Perfectas asesinas {NC

Capitulo 004

Click clack, bang bang we in the murda bizznes –Vic Stylinson.

—Entonces ¿Por dónde empezamos? —pregunté con cierto entusiasmo frotando mis manos atrayendo la atención de las chicas.
Alex propuso leer los expedientes y estuvimos de acuerdo, debíamos conocer a nuestras víctimas.
 
Edad: 23 años.
Ocupación: Agente de la oficina federal de investigación –Mejor conocida como FBI-
Puesto desempeñado: Agente de campo.
Estado civil: Soltero.
Nacionalidad: Ingles radicado en Estados Unidos."
 
Había leído esos datos ya varias veces mientras las chicas hablaban, pero lo que realmente llamaba mi atención era la fotografía del chico que los encabezaba. Sus ojos azules, sus rasgos masculinos y delicados a la vez, sus finos labios... Todo era perfecto para mis ojos, debía admitir que nunca había tenido que involucrarme con una víctima, mucho menos con una tan sexy como Louis Tomlinson, tal vez este trabajo pudiese ser hasta divertido si me lo proponía. No tenía en claro la sexualidad de él y eso me preocupaba, por alguna extraña razón la primer forma en la que se me ocurrió relacionarme con él fue sexualmente, hasta que me di cuenta que no era la única, podía simular ser víctima de un robo y que él me rescatase, aunque eso fuera muy cursi y trillado podía llegar a funcionar.
Volví a prestar atención a las chicas cuando noté que hablaban mucho y estaba perdiéndome de algo.
 
—Bien, como decía —dijo Vanessa mirando las fotos en la pizarra—. Tenemos que infiltrarnos de alguna manera. El trabajo no será fácil esta vez.
—Lo que tratas de decir es que ¿Nos separaremos para este trabajo? —pregunto Alex arqueando una ceja.
—Pues, no creo que atacar en grupo funcione —tercio Zoe.
—Ella tiene razón, no podremos hacer el trabajo mientras estemos juntos —dije apoyando los codos en la mesa.
Todos estuvimos de acuerdo con esto último y empezamos a desarrollar el plan para de una vez toparnos con los agentes y comenzar con el trabajo.

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Todo había salido de acuerdo al plan, y ahora, los cinco agentes estaban justo frente a nosotros. Louis me había cautivado desde un principio ¿Para qué negarlo? Pero verlo en persona era aun más intenso. Nos observaba a todos por igual, pero cuando sus ojos chocaron con los míos pude sentir como me penetraba con la mirada, azul e intensa. Lo mejor fue escuchar su voz, de alguna manera la había imaginado diferente, era algo aguda y chillona, pero eso lo volvía aun más encantador.

—Ahora ¿Podrían decirnos quiénes son? —preguntó el moreno de ojos miel, el agente Zayn Malik, arqueando sus cejas.
—Harry Styles, Vanessa Black, Zoe Connor, Julieta Grey, Alexandra O’Conner —Fui el encargado de presentarnos mientras señalaba a cada una de las chicas.
—Serán interrogados por lo que sucedió allá afuera —Habló Niall esta vez.
—Me duele la cabeza —dije por lo bajo simulando estar mareado, lo cierto era que nunca antes había actuado y no estaba seguro de cómo hacerlo, pero éramos nosotros quienes debíamos saber de ellos, no ellos de nosotros.
—Siéntate Hazz —propuso Vanessa quien estaba a mi lado y la miré de reojo demostrándole incertidumbre, ella entendió de inmediato, ninguno sabía bien que hacer ahora.
Los chicos voltearon y murmuraron un par de cosas que no pudimos oír y eso nos desconcertó aun más, hasta que al fin voltearon.
—Decidimos que serán interrogados por separado —Fue Noah el encargado de hablar ahora—. Señorita Grey, acompáñeme —pidió con seriedad y ella nos lanzó una mirada desesperada antes de retirarse tras él quien le cedió el paso antes de atravesar la puerta.
—Vanessa, tu vienes conmigo —habló el moreno y ella no dijo nada, mantuvo su semblante serio y salió tras él.
Alex se fue con James y por último, Zoe y yo estábamos allí, junto a Niall y Louis quienes se miraron hasta que el rubio rompió el silencio.

—Harry, vienes conmigo —dijo para que con Zoe nos mirásemos, claro, eso podía ocurrir, ellos no sabían que serían nuestras víctimas y que cada uno de ellos había sido asignados a cada uno de nosotros. —Vamos ¿Qué esperas? —cuestionó el de ojos celestes y de inmediato, Zoe se levantó.
— ¿Podría pasar al baño? —le preguntó al rubio.
—Si claro, Louis —miró a su compañero—… Encárgate de él —fue lo último que dijo antes de retirarse delante de mi chica, quien miró hacia atrás sin que ninguno de los agentes se percatara y me dedicó una mirada triunfal que quitó una leve sonrisa de mis labios. Mis chicas eran inteligencia pura si se lo proponían.

Minutos después el castaño de ojos azules estaba sentado frente a mí mientras una mesa en el medio se interponía entre nosotros. Él leía un expediente mientras yo empezaba a desesperarme entre tanto silencio por lo cual entrelacé los dedos de mis manos y comencé a morder mi dedo índice inspeccionando la habitación donde me encontraba pero no había nada, absolutamente nada que ver más que paredes tristemente grises y un espejo que sabía perfectamente que podían verme a través de él, no en vano CSI era de mis series favoritas.

—Bueno… —tomó el bolígrafo a su lado y levantó la mirada del expediente para verme a los ojos— Harry Styles ¿Cierto?
—Ajam —asentí con desgano.
— ¿Edad?
—Diecisiete.
— ¿Con quién vives? —Terminó de escribir y volvió a mirarme. Quedé mudo en ese instante— ¿Sucede algo? —cuestionó con el ceño fruncido a lo que negué con la cabeza mientras jugaba con los dedos de mis manos.
—Con mis amigas —solté sin más, levanté apenas la mirada para notar cierta confusión en él.
— ¿Cuándo dices tus amigas te refieres a las chicas que estaban aquí? —Asentí ante su pregunta— ¿Y cuáles son sus edades?
—También diecisiete.
— ¿Todas?
—Todas —solté un leve suspiro.
—Harry ¿Acaso no saben que eso no es posible? Son cinco menos de edad viendo solos, eso no está permitido por la ley ¿Cómo se supone que sobreviven?
—No responderé nada más —dije cruzándome de brazos y recostándome hacia atrás en la silla adoptando una actitud caprichosa.
—No te muevas de aquí —advirtió señalándome con el dedo antes de levantarse y salir de la habitación.
— ¡Demonios! —murmuré entre dientes y pateé la mesa antes de dejarme caer sobre ella soltando un fuerte bufido.

¿Qué estaría sucediendo con las chicas? ¿Qué demonios pasaría con nosotros luego de esto? ¿Acaso pensarían en separarnos? Esa posibilidad no cruzaba por mi cabeza. Ellas eran lo único que yo tenía, lo único que realmente me importaba luego de que lo había perdido todo, que me separasen de mis chicas sería una vez más volver a estar solo, y no quería pasar por eso, no de nuevo.
Crucé mis brazos sobre la mesa y apoyé mi cabeza sobre ellos, por un momento sentí ganas de llorar. Hasta que la puerta se abrió y de inmediato me incorporé mirando al chico de ojos azules que estaba parado frente a ella.

—Harry, vendrás conmigo —anunció haciendo un leve movimiento con su cabeza indicándome que lo siguiera y eso hice.
Caminamos por entre las oficinas, no podía creer estar allí dentro, un asesino a sueldo como yo rodeado por agentes del fbi que me creían una pobre víctima de secuestro. Quería reírme en sus caras y gritarles lo idiotas que eran todos allí pero me contuve las ganas.
Una vez fuera de las oficinas busqué hacia los lados esperando que estuvieran las chicas, pero no las encontré. Louis me había dirigido hasta una patrulla y parado frente a ella me abrió la puerta del copiloto.
— ¿A dónde me llevas? —pregunté mientras subía y me acomodaba en el asiento.
—A casa —respondió sin más y pasó por enfrente del vehículo antes de subirse.
— ¿A casa? No sabes donde vivo —dije confuso.
—Irás a mi casa Harry, a partir de hoy estás bajo mi custodia —habló antes de encender el motor y poner la patrulla en marcha.

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Capitulo 005

No me conoces —Bony

Definitivamente la actuación no era mi profesión predilecta, aún estaba esa despiadada asesina fría en mi interior, que luchaba por salir y no ser controlada; pero por mi bien y el de mi gente debía domar mis instintos, odiaba que me dieran órdenes y esta no sería la excepción, creen poder manejarnos como a niños obedientes, si tan sólo supieran que estos niños obedientes les cortarían la garganta y les dispararía al pecho en menos de lo que podían dar otra estúpida orden. 
Mientras le seguían a donde supuse sería el interrogatorio hice un repaso mental de la ficha de mi víctima. 


Los músculos de su espalda se tensaban tras la camisa de azul oscuro apegada a su cuerpo, si quería relajarle tendría que recurrir a aquella dulce niña que deje en el pasado, tenía que dejarla salir si quería convencerle de mi innegable inocencia, no seré una santa, pero se actuar como tal. Mis ojos sin querer bajaron a su trasero, mordí mi labio casi sin poder evitarlo, la foto no le hacia justicia al hombre que camina frente a mi. A diferencia de la foto de su expediente, su mandíbula en persona parecía un poco más tensa y se adornaba con una barba de unos días, haciéndole ver lamentablemente más sexy. 

Negué con mi cabeza, debía mantener mis deseos fuera del trabajo, después de todo había asesinado hombres con mayor atractivo, ¿no?, trate de recordar alguno pero no encontré, seguro debía haber alguno, sólo que la lista se extendía casi hasta ser interminable. 

Tan centrada me encontraba en mi lista de números rojos que no note como el moreno frente a mi detuvo su paso, haciendo que mi cuerpo diera justo con su hombro, ya que había girado 90º a la derecha, en dirección a una puerta metálica de borde oscuros, el frío metal me hizo sentir un escalofrío, de sólo imaginar lo que se sentiría estar tras unos barrotes del mismo acero, indestructibles y condenables a una miserable vida. 
Mi cabeza dio directo en sus bíceps sin pudor, subí la mirada a el tratando de parecer avergonzada, sus duros ojos color marrón trataron de ablandarse un poco en algo parecido a la ternura. Mis mejillas enrojecieron, pero ni por su mirada, mucho menos por su cercanía, enrojecieron de enojo, que mirará así a alguien más, no estoy para miradas forzadas. Aunque, bueno, si quería actuar conforme a la niña de antes estaba en buen camino, una de sus características era la torpeza con la solía vivir. 

—Lo lamento— solté con más rudeza de la que quería, estire mi pie atrás y di un paso dejando una considerables distancia entre ambos. 
Zayn tan sólo asintió y estiro su mano para abrir la puerta de metal, podía sentir el frío metal transmitir aquella helada sensación por su mano. Hizo una seña para que entrara allí, otra orden, no era de seguir órdenes, de por si las odiaba; bufe sonoramente y entre. El lo había escuchado perfectamente, me golpee mentalmente por ello, debía parecer delicada, debía despertar en el un instinto protector. 
—¿Hay alguna razón por la que estés tan molesta?— su tono sospechoso me hizo atemorizar un poco, no debía dejarle desconfiar de mi ni un poco.
Baje la mirada y observe mis zapatillas avergonzada, tenía que poner de mi parte, aunque costara. 
—Lo lamento, sólo estoy desorientada y eso no me gusta— susurre aún mirando mis zapatillas. Lo oí suspirar y sentí su mirada sobre mi, no quería verle a los ojos, probablemente estos me delatarían. Sentía mi corazón latir tan fuerte en mi pecho que incluso juraría que el lo oiría en cualquier segundo.
—Toma asiento Vanessa— informo con una voz tan amable que me sorprendí, me senté en una silla un poco incómodo, de metal, fría igual a la mesa enfrente a mi, cambie mi vista de mis zapatillas a mis mano que se apoyaron en la mesa y se cruzaron entre mis dedos. —No tengas miedo— la mano del moreno apareció en mi campo de vista y se posó suavemente sobre mis dedos entrelazados, se sentía tan cálida que opacaba el frío que expulsaba el metal de aquel lugar, un impulso eléctrico de expulso de su cuerpo y se coló por mis manos, aterrizando en mi corazón dejándolo sin movimiento por unos leves segundos; al parecer sólo yo sentí eso pues permanecía en paz.
Subí la cabeza y sus pupilas aterrizaron en las mías. Silencio, eso había, hasta que su celular lleno el lugar con un tono peculiar, el se levantó dejando mis manos expuestas ante el frío del lugar al levantar la suya.

—Agente Malik, ¿Quien habla?— su voz se endureció de golpe —Espera, habla más claro Tomlinson— la otra persona hablaba tan duro que oía el murmuro de su voz hasta donde estaba —No pueden, es técnicamente ilegal— me observo —Ok, la llevare conmigo— cerró el celular y me observo con el ceño fruncido. —¿Que edad tienes?— pregunto con seriedad.
Me confundí con su pregunta, por mi mente pasaron cosas tan negativas que esa pregunta me parecía divertida. 
—17— respondí con media sonrisa, no podía creer lo paranoica que me ponía de vez en cuando. 
Zayn asintió casi para si mismo y se acercó a la puerta.
—Ven conmigo— otra orden, ya me estaba artando. 
Suspire y me levanté, antes de pasar por la puerta me coloque frente a el, me toco levantar la mirada para mirarle directo a los ojos. 
—¿A dónde vamos?— pregunte con voz de inocencia, al menos eso intente,
—A mi casa— no se si fue mi mirada, la expresión de mi rostro o que el mismo cayo en cuenta de lo mal que había sonado eso que hablo rápido para aclararlo —Estarás bajo mi custodia el tiempo que dures en protección a testigos, te cuídate hasta que encontremos a los culpables— aunque el intentaba sonar firma, una pizca de vergüenza se escapó en su tono, una pizca apenas detectable pero estaba allí. 
—Puedo cuidarme sola— hablé rápidamente, casi dejando salir mi orgullo, crucé mis brazos sobre mi pecho y lo observe seria. Sus ojos se posaron en mi con tanta diversión en ellos que no me sorprendió que sonriera con tanta ironía que me daba ganas de abofetearlo. 
—Si, claro, hasta que se te parta una uña y hay todo será una tragedia— informo con sarcasmo, posó su mano en mi cintura y me empujo hacia afuera para salir y que el pudiera cerrar la puerta.

Esto ya había sido el límite. "¿Sabes que haría? Les cortaría el cuello y luego estallaría una bala contra sus frentes." La respuesta de formulo en mi mente tan rápido como me negué a decirla. 

—No soy así, puedo defenderme— me queje y el empezó a caminar dejándome hablando prácticamente sola, apreté mis puños y camine detrás de el, era definitivamente una persona 100% grosera, primero me empuja y ahora me ignora. 
Cuando llegue a su lado lo observe, sonreía como imbécil, casi podía leer lo que pensaba. "Niña tonta". Como disfrutaría que supiera a quien tiene a su lado a ver si pensada lo mismo.
—¿Dónde están tus cosas?— pregunto cuando íbamos a llegar a una puerta en la parte trasera de la estación. Mantuve el silencio un momento, tenía que controlar mi irá antes de responder algo completamente brusco.
—En mi departamento— dije y le observe abrir la puerta y guiarme a la parte trasera la cual parecía ser un aparcadero policiaco. 
—Iremos allí primero— de su bolsillo sacó un llavero con distintas llaves, calcule 5. 
—¿Y mis amigos?— dirigí mi vista a la puerta que acabábamos de cruzar. 
—Están en buenas manos— con la llave más grande y con el cuerpo eléctrico apunto hacia un bellísimo auto Chevrolet Impala 1967, me pareció un auto curioso para un agente del FBI.
—¿Es tu auto?— pregunto con asombro.
—Si— respondió orgulloso —Ahora sube, tenemos que irnos— subí a la parte del copiloto del auto. 
—¿Se supone que viviré contigo?— la idea no me agradaba para nada personalmente, pero si en cuanto a la misión concierne, era casi perfecto. 
—Será por poco tiempo— informo y arranco el automóvil con el placentero sonido del motor —Ya sabemos quien esta detrás de este atentado, no falta nada para que lo atrapemos— se me congelaron los hueso y lo vi directo al rostro, el cual se concentraba en la carretera. 
—¿Quien fue?— pregunte sin dudar, el me dedico un mirada divertida de segundos antes de volver su vista a la calle.
—¿Que te hace creer que te voy revelar información confidencial del FBI?— burlo y yo bufe rodeado los ojos, en su expediente debería ir su irritante manera de hacerte sentir inferior y su constante necesidad de ser grosero. 
—Soy una víctima, debo saber quien lo hizo— le dije y el guardo silencio, bien. 
—No te lo diré, no insistas— dijo segundos después, suspire y me recosté en mi silla. No quería confiarme, pero era más que obvio que si el creyera que fui yo estaría en una celda y no en su auto. 
Tras unos segundos me anime a hablar, si quería entrar a su vida debía crear un lazo. 
—¿No es peligroso llevar una persona extraña a tu hogar?— le pregunte, el sonrió sin mirarme e hizo un cambio de velocidad con la palanca.
—No eres una extraña— me dijo girando el volante en una curva. Deje escapar un sonido de confusión. —Tu nombre es Vanessa Jane Black Hudson, naciste el 19 de septiembre de 1997 en Fort Lauderdale, Florida, tus padre están— detuvo de golpe lo que dijo, lo observe y suspire.
—Muertos, puedes decirlo, lo supere hace mucho— dirigí mi mirada a la ventana. No me gustaba el tema, era, como el había dicho "información confidencial". —¿Cómo sabes todo eso de mi?— cambie el rumbo del tema.mal parcer Zayn lo agradeció pues sentí como los músculos de sus brazos bajaron la tensión que se había acumulado en sus músculos. 
—Soy del FBI— Con que eso era lo que el FBI sabía de mi, bastante superficial la información que conocían de mi siendo sincera, obviamente mi expediente estaría en blanco, para ellos soy una ciudades como cualquiera, para ellos. 
—Se supone que debo sorprenderme en este momento ¿Verdad?— trate de agregarle diversión al momento. Zayn dejo escapar una dulce risa que me sorprendió, pues aquel hombre de semblante frío y actitud grosera reía como niño de preescolar.
—Por supuesto— sonrió y dejo a la vista un dentadura blanca, perfecta y pareja como las teclas de un piano. Lo observe por segundos, su perfil dejaba admirar su nariz recta y su mentón y barbilla firmes, sus labios provocadores y sus pestañas largas.
Que lástima será quitarle este tesoro al mundo, asesinarle sería una gran perdida. Pero no importaba, aquí lo importante es la paga. 

Capitulo 006

everybody gots a secret, baby.

Luego de sonreírle con triunfo a Harry, me llevaron a una habitación totalmente grisácea y agria... Era bastante deprimente el lugar. El muchacho rubio me pidió tomar asiento, así que lo obedecí. Intenté recordar su expediente, pero no podía hacerlo, luego de matar varias neurónas, recordé.

Capitulo 007

Click clack, bang bang we in the murda bizznes –Vic Stylinson.

Bajé del vehículo luego de que él me abriese la puerta y solo me limité a seguirlo.
 
—estas muy callado ¿Sucede algo? —preguntó viéndome de reojo mientras ponía la llave en la cerradura del edificio.
Si, pensé. Sucede que estoy planeando la mejor manera de asesinarte sin dejar rastros de tu sexy cuerpo en ninguna parte pero tu trasero es tan grande que no sé donde pueda esconderlo.
 
—Nada —sonreí forzosamente luego de tomar un respiro interno tras mi largo pensamiento que por cierto, era la pura verdad. Era un gran espectáculo tenerlo delante de mí. Pero como si sospechara de mis oscuros pensamientos me cedió el paso para que entrase al edificio y eso hice.
—Llama al ascensor —dijo unos pasos tras de mí y obedecí, por el simple hecho de que tenía muchas ganas de ver su cama... Y su departamento, claro.
Lo vi sacar su móvil del bolsillo y guardarlo de inmediato como si estuviera ocultando algo.
 
— ¿Que sabes de mis chicas? —cuestioné de mala gana. Realmente me preocupaba el paradero de estas.
—Oh estarán bien, como tú han sido asignadas a mis compañeros y convivirán un tiempo con ellos —dijo restándole interés pero no me fue suficiente.
— ¿Cuando podre verlas? —el ascensor llegó y me subí a éste recostándome en una de las paredes cruzado de brazo llevando mi mirada a mis pies.
—No lo sé aun, pero están en buenas manos —dijo intentando ser amable pero lo fulminé con la mirada. En ese momento estaba de pésimo humor, eso solía sucederme cuando las cosas no salían como las había planeado y sin dudas terminar en el departamento de mi víctima alejado de mis chicas no era parte del plan aunque debía buscar la forma de sacarle provecho.
—Relájate, todo estará bien, lo prometo —me dedicó una leve sonrisa pero aun así mantuve mi semblante serio. El maldito era sexy y adorable, una estúpida combinación que no iba para nada bien conmigo pero que lo volvía jodidamente irresistible.
—Deja de tratarme como si fuera un niño —bufé con molestia, bajar la guardia no era parte de mi plan. Debía mostrarme como un adolescente rebelde, como lo que era. Si quería ganarse mi confianza le costaría, además, yo debía averiguar de su vida y adentrarme en ella y no al revés.
—Solo intento ser amable —se encogió de hombros y las puertas del ascensor se abrieron en un noveno piso.
 —Pues deja de hacerlo, no me caes bien —salí antes que él y luego me di cuenta de cuan torpe había sido eso ya que no sabía para donde ir.
—Tranquilo Harry, baja la guardia, te guste o no te quedarás aquí así que mejor ve acostumbrándote —dijo ahora si algo molesto, su tono de voz amable había desaparecido y por un lado eso me gustó, verlo como un hombre rudo era más excitante que aquella imagen paternal que pretendía darme.
Me tragué mis palabras y lo seguí hasta la tercera puerta a través de un no muy largo pasillo. Colocó las llaves y giró la manija para que la puerta se abriese.
 
—Adelante —dijo cediéndome el paso una vez más y entré sin decir nada— ponte cómodo, después de todo, aun no sabemos cuánto tiempo estarás aquí —se quitó la chaqueta que llevaba puesta dejando al descubierto sus brazos tatuados casi en su totalidad.
Cuando creía que es condenado no podía ser más jodidamente sexy se superaba a sí mismo.
A diferencia de él, mi cuerpo aun era virgen, de tatuajes, claro.

—Es algo pequeño, pero te dejaré mi habitación para que estés más cómodo —anunció luego de quitarse los zapatos y dejarlos a un lado de la puerta de entrada.
— ¿Debo hacer lo mismo? —pregunté a lo que él asintió.
—No tengo demasiadas reglas creo, te las haré saber si lo considero necesario —dijo caminando hacia la cocina que estaba separada del living por una mesada. Para ser un departamento de soltero estaba muy prolijo.
Me quité el calzado dejándolo junto al suyo.
 
—Si tienes sed o quieres comer algo solo sírvete ¿Ok? Lo único que te pediré es que luego de hacerlo dejes todo en las mismas condiciones —volteó a verme a lo que asentí ya que supuse que eso esperaba.
—No tengo ropa ni nada para cambiarme —dije al recordar que mis pertenencias habían quedado en mi viejo “hogar”.
—No te preocupes, puedes tomar lo que desees de mi armario hasta que soluciones eso —dijo restándole interés mientras bebía del pico de una botella de gaseosa.
— ¡Oye! —Exclamé llamando su atención— no planeo compartir fluidos contigo —protesté haciendo una mueca de asco—. Al menos no de esa forma —murmuré lo último al ver como su musculatura se marcaba bajo aquella musculosa blanca.
— ¿Disculpa? —me miró con desconcierto.
—Olvídalo —rodé los ojos y me tomé el atrevimiento de dirigirme hacia la habitación.
Me adentré en ella y allí si encontré un poco de desorden, la cama des tendida y algunas prendas por el suelo, supuse que aquella mañana había salido apurado al trabajo y el desorden se debía a eso. Pese a eso, una amplia cama estaba frente a mí y se veía sumamente cómoda aunque demasiado grande para dormir solo.
Una maliciosa sonrisa se dibujó en mis labios ante aquel sucio pensamiento ya que me imaginé a Louis acompañándome en ella y no precisamente durmiendo, fue entonces que noté que estaba tras de mí a una distancia un tanto incómoda, no para mí, pero de seguro se incomodaría si notara lo que estaba ocurriendo bajo mi pantalón por lo cual di un paso adelante.
 
—Me ducho por las mañanas, así que deberás hacerlo por las noches, y que mientras no tenga con quien dejarte te llevaré a donde vaya conmigo ¿Está claro? —asentí mientras me dirigía al baño, lo que necesitaba en ese momento era una ducha de agua fría.
—Creo que entraré al baño ahora ¿puedo? —cuestioné viéndolo de reojo.
—Adelante y toma lo que necesites del armario —asentí y luego me encerré en el baño soltando el aire con fuerza— Maldito —murmuré mientras me quitaba la ropa con prisa. ¿Qué podía hacer si tan solo era un adolescente con las hormonas alteradas? Y vamos, a cualquiera en mi situación le ocurriría lo mismo estando a solas en el departamento de un sexy agente del FBI, solo que no debía olvidar que mi objetivo seguía siendo eliminarlo, por más que fuese egoísta de mi parte quitarle semejante ejemplar masculino al planeta ¿Qué mas podría hacer? La cuenta en ceros era lo único que importaba.

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