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"El diablo En Invierno" (Nick & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Listo Señoritaas,,,Yo creeo qe talvez les paso lo mismo que a mi cuenado lei este Cap,,,Yo llore,,como le disparana Nick! :/ Jaa bn espero les guste :) las qiero
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Si!Puedo asegurarte que llore!!!;( Espero que a nick no le pase nada!
PD:Que bien que me recuerdesw =D!
PD:Que bien que me recuerdesw =D!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Me encanto! Pobrecitos, tanto Nick como ______ porque lo que les viene no creo que sea muy facil.. Y ese in-feliz que le dispara ojala lo atrapen pronto y pague por lo hizo
gabiberroteran
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
siguela pronto estubo genial sguela quiero saber que pasa
lovely last
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Aww!! ._. Nick!!!
Es muy tierno, y también llegué a llorar
Me horrorice por completo!
Vuelve a subir un cap pronto!
que estes muy bien, Sunny! (:
xoxo
Javi's Jonas
Es muy tierno, y también llegué a llorar
Me horrorice por completo!
Vuelve a subir un cap pronto!
que estes muy bien, Sunny! (:
xoxo
Javi's Jonas
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
CAPITULO 18
Aunque Joe y Kevin tuvieron mucho cuidado al llevarlo arriba, el traslado debilitó a Nick. ______ los acompañó todo el rato. Le angustiaba ver la palidez de su marido. Joe estaba igual de consternado, aunque contenía sus emociones para centrarse en lo que la situación requería.
—No sé cómo entró Bullard —masculló el muchacho mientras cargaban el cuerpo desvalido por un tramo largo de escaleras—. Conozco todas las formas de entrar y salir de este sitio. Creía que no...
—No es culpa tuya, Joe —lo interrumpió ______ en voz baja.
—Alguien le ha franqueado la entrada, pese a que advertí a los empleados.
—No es culpa tuya —repitió ______, y el joven se calló, malhumorado.
Kevin guardó silencio, salvo cuando murmuró unas indicaciones al girar en un rincón. Cargaba a Nick por las axilas, mientras Joe lo sujetaba por las piernas. Aunque Nick era corpulento, ambos eran fuertes y lo llevaban sin problemas. ______ los condujo hasta la habitación principal, que acababan de renovar y tenía las paredes pintadas de crema. Habían sustituido la vieja cama por otra grande y bonita, procedente de la casa de Nick en la ciudad. Quién se habría imaginado que iba a convertirse en la habitación de un enfermo tan poco tiempo después de la muerte de Ivo Jenner.
Un par de criadas, que seguían las instrucciones de ______, trajeron toallas y agua, y rasgaron unas sábanas para obtener tiras anchas de tela. Kevin y Joe dejaron el cuerpo flácido en la cama, y ______ le quitó las botas mientras ellos lo desvestían. Le dejaron los calzones por una cuestión de pudor.
______ mojó una tira limpia en el agua caliente y lavó las manchas de sangre del cuerpo de su marido. Se veía portentoso e indefenso a la vez, con su elegante cuerpo más delgado debido a la actividad física constante y a varias refriegas de callejón que le habían fortalecido los músculos.
Kevin tomó una tira de tela y secó con cuidado la herida de bala para examinarla mejor.
—Por el tamaño del orificio, diría que Bullard usó una pistola del calibre cincuenta.
—Tengo el arma —dijo Joe bruscamente—. Bullard la abandonó en la galería del primer piso tras haber disparado.
—Déjeme verla —pidió Kevin. El muchacho se la entregó por la culata. Kevin la examinó con la mirada experta de un tirador avezado. —Una pistola de duelo —observó—. Cañón octogonal de nueve pulgadas con mira, seguro de platino y recámara grabada. Un arma costosa, y seguramente parte de un juego. La inscripción reza: «Fabricada por Manson e Hijo de Dover Street.» —La examinó más detenidamente—. Aquí hay un escudete de plata que lleva grabado el nombre del propietario, creo. Aunque está demasiado deslustrado para distinguir las letras —indicó, y se metió la pistola en un bolsillo mientras decía a Joe con una ceja arqueada—: si no le importa, me la quedaré.
—Por supuesto, milord —respondió secamente Joe, sabiendo que en realidad su permiso no era necesario.
La llegada del doctor Hammond, un hombre bondadoso y de excelente reputación que había atendido a Ivo Jenner en el pasado, impidió que siguieran hablando. Joe y Kevin salieron de la habitación mientras el médico examinaba al paciente, le limpiaba la herida y la cubría con un vendaje ligero.
—Aunque no ha lesionado ningún órgano importante, la herida es grave —explicó a ______ con expresión seria—. La recuperación dependerá de su resistencia, de los cuidados que reciba y, como siempre, de la gracia divina. Es casi seguro que tendrá fiebre, que habrá de seguir su curso. En estos casos, considero necesario sangrar al paciente para extraerle toda la sangre enferma posible. Lo visitaré cada día para decidir cuándo deberíamos proceder a ello. Mientras tanto, manténgalo limpio y descansado, déle agua y caldo de carne, y adminístrele este medicamento para aliviarle el malestar.
______ murmuró un «gracias» cuando le entregó un frasco de jarabe opiáceo. Después de que el médico se fuera, tapó a Nick con un edredón, ya que los efectos del shock y la pérdida de sangre le provocaban temblores.
Él abrió los ojos y los enfocó en ella con dificultad.
—Si necesito la gracia divina, lo tengo mal —susurró—. Salvo que podamos sobornar a algún ángel corrupto.
—No blasfemes —le advirtió ______ con una risita sobresaltada. Abrió el jarabe, sirvió una cucharada y pasó un brazo por detrás del cuello de su marido—. Tómate esto.
Nick lo hizo con una mueca. Sin quitarle el brazo del cuello, ______ alargó la mano libre hacia una copa de agua y se la puso en los labios.
—Bebe —murmuró.
—Bullard... —dijo Nick tras haber obedecido, ya recostado de nuevo en la almohada.
—Joe no logró atraparlo —respondió ______ a la vez que tomaba un bote de bálsamo y le untaba un poco en los labios resecos—. Joe y lord Kevin están abajo, hablando con el policía que han enviado a investigar.
—¿Resultó herido alguien más? —quiso saber Nick, que intentaba incorporarse. Una punzada de dolor le hizo palidecer y se dejó caer con un grito ahogado.
—No te muevas o volverás a sangrar —dijo ______ con brusquedad. Le puso una mano en el pecho y resiguió con los dedos la delgada cadena que le recorría el tórax hasta llegar a la alianza, antes de responder a su pregunta—: Nadie más resultó herido. Y en cuanto se informó a los miembros del club de que el agresor había huido, volvieron en tropel, al parecer bastante divertidos con lo ocurrido.
Los labios de Nick esbozaron un amago de sonrisa.
—Más diversión de la que había previsto ofrecer —comentó.
—Joe dice que no afectará al negocio.
—Medidas de seguridad —susurró Nick, exhausto por el esfuerzo de hablar—. Dile a Joe...
—Sí, va a contratar a más hombres. No pienses en nada de esto ahora. Preocúpate sólo de recuperarte.
—______... —Buscó a tientas la mano de su esposa y la sujetó débilmente sobre su tórax desnudo. Notó la alianza contra los latidos irregulares de su corazón—. Ve con Kevin —murmuró, y cerró los ojos—. Después.
¿Después de qué? ______ se lo quedó mirando y comprendió que se estaba refiriendo a su propia muerte. Al sentir que apartaba la mano de la suya, se la retuvo con fuerza. Ya no era suave ni cuidada, sino más dura, encallecida, con las uñas cortadas inexorablemente cortas.
—No —le contradijo—. No va a haber ningún después. Estaré contigo en todo momento. Te quedarás conmigo. No te dejaré ir. —De repente, le costó respirar y sintió la presión del pánico en su pecho. Aún inclinada hacia él, volvió la mano para que sus palmas se tocaran y sus pulsos estuvieran en contacto, Uno débil y el otro fuerte—. No te dejaré ir, amor mío —susurró, y entrelazó sus dedos con los de Nick.
Nick despertó aturdido de dolor, no sólo en la herida, sino también en la cabeza, los huesos y las articulaciones. El cuerpo le abrasaba, como si tuviera fuego bajo la piel, y se retorció en un intento inútil de eludir el calor. De repente, unas manos delicadas descendieron hacia él y le pasaron un paño mojado por la cara.
Siseó de alivio y alargó la mano hacia el origen del frescor.
—No, Nick, no. Estate quieto. Deja que te ayude.
Era la voz de ______ que le llegaba a través de un dolor insufrible. Jadeante, la soltó y se dejó caer de nuevo en el colchón. El paño frío le recorrió el cuerpo con movimientos amplios y alivió su tormento temporalmente. Con cada pasada, le iba calmando hasta que pudo yacer tranquilo bajo sus cuidados.
—______ —dijo con voz ronca.
—Sí, cariño. —Ella se detuvo antes de ponerle unos trocitos de hielo en los labios agrietados—. Estoy aquí.
Nick abrió los ojos. Perplejo por su expresión de cariño, observó cómo se inclinaba hacia él. El hielo se le deshizo enseguida en la boca. Antes de que pudiera pedirle más, ya se lo había dado. Con un paño fresco, le lavó el pecho y los costados, y también las axilas. La habitación estaba a oscuras salvo por la luz que entraba por una ventana medio cubierta, y una brisa fría se colaba por la abertura.
—El médico ordenó tener la ventana cerrada —comentó ______ al ver su mirada—. Pero pareces descansar mejor cuando está abierta.
Nick sintió una enorme gratitud cuando ella siguió refrescándolo con el paño mojado. Su vestido blanco y su piel pálida le conferían el aspecto de un espíritu inmaculado y benévolo.
—¿Cuánto tiempo? —susurró.
—Hoy es el tercer día, cariño. Si pudieras volverte un poco hacia el lado sano... Espera, que te pondré una almohada. Así.
Con parte de la espalda así al descubierto, ______ le refrescó los hombros doloridos y la columna vertebral. Nick gimió en voz baja y recordó vagamente las demás veces que le había hecho eso, sus manos suaves, su rostro sereno a la luz de la lámpara. En medio de la confusión y el dolor, había sido consciente de que ella lo cuidaba y estaba pendiente de sus necesidades con una intuición asombrosa. Cuando tiritaba debido a la fiebre, lo tapaba con mantas y estrechaba su cuerpo tembloroso entre sus brazos. Siempre estaba ahí antes de que él tuviera que llamarla. Lo comprendía todo, como si pudiera leerle el pensamiento. El peor temor de Nick había sido siempre depender así de alguien. Y a cada hora que pasaba estaba más débil, tenía la herida más inflamada y la fiebre más alta. Presentía que la muerte le rondaba como un espectro impaciente, preparada para llevárselo cuando sus defensas flaquearan. Pero cuando ______ estaba con él, remitía; la muerte seguía al acecho, mas desde lejos.
Hasta entonces no había comprendido la fortaleza de su mujer. Ni siquiera al verla cuidar con cariño a su padre había sospechado cómo sería depender de ella, necesitarla. Pero nada le repugnaba, nada era demasiado para ella. Era su apoyo, su protección, y al mismo tiempo lo debilitaba con un cariño y una ternura que había empezado a ansiar a pesar de que lo ablandaban. Los brazos largos y esbeltos de ______ lo ayudaron a recostarse en la almohada.
—Unos sorbitos de agua —le dijo mientras le levantaba la cabeza. Nick negó levemente con la cabeza porque, aunque sentía la boca seca, una sola gota de agua le bastaría para tener náuseas—. Hazlo por mí —insistió ella, y le llevó la copa a los labios.
Nick le dirigió una mirada torva pero obedeció. Y le molestó que sus siguientes palabras de elogio le produjeran una sensación de placer.
—Eres un ángel —murmuró ______ con una sonrisa—. Muy bien. Ahora descansa y te refrescaré un poco más.
Al notar cómo le pasaba el paño húmedo por el cuello y la cara, suspiró aliviado y cerró los ojos, pero los sueños no le permitieron descansar. Después de lo que podían haber sido minutos, horas o días, despertó aquejado de un dolor terrible. Trató de tocarse el costado, que le ardía y dolía como si le hubieran clavado una lanza envenenada.
—Nick, por favor. —La voz de ______ calmó su desasosiego—. Recuéstate. El doctor Hammond ha venido a examinarte.
Nick descubrió que estaba demasiado débil para moverse. Era como si le hubieran atado plomo a los brazos y las piernas.
—Ayúdame —susurró con voz áspera, ya que no deseaba seguir totalmente horizontal.
______ se apresuró a levantarle la cabeza y ponerle una almohada debajo.
—Buenas tardes, milord —dijo una voz de barítono. El corpulento médico apareció ante él, con una sonrisa que le separaba la barba gris y le iluminaba el rostro rubicundo—. Esperaba encontrar alguna mejoría —observó a ______—. ¿Le ha bajado la fiebre?
Ella sacudió la cabeza.
—¿Algún indicio de hambre o sed?
—A veces toma unos sorbos de agua —murmuró ______, y deslizó los dedos alrededor de los de Nick—. Pero no puede retener nada de caldo.
—Echaré un vistazo a la herida.
Nick notó que le bajaban las sábanas hasta las caderas y le quitaban el vendaje. Cuando intentó protestar contra la humillación de que lo dejaran al descubierto de una forma tan displicente, ______ le puso una mano en el pecho.
—Tranquilo —le susurró—. Es por tu bien.
Demasiado débil para levantar la cabeza, se concentró en la cara de su esposa mientras ella y el médico observaban la herida. La expresión de ______ no cambió, pero por el pestañeo rápido de sus ojos, supo que las cosas no habían mejorado.
—Como temía —dijo Hammond en voz baja—, se está enconando. ¿Ve esas rayas rojas que se dirigen hacia el corazón? Tendré que extraerle un poco de sangre enferma. Espero que eso reduzca la inflamación.
—Pero ya ha perdido demasiada sangre... —dijo ______, insegura.
—No llegará a dos litros —replicó Hammond de modo tranquilizador—. No voy a lastimarlo, milady, sino más bien a permitirle liberar la constricción de los vasos sanguíneos debida a la acumulación de veneno.
Nick siempre había tenido dudas sobre el proceso de la sangría, pero nunca tanto como ahora que se la iban a practicar. El pulso se le aceleró hasta convertirse en golpecitos débiles pero frenéticos en las sienes.
—No —susurró con la respiración agitada.
Sintió un mareo y se esforzó por ver a través de las lucecitas que le bailaban ante los ojos. No fue consciente de haberse desmayado, pero cuando volvió a abrir los ojos tenía el brazo izquierdo atado al respaldo de una silla junto a la cama con un cuenco en el asiento. Todavía no había sangre en el cuenco, pero Hammond se acercaba con un utensilio parecido a una cajita.
—¿Qué es eso? —preguntó ______. Nick reunió todas sus fuerzas para volver la cabeza en dirección a su mujer.
—Se llama escarificador —contestó Hammond—. Es el método más eficiente de sangrar, frente a la anticuada lanceta.
—______ —susurró Nick.
Ella no pareció oírlo, ya que su mirada cansada no se desvió del médico, que seguía explicándose.
—La caja contiene doce hojas unidas a un dispositivo giratorio impulsado por un resorte. Si se pulsa el mecanismo disparador, las hojas infligen una serie de cortes superficiales que provocan la salida de la sangre.
—______. Ella lo miró e intentó tranquilizarlo.
—Esto te ayudará, cariño.
—No.
Lo mataría. Ya era bastante difícil combatir la fiebre y el dolor. Si una larga sangría lo debilitaba aún más, no podría aguantarlo. Desesperadamente, tiró del brazo que tenía extendido pero estaba bien atado y la silla ni siquiera se movió. Con una maldición silenciosa, alzó los ojos hacia su esposa mientras luchaba contra un mareo.
—No —repitió con aspereza—. No le dejes...
—Cariño —susurró ______ y se agachó para besarle los labios temblorosos. De repente le brillaban los ojos de lágrimas— Puede que sea tu oportunidad, tu única oportunidad...
—Me moriré, ______... —Un miedo creciente le nubló la vista, pero se obligó a mantener los ojos abiertos. La cara de su esposa se volvió borrosa—. Me moriré.. —susurró de nuevo.
—Lady St. Jonas —dijo la voz amable y firme del doctor—, la ansiedad de su marido es bastante comprensible. Sin embargo, su juicio se ve afectado por su enfermedad. En este momento, es usted quien está más capacitada para tomar decisiones por él. No le recomendaría este procedimiento si no creyera en su eficacia. Debe permitirme proceder. Dudo que lord St. Jonas llegue a recordar alguna vez esta conversación.
Nick cerró los ojos y soltó un gemido de desesperación. Ojalá Hammond fuera el típico loco con una risa maníaca, alguien de quien ______ desconfiaría instintivamente. Pero Hammond era un hombre respetable, con toda la convicción de quien cree estar haciendo lo correcto. Al parecer, un verdugo podía adoptar muchas formas. ______ era su única esperanza, su única defensora.
Nick jamás se habría imaginado que ocurriría esto, que su vida dependería de la decisión de una joven ingenua que se dejaría convencer por la autoridad de Hammond. No había nadie más a quien recurrir. Sintió los dedos cariñosos de su esposa en su mejilla calenturienta y alzó los ojos hacia ella con desesperación, incapaz de pronunciar una palabra.
«Dios mío, ______, no dejes que lo haga.»
—De acuerdo —dijo ésta mirándolo.
A Nick se le paró el corazón ya que creyó que se lo decía al médico. Pero ______ se dirigió a la silla, le desató la muñeca y empezó a masajearle la piel enrojecida.
—Doctor Ha... Hammond—dijo entonces—. Lord St. Jonas no quiere someterse a este procedimiento. Debo respetar sus deseos.
Para su eterna humillación, Nick soltó un sollozo de alivio.
—Milady, le ruego que recapacite —repuso el galeno, ansioso—. Respetar los deseos de un hombre que no sabe lo que dice debido a la fiebre puede resultar mortal para él. Permítame ayudarlo. Confíe en mi juicio, soy médico.
______ se sentó en la cama mientras acariciaba la mano de Nick en su regazo.
—Respeto su ju... ju... —Se detuvo y sacudió la cabeza—. Mi marido tiene derecho a tomar él mismo esta decisión.
Nick cerró los dedos alrededor de los pliegues de su vestido. El tartamudeo era un signo evidente de su ansiedad interior, pero no cedería. Podía ser tan obstinada como una mula; él lo sabía mejor que nadie. Suspiró vacilante y se relajó, con la sensación de que su mancillada alma estaba bien cuidada.
Hammond sacudió la cabeza y empezó a guardar sus instrumentos.
—Si no me permite utilizar mis técnicas y se niega a seguir mi opinión profesional —anunció con dignidad—, me temo que no podré hacer nada por el enfermo. Si no se proporciona el tratamiento adecuado, esta situación tendrá un final desafortunado. Que Dios les ayude.
El médico salió de la habitación dejando tras él una estela de profunda desaprobación. Inmensamente aliviado, Nick extendió los dedos sobre el muslo de ______.
—Que se vaya con viento fresco —logró mascullar cuando la puerta se cerró.
Era evidente que ______ se debatía entre reír o llorar.
—Mira que eres cabezota —le dijo mirándolo con los ojos húmedos de lágrimas—. Acabamos de echar a uno de los médicos más reputados de Londres. Cualquier otro que venga querrá también sangrarte. ¿A quién llamaremos ahora? ¿A un brujo? ¿A un adivino?
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Nick logró acercarse la mano de ______ a los labios.
—A ti —susurró—. Sólo te necesito a ti.
Aunque Joe y Kevin tuvieron mucho cuidado al llevarlo arriba, el traslado debilitó a Nick. ______ los acompañó todo el rato. Le angustiaba ver la palidez de su marido. Joe estaba igual de consternado, aunque contenía sus emociones para centrarse en lo que la situación requería.
—No sé cómo entró Bullard —masculló el muchacho mientras cargaban el cuerpo desvalido por un tramo largo de escaleras—. Conozco todas las formas de entrar y salir de este sitio. Creía que no...
—No es culpa tuya, Joe —lo interrumpió ______ en voz baja.
—Alguien le ha franqueado la entrada, pese a que advertí a los empleados.
—No es culpa tuya —repitió ______, y el joven se calló, malhumorado.
Kevin guardó silencio, salvo cuando murmuró unas indicaciones al girar en un rincón. Cargaba a Nick por las axilas, mientras Joe lo sujetaba por las piernas. Aunque Nick era corpulento, ambos eran fuertes y lo llevaban sin problemas. ______ los condujo hasta la habitación principal, que acababan de renovar y tenía las paredes pintadas de crema. Habían sustituido la vieja cama por otra grande y bonita, procedente de la casa de Nick en la ciudad. Quién se habría imaginado que iba a convertirse en la habitación de un enfermo tan poco tiempo después de la muerte de Ivo Jenner.
Un par de criadas, que seguían las instrucciones de ______, trajeron toallas y agua, y rasgaron unas sábanas para obtener tiras anchas de tela. Kevin y Joe dejaron el cuerpo flácido en la cama, y ______ le quitó las botas mientras ellos lo desvestían. Le dejaron los calzones por una cuestión de pudor.
______ mojó una tira limpia en el agua caliente y lavó las manchas de sangre del cuerpo de su marido. Se veía portentoso e indefenso a la vez, con su elegante cuerpo más delgado debido a la actividad física constante y a varias refriegas de callejón que le habían fortalecido los músculos.
Kevin tomó una tira de tela y secó con cuidado la herida de bala para examinarla mejor.
—Por el tamaño del orificio, diría que Bullard usó una pistola del calibre cincuenta.
—Tengo el arma —dijo Joe bruscamente—. Bullard la abandonó en la galería del primer piso tras haber disparado.
—Déjeme verla —pidió Kevin. El muchacho se la entregó por la culata. Kevin la examinó con la mirada experta de un tirador avezado. —Una pistola de duelo —observó—. Cañón octogonal de nueve pulgadas con mira, seguro de platino y recámara grabada. Un arma costosa, y seguramente parte de un juego. La inscripción reza: «Fabricada por Manson e Hijo de Dover Street.» —La examinó más detenidamente—. Aquí hay un escudete de plata que lleva grabado el nombre del propietario, creo. Aunque está demasiado deslustrado para distinguir las letras —indicó, y se metió la pistola en un bolsillo mientras decía a Joe con una ceja arqueada—: si no le importa, me la quedaré.
—Por supuesto, milord —respondió secamente Joe, sabiendo que en realidad su permiso no era necesario.
La llegada del doctor Hammond, un hombre bondadoso y de excelente reputación que había atendido a Ivo Jenner en el pasado, impidió que siguieran hablando. Joe y Kevin salieron de la habitación mientras el médico examinaba al paciente, le limpiaba la herida y la cubría con un vendaje ligero.
—Aunque no ha lesionado ningún órgano importante, la herida es grave —explicó a ______ con expresión seria—. La recuperación dependerá de su resistencia, de los cuidados que reciba y, como siempre, de la gracia divina. Es casi seguro que tendrá fiebre, que habrá de seguir su curso. En estos casos, considero necesario sangrar al paciente para extraerle toda la sangre enferma posible. Lo visitaré cada día para decidir cuándo deberíamos proceder a ello. Mientras tanto, manténgalo limpio y descansado, déle agua y caldo de carne, y adminístrele este medicamento para aliviarle el malestar.
______ murmuró un «gracias» cuando le entregó un frasco de jarabe opiáceo. Después de que el médico se fuera, tapó a Nick con un edredón, ya que los efectos del shock y la pérdida de sangre le provocaban temblores.
Él abrió los ojos y los enfocó en ella con dificultad.
—Si necesito la gracia divina, lo tengo mal —susurró—. Salvo que podamos sobornar a algún ángel corrupto.
—No blasfemes —le advirtió ______ con una risita sobresaltada. Abrió el jarabe, sirvió una cucharada y pasó un brazo por detrás del cuello de su marido—. Tómate esto.
Nick lo hizo con una mueca. Sin quitarle el brazo del cuello, ______ alargó la mano libre hacia una copa de agua y se la puso en los labios.
—Bebe —murmuró.
—Bullard... —dijo Nick tras haber obedecido, ya recostado de nuevo en la almohada.
—Joe no logró atraparlo —respondió ______ a la vez que tomaba un bote de bálsamo y le untaba un poco en los labios resecos—. Joe y lord Kevin están abajo, hablando con el policía que han enviado a investigar.
—¿Resultó herido alguien más? —quiso saber Nick, que intentaba incorporarse. Una punzada de dolor le hizo palidecer y se dejó caer con un grito ahogado.
—No te muevas o volverás a sangrar —dijo ______ con brusquedad. Le puso una mano en el pecho y resiguió con los dedos la delgada cadena que le recorría el tórax hasta llegar a la alianza, antes de responder a su pregunta—: Nadie más resultó herido. Y en cuanto se informó a los miembros del club de que el agresor había huido, volvieron en tropel, al parecer bastante divertidos con lo ocurrido.
Los labios de Nick esbozaron un amago de sonrisa.
—Más diversión de la que había previsto ofrecer —comentó.
—Joe dice que no afectará al negocio.
—Medidas de seguridad —susurró Nick, exhausto por el esfuerzo de hablar—. Dile a Joe...
—Sí, va a contratar a más hombres. No pienses en nada de esto ahora. Preocúpate sólo de recuperarte.
—______... —Buscó a tientas la mano de su esposa y la sujetó débilmente sobre su tórax desnudo. Notó la alianza contra los latidos irregulares de su corazón—. Ve con Kevin —murmuró, y cerró los ojos—. Después.
¿Después de qué? ______ se lo quedó mirando y comprendió que se estaba refiriendo a su propia muerte. Al sentir que apartaba la mano de la suya, se la retuvo con fuerza. Ya no era suave ni cuidada, sino más dura, encallecida, con las uñas cortadas inexorablemente cortas.
—No —le contradijo—. No va a haber ningún después. Estaré contigo en todo momento. Te quedarás conmigo. No te dejaré ir. —De repente, le costó respirar y sintió la presión del pánico en su pecho. Aún inclinada hacia él, volvió la mano para que sus palmas se tocaran y sus pulsos estuvieran en contacto, Uno débil y el otro fuerte—. No te dejaré ir, amor mío —susurró, y entrelazó sus dedos con los de Nick.
Nick despertó aturdido de dolor, no sólo en la herida, sino también en la cabeza, los huesos y las articulaciones. El cuerpo le abrasaba, como si tuviera fuego bajo la piel, y se retorció en un intento inútil de eludir el calor. De repente, unas manos delicadas descendieron hacia él y le pasaron un paño mojado por la cara.
Siseó de alivio y alargó la mano hacia el origen del frescor.
—No, Nick, no. Estate quieto. Deja que te ayude.
Era la voz de ______ que le llegaba a través de un dolor insufrible. Jadeante, la soltó y se dejó caer de nuevo en el colchón. El paño frío le recorrió el cuerpo con movimientos amplios y alivió su tormento temporalmente. Con cada pasada, le iba calmando hasta que pudo yacer tranquilo bajo sus cuidados.
—______ —dijo con voz ronca.
—Sí, cariño. —Ella se detuvo antes de ponerle unos trocitos de hielo en los labios agrietados—. Estoy aquí.
Nick abrió los ojos. Perplejo por su expresión de cariño, observó cómo se inclinaba hacia él. El hielo se le deshizo enseguida en la boca. Antes de que pudiera pedirle más, ya se lo había dado. Con un paño fresco, le lavó el pecho y los costados, y también las axilas. La habitación estaba a oscuras salvo por la luz que entraba por una ventana medio cubierta, y una brisa fría se colaba por la abertura.
—El médico ordenó tener la ventana cerrada —comentó ______ al ver su mirada—. Pero pareces descansar mejor cuando está abierta.
Nick sintió una enorme gratitud cuando ella siguió refrescándolo con el paño mojado. Su vestido blanco y su piel pálida le conferían el aspecto de un espíritu inmaculado y benévolo.
—¿Cuánto tiempo? —susurró.
—Hoy es el tercer día, cariño. Si pudieras volverte un poco hacia el lado sano... Espera, que te pondré una almohada. Así.
Con parte de la espalda así al descubierto, ______ le refrescó los hombros doloridos y la columna vertebral. Nick gimió en voz baja y recordó vagamente las demás veces que le había hecho eso, sus manos suaves, su rostro sereno a la luz de la lámpara. En medio de la confusión y el dolor, había sido consciente de que ella lo cuidaba y estaba pendiente de sus necesidades con una intuición asombrosa. Cuando tiritaba debido a la fiebre, lo tapaba con mantas y estrechaba su cuerpo tembloroso entre sus brazos. Siempre estaba ahí antes de que él tuviera que llamarla. Lo comprendía todo, como si pudiera leerle el pensamiento. El peor temor de Nick había sido siempre depender así de alguien. Y a cada hora que pasaba estaba más débil, tenía la herida más inflamada y la fiebre más alta. Presentía que la muerte le rondaba como un espectro impaciente, preparada para llevárselo cuando sus defensas flaquearan. Pero cuando ______ estaba con él, remitía; la muerte seguía al acecho, mas desde lejos.
Hasta entonces no había comprendido la fortaleza de su mujer. Ni siquiera al verla cuidar con cariño a su padre había sospechado cómo sería depender de ella, necesitarla. Pero nada le repugnaba, nada era demasiado para ella. Era su apoyo, su protección, y al mismo tiempo lo debilitaba con un cariño y una ternura que había empezado a ansiar a pesar de que lo ablandaban. Los brazos largos y esbeltos de ______ lo ayudaron a recostarse en la almohada.
—Unos sorbitos de agua —le dijo mientras le levantaba la cabeza. Nick negó levemente con la cabeza porque, aunque sentía la boca seca, una sola gota de agua le bastaría para tener náuseas—. Hazlo por mí —insistió ella, y le llevó la copa a los labios.
Nick le dirigió una mirada torva pero obedeció. Y le molestó que sus siguientes palabras de elogio le produjeran una sensación de placer.
—Eres un ángel —murmuró ______ con una sonrisa—. Muy bien. Ahora descansa y te refrescaré un poco más.
Al notar cómo le pasaba el paño húmedo por el cuello y la cara, suspiró aliviado y cerró los ojos, pero los sueños no le permitieron descansar. Después de lo que podían haber sido minutos, horas o días, despertó aquejado de un dolor terrible. Trató de tocarse el costado, que le ardía y dolía como si le hubieran clavado una lanza envenenada.
—Nick, por favor. —La voz de ______ calmó su desasosiego—. Recuéstate. El doctor Hammond ha venido a examinarte.
Nick descubrió que estaba demasiado débil para moverse. Era como si le hubieran atado plomo a los brazos y las piernas.
—Ayúdame —susurró con voz áspera, ya que no deseaba seguir totalmente horizontal.
______ se apresuró a levantarle la cabeza y ponerle una almohada debajo.
—Buenas tardes, milord —dijo una voz de barítono. El corpulento médico apareció ante él, con una sonrisa que le separaba la barba gris y le iluminaba el rostro rubicundo—. Esperaba encontrar alguna mejoría —observó a ______—. ¿Le ha bajado la fiebre?
Ella sacudió la cabeza.
—¿Algún indicio de hambre o sed?
—A veces toma unos sorbos de agua —murmuró ______, y deslizó los dedos alrededor de los de Nick—. Pero no puede retener nada de caldo.
—Echaré un vistazo a la herida.
Nick notó que le bajaban las sábanas hasta las caderas y le quitaban el vendaje. Cuando intentó protestar contra la humillación de que lo dejaran al descubierto de una forma tan displicente, ______ le puso una mano en el pecho.
—Tranquilo —le susurró—. Es por tu bien.
Demasiado débil para levantar la cabeza, se concentró en la cara de su esposa mientras ella y el médico observaban la herida. La expresión de ______ no cambió, pero por el pestañeo rápido de sus ojos, supo que las cosas no habían mejorado.
—Como temía —dijo Hammond en voz baja—, se está enconando. ¿Ve esas rayas rojas que se dirigen hacia el corazón? Tendré que extraerle un poco de sangre enferma. Espero que eso reduzca la inflamación.
—Pero ya ha perdido demasiada sangre... —dijo ______, insegura.
—No llegará a dos litros —replicó Hammond de modo tranquilizador—. No voy a lastimarlo, milady, sino más bien a permitirle liberar la constricción de los vasos sanguíneos debida a la acumulación de veneno.
Nick siempre había tenido dudas sobre el proceso de la sangría, pero nunca tanto como ahora que se la iban a practicar. El pulso se le aceleró hasta convertirse en golpecitos débiles pero frenéticos en las sienes.
—No —susurró con la respiración agitada.
Sintió un mareo y se esforzó por ver a través de las lucecitas que le bailaban ante los ojos. No fue consciente de haberse desmayado, pero cuando volvió a abrir los ojos tenía el brazo izquierdo atado al respaldo de una silla junto a la cama con un cuenco en el asiento. Todavía no había sangre en el cuenco, pero Hammond se acercaba con un utensilio parecido a una cajita.
—¿Qué es eso? —preguntó ______. Nick reunió todas sus fuerzas para volver la cabeza en dirección a su mujer.
—Se llama escarificador —contestó Hammond—. Es el método más eficiente de sangrar, frente a la anticuada lanceta.
—______ —susurró Nick.
Ella no pareció oírlo, ya que su mirada cansada no se desvió del médico, que seguía explicándose.
—La caja contiene doce hojas unidas a un dispositivo giratorio impulsado por un resorte. Si se pulsa el mecanismo disparador, las hojas infligen una serie de cortes superficiales que provocan la salida de la sangre.
—______. Ella lo miró e intentó tranquilizarlo.
—Esto te ayudará, cariño.
—No.
Lo mataría. Ya era bastante difícil combatir la fiebre y el dolor. Si una larga sangría lo debilitaba aún más, no podría aguantarlo. Desesperadamente, tiró del brazo que tenía extendido pero estaba bien atado y la silla ni siquiera se movió. Con una maldición silenciosa, alzó los ojos hacia su esposa mientras luchaba contra un mareo.
—No —repitió con aspereza—. No le dejes...
—Cariño —susurró ______ y se agachó para besarle los labios temblorosos. De repente le brillaban los ojos de lágrimas— Puede que sea tu oportunidad, tu única oportunidad...
—Me moriré, ______... —Un miedo creciente le nubló la vista, pero se obligó a mantener los ojos abiertos. La cara de su esposa se volvió borrosa—. Me moriré.. —susurró de nuevo.
—Lady St. Jonas —dijo la voz amable y firme del doctor—, la ansiedad de su marido es bastante comprensible. Sin embargo, su juicio se ve afectado por su enfermedad. En este momento, es usted quien está más capacitada para tomar decisiones por él. No le recomendaría este procedimiento si no creyera en su eficacia. Debe permitirme proceder. Dudo que lord St. Jonas llegue a recordar alguna vez esta conversación.
Nick cerró los ojos y soltó un gemido de desesperación. Ojalá Hammond fuera el típico loco con una risa maníaca, alguien de quien ______ desconfiaría instintivamente. Pero Hammond era un hombre respetable, con toda la convicción de quien cree estar haciendo lo correcto. Al parecer, un verdugo podía adoptar muchas formas. ______ era su única esperanza, su única defensora.
Nick jamás se habría imaginado que ocurriría esto, que su vida dependería de la decisión de una joven ingenua que se dejaría convencer por la autoridad de Hammond. No había nadie más a quien recurrir. Sintió los dedos cariñosos de su esposa en su mejilla calenturienta y alzó los ojos hacia ella con desesperación, incapaz de pronunciar una palabra.
«Dios mío, ______, no dejes que lo haga.»
—De acuerdo —dijo ésta mirándolo.
A Nick se le paró el corazón ya que creyó que se lo decía al médico. Pero ______ se dirigió a la silla, le desató la muñeca y empezó a masajearle la piel enrojecida.
—Doctor Ha... Hammond—dijo entonces—. Lord St. Jonas no quiere someterse a este procedimiento. Debo respetar sus deseos.
Para su eterna humillación, Nick soltó un sollozo de alivio.
—Milady, le ruego que recapacite —repuso el galeno, ansioso—. Respetar los deseos de un hombre que no sabe lo que dice debido a la fiebre puede resultar mortal para él. Permítame ayudarlo. Confíe en mi juicio, soy médico.
______ se sentó en la cama mientras acariciaba la mano de Nick en su regazo.
—Respeto su ju... ju... —Se detuvo y sacudió la cabeza—. Mi marido tiene derecho a tomar él mismo esta decisión.
Nick cerró los dedos alrededor de los pliegues de su vestido. El tartamudeo era un signo evidente de su ansiedad interior, pero no cedería. Podía ser tan obstinada como una mula; él lo sabía mejor que nadie. Suspiró vacilante y se relajó, con la sensación de que su mancillada alma estaba bien cuidada.
Hammond sacudió la cabeza y empezó a guardar sus instrumentos.
—Si no me permite utilizar mis técnicas y se niega a seguir mi opinión profesional —anunció con dignidad—, me temo que no podré hacer nada por el enfermo. Si no se proporciona el tratamiento adecuado, esta situación tendrá un final desafortunado. Que Dios les ayude.
El médico salió de la habitación dejando tras él una estela de profunda desaprobación. Inmensamente aliviado, Nick extendió los dedos sobre el muslo de ______.
—Que se vaya con viento fresco —logró mascullar cuando la puerta se cerró.
Era evidente que ______ se debatía entre reír o llorar.
—Mira que eres cabezota —le dijo mirándolo con los ojos húmedos de lágrimas—. Acabamos de echar a uno de los médicos más reputados de Londres. Cualquier otro que venga querrá también sangrarte. ¿A quién llamaremos ahora? ¿A un brujo? ¿A un adivino?
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Nick logró acercarse la mano de ______ a los labios.
—A ti —susurró—. Sólo te necesito a ti.
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Listo! :P
Jaa lose,, esqe como no llorar cuando pasan esaas cosas!
No se preocupen,,Bullard pagara,, bueno entre Nick & Joe lo haran pagar,,pero ya no les cuento xDD espero les guste. Las quiero! :D
Jaa lose,, esqe como no llorar cuando pasan esaas cosas!
No se preocupen,,Bullard pagara,, bueno entre Nick & Joe lo haran pagar,,pero ya no les cuento xDD espero les guste. Las quiero! :D
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Nick va a vivir.... verdad?
Tiene que vivir!
Y ese maldito de Bullard ¬¬'
Arg! Sigue Sunny"
ADORO LA NOVELA!
cuidate mucho!
xoxo
Javi's Jonas
Tiene que vivir!
Y ese maldito de Bullard ¬¬'
Arg! Sigue Sunny"
ADORO LA NOVELA!
cuidate mucho!
xoxo
Javi's Jonas
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Ufff, no se si decirte mala por dejarla así o buena por subir ¬¬ Pero eres buena/mala por hacerme llorar!!!!!!!!!!Siguela porfas!!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
que bonito el cap pobre nick siguela me encanta es genial
lovely last
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
:sad: Niiiiiickkkkkk!! Waa lloroo T.T como se atreve ese tipo :enfadado: :caliente2: esta locooo! ay perdon por no haber pasado antes, siguelaa me encanta!!
#Cassie Jonas Horan
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
:crybaby: Donde estas¿?necesitamos capitulo!!!
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Donde estás, sunny?!
Extraño un montón tu novela D: Muero por saber que pasará.
Espero que estés bien, en serio. En cuanto puedas o estés desocupada dejanos un mensaje para hacernos saber que estás bien (:
xoxo
Javi's Jonas
Extraño un montón tu novela D: Muero por saber que pasará.
Espero que estés bien, en serio. En cuanto puedas o estés desocupada dejanos un mensaje para hacernos saber que estás bien (:
xoxo
Javi's Jonas
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
wooo me encanta tu nove tienes que seguirla pliss la ame!!!
Invitado
Invitado
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