Creaste mi mundo [Liam Payne&LorenaWoodson]

Lorena recibía suaves caricias en su oreja. Tenía su cabeza en el pecho de Liam, mientras trataba de dormir. El chico miraba el techo y se preguntaba como estaría Harry, toda esta situación era una locura. Sus dedos se deslizaban por el rostro de Lorena hasta llegar de nuevo a su oreja. La castaña se sobresaltó por un momento y levantó la cabeza para agarrar con sus manos el rostro de Liam, donde fue acercándolo más hacia ella y posó sus labios en los de él. La mano de Liam fue bajando hasta llegar a cintura y quedarse allí. Repartiendo pocas caricias.

Una vez que se terminaron de besar, Lorena busca la mano de Liam y la entrelaza. Suspira y luego logra quedarse dormida. El chico da un beso en su frente y hace lo mismo. Solo tocaba esperar hasta mañana a ver que decían los muchachos.



Era de día y una voz los despertó. Era el rubio levantándolos para comer, apenas y era de día. Liam frunció el ceño al ver a Niall sobre la cama saltando sin parar. Le tiró un almohadazo y Niall se les tiró encima. Lorena gritó asustada.

– ¿En qué momento te curaste? –Replica Liam.

– Desde hoy, me siento más enérgico que nunca. ¡Las heridas están sanando! –Chilla contento.

– Bueno, como ahora estás bien, prepárate la comida tú –dice Liam molesto por el sueño y se arropa. Lorena ríe y abraza a Niall imitando el gesto. Ambos saltaban y Liam se paró de golpe–. ¿Qué quieren comer?

– ¡Siiiii! –Gritaron los amigos victoriosos.

Niall fue a su cuarto y Liam bajó a la cocina, mientras Lorena buscaba algo que ponerse en su bolso. Estaba contenta por Niall, pero todavía estaba agitada por lo de Harry y el otro hombre, que estaba casi segura de que era su padre. Se cambió rápidamente y bajo de forma apresurada, como si ya conociera perfectamente la casa. Cuando iba a mitad de la escalera, la rodearon unos brazos llevándola hasta el comedor.

Gritó riéndose. Liam le da un beso en la frente y la sienta en la silla. Al rato llega Niall, esperando ansioso por probar el platillo que les preparaba Liam.

Por algo eran mejores amigos ¿no? Lorena amaba la comida tanto como Niall. Si ambos pudiesen pasar todo un día en un restaurante serían felices.

Liam sirve la comida y Niall la huele.

– Come y ya –se ríe Liam.

– ¡Fish and chips, rico! Mi favorito–Exclama Niall y comienza a comer.

– Todos son tu favorito –comenta Lorena risueña.

Liam se está riendo de la situación. Comenzaron hablar de diferentes cosas y Niall decía que aún no se explicaba cómo se armó de valor para enfrentarse a los guardias y Liam como pudo ser capaz de dispararles. Lorena se incomoda, porque siente que la culpa es suya. Así que prefieren cambiar de tema.

Un ruido los distrae y escuchan a alguien entrar a la sala. Liam se alerta por alguna razón, pero se tranquiliza al solo ver que es el moreno.

Niall le va a decir que no vuelva a hacer eso, porque va a matarlos de un susto, pero él lo calla y les informa sobre el estado de Harry. Todos escuchan atentos.

Les dice lo mal que está Harry, que solo quedaba rezar. Gran parte del cuerpo está achicharrado. Lo que es la parte de los muslos. Del torso para arriba no está tan mal. Pero están tratando de hacer lo mejor.

– Vine a buscar mi ropa y la de Louis, nos pensamos quedar por allá cuidándolo.

– Yo quiero ir –se levanta Lorena.

– No Lore, debes quedarte ¿puedo ir yo? –Pregunta el rubio preocupado.

– Niall, por más que estés bien, no deberías estar saliendo mucho –lo regaña Zayn–. Quédense aquí, estaré llamando cualquier cosa.

Se va al cuarto y luego de unos minutos sale con un bolso, lleno de ropa del castaño y él. Los mira a todos.

– Cuídense, los quiero mucho –los despide con la mano y tranca la puerta.

Hubo un silencio incómodo. Todos esperaban una buena noticia. A pesar de no ser tan mala, igual Harry estaba delicado y eso les preocupaba.

El moreno llega rápido y al entrar al hospital ve a Louis discutiendo con una enfermera. Se acerca a ellos y la enfermera se va. Louis bufa y se sienta molesto.

Desde ayer han intentando entrar a verlo, pero no pueden. Zayn le palmea el hombro calmándolo.

– En algún momento entraremos.

– Eso espero.

La enfermera que hablaba con Louis hace unos segundos se da la vuelta y se acerca a ellos, les dijo que pueden entrar pero a ver al otro señor. Al que acompañó a Harry.

– No sabemos quién es él –le dice Louis.

– Bueno, eso es lo único que puedo hacer por ustedes, si me permiten –Louis le agarra el brazo.

– Solo dígame que le están haciendo ahora.

– Están aplicándole un tratamiento, luego como a las 2 de la tarde lo meterán de nuevo a terapia intensiva.

– Solo queremos verlo –habla Zayn esperanzado.

– Veré que pueda hacer.

– Gracias –la mira Zayn sonriente y la muchacha se va.

– Ojalá que podamos entrar –comenta Louis.


Se quedan un rato en silencio y luego bajan al cafetín, a esperar a que sea la hora de subir y ver que puedan hacer. Louis pide un café y Zayn chocolate caliente. Se sientan y comentan sobre la salud de su amigo. Están nerviosos y no pueden negarlo.

Recuerdan todos los momentos que han compartido junto a él. A pesar de que tengan una pizca de esperanza, por dentro algo les dice que no sobrevivirá, que no aguantará.


– Por eso quiero verlo Zayn, para logre escucharme y que sepa que estaré con él siempre, apoyándolo. Él es como mi hermano.

– Lo sé Louis, para mí también lo es. Ya verás que saldrá pronto de esto.


El reloj marca la 1:00 y en lo que canta un gallo suben de nuevo a la sala de emergencias, donde con la mirada buscan a la muchacha de hace rato. Luego de buscar y buscar, lograron localizarla. Zayn le pega un grito para que se acerque y esta los llama con la mano.

Ellos sin marcar sospechas, caminan de manera 'natural' hacia ella.

– Nunca se metan a actores o a detectives –les dice la mujer risueña–, vengan conmigo.

Los conduce hacia un cuarto en donde les entrega una bata y unos zapatos del mismo material, para que puedan entrar. Ya que no pueden ir con ropa así. La muchacha sale y los deja solos para que se cambien. Ellos se desvisten y tratan de ponerse la bata de forma rápida.

– Bonitos bóxers –le dice Zayn a su compañero, quién carga unos bóxers de superman.

– Vete a la mierda –el moreno suelta una carcajada.

– ¿Listos? –Pregunta la mujer tocando la puerta.

– Si quieres entrar y ver a mi amigo con su bóxers sexis –Louis está que mata al moreno de un solo golpe.

– Discúlpalo, suele tener problemas.


Se terminan de vestir y salen sin que nadie los vea. Caminan por un pasillo largo, que casi parece interminable. Hasta que por fin llegaron a la parte de terapia intensiva. Solo podía pasar uno por uno. Así que el moreno se adelantó burlándose de su amigo. Pero toda sonrisa del rostro se le quita al ver a su amigo. El enrulado de la banda, el coqueto, el menor, acostado con sus piernas al descubierto, repleto de algunas pomadas. De solo ver aquella imagen se le parte el corazón.

Se acerca un poco más. Y ve que ya no tiene sus rulos. Tuvieron que cortárselos. Recuerda que una vez Harry le dijo, que el día en que se llegara a cortar los rulos, sería porque estaría enfermo. Claro que él se refería a enfermedad mental, no a lo que ahorita estaba pasando.

El moreno jamás pensó que verlo en aquel estado le fuese afectar tanto. Se supone que él era un chico malo ¿no?

Una lágrima solitaria cubre su rostro y no aguanta. Se regresa por donde entró y sale de allí ofuscado. Louis lo ve y llama, pero este no le hace caso.


– Creo que te toca a ti –le indica la doctora. Louis suspira y pasa lentamente, no quiere verlo en ese estado. Pero necesita hablar con él, piensa que si Zayn no aguantó, él menos lo hará.


Se quedó inmóvil al verlo. Tenía ganas de llorar, pero tenía que ser fuerte. Con pasos lentos se acerca y lo mira por un buen rato, sus ojos comienzan a cristalizarse.


Bueno… supongo que tengo que darte ánimo ¿no?... Aquí voy. Sé que tal vez no me estás escuchando, o que simplemente si lo haces, pero no puedes abrir la boca para responderme. Eres una gran persona y lo sabes. Así como también la gente dice que eres el peor mujeriego de todos, pero los chicos saben que no es así. Muchas personas no se dignan a darse cuenta de las cosas buenas que haces por los demás. Siempre se dejan llevar por los paparazzis o por los comentarios de las revistas y la televisión, que al fin y al cabo son puros rumores. Solo te pido que seas fuerte, sé que solo podrás salir de esto. No sabes lo mucho que nos hará falta si te vas. También sabes que no soy muy bueno con las palabras y eso. Solo te ruego que luches, sé que en el fondo de tu mente me estás escuchando y que saldrás adelante. Si no es así y me estoy equivocando, entonces ten un buen viaje. No pienses que jamás te olvidaremos, porque lo que se lleva en el corazón jamás se olvida. Eres el menor de la banda, el consentido de todos. Cuídate mucho cupcake.

Lo ve una vez más y sale de la sala, ve a la muchacha y sin duda la abraza, la lágrimas comienzan a caer por su rostro. Recuerda todos las veces que jugaban juntos, que hacían bromas en el tour, o asustaban a los chicos a media noche. Todas las veces que hablaban sobre consejos o a veces se ponían hablar de cuando todos fueran grandes.

Recordar eso le partía más el corazón, por el solo hecho de pensar que tal vez Harry, no viviese más.

Levantó el rostro y vio al moreno a lo largo del pasillo, tirado en el piso con las piernas juntas y llorando sobre estas.

Suelta a la muchacha y se va caminando cuando esta le habla.

– Hay personas que han entrado peor y se han recuperado, no pierdan la fe.
El castaño cierra los ojos y sigue caminando. La mujer tenía razón. Pasara lo que pasara, no había que perder la fe.