Entrega la Evidencia y nadie saldrá herido. (One Direction y tú) [TERMINADA]

— Así que… ¿Cómo debo llamarte? — Pregunté al chico de al lado quién se veía realmente incómodo con mi presencia en la furgoneta. Zayn estaba sentado junto a mí, mientras que en los asientos de adelante Liam iba con Niall y más allá Louis con Harry.
Al parecer mi compañero no le agradó la noticia de tener que viajar con ellos, se notaba muy bien por sus disimuladas miradas de odio que me volteaban a ver de vez en cuando.
Me crucé de brazos succionando ese aire convirtiéndolo en molestia y me dediqué a mirar por la ventana, en cuatro horas más estaría en primera fila del primer concierto a dar en Londres, pero no me sentía muy a gusto con su ignorancia volando por los aires.
Vi a Harry arrojar un pedazo de papel hacia atrás cayéndole a Zayn, diciéndole mientras me sonreía que él lo leyese.
Cuando terminó de leer el moreno se lo devolvió con fuerza y dijo. — Deja de molestar, estúpido.
Harry y Louis rieron, mientras que yo solo deseaba devolverme al hotel y dormir por el resto del día, antes de hacerlo recordé, todo por el trabajo.
— Zayn. — Le escuché.
Me volteé creyendo haber sido algo de mi imaginación y él no me estaba mirando. — ¿Qué dijiste? — Pregunté asegurándome de que no había oído mal.
Por un segundo su mirada se conectó con la mía y sentí mis mejillas enrojecer, algo que me estaba sucediendo demasiado al estar cerca de ellos.
— Llámame Zayn.
El corazón me explotó, por fin había hecho un avance con el señor “OdioaTodoelMundo” y le sonreí satisfactoriamente.
Pero, ¿Por qué me sentía tan feliz de que me respondiese tan amable?
— Llegamos. — Anunció el conductor.
El concierto sería en The O2 a las 18:30 pm, pero aunque llegásemos horas antes sus fanáticas ya se encontraban obstruyendo el paso del carro.
Los cinco salieron primero, dejándome observar cómo cada uno era fotografiado por las miles de cámaras que salieron de la nada, ninguna de ellas volteó a capturar a la nueva chica dentro del auto. Eso era un error fatal.
Mi teléfono sonó, Hel estaba del otro lado del mundo intentando comunicarse conmigo y yo tenía cientos de gritos enloquecidos a mi alrededor. Sin embargo, a ella nunca debía negársele una llamada.
— ¿Helen? Ahora no puedo hablar…
— ¿Dón… stás…? — Era un poco de lo que le pude escuchar.
— Me encuentro a las afueras del primer concierto, tal como lo habías dicho y yo no te preocupes, tendré algo mañana temprano.
— …tá… bie… Adi…s — Y cortó la llamada.
Era una bruja controladora.

Estaba detrás de bastidores, sentada en una incómoda silla esperando que alguien me dijese dónde ir, cuando un par de fanáticas entraron escoltadas por unos guardias. Al parecer, habían ganado un premio para ver al grupo y desearles suerte.
— ¿Cómo me veo? ¿No se ha corrido mi maquillaje? — Preguntó una de las chicas.
Su acompañante le negó con la cabeza igual de emocionada que ella y se detuvieron frente a mí.
— ¿Quién eres tú? — Preguntó la segunda.
Cerré los puños con miedo de que algo descubrieran y mentí. — Soy la nueva estilista.
La verdadera estilista se encontraba con los chicos dentro del camerino, al mismo tiempo en que me levantaba del asiento y empezaba a caminar sin rumbo alguno. Había máquinas y computadores, fierros que salían por todos lados y cuando menos me di cuenta me encontraba debajo del escenario donde toda la banda cantaría.
No sabía que hacer, estaba totalmente perdida debajo de un escenario donde miles de chicas esperaban a 5 chicos subir y desmayarse de la emoción, mientras que yo me desmayaría también, pero de desesperación.
Pensé en gritar, pero con todo el bullicio ahí fuera no era probable de que me escuchasen.
Mi respiración se hizo más agitada y decidí sentarme en el suelo para recuperarla completamente, junté mis rodillas hacia el pecho y me abracé a mi misma, esperaría hasta el final del concierto para gritarle a alguien.
— ¡____! — Mi nombre fue gritado por una voz que se iba acercando corriendo hacia mí.
Levanté la mirada y me encontré con el mismo chico que evitaba que lo viese a los ojos.
— ¿Liam?
El castaño recuperó su respiración, se redujo hasta mi altura para mirarme a los ojos y dijo. — ¿Por qué no entraste al camerino con nosotros?
Abrí mis ojos de la sorpresa, él no era el mismo chico sensible que siempre evitaba mi mirada, ahora era decidido y preocupado.
— ¿Por qué debería de hacerlo? Solo los estoy acompañando en su gira, es todo.
Ordenó su cabello y suspiró desviando sus ojos hacia el lado.
— Hablamos con los técnicos y nuestros representantes, dijeron que no habría ningún problema si nadie lo supiera.
Al igual que él, suspiré.
Me levanté del suelo y me miró confundido, le tendí la mano para que se levantase. — Un gusto poder hablar confiablemente contigo, Liam Payne.
Sonrió con todas sus fuerzas y me recibió la ayuda, levantándose hasta mi altura otra vez.
— Hasta Harry estaba preocupado cuando un par de fans preguntaron sobre si tú eras nuestra nueva estilista.
Sonreí desviando mi mirada y recordé que nuestras manos aún se encontraban agarradas.
— La otra vez… — Dijo sin soltarme. — Yo no quise quitarte nada. Tal vez lo malinterpretaste por culpa de Niall, ese idiota no sabe lo que yo pienso.
Él no tenía nada que ver, y yo lo había juzgado mal.
— ¿Y por qué me evitabas?
Junto nuestras miradas y dijo. — Porque Louis dijo que eras linda, Niall durmió contigo y Harry me prohibió acercarme a ti, aunque debo admitir que Zayn se ve menos molesto de lo que siempre es a tu lado.
¿Era eso cierto? Solo porque sus amigos querían conocerme él no se me acercaba, era el tipo de chico que quería lo mejor para los demás.
Con ambas manos tomé la suya fuertemente y le sonreí, eso al parecer significaba que lo perdonaba.

— ¡Ha vuelto! — Gritó Louis en la silla de la estilista.
En los asientos restantes, los 3 chicos faltantes me observaron detenidamente, hasta pude divisar el agrado de Zayn en lo más profundo de su fría mirada.
— ¿Dónde te habías ido? Pensamos que te habías devuelto al hotel. — Dijo Niall arreglándose su rubio cabello en el espejo de sus manos.
— Estaba… distraída.
Harry dio una risita, tal como la otra vez. Él sabía que estaba mintiendo.
— Liam necesita ropa nueva, al parecer se ensució la ropa por alguna razón. — Dijo la estilista, quién con solo mirarla me dirigió una hermosa sonrisa.
Sabía que por haber desaparecido, el castaño estropeó su atuendo. Bajé mi cabeza en forma de disculpa y ella sonrió asintiendo, diciéndome que con eso estaba perdonada.
Paseé mis ojos hacia un par de croquis puestos en la mesa, tenían dibujos con varios tipos de ropa puestos en los cuerpos imaginarios, “obra de arte” pensé.
— ¿Por qué no te quitas esa ropa también? Puedo pasarte un par de accesorios de la parte de atrás.
Se me acercó y sus brazos me rodearon, mientras que el resto de sus ayudantes hablaban con los demás.
— ¿Cuál es tu nombre, pequeña?
“Pequeña” no lo dijo de mala manera, tal vez era solo su forma de llamar a todo el mundo.
Le sonreí y respondí. — ____ Elleson.
— Lou Teasdale, un gusto. — Se presentó gentilmente.
Llamó a uno de sus asistentes y le ordenó traerme un par de complementos que según ella “solo eran para decorar”, pero al verlos en mis manos quedé sorprendida.
Una chaqueta color blanco invierno hasta los muslos, una polera de tirantes blanca debajo de una falda hecha con una gran fotografía de una perspectiva en carretera, y calzas con zapatos de bajo tacón negros, eran “accesorios” para Teasdale. (Aquí)
Me sentí un poco desprotegida del pecho, hacía frío pero en los bastidores la temperatura era controlada por los calentadores eléctricos. Salí del cambiador y me observé en el espejo, realmente parecía una de las muchas ayudas que recibía ella para cambiar de traje a los chicos.
— Ahora ven con nosotros, estaremos en primera fila observando el show.
Tomó de mi mano y me guio por el camino contrario al que me había encaminado yo, miré hacia atrás antes de que terminase el pasillo y divisé a los chicos hablando con el par de fans que antes me habían preguntado por quién era.
Una de ellas me observó por un instante y volví a fijar mi mirada hacia el camino que la estilista mayor me hacía recorrer. Ordené mi mente y especulé, tenía mucha información de ellos recapitulada, mañana Helen estaría orgullosa.

Los gritos desesperados de miles de fans se escucharon cuando las luces desaparecieron, Lou se encontraba a mi lado junto con varios ayudantes que admiraban sus obras de arte, pero yo, aun no podía mantenerme normal.
— Toma esto. — Me dijo Lou estirándome una de sus manos con 2 tampones para los oídos. — Así solo podrás escuchar las voces de los chicos.
Le agradecí por el acto y levanté la mirada hacia el escenario. Había un video de los 5 en la playa, cada uno subiéndose al auto manejado por Harry, a su lado Louis y cada uno tenía características propias escritas al momento de mostrar sus rostros. Luego en el camino, Liam y Niall mantenían un cartel escrito “Beach” en él y corrieron a encontrarse con el par anterior. Y por último, un solitario Zayn sentado en una cerca de madera les saludó, completamente sonriente.
Al final del video, comenzando todos a bajarse del carro, comenzó la cuenta regresiva de 5 segundos y todo el mundo gritó aún más.
Lou me tomó de la mano con fuerza y comenzó el concierto. La canción principal fue “Na Na Na” y los 5 aparecieron en el escenario.
Nunca antes había estado en primera fila para ver a un famoso y ahora que lo estaba no era solo uno, era un quinteto de chicos que conocía por solo conseguir una subida de puesto. Me sentí mal por un momento, tanto así que solté la mano de Lou y miré el suelo confundida.
Escuché que la canción terminaba y comenzarían a tocar luego “One Thing”, sentí un fuerte presentimiento sobre mí y levanté la mirada, solo para fijarme que todo el grupo de chicos me observaban fijamente.
— ¡Hoy tenemos una amiga en el público! — Gritó Niall.
Me guiñó el ojo y Louis lo empujó siguiendo con la presentación. — Esta canción va dedicada especialmente para ella, ¿No es cierto, Harry?
— No te pongas celoso, Louis. — Hizo reír el de rulos.
Los tres caminaron hacia otras direcciones y solo quedaba un par de chicos observándome, Liam y Zayn.
El castaño asintió avergonzado y se volteó para empezar la canción, mientras que el segundo seguía con su mirada puesta en mí con un odio más grande de lo que le había sentido antes. ¿Qué le había hecho yo?
Le fruncí el ceño al igual que él y volteó a cantar su parte.
Toda la canción trataba de cómo un hombre se siente al estar cerca de esa chica, la cual la representaban como única y especial, por lo que en ningún momento quité mi mirada de ellos.
Nunca antes me habían dedicado una canción, y por tener recién cumplidos los 18 años me sentía como toda una adolescente rebelada.
Al terminar la canción no lo soporté más, desvié la mirada y corrí fuera del público, no necesitaba este cambio de actitud.
Escuché los gritos de Lou llamándome pero no retrocedí, corría lo más que podía hacia fuera del recinto para no seguir entrometiéndome demasiado con ellos. Solo llevaba un día y ya quería dejar abandonado mi sueño de ser presidenta.

Sentí los golpes en la puerta de mi habitación, había tomado un taxi y llegué al hotel a encerrarme en mi cuarto, tal vez Lou les contó lo que había sucedido y luego del concierto estaban todos esperando afuera a que les abriera, pero ____ no les abrirá la puerta, eso era seguro.
— Abre la puerta. — Escuché la voz de Zayn.
Me senté en la cama donde había estado acostada desde que llegué y abrí mis ojos sorprendida.
Caminé hacia la entrada y miré por el agujero para verificar que fuese él, y sí, era él y cuatro cabezas más esperando mi respuesta.
— Vamos, ____. Sabemos que estás ahí. — Dijo Harry.
Zayn chasqueó su lengua y lo miró enojado de regreso. — No entiendo por qué hacen esto, solo le cantaron una canción y ya, no se preocupen por ella si no la conocen.
Fruncí el ceño y abrí la puerta.
— Cállate de una buena vez, estúpido. — Le empujé.
Sentí unos brazos rodearme fuertemente, supuse que eran los de Niall por lo de la mañana al despertar y suspiré rendida.
Louis me sonrió y Liam se vio más tranquilo por saber que les había abierto.
— Así que, ¿Por qué huiste, pequeña? — Preguntó Harry apoyándose en el dintel de la puerta.
Ahora el “pequeña” de él era muy diferente al que Lou me había dado, por lo que le miré enojada y calló de inmediato. Zayn negó con la cabeza y se apoyó en la pared de enfrente ignorando todo lo que yo decía.
— Todos son unos idiotas por dedicarme una canción, incluyendo al que la cantó sin dedicármela.
El moreno en la pared frunció el ceño y sonreí victoriosa. — Además, sus fans alocadas me tenían reventando los oídos.
Harry rio junto con Louis, mientras que Niall me soltaba y sacaba un paquete de maní de sus bolsillos para comérselos.
— ¿No eres parte de ellas? — Preguntó Liam esperanzado.
Le negué con la cabeza y sonrió un poco desviando su mirada.
— ¿Y cómo explicas la revista de la otra vez? — Me preguntó Zayn el Ogro.
Me crucé de brazos y miré el suelo para decir. — Vivo en Nueva York, The Next Time tiene los mejores puzles de todo el estado.
No les mentí, Will mi asistente era el mejor sin lugar a dudas, por lo que sus creaciones siempre me han gustado.
Niall asintió y dijo. — Y yo debo admitir que la chica que escriba todas esas noticias defendiéndonos debe ser especial, siempre saca algo bueno de nuestras locuras.
Louis y Harry concordaron con él, en realidad, todos tenían un sentimiento de asertividad en el rostro, incluso Zayn.
Ellos leían mis escritos, y mejor aún, les gustaban.
Decidí darles una oportunidad y les dije. — No volverán a hacer algo como eso nunca más, ¿Entendido?
Me descrucé de brazos y 4 de ellos asintieron, el señor enojón solo bufó como respuesta y los hice regresar a sus cuartos.

Abrí los ojos sintiendo mi cuerpo pesado, Niall otra vez, pensé.
Pero no era solo él.
— ¿L-Louis? — Tartamudeé.
El castaño abrió sus ojos azules y mi observaron fijamente, luego se centraron en el rubio al otro lado de mi cama y frunció el ceño.
— Le dije que en Madrid me tocaría a mí. — Susurró.
Nos encontrábamos en España dos días después, el país castellano. Viajamos casi 2 horas donde en cada momento me sentía observada por todo el mundo, llegando a pensar que tirarme del avión sería una buena opción.
Helen me felicitó al día siguiente al concierto por algunas noticias que para mí eran sin importancia, pero al parecer para ella eran importantes de igual manera que las anteriores, me despedí de ella con un “Gracias, Hel” y aquí estábamos.
Olvidé ponerle seguro a la puerta de mi habitación y ya tenía a dos intrusos en mi cama, esto se estaba volviendo demasiado mal para mi gusto.
— Bájate de mi cama, ahora. — Le indiqué a Louis molesta. — Y no te hagas el dormido, Niall. Sé muy bien que te estás haciendo.
El chico abrió los ojos apenado y se levantó lentamente de la cama al igual que Louis.
— Te advertí que no le gustaría la idea de dormir ambos con ella juntos. — Dijo el rubio.
Suspiré tranquila cuando salieron de mi habitación, tranquilidad que se detuvo al sentir que la puerta volvía a abrirse.
La cabellera rubia de Lou apareció en mi habitación y mi sonrisa apareció, correspondiéndole a la de ella.
— Parece que despertaste con los monos, ¿No es así? — Preguntó al sentarse al lado de mi cama. Asentí y ella siguió. — Descuida, ese par solo lo hace para conocer más sobre nuevas experiencias.
— Está bien… solo que no estoy acostumbrada a dormir con chicos así…
Lou rio, luego se levantó y dejó encima de mi cama un conjunto de ropa.
Vio mi confusión y sonrió diciendo. — Como eres la nueva integrante del grupo me gustaría estilizarte, ¿No te importa?

Con botas cortas, un chaquetón y bolso cafés claro, pantalones ajustados de color negro y una bufanda escocesa encima de una blusa blanca, Lou me dirigió una mirada satisfecha. (Aquí)
— ¿Cuánto cuesta todo esto? Necesito pagarte por…
— Es un regalo. — Dijo interrumpiéndome. — Considéralo como una muestra de que eres especial.
Me sonrió y tomó de mi brazo para sacarme de la habitación al pasillo. Nos encontrábamos en el piso 27 de casi 40 que tenía el edificio y justamente éste mismo tenía que encontrarse todo el mundo.
— ¡Vaya! Miren a la cenicienta salir a su baile. — Dijo Harry sentado en un banco a lado del ascensor.
Lou dio una risita y el chico se levantó a saludar. Tomó mi mano lentamente y la besó.
Mis mejillas enrojecieron al instante.
— ¿Puedes dejar de ser tan odioso, Harry? — Se escuchó la voz de Zayn aproximándose.
No volteé a verlo, porque sabía que su mirada de odio se posaría en mí sin falta, y eso no me haría pasar por un mal día.
— ¡Buenos días, Zayn! — Dijo Harry sin importarle el pequeño insulto de su amigo. Algunas veces no entendía su relación.
Lou también lo saludó y le acomodó un par de cabellos como si fuese su madre. El ascensor se abrió y todos subimos en él, hoy tocaría recorrer la ciudad.
Nadie habló de nada mientras bajábamos hasta el nivel 1, solo sentía un par de miradas puestas en mí y eso me hacía sentir incómoda.
Cuando finalmente volvió a abrirse la puerta del ascensor, Harry corrió a encontrarse con el resto del grupo, Lou habló con los recepcionistas para entregarles las llaves de nuestras habitaciones y me quedé sola caminando al lado del ogro.
¿Por qué le molestaba tanto que estuviese con ellos? A mí tampoco me agradaría la idea de compartir a mis amigos con alguien que conocí en circunstancias como la mía, pero eso no era excusa para intentar asesinarme con la mirada cada vez que estaba presente.
Decidí reclamarle por eso, por todos esos pequeños instantes en que sentía que iba a sacar su puño y golpearme fuertemente, volteé la mirada hacia él y fue cuando lo dijo.
— Te ves bien.

— ¡____! ¡____! — Gritó Louis desde una tienda en las calles de Madrid. — ¡Mira lo que encontré!
Me acerqué hacia él avergonzada por los transeúntes que deberían de pensar que él estaba loco y miré por el ventanal.
Había todo tipo de peluches inimaginables, desde los más conocidos a los típicos animales que se encontraban en ferias o algún premio por un juego, de muchos tamaños y colores. Era el paraíso de todo niño.
Puede que sea mayor de edad, lo podía admitir, pero ver un pequeño conejo con una zanahoria entre gigantescos osos de gran tamaño, me hizo querer comprarlo, me sentía identificada con aquel peluche.
No quería que ellos supiesen que me había gustado, por lo que solo asentí con la mirada cuando Lou preguntó si seguíamos y dejé al conejo entre los osos.
Un grupo de chicas se amontonaron de repente para saludar y tomarse fotos con ellos, lo que era de esperarse si One Direction estaba en la ciudad. Pero para disimular un poco que se encontraban ahí, Lou los había vestido casualmente para pasar desapercibidos aunque ese grupo de fans los retrasarían unos minutos.
Tomé esa oportunidad y regresé a la tienda de peluches, el conejo aún seguía ahí y lo compré finalmente.
Cuando salí de la tienda, mi teléfono sonó. No era el timbre de Helen, así que lo saqué del bolso y me fijé en el número.
Era mi madre.
— ¿Kate? — Dije impresionada.
— ¡Cloe! — Respondió ella.
A Kate nunca le gustaron las formalidades en los nombres como cuando yo le decía “mamá” al ser pequeña o ella misma llamarme ____, Cloe era mucho más corto decía, y para mí, Kate era más cercano.
— ¡Feliz Cumpleaños mi cielo! — Gritó con fuerza. — ¡Lamento no haberte llamado antes!
Suspiré con una sonrisa, Kate siempre me hacía perdonarla con un simple “Lo lamento” o un “Prometo no volver a hacerlo”, y ahora que había llamado para recompensarlo era suficiente.
— ¿Dónde estás ahora? — Me preguntó.
Hel le había dicho sobre mi nuevo trabajo siguiendo a One Direction, pero nadie sabía cuan cerca me encontraba de ellos.
— En Madrid, España. ¿Tú dónde estás?
Rio un poco y dijo. — Estoy fuera de la Casablanca reportando una fuerte ola de frío, cariño. Allá en Madrid debe de estar helando también, ¿O no?
Sonreí, por primera vez lo había hecho por instinto propio, no porque necesitase hacerlo frente a los demás.
— Estamos casi en el mismo paralelo, Kate. — Reí.
Escuché su nombre detrás de ella y dijo. — Bueno, 18 años es un gran paso. Ahora puedes vivir donde quieras, cariño. Estaré rezando para que Helen te suba de puesto, mucha suerte.
Cortas, así eran nuestras conversaciones.
— Si, lo sé. A veces creo que quiere estresarme.
Volvió a reír y dijo. — Te quiero, Hija.
— Y yo a ti, Madre.
Y cortó. Volvería a escuchar su voz en un largo tiempo más, así eran nuestras vidas.

— ¿Dónde estabas? — Me preguntó una preocupada Lou cuando llegué al hotel. — Pensamos que te habían raptado o algo por el estilo.
Me dio un abrazo y me observó brevemente el rostro, ella parecía una madre al entenderme solo con la mirada. Niall corrió hacia mí y ella levantó una de sus manos para detenerlo al instante, dejando al resto de los chicos expectantes ante tal reacción.
Me sonrió y me dejó caminar hacia el ascensor. No podía estarle más agradecida por dejarme sola en un momento de felicidad familiar.
¿Felicidad? ¿Acaso me sentía alegre de que luego de más de 1 semana que haya sido mi cumpleaños número 18 ella haya llamado para solo decir “Lo Lamento”? ¿Felicidad era lo que sentía realmente?
Antes que las puertas del ascensor se cerraran me agaché en el piso y me abracé a mi misma, pensando en todas las veces que Kate me dejo llorar sola en mi habitación esperando por que su promesa de “Nunca más lo haré” fuese cumplida, y también a la espera de mi padre para que volviese a llevarme a aquellos museos que tanto me gustaban.
Nuestra familia era pequeña, dicen que mientras más pequeñas más unidas se sienten, pero en mi caso no era así. Mi madre estaba en Washington, mi padre en algún lugar del mundo viendo antigüedades, y yo aquí, sola en la habitación de un hotel en España.

Sentí una mano posarse en mi mejilla con delicadeza, acariciándola levemente mientras dormía en mi cama aún con mis pómulos hinchados de tanto llorar la noche anterior.
Gemí un poco y abrí los ojos lentamente, encontrándome con un par azul de un castaño.
— ¿Qué quieres, Louis? — Soné con voz ronca.
Sonrió un poco y se levantó de la cama donde antes se encontraba sentado. — Lou dijo que no te sentías muy bien ayer, ¿Aún es por lo de la canción?
Le negué con la cabeza y me senté, dejando a al vista mi pijama de conejo que tanto les gustaba a todos.
— No quiero hablar de eso, ¿Puedes salir de aquí? — Intenté no sonar molesta, pero por su mirada apenada supuse que no fue como lo quería.
Abrió la puerta y antes de salir pude divisar 4 cabezas esperándolo con las respuestas, pero me tapé con la sábana para volver a acostarme y no volví a verlos en todo el día.
Era hora de que subiesen al escenario, ya que por las noticias en la televisión pude ver como sus fanáticas eufóricas gritaban para hacerles llamar la atención. Palabras como “Latigable” y “Hermosos” me hacían sonreír, como si ellos no supiesen lo que están hablando.
Bajé al comedor por un par de capuchinos y unas medialunas y caminé de vuelta al ascensor, hasta entonces todo normal.
Demasiado normal.
Volteé a buscar por todo rincón, me sorprendió el no ver a ningún paparazzi acosándome con su cámara, lo que en estos días solo se enfocaban en ellos.
Me sentí libre de hacer lo que quiera, por lo que decidí ir a la Plaza Mayor y recorrer por mi cuenta las zonas turísticas.
Con unas calzas y chaquetón verdes, un vestido verde claro debajo, bolso y botas cafés encima de unos calcetines blancos salí decidida. (Aquí)
Paseé por la Puerta del Sol, admirando el kilómetro cero de todas las carreteras radiales de España, luego seguí por la calle mayor hasta llegar a la plaza de la villa, donde descansé un poco para regresar otra vez hacia el edificio donde me hospedaba.
Ya habían pasado las horas del concierto y supuse que el grupo estaría de vuelta en el hotel, ahora me sentía más animada que nunca y debía pedirles perdón por no querer ir a verlos esa noche.
Iba pasando por la vereda de en frente a la tienda de peluches cuando una furgoneta conocida me hizo detener.
Me escondí detrás de un auto estacionado y observé entre los vidrios, expectante.
— ¿Seguro que era aquí donde ella lo vio? — Dijo bajándose Harry mirando la entrada a la tienda.
Louis fue el segundo en bajar y dijo. — Liam vio que estaba detenida en el vidrio mirando un peluche entre los osos gigantes esos.
El sensible de Liam bajó seguido por Niall y un desinteresado Zayn.
— Dije que fue ese conejo con una zanahoria. — Habló el castaño.
El rubio sonrió y abrazó al moreno odioso. — A Zayn le agradó como se vistió ayer en la mañana, ¿No es así?
— Cállate, Nialler. — Respondió él. — Dime que tú tampoco estabas celoso porque Louis se haya ido a dormir con ella.
Sentí mis mejillas enrojecer ante aquello, el señor mirada fría por primera vez lo escuchaba decir algo que tenía que ver conmigo sin odio en sus palabras.
No encontrarían otra vez el peluche eso lo sabía, pero con el solo hecho de que luego de un concierto fuesen a comprármelo para hacerme sentir mejor, comencé a tomarles cariño. Regresé satisfecha al hotel entonces, con la mayoría del tiempo de mi lado.
Escribí una nueva columna para la revista, “A veces debes conocer a escondidas a las personas que en cercanía”, sonaba algo psicópata pero solo yo sabía de qué trataba ese título, aunque los paparazis se sentirían identificados también.