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"El diablo En Invierno" (Nick & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
CAPITULO 6
Aunque Nicholas tenía ganas de llegar a Londres y adaptarse
a sus nuevas circunstancias, no lamentó su decisión de viajar más despacio en
el camino de vuelta. ______ estaba pálida y poco comunicativa, con las reservas
de energía agotadas. Necesitaba descansar.
Tras encontrar una posada de posta apropiada donde pernoctar, Nick tomó la
mejor habitación disponible y pidió que les subieran comida y un baño caliente.
Así, ______ pudo meterse en una reducida pero reparadora tina de agua caliente,
mientras Nicholas disponía el cambio de caballos por la mañana y se encargaba
de hospedar al cochero. Cuando volvió a la habitación, que era pequeña pero
limpia, con unas raídas cortinas azules en las ventanas, su mujer había
terminado de bañarse y llevaba puesto el camisón.
Se acercó a la mesa, levantó la servilleta que tapaba su plato y dejó al
descubierto una ración de pollo asado, unas cuantas verduras mustias y un
pequeño pudín. Al ver que el plato de ______ estaba vacío, la miró con una
sonrisa irónica.
—¿Cómo estaba?
—Mejor que quedarse sin cenar.
—La verdad, empiezo a ver con otros ojos el talento de mi cocinero de Londres.
—Se sentó a la mesa y se colocó la servilleta en el regazo—. Creo que te
gustarán sus creaciones.
—No espero comer demasiadas veces en tu casa —replicó ______ con cautela.
Nick se detuvo con el tenedor a medio camino de la boca.
—Voy a estar en el club de mi padre. Como ya te dije, quiero cuidar de él.
—De día, sí. Pero no dormirás ahí. Por la noche volverás a mi... a nuestra
casa.
Ella lo miró sin pestañear.
—Su enfermedad no desaparecerá al anochecer para reaparecer al alba. Necesitará
cuidados constantes.
—Para eso están los criados —soltó Nicholas, irritado, antes de tomar el primer
bocado—. Puedes contratar a una mujer para que lo atienda.
______ sacudió la cabeza con una obstinación que lo enojó aún más.
—No es igual a que te cuide un familiar que te quiere.
—¿Por qué debería importarte la calidad de su cuidado? Apenas lo conoces. Ese
cabrón ha hecho muy poco por ti.
—No me gusta esa palabra.
—Es una lástima —repuso él—. Porque es una de mis favoritas, y tengo intención
de seguir usándola siempre que sea aplicable.
—Pues es una suerte que vayamos a vernos tan poco una vez estemos en Londres.
Nick se quedó mirando a su mujer, cuyo dulce rostro escondía un carácter
inesperadamente testarudo, y comprendió que estaba dispuesta a tomar medidas
drásticas para lograr sus propósitos. A saber qué haría si la presionaba
demasiado. Se obligó a sujetar el tenedor y el cuchillo con suavidad y siguió
comiendo. Daba igual que el pollo estuviera insípido. Si hubiera estado bañado
en una deliciosa salsa francesa, tampoco lo hubiera notado. Su mente astuta
estaba ocupada buscando alguna estrategia para tratar con ella.
—No puedo permitir que te quedes en un sitio lleno de bribones, jugadores y
borrachos —murmuró por fin con expresión preocupada—. Seguro que comprendes los peligros inherentes a semejante situación.
—Me aseguraré de que recibes mi dote lo antes posible. Y entonces ya no tendrás
que preocuparte por mí.
—¡Maldita sea! No estoy preocupado por ti —explotó Nicholas, incapaz de
contenerse—. Es sólo que... no está bien, ______. La vizcondesa de St. Jonas no
puede vivir en un club de juego y mujeres de la vida, ni siquiera unos días.
—No sabía que fueras tan convencional —repuso ella y, por alguna razón, verlo
fruncir el ceño furioso le provocó una ligera sonrisa.
A pesar de lo sutil que fue el gesto, Nick lo vio, y pasó al instante del
enfado al desconcierto. Que lo colgaran si iba a ponerlo en un aprieto una
muchacha de veintitrés años virgen... casi virgen... que era tan ingenua como
para creer que podía plantarle cara.
—Y mientras tú haces de ángel de la bondad, ¿quién imaginas que te protegerá en
ese antro, cielo? —repuso con una mirada gélida y desdeñosa que debería haberla
intimidado—. Dormir sola en el Jenner's es una invitación a ser violada. Y no
pienso quedarme ahí contigo. Tengo mejores cosas que hacer que estar en un club
de juego de segunda esperando a que el viejo Jenner la palme.
—No te he pedido que veles por mí —respondió ______ con
calma—. Puedo arreglármelas sola.
—Claro que sí —masculló Nicholas con ironía. De repente, había perdido el
interés en la cena fría que tenía delante, así que dejó la servilleta sobre el
plato medio terminado, se levantó y se quitó la chaqueta y el chaleco. Estaba
cansado y sucio del viaje, y quería darse un baño. Con un poco de suerte, el
agua aún estaría caliente.
Mientras se desnudaba y lanzaba las prendas a una silla, no pudo evitar pensar
en todas las mujeres que habían pretendido casarse con él a lo largo de los
años. Mujeres hermosas, bien dotadas física y económicamente. Mujeres que hasta habrían matado por complacerlo. Pero él había preferido seguir con sus
actividades libertinas, sin siquiera hacer una propuesta de matrimonio a alguna
de ellas. Y ahora, debido a una combinación de circunstancias en el momento más
inoportuno, había terminado casado con una mujer de escasas aptitudes sociales,
pésimo linaje y carácter obstinado.
Al ver que ______ evitaba mirar su cuerpo desnudo, Nicholas esbozó una sonrisa
desdeñosa. Se dirigió hacia la pequeña bañera y se colocó dentro con las
pantorrillas colgando hacia fuera. Se enjabonó a fondo y luego se enjuagó el
pecho y los brazos con el agua tibia sin dejar de observar a su mujer con los
ojos entornados. Le encantó verla perder algo de compostura mientras él se
bañaba. Estaba sonrojada y mostraba un interés excesivo en el estampado de la
colcha de la cama.
Mientras ella reseguía una costura con el índice, Nick se fijó en el brillo del
anillo de oro escocés. Entonces sintió un súbito impulso de lanzar a su mujer
sobre la cama y poseerla sin preliminares. De dominarla y obligarla a admitir
que le pertenecía. Ese deseo tan primario era más que alarmante para alguien
que siempre se había considerado un ser civilizado. Preocupado y excitado,
terminó de lavarse, cogió la toalla húmeda que ella había usado y se secó
rápidamente. La prueba de su excitación no pasó inadvertida a ______, ya que lo
oyó respirar con brusquedad. Se envolvió el cuerpo con la toalla y se dirigió
al baúl.
Cogió un peine y fue al palanganero para peinarse el pelo mojado. La esquina
del espejo que había sobre la jofaina le ofrecía una vista parcial de la cama,
y vio que ______ lo estaba mirando.
—¿Esta noche me toca hacer de perro del carnicero? —murmuró sin volverse.
—¿De perro del carnicero? —repitió ______, confundida.
—El perro que está en el rincón de la tienda y no se le permite tocar la carne.
—La comparación no es demasiado halagüeña para ni... ninguno dé los dos.
Nicholas hizo una pausa al detectar que volvía a tartamudear. «Estupendo»,
pensó con crueldad. No estaba tan tranquila como aparentaba.
—¿No vas a contestarme? —insistió.
—Lo siento, pero pre... preferiría no volver a te... tener relaciones íntimas
contigo.
Atónito, Nicholas dejó el peine y se volvió para mirarla. Las mujeres jamás lo
rechazaban. Y el hecho de que ______ lo hiciera después de los placeres de esa
mañana le tocó el amor propio.
—Me dijiste que no te gustaba acostarte con una mujer más de una vez —le
recordó ella medio excusándose—. Dijiste que sería muy aburrido.
—¿Te parezco aburrido? —repuso él sin que la toalla hiciera gran cosa por
disimular el contorno de su erección. ( xD)
—Supongo que eso depende de la parte de tu cuerpo que uno mire —farfulló
______, y bajó los ojos hacia la colcha—.Te re... recuerdo que tenemos un
acuerdo.
—Eso siempre puede modificarse.
—Pero no lo haré.
—Me temo que tu rechazo huele a hipocresía, cielo. Ya te he
poseído una vez. Repetir no afectaría en nada a tu virtud.
—No te estoy rechazando por una cuestión de virtud. —Su tartamudeo desapareció
al recobrar la compostura—. El motivo es otro.
—Me muero de curiosidad.
—Autoprotección —dijo ______, y se esforzó para mirarlo a los ojos—. No tengo
ningún inconveniente en que tengas amantes. Es sólo que no quiero ser una de
ellas. El acto sexual no significa nada para ti, pero sí para mí. No quiero que
me lastimes, y creo que eso sería inevitable si aceptara acostarme contigo.
Nicholas bullía por dentro.
—No voy a disculparme por mi pasado. Se supone que un hombre debe tener
experiencia.
—Según tu historial, has adquirido la de diez hombres. (haha)
—¿Por qué debería importarte eso?
—Porque tu... tu historia romántica, por decirlo educadamente, es como la del
perro que va a la puerta trasera de las casas para que le den sobras de comida.
Y yo no quiero ser una puerta más. Eres incapaz de ser fiel a una mujer, ya lo
has demostrado.
—Que nunca lo haya intentado no implica que no pueda hacerlo, zorra
quisquillosa. Sólo significa que no he querido hacerlo. (doble haha)
______ se puso tensa.
—Te agradecería que no dijeras groserías.
—Me pareció oportuno, dada la proliferación de analogías con cánidos —espetó
Nick—. Y, por cierto, ése no es exactamente mi caso, porque las mujeres me
suplican a mí y no al revés.
—Pues ve con ellas.
—Lo haré —dijo con crueldad—. Cuando vuelva a Londres, voy a montar una orgía
que no terminará hasta que detengan a alguien. Pero mientras tanto, ¿de verdad
esperas que durmamos juntos esta noche, y mañana por la noche, y seamos tan
castos como unas monjas de vacaciones?
—A mí no me supondrá ningún problema —dijo ______ con cautela, consciente de
que lo ofendía gravemente.
La mirada incrédula de Nicholas podría haber perforado las sábanas. Masculló
una retahila de palabras que ampliaron considerablemente la lista de blasfemias
que su esposa conocía, dejó caer la toalla y se volvió para apagar la lámpara.
—No le prestes atención —dijo al meterse en la cama en referencia a su
erección, consciente de que ______ la miraba intranquila—. A partir de ahora,
tenerte cerca afectará a mis partes íntimas tanto como nadar un buen rato en un
lago siberiano.
Aunque Nicholas tenía ganas de llegar a Londres y adaptarse
a sus nuevas circunstancias, no lamentó su decisión de viajar más despacio en
el camino de vuelta. ______ estaba pálida y poco comunicativa, con las reservas
de energía agotadas. Necesitaba descansar.
Tras encontrar una posada de posta apropiada donde pernoctar, Nick tomó la
mejor habitación disponible y pidió que les subieran comida y un baño caliente.
Así, ______ pudo meterse en una reducida pero reparadora tina de agua caliente,
mientras Nicholas disponía el cambio de caballos por la mañana y se encargaba
de hospedar al cochero. Cuando volvió a la habitación, que era pequeña pero
limpia, con unas raídas cortinas azules en las ventanas, su mujer había
terminado de bañarse y llevaba puesto el camisón.
Se acercó a la mesa, levantó la servilleta que tapaba su plato y dejó al
descubierto una ración de pollo asado, unas cuantas verduras mustias y un
pequeño pudín. Al ver que el plato de ______ estaba vacío, la miró con una
sonrisa irónica.
—¿Cómo estaba?
—Mejor que quedarse sin cenar.
—La verdad, empiezo a ver con otros ojos el talento de mi cocinero de Londres.
—Se sentó a la mesa y se colocó la servilleta en el regazo—. Creo que te
gustarán sus creaciones.
—No espero comer demasiadas veces en tu casa —replicó ______ con cautela.
Nick se detuvo con el tenedor a medio camino de la boca.
—Voy a estar en el club de mi padre. Como ya te dije, quiero cuidar de él.
—De día, sí. Pero no dormirás ahí. Por la noche volverás a mi... a nuestra
casa.
Ella lo miró sin pestañear.
—Su enfermedad no desaparecerá al anochecer para reaparecer al alba. Necesitará
cuidados constantes.
—Para eso están los criados —soltó Nicholas, irritado, antes de tomar el primer
bocado—. Puedes contratar a una mujer para que lo atienda.
______ sacudió la cabeza con una obstinación que lo enojó aún más.
—No es igual a que te cuide un familiar que te quiere.
—¿Por qué debería importarte la calidad de su cuidado? Apenas lo conoces. Ese
cabrón ha hecho muy poco por ti.
—No me gusta esa palabra.
—Es una lástima —repuso él—. Porque es una de mis favoritas, y tengo intención
de seguir usándola siempre que sea aplicable.
—Pues es una suerte que vayamos a vernos tan poco una vez estemos en Londres.
Nick se quedó mirando a su mujer, cuyo dulce rostro escondía un carácter
inesperadamente testarudo, y comprendió que estaba dispuesta a tomar medidas
drásticas para lograr sus propósitos. A saber qué haría si la presionaba
demasiado. Se obligó a sujetar el tenedor y el cuchillo con suavidad y siguió
comiendo. Daba igual que el pollo estuviera insípido. Si hubiera estado bañado
en una deliciosa salsa francesa, tampoco lo hubiera notado. Su mente astuta
estaba ocupada buscando alguna estrategia para tratar con ella.
—No puedo permitir que te quedes en un sitio lleno de bribones, jugadores y
borrachos —murmuró por fin con expresión preocupada—. Seguro que comprendes los peligros inherentes a semejante situación.
—Me aseguraré de que recibes mi dote lo antes posible. Y entonces ya no tendrás
que preocuparte por mí.
—¡Maldita sea! No estoy preocupado por ti —explotó Nicholas, incapaz de
contenerse—. Es sólo que... no está bien, ______. La vizcondesa de St. Jonas no
puede vivir en un club de juego y mujeres de la vida, ni siquiera unos días.
—No sabía que fueras tan convencional —repuso ella y, por alguna razón, verlo
fruncir el ceño furioso le provocó una ligera sonrisa.
A pesar de lo sutil que fue el gesto, Nick lo vio, y pasó al instante del
enfado al desconcierto. Que lo colgaran si iba a ponerlo en un aprieto una
muchacha de veintitrés años virgen... casi virgen... que era tan ingenua como
para creer que podía plantarle cara.
—Y mientras tú haces de ángel de la bondad, ¿quién imaginas que te protegerá en
ese antro, cielo? —repuso con una mirada gélida y desdeñosa que debería haberla
intimidado—. Dormir sola en el Jenner's es una invitación a ser violada. Y no
pienso quedarme ahí contigo. Tengo mejores cosas que hacer que estar en un club
de juego de segunda esperando a que el viejo Jenner la palme.
—No te he pedido que veles por mí —respondió ______ con
calma—. Puedo arreglármelas sola.
—Claro que sí —masculló Nicholas con ironía. De repente, había perdido el
interés en la cena fría que tenía delante, así que dejó la servilleta sobre el
plato medio terminado, se levantó y se quitó la chaqueta y el chaleco. Estaba
cansado y sucio del viaje, y quería darse un baño. Con un poco de suerte, el
agua aún estaría caliente.
Mientras se desnudaba y lanzaba las prendas a una silla, no pudo evitar pensar
en todas las mujeres que habían pretendido casarse con él a lo largo de los
años. Mujeres hermosas, bien dotadas física y económicamente. Mujeres que hasta habrían matado por complacerlo. Pero él había preferido seguir con sus
actividades libertinas, sin siquiera hacer una propuesta de matrimonio a alguna
de ellas. Y ahora, debido a una combinación de circunstancias en el momento más
inoportuno, había terminado casado con una mujer de escasas aptitudes sociales,
pésimo linaje y carácter obstinado.
Al ver que ______ evitaba mirar su cuerpo desnudo, Nicholas esbozó una sonrisa
desdeñosa. Se dirigió hacia la pequeña bañera y se colocó dentro con las
pantorrillas colgando hacia fuera. Se enjabonó a fondo y luego se enjuagó el
pecho y los brazos con el agua tibia sin dejar de observar a su mujer con los
ojos entornados. Le encantó verla perder algo de compostura mientras él se
bañaba. Estaba sonrojada y mostraba un interés excesivo en el estampado de la
colcha de la cama.
Mientras ella reseguía una costura con el índice, Nick se fijó en el brillo del
anillo de oro escocés. Entonces sintió un súbito impulso de lanzar a su mujer
sobre la cama y poseerla sin preliminares. De dominarla y obligarla a admitir
que le pertenecía. Ese deseo tan primario era más que alarmante para alguien
que siempre se había considerado un ser civilizado. Preocupado y excitado,
terminó de lavarse, cogió la toalla húmeda que ella había usado y se secó
rápidamente. La prueba de su excitación no pasó inadvertida a ______, ya que lo
oyó respirar con brusquedad. Se envolvió el cuerpo con la toalla y se dirigió
al baúl.
Cogió un peine y fue al palanganero para peinarse el pelo mojado. La esquina
del espejo que había sobre la jofaina le ofrecía una vista parcial de la cama,
y vio que ______ lo estaba mirando.
—¿Esta noche me toca hacer de perro del carnicero? —murmuró sin volverse.
—¿De perro del carnicero? —repitió ______, confundida.
—El perro que está en el rincón de la tienda y no se le permite tocar la carne.
—La comparación no es demasiado halagüeña para ni... ninguno dé los dos.
Nicholas hizo una pausa al detectar que volvía a tartamudear. «Estupendo»,
pensó con crueldad. No estaba tan tranquila como aparentaba.
—¿No vas a contestarme? —insistió.
—Lo siento, pero pre... preferiría no volver a te... tener relaciones íntimas
contigo.
Atónito, Nicholas dejó el peine y se volvió para mirarla. Las mujeres jamás lo
rechazaban. Y el hecho de que ______ lo hiciera después de los placeres de esa
mañana le tocó el amor propio.
—Me dijiste que no te gustaba acostarte con una mujer más de una vez —le
recordó ella medio excusándose—. Dijiste que sería muy aburrido.
—¿Te parezco aburrido? —repuso él sin que la toalla hiciera gran cosa por
disimular el contorno de su erección. ( xD)
—Supongo que eso depende de la parte de tu cuerpo que uno mire —farfulló
______, y bajó los ojos hacia la colcha—.Te re... recuerdo que tenemos un
acuerdo.
—Eso siempre puede modificarse.
—Pero no lo haré.
—Me temo que tu rechazo huele a hipocresía, cielo. Ya te he
poseído una vez. Repetir no afectaría en nada a tu virtud.
—No te estoy rechazando por una cuestión de virtud. —Su tartamudeo desapareció
al recobrar la compostura—. El motivo es otro.
—Me muero de curiosidad.
—Autoprotección —dijo ______, y se esforzó para mirarlo a los ojos—. No tengo
ningún inconveniente en que tengas amantes. Es sólo que no quiero ser una de
ellas. El acto sexual no significa nada para ti, pero sí para mí. No quiero que
me lastimes, y creo que eso sería inevitable si aceptara acostarme contigo.
Nicholas bullía por dentro.
—No voy a disculparme por mi pasado. Se supone que un hombre debe tener
experiencia.
—Según tu historial, has adquirido la de diez hombres. (haha)
—¿Por qué debería importarte eso?
—Porque tu... tu historia romántica, por decirlo educadamente, es como la del
perro que va a la puerta trasera de las casas para que le den sobras de comida.
Y yo no quiero ser una puerta más. Eres incapaz de ser fiel a una mujer, ya lo
has demostrado.
—Que nunca lo haya intentado no implica que no pueda hacerlo, zorra
quisquillosa. Sólo significa que no he querido hacerlo. (doble haha)
______ se puso tensa.
—Te agradecería que no dijeras groserías.
—Me pareció oportuno, dada la proliferación de analogías con cánidos —espetó
Nick—. Y, por cierto, ése no es exactamente mi caso, porque las mujeres me
suplican a mí y no al revés.
—Pues ve con ellas.
—Lo haré —dijo con crueldad—. Cuando vuelva a Londres, voy a montar una orgía
que no terminará hasta que detengan a alguien. Pero mientras tanto, ¿de verdad
esperas que durmamos juntos esta noche, y mañana por la noche, y seamos tan
castos como unas monjas de vacaciones?
—A mí no me supondrá ningún problema —dijo ______ con cautela, consciente de
que lo ofendía gravemente.
La mirada incrédula de Nicholas podría haber perforado las sábanas. Masculló
una retahila de palabras que ampliaron considerablemente la lista de blasfemias
que su esposa conocía, dejó caer la toalla y se volvió para apagar la lámpara.
—No le prestes atención —dijo al meterse en la cama en referencia a su
erección, consciente de que ______ la miraba intranquila—. A partir de ahora,
tenerte cerca afectará a mis partes íntimas tanto como nadar un buen rato en un
lago siberiano.
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Wiii pase de pag.! soy feliz fiesta de 5 seg
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Listo srtas.! ahi sta su capi! Las qiero grax otra vez x leerla! :)
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
NICK MALO... MUAHAHA!
AME EL CAPITULO! CREO QUE EMPEZARE A RECOMENDARTE POR MIS REDES SOCIALES (Y)
QUE ESTES MUY BIEN!
SUBE CAP PRONTO!!
XOXO
JAVI'S JONAS
AME EL CAPITULO! CREO QUE EMPEZARE A RECOMENDARTE POR MIS REDES SOCIALES (Y)
QUE ESTES MUY BIEN!
SUBE CAP PRONTO!!
XOXO
JAVI'S JONAS
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Hola! soy nueva lectora :)
Me llamo Alejandra pero dime ale xD
me encanta tu novela enserio qe sip es muy entretenida :¬w¬:
Me llamo Alejandra pero dime ale xD
me encanta tu novela enserio qe sip es muy entretenida :¬w¬:
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Leere tus otras noves bno los shots y si subes mas tambn las leere
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
JaviOfJonas escribió:NICK MALO... MUAHAHA!
AME EL CAPITULO! CREO QUE EMPEZARE A RECOMENDARTE POR MIS REDES SOCIALES (Y)
QUE ESTES MUY BIEN!
SUBE CAP PRONTO!!
XOXO
JAVI'S JONAS
Jum si es malo xD
Oh Grax Javi si me recomiendas te lo agradeceria mucho y yo creeo qe subo cap hoy en la tardecita...como a las 2 jeje Grax x el apoyo de nuevo :D
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Speak•Now escribió:Hola! soy nueva lectora :)
Me llamo Alejandra pero dime ale xD
me encanta tu novela enserio qe sip es muy entretenida :¬w¬:
Holaa Ale! Ps Biienveniida jeje grax x leerla
espero te guste...yy si es entretenida xD
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Pasen x mi nueva novee! weno adp. jeje porfis se los agradecere mucho!
:D
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
ups sorry por la tardanza mi mama no me dejaba venir a la compu ya les subo
Cap x cierto se los dividire para qe nos dure mas la nove oks :)
Cap x cierto se los dividire para qe nos dure mas la nove oks :)
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Capitulo 7 (parte 1&2)
El tiempo mejoró bastante durante el viaje de vuelta a
Londres, ya que dejó de llover y la temperatura glacial remitió. Sin embargo,
esa mejora exterior se veía contrarrestada por la frialdad surgida entre los
recién casados. Aunque Nicholas fue rellenando a regañadientes el calientapiés,
ya no volvió a invitar a ______ a acurrucarse entre sus brazos o a dormir
apoyada en su pecho. Ella sabía que era para bien. Cuanto más lo conocía, más
se convencía de que cualquier intimidad entre ellos acabaría en desastre.
Nicholas era peligroso de formas que él ni siquiera sabía.
Se tranquilizó pensando que, cuando llegaran a la ciudad, se separarían. Ella
se quedaría en el club y él se iría a su casa y seguiría con sus actividades
habituales hasta que tuviera noticia de la muerte de su suegro. Entonces, era
probable que vendiese el club y usara el dinero obtenido para llenar las arcas
vacías de su familia.
La idea de vender el Jenner's, que había sido el centro de la vida de su padre,
entristeció a ______. Sin embargo, sería lo más sensato. Pocos hombres sabían
dirigir bien un club de juego. Su propietario debía tener carisma para atraer
clientela y habilidad para hacerla gastar mucho dinero. Y también, por
supuesto, visión empresarial para invertir las ganancias.
Ivo Jenner había tenido una cantidad moderada de las dos primeras cualidades,
pero nada de la tercera. En los últimos tiempos había perdido una fortuna en
Newmarket, ya que en la vejez le había entrado debilidad por los embaucadores
que poblaban el mundo de las carreras. Por suerte, el club ganaba tanto dinero
que pudo absorber las cuantiosas pérdidas.
La pulla de Nicholas sobre que el Jenner's era un club de segunda no era del
todo falsa. De conversaciones con su padre, que no solía andarse por las ramas,
______ sabía que, aunque su club tenía éxito, nunca había alcanzado el nivel
deseado. Había querido igualar al Craven's, el club rival que se había
incendiado muchos años atrás. Pero Ivo Jenner jamás había alcanzado el estilo y
la astucia de Derek Craven. Se decía que Craven había ganado el dinero de toda
una generación de ingleses. El hecho de que el Craven's hubiera desaparecido en
pleno apogeo lo había consolidado como leyenda en el recuerdo colectivo de la
sociedad británica.
Si el Jenner's no se había acercado a la gloria del Craven's no fue por no
intentarlo. Ivo Jenner había trasladado su club de Covent Garden a King Street,
en el pasado un mero pasaje hacia la popular zona residencial y comercial de
St. James pero por entonces una calle normal. Después de comprar una gran parte
de la calle y de derribar cuatro edificios, Jenner construyó un club amplio y
elegante, y anunció que disponía de la banca de juego más grande de Londres.
Cuando los caballeros deseaban jugar fuerte, iban al Jenner's.
______ recordaba el club de las veces en que, de niña, le habían permitido
pasar el día con su padre. Se trataba de un local bien equipado, aunque algo
recargado, y le encantaba estar con él en el balcón interior del primer piso
observando lo que ocurría en la planta baja. Con una sonrisa indulgente, Jenner
acompañaba a su hija a St. James Street, donde entraban en cualquier tienda que
ella quisiera. Iban a la perfumería, la sombrerería, la librería y la
panadería, donde siempre regalaban a ______ un bollo recién horneado.
Con el paso de los años, las visitas de ______ a King Street se fueron
restringiendo. Aunque siempre había culpado a los Maybrick de ello, ahora se
daba cuenta de que su padre también había tenido parte de culpa. Le había sido
más fácil quererla cuando era una niña y podía hacerla feliz lanzándola al aire
y atrapándola con sus brazos musculosos. Cuando podía despeinarle el cabello
pelirrojo, del mismo tono que el suyo, y aliviarle las lágrimas dándole un
dulce o un chelín. Pero cuando se convirtió en una joven y ya no pudo tratarla
como a una niña, su relación se había vuelto incómoda y distante.
—Este club no es sitio para ti, bonita —le había dicho con un cariño brusco—.
Tienes que mantenerte alejada de un tipo ordinario como yo y encontrar un buen
pollo para casarte con él.
—Papá —había suplicado, tartamudeando desesperadamente—, no me ma... mandes ahí
de nuevo. Déjame que... quedarme contigo, por favor.
—Mi pequeña tartamudita, tu lugar está con los Maybrick. Y no se te ocurra
escaparte y volver aquí porque te enviaré con ellos de nuevo.
Sus lágrimas no habían servido de nada. Los años siguientes, las visitas de
______ a su padre se redujeron a una cada seis meses. Tanto si era por su
propio bien como si no, la sensación de no ser querida le había calado hondo.
Se sentía tan incómoda cuando estaba cerca de algún hombre, tan segura de que
iba a aburrirlo que era lo que acababa ocurriendo. Su tartamudez empeoró;
cuanto más se esforzaba por pronunciar las palabras, más incoherentes eran,
hasta que le resultó más fácil guardar silencio y confundirse con la pared. Se
había convertido en una de las floreros del baile. Jamás la habían sacado a
bailar, jamás la habían besado, jamás la habían cortejado. La única oferta de
matrimonio que había recibido era la de su primo Eustace, hecha a
regañadientes.
Maravillada por cómo le había cambiado la suerte, ______ observó a su marido,
que había estado callado las dos horas anteriores. Con su expresión fría y su
boca cínica, no se parecía en absoluto al desvergonzado seductor que había
compartido la cama con ella hacía dos días.
Se volvió hacia la ventanilla para contemplar el paisaje londinense. Pronto
estarían en el club. Hacía seis meses que no veía a su padre, y ______ se había
preparado para encontrarlo muy cambiado. La tisis era una enfermedad frecuente,
y todo el mundo conocía sus estragos.
Provocaba una muerte lenta del tejido pulmonar, acompañada de fiebre, tos,
pérdida de peso y fuertes sudores por la noche. El mal avanzaba hasta que el
paciente empezaba a expectorar mucosidad y sangre. Cuando llegaba la muerte, el
enfermo y todos sus seres queridos solían agradecerla porque suponía el final
de un sufrimiento terrible. ______ no podía imaginarse a un hombre corpulento
como su padre reducido a tal estado. Temía verlo tanto como ansiaba cuidarlo.
Sin embargo, ante la sospecha de que Nick se burlaría de ella, se guardó sus
pensamientos y sentimientos.
Cuando el carruaje recorrió St. James y tomó King Street, se
le aceleró el pulso. Por fin pudo ver la fachada alta de ladrillo y mármol del
Jenner's, recortada contra los amarillos y rojos de una puesta de sol
espléndida que brillaba a través de la eterna neblina que cubría Londres. Sin
dejar de mirar por la ventanilla, ______ soltó un suspiro tenso cuando el
vehículo pasó por uno de los muchos callejones que llevaban de la calle
principal a las cuadras y los patios situados tras la hilera de edificios.
El carruaje se detuvo en la entrada trasera, lo que era preferible a entrar por
la fachada delantera. El Jenner's no era un sitio que frecuentaran las mujeres
de bien. Un caballero podía llevar a su amante o a una prostituta, pero jamás
se le ocurriría acudir con una dama respetable. ______ era consciente de que su
marido la observaba con el interés de un entomólogo que estudia una nueva
especie de escarabajo. Sin duda vio su palidez repentina y su visible temblor,
pero no le ofreció ni una palabra ni un gesto de consuelo.
Nick bajó el primero y ayudó a ______ a apearse. El callejón de atrás aún
conservaba el mismo olor de cuando ______ era una niña: estiércol, basura,
alcohol y humo de carbón. Sin duda, era la única joven de buena educación de
Londres que consideraba que olía como en casa. Por lo menos, le resultaba más
agradable que el ambiente de la casa de los Maybrick, con su fragancia de
alfombras raídas y colonia barata.
______ se dirigió a la puerta sintiendo los músculos entumecidos tras el largo
tramo final. La entrada de la cocina y demás habitaciones del servicio se
encontraban más adelante, pero ésta daba a una escalera que conducía a los
aposentos de su padre. El cochero había llamado ya varias veces a la puerta con
el puño.
Apareció un hombre joven, y ______ se sintió aliviada al reconocerlo. Era Joss
Bullard, una figura muy conocida en el club, donde había trabajado como
cobrador de morosos y encargado de la seguridad. Era corpulento, fornido,
moreno y de mandíbula cuadrada. Dado su carácter hosco, Bullard siempre la
había tratado con la mínima cortesía. Sin embargo, ______ había oído a su padre
alabarlo por su lealtad, y lo apreciaba por ello.
—Señor Bullard —dijo—. He venido a ve... ver a mi padre. Déjeme pa... pasar,
por favor.
—El no la ha mandado llamar —respondió con brusquedad el hombre, sin moverse.
Y, tras echar un vistazo a Nicholas y ver su ropa cara, le dijo—: Vaya por la
puerta principal si es miembro del club, señor.
—Idi*ota —masculló Nicholas, pero ella lo interrumpió:
—¿Po... podría hablar con el señor Egan? —preguntó.
Egan era el factótum del club desde hacía diez años. Era un hombre jactancioso
y bravucón que no le caía demasiado bien, pero no se atrevería a negarle la
entrada al club de su padre.
—No.
—Pues con el señor Miller entonces. Por favor, dígale que la se... señorita
Jenner está aquí.
—Ya le dije que...
—Vaya a buscar a Miller —soltó Nicholas a la vez que ponía el pie contra la
puerta para impedir que la cerrara—. Esperaremos dentro. ¿O quiere dejar a mi
esposa esperando en la calle?
Aquello pareció sobresaltar al empleado, que farfulló algo y desapareció
rápidamente.
Nicholas hizo cruzar el umbral a ______ y echó un vistazo a la escalera.
—¿Subimos? —preguntó.
______ sacudió la cabeza.
—Preferiría hablar antes con el señor Miller —dijo—. Él podrá decirme algo
sobre el estado de mi pa... padre.
Al notar su ligero tartamudeo, Nicholas le deslizó una mano bajo el pelo y le
apretó la nuca con suavidad. Aunque su expresión seguía fría, su mano era
cálida y tranquilizadora, y ______ se relajó sin querer.
—¿Quién es Miller? —quiso saber Nicholas.
—El jefe de crupiers. Trabaja aquí desde que era un muchacho. Mi padre lo
inició en la supervisión de las mesas. Si lo has visto alguna vez, seguro que
te acuerdas. No es fácil olvidarlo.
—¿Es el gitano? —preguntó Nick tras pensar un instante.
—Medio gitano, creo, por parte de madre.
—¿Y la otra mitad?
—Nadie lo sabe. —Le dirigió una mirada cautelosa y añadió en voz baja—: Siempre
me he preguntado si podría ser hermanastro mío.
—¿Se lo has preguntado a tu padre? —Los ojos claros de Nick brillaban de
interés.
—Sí, y lo negó. —Pero no la había convencido del todo. Su padre siempre había
mostrado una actitud vagamente paternal con Joe. Y no era tan ingenua como para
creer que no había tenido hijos ilegítimos. Era un hombre conocido por sus
apetitos carnales y, además, jamás le habían preocupado las consecuencias de
sus actos. Se preguntó si podría decirse lo mismo de su marido—. Nick, ¿alguna
vez has...? —preguntó con cautela.
—No que yo sepa —contestó sin necesitar más palabras para entenderla—. Siempre
he usado gomas, no sólo para evitar la concepción sino también para prevenir
las dolencias exóticas que sufren los desprevenidos.
—¿Gomas? —repitió ______, perpleja—. ¿Cómo? ¿Y qué quieres
decir con dolencias? ¿Quieres decir que hacer... eso... puede enfermarte? Pero
cómo...
—Por Dios —masculló Nicholas, y le puso un dedo sobre los labios para acallar
sus preguntas—. Ya te lo explicaré después. No es la clase de cosas que suelen
comentarse en el umbral de una casa.
La llegada de Joe Miller distrajo a ______. En cuanto la vio, Joe esbozó una
sonrisa e hizo una graciosa reverencia. Pese a que su actitud y movimientos
eran comedidos, proyectaban un carisma físico invisible. Era con mucho el mejor
crupier del Jenner's, aunque su aspecto de pirata podía despistar al principio.
Tenía unos treinta años y el cuerpo esbelto de la juventud. Su piel morena y su
largo cabello negro delataban su origen, por no hablar de su nombre de pila,
que era corriente entre los romaníes. A ______ siempre le había gustado aquel
joven de voz suave que, a lo largo de los años, había demostrado una gran
lealtad a su padre.
El tiempo mejoró bastante durante el viaje de vuelta a
Londres, ya que dejó de llover y la temperatura glacial remitió. Sin embargo,
esa mejora exterior se veía contrarrestada por la frialdad surgida entre los
recién casados. Aunque Nicholas fue rellenando a regañadientes el calientapiés,
ya no volvió a invitar a ______ a acurrucarse entre sus brazos o a dormir
apoyada en su pecho. Ella sabía que era para bien. Cuanto más lo conocía, más
se convencía de que cualquier intimidad entre ellos acabaría en desastre.
Nicholas era peligroso de formas que él ni siquiera sabía.
Se tranquilizó pensando que, cuando llegaran a la ciudad, se separarían. Ella
se quedaría en el club y él se iría a su casa y seguiría con sus actividades
habituales hasta que tuviera noticia de la muerte de su suegro. Entonces, era
probable que vendiese el club y usara el dinero obtenido para llenar las arcas
vacías de su familia.
La idea de vender el Jenner's, que había sido el centro de la vida de su padre,
entristeció a ______. Sin embargo, sería lo más sensato. Pocos hombres sabían
dirigir bien un club de juego. Su propietario debía tener carisma para atraer
clientela y habilidad para hacerla gastar mucho dinero. Y también, por
supuesto, visión empresarial para invertir las ganancias.
Ivo Jenner había tenido una cantidad moderada de las dos primeras cualidades,
pero nada de la tercera. En los últimos tiempos había perdido una fortuna en
Newmarket, ya que en la vejez le había entrado debilidad por los embaucadores
que poblaban el mundo de las carreras. Por suerte, el club ganaba tanto dinero
que pudo absorber las cuantiosas pérdidas.
La pulla de Nicholas sobre que el Jenner's era un club de segunda no era del
todo falsa. De conversaciones con su padre, que no solía andarse por las ramas,
______ sabía que, aunque su club tenía éxito, nunca había alcanzado el nivel
deseado. Había querido igualar al Craven's, el club rival que se había
incendiado muchos años atrás. Pero Ivo Jenner jamás había alcanzado el estilo y
la astucia de Derek Craven. Se decía que Craven había ganado el dinero de toda
una generación de ingleses. El hecho de que el Craven's hubiera desaparecido en
pleno apogeo lo había consolidado como leyenda en el recuerdo colectivo de la
sociedad británica.
Si el Jenner's no se había acercado a la gloria del Craven's no fue por no
intentarlo. Ivo Jenner había trasladado su club de Covent Garden a King Street,
en el pasado un mero pasaje hacia la popular zona residencial y comercial de
St. James pero por entonces una calle normal. Después de comprar una gran parte
de la calle y de derribar cuatro edificios, Jenner construyó un club amplio y
elegante, y anunció que disponía de la banca de juego más grande de Londres.
Cuando los caballeros deseaban jugar fuerte, iban al Jenner's.
______ recordaba el club de las veces en que, de niña, le habían permitido
pasar el día con su padre. Se trataba de un local bien equipado, aunque algo
recargado, y le encantaba estar con él en el balcón interior del primer piso
observando lo que ocurría en la planta baja. Con una sonrisa indulgente, Jenner
acompañaba a su hija a St. James Street, donde entraban en cualquier tienda que
ella quisiera. Iban a la perfumería, la sombrerería, la librería y la
panadería, donde siempre regalaban a ______ un bollo recién horneado.
Con el paso de los años, las visitas de ______ a King Street se fueron
restringiendo. Aunque siempre había culpado a los Maybrick de ello, ahora se
daba cuenta de que su padre también había tenido parte de culpa. Le había sido
más fácil quererla cuando era una niña y podía hacerla feliz lanzándola al aire
y atrapándola con sus brazos musculosos. Cuando podía despeinarle el cabello
pelirrojo, del mismo tono que el suyo, y aliviarle las lágrimas dándole un
dulce o un chelín. Pero cuando se convirtió en una joven y ya no pudo tratarla
como a una niña, su relación se había vuelto incómoda y distante.
—Este club no es sitio para ti, bonita —le había dicho con un cariño brusco—.
Tienes que mantenerte alejada de un tipo ordinario como yo y encontrar un buen
pollo para casarte con él.
—Papá —había suplicado, tartamudeando desesperadamente—, no me ma... mandes ahí
de nuevo. Déjame que... quedarme contigo, por favor.
—Mi pequeña tartamudita, tu lugar está con los Maybrick. Y no se te ocurra
escaparte y volver aquí porque te enviaré con ellos de nuevo.
Sus lágrimas no habían servido de nada. Los años siguientes, las visitas de
______ a su padre se redujeron a una cada seis meses. Tanto si era por su
propio bien como si no, la sensación de no ser querida le había calado hondo.
Se sentía tan incómoda cuando estaba cerca de algún hombre, tan segura de que
iba a aburrirlo que era lo que acababa ocurriendo. Su tartamudez empeoró;
cuanto más se esforzaba por pronunciar las palabras, más incoherentes eran,
hasta que le resultó más fácil guardar silencio y confundirse con la pared. Se
había convertido en una de las floreros del baile. Jamás la habían sacado a
bailar, jamás la habían besado, jamás la habían cortejado. La única oferta de
matrimonio que había recibido era la de su primo Eustace, hecha a
regañadientes.
Maravillada por cómo le había cambiado la suerte, ______ observó a su marido,
que había estado callado las dos horas anteriores. Con su expresión fría y su
boca cínica, no se parecía en absoluto al desvergonzado seductor que había
compartido la cama con ella hacía dos días.
Se volvió hacia la ventanilla para contemplar el paisaje londinense. Pronto
estarían en el club. Hacía seis meses que no veía a su padre, y ______ se había
preparado para encontrarlo muy cambiado. La tisis era una enfermedad frecuente,
y todo el mundo conocía sus estragos.
Provocaba una muerte lenta del tejido pulmonar, acompañada de fiebre, tos,
pérdida de peso y fuertes sudores por la noche. El mal avanzaba hasta que el
paciente empezaba a expectorar mucosidad y sangre. Cuando llegaba la muerte, el
enfermo y todos sus seres queridos solían agradecerla porque suponía el final
de un sufrimiento terrible. ______ no podía imaginarse a un hombre corpulento
como su padre reducido a tal estado. Temía verlo tanto como ansiaba cuidarlo.
Sin embargo, ante la sospecha de que Nick se burlaría de ella, se guardó sus
pensamientos y sentimientos.
Cuando el carruaje recorrió St. James y tomó King Street, se
le aceleró el pulso. Por fin pudo ver la fachada alta de ladrillo y mármol del
Jenner's, recortada contra los amarillos y rojos de una puesta de sol
espléndida que brillaba a través de la eterna neblina que cubría Londres. Sin
dejar de mirar por la ventanilla, ______ soltó un suspiro tenso cuando el
vehículo pasó por uno de los muchos callejones que llevaban de la calle
principal a las cuadras y los patios situados tras la hilera de edificios.
El carruaje se detuvo en la entrada trasera, lo que era preferible a entrar por
la fachada delantera. El Jenner's no era un sitio que frecuentaran las mujeres
de bien. Un caballero podía llevar a su amante o a una prostituta, pero jamás
se le ocurriría acudir con una dama respetable. ______ era consciente de que su
marido la observaba con el interés de un entomólogo que estudia una nueva
especie de escarabajo. Sin duda vio su palidez repentina y su visible temblor,
pero no le ofreció ni una palabra ni un gesto de consuelo.
Nick bajó el primero y ayudó a ______ a apearse. El callejón de atrás aún
conservaba el mismo olor de cuando ______ era una niña: estiércol, basura,
alcohol y humo de carbón. Sin duda, era la única joven de buena educación de
Londres que consideraba que olía como en casa. Por lo menos, le resultaba más
agradable que el ambiente de la casa de los Maybrick, con su fragancia de
alfombras raídas y colonia barata.
______ se dirigió a la puerta sintiendo los músculos entumecidos tras el largo
tramo final. La entrada de la cocina y demás habitaciones del servicio se
encontraban más adelante, pero ésta daba a una escalera que conducía a los
aposentos de su padre. El cochero había llamado ya varias veces a la puerta con
el puño.
Apareció un hombre joven, y ______ se sintió aliviada al reconocerlo. Era Joss
Bullard, una figura muy conocida en el club, donde había trabajado como
cobrador de morosos y encargado de la seguridad. Era corpulento, fornido,
moreno y de mandíbula cuadrada. Dado su carácter hosco, Bullard siempre la
había tratado con la mínima cortesía. Sin embargo, ______ había oído a su padre
alabarlo por su lealtad, y lo apreciaba por ello.
—Señor Bullard —dijo—. He venido a ve... ver a mi padre. Déjeme pa... pasar,
por favor.
—El no la ha mandado llamar —respondió con brusquedad el hombre, sin moverse.
Y, tras echar un vistazo a Nicholas y ver su ropa cara, le dijo—: Vaya por la
puerta principal si es miembro del club, señor.
—Idi*ota —masculló Nicholas, pero ella lo interrumpió:
—¿Po... podría hablar con el señor Egan? —preguntó.
Egan era el factótum del club desde hacía diez años. Era un hombre jactancioso
y bravucón que no le caía demasiado bien, pero no se atrevería a negarle la
entrada al club de su padre.
—No.
—Pues con el señor Miller entonces. Por favor, dígale que la se... señorita
Jenner está aquí.
—Ya le dije que...
—Vaya a buscar a Miller —soltó Nicholas a la vez que ponía el pie contra la
puerta para impedir que la cerrara—. Esperaremos dentro. ¿O quiere dejar a mi
esposa esperando en la calle?
Aquello pareció sobresaltar al empleado, que farfulló algo y desapareció
rápidamente.
Nicholas hizo cruzar el umbral a ______ y echó un vistazo a la escalera.
—¿Subimos? —preguntó.
______ sacudió la cabeza.
—Preferiría hablar antes con el señor Miller —dijo—. Él podrá decirme algo
sobre el estado de mi pa... padre.
Al notar su ligero tartamudeo, Nicholas le deslizó una mano bajo el pelo y le
apretó la nuca con suavidad. Aunque su expresión seguía fría, su mano era
cálida y tranquilizadora, y ______ se relajó sin querer.
—¿Quién es Miller? —quiso saber Nicholas.
—El jefe de crupiers. Trabaja aquí desde que era un muchacho. Mi padre lo
inició en la supervisión de las mesas. Si lo has visto alguna vez, seguro que
te acuerdas. No es fácil olvidarlo.
—¿Es el gitano? —preguntó Nick tras pensar un instante.
—Medio gitano, creo, por parte de madre.
—¿Y la otra mitad?
—Nadie lo sabe. —Le dirigió una mirada cautelosa y añadió en voz baja—: Siempre
me he preguntado si podría ser hermanastro mío.
—¿Se lo has preguntado a tu padre? —Los ojos claros de Nick brillaban de
interés.
—Sí, y lo negó. —Pero no la había convencido del todo. Su padre siempre había
mostrado una actitud vagamente paternal con Joe. Y no era tan ingenua como para
creer que no había tenido hijos ilegítimos. Era un hombre conocido por sus
apetitos carnales y, además, jamás le habían preocupado las consecuencias de
sus actos. Se preguntó si podría decirse lo mismo de su marido—. Nick, ¿alguna
vez has...? —preguntó con cautela.
—No que yo sepa —contestó sin necesitar más palabras para entenderla—. Siempre
he usado gomas, no sólo para evitar la concepción sino también para prevenir
las dolencias exóticas que sufren los desprevenidos.
—¿Gomas? —repitió ______, perpleja—. ¿Cómo? ¿Y qué quieres
decir con dolencias? ¿Quieres decir que hacer... eso... puede enfermarte? Pero
cómo...
—Por Dios —masculló Nicholas, y le puso un dedo sobre los labios para acallar
sus preguntas—. Ya te lo explicaré después. No es la clase de cosas que suelen
comentarse en el umbral de una casa.
La llegada de Joe Miller distrajo a ______. En cuanto la vio, Joe esbozó una
sonrisa e hizo una graciosa reverencia. Pese a que su actitud y movimientos
eran comedidos, proyectaban un carisma físico invisible. Era con mucho el mejor
crupier del Jenner's, aunque su aspecto de pirata podía despistar al principio.
Tenía unos treinta años y el cuerpo esbelto de la juventud. Su piel morena y su
largo cabello negro delataban su origen, por no hablar de su nombre de pila,
que era corriente entre los romaníes. A ______ siempre le había gustado aquel
joven de voz suave que, a lo largo de los años, había demostrado una gran
lealtad a su padre.
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Comenten y les subo la parte 3 & 4 !
Ya salio JOseeph!!! xD
ya stan los 3 :P
y qe creen? hay dos historias qe cuentan la historia de ellos dos :P
considerare subirlas :)
Sunny
Ya salio JOseeph!!! xD
ya stan los 3 :P
y qe creen? hay dos historias qe cuentan la historia de ellos dos :P
considerare subirlas :)
Sunny
Invitado
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