Abrázame fuerte.- [Liam Payne]

Capítulo siete:

¡Buenas noticias, no me ha tocado con Payne! Malas noticias, tampoco me ha tocado con Niall.
Nos han dividido en grupos de cuatro personas, dos para orfanato y dos para enseñanza. Mi grupo constaba de un muchacho y dos muchachas, a parte de mí. Morgana Clawson, Zayn Malik y Cassandra Martin, esos serían mis compañeros.
Morgana estaría conmigo en la parte de orfanato, mientras que Zayn y Cassandra ocuparían la parte de enseñanza. El hogar que manejaríamos contaba con veinte niños de entre tres y catorce años. Por las mañanas, Morgana y yo cuidaríamos de los más chicos y en la tarde estaríamos con los más grandes. Para el mediodía deberíamos prepararles la comida, y los cuatro almorzar con ellos. Durante el transcurso del día también deberíamos ayudarlos con la higiene, estar atentos y darles afecto. Los sábados serían días de excursiones y juegos o de consultas médicas, mientras que los domingos los tendríamos libres.
Una vez que nos habían terminado de dar todas las indicaciones los cuatro nos dirigimos al aula donde daríamos clases, así podríamos conocernos más, conocer el área donde trabajaríamos y organizarnos con las tareas. Nos sentamos en una mesa, enfrentados así podíamos vernos todos.
Silencio. ¿Por qué ninguno comenzaba a hablar?

— No quiero sonar descortés, supongo que debería decir "primero las damas", pero las veo muy nerviosas. Así que si les parece bien, empezaré yo — dijo el muchacho con una dulce sonrisa, a lo que las tres asentimos rápidamente — Bueno, soy Zayn Malik. Tengo veintiún años y vengo de Bradford. Soy maestro de escuela primaria, y estoy aquí por la parte de enseñanza. Siguiente.

A simple vista Zayn era un chico bastante sonriente y tranquilo. Su cabello negro ligeramente aplastado y su piel morena marcaban perfectamente sus rasgos. Una sonrisa se curvaba en la parte inferior de su rostro y encima de está había una mediana nariz. Sus ojos eran un mar de emociones color café. Uno podía encontrar diferentes cosas en ellos. Yo veía tristeza, amor y bondad a través de estos.

— Mi nombre es Cassandra Martin, tengo veinte años y también soy maestra de primaria. Soy de Liverpool y estoy aquí por tradición familiar — dijo la muchacha sentada frente a mí, sacándome de mis pensamientos. Sus ojos verdes miraban sus manos, las cuales se movían reflejando nerviosismo. Sus cabellos rubios caían sobre sus hombros casi ocultando su rostro, era una muchacha muy bonita — Todos en mí familia al cumplir los veinte venimos a ayudar, bueno si realmente lo queremos así. Nadie es obligado, pero casi todos soñamos con hacerlo.

¿Tradición familiar? Le contaré a mi madre quizás le guste la idea y la pongamos en práctica. ¿Se imaginan a Helena ayudando en África? Oh, eso sería divertido y horrible a la vez.

— Soy Allie Bush, tengo veintiún años y soy de Londres. En mí familia no es una tradición — dije mientras reíamos — de hecho mi madre esta en contra de que esté aquí.

— ¿Enfermedades extrañas? ¿Animales feroces? — me preguntó Zayn. Yo solo asentí y los cuatro reímos. Empezar de esta manera ha ayudado bastante. Saber que las personas que compartirías esto sonreía y no eran malhumorados como Payne, era un gran alivio para mí.

— Te ha faltado "Te enfermarás psicológicamente" — dijo la muchacha a mi lado, mientras todos reíamos. Ella tenía unos grandes y brillantes ojos verdes. Su cabello oscuro caía sobre su pequeño rostro como si fuesen hojas de árboles, para todos y para ningún lado. En su mentón había una pequeña cicatriz, y en su sonrisa se veía diversión y picardía — Morgana Clawson, diecinueve años, casi veinte. Vivo en Edimburgo, pero nací en España. Y estoy aquí porque siempre he ayudado y creo que esta será una linda experiencia.

— Bendito seas, Zayn — dije riendo. Así era yo, siempre haciendo bromas para alivianar las situaciones. Con una persona como mi madre había que reír siempre, sino algunas veces terminarías llorando. Los tres me miraron, pero Zayn parecía no entender — Entre las mujeres. Eres el único y prácticamente convivirás con nosotras.

— Oh, me siento alagado. Espero que se porten bien conmigo — su voz sonó como el villano de una película — Sino me tendré que ir.

— Nos portaremos bien, mientras tú también lo hagas — dijo Morgana con cara seria. A lo que todos reímos.

— ¿Alguien ha conocido a algún otro voluntario desde la llegada? — preguntó Zayn — ¿Vieron algún otro hombre?

— ¿Asustado? — pregunté. Estaba siendo totalmente yo, sin darme cuenta. Pero... ¿Y si les caía mal? Oh Allie, ¿Por qué siempre rebajándote? "Desde cuando te importa lo que los demás digan de ti." Las palabras de Louis retumbaron en mi cabeza, y él tenía razón.

— No. Bueno si — contestó el muchacho riendo — ¿No soy el único, no?

— No, yo he visto más muchachos — dijo Cassandra con una sonrisa — ¿No has ido a la reunión? Estaba llena de chicos.

— He llegado tarde — susurró mirándola fijamente.

— No te preocupes — dije tranquilizándolo con una sonrisa — Yo he conocido dos. Uno muy amable y otro bastante pedante.

— ¿Pedante? ¿Por qué? — cuestionó Morgana.

— Hemos tenido una charla bastante desagradable cuando volábamos para aquí — comenté — pero no viene al caso. No ganará fama de mis palabras.

— Tienes carácter — dijo Zayn. Todos reíamos, nos hacíamos bromas, jugábamos. Esto era divertido y bueno. Saber que trabajarás con personas con las que puedes hablar sin problemas, es un alivio.

— Si, me se defender. Es algo que me enseño la vida, supongo — susurré.

— ¿No ha sido fácil? — preguntó Morgana. Su voz sonaba sincera. Yo no era de las personas de contar mis problemas, era más bien cerrada. Me costaba abrirme, y más con extraños.

— Supongo que más fácil que algunas, si — suspiré — pero si no les molesta preferiría dejar eso para otro momento.

Todos parecieron entender, y asintieron. ¿Contar mi vida? ¿De mi padre? De veras, paso. No se si podría contarle a otra persona que no fuera Louis todo lo que viví, lo que lloré. ¿Contarles que mi padre se fue luego de engañar a mi madre por años? ¿Contarles de George? ¿Qué si Louis no hubiese llegado a tiempo, vaya uno a saber que me podría haber pasado? Mejor era dejar así las cosas, contar lo justo y necesario. No se porque, no me pregunten porque. Pero siempre he tenido la idea de que si alguien conoce mi pasado, se alejaría de mí. ¿Pesimista? Suelo serlo. Busco lo malo en todos lados, y quizás no exista. Gran error, lo se. Pero son las cicatrices y enseñanzas que me han quedado.
¿Habrá alguna otra persona como yo? ¿Con una historia como la mía? Una historia donde los padres juegan a la familia feliz por años, hasta que se descubre la mentira. Una historia donde el padre le echa la culpa de su infidelidad a su hija; donde a su hija por años la hace sentir desdichada y mala persona. Una historia en la que la madre abandona a su hija cuando se entera de la infidelidad de su marido, y luego vuelve a buscarla. Una historia triste, dolorosa, llena de lágrimas, peleas, golpes; donde el amor ya no se practicaba, sólo se expresaba en palabras vacías. Una historia de la que no puedo salir porque me pertenece, y la cual espero que nadie viva.

— Lo siento Allie — dijo Morgana.

— No te preocupes, es normal querer saber del otro — contesté sonriéndole — algún día les contaré.

— ¿Por qué no acomodamos los horarios? — comentó Cassandra, para cambiar de tema — Luego nos pedirán lo que hemos hecho, sino lo hacemos quizás será como en la escuela y nos castigaran.

Esto realmente era increíble. Estaba sentada junto a cuatro extraños y quería contarles de mi vida. Pero antes necesitaba encontrar las palabras, intentar recordar algunas cosas y asimilarlas de nuevo. Cuando subí a la avioneta y pase aquella mala situación con el señor Payne pensé que esto sería un error, que quizás mi madre tenía razón. Sin embargo al sentarme a conversar con aquellos chicos me sentí a gusto. Estaba allí haciendo lo que yo quería, si mi madre no lo había impedido. ¿Por qué Payne iba a hacerlo?

— ¿Has pensado alguna vez que el sol es un gran luchador? — me sobresalté al escuchar esas palabras. Me encontraba sentada en los escalones de la puerta del complejo donde vivíamos los voluntarios. Mi vista fija sobre el inmenso cielo celeste que cubría la ciudad ese día. Mi mente vagaba en pensamientos lejanos, hasta que Niall me formuló aquella pregunta.

— ¿Un gran luchador? — pregunté confundida mientras se sentaba a mi lado. Se veía bonito y relajado.

— ¿Has visto cuando las nubes lo cubren? — asentí con la cabeza — Pues, el lucha por salir adelante de estas y reflejarnos. Siempre pelea para asomarse y así transmitirnos su energía.

— No lo había visto de esa manera antes. Tienes razón, Niall — dije sorprendida ante su reflexión.

— En Irlanda el sol no brilla tanto como aquí.

— Ni en Londres. ¿Crees que tiene que ver con la clase de gente que vive allí o aquí? — pregunté entrando en su reflexión. ¿Qué se sentiría ser uno de los niños que reciben ayuda? ¿Qué sentirán los padres de esos niños al no poder darles lo que les falta? ¿Qué sentirían los demás voluntarios al hacer lo mismo que yo? — ¿Cómo si estás personas lo necesitarán más que nosotros? ¿Más energía?

— No lo se, Allie — suspiró observando el cielo. El silencio y los pensamientos nos invadieron. Luego de una semana de trabajo aquí estábamos. ¿Yo? Feliz, las personas aquí son diferentes. Se abrazan, demuestran su cariño. Aquí parece que valoran el amor.
Al principio sentí miedo pero durante los días que pase aquí, creo que nací para esto. Con Morgana hacíamos un gran equipo, y de a poco los niños iban tomándonos cariño y confianza. Tanto como nosotras a ellos.
Con Zayn y Cassandra nos veíamos en los almuerzos, y la verdad era divertido. Entre los cuatro bromeábamos y hablábamos como si fuéramos amigos desde siempre. A Niall lo había visto poco, ya que el centro donde él estaba no quedaba muy cerca del mío. ¿Y a Payne? No lo vi... ¿Por suerte?

— ¿Cómo te ha ido esta semana? — me preguntó el muchacho sentado a mi lado.

— Bien. Los niños son muy buenos, y mis compañeros también. La verdad Niall, estoy contenta de estar aquí — dije sonriendo — ¿Y a ti?

— Igual. Amo a los niños — me contestó con una sonrisa. Su sonrisa era tranquila, transmitía paz — Creo que esto no sólo los ayuda a ellos, sino también a uno mismo, ¿No crees?

— Así es — respondí. Y así era. Cada vez que esos niños emitían palabras o daban una muestra de cariño, se sentía algo diferente. Era increíble ser útil y que lo aprecien. Se sentían ganas de gritar: "Aquí estoy yo, intentando cambiar el mundo" — Niall, ¿Todos los que estábamos en la reunión vinimos a Tamale?

— Si, los que hemos llegado el lunes fuimos repartidos por aquí.

— Oh. ¿Y tu éstas lejos? — Para ya, me dije. Esto no esta bien. Sabía que no estaba preguntando eso por Niall, sino por otra persona. ¿Por qué me interesaba saber de él?

— No. Todos los hogares están cerca del complejo. Hay otros complejos repartidos por cada zona de la ciudad — me explicó.

— ¿Cómo vas con tus compañeros? ¿Puedes trabajar con ellos, Niall?

— Oh si, parecen ser buenas personas. Hay dos muchachas y un muchacho — comentó mirándome — La verdad es divertido estar con ellos, al principio tenía miedo. Tu sabes las personas no siempre son sociables, y no serán dos días si no seis meses.

— Claro, entiendo — susurré. Estaba contenta con mi grupo, pero no del todo satisfecha. ¿Por qué?

— Escucha, he estado hablando con algunos voluntarios y ésta noche iremos a conocer la ciudad — me contó mirándome — ¿Te apuntas?

— Pues no se, Niall — dije dudando. Quería ir, pero no estaba preparada para ver esos ojos miel otra vez... Esperen ni siquiera se si él asistirá. ¿Desde cuando temía tanto enfrentarme a alguien? — Esta bien, iré.

— Genial — observó su reloj y me comentó — Nos juntaremos aquí a las ocho y media. Cenaremos por ahí.

— Niall, ¿Puedo pedirte un favor? — mi voz sonaba a suplica. ¿Qué pasaba conmigo?

— Dime — contestó sin dejar de sonreír.

— Si voy, ¿Podrías quedarte cerca de mí?

— Por supuesto, Allie.

— Gracias — dije sonriendo — iré a mi habitación, luego te veo.

— Oh, ¿Te pondrás linda para ver a alguien en especial? — preguntó bromeándome.

— ¿Hombres? Paso — contesté sonriéndole.

— ¿Te gustan las mujeres? — cuestionó sorprendido.

— No, Niall. Sólo que no quiero a alguien todavía — suspiré. Eso no era del todo verdad, quería a alguien en mi vida pero tenía miedo. ¿Y si me enamoraba de un hombre pedante como Payne? No, mejor nada de amor por ahora.

— Perdón por entrar en ese tema...

—No hay problema — lo interrumpí sonriendo — Iré a cambiarme, nos vemos luego ¿Si?

— Ve — contestó sin borrar la sonrisa de su cara.