glances {newt | the maze runner}

Capítulo quince.

Newt cumplió y fue a despertarla para la cena.

—Debo reconocer que cuando dijiste ‘despertarme para la cena’, me traerías la cena.
—No porque te llame princesa significa que soy tu fiel esclavo.

Bárbara rió y bajó las escaleras de la Finca para ir a la cocina. Ya no le dolía tanto el cuerpo y su cabeza estaba como nueva. Aún tenía una pequeña cicatriz en la ceja, pero no le dolía y no había nada por lo que preocuparse salvo por Alby. Pero decidió que no se preocuparía por nadie esa noche, quería descansar antes de que otro horrible acontecimiento le arruinara más su vida en el Área.

Esa noche había para cenar carne y fideos, los cuales, según Bárbara, estaban muy buenos.

—¿No te enseñaron modales? —preguntó Newt—. Así no come una princesa.

Bárbara sonrió cínicamente y continuó comiendo, no se había dado cuenta de cuánta hambre tenía hasta que tuvo la comida frente a ella.

—Salvar a tus mejores amigos y correr toda la noche como idiota no es fácil —respondió encogiéndose de hombros y tomando un buen trozo de carne.
—Por cierto, ahora eres un gran tema de conversación. Minho no deja de decir que le salvaste la vida y que si no fuera por ti sería cena de Penitentes, ahora todos quieren besarte.
—Como si quisiera besar a alguno de ellos, la mayoría me odiaba y salvo a Minho de una linda muerte y ahora quieren proponerme matrimonio. Son unos bipolares mierteros.

Newt sonrió y asintió. Ambos continuaron comiendo en completo silencio, pero no era de aquéllos silencios incómodos de los cuales quieres escapar, era uno agradable.

Chuck y Thomas no tardaron en unírseles. Chuck no paraba de decir que Bárbara y Thomas eran una especie de héroes, después de negarlo todo el tiempo Bárbara se cansó y dijo que era una heroína que habían enviado los Creadores sólo para que Chuck se callara lo cual no hizo porque siguió haciendo preguntas sobre el Laberinto.

—Chuck, voy a llevarte al Laberinto para que lo entiendas, ¿te parece? Así podrás aprender mis movimientos ninjas como los llamas tú —dijo Bárbara ya cansada de las preguntas de Chuck.
—Newt, ¿qué pasa con la Transformación? No lo entiendo—preguntó Thomas cambiando de tema radicalmente.
—¿Crees que nosotros la entendemos? Todo lo que sabemos es que si los Penitentes te pinchan, se te inyecta el suero o mueres. Si obtienes el suero, entonces tu cuerpo se sacude, tu piel burbujea y se pone de color verde y vomitas todo el tiempo. ¿Suficiente explicación, Tommy o prefieres que le pregunte a los Creadores a ver si responden?

Bárbara trataba de mantenerse en silencio cuando los Habitantes peleaban o se insultaban, era mejor no meterse en problemas. Aunque seguramente estaba en un gran aprieto por haber violado la regla número uno del Área.

—Hey, sé que está jodido ver a tu amigo pasar por ello, pero sólo quiero saber qué pasa allá arriba. ¿Por qué lo llaman la Transformación?

Newt se relajó y suspiró.

—Trae recuerdos, sólo pequeños fragmentos pero son recuerdos de antes de venir aquí. Cualquiera que haya pasado a través de él actúa como un maldito psicópata cuando está pasando por ello, aunque por lo general no es tan malo como fue con Ben. De todos modos, es estar en tu antigua vida de nuevo y vuelven a arrebatártela. —Hizo una pausa—. Los Shanks que han pasado por ello, jamás hablan sobre eso. Se vuelven diferentes, cerrados y antipáticos. Hay unos cuantos en el Área, pero no puedo soportar estar cerca de ellos.

Bárbara sintió lástima por Newt, seguramente Alby no volvería a ser el mismo después de lo que había pasado. Y si Alby era antipático sin la transformación, sería mucho peor con ella.

—Dímelo a mí —dijo Chuck— Gally es el peor de todos ellos.

Bárbara se tensó al oír ése nombre, siempre iba a odiar a Gally y tener deseos de matarlo. Esperaba que un Penitente entrara al Área y se lo llevara, no toleraba estar en el mismo lugar que él. Quería que los Creadores lo mataran.

—¿Alguna novedad sobre la chica? —preguntó Thomas cambiando de tema.
—No —respondió Newt indiferente—, aún está en el maldito coma. De vez en cuando habla entre dientes, cosas sin sentido. Es un poco extraño.

Volvieron a quedarse en silencio hundidos en sus pensamientos. Bárbara no sabía qué pensar sobre todo eso, Alby estaba bien gracias a ella y Minho igual. Y si Newt tenía razón, su vida comenzaría a empeorar; los chicos ya la miraban demasiado, ahora que sabían que había salvado a dos chicos importantes la mirarían mucho más.

Fue Newt quien rompió el silencio.

—De todos modos tenemos que averiguar qué haremos con Tommy y Bárbara.

Ella miró a Newt confundida.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

Newt se levantó de la mesa y estiró los brazos.

—Pusieron el lugar de cabeza, shanks. La mitad de los Habitantes creen que son una especie de dioses y la otra quiere arrojarlos por la Caja. Hay cosas que tenemos que discutir.
—¿Cómo qué? —preguntó Thomas.
—Paciencia —respondió Newt—, lo sabrás mañana.
—¿Mañana? ¿Por qué?
—He pedido una Reunión. Y ustedes, par de lunáticos, estarán ahí.

Bárbara asintió y se levantó de la mesa, quería pensar un rato. Seguramente en la Reunión determinarían qué hacer con ella, si la castigarían o le perdonarían el haber entrado al Laberinto. En su opinión ir al Laberinto no fue una mala opción, es decir, salió viva de ahí y en el camino salvó a dos de los chicos más importantes en el Área. No quería presumir lo que había hecho, pero sin duda fue algo bastante impresionante.

El problema estaba en que los Habitantes del Área no pensaban como una persona normal, lo que ella veía como algo bueno ellos lo veían como algo malo. Quizá entrar al Laberinto sólo para investigar era estúpido, pero para salvar gente… Sin duda era algo bueno, muy bueno.
Se sentó recargada a un árbol que tenía vista a todo el lugar. Veía a los chicos cenando y yéndose a dormir, pero ella quería disfrutar el aire libre aunque no estaba segura de si era aire real o artificial. No importaba, podía sentir una pequeña brisa que le movía el cabello de un lado a otro y le refrescaba la mente.

Después de todas las cosas que tenía en mente, Newt aún formaba parte de ellas. Estaba confundida con respecto a él, le tenía mucho aprecio por todo lo que había hecho por ella; pero por otra parte no quería acercarse más a él. Hecho que era difícil ya que Newt no dejaba de levantarla todas las mañanas y llevarla a desayunar, almorzar y cenar. Siempre estaba ahí.

Quizá era para protegerla después de lo que le había pasado con Gally, Bárbara no estaba segura. Sólo sabía que disfrutaba la compañía de Newt.

—Así que a la diosa del Laberinto le gusta pasar tiempo sola —dijo Minho acercándose a ella y haciéndola sonreír.
—No soy una diosa —dijo Bárbara negando con la cabeza.

Minho se sentó junto a ella y la observó detenidamente. En ese instante quiso ocultar el rostro, no le gustaba que la miraran tanto. Y su aventura en el Laberinto sólo había hecho que todos la miraran mucho más.

—No, por supuesto que no; entraste al Laberinto diciendo una frase miertera, arrastraste a Alby, lo llevaste al Área, nos ayudaste a salir y me salvaste la vida. Pero no, eso no te convierte en una diosa.

Bárbara soltó un bufido pero se obligó a sonreír.

—Por cierto, aún tengo deseos de matarte mientras duermes.
—Pero me amas tanto que no lo harás, sin mí tu vida sería muy aburrida y triste.

Bárbara rió y negó con la cabeza. Minho era una de las razones por las cuales sonreía, era tan sarcástico que siempre conseguía hacerte sonreír. Era un buen chico y eso la hacía odiar a los Creadores, todos los chicos ahí eran inocentes y les habían arrebatado sus vidas. Eso era algo muy cruel.

—Lo que te haga sentir mejor, Minho —respondió Bárbara burlona.
—Siempre consigues herir mis sentimientos, creo que buscaré una nueva mejor amiga que sea mejor que tú, quizá la chica en coma sea mucho más divertida y agradable.
—No lo creo, primeramente nadie es mejor que yo así que es imposible y segundo, me parece bien que quieras socializar con una chica muerta del cerebro.
—Eso de muerta sonó cruel y se supone que el malo en nuestra relación soy yo.

Bárbara se encogió de hombros y sonrió. Es cierto que él es el malo en su relación, siempre lo ha sido; parece no sentir nada cuando insulta a alguien y quizá eso es bueno, si no te importa no duele. De todas formas es buen chico aunque medio bipolar, a veces te ama, a veces te odia, depende de su humor. Pero lo que nunca deja de hacer es fastidiar, siempre encontrará algo con lo cual molestarte hasta la muerte.

—Siempre serás el malo en nuestra relación.
—En todas las relaciones soy el malo, salvo con Alby, él sí es malo.

A lo lejos se escuchaban los desgarradores gritos del líder quien estaba pasando por la Transformación. Bárbara no quería experimentarla, todos sufrían tanto que parecía un enorme infierno. Recordar sería bueno, pero no con tanto dolor, prefería seguir sin su memoria.

Capítulo dieciséis.

A la mañana siguiente, Bárbara se encontraba sentada en una silla, nerviosa y preocupada, mirando a otros once chicos. Ellos estaban sentados organizados en un semicírculo alrededor de ella y Thomas. No tardó en darse cuenta de que eran los Encargados, y por desgracia Gally estaba entre ellos.

La silla que estaba frente a Bárbara estaba vacía. Sabía que era la de Alby quien aún seguía ‘enfermo’. Estaban en una gran habitación de la Finca en la que Bárbara no había estado antes. Además de las sillas, no había otro mueble en la habitación.

Las paredes estaban hechas de madera y el suelo también; no había ventanas y la habitación olía a moho y libros viejos.

Bárbara tiritaba pero trataba de ocultarlo aferrándose a la silla. Lo único consolador de estar ahí era que estaban Newt y Minho.

—En lugar de nuestro líder quien está enfermo, declaro esta Reunión iniciada. —Dijo Newt poniendo los ojos en blanco como si odiara la formalidad—. Como todos saben, estos días han sido realmente locos, y gran parte gracias a estos dos novatos.

Bárbara se encogió en su silla y sintió como se ruborizaba.

—Ellos no son novatos —dijo Gally—, sólo son infractores de la ley.

Esto provocó murmullos, pero Newt los calló en un segundo.

—Gally —dijo Newt mirándolo—, trata de mantener algo de orden aquí. Si vas a parlotear con tu maldita boca cada vez que digo algo, puedes largarte ahora mismo porque no estoy de humor como para lidiar con tu estupidez.

Bárbara sintió ganas de pararse y aplaudirle a Newt por haber callado a Gally quien se cruzo de brazos e inclinó la cabeza hacia atrás con el ceño fruncido.

—La razón por la que estamos aquí es porque cada garlopo del Área ha venido a mí en los últimos dos días para hablarme sobre Bárbara y Thomas o para pedirme sus malditas manos en matrimonio. Necesitamos decidir qué vamos a hacer con ambos.

Gally estuvo a punto de decir algo, pero Newt lo interrumpió antes de que abriera la boca.

—Tendrás tu oportunidad, Gally. Uno a la vez. Y ustedes dos —dijo dirigiéndose a Bárbara y Thomas—, no tienen permitido abrir la boca hasta que se los indiquemos, ¿bien?

Ambos chicos asintieron y Newt prosiguió.

—Zart, comienza.
—Bueno —comenzó Zart—. No lo sé. Ellos rompieron nuestra regla más importante, no podemos dejar que los demás piensen que está bien —él se detuvo y miró sus manos—. Pero por otra parte, ellos cambiaron las cosas, ahora sabemos que podemos sobrevivir allá afuera y que podemos pelear contra los Penitentes.

El alivio inundó a Bárbara de los pies a la cabeza y se dijo a sí misma que sería la mejor amiga de Zart por ayudarlos.

—Oh, déjenme decir algo —dijo Gally explotando—, no creo que ésta chica haya sido tan inteligente para burlar a los Penitentes.
—¡Gally cierra tu estúpida boca! —bramó Newt—. Por ahora soy el líder y si escucho otra palabra saliendo de ti, te juro que ordenaré un Destierro para tu patético trasero.

Gally soltó un bufido y Bárbara quiso darle un golpe en la nariz, le haría un gran favor al tenerla tan horrible.

—¿Eso es todo Zart?

El chico asintió y Newt pasó con el siguiente.

—Bien, es tu turno, Sartén.

El cocinero sonrió y se preparó.

—Estos dos shanks tienen agallas; esto es lo más estúpido que hemos hecho: salvan la vida de Alby, matan a varios Penitentes y encima salvan a Minho. No deberíamos estar discutiendo qué hacer con ellos.

Bárbara quiso darle un abrazo a Sartén, hasta ahora esa Reunión no había resultado tan mala salvo por Gally.

—Así que, ¿qué estás recomendando? —preguntó Newt y Sartén se cruzó de brazos.
—Ponlos en el maldito Consejo y nos enseñarán lo que hicieron allá.

Las protestas estallaron desde todas las direcciones y le tomó a Newt un minuto callarlos. Bárbara hizo una mueca, esa recomendación había ido demasiado lejos.

—Muy bien. Ahora todos mantengan su patética boca cerrada, lo digo en serio, conocen las reglas.

Newt se dirigió a un chico que Bárbara no conocía, tenía el cabello oscuro y una cara cubierta de pecas.

—Yo no tengo una opinión realmente.
—¿Qué? —exclamó Newt molesto—. En ese caso, ¿qué haces aquí?
—Lo siento, honestamente no —se encogió de hombros—. Estoy de acuerdo con Sartén, ¿por qué castigarlos si salvaron vidas?  
—Así que tienes una opinión, ¿no es así? —insistió Newt garabateando en un bloc.

Bárbara suspiró aliviada, hasta ahora todos habían estado de acuerdo con no castigarlos, eso era bueno. Ella quería hablar y decir algo en su defensa, quizá la estaban apoyando hasta ahora pero igual quería levantarse y decir lo que ella pensaba.

El siguiente en hablar fue Winston el Encargado del Matadero.

—Creo que deben ser castigados. No se ofendan, Novatos; pero Newt, eres tú quien siempre habla sobre el orden, si no los castigamos daremos un mal ejemplo.
—Bien —dijo Newt escribiendo en su libreta—. Tú recomiendas un castigo, ¿de qué tipo?
—Creo que deberían ser puestos en el Cuarto Oscuro por una semana con sólo pan y agua, haremos que todos se enteren para que nadie quiera seguir sus pasos.

Bárbara quiso gritarle a Winston, ¿quién, en su sano juicio, entraría al Laberinto? No es una buena experiencia, Bárbara dudaba que algún Habitante quisiera visitar a los Penitentes por la noche.

Gally había aplaudido ante lo que dijo Winston pero Newt le lanzó una mirada tan furiosa que dejó de hacerlo y se encogió en la silla.

Dos Encargados más habían hablado, uno con la idea de Sartén y otro con la de Winston. Después fue el turno de Newt.

—Estoy de acuerdo con la mayoría de ustedes. Deberían ser castigados, pero debemos encontrar una manera de usarlos para salir de aquí. Me reservo mi recomendación hasta que escuche a todos.

Bárbara deseó pararse y darle un buen golpe. Él siempre estaba con ella e incluso la abrazaba y cosas que hace alguien que te aprecia; y ahora llega a decir que deben ser castigados y después usados para salir de aquí. Sintió un odio hacia Newt que no dejaba de crecer. Pero se contuvo. Sólo faltaban Gally y Minho, pero Bárbara creía saber cuál era la recomendación de cada uno. Gally fue el primero.

—Creo que ya he dejado mi opinión muy clara.
—Bien —dijo Newt poniendo los ojos en blanco—. Continúa, Minho.
—¡No! —gritó Gally— Quiero añadir ciertas cosas.

Bárbara se alegró de que Newt odiara a Gally casi tanto como ella, eso era bueno.

—Sólo piénsenlo —comenzó Gally—. La chica viene en la Caja, fingiendo estar confusa y asustada al igual que el novato. Unos días más tarde están corriendo por el Laberinto como si fueran los dueños del lugar.

Bárbara se encogió en su silla rezando porque los demás no pensaran eso.

—Creo que todo fue actuación. ¿Cómo pueden haber hecho lo que hicieron después de unos días?
—¿Qué tratas de decir Gally? —preguntó Newt.
—Creo que son espías de los que nos pusieron aquí.

Otro escándalo estalló en la habitación; Bárbara deseaba pararse y gritarle algunas cosas a Gally, pero se limitó a negar con la cabeza. No entendía cómo Gally podía tener esas ideas. Cuando Newt consiguió calmarlos, Gally continuó hablando.

—No podemos confiar en estos dos, después de que aparecen hay una chica psicópata quien asegura que las cosas van a cambiar; encontramos un Penitente muerto; van al Laberinto por la noche e intentan convencer a todos de que son una especie de héroes.

Gally se detuvo y todos se mantuvieron callados por varios segundos. ¿Realmente creían lo que Gally decía? Bárbara estaba ansiosa por defenderse y casi rompe el silencio de no ser porque Gally había vuelto a hablar.

—Hay más cosas extrañas, y todo comenzó cuando la novata apareció. Y justamente tiene que ser ella la que sobrevive una noche afuera en el Laberinto. Algo no está bien, y hasta que lo entendamos, digo que los encerremos en el Cuarto Oscuro y después tener otra Reunión.

Más murmullos estallaron, y Newt escribió algo en su bloc, sacudiendo la cabeza todo el tiempo, lo que le dio esperanza a Bárbara de que Newt estuviera de su lado.

—¿Terminado, Capitán Gally?
—Deja de ser así, Newt. —Escupió con el rostro sonrojado— Tú confías en la chica sólo porque estás enamorado de ella y ella confía en ti porque está enamorada de ti. Y confías en el novato porque ella confía en el novato. Todo esto siempre vuelve a ella y a tu locura por ella.

Newt frunció el ceño y Bárbara sintió que sus mejillas se encendían pero se mantuvo firme.

—Escucha, pedazo de idiota, si estoy o no enamorado de la chica es mi problema y te sugiero que no te metas. Y sí, confío en ella. ¿Alguien más que quiera hacer un jodido comentario sobre un supuesto enamoramiento?
—Todos lo notamos, Newt —dijo Gally rabioso—. No dejan de estar juntos y lanzarse miradas estúpidas; tus estúpidos sentimientos por ella te ciegan. ¿Cómo podemos confiar en ellos en tan solo una semana? Antes de que respondas retiro mi voto.

Bárbara volvió a estar feliz con Newt por defenderla, pero no entendía a qué se refería Gally con las miradas. Ella sólo miraba a Newt cuando hablaba con él, es maleducado no mirar a alguien cuando charlas con él. Pero según Gally todos lo habían notado. Además, ni ella ni Newt tenían un enamoramiento, sólo eran amigos.

—Bien, Gally —dijo Newt—. Lamento que seas tan imbécil y digas estupideces, pero te escuchamos y consideraremos tu maldita recomendación. ¿Terminaste?

Newt señaló a Minho y le indicó que era su turno. Minho se levantó sorprendiendo a todos y comenzó a hablar.

—Yo estuve ahí; vi lo que estos dos chicos hicieron, se mantuvieron fuertes mientras yo corrí como un marica. Y no seré igual de imbécil que Gally, diré esto rápido.
—Bueno, dilo.

Minho miró a Thomas y Bárbara quienes se aferraban con fuerza a los bordes de la silla.

—Propongo a éste shank para que me sustituya como Encargado de los Corredores y a Bárbara la propongo como presidenta del Consejo.                                      
El silencio reinó en la habitación, como si todos se hubieran congelado. Todos mantenían la vista en Minho y Bárbara lo miraba atónita, estaba esperando a que el Corredor dijera que estaba bromeando, pero no lo hizo. Fue Gally quien se levantó y rompió el silencio.

—¡Es ridículo! —dijo mirando a Newt y señalando a Minho quien se había sentado de nuevo—. Debe ser expulsado del Consejo ahora mismo por semejante estupidez.

Bárbara sintió más odio por Gally del que había sentido antes, aunque la idea de Minho era completamente descabellada era uno de los chicos más fuertes e inteligentes del Área. Lo necesitaban.

Algunos Encargados apoyaron a Minho, como Sartén quien aplaudía intentando ahogar los gritos de Gally. Y había otros como Winston que habían se habían negado rotundamente. Todos comenzaban a hablar al mismo tiempo y Bárbara se sintió confundida y aterrada. ¿Por qué Minho habrá dicho eso?

Por fin Newt dejó de escribir en el bloc de notas y se paró gritándoles a todos que se callaran pero lo ignoraron completamente.

—¡Demonios! —gritó Newt—. Nunca he visto a tantos larchos actuando como bebés. A pesar de que no lo parezcamos, somos adultos. Actuemos como eso, o disolveremos este Consejo y comenzaremos desde cero.

Todos se habían callado y habían vuelto a sentarse, incluso Gally.

—Bien —dijo Newt regresando a su silla—. Eso es algo muy serio, hermano. Lo siento, pero tienes que explicarte.

Bárbara se sintió ansiosa por saber qué quería decir Minho quien parecía agotado, pero defendió su propuesta.

—Es bastante fácil para ustedes, shanks, sentarse aquí y hablar de algo que es estúpido. Yo soy el único Corredor en este grupo y el único otro que ha estado en el Laberinto es Newt…
—No si cuentas el momento en que… —interrumpió Gally.
—¡No lo cuento! —bramó Minho—. Y créanme, ninguno de ustedes tiene la menor idea de cómo es allá afuera. La única razón por la que estás lastimado, Gally, es porque rompiste la misma regla de la que estás acusando a Bárbara y Thomas. Eso se llama hipocresía, miertero pedazo de…
—Suficiente —dijo Newt—. Defiende tu propuesta y decide qué hacer con ella.

La tensión era palpable, Bárbara sentía como el aire de la habitación se había transformado en un vidrio que podía hacerse añicos. Gally y Minho se miraban como si quisieran asesinarse, pero después de unos segundos rompieron el contacto visual.

—De todos modos escúchenme —continuó Minho sentándose—. Nunca he visto nada igual. Estos dos no tuvieron pánico, ni se quejaron o lloraron, no parecían asustados. Shanks, ellos llevan aquí unos cuantos días. Piensen en cómo estábamos nosotros al principio; acurrucados en rincones, llorando cada hora, sin confiar en nadie… Todos fuimos así por semanas o meses hasta que no teníamos más remedio que pelear y vivir. —Minho señaló a Thomas y Bárbara—. Después de sólo unos días de estar aquí, entran en el Laberinto para salvar a dos shanks que a penas conocen. Todo esto de romper las reglas es muy estúpido, no llegaron a conocerlas todavía. Pero todos les habían dicho lo que se siente estar en el Laberinto, especialmente de noche. Y aún así esta chica entró cuando faltaban dos minutos para que la puerta se cerrara y el chico entró cuando ya se estaba cerrando; gracias a ellos Alby está vivo —tomó una respiración profunda—. Pero eso fue sólo el inicio, después me vieron renunciar a mi vida cuando yo era el experto. Luego llegaron los Penitentes, les dije que teníamos que separarnos y estos se quedaron juntos mientras yo comencé maniobras evasivas. En lugar de orinarse los pantalones se mantuvieron cuerdos y evitaron ser asesinados por los Penitentes…
—Tenemos el punto —le interrumpió Gally—. Los shanks de aquí tienen suerte.

Minho se volvió hacia él furioso.

—¡No, estúpido, no lo entiendes! He estado aquí dos años y jamás he visto algo parecido —Minho se detuvo y soltó un gemido por la frustración. Bárbara estaba agradecida con él por haber enfrentado a todos por ellos, eso era increíble—. Gally, no eres más que un marica que nunca, ni una sola vez, pidió ser un Corredor o lo intentó. No tienes derecho a hablar de cosas que no entiendes así que cierra la maldita boca.

Gally se puso de pie de nuevo con el rostro rojo de furia.

—Dices una cosa más como esa y te voy a romper el cuello, justo aquí frente a todos.

Minho soltó una carcajada y luego le dio un golpe en la cara a Gally tirándolo de la silla. Bárbara quería ir junto con él y ayudarlo a matar a Gally, pero no sería algo prudente.

Gally se apresuró para ponerse de pie, pero Minho se acercó y pisó la parte inferior de la espalda de Gally conduciendo su cuerpo al suelo.

—Te juro, Gally —dijo Minho sonriendo burlón—. No me amenaces de nuevo. Nunca me dirijas la palabra. Si lo haces, te romperé el cuello justo después de terminar con tus brazos y piernas.

Fueron Newt y Winston los que se pusieron de pie y tomaron a Minho del cuello antes de que matara a Gally ahí mismo. Gally se levantó de un salto y parecía rabioso, pero no atacó a Minho. Sólo se quedó ahí con el pecho lanzando respiraciones irregulares.

Por último Gally retrocedió medio tropezando hacia la salida que estaba detrás de él. Sus ojos recorrieron la sala y en ellos resaltaba el odio. Bárbara pensó que Gally comenzaría a enloquecer más de lo que estaba e intentaría matar a todos pero no lo hizo.

—Las cosas son diferentes ahora. No deberías haber hecho eso, Minho. No deberías haberlo hecho. —Su mirada pasó hacia Newt—. Sé que me odias, siempre me has odiado pero en el fondo sabes que tengo razón acerca de la chica. Deberías ser Desterrado por tu embarazosa capacidad para liderarnos. Eres una vergüenza y ninguno de ustedes aquí es mejor. Las cosas van a cambiar, lo prometo.

Bárbara sintió que su corazón se detuvo por una milésima de segundo. Las cosas ya eran bastante difíciles como para que Gally las empeorara. Abrió la puerta de un tirón y salió al pasillo, pero antes de que alguien pudiera reaccionar asomó la cabeza hacia la sala.

—Y ustedes —dijo mirando a Thomas y Bárbara—, estúpidos novatos que se creen dioses. No olviden que los conozco, he pasado por la Transformación y lo que estos shanks decidan no significa nada.

Hizo una pausa y miró a todos en la habitación pero su mirada volvió a terminar en Bárbara y Thomas.

—Lo que sea que estén haciendo aquí, lo voy a detener. Juro por mi vida que voy a hacerlo, los mataré si es necesario.

Luego se volvió y azotó la puerta.

Bárbara permaneció inmóvil en su silla. Había comenzado a sentirse mareada y quería salir de ahí lo más pronto posible antes de que alguien dijera otra cosa. Gally estaba loco, amenazar a tres personas de muerte frente a todos los Encargados era una decisión desquiciada.

La mayoría de los Encargados permanecían inmóviles en su asiento salvo por Minho, Newt y Winston quienes estaban de pie y volvieron malhumorados a su asiento.

—Finalmente él es golpeado —dijo Minho sonriendo.
—Bueno, tú no eres el maldito santo en la habitación —le dijo Newt—. ¿En qué estabas pensando? ¿No crees que te excediste un poco?

Cuando se trata de Gally no hay manera de excederse, pensó Bárbara. Y vio a Minho guiñar un ojo, pero parecía desconcertado con las preguntas de Newt.

—No me vengas con esa basura. Cada uno de ustedes, mis queridos amigos, deseaba golpear a Gally.
—Está en el Consejo por una razón —dijo Newt.
—Hermano, ¡amenazó con romper mi cuello y matar a estos dos! El tipo es un maniático y deberías enviar a alguien ahora mismo a lanzarlo al Cuarto Oscuro. Es peligroso.

Bárbara no podía estar más de acuerdo, Gally estaba fuera de juicio en esos momentos, había amenazado con matar a tres chicos.

—Tal vez él tenía un buen punto —dijo Winston en un murmullo.
—¿Qué? —preguntó Minho incrédulo.

Winston miró a todos en la habitación antes de comenzar a explicarse.

—Bueno, él ha pasado por la Transformación. Eso significa que tiene recuerdos y dijo que los novatos le parecían familiares. ¿Por qué habría de inventar eso?

Bárbara quiso bufar, Gally la odiaba más que a nadie en ese planeta y seguramente haría cualquier cosa para desacreditarla. Además de que no estaba en su sano juicio, parecía un loco recién salido del manicomio.

—Winston, ¿viste lo que acaba de pasar? —preguntó Sartén sorprendido—. Gally es un psicópata, no se puede poner demasiada importancia en sus divagaciones. ¿Qué piensas, que los novatos son Penitentes disfrazados?
—¿Puedo decir algo ahora? —preguntó Thomas junto a Bárbara—. Estoy harto de que hablen como si no estuviera aquí.

Newt lo miró y asintió.

—Adelante, esta maldita reunión no podría ser más horrible.

Thomas se mantuvo callado unos segundos y después comenzó.

—Yo no sé por qué Gally me odia y no me importa. En cuanto a quien soy realmente, todos ustedes saben tanto como yo. Pero si yo recuerdo correctamente, estamos aquí por lo que hice en el Laberinto, no porque algún idiota piensa que soy malo —alguien rió y Thomas dejó de hablar.
—Buena esa. Vamos a sacar esta reunión adelante y nos preocuparemos de Gally más tarde.
—No podemos votar sin todos los miembros —insistió Winston—. A menos de que estén realmente enfermos como Alby.
—Por amor, Winston —respondió Newt—. Yo diría que Gally está un poco mal hoy, así que continuamos con él. Thomas defiéndete, después tú, Bárbara y luego tomaremos una decisión.

Thomas se tardó en hablar, pero cuando comenzó parecía muy seguro de sí mismo.

—No hice nada malo. Todo lo que sé es que vi a tres personas en apuros y fui a ayudarlos. Si quieren arrojarme al Cuarto Oscuro por salvar la vida de alguien, adelante. La próxima vez prometo que voy a apuntarlos y reír, luego iré a comer algo de la comida de Sartén.
—Aquí tienen mi recomendación —dijo Newt—. Rompiste la maldita regla número uno, así que estarás un día en el Cuarto Oscuro. Ese es tu castigo. También recomiendo que te elijan para Corredor. En cuanto a ser el maldito Encargado, olvídalo —miró a Minho—. Gally estaba en lo cierto con esa estúpida idea.
—¿Por qué? Es lo mejor que tenemos. Lo juro, será bueno que será el Encargado.
—Bien, si eso es cierto haremos el cambio después, dale un mes y ve si demuestra tener potencial.

Minho se encogió de hombros y Bárbara notó que Thomas suspiraba a su lado.

—Hecho.

Newt echó un vistazo a la habitación y después se detuvo con Bárbara.

—Tu turno, di tu defensa.

Bárbara no tenía bien planeado qué iba a decir pero no tenía tiempo de pensar así que comenzó a hablar.

—Primero que nada la idea de castigar a dos personas por salvar la vida de alguien es reverendamente estúpido —Minho sonrió—. Después está eso de que quieren castigarnos para que nadie entre en el Laberinto, eso es todavía más estúpido que lo anterior. ¿Realmente creen que alguien en su sano juicio entraría al Laberinto a conversar con los Penitentes? ¡Es patético! Thomas y yo entramos porque alguien estaba en peligro no como Gally que entró por imbécil. Así que esta Asamblea fue una total pérdida de tiempo.

Todos se quedaron callados y miraron a Bárbara con temor, pero ella no se intimidó y continuó.

—Su regla número uno es más patética que Gally; como experiencia propia les diré que preferiría cortarme la lengua con mis propios dientes antes de volver al Laberinto y por lo visto no soy la única porque ustedes le temen a ése lugar. ¿Por qué poner esa regla cuando saben que nadie entrará ahí? Y el que entra es un estúpido, así que deberían dejarlo entrar para que muera por ser tan imbécil. —Hizo una pausa y miró a todos los que estaban ahí—. Si quieren castigarme, adelante, pero considero que no es algo coherente. Newt lo dijo, somos adultos, un adulto pensaría con más claridad y entendería que es contraproducente encerrar a dos chicos que cambiaron su vida; probamos que se puede sobrevivir por la noche en el Laberinto y salvamos a dos personas.

Minho aplaudía feliz al igual que Sartén, los demás sólo la miraban con la boca abierta.

—Así que no, no creo que debamos ser castigados por cambiar su jodida manera de vivir. Si no fuera por nosotros Alby estaría muerto y aunque sólo dos de ustedes tienen el valor de decirlo; los demás lo piensan y en el fondo saben que esto es una pérdida de tiempo. Que de no ser por los dos novatos como nos llaman, ustedes hubieran perdido a su líder y al mejor Corredor. Dejen de seguir su patético reglamento acerca del Laberinto y confíen en lo que piensan. Si creen que lo mejor es castigarnos, adelante pueden llevarnos al Cuarto Oscuro un mes pero en el fondo saben que gracias a Thomas y a mí tenemos oportunidad de vencer a los Penitentes.
—¿Eso es todo, Bárbara? —pregunta Newt.
—Sólo tengo algo más que decir, dos cosas de hecho. Minho es mi amigo y si tuviera que hacerlo volvería a arriesgar mi vida por él sin pensarlo, de hecho lo haría por cada uno de ustedes; así que quítense el miedo y hagan lo que crean correcto. Y, Minho, no seré la líder así que sácate esa idea de la cabeza.
—Bien, Bárbara, después de insultar nuestro reglamento una y otra vez y decirnos que somos una bola de estúpidos —dijo Newt mirando a todos—. Tenemos que tomar una decisión.
—No seas idiota, Newt —interrumpió Minho—. Esta loca de enfrente nos hizo abrir los ojos y aunque nos haya llamado imbéciles, tiene razón. Deberíamos apoyarnos en ellos para salir de aquí, no castigarlos.
—Deja de ponerte de su lado, Minho, aunque tiene en parte la razón tenemos que discutirlo. Tommy, Bárbara largo de aquí; tenemos que discutir —dijo Newt y Thomas y Bárbara salieron de la habitación.