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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
CAPITULO 18
La siguiente fue la semana más feliz de la vida de _______. Todos en la casa de los Stafford estaban complacidos con ella, y al parecer todo cuanto hacia estaba bien. Pensó que eso se terminaría a la semana, pero pensaba disfrutarlo mientras durara.
Pasaba cada minuto que podía con Joseph. Él deseaba saber todo sobre su mundo del siglo veinte y nunca se cansaba de hacer preguntas. Le costaba creer lo que le contaba sobre los automóviles, y sobre los aviones no le creía nada. Inspeccionó todo lo que había en su bolso. En el fondo había dos bolsitas de té, y _______ le preparó una taza de té con leche. Al igual que había hecho la primera vez que probó el helado, la besó ruidosamente, complacido por el gusto.
Como agradecimiento por haberle contado tantas cosas sobre el siglo veinte, le habló de su vida. Le enseñó bailes, un día la llevó a observar la caza con halcón y se rió cuando _______ se negó a que el adorable pájaro se posara en su brazo. Le mostró halcones a los que alimentaban sólo con pan blanco durante días para limpiar la carroña de sus buches antes de matarlos y comérselos.
Discutieron sobre la educación de las “clases bajas”. Y eso condujo a una disputa sobre la igualdad. Joseph le dijo que su América parecía violenta y solitaria, y _______ pensó que quizás hubiera sido mejor no contarle tanto.
Le hizo cientos de preguntas sobre el futuro inmediato de Inglaterra y en especial sobre la reina Isabel. _______ deseaba recordar más para contarle. Parecía fascinado con la idea del mar y la exploración del país de ella.
-Pero tú estarás aquí, casado con Lettice. No puedes ir a ninguna parte... si vives. Si no te ejecutan.
Joseph no la escuchaba cuando le hablaba de su ejecución. Tenía la creencia de que era invencible, de que nada podía herirlo.
-No formaré un ejército para proteger mis tierras en Gales, porque no son mías, sino de Kit; y como él está vivo, mi futuro no se cumplirá.
_______ no podía rebatirlo. Cuando le preguntó quién creía que había tratado de matar a Kit, sólo se encogió de hombros y respondió que algún rufián. _______ aún no podía acostumbrarse a la idea de una tierra donde no hubiera un gobierno federal, ni fuerza policial. Los nobles, además de tener todo el dinero, tenían también todo el poder. Juzgaban las disputas, ahorcaban a quien querían y respondían sólo ante la reina. Si los campesinos tenían una buena familia que los gobernara, eran afortunados; aunque no todos tenían esa suerte.
Un día, _______ le pidió a Joseph que la llevara a ver una ciudad. Él le advirtió que no le agradaría, pero que la llevaría.
Tenía razón. La paz y la relativa limpieza de la casa de los Stafford no la habían preparado para la suciedad de una ciudad medieval. Ocho de los hombres de Joseph los acompañaron para protegerlos. Mientras cabalgaban, _______ miraba cada sombra detrás de los árboles. Ser atacado por un bandido en una novela romántica era una cosa, pero en la realidad dudaba que los bandidos reales fueran algo más que criminales.
La ciudad estaba más sucia de lo que _______ podía imaginar. La gente vertía los desperdicios de la cocina y los excrementos en las calles. Vio adultos que estaba segura de que nunca se habían bañado. En un extremo de un puente que cruzaba un pequeño río, había altas picas con cabezas humanas en lo alto.
Trató de mirar todo, de ver lo bueno. Trató de memorizar cómo eran las casas, las calles, los carros. Si regresaba a su época, deseaba contarle a su padre lo que había visto. Pero parecía ver sólo lo malo. Las casas estaban tan juntas que las mujeres se pasaban las cosas por las ventanas. La gente gritaba, los animales chillaban, alguien golpeaba un metal con un martillo. Niños sucios y enfermos corrían hacia ellos, tocándoles las piernas y pidiéndoles. Los hombres de Joseph los apartaban a patadas, y _______, en lugar de sentir lástima, sentía rechazo cuando la tocaban. Cuando Joseph se volvió y le vio el rostro pálido, ordenó a sus hombres que regresaran a casa.
Al llegar otra vez al aire libre, _______ pudo respirar; Joseph ordenó que se detuvieran y extendieran manteles debajo de los árboles y sacaran la comida. Joseph le dio una copa de vino fuerte. Con las manos temblorosas, _______ la tomó y bebió un buen trago.
-Nuestro mundo no es como el tuyo -le comentó Joseph. Durante los días anteriores le había preguntado sobre cada aspecto de la sociedad moderna, y sus preguntas habían incluido los baños y los sistemas de alcantarillado.
-Cierto respondió _______, tratando de no recordar el aspecto y los olores de la ciudad. En América había muchos que no tenían hogar, pero no vivían como esta gente. Por supuesto que había visto algunas personas bien vestidas en la ciudad, pero eso no alejaba el hedor-. Cierto, una ciudad moderna no es así.
Se acomodó a su lado mientras ella se sentaba y bebía del vino.
-¿Deseas quedarte en mi época?
Lo miró, y entre ellos estaban las imágenes de lo que _______ había visto. Si se quedaba con Joseph, esa ciudad sería parte de su vida. Cada vez que dejara la seguridad de la casa de los Stafford, vería cabezas en lo alto de las picas y calles llenas de excrementos.
-Sí -le respondió, mirándolo a los ojos-. Si pudiera, me quedaría.
Él le tomó la mano y se la besó.
-Pero haría que las parteras se lavaran las manos.
-¿Parteras? ¿Entonces piensas tener mis hijos?
El sólo pensar en criar un niño sin médicos ni hospitales la aterrorizaba, pero no se lo dijo.
-Por lo menos una docena.
_______ tenía la manga demasiado ajustada para que se la subiera, pero sentía sus labios tibios a través de la ropa.
-¿Cuándo comenzaremos a encargarlos? Deseo tener más hijos.
Ella cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.
-¿Más? - de pronto recordó algo que Joseph le había dicho. Un hijo. Le había dicho que no tenía hijos, pero tenía uno. ¿Qué le había dicho exactamente?
Apartó el brazo.
-Joseph, ¿tienes un hijo?
-Sí, uno pequeño. Pero no tienes por qué preocuparte, hace mucho que eché a la madre.
_______ se concentró. ¿Qué había dicho Joseph? “Tenía un hijo, pero murió en una caída una semana después que mi hermano.”
-Tenemos que regresar.
-Pero primero comeremos.
-No -se puso de pie-. Tenemos que buscar a tu hijo. Dijiste que murió una semana después de que Kit se ahogara. Mañana se cumplirá una semana. Tenemos que encontrarlo ya.
Joseph no vaciló. Dejó a un hombre para que recogiera la comida, mientras él, los otros siete y _______ corrían hacia la casa de los Stafford. Saltaron de sus caballos en la puerta de entrada. _______ se levantó las faldas y corrió detrás de Joseph.
La llevó al tercer piso, donde nunca antes había estado, y abrió una puerta. Lo que _______ vio la horrorizó más que cualquiera de las cosas que ya había visto del siglo dieciséis. Un niño pequeño, de apenas más de un año, estaba envuelto desde el cuello hasta los pies con vendas de lino ajustadas y colgaba de una clavija en la pared. Tenía los brazos y las piernas envueltos como una momia. Las vendas de abajo estaban sucias y no habían sido cambiadas. Debajo de él, en el suelo había una cuba de madera para recoger la orina.
_______ no se podía mover mientras miraba horrorizada al niño, que tenía los ojos medio cerrados.
-El niño está bien -le explicó Joseph-. No ha sufrido ningún daño.
-¿Ningún daño? -exclamó _______. Si en el siglo veinte un niño fuera tratado así, se lo quitarían a sus padres y los llevarían a juicio, pero Joseph afirmaba que el niño estaba bien-. Bájalo.
-¿Bajarlo? Pero está seguro. No hay razón para...
-¡Abajo!
Con una mirada de resignación, Joseph agarró al niño de los hombros y, manteniéndolo alejado de su cuerpo para que chorreara sobre el piso y no sobre su padre, se volvió hacia _______.
-¿Y qué hago con él?
-Lo vamos a bañar y a vestir como es debido. ¿Camina? ¿Habla?
Joseph estaba sorprendido.
-¿Cómo voy a saber eso?
_______ pestañeó. Había algo más que tiempo entre sus mundos. Le costó un poco, pero logró que le trajeran una cuba grande de madera y agua caliente a la habitación. Joseph gruñó, protestó y maldijo, pero desenvolvió a su sucio y maloliente hijo y lo metió en el agua tibia. El pobre niño tenía la piel irritada de los pañales de la cintura para abajo. _______ utilizó su suave jabón para lavarlo.
En un determinado momento entró la niñera y se disgustó mucho, diciendo que _______ iba a matar al niño. Al principio, Joseph no quiso entrometerse, probablemente porque estaba de acuerdo con la niñera; pero _______ lo miró, y él le pidió a la mujer que se fuera.
El agua caliente reanimó al niño, y _______ pensó que las vendas estaban tan ajustadas que el niño se encontraba en un estado de embotamiento. Se lo comentó a Joseph.
-Así se está callado. Si se aflojan los pañales, llorará más fuerte.
-Que te envuelvan a ti en pañales como esos, te cuelguen de una clavija y vamos a ver si no gritas fuerte.
-Un niño no tiene juicio -estaba desconcertado por las acciones e ideas de _______.
-Tiene el mismo cerebro ahora con el que irá a Yale.
-¿Yale?
-No importa. ¿Se han inventado ya los alfileres?
_______ tuvo que improvisar unos pañales. Joseph protestó cuando _______ utilizó un broche de diamantes y otro de esmeraldas para sujetarlos. Ojalá hubiera tenido un poco de pomada para curarle el sarpullido
Cuando por fin estuvo limpio, seco y entalcado (gracias a otra muestra de hotel que llevaba en su bolso), se lo dio a su padre. Joseph parecía horrorizado y sorprendido a mismo tiempo, pero tomó al niño y, después de un momento, hasta le sonrió. El niño también le sonrió.
-¿Cómo se llama? -preguntó _______.
-James.
_______ tomó al niño. Ya era un niño muy atractivo, con el cabello oscuro y ojos celestes como su padre.
-Veamos si puedes caminar. -Puso al niño en el suelo, y éste, después de algunos tropiezos, caminó hacia los brazos extendidos.
Joseph permaneció con ella durante una hora mientras jugaba con el niño, y cuando lo fue a acostar, descubrió algo más sobre los cuidados de los niños isabelinos. La cama de James tenía un agujero en el medio, al niño le ataban el pubis sobre aquel agujero y colocaban un balde debajo de él.
Joseph la miró sorprendido cuando pidió que le dieran al niño un colchón adecuado. La niñera se quejó, y _______ comprendió por qué. Si el niño no tenía calzoncillos de goma, a la mañana siguiente el colchón estaría sucio, ¿y cómo iban a limpiar las plumas de ganso? Resolvió el problema colocando un paño impermeable sobre el colchón. La niñera hizo lo que _______ ordenó, pero se estaba quejando cuando ella y Joseph se fueron.
Joseph se reía al salir de la habitación.
-Ven y cena conmigo. Celebraremos la limpieza de mi hijo -le tomó de la mano y la pasó por su brazo.
Joseph se reclinó en el banco y observó cómo _______ jugaba con su hijo. El sol brillaba, el aire estaba perfumado con el aroma de las rosas y para Joseph todo era perfecto en el mundo. Habían transcurrido tres días desde que bajó al niño de la clavija y le quitó las vendas, y durante esos tres días el niño había disfrutado mucho con ellos. Joseph estaba sorprendido por lo bien que se había adaptado _______ en el poco tiempo que había estado con la familia Stafford. Todas las mañanas temprano “ensayaba” con la pequeña y regordeta heredera, y el día anterior habían representado una ridícula obra, llevando ridículos trajes campesinos. Cantaron una canción que decía “Viajando, cantando una canción...” y luego contaron chistes que lindaban con la blasfemia.
Durante toda la obra, Joseph no quiso reírse, porque sabía que ella había hecho este trabajo para Kit. Incluso se lo había contado a Joseph. El resto de la familia se había reído mucho con la obra, pero Joseph se negó a hacerlo.
(Más tarde, cuando estuvieron solos, _______ se rió de él y lo acusó de estar celoso. ¿Celoso? ¿Joseph Stafford celoso? Podía tener cualquier mujer que deseara; entonces, ¿por qué iba a estar celoso? Ella había sonreído con tanta astucia que, para detenerla, la abrazó y la besó hasta que no pudiera pensar en otro hombre.
Ahora, recostado contra la pared del jardín y observándola mientras le lanzaba una pelota a su hijo, se sentía en paz. ¿Era esto el amor?, se preguntó. ¿Era esto el amor sobre el que cantaban los trovadores? ¿Cómo podía enamorarse de una mujer con la que no se había acostado? Una vez pensó que se había enamorado de una muchacha medio gitana que le había hecho cosas espléndidas a su cuerpo. Pero con _______ todo lo que había hecho era hablar... y reír.
Ella le había insistido tanto sobre los diseños que encontró mientras hurgaba en sus pertenencias, que comenzó a realizar nuevos dibujos. Kit le había dicho que la construcción en Thornwyck podía comenzar en la primavera.
Conversaban, cantaban, cabalgaban, caminaban. Le contaba cosas sobre sí mismo que jamás le había contado a nadie.
Dos días atrás, un pintor de retratos había venido a la casa y Joseph le había encargado que pintara un óleo en miniatura de _______. No tardaría mucho en terminarlo.
Contemplándola, comenzaba a preguntarse si podría vivir sin ella. De tanto en tanto, hablaba de su partida. Hablaba de lo que él debía hacer cuando ella se hubiera ido. Hablaba de la limpieza hasta que él no podía aguantar más, pero ella continuaba diciendo que la limpieza era de suma importancia.
Cuando se fuera... No podía soportar la idea de no estar con ella. Durante el día, muchas veces pensaba que debía decírselo. Ella le había explicado que en su época los hombres y las mujeres eran compañeros y compartían ideas y pensamientos. Sabia que el último esposo de su madre le había pedido a menudo su opinión a lady Margaret, pero no recordaba que su padrastro dijera:
“¿Cómo has pasado el día?”
Y también estaba el niño. El niño era una molestia, por supuesto; pero había veces que disfrutaba con sus sonrisas. Lo miraba como si su padre fuera un dios. El día anterior Joseph lo había llevado en la silla de montar delante de él, y las risas del niño lo habían hecho sonreír.
_______ se rió por algo que hizo el niño, y Joseph regresó al presente. El sol brillaba en su cabello, y el sol parecía salir cuando ella estaba cerca. Deseaba tocarla, tenerla, hacerle el amor; pero la amenaza de su desaparición le impedía acostarse con ella. La besaba cada vez que podía, tocaba cada parte de su cuerpo que podía alcanzar. Durante el anochecer estaban juntos en algún rincón desierto observando las estrellas a través de una ventana abierta. La tocaba, la abrazaba, pero nada más. La posibilidad de que se desvaneciera era demasiado grande como para arriesgarse.
Un niño se acercó para decirle a Joseph que lady Margaret deseaba verlo; entonces, con desgana, dejó el jardín y a _______ y se dirigió a la casa.
Su madre lo esperaba en su gabinete privado.
-¿Ya se lo has dicho? -le preguntó lady Margaret con tono adusto.
Joseph no necesitaba que le aclarara a qué se refería.
-No, no se lo he dicho.
-Joseph, esto ha ido demasiado lejos. He sido indulgente con ella porque le salvó la vida a Kit, pero tu comportamiento... -se interrumpió, pues no había necesidad de decir nada más.
Joseph se dirigió a la ventana, la abrió y miró hacia el jardín. Abajo estaba _______.
-Pasaría mi vida con _______ Montgomery -dijo con suavidad.
Lady Margaret cerró la ventana de un golpe y miró a su hijo. Tenía una mirada que podía atravesar a un hombre.
-No puedes. La dote de Lettice Culpin está aceptada y parte de ella ya se ha gastado en comprar ovejas. Tiene tierras y un buen nombre. Tus hijos estarán emparentados con el trono. No puedes desperdiciar eso por esta mujer que no es nada.
-Lo es todo para mí.
Lady Margaret lo volvió a mirar.
-Ella no es nada. Hace dos días el enviado regresó de Lanconia. No hay un rey Montgomery. Esta _______ Montgomery no es más que una charlatana...
-No sigas -le dijo Joseph, interrumpiéndola. Nunca creí que tuviera sangre real, pero para mí se ha convertido en algo más importante que el linaje y la propiedad.
Lady Margaret se quejó.
-¿Crees que eres el primero que se enamora? Cuando yo era niña, amaba a mi primo y me negaba a casarme con tu padre. Mi madre me golpeó hasta que accedí -lo miró con el entrecejo fruncido-. Y tenía razón. Tu padre me dio dos hijos, y mi primo dilapidó su fortuna.
-_______ no dilapidará mi fortuna.
¡Tampoco la incrementará! -lady Margaret trató de calmarse-. ¿Qué te sucede? Kit se va a casar con una niña regordeta, mientras que tú te vas a casar con una de las grandes bellezas de Inglaterra. Lettice es mucho más hermosa que esa Montgomery.
-¿Qué me importan la belleza y el dinero? Lettice tiene un corazón de piedra. Se casa conmigo sólo por mi parentesco con el trono. Que busque a otro que soporte su falta de calidez y sólo vea la perfección de su rostro.
-¿Estás hablando de romper tu compromiso? -lady Margaret estaba horrorizada.
-¿Cómo puedo casarme con una mujer cuando mi corazón pertenece a otra?
Lady Margaret se rió, burlona.
-No te crié para que fueras un tonto. Deja a la Montgomery para después de tu casamiento. Conviértela en doncella de tu esposa. Creo que a Lettice no le importará que la atiendas todas las noches. Dale un niño y luego te vas con la otra. Era un arreglo que tenía con mi segundo esposo, y a mí no me molestaba. A pesar de que a ella le dio tres hijos y a mí sólo uno, que murió -agregó con amargura.
Joseph se alejó de su madre.
-No creo que _______ estuviera de acuerdo con algo así. No creo que en su país se hagan esas cosas.
-¿Su país? ¿Cuál es su país? Lanconia no. ¿De dónde saca sus juegos y entretenimientos? ¿De dónde provienen esos extraños instrumentos que tiene? Suma con una máquina. Tiene pastillas que son mágicas. ¿Viene del infierno? ¿Quieres vivir con alguien que pertenece al demonio?
-No es una bruja. Viene de... -se interrumpió y miró a su madre. No podía decirle la verdad sobre _______. Esta había hecho un comentario sobre el amor con que la trataban en la casa por haberle salvado la vida a Kit, pero que eso se olvidaría pronto.
Lady Margaret miró a su hijo.
-¿Te has vendido a ella? ¿Crees cualquier historia que te cuenta? Es una mentirosa y... -vaciló-. Se entromete demasiado. Te hace dibujar casas como un artesano. Hace que la niña que se va a casar con Kit se vista como una campesina. Saca a los niños de la guardería. Enseña a leer y a escribir a los hijos de los sirvientes, como si eso fuera necesario. Ella...
-Pero tú has alentado todo eso -agregó Joseph, sorprendido-. Yo fui el único que pidió precaución cuando ella llegó. Tú tomaste la pastilla que te ofreció.
-Si, lo hice. Al principio, me entretenía mucho. Y ahora me divertiría si mi hijo más joven no se hubiera enamorado de ella. -Lady Margaret se serenó y le puso la mano en el brazo-. Ama a Dios, ama a tus hijos, pero no le entregues tu amor a una mentirosa. ¿Qué desea de ti? ¿Qué desea de todos nosotros? Escúchame, Joseph; cuídate de ella. Está cambiando muchas cosas en nuestra familia. Algo quiere.
-No -replicó Joseph con suavidad-. Sólo desea ayudar. La han enviado...
-¿Enviado? ¿Quién la ha enviado? ¿Quién? ¿Qué puede ganar? -Lady Margaret abrió desmesuradamente los ojos-. Kit dijo que alguien trató de arrastrarlo al fondo cuando casi se ahoga. ¿No sería ella la que planeó que lo ahogaran para luego salvarlo?
Con un truco así podría obtener mucho de nuestra familia. O quizá quería que muriera. Si Kit hubiera muerto, tú serías conde y te tendría en un puño.
-No, no, no -respondió Joseph-. Ella no es así. Ni siquiera sabía lo de Kit, porque le mentí sobre la puerta de Bellwood.
El rostro de lady Margaret reflejaba su confusión ante sus palabras.
-¿Qué sabes de ella?
-Nada. No sé nada malo de ella. Debes creerme, sólo desea el bien para nosotros. No tiene intenciones malignas.
-¿Entonces por qué desea evitar tu casamiento?
-No lo desea -Joseph se volvió. Cuando conoció a _______, ella le había dicho muchas cosas malas sobre Lettice, pero luego se había callado. Advirtió que las palabras de su madre lo estaban haciendo dudar sobre _______.
Lady Margaret se puso frente a su hijo.
-¿Te ama?
-Sí.
-Entonces deseará lo mejor para ti. Y Lettice Culpin es lo mejor. _______ Montgomery tiene que entender que no tiene dote para el casamiento. Mintió al decir que tenía un tío que era rey, por eso dudo que tenga algún familiar que valga la pena. ¿Quién es? ¿La hija de un artesano?
-Su padre enseña.
-Ah -exclamó lady Margaret-. Por fin la verdad. ¿Qué puede ofrecerle a la familia Stafford? No tiene nada -le puso la mano en el brazo-. No te pido que la eches. Puede quedarse en esta casa contigo, o irse contigo y con tu esposa. Ten hijos con ella. Amarla. Haz lo que quieras con ella -su expresión volvió a hacerse adusta-. Pero no puedes convertirla en tu esposa. ¿Me comprendes? Los Stafford no se casan con las hijas pobres de los maestros.
-Lo he comprendido muy bien, señora -respondió Joseph con expresión de enojo-. Yo, más que ninguno, siento el peso del nombre de mi familia sobre mis hombros. Cumpliré con mi deber y me casaré con la hermosa e insensible Lettice.
-Bien -contestó lady Margaret, y bajó la voz-. Odiaría que le sucediera algo a _______ Montgomery. Me gusta.
Joseph miró a su madre un momento y luego se retiró de la habitación. Se dirigió hacia su dormitorio y una vez allí, solo, se apoyó contra la puerta y cerró los ojos. Las palabras de su madre habían sido lo suficientemente claras: cumple con tu deber y cásate con Lettice Culpin o a _______ le sucederá “algo”. Aunque pensara en la mejor forma de decírselo, sabía cómo reaccionaría _______ ante su casamiento con otra mujer. No se quedaría en su casa como doncella de su esposa.
Perder a _______ y ganar a Lettice, pensó. Cambiar la mirada amorosa de _______ por la fría y calculadora de Lettice. La primera vez que vio a ésta, quedó cautivado por su belleza. Ojos oscuros, cabello oscuro, labios atractivos. Pero Joseph había tratado lo suficiente con mujeres hermosas como para ver más allá de su belleza. Lettice recorrió la casa de los Stafford observando los recipientes de oro, sumándolos, calculando cuánto oro y plata poseían.
Joseph había tratado de seducirla, pero había fracasado; y no porque Lettice no lo deseara, sino porque no estaba interesada. Besarla era como besar un trozo de mármol tibio.
Deber, pensó. Su deber era casarse con una mujer que tenía más dinero, de sangre más azul.
-_______ -murmuró, y cerró los ojos.
Esa noche debía decírselo, pensó. Esa noche tenía que comunicarle a _______ su inminente casamiento. No podía postergarlo más.
NO LAS ABANDONO COMO REXONA XD LOL
La siguiente fue la semana más feliz de la vida de _______. Todos en la casa de los Stafford estaban complacidos con ella, y al parecer todo cuanto hacia estaba bien. Pensó que eso se terminaría a la semana, pero pensaba disfrutarlo mientras durara.
Pasaba cada minuto que podía con Joseph. Él deseaba saber todo sobre su mundo del siglo veinte y nunca se cansaba de hacer preguntas. Le costaba creer lo que le contaba sobre los automóviles, y sobre los aviones no le creía nada. Inspeccionó todo lo que había en su bolso. En el fondo había dos bolsitas de té, y _______ le preparó una taza de té con leche. Al igual que había hecho la primera vez que probó el helado, la besó ruidosamente, complacido por el gusto.
Como agradecimiento por haberle contado tantas cosas sobre el siglo veinte, le habló de su vida. Le enseñó bailes, un día la llevó a observar la caza con halcón y se rió cuando _______ se negó a que el adorable pájaro se posara en su brazo. Le mostró halcones a los que alimentaban sólo con pan blanco durante días para limpiar la carroña de sus buches antes de matarlos y comérselos.
Discutieron sobre la educación de las “clases bajas”. Y eso condujo a una disputa sobre la igualdad. Joseph le dijo que su América parecía violenta y solitaria, y _______ pensó que quizás hubiera sido mejor no contarle tanto.
Le hizo cientos de preguntas sobre el futuro inmediato de Inglaterra y en especial sobre la reina Isabel. _______ deseaba recordar más para contarle. Parecía fascinado con la idea del mar y la exploración del país de ella.
-Pero tú estarás aquí, casado con Lettice. No puedes ir a ninguna parte... si vives. Si no te ejecutan.
Joseph no la escuchaba cuando le hablaba de su ejecución. Tenía la creencia de que era invencible, de que nada podía herirlo.
-No formaré un ejército para proteger mis tierras en Gales, porque no son mías, sino de Kit; y como él está vivo, mi futuro no se cumplirá.
_______ no podía rebatirlo. Cuando le preguntó quién creía que había tratado de matar a Kit, sólo se encogió de hombros y respondió que algún rufián. _______ aún no podía acostumbrarse a la idea de una tierra donde no hubiera un gobierno federal, ni fuerza policial. Los nobles, además de tener todo el dinero, tenían también todo el poder. Juzgaban las disputas, ahorcaban a quien querían y respondían sólo ante la reina. Si los campesinos tenían una buena familia que los gobernara, eran afortunados; aunque no todos tenían esa suerte.
Un día, _______ le pidió a Joseph que la llevara a ver una ciudad. Él le advirtió que no le agradaría, pero que la llevaría.
Tenía razón. La paz y la relativa limpieza de la casa de los Stafford no la habían preparado para la suciedad de una ciudad medieval. Ocho de los hombres de Joseph los acompañaron para protegerlos. Mientras cabalgaban, _______ miraba cada sombra detrás de los árboles. Ser atacado por un bandido en una novela romántica era una cosa, pero en la realidad dudaba que los bandidos reales fueran algo más que criminales.
La ciudad estaba más sucia de lo que _______ podía imaginar. La gente vertía los desperdicios de la cocina y los excrementos en las calles. Vio adultos que estaba segura de que nunca se habían bañado. En un extremo de un puente que cruzaba un pequeño río, había altas picas con cabezas humanas en lo alto.
Trató de mirar todo, de ver lo bueno. Trató de memorizar cómo eran las casas, las calles, los carros. Si regresaba a su época, deseaba contarle a su padre lo que había visto. Pero parecía ver sólo lo malo. Las casas estaban tan juntas que las mujeres se pasaban las cosas por las ventanas. La gente gritaba, los animales chillaban, alguien golpeaba un metal con un martillo. Niños sucios y enfermos corrían hacia ellos, tocándoles las piernas y pidiéndoles. Los hombres de Joseph los apartaban a patadas, y _______, en lugar de sentir lástima, sentía rechazo cuando la tocaban. Cuando Joseph se volvió y le vio el rostro pálido, ordenó a sus hombres que regresaran a casa.
Al llegar otra vez al aire libre, _______ pudo respirar; Joseph ordenó que se detuvieran y extendieran manteles debajo de los árboles y sacaran la comida. Joseph le dio una copa de vino fuerte. Con las manos temblorosas, _______ la tomó y bebió un buen trago.
-Nuestro mundo no es como el tuyo -le comentó Joseph. Durante los días anteriores le había preguntado sobre cada aspecto de la sociedad moderna, y sus preguntas habían incluido los baños y los sistemas de alcantarillado.
-Cierto respondió _______, tratando de no recordar el aspecto y los olores de la ciudad. En América había muchos que no tenían hogar, pero no vivían como esta gente. Por supuesto que había visto algunas personas bien vestidas en la ciudad, pero eso no alejaba el hedor-. Cierto, una ciudad moderna no es así.
Se acomodó a su lado mientras ella se sentaba y bebía del vino.
-¿Deseas quedarte en mi época?
Lo miró, y entre ellos estaban las imágenes de lo que _______ había visto. Si se quedaba con Joseph, esa ciudad sería parte de su vida. Cada vez que dejara la seguridad de la casa de los Stafford, vería cabezas en lo alto de las picas y calles llenas de excrementos.
-Sí -le respondió, mirándolo a los ojos-. Si pudiera, me quedaría.
Él le tomó la mano y se la besó.
-Pero haría que las parteras se lavaran las manos.
-¿Parteras? ¿Entonces piensas tener mis hijos?
El sólo pensar en criar un niño sin médicos ni hospitales la aterrorizaba, pero no se lo dijo.
-Por lo menos una docena.
_______ tenía la manga demasiado ajustada para que se la subiera, pero sentía sus labios tibios a través de la ropa.
-¿Cuándo comenzaremos a encargarlos? Deseo tener más hijos.
Ella cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.
-¿Más? - de pronto recordó algo que Joseph le había dicho. Un hijo. Le había dicho que no tenía hijos, pero tenía uno. ¿Qué le había dicho exactamente?
Apartó el brazo.
-Joseph, ¿tienes un hijo?
-Sí, uno pequeño. Pero no tienes por qué preocuparte, hace mucho que eché a la madre.
_______ se concentró. ¿Qué había dicho Joseph? “Tenía un hijo, pero murió en una caída una semana después que mi hermano.”
-Tenemos que regresar.
-Pero primero comeremos.
-No -se puso de pie-. Tenemos que buscar a tu hijo. Dijiste que murió una semana después de que Kit se ahogara. Mañana se cumplirá una semana. Tenemos que encontrarlo ya.
Joseph no vaciló. Dejó a un hombre para que recogiera la comida, mientras él, los otros siete y _______ corrían hacia la casa de los Stafford. Saltaron de sus caballos en la puerta de entrada. _______ se levantó las faldas y corrió detrás de Joseph.
La llevó al tercer piso, donde nunca antes había estado, y abrió una puerta. Lo que _______ vio la horrorizó más que cualquiera de las cosas que ya había visto del siglo dieciséis. Un niño pequeño, de apenas más de un año, estaba envuelto desde el cuello hasta los pies con vendas de lino ajustadas y colgaba de una clavija en la pared. Tenía los brazos y las piernas envueltos como una momia. Las vendas de abajo estaban sucias y no habían sido cambiadas. Debajo de él, en el suelo había una cuba de madera para recoger la orina.
_______ no se podía mover mientras miraba horrorizada al niño, que tenía los ojos medio cerrados.
-El niño está bien -le explicó Joseph-. No ha sufrido ningún daño.
-¿Ningún daño? -exclamó _______. Si en el siglo veinte un niño fuera tratado así, se lo quitarían a sus padres y los llevarían a juicio, pero Joseph afirmaba que el niño estaba bien-. Bájalo.
-¿Bajarlo? Pero está seguro. No hay razón para...
-¡Abajo!
Con una mirada de resignación, Joseph agarró al niño de los hombros y, manteniéndolo alejado de su cuerpo para que chorreara sobre el piso y no sobre su padre, se volvió hacia _______.
-¿Y qué hago con él?
-Lo vamos a bañar y a vestir como es debido. ¿Camina? ¿Habla?
Joseph estaba sorprendido.
-¿Cómo voy a saber eso?
_______ pestañeó. Había algo más que tiempo entre sus mundos. Le costó un poco, pero logró que le trajeran una cuba grande de madera y agua caliente a la habitación. Joseph gruñó, protestó y maldijo, pero desenvolvió a su sucio y maloliente hijo y lo metió en el agua tibia. El pobre niño tenía la piel irritada de los pañales de la cintura para abajo. _______ utilizó su suave jabón para lavarlo.
En un determinado momento entró la niñera y se disgustó mucho, diciendo que _______ iba a matar al niño. Al principio, Joseph no quiso entrometerse, probablemente porque estaba de acuerdo con la niñera; pero _______ lo miró, y él le pidió a la mujer que se fuera.
El agua caliente reanimó al niño, y _______ pensó que las vendas estaban tan ajustadas que el niño se encontraba en un estado de embotamiento. Se lo comentó a Joseph.
-Así se está callado. Si se aflojan los pañales, llorará más fuerte.
-Que te envuelvan a ti en pañales como esos, te cuelguen de una clavija y vamos a ver si no gritas fuerte.
-Un niño no tiene juicio -estaba desconcertado por las acciones e ideas de _______.
-Tiene el mismo cerebro ahora con el que irá a Yale.
-¿Yale?
-No importa. ¿Se han inventado ya los alfileres?
_______ tuvo que improvisar unos pañales. Joseph protestó cuando _______ utilizó un broche de diamantes y otro de esmeraldas para sujetarlos. Ojalá hubiera tenido un poco de pomada para curarle el sarpullido
Cuando por fin estuvo limpio, seco y entalcado (gracias a otra muestra de hotel que llevaba en su bolso), se lo dio a su padre. Joseph parecía horrorizado y sorprendido a mismo tiempo, pero tomó al niño y, después de un momento, hasta le sonrió. El niño también le sonrió.
-¿Cómo se llama? -preguntó _______.
-James.
_______ tomó al niño. Ya era un niño muy atractivo, con el cabello oscuro y ojos celestes como su padre.
-Veamos si puedes caminar. -Puso al niño en el suelo, y éste, después de algunos tropiezos, caminó hacia los brazos extendidos.
Joseph permaneció con ella durante una hora mientras jugaba con el niño, y cuando lo fue a acostar, descubrió algo más sobre los cuidados de los niños isabelinos. La cama de James tenía un agujero en el medio, al niño le ataban el pubis sobre aquel agujero y colocaban un balde debajo de él.
Joseph la miró sorprendido cuando pidió que le dieran al niño un colchón adecuado. La niñera se quejó, y _______ comprendió por qué. Si el niño no tenía calzoncillos de goma, a la mañana siguiente el colchón estaría sucio, ¿y cómo iban a limpiar las plumas de ganso? Resolvió el problema colocando un paño impermeable sobre el colchón. La niñera hizo lo que _______ ordenó, pero se estaba quejando cuando ella y Joseph se fueron.
Joseph se reía al salir de la habitación.
-Ven y cena conmigo. Celebraremos la limpieza de mi hijo -le tomó de la mano y la pasó por su brazo.
Joseph se reclinó en el banco y observó cómo _______ jugaba con su hijo. El sol brillaba, el aire estaba perfumado con el aroma de las rosas y para Joseph todo era perfecto en el mundo. Habían transcurrido tres días desde que bajó al niño de la clavija y le quitó las vendas, y durante esos tres días el niño había disfrutado mucho con ellos. Joseph estaba sorprendido por lo bien que se había adaptado _______ en el poco tiempo que había estado con la familia Stafford. Todas las mañanas temprano “ensayaba” con la pequeña y regordeta heredera, y el día anterior habían representado una ridícula obra, llevando ridículos trajes campesinos. Cantaron una canción que decía “Viajando, cantando una canción...” y luego contaron chistes que lindaban con la blasfemia.
Durante toda la obra, Joseph no quiso reírse, porque sabía que ella había hecho este trabajo para Kit. Incluso se lo había contado a Joseph. El resto de la familia se había reído mucho con la obra, pero Joseph se negó a hacerlo.
(Más tarde, cuando estuvieron solos, _______ se rió de él y lo acusó de estar celoso. ¿Celoso? ¿Joseph Stafford celoso? Podía tener cualquier mujer que deseara; entonces, ¿por qué iba a estar celoso? Ella había sonreído con tanta astucia que, para detenerla, la abrazó y la besó hasta que no pudiera pensar en otro hombre.
Ahora, recostado contra la pared del jardín y observándola mientras le lanzaba una pelota a su hijo, se sentía en paz. ¿Era esto el amor?, se preguntó. ¿Era esto el amor sobre el que cantaban los trovadores? ¿Cómo podía enamorarse de una mujer con la que no se había acostado? Una vez pensó que se había enamorado de una muchacha medio gitana que le había hecho cosas espléndidas a su cuerpo. Pero con _______ todo lo que había hecho era hablar... y reír.
Ella le había insistido tanto sobre los diseños que encontró mientras hurgaba en sus pertenencias, que comenzó a realizar nuevos dibujos. Kit le había dicho que la construcción en Thornwyck podía comenzar en la primavera.
Conversaban, cantaban, cabalgaban, caminaban. Le contaba cosas sobre sí mismo que jamás le había contado a nadie.
Dos días atrás, un pintor de retratos había venido a la casa y Joseph le había encargado que pintara un óleo en miniatura de _______. No tardaría mucho en terminarlo.
Contemplándola, comenzaba a preguntarse si podría vivir sin ella. De tanto en tanto, hablaba de su partida. Hablaba de lo que él debía hacer cuando ella se hubiera ido. Hablaba de la limpieza hasta que él no podía aguantar más, pero ella continuaba diciendo que la limpieza era de suma importancia.
Cuando se fuera... No podía soportar la idea de no estar con ella. Durante el día, muchas veces pensaba que debía decírselo. Ella le había explicado que en su época los hombres y las mujeres eran compañeros y compartían ideas y pensamientos. Sabia que el último esposo de su madre le había pedido a menudo su opinión a lady Margaret, pero no recordaba que su padrastro dijera:
“¿Cómo has pasado el día?”
Y también estaba el niño. El niño era una molestia, por supuesto; pero había veces que disfrutaba con sus sonrisas. Lo miraba como si su padre fuera un dios. El día anterior Joseph lo había llevado en la silla de montar delante de él, y las risas del niño lo habían hecho sonreír.
_______ se rió por algo que hizo el niño, y Joseph regresó al presente. El sol brillaba en su cabello, y el sol parecía salir cuando ella estaba cerca. Deseaba tocarla, tenerla, hacerle el amor; pero la amenaza de su desaparición le impedía acostarse con ella. La besaba cada vez que podía, tocaba cada parte de su cuerpo que podía alcanzar. Durante el anochecer estaban juntos en algún rincón desierto observando las estrellas a través de una ventana abierta. La tocaba, la abrazaba, pero nada más. La posibilidad de que se desvaneciera era demasiado grande como para arriesgarse.
Un niño se acercó para decirle a Joseph que lady Margaret deseaba verlo; entonces, con desgana, dejó el jardín y a _______ y se dirigió a la casa.
Su madre lo esperaba en su gabinete privado.
-¿Ya se lo has dicho? -le preguntó lady Margaret con tono adusto.
Joseph no necesitaba que le aclarara a qué se refería.
-No, no se lo he dicho.
-Joseph, esto ha ido demasiado lejos. He sido indulgente con ella porque le salvó la vida a Kit, pero tu comportamiento... -se interrumpió, pues no había necesidad de decir nada más.
Joseph se dirigió a la ventana, la abrió y miró hacia el jardín. Abajo estaba _______.
-Pasaría mi vida con _______ Montgomery -dijo con suavidad.
Lady Margaret cerró la ventana de un golpe y miró a su hijo. Tenía una mirada que podía atravesar a un hombre.
-No puedes. La dote de Lettice Culpin está aceptada y parte de ella ya se ha gastado en comprar ovejas. Tiene tierras y un buen nombre. Tus hijos estarán emparentados con el trono. No puedes desperdiciar eso por esta mujer que no es nada.
-Lo es todo para mí.
Lady Margaret lo volvió a mirar.
-Ella no es nada. Hace dos días el enviado regresó de Lanconia. No hay un rey Montgomery. Esta _______ Montgomery no es más que una charlatana...
-No sigas -le dijo Joseph, interrumpiéndola. Nunca creí que tuviera sangre real, pero para mí se ha convertido en algo más importante que el linaje y la propiedad.
Lady Margaret se quejó.
-¿Crees que eres el primero que se enamora? Cuando yo era niña, amaba a mi primo y me negaba a casarme con tu padre. Mi madre me golpeó hasta que accedí -lo miró con el entrecejo fruncido-. Y tenía razón. Tu padre me dio dos hijos, y mi primo dilapidó su fortuna.
-_______ no dilapidará mi fortuna.
¡Tampoco la incrementará! -lady Margaret trató de calmarse-. ¿Qué te sucede? Kit se va a casar con una niña regordeta, mientras que tú te vas a casar con una de las grandes bellezas de Inglaterra. Lettice es mucho más hermosa que esa Montgomery.
-¿Qué me importan la belleza y el dinero? Lettice tiene un corazón de piedra. Se casa conmigo sólo por mi parentesco con el trono. Que busque a otro que soporte su falta de calidez y sólo vea la perfección de su rostro.
-¿Estás hablando de romper tu compromiso? -lady Margaret estaba horrorizada.
-¿Cómo puedo casarme con una mujer cuando mi corazón pertenece a otra?
Lady Margaret se rió, burlona.
-No te crié para que fueras un tonto. Deja a la Montgomery para después de tu casamiento. Conviértela en doncella de tu esposa. Creo que a Lettice no le importará que la atiendas todas las noches. Dale un niño y luego te vas con la otra. Era un arreglo que tenía con mi segundo esposo, y a mí no me molestaba. A pesar de que a ella le dio tres hijos y a mí sólo uno, que murió -agregó con amargura.
Joseph se alejó de su madre.
-No creo que _______ estuviera de acuerdo con algo así. No creo que en su país se hagan esas cosas.
-¿Su país? ¿Cuál es su país? Lanconia no. ¿De dónde saca sus juegos y entretenimientos? ¿De dónde provienen esos extraños instrumentos que tiene? Suma con una máquina. Tiene pastillas que son mágicas. ¿Viene del infierno? ¿Quieres vivir con alguien que pertenece al demonio?
-No es una bruja. Viene de... -se interrumpió y miró a su madre. No podía decirle la verdad sobre _______. Esta había hecho un comentario sobre el amor con que la trataban en la casa por haberle salvado la vida a Kit, pero que eso se olvidaría pronto.
Lady Margaret miró a su hijo.
-¿Te has vendido a ella? ¿Crees cualquier historia que te cuenta? Es una mentirosa y... -vaciló-. Se entromete demasiado. Te hace dibujar casas como un artesano. Hace que la niña que se va a casar con Kit se vista como una campesina. Saca a los niños de la guardería. Enseña a leer y a escribir a los hijos de los sirvientes, como si eso fuera necesario. Ella...
-Pero tú has alentado todo eso -agregó Joseph, sorprendido-. Yo fui el único que pidió precaución cuando ella llegó. Tú tomaste la pastilla que te ofreció.
-Si, lo hice. Al principio, me entretenía mucho. Y ahora me divertiría si mi hijo más joven no se hubiera enamorado de ella. -Lady Margaret se serenó y le puso la mano en el brazo-. Ama a Dios, ama a tus hijos, pero no le entregues tu amor a una mentirosa. ¿Qué desea de ti? ¿Qué desea de todos nosotros? Escúchame, Joseph; cuídate de ella. Está cambiando muchas cosas en nuestra familia. Algo quiere.
-No -replicó Joseph con suavidad-. Sólo desea ayudar. La han enviado...
-¿Enviado? ¿Quién la ha enviado? ¿Quién? ¿Qué puede ganar? -Lady Margaret abrió desmesuradamente los ojos-. Kit dijo que alguien trató de arrastrarlo al fondo cuando casi se ahoga. ¿No sería ella la que planeó que lo ahogaran para luego salvarlo?
Con un truco así podría obtener mucho de nuestra familia. O quizá quería que muriera. Si Kit hubiera muerto, tú serías conde y te tendría en un puño.
-No, no, no -respondió Joseph-. Ella no es así. Ni siquiera sabía lo de Kit, porque le mentí sobre la puerta de Bellwood.
El rostro de lady Margaret reflejaba su confusión ante sus palabras.
-¿Qué sabes de ella?
-Nada. No sé nada malo de ella. Debes creerme, sólo desea el bien para nosotros. No tiene intenciones malignas.
-¿Entonces por qué desea evitar tu casamiento?
-No lo desea -Joseph se volvió. Cuando conoció a _______, ella le había dicho muchas cosas malas sobre Lettice, pero luego se había callado. Advirtió que las palabras de su madre lo estaban haciendo dudar sobre _______.
Lady Margaret se puso frente a su hijo.
-¿Te ama?
-Sí.
-Entonces deseará lo mejor para ti. Y Lettice Culpin es lo mejor. _______ Montgomery tiene que entender que no tiene dote para el casamiento. Mintió al decir que tenía un tío que era rey, por eso dudo que tenga algún familiar que valga la pena. ¿Quién es? ¿La hija de un artesano?
-Su padre enseña.
-Ah -exclamó lady Margaret-. Por fin la verdad. ¿Qué puede ofrecerle a la familia Stafford? No tiene nada -le puso la mano en el brazo-. No te pido que la eches. Puede quedarse en esta casa contigo, o irse contigo y con tu esposa. Ten hijos con ella. Amarla. Haz lo que quieras con ella -su expresión volvió a hacerse adusta-. Pero no puedes convertirla en tu esposa. ¿Me comprendes? Los Stafford no se casan con las hijas pobres de los maestros.
-Lo he comprendido muy bien, señora -respondió Joseph con expresión de enojo-. Yo, más que ninguno, siento el peso del nombre de mi familia sobre mis hombros. Cumpliré con mi deber y me casaré con la hermosa e insensible Lettice.
-Bien -contestó lady Margaret, y bajó la voz-. Odiaría que le sucediera algo a _______ Montgomery. Me gusta.
Joseph miró a su madre un momento y luego se retiró de la habitación. Se dirigió hacia su dormitorio y una vez allí, solo, se apoyó contra la puerta y cerró los ojos. Las palabras de su madre habían sido lo suficientemente claras: cumple con tu deber y cásate con Lettice Culpin o a _______ le sucederá “algo”. Aunque pensara en la mejor forma de decírselo, sabía cómo reaccionaría _______ ante su casamiento con otra mujer. No se quedaría en su casa como doncella de su esposa.
Perder a _______ y ganar a Lettice, pensó. Cambiar la mirada amorosa de _______ por la fría y calculadora de Lettice. La primera vez que vio a ésta, quedó cautivado por su belleza. Ojos oscuros, cabello oscuro, labios atractivos. Pero Joseph había tratado lo suficiente con mujeres hermosas como para ver más allá de su belleza. Lettice recorrió la casa de los Stafford observando los recipientes de oro, sumándolos, calculando cuánto oro y plata poseían.
Joseph había tratado de seducirla, pero había fracasado; y no porque Lettice no lo deseara, sino porque no estaba interesada. Besarla era como besar un trozo de mármol tibio.
Deber, pensó. Su deber era casarse con una mujer que tenía más dinero, de sangre más azul.
-_______ -murmuró, y cerró los ojos.
Esa noche debía decírselo, pensó. Esa noche tenía que comunicarle a _______ su inminente casamiento. No podía postergarlo más.
NO LAS ABANDONO COMO REXONA XD LOL
sofiii1
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
Oh no!!!
Estup... Lettice -.- Que crueldad!
Dios! Gracias por subir la novela! Es tan entretenida que te juro, me encanta!
GRACIAS!
Estup... Lettice -.- Que crueldad!
Dios! Gracias por subir la novela! Es tan entretenida que te juro, me encanta!
GRACIAS!
Augustinesg
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
nooo..como es que se va a casar con la lettice esa la odio...ella e sal traidoraaaaa
tienes q seguirlaaaaaaaa
prontoooooooo
tienes q seguirlaaaaaaaa
prontoooooooo
Julieta♥
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
Mierda!! putaa! letice!! :@
SIGUELAAA!!!
SIGUELAAA!!!
jb_fanvanu
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
SEGUILA!!! Grrr no quiero q joe se case con otra 77"
DrippyJoBrosBTR
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
Espero que la continues pronto :)
Augustinesg
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
No puedes casarte con ella -le dijo ________ con bastante calma.
-Mi amor -replicó Joseph, caminando hacia ella con las manos extendidas.
Se encontraban en el centro del laberinto, el lugar al que la había llevado para comunicarle la novedad. Sabía que ________ no conocía el camino de salida, y por lo tanto era menos probable que huyera de él.
-Debo casarme con ella. Es mi deber hacia mi familia.
________ trató de mantener la calma. Recordó que tenía un trabajo que cumplir y que tenía que explicarle a Joseph por qué no podía casarse con Lettice. Pero cuando el hombre al que amaba le decía que iba a casarse con otra, su lógica la abandonaba.
-¿Deber? Sin duda es un gran sacrificio para ti casarte con una hermosura como Lettice. Apostaría a que tienes miedo. Y creo que también me deseas a mí. ¿Es así? ¿Una esposa y una amante? Sólo que yo no puedo ser tu amante, ¿verdad? O quizá sí pueda serlo. Si me acuesto contigo, ¿eso evitaría que te casaras con esa mujer maligna?
Joseph se dirigía hacia ella para abrazarla, pero se detuvo.
-¿Maligna? Lettice es codiciosa, pero ¿maligna?
________ apretó los puños.
-¿Qué sabes tú sobre la maldad? Los hombres sois todos iguales, no importa cuándo hayáis nacido. Todo lo que veis es el exterior de una persona. Si una mujer es hermosa, puede tener el hombre que desee, sin importar lo podrida que esté por dentro.
Joseph bajó las manos; sus ojos reflejaban cólera.
-Si, eso es lo único que me interesa. No me importa el deber, la familia o la mujer que amo. Quitarle la ropa al cuerpo divino de Lettice es lo único que me interesa.
________ sintió como si la hubiera abofeteado. Se volvió para salir del laberinto, pero sabía que no conocía la salida. Se volvió y se sentó en un banco, tapándose la cara con las manos.
-Oh, Dios mío-exclamó.
Joseph se sentó a su lado y la abrazó, mientras ella lloraba contra su pecho.
-Es algo que debo hacer. Está arreglado. Yo no lo deseo, no ahora que te tengo; pero es lo que debo hacer. Si algo le sucede a Kit, yo sería conde, y es mi deber tener un heredero.
-Lettice no puede tener hijos.
Él sacó un pañuelo y se lo entregó.
-¿Qué?
________ se sonó la nariz.
-Lettice no puede tener hijos.
-¿Cómo lo sabes?
-Lettice fue la que provocó tu ejecución. Oh, Joseph, por favor, no te cases con ella. No puedes casarte con ella. Te matará.
-________ se estaba calmando y comenzaba a recordar lo que tenía que decirle.- Te lo iba a contar, pero pensé que teníamos que estar más tiempo juntos. Quería que confiaras más en mí antes de contártelo. Sé cuánto amas a Lettice y...
-¿Amarla? ¿Yo amar a Lettice Culpin? ¿Quién te ha dicho eso?
Tú. Tú me dijiste que esa era una de las principales razones por las que deseabas regresar al siglo dieciséis, porque la amabas mucho.
Se apartó de ella y se puso de pie.
-¿Regresé para amarla?
________ se sonó otra vez la nariz.
-Cuando viniste a mí, hacía cuatro años que estabas casado con ella.
-Se necesitarían más de cuatro años para hacerme amar a esa mujer -replicó Joseph.
-¿Qué?
-Cuéntame más sobre ese amor que sentía por mi esposa.
________ tenía un nudo en la garganta y no podía hablar, pero hizo todo lo posible por explicarle todo lo que él le había dicho. Él le preguntó sobre los últimos días que pasaron juntos. ________ le tomó una de sus grandes manos, mientras respondía.
Por último, Joseph le tomó el mentón y le levantó la cabeza.
-Cuando estuve antes contigo, sabía que debía regresar. Quizá no quería que sufrieras cuando me fuera. Quizá quise evitar que amaras a un hombre que no se iba a quedar.
________ abrió muy grandes los ojos.
-Eso fue lo que dijiste. La última noche que estuvimos juntos, dijiste que no me tocarías, porque sufriría mucho por ti.
Joseph le sonrió y le quitó un mechón de cabello húmedo del rostro.
-No amaría a Lettice aunque viviera mil años con ella.
-Oh, Joseph -lo abrazó y comenzó a besarla. Sabía que harías lo correcto. Sabía que no te casarías con ella. Ahora todo saldrá bien. No te ejecutarán. Lettice no tendrá ninguna razón para tratar de matarte a ti o a Kit. Y Robert Sydney no conspirará con ella, porque Arabella no tendrá un hijo tuyo. Oh, Joseph, sabía que no te casarías con ella.
Él le apartó los brazos, le tomó las manos y la miró a los ojos.
-Me he comprometido a casarme con Lettice y me iré dentro de tres días para el casamiento -cuando ________ quiso retirar las manos, se las sujetó con firmeza-. Mi camino no es el tuyo. Mi época no es la misma que la tuya. No tengo la libertad que tú tienes. No puedo casarme sólo para complacerme.
Se inclinó y le puso los labios en la mejilla.
-Tienes que entenderme. Mi casamiento está arreglado desde hace años y es una buena alianza. Mi esposa aportará propiedades y relaciones a la familia Stafford.
-¿Te ayudarán esas propiedades y relaciones cuando el verdugo te corte la cabeza? -le preguntó con tristeza-. ¿Irás a tu muerte pensando en lo bueno que fue este casamiento?
-Tienes que contármelo todo. Lo que me cuentes me ayudará a evitar una acusación de traición.
________ se zafó y caminó hasta el otro extremo del centro del laberinto.
-Podrías evitar tu ejecución como podrías haber evitado que Kit se ahogara. Si yo no hubiera estado aquí, tu hermano estaría muerto y tu adorada Lettice se casaría con un conde.
Joseph esbozó una sonrisa.
-Si yo fuera el conde, no me casaría con Lettice. Sin duda mi madre me casaría con tu regordeta Lucy.
-Puedes reírte de mi si lo deseas; pero te aseguro que cuando viniste a mí, no te reías. Enfrentarse con un verdugo no hace que una persona se sienta jovial.
Joseph se puso serio.
-No. ¿Me vas a hablar de Lettice? ¿Me vas a contar todo lo que sabes?
________ se sentó en el banco, en el extremo opuesto, lejos de él. No lo miró.
Comenzó lentamente por el principio, contándole lo de los papeles de lady Margaret que se habían encontrado en un agujero de la pared. Le contó cómo él había logrado que lo invitaran a la casa de los Harewood, donde conocieron a Lee y a Arabella.
-Leímos los papeles y estuvimos preguntando todo el fin de semana, pero averiguamos muy poco. Al final, amenazaste con tu espada a Lee y él te dijo que el nombre del traidor era Robert Sydney. Ambos pensamos que regresarías al siglo dieciséis después de eso, pero no fue así. Te quedaste -cerró los ojos un momento-. Pasamos hermosos momentos juntos, pero luego... -el dolor de aquella mañana en la iglesia cuando Joseph desapareció aún estaba vivo-. Hicimos el amor y regresaste. Más tarde averigüé que te habían ejecutado.
Respiró profundamente y prosiguió. Le contó su encuentro con Lee y cómo éste le había hablado de su descubrimiento del relato de lady Margaret sobre lo que había sucedido, la verdad que sólo se conoció después de su muerte.
Le contó cómo Lettice había planeado casarse con un Stafford, tener un heredero y poner al niño en el trono de Inglaterra. Le repitió la creencia de lady Margaret de que Lettice había hecho matar a Kit para casarse con un conde en lugar de con el hermano menor.
-Después de casarte con ella, trató de persuadirte para que te presentaras como aspirante al trono. Deseaba ganarse el respaldo de tanta gente como fuera posible, pero tú te negaste.
-No me gusta la corte. Demasiada gente conspira una contra otra.
________ se volvió y lo miró.
-Te negaste a llevar a Lettice a la corte, entonces trató de matarte. Cuando te conocí, tenias una cicatriz larga y profunda en la pantorrilla, pues un año después de tu casamiento te habías caído de un caballo. Dijiste que alguien había aflojado la cincha de tu silla.
Joseph no habló, entonces ________ continuó. Le explicó que Lettice había comenzado a buscar a alguien para que la ayudara a librarse de él, y había encontrado a Robert Sydney.
-Te odiaba porque te habías acostado con su mujer sobre una mesa y la habías embarazado. Lady Margaret piensa que él mató a Arabella y al niño.
-Pero no embaracé a Arabella -replicó Joseph con suavidad.
-Cuando comenzaste a reunir un ejército para pelear en Gales, a Lettice le resultó fácil que Robert le contara a la reina tu traición. De cualquier manera, la reina Isabel estaba inquieta por María de Escocia, y quizás oyó rumores de que los Stafford estaban pensando en unirse con ella.
________ miró su hermoso rostro, sus brillantes ojos celestes. Extendió la mano y con la palma le tocó la suave y oscura barba.
-Te cortaron la cabeza -murmuró, conteniendo el llanto.
Joseph le besó la mano.
________ la apartó y miró hacia otra lado.
-Después de tu... muerte, Robert Sydney chantajeó a Lettice para que se casara con él. Deseaba poner a su propio hijo en el trono, sólo que la hermosa Lettice, la mujer por cuya causa había muerto un hombre, era estéril. No podía tener hijos.
________ hizo una mueca.
-Lee comentó que todo esto era irónico. Lettice destruyó la familia Stafford por un niño que jamás tendría.
Por un momento, ninguno de los dos habló.
-¿Y mi madre?
-La reina confiscó todo lo que poseían los Stafford, y Robert Sydney la casó con Dickie Harewood.
-¿Harewood? -exclamó Joseph, disgustado.
-Era eso o morir de hambre. La reina le dio un par de tus propiedades a Sydney y luego alguien empujó a tu madre por la escalera y se rompió el cuello.
Se interrumpió ante el asombro de Joseph.
-Después de eso, no hubo más Stafford. Lettice se las había arreglado para hacerlos desaparecer a todos;
Se volvió y lo miró. Su rostro estaba pálido.
Joseph se puso de pie y caminó hacia el seto. Permaneció allí en silencio un momento, pensando en sus palabras antes de regresar hacia ella.
-Lo que me has contado pudo haber sucedido entonces, pero no ahora.
Ella comprendió lo que le decía, que ahora estaría bien casarse con Lettice. La furia comenzó a recorrerle las venas.
-No serás tan tonto de casarte con ella después de lo que te he contado, ¿verdad?
-Pero ahora tu historia no puede suceder. Arabella no espera un hijo mío, así que Robin no tiene motivo para odiarme. Kit está vivo, así que no tengo motivo para reunir un ejército; y si Kit tuviera que reunir un ejército, estate segura de que primero yo le pediría autorización a la reina.
________ se puso de pie.
-Joseph, ¿no comprendes que no conoces el futuro? Cuando estuviste en mi época, los libros decían que habías muerto tres días antes de tu ejecución. Después de tu regreso, hablaban de tu ejecución. La historia es muy fácil de cambiar. Si te casas con Lettice, cuando yo regrese, ¿leeré que a Kit lo mataron de otra manera? ¿Que quizá Lettice encontró otra forma de que te ejecutaran? Quizás encuentre a otro que la ayude. Estoy segura de que hay otros hombres con bellas esposas que te odian.
Joseph sonrió.
-Uno o dos.
-¡Te estás riendo de mí! Te estoy hablando de la vida y la muerte, y tú te ríes de mí.
La abrazó.
-Mi amor, es bueno que te preocupes tanto, y también que me hayas advertido. De ahora en adelante, seré cuidadoso.
Se alejó de él. Su voz y su cuerpo expresaban su enojo.
-Piensas como un hombre -lo acusó-. Crees que ninguna mujer puede hacerte daño, ¿verdad? Te he contado todo y te burlas de mí. ¿Por qué no me guiñas un ojo y me acaricias la cabeza también? ¿Por qué no me dices que regrese a mi bordado y que deje cosas como la vida y la muerte para los hombres, que son capaces de comprenderlas?
--________, por favor -extendió las manos.
-No me toques. Guarda tus caricias para tu adorable Lettice. Dime, ¿es tan hermosa que vale la pena toda la tragedia que provocará? ¿Tu muerte, la de Kit, la de tu madre, el fin de la noble familia Stafford?
Joseph dejó caer los brazos.
-¿No comprendes que no tengo elección? ¿Voy a decirle a mi familia y a los Culpin que debo romper mi compromiso porque una mujer del futuro afirma que mi novia podría matar a todos los Stafford? Me considerarían un necio, y a ti... a ti no te tratarían bien.
-¿Vas a arriesgarlo todo por lo que pueda decir la gente?
Joseph apretó los puños y trató de encontrar la manera de explicarle lo que debía hacer, de manera que pudiera comprenderlo.
-¿En tu época no se hacen contratos de compra y venta? ¿Compras y ventas legales con papeles?
-Por supuesto. Tenemos contratos para todo, incluso contratos matrimoniales; pero los casamientos deben llevarse a cabo por amor, no...
-Nosotros no nos casamos por amor. No podemos. Mira a tu alrededor. ¿Ves la riqueza de esta casa? Estas riquezas provienen de mis antepasados, casados por contrato, no por amor. Mi abuelo se casó con una mujer que era una arpía, pero que tenía tres casas y mucho oro.
-Joseph, comprendo la teoría, pero el casamiento es algo tan... tan íntimo. No es como firmar un contrato de trabajo con alguien. El casamiento tiene que ver con el amor, los niños y un hogar, y con tener seguridad y un amigo.
-Entonces vives en la pobreza con alguien a quien amas. ¿Ese amor te alimenta, te viste, te da calor en el invierno? En el matrimonio hay más de lo que tú dices. No puedes comprenderlo, porque eres pobre.
-Para tu información, no soy pobre. Mi familia es muy rica. Tiene mucho dinero. Pero que tenga dinero no significa que yo no desee amor o que vaya a venderme al mejor postor.
-¿Cómo obtuvo su riqueza tu familia?
-No lo sé. Siempre la hemos tenido. Mi padre dijo que nuestros antepasados se casaron con... -se interrumpió y lo miró.
-¿Tus antepasados se casaron con quién?
-Nada. Era una broma.
-¿Con quién? -preguntó Joseph.
-Mujeres ricas. Dijo que a nuestros antepasados se les daba muy bien casarse con mujeres ricas.
Joseph no dijo nada, sólo permaneció allí observándola.
________ se dirigió hacia él y lo abrazó fuerte.
-Cásate por dinero. Cásate con la mujer más rica del mundo, pero, por favor, no te cases con Lettice. Es mala. Te hará daño, Joseph, os hará daño a todos.
Joseph la separó de él para mirarla a los ojos.
-Lettice Culpin es lo máximo a que puedo aspirar. Soy un hijo menor, sólo un caballero. Tengo sólo lo que Kit me permite. Soy afortunado de que me permita vivir a expensas suyas. Las tierras que Lettice aporte a mi familia nos beneficiarán a todos. ¿Cómo no voy a hacer esto por un hermano que me ha dado tanto?
-Lettice no es lo mejor a lo que puedes aspirar. Les gustas a muchas mujeres. Puedes conseguir a otra. Si tienes que casarte con alguien por dinero, lo buscaremos. Alguien rico, pero no ambicioso como Lettice.
Joseph sonrió.
-Acostarse con una mujer no es lo mismo que una alianza matrimonial. Debes confiar en mí. Lettice es un buen partido para mí. No, no frunzas el entrecejo. ¿No comprendes? Nadie conoce el peligro que ella significa. Ahora que yo lo sé, puedo salvarme y salvar a mi familia.
-¿Vas a comprobar todas las cinchas para ver si las han cortado? ¿Y el veneno en tu comida? ¿Y un alambre cruzado en la escalera? ¿Y si contrata asesinos? ¿Y se te ahoga o provoca un incendio?
-Me complace que te preocupes. Me ayudarás a mantenerme alerta.
-¿Yo? -se alejó de él-. ¿Yo?
-Sí. Puedes quedarte en mi casa. Puedes atender a mi esposa.
________ tardó un momento en reaccionar.
-¿Atender a tu esposa? ¿Te refieres a ayudarla a vestirse, a comprobar que el agua de su baño no esté demasiado caliente? ¿A esa clase de cosas?
-________, mi amor, mi único amor, no será tan malo. Pasaremos mucho tiempo juntos.
-¿Con o sin el permiso de tu esposa?
-________ -le suplicó.
-¿Me puedes pedir esto después de la forma en que hablaste de mi relación con Robert? Por lo menos con él, yo era la única mujer. Pero tú... me estás pidiendo que viva con esa... asesina. ¿Qué voy a hacer durante la noche cuando estés tratando de darle un heredero?
Joseph replicó:
-No puedes pedirme que sea célibe. Dices que no puedes acostarte conmigo por temor a regresar.
-Ah, comprendo, yo debo ser célibe. Pero tú, señor Macho, puedes tener una mujer diferente todas las noches. ¿Qué harás las noches que Lettice te diga que no? ¿Perseguir a las sirvientas por las glorietas?
-No deberías hablarme así -le respondió, enojado.
-Oh, no debería, ¿verdad? Si alguien viaja cuatrocientos años sólo para advertir a otra persona y esa persona no lo escucha por vanidad, entonces ese alguien puede decir lo que le plazca. Adelante, cásate con Lettice. Mata a Kit. Mata a tu madre. Pierde las propiedades que te parecen tan valiosas. ¡Pierde la cabeza!
Gritó las últimas palabras, luego echó a correr por el laberinto, cegada por las lágrimas.
En tres minutos estaba perdida y se quedó allí llorando. Quizás una persona no podía cambiar la historia. Quizás estaba predestinado que Kit muriera y Joseph fuera ejecutado. Quizá la familia Stafford no debía continuar viviendo. Quizá nadie cambiara lo que iba a suceder.
Joseph se le acercó, pero no le habló, y ________ se alegró. Sabia que las palabras no cambiarían lo que cada uno sentía que debía hacer. Lo siguió en silencio hacia la salida del laberinto.
-Mi amor -replicó Joseph, caminando hacia ella con las manos extendidas.
Se encontraban en el centro del laberinto, el lugar al que la había llevado para comunicarle la novedad. Sabía que ________ no conocía el camino de salida, y por lo tanto era menos probable que huyera de él.
-Debo casarme con ella. Es mi deber hacia mi familia.
________ trató de mantener la calma. Recordó que tenía un trabajo que cumplir y que tenía que explicarle a Joseph por qué no podía casarse con Lettice. Pero cuando el hombre al que amaba le decía que iba a casarse con otra, su lógica la abandonaba.
-¿Deber? Sin duda es un gran sacrificio para ti casarte con una hermosura como Lettice. Apostaría a que tienes miedo. Y creo que también me deseas a mí. ¿Es así? ¿Una esposa y una amante? Sólo que yo no puedo ser tu amante, ¿verdad? O quizá sí pueda serlo. Si me acuesto contigo, ¿eso evitaría que te casaras con esa mujer maligna?
Joseph se dirigía hacia ella para abrazarla, pero se detuvo.
-¿Maligna? Lettice es codiciosa, pero ¿maligna?
________ apretó los puños.
-¿Qué sabes tú sobre la maldad? Los hombres sois todos iguales, no importa cuándo hayáis nacido. Todo lo que veis es el exterior de una persona. Si una mujer es hermosa, puede tener el hombre que desee, sin importar lo podrida que esté por dentro.
Joseph bajó las manos; sus ojos reflejaban cólera.
-Si, eso es lo único que me interesa. No me importa el deber, la familia o la mujer que amo. Quitarle la ropa al cuerpo divino de Lettice es lo único que me interesa.
________ sintió como si la hubiera abofeteado. Se volvió para salir del laberinto, pero sabía que no conocía la salida. Se volvió y se sentó en un banco, tapándose la cara con las manos.
-Oh, Dios mío-exclamó.
Joseph se sentó a su lado y la abrazó, mientras ella lloraba contra su pecho.
-Es algo que debo hacer. Está arreglado. Yo no lo deseo, no ahora que te tengo; pero es lo que debo hacer. Si algo le sucede a Kit, yo sería conde, y es mi deber tener un heredero.
-Lettice no puede tener hijos.
Él sacó un pañuelo y se lo entregó.
-¿Qué?
________ se sonó la nariz.
-Lettice no puede tener hijos.
-¿Cómo lo sabes?
-Lettice fue la que provocó tu ejecución. Oh, Joseph, por favor, no te cases con ella. No puedes casarte con ella. Te matará.
-________ se estaba calmando y comenzaba a recordar lo que tenía que decirle.- Te lo iba a contar, pero pensé que teníamos que estar más tiempo juntos. Quería que confiaras más en mí antes de contártelo. Sé cuánto amas a Lettice y...
-¿Amarla? ¿Yo amar a Lettice Culpin? ¿Quién te ha dicho eso?
Tú. Tú me dijiste que esa era una de las principales razones por las que deseabas regresar al siglo dieciséis, porque la amabas mucho.
Se apartó de ella y se puso de pie.
-¿Regresé para amarla?
________ se sonó otra vez la nariz.
-Cuando viniste a mí, hacía cuatro años que estabas casado con ella.
-Se necesitarían más de cuatro años para hacerme amar a esa mujer -replicó Joseph.
-¿Qué?
-Cuéntame más sobre ese amor que sentía por mi esposa.
________ tenía un nudo en la garganta y no podía hablar, pero hizo todo lo posible por explicarle todo lo que él le había dicho. Él le preguntó sobre los últimos días que pasaron juntos. ________ le tomó una de sus grandes manos, mientras respondía.
Por último, Joseph le tomó el mentón y le levantó la cabeza.
-Cuando estuve antes contigo, sabía que debía regresar. Quizá no quería que sufrieras cuando me fuera. Quizá quise evitar que amaras a un hombre que no se iba a quedar.
________ abrió muy grandes los ojos.
-Eso fue lo que dijiste. La última noche que estuvimos juntos, dijiste que no me tocarías, porque sufriría mucho por ti.
Joseph le sonrió y le quitó un mechón de cabello húmedo del rostro.
-No amaría a Lettice aunque viviera mil años con ella.
-Oh, Joseph -lo abrazó y comenzó a besarla. Sabía que harías lo correcto. Sabía que no te casarías con ella. Ahora todo saldrá bien. No te ejecutarán. Lettice no tendrá ninguna razón para tratar de matarte a ti o a Kit. Y Robert Sydney no conspirará con ella, porque Arabella no tendrá un hijo tuyo. Oh, Joseph, sabía que no te casarías con ella.
Él le apartó los brazos, le tomó las manos y la miró a los ojos.
-Me he comprometido a casarme con Lettice y me iré dentro de tres días para el casamiento -cuando ________ quiso retirar las manos, se las sujetó con firmeza-. Mi camino no es el tuyo. Mi época no es la misma que la tuya. No tengo la libertad que tú tienes. No puedo casarme sólo para complacerme.
Se inclinó y le puso los labios en la mejilla.
-Tienes que entenderme. Mi casamiento está arreglado desde hace años y es una buena alianza. Mi esposa aportará propiedades y relaciones a la familia Stafford.
-¿Te ayudarán esas propiedades y relaciones cuando el verdugo te corte la cabeza? -le preguntó con tristeza-. ¿Irás a tu muerte pensando en lo bueno que fue este casamiento?
-Tienes que contármelo todo. Lo que me cuentes me ayudará a evitar una acusación de traición.
________ se zafó y caminó hasta el otro extremo del centro del laberinto.
-Podrías evitar tu ejecución como podrías haber evitado que Kit se ahogara. Si yo no hubiera estado aquí, tu hermano estaría muerto y tu adorada Lettice se casaría con un conde.
Joseph esbozó una sonrisa.
-Si yo fuera el conde, no me casaría con Lettice. Sin duda mi madre me casaría con tu regordeta Lucy.
-Puedes reírte de mi si lo deseas; pero te aseguro que cuando viniste a mí, no te reías. Enfrentarse con un verdugo no hace que una persona se sienta jovial.
Joseph se puso serio.
-No. ¿Me vas a hablar de Lettice? ¿Me vas a contar todo lo que sabes?
________ se sentó en el banco, en el extremo opuesto, lejos de él. No lo miró.
Comenzó lentamente por el principio, contándole lo de los papeles de lady Margaret que se habían encontrado en un agujero de la pared. Le contó cómo él había logrado que lo invitaran a la casa de los Harewood, donde conocieron a Lee y a Arabella.
-Leímos los papeles y estuvimos preguntando todo el fin de semana, pero averiguamos muy poco. Al final, amenazaste con tu espada a Lee y él te dijo que el nombre del traidor era Robert Sydney. Ambos pensamos que regresarías al siglo dieciséis después de eso, pero no fue así. Te quedaste -cerró los ojos un momento-. Pasamos hermosos momentos juntos, pero luego... -el dolor de aquella mañana en la iglesia cuando Joseph desapareció aún estaba vivo-. Hicimos el amor y regresaste. Más tarde averigüé que te habían ejecutado.
Respiró profundamente y prosiguió. Le contó su encuentro con Lee y cómo éste le había hablado de su descubrimiento del relato de lady Margaret sobre lo que había sucedido, la verdad que sólo se conoció después de su muerte.
Le contó cómo Lettice había planeado casarse con un Stafford, tener un heredero y poner al niño en el trono de Inglaterra. Le repitió la creencia de lady Margaret de que Lettice había hecho matar a Kit para casarse con un conde en lugar de con el hermano menor.
-Después de casarte con ella, trató de persuadirte para que te presentaras como aspirante al trono. Deseaba ganarse el respaldo de tanta gente como fuera posible, pero tú te negaste.
-No me gusta la corte. Demasiada gente conspira una contra otra.
________ se volvió y lo miró.
-Te negaste a llevar a Lettice a la corte, entonces trató de matarte. Cuando te conocí, tenias una cicatriz larga y profunda en la pantorrilla, pues un año después de tu casamiento te habías caído de un caballo. Dijiste que alguien había aflojado la cincha de tu silla.
Joseph no habló, entonces ________ continuó. Le explicó que Lettice había comenzado a buscar a alguien para que la ayudara a librarse de él, y había encontrado a Robert Sydney.
-Te odiaba porque te habías acostado con su mujer sobre una mesa y la habías embarazado. Lady Margaret piensa que él mató a Arabella y al niño.
-Pero no embaracé a Arabella -replicó Joseph con suavidad.
-Cuando comenzaste a reunir un ejército para pelear en Gales, a Lettice le resultó fácil que Robert le contara a la reina tu traición. De cualquier manera, la reina Isabel estaba inquieta por María de Escocia, y quizás oyó rumores de que los Stafford estaban pensando en unirse con ella.
________ miró su hermoso rostro, sus brillantes ojos celestes. Extendió la mano y con la palma le tocó la suave y oscura barba.
-Te cortaron la cabeza -murmuró, conteniendo el llanto.
Joseph le besó la mano.
________ la apartó y miró hacia otra lado.
-Después de tu... muerte, Robert Sydney chantajeó a Lettice para que se casara con él. Deseaba poner a su propio hijo en el trono, sólo que la hermosa Lettice, la mujer por cuya causa había muerto un hombre, era estéril. No podía tener hijos.
________ hizo una mueca.
-Lee comentó que todo esto era irónico. Lettice destruyó la familia Stafford por un niño que jamás tendría.
Por un momento, ninguno de los dos habló.
-¿Y mi madre?
-La reina confiscó todo lo que poseían los Stafford, y Robert Sydney la casó con Dickie Harewood.
-¿Harewood? -exclamó Joseph, disgustado.
-Era eso o morir de hambre. La reina le dio un par de tus propiedades a Sydney y luego alguien empujó a tu madre por la escalera y se rompió el cuello.
Se interrumpió ante el asombro de Joseph.
-Después de eso, no hubo más Stafford. Lettice se las había arreglado para hacerlos desaparecer a todos;
Se volvió y lo miró. Su rostro estaba pálido.
Joseph se puso de pie y caminó hacia el seto. Permaneció allí en silencio un momento, pensando en sus palabras antes de regresar hacia ella.
-Lo que me has contado pudo haber sucedido entonces, pero no ahora.
Ella comprendió lo que le decía, que ahora estaría bien casarse con Lettice. La furia comenzó a recorrerle las venas.
-No serás tan tonto de casarte con ella después de lo que te he contado, ¿verdad?
-Pero ahora tu historia no puede suceder. Arabella no espera un hijo mío, así que Robin no tiene motivo para odiarme. Kit está vivo, así que no tengo motivo para reunir un ejército; y si Kit tuviera que reunir un ejército, estate segura de que primero yo le pediría autorización a la reina.
________ se puso de pie.
-Joseph, ¿no comprendes que no conoces el futuro? Cuando estuviste en mi época, los libros decían que habías muerto tres días antes de tu ejecución. Después de tu regreso, hablaban de tu ejecución. La historia es muy fácil de cambiar. Si te casas con Lettice, cuando yo regrese, ¿leeré que a Kit lo mataron de otra manera? ¿Que quizá Lettice encontró otra forma de que te ejecutaran? Quizás encuentre a otro que la ayude. Estoy segura de que hay otros hombres con bellas esposas que te odian.
Joseph sonrió.
-Uno o dos.
-¡Te estás riendo de mí! Te estoy hablando de la vida y la muerte, y tú te ríes de mí.
La abrazó.
-Mi amor, es bueno que te preocupes tanto, y también que me hayas advertido. De ahora en adelante, seré cuidadoso.
Se alejó de él. Su voz y su cuerpo expresaban su enojo.
-Piensas como un hombre -lo acusó-. Crees que ninguna mujer puede hacerte daño, ¿verdad? Te he contado todo y te burlas de mí. ¿Por qué no me guiñas un ojo y me acaricias la cabeza también? ¿Por qué no me dices que regrese a mi bordado y que deje cosas como la vida y la muerte para los hombres, que son capaces de comprenderlas?
--________, por favor -extendió las manos.
-No me toques. Guarda tus caricias para tu adorable Lettice. Dime, ¿es tan hermosa que vale la pena toda la tragedia que provocará? ¿Tu muerte, la de Kit, la de tu madre, el fin de la noble familia Stafford?
Joseph dejó caer los brazos.
-¿No comprendes que no tengo elección? ¿Voy a decirle a mi familia y a los Culpin que debo romper mi compromiso porque una mujer del futuro afirma que mi novia podría matar a todos los Stafford? Me considerarían un necio, y a ti... a ti no te tratarían bien.
-¿Vas a arriesgarlo todo por lo que pueda decir la gente?
Joseph apretó los puños y trató de encontrar la manera de explicarle lo que debía hacer, de manera que pudiera comprenderlo.
-¿En tu época no se hacen contratos de compra y venta? ¿Compras y ventas legales con papeles?
-Por supuesto. Tenemos contratos para todo, incluso contratos matrimoniales; pero los casamientos deben llevarse a cabo por amor, no...
-Nosotros no nos casamos por amor. No podemos. Mira a tu alrededor. ¿Ves la riqueza de esta casa? Estas riquezas provienen de mis antepasados, casados por contrato, no por amor. Mi abuelo se casó con una mujer que era una arpía, pero que tenía tres casas y mucho oro.
-Joseph, comprendo la teoría, pero el casamiento es algo tan... tan íntimo. No es como firmar un contrato de trabajo con alguien. El casamiento tiene que ver con el amor, los niños y un hogar, y con tener seguridad y un amigo.
-Entonces vives en la pobreza con alguien a quien amas. ¿Ese amor te alimenta, te viste, te da calor en el invierno? En el matrimonio hay más de lo que tú dices. No puedes comprenderlo, porque eres pobre.
-Para tu información, no soy pobre. Mi familia es muy rica. Tiene mucho dinero. Pero que tenga dinero no significa que yo no desee amor o que vaya a venderme al mejor postor.
-¿Cómo obtuvo su riqueza tu familia?
-No lo sé. Siempre la hemos tenido. Mi padre dijo que nuestros antepasados se casaron con... -se interrumpió y lo miró.
-¿Tus antepasados se casaron con quién?
-Nada. Era una broma.
-¿Con quién? -preguntó Joseph.
-Mujeres ricas. Dijo que a nuestros antepasados se les daba muy bien casarse con mujeres ricas.
Joseph no dijo nada, sólo permaneció allí observándola.
________ se dirigió hacia él y lo abrazó fuerte.
-Cásate por dinero. Cásate con la mujer más rica del mundo, pero, por favor, no te cases con Lettice. Es mala. Te hará daño, Joseph, os hará daño a todos.
Joseph la separó de él para mirarla a los ojos.
-Lettice Culpin es lo máximo a que puedo aspirar. Soy un hijo menor, sólo un caballero. Tengo sólo lo que Kit me permite. Soy afortunado de que me permita vivir a expensas suyas. Las tierras que Lettice aporte a mi familia nos beneficiarán a todos. ¿Cómo no voy a hacer esto por un hermano que me ha dado tanto?
-Lettice no es lo mejor a lo que puedes aspirar. Les gustas a muchas mujeres. Puedes conseguir a otra. Si tienes que casarte con alguien por dinero, lo buscaremos. Alguien rico, pero no ambicioso como Lettice.
Joseph sonrió.
-Acostarse con una mujer no es lo mismo que una alianza matrimonial. Debes confiar en mí. Lettice es un buen partido para mí. No, no frunzas el entrecejo. ¿No comprendes? Nadie conoce el peligro que ella significa. Ahora que yo lo sé, puedo salvarme y salvar a mi familia.
-¿Vas a comprobar todas las cinchas para ver si las han cortado? ¿Y el veneno en tu comida? ¿Y un alambre cruzado en la escalera? ¿Y si contrata asesinos? ¿Y se te ahoga o provoca un incendio?
-Me complace que te preocupes. Me ayudarás a mantenerme alerta.
-¿Yo? -se alejó de él-. ¿Yo?
-Sí. Puedes quedarte en mi casa. Puedes atender a mi esposa.
________ tardó un momento en reaccionar.
-¿Atender a tu esposa? ¿Te refieres a ayudarla a vestirse, a comprobar que el agua de su baño no esté demasiado caliente? ¿A esa clase de cosas?
-________, mi amor, mi único amor, no será tan malo. Pasaremos mucho tiempo juntos.
-¿Con o sin el permiso de tu esposa?
-________ -le suplicó.
-¿Me puedes pedir esto después de la forma en que hablaste de mi relación con Robert? Por lo menos con él, yo era la única mujer. Pero tú... me estás pidiendo que viva con esa... asesina. ¿Qué voy a hacer durante la noche cuando estés tratando de darle un heredero?
Joseph replicó:
-No puedes pedirme que sea célibe. Dices que no puedes acostarte conmigo por temor a regresar.
-Ah, comprendo, yo debo ser célibe. Pero tú, señor Macho, puedes tener una mujer diferente todas las noches. ¿Qué harás las noches que Lettice te diga que no? ¿Perseguir a las sirvientas por las glorietas?
-No deberías hablarme así -le respondió, enojado.
-Oh, no debería, ¿verdad? Si alguien viaja cuatrocientos años sólo para advertir a otra persona y esa persona no lo escucha por vanidad, entonces ese alguien puede decir lo que le plazca. Adelante, cásate con Lettice. Mata a Kit. Mata a tu madre. Pierde las propiedades que te parecen tan valiosas. ¡Pierde la cabeza!
Gritó las últimas palabras, luego echó a correr por el laberinto, cegada por las lágrimas.
En tres minutos estaba perdida y se quedó allí llorando. Quizás una persona no podía cambiar la historia. Quizás estaba predestinado que Kit muriera y Joseph fuera ejecutado. Quizá la familia Stafford no debía continuar viviendo. Quizá nadie cambiara lo que iba a suceder.
Joseph se le acercó, pero no le habló, y ________ se alegró. Sabia que las palabras no cambiarían lo que cada uno sentía que debía hacer. Lo siguió en silencio hacia la salida del laberinto.
sofiii1
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
ese joseph es un necio
perolo amooooo
perooo lo mejor es q la rayis regrese ya...solo esta sufriendo alla
siguelaprontoplisssssssssssssssssssssss
perolo amooooo
perooo lo mejor es q la rayis regrese ya...solo esta sufriendo alla
siguelaprontoplisssssssssssssssssssssss
Julieta♥
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
Hay carajo, como se complica la cosa eh!
Hhaha, muchas gracias, encerio.
Hhaha, muchas gracias, encerio.
Augustinesg
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
POR QUE SERA QUE LAS AMO TANTO PENDEJAS!!! MAS TARDE NOVE...SE VIENE LO LINDO EEE
¿QUE DICEN JOSEPH SE CASA O SE QUEDA CON LA ________?
¿QUE DICEN JOSEPH SE CASA O SE QUEDA CON LA ________?
sofiii1
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
es tan bobo q se casa jejejejje
pero muero por saber..espero q no lo haga por q pobre rayis
pero muero por saber..espero q no lo haga por q pobre rayis
Julieta♥
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
CAPITULO 19
Los tres días siguientes fueron un infierno para ________. Todos estaban muy excitados en la casa, por el inminente casamiento de Joseph, y sólo se hablaba de eso. Todas las conversaciones se referían a la comida, la ropa, los invitados, lo que había sucedido en otras bodas. Había enormes carros con los enseres que llevarían Joseph y Kit. ________ observó los preparativos para la larga visita con gran pena. Joseph y Kit no sólo llevaban ropa, sino también muebles y sirvientes.
Para ella cada cosa que cargaban en los carros era como un peso más para su corazón. Trató de hablar con Joseph. Trató, trató y trató. Pero no la escuchó. El deber significaba más para él que cualquier otra cosa en el mundo. No renunciaría a su deber hacia su familia por ninguna razón, ni por amor, ni siquiera por la posibilidad de su propia muerte.
La noche anterior a la partida de Joseph, se sentía peor que nunca. Cuando encarcelaron a su novio el corredor de Bolsa, aquello no había sido nada comparado con esto. Sólo podía compararlo con el día en que Joseph había regresado al siglo dieciséis y la había dejado en la iglesia.
Por la noche, sacó el camisón de seda de su bolso, se quitó el pesado y voluminoso del siglo dieciséis y se lo puso. Con la bata que le habían prestado sobre los hombros, se dirigió al dormitorio de Joseph.
Puso la mano en el picaporte. Sabía que estaba despierto, podía sentirlo. Sin golpear, abrió la puerta. Estaba sentado en la cama, la sábana le cubría las piernas, y tenía el torso y el vientre desnudos. Estaba bebiendo en una copa de plata y no levantó la vista cuando ella entró.
-Tenemos que hablar -murmuró. La habitación estaba silenciosa excepto por el ruido del fuego y el chisporroteo de las velas.
-No, no tenemos más que decirnos -le respondió-. Ambos debemos cumplir con nuestro deber.
-Joseph -susurró, pero él no la miró. Se quitó la bata. El camisón que llevaba era atrozmente revelador para la moda isabelina. Los finos tirantes, el profundo escote y la tela adherente no dejaban nada librado a la imaginación.
Se acercó a la cama como un tigre al acecho.
-Joseph –susurró-, no te cases con ella.
Cuando estuvo cerca, la miró y el vino se derramó de la copa.
-¿Qué haces? -le preguntó, asombrado.
-Quizá pasemos la noche juntos -le dijo, y se le acercó más.
Joseph miró el escote del camisón, y cuando extendió la mano para tocarle el hombro, le temblaba.
-Una sola noche -murmuró, acercándole la cara.
Joseph reaccionó al instante. La abrazó y la besó como había deseado desde hacia tiempo. La tela del camisón se deslizó mientras sus manos y sus labios recorrían sus pechos.
-Esta sola noche a cambio de tu promesa -le dijo ________ con la cabeza hacia atrás. Trataba de recordar lo que tenía que hacer antes de que las manos y los labios de Joseph borraran todos los pensamientos de su mente-. Júramelo.
-Todo lo que tengo es tuyo. ¿No lo sabes? -replicó él mientras sus labios descendían por su cuerpo. Tenía las manos en sus caderas.
Entonces no vayas mañana. Esta noche por mañana.
Joseph le levantó las caderas, y el camisón se deslizó más abajo.
-Podrías tener todas mis mañanas.
-Joseph, por favor -________ trataba de recordar lo que tenía que decir, pero las caricias de Joseph apartaban los pensamientos de su mente.- Por favor, mi amor. No estaré aquí. Tienes que jurármelo.
Después de un momento, Joseph levantó la cabeza y la miró. Su mente estaba concentrada en las sensaciones que le provocaba tocar a esta mujer que significaba tanto para él, pero comenzaba a escucharla.
-¿Qué quieres que te jure?
________ levantó la cabeza.
-Pasaré esta noche contigo, si me juras que no te casarás con Lettice después que me haya ido.
Él la miró un largo rato, con su cuerpo desnudo sobre el de ella, y ________ contuvo el aliento. No le había resultado fácil llegar a esta decisión, pero sabia que aunque significara perder a Joseph para siempre y regresar a su época, debía detener ese casamiento.
Joseph se levantó, se puso una bata y se dirigió hacia el fuego, dándole la espalda. Cuando le habló, su voz era baja.
-¿Me crees tan poca cosa que piensas que me arriesgaría a perderte por una noche de placer? ¿Te consideras tan poca cosa como para entregarte por una promesa?
Sus palabras la hacían sentirse muy mal. Se subió el camisón.
-No se me ha ocurrido otra solución -replicó, como si fuera una excusa-. Haría cualquier cosa para impedir tu casamiento.
Joseph se volvió hacia ella, con una mirada emocionada.
-Me has hablado de tu país, de tus costumbres. ¿Crees que el tuyo es el único modo? Este matrimonio no significa nada para mí, y sin embargo lo es todo para ti.
-No puedo dejar que arriesgues tu vida por...
-¡Y tú arriesgas nuestras vidas por ella! Me has dicho una y otra vez que no podías acostarte conmigo. Sin embargo, estás aquí, vestida como una... como una...
________ se tapó los hombros con la sábana, sintiéndose como una ramera.
-Sólo trataba de que me prometieras que no te ibas a casar con ella -le explicó, casi llorando.
él se acercó a la cama.
-¿Qué clase de amor es este que sientes por mí? Vienes a mi cama, suplicante como si fueras una prostituta. Sólo que no deseas oro, no; deseas que deshonre a mi familia, que deje de lado todo lo que considero más importante.
________ se tapó la cara con las manos.
-No, por favor. No puedo tolerar esto. Nunca he pretendido...
él se sentó en el borde de la cama y le apartó las manos.
-¿Tienes idea de cuánto temo el día de mañana? ¿Del miedo que tengo a la mujer que debo convertir en mi esposa? Si fuera libre, si estuviera en tu época, podría elegir sin trabas a quién amar. Pero aquí no puedo. Si me casara contigo, no podría alimentarte. Kit no me daría un lugar para vivir, ni comida, ni ropa...
-Kit no es así. Seguramente encontraríamos una manera de vivir. Si ayudas a Kit con las propiedades, no te echará, él...
Joseph le apretó las muñecas.
-¿No escuchas? ¿No comprendes? Debo casarme.
-No -susurró-. No.
-No puedes detener lo que debe ser. Sólo puedes ayudarme.
-¿Cómo? ¿Cómo puedo ayudarte? ¿Puedo detener el hacha de un verdugo?
-Sí, puedes. Puedes quedarte conmigo para siempre.
-¿Siempre? ¿Mientras vivas con otra mujer? ¿Y duermes con ella? ¿Y le haces el amor?
Joseph le soltó las manos.
-Por eso haces esto -replicó, mirándole los hombros desnudos debajo de la sábana-. ¿Te irías para siempre por no verme con otra mujer?
-No, no es eso. Es sólo que Lettice es malvada. Ya te he contado lo que hará. Elige otra mujer.
Él le sonrió, pero sin alegría.
-¿Me permitirías tener otra esposa? ¿Me permitirías tocar a otra mujer cuando no puedo tocarte? ¿Estás dispuesta a quedarte relegada por el resto de nuestras vidas?
________ tragó saliva. ¿Podría vivir en la misma casa que él mientras él vivía con otra mujer? ¿Qué haría, ser la tía soltera de los hijos de Joseph? ¿Qué se sentiría cuando todas las noches se acostara con la otra? ¿Y cuánto tiempo más la amaría si no podía tocarla? ¿Serían lo suficientemente fuertes para un amor platónico?
-No lo sé. No sé si podría verte con otra mujer. Joseph, oh Joseph, no sé qué hacer.
Se sentó en la cama junto a ella y la abrazó.
-No me arriesgaré a perderte ni por cien mujeres como Lettice. Eres todo para mí. Dios te envió y voy a conservarte.
________ apoyó la cabeza en su pecho, abriéndole la bata para que su mejilla le tocara la piel. A pesar de que trató de controlarse, los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Estoy asustada. Lettice es...
-Sólo una mujer, ni más ni menos. No tiene gran sabiduría, ni posee amuletos de poder. Si estás a mi lado, no podrá hacernos mal a mi familia ni a mí.
-¿A tu lado? -lo acarició-. ¿Puedo permanecer a tu lado y no acariciarte?
Él le sacó la mano de debajo de la bata.
-¿Estás segura de que regresarás si...
-Segura -respondió con firmeza-. Por lo menos creo que estoy segura.
Sostuvo su mano en alto y la observó como un hombre hambriento observaría un banquete.
-Perderíamos mucho si nos arriesgáramos, ¿verdad?
-Sí, mucho. Demasiado -respondió con tristeza.
Le soltó la mano.
-Tienes que irte. Soy un hombre, y me tientas más de lo que puedo soportar.
________ sabia que tenía que irse, pero vaciló. Le tocó de nuevo la piel.
-¡Vete! -le ordenó.
Rápidamente se alejó de él y salió corriendo de la habitación. Regresó a la de Honoria y se acostó, pero no durmió.
Al día siguiente, el hombre que amaba, no, el hombre que significaba tanto para ella que ni el tiempo había podido separarlos, se iría para casarse con otra mujer. ¿Qué haría cuando Joseph regresara con su bella esposa? (________ había oído hablar tanto sobre la belleza de Lettice que la hubiera odiado aunque no supiera nada de ella.) ¿Debería saludarla y felicitarla? Decirle algo como: “Espero que lo disfrutes. ¿Es tan buen amante contigo como lo ha sido conmigo?”
Se imaginó a Joseph y a su bella esposa riéndose por alguna broma privada. Vio a Joseph llevando a Lettice en brazos hasta la habitación que compartirían. ¿Juntarían las cabezas en las comidas y se sonreirían?
Golpeó la almohada con el puño y Honoria se movió. Los hombres eran unos tontos. Nunca dejaban pasar una cara bonita. Cuando un hombre preguntaba por una mujer, todo lo que deseaba era saber si era hermosa. Ningún hombre preguntaba si una mujer tenía moral, si era honrada, amable, si le gustaban o no los niños. Se imaginó a Lettice torturando un cachorro frente a Joseph, y él sin advertirlo, porque la querida Lettice lo había mirado de manera seductora.
-Hombres -murmuró. Joseph no se había dejado seducir esa noche, porque temía perderla. Si eso no era amor, ¿qué era?
Quizá se estaba reservando para Lettice, pensó, y comenzó a llorar.
Salió el sol y ________ aún lloraba. Era como si no pudiera detenerse. Honoria hizo todo lo posible para calmarla, pero nada funcionó.
________ no podía ver, oír o pensar nada más que en Joseph y en la hermosa mujer con la que iba a casarse. Las opciones que tenía eran tan horribles que sólo el pensar en ellas la hacía llorar más fuerte. Podía quedarse en el siglo dieciséis y observar a Joseph con su esposa, observar cómo conversaban, observar mientras a Lettice le otorgaban un lugar de privilegio como esposa de un hijo de la familia. O podía exigir que Joseph dejara a su esposa o se iría. ¿Y qué haría? ¿Cómo se ganaría la vida en el siglo dieciséis? ¿Conduciendo un taxi? ¿Convirtiéndose en secretaria ejecutiva? Se le daban bastante bien las computadoras. Había estado en la época isabelina el tiempo suficiente como para ver lo mal que lo pasaba una mujer sin un hombre. Ni siquiera podía alejarse tres kilómetros de la casa sin temer que la atacaran ladrones.
Y si pudiera dejarlo, eso significaría que él caería en las manos de la intrigante Lettice.
¿Qué otra cosa iba a hacer si no podía irse ni quedarse? Podía esforzarse para seducir a Joseph y entonces, después de una adorable noche de pasión, regresaría al siglo veinte. Sin Joseph. Sola. Nunca volvería a verlo. Se imaginó en su casa de Maine, sentada sola pensando que daría todo lo que tenía por ver a Joseph, por hablarle otra vez. No le importaría que estuviese con cien mujeres si pudiera volver a verlo una vez más.
“La liberación femenina no prevé esta situación”, pensó. La liberación femenina decía que una no debía permitir que su novio tuviera aventuras, así que se suponía que ella no debía permitirle que se casara con otra.
Era todo o nada. Para tener a Joseph tendría que compartirlo, física y mentalmente. Dejarlo significaba la absoluta y eterna soledad para ella y probablemente la muerte para él y su familia. Cada pensamiento la hacía llorar más fuerte. Pasaban los días y seguía llorando. Honoria supervisaba que se vistiera y trataba de que comiera, pero ________ no podía comer. No le importaba comer o dormir. Su mente sólo pensaba en Joseph.
Al principio, la gente de la casa sintió compasión por sus lágrimas. Sabían por qué lloraba. Habían visto la forma en que Joseph y ella se miraban, y se tocaban. Algunos de ellos suspiraban y recordaban su primer amor. Sintieron pena cuando Joseph tuvo que irse para casarse y ella lloró desconsolada. Pero su compasión cesó al ver que lloraba y lloraba día tras día. Comenzaron a preguntarse qué estaba haciendo allí. Lady Margaret le había dado todo, y ahora ________ no le daba nada a cambio. ¿Dónde estaban los nuevos juegos, las nuevas canciones?
Al cuarto día, lady Margaret mandó llamarla.
________, débil por el ayuno y el llanto, se presentó ante ella, con la cabeza baja, las mejillas mojadas y el rostro enrojecido e hinchado.
Lady Margaret permaneció en silencio un momento mientras observaba la cabeza inclinada de ________ y escuchaba su llanto.
-¡Basta! -le ordenó-. Estoy cansada de tu llanto.
-No puedo. Soy incapaz de parar.
-Mi hijo ha sido un tonto al creer que te amaba.
-Estoy de acuerdo. No me lo merezco.
Lady Margaret se sentó y contempló la cabeza inclinada de ________. Conocía muy bien a su hijo menor, sabía que las lágrimas de esta mujer conmoverían su corazón. Joseph creía ya que no podía cumplir con su deber y casarse con Lettice Culpin. ¿Cómo iba a funcionar su matrimonio si regresaba y encontraba a esta ramera pelirroja llorando por su amor? Siempre había podido razonar con Kit, pero Joseph, al igual que su padre, tenía un carácter fuerte. No creía que Joseph lo hiciera, pero ¿y si regresaba y veía la cara enrojecida de esta ________ e intentaba dejar de lado su casamiento...?
Continuó mirando la cabeza inclinada de ________. Esta mujer tenía que irse. Sin embargo, ¿por qué vacilaba? ¿Por qué había dejado entrar a esta mujer en su casa? En un principio, Joseph se había enojado porque su madre hubiera confiado tanto en la joven que vestía y hablaba de forma extraña como para tomar una pastilla desconocida. Sin embargo, lady Margaret la había mirado y le había creído. Había confiado en ella con su vida.
Después de eso Joseph se había enojado mucho. Lady Margaret sonrió al recordarlo. Al parecer, su hijo había encerrado a ________ en una celda sucia en la parte superior de la casa y la joven había permanecido allí, comida por las pulgas, mientras ella discutía con él sobre su caso. Joseph había querido echarla a la calle, y lady Margaret sabia que tenía razón. Pero algo la detuvo, algo dentro de ella hizo que se opusiera a expulsar a la muchacha.
Fue Joseph el que liberó a la joven. Estaba tratando de razonar con su madre, cuando de pronto se levantó, salió de la habitación y fue a buscarla.
Sonrió al recordar la absurda historia de la joven de que era una princesa de la lejana Lanconia. Lady Margaret no le había creído en ningún momento, pero la disparatada historia le había dado una razón para mantener a la joven cerca, contra las enérgicas protestas de Joseph.
Aquellos primeros días habían sido divinos. La joven era increíblemente adorable y entretenida. Incluso su lenguaje era divertido. Sus acciones siempre eran asombrosas, encantadoras y fascinantes. Era tonta para muchas cosas, como vestirse e incluso comer; y sin embargo, era muy, muy inteligente para muchas otras cosas. Sabía más de medicina que cualquier médico. Contaba curiosas historias sobre la luna y las estrellas, decía que la Tierra era redonda. Había ideado una silla ancha y baja que estaba forrada con tela. Se la regaló a lady Margaret. Ella no lo sabía, pero la mitad de la casa se levantaba temprano y se escondía en los jardines para ver cómo se bañaba en la fuente, utilizando una maravillosa espuma para el cabello y la piel. Lady Margaret había examinado las maravillas de su bolso, incluso había usado el pequeño cepillo y algo llamado dentífrico.
La Joven, en realidad, era entretenida. Ahora ya no deseaba que se fuera.
Pero Joseph se había enamorado de ella. Al comienzo, a lady Margaret no le había importado. Los jóvenes se enamoraban a menudo. A los dieciséis, Kit se había enamorado de una de sus damas de compañía. Lady Margaret se encargó de que la mujer se llevara a Kit a la cama y le enseñara una o dos cosas, y luego lo envió a las cocinas, donde trabajaba una joven sirvienta voluptuosa. En una semana, Kit se había enamorado de ella.
No había tenido esa clase de problemas con Joseph. Este nunca necesitó instrucciones con las mujeres. A lo largo de los años había entregado libremente su cuerpo, pero no su corazón.
Debería haber sabido que cuando Joseph entregara su corazón, lo daría tan completamente que ni cien sirvientas voluptuosas podrían devolvérselo. Al principio, ella se había alegrado cuando Joseph mostró un interés tan extraordinario en esta ________ Montgomery. Pensaba que cuando Joseph regresara con su mujer, como ________ lo amaba, no se vería tentada de dejar la casa de los Stafford. Si se fuera, ella echaría de menos el humor y los conocimientos de la joven.
Pero con el transcurrir de los días, se negaba a ver lo mucho que se estaba apegando Joseph a ________. Cuando por fin miró realmente su casa, no le agradó lo que vio. Su hijo menor amaba a esa mujer casi con obsesión. Su hijo mayor hablaba de darle grandes riquezas, y la futura esposa de éste no hablaba de otra cosa más que de lo que decía o hacía.
El resto de la casa también hablaba de ella: “________ dice que a los niños no hay que vendarlos”, “________ dice que las heridas deben lavarse”, “________ dice que mi esposo no tiene derecho a golpearme”, “________ dice que una mujer debe tener el control de su propio dinero”. ________ dice, ________ dice, pensó lady Margaret. ¿Quién dirigía la casa de los Stafford?
Y ahora estaba delante de ella llorando, tal como llevaba desde hacía días. Lady Margaret apretó los dientes cuando pensó cómo estaban afectando a todos las lágrimas de esta mujer.
Pero, sobre todo, afectaban a Joseph. Joseph, que había dicho que la amaba, que había hablado de romper un compromiso por esta mujer que no tenía nada, que no era nadie. Sin embargo, esta mujer a quien ella le había dado tanto, ahora amenazaba a toda su familia. Si Joseph no cumplía con el contrato que tenía con la familia Culpin... No, no deseaba pensar en lo que podía suceder.
Tiene que irse.
Lady Margaret le dijo con rostro adusto:
-El enviado ha regresado de Lanconia. No eres una princesa. No tienes parentesco con nadie de la casa real. ¿Quién eres?
-Sólo una mujer, nadie especial.
-Te hemos dado todo lo que hay en nuestra casa, y nos has mentido.
-Sí, he mentido -________ permaneció con la cabeza baja, confirmando todo lo que lady Margaret decía. No había nada que le pudieran decir para hacerla sentir peor. El casamiento tendría lugar esa misma mañana. Joseph se casaría con su hermosa Lettice.
Lady Margaret respiró profundamente. -Mañana te irás. Te llevarás la ropa con la que llegaste, nada más, y te irás para siempre de la casa de los Stafford.
________ tardó un momento en comprender.
-¿Irme? Pero Joseph desea que me quede, que esté aquí cuando regrese.
-¿Crees que su mujer deseará verte? El tonto de mi hijo se ha encariñado demasiado contigo. Lo haces daño.
-Nunca haría daño a Joseph. Vine para salvarlo, no para herirlo.
Lady Margaret la miró con detenimiento.
-¿De dónde eres? ¿Dónde vivías antes de venir aquí?
________ mantuvo la. boca cerrada. No podía decir nada, absolutamente nada. Si le decía la verdad a lady Margaret, su vida no valdría nada y no tendría oportunidad de volver a ver a Joseph.
-La entretendré. Conozco más canciones, más juegos. Y puedo contarle más historias sobre América. Podría hablarle de los aeroplanos y automóviles, y...
Lady Margaret levantó la mano.
-Estoy cansada de tus entretenimientos. No puedo alimentarte y vestirte. ¿Quién eres? ¿La hija de un campesino?
-Mi padre enseña, y yo también. Lady Margaret, no puede echarme. No tengo adónde ir, y Joseph me necesita. Tengo que protegerlo como protegí a Kit. Le salvé la vida a Kit, ¿recuerda? Entonces, usted me ofreció una casa. Ahora la acepto.
-Pediste una recompensa y la obtuviste. Gracias a ti, mi hijo trabaja como un artesano.
-Pero... -________ extendió las manos en actitud suplicante.
-Te irás. No queremos mentirosos aquí.
-Lavaré los platos -le dijo ________, suplicando-. Seré el médico de la familia. No puedo hacer más mal que las sanguijuelas. Yo...
-¡Te irás! -replicó lady Margaret, casi gritando. Sus ojos brillaban como piedras preciosas-. No te quiero más en mi casa. Mi hijo pidió que se lo liberara de su compromiso contigo.
-¿Lo hizo? -preguntó ________, casi sonriendo-. Nunca me lo dijo.
-Has traído el desorden a mi casa. Has embrujado a mi hijo hasta tal punto que no sabe cuál es su deber. Alégrate de que no te haya hecho azotar.
-¿Esto es mejor? ¿Echarme... con esa gente? ¿Alejarme de Joseph?
Lady Margaret se puso de pie y le dio la espalda.
-No voy a discutir contigo. Despídete hoy, y mañana te irás de mi casa. Ahora vete. No quiero volver a verte.
________ se volvió y salió de la habitación. Regresó con Honoria. Esta le miró al rostro y supo lo que había sucedido. Esperaba que ocurriera algo así
-¿Os ha echado lady Margaret? ________ asintió con la cabeza.
-¿Tenéis adónde ir? ¿Alguien que se ocupe de vos?
________ negó con la cabeza.
-Voy a dejar a Joseph en manos de esa malvada mujer.
-¿Lady Lettice? -preguntó Honoria, asombrada-. Es un poco fría, pero no creo que sea malvada.
-Tú no la conoces.
-¿Vos sí?
-Sé mucho sobre ella. Sé lo que va a hacer.
Honoria había aprendido a ignorar estos extraños comentarios de ________. Quizá no deseaba saber todo lo que debía sobre ella.
-¿Adónde vais a ir?
-No tengo idea.
-¿Tenéis familiares?
________ sonrió.
-Probablemente. Creo que debe de haber algunos Montgomery del siglo dieciséis en alguna parte.
-¿Pero no los conocéis?
-Sólo conozco a Joseph que sin duda en ese momento ya estaba casado. Había creído que tenía opciones, que podía elegir entre quedarse o irse, pero ahora parecía que su destino lo decidía otra persona-. Conozco a Joseph y sé lo que sucederá.
-Podríais ir con mi familia -le propuso Honoria-. Les encantarían vuestros juegos y canciones. Os cuidarían.
________ esbozó una pequeña sonrisa.
-Eres muy amable, pero si no puedo estar con Joseph, no quiero estar aquí.
Honoria palideció.
-Suicidarse va contra Dios.
-Dios -murmuró ________, y se le llenaron los ojos de lágrimas-. Dios me hizo esto, y ahora todo está saliendo mal -cerró los ojos-. Por favor, Joseph, no te cases con ella. Por favor, te lo suplico.
Honoria, preocupada, le tocó la frente.
-Tenéis fiebre, debéis quedaros en cama. Estáis enferma.
-Estoy más que enferma -replicó ________ mientras dejaba que Honoria la llevara a la cama. Apenas sintió las manos de la doncella que le desabrochaba el vestido, cuando se quedó dormida.
Horas más tarde abrió los ojos y vio una habitación oscura. Estaba en la cama de Honoria, con el camisón de lino y el cabello suelto. La almohada estaba mojada; había estado llorando mientras dormía.
-Joseph -susurró. Ya estaba casado. Casado con la mujer que lo iba a matar, que iba a matar a todos los Stafford. Volvió a cerrar los ojos. Cuando volvió a despertarse, era de noche y la habitación estaba muy oscura. Honoria estaba dormida a su lado.
Algo no va bien, pensó ________. Algo va muy mal. Recordó que lady Margaret le había dicho que debía alejarse de la familia Stafford, pero había algo más.
-Joseph, Joseph me necesita -murmuró.
Se levantó de la cama y salió al corredor. Todo estaba tranquilo. Descalza, bajó por la escalera. Se dirigió hacia la parte trasera del jardín, siguiendo su instinto y algo indefinible que la guiaba.
Cruzó la terraza de ladrillos, bajó por la escalera, junto a la pared y llegó al jardín. Había sólo un cuarto de luna y estaba muy oscuro, pero no necesitaba ver, pues tenía una visión interior.
Mientras se aproximaba al jardín, oyó ruidos en la fuente, la fuente donde se había bañado todas las mañanas hasta que Joseph se fue. No había salido desde su partida.
Allí, desnudo en la fuente, cubierto de espuma, estaba Joseph.
________ no pensó, no razonó. En un instante estaba en sus brazos mojados, abrazándolo, besándolo con miedo y desesperación.
Todo sucedió demasiado rápido como para detenerse y pensar. Estaba en sus brazos; luego en el suelo; luego desnuda. Se entregaron con fogosidad a un deseo tan reprimido que provocó que ________ gritara. Joseph, sin gentileza, la colocó sobre un banco de piedra y la penetró con fuerza. Ella se aferró a sus hombros, arañándolo, y le ciñó la cintura con las piernas.
Sus cuerpos sudorosos permanecían muy unidos mientras subían y bajaban una y otra vez.
Cuando llegaban al clímax, Joseph puso las manos debajo de ________ y la levantó para acabar. ________ gritó, su cuerpo se puso tenso y luego se relajó.
Tardó un momento en recuperarse y poder pensar otra vez. Joseph le estaba sonriendo, mostrándole su blanca dentadura. Pese a la oscuridad, podía ver su felicidad.
Pero ________ comenzaba a pensar.
-¿Qué hemos hecho? -murmuró.
Joseph apartó las piernas de su cintura y la puso de pie delante de él.
-No hemos hecho más que empezar.
Ella lo observó tratando de que su mente funcionara, porque su cuerpo temblaba al tocarlo. Sus pezones tocaban el pecho de Joseph y le hormigueaban.
-¿Por qué estás aquí? Oh, Dios, Joseph, ¿qué hemos hecho? -trató de sentarse en el banco, pero él la tomó entre sus brazos.
-Ya habrá tiempo para hablar. Ahora voy a hacer lo que he deseado tanto.
-No -replicó ________ y se apartó de él. Buscó su bata-. Tenemos que hablar ahora. No habrá más tiempo. ¡Joseph! -levantó la voz-. ¡No tendremos más tiempo!
Él la abrazó otra vez.
-¿Todavía insistes en que vas a desaparecer? Mira, hemos probado y aún estás aquí.
¿Cómo podía decírselo? Se desplomó sobre el banco, con la cabeza baja.
-Sabía que estabas aquí. Te sentí. Y supe que me necesitabas. Sé que es nuestra última noche juntos.
Joseph no habló, y después de un momento se sentó en el banco muy cerca de ________, pero sin tocarla.
-Yo siempre te he sentido. Esta noche tú has oído mi llamada, pero a mí siempre me sucedió lo mismo. Después de irme... -se interrumpió-. Sentí tu llanto. No oía otra cosa más que tus sollozos. No podía ver a Lettice por verte a ti llorando.
Le tomó las manos.
-La he dejado. No dije nada, ni siquiera a Kit. Tomé mi caballo y cabalgué.
Esto era lo que ella había deseado, pero ahora que estaba aquí, lo que Joseph había hecho la atemorizaba. Lo miró:
-¿Y ahora qué va a suceder?
-Habrá... cólera... por ambas partes. Kit... mi madre... -miró a lo lejos.
________ comprendió su disyuntiva entre el deber y el amor. Y ahora ella no iba a estar ahí para ayudarlo.
-¿No te casarás con ella aun después de que me haya ido?
-¿Me vas a dejar ahora?
A ________. se le llenaron los ojos de lágrimas mientras lo abrazaba otra vez.
-Nunca te dejaría si pudiera elegir, pero ahora no puedo. Ahora no hay elección. Me voy a ir pronto, lo sé. Puedo sentirlo.
La besó y le echó el cabello hacia atrás.
-¿Cuándo? -susurró.
-Al amanecer, creo. Joseph, yo...
La hizo callar con un beso.
-Prefiero unas horas contigo a una vida con otra. Ahora, basta de hablar. Ven, nos amaremos durante estas horas.
Se puso de pie y la llevó a la fuente, donde comenzó a enjabonarla con el último jabón que le quedaba-. Te lo olvidaste -le dijo, sonriendo.
Olvídate de eso, esto es el fin, pensó ________. Olvídate. El tiempo debería detenerse por esta noche.
-¿Cómo sabías que me bañaba aquí? -le preguntó con la voz entrecortada.
-Era uno de los que miraba.
________ dejó de enjabonarse y las manos de Joseph se detuvieron ante su mirada.
-¿Mirar? ¿Quiénes me miraban?
-Todos. ¿No olas los bostezos de los hombres? Se levantaban muy temprano para esconderse.
-¡Esconderse! ¿Y tú eras uno de ellos? ¿Permitiste eso? ¿Dejaste que los hombres me espiaran?
-Si te detenía, hubiera estropeado mi propio placer. Era un dilema.
-¡Dilema! Tú... -se abalanzó contra él.
Joseph se apartó y luego la abrazó. Se olvidó de enjabonarla, inclinó la cabeza y comenzó a besarle los pechos, mientras el agua se los mojaba.
-Habla soñado con esto, desde que tuve aquella visión.
-El baño -murmuró-. El baño -le acarició el cabello mientras sus labios descendían cada vez más. Se arrodilló delante de ella-. Joseph, mi Joseph.
Hicieron el amor otra vez, como ya lo habían hecho, en el agua. Para Joseph era un descubrimiento de su cuerpo, pero ________ había pasado meses recordando y deseando. Le acarició todo el cuerpo, recordando, memorizando, encontrando nuevos lugares que no le había tocado.
Cuando terminaron, habían pasado horas. El agua ya no corría. Estaban abrazados sobre la hierba.
-Tenemos que hablar.
-No.
Se acercó más a él.
-Yo debo hablar. Desearía con todo mi corazón no tener que hacerlo, pero debo hablar.
-Mañana, cuando el sol toque tu cabello, te reirás de esto. No eres una mujer del futuro. Ahora estás aquí conmigo. Te quedarás conmigo para siempre.
-Ojalá... -bajó la voz y tragó saliva. Le recorría el cuerpo con la mano, tocándolo. La última vez. La última vez-. Joseph, por favor, escúchame.
-Sí, te escucharé y luego te haré el amor otra vez.
-Cuando regresaste, nadie te recordaba. Era como si no hubieras existido. Fue horrible para mí -apoyó la cara en su hombro-. Habías venido y te habías ido, pero nadie te recordaba. Era como si yo te hubiera inventado.
-Soy muy “olvidable”.
Se apoyó en el codo para mirarlo, para tocarle la barba, la mejilla, para acariciarle las cejas, besarle las pestañas.
-Nunca te olvidaré.
-Yo a ti tampoco -se levantó para besarle los labios, y cuando quiso hacerlo otra vez, ________ lo apartó.
-Sucederá lo mismo cuando me vaya. Quiero que estés preparado por si nadie me recuerda. No... no te enloquezcas tratando de hacerles recordar.
-Nadie olvidará.
-Probablemente sí. ¿Y si recuerdan las canciones que te enseñé? Eso podría arruinar algún buen espectáculo de Broadway en el siglo veinte -trató de sonreír, pero no pudo-. Quiero que me jures algunas cosas.
-No me casaré con Lettice. Dudo que me lo vuelvan a pedir -dijo sarcásticamente.
-Bien, muy bien. Ahora no tendré que leer sobre tu ejecución -le pasó la mano por el cuello-. Prométeme que cuidarás a James: no más vendas, y juega con él de vez en cuando.
Le besó los dedos y asintió con la cabeza.
-Cuida a Honoria, ha sido muy buena conmigo.
-Lo conseguiré el mejor marido.
-No el más rico, el mejor. ¿Me lo prometes? -cuando asintió con la cabeza, continuó-. Y cualquiera que traiga un niño al mundo debe lavarse primero las manos. Y debes construir Thornwyck y dejar constancia de que tú lo diseñaste. Quiero que la historia lo sepa.
Joseph le sonreía.
-¿Algo más? Tendrás que quedarte a mi lado para recordarme todo esto.
-Lo haría -murmuró. Lo haría, pero no puedo. ¿Puedo quedarme con tu retrato en miniatura?
-Puedes quedarte con mi corazón, mi alma y mi vida.
Ella le tomó la cabeza con las manos.
-Joseph, no puedo soportarlo.
-No hay nada malo que soportar -replicó él, besándole el brazo, el hombro y los labios-. Quizá Kit me dé una pequeña propiedad y...
________ se separó para mirarlo.
-Envuelve la pintura en un paño con aceite, para protegerla durante los próximos cuatrocientos años, y colócala detrás de... ¿Cómo se llama la cosa esa de piedra que sostiene las vigas?
-Ménsula.
-En Thornwyck harás una ménsula con el retrato de Kit. Envuelve la pintura y colócala detrás de ella. Cuando regrese... iré a buscarla.
Le estaba besando los pechos.
-¿Me has escuchado?
-He escuchado todo. James. Honoria. Parteras. Thornwyck. El retrato de Kit -pronunciaba cada palabra con un beso en el pecho-. Ahora, mi amor, ven conmigo.
La levantó y la colocó sobre él, y ________ se olvidó de todo, excepto de las caricias de este hombre al que tanto amaba. Joseph le acarició las caderas, los pechos, mientras se movían juntos. Arriba y abajo. Tontamente al principio, y luego con mayor intensidad.
Joseph rodó con ella, hasta que ________ quedó boca arriba, y mientras él la penetraba con pasión, levantaba el cuerpo para unirlo al de él. Se arquearon juntos, ambos con la cabeza hacia atrás, Joseph sobre ella, abrazándola muy fuerte.
-Te amo -susurró-. Siempre te amaré.
________ lo abrazó tan fuerte como pudo.
-¿Me recordarás? ¿No me olvidarás?
-Nunca, nunca te olvidaré. Si me muriese mañana, mi alma te recordaría.
-No hables de muerte. Habla de la vida. Contigo me siento viva. Contigo me siento llena.
-Y yo contigo -se colocó de costado y la abrazó. Mira. Está saliendo el sol.
-Joseph, estoy preocupada.
Él le acarició el cabello húmedo.
-¿Preocupada porque te vean tan desnuda? No es nada que no hayamos visto antes.
-¡Oh! Nunca te perdonaré por no habérmelo dicho -le dijo, riendo.
-Tendré toda la vida para hacer que me perdones.
-Sí. Sí. Toda una vida.
Joseph miró hacia el cielo.
-Tenemos que irnos. Debo decirle a mi madre lo que he hecho. Sin duda, Kit llegará pronto.
-Se van a enojar mucho. Y yo no te voy a servir de mucha ayuda.
-Tienes que acompañarme a ver a Kit. No tendré vergüenza. Le diré a mi hermano que nos dé un lugar para vivir por haberlo salvado.
________ miró hacia el cielo, alegrándose con cada minuto que pasaba. Ya casi creía que iba a poder quedarse con él.
-Viviremos en una pequeña y hermosa casa en algún lugar. Tendremos pocos sirvientes, cincuenta nada más -agregó, sonriendo-. Y tendremos una docena de hijos. Me gustan los niños. Los educaremos como es debido y les enseñaremos a lavarse.
Joseph sonrió.
-Tú lavas demasiado. Mis hijos no...
-Nuestros hijos. Voy a tener que hablarte sobre la liberación femenina.
Se puso de pie y la abrazó.
-¿Tardará mucho?
-Cerca de cuatrocientos años.
-Entonces te concederé ese tiempo.
-Tiempo. Tendremos todo el tiempo que necesitemos -agregó, sonriendo.
La besó intensa y prolongadamente.
-Siempre. Te amaré por siempre.
En un momento, ________ estaba en sus brazos, besándolo, y al siguiente, se encontraba en la iglesia de Ashburton y fuera pasaba un avión.
Los tres días siguientes fueron un infierno para ________. Todos estaban muy excitados en la casa, por el inminente casamiento de Joseph, y sólo se hablaba de eso. Todas las conversaciones se referían a la comida, la ropa, los invitados, lo que había sucedido en otras bodas. Había enormes carros con los enseres que llevarían Joseph y Kit. ________ observó los preparativos para la larga visita con gran pena. Joseph y Kit no sólo llevaban ropa, sino también muebles y sirvientes.
Para ella cada cosa que cargaban en los carros era como un peso más para su corazón. Trató de hablar con Joseph. Trató, trató y trató. Pero no la escuchó. El deber significaba más para él que cualquier otra cosa en el mundo. No renunciaría a su deber hacia su familia por ninguna razón, ni por amor, ni siquiera por la posibilidad de su propia muerte.
La noche anterior a la partida de Joseph, se sentía peor que nunca. Cuando encarcelaron a su novio el corredor de Bolsa, aquello no había sido nada comparado con esto. Sólo podía compararlo con el día en que Joseph había regresado al siglo dieciséis y la había dejado en la iglesia.
Por la noche, sacó el camisón de seda de su bolso, se quitó el pesado y voluminoso del siglo dieciséis y se lo puso. Con la bata que le habían prestado sobre los hombros, se dirigió al dormitorio de Joseph.
Puso la mano en el picaporte. Sabía que estaba despierto, podía sentirlo. Sin golpear, abrió la puerta. Estaba sentado en la cama, la sábana le cubría las piernas, y tenía el torso y el vientre desnudos. Estaba bebiendo en una copa de plata y no levantó la vista cuando ella entró.
-Tenemos que hablar -murmuró. La habitación estaba silenciosa excepto por el ruido del fuego y el chisporroteo de las velas.
-No, no tenemos más que decirnos -le respondió-. Ambos debemos cumplir con nuestro deber.
-Joseph -susurró, pero él no la miró. Se quitó la bata. El camisón que llevaba era atrozmente revelador para la moda isabelina. Los finos tirantes, el profundo escote y la tela adherente no dejaban nada librado a la imaginación.
Se acercó a la cama como un tigre al acecho.
-Joseph –susurró-, no te cases con ella.
Cuando estuvo cerca, la miró y el vino se derramó de la copa.
-¿Qué haces? -le preguntó, asombrado.
-Quizá pasemos la noche juntos -le dijo, y se le acercó más.
Joseph miró el escote del camisón, y cuando extendió la mano para tocarle el hombro, le temblaba.
-Una sola noche -murmuró, acercándole la cara.
Joseph reaccionó al instante. La abrazó y la besó como había deseado desde hacia tiempo. La tela del camisón se deslizó mientras sus manos y sus labios recorrían sus pechos.
-Esta sola noche a cambio de tu promesa -le dijo ________ con la cabeza hacia atrás. Trataba de recordar lo que tenía que hacer antes de que las manos y los labios de Joseph borraran todos los pensamientos de su mente-. Júramelo.
-Todo lo que tengo es tuyo. ¿No lo sabes? -replicó él mientras sus labios descendían por su cuerpo. Tenía las manos en sus caderas.
Entonces no vayas mañana. Esta noche por mañana.
Joseph le levantó las caderas, y el camisón se deslizó más abajo.
-Podrías tener todas mis mañanas.
-Joseph, por favor -________ trataba de recordar lo que tenía que decir, pero las caricias de Joseph apartaban los pensamientos de su mente.- Por favor, mi amor. No estaré aquí. Tienes que jurármelo.
Después de un momento, Joseph levantó la cabeza y la miró. Su mente estaba concentrada en las sensaciones que le provocaba tocar a esta mujer que significaba tanto para él, pero comenzaba a escucharla.
-¿Qué quieres que te jure?
________ levantó la cabeza.
-Pasaré esta noche contigo, si me juras que no te casarás con Lettice después que me haya ido.
Él la miró un largo rato, con su cuerpo desnudo sobre el de ella, y ________ contuvo el aliento. No le había resultado fácil llegar a esta decisión, pero sabia que aunque significara perder a Joseph para siempre y regresar a su época, debía detener ese casamiento.
Joseph se levantó, se puso una bata y se dirigió hacia el fuego, dándole la espalda. Cuando le habló, su voz era baja.
-¿Me crees tan poca cosa que piensas que me arriesgaría a perderte por una noche de placer? ¿Te consideras tan poca cosa como para entregarte por una promesa?
Sus palabras la hacían sentirse muy mal. Se subió el camisón.
-No se me ha ocurrido otra solución -replicó, como si fuera una excusa-. Haría cualquier cosa para impedir tu casamiento.
Joseph se volvió hacia ella, con una mirada emocionada.
-Me has hablado de tu país, de tus costumbres. ¿Crees que el tuyo es el único modo? Este matrimonio no significa nada para mí, y sin embargo lo es todo para ti.
-No puedo dejar que arriesgues tu vida por...
-¡Y tú arriesgas nuestras vidas por ella! Me has dicho una y otra vez que no podías acostarte conmigo. Sin embargo, estás aquí, vestida como una... como una...
________ se tapó los hombros con la sábana, sintiéndose como una ramera.
-Sólo trataba de que me prometieras que no te ibas a casar con ella -le explicó, casi llorando.
él se acercó a la cama.
-¿Qué clase de amor es este que sientes por mí? Vienes a mi cama, suplicante como si fueras una prostituta. Sólo que no deseas oro, no; deseas que deshonre a mi familia, que deje de lado todo lo que considero más importante.
________ se tapó la cara con las manos.
-No, por favor. No puedo tolerar esto. Nunca he pretendido...
él se sentó en el borde de la cama y le apartó las manos.
-¿Tienes idea de cuánto temo el día de mañana? ¿Del miedo que tengo a la mujer que debo convertir en mi esposa? Si fuera libre, si estuviera en tu época, podría elegir sin trabas a quién amar. Pero aquí no puedo. Si me casara contigo, no podría alimentarte. Kit no me daría un lugar para vivir, ni comida, ni ropa...
-Kit no es así. Seguramente encontraríamos una manera de vivir. Si ayudas a Kit con las propiedades, no te echará, él...
Joseph le apretó las muñecas.
-¿No escuchas? ¿No comprendes? Debo casarme.
-No -susurró-. No.
-No puedes detener lo que debe ser. Sólo puedes ayudarme.
-¿Cómo? ¿Cómo puedo ayudarte? ¿Puedo detener el hacha de un verdugo?
-Sí, puedes. Puedes quedarte conmigo para siempre.
-¿Siempre? ¿Mientras vivas con otra mujer? ¿Y duermes con ella? ¿Y le haces el amor?
Joseph le soltó las manos.
-Por eso haces esto -replicó, mirándole los hombros desnudos debajo de la sábana-. ¿Te irías para siempre por no verme con otra mujer?
-No, no es eso. Es sólo que Lettice es malvada. Ya te he contado lo que hará. Elige otra mujer.
Él le sonrió, pero sin alegría.
-¿Me permitirías tener otra esposa? ¿Me permitirías tocar a otra mujer cuando no puedo tocarte? ¿Estás dispuesta a quedarte relegada por el resto de nuestras vidas?
________ tragó saliva. ¿Podría vivir en la misma casa que él mientras él vivía con otra mujer? ¿Qué haría, ser la tía soltera de los hijos de Joseph? ¿Qué se sentiría cuando todas las noches se acostara con la otra? ¿Y cuánto tiempo más la amaría si no podía tocarla? ¿Serían lo suficientemente fuertes para un amor platónico?
-No lo sé. No sé si podría verte con otra mujer. Joseph, oh Joseph, no sé qué hacer.
Se sentó en la cama junto a ella y la abrazó.
-No me arriesgaré a perderte ni por cien mujeres como Lettice. Eres todo para mí. Dios te envió y voy a conservarte.
________ apoyó la cabeza en su pecho, abriéndole la bata para que su mejilla le tocara la piel. A pesar de que trató de controlarse, los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Estoy asustada. Lettice es...
-Sólo una mujer, ni más ni menos. No tiene gran sabiduría, ni posee amuletos de poder. Si estás a mi lado, no podrá hacernos mal a mi familia ni a mí.
-¿A tu lado? -lo acarició-. ¿Puedo permanecer a tu lado y no acariciarte?
Él le sacó la mano de debajo de la bata.
-¿Estás segura de que regresarás si...
-Segura -respondió con firmeza-. Por lo menos creo que estoy segura.
Sostuvo su mano en alto y la observó como un hombre hambriento observaría un banquete.
-Perderíamos mucho si nos arriesgáramos, ¿verdad?
-Sí, mucho. Demasiado -respondió con tristeza.
Le soltó la mano.
-Tienes que irte. Soy un hombre, y me tientas más de lo que puedo soportar.
________ sabia que tenía que irse, pero vaciló. Le tocó de nuevo la piel.
-¡Vete! -le ordenó.
Rápidamente se alejó de él y salió corriendo de la habitación. Regresó a la de Honoria y se acostó, pero no durmió.
Al día siguiente, el hombre que amaba, no, el hombre que significaba tanto para ella que ni el tiempo había podido separarlos, se iría para casarse con otra mujer. ¿Qué haría cuando Joseph regresara con su bella esposa? (________ había oído hablar tanto sobre la belleza de Lettice que la hubiera odiado aunque no supiera nada de ella.) ¿Debería saludarla y felicitarla? Decirle algo como: “Espero que lo disfrutes. ¿Es tan buen amante contigo como lo ha sido conmigo?”
Se imaginó a Joseph y a su bella esposa riéndose por alguna broma privada. Vio a Joseph llevando a Lettice en brazos hasta la habitación que compartirían. ¿Juntarían las cabezas en las comidas y se sonreirían?
Golpeó la almohada con el puño y Honoria se movió. Los hombres eran unos tontos. Nunca dejaban pasar una cara bonita. Cuando un hombre preguntaba por una mujer, todo lo que deseaba era saber si era hermosa. Ningún hombre preguntaba si una mujer tenía moral, si era honrada, amable, si le gustaban o no los niños. Se imaginó a Lettice torturando un cachorro frente a Joseph, y él sin advertirlo, porque la querida Lettice lo había mirado de manera seductora.
-Hombres -murmuró. Joseph no se había dejado seducir esa noche, porque temía perderla. Si eso no era amor, ¿qué era?
Quizá se estaba reservando para Lettice, pensó, y comenzó a llorar.
Salió el sol y ________ aún lloraba. Era como si no pudiera detenerse. Honoria hizo todo lo posible para calmarla, pero nada funcionó.
________ no podía ver, oír o pensar nada más que en Joseph y en la hermosa mujer con la que iba a casarse. Las opciones que tenía eran tan horribles que sólo el pensar en ellas la hacía llorar más fuerte. Podía quedarse en el siglo dieciséis y observar a Joseph con su esposa, observar cómo conversaban, observar mientras a Lettice le otorgaban un lugar de privilegio como esposa de un hijo de la familia. O podía exigir que Joseph dejara a su esposa o se iría. ¿Y qué haría? ¿Cómo se ganaría la vida en el siglo dieciséis? ¿Conduciendo un taxi? ¿Convirtiéndose en secretaria ejecutiva? Se le daban bastante bien las computadoras. Había estado en la época isabelina el tiempo suficiente como para ver lo mal que lo pasaba una mujer sin un hombre. Ni siquiera podía alejarse tres kilómetros de la casa sin temer que la atacaran ladrones.
Y si pudiera dejarlo, eso significaría que él caería en las manos de la intrigante Lettice.
¿Qué otra cosa iba a hacer si no podía irse ni quedarse? Podía esforzarse para seducir a Joseph y entonces, después de una adorable noche de pasión, regresaría al siglo veinte. Sin Joseph. Sola. Nunca volvería a verlo. Se imaginó en su casa de Maine, sentada sola pensando que daría todo lo que tenía por ver a Joseph, por hablarle otra vez. No le importaría que estuviese con cien mujeres si pudiera volver a verlo una vez más.
“La liberación femenina no prevé esta situación”, pensó. La liberación femenina decía que una no debía permitir que su novio tuviera aventuras, así que se suponía que ella no debía permitirle que se casara con otra.
Era todo o nada. Para tener a Joseph tendría que compartirlo, física y mentalmente. Dejarlo significaba la absoluta y eterna soledad para ella y probablemente la muerte para él y su familia. Cada pensamiento la hacía llorar más fuerte. Pasaban los días y seguía llorando. Honoria supervisaba que se vistiera y trataba de que comiera, pero ________ no podía comer. No le importaba comer o dormir. Su mente sólo pensaba en Joseph.
Al principio, la gente de la casa sintió compasión por sus lágrimas. Sabían por qué lloraba. Habían visto la forma en que Joseph y ella se miraban, y se tocaban. Algunos de ellos suspiraban y recordaban su primer amor. Sintieron pena cuando Joseph tuvo que irse para casarse y ella lloró desconsolada. Pero su compasión cesó al ver que lloraba y lloraba día tras día. Comenzaron a preguntarse qué estaba haciendo allí. Lady Margaret le había dado todo, y ahora ________ no le daba nada a cambio. ¿Dónde estaban los nuevos juegos, las nuevas canciones?
Al cuarto día, lady Margaret mandó llamarla.
________, débil por el ayuno y el llanto, se presentó ante ella, con la cabeza baja, las mejillas mojadas y el rostro enrojecido e hinchado.
Lady Margaret permaneció en silencio un momento mientras observaba la cabeza inclinada de ________ y escuchaba su llanto.
-¡Basta! -le ordenó-. Estoy cansada de tu llanto.
-No puedo. Soy incapaz de parar.
-Mi hijo ha sido un tonto al creer que te amaba.
-Estoy de acuerdo. No me lo merezco.
Lady Margaret se sentó y contempló la cabeza inclinada de ________. Conocía muy bien a su hijo menor, sabía que las lágrimas de esta mujer conmoverían su corazón. Joseph creía ya que no podía cumplir con su deber y casarse con Lettice Culpin. ¿Cómo iba a funcionar su matrimonio si regresaba y encontraba a esta ramera pelirroja llorando por su amor? Siempre había podido razonar con Kit, pero Joseph, al igual que su padre, tenía un carácter fuerte. No creía que Joseph lo hiciera, pero ¿y si regresaba y veía la cara enrojecida de esta ________ e intentaba dejar de lado su casamiento...?
Continuó mirando la cabeza inclinada de ________. Esta mujer tenía que irse. Sin embargo, ¿por qué vacilaba? ¿Por qué había dejado entrar a esta mujer en su casa? En un principio, Joseph se había enojado porque su madre hubiera confiado tanto en la joven que vestía y hablaba de forma extraña como para tomar una pastilla desconocida. Sin embargo, lady Margaret la había mirado y le había creído. Había confiado en ella con su vida.
Después de eso Joseph se había enojado mucho. Lady Margaret sonrió al recordarlo. Al parecer, su hijo había encerrado a ________ en una celda sucia en la parte superior de la casa y la joven había permanecido allí, comida por las pulgas, mientras ella discutía con él sobre su caso. Joseph había querido echarla a la calle, y lady Margaret sabia que tenía razón. Pero algo la detuvo, algo dentro de ella hizo que se opusiera a expulsar a la muchacha.
Fue Joseph el que liberó a la joven. Estaba tratando de razonar con su madre, cuando de pronto se levantó, salió de la habitación y fue a buscarla.
Sonrió al recordar la absurda historia de la joven de que era una princesa de la lejana Lanconia. Lady Margaret no le había creído en ningún momento, pero la disparatada historia le había dado una razón para mantener a la joven cerca, contra las enérgicas protestas de Joseph.
Aquellos primeros días habían sido divinos. La joven era increíblemente adorable y entretenida. Incluso su lenguaje era divertido. Sus acciones siempre eran asombrosas, encantadoras y fascinantes. Era tonta para muchas cosas, como vestirse e incluso comer; y sin embargo, era muy, muy inteligente para muchas otras cosas. Sabía más de medicina que cualquier médico. Contaba curiosas historias sobre la luna y las estrellas, decía que la Tierra era redonda. Había ideado una silla ancha y baja que estaba forrada con tela. Se la regaló a lady Margaret. Ella no lo sabía, pero la mitad de la casa se levantaba temprano y se escondía en los jardines para ver cómo se bañaba en la fuente, utilizando una maravillosa espuma para el cabello y la piel. Lady Margaret había examinado las maravillas de su bolso, incluso había usado el pequeño cepillo y algo llamado dentífrico.
La Joven, en realidad, era entretenida. Ahora ya no deseaba que se fuera.
Pero Joseph se había enamorado de ella. Al comienzo, a lady Margaret no le había importado. Los jóvenes se enamoraban a menudo. A los dieciséis, Kit se había enamorado de una de sus damas de compañía. Lady Margaret se encargó de que la mujer se llevara a Kit a la cama y le enseñara una o dos cosas, y luego lo envió a las cocinas, donde trabajaba una joven sirvienta voluptuosa. En una semana, Kit se había enamorado de ella.
No había tenido esa clase de problemas con Joseph. Este nunca necesitó instrucciones con las mujeres. A lo largo de los años había entregado libremente su cuerpo, pero no su corazón.
Debería haber sabido que cuando Joseph entregara su corazón, lo daría tan completamente que ni cien sirvientas voluptuosas podrían devolvérselo. Al principio, ella se había alegrado cuando Joseph mostró un interés tan extraordinario en esta ________ Montgomery. Pensaba que cuando Joseph regresara con su mujer, como ________ lo amaba, no se vería tentada de dejar la casa de los Stafford. Si se fuera, ella echaría de menos el humor y los conocimientos de la joven.
Pero con el transcurrir de los días, se negaba a ver lo mucho que se estaba apegando Joseph a ________. Cuando por fin miró realmente su casa, no le agradó lo que vio. Su hijo menor amaba a esa mujer casi con obsesión. Su hijo mayor hablaba de darle grandes riquezas, y la futura esposa de éste no hablaba de otra cosa más que de lo que decía o hacía.
El resto de la casa también hablaba de ella: “________ dice que a los niños no hay que vendarlos”, “________ dice que las heridas deben lavarse”, “________ dice que mi esposo no tiene derecho a golpearme”, “________ dice que una mujer debe tener el control de su propio dinero”. ________ dice, ________ dice, pensó lady Margaret. ¿Quién dirigía la casa de los Stafford?
Y ahora estaba delante de ella llorando, tal como llevaba desde hacía días. Lady Margaret apretó los dientes cuando pensó cómo estaban afectando a todos las lágrimas de esta mujer.
Pero, sobre todo, afectaban a Joseph. Joseph, que había dicho que la amaba, que había hablado de romper un compromiso por esta mujer que no tenía nada, que no era nadie. Sin embargo, esta mujer a quien ella le había dado tanto, ahora amenazaba a toda su familia. Si Joseph no cumplía con el contrato que tenía con la familia Culpin... No, no deseaba pensar en lo que podía suceder.
Tiene que irse.
Lady Margaret le dijo con rostro adusto:
-El enviado ha regresado de Lanconia. No eres una princesa. No tienes parentesco con nadie de la casa real. ¿Quién eres?
-Sólo una mujer, nadie especial.
-Te hemos dado todo lo que hay en nuestra casa, y nos has mentido.
-Sí, he mentido -________ permaneció con la cabeza baja, confirmando todo lo que lady Margaret decía. No había nada que le pudieran decir para hacerla sentir peor. El casamiento tendría lugar esa misma mañana. Joseph se casaría con su hermosa Lettice.
Lady Margaret respiró profundamente. -Mañana te irás. Te llevarás la ropa con la que llegaste, nada más, y te irás para siempre de la casa de los Stafford.
________ tardó un momento en comprender.
-¿Irme? Pero Joseph desea que me quede, que esté aquí cuando regrese.
-¿Crees que su mujer deseará verte? El tonto de mi hijo se ha encariñado demasiado contigo. Lo haces daño.
-Nunca haría daño a Joseph. Vine para salvarlo, no para herirlo.
Lady Margaret la miró con detenimiento.
-¿De dónde eres? ¿Dónde vivías antes de venir aquí?
________ mantuvo la. boca cerrada. No podía decir nada, absolutamente nada. Si le decía la verdad a lady Margaret, su vida no valdría nada y no tendría oportunidad de volver a ver a Joseph.
-La entretendré. Conozco más canciones, más juegos. Y puedo contarle más historias sobre América. Podría hablarle de los aeroplanos y automóviles, y...
Lady Margaret levantó la mano.
-Estoy cansada de tus entretenimientos. No puedo alimentarte y vestirte. ¿Quién eres? ¿La hija de un campesino?
-Mi padre enseña, y yo también. Lady Margaret, no puede echarme. No tengo adónde ir, y Joseph me necesita. Tengo que protegerlo como protegí a Kit. Le salvé la vida a Kit, ¿recuerda? Entonces, usted me ofreció una casa. Ahora la acepto.
-Pediste una recompensa y la obtuviste. Gracias a ti, mi hijo trabaja como un artesano.
-Pero... -________ extendió las manos en actitud suplicante.
-Te irás. No queremos mentirosos aquí.
-Lavaré los platos -le dijo ________, suplicando-. Seré el médico de la familia. No puedo hacer más mal que las sanguijuelas. Yo...
-¡Te irás! -replicó lady Margaret, casi gritando. Sus ojos brillaban como piedras preciosas-. No te quiero más en mi casa. Mi hijo pidió que se lo liberara de su compromiso contigo.
-¿Lo hizo? -preguntó ________, casi sonriendo-. Nunca me lo dijo.
-Has traído el desorden a mi casa. Has embrujado a mi hijo hasta tal punto que no sabe cuál es su deber. Alégrate de que no te haya hecho azotar.
-¿Esto es mejor? ¿Echarme... con esa gente? ¿Alejarme de Joseph?
Lady Margaret se puso de pie y le dio la espalda.
-No voy a discutir contigo. Despídete hoy, y mañana te irás de mi casa. Ahora vete. No quiero volver a verte.
________ se volvió y salió de la habitación. Regresó con Honoria. Esta le miró al rostro y supo lo que había sucedido. Esperaba que ocurriera algo así
-¿Os ha echado lady Margaret? ________ asintió con la cabeza.
-¿Tenéis adónde ir? ¿Alguien que se ocupe de vos?
________ negó con la cabeza.
-Voy a dejar a Joseph en manos de esa malvada mujer.
-¿Lady Lettice? -preguntó Honoria, asombrada-. Es un poco fría, pero no creo que sea malvada.
-Tú no la conoces.
-¿Vos sí?
-Sé mucho sobre ella. Sé lo que va a hacer.
Honoria había aprendido a ignorar estos extraños comentarios de ________. Quizá no deseaba saber todo lo que debía sobre ella.
-¿Adónde vais a ir?
-No tengo idea.
-¿Tenéis familiares?
________ sonrió.
-Probablemente. Creo que debe de haber algunos Montgomery del siglo dieciséis en alguna parte.
-¿Pero no los conocéis?
-Sólo conozco a Joseph que sin duda en ese momento ya estaba casado. Había creído que tenía opciones, que podía elegir entre quedarse o irse, pero ahora parecía que su destino lo decidía otra persona-. Conozco a Joseph y sé lo que sucederá.
-Podríais ir con mi familia -le propuso Honoria-. Les encantarían vuestros juegos y canciones. Os cuidarían.
________ esbozó una pequeña sonrisa.
-Eres muy amable, pero si no puedo estar con Joseph, no quiero estar aquí.
Honoria palideció.
-Suicidarse va contra Dios.
-Dios -murmuró ________, y se le llenaron los ojos de lágrimas-. Dios me hizo esto, y ahora todo está saliendo mal -cerró los ojos-. Por favor, Joseph, no te cases con ella. Por favor, te lo suplico.
Honoria, preocupada, le tocó la frente.
-Tenéis fiebre, debéis quedaros en cama. Estáis enferma.
-Estoy más que enferma -replicó ________ mientras dejaba que Honoria la llevara a la cama. Apenas sintió las manos de la doncella que le desabrochaba el vestido, cuando se quedó dormida.
Horas más tarde abrió los ojos y vio una habitación oscura. Estaba en la cama de Honoria, con el camisón de lino y el cabello suelto. La almohada estaba mojada; había estado llorando mientras dormía.
-Joseph -susurró. Ya estaba casado. Casado con la mujer que lo iba a matar, que iba a matar a todos los Stafford. Volvió a cerrar los ojos. Cuando volvió a despertarse, era de noche y la habitación estaba muy oscura. Honoria estaba dormida a su lado.
Algo no va bien, pensó ________. Algo va muy mal. Recordó que lady Margaret le había dicho que debía alejarse de la familia Stafford, pero había algo más.
-Joseph, Joseph me necesita -murmuró.
Se levantó de la cama y salió al corredor. Todo estaba tranquilo. Descalza, bajó por la escalera. Se dirigió hacia la parte trasera del jardín, siguiendo su instinto y algo indefinible que la guiaba.
Cruzó la terraza de ladrillos, bajó por la escalera, junto a la pared y llegó al jardín. Había sólo un cuarto de luna y estaba muy oscuro, pero no necesitaba ver, pues tenía una visión interior.
Mientras se aproximaba al jardín, oyó ruidos en la fuente, la fuente donde se había bañado todas las mañanas hasta que Joseph se fue. No había salido desde su partida.
Allí, desnudo en la fuente, cubierto de espuma, estaba Joseph.
________ no pensó, no razonó. En un instante estaba en sus brazos mojados, abrazándolo, besándolo con miedo y desesperación.
Todo sucedió demasiado rápido como para detenerse y pensar. Estaba en sus brazos; luego en el suelo; luego desnuda. Se entregaron con fogosidad a un deseo tan reprimido que provocó que ________ gritara. Joseph, sin gentileza, la colocó sobre un banco de piedra y la penetró con fuerza. Ella se aferró a sus hombros, arañándolo, y le ciñó la cintura con las piernas.
Sus cuerpos sudorosos permanecían muy unidos mientras subían y bajaban una y otra vez.
Cuando llegaban al clímax, Joseph puso las manos debajo de ________ y la levantó para acabar. ________ gritó, su cuerpo se puso tenso y luego se relajó.
Tardó un momento en recuperarse y poder pensar otra vez. Joseph le estaba sonriendo, mostrándole su blanca dentadura. Pese a la oscuridad, podía ver su felicidad.
Pero ________ comenzaba a pensar.
-¿Qué hemos hecho? -murmuró.
Joseph apartó las piernas de su cintura y la puso de pie delante de él.
-No hemos hecho más que empezar.
Ella lo observó tratando de que su mente funcionara, porque su cuerpo temblaba al tocarlo. Sus pezones tocaban el pecho de Joseph y le hormigueaban.
-¿Por qué estás aquí? Oh, Dios, Joseph, ¿qué hemos hecho? -trató de sentarse en el banco, pero él la tomó entre sus brazos.
-Ya habrá tiempo para hablar. Ahora voy a hacer lo que he deseado tanto.
-No -replicó ________ y se apartó de él. Buscó su bata-. Tenemos que hablar ahora. No habrá más tiempo. ¡Joseph! -levantó la voz-. ¡No tendremos más tiempo!
Él la abrazó otra vez.
-¿Todavía insistes en que vas a desaparecer? Mira, hemos probado y aún estás aquí.
¿Cómo podía decírselo? Se desplomó sobre el banco, con la cabeza baja.
-Sabía que estabas aquí. Te sentí. Y supe que me necesitabas. Sé que es nuestra última noche juntos.
Joseph no habló, y después de un momento se sentó en el banco muy cerca de ________, pero sin tocarla.
-Yo siempre te he sentido. Esta noche tú has oído mi llamada, pero a mí siempre me sucedió lo mismo. Después de irme... -se interrumpió-. Sentí tu llanto. No oía otra cosa más que tus sollozos. No podía ver a Lettice por verte a ti llorando.
Le tomó las manos.
-La he dejado. No dije nada, ni siquiera a Kit. Tomé mi caballo y cabalgué.
Esto era lo que ella había deseado, pero ahora que estaba aquí, lo que Joseph había hecho la atemorizaba. Lo miró:
-¿Y ahora qué va a suceder?
-Habrá... cólera... por ambas partes. Kit... mi madre... -miró a lo lejos.
________ comprendió su disyuntiva entre el deber y el amor. Y ahora ella no iba a estar ahí para ayudarlo.
-¿No te casarás con ella aun después de que me haya ido?
-¿Me vas a dejar ahora?
A ________. se le llenaron los ojos de lágrimas mientras lo abrazaba otra vez.
-Nunca te dejaría si pudiera elegir, pero ahora no puedo. Ahora no hay elección. Me voy a ir pronto, lo sé. Puedo sentirlo.
La besó y le echó el cabello hacia atrás.
-¿Cuándo? -susurró.
-Al amanecer, creo. Joseph, yo...
La hizo callar con un beso.
-Prefiero unas horas contigo a una vida con otra. Ahora, basta de hablar. Ven, nos amaremos durante estas horas.
Se puso de pie y la llevó a la fuente, donde comenzó a enjabonarla con el último jabón que le quedaba-. Te lo olvidaste -le dijo, sonriendo.
Olvídate de eso, esto es el fin, pensó ________. Olvídate. El tiempo debería detenerse por esta noche.
-¿Cómo sabías que me bañaba aquí? -le preguntó con la voz entrecortada.
-Era uno de los que miraba.
________ dejó de enjabonarse y las manos de Joseph se detuvieron ante su mirada.
-¿Mirar? ¿Quiénes me miraban?
-Todos. ¿No olas los bostezos de los hombres? Se levantaban muy temprano para esconderse.
-¡Esconderse! ¿Y tú eras uno de ellos? ¿Permitiste eso? ¿Dejaste que los hombres me espiaran?
-Si te detenía, hubiera estropeado mi propio placer. Era un dilema.
-¡Dilema! Tú... -se abalanzó contra él.
Joseph se apartó y luego la abrazó. Se olvidó de enjabonarla, inclinó la cabeza y comenzó a besarle los pechos, mientras el agua se los mojaba.
-Habla soñado con esto, desde que tuve aquella visión.
-El baño -murmuró-. El baño -le acarició el cabello mientras sus labios descendían cada vez más. Se arrodilló delante de ella-. Joseph, mi Joseph.
Hicieron el amor otra vez, como ya lo habían hecho, en el agua. Para Joseph era un descubrimiento de su cuerpo, pero ________ había pasado meses recordando y deseando. Le acarició todo el cuerpo, recordando, memorizando, encontrando nuevos lugares que no le había tocado.
Cuando terminaron, habían pasado horas. El agua ya no corría. Estaban abrazados sobre la hierba.
-Tenemos que hablar.
-No.
Se acercó más a él.
-Yo debo hablar. Desearía con todo mi corazón no tener que hacerlo, pero debo hablar.
-Mañana, cuando el sol toque tu cabello, te reirás de esto. No eres una mujer del futuro. Ahora estás aquí conmigo. Te quedarás conmigo para siempre.
-Ojalá... -bajó la voz y tragó saliva. Le recorría el cuerpo con la mano, tocándolo. La última vez. La última vez-. Joseph, por favor, escúchame.
-Sí, te escucharé y luego te haré el amor otra vez.
-Cuando regresaste, nadie te recordaba. Era como si no hubieras existido. Fue horrible para mí -apoyó la cara en su hombro-. Habías venido y te habías ido, pero nadie te recordaba. Era como si yo te hubiera inventado.
-Soy muy “olvidable”.
Se apoyó en el codo para mirarlo, para tocarle la barba, la mejilla, para acariciarle las cejas, besarle las pestañas.
-Nunca te olvidaré.
-Yo a ti tampoco -se levantó para besarle los labios, y cuando quiso hacerlo otra vez, ________ lo apartó.
-Sucederá lo mismo cuando me vaya. Quiero que estés preparado por si nadie me recuerda. No... no te enloquezcas tratando de hacerles recordar.
-Nadie olvidará.
-Probablemente sí. ¿Y si recuerdan las canciones que te enseñé? Eso podría arruinar algún buen espectáculo de Broadway en el siglo veinte -trató de sonreír, pero no pudo-. Quiero que me jures algunas cosas.
-No me casaré con Lettice. Dudo que me lo vuelvan a pedir -dijo sarcásticamente.
-Bien, muy bien. Ahora no tendré que leer sobre tu ejecución -le pasó la mano por el cuello-. Prométeme que cuidarás a James: no más vendas, y juega con él de vez en cuando.
Le besó los dedos y asintió con la cabeza.
-Cuida a Honoria, ha sido muy buena conmigo.
-Lo conseguiré el mejor marido.
-No el más rico, el mejor. ¿Me lo prometes? -cuando asintió con la cabeza, continuó-. Y cualquiera que traiga un niño al mundo debe lavarse primero las manos. Y debes construir Thornwyck y dejar constancia de que tú lo diseñaste. Quiero que la historia lo sepa.
Joseph le sonreía.
-¿Algo más? Tendrás que quedarte a mi lado para recordarme todo esto.
-Lo haría -murmuró. Lo haría, pero no puedo. ¿Puedo quedarme con tu retrato en miniatura?
-Puedes quedarte con mi corazón, mi alma y mi vida.
Ella le tomó la cabeza con las manos.
-Joseph, no puedo soportarlo.
-No hay nada malo que soportar -replicó él, besándole el brazo, el hombro y los labios-. Quizá Kit me dé una pequeña propiedad y...
________ se separó para mirarlo.
-Envuelve la pintura en un paño con aceite, para protegerla durante los próximos cuatrocientos años, y colócala detrás de... ¿Cómo se llama la cosa esa de piedra que sostiene las vigas?
-Ménsula.
-En Thornwyck harás una ménsula con el retrato de Kit. Envuelve la pintura y colócala detrás de ella. Cuando regrese... iré a buscarla.
Le estaba besando los pechos.
-¿Me has escuchado?
-He escuchado todo. James. Honoria. Parteras. Thornwyck. El retrato de Kit -pronunciaba cada palabra con un beso en el pecho-. Ahora, mi amor, ven conmigo.
La levantó y la colocó sobre él, y ________ se olvidó de todo, excepto de las caricias de este hombre al que tanto amaba. Joseph le acarició las caderas, los pechos, mientras se movían juntos. Arriba y abajo. Tontamente al principio, y luego con mayor intensidad.
Joseph rodó con ella, hasta que ________ quedó boca arriba, y mientras él la penetraba con pasión, levantaba el cuerpo para unirlo al de él. Se arquearon juntos, ambos con la cabeza hacia atrás, Joseph sobre ella, abrazándola muy fuerte.
-Te amo -susurró-. Siempre te amaré.
________ lo abrazó tan fuerte como pudo.
-¿Me recordarás? ¿No me olvidarás?
-Nunca, nunca te olvidaré. Si me muriese mañana, mi alma te recordaría.
-No hables de muerte. Habla de la vida. Contigo me siento viva. Contigo me siento llena.
-Y yo contigo -se colocó de costado y la abrazó. Mira. Está saliendo el sol.
-Joseph, estoy preocupada.
Él le acarició el cabello húmedo.
-¿Preocupada porque te vean tan desnuda? No es nada que no hayamos visto antes.
-¡Oh! Nunca te perdonaré por no habérmelo dicho -le dijo, riendo.
-Tendré toda la vida para hacer que me perdones.
-Sí. Sí. Toda una vida.
Joseph miró hacia el cielo.
-Tenemos que irnos. Debo decirle a mi madre lo que he hecho. Sin duda, Kit llegará pronto.
-Se van a enojar mucho. Y yo no te voy a servir de mucha ayuda.
-Tienes que acompañarme a ver a Kit. No tendré vergüenza. Le diré a mi hermano que nos dé un lugar para vivir por haberlo salvado.
________ miró hacia el cielo, alegrándose con cada minuto que pasaba. Ya casi creía que iba a poder quedarse con él.
-Viviremos en una pequeña y hermosa casa en algún lugar. Tendremos pocos sirvientes, cincuenta nada más -agregó, sonriendo-. Y tendremos una docena de hijos. Me gustan los niños. Los educaremos como es debido y les enseñaremos a lavarse.
Joseph sonrió.
-Tú lavas demasiado. Mis hijos no...
-Nuestros hijos. Voy a tener que hablarte sobre la liberación femenina.
Se puso de pie y la abrazó.
-¿Tardará mucho?
-Cerca de cuatrocientos años.
-Entonces te concederé ese tiempo.
-Tiempo. Tendremos todo el tiempo que necesitemos -agregó, sonriendo.
La besó intensa y prolongadamente.
-Siempre. Te amaré por siempre.
En un momento, ________ estaba en sus brazos, besándolo, y al siguiente, se encontraba en la iglesia de Ashburton y fuera pasaba un avión.
sofiii1
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Puedo llorar!!?
Porque°!!!!!!!!?
:°|
:'(
Puedo llorar!!?
Porque°!!!!!!!!?
:°|
:'(
Augustinesg
Re: "El Caballero De La Brillante Armadura"(Joe y ______)
waaaa esta mega geniallll la AMO siguelaaaaaaaaa UEVA lECToRAa!!! :D
Invitado
Invitado
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