Entrega la Evidencia y nadie saldrá herido. (One Direction y tú) [TERMINADA]

Han pasado casi 2 semanas. ¿Por qué tanto? Porque hubo 4 conciertos más en España y el resto de los días intermedios fueron dedicados a visitar lugares turísticos.
Luego de que los sorprendiese intentando comprar el famoso peluche de conejo en la tienda, llegaron rendidos al hotel preocupados por mi estado de ánimo, unos más que otros en realidad.
Cuando al siguiente día ni Niall ni Louis se encontraban en mi habitación supuse que era demasiado castigo, así que los sorprendí en el desayuno junto con mi peluche en el bolsillo delantero del pijama.
Con sus ojos bien abiertos, me observaron de pies a cabeza mientras sacaba una taza de café y rosquillas del mostrador, por dentro estaba feliz por saber que a todos les preocupaba un poco, aunque por fuera pareciese como si no me importasen.

A la noche siguiente luego de ese momento, me senté en uno de los sillones del bar que tenía el hotel, repasando un poco de información a mi libreta para luego enviársela a Helen. Pero luego de eso fue cuando los escuché.
— ¿Entonces? Debemos quitarle luego esa fotografía. — Dijo Zayn.
Supuse que todos se encontraban sentados en el sillón de atrás, por las sencillas voces que susurraban entre ellos.
Louis se acomodó la garganta y dijo. — A veces las cosas no son demasiado rápidas, Zayn. Piensa que ella solo tiene 18.
Escuché una pequeña risa de Harry y mi corazón se estrujó.
— 18 años y es la primera que duerme con Niall. — Soltó.
El rubio al parecer lo golpeó y señaló. — No digas eso de ella, Liam me dijo que no era de maduros dormir con gente que a penas conoces.
La voz de Liam continuó. — Es una niña pequeña viajando por Europa solamente, Zayn tiene razón, hay que quitarle la evidencia del estúpido de Harry y el conejo no resultó, ella ya lo había comprado.
Mis ojos se cristalizaron, por un momento pensé que todos se estaban suavizando con el acto del peluche de mierda, pero resulta ser que solo era por la tonta imagen de Harry borracho en el callejón.
Me tapé el rostro con ambas manos y pude sentir que ellos dejaban de hablar, como si por mi movimiento pensasen que se lo habían revelado a algún incógnito tras sus chismes.
— Vaya, vaya. Hay un paparazzi al parecer que debemos controlar. — Escuché a Zayn.
Sentí su mano posarse sobre mi hombro por detrás y con todas mis fuerzas lo aparté furiosa. Tomé mis cosas y caminé hacia la entrada del bar, solo me detuve un momento y volteé con la peor de mis miradas posándose sobre ellos.
Cada uno tenía una cara de horror, yo los había escuchado y eso era simplemente el comienzo del par de semanas sin volver a saber más de lo necesario de sus vidas.
“One Direction podrían tener problemas de Alcohol”.

— ¿Puedo pasar? — Me preguntó Lou en la puerta de mi habitación francesa.
Di media vuelta en el espejo y le sonreí, ella me había hecho otro set a su estilo y esperaba que lo llevase puesto para el concierto de esa noche.
Una blusa normal con finas líneas verdes verticales, encima una chaqueta de cuero negra ajustada y una sin mangas de piel larga hasta los shorts de mezclilla, debajo unas calzas negras y finalmente unos botines de igual color, todo eso parecía hecho por rockeros excéntricos. (Aquí)
— Me gusta. — Dije con sinceridad.
Lou era como mi madre, solo que muy diferente a como siempre veía a la mía. Me agradaba estar con ella debía admitir, y más aún cuando traía a su hija Lux a verme con sus bellos ojos.
— Aún sigues sin hablar con los chicos, ¿No los has perdonado?
Sí, en 2 semanas no les he dirigido ni si quiera la mirada, me sentía demasiado concentrada en mis asuntos en la revista y más aún con las continuas llamadas de Helen, preguntando si los rumores de que yo fuese novia de alguno de los chicos eran verdad, rumores falsos pero que iban en aumento.
Decidí contarle sobre el trato que ellos me propusieron, pero con la confianza de que no rebelaría nada por el bien de mi trabajo como condición.
Lou arregló mi cabello y me sonrió satisfecha. — Se supone que no debo decirte esto pero… No han estado muy felices en el escenario.
La miré a los ojos confundida.
— ¿Quién? — Pregunté inocentemente.
— Quiénes querrás decir, ¡Pues todo el grupo!
Desvié la mirada, sabía que después de escuchar sus verdaderas intenciones sobre mí ellos no se verían demasiado bien, pero no significaba que los perdonaría así de fácil.
— Tú sabes que no me agradaban en un comienzo. — Le confesé.
Ella asintió. — Si, lo sé.
Se separó de mí y fue hacia la salida deteniéndose un poco en silencio.
Mientras yo tomaba mis cosas desde la mesa de centro en la habitación, pude sentir como alguien caía al suelo cuando Lou abrió la puerta.
— Deberías de ser menos silencioso al comer, Niall. — Dijo ella.
Salió de la habitación enseñándole su molestia y cerró la puerta, dejando al rubio y a mí en un completo silencio.
En sus manos pude ver un paquete de chocolate a medio comer, sus mejillas rojas por la sorpresa de ser descubierto y sus ojos mirándome con un poco de miedo desde el piso.
Suspiré y caminé hacia la puerta sin prestarle atención, pero antes de poner mi mano sobre la perilla la suya me detuvo instantáneamente.
— ¿Puedes soltarme, Niall? — Le indiqué.
Él negó con la cabeza y me giró sobre mí misma. — No te agradamos, ¿O sí?
Sus ojos me penetraban con timidez, nunca lo había visto tan preocupado por una respuesta como la que yo estaba pensando en decir.
— Vamos, Horan. Déjame salir.
Me soltó el brazo y retrocedió con la cabeza baja.
— Por lo menos dime porqué no quieres hablar con nosotros.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos enojada, ¿Aún estaba preguntando algo obvio?
— Vete de una vez.
Seguía sin moverse de su posición, con más miedo que valentía.
— Niall, vete.
Mis ojos fueron a parar en los suyos, azules como el cielo que refleja el mar, y creí que se rendiría fácilmente. Su frente se arrugó y se acercó rápidamente hacia mí, tomando mis hombros con cuidado y rodeándome con sus fuertes brazos.
Solo había sido abrazada así antes por mi padre, cuando era pequeña y mi mascota Beagle fue atropellada, reconfortándome por la tristeza que sentía por su muerte. Niall estaba haciendo lo mismo en ese momento, solo que ahora no solo era yo quién necesitaba un abrazo, él también lo quería.
Dejé caer mis brazos cruzados y lo sostuve por su espalda, mientras sentía su lenta respiración caer en mi cuello.
— Tienes un concierto con los chicos, Niall. — Pude decir.
Asintió y siguió en su posición, sentí su nombre llamándolo desde el pasillo y supuse que era hora de irse.
Se separó lentamente de mí y aún con sus brazos en mis hombros preguntó. — ¿Estoy perdonado?
Solté una risita y le asentí. Por ahora él sería el único con mi perdón.
— Merci, ____. — Dijo en francés.

— ¡Bienvenue, París! ¿Listos para las preguntas de Twitter?
Todo el público chilló, ésta era la parte preferida de sus locas fans por solo el hecho de que respondiesen sus consultas, aunque fuesen muy repetidas o muy vergonzosas.
Liam siempre animaba cuando se trataba de eso y verlo en una faceta más cómoda me llamó la atención, pero al recordar lo que dijo en el bar 2 semanas atrás volví a sentirme enojada con todos.
Excepto Niall, él no había dicho nada malo sobre mí, y yo pensaba que el castaño sería el más sensible.
Nos encontrábamos junto con Lou en primera fila otra vez, ella reía con las múltiples respuestas que cada integrante de la banda hacía y yo solo me sentaba para pasar desapercibida. Hasta que una de las preguntas llamó mi atención.
@LT_S : ¿Qué harían para pedirle perdón a una chica?
El estadio gritó, esa pregunta era más emocional que las que antes les habían preguntado y abrí mis ojos esperando al igual que todos, la respuesta de ellos.
Niall fue el primero.
— Creo que, primero la escucharía detrás de su puerta y la convencería con un abrazo, demostrándole todo lo que siento en el acto.
Algunas gritaron, otras rieron, pero me sentí tan avergonzada y sorprendida que no supe que hacer cuando el rubio giró y me guiñó un ojo.
El resto no sabía que responder, sentí por unos segundos sus miradas posarse sobre mí y volvieron a retomar otra pregunta.
Sabía que estaban pensando en mí cuando la respuesta de Niall salió a la luz, ellos estaban arrepintiéndose de lo que habían hecho.

Dentro de la furgoneta, Niall iba sentado a mi lado cuando el concierto terminó, Liam y Louis de los segundos y Zayn con Harry más adelante, todos en un abrumador silencio.
— ¿Puedo dormir contigo esta noche? — Me preguntó el rubio de repente.
Mis mejillas cobraron vida y me acomodé la chaqueta de piel para susurrarle. — ¿No que Liam te dijo que era inmaduro dormir con alguien que no conoces?
Sus ojos se abrieron y pude sentir una leve risa desde el asiento de adelante, pero luego le sonreí amistosamente.
— Puedes seguir haciéndolo, Niall. Siempre y cuando cierres la puerta con el seguro para intrusos.
Me sonrió de regreso y se acercó a mí, posando sus labios en mi frente dejándolos ahí más tiempo de lo normal. El corazón no me dejaba de latir aceleradamente, por primera vez era besada en la frente con tanta suavidad.
El resto del viaje siguió en completo silencio, llegando al hotel entre miles de cámaras y chicas rodeándonos al final.
Lou dejó que los chicos saliesen primero y la furgoneta nos llevaría detrás para entrar por la puerta trasera. Ella siempre intentaba cuidarme de los paparazis para no tener que lidiar con las típicas preguntas que me harían.
Subimos a nuestras habitaciones en diferentes ascensores, puesto que dijo algo de que tenía planes y debía salir de inmediato. Cuando llegó el mío, suspiré animada por un momento a solas en el día, pero no todo era libertad. Antes de que las puertas se cerrasen, una persona corrió dentro y cayó al suelo por la rapidez con la que llegó.
Desvié la mirada en cuanto vi de quién se trataba.
— Eso dolió… — Se quejó Louis.
Intenté no reír, el castaño claro siempre hacía cosas como esa para llamar la atención y ahora solo lo hacía para que yo se la prestase a él.
Se levantó del suelo mientras el ascensor subía al 19avo piso del edificio, donde “afortunadamente” tenía que compartirlo con ellos en cada habitación.
Apretó el último botón y confundida lo miré expectante, ¿Qué acaso estaba ciego?
Volteó su mirada y una sonrisa apareció en su rostro, haciéndome retroceder y desviar mis ojos de los suyos.
— Vamos, ____. Hablaste con Niall y no quieres hablar con el resto. — Dijo al fin.
Fruncí los labios y me crucé de brazos, así no era como debía de disculparse con una chica.
El ascensor se abrió en el piso 19 y decidida, empecé a caminar, pero antes de salir victoriosa me tomó de la cintura y volvió a subirme a la caja con delicadeza. Pataleé pero fue en vano, las puertas ya se habían cerrado y el próximo destino sería la azotea.
— ¿¡Por qué no me dejas en paz, Louis!? — Le grité.
Su rostro de asombro no pudo evitarlo, le manifesté al igual que la primera vez que nos encontramos en Londres cuando ellos reclamaban por dejarme pasar. Pateé el suelo y desvié la mirada con enojo cayendo en mis ojos.
— Porque hicimos un trato. Tú visitarías todos estos lugares y nos entregarías la foto, ¿No es verdad?
Lo miré y dije. — Nunca acepté hablar, ustedes solos fueron los que se me acercaron para querer robarme la evidencia, ¿O me equivoco? Los escuché bien claro en España, solo soy una niñita de 18 años intentando conocer zonas nuevas.
Suspiró y se me acercó un poco.
— Somos una banda de chicos, ____. No estamos acostumbrados a estar con un ser femenino entre nosotros ni mucho menos alguien que tiene aproximadamente nuestra edad.
— Pues deberían saber como pedirle perdón a una chica. — Le solté.
Abrió los ojos sorprendido, le había dicho lo mismo que la pregunta en el concierto y eso no se lo esperaba. Retrocedió y se cruzó de brazos pensando, mientras yo intentaba recobrar la respiración luego de tanta tensión dentro del lugar.
Cuando se abrieron las puertas de la azotea pude ver por qué él había apretado ese botón.
Lou se encontraba sentada en una de las dos sillas que rodeaban una pequeña mesa adornada con velas y en el fondo la Torre Eiffel iluminada, Louis me hizo salir del ascensor tomándome delicadamente de la muñeca y luego corrió hacia ella quién por su mirada pude ver que se alegraba de verme ahí.
— Louis planeó esto luego de leer mi pregunta. — Dijo.
¿Su pregunta? Entonces ahí caí en la cuenta, @LT_S era Lou Teasdale y la S de Stylist. Les mencionó aquella consulta en anonimato para que pudiesen pensar en algo luego de que Niall la respondiera con orgullo. Ése era su “plan” que tanto tenía en mente al querer separarse de mí cuando subíamos a nuestras habitaciones.
Bien hecho, Lou.

— ¿Aún sigues enojada? — Me preguntó Louis sentado frente a mí.
Lou había bajado y ahora solo nos encontrábamos los dos sentados en la mesa que había preparado.
Desvié la mirada y le negué con la cabeza. — Eres un idiota, ¿Lo sabías?
Sonrió, podía sorprenderme cuánto cambiaba al verse su madurez de 20 años aunque fuese por solo unos momentos.
— ¿Por qué no dijiste algo cuando nos escuchaste en el bar?
Apoyó sus codos en la mesa y sostuvo su cabeza en sus manos, esperando mi respuesta que no podía formular. Junté los puños en mi regazo nerviosa, nunca había pensado en decirles algo cuando mis ojos estallarían en lágrimas luego de salir corriendo.
Acomodé mi garganta y dije. — Porque no estoy acostumbrada a cinco chicos.
Rió un poco y me miró a los ojos, me sentía nerviosa cada vez que sus ojos se detenían a observarme, como la vez que me habían “secuestrado” en la habitación de Harry.
— ¿Eso significa que ahora puedo ser de tu confianza?
Suspiré rendida, nadie se podía enojar con él.
Me levanté de la mesa y me dirigí hacia el ascensor, pero antes de abordarlo volteé y le sonreí al chico apenado desde su silla.
— Significa que la próxima vez que digas algo como eso, no será tan fácil como para apretar un botón.

El sonido de mi celular indicaba que era hora de Helen. Abrí mis ojos lentamente y tomé el teléfono desde el velador contestándole la llamada.
— ¿Helen? — Dije con voz ronca.
— ¿Estabas durmiendo? Vamos, Little ____. Debes levantarte en un día como este. — Respondió ella con alegría.
Nunca sucedían cosas buenas cuando ella estaba de ánimos en la mañana. Me zafé del abrazo de Niall para sentarme y acomodé mi cabello desordenado.
— ¿Por qué es tan especial este día, Hel?
Suspiró y cuando creí que todo parecía perfecto, su declaración me hizo estremecer.
— Estoy en recepción, ____. ¿Cuál es el número de tu habitación?

Helen estaba en el mismo hotel que yo. Era mi perdición.
Luego de cortarle diciéndole que debía bañarme, desperté a Niall y le dije lo mismo, hizo caso levantándose lentamente de la cama y finalmente saliendo de mi habitación hacia la suya.
Tomé mi ropa y entré al baño con rapidez, en unos minutos Hel estaría subiendo al descubrir cuál era el número donde yo me hospedaba.
Con una falda color burdeo, chaleco verde oscuro, calzas con bufanda, botas y un bolso todos de color negro, salí rápidamente de mi habitación. Esperando que no ocurra nada malo en este día “especial” para mi jefa. (Aquí)

— ¿Por qué demorabas? — Me preguntó Helen cuando bajé a recepción.
Con sus ojos verdes y cabello casi del todo canoso, aun así se veía esbelta y bella, ella nunca perdía la hostilidad para vestirse y arreglarse.
Me acomodé el bolso y dije. — Estaba ordenando algunas cosas, ¿Salgamos de aquí?
No quería tenerla dentro del hotel, era demasiado arriesgado por los chicos y por Lou, no quería que nadie supiese que ella se encontraba ahí.
Me asintió y tomó sus lentes oscuros para ponérselos sobre los ojos, yo solo rodeé los míos y la seguí por el pasillo fuera del edificio.
Mientras caminábamos hacia el centro de la ciudad, pude ver algunas revistas y diarios de París, Helen no se detenía a mirarlos porque siempre dijo que la suya era mejor.
Cuando llegamos a un café por fin se sacó los lentes y pude ver una leve sonrisa en sus labios.
— Así que… ¿Problemas de Alcohol?
Mi pecho se entumeció, ¿Cómo sabía eso? Entonces recordé el día que publiqué el supuesto rumor ése cuando ellos me hicieron sentir mal. Había perdido la cabeza.
Me revolví en el asiento y dije. — Solo es lo que se rumorea, aún no lo confirmo.
— Vamos, Little ____. Estás con ellos las 24 horas del día, ¿Y aún no puedes saber si son alcohólicos o drogadictos?
Estaba siendo intimidada por ella, lo sabía.
— Solo te conté que hicimos un trato.
— ¿Qué especie de trato? Me dijiste que había una información de por medio entre ustedes, ¿Es tan importante para que tenga que esperar 6 meses?
Tenía razón, si le entregaba la fotografía en ese instante tendría lo que quería y sería la sucesora definitiva del puesto como presidenta, pero por otro lado dejaría a los chicos con una horrorosa reputación arruinada por mi culpa.
Asentí finalmente y la alegría de sus ojos se desvaneció.
— Bien, entonces tendré que esperar. — Soltó con un bufido.
Abrí mis ojos sorprendida, ¿Helen esperando tanto tiempo por una noticia?
— Solo espero que valga la pena esa evidencia. Kate siempre me habló bien de ti.
Dicho esto, pedimos un café normal y al terminar salimos de la tienda, volvió a ponerse sus lentes oscuros y regresamos al hotel en silencio. Me acompañó por cortesía, Hel nunca acompañaba a sus empleados hasta sus zonas de trabajo.
Cuando volteé a mirarla en la entrada y despedirme, mi nombre fue pronunciado desde el comedor del hotel con fuerza. Hel bajó un poco sus lentes para observar por sobre ellos al destinatario de la voz y me sentí morir.
— Harry Styles está llamándote, Ellesonn.
No lo miré, solo asentí hacia mi jefa y ella se despidió cortésmente con la mano.
Luego de que ya no estuviese su presencia frente a mí, mi enojo subió por los aires hacia el ruliento chico que se acercaba corriendo muy seriamente.
— Tengo que hablar contigo. — Dijo normal.
Me giré y le fruncí el ceño, él siempre me hacía enfurecer con solo escuchar su voz y ya me tenía hasta la coronilla de tanto Harry Styles.
Lo empujé abriéndome paso para subir a mi habitación y pude sentir como sus grandes pasos me seguían a pie firme. El ascensor se abrió y se cerró, pensé en gritarle unas cuántas cosas pero por el solo hecho de que un par de ancianos se encontraban dentro no lo hice, al igual que él guardé silencio.
El piso 19 estaba delante de ambos y caminé hacia mi puerta, sin embargo, al intentar girar la llave fui tomada de los brazos y jalada hacia la habitación de al lado, sin oportunidad de protestar.
En el momento en que cerró su puerta con llave fue cuando volteé y lo miré fijamente a sus ojos esmeraldas, demasiado cerca, pensé.
— ¿Por qué tengo que acorralarte cada vez que quiero hablar contigo? — Me preguntó gravemente.
Lo empujé otra vez intentando salir de ahí pero fue imposible, me crucé de brazos y esperé a que se rindiera, pero Hazza no era fácil de convencer.
Suspiré y dije. — No me dejarás salir hasta que te perdone, ¿Cierto?
Sus ojos se abrieron de par en par, asintiendo al final de mi pregunta.
— Entonces haz algo. — Le propuse.
Con confusión respondió. — ¿Hacer qué?
— Haz algo aquí y ahora para que te perdone, lo que sea, demuéstrame que puedo perdonarte tal como lo hicieron Niall y Louis.
Abrió la boca para protestar y al instante la cerró, no sabía que iba a decir, era totalmente otro Harry ahí parado como tarado.
Se revolvió el cabello y lo ordenó como tantas veces lo hacía de costumbre, luego pude observar un leve ceño en su frente y me miró de regreso.
— ¿Has tenido novio?
Perdón, ¿Qué había dicho?
La piel se me erizó, preguntarme algo así no estaba en mis planes, él no tenía el derecho a preguntar sobre mi vida privada.
Hubo un silencio que no pude negar, y solo esa palabra me había dejado en blanco. “Novio”.
A mis 18 años no puedo decir que nunca hubo alguien, pero tener a alguien no significa que haya tenido una pareja por un cierto tiempo, no, nunca lo he tenido y ahora él me preguntaba de los supuestos “pretendientes”.
Desvié la mirada avergonzada y dije. — ¿Por qué estás preguntándome eso?
Sonrió de medio lado mientras se apoyaba en la puerta con su espalda y se cruzaba de brazos satisfecho.
— Lo tomaré como un no. ¿Entonces nunca has sido besada?
Volví a quedarme en blanco, ¿Qué tenía en la cabeza además de rizos? Lo miré con odio, todo esto me estaba colmando la paciencia.
— Te dije que hicieras algo para que te perdonara, no algo para empeorarlo.
Sonrió y dijo. — Si te digo que seré tu novio por un día, ¿Me perdonas?
Di un respingo sin querer. ¿Harry Styles pidiéndome ser su novia? ¡Por supuesto que no! Era el peor mujeriego del quinteto, ¿Y aun así quería coquetear conmigo?
— No me importa ser tu novia, Harry.
Sus ojos brillaron por un instante y se acercó peligrosamente, como si fuese su plan que yo retrocediese y chocase con una pared, quedando entre él y el frío muro de concreto.
Miré sus labios un par de segundos y subí a sus esmeraldas, no podía hacerlo, él no iba a besarme, ¿O si?
Se inclinó con la misma lentitud que en las teleseries de amor, solo que ahora era yo la protagonista y él mi retorcido amante. Quería desviar la cabeza, pero por alguna razón no podía moverla, estaba paralizada.
Cuando solo quedaban centímetros entre nuestros labios, cerré los ojos con miedo, esperando el contacto que él siempre había insinuado.
El que nunca llegó.
Sentí un fuerte dolor en mi cuello, por lo que abrí mis ojos y llevé mi mano hacia la zona afectada con la mirada fijamente en él.
— ¡Me mordiste! — Grité.
Se separó estallando en carcajadas, me había mordido el cuello y dejado una marca en él, la cual no se borraría por un par de días. Fruncí el ceño y decidida a salir de ahí caminé hacia la puerta, solo para ser detenida otra vez por el mismo Harry que segundos atrás me tenía al borde de un paro cardíaco.
— No puedes irte hasta que me perdones.
— No voy a perdonarte nunca. ¡Intentaste besarme!
Sus ojos se abrieron de par en par, sorprendido más que adolorido.
— ¿De verdad nunca has sido besada?
Desvié la mirada y le negué con la cabeza. — Siempre he corrido la cara cuando intentan hacerlo.
Ahí fue cuando ambos nos asombramos juntos, yo le había dicho mi secreto y él ahora lo publicaría con el resto del grupo, se burlarían, me sentiría incómoda cada vez que los viera junto a una fan intentando acercárseles. Ese no era el trato, no tenía que acercarme a ellos.
Mis ojos comenzaron a cristalizarse otra vez, queriendo llorar por todas esas veces que perdí la bella oportunidad de ser besada por el chico que me gustaba, por no haberle negado el beso que él me iba a dar y luego contarle mi verdad, por el tipo de chica que era, una chica virgen e inocente en aquel sentido de una adolescente.
Sus manos tocaron cada mejilla y acercó sus labios hacia mí, pensé que ahora sí llegaría esa oportunidad, que de una buena vez en contra de mi voluntad sería besuqueada por un mujeriego, pero lo que menos esperaba en ese momento, fueron sus labios parados sobre mis párpados húmedos.
Ahí cambié todo feo comentario sobre él.
Harry tenía un hermoso corazón.