Creaste mi mundo [Liam Payne&LorenaWoodson]

Tranqué la puerta con todas mis fuerzas, no podía soportarla, cuando estaba delante de los demás si se comportaba de las mil maravillas y cuando solo estaba conmigo me trataba asquerosamente mal. Sé que podré estar discapacitada, pero tampoco como para que me crea muy estúpida. Mi molesta era notoria. Comencé a tirar todo lo que tenía en el medio.

Tocaron la puerta insistentemente seguidos por unos gritos de Liam pidiendo que abriera, yo me negaba, no quería hablar con nadie, sé que él no tiene la culpa, pero solo quería estar a solas.

Otro golpe se escuchó en toda la habitación, seguido de otro y de otro.

– Déjame sola ¿quieres? –Grité con todas mis fuerzas.

– No quiero, déjame entrar.

– Vete.

– ¿Por qué te fuiste así? ¿Por qué te comportas de esa manera?

– Porque me da la gana y déjame sola que no quiero hablar contigo.


Lo sé, no fue la mejor manera de contestarle, pero sabía que si le decía que quería estar sola de una forma más amable, no iba a dejarme en paz y seguiría insistiendo. Hubo un gran silencio y luego unos pasos alejándose. Comencé a llorar acordándome de todo lo que me había pasado hasta ahora, mi mamá, mi papá, estoy prácticamente aquí por obligación, era feliz con Liam, pero ahora pasaba esto y lo echaba a perder todo.

Dormí toda la tarde hasta que tocaron la puerta. Pregunté quién era antes de abrir y me respondió Harry carismático.

– Hola –dije sonriente cuando abrí.

– Era para ver si querías ir a una fiesta con todos nosotros después del concierto.

– No creo estar muy segura.

– Vamos acepta –me rogó–. Te divertirás –me reí irónicamente.

– ¿Tú crees?

– Oh por Dios Lorena, claro.

Dudé en aceptar, pero a la final dije un «sí» por respuesta. Ahora había un problema ¿qué rayos me pondría? Salí de la habitación y toqué la puerta de Zayn.

– ¡Qué grata sorpresa tenerte aquí! –Me dijo él entusiasta.

– Necesito tu ayuda –sonreí ampliamente.

– Dime.

– No sé qué ponerme para la fiesta.

Aceptó a duras penas, me dijo que compraríamos algo nuevo, así que tomó la tarjeta de crédito de Paúl.

– ¿Y si te regaña? –Le pregunto nerviosa.

– Él es como nuestro padre, no se molestará –se rió irónicamente.

Caminamos por todo México, saludó a algunas fans, los paparazzis se hicieron presentes, todo fue una terrible locura. Zayn estaba loco, pero lo quería así, aunque sabía el regaño que iba a tener por parte de los guardaespaldas por irnos a escondidas. Al final me compró unos grandes tacones, los cuales fueron muy difíciles de aceptar, ya que me sentía rara con ellas. Al final accedí, estos hacían conjunto con unos jeans y una camisa holgada y de tela sedosa, y algunos accesorios.

– A todas estas ¿a qué se debe la fiesta? –Pregunté curiosa.

– Es que no enteramos que ya hemos ganado varios disco de platinos en diferentes países y quisimos celebrarlo en una discoteca.

– ¡Cool! –Dije alegre, como cosa rara estábamos sentados en una banca comiendo helado.

– ¡Oh por Dios! no puedo creerlo. ¡Eres Zayn Malik! –Chilló una chica muy cerca de nosotros.

– Ese mismo –respondió mi compañero.

– ¿Y tú debes ser la novia de Liam? –Mis mejillas ardieron al escuchar eso.

– Supongo que sí –respondo penosa.

– Eres muy linda –esas palabras hicieron sentirme mejor–. ¿Puedo tomarme unas fotos con los dos? –Asentí–. Ven sonríe para acá –me movió la cabeza hacia la cámara, era una chica muy amable.

Luego de ese grato momento, nos fuimos de nuevo al hotel. Zayn obtuvo un gran regaño como supuse y luego subí a mi habitación, le dije a Zayn que no iría al concierto y el lo aceptó. Tenía que conformarse con que iba a la fiesta con ellos.


Pasaron las horas y yo ya estaba arreglada. Salimos todo juntos y llegamos a la discoteca. Tenía mi mano entrelazada con la de Liam, pero permanecíamos completamente callados, sé que estaba algo molesto por la manera en que lo traté, sabiendo que él no tenía la culpa.

– ¡Brindemos por los mejores chicos del mundo! –Chilló la novia de Niall, yo me crucé de brazos, solo acepté por los demás chicos, y por Niall, pero no quería estar allí y mucho menos con ella.

– Oye Lorena, creo que le debes una disculpa a Esme –habló Niall en son de regaño. ¿Era en serio? Ella comenzó con todo y yo soy la que tengo que pedirle disculpas, que irónico. Fruncí el ceño y no respondí a lo que dijo–. Espérame aquí princesa –escuché como le dijo a ella y luego se acercaba a mí–. Vamos a hablar.

Asentí a duras penas y luego me llevó a un lugar más silencioso y tranquilo.

– ¿Qué es lo qué te pasa?

– Ella me molesta Niall –dije estresada.

– ¿Solo por qué está conmigo?

– No Niall, tú nunca vas a gustarme, por favor –digo eso para luego arrepentirme profundamente, lo había dañado.

– Gracias –dijo sin ánimos–. Será mejor que regresemos con los muchachos.

– Niall, disculpa –le sujeto la mano.

– Ok, pero vamos.

Nos regresamos a donde estaban los muchachos y me siento en la barra apoyando mi mano en mi mejilla. Suspiré y pensé que a veces podía herir a las personas con pocas palabras. En parte yo tenía la culpa de todo, por ser tan estúpida.

– ¿Qué hace una chica tan bonita por aquí? –Preguntó Louis divertido, me sacó a bailar y yo acepté, trataba de dejarme llevar por el ritmo. Movía mi cabeza de un lado al otro.

– Creo que deberías bailar con Liam, no está muy feliz, olvida todos los problemas, no arruines tu viaje, toma esto como unas vacaciones.

– ¿Y Niall?

– ¿Qué pasa con él?

– Me dijo que me amaba y ya tiene novia.

– ¿Y cómo te hace sentir eso?

– Mal, porque…

– ¿Celos?

– No –me reí un poco–. Es que ella me trata mal y…

– Mira Lorena, yo creo que lo que tú tienes, es que te sientes mal porque Niall ya no va a tomarte la misma atención y no digo que sean celos amorosos, solo son celos de amigos. Esme es muy dulce y tienes que aceptar que hace feliz a Niall, es tu mejor amigo.

No sigo insistiendo en el asusto porque sé que nunca me va a creer que Esme es una arpía, sigo bailando un poco hasta que él me lleva hacia Liam, quién me toma de la cintura y comienza a bailar junto a mí. Un poco triste le pido disculpas por lo de la mañana y él las acepta. A veces suelo ser muy tonta y no pensar las cosas antes de decirlas, solo actúo instantáneamente.

– No pensé las cosas antes de decirlas –digo como por quinta vez.

– Yo sé Loru, no te preocupes…

– Ya va –lo interrumpí–, repite lo que dijiste.

– No te preocupes.

– No, lo otro.

– ¿Loru?

– Sí –me reí un poco.

– Es un apodo ¿puedo? –Volví a reírme y tomé sus labios con delicadeza, me sostuvo en sus brazos y comenzó a darme vueltas–. Te quiero Lorena –dijo muy bajito y yo sonreí. Liam era lo mejor que podía pasarme en estos momentos.

– Yo también te quiero Liam –susurré en su oído.


Los días pasaron y ya faltaba tan solo una semana para regresar a Londres, ahora estábamos al otro lado del mundo, Australia. Anteriormente recorrimos distintos lugares de Latinoamérica, entre ellos, Venezuela, Chile, Argentina y Uruguay.

Las cosas seguían iguales por Esme, diariamente me trataba mal o entraba a mi habitación a querer a molestarme, pero yo no decía nada. Llegué a la conclusión de que diga lo que diga, jamás me creerán, ya que ella es la chica dulce y yo ya la chica amargada.


Disfrutábamos un buen rato en la piscina del hotel. La relación mía y de Liam mejoró bastante, ahora compartíamos cosas juntos, decidí olvidar las molestias de Esme y pasarla bien, porque como dijo Louis, eran mis vacaciones.

– ¡1, 2 y 3! –Dije al momento de sumergirnos en el agua y saber quién aguantaba más la respiración. Él ganador fue Harry y todos comenzamos a gritar y tirarle agua. Liam besó mi mejilla y entrelazó su mano con la mía dentro del agua.

Todo seguía normal como si nada pasara, lo único malo era ella, no la soportaba. Actuaba como si le caía muy bien, o como si me considerara su mejor amiga, lo que hizo fue separarme más de Niall, pero no importaba, yo tenía que soportarlo y todo porque tal cual como dijo Louis, Niall es mi mejor amigo y tengo que dejar que sea feliz.

– Ya venimos chicas, quédense aquí –habló Zayn y todos se salieron inmediatamente de las piscina. Respiré fuerte y rogué por que ella no me molestara, pero una vez más, mis súplicas no fueron escuchadas.

– ¡Todo está hermoso! –Se acercó a mí–. Mirar a los niños jugando, mirar la naturaleza, ¿verdad qué es bello mirar todo? –Yo aguanté y traté de no soltar una lágrima, me estaba dando por vencida, dejándome humillar por ella.

– Se siente bien está aquí –dije bajito.

– ¿Cómo puedes tener novio? Digo… por tu ceguera, pueden engañarte hasta en tus propias narices porque no-puedes-ver –dijo lo último muy despacio.

– Los ciegos percibimos a veces mejor que las personas con sus cinco sentidos.

– Como quieras –se rió chocante–. Yo voy a nadar un rato, si quieres me persigues –se rió más duro–. Disculpa, cierto que no puedes ver.

– Eres insoportable –murmullé para mis adentros mientras se alejaba.