias —se intentó levantar, pero volvió a caer en el suelo.
En un caso normal, lo hubiera dejado tirado, pero algo me hizo ir corriendo hasta él, y ayudarlo a ponerse en pie, aunque deseaba que se parase y volverlo a tirar. Tomó mi brazo con delicadeza, y se paró finalmente. Cuando inclinó su cabeza hasta abajo para poder observarme, me sonrió.
—¿Gracias por qué? —le contesté.
—Por deshacerte de esa... Chica fácil —sonrió, para luego abrazarme, a lo que solo fruncí el ceño extrañada, pero luego correspondí a su muestra de cariño.
—Cuando quieras, bebé —¿Esa había sido yo? Recordé aquella noche horrible y triste, que era lo que me atormentaba despierta y dormida, no podía olvidarlo. Me separé rápidamente, y volví a poner mi expresión facial más seria, como usualmente lo hacía.
—Desde que estás aquí... —comenzó a hablar, pero luego negó con la cabeza riendo, y dejó de hablar.
Oh no, había comenzado, y ahora tenía que terminar lo que estaba por decir. Siempre era así con July, a veces dejaba frases al aire, y la obligaba a terminarlas junto a Vanessa.
—¿Sí? —lo motivé a continuar la frase que abandonó en el aire.
—Es estúpido, ¿sabes? —dijo en tono decepcionado, para negar y comenzar a subir las escaleras hasta la habitación.
—¿Qué es estúpido? —corrí hasta él, y tomé su brazo, haciendo que se voltease—. Anda, dime.
—Olvídalo, Zoe —contestó encogiéndose de hombros.
—Vamos, dime, Niall —supliqué, nunca me sentí tan tonta y vulnerable ante nadie.
—Te dije que lo olvidaras. Además, ¿tan repentinamente me estás hablando como si nada? —dijo brusco, lo que hizo que me molestase, y soltara de golpe su brazo.
—Bien, tienes razón. Lo siento —lo dejé allí, y caminé hecha una furia hasta la habitación de él que era la que "compartíamos", pero en realidad él dormía en la de huéspedes. No sabía porque era tan amable, y ahora es un completo imbécil. Es mi culpa por ser tierna con él hace un momento.
—¡Zoe! —me llamó, pero no hice más que ignorarlo.
Me quedé allí un rato encerrada, no me permitiría llorar, pero quería hacerlo con todas mis fuerzas. Necesitaba un abrazo reconfortante de Harry o Vanessa, o unas palabras sabias de Alex, o un chiste de July... Los extraño tanto. Un momento... Yo estaba comportándome más idiota que él si seguía encerrándome, ¿no? Abrí, estaba apoyado en la pared de enfrente, y volteé a verlo, pero estaba segura que estaba con la mirada triste y apagada, lo que me dijo me había dado en orgullo, y lo más triste es que no se equivocaba.
—Dime, ¿qué quieres? —susurré, sentí mis ojos humedecerse.
—Lo lamento. Fui un idiota hace un rato contigo —tomó mi mentón y lo levantó para hacer que nuestras miradas chocasen.
—Está bien, de todas maneras, los chicos siempre son imbéciles conmigo porque yo soy una perra con ellos —me encogí de hombros, mientras lágrima escurría en mi rostro.
—Ellos son los perros, no tú —me sonrió, con su pulgar quitó la lágrima y besó mi frente, mientras me abrazaba, y luego se separó de mí para continuar—. Te decía que eres hermosa.
—¿Qué? —dije confundida, más por lo que lo repentino que lo dijo que por el halago.
—Cuando me preguntaste que quería decir, eso era... Eres hermosa. Seguro no soy el primero que te lo dice —esbozó una de aquellas sonrisas que tanto amaba... ¿Yo pensé eso?
—No, eres el segundo, mi papá también lo decía —reí con él.
—Y también quería decirte que desde que te conocí, me he preguntado a qué saben esos labios —soltó, para luego abrir sus ojos de golpe, tapar sus labios con sus manos y sonrojarse.
—¿Y qué estás esperando para averiguarlo? —levanté una de mis cejas, y luego sonreí.
Entré de nuevo al cuarto, pero esta vez me dirigí al baño que este tenía. No podía creer que yo fui quien le dijo eso.

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