Abrázame fuerte.- [Liam Payne]

— ¿Sabes qué es lo peor de todo esto? — pregunté furiosa — Que tú te ríes.

— Perdona, All — contenía su risa al contestar — es que realmente me hace gracia.

— ¿Qué es lo que te hace gracia, Louis? — grité. Comenzaba a enfadarme — porque a mi esto me tiene furiosa.

— Eso mismo es lo qué me hace gracia — ¿Por qué Louis se estaba riendo de mi? — No me río de ti, tonta. Es sólo que nunca te importo lo que digan de ti... ¿Por qué ahora si?

— No lo se, Lou — sinceramente no sabía porque me molestaba tanto. Después de todo se disculpó. ¿Realmente fui tan orgullosa? — De todas formas, no estás ayudando...

— No voy a decirte lo que quieres escuchar, All — dijo con seriedad — Sólo quiero que veas que pasa contigo, no con él.

— No pasa nada conmigo — ¿Louis me estaba cargando? — Sólo que tuve la desgracia de cruzarme con el ser más engreído del planeta.

— Oraré por ti — comentó riendo.

— Eres un estúpido, Louis.

— No te enfades, pequeña — dijo aún riendo — Tu has empezado.

— ¿Yo? ¿Louis te has comido un payaso?

— No, tonta — su risa era contagiosa. Aún que me hiciera enfadarme anhelaba estar allí junto a él — Es que no dejas de hablar de él.

— Eso no es verdad...

— Sí lo es — me interrumpió — Hace doce minutos que no hablas de otra cosa que no sea Liam Payne.

— Sigues sin ayudarme — quería sonar enfadada, pero después de todo Louis tenía razón. Liam no salía de mí cabeza — ¿No se supone que eres mí amigo?

— Y lo soy, All. Sólo quiero que veas lo que yo veo — dijo con tranquilidad. Él no quería pelear, y yo tampoco.

— Okey, no hablaré más de él — dije, aun que mi voz sonó insegura — pero cuando haga algo más...

— Allie... Ya basta — dijo dulcemente — Aleja a Payne de tus pensamientos aún que sea por un rato. Tengo una sorpresa para ti.

— ¿De veras? ¿Cuál es? — chillé con emoción — Dímela, Lou.

— Bueno... — comenzó con tono intrigante — Hay alguien que quiere hablar contigo.

— ¿Una semana que me fui y ya has conseguido novia? — comenté fingiendo enfado — ¡Qué rápido me cambias, Tomlinson!

— Calla All y termina de escuchar — dijo Lou riendo — No tengo novia, y no te cambiaría.

— ¿Entonces quién es?

— Escucha... — comencé a escuchar como llamaba a alguien y al cabo de segundo ese alguien cogía el teléfono.

— Allie... — comenzó una voz suave del otro lado de la línea.

— Emma, princesa. ¿Cómo has estado? — dije emocionada. Realmente me alegraba de escucharla.

— Bien, y ¿Tu? — No me dejo contestar, sólo siguió hablando. Estaba tan emocionada como yo — Allie, me quedaré en tu departamento con Louis por unos días. ¿Puedo dormir en tu habitación?

— Claro que sí, Em — ¿Cómo decirle que no? Esperen, ¿En mi departamento con Louis? ¿Qué paso aquí?

— Gracias, All. Hoy veremos una película — tapó el auricular y la escuché gritar 'Lou, ¿Qué película has comprado?' 'Buscando a Nemo' — Oh, Louis ha comprado Buscando a Nemo. ¿Sabes cual es, All? La que el pececito se pierde y luego se encuentra con Dory... Es muy graciosa.

— ¡Qué bueno, Em! — su alegría era entendible. Todos los días con mi madre debían ser aburridos. Louis tiene el don de alegrar todo lo que cruce su camino, ya sea con sólo sonreír. Y esta a la vista la cualidad más particular de Emma. Cuando esta emocionada, no para de hablar — Me alegro que estén juntos. ¿Han comprado el vestido?

— Oh si, All. Louis dice que parezco una princesa con el — Creo que Louis no sólo es como mi hermano mayor, sino el de Emma también. Ella creció junto a mi madre, Louis y yo. Las tres sabíamos que ante cualquier cosa él siempre estaría con nosotras, no importa lo que fuera, él estaría allí para nosotras — ¡Te encantara!

— Seguro con el pareces más que una princesa. Pero Em, no te olvides que Louis es mi príncipe — bromeé. Siempre peleábamos, no en serio, por Louis — Te lo presto mientras yo no este, ¿Quieres?

— Si — chilló contenta — ¿Cuándo volverás?

— Falta un poco de tiempo todavía, pequeña — sabía que se estaba poniendo triste, la conocía bien — pero Lou estará allí contigo y se divertirán mucho.

— Lo se — la escuché suspirar — pero él no cocina como tu, All.

— Es verdad, pero puede llevarte a comer afuera — dije riendo. Louis no era tan buen cocinero.

— Hey, All... — comenzó con timidez — ¿Podremos dormir los dos en tu habitación? Me da miedo dormir sólita...

— Por supuesto, Em — su voz era tan dulce, no podía decirle que no. La entendía. Louis ha dormido muchas veces conmigo luego de lo de George, con él el medio se iba. Con él me sentía protegida — Oye, ¿Por qué te quedas en casa?

— Mamá ha salido y Louis se ofreció a cuidarme — contestó inocente.

— Esta bien — ¿Helena había salido? ¿A dónde habrá ido? — Pequeña, ¿Me pasarías con Louis de nuevo?

— Si — contestó y llamó a Louis — Te echo de menos, All.

— Y yo, Em — suspiré — Ya nos veremos, lo prometo. Te quiero.

— Yo también, Allie. Adiós — dijo antes de pasarle el móvil a mi amigo.

— ¿Dónde ha ido Helena? — cuestioné sin más.

— Ha salido por negocios — sabía que Louis intentaría escondérmelo para que no me enojes — Volverá en dos días.

— ¿Por negocios? — exclamé — ¿A dónde ha ido?

— Vale, All. Para ya, no te enojes conmigo por lo que ella hace.

— Tienes razón, lo lamento — susurré — Es que sabes que cuando se iba así...

— Lo se — me interrumpió — por eso me quede con Emma. Tranquila, estarán bien.

— Gracias, Lou. No se que haríamos sin ti.

— Serían unas aburridas — contestó con aires de superioridad — No te preocupes, ella estará bien. Y en cuanto sepa algo de tu madre te aviso, ¿Vale?

— Vale — él tenía razón, no tenía la culpa de las cosas que hacía mi madre. Louis ya hacía bastante como para encima cargar con culpas que no eran suyas — Cuídala mucho y a ti también.

— Y tú. No pelees más con Payne — dijo riendo.

— Sí, papá — 'Mierda Lou, te echo tanto de menos' pensé. Sólo había pasado una semana, pero lo extrañaba de verdad — Te quiero, y te extraño.

— Y yo — suspiró — Iré con Emma. Descansa, All. Hablamos luego.

— Adiós — dije para luego colgar.

Me tiré en la cama. El sólo hecho de imaginar a Lou y Emma en mi sofá mirando '"Buscando a Nemo", me hizo sonreír. Esas dos personas me hacían tan feliz, los echaba de menos de verdad. Pero no podía irme, ni quería. Esta era mi misión y la cumpliría. ¿Sólo por eso me quedo? me pregunté. ¿Me estaré quedando por Payne también? ¿Por qué ese hombre seguía en mi cabeza? Basta Allie, me dije, Liam es sólo alguien más... ¿No?

Amo las matemáticas. ¿Quién dice que la perfección no existe? ¿Acaso esa personas era ciega? Las matemáticas son perfectas. Dos más dos son cuatro y no cinco. Si, bueno a veces han de ser inentendibles y odiosas pero luego, cuando logras entenderlas aunque sea sólo un poco, son grandiosas.
Recuerdo en el instituto, siempre aprobaba todos los exámenes. Recuerdo haber pasado horas con Louis intentado explicarle. Luego de eso, hubo momentos en que me planteé el estudiar para ser profesora. La idea de pararme frente a un curso y decir “Las matemáticas no son tan detestables, se las enseñare de manera divertida”, era excitante y temerosa a la vez. Okey, no. Temo hablar en público, me intimida sólo la idea de pensarlo. Mejor dejémosle la enseñanza a Louis, el realmente sirve para eso. Más de una vez he ido a observar sus clases y la verdad, es un gran profesor. Luego de tanto esfuerzo y frustración, él consiguió que esos niños lo adoren y respeten. Hace unos diez meses había empezado con ellos. Al principio llegaba a mi departamento algo agobiado y triste. Sentía que fallaba y no había palabras o abrazos que lo saquen de aquella frustración.
Cuando sus padres decidieron mudarse de ciudad por asuntos laborales, él pensó en irse también. Su decisión estaba casi tomada, se iría de Londres. Pero unas semanas antes de su partida, llegó a mí trabajo para informarme que se quedaría. Puedo asegurar que en ese momento no sólo sonreía con el rostro, sino con el corazón. Los niños lo habían aceptado, él les había cantado unas canciones y ellos respondieron felices. Louis les mostró que no sólo se aprende de los libros, sino también del arte, la música, los dibujos, de todo. Pero que sobre todo se aprende de la vida cotidiana. La vida cotidiana, las experiencias, las situaciones normales y no tan normales, suelen enseñarnos más que aquellos libros que leemos en la escuela.
Louis desterró casi todos los manuales escolares de sus clases. Cada día los niños le cuentan situaciones que vivieron, y él los ayuda a comprender y aprender de esas pequeñas cosas. Son niños casi como los de aquí, de Ghana. Son niños que están prácticamente solos, y digo prácticamente porque se que Louis está y estará con ellos.
Él es como su hermano mayor. Cuando se acerca algún cumpleaños, pasamos días preparando alguna sorpresa. Con esto nos sólo logra que ellos sonrían, sino también que no se sientan solos. Igual que lo viene haciendo conmigo hace quince años. ¿Enamorada de Louis? No, no lo estoy. Quizás en otras circunstancias me hubiera enamorado de él pero luego de todo lo que vivimos, no lo creo. Hoy somos hermanos. Hemos hablado más de una vez sobre eso, ya que en el instituto se rumoreaba que salíamos. Creo que lo intentáramos el amor fraternal es más fuerte, también creo que la vida nos unió porque ninguno tiene suerte en el amor.
Ay Lou, como te echo de menos, pensé. Siempre que lo recordaba una sonrisa se pintaba en mí rostro, y ésta no era la excepción.


— Eres más bella cuando sonríes, no como la otra noche — me asusté en cuanto escuché esa voz. Levanté mí vista del cuadernillo, sobre el cual estaba pensando y allí estaba el dueño de esas palabras recostada sobre el marco de la puerta — no te asustes vengo en paz.

— No esperaba a nadie — me excusé — lamento si los incomodé esa noche. Payne y yo no congeniamos.

— Me he dado cuenta — dijo riendo — ¿Qué te trae tan sonriente?

— Las matemáticas — contesté rápidamente — y recordaba a un amigo.

— ¿Sólo un amigo...? — comenzó.

— Sólo un amigo, Zayn.

— ¿Extrañas no?

— Sí — suspiré — pero estoy feliz aquí. Me siento realizada.

— Te entiendo — dijo sonriendo mientras se sentaba frente de mi. Su rostro se puso serio en cuestión de segundos — All, escucha... Tenemos que hablar.

— Dime, ¿Qué pasa? — cuestioné.

— Hay una niña... — su voz se entrecortó pero continuó — Hay una niña que necesita más atención y cuidados.

— Explícate — su silencio me asustaba. ¿Qué niña? — me estás preocupando, Zayn.

— Hay una niña pequeña que está enferma. No vive aquí — dijo con tranquilidad — pero me han ofrecido traerla, si nos hacemos cargo de ella.

— Oh... — no sabía que decir. ¿Por qué está hablando esto conmigo? — ¿Quieres traerla para aquí?

— Es que no se puede — comenzó escandalizado. Sus ojos se cristalizaban a medida que las palabras salían de su boca.

— Zayn, cálmate — susurré tomando su mano por encima de la mesa — ¿Por qué no se puede? Cuéntame todo.

— Cassandra no tiene una vacuna y el cuidado de la niña será entre todos...

— ¿No hay otro grupo que pueda hacerse cargo? — cuestioné interrumpiéndole.

— Sí, pero no todos tienen las vacunas — su voz sonaba a tristeza, enojo y frustración.

— Tranquilo — lo calmé. Le di un apretón a su mano suavemente seguí hablando — hablaremos con los demás, ¿Sí?

— Ayer la he visto — por el tono de su voz y su rostro, supe que hablaba de la niña — ni te imaginas la sonrisa que tiene, All. Me ha llenado el alma.

— Te creo, Zayn. Lo resolveremos.

— Gracias — dijo levantándose y besando mi mejilla — No se como lo haces, pero me has tranquilizado.

— No es nada — contesté sonriendo — todo por esos niños.

— Sigue sonriendo como hace un rato — me gritó desde la puerta, a lo que asentí y sólo respondí con otra sonrisa.

Seguí sentada allí, ya no pensando el Louis porque debía avanzar con las tareas para los niños. Zayn me había dejado preocupada, ahora debía hablar con las muchachas y así resolver esto. ¿Qué sentiría esa niña? ¿Qué enfermedad tendría? Automáticamente me imaginé a Emma en un hospital. La imagen me producía impotencia, angustia y tristeza. ¡Para ya! Me reproché. Ojala podamos hacer algo por esa niña. ¿Por qué no estudié medicina? Bueno, nunca estuvo en mis opciones, pero me gustaría poder ayudar a esta niña y a todos aquellos que están mal físicamente. Aun que psicología no hubiese estado mal tampoco. Ayudar a las personas con sus problemas o emociones. Debe ser interesante. “Doctora Allie Bush. Licencia en Psicología infantil”. No, definitivamente no me queda bien. ¿Por qué infantil? ¿Qué tengo con los niños? Bueno, eso sería una ventaja. No atendería a hombres como Payne. ¿Por qué siempre pienso en él? ‘Basta, Allie, de veras’, me dije.