Creaste mi mundo [Liam Payne&LorenaWoodson]

Sus ojos se quedan completamente impregnados en el rostro lloroso de su hija, esa imagen le destroza el corazón y siente un dolor profundo en el pecho. Sabía lo desesperada que estaba ante la situación. No podía ver qué era lo que pasaba y era Niall quien estaba en riesgo.

De pronto le entró una inmensa ira por sus venas, sentía la necesidad de abalanzarse contra él, cortarle la respiración hasta dejarlo morado y luego dispararle en toda la frente. Pero no podía actuar deliberadamente.

Con su mano derecha tantea el pantalón para buscar la pistola, nota que no está cargada y se queja mentalmente. Con pasos cortos y silenciosos se dirige al primer cuarto, que era donde se encontraban las municiones. A la vez se agradeció a sí mismo por haber comprado aquella arma juntas a muchas balas el día anterior.

Se arrodilló frente a la cama y metió sus manos debajo de ella sacando un pequeño maletín, que era donde tenía guardado todo. Saco las balas de allí y pensó que con tres sería más que suficiente.

Tenía mucho miedo y no podía negarlo, si antes estuviera en la misma situación pero con diferentes personas, no sintiera lo mismo. Pero al saber que se trataba directamente de la vida de su hija, de la de Niall que era como su hijo igualmente y por más que sea de Michael, le daba un dolor profundo saber el cambio radical que a veces pueden tener las personas.

Sacudió su cabeza para tratar de no pensar en eso y se paró del suelo en total silencio, suplicaba por qué sus zapatos no rechinaran en el último momento, cargo el arma y se fue acercando lentamente.

Al ponerse de nuevo frente a la puerta se da cuenta de que sigue pasando lo mismo. Michael de espaldas hacia él, teniendo a Niall arrodillado con ambas manos en la nuca, mientras su ex amigo le apuntaba en toda la cabeza y Lorena sentada en la cama con las piernas cruzadas. Tomó un poco de aire silencioso y se acercó a ellos, apuntando a Michael mientras caminaba.

– Baja el arma –menciona con sumo cuidado. Pero el hombre suelta una gran carcajada el reconocer su voz.

– ¿Y qué harás? –Preguntó con una pizca de ironía que Hendrick supo entender.

– Matarte –dijo sin pena. Volvió a soltar una inmensa carcajada.

– ¿Tú? ¡Por favor! Solo en el momento en que escuche tu gatillo dispararé más rápido de lo que puedas hacer tú, entonces moriré yo y morirá él.

– ¿Por qué quieres matarlo a él? ¿Qué te ha hecho? Las cosas deberían ser al revés, él te tendría que estar apuntando.

Niall frunce el ceño sin entender a que se refería el señor Hendrick, era claro que si se enteraba iba a arremeter contra Michael o quién sabe. A veces en situaciones como aquella no sabemos de qué manera reaccionar. Ni comprendemos lo que es adecuado y lo que no.

– Pero no Hendrick, a mí me da la gana de matarlo porque me acaba de insultar.

– Ajá claro. Seguro era porque te estabas metiendo con mi hija ¡¿no?! –Gritó en la última palabra.

– Exacto, quién le manda a estar de metiche –Lorena suelta un breve sollozo y Hendrick se acerca un poco más hacia él.

– Aléjate o lo mato ahora mismo.

Estaba entre la espada y la pared, lo bueno sería que lo mataría, pero… ¿y Niall? él no merecía morir claramente. Solo quería defender a Lorena. Entonces una pregunta se le pasó por la mente ¿y Zayn? ¿Dónde estaría él? ¿Será que escuchó desde su cuarto y salió en busca de ayuda?

Como sea, tenía que pensar en algo rápido para poder salvar a Niall y matar al imbécil ese. Lo odiaba en esos momentos y no podía negarlo. Odiaba lo que un día quiso.

– Te he dicho que sueltes el arma.

– ¡Joder! ¡No! ¿es tan difícil de entender?

– ¡Paren por favor! –Gritó Lorena ofuscada.

– Estás buscando que te mate a ti –se voltea hacia Lorena.

– A ella no le apuntes.

– ¿Tienes miedo de que muera en tus propias narices y yo sea el culpable?

Niall está muy, pero muy asustado. Se levanta del suelo y se aleja, poniéndose en la puerta.

– ¿Por qué no mejor le cuentas a Niall lo que hiciste?

– ¿Qué… hizo? –Preguntó nervioso.

– No tengo por qué decir algo al respecto.

– Vamos Michael ¿o ahora tú tienes miedo?

– ¿Qué… hizo? –Volvió a preguntar el rubio.

– El mató a tu padre, Niall.

Esas seis palabras fueron suficientes para que todo alrededor de Niall cambiara, su cabeza comenzó a darle vueltas e instintivamente fue recordando cada momento vivido con su padre, cuando dormía junto a él si tenía una pesadilla, cuando leían cuentos asombrosos de terror, cuando corrían juntos por el campo y se sentaban para hacer un picnic como descanso.

Recordó eso y no pudo evitar soltar una pequeña lágrima, que le fue recorriendo la mejilla hasta llegar a su hombro cayendo lentamente. Soltó otra y sintió un dolor profundo en su pecho.

También recordó lo mucho que sufrió aquella noche al enterarse de su padre. Las veces que estuvo solitario, teniendo la esperanza de que fuera mentira y su padre volviera a sus brazos. Recordó de igual manera las pesadillas que tenía constantemente por un año, a causa de eso. Recordó todo, todo.

Su mente estaba invadida en este instante de dichos recuerdos.

Duró 10 escasos segundos para darse cuenta de lo que hendrick le había dicho. Entonces la ira y el rencor se apoderaron de su ser. Apretó los puños fuertemente, mirando aquella escena. El Sr. Hendrick apuntando a Michael, y este último a Lorena.

Lo miraba con odio. Su respiración era entrecortada y cuando menos lo pensó, soltó un grito de desesperación.

– ¿Qué pasó rubio? ¿Estás triste por qué tu padre está muerto? –Soltó una breve risita de burla.

A Niall no le pareció para nada gracioso aquél comentario. Más bien fue cruel.

Con toda su rabia inmensa se acercó a él y se puso en frente.

– ¿Qué haces Niall? –Preguntó el padre de Lorena nervioso.

– ¡Quítate del medio o disparo!

– ¡Niall quítate! –Suplicó Hendrick.

– No lo haré, si mataste a mi padre, hazlo conmigo. Pero no mates de nuevo a una de las personas que quiero.

– No Niall, por favor –soltó Lorena nerviosa.

– ¡No lo haré! –Gritó el rubio–. No me quitaré.

En eso se escuchó un disparó y todo el cuarto se quedó quieto. Lorena dejó escapar un grito mientras soltaba algunas lágrimas. El cuerpo de Michael cayó al piso, agonizando. Le había disparado Hendrick en la espalda, atravesándole los pulmones. La pistola que tenía Michael en sus manos se cayó de igual manera y rodó dando vueltillas, hasta quedar debajo de la cama.

– ¡Sálvame! –Le pide agonizando, temblaba y el padre de Lorena no tuvo otra opción.

– Todo comienzo tiene su final.

Le apunta la cabeza y suelta otro disparo.




Luego de lo sucedido bajó Niall a la puerta, ya que tocaban insistentemente. Al abrir vio a un señor desconocido.

– ¿Quién es usted?

– Estoy esperando por alguien que dijo que iba a pagarme.

Niall se confundió y Hendrick bajó con una paca de dinero.

– Esto es… por la espera, por las infracciones y por la carrera –los ojos del taxista se iluminaron.

– No se preocupe… ¿necesita algún otro favor? –Preguntó maravillado.

– No gracias, ahora váyase.

El taxista con paso rápido se acercó hasta su taxi, lo encendió y se fue rápidamente. Del mismo modo Hendrick trancó la puerta y se fue hasta al mueble donde se lanzó exhausto.

– ¿Qué haremos con él?

– Llamaré a la policía, no pueden arrestarme si ellos comenzaron con el ataque.

– Ventajas de militar ¿no?

– Exacto –contesta satisfecho, por fin las pesadillas se habían acabado.

Escuchan unos pasos bajando las escaleras y ambos voltean, ven a Lorena algo nerviosa todavía. Niall corre a sus brazos.

– Tranquila ya todo pasó.

– Solo abrázame –le pidió la castaña y se aferró fuertemente a Niall–. Tenía miedo de lo que te pudiera pasar –le susurró.

– A Dios gracia, nada malo pasó y podremos ser los mismos de antes –dejó un delicado beso en su frente.

– ¿Mejores amigos?

– Mejores amigos –asiente Niall sonriendo y vuelve a darle un cálido abrazo.