"ROSE GARDEN" (Nick y Tu) 2° Temporada TERMINADA!!!

— ¿En serio voy a vivir aquí?— era más que evidente mi sorpresa, nunca antes había estado tan cerca de una casa de ese tamaño, si es que ese enorme edificio se le podía llamar casa.

— ¿No te gusta?— me miro Ángel con sus ojos clavados en mí.

—claro, me encanta pero…no me la creo—

—Pues créetela— dijo ya con una sonrisa.

¬—ven, entremos—

—Pero las maletas—

—Alfred se encargara de ellas, ahora ven— me jalo suavemente del brazo, entramos a la casa, y si por fuera me parecía enorme e imponente, por dentro me parecía mucho más que eso, era majestuosa, los muebles eran parecidos a los que se ven en las películas donde hay casas como esas, frente a mí, se imponía una escalera justo en el centro, que a mitad del camino se partía a la mitad, subiendo por los dos costados, hacia la segunda planta, esa casa sí que era enorme.

—ven, mañana podrás andar por toda la casa para familiarizarte—

—si no es que me pierdo primero—

—Tal vez, cuando yo era pequeño, papá solía pasar más de una hora en encontrarme cuando recién nos mudamos aquí, con el tiempo ya conocía mis escondites—

—Me hubiera encantado conocer a papá—

—lo sé, pero…no podemos arreglar el pasado, ven vamos— me tomo de la mano cambiando bruscamente de un tema que a ambos nos dolía aun, y nos dolería toda la vida. Subimos las escaleras y fuimos hacia el lado izquierdo, cuando llegamos a la parte superior, note al fin que justo sobre la escalera, en el centro de la casa estaba la puerta de una habitación, una puerta doble de un color aperlado.

—esa era la habitación de papá— dijo con un suspiro. —ven conmigo— me apretó un poco la mano y me jalo hacia el pasillo que conducía a mas habitaciones, al parecer era lo mismo del lado contrario. —cuando…cuando papá se entero de que tenía una pequeña, se volvió loco, debo decir que al principio me sentí celoso, pensé que perdería su cariño, pero él me decía que eras mi hermana, y que debí cuidar de ti en cuanto llegaras, me dijo que seguramente serias tan linda como tu madre, y que si era así, metería mas equipo al gimnasio que tiene la casa, para que el ejercicio me ayudara a hacerle frente a cualquiera que se metiera con mi hermana menor— dijo con una sonrisa melancólica, ya estando parados frente a la segunda puerta de ese pasillo. —en fin, el punto es que, en cuanto nos mudamos aquí, amueblo toda la casa… y en cuanto se entero de tu existencia, mando a redecorar una habitación en especial, que…me dejo ayudar a arreglar, la decoro para su princesa— no pude reprimir las lagrimas, imaginándome a aquel hombre que no llegue a conocer, esperándome con amor, mientras mi madre y yo pensábamos que no quería nada de nosotras. —paso el tiempo, y…justo antes de…de que él se fuera, cambiamos la habitación de nuevo, los dos acordamos que seguramente ya pronto no serias una niña, así que le dimos un toque más juvenil, ambos veníamos con frecuencia, imaginando tu rostro cuando vieras por primera vez tu recamara, cuando papá se fue, entraba yo, pensando en cómo cumplir las promesas que le había hecho, como hacer que el sueño de verte aquí y darte las buenas noches se volviera realidad aunque el ya no estuviese aquí para verlo…se lo debía— recargo una mano en la puerta, y dejo caer su rostro en ella, podía notar las lagrimas que caían por sus mejillas. —la abuela me llevo con ella, y le pedí que dejara la casa tal y como estaba, y lo hizo, cuando volví, entraba a menudo, y cuando por fin te encontré, corrí a la habitación, la mire y me dije que pronto estarías aquí…—me miro y mostro una sonrisa llena de ternura, no pude más que abrazarme a él. —cuando tuve que irme y dejarte en Teaneck un tiempo, me sentía mal, cuando llegue a casa, me dije que no podía haber regresado sin ti, entre en la habitación, y puse cosas que faltaban, para que te sintieras cómoda, ya había visco como eras, así que no fue mucho, pero…quiero que te sientas en casa, porque es tu casa, no es mi casa ________, es nuestra casa y esta es tu habitación, no sabes lo que daría por que mi padre estuviera aquí ahora y el fuera quien abriera estas puertas por primera vez para ti— el nudo en mi garganta ya era demasiado grande, me aferre con más fuerza aun a su cuerpo.

—yo daría también lo que fuera por que ambos…estuvieran con nosotros… Ángel…— lo llame y él me separo un poco de sí, para que pudiera verlo, era varios centímetros más alto que yo, así que tuve que subir la mirada, para encontrar la suya. —estoy segura, de que…de que mamá te habría amado como un hijo más si estuviera aquí— mis ojos se nublaron, y más lagrimas salieron de ellos, igual que de los de mi hermano, quien me abrazo de nuevo, y lloramos, juntos, y estoy segura que ninguno de los dos había llorado de esa manera antes, en ese momento, todos esos sentimientos guardados por tanto tiempo estaban a flote, reviviendo el pasado, un pasado que no volvería, y claro, tratando de imaginar un futuro diferente a nuestro presente, si tan solo nuestros padres hubiesen estado con nosotros, abrazándonos, brindándonos el calor de un hogar al que no habíamos podido pertenecer, pero que de ahora en adelante, trataríamos de formar parte, por ellos, y por nosotros mismos.

—vamos, entremos, se que te gustara— me brindo una sonrisa entre tanta lagrima, y juntos abrimos esa puerta, que era el último paso a mi nueva vida y a mi nueva familia.