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She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
¡Akshaklshasj!
Algún día vas a matarme, lo juro:
»— Sí. Labios hinchados. ¿Intenso besuqueo, Malfoy? — Cuestiona con malicia, provocando que mi corazón se acelere tres veces más de lo salubre. Sé que estoy potentemente sonrojada en este instante.
— Tú dime— repongo tajante, con la amenaza palpable en mi mirada. Él muerde su labio inferior, demasiado seximente para ser legal, y su mirada se demora unos momentos en mi boca antes de regresar a mis ojos para responder:
— Muy intenso.«
— Muy intenso.«
ó Sea que James te diga eso es como :3 mierda, hablo conmigo. No sé como Adhara no lo viola, juro que no lo sé.
Ame el cap con todo mi hermoso corazón antes de que le diera un ataque... Okno, pero esta novela altera mis hormonas... Una vez dije neuronas, pero eso esta en la cabeza, ah, a veces soy MUY burra. Pero solo a veces, casi nunca ó sea mega inteligente que soy... (Mentira).
Escribes hermosamente hermoso, juro que cada palabra que leo llega a mi corazón :3 Llevo un solo cap y siento que te amo<3
Síguela, estas matándome y no puedo morir, aun soy joven. Aprovechando que me estoy despidiendo has que hermosoysensual James bese a Adha, yo muero por otro beso, pero buaaaano es tu novela y no puedo decidir, por desgracia. Síguela que la amo.
Besos.
tobias.
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
¡PASE DE PÁGINA! Eso merece un maratón en mi honor... Ya, debes estar harta de mi, pero buano, sube pronto, linda.
Besos.
tobias.
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Mhm, no sé ni cómo mierda empezar el comentario porque sigo en estado de shock. O sea, mierda, James es un puto mojabragas,estuve todo el capítulo convulsionando de lo jodidamente sexy que es. Encima si te imaginas a un ardiente Aaron Johnson, la cosa se complica. Oh Dios, como amo ese actor. El caso es que de vez en cuando me iba a Tumblr a buscar gifs de él para seguir con su imagen en mi cabeza. ¡Quiero un Aaron Johnson/James Potter en mi vida! Mierda, ¿por qué estoy tan sola? EH, EH.
Algún día tendré que dejar de leer novelas, libros o ver películas, porque me están haciendo creer falsas expectativas sobre los hombres. Igual, todos son como James, unos mujeriegos, egocéntricos y narcicistas de mierda, pero nunca se convierten en tiernos ni dulces por alguna chica, ni nada de eso. O sea, sería un milagro que pasara algo así.
Adhara es tan jodidamente orgullosa y confusa. Ésta se enamoró desde el primer momento, yo lo sé. Y quién no se enamoraría. Me dejó sorprendida cuando James dijo que Mike era un idiota y que era mejor que no estuviese con Adhara, o sea, como si él no le hubiese obligado a dejarla... Era, como si hubiese hecho algo malo, se lo hubiese ocultado a Adhara y James le hubiese obligado a cortar con ella.
Te has liado, lo sé, pero da igual, estoy haciendo suposiciones y si por alguna casualidad, acierto, me sentiré Trelawney o algo así, idk. Soy rara, i know.
Eeeeeeeen fin -feel like a German Germandia-, sube pronto pls, plssss, PLS, o me dará un heart attack (?). Chaaaaaaaaaaaaao♥.
Mina ♡
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Ese ha sido el jodido comentario más largo de toda mi aburrida vida, o sea, siéntete afortunada.
Ahora sí, ¡byyyye!<3.
Mina ♡
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
¿Quieres hacer que me de un ataque al corazón? ¿eh, EH?
Lo ameeeeeeeeeeeee asii, con todas las E
Fue fuckin perfect
Me mataste con esta parte:
‘Oh, hombre, decir eso y luego sonreír así debería estar prohibido’. Al parecer Potter conquistó a mi subconsciente también.
EH, un momento, ¡él no me conquistó! ¡Ni a mí ni a mi subconsciente! ¡No! ¡Jamás! ¡Yo no caeré como las otras chicas! ¡No soy imbécil! ¡Y yo NO PUDE haber pensado que se veía sexy! ¡Qué ingenua!
Fue suuper tiernoo :´)
No te vas a deshacer de mi tan rápido, no te preocupes.
Te voy a estar comentando todos tus capítuloss.
Yo sé que James está celoso, lo presiento
Es un amooooooor
Yo quiero a un Potter-Weasley-Malfoy-Lupin en mi vidaaa
Tengo que admitir que de la tercera generación, además de James, Albus y Scorpius, obviamente, Teddy Lupin es de mis favoritoss.
Cuando hagas esa máquina, prestamelaa, por favoor.
Creo que tengo más platónicos en los libros que los que una persona normal debería tener
Y sii, veo a Germancito, ah
Vos tambiénn?
Sube capii, porfasssssss. Sinoo, estoy segura de que la máquina no te la devuelvo
Concuerdo con AnaPaulaHoran ---->Hola hermana Directioner :P
Quiero besooooooooooo
Un abrazo psicológicoo. Nos leemos (=
Lo ameeeeeeeeeeeee asii, con todas las E
Fue fuckin perfect
Me mataste con esta parte:
‘Oh, hombre, decir eso y luego sonreír así debería estar prohibido’. Al parecer Potter conquistó a mi subconsciente también.
EH, un momento, ¡él no me conquistó! ¡Ni a mí ni a mi subconsciente! ¡No! ¡Jamás! ¡Yo no caeré como las otras chicas! ¡No soy imbécil! ¡Y yo NO PUDE haber pensado que se veía sexy! ¡Qué ingenua!
Fue suuper tiernoo :´)
No te vas a deshacer de mi tan rápido, no te preocupes.
Te voy a estar comentando todos tus capítuloss.
Yo sé que James está celoso, lo presiento
Es un amooooooor
Yo quiero a un Potter-Weasley-Malfoy-Lupin en mi vidaaa
Tengo que admitir que de la tercera generación, además de James, Albus y Scorpius, obviamente, Teddy Lupin es de mis favoritoss.
Cuando hagas esa máquina, prestamelaa, por favoor.
Creo que tengo más platónicos en los libros que los que una persona normal debería tener
Y sii, veo a Germancito, ah
Vos tambiénn?
Sube capii, porfasssssss. Sinoo, estoy segura de que la máquina no te la devuelvo
Concuerdo con AnaPaulaHoran ---->Hola hermana Directioner :P
Quiero besooooooooooo
Un abrazo psicológicoo. Nos leemos (=
~Aguss_Directioner♥
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Hola!
[b style="mso-bidi-font-weight: normal;"]Soy tu nueva & fiel lectora…Me han encantado los capítulos, además de que la novela es de James jeje síguela cuando puedas vale?
Besos y abrazos psicológicos. [/b]
[b style="mso-bidi-font-weight: normal;"]Soy tu nueva & fiel lectora…Me han encantado los capítulos, además de que la novela es de James jeje síguela cuando puedas vale?
Besos y abrazos psicológicos. [/b]
.::AbyDeHoran::.
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Capítulo 2
Cosas que no deben hacerse
PARTE I
Narra Escritora
James Potter se sentaba en la butaca más apartada de su sala común con la vista fija en el suelo. Estaba, extrañamente, pensando. Claro que lo extraño no era que pensara (el muchacho era bastante listo), sino en quién pensaba.
Los Potter, los Weasley, los Scamander, los Longbottom, los Malfoy e incluso Zabini, Nott y Goyle tenían una rivalidad especial y que se remontaba a la época de la mismísima guerra. Todo entre ellos sucedió de manera natural. Por un lado, estaban los buenos; los hijos de los héroes del mundo mágico, los iluminados que eran respetados y admirados por todos. Y aparte, estaban los “malos”; esos que eran víctimas de un oscuro pasado del cual no habían sido partícipes, los que habían soportado año tras año las burlas y miradas despectivas de todo el colegio, como si de alguna forma ellos tuvieran la culpa de los errores de sus padres.
Es por eso que esa rivalidad no tardó en hacerse notar, apenas con la entrada de Teddy Lupin y Victor Zabini en primer año, y luego con toda la tanda que venía después. Simplemente, ellos no podían llevarse bien. Mucho menos si se trataba de un Potter-Weasley y un Malfoy. Una Malfoy en aquel caso.
James se sentía enfadado consigo mismo luego de medir sus acciones del último día. Bien, había quedado intrigado con el beso que Adhara Malfoy le había dado en el tren, y eso le había molestado. Es decir, él siempre la vio como un ser insignificante y rojo que respondía a sus ataques de manera mordaz y soberbia, como si él fuera pura escoria. ¡Y quizás lo era a vista de ella! ¿Qué podía saber el Potter de lo que pasaba por su cabeza retorcida de Malfoy? Para él, Adhara era muy, muy, muy ordinaria y aburrida, pues además de ser tan parca y fría con todos era una cerebrito al mejor estilo Rose Weasley. Una chica de relaciones serias, de las que llevas al cine y traes a casa media hora antes de lo previsto, e incluso con quien tomarías café con sus padres (cosa algo tétrica si lo pensabas bien y te dabas cuenta de quién era su padre), de esas que parecen regirse por una rutina constante. Y no es que ella pareciera detestar el peligro, pues más de una vez se había vengado de James y sus primos. Sólo… Bueno, sólo no esperaba que semejante cuadro de lo monocromático pudiera despedir tanta pasión a la hora de besar.
Es por eso que la chica despertó interés en el Potter. Única y totalmente por eso.
James era un chico apuesto, jugador estrella, divertido, encantador, y por si fuera poco hijo de la figura más alabada en todo el mundo mágico. Simplemente una leyenda… Y eso tenía repercusiones en su medio romántico. Él era, orgullosamente, un rompecorazones de los mejores. No había ni una chica fuera de su familia –y de Slytherin, salvo excepciones-, que él no hubiera probado ya. Salvo Adhara. Y claro que eso hizo mover su alerta de Casanova; necesitaba quitarse la intriga de cómo sería la Malfoy en la cama, y luego ya estaba.
Pero aquella noche, luego de haber hecho una veloz visita a la Sala de Menesteres con Paulette Bourbon, había regresado tan saciado y tranquilo que la idea de saborear el gusto de Malfoy ya no repercutía sobre él. Se había sentado en aquel rincón, y se había puesto a meditar el asunto. En conclusión, tras pensar en sus acciones y palabras de la tarde (las que empleaba cuando estaba de caza, y las cuales ya había planeado con su primo Fred), se había sentido un completo idiota. Y no por cómo pudo quedar con Adhara; no. Sino porque no se había puesto a pensar que ella era una Malfoy. Una mortífaga, sucia, traidora y oscura. Él, aunque tenía unos estándares muy amplios, no quería acostarse con alguien así. ¡Él era un Potter, por todos los cielos!
Su tío Ron Weasley había impuesto tres claras reglas cuando todos eran niños, y las había grabado a fuego en un tronco del jardín de La Madriguera para aumentar su severidad… Claro que eso ocurrió en un año nuevo de borrachera, y luego Hermione estuvo sin hablarle dos días. Pero las reglas seguían siendo importantes, y claras:
“#3: La familia antes que todo.
#2: No mezclarse con Slytherins. Mortífagos a la vista.
#1: Por nada, absolutamente NADA en el mundo, relacionarse de manera estrecha con un Malfoy.”
Y puede que Albus y Rose hubieran decidido quebrantar la norma más importante, pero él no pretendía hacerlo. Y, de todos modos, estaba demasiado contento por haber satisfecho su abstinencia de la semana como para pensar mucho más en ello. Ya ni recordaba sentir deseo por una Malfoy; ¡qué cosa tan tonta de su parte!
“Sí”, decidió James, poniéndose de pie, “ella es sólo una pérdida de tiempo”. Y con una sonrisa convencida se escabulló a su habitación de prefecto.
***
— ¿Qué es peor? ¿Cortarte todos los dedos, o la mano entera? — Cuestionó Scorpius, llevándose una gagrea a la boca.
Bajo la sombra de un roble en un jardín interno del primer piso, estaban los hermanos Malfoy junto con Rose y Albus, platicando sobre su primer día. El juego se llamaba “¿Qué es peor?”, y era uno de sus favoritos para mañanas de sábado como aquellas. Algo genial de que el primero de Septiembre cayera un jueves, era que sólo tenían que ir a clase el viernes y ya podían descansar.
— La mano— respondió Albus asintiendo, mientras comprobaba su carpeta de cromos.
— La mano— coincidió Rose con una mueca, mirando aquel miembro suyo con cierta impresión. La sola idea le daba asco.
— Los dedos— retrucó Adha sin pensarlo. — Es más tortuoso. Además, la mano quedaría totalmente inútil sin dedos, así que daría igual, pero el dolor es mucho más grande— fundamentó vagamente, mutilando su cuarta margarita. Arrancó el último pétalo blanco y tomó otra flor del montón, procediendo de igual forma.
Scorpius, que estaba recostado contra el tronco usando su corbata suelta, la miró suspicaz. Pero no por su respuesta.
— Coincido contigo, hermanita— soltó el rubio, saboreando la fresa de su gagrea con gusto. — Yo me cortaría la mano.
— Bien. Le toca a Albus— determinó la Malfoy, lanzándole a su amigo una piedrita para que reaccionara. El moreno suspiró, viéndose obligado a cerrar su álbum de cromos. Él pareció meditarlo.
— Ya lo tengo. ¿Qué es peor? ¿Enamorarte del hermano o la hermana de tu mejor amigo, o de alguien que tu familia no acepta?
Se produjo un incómodo silencio en el que Scorpius y Rose se vieron obligados a desviar las miradas al suelo. Adhara miró a su amigo con reprobación, reprimiendo una sonrisa, y le lanzó otra piedrita.
— Pues a mí me parece que ninguna es tan mala— afirmó la Malfoy con una sonrisa. Ni el rubio ni la pelirroja alzó la vista, sin embargo.
— Yo creo que la primera. Que se enamoren del hermano de su mejor amigo. O hermana, da igual— comentó Alb, encogiéndose de hombros. Adha lo fulminó con la mirada.
— Hablemos de otra cosa. ¿Cómo les fue el primer día? — Preguntó la chica para cambiar de tema, adoptando nuevamente su sonrisa. Esta vez el Malfoy y la Weasley sí alzaron la mirada, sin ser conscientes de que ambos se habían avergonzado con la pregunta. Rose incluso sonrío.
— Genial. Gané cien puntos en un solo día— informó la rizada, totalmente satisfecha de sí misma. Los otros tres rieron, y ella se ruborizó un poco.
— Rosie, Rosie, Rosie… Nunca cambias, ¿eh? — Burló Scorpius con una sonrisa divertida en el rostro. La Weasley alzó el mentón con dignidad, y meneó la cabeza.
— No, fui, soy y seré siempre Rose Weasley— afirmó firmemente, y eso provocó un brillo extraño en los ojos metálicos del rubio.
— Lo sé. Por eso me encantas.
Otra vez, hubo silencio. Mientras Rose estaba muy ocupada por ponerse como un tomate y Scorpius por mirarla intensamente, los otros dos se sentían totalmente fuera de lugar. Albus y Adhara intercambiaron una mirada incómoda que lo decía todo “debemos huir”.
— Muy adulador, Scor. Pero no es gracioso— pudo articular la rizada finalmente, creyendo (deduciendo) que aquello había sido otro de sus juegos. Él sonrío como esfinge, sin decir nada más.
— Bueno… Yo tuve que sentarme con Potter en pociones— acotó Adha, para romper esa incómoda tensión. Se ganó la atención de todos.
— ¿Con mi hermano? — Inquirió un anonadado Albus. La Malfoy le lanzó una mirada obvia.
— No, con Lily, — corrigió sardónica.
— ¿El profesor los sentó juntos? — Sugirió Rose, mientras Albus le rodaba los ojos a su amiga.
— No. Era el único lugar libre, además del de Fred. Pero el pelirrojo puso deliberadamente su mochila en el asiento junto al suyo, y no tuve más opción que ir con el imbécil mayor— contó la pelirroja, quien nunca ocultaba nada a sus amigos. Aunque… quizás lo del beso en el tren quedara entre ella y Rose; definitivamente no debía saberlo Scorpius, y si le decía a Albus él se lo contaría enseguida.
Albus y Scorp intercambiaron una mirada que las chicas no terminaron de entender.
— No fue tan malo. Casi no hablamos, y no me insultó ni nada— añadió la chica para tranquilizarlos. Su hermano tenía la mandíbula tensa, pero Albus más que tenso estaba furioso.
— Es un imbécil. Tranquilo, Scorp, hablaré con él— aseguró el moreno, desajustándose un poco la corbata, repentinamente nervioso.
— YO hablaré con Potter. Voy a matarlo— farfulló el rubio, sorprendiendo a todos. Bien, él y James se llevaban pésimo (en gran parte por culpa del pelinegro), pero el Malfoy jamás le había hecho ni devuelto nada de lo que le hacía, pues era lo suficientemente maduro como para controlarse y fingir indiferencia, que era mucho peor que la venganza.
— ¡Eh! ¡Tranquilos! Fue sólo un tonto asiento, ni siquiera…— comenzó a decir Adha, pero Rose la interrumpió.
— No fue sólo eso. Si dices que Fred ayudó a que fuera así, y que él de pronto quiso sentarse contigo… Lamento decírtelo, pero el idiota de mi primo te tiene en la mira— musitó severa, como si comunicara que le quedaban pocos meses de vida.
Adhara quedó en blanco unos instantes, con una margarita en la mano a medio mutilar. Entonces Scorp se paró de golpe, con puños apretados, y se marchó a zancadas del lugar; Albus no tardó mucho en seguirlo.
Rose chasqueó la lengua, poniéndose de pie ella también, sacudiéndose el pasto pegado a su falda.
— Tengo la ligera impresión con que eso tiene algo que ver con tu venganza en el tren— comentó Rosie, sin dar rodeos. La Malfoy la miró con sus orbes celestes bien abiertos, como si no saliera del shock.
— Voy. A. Matar. A. Potter— articuló finalmente, ignorando a su amiga y echándose a correr del lugar tal como los otros dos.
Rose bufó indignada por su abandono y, a regañadientes recogió el álbum de cromos de Albus y la caja de gagreas de Scorpius, diciéndose que la próxima vez sería ella quien los dejara a la deriva. Se colocó un mechón del flequillo tras la oreja, y entonces partió del lugar, con las cosas de sus amigos a cuestas.
***
James Potter iba caminando por los pasillos del segundo piso en dirección a su sala común. Llevaba la corbata suelta, la camisa fuera del pantalón con algunos botones desabrochados, y el cabello despeinado a su manera rebelde; como siempre. Eso, sumado a su sonrisa torcida cada vez que cruzaba a alguien, y sus brillantes ojos avellanados, provocaba estragos en toda aquella chica a la que cruzaba. Se sentía bastante pleno, pues acababa de tener una fiesta en un aula abandonada con Linda Roderick, la mejor amiga de su encuentro anterior: Paulette Bourbon.
— Hey— soltó una Hufflepuff de cuarto, interponiéndose en su camino. Tenía las mejillas arreboladas, y se notaba que había tenido que armarse de valor para acercarse… O, que quizás sus amigas –que estaban a unos metros soltando risitas tontas- la habían empujado hacia él. James la evaluó rápidamente de pies a cabeza; era bonita. Tenía el cabello color miel cortado hasta el mentón, lacio, y ojos rasgados en tonalidad café, además de un cuerpo bastante bueno en consideración a su edad. Le devolvió la sonrisa, aunque no conseguiría más que un besuqueo con ella; no se acostaba con menores de quince.
— Hola preciosa, ¿cómo te llamas? — Cuestionó afable, pero con su dejo seductor. Ella se ruborizó hasta límites insospechados, y sus piernas comenzaron a temblar como gelatina.
— T-tracy… Tracy Gabrel— titubeó, pasando el peso de su cuerpo de una pierna a otra mientras jugueteaba con sus manos entrelazadas.
— Qué nombre más bonito, apropiado para una chica tan hermosa— murmuró él, y la pobre Tracy se tambaleó un poco de los nervios. Soltó una risa nerviosa, quizás demasiado fuerte.
— ¡POTTER! — Bramó alguien al final del pasillo, y todos –incluida Tracy y sus amigas- voltearon a ver cómo un furibundo Scorpius Malfoy se aproximaba, seguido por un Albus otro tanto de enfadado. James pronosticó problemas, y eso le provocó una sonrisa de anticipación.
— Malfoy— replicó tranquilamente, algo altivo. El rubio no habló hasta que no estuvo a un metro del Potter, y eso bastó para que Tracy y las otras Hufflepuffs se echaran a correr. — Traidor— añadió, dirigiéndose a su hermano con un asentimiento irónico de cabeza. Alb rodó los ojos con hastío.
— Escúchame, Potter. No vine aquí para soportar tus jueguitos— escupió el rubio, amenazador, apuntándolo con el índice. Enseguida el rostro del ojiavellana se volvió duro y serio; intimidante.
— No te atrevas a amenazarme, Malfoy. No me importa qué maldito problema tienes ahora; no me amenaces, o te irá mal— musitó, en voz baja pero severa. El rubio no se inmutó ni un instante. Ambos estaban erguidos y, aunque el Potter era un año mayor, ambos tenían la misma altura.
— Te lo diré una sola vez, Potter— prosiguió fiero, ignorando su advertencia. — No te quiero ver ni diez metros cerca de mi hermana, ¿entendiste? Ella no es una de tus presas. Ni lo será.
James comprendió de pronto, y se permitió sonreír sardónico. En ese instante pudo ver, por sobre el hombro de su contrincante, que se acercaba la mismísima Adhara Malfoy. Ella también lucía molesta. Volvió a fijar sus ojos avellanados en los grises de Scorpius.
— Créeme cuando te digo que tu hermana sería la última chica en esta escuela –en el mundo, de hecho-, con la que podría llegar a acostarme, siquiera besar. Es tan repulsiva para mí como tú lo eres, Malfoy— dijo, en voz lo suficientemente alta como para que hiciera eco en todo el castillo. Insertó una sonrisa altanera antes de agregar: — Además, es ella la que me besó en un principio. No yo.
Y lo consiguió. En primer lugar, Albus desencajó su mandíbula; en segundo, Scorpius Malfoy quedó lívido con una expresión similar a como si le hubiesen dicho que alguien había muerto; y finalmente, a unos pasos de ellos casi detrás de Albus, Adhara se detuvo. Parecía que la hubiesen petrificado, pues estaba tan pálida como la cal; de pronto lucía enferma… No, enferma no, más bien aterrada. Miró la nuca de su hermano con pánico, y luego clavó sus celestes en James. De verdad, si las miradas matasen…
— Estás muerto— articuló con los labios, sin soltar sonido alguno. Y acto seguido se lanzó sobre él, tumbándolo en el suelo con el ruido seco de su cuerpo impactando sobre la piedra. El golpe le dolió, pero peor fue cuando ella comenzó a arañarle el rostro como toda una nena. Claro que no tardó mucho en tomarla por las muñecas e inmovilizarla, así como tampoco se demoraron sus dos guardaespaldas en levantarla por las axilas, aunque ella seguía batallando para lanzarse sobre él de nuevo. James se incorporó ceñudo apretando fuertemente la mandíbula, maldiciendo internamente porque ella era una mujer y no podía golpearla, o agredirla de ningún modo nunca; era un caballero, por sobre todo.
— ¡¿Qué es esto?! — Exigió otra voz desde la otra punta del pasillo, directo de donde se ubicaba la gárgola hacia la oficina de McGonagall. Y, de hecho, la que se acercaba a ellos severa era la mismísima McGonagall. — ¡¿Qué es esto?! — Repitió escandalizada, y se detuvo frente al grupo. Uno de sus ojos parecía tener un tic, dándole un aspecto aún más terrorífico (si es que eso era posible). Scorpius soltó a su hermana enseguida, pero ésta ya no luchaba por matar al Potter mayor.
Nadie dijo nada durante unos minutos que parecieron eternos.
— ¡Increíble! ¿Cuándo será que los Potter y los Malfoy dejen de pelear? ¡En mi pasillo! — Exclamó la mujer, que en aquel momento parecía mucho más intimidante de lo que alguien de su edad podría ser. Adha agachó la cabeza avergonzada, pero los tres hombres permanecieron erguidos. James tenía un rasguño en la mejilla izquierda.
— Ellos vinieron a amenazarme, profesora— aseguró el ojiavellana, cruzándose de brazos. — Y Malfoy se tiró sobre mí y me rasguñó.
Adhara fulminó a James con la mirada, tentada a golpearlo allí mismo. Pero se contuvo. McGonagall suspiró cansinamente, apretándose el puente de la nariz entre el índice y el pulgar.
— He perdido la cuenta de las veces que ustedes han peleado, señores Potter, señores Malfoy— dijo la anciana con templanza. — Pero esto no puede seguir así. Debo tomar medidas.
Todos soltaron una exclamación ahogada, aterrados de una posible expulsión.
— ¡Fue mi culpa, profesora! — Exclamó enseguida Adha, con voz demasiado aguda a causa del pánico. Scorpius era su hermanito menor, aunque pareciera al revés, y Albus su mejor amigo. Era su responsabilidad. Todos la miraron sorprendidos. — Fui… Yo fui quien pidió a los chicos que amenazaran a Potter, por un asunto personal. Al final me venció la ira y terminé… saltando sobre él, muy infantil e impulsivamente— admitió, agachando la mirada unos segundos. — En todo caso, soy yo quien debe sufrir las consecuencias.
‘Al fin demuestra algo de Gryffindor’, pensó James con ironía. Luego se corrigió; ‘pero sigue siendo una Malfoy que debería estar en Slytherin’.
McGonagall, por otra parte, se quedó mirándola en silencio. La situación le recordaba a otra, unos veintitantos años atrás, en el primer año del gran Harry Potter, durante un altercado con un Troll en los baños. Finalmente tomó una larga inhalación, asintiendo con la cabeza.
— Bien. Señor Potter, señor Malfoy, seré indulgente con ustedes por primera y última vez— concedió, pero los muchachos no se sintieron más felices de que su amiga y hermana se echara la culpa, pues si ellos no hubiesen reaccionado tan precipitadamente ella no habría intentado golpear a James. Aunque Scorpius estaba demasiado aturdido aún con las palabras del Potter como para hacer nada a su favor.
— ¿Qué hay de mí, profesora? Yo soy la víctima— se quejó el ojiavellana, al notar que definitivamente no se refería a él al decir “señor Potter”. McGonagall frunció el ceño en su dirección.
— Usted, señor Potter, me recuerda a su abuelo— determinó, como si eso fuera suficiente respuesta. Se giró a los otros dos. — Váyanse antes de que me arrepienta. Ahora. — Y tanto Scorp como Albus dieron media vuelta y se fueron, luego de que Adhara los empujara con una mirada amenazante.
— Tendré que castigarlos— soltó la anciana, cuando los Slytherins hubieron desaparecido de vista. Tanto James como Adha suspiraron de alivio; no serían expulsados. — Son ustedes el principal problema aquí. Si bien usted, señor Potter, pelea seguidamente con el señor Malfoy, lo hace aún más con la señorita Adhara— prosiguió seriamente. — Demasiado seguido, de hecho. Y tanto yo como los profesores estamos sinceramente cansados. ¿No pueden comportarse como personas civilizadas?
— Es él en salvaje, profesora— aseguró la chica, cruzándose de brazos. James bufó.
— Ella es la que me provoca.
— ¡Eso es mentira!
— Es cierto.
— ¡Que no!
— Sí. Es una Malfoy.
— ¿Y qué? ¡Tú eres un imbécil y yo no te digo nada!
— Tú sí me dices cosas.
— ¡Sí, pero no las que debería! ¡Como por ejemplo, que eres un tremendo pedazo de…!
— ¡Señorita! — Regañó McGonagall justo a tiempo, callando a Adhara en seco. La pelirroja se sonrojó y miró hacia otro lado. La mujer alternó su mirada entre los dos, como si no supiera qué más hacer. — Olvídense del castigo con el profesor Longbottom. Yo misma impondré uno. No he visto a dos estudiantes pelearse así desde…— McGonagall hizo una conveniente pausa, y miró al chico. — Desde James y Lily Potter.
— ¡No! — Exclamaron al unísono, horrorizados por lo que acababa de sugerir la directora. Intercambiaron una mirada de asco mutuo, y volvieron a decir: — ¡NO!
Minerva reprimió una sonrisa.
— Sólo decía. No significa nada en absoluto— informó, más calmada que antes. James fingió un escalofrío, y Adha sacó la lengua en señal de vomito. — Pero de igual forma, no toleraré que esto siga. Mañana quiero verlos a los dos en mi oficina, a las nueve en punto. ¿Entendido? — Y sin dejar espacio a negativas, avanzó entre el espacio que quedaba entre el pelinegro y la pelirroja, y se perdió en el pasillo entre taconeos.
— Eres un monstruo— dijo James ni bien la profesora ya no estuvo en el área, mirando a la chica con el ceño fruncido. Adhara también lo miró, de manera insoldable y mortífera.
— Ayer no pensabas lo mismo— musitó secamente, con todo el veneno de serpiente que sus antepasados Slytherins le habían heredado. — Y estás advertido, Potter: Voy a arruinarte.
Dicho esto, la chica siguió camino hacia adelante, con toda la dignidad que encontró tras un sermón de parte de la mismísima directora, dejando al muchacho sólo en el pasillo del segundo piso.
— Ingenua— murmuró James, pasándose una mano por el cabello. Luego avanzó en dirección contraria a la pelirroja, esperando poder hallar a Tracy Gabrel o a cualquier otra chica para tranquilizarse.
C.J. Potter
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
PARTE II
Narra Escritora.
Lily Potter avanzaba junto a Molly Weasley por los pasillos del segundo piso, directo a la biblioteca. Había sido un primer día bastante denso, y ya tenían pilas y pilas de tarea para hacer, cosa que desagradaba a ambas. Tenían la esperanza de encontrar a Rose en la biblioteca –tal y como siempre-, y que ella las ayudara en Aritmancia.
Mientras caminaban, las jóvenes pelirrojas charlaban sobre sus compañeros, como buenas estudiantes de Hogwarts. Al parecer estaban indignadas con que el Slytherin de séptimo año Maximus Nott estuviera saliendo ahora también con gryffindorianas.
— Es un imbécil— opinó la Potter, como siempre siendo muy directa. — Cree que por tener a un montón de chiquillas alrededor es muy genial.
— Ciertamente lo es. No puedo creer que Arianna Peters, la pudorosa amiga de Rose, haya caído entre sus sábanas. ¿Quién se cree que es para andar así entre las faldas? Estoy harta de los mujeriegos, Lils— confesó la rizada, con el ceño profundamente fruncido. — ¿Es que no hay ningún chico en Hogwarts que valga la pena? — Se lamentó tras un minuto de silencio, con un suspiro resignado.
— Albus vale la pena— aseguró la ojiverde con un asentimiento de cabeza. Molly río con ironía.
— Pero no cuenta, porque es mi primo. No saldré con mi primo— obvió, soltando un “Dah” que hizo reír a ambas.
Llegaron a las puertas de roble dobles de la biblioteca, y Lily abrió una con una sonrisa en los labios, sosteniéndola hasta que su prima pasó junto a ella. Mientras caminaban hasta una mesa vacía (cosa fácil, pues no había casi nadie), la Potter comentó:
— A estas alturas, me daría lo mismo. — Tomó asiento, soltando sus libros sobre la mesa con un suspiro. — Scamander es un idiota, ¿sabes?
Molly sonrío con astucia, sacando su tintero y la pluma. — ¿Por qué el repentino cambio de tema?
Lily rodó los ojos, echándose el cabello tras los hombros.
— Ni lo intentes. Por enésima vez: Nosotros no tenemos nada. Él sólo sigue bromeando sobre salir juntos, pero ni siquiera me interesa. Además, no habla en serio— zanjó la pelirroja, más para convencerse a sí misma que otra cosa. — Me extraña no ver a Rose por aquí. Tendremos que hacer esto solas.
Molly sonrío de nuevo, pero no dijo nada respecto al castaño, quien venía invadiendo sus conversaciones con Lily desde hacía buen rato. Hicieron sus tareas en silencio, y sólo levantaron la vista cuando Rose se les unió con una sonrisa; sus ojos brillaban extrañamente, y eso hizo a la Potter sonreír con perspicacia.
— ¿Dónde estabas, Rosie? — Cuestionó dulcemente, algo sarcástica. La muchacha reaccionó, bajándose de su nube de un soplo. Miró a su prima confundida.
— ¿Eh?
Tanto Molly como Lily rieron, dejando sus deberes aparte otra vez.
— ¿Por qué tan risueña? ¿Acaso decidiste darle atención a un pretendiente finalmente y te gustó? Anda Rose, cuéntanos— apremió la rizada con una sonrisa entusiasta. La gryffindoriana arrugó la nariz como siempre solía hacer cuando algo le parecía incorrecto.
— En absoluto. No es por un chico, además— mintió magistralmente. A Rose no le gustaba mentir, pero tampoco podía contarle a sus primas que su alegría y ensueño se debía a cierto rubio cuyo apellido era repudiado en su familia. Eso nunca.
— Claro que no— ironizó Lily, rodando los ojos. Miró a su prima mientras chasqueaba la lengua en desaprobación. — De todas maneras, no podrás ocultarlo mucho. Somos familia— determinó, y tras pensarlo agregó: — Y las noticias en Hogwarts vuelan.
— Hablando de volar…— Rose decidió que era momento para cambiar de tema. — ¿Cuándo serán las pruebas para el equipo?
Molly y Lillian intercambiaron una mirada confundida. Fue la rizada la que habló.
— ¿Desde cuándo te interesa el quidditch?
Bien, Rose sabía que no era muy atlética. Todos lo sabían de hecho. Pero una cosa era que todos lo supieran, y otra muy diferente que sus primas se lo refregaran en el rostro de esa manera, como el que si ella se interesara por el deporte como todo el mundo fuese una aberración en la naturaleza. Y quizás lo era, ¿quién sabe? No obstante, eso no influenció para que Rose no se pusiera colorada, tanto de la vergüenza como de la impotencia.
— Pues sí me interesa, Molly— contestó castamente, y tiró sus libros sobre la mesa en un gran estruendo, demostrando su molestia. — Y no era por mí, era para saber cuándo tendría que ver a Adhara— añadió tras unos minutos, enfurruñada pero más calmada.
Lily pensó que eso tenía más sentido, pero se abstuvo de decir nada. Rose era muy susceptible y, a nadie le gustaba molestarla pues ella era demasiado dulce y suave como para tolerarlo. Sin duda su nombre no podía ser más acorde.
***
— ¿Y por qué te castigan a ti? Es Potter el que se lo buscó— dijo Anastasia Zabini con el ceño fruncido, mientras mordisqueaba la punta de su pluma mañosamente. Adhara suspiró, negando con la cabeza.
Era un domingo precioso, y todos parecían aprovecharlo antes de iniciar definitivamente las clases aquel lunes. Todos salvo Adha, quien ya había comenzado a cumplir con su castigo, dando clases particulares a quien necesitara; en ese caso: Anastasia. La Malfoy no tenía problemas con ello, pues ella y Ana eran muy amigas; ella iba al mismo año que Scorpius y Albus, en Slytherin, la conocía desde niña por ser hija de una amiga de su madre, y además era muy agradable. No, sin dudas esa parte de su castigo era la mejor, pero la otra… Oh, la otra era muy distinta.
Aquella mañana Adha se había levantado temprano a causa de las ansias por saber cuál sería su castigo. Había tomado una ducha, se había vestido pulcramente con un jean y una camiseta de las Brujas de Macbeth, y había bajado a desayunar incluso antes del señor Flitwick, quien siempre llegaba primero al Gran Comedor. Para las nueve en punto ya había desayunado, charlado con sus amigos, fulminado a Potter varias veces con la mirada, y finalmente se encontraba parada frente a la gárgola que llevaba a la oficina de McGonagall.
Inevitablemente, tuvo que coincidir con el odioso de James, quien no dejaba de repiquetear su pie contra el suelo de manera impaciente, poniendo a Adha de los nervios.
— ¿Quieres parar? Eres un histérico— había mascullado la chica totalmente hastiada. Pero él sólo le había sonreído arrogantemente y había continuado con su incesante tic, acompañándolo incluso de silbidos al compás de una canción de Los Caballeros de Merlín. — Eres un inmaduro, Potter.
— No soy una fruta— repuso él, sin mirarla. Adha se limitó a masajearse las sienes, contando hasta diez internamente.
Para suerte de la Malfoy, en aquel momento la gárgola había empezado a girar, y al cabo de un rato había bajado la profesora McGonagall. James finalmente dejó de repiquetear. Los tres habían subido por las escaleras giratorias hasta la antesala, donde había un solitario sofá al estilo rococó, y luego habían entrado por las puertas dobles que salvaguardaban la oficina. El lugar era semicircular, con un escritorio el doble de amplio de lo normal y una caramelera de patrones escoceses sobre éste. No había nada que resaltar, salvo el gran retrato de Albus Dumbledore que reposaba tras la mesa de trabajo de la anciana, quien ya estaba sentada en su enorme silla, mirando a los niños con expresión severa.
Adha hubo buscado con la mirada hasta hallar el cuadro donde el padrino de su padre, Severus Snape, descansaba. El hombre tenía el cabello oscuro hasta los hombros, una nariz grande y ganchuda, y los ojos oscuros con mirada astuta y penetrante. Parecía observar la escena entretenidamente, casi como si no le sorprendiera en absoluto verlos allí. Quizás estaba acostumbrado… O quizás había reparado en el parecido entre James Sirius y su antepasado.
— Bien— había dicho McGonagall, mirándolos agudamente tras sus gafas de culo de botella. — Me ahorraré el sermón, que ya deben conocer de memoria, y pasaré a decirles que esta es la última vez que voy a perdonarlos. La próxima, llamaré a sus padres, y si continúan… Me temo que tendré que recurrir a la expulsión. — Eso había sido suficiente para poner a ambos muy alerta. Adha se erguió en su asiento frente a la mujer, y McGonagall prosiguió: — He conversado con varios profesores para esto. La profesora Vector estará encantada con que des tutoría a una de sus alumnas, tal como el año anterior, señorita Malfoy— dijo primeramente, mirando a la pelirroja con mirada displicente. James sonrío con burla, y entonces la mujer clavó sus ojos fangosos en él. — Y usted, señor Potter, enseñará quidditch a los de primero durante la ausencia de la profesora Hooch. Claro que el señor Wood va a ayudarle, pero sólo ayudarle.
Y James dejó de sonreír. ¿Enseñarles a niñitos a volar? ¡Él tenía un equipo que dirigir! Decidió callarse, sólo por esa vez. No quería una expulsión.
— Y por otra parte, tendrán un castigo en conjunto. Es momento de que arreglen sus diferencias, o de otra forma mis palabras y castigos serán igual de inocuos que todos los años— continuó McGonagall, sorprendiendo a ambos. Eso nunca antes había sucedido. La mujer hizo una breve pausa para analizar sus reacciones. — Tendrán que pasar todos los sábados hasta el receso de invierno, juntos. No importa qué hagan; si sus tareas, o hablar, o sentarse en silencio reprochando tenerme de directora. Pero tendrán que estar juntos, desde después del almuerzo, y durante una hora— dictaminó inexorable, y para ambos fue como si dictara una condena de muerte.
Hubo un largo momento de perplejidad y asimilación antes de que las quejas comenzaran, pero por supuesto habían sido totalmente vanas. El castigo había sido impuesto, y ninguno podría hacer nada para evitarlo. Eso traía a Adhara un pésimo humor, y casi mata a alguien cuando la profesora Vector fue a buscarla tras el almuerzo para informarle que ya comenzaría a dar su primera tutoría. Al menos, al llegar a la biblioteca para la clase, se había encontrado con Ana.
Y ahí estaba, cumpliendo su castigo como la buena estudiante que era. Soltó un suspiro largo antes de responderle a su amiga.
— McGonagall es demasiado imparcial como para fijarse en nimiedades como quién se lo buscó. — Adha casi no se dio cuenta de que estaba defendiendo a la directora hasta que vio a Ana enarcar una ceja.
— Adha, podrías formar el club de fans de McGonagall— burló la Zabini, con una sonrisa en el rostro remarcando el hoyuelo en su mejilla izquierda.
— Oh, cállate y termina esos ejercicios. Sólo digo la verdad— masculló Malfoy, ligeramente sonrojada. Algo que odiaba de la palidez que le había heredado su padre, era la manera tan fácil que salían a luz sus sonrojos.
Ana río divertida, pero decidió hacerle caso a la pelirroja y seguir con la tutoría. Ninguna habló más sobre el tema, limitándose a algún que otro debate sobre números y sus personificaciones. Para cuando terminaron, ya eran las cinco y media, y ambas estaban agotadas.
— ¿Sabes qué es lo mejor? — Soltó Adhara, mientras caminaban a la sala común de Slytherin con los libros de la Zabini a cuestas.
— Presiento que estás usando sarcasmo. Dime— replicó la pelinegra, acomodándose el flequillo con una mano desocupada.
— Hoy tengo que hacer ronda nocturna. — No tuvo que dar explicaciones, Ana supo a qué se refería de inmediato y puso una mueca en comprensión. Chasqueó la lengua.
— Un lunes largo, ¿eh? — Bromeó. A Ana le gustaba mucho bromear. Llegaron al pasaje que llevaba a la Sala de Slytherin, y ambas se detuvieron unos instantes. — Trata de no matar a Potter, no quiero que mi tutora se vaya a Azkaban— dijo solemnemente, debatiéndose entre la seriedad y la burla. Adha decidió hacerle caso; estaba segura de que podría llegar a matar a Potter si él le hacía una broma más o algo de su repertorio.
— Intentaré, pero no te prometo n…— Adhara iba a decir “nada”, cuando la puerta de la Sala se abrió, dando paso a un molesto Albus que se congeló al chocar con su mejor amiga.
— ¿Adh? ¿Qué haces aquí? — Cuestionó, mirando muy vagamente a la pelinegra que acompañaba a la Malfoy antes de volver a mantener la mirada fija en ella. — ¿Qué pasó con McGonagall? Oye, de veras tenemos que hablar.
‘Claro que sí’ pensó la pelirroja con sarcasmo, y colocó los dos libros que llevaba sobre los que Zabini acarreaba consigo. La chica, que era más bien menuda, se tambaleó un poco.
— Uff, suerte Adhie. Nos vemos mañana— se despidió Ana con una sonrisa hoyuelada. Miró al Potter, con quien no compartía absolutamente nada, y le dirigió un asentimiento cortés antes de decir la contraseña y escabullirse en su Sala Común. Albus siguió mirando a su amiga de brazos cruzados, expectante.
— ¿Y bien? — Adha rodó los ojos resignadamente, y jaló al Potter del antebrazo.
— Ven. Vayamos a la fuente— pidió, irritada por anticipado. Y juntos se dirigieron a aquel jardín interno del séptimo piso que en su interior contenía una fuente de agua en forma de dos leones rugiendo espalda con espalda, tallada en mármol. Obviamente estaba cerca de la casa de Gryffindor, y era el lugar predilecto para Adha y sus amigos al momento de pasar la tarde.
Tomaron asiento al borde de la estatua, y la Malfoy le contó absolutamente todo, desde los castigos hasta la razón de la disputa, con el beso del tren incluido. Albus escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando, muy a su manera comprensiva y dulce que Adha tanto adoraba. Cuando terminó, se sintió desahogada, como si acabara de quitarse un peso de encima.
— Entonces… Besaste a mi hermano— formuló Alb, sosteniéndose el mentón entre el índice y el pulgar como si pensara sobre una difícil ecuación matemática. Adha frunció el ceño, y él río. — Lo siento, es sólo que aún no lo creo.
— Fue venganza. Yo ni siquiera había pensado besar a Potter antes de entrar en el compartimiento. Simplemente aproveché la situación, ¡era Danna Simpson! Probablemente sea su conquista anual, ¡y yo pude arruinársela! Estoy muy satisfecha— aseguró la pelirroja, alzando un poco el mentón de manera inconsciente. Albus volvió a reír, esta vez meneando la cabeza.
— Bien, quizás tú tengas tu venganza, pero ahora mi hermano querrá cobrarte el favor. Sabes que eres una de las pocas que no pasó por sus manos, y ya sabes qué tan imbécil puede llegar a ser a veces— comentó él, con una sonrisa tranquila. Adha bufó.
— ¿A veces? Querrás decir siempre— se quejó ceñuda, cruzándose de brazos. — No entiendo cómo es que tú y él son hermanos. Él es tan… Tan… ¡Ugh, tan insoportable! Y tú… Bueno, todo lo contrario. A veces pienso que él fue adoptado o algo así; quizás era hijo de alguna manada de gorilas y tus padres se apiadaron, ¿quién sabe? — razonó la pelirroja, entornando los ojos como si de veras lo considerara, y su amigo volvió a reír.
***
Adhara se las había ingeniado para no toparse con Potter al comienzo de la ronda nocturna. Es que, usualmente los prefectos de turno (en aquel caso, los de séptimo), solían encontrarse en un punto de reunión, que era el tapiz de Bárnabas el Chiflado. A partir de allí se dividían entre sí el lado oeste y este del séptimo y sexto piso, para luego reencontrarse a las doce en punto en el mismo lugar que al principio. Aunque aquella vez la Malfoy había optado por salir antes que su compañero, para así no encontrárselo; pero al final, ambos debían llegar juntos, así que allí estaba Adha, recostada contra la pared donde generalmente aparecía la puerta de la Sala de Menesteres, mirando en su reloj mágico las flechas apuntar al doce y al seis. Media hora de retraso para el Potter.
— Ojalá se haya caído por las escaleras— farfulló entre dientes, rabiada. ¿Qué demonios necesitaría hacer a esas horas como para demorar en su vigilia? Ugh, ese muchacho empeoraba con los años.
Ya era la una menos un cuarto para cuando una cabellera oscura apareció por el pasillo de la derecha, luciendo bastante alegre, todo lo contrario a la muchacha. Adhara se irguió, y caminó hacia el Potter con los puños apretados y el ceño fruncido, evidentemente molesta.
— ¿Qué demonios estabas haciendo, grandísimo tonto? — Espetó hoscamente, deteniéndose a un metro de él. James enarcó una ceja.
— ¿Es asunto tuyo? No. Entonces no preguntes— determinó, y parecía dispuesto a simplemente marchar a la Sala Común, cuando la pelirroja le dio un empujón en el pecho para mantenerlo allí. No logró moverlo en absoluto, pues en cuestión de fuerza y tamaño estaban disparejos, pero consiguió que al menos quedara allí parado, mirándola con irritación.
— Escucha, Potter. No sé qué demonios intentas, pero te advierto que no dejaré que me expulsen por tu culpa, ¿oíste? — Musitó la Malfoy, con el carácter característico de las pelirrojas. James bufó.
— ¿Estás amenazándome, Malfoy? — Inquirió, ladeando la cabeza con diversión. Adha frunció los labios.
— Quizá. Tú sólo mantente alejado, ¿quieres? Tengo suficientes preocupaciones como para sumarle una expulsión o una de tus estúpidas bromitas. Haz esto fácil para ambos y madura un poco.
Bien, quizás no debía sonar tan dura, pues James enseguida se lo tomaba muy a pecho y cometía alguna estupidez. Pero estaba aprovechando la oscuridad del pasillo y lo solitarios que estaban para llevar a cabo su advertencia. De veras que no quería pasar su último año discutiendo con aquel capullo.
— ¿Estás pidiéndome que maduré? — Escupió el ojiavellana, dando un paso al frente con evidente molestia. — Eres tú la que fingió ser mi novia y me besó para que no pudiera quedarme con Danna; eres tú la que se lanzó sobre mí cuando le conté a tu hermano algo que no querías que supiera; eres tú, y sólo tú, la inmadura. Deberías empeñarte en mejorar un poco antes de decirles a los demás que lo hagan— determinó fieramente, intimidando a Adha sólo unos instantes.
— Eso no es cierto, Potter. Tú no me conoces en absoluto— replicó ella, herida en el ego. — Limítate a no involucrarte más de lo necesario conmigo.
James sonrió. Una sonrisa bastante terrorífica, que fue acompañada por sus avellanados ojos brillando fantasmagóricamente bajo la luz de la luna que se colaba por los ventanales. Adha contuvo un respingo.
— Eres tú la que se empeña en involucrarse conmigo, ¿no crees? — Razonó con voz calma, lo cual era peor que un grito. La Malfoy, sonrojada, alzó el mentón inconscientemente, sin permitir ceder terreno.
— Eso tampoco es cierto. Créeme que no hay nada que me parezca peor que tener lo que sea contigo. ¡Repugnante! Mira si se me pega lo idiota— ironizó, nuevamente a la ofensiva. James enarcó una ceja.
— ¿No crees que ya es como… diecisiete años tarde para preocuparse por eso? — Replicó sagaz.
Bien, si había alguien capaz de discutir parejamente con Adhara, ese era Potter. El muy bobo era un grandísimo idiota la mayor parte del tiempo, pero cuando tocaba hacer un examen o una táctica de juego o discutir, parecía sacar inteligencia de algún recóndito bolsillo lleno de telarañas. ¿Cómo demonios le hacía? Eso era un misterio.
Adha rodó los ojos, ya hastiada. — No vales la pena— farfulló cansinamente, dispuesta a rodear su silueta y marchar hacia su habitación. Claro que entonces una mano se enredó a su muñeca y tiró de ella hacia atrás, haciéndole dar un giro que la dejó de espaldas contra la pared, curiosamente atrapada entre un par de brazos que se apoyaban a cada uno de sus lados como barrotes vivientes. No quiso hacerlo, pero se ruborizó, agradeciendo mentalmente a las penumbras que los rodeaban.
— Tú no decides quién vale la pena— murmuró el Potter con mirada fiera, esmerándose en que la única distancia entre ellos fuese la de un pulgar y medio. La pelirroja fue consciente de que si se estiraba un poquito más, sus labios podrían rozarse y… ¡No!
Adha se mantuvo firme, ignorando el repentino temblor de su cuerpo, procurando lucir segura de sí. Y lo consiguió… a medias.
— Suéltame, Potter— dijo simplemente, sin moverse un centímetro. Sabía que si lo hacía chocaría contra él, y no quería que eso sucediera; ya bastante estúpida se sentía sin sumarle algo así.
James la miró escéptico, casi divertido.
— ¿No piensas defenderte, Malfoy? ¿Gritar, arañar, lanzarte sobre mí… no lo sé, algo de niña mimada que no sabe pelear? — Cuestionó con sarcasmo, logrando su objetivo: picar a Adhara.
La ojiazul frunció los labios con bronca contenida, diciéndose mentalmente que si demostraba estar molesta estaría dándole lo que quería; y eso no sucedería. Ya tenía experiencia en batallar con Potter.
— Ya te he dicho que no vales la pena. Ahora suéltame y deja de jugar al chico malo, ¿quieres? No te queda el papel— replicó tranquilamente, percibiendo cómo fruncía el ceño el muchacho. Aparentemente, ahora el herido en su ego era él.
Lo más curioso en aquella escena, era que pese a que ambos se veían afectados por la cercanía, ninguno se permitía demostrarlo. Estaban jugando un juego, como siempre, los dos buscando ganar y humillar al otro; sólo que aquella vez, el pequeño jueguito era mucho más peligroso que cualquier otra cosa que hubiesen hecho antes, y sus consecuencias serían reales.
Claro que en aquel momento, ninguno lo sabía.
— No estoy buscando fingir ser el chico malo, ¿sabes, Malfoy? Ese papel te lo dejo a ti, por supuesto, pequeña mortífaga— bisbiseó finalmente el Potter, lo más venenosamente posible. Y esa vez sí consiguió romper los muros de Adhara, quien inmediatamente lo empujó hacia atrás por el pecho, logrando salirse de la cárcel de sus brazos. Había un brillo asesino en los ojos brumosos de la chica, como si realmente pudiese sacar su varita y conjurar un Avada Kedavra para demostrarle al muchacho qué tan mortífaga podría llegar a ser si la provocaban.
— Eres el colmo, Potter. Ustedes, hijos de héroes, siempre tan presumidos y orgullosos— masculló la pelirroja, dándole al chico un empujón más con cada frase. Él la miraba divertido, luciendo bastante complacido por haber roto su máscara de indiferencia hacia sus ataques. — Como si las hazañas de sus padres fuesen suyas. ¡Patético! Crees que por que tu apellido está escrito en oro entre los nuestros puedes tratarme como basura, ¿eh? Pues deberías saber que das lástima, regodeándote en logros que ni siquiera te corresponden. ¿Quién es James Potter, sino el “hijo de Harry”? — Atacó rabiosa, y pronto la sonrisa del ojiavellana se borró. Realmente estaba molesta, como cada vez que le asociaban la palabra con “m” por el pasado de su padre, y ahora esa ira estaba contagiándosele a él.
— Deja de decir estupideces, Malfoy— atinó a decir. Sí, la pelirroja estaba enumerando uno por uno todos los demonios de James, sacándolos a la luz junto a sus inseguridades e incógnitas. Adhara rió; y sí que fue una risa digna de su tía abuela Bellatrix.
— Ya no sabes qué decir, ¿ah? — Burló, dándole un último empujón, que lo dejó a él acorralado contra la pared contraria. No es que Adha realmente pudiera mover al Potter con empujoncitos, pero él estaba tan ensimismado en sus palabras que se dejaba desplazar. — Es feo cuando usan tus propios juegos contra ti, ¿no crees? Sí que lo es. No hay nada peor que vivir bajo la sombra de tu apellido y que te lo recuerden constantemente…— Chasqueó la lengua con ironía. — Pero, ¿sabes cuál es la diferencia entre tú y yo? Que yo sólo debo hacer algo bueno de mi vida para demostrarles a todos que no soy una simple hija de la guerra. Tú, en cambio, deberías salvar al mundo o algo así de imposible para quitarte esa mancha de encima. Estás co-de-na-do— silabeó venenosamente, con una ligera entonación. James tensó la mandíbula y apretó los puños, sintiendo que podría echar el castillo abajo de lo iracundo que estaba.
» Creo que casi me das lástima. Casi— finalizó la muchachita, con fingida dulzura en la voz y las venas bullendo de adrenalina.
Y la expresión de él estaba tan transformada en odio, que por unos segundos Adhara creyó que la golpearía o algo así. Pero se llevó una gran sorpresa cuando sintió un par de labios sobre los suyos, intentando con fiereza dominarla.
Al principio intento soltarse, arañando con fervor los brazos de James, quien la rodeaba fuertemente por la cintura para impedir que ella escapase; pero cuando él se las arregló para introducir su lengua decidió darse por vencida, consciente de que jamás podría quitárselo de encima a la fuerza. Él enseguida giró sobre sí, dejándola a ella otra vez contra la pared, recorriendo su boca con dureza mientras ella permanecía inmóvil esperando que acabase. Estaba siendo duro, verdaderamente, como una daga apuñalando.
James estaba tan cegado por la rabia que realmente no lo pensó bien; sólo sabía que era la única manera de desquitarse con la pequeña serpiente demostrándole quién mandaba, pues él realmente jamás le haría daño a una mujer, por más que lo mereciera tanto como Adhara. Ella, por su parte, se sentía ofendida, indignada, vulnerable y débil, como escoria humana; y no por sus hirientes palabras, sino por el trato despectivo que él le estaba dando, como si fuese un animal a domesticar. Ya no sentía las mariposas del tren, aunque sí aquel cosquilleo y el temblor de las piernas, pero no era igual; no, definitivamente eso apestaba.
Para cuando él finalmente la soltó, ella ya estaba temblando, aunque mantenía el mentón en alto y el rostro inexpresivo. Él la miró en silencio unos segundos, asimilando lo que acababa de hacer y maldiciéndose mentalmente; realmente, qué inmaduro había sido eso. Ahora que se había desquitado podía ver desde otro punto de vista lo que acababa de hacer.
Estaba a punto de -milagrosamente- disculparse, cuando ella habló con voz trémula pero firme:
— ¿Ya te sientes mejor, Potter? ¿Inflaste tu ego de vuelta? Bien. Ahora encárgate de hacerme el favor de pretender que no existo, y no vuelvas a hablarme a menos que sea estrictamente necesario, ¿quieres? — Y dicho esto se encaminó hacia la Sala Común, con pasos largos y seguros. Se detuvo a la mitad, cuando las sombras comenzaban a envolverla, y regresó sobre sus pasos con expresión decidida hasta estar frente a frente de nuevo.
Por unos instantes, él creyó que lo golpearía, y estaba por decir que lo sentía otra vez, cuando ella tiró de su corbata roja y oro hacia sí misma, estampando sus labios contra los suyos nuevamente. Sólo que ella no fue salvaje como él, sino que lo besó de la misma manera que había hecho en el tren, con pasión y sensualidad impropias de ella.
Él quiso llevar sus manos hacia la espalda de la Malfoy, pero Adhara no se lo permitió. De hecho, el único contacto que había era el de la mano de ella en torno a la corbata de James, y sus labios, que parecían tener vida propia y no querer despegarse jamás. Ciertamente, aquella vez sí lanzó chispas, e incluso Potter se encontró afectado por el gesto. Pero cuando la cosa comenzaba a verdaderamente gustarle, ella cortó la unión jadeante, dejando al ojiavellana algo mareado.
— Así se besa a una mujer, imbécil— musitó ella como toda explicación, y tras soltar la corbata lanzó una mano hacia la mejilla del aturdido Potter, dándole una sonora bofetada que confundió al muchacho todavía más.
Entonces volvió a dar la vuelta sobre sí, y esta vez los pasos fuertes que daba se perdieron en la infinita oscuridad del castillo, directo a la Sala Común, dejando al pelinegro allí parado a la deriva, confundido, jadeante y sintiéndose avergonzado de sí mismo.
¿En qué demonios se estaba metiendo? Pensó lastimeramente, pasándose una mano por el cabello con nerviosismo. Llevaba en Hogwarts cinco días, y ya era todo un desastre; eso era un nuevo récord.
____________________________
Bueeeeeeeeeeno, como algunas habrán visto (aquellas que me leen en otras novelas semiabandonadas), me puse en campaña para continuarlas a todas. Estoy con más tiempo libre por el asunto de que falta poco para el fin de las clases, así que me hice un espacio y empecé a escribir como autista.
Sobre este capítulo... La relación James/Adhara es poco convencional. Como habrán notado, estos dos comenzaron besándose desde el prólogo (literalmente...). Es que ellos sienten más atracción física que otra cosa, peeeeeeeero, ya veremos cómo continúa esta historia. Lo divertido es que puedo jugar con su entorno; otras parejas, otras historias, y no tan centrado en la relación de los protagonistas, así como tampoco son de amor todos sus problemas, cosa que difiere de algunas de mis otras novelas...
En todo caso, no sé por qué digo esto xD Pido disculpas por ausentarme, doy las gracias a las que comentaron por ser tan geniales :3 Y me despido, rogando porque me perdonen y retomen la lectura (?)
Ahora me voy. Tengo que empezar leer el tercer libro de Divergente, antes de que muera de ansias c: Besos!
P.C: MAYGOD, ONLY WN! Voy a hacer petición para extender la capacidad de mensajes. Dice que es demasiado largo.. PFF, lo dividiré en dos entonces -.-
C.J. Potter
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Holaaaaaaaaaaa! Ya extrañaba la novela. Me encantaron los capítulos. Me da la re ternura que James y Adhara sean iguales a Lily y al otro James. Definitivamente amo la rara relación de estos dos. Amé la parte del beso, simplemente perfecto. Me super encanta la relación de amistad que hay entre Albus y Adhara. Necesito a un Albus, mierda. Y Rose y Scorpius son una pareja de lo más genial.
Espero que la sigas! Abrazos psicológicos. (=
Espero que la sigas! Abrazos psicológicos. (=
~Aguss_Directioner♥
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
nueva lectora!!
me llamo laura y me encanta tu novela!!
me llamo laura y me encanta tu novela!!
Maria.L
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
¡VOLVISTE!
Realmente quería matarte, no subías y no subías, diario revisaba y tu tomándote tu tiempo, desgraciada. Yo leyendo y releyendo el prólogo y el capítulo uno debido a mi enorme desesperación. Bueno, basta de reclamos, amé los dos caps en verdad, quería matar a James pero igual quería violarlo sin piedad. Soy algo bipolar, pero casi nada... Últimamente soy un fracaso para los comentarios, antes escribía con mucha inspiración y ahora a penas si puedo poner un "síguela", este comentario es muy mierda, i know. Bueno, me encanta tu novela en verdad y espero la sigas pronto.
Besos.
tobias.
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Holanda! (?) Aww, gracias!~Aguss_Directioner♥ escribió:Holaaaaaaaaaaa! Ya extrañaba la novela. Me encantaron los capítulos. Me da la re ternura que James y Adhara sean iguales a Lily y al otro James. Definitivamente amo la rara relación de estos dos. Amé la parte del beso, simplemente perfecto. Me super encanta la relación de amistad que hay entre Albus y Adhara. Necesito a un Albus, mierda. Y Rose y Scorpius son una pareja de lo más genial.
Espero que la sigas! Abrazos psicológicos. (=
AJAJAJAJAJAAJAJ, amo la relación James/Adhara, tiene tantos matices... Tenía que poner ese beso; de hecho, creo que hay un beso en cada cap, más o menos. Yo tengo un Albus. Soy suertuda (?)
Scorose son como mis predilectos de la tercera generación, los amodoro. Gracias, y besos virtuales! (Sé que ves Hola soy German, lo sé.. xD)
C.J. Potter
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Welcome Laura! Gracias querida! ^^ Besos.Maria.L escribió:nueva lectora!!
me llamo laura y me encanta tu novela!!
C.J. Potter
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
VOLVÍ! Ahq xDAnaPaulaHoran escribió:¡VOLVISTE!Realmente quería matarte, no subías y no subías, diario revisaba y tu tomándote tu tiempo, desgraciada. Yo leyendo y releyendo el prólogo y el capítulo uno debido a mi enorme desesperación. Bueno, basta de reclamos, amé los dos caps en verdad, quería matar a James pero igual quería violarlo sin piedad. Soy algo bipolar, pero casi nada... Últimamente soy un fracaso para los comentarios, antes escribía con mucha inspiración y ahora a penas si puedo poner un "síguela", este comentario es muy mierda, i know. Bueno, me encanta tu novela en verdad y espero la sigas pronto.Besos.
Aaaw, lo sieeeeeeeeento! Sé que es difícil encontrar novelas de Jamie :_ (es una lástima, es tan sexymente perfecto).
AJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJ, quién no quiere violarlo? Pls, es James Sirius Potter! (Y gracias a personas como nosotras, su ego es tan exageradamente grande c: ). Neh, te entiendo. Yo siempre fui un desastre en los comentarios, por no decir que a veces me cuelgo y no comento nada, porque... no sé, simplemente no sirvo para eso xD De hecho, con que comentes ya soy feliz (?) Es extraño cuán importantes son los comentarios...
Gracias Ana! :33 Pronto, pronto. Besos!!
C.J. Potter
Re: She is a Malfoy [James S. Potter & Tú]
Nueva Lectora amo como describes todo e.e mskafmkafkaksafjsan Adhara y luego Bella, James, Fred *-* y Albus*---* enserio espero que la sigas pronto. Besos.
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