"Once upon a time" (Louis Tomlinson y Lila Tyler)

—¿A qué te refieres con que no estás actuando? —le pregunté asustada. Acaso podría ser que…
—¡Caíste! Ya sabía que era un excelente actor —suspiré aliviada, por un momento creí que lo decía en serio.
Regresamos a casa y le recordé a Louis lo que dijo acerca de mi hermano. Se mostró muy entusiasmado, repitió muchas veces que ahí vería sus verdaderas dotes para la actuación.
El almuerzo fue algo incómodo, Gerald y Ryan no pararon de molestar y hacer bromas a Louis, Lucas no dijo ni una palabra, mamá los regañó y papá trataba de conversar de política con Louis. A mí me dejaron a cargo de Danny, quien se desvivió tirando mi cabello.
—¿Quieres que te ayude con él? —me preguntó Louis, cuando yo intentaba sentar a Danny en su silla para que comiera. Mi hermanito me tiró de su comida en el rostro y cayó encima de mi nariz.
—Por favor.
Louis tomó a Danny y le dio la comida como si fuera su hijo. Mamá se puso muy feliz de saber que Danny se había quedado quieto, y con eso también se salvó de las bromas de mis hermanos y la charla de mi padre.
—Se te dan los niños —le comenté cuando terminamos de almorzar. Nos levamos a Danny al living para que viera televisión.
—Sí, es extraño, ya que nunca he tenido mucho contacto con ellos —se sentó en el sofá con Danny sobre sus piernas. Me acomodé a su lado y jugué con las manos de Danny por un rato.
Las mejillas de Louis estaban levemente sonrojadas y sus extrañas muecas hacían reír a Danny y a mí.
De pronto, una luz blanca nos cubrió y Danny se puso a llorar.
—Mamá, el flash lo asustó —Gerald se abrió paso entre mi mamá y su cámara y se llevó a Danny al comedor para darle el postre.
Le dije a Louis que sería mejor ir a mi cuarto o sino mamá terminaría haciendo un álbum completo solo con fotos de nosotros dos.
Cuando entramos, Lucas se encontraba viendo televisión acostado en su cama. Louis y yo nos recostamos en la mía y hablamos en susurros sobre el plan para descubrir si mi hermano era gay o no.
No se me hacía raro tener a Louis tan cerca, después de lo que vivimos hace algunos días, podía decir que estábamos en confianza. Además compartíamos el pequeño e insignificante secreto que le habíamos mentido a sus padres, lo que es igual a mentirles a todo el país, pero era algo sin importancia, sólo un contratiempo de nuestra mentira.
—¿Qué vas a hacer? —le pregunté.
—Quitarme la ropa —no sé que cara habré puesto, pero Louis se río de mí. Sentí como la sangre subió a mis mejillas en tiempo record e inconscientemente bajé la mirada a los pantalones de Louis. Él notó ese gesto y agregó—: Bueno, no toda la ropa, no te preocupes, tus ojos seguirán vírgenes.
Eso no me tranquilizó tampoco. Hacía demasiado frío como para andar desnudo por aquí, y la mi casa no tenía calefacción, si Louis se enfermaba sus padres me matarían.
—Voy al baño —exclamó Louis para que Lucas lo escuchara. Se levantó y salió de la habitación, lamentablemente el desván no venía con baño incluido cuando mis padres compraron la casa.
Lucas no me habló en todo el rato que Louis se fue, y fue un tiempo muy largo. Veinte minutos, me pregunté que estaría haciendo o si se había arrepentido.
Pero mis dudas fueron resueltas cuando la puerta se abrió y Louis entró cubierto por una toalla de la cintura para abajo. Tenía el cabello mojado y su cuerpo aún mantenía algunas gotas de agua.
Lucas desvió su mirada al instante, la televisión pasó a ser segundo plano en cuanto Louis entró.
Hasta yo lucía como retardada mirándolo, pero recobré la compostura a tiempo.
—Louis, hace mucho frío para que te pasees por la casa así —le reñí.
—Entonces pongamos las cosas en calor —su voz era distinta, muy distinta a la voz chillona y graciosa que empleaba para hablarme, o a la voz seria y adulta cuando se trataba de temas importantes. Era un tono bajo, lento y seductor.
Hasta que no até cabos no comprendí lo que estaba haciendo. Provocaba a Ryan. Aunque también me provocaba a mí, y eso no estaba dentro de lo que acordamos.
—No, gracias. Ponte en calor tú solo.
—No seas así, Lila. ¿Es por tu hermano, cierto? Lucas, ¿no te molesta que me ponga en calor?
—No, hagan lo que quieran, pero nada de porno ¿ok? Lo último que quiero es ver a mi hermana con su novio “poniéndose en calor”.
Lucas se fue antes de que pudiéramos decir algo.
Louis estalló en carcajadas, no contenía todo lo que se divirtió con eso. Me di cuenta de que estuvo actuando todo el tiempo y que de verdad tenía un don, por un momento volví a creer que estaba interesado en mí.
—Muy gracioso, ahora Lucas le dirá Gerald y a Ryan que estamos solos en la habitación y vendrán como viejas chismosas a pegar la oreja a la puerta.
—Entonces continuemos con el show.
Louis era muy divertido y relajado cuando no se le hablaba sobre política y cosas relacionadas con el trono. Sus palabras eran ingeniosas, su sonrisa alegre, su mirada encendida y por sobre todo, hiperactivo. No paraba de moverse, no podía estar más de cinco minutos sentado en un mismo sitio.
Su siguiente idea era hacerles creer a mis hermanos que hicimos de todo en la habitación. No fue muy difícil, ya estaban alterados por que Louis durmiera conmigo en la misma cama, lo estuvieron más cuando Louis se puso a gemir contra la puerta con el único deseo de que ellos lo escucharan. Gritaron escaleras abajo para que mamá nos viniera “interrumpir”, pero cuando llegó se encontró con que veíamos televisión, vestidos y congelados hasta la nariz.
—Son unos paranoicos —le dijo, bajando las escaleras y amenazándolos con que no volvieran a gritar porque despertarían a Danny.
Al final, Louis sentenció que Lucas sí era gay. Le dije que no tenía sentido, ya que no le había seguido el juego. Él me dijo que eso no importaba, ya que lo había mirado de todas formas.
—Cualquiera te hubiese mirado, idiota. Paseándote desnudo en pleno invierno…
—Eso quiere decir que tú también me miraste —balbuceé una infinidad de estupideces, pero no reconocí que había quedado embobada con esa imagen. No permitiría que me molestara el resto de las vacaciones con eso.
Así pasaron los días. El próximo fin de semana sería Navidad y quería que Louis tuviera la mejor y la más entretenida Navidad de su vida, ya que por lo que me contó, nunca había sacado su niño interior en los años anteriores.
No sabía hacer bolas de nieve, no había adornado un árbol de Navidad, no conocía lo que era apalear la nieve de la acera, mucho menos las historias navideñas que contaba la abuela.
Cuando llevábamos tres días en mi casa y Louis ya se sentía a gusto con mi familia, ellos comenzaron a sospechar. Lucas soltó que no hacíamos ni insinuábamos nada indecente en el cuarto, y mis padres notaron que no nos besábamos nunca.
Nos habíamos hecho buenos amigos, pero olvidamos por un momento continuar con la mentira. Así que, cuando mis padres fueron al asilo a buscar a los abuelos para que se quedaran la semana de Navidad en la casa, con Louis acordamos volver al plan inicial de parecer novios.
Pero eso sólo causaría más complicaciones. Si no nos besábamos, mi familia sospechaba. Si nos besábamos, mi familia nos decía que nos consiguiéramos un cuarto. Si no hacíamos nada, decían que no parecíamos novios, y si estábamos todo el día juntos, Lucas se enojaba y decía que había encontrado un mellizo nuevo.
Cuando la situación me tuvo harta, agarré a Louis y me fui a la casa de Niall.
A Louis no le hacía gracia volver a ver al duende del bosque –como lo apodé cuando teníamos trece años-, decía que le simpatizaba. Aunque se me hacía la idea de que era sólo porque lo dejé de lado la última vez.
Sin embargo, a los diez minutos en que Louis y Niall se aburrieron de fulminarse con las miradas, terminaron hablando sobre películas y canciones y a la que olvidaron fue a mí. Pero no me importaba en lo absoluto, sabía lo mucho que necesitaban un amigo ellos dos.
Louis podía tener a Harry, pero eso era en la escuela. Y Niall desde que se peleó con Lucas, no se llevó bien con ningún otro chico.
Comencé a morder mi cabello rosa, recordando el regañó que me llevé cuando los demás se fueron a dormir el día que volví. Mamá me prohibió volver a teñirlo y me dijo que en cuanto tuviera que regresar a la escuela, volvería a mi color natural. A papá no le importaba tanto, dijo que mientras no me expulsaran, podía hacer lo que quisiera en mi cabeza. Pero fue cosa de que mamá le dijera que a Louis le gustaba mi cabello, para que se pusiera serio y me obligara a teñirlo. Aún no admitía que tenía otro novio, en parte porque para un padre esa noticia siempre es incómoda y porque, como mencionó Niall, las relaciones no se me daban bien. De ahí el asombro de todos.
Tuve tres novios, nada serio ni duradero. Todos me engañaron, esa era la razón principal por la cual nunca duré demasiado. Nada más de cuatro meses, eso fue lo máximo que duré con un chico. No quería que Louis lo supiera, cada vez que uno de mis ex descubrió que me engañaron, mágicamente a la semana él se iba con otra.
Mi relación con Louis era falsa, pero tampoco quería que me engañara de mentiras.