Creaste mi mundo [Liam Payne&LorenaWoodson]

Me quedé callada, no sabía que responderle.

Llegamos al hotel y como de costumbre Paúl me guiaba, aún recordaba la invitación de Liam y simplemente no sabía qué hacer. Tranqué la puerta con sutileza y luego me acosté en la cama. Me quedé pensando por minutos. Tarareaba una canción en mi mente. Me movía a cada rato, estaba indecisa. Ya molesta me paré y fui a la puerta, pero había un problema, no sabía dónde quedaba la habitación de Liam. Refunfuñé para mis adentros y luego me destiné a regresar a la cama.
Tocaron la puerta. Me volteé para abrir la puerta, tenía miedo de encontrarme con alguien desconocido. Me detuve justo cuando tenía la manilla en la mano.

– ¿Quién es? –Pregunté temerosa.

– Zayn.

Mi corazón se alivió un poco.

– Me mataste de un susto –dije abriendo la puerta.

– Disculpa, es que necesitaba hablar contigo –asentí y lo dejé pasar. Me fui a sentar, pero me detuvo.

– ¿Qué pasó? –Fruncí el ceño.

– Solo quería saber si ibas a aceptar la invitación de Liam –habló algo tímido.

– ¿Liam te mandó?

– Si –admitió.

Luego de haber pensado un rato, acepté. Zayn se fue y yo tranqué la puerta quedándome recostada de ella. ¿En serio iba a ir a una cita?
Era la primera vez que asistía a una, no sabía cómo vestirme o que ponerme. Cuando me compré la ropa con los muchachos, me traje varios vestidos. Recordé que Niall me los había comprado, eso me partió más el corazón. Iba salir con el amigo de la persona que me ama. Justo cuando estaba tratando de ser feliz, pasa esto. También pasaba lo de mi padre, pero trataba de no preocuparme mucho por eso, sino entraría en crisis, y no era bueno en estos momentos, porque no podía hacer nada al respecto. Me fui a la cama y me consigné a dormir. El cambio de horario afectaba bastante.





Me desperté asustada. Había tenido la peor pesadilla. Mi padre había muerto. Fui al baño de la habitación y me eché una buena cantidad de agua en la cara. Eso no podía hacerse realidad. Salí y recordé de mi cita con Liam, se me olvidó preguntarle a Zayn, la hora. Salí al pasillo.

– ¡¡Liam‼ –Grité.

– Hola Lorena –se acercó Harry.

– Hola –saludé alegre–. ¿Sabes en dónde está Liam?

– Él salió un rato. Oh espera… me está llamando –Harry contestó y yo me quedé esperando un rato–. Me dijo que te fueras arreglando, yo te llevo.

– ¿Ah? –Me quedé boquiabierta–. ¿Cómo que me llevas? ¿Dónde está él?

– No puedo decirte, pero vete arreglando.

– ¿Pero qué voy a ponerme? –Protesté.

– Si quieres yo te ayudo –bufé y me dirigió de nuevo a mi habitación–. Yo puedo sola, no te preocupes.

A veces suelo ser muy pedante cuando me molesto. Salí de nuevo al recordar que no sabía dónde habían dejado mi bolso.

– ¿Y mi bolso? –Pregunté. Harry seguía ahí.

– Deja que te ayude.

– Solo dime donde está –hablé un poco fuerte.

– ¡Qué terca eres! –Se quejó–. Deja que te ayude mujer.

– Está bien, pasa –lo dejé atrás y me senté en la cama cruzada de brazos–. No sé que ponerme Harry.

– Ponte un vestido, es para la ocasión.

– ¿A dónde me va a llevar? –Insistí.

– Es una sorpresa –se rió.

– Solo hazme un favor –le pedí–. Consígueme unos lentes oscuros.

– Si quieres te presto los míos.

– Si mejor, ahora pásame el vestido.

– Toma, aquí tienes –me lo entregó–. El bolso lo dejé en la mesa, justo al lado de tu cama. Tienes todo a tu alcance, ya te busco los lentes.

Asentí y me fui a meter al baño, no sin antes buscar mi ropa interior en el bolso. Ya me quedaba poca, eso significaba que tenía que comprar más, y lo peor era que no me alcanzaba el dinero. Además, no pensaba lavar en un hotel. Protesté a mis adentros, si tan solo le hablara a Niall como antes. Ya nada sería lo mismo.

El agua estaba algo fría. Me enjaboné cuidadosamente y las voces de mi madre llegaron a mi mente. Ella pidiendo que la soltaran, los golpes de los guardias. Una lágrima se esparcía por el agua que caía en mi cabeza y se iba yendo lentamente por todo mi cuerpo.


Ya estaba lista, así que salí.

– Harry ¡estoy lista! –Grité un poco, pero este apareció atrás mío tomándome de la cintura–. ¡Me asusté! –Exclamé llevándome la mano al pecho.

– Tonta –me indicó hacia el auto.

Algo que me daba rabia, era que cuando me iba aprendiendo cada rincón de un hotel, teníamos que partir de nuevo hacia otro.

– No sabía que tenías auto –dije acomodándome en el copiloto.

– Es alquilado.

– Ah ¿y los lentes?

– Toma –me los entregó.

La brisa pegaba en mi rostro, Harry conducía algo rápido.

– ¿Y si te agarran los policías?

– Soy famoso ¿recuerdas?, puedo pagar lo que sea.

– Ay sí –levanté mis brazos–, disculpa señor famoso, no quise ofenderlo –se rió.

– Estamos llegando –mis narices percibieron un olor desconocido, era raro.

– ¿Dónde estamos?

– En la playa del rey, es Los Angeles querida.

– Jamás he ido a una –bajé mi cabeza algo avergonzada–. Solo he ido a lagos pequeños o piscinas.

– Pero ahora irás –tocó mi barbilla, como muestra de afecto. Todos los chicos eran increíbles, ya comprendo por qué los aman tanto las chicas, primero, la hermosa amistad que se tienen mutuamente, porque a pesar de la rivalidad por mí entre Liam y Niall, todos se quieren y apoyan incondicionalmente, y segundo, su gran humildad, no olvidando las grandes voces que tienen. Sonreí involuntariamente–. Estás ansiosa por ver a Liam ¿no? –Preguntó Harry sacándome de mis pensamientos. Me sonrojé.
Dio un frenazo, ya habíamos llegado. Fui bajándome.

– ¿Y Liam?

– Atrás tuyo –respondió Harry. Eso me puso tensa, iba a golpearlo por engañarme de esa manera, pero una mano se poso en mi hombro izquierdo.

– Gracias por venir –volteé hacia él.

– No es nada y gracias Harry por traerme.

– De nada –dijo este mientras se escuchaba el rugido del carro. Ya se había ido.

– Ven –dijo el chico que tenía a mi lado. Sí, Liam.

Estuvimos caminando gran parte de la tarde. Creo que fue la primera vez que había hablado tanto con él. Le expresaba mis ideales y por lo que pude darme cuenta, teníamos casi los mismos pensamientos.

– Así que… ¿nunca te has bañado en la playa? –Preguntó divertido.

– ¿Cómo sabes?

– Harry me acaba de pasar un mensaje –soltó una gran carcajada.

– No sabe guardar secretos –me reí de igual forma.

– Me gusta tu vestido.

– Gracias, lamento por no decir lo mismo de ti, pero si pudiera verte, seguro opinaría lo mismo –mis mejillas ardieron al decir eso.

– Gracias por eso –su manó chocó de nuevo con la mía y como la otra vez, me la sujeto. Esta vez no me importó en lo más mínimo, me sentía segura junto a él–. ¿Quieres intentarlo?

– ¿Qué cosa? –A veces, o bueno, todo el tiempo era despistada.

– Solo corre –me dejé llevar por el viento y corrí junto a él, la fría agua tocó mis pies, poco a poco me fui adentrando. Liam me tomó de la cintura y ambos nos sumergimos. . Mis brazos se fueron moviendo al compás de las olas.

– Veo que sabes nadar.

– Antes tenía una piscina en mi casa –contesté. De pronto comencé a tiritar. El agua estaba helada.

– Si quieres te abrazo –me acerqué a él y dejé que sus enormes brazos me rodearan, me había metido completamente en vestido y eso hacía que me pegara más el frío. Sin pensarlo me aferré más a él, sus manos apretaban fuertemente mi espalda–. Nunca me había pasado esto con alguien –dijo tiritando. Tenía frío al igual que yo.

– ¿Qué cosa? –Subí la cabeza. Estaba a escasos centímetros de él.

– Lo que estoy sintiendo, eres una de los pocas mujeres hermosas que he visto y no solo me refiero por fuera, sino por dentro.

– No digas esas cosas –negué con la cabeza.

– Pero si es la verdad, llegaste de repente a mi cabeza y no quieres salirte. A ver, quítate esos lentes.

– Son de Harry –aclaré. Con toda su delicadeza me los quitó.

– ¿Qué haces?

– Solo me los guardo en el bolsillo. No me importa cómo te veas. Para mí sigues siendo hermosa –de un momento a otro y sin pensarlo, mis labios tomaron los suyos, lo besé como si no existiese un mañana. Él me hacía sentir especial. Sus manos tomaron mi cintura y las mías se posaron en su hombro y cuello. No quiero que esto termine.

Mis manos siguen aferradas a su cuello, mientras me apego más a su torso, se sentía tan magnífico besar a Liam. En ese momento pude olvidarme de todo, la muerte de mi mamá, la confesión de Niall, el insulto de aquella fan en el concierto, la extraña sensación de no saber el parado de mi padre. Simplemente estaba allí. Disfrutando del mejor momento de mi vida. Sus labios eran dulces, y mezclados con un exquisito sabor del agua d coco que nos habíamos tomado anteriormente. Mis ojos estaban cerrados, evidentemente por inercia. No quería dejar de besarlo y él tampoco quería dejar de hacerlo. Al fin y al cabo, éramos dos idiotas que queríamos dejar los problemas a un lado y destinarnos a ser felices.
Una ola rompió nuestro largo beso. Mi rostro se agachó de la vergüenza, y al instante pude sentir el ardor en mis mejillas. Sin embargo, por alguna extraña razón, no soltaba mis manos de su cuello y él tampoco de mi cintura. Me alejo con un aire de delicadeza y me dispongo a sentir las gotas frías del mar salpicar en mi rostro.
Una vez que logro recuperar el aliento, Liam habla. Me dice lo mucho que le gustó y yo asiento. Luego de esos extensos minutos de silencio y de una terrible incomodidad, salimos del agua y nos sentamos en la arena, tenía frío al igual que él, todo debido a nuestras ropas empapadas, podía darnos un resfriado, pero no lo tomamos en cuenta. El entrelaza su mano con la mía, y yo simplemente aún no sé qué decir. Quiero romper el silencio, pero se me hace difícil.

– A mí también me gustó –logré hablar luego de un rato de absoluto silencio. Sus dedos acariciaban lentamente los míos, rozándolos cariñosamente. Escuché como aclaraba su garganta, como si intentase decir algo pero no pudiese. Tomó aire.

– Esto quiere decir que, no volverá a pasar, supongo.

Fruncí el ceño confundida, sin saber a qué se refería exactamente. Recosté mi cabeza en su hombro y me dispuse a escuchar el caer de las olas y los pelicanos que rondaban sin parar. Quiero volver a besarlo.

– ¿Por qué dices eso? –pregunto confundida, todavía no lograba entender a lo que se refería.

– Porque tú no vas a querer que pase, vas a sentir pena por Niall y no podremos ser felices –dijo eso con un fuerte nudo en la garganta que pude notar.

Eso me partió el alma por completo. Él tenía razón, no iba a poder salir con él teniendo a Niall tan cerca, sabiendo a lo que se refería el trato que tanto hablaban. Todo era simple, si Liam no se acercaba a mí, él tampoco lo hacía y todo sería feliz para mí, o al menos eso era lo que pensaba Niall, sin saber que yo me moría de las ganas por estar con su amigo.

– Es verdad –admití afligida.

– Entonces quiero que este día dure más –apretó mi mano con fuerza–. Eres especial Lorena y no quiero que esto acabe.

– Yo tampoco pero…

– Pero nada –me interrumpió para sostener mi quijada y depositarme otro beso, esta vez más corto y lento. Daba suaves caricias en mi mejilla.

– ¿Qué hora es? –Pregunté casi en un suspiro.

– Ya casi es de noche.

– Durmamos aquí –dije rápidamente.

– Eso era lo que tenía pensado decirte.


Después de eso nos encontrábamos en la orilla del mar acostados, yo con mi cabeza en su pecho y el con su brazo en mi cintura, se sentía tan bien estar tan cerca de Liam, no quería dormirme por nada del mundo, no quería perderme cada segundo con él, porque sabía que en algún momento tenía que despertar, sabía que al día siguiente nada iba a ser lo mismo, y teníamos que hacer como si nada fuese pasado, como si todo fuera sido solo un sueño. Suspiro fuertemente y dejo caer las lágrimas caer. No puedo con tanto. Odia fingir, odio tener que decirle al mundo que estoy bien, cuando en realidad no lo estoy, odio que mi mejor amigo me ame, odio haber besado Liam ahora, cuando en ese momento era lo mejor que me había pasado, odio que mi mamá haya muerto, odio haber nacido.


Liam besó mi cabeza luego de un rato de pensar y pensar. Me lamento por pensar miles de cosas anteriormente, pero era lo único que sentía, odio por estar siempre pensando en los demás, antes de pensar en mí misma.

– Todo puede cambiar –habló Liam.

– ¿A qué te refieres?

– Algún día desistirás de todo y aceptarás estar conmigo.

– No quiero que Niall sufra –dije eso, para luego maldecirme por dentro por ser tan estúpida.

– ¡Deja de pensar en Niall! –Alzó su tono de voz, estaba obstinado y podía comprenderlo, pero él no sabía lo que yo estaba sintiendo, él no pasaba por la misma situación que yo–. Disculpa Lorena –habló un poco más calmado–, es que quiero que te olvides de él, solo por una noche ¿sí?

Me volteé para estar frente a frente con él y luego atrapo sus labios sin pensarlo, él desliza sus manos por mi espalda hasta posarlas en mis caderas. Mis manos se postraban en su cuello.

– Discúlpame a mí –dije luego de separarme–. Nunca me ha gustado tanto alguien –admití penosa.

– A mí tampoco, por eso quiero intentarlo y no cometer los mismos errores de antes. No quiero dañar todo como siempre lo hago –eso último lo dijo apretando los dientes, se notaba que había recordado algo que lo hacía molestar por completo.

– ¿Qué fue lo qué pasó? –Pregunté curiosa.

– ¿Qué dices?

– Liam, se que recordaste algo que te molestó, solo quiero saber qué cosa.



Hubo un silencio corto, pero que para mí fue eterno.



– Me acordé de Danielle.

– ¿Qué pasó con ella? –Dije confusa.

– No debería contarte esto pero tampoco quiero ocultártelo, no te mereces más secretos.

– Liam, dime –hablé ya desesperada.



Me quedé quieta, mientras Liam contaba todo lo que había pasado con ella, estaba atenta a cada palabra, cada cosa que iba diciendo me sorprendía, sentía pena por Liam, yo hace rato culpaba mi vida y el también ha sufrido bastante, solo que hay dos diferencias: Él ha sido fuerte, yo no.