Stole my Heart {Tom Riddle} | TERMINADA.

❛Pedazos de Agonía❜

Entonces Tom condujo lejos a Melody, lejos del círculo, a través del arco y hacia los terrenos iluminados por la luz de las estrellas.

―Tom ―ella susurró, volteándose hacia él. Ella tenía la cara inusualmente vulnerable, sus ojos abiertos de para en par, implorando― ¿Por qué tu...?

―Tienes que entender ―él empezó de repente― que yo no siento miedo como una persona normal. Jamás he sentido miedo, no por mí, no por alguien más. No es un ... sentimiento... que yo conozca.

Sus ojos se clavaron en los de ella como un millar de pedacitos de ónix.

―Pero... cuando te vi ahí y supe que tendrías que morir, estaba muerto de miedo.

Él se separó de ella, su mente girando demasiado rápido para su propia comodidad. ¿Por qué lo hiciste? Una desagradable voz en su cabeza le susurró. ¿Por qué la salvaste? Es una inútil chica Sangresucia y tu inmortalidad es más importante que ella. Entonces, ¿por qué no pudiste matarla?

Lo más espantoso era que él no sabía. No había ni una razón lógica por la cual había salvado su vida. De hecho, tenía la sospecha de que estaría mejor sin ella. Ella confundía su cerebro y nublaba su perfecta e implacable lógica como nadie jamás había hecho. De repente estaba enfadado. Estaba enojado con sí mismo por tomar la decisión que había hecho, y estaba enfadado a Helen por ser la causa de la misma.

Se puso a caminar de un lado al otro en frente de ella.

Por un momento, se había convencido a sí mismo que tendría que matarla. Había fallado cuando se había dado cuenta de que sin importa lo mucho que intentó, no podía imaginar un mundo sin ella en el. ¿Por qué no? se preguntó con enojo. Ella no es especial, ella no es nada, es una Sangresucia, es terca, no es digna de que la conozca, es hermosa parada ahí a la luz de las estrellas...

Hizo un sonido exasperado, frustrado con ella y consigo mismo. Tom se agarró la cabeza, tratando de enderezar sus pensamientos. Nunca había perdido el control de este modo.

Helen le miraba con cierta consternación, y Tom observó que parecía tan perdida como él.

―¿Qué pasa contigo? ―dijo al fin, volteándose a verla bruscamente. Ella se echó para atrás. Él estaba más enojado de lo que jamás lo había visto.

―¿Qué quieres decir?

―¡No sé! ―Tom gritó en su cara― ¡Ese es el problema... no sé nada cuando estoy cerca de ti! ¡Todo lo que me han enseñado, cada hilo de lógica, todo lo que yo pensaba que sabía se vaporiza como niebla por la mañana cuando estoy cerca de ti y todo lo que queda es tu cara! ¡Todo lo que puedo ver es tu cara! ¡Y te odio por eso!

Tomó un respiro rasgado. Él había esperado que ella se encogiera de miedo cuando le gritó, pero ella se mantuvo perfectamente quieta. Esa era otra cosa acerca de Helen. Ella lo enfrentaba mucho después del punto en que cualquier otro se hubiera echado para atrás por miedo.

―¿Por qué no me tienes miedo? ―él le preguntó en una voz engañosamente suave. Sus rostros sólo a pulgadas uno del otro― Acabo de gritarte a la cara y no te moviste. Todos los demás en el mundo están aterrorizados de mí y, sin embargo, tú no lo estás. No creas que no te haría daño, Helen, porque lo haré."

Melody miró fijo a la ojos de Tom. Su cara estaba tan cerca que podía ver el aleteo de cada pestaña, oscura y elegante, por encima de la negrura de sus ojos. Acabada de amenazarla. Acababa de decirle que la odiaba.

Sin embargo, no se dejó engañar por un momento. Melody sabía lo que esto era. Era el último mecanismo de defensa de parte de él. Estaba tratando desesperadamente de apartarla para con el fin de aferrarse a su cordura. Él no sabía lo que estaba pasando, pero sólo sabía que ella era la causa de ello. Tom Riddle se estaba enamorando de ella y no le gustaba en absoluto.

―¿Cómo podría yo tenerte miedo ―ella le preguntó tranquilamente― si te tienes miedo a ti mismo?

Él encontró su mirada y su cara estaba totalmente abierta. Sus ojos estaban brillando.

―Y si tú estás dispuesto a lastimarme, entonces ¿por qué no me mataste allá atrás con todos tus Jr. Mortífagos viendo? Habría tenido mucho más sentido.

―¿Qué acabas de llamarlos? ―Tom preguntó insidiosamente.

Melody respiró hondo. ¿Cómo podría ella haber sido tan estúpida? ¿Cómo podría haber dejado algo tan importante como eso salirse de su boca? Tom la hacía decir cosas sin pensar, y eso nunca era algo bueno.

―No sé ―ella dijo fríamente, decidiendo actuar como si no fuera nada― Pero el Tom Riddle que yo conozco no me habría salvado de la muerte. Por una vez, el despiadado Tom Riddle parecía que iba a llorar.

―Yo no lloro ―Tom escupió amargamente― Nunca he llorado en mi vida y no lloraría por alguien como tú. Las enfermeras en el orfanato dijeron que aun cuando era un bebé no lloré. Te lo dije, Helen. No podía matarte, porque toda mi vida he visto a las personas como piezas de ajedrez y cuando te miro a ti... veo tu cara.

Ella podía ver que lo mataba admitir eso. Lo mataba admitir que ella lo hacía sentirse más vulnerable de lo que jamás había estado en su vida.

Melody de repente se sintió asfixiada. Ya no podía soportar nada más de la incertidumbre que sentía cuando lo miraba. Él era todo lo que ella no quería en un chico. Era cruel y despiadado, sobre controlador y cabeza dura. Si esto era cierto, entonces ¿por qué no podía hacerse mover de ahí? ¿Por qué veía su rostro cada vez que cerraba los ojos en la noche?

Melody giró en torno, una lágrima bajándole por el rostro y entonces otra. Una fría mano la agarró en su muñeca. Se volteó para enfrentarlo y él le agarró ambas muñecas en una mano, atrayendo su cuerpo más cerca al suyo.

―No hemos terminado de hablar ―él dijo en una gélida, brutal voz.

―¡Oh sí que terminamos! ―ella respondió enojadamente. Trató de zafarse de él, pero él no la soltó.

―No hemos terminado de hablar hasta que yo diga que hemos terminado ―Tom dijo con firmeza, mirándola fijamente. Le torció la muñeca y ella ahogó un grito de dolor― ¿De dónde sacaste la idea de que podías darme la espalda e irte?

Él parecía tan como Voldemort en ese momento, que le dio miedo a Melody.

―Eres increíble, ¿lo sabes? ¡Has controlado a los que te rodean por tanto tiempo que has olvidado cómo se siente cuando la gente no hace lo que tú quieres! Bueno, puedes controlar a todos lo débiles que te siguen alrededor y puedes jugar juegos con Dumbledore y los demás, pero eso no significa que puedes controlarme! ¡Eso no significa que puedes jugar juegos conmigo! ―ella gritó y enunció la último parte muy claramente― Ahora... suel—ta— me.

Sobresaltado, le soltó las muñecas.

Ella vio como la comprensión apareció en sus ojos. Él no podía dominarla; había, al fin, encontrado a su igual.

Lo vio darse cuenta de que tal vez él ni siquiera quería dominarla.

Antes que de que él pudiera decir otra palabra, Melody se alejó caminando.

No lo vio poner su cabeza en sus manos mientras su rostro se destrozaba en mil pedazos de agonía.

Respondo;

❛Verte Llorar❜

―Tom Riddle entiende todo ―habían susurrado estudiantes desde Primer Año― Pregúntale a Tom Riddle. Él sabrá qué hacer.

Siempre había sido así. Tom sabía casi todo. Era una esponja de conocimientos, y se decía a menudo que él sería capaz de enseñar una clase mejor que los propios profesores.

Él sabía cómo llevar a cabo los tres tipos de Maldiciones Imperdonables con elegante perfección.

Había memorizado los doce usos de la sangre de dragón.

Había encantado a todo el mundo que había conocido en pensar que era maravilloso.

Era seguro decir que Tom Riddle era una de las personas más conocedora del mundo.

Sin embargo, había una marca negra en su récord perfecto. Él estaba completamente desconcertado cuando se trataba de un tema en particular. No obstante, nadie sabía de este vacío en su conocimiento, así que estaba bien.

Tom Riddle no sabía nada acerca del amor.

Había intentado muchas veces intelectualizar el concepto llamado amor, pero una y otra vez había sido imposible. Nunca había sido amado, y nunca había querido a nadie en su vida. El Amor era un concepto completamente extraño para él.

¿Qué era esta cosa llamada amor, que había sido el tema que incontables canciones y libros y poemas?

¿Qué era esta cosa llamada amor, que parecía influenciar batallas, cambiar opiniones, alterar la historia?

¿Qué era esta cosa llamada amor, que causa que la gente sea completamente contradictoria y cabeza dura y que tan a menudo era la caída de grandes gobernadores y hombres poderosos?

¿Cómo podría una cosa tan trivial como el amor, tan insignificante como una mirada o un toque o un abrazo, gobernar a miles?

Siendo honesto, Tom se había considerado afortunado. Mientras todos alrededor de él eran gobernados por esta ridícula entidad, él solo podía pensar y actuar impoluto de su cruel y traicionero encanto. Tom se había dado cuenta de que el amor era una debilidad, y se había prometido a sí mismo jamás dejarse atraer por el amor, por sus falsas promesas, su fachada confortante, su encanto malicioso.

Y entonces había conocido a Helen.

¿Es esto amor? Pensó salvajemente. ¿Es este sentimiento de total y absoluto desamparo? No puedo controlar a Helen y yo no puedo controlarme a mí mismo y ya no puedo controlar nada más. Y lo peor de todo, es que yo ya no quiero.

Él ya no quería estar en control de todo.

Yo debería odiarla por esto, pensaba con convicción, ya que he frustrado mi vida entera a causa de esta chica y, sin embargo, no puedo dejar de pensar en ella, no puedo dejar de soñar con ella, no puedo dejar de ansiar el sonido de su voz. Soy patético.

Y lo más terrible de todo era que se podría menospreciar a sí mismo por sus sentimientos, pero no podía dejar de sentir, en primer lugar.

Se fue quedando dormido, lleno de sueños sobre profundos, ojos marrones.

Lo despertó un golpeteo en su puerta.

―¡Riddle! ¡Riddle, despierta! ―dijo una voz demasiado familiar.

Sacudiéndose la somnolencia, Tom se levantó con cuidado y abrió la puerta.

―¿Qué quieres, Malfoy? ―preguntó sardónicamente, elevando una ceja, molesto.

―¡Tom, no lo creerás! Toda la escuela está en un alboroto. Aparentemente se propagó rápido acerca de ti y Nestowe. Algo como esto nunca ha ocurrido en Hogwarts. ¿Un Slytherin y una Gryffindor? ¿Una Sangresucia y un Sangrepura? ¡Todo el mundo está en estado de shock, pero sobre todo porque eres tú, el que odia a los Sangresucia y el Slytherin extra ordinario!

Malfoy se veía sorprendido y un poco despeinado de pie justo afuera de su dormitorio Premio Anual.

Tom realmente no necesitaba esta información treinta segundos después de que se había despertado.

―Rhion, este no es exactamente un...

―Yo lo sabía ―dijo Rhion triunfalmente― lo que hiciste anoche fue todo un gran error, ¿verdad? No te importa esa mujerzuela Sangresucia. ¡Todo el mundo comete errores, Tom, y Slytherin está dispuesto a perdonarte si tú sólo niegas todo...!

―Para de decir babosadas, completo idiota, y déjame decir algo. Lo que hice anoche fue un error enorme, pero sé que la Casa de Slytherin me seguirá ya sea me si me importa la chica o no. ¿Quién eres tú para cuestionar mi autoridad? Puedo hacer lo que me de la maldita gana y todos ustedes me seguirán. Me seguirían a las puertas del Infierno si se los pido y ustedes lo harán sin dudar. ¿Acaso no es cierto?

Rhion parecía un niño pequeño que había sido reprendido por su madre.

Tom tenía un tan fuerte control sobre sus seguidores que él podía hacer nada malo a sus ojos. Estaban perdidos sin él, impotentes sin su guía.

―Por supuesto que es cierto, Tom. No sé qué estaba pensando... pero es real, ¿no? Realmente te preocupas por esa chica.

―No ―dijo Tom heladamente, y cerró de golpe la puerta en la cara Rhion.

Melody entró en la clase de Pociones con cierto temor. No quería mirar a Tom o hablar con él. Temía que iba a perder el control si tan sólo se fijaba de soslayo en su dirección.

A su entrada, los estudiantes se quedaron callados, pero escuchó susurros y vio ojos súper abiertos. Sí, todos habían descubierto acerca de la noche anterior. Tom había negado que se preocupaba en absoluto por ella. Aparentemente había encantado de vuelta a todos los Slytherins a su favor, y ahora era sólo una cuestión de defender su reputación con el resto de la escuela.

Tomó su habitual asiento junto a él, negándose a reconocer su presencia. Ojos estaban escudriñando sus acciones de cerca, y ella sacó determinadamente su ingredientes de pociones como si nada fuera diferente.

Por dos insoportables horas, la clase siguió, y ni una vez lo miró o le habló. No se dio cuenta de la incertidumbre que pasaba a través de los ojos de Tom, como saetas de rayos en miniatura. Por último, la clase terminó, y ella arrojó su bolsa sobre su hombro, acelerándose a salir por la puerta.

Sucedió cuando estaba caminando por un pasillo desierto. La correa de su bolsa se rompió. Los libros, la tinta, y plumas se derramaron en el piso.

Frustrada hasta el punto de las lágrimas, se inclinó para recoger todo junto. Se sorprendió cuando vio una mano recoger uno de sus libros. Al ella enderezarse vio que era Tom. Él le entregó el libro de texto sin palabras, mirándola fijamente todo el tiempo.

―¿Qué quieres? ―le preguntó en una voz cruda― ¿Cómo podrías, posiblemente, hacer mi vida más miserable?

Tom se rió en una dura manera.

―¿Yo he hecho tu vida miserable? Tú eres la que debe pedir disculpas, Helen. Has arruinado todo por lo que he trabajado y mi reputación. Todo lo malo que me ha sucedido este año es tu culpa.

Su voz había aumentado constantemente, y él estaba temblando de ira y otras emociones de las que ella no podía estar segura. Melody no podía encontrar su mirada. Tom Riddle era el idiota más egocéntrico que había conocido.

―Mírame cuando te estoy hablando ―dijo cruelmente, y tomó su mentón en su mano, torciéndolo salvajemente y obligándola a que se enfrentara a él. Sus acciones le recordaron fuertemente a Rhion la noche anterior. Sintió las lágrimas en sus ojos.

Tom se dio cuenta de que la había hecho llorar. No estaba sólo respirando entrecortadamente, ella estaba tratando de frenar enormes sollozos desgarradores, y no estaba funcionando. Nunca la había visto llorar tan fuerte.

¿No es eso lo que querías? ¿No querías hacerla pagar por todo lo que te ha hecho a ti? preguntó una voz en su cabeza.

Sintió una enfermiza sensación en la boca del estómago. Él no sabía por qué había querido hacerla llorar, pero sólo quería hacerla sentir tan terrible e incierta como él se sentía.

Ahora, ella estaba sollozando sin poder contenerse y eso lo estaba destrozando. Ahora su cara se había destrozado y le estaba matando verla en tanto dolor. Era aun peor saber que él era la causa de ello.

―Mira, Helen, yo... ¿Por qué estás llorando?

―¡Estoy llorando porque tú eres un idiota egocéntrico! ¡No es de extrañar que nadie jamás te haya amado! Todo lo que haces es infligir dolor en las personas a tu alrededor. ¡Les dijiste a todos que no te preocupabas por mí y que tú no tendrías nada que ver conmigo! ¡Me gritaste, me dijiste que me odiabas, y dejaste que tus terribles amigos me maltrataran, sin mover un dedo! Y luego por si fuera poco, ¿esperas que yo me disculpe contigo? ¡Eres repugnante!

Tom la soltó en shock. Helen tenía razón.

Su cara estaba retorcida en dolor, y él se dio cuenta de que no quería verla llorar más.

―Lo siento, ¿de acuerdo?

Le mataba admitir eso. Él jamás había dicho esas palabras a nadie en su vida.

Melody lo miró con incredulidad. En sus ojos vio remordimiento verdadero. Él realmente sentía haberla hecho llorar.

Se había desmoronado completamente simplemente porque tenía demasiadas cargas sobre sus hombros. Melody no sabía cómo podría volver al futuro y no sabía cómo podría hacer frente a la casa de Gryffindor más tarde y no sabía por qué estaba llorando delante de Tom.

Melody había sido fuerte por la mayoría de los últimos meses. Estaba cansada de enfrentarse a él y ser fuerte.

Tom levantó su pulgar lentamente hasta su rostro y secó la lágrima. Era el gesto más tierno que le había visto hacer.

―Por favor, deja de llorar ―le rogó suavemente― Me está matando.

Hacía dos minutos, había querido destrozarla por lo horrible que le había hecho sentirse, y ahora observaba con alivio que el temblor de su cuerpo disminuía. Él se había convencido a sí mismo de forma lógica que la odiaba, pero la lógica lo había abandonado cuando había visto la cara de Helen.

¿Qué era acerca de ella que lo hacía actuar tan impulsivamente?

Se apartó de ella de repente, y Helen supo qué era lo que Tom estaba a punto de hacer. Se estaban acercando demasiado emocionalmente, de nuevo, y él estaba aterrado. Iba a gritarle o alejarse. Ella lo vio con esta expresión conocedora y de corazón roto en su cara, porque sabía que él iba a hacerlo. Lo había hecho cada vez que ella había tratado de acercarse a él.

Y entonces, decidió no hacerlo. Así de la nada, él cambió su mente. Helen nunca le había dado una razón para no confiar en ella, después de todo. Parecía demasiado cruel para Tom dejarla en un pasillo desierto, llorando por todas las cosas que le había hecho.

Respiró profundamente.

―Siento haber negado nuestra relación, pero lo hice porque estaba en negación acerca de ella yo mismo. Siento haber dejado que Rhion te golpeara sin hacer nada, pero supongo que se podría decir que estamos a mano, ya que yo te atrapé cuando él te golpeó con la Bludger. Siento haberte gritado, siento haber tratado de controlarte, siento haber dicho que te odiaba... lo siento. Y te estoy suplicando... yo jamás le he suplicado a nadie por nada, Helen... te estoy suplicando que me perdones. Porque algo me está pasando y me está asustando hasta morir. Es como que estoy colgando al borde de un cañón, como que estoy a punto de caer en este abismo sin fin, y lo único que me mantiene aferrándome es el sonido de tu voz.

Los ojos de Tom parecían vacíos y sombríos y dijo esto.

―Porque lo único que me mantiene cuerdo es mirarte a los ojos.

Era enigmático, de alguna manera más intensa, pero aún conserva toda su aguda e impresionante belleza.

―Porque cuando la oscuridad se cierra en torno a mi mente, pienso en cómo se sienten tus labios y se va. Porque cada día me vuelvo más consumidos por iniquidad, oscuridad y mentiras... pero cuando pienso en ti, alguna minúscula parte de mí ve la verdad. Pero sobre todo porque ahora me di cuenta de que no puedo soportar verte llorar ―terminó, su voz llena de confusión― He hecho llorar a tanta gente que incluso no puedo contarlos a todos. Pero como siempre, tú eres diferente... verte llorar es horrible.

Melody estaba derribada. No se había dado cuenta del impacto que había estado teniendo sobre él. Estaba empezando a luchar contra el mal que amenazaba con consumirlo tan completamente. Por ella, estaba luchando contra el hombre que había nacido para ser.

Él estaba luchando contra su destino por ella. Una repentina emoción que no conocía barrió a través de su cuerpo como un fuego salvaje.

Ya no quería mentirle más. Sólo habría verdad entre ellos dos.

―¿Tom? ―ella susurró suavemente, levantando la mirada hacia él. Sus ojos habían parado de llorar, aunque su cara estaba todavía húmeda.

―¿Sí?

―Por favor no me llames Helen... dime Melody.

Si él estaba curioso de sus motivos para cambiar su nombre, no lo mostró.

―Está bien, entonces. Melody.

La palabra sonaba hermosa en sus labios. Era casi poético en su originalidad y elegancia.

Hasta el momento en que había dicho lo siento, Melody había creído que Tom Riddle que nunca cambiaría. Lo había visto en sus ojos, sin embargo. Ella había visto ese debate crucial ocurrir en su cabeza. Él tenía la opción de caminar lejos de ella y distanciarse a sí mismo completamente, o ceder y pedir disculpas al fin. Melody esperaba que la primera opción triunfara sobre pedir disculpas, como siempre lo hacía. Melody había visto al cambio producirse en su rostro.

Alguna nueva emoción que nunca había estado en sus ojos había surgido, y no le tomó tiempo a Melody para darse cuenta de qué era esta emoción.

Confianza, ella se dio cuenta de repente. Yo vi confianza destellar como una joya abandonada en las profundidades de sus ojos apáticos.

Respondo;