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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"El diablo En Invierno" (Nick & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
OH! ya me qede con duda!!
Joe es mi hermano???!! o no??!!
jum SIGUELA!
Joe es mi hermano???!! o no??!!
jum SIGUELA!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
ME GUSTARIA QUE JOE FUERA MI HERMANO!!
MUAHAHA... PENSAMIENTOS PERVERTIDOS!! XD
SUBE PRONTO LA PARTE 3 & 4, POR FAVOR!!
ESPERO VERTE PRONTO CON UN NUEVO CAP :)
XOXO
JAVI'S JONAS
MUAHAHA... PENSAMIENTOS PERVERTIDOS!! XD
SUBE PRONTO LA PARTE 3 & 4, POR FAVOR!!
ESPERO VERTE PRONTO CON UN NUEVO CAP :)
XOXO
JAVI'S JONAS
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
OMJ!! :affraid: :affraid: :affraid:
Nueva Lectora
ME ENCANTA TU NOVE!
El cap 4 creeo qe es, me dejo... bno muy buen cap!
Qiero mas!! :twisted: :twisted:
Nueva Lectora
ME ENCANTA TU NOVE!
El cap 4 creeo qe es, me dejo... bno muy buen cap!
Qiero mas!! :twisted: :twisted:
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Joe es nuestro Bro??
waa qiero saber!!
capi xfiss! :P
waa qiero saber!!
capi xfiss! :P
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Jum sorry niñas
ya les subo cap :)
&& Aclaro JOE NO ES NUESTRO HERMANO!
Asi es la verdad xD Joe tambn tiene su historia aparte
oh si! esto es largooo! desps se la subo si qieren :)
Pasen x mi otra nove :) :
Solo Con Tu Amor!..Nick tu && un poko de Kevin!
ya les subo cap :)
&& Aclaro JOE NO ES NUESTRO HERMANO!
Asi es la verdad xD Joe tambn tiene su historia aparte
oh si! esto es largooo! desps se la subo si qieren :)
Pasen x mi otra nove :) :
Solo Con Tu Amor!..Nick tu && un poko de Kevin!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Capitulo 7 (Parte 3&&4)
Joe iba bien vestido, con ropa oscura y zapatos limpios, pero, como de
costumbre, necesitaba un corte de pelo y sus espesos rizos le caían sobre el
almidonado cuello blanco. Varios anillos de oro le adornaban los dedos largos y
delgados. ______ vio el brillo de un diamante en una oreja: un toque exótico
que le favorecía. Joe la observó con sus extraordinarios ojos color avellana,
que solían hacer olvidar a la gente la mente ágil que había tras ellos. A veces
su mirada era tan penetrante que parecía atravesarte, como si mirara algo
situado detrás de ti.
—Gaji —dijo Joe en voz baja, el modo cordial de los romaníes de referirse a una
mujer no gitana. Tenía un acento extraño, culto pero con matices de clase baja,
y una especie de cadencia extranjera—. Bienvenida —añadió con una breve sonrisa
deslumbrante—. Su padre estará encantado de verla.
—Gracias, Joe. Tenía mi... miedo de que ya hubiera...
—No —murmuró Joe—. Sigue vivo. —Vaciló antes de añadir—: La mayoría del tiempo duerme. Come muy poco. No creo que dure mucho. Ha preguntado por usted. Intenté avisarla la semana pasada, pero...
—Los Maybrick no me permitían venir —susurró ______ con la boca tensa de enojo.No se habían molestado en comentarle que su padre la había mandado llamar—.Bu... bueno, ya me he alejado de ellos para siempre, Joe. Me he casado. Y me quedare aquí hasta que mi padre... ya no me ne... necesite.
La mirada de Joe se desvió hacia Nicholas.
—Lord St. Jonas... —murmuró al reconocerlo. Si se formó alguna opinión sobre el
enlace de ______ con aquel noble, no la reveló.
—¿Está despierto mi padre? —preguntó ______—. ¿Puedo subir a verlo?
—Por supuesto. —El gitano le tomó las manos con suavidad—. Me aseguraré de que nadie los moleste.
—Gracias.
De repente, Nick tomó una mano de ______ y la apoyó con decisión en su brazo.
Aunque lo hizo con indiferencia, la presión que ejerció con los dedos impidió
que ella se soltase.
______ frunció el ceño, perpleja ante esa demostración de posesión.
—Conozco a Joe desde que era una niña —comentó enarcando las cejas—. Siempre ha sido amable conmigo.
—A un marido le gusta que sean amables con su esposa —respondió Nicholas con frialdad—. Dentro de ciertos límites, claro. (haha Nick Celoso xd)
—Claro —corroboró Joe en voz baja. Y a ______—: ¿La acompaño arriba, milady?
—No; conozco el camino —contestó ______ a la vez que sacudía la cabeza—. Si...sigue con lo que estabas haciendo, por favor.
Joe hizo otra reverencia e intercambió una mirada rápida con ______, con la que
ambos expresaron tácitamente que ya encontrarían una ocasión para hablar
después.
—¿Te cae mal porque es romaní? —preguntó ______ a su marido mientras subían la escalera.
—No me suele caer mal la gente por cosas que no puede cambiar —respondió
irónicamente Nick—. Normalmente me dan motivos suficientes para caerme mal por otras causas. (Celosotee xd)
______ separó la mano de su brazo para recogerse la falda.
—Me gustaría saber dónde está el factótum —añadió Nick, y le puso una mano en la cintura mientras subían la escalera—. Es primera hora de la noche. La sala
de juegos y el comedor están abiertos. Debería estar ocupado.
—Es un bebedor —comentó ______.
—Eso explica muchas cosas sobre la forma en que está dirigido el club.
Susceptible a cualquier insulto al club de su padre, y consciente de la presión
suave de la mano de su marido en la espalda, ______ tuvo que morderse la lengua para contener una respuesta mordaz. Qué fácil era para un noble mimado criticar la forma cómo los profesionales hacían las cosas. Si ella tuviera que dirigir un local como ése, Dios no lo quisiera, respetaría mucho más lo que su padre había conseguido.
En el primer piso recorrieron una galería que rodeaba toda la planta. Bastaba
con asomarse a la balaustrada para ver toda la planta baja. Esta, el área más
grande del club, estaba dedicada por completo al juego de azar. Tres mesas
ovales cubiertas con tapetes verdes con marcas amarillas estaban rodeadas por
decenas de hombres. Los sonidos que se elevaban de ellas (el ruido de los
dados, las exclamaciones bajas pero intensas de los tiradores y los crupiers,
el deslizamiento suave de las raquetas cuando acercaban el dinero de la mesa al
crupier) figuraban entre los primeros recuerdos de infancia de ______. La joven
dirigió una mirada al magnífico escritorio tallado del rincón, donde su padre
solía sentarse para conceder créditos, aceptar miembros temporales y elevar la
banca si las apuestas aumentaban demasiado. En ese momento, lo ocupaba un
hombre al que no conocía, con bastante mala pinta. Los ojos de ______ se
dirigieron hacia el rincón opuesto, donde otro desconocido hacía las veces de
supervisor general, regulando los pagos y controlando el juego.
Nick se asomó a la balaustrada para contemplar la planta baja. Como tenía prisa
por ver a su padre, ______ le tiró con impaciencia del brazo. Pero él no se
movió. De hecho, apenas pareció darse cuenta, tan absorto estaba en su
contemplación.
—¿Qué pasa? —preguntó ______—. ¿Has visto algo raro?
Nicholas meneó la cabeza y dejó de prestar atención a la planta baja. Echó un
vistazo alrededor y vio los paneles descoloridos de la pared, las molduras
desprendidas, las alfombras raídas. Tiempo atrás el Jenner's había estado
decorado magníficamente, pero con los años había perdido gran parte de su
esplendor.
—¿Cuántos miembros tiene el club? —preguntó—. Sin contar los temporales.
—Solía tener unos dos mil. No sé las cifras actuales. —Volvió a tirarle del
brazo—. Quiero ver a mi padre. Si tengo que ir sola...
—Tú no vas sola a ninguna parte —replicó Nick, y la miró con una penetración
que la sobresaltó—. Algún borracho, o incluso algún empleado, podría meterte en una de las habitaciones para parejas y violarte antes de que nadie reparara en tu ausencia.
—No corro ningún peligro —replicó irritada—. Conozco a muchos de los empleados,y sé moverme por el club mucho mejor que tú.
—No por mucho tiempo —murmuró Nicholas, y su mirada volvió de una forma casi compulsiva a la planta baja—. Pienso recorrer hasta el último centímetro de
este sitio y conocer todos sus secretos.
______ lo miró perpleja. Su marido había experimentado un cambio sutil desde
que habían entrado en el club. Su languidez habitual se había transformado en
una actitud de alerta, como si estuviera absorbiendo la energía inquieta del
ambiente.
—Miras el club como si nunca lo hubieras visto —murmuró.
Nicholas pasó un dedo por la barandilla, miró el polvo que le quedó adherido y
se lo sacudió. Respondió con expresión pensativa:
—Se ve diferente ahora que es mío.
—Todavía no lo es —replicó ______, al darse cuenta de que estaba valorando el
local para su venta futura. Era muy propio de él pensar en el dinero mientras
su suegro yacía en su lecho de muerte—. ¿Piensas alguna vez en alguien aparte
de ti?
La pregunta pareció sacarlo de su ensimismamiento, y su cara se volvió
inescrutable.
—Rara vez, mi amor. (aww dijo mi amor ok ya sigo)
Se quedaron mirando. Los ojos de ella eran acusadores; los
de él, impenetrables. ______ comprendió que no podía esperar nada decente de
aquel hombre so pena de experimentar una decepción tras otra. Con amabilidad y comprensión no corregiría su alma perdida. Nicholas nunca sería uno de los
calaveras reformados que aparecían en las escandalosas novelas de Daisy Bowman.
—Espero que obtengas pronto lo que quieres —dijo con frialdad—. Mientras tanto,voy a la habitación de mi padre.
Avanzó por la galería sin él, pero a los pocos pasos lo tenía a su lado. Cuando
llegaron a los aposentos de Ivo Jenner, ______ sintió un enorme desasosiego.
Sentía tanto miedo y anhelo a la vez que le sudaban las manos y notaba una rara sensación en el estómago. Al sujetar el pomo para abrir la puerta, la palma le resbaló por el metal deslustrado.
—Permíteme —dijo Nick con brusquedad a la vez que le apartaba la mano del pomo.
Abrió la puerta, la sujetó para que pasara y entró tras ella en una oscura
sala.
La única luz procedía de la puerta abierta del dormitorio, donde una lámpara
pequeña emitía un brillo regular. ______ cruzo el siguiente umbral y se detuvo,
parpadeando hasta que sus ojos se adaptaron a la penumbra. Se acercó a la cama,apenas consciente de la presencia del hombre que tenía a su lado.
Su padre dormía con la boca medio abierta. Tenía la piel pálida y con un brillo
extraño, como si fuera una figura de cera. Unas arrugas marcadas le surcaban el
rostro. Parecía haberse encogido a la mitad, con los brazos increíblemente
delgados. ______ se esforzó por conciliar aquella silueta desconocida con el
padre corpulento y fornido que había conocido siempre. Al ver cómo su cabello,
antes pelirrojo, estaba salpicado de canas que recordaban el plumaje erizados
de un pollo, la asaltó una infinita ternura.
La habitación olía a encierro, enfermedad, velas quemadas y medicinas. Olía a
una muerte próxima. Vio un montón de sábanas sucias en el rincón y pañuelos
manchados de sangre en el suelo. La mesita de noche estaba llena de cucharas
sucias y frascos de medicamento. ______ se agachó para recoger un pañuelo del
suelo, pero Nicholas la sujetó por el brazo.
—No tienes que hacer eso —masculló—. Puede encargarse una criada.
—Sí —susurró ______ con amargura—. Ya veo lo bien que lo hacen. —Se soltó de él, recogió los pañuelos sucios y los dejó caer sobre el montón de sábanas
desechadas.
Nicholas se acercó a la mesita de noche y contempló el cuerpo consumido de
Jenner. Tomó un frasco de medicamento y se lo pasó por la nariz.
—Morfina —murmuró.
Por alguna razón, verlo junto a su padre desvalido y examinando sus medicinas
irritó a ______.
—Lo tengo todo controlado —dijo en voz baja—. Te agradecería que te fueras.
—¿Qué piensas hacer?
—Voy a arreglar la habitación y cambiar las sábanas. Y después me sentaré a su
lado.
—Deja dormir a este pobre diablo —dijo él con los ojos entornados—. Tienes que
comer y cambiarte de ropa. ¿De qué crees que le servirá que te sientes en la
penumbra y...? —Se detuvo y masculló una maldición al ver su expresión terca—.Muy bien. Te daré una hora, después comerás conmigo.
—Pienso quedarme con mi padre —replicó ella con rotundidad.
—______. —Su voz baja contenía una advertencia inflexible. Se acercó a ella, le
hizo darse la vuelta y la zarandeó suavemente para que lo mirara a los ojos—.
Te mandaré llamar y vendrás. ¿Lo has entendido?
Ella tembló de rabia. Le daba órdenes como si fuera propiedad suya. Por Dios,
se había pasado toda la vida obedeciendo las órdenes de sus tíos, y ahora
tendría que someterse a un marido insufrible.
Sin embargo, reconoció que Nicholas todavía tenía mucho camino que recorrer
para igualar el empeño do los Maybrick y los Stubbins en amargarle la vida. Y
no cabía considerarlo irrazonable o cruel por pedirle que comiera con él. Así
que se tragó la rabia y asintió. Cuando Nicholas le repasó los rasgos tensos
con la mirada, sus ojos poseían un brillo extraño, como las chispas que saltan
del martillo del herrero al golpear una lámina de metal candente.
—Así me gusta —murmuró con una sonrisa burlona, y se fue.
Joe iba bien vestido, con ropa oscura y zapatos limpios, pero, como de
costumbre, necesitaba un corte de pelo y sus espesos rizos le caían sobre el
almidonado cuello blanco. Varios anillos de oro le adornaban los dedos largos y
delgados. ______ vio el brillo de un diamante en una oreja: un toque exótico
que le favorecía. Joe la observó con sus extraordinarios ojos color avellana,
que solían hacer olvidar a la gente la mente ágil que había tras ellos. A veces
su mirada era tan penetrante que parecía atravesarte, como si mirara algo
situado detrás de ti.
—Gaji —dijo Joe en voz baja, el modo cordial de los romaníes de referirse a una
mujer no gitana. Tenía un acento extraño, culto pero con matices de clase baja,
y una especie de cadencia extranjera—. Bienvenida —añadió con una breve sonrisa
deslumbrante—. Su padre estará encantado de verla.
—Gracias, Joe. Tenía mi... miedo de que ya hubiera...
—No —murmuró Joe—. Sigue vivo. —Vaciló antes de añadir—: La mayoría del tiempo duerme. Come muy poco. No creo que dure mucho. Ha preguntado por usted. Intenté avisarla la semana pasada, pero...
—Los Maybrick no me permitían venir —susurró ______ con la boca tensa de enojo.No se habían molestado en comentarle que su padre la había mandado llamar—.Bu... bueno, ya me he alejado de ellos para siempre, Joe. Me he casado. Y me quedare aquí hasta que mi padre... ya no me ne... necesite.
La mirada de Joe se desvió hacia Nicholas.
—Lord St. Jonas... —murmuró al reconocerlo. Si se formó alguna opinión sobre el
enlace de ______ con aquel noble, no la reveló.
—¿Está despierto mi padre? —preguntó ______—. ¿Puedo subir a verlo?
—Por supuesto. —El gitano le tomó las manos con suavidad—. Me aseguraré de que nadie los moleste.
—Gracias.
De repente, Nick tomó una mano de ______ y la apoyó con decisión en su brazo.
Aunque lo hizo con indiferencia, la presión que ejerció con los dedos impidió
que ella se soltase.
______ frunció el ceño, perpleja ante esa demostración de posesión.
—Conozco a Joe desde que era una niña —comentó enarcando las cejas—. Siempre ha sido amable conmigo.
—A un marido le gusta que sean amables con su esposa —respondió Nicholas con frialdad—. Dentro de ciertos límites, claro. (haha Nick Celoso xd)
—Claro —corroboró Joe en voz baja. Y a ______—: ¿La acompaño arriba, milady?
—No; conozco el camino —contestó ______ a la vez que sacudía la cabeza—. Si...sigue con lo que estabas haciendo, por favor.
Joe hizo otra reverencia e intercambió una mirada rápida con ______, con la que
ambos expresaron tácitamente que ya encontrarían una ocasión para hablar
después.
—¿Te cae mal porque es romaní? —preguntó ______ a su marido mientras subían la escalera.
—No me suele caer mal la gente por cosas que no puede cambiar —respondió
irónicamente Nick—. Normalmente me dan motivos suficientes para caerme mal por otras causas. (Celosotee xd)
______ separó la mano de su brazo para recogerse la falda.
—Me gustaría saber dónde está el factótum —añadió Nick, y le puso una mano en la cintura mientras subían la escalera—. Es primera hora de la noche. La sala
de juegos y el comedor están abiertos. Debería estar ocupado.
—Es un bebedor —comentó ______.
—Eso explica muchas cosas sobre la forma en que está dirigido el club.
Susceptible a cualquier insulto al club de su padre, y consciente de la presión
suave de la mano de su marido en la espalda, ______ tuvo que morderse la lengua para contener una respuesta mordaz. Qué fácil era para un noble mimado criticar la forma cómo los profesionales hacían las cosas. Si ella tuviera que dirigir un local como ése, Dios no lo quisiera, respetaría mucho más lo que su padre había conseguido.
En el primer piso recorrieron una galería que rodeaba toda la planta. Bastaba
con asomarse a la balaustrada para ver toda la planta baja. Esta, el área más
grande del club, estaba dedicada por completo al juego de azar. Tres mesas
ovales cubiertas con tapetes verdes con marcas amarillas estaban rodeadas por
decenas de hombres. Los sonidos que se elevaban de ellas (el ruido de los
dados, las exclamaciones bajas pero intensas de los tiradores y los crupiers,
el deslizamiento suave de las raquetas cuando acercaban el dinero de la mesa al
crupier) figuraban entre los primeros recuerdos de infancia de ______. La joven
dirigió una mirada al magnífico escritorio tallado del rincón, donde su padre
solía sentarse para conceder créditos, aceptar miembros temporales y elevar la
banca si las apuestas aumentaban demasiado. En ese momento, lo ocupaba un
hombre al que no conocía, con bastante mala pinta. Los ojos de ______ se
dirigieron hacia el rincón opuesto, donde otro desconocido hacía las veces de
supervisor general, regulando los pagos y controlando el juego.
Nick se asomó a la balaustrada para contemplar la planta baja. Como tenía prisa
por ver a su padre, ______ le tiró con impaciencia del brazo. Pero él no se
movió. De hecho, apenas pareció darse cuenta, tan absorto estaba en su
contemplación.
—¿Qué pasa? —preguntó ______—. ¿Has visto algo raro?
Nicholas meneó la cabeza y dejó de prestar atención a la planta baja. Echó un
vistazo alrededor y vio los paneles descoloridos de la pared, las molduras
desprendidas, las alfombras raídas. Tiempo atrás el Jenner's había estado
decorado magníficamente, pero con los años había perdido gran parte de su
esplendor.
—¿Cuántos miembros tiene el club? —preguntó—. Sin contar los temporales.
—Solía tener unos dos mil. No sé las cifras actuales. —Volvió a tirarle del
brazo—. Quiero ver a mi padre. Si tengo que ir sola...
—Tú no vas sola a ninguna parte —replicó Nick, y la miró con una penetración
que la sobresaltó—. Algún borracho, o incluso algún empleado, podría meterte en una de las habitaciones para parejas y violarte antes de que nadie reparara en tu ausencia.
—No corro ningún peligro —replicó irritada—. Conozco a muchos de los empleados,y sé moverme por el club mucho mejor que tú.
—No por mucho tiempo —murmuró Nicholas, y su mirada volvió de una forma casi compulsiva a la planta baja—. Pienso recorrer hasta el último centímetro de
este sitio y conocer todos sus secretos.
______ lo miró perpleja. Su marido había experimentado un cambio sutil desde
que habían entrado en el club. Su languidez habitual se había transformado en
una actitud de alerta, como si estuviera absorbiendo la energía inquieta del
ambiente.
—Miras el club como si nunca lo hubieras visto —murmuró.
Nicholas pasó un dedo por la barandilla, miró el polvo que le quedó adherido y
se lo sacudió. Respondió con expresión pensativa:
—Se ve diferente ahora que es mío.
—Todavía no lo es —replicó ______, al darse cuenta de que estaba valorando el
local para su venta futura. Era muy propio de él pensar en el dinero mientras
su suegro yacía en su lecho de muerte—. ¿Piensas alguna vez en alguien aparte
de ti?
La pregunta pareció sacarlo de su ensimismamiento, y su cara se volvió
inescrutable.
—Rara vez, mi amor. (aww dijo mi amor ok ya sigo)
Se quedaron mirando. Los ojos de ella eran acusadores; los
de él, impenetrables. ______ comprendió que no podía esperar nada decente de
aquel hombre so pena de experimentar una decepción tras otra. Con amabilidad y comprensión no corregiría su alma perdida. Nicholas nunca sería uno de los
calaveras reformados que aparecían en las escandalosas novelas de Daisy Bowman.
—Espero que obtengas pronto lo que quieres —dijo con frialdad—. Mientras tanto,voy a la habitación de mi padre.
Avanzó por la galería sin él, pero a los pocos pasos lo tenía a su lado. Cuando
llegaron a los aposentos de Ivo Jenner, ______ sintió un enorme desasosiego.
Sentía tanto miedo y anhelo a la vez que le sudaban las manos y notaba una rara sensación en el estómago. Al sujetar el pomo para abrir la puerta, la palma le resbaló por el metal deslustrado.
—Permíteme —dijo Nick con brusquedad a la vez que le apartaba la mano del pomo.
Abrió la puerta, la sujetó para que pasara y entró tras ella en una oscura
sala.
La única luz procedía de la puerta abierta del dormitorio, donde una lámpara
pequeña emitía un brillo regular. ______ cruzo el siguiente umbral y se detuvo,
parpadeando hasta que sus ojos se adaptaron a la penumbra. Se acercó a la cama,apenas consciente de la presencia del hombre que tenía a su lado.
Su padre dormía con la boca medio abierta. Tenía la piel pálida y con un brillo
extraño, como si fuera una figura de cera. Unas arrugas marcadas le surcaban el
rostro. Parecía haberse encogido a la mitad, con los brazos increíblemente
delgados. ______ se esforzó por conciliar aquella silueta desconocida con el
padre corpulento y fornido que había conocido siempre. Al ver cómo su cabello,
antes pelirrojo, estaba salpicado de canas que recordaban el plumaje erizados
de un pollo, la asaltó una infinita ternura.
La habitación olía a encierro, enfermedad, velas quemadas y medicinas. Olía a
una muerte próxima. Vio un montón de sábanas sucias en el rincón y pañuelos
manchados de sangre en el suelo. La mesita de noche estaba llena de cucharas
sucias y frascos de medicamento. ______ se agachó para recoger un pañuelo del
suelo, pero Nicholas la sujetó por el brazo.
—No tienes que hacer eso —masculló—. Puede encargarse una criada.
—Sí —susurró ______ con amargura—. Ya veo lo bien que lo hacen. —Se soltó de él, recogió los pañuelos sucios y los dejó caer sobre el montón de sábanas
desechadas.
Nicholas se acercó a la mesita de noche y contempló el cuerpo consumido de
Jenner. Tomó un frasco de medicamento y se lo pasó por la nariz.
—Morfina —murmuró.
Por alguna razón, verlo junto a su padre desvalido y examinando sus medicinas
irritó a ______.
—Lo tengo todo controlado —dijo en voz baja—. Te agradecería que te fueras.
—¿Qué piensas hacer?
—Voy a arreglar la habitación y cambiar las sábanas. Y después me sentaré a su
lado.
—Deja dormir a este pobre diablo —dijo él con los ojos entornados—. Tienes que
comer y cambiarte de ropa. ¿De qué crees que le servirá que te sientes en la
penumbra y...? —Se detuvo y masculló una maldición al ver su expresión terca—.Muy bien. Te daré una hora, después comerás conmigo.
—Pienso quedarme con mi padre —replicó ella con rotundidad.
—______. —Su voz baja contenía una advertencia inflexible. Se acercó a ella, le
hizo darse la vuelta y la zarandeó suavemente para que lo mirara a los ojos—.
Te mandaré llamar y vendrás. ¿Lo has entendido?
Ella tembló de rabia. Le daba órdenes como si fuera propiedad suya. Por Dios,
se había pasado toda la vida obedeciendo las órdenes de sus tíos, y ahora
tendría que someterse a un marido insufrible.
Sin embargo, reconoció que Nicholas todavía tenía mucho camino que recorrer
para igualar el empeño do los Maybrick y los Stubbins en amargarle la vida. Y
no cabía considerarlo irrazonable o cruel por pedirle que comiera con él. Así
que se tragó la rabia y asintió. Cuando Nicholas le repasó los rasgos tensos
con la mirada, sus ojos poseían un brillo extraño, como las chispas que saltan
del martillo del herrero al golpear una lámina de metal candente.
—Así me gusta —murmuró con una sonrisa burlona, y se fue.
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Ahi esta el cap
les subo el 8 mañanita...bno al rato :)
Grax x leerla :D
les subo el 8 mañanita...bno al rato :)
Grax x leerla :D
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
aa ese Nick mandon y celoso :evil:
:risa: :risa: ok noott
Pon el 8 si si si si si'??????!!!
:risa: :risa: ok noott
Pon el 8 si si si si si'??????!!!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
YourBiggestFan escribió:Jum sorry niñas
ya les subo cap :)
&& Aclaro JOE NO ES NUESTRO HERMANO!
Asi es la verdad xD Joe tambn tiene su historia aparte
oh si! esto es largooo! desps se la subo si qieren :)
Pasen x mi otra nove :) :
Solo Con Tu Amor!..Nick tu && un poko de Kevin!
Ushh! yo qeria qe jueera mi mano
ya qee.......
Sigueeelaaaa!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
AME EL CAPITULO!!
NICK CELOSO ME HIZO REIR :B
SUBE PRONTO EL 8, EH?
QUE ESTES MUUUUY BIEN!
XOXO
JAVI'S JONAS
NICK CELOSO ME HIZO REIR :B
SUBE PRONTO EL 8, EH?
QUE ESTES MUUUUY BIEN!
XOXO
JAVI'S JONAS
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Hola niñas grax x los coment's :) Si Nick es Celoso xD
ya les subO el cap O8! :)
ya les subO el cap O8! :)
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
CAPITULO 8 (parte1,2,3&4)
Nick estuvo tentado de dejar a ______ en el club con su
padre e irse a su casa, situada a poca distancia de St. James. Era difícil
resistirse al aliciente de su tranquila y confortable residencia. Quería comer
en su propia mesa, y relajarse delante de la chimenea con una de sus batas de
seda forradas de terciopelo. Al cuerno con la tozuda de su esposa; que tomara
sus propias decisiones y aprendiera a vivir con las consecuencias.
Sin embargo, mientras deambulaba por la galería del primer piso, con cuidado de que no lo vieran desde la planta baja, sintió una curiosidad molesta, como
cuando se tiene una piedra en el zapato. Se situó junto a una columna para
observar el trabajo de los crupiers y el del supervisor general para, desde su
rincón, controlar el juego y lograr que todo siguiera el ritmo adecuado. La
actividad en las tres mesas de juego parecía un poco lenta. Faltaba alguien que
animara las cosas y creara un ambiente que incitara a los clientes a jugar más
y más deprisa.
Las desaliñadas prostitutas de la casa se paseaban despacio por la sala y se
detenían aquí y allá para engatusar a los clientes. Al igual que las comidas
del aparador lateral y el bar, las mujeres eran una opción gratuita para los
socios. Si un hombre necesitaba una mujer para consolarse o para celebrar,
subía con una prostituta a una de las habitaciones del piso de arriba.
Nick observó con detenimiento las mesas de juego y el bar. Había indicios de
que era un negocio en decadencia. Supuso que, al caer enfermo, Jenner no había
nombrado a un sustituto digno de confianza, salvo su factótum Clive Egan, que
era inepto, deshonesto o ambas cosas a la vez. Nick quería ver los libros
contables, los ingresos y gastos, los datos financieros de los socios, las
listas de cobros, las deudas, los préstamos, los créditos..., todo lo que
contribuyera a completar un retrato de la situación económica del club.
Al volverse hacia la escalera, vio al gitano Miller en la penumbra de un
rincón. Nick se quedó callado para obligarlo a hablar primero. Miller lo hizo
con educación y sin desviar la mirada.
—¿Puedo ayudarlo, milord?
—Puede empezar por decirme dónde está Egan.
—En su habitación.
—¿En qué estado?
—Indispuesto.
—Ya. ¿Se indispone a menudo?
El gitano no dijo nada, pero sus ojos azabache se llenaron de recelo.
—Quiero la llave de su oficina —pidió Nick—. Echaré un vistazo a los libros
contables.
—Sólo hay una llave, milord —repuso Miller, escrutándolo con curiosidad—. Y la
tiene el señor Egan.
—Consígamela.
El otro arqueó las cejas.
—¿Quiere que robe a un hombre que está borracho?
—Será más fácil que si estuviera sobrio —comentó Nick con ironía—. Y no es
ningún robo, ya que la llave, a todos los efectos, es mía.
—Yo soy leal al señor Jenner. Y a su hija. —Su expresión se endureció.
—Yo también. —No era cierto, por supuesto. Nick era leal básicamente a sí
mismo. ______ y su padre figuraban en un lejano segundo y tercer lugar de la
lista—. Tráigame la llave, o prepárese a seguir los pasos de Egan cuando se
vaya mañana.
El aire estaba cargado de desafío masculino. Sin embargo, pasado un instante,
Miller le dirigió una mirada de aversión y curiosidad. Cuando se dirigió hacia
la escalera a zancadas rápidas, no fue por obediencia, sino más bien por el
deseo de averiguar qué se proponía Nick.
Cuando Nick mandó a Joe Miller para que acompañase a su esposa a la planta
baja, ______ ya había arreglado la habitación de su padre y llamado a una
criada para que la ayudara a cambiar las sábanas. Las que había estaban húmedas de sudor. Aunque su padre se movió y masculló cuando lo giraron con cuidado a uno y otro lado, no se despertó del sopor inducido por la morfina. La asustó comprobar lo poco que pesaba su huesudo cuerpo, cubierto por una camisa de dormir.
Cuando lo tapó con las sábanas y mantas limpias hasta el pecho sintió una gran
compasión por él. Mojó un paño frío y se lo puso en la frente. Su padre suspiró
y, por fin, abrió unos ojos que parecían rendijas entre los surcos de la cara.
La miró sin reconocerla un largo instante hasta que sus labios secos esbozaron
una sonrisa que dejó al descubierto unos dientes amarillentos por el tabaco.
—______ —dijo con voz ronca.
Ella se agachó sonriente aunque a duras penas logró contener las lágrimas.
—Estoy aquí, papá —susurró por fin las palabras que había deseado pronunciar
toda su vida—. Estoy aquí para quedarme contigo.
Su padre emitió un sonido de satisfacción y cerró los ojos.
—¿Dónde quieres que vayamos primero, princesa? —soltó justo cuando ______ creía que se había dormido—. Supongo que a la panadería, ¿verdad?
—Claro —contestó ella y, tras secarse las lágrimas de los ojos, añadió—: quiero
un bollo glaseado, y un cucurucho de galletas, y después quiero jugar a los
dados contigo.
Su padre rió entre dientes y tosió un poco.
—Deja que papá dé una cabezadita antes de salir. Sé una niña buena.
—Sí, duerme —murmuró ______ a la vez que le daba la vuelta al paño de la
frente—. Puedo esperar, papá.
Mientras observaba cómo volvía a dormirse, tragó saliva y se
relajó en la silla, situada junto a la cama. No desearía estar en ningún otro
sitio. Se arrellanó en el asiento y bajó los hombros como si fuera un títere al
que hubieran soltado los hilos. Era la primera vez que se sentía necesitada,
que su presencia parecía importarle a alguien. Y, aunque el estado de su padre
la afligía, daba gracias por poder acompañarlo en sus últimas horas de vida. No
dispondría de tiempo para conocerlo, de modo que siempre serían unos
desconocidos, pero estar allí la compensaba sobradamente.
Un golpecito en la puerta interrumpió sus pensamientos. Alzó los ojos y vio a
Joe en el umbral, cruzado de brazos y en postura relajada. ______ le dirigió la
imitación de una sonrisa.
—Su... supongo que te envía a buscarme. —No hacía falta decir a quién se
refería, claro.
—Quiere que comas con él en uno de los comedores privados.
______ sacudió la cabeza y su sonrisa se volvió irónica.
—Sus deseos son órdenes para mí. —Parodió a una esposa obediente. Se levantó y alisó las mantas sobre los hombros de su padre.
Joe no se movió del umbral cuando ella se acercó. Era un hombre alto, aunque no tanto como Nick.
—¿Cómo terminaste casada con lord St. Jonas? —quiso saber—. Sé que tiene
problemas financieros porque estuvimos a punto de negarle crédito la última vez
que estuvo aquí. ¿Te propuso un matrimonio de conveniencia?
—¿Cómo sabes que no estamos casados por amor? —replicó ______.
—St. Jonas sólo se quiere a él mismo —dijo Joe con una mirada irónica. (haha)
______ tuvo que esforzarse por contener una sonrisa.
—En realidad fui a verlo yo. Fue el único mo... modo que se me ocurrió para
escapar de los Maybrick. —Su sonrisa se desvaneció al pensar en sus
familiares—. ¿Vinieron aquí en mi busca?
—Tus dos tíos —asintió Joe—. Tuvimos que dejarles registrar el club para que se
convencieran de que no te escondías aquí.
—¡Mecachis! —exclamó ______, tomando prestada la palabrota favorita de Daisy
Bowman—. Seguro que después fueron a casa de los Hunt y los Bowman. La noticia de mi desaparición habrá preocupado a mis amigas.
Sin embargo, saber lo que había hecho iba a preocuparlas mucho más. Tendría que
avisar a Annabelle y Daisy de que se encontraba bien. Lissie estaba de viaje
por el continente, así que no se habría enterado de su desaparición.
Mañana, pensó. Sí, mañana plantaría cara a las repercusiones de su infame fuga.
Se planteó enviar a alguien a casa de los Maybrick a recoger el resto de su
ropa, pero seguramente no le permitirían quedársela. Una cosa más para la larga
lista de cosas por hacer: encargar enseguida algunos vestidos y zapatos.
—Cuando mis familiares descubran que estoy aquí —dijo—, ve... vendrán a
buscarme. Puede que intenten anular mi matrimonio. Me... —una breve pausa para controlar la voz— me da mucho miedo lo que pueda pasarme si me obligan a volver con ellos.
—¿No se lo impedirá St. Jonas? —preguntó Joe, y le puso una mano en el hombro
para tranquilizarla. Fue un contacto leve, con la palma apoyada en la frágil
curva del hombro, pero la calmó.
—Si está aquí. Si está sobrio. Si puede —contestó con una sonrisa forzada—. Si,
si, si...
—Yo estaré aquí—murmuró Joe—. Estaré sobrio y podré impedirlo. ¿Por qué crees que St. Jonas no?
—Es un matrimonio de conveniencia. No le importo en absoluto. No espero verlo
demasiado una vez reciba mi dote. Me dijo que tiene cosas mejores que hacer que sentarse en un club de juego de segunda a esperar a que... a que... —Titubeó y volvió la cabeza para mirar a su padre en la cama.
—Puede que haya cambiado de parecer al respecto —comentó Joe con ironía—.
Cuando le di la llave de la oficina, sacó todos los libros y empezó a
revisarlos página por página. De aquí a que termine, habrá examinado todo el
club con lupa.
______ se extrañó.
—¿Qué puede estar buscando? —preguntó.
Nick estaba actuando de una forma extraña. No había razón
para que revisara los libros del club con tanta urgencia después de un viaje
extenuante. Nada habría cambiado entre ese día y el siguiente. Pensó en la
mirada compulsiva de su marido cuando observaba la actividad de la planta baja,y en sus palabras: «Pienso recorrer hasta el último centímetro de este sitio y conocer todos sus secretos.» Como si fuera algo más que un edificio lleno de
alfombras raídas y mesas de juego.
Desconcertada, ______ siguió a Joe por la serie de pasillos y pasadizos que
constituían la ruta más directa a los comedores de la planta inferior. Como la
mayoría de clubes de juego, el Jenner's tenía lugares secretos donde
esconderse, donde observar, donde pasar solapadamente personas y objetos. Joe la condujo hasta un pequeño salón privado, le sostuvo la puerta e hizo una
reverencia cuando ella se volvió para darle las gracias.
Al adentrarse en la habitación, ______ oyó la puerta cerrarse suavemente tras
ella. Nick, repantigado en una silla con la confianza relajada de Lucifer en su
trono, estaba haciendo anotaciones a lápiz en el margen de un libro contable.
Estaba sentado ante una mesa medio llena de fuentes y platos para el comedor
principal.
Apartó la mirada del libro, lo dejó a un lado y se levantó para apartar una
silla de la mesa.
—¿Cómo está tu padre?
—Se despertó un momento —respondió ______ con cautela mientras se sentaba—.
Pareció creer que yo era pequeña de nuevo.
Vio una fuente con cortes de ave asada y otra con melocotones y uvas de
invernadero, y empezó a servirse. El hambre imperiosa, unida a la fatiga, hacía
que le temblaran las manos.
Nick observó sus dificultades y, sin decir nada, le sirvió exquisiteces en un
plato: huevos de codorniz hervidos, crema de verduras, lonchas de queso, cortes
de carne fría, pescado y pan. Luego le llenó una copa de vino.
—Gracias —dijo ______, tan cansada que apenas sabía qué estaba comiendo. Se
llevó el tenedor a la boca y cerró los ojos mientras masticaba y tragaba el
bocado. Cuando volvió a abrirlos, vio que Nick la miraba.
Parecía tan cansado como ella, con unas ligeras ojeras. Tenía los pómulos
tensos y estaba pálido. La barba, que tendía a crecerle deprisa, le lucía
dorada en las mejillas. De algún modo, el endurecimiento de sus rasgos
acrecentaba su atractivo al conferir una gracia irregular a lo que, de otro
modo, podría haber sido la perfección estéril de una obra maestra de mármol.
—¿Sigues pensando quedarte aquí? —preguntó mientras pelaba con habilidad un
melocotón y le quitaba el hueso. Le pasó una mitad limpia.
—Claro que sí. —______ cogió el melocotón y, al morderlo, notó cómo se le
deslizaba el jugo por la lengua.
—Me lo temía —respondió él con sequedad—. Es un error, ¿sabes? No tienes idea
de lo que te espera, las obscenidades y comentarios lascivos, las miradas lujuriosas,
los roces y pellizcos...
—Me las arreglaré —dijo ______, y lo miró sin saber si fruncir el ceño o
sonreír.
—Estoy seguro de ello, cariño.
—¿Qué hay en ese libro? —preguntó ella tras observarlo mientras bebía un sorbo
de vino.
—Un ejemplo de contabilidad creativa. Egan ha estado desfalcando dinero. Retoca
un poco las cifras aquí y allá para que no se note. Pero, a lo largo del
tiempo, la suma asciende a un importe considerable. Vete a saber cuántos años
lleva haciéndolo. Hasta ahora, todos los libros contables que he revisado
contienen errores deliberados.
—¿Cómo puedes estar seguro de que son deliberados?
—Siguen un patrón evidente. —Abrió un libro y lo empujó suavemente hacia ella—.El club obtuvo unos beneficios de veinte mil libras el año pasado. Si comparas
las cifras con el registro de préstamos, ingresos bancarios y salidas de caja,
verás las discrepancias.
______ leyó las anotaciones que él había hecho en el margen según se las iba
señalando con el dedo.
—¿Lo ves? —murmuró—. Estas son las cantidades que deberían
aparecer. Ha inflado mucho los gastos. El coste de los dados de marfil, por
ejemplo. Incluso si admitimos que los dados sólo se usaran una noche, el cargo
anual no debería superar las dos mil libras, según Miller.
—Pero aquí pone que se gastaron casi tres mil libras en dados.
—Exacto. —Nick se recostó en la silla y sonrió despacio—. Engañaba a mi padre
del mismo modo cuando era joven y yo necesitaba más dinero del que él me daba.
—¿Para qué lo necesitabas?
—Me temo que, para explicártelo, tendría que usar palabras que te ofenderían
mucho —aseguró aún sonriente.
______ pinchó un huevo de codorniz con el tenedor y se lo llevó a la boca.
—¿Qué vamos a hacer con el señor Egan?
—Despedirlo en cuanto esté lo bastante sobrio para andar —dijo Nick a la vez
que se encogía de hombros.
______ se apartó un mechón que le caía sobre la mejilla.
—Pero no tiene sustituto.
—Sí que lo tiene. Hasta que no se encuentre el director adecuado, yo dirigiré
el club.
El huevo de codorniz pareció atravesársele en el cuello y ______ se atragantó.
Cogió la copa de vino, bebió un sorbo, respiró hondo y luego lo miró con ojos
desorbitados. ¿Cómo podía decir algo tan absurdo?
—No puedes hacer eso.
—No lo haré peor que Egan. No ha dirigido nada desde hace meses. En poco tiempo
el club se vendrá abajo.
—¡Dijiste que detestabas trabajar!
—Es cierto. Pero me parece que debería intentarlo al menos una vez, para
asegurarme.
—Harás las veces de di... director unos días y te... te cansarás. —Tartamudeaba
de ansiedad.
—No puedo permitirme el cansancio, amor mío. Aunque el club sigue siendo
rentable, su valor va a la baja. Tu padre tiene una importante deuda pendiente
de cancelar. Si sus deudores no pueden pagar en efectivo, tendremos que
quedarnos propiedades, joyas, obras de arte, lo que sea. Como conozco el valor
de las cosas, puedo negociar unas liquidaciones aceptables. Y hay otros
problemas que todavía no he mencionado. Tu padre posee unos desafortunados
purasangre que le han hecho perder una fortuna en Newmarket. Y ha hecho algunas
inversiones insensatas, como las diez mil libras que puso en una supuesta mina
de oro de Flintshire, un timo que hasta un niño habría detectado.
—Dios mío —murmuró ______ y se frotó la frente—. Estaba enfermo y la gente se ha aprovechado de él.
—Así es. Y ahora, aunque quisiéramos vender el club, no podríamos hacerlo sin
ponerlo antes en orden. Si hubiera una alternativa, la encontraría, créeme.
Pero el club es un cedazo, y nadie puede o quiere taparle los agujeros. Salvo
yo.
—¡Qué sabrás tú de tapar agujeros! —exclamó ella, horrorizada por su
arrogancia.
Nick sonrió con una ceja arqueada, pero antes de que contestara con mordacidad,
ella se tapó los oídos con las manos y añadió:
—¡Oh, no lo digas! —Él contuvo su réplica, aunque sus ojos seguían despidiendo
un brillo diabólico, y ella bajó las manos con cautela—. Si diriges el club,
¿dónde dormirás?
—Aquí, por supuesto —dijo él.
—Pero yo me he instalado en el único cuarto de huéspedes disponible. Los demás
están ocupados. Y no pienso compartir la cama contigo.
—Mañana habrá muchas habitaciones libres. Voy a deshacerme de las prostitutas de la casa.
Las cosas estaban cambiando demasiado deprisa para que ______ pudiera
asimilarlas. La asunción de autoridad de Nick sobre el negocio de su padre se
había producido a una velocidad alarmante. Tenía la sensación de haber llevado
un gato manso al club para verlo transformarse en un tigre salvaje. Y ella sólo
podría observar impotente cómo hacía una matanza indiscriminada. Desesperada,
pensó que si lo complacía unos días quizá se aburriría. Mientras tanto, debía
intentar reducir al máximo los daños.
—¿Echarás las prostitutas de la ca... casa a la calle? —preguntó con una calma
forzada.
—Se irán con una liquidación generosa, como recompensa por su lealtad al club.
—¿Quieres contratar otras?
—No es que tenga nada contra la prostitución. De hecho, estoy totalmente a
favor de ella. Pero que me aspen si me convierto en un chulo.
—¿En qué?
—En un chulo. Un macarra. Un proxeneta. Caray, ¿llevabas algodón en las orejas
cuando eras pequeña? ¿Nunca oíste nada, ni te preguntaste por qué unas mujeres
de ropas chillonas subían y bajaban por la escalera del club a todas horas?
—Siempre venía de día —aclaró ______, muy digna—. Rara vez las veía trabajar. Y
después, cuando era lo bastante mayor para entenderlo, mis visitas se
espaciaron bastante por deseo de mi padre.
—Puede que fuera una de las pocas cosas buenas que hizo por ti. —Nick movió la
mano con impaciencia para descartar el tema—. Bien, respecto al asunto que nos
ocupa, no sólo no quiero tener prostitutas mediocres, sino que tampoco tenemos
espacio para alojarlas. A veces, cuando todas las camas están ocupadas, los
miembros del club se ven obligados a gozar de sus favores en las cuadras.
—¿De veras? ¿Lo dices en serio?
—Y las cuadras son muy incómodas, hay mucha corriente. Te lo aseguro.
—¿Tú...?
—Pero hay un burdel excelente dos calles más abajo. Espero que podamos llegar a
un acuerdo con su propietaria, madamc Bradshaw. Cuando un miembro de nuestro
club desee compañía femenina, podrá ir al local de Bradshaw, recibir sus
servicios con un descuento en el precio y volver una vez aliviado. —Parecía
esperar que su esposa elogiara la idea—. ¿Qué te parece?
—Me parece que tienes alma de proxeneta. Sólo que a hurtadillas.
—La moralidad es sólo para la clase media, encanto. La clase baja no puede
permitírsela, y la clase alta tiene demasiado tiempo libre por llenar.
______ sacudió despacio la cabeza. Lo observaba con los ojos desorbitados, y ni
siquiera se movió cuando se inclinó hacia ella para ponerle una uva entre los
labios.
—No hace falta que digas nada —murmuró con una sonrisa—. Es evidente que has
enmudecido de gratitud ante la perspectiva de tenerme aquí para cuidarte.
______ frunció el ceño y él sonrió socarrón.
—Si lo que te preocupa es que en un momento de debilidad, presa de ardor viril,
pueda abalanzarme sobre ti... es posible.
______ sujetó la uva entre los dientes y le sacó las pepitas
con los dientes y la lengua. La sonrisa de Nick se desvaneció un poco.
—Pero tranquila, de momento eres demasiado novata para tomarme la molestia
—añadió tras recostarse en la silla—. Quizá te seduzca en el futuro, después de
que algunos hombres se hayan encargado de educarte.
—Lo dudo —replicó ______ con hosquedad—. Nunca sería tan burguesa como para
acostarme con mi marido.
Nick soltó una carcajada.
—¡Dios mío! Seguramente te morías por decirlo. Felicidades. No llevamos casados
ni una semana y ya has aprendido a enseñar las uñas.
Nick estuvo tentado de dejar a ______ en el club con su
padre e irse a su casa, situada a poca distancia de St. James. Era difícil
resistirse al aliciente de su tranquila y confortable residencia. Quería comer
en su propia mesa, y relajarse delante de la chimenea con una de sus batas de
seda forradas de terciopelo. Al cuerno con la tozuda de su esposa; que tomara
sus propias decisiones y aprendiera a vivir con las consecuencias.
Sin embargo, mientras deambulaba por la galería del primer piso, con cuidado de que no lo vieran desde la planta baja, sintió una curiosidad molesta, como
cuando se tiene una piedra en el zapato. Se situó junto a una columna para
observar el trabajo de los crupiers y el del supervisor general para, desde su
rincón, controlar el juego y lograr que todo siguiera el ritmo adecuado. La
actividad en las tres mesas de juego parecía un poco lenta. Faltaba alguien que
animara las cosas y creara un ambiente que incitara a los clientes a jugar más
y más deprisa.
Las desaliñadas prostitutas de la casa se paseaban despacio por la sala y se
detenían aquí y allá para engatusar a los clientes. Al igual que las comidas
del aparador lateral y el bar, las mujeres eran una opción gratuita para los
socios. Si un hombre necesitaba una mujer para consolarse o para celebrar,
subía con una prostituta a una de las habitaciones del piso de arriba.
Nick observó con detenimiento las mesas de juego y el bar. Había indicios de
que era un negocio en decadencia. Supuso que, al caer enfermo, Jenner no había
nombrado a un sustituto digno de confianza, salvo su factótum Clive Egan, que
era inepto, deshonesto o ambas cosas a la vez. Nick quería ver los libros
contables, los ingresos y gastos, los datos financieros de los socios, las
listas de cobros, las deudas, los préstamos, los créditos..., todo lo que
contribuyera a completar un retrato de la situación económica del club.
Al volverse hacia la escalera, vio al gitano Miller en la penumbra de un
rincón. Nick se quedó callado para obligarlo a hablar primero. Miller lo hizo
con educación y sin desviar la mirada.
—¿Puedo ayudarlo, milord?
—Puede empezar por decirme dónde está Egan.
—En su habitación.
—¿En qué estado?
—Indispuesto.
—Ya. ¿Se indispone a menudo?
El gitano no dijo nada, pero sus ojos azabache se llenaron de recelo.
—Quiero la llave de su oficina —pidió Nick—. Echaré un vistazo a los libros
contables.
—Sólo hay una llave, milord —repuso Miller, escrutándolo con curiosidad—. Y la
tiene el señor Egan.
—Consígamela.
El otro arqueó las cejas.
—¿Quiere que robe a un hombre que está borracho?
—Será más fácil que si estuviera sobrio —comentó Nick con ironía—. Y no es
ningún robo, ya que la llave, a todos los efectos, es mía.
—Yo soy leal al señor Jenner. Y a su hija. —Su expresión se endureció.
—Yo también. —No era cierto, por supuesto. Nick era leal básicamente a sí
mismo. ______ y su padre figuraban en un lejano segundo y tercer lugar de la
lista—. Tráigame la llave, o prepárese a seguir los pasos de Egan cuando se
vaya mañana.
El aire estaba cargado de desafío masculino. Sin embargo, pasado un instante,
Miller le dirigió una mirada de aversión y curiosidad. Cuando se dirigió hacia
la escalera a zancadas rápidas, no fue por obediencia, sino más bien por el
deseo de averiguar qué se proponía Nick.
Cuando Nick mandó a Joe Miller para que acompañase a su esposa a la planta
baja, ______ ya había arreglado la habitación de su padre y llamado a una
criada para que la ayudara a cambiar las sábanas. Las que había estaban húmedas de sudor. Aunque su padre se movió y masculló cuando lo giraron con cuidado a uno y otro lado, no se despertó del sopor inducido por la morfina. La asustó comprobar lo poco que pesaba su huesudo cuerpo, cubierto por una camisa de dormir.
Cuando lo tapó con las sábanas y mantas limpias hasta el pecho sintió una gran
compasión por él. Mojó un paño frío y se lo puso en la frente. Su padre suspiró
y, por fin, abrió unos ojos que parecían rendijas entre los surcos de la cara.
La miró sin reconocerla un largo instante hasta que sus labios secos esbozaron
una sonrisa que dejó al descubierto unos dientes amarillentos por el tabaco.
—______ —dijo con voz ronca.
Ella se agachó sonriente aunque a duras penas logró contener las lágrimas.
—Estoy aquí, papá —susurró por fin las palabras que había deseado pronunciar
toda su vida—. Estoy aquí para quedarme contigo.
Su padre emitió un sonido de satisfacción y cerró los ojos.
—¿Dónde quieres que vayamos primero, princesa? —soltó justo cuando ______ creía que se había dormido—. Supongo que a la panadería, ¿verdad?
—Claro —contestó ella y, tras secarse las lágrimas de los ojos, añadió—: quiero
un bollo glaseado, y un cucurucho de galletas, y después quiero jugar a los
dados contigo.
Su padre rió entre dientes y tosió un poco.
—Deja que papá dé una cabezadita antes de salir. Sé una niña buena.
—Sí, duerme —murmuró ______ a la vez que le daba la vuelta al paño de la
frente—. Puedo esperar, papá.
Mientras observaba cómo volvía a dormirse, tragó saliva y se
relajó en la silla, situada junto a la cama. No desearía estar en ningún otro
sitio. Se arrellanó en el asiento y bajó los hombros como si fuera un títere al
que hubieran soltado los hilos. Era la primera vez que se sentía necesitada,
que su presencia parecía importarle a alguien. Y, aunque el estado de su padre
la afligía, daba gracias por poder acompañarlo en sus últimas horas de vida. No
dispondría de tiempo para conocerlo, de modo que siempre serían unos
desconocidos, pero estar allí la compensaba sobradamente.
Un golpecito en la puerta interrumpió sus pensamientos. Alzó los ojos y vio a
Joe en el umbral, cruzado de brazos y en postura relajada. ______ le dirigió la
imitación de una sonrisa.
—Su... supongo que te envía a buscarme. —No hacía falta decir a quién se
refería, claro.
—Quiere que comas con él en uno de los comedores privados.
______ sacudió la cabeza y su sonrisa se volvió irónica.
—Sus deseos son órdenes para mí. —Parodió a una esposa obediente. Se levantó y alisó las mantas sobre los hombros de su padre.
Joe no se movió del umbral cuando ella se acercó. Era un hombre alto, aunque no tanto como Nick.
—¿Cómo terminaste casada con lord St. Jonas? —quiso saber—. Sé que tiene
problemas financieros porque estuvimos a punto de negarle crédito la última vez
que estuvo aquí. ¿Te propuso un matrimonio de conveniencia?
—¿Cómo sabes que no estamos casados por amor? —replicó ______.
—St. Jonas sólo se quiere a él mismo —dijo Joe con una mirada irónica. (haha)
______ tuvo que esforzarse por contener una sonrisa.
—En realidad fui a verlo yo. Fue el único mo... modo que se me ocurrió para
escapar de los Maybrick. —Su sonrisa se desvaneció al pensar en sus
familiares—. ¿Vinieron aquí en mi busca?
—Tus dos tíos —asintió Joe—. Tuvimos que dejarles registrar el club para que se
convencieran de que no te escondías aquí.
—¡Mecachis! —exclamó ______, tomando prestada la palabrota favorita de Daisy
Bowman—. Seguro que después fueron a casa de los Hunt y los Bowman. La noticia de mi desaparición habrá preocupado a mis amigas.
Sin embargo, saber lo que había hecho iba a preocuparlas mucho más. Tendría que
avisar a Annabelle y Daisy de que se encontraba bien. Lissie estaba de viaje
por el continente, así que no se habría enterado de su desaparición.
Mañana, pensó. Sí, mañana plantaría cara a las repercusiones de su infame fuga.
Se planteó enviar a alguien a casa de los Maybrick a recoger el resto de su
ropa, pero seguramente no le permitirían quedársela. Una cosa más para la larga
lista de cosas por hacer: encargar enseguida algunos vestidos y zapatos.
—Cuando mis familiares descubran que estoy aquí —dijo—, ve... vendrán a
buscarme. Puede que intenten anular mi matrimonio. Me... —una breve pausa para controlar la voz— me da mucho miedo lo que pueda pasarme si me obligan a volver con ellos.
—¿No se lo impedirá St. Jonas? —preguntó Joe, y le puso una mano en el hombro
para tranquilizarla. Fue un contacto leve, con la palma apoyada en la frágil
curva del hombro, pero la calmó.
—Si está aquí. Si está sobrio. Si puede —contestó con una sonrisa forzada—. Si,
si, si...
—Yo estaré aquí—murmuró Joe—. Estaré sobrio y podré impedirlo. ¿Por qué crees que St. Jonas no?
—Es un matrimonio de conveniencia. No le importo en absoluto. No espero verlo
demasiado una vez reciba mi dote. Me dijo que tiene cosas mejores que hacer que sentarse en un club de juego de segunda a esperar a que... a que... —Titubeó y volvió la cabeza para mirar a su padre en la cama.
—Puede que haya cambiado de parecer al respecto —comentó Joe con ironía—.
Cuando le di la llave de la oficina, sacó todos los libros y empezó a
revisarlos página por página. De aquí a que termine, habrá examinado todo el
club con lupa.
______ se extrañó.
—¿Qué puede estar buscando? —preguntó.
Nick estaba actuando de una forma extraña. No había razón
para que revisara los libros del club con tanta urgencia después de un viaje
extenuante. Nada habría cambiado entre ese día y el siguiente. Pensó en la
mirada compulsiva de su marido cuando observaba la actividad de la planta baja,y en sus palabras: «Pienso recorrer hasta el último centímetro de este sitio y conocer todos sus secretos.» Como si fuera algo más que un edificio lleno de
alfombras raídas y mesas de juego.
Desconcertada, ______ siguió a Joe por la serie de pasillos y pasadizos que
constituían la ruta más directa a los comedores de la planta inferior. Como la
mayoría de clubes de juego, el Jenner's tenía lugares secretos donde
esconderse, donde observar, donde pasar solapadamente personas y objetos. Joe la condujo hasta un pequeño salón privado, le sostuvo la puerta e hizo una
reverencia cuando ella se volvió para darle las gracias.
Al adentrarse en la habitación, ______ oyó la puerta cerrarse suavemente tras
ella. Nick, repantigado en una silla con la confianza relajada de Lucifer en su
trono, estaba haciendo anotaciones a lápiz en el margen de un libro contable.
Estaba sentado ante una mesa medio llena de fuentes y platos para el comedor
principal.
Apartó la mirada del libro, lo dejó a un lado y se levantó para apartar una
silla de la mesa.
—¿Cómo está tu padre?
—Se despertó un momento —respondió ______ con cautela mientras se sentaba—.
Pareció creer que yo era pequeña de nuevo.
Vio una fuente con cortes de ave asada y otra con melocotones y uvas de
invernadero, y empezó a servirse. El hambre imperiosa, unida a la fatiga, hacía
que le temblaran las manos.
Nick observó sus dificultades y, sin decir nada, le sirvió exquisiteces en un
plato: huevos de codorniz hervidos, crema de verduras, lonchas de queso, cortes
de carne fría, pescado y pan. Luego le llenó una copa de vino.
—Gracias —dijo ______, tan cansada que apenas sabía qué estaba comiendo. Se
llevó el tenedor a la boca y cerró los ojos mientras masticaba y tragaba el
bocado. Cuando volvió a abrirlos, vio que Nick la miraba.
Parecía tan cansado como ella, con unas ligeras ojeras. Tenía los pómulos
tensos y estaba pálido. La barba, que tendía a crecerle deprisa, le lucía
dorada en las mejillas. De algún modo, el endurecimiento de sus rasgos
acrecentaba su atractivo al conferir una gracia irregular a lo que, de otro
modo, podría haber sido la perfección estéril de una obra maestra de mármol.
—¿Sigues pensando quedarte aquí? —preguntó mientras pelaba con habilidad un
melocotón y le quitaba el hueso. Le pasó una mitad limpia.
—Claro que sí. —______ cogió el melocotón y, al morderlo, notó cómo se le
deslizaba el jugo por la lengua.
—Me lo temía —respondió él con sequedad—. Es un error, ¿sabes? No tienes idea
de lo que te espera, las obscenidades y comentarios lascivos, las miradas lujuriosas,
los roces y pellizcos...
—Me las arreglaré —dijo ______, y lo miró sin saber si fruncir el ceño o
sonreír.
—Estoy seguro de ello, cariño.
—¿Qué hay en ese libro? —preguntó ella tras observarlo mientras bebía un sorbo
de vino.
—Un ejemplo de contabilidad creativa. Egan ha estado desfalcando dinero. Retoca
un poco las cifras aquí y allá para que no se note. Pero, a lo largo del
tiempo, la suma asciende a un importe considerable. Vete a saber cuántos años
lleva haciéndolo. Hasta ahora, todos los libros contables que he revisado
contienen errores deliberados.
—¿Cómo puedes estar seguro de que son deliberados?
—Siguen un patrón evidente. —Abrió un libro y lo empujó suavemente hacia ella—.El club obtuvo unos beneficios de veinte mil libras el año pasado. Si comparas
las cifras con el registro de préstamos, ingresos bancarios y salidas de caja,
verás las discrepancias.
______ leyó las anotaciones que él había hecho en el margen según se las iba
señalando con el dedo.
—¿Lo ves? —murmuró—. Estas son las cantidades que deberían
aparecer. Ha inflado mucho los gastos. El coste de los dados de marfil, por
ejemplo. Incluso si admitimos que los dados sólo se usaran una noche, el cargo
anual no debería superar las dos mil libras, según Miller.
—Pero aquí pone que se gastaron casi tres mil libras en dados.
—Exacto. —Nick se recostó en la silla y sonrió despacio—. Engañaba a mi padre
del mismo modo cuando era joven y yo necesitaba más dinero del que él me daba.
—¿Para qué lo necesitabas?
—Me temo que, para explicártelo, tendría que usar palabras que te ofenderían
mucho —aseguró aún sonriente.
______ pinchó un huevo de codorniz con el tenedor y se lo llevó a la boca.
—¿Qué vamos a hacer con el señor Egan?
—Despedirlo en cuanto esté lo bastante sobrio para andar —dijo Nick a la vez
que se encogía de hombros.
______ se apartó un mechón que le caía sobre la mejilla.
—Pero no tiene sustituto.
—Sí que lo tiene. Hasta que no se encuentre el director adecuado, yo dirigiré
el club.
El huevo de codorniz pareció atravesársele en el cuello y ______ se atragantó.
Cogió la copa de vino, bebió un sorbo, respiró hondo y luego lo miró con ojos
desorbitados. ¿Cómo podía decir algo tan absurdo?
—No puedes hacer eso.
—No lo haré peor que Egan. No ha dirigido nada desde hace meses. En poco tiempo
el club se vendrá abajo.
—¡Dijiste que detestabas trabajar!
—Es cierto. Pero me parece que debería intentarlo al menos una vez, para
asegurarme.
—Harás las veces de di... director unos días y te... te cansarás. —Tartamudeaba
de ansiedad.
—No puedo permitirme el cansancio, amor mío. Aunque el club sigue siendo
rentable, su valor va a la baja. Tu padre tiene una importante deuda pendiente
de cancelar. Si sus deudores no pueden pagar en efectivo, tendremos que
quedarnos propiedades, joyas, obras de arte, lo que sea. Como conozco el valor
de las cosas, puedo negociar unas liquidaciones aceptables. Y hay otros
problemas que todavía no he mencionado. Tu padre posee unos desafortunados
purasangre que le han hecho perder una fortuna en Newmarket. Y ha hecho algunas
inversiones insensatas, como las diez mil libras que puso en una supuesta mina
de oro de Flintshire, un timo que hasta un niño habría detectado.
—Dios mío —murmuró ______ y se frotó la frente—. Estaba enfermo y la gente se ha aprovechado de él.
—Así es. Y ahora, aunque quisiéramos vender el club, no podríamos hacerlo sin
ponerlo antes en orden. Si hubiera una alternativa, la encontraría, créeme.
Pero el club es un cedazo, y nadie puede o quiere taparle los agujeros. Salvo
yo.
—¡Qué sabrás tú de tapar agujeros! —exclamó ella, horrorizada por su
arrogancia.
Nick sonrió con una ceja arqueada, pero antes de que contestara con mordacidad,
ella se tapó los oídos con las manos y añadió:
—¡Oh, no lo digas! —Él contuvo su réplica, aunque sus ojos seguían despidiendo
un brillo diabólico, y ella bajó las manos con cautela—. Si diriges el club,
¿dónde dormirás?
—Aquí, por supuesto —dijo él.
—Pero yo me he instalado en el único cuarto de huéspedes disponible. Los demás
están ocupados. Y no pienso compartir la cama contigo.
—Mañana habrá muchas habitaciones libres. Voy a deshacerme de las prostitutas de la casa.
Las cosas estaban cambiando demasiado deprisa para que ______ pudiera
asimilarlas. La asunción de autoridad de Nick sobre el negocio de su padre se
había producido a una velocidad alarmante. Tenía la sensación de haber llevado
un gato manso al club para verlo transformarse en un tigre salvaje. Y ella sólo
podría observar impotente cómo hacía una matanza indiscriminada. Desesperada,
pensó que si lo complacía unos días quizá se aburriría. Mientras tanto, debía
intentar reducir al máximo los daños.
—¿Echarás las prostitutas de la ca... casa a la calle? —preguntó con una calma
forzada.
—Se irán con una liquidación generosa, como recompensa por su lealtad al club.
—¿Quieres contratar otras?
—No es que tenga nada contra la prostitución. De hecho, estoy totalmente a
favor de ella. Pero que me aspen si me convierto en un chulo.
—¿En qué?
—En un chulo. Un macarra. Un proxeneta. Caray, ¿llevabas algodón en las orejas
cuando eras pequeña? ¿Nunca oíste nada, ni te preguntaste por qué unas mujeres
de ropas chillonas subían y bajaban por la escalera del club a todas horas?
—Siempre venía de día —aclaró ______, muy digna—. Rara vez las veía trabajar. Y
después, cuando era lo bastante mayor para entenderlo, mis visitas se
espaciaron bastante por deseo de mi padre.
—Puede que fuera una de las pocas cosas buenas que hizo por ti. —Nick movió la
mano con impaciencia para descartar el tema—. Bien, respecto al asunto que nos
ocupa, no sólo no quiero tener prostitutas mediocres, sino que tampoco tenemos
espacio para alojarlas. A veces, cuando todas las camas están ocupadas, los
miembros del club se ven obligados a gozar de sus favores en las cuadras.
—¿De veras? ¿Lo dices en serio?
—Y las cuadras son muy incómodas, hay mucha corriente. Te lo aseguro.
—¿Tú...?
—Pero hay un burdel excelente dos calles más abajo. Espero que podamos llegar a
un acuerdo con su propietaria, madamc Bradshaw. Cuando un miembro de nuestro
club desee compañía femenina, podrá ir al local de Bradshaw, recibir sus
servicios con un descuento en el precio y volver una vez aliviado. —Parecía
esperar que su esposa elogiara la idea—. ¿Qué te parece?
—Me parece que tienes alma de proxeneta. Sólo que a hurtadillas.
—La moralidad es sólo para la clase media, encanto. La clase baja no puede
permitírsela, y la clase alta tiene demasiado tiempo libre por llenar.
______ sacudió despacio la cabeza. Lo observaba con los ojos desorbitados, y ni
siquiera se movió cuando se inclinó hacia ella para ponerle una uva entre los
labios.
—No hace falta que digas nada —murmuró con una sonrisa—. Es evidente que has
enmudecido de gratitud ante la perspectiva de tenerme aquí para cuidarte.
______ frunció el ceño y él sonrió socarrón.
—Si lo que te preocupa es que en un momento de debilidad, presa de ardor viril,
pueda abalanzarme sobre ti... es posible.
______ sujetó la uva entre los dientes y le sacó las pepitas
con los dientes y la lengua. La sonrisa de Nick se desvaneció un poco.
—Pero tranquila, de momento eres demasiado novata para tomarme la molestia
—añadió tras recostarse en la silla—. Quizá te seduzca en el futuro, después de
que algunos hombres se hayan encargado de educarte.
—Lo dudo —replicó ______ con hosquedad—. Nunca sería tan burguesa como para
acostarme con mi marido.
Nick soltó una carcajada.
—¡Dios mío! Seguramente te morías por decirlo. Felicidades. No llevamos casados
ni una semana y ya has aprendido a enseñar las uñas.
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